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fobia a la
oscuridad
en la infancia y adolescencia
Mireia Orgilés Amorós
profesora titular del área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento
Psicológico de la Universidad Miguel Hernández
Tratando...
fobia a la
oscuridad
en la infancia y adolescencia
EDICIONES PIRÁMIDE
RECURSOS TERAPÉUTICOS
Directora:
Aurora Gavino
Catedrática de Psicología.
Universidad de Málaga
Introducción................................................................................................. 13
5.4. Los padres dicen que el tratamiento que el terapeuta les propo-
ne ya lo han aplicado..................................................................97
5.5. Los padres no entienden por qué tienen que reforzar a su hijo...97
5.6. Los intentos sin éxito de manejar la fobia del niño ocasionan
discusiones en la pareja que provocan que el hijo reciba pautas
contradictorias...........................................................................98
5.7. La ansiedad se transmite de un hermano a otro..........................100
5.8. Los padres modifican las indicaciones del terapeuta...................101
5.9. Ocurre una situación inesperada durante el tratamiento y la
fobia del niño se intensifica.........................................................102
5.10. Los padres se quejan de que el miedo a la oscuridad no se
reduce.........................................................................................102
5.11. Los padres manifiestan su cansancio cuando se intensifica el
miedo durante la primera semana de exposición a la oscuridad..104
5.12. Los padres están divorciados o no viven juntos..........................105
5.13. Uno de los padres considera inútil aplicar el tratamiento y des-
motiva al otro a seguir con la intervención.................................105
5.14. Uno de los padres tiene un problema psicológico que le impide
aplicar la intervención de forma correcta....................................106
Epílogo......................................................................................................... 109
10
Las situaciones que aparecen en este libro corresponden en su ma-
yoría a casos reales que han sido tomados de la experiencia clínica de
la autora. Los nombres y otros datos se han modificado para preser-
var el anonimato de los pacientes.
Introducción
1
Para agilizar la lectura se utilizará el género masculino de forma genérica. Los
términos padre, niño e hijo hacen referencia por tanto a ambos sexos.
13
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
14
1
Psicopatología de la fobia
a la oscuridad
Sumario
15
1.1. Diferencias entre los miedos evolutivos y las fobias
El miedo es una emoción básica que se caracteriza por un au-
mento de la activación del organismo ante una amenaza real o perci-
bida. Se trata de una reacción normal que tiene una función adapta-
tiva, ya que nos prepara para evitar correr riesgos innecesarios. La
mayoría de los miedos remiten de forma espontánea y no precisan
de intervención terapéutica. Conocer las características y el curso de
estos miedos evolutivos es necesario para diferenciarlos de otros
miedos patológicos o fobias que sí requieren tratamiento psicológico.
Los miedos evolutivos, que se asocian a determinadas edades o
fases del desarrollo, son de poca intensidad y transitorios. Existen
estímulos que atemorizan al niño en una etapa concreta de su desa-
rrollo, pero que dejan de suscitar en él esa emoción conforme su
edad aumenta. Surgen a partir de los seis meses de vida y su natura-
leza varía, siendo comunes los miedos físicos en los primeros años
de vida y los miedos sociales en la adolescencia. Durante el primer
año de vida son frecuentes las reacciones de miedo al estar el niño
separado de los padres y frente a la presencia de personas o de ob-
jetos extraños, así como el miedo a determinadas situaciones o ele-
mentos físicos, como las alturas, la pérdida de apoyo o los ruidos
fuertes. El miedo a la separación de los padres, uno de los más fre-
cuentes, se intensifica entre los 9 y los 13 meses de vida y se debilita
a partir de los 2 años y medio, cumpliendo una función claramente
protectora. Durante la infancia aparece el miedo a los insectos y a
los animales pequeños, así como a fenómenos y elementos de la na-
turaleza como el mar o las tormentas. El miedo a la oscuridad y a
los seres imaginarios, como fantasmas o brujas, surge en la niñez
temprana. Son también comunes en esta etapa evolutiva los miedos
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Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Tabla 1.1
Miedos comunes en cada etapa evolutiva
Infancia: Niñez Niñez Adoles-
Primer Preado
Hasta tempra- media: cencia:
año de lescencia:
los 3 na: 6-11 13-18
vida 11-13 años
años 3-6 años años años
Estar separado de los
padres
Personas u objetos
extraños
Ruidos fuertes
Alturas
Pérdida de apoyo
Fenómenos o elemen-
tos de la naturaleza
Animales pequeños e
insectos
Oscuridad
Animales
Daño físico y muerte
Situaciones escolares
Relaciones sociales
Tabla 1.2
Criterios diagnósticos de las fobias específicas según el DSM-5
Criterio Criterio específico para niños
A. Miedo acusado o ansiedad ante un objeto El miedo o la ansiedad pueden
específico o situación. expresarse mediante llantos, berrin-
ches, inhibición o apego excesivo.
B. El objeto fóbico o situación provoca casi
—
siempre miedo o ansiedad de forma inmediata.
C. El objeto fóbico o situación se evita activamen-
—
te o se soporta con intenso miedo o ansiedad.
D. El miedo o la ansiedad son desproporciona-
dos al peligro actual que supone la situación u —
objeto específico y al contexto sociocultural.
E. El miedo, la ansiedad o la evitación son per-
—
sistentes, con una duración de al menos 6 meses.
F. El miedo, la ansiedad o la evitación causan
estrés clínicamente significativo o discapacidad
—
en el área social, laboral o en otras áreas impor-
tantes de funcionamiento.
G. El malestar no se explica mejor por los sínto-
—
mas de otro trastorno mental.
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Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Tabla 1.3
Diagnóstico diferencial de la fobia a la oscuridad
Trastorno Estímulo o situación temida
Fobia específica. La oscuridad.
23
2
Evaluación de la fobia a la oscuridad
Sumario
2.1. La entrevista.
2.2. Cuestionarios.
2.3. Observación.
2.4. Análisis funcional.
25
2.1. La entrevista
Mediante la evaluación obtenemos información del problema e
identificamos las variables que explican su mantenimiento y cuyo
conocimiento nos ayuda a planificar el tratamiento. El proceso de
evaluación comienza con una entrevista con los padres y con el niño
por separado. Con los padres, el psicólogo recoge el motivo de con-
sulta e indaga en las situaciones que anteceden a la conducta fóbica,
en las características de la respuesta ansiógena y en las consecuen-
cias que acontecen después. Obtiene información sobre cómo reac-
cionan los padres y otros miembros de la familia cuando el niño ma-
nifiesta su miedo, así como las repercusiones que el problema infantil
tiene en el ámbito familiar. En la tabla 2.1 se presenta una guía para
la entrevista a los padres, que puede servir de ayuda en la recogida de
la información más relevante sobre el problema del niño1.
Tabla 2.1
Guía para la entrevista con los padres
Áreas Preguntas
Motivo de consulta ¿En qué puedo ayudaros?
Estímulo fóbico ¿Vuestro hijo tiene miedo sólo por la noche o también durante
el día?
¿En qué momento de la noche suele tener miedo? (al ir a dor-
mir, en mitad de la noche, etc.).
¿En qué momento del día tiene miedo? (si está solo en casa, si
empieza a anochecer, si está solo en su habitación, etc.).
1
Teniendo presentes las diferencias entre los miedos evolutivos y las fobias, a partir de
este capítulo se usarán los términos miedo y fobia de forma indistinta, haciendo referencia
en todo momento a problemas que requieren tratamiento psicológico.
