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Cómo crear un clásico desde el modelo hegemónico

Análisis de ‘Fuenteovejuna’ de Lope de Vega

Profesora: Macarena Baeza


Ayudante: Mara Ibaceta
Estudiante: Gabriel de Ferrari
21.04.2020

Aclaración inicial
No soy un especialista en nada ni pretendo serlo, trataré desde mis herramientas analizar todo
lo que pueda la obra ‘Fuenteovejuna’ de Lope de Vega. Sinceramente me gustaría tener los
recursos para analizar la obra desde su sonoridad o sus posibilidades de montaje, pero no me
siento preparado para algo así, por lo que escribiré acerca de algo no menos apasionante
como es la dramaturgia. Me interesa indagar en los recursos que empleó Lope para construir
esta obra, publicada en 1619, para que hasta en 2020 la estemos estudiando. Para llevar a
cabo este análisis enfrentaré al texto a las unidades aristotélicas, profundizaré en la
construcción del antagonista y analizaré la estrategia de ficcionar la Historia para la creación
de una obra. Además, como sustento de las afirmaciones con respecto al contexto histórico y
Aristóteles, me basaré en la materia pasada en las clases de Barroco y Dramaturgia y en una
edición crítica de la obra a cargo del grupo de investigación PROLOPE.

Contexto histórico de la obra


Lope se basa en un hecho concreto ocurrido en una villa llamada Fuenteovejuna. Este hecho
ocurrió en el marco de la guerra de Sucesión castellana, un conflicto bélico que, según la
investigación de PROLOPE, se dio tras la muerte del rey Enrique IV de Castilla entre los
partidarios de Isabel, hermanastra del monarca, y Juana, hija de este, apodada la ‘Beltraneja’
pues se creía que era hija de un cortesano llamado Beltrán, razón por la que se le negaba la
herencia del reino de Castilla. Isabel estaba casada con Fernando II, rey de Aragón y Juana
con Alfonso V, rey de Portugal. Esta pugna por el territorio de Castilla finalizó con la victoria
de Isabel y Fernando y en la conformación de la Monarquía Hispánica.
Es importante aclarar que esta guerra histórica fue mucho más compleja que lo anteriormente
expuesto, pero teniendo este panorama general me basta para comenzar con el análisis.

1. Restricciones como herramienta


En la obra de Lope encontramos acción, lugar y tiempo concretos. ¿Cumple con las unidades
aristotélicas?
Primero, Aristóteles plantea que en una obra se debe contar solamente una historia. Para
cumplir con esto cada escena debe conformar un relato general, no puede haber escenas
gratuitas. En ‘Fuenteovejuna’ todo lo que se cuenta, va en una misma dirección, contar la
historia del asesinato del Comendador. Comienza con las causas y finaliza con la sentencia
del rey que marca el final de las consecuencias. En este caso se podría argumentar que los
últimos dos versos de Frondoso, en donde se refiere al final de la obra de manera distanciada
no aportan a lo que se cuenta. No lo niego, pero, según lo pasado en clases, este es un sello
barroco, ¿y qué más se le puede hacer? Además, cada acción que realizan los personajes, los
llevan a su propio desenlace acorde a la unidad de acción y respondiendo también a una
unidad moral que tiene la obra. Esto último lo profundizaré más en el punto dos.
Segundo, para Aristóteles la acción de la obra debía ocurrir en un espacio físico único y
concreto. Una villa por muy pequeña que sea no se compone de un solo espacio representable
en un teatro, excepto si se usara la villa real para montar la obra, que es una opción
interesante y ojalá se haya hecho, pero no es eso lo que me interesa ahora. Por esta razón, tal
como se puede percibir en la obra, en un momento estás en el sucucho del Comendador,
después en la plaza de la villa y en otro en la sala del consejo de Fuenteovejuna. Aunque la
verdad es que las didascalias no son muy claras al respecto, pues sinceramente me he basado
en los pie de página que aparecen en la edición crítica que leí, la verdad es que los diferentes
espacios se intuyen por los diálogos, elemento a destacar de Lope porque, no es que sea flojo
y no quiera describir en las acotaciones los lugares, es que no lo necesita hacer, ya sus
diálogos hablan por sí mismos, cualidad que cualquier dramaturgo que escribe desde la forma
dramática tradicional desearía lograr.
Tercero, para Aristóteles, los acontecimientos de una obra como ficción debían transcurrir en
un lapso de tiempo de no más de un día. Ya por la estructura de esta obra nos percatamos que
no lo cumple. Son tres jornadas, una por cada acto. Esta forma es igualmente restrictiva que
la aristotélica y sinceramente no comprendo ni tengo las fuentes para explicar el motivo de
que todas las obras del barroco español que hemos leído estén divididas en tres estrictas
jornadas. Sin embargo, pensemos que se empleaba esta estructura porque funcionaba con el
público de su época. Si fuese así, la realidad de Lope no estaría tan lejana a la nuestra. Hoy en
día existen fórmulas de duración para hacer canciones, cada capítulo de las series suele durar,
dependiendo del género, 20 o 60 minutos. Creo que con este escritor nos percatamos que la
fórmula de por sí no es un problema, sino una herramienta. Si te manejas en la fórmula y
tienes intenciones de crear, la obra no será peor por estar en una base así. Si al final, creo, las
fórmulas son como los instrumentos, tienen sus propias limitaciones, pero es dentro de esos
límites que uno puede echar a volar la creatividad. Creo que ahí radica la maestría de Lope,
ya que supo adaptarse a un molde creando obras que seguimos leyendo y estudiando a día de
hoy porque trascendieron a la categoría de clásicos.

