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Tema 2:

EL CORAZÓN, UN TALENTO DEL TODO DE DIOS

“Dios ha confiado a los hombres talentos: […] un corazón para que sea el
asiento de su trono1 […]”
Consejos sobre la Mayordomía cristiana, p.74.

Introducción.
Elena de White plantea el corazón como el lugar que Dios nos dio para que
sea el asiento de su trono. Entendiendo la relación de Dios con nosotros como una
de Señor-esclavo, vemos en esta imagen que el corazón por tanto determinará si
Dios es o no el Señor de nuestras vidas, si lo entronizamos como nuestro Rey o lo
relegamos a una posición inferior.
Cuando se quita la relación entre el Dios que nos dio un Corazón para
entronizarse en él, y nosotros, quienes le entregamos el TODO de nuestro
Corazón para entronizarse, se pierde la esencia y ningún aspecto del cristianismo
tendrá sentido.
Desde un ángulo distinto, George Knight reflexiona también sobre la pérdida
de la esencia del cristianismo, nos dirá:
“Lo único que el cristianismo tiene a su favor es el Cordero de Dios que fue
inmolado y cuya sangre recubre el camino a la salvación con un método distinto
al esfuerzo humano. Quítese al Cordero que murió en nuestro lugar y lo único
que queda es ética2.”
¿Estamos desvirtuando el cristianismo a un ético conjunto de normas?
¿Buscamos entregar nuestro Corazón al Señor o simplemente comportarnos
debidamente? ¿Corazón o ética?
I. TODO el Corazón, la parte más importante del TODO Dios.
1. Lo primero:
“"Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón […]”
Deuteronomio 6.5

Lo primero y más fundamental que Dios nos pide es que le


amemos de TODO nuestro corazón. El TODO o NADA del
cristiano: la entrega del Corazón.
2. En este contexto Jesús detectó un problema, citando a Isaías dijo:
“Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de
mí” (Mateo 15.8)
Si nuestro corazón no está con Jesús ¿Qué sentido tiene
nuestro cristianismo? Si has sacado al Rey de su trono ¿Cómo
pues es Señor de tu vida? ¿De qué sirven las ceremonias y las
reuniones? ¿De qué sirven los cantos y los sermones? ¿De qué
sirven los ternos, las corbatas y los vestidos si en el trono de
nuestro corazón no está el Rey y Señor a quien profesamos servir?

3. Dijo Jacques Doukhan, “La concentración en la organización


externa con frecuencia busca compensar la esterilidad interna.3”.
Con demasiada frecuencia vemos cómo el cristianismo
degenera en un compendio inútil de ceremonias. Vemos en los
profetas del Antiguo Testamento a un Dios harto de rituales4,
hastiado de profesos seguidores que aunque profesan servirle y
hasta hacen cosas por su nombre no le han entregado su Corazón,
TODO su Corazón.

4. A la luz de Mateo 7.21-23 se nos muestra una realidad, muchos


que hicieron grandes cosas en nombre de Jesús son desechados
porque el Señor “nunca los conoció” ¿Cómo entender que tantas
personas profesando servir al Señor y haciendo grandes cosas por
su nombre sean desechados por el mismo Señor a quien profesan
servir?
“"Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso;
¿quién lo conocerá?”
Jeremías 17.9
En la versión de Serafín de Ausejo “Nada hay más tramposo
que el corazón5”. He ahí el punto, el Corazón es engañoso y
tramposo, al mismo tiempo que puede hacernos creer que estamos
sirviendo a Dios, puede tener a este tan lejos de Él como cerca del
pecado le gusta estar ¿quién conocerá su propio corazón?,
ciertamente tras seis mil años de pecado el Corazón está
corrompido y cual dijera la Pluma inspirada:
“Muy cruel puede ser el corazón humano cuando no está
animado del temor y del amor de Dios.6”
El conflicto de los siglos, p. 666.
Al mismo tiempo que el TODO del Corazón es la máxima
exigencia divina, el asiento del trono de Dios, es también nuestro
máximo enemigo, el más traicionero y corrompido de nuestros
adversarios.

II. La transformación del Corazón, el TODO que Dios pide.

1. Ante la desesperada situación de un corazón corrompido que debe


transformarse en el trono de Dios el salmista exclamó:
“¡Crea en mí, Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu
recto dentro de mí!”
Salmo 51.10
David se dio cuenta de la desesperada situación en la que se
encontraba y pidió a Dios que “creara” en él un nuevo corazón. El
verbo hebreo que se emplea aquí es “bará”, el mismo verbo
utilizado en Génesis 1 en la creación. Este verbo hace referencia a
crear de la nada y el único sujeto que ejerce este verbo en las
Escrituras es Dios. David entiende que la transformación que él,
como nosotros, necesita sólo puede venir de Dios. ¿Habrá en tu
vida algo que hace tiempo quieres cambiar y no puedes? ¿Hay
algún vicio secreto que no puedes dejar? ¿Quizá te has esforzado
por volverte de un mal camino pero vez tras vez fracasas? No
necesitas cambiar tus defectos ni mejorar tus conductas,
¡Necesitas al Dios del “bará” que Cree en ti un nuevo Corazón!

