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CONCENTRACIÓN
Las dos preguntas admiten respuestas separadas. Los operadores, léase los
jueces, funcionarios y empleados (me refiero a la justicia nacional que es lo que
conozco), tienen en general buena disposición y una aceptable preparación. De
allí a que los principios mencionados sean plenamente implementados y se
hagan realidad hay un trecho. Depende no sólo del esfuerzo de los operadores
sino de los recursos con que cuentan (personal, espacios, informatización, y un
largo etcétera). Pero esto no significa que sean “letra muerta”. Insisto, se trata
de un proceso, pero creo que en una perspectiva histórica, por decirlo de algún
modo, hay avances importantes. De todas maneras, pienso que la formación
de los operadores –incluyendo ahora los abogados que también lo son- debiera
incorporar algunos cambios que los prepare mejor en la tarea forense. Pienso
que la formación debiera ser más sólida, en todo sentido. En el conocimiento
de las estructuras básicas de nuestro sistema jurídico, viéndolo en conjunto y
con una perspectiva dinámica (pero en serio y con profundidad, no sólo en la
superficie). En el manejo del lenguaje (en general y jurídico), de la lógica (así
también en general y normativa) y de la hermenéutica. En la búsqueda de las
soluciones valiosas como derivación del sistema, en una labor de ingeniería de
las normas y no como meros atajos voluntaristas que sirven a veces para hacer
una especie de exhibicionismo mediático. En la ética, tanto del juez como del
abogado, cual un principio esencial de la actividad de cada uno.
Como sugerencia me parece que sería útil ampliar la posibilidad de que los
jueces puedan confiar a mediadores algunos aspectos del litigio, en cualquier
momento del proceso. Y debiera promoverse el conocimiento de la figura (que
me parece poco usada) de los peritos árbitros (ver art. 516 CPCC) que hemos
aplicado con gran utilidad.