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Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Áreas Preguntas
Reacción del niño Cuando tiene miedo:
ante la oscuridad • ¿Cómo reacciona? (os despierta, va a vuestra cama, enciende
la luz de su habitación, etc.).
• ¿Qué dice que le ocurre? (tiene una pesadilla, ha escuchado
ruidos, ve sombras en la habitación, etc.).
• ¿Qué síntomas físicos observáis en vuestro hijo? (el corazón
late deprisa, respiración acelerada, sudoración, etc.).
¿Cómo calificaríais la intensidad de su miedo? De 0 a 10, ¿cómo
es de «fuerte» o «intenso»?
¿Con qué frecuencia suele tener miedo? (cada noche, de vez en
cuando, cuando se acuesta solo, etc.).
Reacción de los ¿Qué hacéis cuando tiene miedo? (os acostáis con él, le acompa-
padres ñáis hasta que se duerme, le dejáis dormir en vuestra cama,
habláis con él sobre su miedo, etc.).
Historia del pro- ¿Desde cuándo le ocurre?
blema ¿Ocurrió algo en concreto y a partir de entonces empezó a tener
miedo a la oscuridad? (una pesadilla, dormir fuera de casa,
ver una película, ir de campamento, etc.).
¿Cómo ha evolucionado su miedo? (siempre la intensidad ha
sido igual, a veces ha empeorado, a veces ha mejorado, etc.).
¿Es la primera vez que buscáis ayuda para este problema? (posi-
bilidad de tratamientos anteriores).
Repercusiones ¿Cómo le afecta el miedo a la oscuridad? (problemas en el cole-
negativas gio, con los amigos, rendimiento escolar, etc.).
¿Cómo os afecta a vosotros? (diferencias entre los padres sobre
cómo afrontar el problema, preocupación, cansancio, etc.).
Rutinas para ir a ¿Cuáles son sus hábitos para dormir? (a qué hora se acuesta,
dormir qué hace antes de ir a la cama, condiciones de luz en su habi-
tación, cercanía de su habitación con la de los padres, se
duerme solo o acompañado, etc.).
Describid la rutina exacta del niño al irse a la cama (por ejemplo: se
da la orden de ir a la cama, se pone el pijama, va al baño, etc.).
Diagnóstico dife- ¿Evita quedarse en casa con otros familiares que no seáis voso-
rencial con ansie- tros? ¿Se queja por las mañanas porque no quiere separarse
dad por separación de vosotros para ir al colegio? ¿Se preocupa si le decís que os
y ansiedad genera- vais a cenar fuera o que os vais de viaje y tiene que quedarse
lizada con otro familiar o con una cuidadora?
¿Alguna vez se ha mostrado preocupado por si os pasa algo?
¿Suele preocuparse por cualquier cosa? ¿Está nervioso con fre-
cuencia? ¿Suele tener síntomas físicos, como respirar acelera-
damente, sudoración, palpitaciones, dolores de barriga, etc.?
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Evaluación de la fobia a la oscuridad
Tabla 2.2
Guía para la entrevista con el niño
Áreas Preguntas
Motivo de consulta Se entabla una relación positiva durante unos minutos
(Qué bonita la muñeca que traes. ¿Cómo se llama tu
profesora del colegio? ¿Qué asignatura es la que más te
gusta? ¿Cuál es tu deporte favorito? etc.).
Se le explica que vas a ayudarle para que deje de tener
miedo y que te gustaría que te contara lo que le pasa
cuando tiene miedo a la oscuridad.
Estímulo fóbico ¿A qué tienes miedo? (seres imaginarios, intrusos en casa,
etcétera).
¿En qué momento de la noche tienes miedo? (en el
momento de ir a dormir, en mitad de la noche, etc.).
Respuesta del niño ante Cuando tienes miedo:
el estímulo temido • ¿Qué haces? (llamas a tu madre o a tu padre, vas a su
habitación, intentas tranquilizarte tú solo, etc.).
• ¿Qué piensas cuando tienes miedo? (que te va a pasar
algo malo, que no vas a poder dormirte, etc.).
• ¿Qué sientes en tu cuerpo? (el corazón latiendo deprisa,
respiración acelerada, dolor de barriga, etc.).
¿Cuánto miedo te da la oscuridad?
¿Con qué frecuencia tienes miedo? (todas las noches, de
vez en cuando, etc.).
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Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Áreas Preguntas
Reacción de los padres y ¿Qué hacen tu madre y tu padre cuando tienes miedo? (se
otros familiares acuestan contigo, se quedan en tu habitación hasta que
te duermes).
¿Y tus hermanos?
Repercusiones negativas En el colegio, ¿tienes algún problema con tus amigos por
tener miedo a la oscuridad? (se burlan de ti por ser
miedoso, te cuentan historias de miedo para a sustarte).
¿Y con tus profesores? (te riñen por notarte cansado en
clase).
¿Y en casa? (te riñen si les despiertas por la noche, te dicen
que tener miedo es de niños pequeños).
2.2. Cuestionarios
2.2.1. Cuestionarios para los padres
La Escala de evaluación del miedo a la oscuridad (EMO) de Mén-
dez y Santacruz (1996) puede ayudar en el diagnóstico de fobia a la
oscuridad. Está formada por 10 ítems basados en los criterios diag-
nósticos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales e incluye una escala de estimación de once puntos que os-
cila de nada de miedo a la oscuridad (0) a muchísimo miedo a la
oscuridad (10). Evalúa la intensidad del miedo del niño (criterio
A), sus reacciones ante la oscuridad (criterio B), la evitación de si-
tuaciones de oscuridad o el malestar en situaciones de oscuridad de
las que no puede escapar y/o imprevistas (criterio C), las repercu-
siones negativas o interferencia del miedo a la oscuridad a nivel
personal, familiar, escolar y social, y el malestar clínico (criterio F).
El último ítem del inventario requiere la valoración global de la
gravedad del miedo. En la tabla 2.3 se presentan los ítems de la es-
cala y el criterio diagnóstico en el que se basa cada ítem. Se cum-
plen los criterios diagnósticos de la fobia específica cuando se al-
canzan puntuaciones iguales o mayores a 6 en los ítems 1 (intensidad
del miedo), 2 (respuesta inmediata de ansiedad), 3 o 4 (respuesta de
evitación o malestar) y uno de los ítems 5, 6, 7, 8 o 9 (interferencia).
Además, la fobia debe tener una duración de al menos 6 meses.
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Evaluación de la fobia a la oscuridad
Tabla 2.3
Escala de evaluación del miedo a la oscuridad
Criterio del DSM Ítems de la escala Rango
Criterio A: Inten- Ítem 1 0-10
sidad del miedo Evalúa la intensidad del miedo a la oscuridad de tu
hijo.
Criterio B: Reac- Ítem 2 0-10
ciones del niño Evalúa la presencia de reacciones de miedo de tu hijo
cuando está a os- cuando está a oscuras (grita, llora, se queja, tiene
curas rabietas, apego excesivo, etc.).
Criterio C: Res- Ítem 3 0-10
puestas de evita- Evalúa si tu hijo evita quedarse a oscuras (pide la luz
ción o malestar encendida, compañía de los padres, etc.).
Ítem 4 0-10
Evalúa el grado de miedo de tu hijo cuando de repen-
te se queda a oscuras.
Criterio F: Reper- Ítem 5 0-10
cusiones a nivel Evalúa si el miedo repercute negativamente en tu hijo
personal, familiar, a nivel personal (tiene pesadillas, no se atreve a estar
escolar y social. en un lugar a oscuras, etc.).