2. Es aquí donde aparece la promesa de Dios:


“Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de
vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un
corazón de carne.”
Salmo 51.10
Dios y sólo Dios, el único sujeto posible del “bará”, es quien
puede intervenir aquí, Él y sólo Él puede quitarnos TODO nuestro
corazón corrompido de piedra y darnos TODO un nuevo corazón
de carne, uno donde pueda establecerse su trono.
En palabras de Elena de White:
“La vida cristiana no es una modificación o mejora de la antigua,
sino una transformación de la naturaleza.7”
El Deseado de Todas las Gentes, p. 143.
No es que necesitemos un mejor comportamiento ni un mejor
estilo de vida, podemos incluso mejorar externamente todos los
talentos que veremos esta semana, pero lo que Dios requiere es un
cambio de Corazón, una transformación TOTAL de la naturaleza,
Cristo no necesita “mejores personas”, Cristo necesita personas
que le entreguen TODO su Corazón, y Él por su poder Creador
los transformará en las “mejores personas” que pueden llegar a
ser.
3. Independiente de sus malas decisiones posteriores que le
granjearon el desecho divino, Saúl fue elegido por Dios como rey
de Israel con poder y Dios lo usó para ganar grandes batallas y
para dirigir al pueblo. Conociendo el fin de su vida, nos atestigua
con vehemencia del error de la frasecita “una vez salvo, siempre
salvo”, pero la obra que Dios hizo en él antes de su caída es digna
de estudiarse.
4. 1 Samuel 10.6-11 relata la historia de la conversión de Saúl, se
nos dice.
“Aconteció luego, que apenas volvió él la espalda para apartarse
de Samuel, le mudó Dios el corazón”
1 Samuel 10.9
Se dice además que “el espíritu de Dios vino sobre él con
poder” (v. 10) y que los demás al verlo no le reconocían (v. 11),
ese es el cambio de Corazón que Dios quiere hacer en nosotros,
uno obrado solamente por el poder del Espíritu Santo para que
otros viendo lo que Dios ha hecho por nosotros, se entreguen al
Dios que Crea nuevos Corazones.

III. La entrega de TODO el Corazón al Dios del TODO.

1. Un personaje en las Escrituras se destacó en este respecto,


sobresalió en una entrega de TODO el corazón, se declara de
Josías:
“No hubo otro rey antes de él que se convirtiera a Jehová con
todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas,
conforme a toda la ley de Moisés, ni después de él nació otro
igual.”
2 Reyes 23.25
2. Este rey llevó a cabo algunas de las más grandes reformas en el
pueblo de Dios: dio uno de los golpes más duros y decididos a la
idolatría tanto de Judá como de Israel (v. 4-15), restituyó la
celebración de la Pascua (v. 21-23) y guío al pueblo a un despertar
en el estudio de las Escrituras (2 Reyes 22.3-23.3). Todo por
entregar TODO el Corazón al Rey Señor.
“Después, puesto en pie junto a la columna, el rey hizo un pacto
delante de Jehová, comprometiéndose a que seguirían a Jehová y
guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos,
con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las
palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el
pueblo confirmó el pacto.”
2 Reyes 23.3
Lo más sorprendente de Josías es que no sólo logró dar
TODO su Corazón para entronizar al Rey Señor, sino que además
consiguió guiar a TODO el pueblo a entregarle TODO el Corazón
al Rey Señor que quiere entronizarse en nuestro Corazón.

Llamado.
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y
no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la
recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”
Colosenses 3.23-24
Más que el cumplimiento de sus requerimientos Dios pide el
Corazón en el cumplimiento de sus requerimientos.
En estos tiempos de religiones externas y ceremonias huecas
¿quieres entregar al Dios del TODO el primer e imperioso de sus
requerimientos? ¿Quieres entregar el TODO de tu Corazón como
parte primera del TODO de Dios?
1
Elena de White. Consejos sobre la Mayordomía cristiana (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana,
2007), p. 74.
2
George Knight. La visión apocalíptica y la neutralización del adventismo (Buenos Aires: Asociación Casa Editora
Sudamericana, 2010), p. 27.
3
Jacques Doukhan. Secretos de Daniel (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007), p. 48.
4
Isaías 1.11-14; Malaquías 6.6-7; Jeremías 7.4; Amós 5.21-23.
5
Versión castellana del P. Serafín de Ausejo, OFM Cap., revisada y actualizada por Marciano Villanueva. Copyrighted
© 2003.
6
Elena de White, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2003), p. 666.
7
Elena de White. El Deseado de Todas las Gentes (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2005), p.
143.

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