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A RIZONA S TATE U NIVERSITY, ECA 307, 1031 S. PALM WALK , T EMPE , AZ 85281
HTTP :// SUSTAININGTHECOMMONS . ASU . EDU
Exepto cuando se indica lo contrario, este libro y sus contenidos están autorizados bajo licencia
de Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License (la “licen-
cia”).
Bajo esta licencia está permitido copiar, distribuir, y transmitir este trabajo bajo las siguientes
condiciones:
• Debe dar crédito del trabajo de la manera especificada por los autores (pero no de ninguna
manera que sugiera que usted o su uso tienen el apoyo de la licencia). (Atribución)
• No se puede usar este trabajo con fines comerciales. (No Comercial)
• No se puede alterar, transformar o construir sobre este trabajo. (No Trabajos Derivados)
Prefacio
En octubre de 2009, el comité del Nobel anunció que la politóloga Elinor Ostrom recibiría el Premio
Nobel de Ciencias Económicas, junto con el economista Oliver Williamson, “por su análisis de la
gobernanza económica, especialmente de los bienes comunes.” Muchas personas nunca habían oído
hablar de Elinor Ostrom. De hecho, muchos economistas, entre ellos el columnista del New York
Times y el premio Nobel Paul Krugman, no estaban familiarizados con su trabajo. Algunas personas
señalaron que la victoria de Ostrom en el Premio Nobel fue aún más polémica que la del presidente
Barack Obama al obtener el Premio Nobel de la Paz ese año. ¿De qué se trataba la controversia y
por qué los descubrimientos de Ostrom justificaban un Premio Nobel?
El trabajo de Ostrom mostró que un enfoque convencional en economía para el estudio del manejo
de recursos compartidos (por ejemplo, infraestructura pública, bienes comunes) era incompleto.
El enfoque convencional supone que cuando las personas comparten un recurso, como las aguas
subterráneas, los peces o un bosque, todos actúan en su propio interés, lo que lleva a la recolección
excesiva del recurso compartido. La única forma de evitar esta llamada “tragedia de los bienes
comunes” 1 era establecer derechos de propiedad privada o gravar el uso del recurso compartido.
En una serie de estudios realizados durante varias décadas con muchos colegas de todo el mundo,
Ostrom mostró que las personas son capaces de auto-organizarse y gobernar con éxito los recursos
compartidos. Su análisis proporciona una visión de las condiciones bajo las cuales el autogobierno
es posible. Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para el desarrollo de políticas y pueden
ayudar a explicar la ineficacia de muchas políticas y regímenes de gobernanza.
El Premio Nobel de Ostrom no sólo fue polémico debido a la naturaleza de su investigación.
También fue la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Ciencias Económicas. Todos sus títulos
oficiales eran en Ciencias Políticas, aunque tenía también títulos en Economía. Su trabajo se publicó
en revistas de primer nivel, pero no era muy conocida entre los economistas tradicionales. De hecho,
Ostrom trabajó en muchas disciplinas, utilizando métodos cualitativos y cuantitativos para abordar
cuestiones relacionadas con la gobernanza de los recursos que afecta a las personas más vulnerables
del mundo.
El marco teórico que desarrolló a lo largo de su carrera es aplicable al estudio de la gobernanza
de los recursos compartidos en muchos contextos diferentes, incluyendo los "bienes digitales", la
atención a la salud y la educación. Su Premio Nobel aumentó la atención que esta línea de trabajo
recibió de otros académicos y se la incluyó en una lista de las 100 personas más influyentes del
mundo por Time Magazine en 2012, justo antes de su muerte el 12 de junio de 2012.
Este libro de texto presentará el marco teórico, los conceptos y las aplicaciones principales de la
obra de Elinor Ostrom y sus colegas y está destinado a una audiencia de pregrado. Debido a nuestra
creencia en la importancia del trabajo de Ostrom y un deseo de compartirlo con una audiencia
más amplia, en 2007 comenzamos un curso sobre la acción colectiva y los bienes comunes en la
Universidad Estatal de Arizona (Arizona State University). Inicialmente hicimos uso del libro clásico
de Ostrom El Gobierno de los Bienes Comunes, pero ese libro no se escribió para dirigirlo a una
audiencia estudiantil. Por otra parte, nuevos conocimientos han surgido desde la publicación de El
Gobierno de los Bienes Comunes en 1990. Por tanto, decidimos escribir nuestro propio libro de
texto, que hemos estado utilizando desde la primavera de 2012.