Malestar clínico
significativo Ítem 6 0-10
Evalúa si el miedo repercute negativamente en tu hijo
a nivel familiar (discusiones a la hora de dormir, con-
tagio del miedo a otros hermanos, problemas entre la
pareja, etc.).
Ítem 7 0-10
Evalúa si el miedo repercute negativamente en tu hijo
a nivel escolar (bajo rendimiento académico, falta de
concentración en el colegio, etc.).
Ítem 8 0-10
Evalúa si el miedo repercute negativamente en tu hijo
a nivel social (no duerme en casa de amigos, no va a
excursiones del colegio, etc.).
Ítem 9 0-10
Evalúa el grado de sufrimiento de tu hijo por su
miedo a la oscuridad.
Evaluación global Ítem 10 0-10
Evalúa la gravedad del miedo a la oscuridad de tu hijo.
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Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Tabla 2.4
Situaciones y estímulos del Inventario de miedo
a la oscuridad
Tipos de miedos Situaciones atemorizantes Rango
Miedo a estímulos imagi- Fantasmas. 0-28
narios y no reales Zombis.
Vampiros.
Películas de terror.
El demonio.
Momias.
Monstruos.
Brujas.
Ovnis.
Extraterrestres.
Cosas misteriosas.
Historias de miedo.
Escenas de miedo de la televisión.
Atracciones, como la casa del terror.
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Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Tabla 2.5
Autoinforme de sueño infantil
Punto de
Subescala Situaciones que evalúan los ítems Rango
corte
Rutinas para ir a Dormir todas las noches en la misma 0-6 3
dormir cama*.
Dormir solo*.
Dormir en la cama de tus padres o
hermanos.
* Ítem inverso.
Tabla 2.6
Subescalas de ansiedad por separación y ansiedad generalizada
de la SCAS
Punto
Subescala Ítems Rango
de corte
Ansiedad por Tendría miedo si me quedara solo en casa. 0-18 8
separación Me preocupo cuando estoy lejos de mis padres.
Me preocupa que algo malo le suceda a alguien
de mi familia.
Me da miedo dormir solo.
Estoy nervioso o tengo miedo por las mañanas
antes de ir al colegio.
Me daría miedo pasar la noche lejos de mi casa.
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Evaluación de la fobia a la oscuridad
2.3. Observación
Los registros de observación recogen información sobre la res-
puesta de ansiedad, sus antecedentes y sus consecuentes en el me-
dio en que ocurre. Para que ofrezcan al psicólogo información de-
tallada es necesario definir adecuadamente qué variables se van a
registrar. Conocer la frecuencia de la respuesta de ansiedad, su du-
ración, intensidad, situación que la antecede y la reacción de las
personas que se encuentran con el niño, entre otros aspectos, es im-
portante para planificar el tratamiento. Los padres, o el familiar
que complete los registros, deben conocer con exactitud el tipo de
información que han de anotar, por lo que el psicólogo debe darles
instrucciones concretas y asegurarse de que se resuelven todas las
dudas. En la tabla 2.7 se presenta el registro de sueño infantil que
los padres deben completar cada mañana según haya transcurrido
la noche anterior. Se recoge información sobre la hora en la que se
indica al niño que debe ir a dormir, la hora en la que se duerme y la
hora en la que se despierta. Con ello se pretende conocer el tiempo
transcurrido desde que se le da la orden de ir a dormir hasta que se
duerme. También se pide a los padres que registren las ayudas que
necesita para dormir: si se duerme en su habitación o en la cama
con ellos; si se acuesta solo o necesita compañía hasta que se duer-
me, y la intensidad de luz en la habitación. Por último, se recoge in-
formación sobre los episodios de miedo durante la noche y una
evaluación global del miedo que han percibido en su hijo.
Lunes
Martes
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
Evaluación de la fobia a la oscuridad
2
Para aprender cómo llevar a cabo el análisis funcional puede consultarse el manual
Cómo elegir el mejor tratamiento psicológico (Haynes, Godoy y Gavino, 2011).
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Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Rendimiento
Atención
académico bajo
especial a noticias
en la televisión Fobia a la oscuridad Mal comportamiento
sobre robos (piensa que hay un extraño en clase las noches en
en su habitación, evita dormir sola, que no duerme bien
llamadas nocturnas a los padres,
problemas para respirar)
La madre
duerme
Discusiones
con ella
con su madre
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Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
42
Escuchar
historias de
miedo
Miedo de la hermana
pequeña
Pesadillas
Fobia a la oscuridad
(evita dormir sola, piensa que
hay espíritus en su habitación)
Discusiones
entre los padres
Dormir
con la madre
Evaluación de la fobia a la oscuridad
43
3
Técnicas de tratamiento para la fobia
a la oscuridad
Sumario
3.1. Psicoeducación.
3.2. Control de estímulos.
3.3. Exposición en vivo.
3.4. Pautas de modificación de conducta.
3.5. Práctica de la respiración profunda.
3.6. Reestructuración cognitiva.
3.7. Estrategias útiles para los miedos a situaciones imaginarias.
3.8. Estrategias útiles para los miedos a situaciones reales.
45
Con frecuencia los padres piensan que los niños pequeños son
miedosos por naturaleza y basta con dejarlos crecer para que estas
respuestas emocionales remitan espontáneamente. Aunque los mie-
dos a determinados estímulos son evolutivos y desaparecen con la
edad, cuando su intensidad es muy alta o el malestar del niño es
muy elevado es aconsejable la terapia. En algunos casos, el trata-
miento consiste en proporcionar a los padres unas sencillas pautas
para que aprendan a extinguir las conductas fóbicas y reforzar las
conductas de afrontamiento. En otros casos, el terapeuta instruye
al niño para desarrollar habilidades de afrontamiento y a los padres
para que intervengan con su hijo en casa. Cuando la respuesta fóbi-
ca del niño es muy intensa y el contacto con el estímulo temido le
provoca un elevado malestar, se recomienda el tratamiento.
