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Paisaje fluvial: La Rioja

La Rioja se ubica en el norte de España, más específicamente en las


coordenadas 42°15′N 2°30′O, abarcando un área de 5.045 km². Limita al
norte con la comunidad española de País Vasco, con Navarra al noreste, con
Aragón al sureste y con Castilla y León al oeste y al sur.

En este paisaje se hallan presentes tanto las características de un clima


oceánico templado húmedo (Cfb) como las relativas a un clima oceánico de
transición (Csb) o incluso de montaña en algunos puntos del sector sur donde
abundan los montes, específicamente en el Sistema Ibérico, el cual es
producto de los procesos tectónicos que se desarrollaron en la península
Ibérica durante la Era Cenozoica, cuando una serie de sedimentos depositados
en el borde de la meseta que había entonces emergido se plegaron debido a
los movimientos de compresión y tensión de la corteza terrestre, dando
lugar a la orogenia alpina. Conviene señalar los puntos de mayor altitud en el
Sistema Ibérico, a saber: monte Moncayo (2.314 m.s.n.m.) y monte San
Lorenzo (2.270 m.s.n.m.). Es precisamente el factor de altitud el que permite
hacer una división de La Rioja, configurando dos mitades: norte (valle o
depresión del Ebro) y sur (sierra). Mientras la primera mitad está integrada por
tierras bajas (entre 300 y 600 metros de altitud), la segunda lo está por
abundantes montes asociados a una extensa cadena montañosa ubicada al
interior de la península Ibérica, como es el caso del ya mencionado Sistema
Ibérico, donde la adición a la superficie de material de la sub-superficie
está representada por material litológico cuyo origen se remonta al
Precámbrico, como es el caso de las areniscas, además de rocas relativas a
otras eras geológicas como las cuarcitas, pizarras y, más al sur, los esquistos.
Aplicar esta división no es una decisión azarosa, pues la existencia de una
cadena montañosa, sumada al movimiento cuesta abajo del agua y de las
partículas meteorizadas a través de la depresión del Ebro determina que
haya un contraste entre el clima de la mitad norte y la mitad sur. También
podemos aplicar una división en dirección oeste a este, separando La Rioja en
una parte occidental, una central y otra oriental: La Rioja Alta, La Rioja Media
y La Rioja Baja, respectivamente. Si en La Rioja Alta y en las laderas noroeste
de las sierras las temperaturas son suaves (en invierno las mínimas rondan los
4 °C y en verano las máximas pueden ascender hasta los 22 °C) y las
precipitaciones moderadas, esto se debe a la influencia del Océano Atlántico,
que aporta vientos húmedos desde el oeste. En cambio, conforme nos
aproximamos a La Rioja Baja la influencia de los vientos oceánicos disminuye y
se generan veranos secos o relativamente secos, acompañados de una mayor
transformación de energía solar en calor y, con ello, una mayor
temperatura. En el caso de la capital de La Rioja, Logroño, la amplitud térmica
anual es media (16.5 °C), debido a la ubicación de esta ciudad (La Rioja
Media), donde la temperatura responde a una menor pero aún presente
influencia de los vientos húmedos procedentes del Atlántico, de modo tal que
se generan las condiciones necesarias para que el agua del río Ebro y sus siete
valles sea sometida a los procesos de evaporación y condensación, dando
lugar a las precipitaciones, que en dicha ciudad alcanzan un valor total anual
de 397 mm. En este sentido, si el territorio de La Rioja y, más

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específicamente, el valle del Ebro, se diferencia de otras regiones de la
península Ibérica e incluso presenta características que permiten identificar
varios sectores al interior es debido a los efectos de procesos biológicos y
de formación del suelo que dependen del calor y de la humedad, como
la aceleración de la meteorización del material litológico por parte de los
organismos y las precipitaciones. Finalmente, como factores antrópicos en este
paisaje es posible observar una fuerte presencia de la agricultura y la
viticultura. La agricultura es rica y variada, concentrándose en los valles por
los que discurren los siete ríos que confluyen en el Ebro (Alhama, Cidacos,
Leza, Iregua, Najerilla, Oja y Tirón) y empleando el agua de las lluvias en los
campos (agricultura de secano) para el cultivo de hierbas (trigo, remolacha y
cebada), patatas y, sobre todo, la vid, que constituye el principal producto de
una zona en que predominan tres tipos de comunidades vegetales, como son
los bosques de frondosas, los bosques de coníferas y las comunidades de alta
montaña, cada una de las cuales está directamente relacionada con las
diferentes características térmicas y de humedad de las bandas altitudinales
que se presentan en el territorio de La Rioja y que además hacen posible la
presencia de gran parte de las especies de vertebrados que habitan la
península Ibérica (60%), representados por 21 especies de peces, 10 de
anfibios, 21 de reptiles, 173 de aves y 63 de mamíferos, de entre los cuales se
cuenta el 21% de los vertebrados endémicos de la península Ibérica.

Figura 1. Unidad de paisaje La Rioja, España. Fuente: Lonely Planet Global,


2017.

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