2. Un antagonista maniqueísta
Partiré diciendo que el término ‘maniqueísta’ lo estoy empleando únicamente porque suena
mucho mejor y condensado que “Un antagonista que nace de una reducción de la realidad
entre la oposición del bien y el mal”. Para este punto emplearé el término como un adjetivo
que si se busca en la RAE define en una palabra todo lo que quiero decir. Esto último no
quita que ahora tenga que justificarlo.
Lope de Vega sabe bien cuál es su público, por eso el malo de la obra, el Comendador Fernán
Gómez, tiene numerosos aspectos que lo hacen el ser más malo de todos, justificando así su
posterior asesinato en la obra. Lope escribe para españoles que hace ya años formaron una
identidad, por lo que el hecho de que el Comendador conspire en contra de los Reyes
Católicos, es decir, las personas que unificaron las coronas de Castilla y Aragón formando
tanto hoy, con todas las complicaciones y peleas históricas que hay, como en el tiempo de
Lope, el territorio de España, para un público nacionalista es el peor mal de los males.
A lo anterior mencionado se le suma el hecho de que, según lo comentado en las clases, el
honor y la honra eran un tema muy importante para la sociedad barroca del Siglo de Oro
español. Imagínate que están viviendo un momento en donde los valores hegemónicos del
catolicismo se ven afectados porque a un tal Lutero le da por protestar contra la Iglesia.
Aunque, si lo pensamos bien, Lutero lo que está haciendo es luchar por el honor y la honra de
los valores del catolicismo que las instituciones eclesiásticas de la época habían corrompido,
pero eso a los altos mandos religiosos y políticos no les era muy rentable, y tampoco le
llegaba toda esta información teórica a los creyentes que, probablemente, no se enteraban de
nada más allá de que había una crisis en la Iglesia católica. Lo que provoca la
desinformación, pero bueno, que me desvío.
Este comendador, aparte de conspirar contra la recién nacida, pero ya consolidada en 1619,
corona española, lo que de por sí es una falta a la honra, pues es desleal a sus reyes, es un
manipulador. Y no manipula a cualquier persona, sino a un superior, el Maestre de Calatrava,
a quien incentiva de oponerse a los Reyes Católicos. De esta manera, a pesar de ser un
subordinado, el Comendador posiciona su visión por sobre la del Maestre. Esto se puede
deber a que el superior de Fernán Gómez es menor a él, es adolescente, y se percibe cierta
sumisión de parte del Maestre frente al Comendador cuando le pide disculpas, pero este
detalle no es lo que interesa para este análisis. El hecho es que la deslealtad del antagonista
llega hasta el punto de conspirar manipulando a un superior, siendo que en esos tiempos, hoy
cada vez menos, las jerarquías eran rígidas y se debían respetar, por lo que Fernán está
realizando una doble falta a la honra.
Además de ser desleal y manipulador, es abusador. Y esto ya lo paso a algo lo
suficientemente matemático para no caer en los entrampamientos ambiguos y subjetivos de
los conceptos morales. Si eres quien dirige a un grupo de militares que, se supone, deben
resguardar un territorio, esto incluye a quienes habitan este territorio, si es que son aliados
que en el caso de Fuenteovejuna sí lo son, por lo tanto, no tienes derecho de pasar por sobre
ellos para cumplir tus deseos individuales, pues eres representante de un poder público. Sin
embargo, el Comendador, desde un primer momento demuestra que supera todo respeto a las
libertades de quienes debe proteger para saciar su apetito sexual, castigando a quienes
impiden este deseo individual. Por ende, desde su posición poder, estaría faltando al honor de
su puesto.
El comendador se vende y emplea su poder contra quienes defendía en primera instancia, se
corrompe al igual que Saruman en ‘El señor de los anillos’. Y no utilizo este ejemplo porque
sí, sino porque, al igual que la obra de Lope, esta ha sido tremendamente popular en su
tiempo, llegando a un público diverso y masivo, que es reunido por ver el combate del bien
contra el mal, pero siempre a partir de razones valóricas, no es que el malo sea malo porque
sí, es que son personajes con poder que han caído en la tentación del individualismo, cualidad
contraria a las ideas católicas. Las dos obras construyen al antagonista de la misma forma,
hay una guerra entre dos fuerzas, el antagonista, en posición de poder sobre sus súbditos, en
origen sirve a la fuerza del bien, pero conspira a favor de la fuerza del mal. Los dos
personajes cuando servían a las fuerzas del bien, que en el caso de la obra de Lope son los
Reyes Católicos, habían sido súbditos ejemplares, pero, ya en el lado del mal, al ver las
fuerzas protagonistas unidas en contra de ellos, se transforman en cobardes que no enfrentan
la situación.
La popularidad de estos dramas de honor yo creo que se deben, además de ser visiones
aceptadas por el poder hegemónico, es que en una sociedad en donde los valores comenzaban
a flaquear por la desestabilización de la Iglesia católica o en nuestro caso, la ausencia de
Dios, se genera un vacío con el que enfrentarte a una realidad caótica y, para suplir este
vacío, se recurre a historias que te recalcan cuál es el camino correcto, te forman moralmente,
te sostienen para sobrevivir en sociedad.
Si bien este recurso reduccionista fácilmente te puede llevar a escribir un panfleto moralista,
el hecho de que, hasta día de hoy, el Comendador nos parece la encarnación de la injusticia,
me dice, y esto es algo a lo que yo siempre he sido escéptico, que quizás existe un mínimo de
moral intrínseca en nuestra especie. Esto lo recalco porque actualmente muchos de los
antagonistas de textos clásicos se han reivindicado como moralmente incomprendidos en su
época, más esto, por lo que conozco y espero, aún no ocurre con este personaje.