3.1. Psicoeducación
Con los padres
Los niños con fobia a la oscuridad duermen con sus padres o re-
quieren su presencia con cada despertar nocturno. Proporcionar
información a los padres sobre la génesis y mantenimiento de la fo-
bia a la oscuridad facilita el cambio de las pautas educativas que
emplean con sus hijos. En concreto, en la fase educativa la informa-
ción que se debe transmitir a los padres es la siguiente:
Con el niño
Explicar al niño por qué siente miedo a la oscuridad es necesa-
rio para lograr su colaboración con la terapia y para eliminar falsas
creencias. La información que se puede proporcionar al niño es la
siguiente:
Tabla 3.1
Explicación a un niño de la adquisición de la fobia
a la oscuridad en la fase educativa
Tener miedo a la oscuridad es algo muy común que ocurre a muchos niños. Aproxi-
madamente un 30% de los niños tiene miedo a dormir solo, lo que quiere decir que de
cada diez niños que conoces tres han tenido alguna vez problemas para dormir. Pocos
niños dicen a sus amigos que les da miedo dormir solos, pero muchos buscan ayuda
para no pasarlo mal por las noches. Tener algo de miedo es normal porque el miedo
nos ayuda a ser precavidos. Eso quiere decir que nos hace tener cuidado en algunas
situaciones que pueden ser peligrosas. Por ejemplo, cuando de repente se apaga la luz
en casa, el miedo a la oscuridad nos hace que permanezcamos sin movernos o que
vayamos con cuidado hasta que vuelva la luz. Si no tuviéramos miedo, no seríamos
tan cuidadosos y podríamos hacernos daño al no poder ver en la oscuridad. El miedo
evita que corramos peligro porque nos activa, pone todo nuestro cuerpo en alerta y
nos ayuda en situaciones que pueden ser peligrosas. Lo que ocurre es que a veces el
miedo tiene el efecto contrario. Cuando es muy intenso, en lugar de ayudarnos nos
produce malestar. Un miedo muy intenso hace que, cuando de repente se va la luz en
casa, en lugar de ser precavidos y permanecer sin movernos a la espera de que regrese
la luz, nuestro cuerpo se active demasiado y decidamos hacer algo que pueda ser peli-
groso, como movernos por la casa buscando a nuestros padres. El miedo nos hace
llorar o gritar y nos impide tomar buenas decisiones. Tener un poco de miedo nos
ayuda, pero tener mucho miedo nos perjudica. ¿De qué depende que unos niños ten-
gan miedo a la oscuridad y otros no? Hay varias razones. El miedo es una emoción,
como estar triste o estar contento. Igual que hay niños más alegres que otros, hay
niños más miedosos que otros. Además, tener poco o mucho miedo también depende
de las experiencias que hemos tenido en nuestra vida. Por ejemplo, si alguna vez lo
hemos pasado mal por tener una pesadilla o no poder dormirnos, es posible que al
día siguiente tengamos miedo pensando que eso va a ocurrir de nuevo. Ver películas o
escuchar historias de miedo también puede hacer que pasemos una mala noche.
¿Puede un niño muy miedoso ser menos miedoso? Del mismo modo que teniendo
una mala experiencia en la oscuridad, como una pesadilla o que te den un susto con
la luz apagada, aprendes a ser más miedoso, se puede aprender a ser menos miedoso
con un poco de esfuerzo. Muchos niños han aprendido a no tener miedo en la oscuri-
dad. Al principio puede costar un poco pero cualquier niño con ayuda puede conse-
guirlo.
50
Técnicas de tratamiento para la fobia a la oscuridad
51
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Tabla 3.2
Planificación de rutinas a la hora de dormir
Hora de ir
21 h 21.15 h 21.30 h 21.45 h 22 h 22.15 h 22.30 h 22.45 h 23 h
a la cama
Orden de ¿Quién indica al niño que es hora de dormir? …. Mamá …. Papá
ir a
dormir
1.º Ponerse el pijama.
2.º Ir al baño.
3.º Preparar las condiciones para dormir: muñeco de compañía, luz,
Rutina
temperatura en la habitación, etc.
antes de ir
4.º Leer un cuento o realizar una actividad relajante durante 15-30
a dormir
minutos. Indicar la actividad: ………….......………………………….
5.º Dar las buenas noches.
6.º Apagar la luz.
Hora de
7h 7.15 h 7.30 h 7.45 h 8h 8.15 h 8.30 h 8.45 h 9h 9.15 h
despertar
1. Conocer con detalle las condiciones en las que duerme el niño
Durante la fase de evaluación se obtiene información que debe
tenerse presente a la hora de elaborar la jerarquía de exposición.
Las entrevistas a los padres y al niño y el registro de sueño infantil
nos ayudan a establecer la línea base. La información obtenida en
la fase de evaluación se revisa de nuevo con los padres y el niño
para asegurarnos de que la línea base de la que partimos para cons-
truir la jerarquía es correcta. Dibujar un plano de la casa, con la
ayuda del niño y de los padres, facilita que el terapeuta conozca
exactamente la situación de la habitación de los padres y del niño,
así como las fuentes de luz en la habitación de éste, logrando que la
jerarquía de exposición se adecue correctamente a las condiciones
de la vivienda (véase la figura 3.1).
Habitación
de la hermana de Ana
Habitación
de los padres de Ana
Habitación de Ana
Baño
Figura 3.1. Dibujo de la situación de la habitación de Ana, que ayuda al terapeuta a pla-
nificar los ítems de la exposición.
Tabla 3.3
Jerarquía de exposición
Línea base:
• El niño duerme en la habitación de los padres.
• El niño duerme en su habitación con la madre.
Ítems de la jerarquía:
1. Acostado en su habitación. Mamá sentada en una silla al lado de la cama. Puerta
abierta. Luz del pasillo encendida.
2. Acostado en su habitación. Mamá sentada cerca de la cama (a un metro). Puerta
abierta. Luz del pasillo encendida.
3. Acostado en su habitación. Mamá sentada cerca de la cama (a dos metros). Puer-
ta abierta. Luz del pasillo encendida.
4. Acostado en su habitación. Mamá sentada cerca de la cama (al lado de la puerta).
Puerta abierta. Luz del pasillo encendida.
5. Acostado en su habitación. Puerta abierta. Luz del pasillo encendida. Mamá visi-
ta cada cinco minutos la habitación del niño hasta que se duerme.
6. Acostado en su habitación. Puerta abierta. Luz del pasillo encendida. Mamá visi-
ta cada diez minutos la habitación del niño hasta que se duerme.
7. Acostado en su habitación. Puerta abierta. Luz del pasillo encendida. Mamá visi-
ta cada quince minutos la habitación del niño hasta que se duerme.
8. Acostado en su habitación. Puerta abierta. Luz del pasillo apagada. Mamá visita
cada quince minutos la habitación del niño hasta que se duerme.
9. Acostado en su habitación. Puerta abierta. Luz del pasillo apagada.
Tabla 3.4
Jerarquía de exposición
Línea base: El niño duerme en su habitación con la luz encendida.
Ítems de la jerarquía:
1. Luz de la lamparita de la mesilla encendida.
2. Luz de la lamparita encendida a medio metro de distancia de la cama del niño.
3. Luz de la lamparita encendida a un metro de distancia de la cama del niño.
4. Luz de la lamparita encendida a dos metros de distancia de la cama del niño.
5. Luz del pasillo encendida. Puerta abierta.
6. Luz del pasillo encendida. Puerta entornada un palmo.
7. Luz del pasillo encendida. Puerta entornada dos palmos.
8. Luz del pasillo apagada. Puerta abierta.
55
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Tabla 3.5
Jerarquía de exposición
Línea base:
• El niño se niega a modificar las condiciones de luz en su habitación por la noche.
• El niño tiene miedo durante el día.
Ítems de la jerarquía:
1. El niño acostado en su cama. Luz de la lamparita de la mesilla encendida. Tiem-
po de exposición: 30 segundos.
2. El niño acostado en su cama. Luz de la lamparita de la mesilla encendida. Tiem-
po de exposición: 60 segundos.
3. El niño acostado en su cama. Luz de la lamparita encendida a un metro de dis-
tancia de la cama del niño. Tiempo de exposición: 30 segundos.
4. El niño acostado en su cama. Luz de la lamparita encendida a un metro de dis-
tancia de la cama del niño. Tiempo de exposición: 60 segundos.
5. El niño acostado en su cama. Luz de la lamparita encendida a dos metros de
distancia de la cama del niño. Tiempo de exposición: 30 segundos.
6. El niño acostado en su cama. Luz de la lamparita encendida a dos metros de
distancia de la cama del niño. Tiempo de exposición: 60 segundos.
7. El niño acostado en su cama. Luz del pasillo encendida. Puerta abierta. Tiempo
de exposición: 30 segundos.
8. El niño acostado en su cama. Luz del pasillo encendida. Puerta abierta. Tiempo
de exposición: 60 segundos.
