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Sistema Socialista

El sistema socialista Soviético surgió en Rusia después de la


revolución Bolchevique en 1917; los sistemas jurídicos soviéticos
socialistas formaron una nueva tradición o familia jurídica; antes de
esa fecha Rusia pertenecía a la familia romano germánica o
neorromanista.
La transformación del sistema socialista soviético en una tradición o
familia jurídica autónoma, tuvo lugar hasta mediados de los años
treinta. En un principio se aceptó con reservas y fue muy debatido si
este sistema debía ocupar un lugar especial junto con las otras dos
más destacadas tradiciones del mundo moderno, es decir, la tradición
neorromanista y la del common law. Hubieron argumentos en favor y
en contra, los que estaban en contra aducían que el sistema socialista
tiene características que lo hacen pertenecer a la familia
neorromanista y sus diferencias eran variaciones comunes en los
diferentes sistemas que conforman una familia jurídica. Sin embargo,
prevaleció la posición de que el sistema socialista, aunque tenía
influencia de la tradición neorromanista, tenía ciertas peculiaridades
propias que lo hacían muy diferente de las otras familias jurídicas
existentes.
Los principios del sistema socialista soviético de derecho están
tomados de la filosofía elaborada por Carlos Marx y Federico Engels, y
han sido interpretados posteriormente bajo el sistema de pensamiento
conocido bajo el nombre del marxismo leninismo.
El socialismo es la teoría, doctrina o práctica social que promueve la
posesión pública de los medios de producción y un control colectivo y
planificado de la economía en pro del interés general de la sociedad.
El socialismo puede ser no-estatal (mediante la propiedad comunitaria
en un sentido amplio) o estatal (a través de la nacionalización y la
planificación económica de la producción).
El socialismo continúa siendo un término de fuerte impacto político,
que permanece vinculado con el establecimiento de un orden
socioeconómico construido por, para, o en función de, una clase
trabajadora organizada originariamente sin un orden económico
propio, y para el cual debe crearse uno público (por vía del Estado o
no), ya sea mediante revolución o evolución social o mediante
reformas institucionales, con el propósito de construir una sociedad sin
clases estratificadas o subordinadas unas a otras; idea esta última que
no era originaria del ideario socialista sino del comunista y cuya
asociación es deudora del marxismo-leninismo. La radicalidad del
pensamiento socialista no se refiere tanto a los métodos para lograrlo
sino más bien a los principios que se persiguen.
El Comunismo, entendido como movimiento socio-político, es un
conjunto de corrientes y agrupaciones cuyo principal objetivo histórico
es -particularmente desde la adopción de la doctrina marxista- la
supresión revolucionaria de la sociedad capitalista en tanto última
forma de sociedad con clases, y el establecimiento de una sociedad
socialista como paso previo a la construcción gradual de una
organización social comunista. Las doctrinas de las diversas corrientes
comunistas coinciden en la necesidad de suprimir la propiedad privada
(especialmente la de los medios de producción sociales) y en la
emancipación social del proletariado  como la primer clase oprimida
sin economía propia, negación de toda posible apropiación privada y
por ende tendiente a desaparecer como clase en una comunidad
comunista.
La teoría marxista se construye en debate con el anarquismo. El
anarquismo se podría inscribir dentro de los debates tempranos del
socialismo, que como ideal busca que las personas decidan sobre sus
vidas directamente. Propugna la abolición del Estado y de toda
autoridad. Es la corriente con un trasfondo de respeto y valoración al
sujeto o individuo, y que considera a la libertad como el camino y el
objetivo del socialismo y que propone la horizontalidad en las
asociaciones humanas voluntarias, la autonomía local junto con la
autoorganización de los movimientos sociales frente a las instituciones
del Estado y a las multinacionales y monopolios propios del
capitalismo. La meta del socialismo libertario es construir una sociedad
basada en las libertades civiles, la equidad social, la iniciativa
personal, la cooperación moral de un individuo, eliminando las clases
sociales estratificadas, promoviendo estructuras políticas y
económicas autogestionarias, descentralizadas o distribuidas.

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