3. La Historia como punto de partida


Según PROLOPE, Lope utilizó como fuente principal la crónica de los hechos ocurridos en
Fuenteovejuna escrita por el fraile Rades.
“Para este autor [Rades] se trata de la muerte cruel de un Comendador «en manos de
una turba violenta que, una vez muerto, saquearon su casa y le robaron su hacienda».
[...] el Comendador había hecho «tantos y tan graves agravios a los de la villa que
resolvieron volverse contra él y matarlo». Algunos de estos delitos eran que «tomaba
por fuerza a las hijas y mujeres de la villa y que les robaba sus haciendas, para
sustentar a sus soldados». Según la crónica, los habitantes del pueblo, furiosos, «se
juntaron una noche del mes de Abril, del año de mil y cuatrocientos y setenta y seis,
los Alcaldes, Regidores, Justicia y Regimiento, con los otros vecinos y con mano
armada, entraron por fuerza en las casas de la Encomienda, donde el dicho
Comendador estaba». [...]. Añade la crónica que las mujeres de Fuenteovejuna
participaron en el motín danzando y cantando. Los Reyes Católicos mandaron a un
juez para investigar el caso y castigar a los culpables, pero nadie delataba a los
responsables y los interrogados se limitaban a responder «Fuenteovejuna». Puesto que
el juez no pudo encontrar ningún culpable y, tras ser informados sobre el
comportamiento del Comendador, los Reyes Católicos «mandaron que quedase el
negocio sin mas averiguación».” (p. 28-29)
Como se puede leer, la obra de Lope de Vega está casi en su totalidad influenciada en esta
visión, pues presenta el asesinato del Comendador y las razones que utiliza Lope en la obra.
Si se investiga en otras fuentes tendremos que el Maestre de Calatrava es quien conspira en
contra del Comendador, según se explica en la edición crítica. La diversidad de posturas que
puede haber acerca de un mismo acontecimiento me parece un tema muy apasionante, pues
complejiza el enfrentamiento que se puede tener al ficcionar un hecho histórico.
Lope no se complica mucho, posiblemente porque tenía muchas obras más que escribir, pues
opta por una forma de enfrentarse al hecho que yo denomino como “Humanizar una fuente”,
en donde te casas con una visión de los acontecimientos y a partir de ella creas la ficción. El
autor crea personajes que llenan de carne los hechos expuestos en la crónica. Por el lado del
Comendador, Lope no lo crea, como ya mencionamos, lo caracteriza en un personaje desleal,
manipulador, abusador y cobarde, las acciones de la crónica ya no son sólo acciones, el
Comendador no es cualquier Comendador, hay un carácter detrás. Por otro lado, las mujeres
que este comendador “tomaba por fuerza”, comienzan a tener nombres, personalidades,
emociones, pensamientos, lo que, como lector, te choca de una manera mucho más física que
leyendo los datos de la crónica. Porque, por lo general, los datos y los hechos los tomamos
con ligereza y distancia, excepto si dentro de esos datos se encuentra alguien conocido. Esto
puede suceder hoy en día con las cifras de muertos por coronavirus, existe un escudo que nos
defiende de percibir esos números como algo real hasta que lo vivimos en carne propia. Lope,
como recurso, rompe ese escudo humanizando a los personajes para ficcionar la Historia de
tal manera que quien lea o presencie la obra no quede indiferente.
¿Necesariamente hay que casarse con una versión? No creo. Debe ser un ejercicio interesante