9. El niño acostado en su cama. Luz del pasillo encendida. Puerta entornada un
palmo. Tiempo de exposición: 30 segundos.
10. El niño acostado en su cama. Luz del pasillo encendida. Puerta entornada un
palmo. Tiempo de exposición: 60 segundos.
11. El niño acostado en su cama. Luz del pasillo encendida. Puerta entornada dos
palmos. Tiempo de exposición: 30 segundos.
12. El niño acostado en su cama. Luz del pasillo encendida. Puerta entornada dos
palmos. Tiempo de exposición: 60 segundos.
13. El niño acostado en su cama. Luz del pasillo encendida. Puerta abierta. Tiempo
de exposición: 30 segundos.
14. El niño acostado en su cama. Luz del pasillo encendida. Puerta abierta. Tiempo
de exposición: 60 segundos.
Tabla 3.6
Explicación al niño del tratamiento de exposición
Todos los miedos se superan enfrentándote a ellos. Por ejemplo, el miedo a subir en
bicicleta se supera practicando con frecuencia. El miedo a nadar se vence pasando
tiempo en el agua hasta lograr disfrutar y darte cuenta de que no ocurre nada malo.
Seguro que conoces a alguien que tenía mucho miedo a algo y que ha conseguido
superarlo. Por ejemplo, algunos adultos tienen miedo a conducir, otros tienen miedo a
los ascensores, otros a algunos animales… Es posible que a ti no te dé miedo algo que
asusta mucho a tu madre, a tu padre o a alguno de tus amigos. Si preguntas a algún
conocido cómo ha superado su miedo, seguramente te diga que poco a poco se ha ido
desvaneciendo al enfrentarse día a día a él. El miedo a la oscuridad es como el resto de
los miedos. La forma de vencerlo es plantarle cara. Hay que permanecer en la oscuri-
dad para darse cuenta de que nada malo va a ocurrir. Como al principio plantarle cara
a la oscuridad puede hacerte sentir mal, lo hacemos poquito a poco. El primer día
dejaremos más luz en tu habitación, y tu madre o tu padre estarán cerca de ti para
comprobar que estás bien. Cada día iremos reduciendo la cantidad de luz, conforme
tú te vayas sintiendo más valiente y más capaz de dormir con la luz apagada. Además,
te voy a enseñar algunos trucos que te van a ayudar a ser más valiente cuando tengas
que enfrentarte a la oscuridad. Tu madre o tu padre te irá diciendo cómo duermes
cada noche. Al principio te va a costar un poquito, pero es normal. Todos los niños
consiguen ser más valientes y vencen su miedo con un poco de esfuerzo.
Tabla 3.7
Registro de ítems de la jerarquía
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
58
Técnicas de tratamiento para la fobia a la oscuridad
1
Utilizando el juego como contexto en el que se desarrolla la exposición, el programa
de tratamiento Escenificaciones emotivas es adecuado para niños pequeños. Su aplicación
puede consultarse en el manual Miedos y temores en la infancia (Méndez, 2009).
59
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Tabla 3.8
Anotaciones de Noelia, de 13 años, y de su madre durante la
primera semana de aplicación de la exposición
Día de la
Ítem Observaciones de la madre Observaciones de la niña
semana
60
Técnicas de tratamiento para la fobia a la oscuridad
Tabla 3.9
Registro de fichas
Día de la semana ¿Gano una ficha?
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
Fichas ganadas esta semana
Fichas gastadas esta semana
Fichas ahorradas
Tabla 3.10
Sistema de canje para María, de 5 años
Premio Número de fichas
Pegatinas 1 ficha
Una calcomanía 1 ficha
Juego para hacer pompas de jabón 2 fichas
Ir una tarde a la piscina 2 fichas
Un yo-yo 2 fichas
Un helado 3 fichas
Un cuento 3 fichas
Una caja de colores 3 fichas
Una caja de plastilina 4 fichas
Ver una película en el cine 6 fichas
Una muñeca 10 fichas
Tabla 3.11
Sistema de canje para Rocío, de 13 años
Premio Número de fichas
Una carpeta 1 ficha
Un póster para su habitación 2 fichas
Un portalápices 2 fichas
Un libro 2 fichas
30 minutos extra de Internet el fin de semana 3 fichas
Ver una película en el cine 3 fichas
Un cd de música 3 fichas
Una mochila 4 fichas
Una camiseta 6 fichas
Unas zapatillas 10 fichas
Tabla 3.12
Cómo explicar al niño la importancia de la respiración profunda
Cuando tenemos miedo ocurren una serie de cambios en nuestro cuerpo. Uno de ellos
es que la respiración se acelera y pasamos de respirar lenta y profundamente a respirar
deprisa y de forma agitada. Cuando respiramos muy deprisa no entra suficiente aire
en nuestro cuerpo y nuestros pulmones no se llenan completamente. Los pulmones
son los órganos más grandes de nuestro cuerpo y tienen una función muy importante.
Son los encargados de que el oxígeno llegue al corazón y una vez allí se reparta y
pueda ser utilizado por todas las células del cuerpo. Cuando respiramos de forma
acelerada, únicamente llenamos de aire la parte superior de nuestros pulmones. En
esos casos el oxígeno que entra en nuestro cuerpo puede ser insuficiente para llegar a
todas las células y algunas de ellas pueden no funcionar bien. La falta de oxígeno hace
que nuestros músculos estén más rígidos y tensos y que nuestro corazón también se
acelere. Un cuerpo que no recibe suficiente oxígeno es como un coche al que le falta
gasolina y que puede dejar de funcionar correctamente en cualquier momento. Respi-
rar lentamente es fundamental para que nuestro cuerpo funcione de forma adecuada.
Normalmente respiramos de forma automática. Esto quiere decir que no solemos
prestar atención a nuestra forma de respirar ni a la cantidad de aire que entra en nues-
tro cuerpo. Sin embargo, cuando tenemos miedo debemos observarnos para saber si
estamos respirando correctamente o de forma acelerada. Si cuando tenemos miedo
notamos que nos cuesta respirar y que no estamos llenando por completo nuestros
pulmones, tenemos que controlar nuestra respiración para que sea lenta y más profun-
da. Aprender a respirar bien es sencillo, pero es necesario practicar. Una vez que hayas
aprendido podrás controlar rápidamente tu forma de respirar cuando tengas miedo.
En pocos segundos lograrás cambiar tu respiración rápida y superficial a lenta y pro-
funda. Esta nueva forma de respirar que vas a aprender te ayudará a que tu cuerpo
esté más relajado y a que puedas controlar mejor tu miedo.
Tabla 3.13
Registro de práctica de la respiración
¿Cómo me ¿Cómo me
siento antes de siento después
Problemas
Tiempo de practicar? de practicar?
Día durante la
práctica De 0 a 10 De 0 a 10
práctica
(0 tranquilo, 10 (0 tranquilo, 10
muy ansioso) muy ansioso)
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
67
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Tabla 3.14
Según pienso, así me siento
Situación Si pienso…. Me voy a sentir…
Estoy acos- Alguien ha entrado en casa. Con miedo.
tado y escu-
cho ruidos. Deben de ser mis padres que están acostándose. Tranquilo.
