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Experimentar estrés es una ocurrencia de nuestro diario vivir y nos sucede a todos.
Tal vez estás pensando en este momento en convertirte en un terapeuta o un coach.
Si es así, te darás cuenta que el estrés es una de las razones principales por las
cuales las personas vendrán a ti.
Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que pequeñas dosis de estrés pueden
ser algo beneficioso e incluso nos pueden ayudar a enfocarnos mejor en situaciones
que requieran un mejor desempeño de nuestra parte.
En el área del coaching motivacional, esto lo describen las personas como, “estar
extasiado”, “emocionado”, “lleno de energía” o “listo para la acción”. Todos estos son
indicativos de un nivel de estrés moderado y positivo.
En esta situación, nosotros tenemos más energía de lo normal, nos sentimos más
alerta y podemos trabajar con un mayor enfoque por más tiempo. Este tipo de
estrés es común en deportistas, durante exámenes, y cuando estamos
experimentando algo por primera vez, entre muchas otras cosas más.
Por otra parte, cuando el nivel de estrés supera los niveles beneficiosos para
nosotros, es ahí cuando el estrés se convierte en un problema, ya que no sabemos
cómo canalizar este de una manera positiva. En este punto, muchas personas se
describen como: “estar quemados”, “destruidos”, “acabados”.
2. Entrega toda tu atención a este sentimiento y permite que este se extienda por
todo tu cuerpo
3. Abre un hueco debajo tuyo, por el cual tu sencillamente caerás, dejando dicha
emoción detrás de ti.