tener presentes en una misma obra diferentes puntos de vista históricos. Creerles a todos los
cronistas, escribiendo un texto en donde suceden todos los hechos mencionados en las
diferentes crónicas en una sola acción tremendamente contradictoria, que dotaría de muchos
matices la obra. O por el contrario, un escepticismo absoluto, que genera una nueva versión
de los acontecimientos. También se podría repetir una misma historia varias veces durante el
transcurso de la obra cambiando los detalles para que aparezcan las diferentes visiones, como
sucede en el ‘Idomeneo’ de Schimmelfennig. O incluso personificar las visiones en
personajes, quienes testigos o protagonistas de un hecho relatan diferentes percepciones de
este, como en ‘Rashomon’ de Kurosawa. Aclaro que no tengo idea si la película o la obra
alemana están basadas en documentos históricos, pero me sirven para ejemplificar las ideas.
A pesar de todo lo anterior mencionado es importante tener en consideración que cuando se
tratan temas históricos la rigurosidad es muy relevante, pues los datos requieren de un buen
cuidado e investigación para tener certezas de los eventos. Sin embargo, nada de eso
realmente me importa cuando se crean obras de ficción, pues la Historia es una excusa.
Obviamente que se puede ser más o menos rigurosos al respecto, tomar una o varias fuentes,
pero lo importante es no quedarse estancados en intentar serle fiel a la Historia que, al final,
es un punto de partida.
Al escribir, la Historia puede servir de base, pero hay que lograr distanciarse para construir
encima de ella, tal como lo hizo Lope. A su vez, al crear un espectáculo teatral, la
dramaturgia puede servir como punto de partida, pero es un esqueleto que hay que llenar de
carne, sino todas las puestas en escena de la obra serían idénticas.

Reflexión final
Muchas veces se reconoce a los autores que innovaron y rompieron con los modelos dando
nacimiento a obras que trascendieron a la categoría de clásicos, como Cervantes. Pero creo
que no hay que quitar el mérito que tienen aquellos que, a pesar de no salir de las formas
hegemónicas y complaciendo a sus públicos, logran seguir resonando hasta el día de hoy. Y
es que no es fácil escribir, uno cree que porque las cosas están basadas en modelos que
funcionan ya está todo listo. Sí, puede que con el modelo crees algo que en los primeros
meses le vaya muy bien, pero no te asegura que dejes una huella como escritor, sino todo el
mundo que siga los estándares crearía obras maestras y la Historia ha demostrado que no. Los
moldes hay que llenarlos.
Hay quienes que, con los recursos mencionados en este texto, lograron crear obras que
trascendieron más allá del éxito efímero, como Lope. Obviamente que, para alcanzar la
visibilidad, cosa que a las mujeres históricamente se les ha hecho más complicado, influyen
múltiples aspectos, como pueden ser los contactos. Esto lleva a que me pregunte si es que no
será que detrás de quienes han pasado a ser clásicos hay un interés de ciertos grupos de poder.
Sin embargo, no entraré en ese tema en este análisis pues el espacio escasea y el tiempo
apremia. A pesar de lo anterior, aún puedo, pues lo comprendí al profundizar en los tres
puntos tratados en este estudio, considerar que Lope logró crear un texto que sigue vigente
después de cuatro siglos a partir de un modelo hegemónico en su época.

Bibliografía
De Vega, Lope. Fuenteovejuna. PROLOPE, Barcelona.

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