Tabla 3.15
Cómo explicar a un niño que su emoción depende de su pensamiento
Ante una misma situación podemos pensar de formas distintas. Por ejemplo, hay
niños que sacan un ocho en un examen y se ponen muy contentos mientras que otros
con un ocho se ponen tristes porque esperaban sacar una nota mejor. La situación es
la misma: sacar un ocho en un examen. Sin embargo, un niño se siente triste y el otro
contento. ¿Cuál es la diferencia para sentirse de una forma o de otra? La interpreta-
ción que cada niño hace de esa nota que ha obtenido, es decir, lo que piensa. Un niño
que se alegra porque saca un ocho piensa que es una buena nota, que está por encima
de la media. Un niño que se siente triste piensa que no es una buena nota, que no ha
obtenido la máxima nota, que podía haber tenido una nota mejor. La forma en que
pensamos condiciona cómo nos sentimos. Según pienso, así me siento. La situación es
la misma, sólo cambia mi pensamiento sobre ella. No tenemos por qué pensar de una
forma determinada, sobre todo si esa forma de pensar no nos hace felices o nos hace
sentir miedo. No podemos cambiar la situación, pero sí nuestra forma de interpretar-
la. Por ejemplo, si estoy en casa en mi habitación haciendo los deberes y de repente se
va la luz, puedo pensar que me va a pasar algo malo y en ese caso me pondré nervioso
y sentiré miedo, o puedo pensar que se trata de un apagón pasajero y que mis padres
se encargarán de encender una vela o una linterna y venir a mi habitación a buscarme.
De ese modo, en lugar de sentir miedo, me sentiré tranquilo y confiado.
Tabla 3.16
Registro de pensamientos ansiógenos de Paula, de 12 años
Emoción
Situación Pensamiento
De 0 a 10
Veo la película La bruja novata. Los muñecos de mi habitación Miedo (10)
van a cobrar vida y me van a
hacer daño.
Me acuerdo de una historia de Va a aparecer el fantasma de la Miedo (10)
miedo que me contaron cuando historia.
fui de campamento.
Se apaga la luz de repente en casa. Algo malo me va a pasar. Miedo (8)
Tristeza (7)
Estoy sola en casa y tengo que Me va a pasar algo. Miedo (10)
subir al piso de arriba a ducharme.
Estoy sola en mi habitación. Va a aparecer un fantasma o una Miedo (10)
muñeca y me va a matar.
69
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Tabla 3.17
Preguntas para la discusión de pensamientos
De 0 a 10, ¿cuánta seguridad tengo en que lo que pienso va a ocurrir?
¿Qué pruebas tengo de que lo que pienso va a ocurrir?
¿Alguna vez ha ocurrido lo que he pensado?
¿Cuántas veces he pensado que iba a ocurrir?
¿Cuántas veces ha ocurrido?
¿Cuántas veces se ha cumplido mi pensamiento?
¿Me sirve de algo ese pensamiento?
¿Es verdad mi pensamiento?
Tabla 3.18
Discusión de pensamientos con Paula, de 12 años
Terapeuta: Uno de los pensamientos que has anotado esta semana es «los muñecos de
mi habitación van a cobrar vida y me van a hacer daño». Ese pensamiento vino a tu
cabeza la noche después de ver la película La bruja novata (en la que algunos objetos
cobran vida por un hechizo). Lo has valorado con un 10 de miedo. Como ya vimos
en la sesión anterior, a veces tenemos pensamientos que nos provocan emociones
molestas, como el miedo, y creemos que lo que pensamos puede ocurrir aunque no
tenemos ninguna prueba de que sea posible. Para poder eliminar esos pensamientos
miedosos tenemos que cuestionarlos, en lugar de creer en ellos como si fueran cier-
tos. De 0 a 10, ¿cuánta seguridad tienes en que va a ocurrir lo que has pensado: que
los muñecos de tu habitación puedan cobrar vida y hacerte daño?
Paula: Ahora diría que un 3 o un 4, pero por la noche lo hubiera valorado con un 10.
Terapeuta: No podemos creernos cualquier pensamiento que venga a nuestra cabeza,
sobre todo si nos produce malestar y no nos resulta útil. Debemos cuestionarlo,
buscando pruebas que nos indiquen si realmente puede ocurrir eso que pensamos y
que tanto miedo nos da. ¿Qué pruebas tienes de que tu pensamiento va a ocurrir?
¿Qué pruebas tienes de que los muñecos de tu habitación pueden cobrar vida?
Paula: No tengo ninguna prueba.
Terapeuta: ¿Alguna vez has visto una muñeca moverse sola?
Paula: No, nunca.
Terapeuta: ¿Te ha contado alguien alguna vez que ha visto a sus muñecas moverse
solas?
Paula: No.
Terapeuta: ¿Tenemos entonces alguna prueba para poder creer que las muñecas pue-
den moverse por sí solas?
Paula: No, ninguna.
Terapeuta: ¿Cuántas veces has tenido ese pensamiento durante esta semana?
Paula: Lo he tenido todas las noches desde que vi la película.
Terapeuta: Así que han sido seis noches pensando que las muñecas iban a empezar a
moverse.
Paula: Sí, eso es.
Terapeuta: ¿Alguna de esas noches ocurrió eso que pensabas? ¿Se movieron tus muñecas?
Paula: No, nunca.
71
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Terapeuta: Por tanto, tuviste ese pensamiento seis noches y ninguna de esas noches se
cumplió, ¿verdad?
Paula: Sí.
Terapeuta: ¿Te ha servido de algo tu pensamiento? ¿Te ha ayudado en algo pensar así?
Paula: No. Al contrario. Tardo mucho en dormirme pensando en eso y al día siguiente
me cuesta levantarme.
Terapeuta: Según hemos visto, no tenemos ninguna prueba para creer que lo que pien-
sas puede ocurrir. De todas las veces que has tenido ese pensamiento nunca se ha
cumplido. ¿Podríamos decir entonces que tu pensamiento no es verdad?
Paula: Sí.
Terapeuta: Si una amiga te contara que por las noches tiene miedo porque piensa que
las muñecas de su habitación se van a mover y le van a hacer daño, ¿qué le dirías?
Paula: Que las muñecas no se mueven. Que eso sólo pasa en las películas.
Terapeuta: En lugar de ese pensamiento miedoso, ¿qué podrías pensar para tranquili-
zarte?
Paula: Podría pensar que las muñecas han estado en mi habitación desde que yo era
pequeña. Me encantaba jugar con ellas y nunca me han hecho daño. Al contrario,
son muy bonitas y he pasado ratos muy entretenidos con ellas.
Tabla 3.19
El miedo imaginario de Ana
Ana, de 13 años, imaginaba cada noche un ser atemorizante que le impedía conciliar el
sueño y le asustaba de tal forma que pedía a su madre que se acostara con ella. La niña
describía ese personaje como una mujer con un camisón blanco que le cubría los pies.
Tenía el pelo largo, de color gris, y despeinado. Su cara estaba muy pálida. En su mejilla
derecha tenía una cicatriz de color rosado. Sus uñas estaban muy largas y sucias. Con la
ayuda de la terapeuta, Ana dibujó esa imagen que la asustaba. Una vez que el dibujo
estaba acabado, la terapeuta preguntó a Ana si se le ocurría alguna forma de cambiar
esa imagen para hacerla más agradable. La niña contestó que tendría que cambiar la
ropa, el peinado y quitar esa cicatriz. Se explicó a Ana que eso era posible. Del mismo
modo que era capaz de imaginar un ser con un aspecto físico atemorizante, sería capaz
de imaginar que ese ser cambiaba de aspecto con su ayuda. Se pidió a Ana que cerrara
los ojos e imaginara ese ser como lo había plasmado en el dibujo. A continuación se le
indicó que fuera cambiando cada aspecto de su físico que le daba miedo. Ana empezó
imaginando que le peinaba el pelo, dejándolo liso y retirado de su cara. Imaginó a con-
tinuación que cambiaba su color, de gris a un color castaño. Reemplazó el camisón por
un vestido azul, que dejaba ver parte de sus rodillas. Se imaginó que le maquillaba hasta
dar a su cara un color rosado que tapaba la cicatriz por completo. Por último, le cortó
las uñas. La terapeuta le preguntó a Ana si quería hacer algún cambio más y la niña
contestó que no. Se le pidió entonces que indicara qué pensaba ahora del nuevo aspecto
de ese ser que imaginaba y si ahora le resultaba atemorizante. La niña contestó que
ahora no le daba miedo, pero que no sabía si por la noche volvería a pensar en su ante-
rior aspecto. La terapeuta indicó a la niña que, si alguna noche volvía a recrear esa
escena que le asustaba, imaginara a ese ser con su nueva imagen. Además, se pidió a
Ana que indicara algunas escenas o recuerdos que le resultaran relajantes o agradables,
como, por ejemplo, el recuerdo de una excursión con sus compañeros de clase, un paseo
en la playa o una tarde de cine con sus amigas. Se le instruyó para que tratara de recor-
dar esos momentos a la hora de ir a dormir o en los despertares nocturnos, de forma
que desviara su imaginación a escenas agradables que competían con las escenas ansió-
genas y que le ayudarían a estar relajada y a evitar imaginar seres extraños.
73
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Tabla 3.20
Exposición al miedo de Elena a que alguien la siga
por el pasillo
Elena, de 12 años, evitaba ir de una habitación a otra de la casa si sus padres no esta-
ban cerca porque decía notar que alguien la seguía. Si era inevitable, su respiración se
aceleraba, apretaba fuertemente los puños y entrecerraba los ojos mientras andaba
rápido por el interminable pasillo. Su miedo era tan intenso que a veces tenía que lla-
mar a su madre para que la acompañara a otro lugar de la casa. Se le explicó a la niña
que su conducta de evitación mantenía su miedo y hacía que éste cada vez fuera más
intenso. Se le indicó que para poder superar su miedo era necesario que se expusiera a
él. Se programaron dos sesiones de exposición al día durante la semana (a las 6 y a las
7 de la tarde) y cuatro el fin de semana (dos por la mañana y dos por la tarde). En cada
sesión de exposición, Elena debía recorrer el pasillo a un ritmo lento. El primer día se
le indicó que en cada sesión recorriera el pasillo dos veces, al día siguiente debía hacer-
lo tres veces, y así sucesivamente incrementaba el número de veces hasta que ella
misma valoraba su miedo como cero en una escala de cero a diez. Se le decía que cuan-
do tuviera la sensación de que alguien la seguía durante la exposición, debía girarse y
permanecer mirando el pasillo durante cinco segundos. De ese modo, Elena se exponía
a su miedo y comprobaba que su sensación de ser perseguida era producto de su ima-
ginación.
74
Técnicas de tratamiento para la fobia a la oscuridad
Tabla 3.21
Intervención en el miedo a los ladrones de Gema, de 10 años
Después de escuchar varias noticias en la televisión sobre el aumento de los robos en
los hogares españoles, Gema comenzó a tener miedo a los ladrones. Dormía sola en su
habitación, pero desde entonces empezó a llamar a su madre por la noche. La niña, de
10 años, decía que tenía miedo porque había oído que últimamente había muchos
robos y no podía dormir pensando si alguien entraba en su casa por la noche. Como
medida de seguridad, decía que su padre había puesto un pestillo adicional en la puer-
ta de casa. Preguntamos a Gema si ella pensaba que era posible que alguien entrara en
su casa. La niña contestó que sí. La terapeuta le indicó que efectivamente eso podía
ocurrir, era posible que pasara. Seguidamente le preguntó si conocía a alguien que
hubiera sufrido un robo en casa. Gema contestó que un ladrón entró en la casa de un
vecino suyo. La terapeuta le preguntó a Gema que si sabía aproximadamente cuántos
vecinos vivían cerca de su casa y ella contestó que muchos porque vivía en un edificio
de siete plantas y en cada planta había cuatro viviendas. Además, decía la niña que en
la calle donde vivía había muchos edificios altos, así que tenía muchos vecinos. La
terapeuta le dijo a Gema que de todas las casas cercanas a la suya únicamente conocía
un caso de robo. Es verdad, le indicó, que es posible que ocurra un robo. Sin embargo,
según hemos visto, no es probable. Puede ocurrir, pero no es frecuente. Por tanto, se
indicó a la niña, es normal sentir cierta preocupación por si ocurre tal situación, pero
la probabilidad de que ocurra es tan baja que no resulta útil preocuparse excesivamen-
te por ello. Además, las medidas de seguridad tomadas en casa para evitar robos eran
un motivo más que debía tranquilizarla.
75
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
76
4
Protocolo de intervención
Sumario
Primera sesión.
Segunda sesión.
Tercera sesión.
Cuarta sesión.
Quinta sesión.
Sexta sesión.
Séptima sesión.
Octava sesión.
Siguientes sesiones.
Última sesión.
77
La intervención en la fobia a la oscuridad comienza con la evalua-
ción del caso. La recogida de información sobre el problema se lleva
a cabo principalmente mediante entrevistas, cuestionarios y registros
de observación. La información obtenida permite elaborar el análisis
topográfico y funcional, y plantear los objetivos terapéuticos.
El tratamiento comienza con una fase educativa. Las sesiones
siguientes se dedican a proporcionar al niño estrategias útiles para
el afrontamiento del miedo. Mediante el análisis funcional conoce-
mos el origen del problema y qué variables lo están manteniendo en
la actualidad. Cuando el niño manifieste activación fisiológica, el
tratamiento incluirá entrenamiento en respiración. Si informa de
pensamientos ansiógenos, se aplicarán técnicas cognitivas que le
ayudarán a sustituir esos pensamientos por cogniciones más positi-
vas. En el caso de que presente miedos a seres imaginarios, se utili-
zará la exposición en imaginación para reducir su temor a esos per-
sonajes inexistentes. Si, por el contrario, teme a situaciones reales,
se emplearán técnicas cognitivas. Una vez que el niño ha adquirido
habilidades de afrontamiento del miedo, se inicia la exposición gra-
dual en vivo, dirigida en casa por los padres y supervisada por el
terapeuta. La jerarquía de exposición se construirá en función de la
situación de partida (línea base). Para aumentar las conductas de
afrontamiento se emplea un programa de reforzamiento, pactado
previamente con los padres y el niño. Los padres, además, deben
aplicar determinadas pautas de modificación de conducta, por
ejemplo, la extinción de las quejas fóbicas.
Una vez que el niño ha superado todos los ítems de la jerarquía,
se evalúa de nuevo su conducta fóbica para conocer si se han cum-
plido los objetivos terapéuticos. La figura 4.1 resume el proceso de
intervención en la fobia a la oscuridad.
79
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
EVALUACIÓN
TRATAMIENTO
FASE EDUCATIVA
SÍ NO SÍ NO SÍ NO SÍ NO
EVALUACIÓN
80
Protocolo de intervención
Primera sesión
81
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Segunda sesión
Tercera sesión
83
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Cuarta sesión
Quinta sesión
se plantean las tareas para casa. Se pide que durante esa semana el
niño practique de nuevo la técnica de respiración una vez al día y
que complete el registro de pensamientos ansiógenos. Por último, se
recoge el registro de sueño infantil y se entrega un nuevo registro
para completar durante la semana.
Sexta sesión
Séptima sesión
Octava sesión
Siguientes sesiones
Última sesión
Tabla 4.1
Resumen del protocolo terapéutico para niños y adolescentes
con fobia a la oscuridad
Sesión Objetivo Contenido Tareas para casa
1.ª Evaluación: recoger Con los padres: Cumplimentar cada
información sobre Entrevista y aplicación noche el registro de
el problema. de la Escala de eva- sueño infantil.
luación del miedo a la
oscuridad.
Preparación de la sesión:
• Corrección de la Escala de evaluación del miedo a la oscuridad.
Preparación de la sesión:
• Corrección del Inventario de miedo a la oscuridad, del Autoinforme de sueño infantil
y del registro de sueño infantil.
• Análisis funcional del caso.
• Planteamiento de los objetivos del tratamiento.
88
Protocolo de intervención
Preparación de la sesión:
• Planificación del entrenamiento en respiración.
Preparación de la sesión:
• Planificación de la técnica de reestructuración cognitiva.
Preparación de la sesión:
• Planificación de la técnica de exposición para los miedos imaginarios o técnicas
cognitivas para los miedos reales.
Preparación de la sesión:
• Elaboración de la jerarquía de exposición.
• Planificación del sistema de reforzamiento.
89
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
90
5
Dificultades durante la intervención
Sumario
91
5.1. El niño no quiere ir a terapia
Algunos padres manifiestan en la primera entrevista que su hijo
se ha mostrado nervioso o dudoso cuando le han dicho que tenía
cita con un psicólogo. La mayoría de los niños y adolescentes con
fobia a la oscuridad aceptan recibir ayuda terapéutica, pero algu-
nos manifiestan su disconformidad o preocupación ante su interac-
ción con el terapeuta. Los padres suelen expresar sus dudas sobre si
es conveniente dar detalles al niño antes de la primera sesión o si es
preferible no darles información.
Con el objetivo de establecer una relación positiva entre el tera-
peuta y el niño, y lograr su colaboración en las sesiones, pueden se-
guirse las siguientes recomendaciones. En primer lugar, los padres no
deben ocultar al niño que han solicitado ayuda terapéutica. El niño
debe saber que va a acudir a la sesión con el terapeuta con la suficien-
te anticipación. No es adecuado, como algunos padres proponen, es-
perar a que el niño llegue a la consulta para informarle de que, en
unos minutos, tendrá una sesión terapéutica para ayudarle a superar
su fobia. Los padres deben explicar a su hijo que han acudido a un
psicólogo para que le ayude a solucionar su problema con la o
scuridad.
En la primera sesión con el niño, el terapeuta debe explicarle
qué es un psicólogo y en qué puede ayudarle. Algunos niños y ado-
lescentes tienen la creencia de que quien acude a un psicólogo está
loco o sufre problemas mentales muy graves. Se imaginan en la sala
de espera rodeados de pacientes con síntomas psicológicos muy
acusados. El terapeuta, después de presentarse, debe preguntar al
niño si sabe qué es un psicólogo y en qué consiste su trabajo. Segui-
damente, le explica de qué modo un psicólogo ayuda a las personas
y los motivos por los que un paciente solicita ayuda.
93
Tratando... fobia a la oscuridad en la infancia y adolescencia
Javi tenía 9 años cuando acudió por primera vez con sus padres
a terapia por su fobia a la oscuridad. Sus padres manifestaron que
el niño se mostraba intranquilo los días previos a la consulta y que
le preocupaba cómo serían los pacientes que encontraría en la sala
de espera. En la tabla 5.1 se presenta la explicación que se propor-
cionó a Javi sobre la función del psicólogo y cómo éste puede ayu-
darle a superar sus miedos.
TABLA 5.1
Cómo explicar al niño en la primera consulta qué es y cómo
puede ayudarle un psicólogo
Terapeuta: Buenas tardes, Javi. Pasa, siéntate y ponte cómodo. Me llamo Mireia y,
como sabes, soy psicóloga. Antes de que hablemos sobre tu miedo a dormir solo, me
gustaría que me dijeras si sabes cuál es la función de un psicólogo.
Javi: Sí, creo que sí. Ayudar a la gente que tiene problemas.
Terapeuta: ¿Conoces a algún psicólogo?
Javi: Sí, al psicólogo de mi colegio.
Terapeuta: Muy bien. Como has dicho, los psicólogos tratamos de ayudar a las perso-
nas que tienen algún problema o que hay algo en su vida que quieren mejorar. Yo te
voy a explicar un poco mejor cómo lo hacemos. Lo primero que quiero contarte es el
tipo de problemas que tienen los niños que vienen aquí. Como habrás visto en la sala
de espera, aquí ayudamos a niños de todas las edades, como tú, más mayores y más
pequeños. Cada uno viene por un problema diferente. ¿Qué problemas son esos?
Verás, algunos vienen porque tienen problemas para estudiar y necesitan que les
ayudemos a concentrarse mejor; otros porque algunos días se notan muy nerviosos,
por ejemplo, cuando tienen un examen, y necesitan aprender a tranquilizarse; otros
porque discuten mucho con sus padres, por ejemplo, porque no quieren hacer los
deberes o recoger los juguetes de su habitación, y nosotros les ayudamos para que
eso no ocurra; otros niños vienen porque se encuentran tristes y quieren que les ayu-
demos a estar más felices; otros, como tú, porque tienen miedo a algo y quieren
aprender a ser más valientes. Como ves, ayudamos a niños con problemas de todo
tipo; algunos con problemas sencillos y otros con problemas un poco más importan-
tes. Ninguno de los niños que acude a un psicólogo está loco; simplemente tiene
alguna preocupación o algún problema. Son preocupaciones y problemas que pue-
den ocurrirnos a cualquiera, pero que a veces no somos capaces de resolver solos.
Los psicólogos o terapeutas ayudamos a los niños a solucionar esos problemas para
que se sientan mejor y sean más felices. La forma de ayudarles depende del problema
o de la preocupación que tengan. ¿Has entendido bien qué es un psicólogo?
Javi: Sí.
Terapeuta: ¿Tienes alguna duda que quieras preguntarme?
94
Dificultades durante la intervención
Javi: No. El psicólogo de mi colegio nos ayuda cuando tenemos algún problema con
alguna asignatura, con algún otro niño o cuando nos pasa algo en el colegio, pero
yo pensaba que el psicólogo que trabaja fuera de los colegios ayudaba a niños con
problemas mentales muy graves.
Terapeuta: Claro. Como nunca has conocido a un psicólogo fuera del colegio, es nor-
mal que pensaras eso. Ahora que ya sabes qué hacemos los psicólogos, vamos a
hablar de lo que a ti te preocupa y de cómo yo puedo ayudarte.
dre. Cada vez que Paula llamaba a su madre perdía una de las fi-
chas. Al día siguiente, la niña podía canjear las fichas que no había
utilizado por un premio pactado previamente. En cinco días, las
llamadas nocturnas desaparecieron y se retiró el sistema de reforza-
miento empleado.
107
Epílogo
110
Referencias bibliográficas
Haynes, S., Godoy, A. y Gavino, A. (2011). Cómo elegir el mejor tratamiento psi-
cológico. Madrid: Pirámide.
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bia a la oscuridad por medio de los padres. En F. X. Méndez, J. P. Espada
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00223891.2013.816716
111
títulos PUBLICADOS
www.edicionespiramide.es