1 Nota, los recursos compartidos son frecuentemente denominados erróneamente "los comunes". De hecho, los
"comunes" no se refieren a un recurso, sino a un tipo de régimen de gobierno empleado en la Europa medieval. Desafortu-
nadamente, este uso erróneo ha persistido en la literatura y ahora el término "comunes" se utiliza para referirse a algún
tipo de recurso compartido sobre el cual no existe un régimen de gobernanza -es decir, el recurso es "acceso abierto". En
este libro usamos el término "Comunes" en este sentido.
vi
Trabajamos con "Lin", como ella prefería que se le llamara, desde el año 2000 hasta su muerte.
Colaboramos en varios proyectos enfocados en la gobernanza de los bienes comunes, especialmente
en cuestiones relacionadas con la robustez. Desde el inicio de su carrera en 1965, Lin fue profesora
en la Universidad de Indiana y, a partir de 2006, fue profesora de investigación a tiempo parcial en
la Universidad Estatal de Arizona para colaborar en lo que ahora se denomina Centro de Compor-
tamiento, Instituciones y el Medio Ambiente (Center for Behavior, Institutions and the Environment),
el cual dirigimos. Lin Ostrom también dio varias conferencias invitadas en el curso para el cual
desarrollamos este libro.
Este libro está dirigido a estudiantes interesados en estudios relacionados con los desafíos de la
sostenibilidad. Para ilustrar los conceptos introducidos en el libro, usaremos ejemplos principalmente
de la sostenibilidad, pero incluiremos varios temas cotidianos para fomentar la comprensión intuitiva.
En un curso basado en este libro, aprenderá(s) sobre las instituciones-las reglas y normas que
guían las interacciones entre nosotros y los entornos que nos sostienen. Estas reglas y normas van
desde las reglas de tráfico, las reglas en los deportes y regulaciones sobre cuándo y dónde se puede
consumir alcohol hasta reglas constitucionales que estipulan cuántos impuestos hay que pagar y
quién puede convertirse en presidente. Las reglas y las normas nos ayudan a orientarnos hacia
resultados cooperativos de los llamados problemas de acción colectiva. Si nos basamos únicamente
en contribuciones voluntarias para hacer algo, es posible que no obtengamos los mejores resultados.
Pero la investigación también demuestra que las tácticas coercitivas para obligar a la gente a cumplir
con reglas estrictas tampoco llevan necesariamente a buenos resultados. ¿Qué combinación de
“palos y zanahorias” es necesaria para resolver con éxito problemas de acción colectiva difíciles
tales como el gobierno de recursos compartidos o, como se puede ver en la literatura, conseguir la
"sostenibilidad de los bienes comunes"?
No existe una fórmula simple para determinar el mejor conjunto de reglas. Desafortunadamente,
el contexto importa, así que cada situación es diferente. No obstante, podemos ampliar nuestro
conocimiento de cómo el contexto nos ayuda a interpretar diferentes situaciones y cómo abordarlas
de manera más efectiva. Con este libro nos familiarizaremos con un marco para estudiar las normas
y reglas necesarias para resolver problemas de acción colectiva con el fin de mantener los comunes.
También vamos a considerar cómo evaluar el éxito de las reglas, para quién son las reglas, y quién
puede elaborar las reglas. Observamos que las formas en las que la gente puede crear y ajustar reglas
y normas afecta al éxito de esas reglas. Discutiremos qué ideas podemos derivar de una comprensión
profunda de las reglas y normas que pueden ser útiles para encontrar soluciones a los desafíos de la
sostenibilidad.
Este libro se basa en el trabajo de Elinor Ostrom, particularmente en el libro de 1990 El Gobierno
de los Bines Comunes y el libro de 2005 Comprender la Diversidad Institucional. La forma en que
se presentan los contenidos se basa en nuestra práctica educativa en un curso de licenciatura en la
Universidad Estatal de Arizona. Hemos incluido muchos ejemplos contemporáneos de instituciones
y bienes comunes que no formaban parte de las publicaciones originales de Ostrom, pero que ayudan
a explicar y aclarar los conceptos. Proporcionar muchos ejemplos diferentes también ilustra la
amplia aplicabilidad del trabajo de Ostrom más allá de sus principales aplicaciones en el área del
manejo de los recursos naturales.
A la hora de decidir la forma de publicar este libro, consideramos varias opciones diferentes y
finalmente decidimos darlo gratuitamente como una contribución al conocimiento común. Nos gus-
taría conocer su/tu opinión de este libro. En la dirección de internet sustainingthecommons.asu.edu
tenemos un blog en el que publicamos ejemplos relevantes sobre diferentes bienes comunes que
hemos encontrado en nuestra investigación. Déjenos/Déjanos saber si encuentra(s) algunos ejemplos
interesantes.
Quisiéramos agradecer a nuestros estudiantes y becarios que participaron en las clases donde
utilizamos versiones previas de este libro por proporcionar comentarios muy válidos. También
queremos agradecer a Jennifer Fraser por su cuidadosa edición, Nathan Rollins por su ayuda en
el proceso de publicación, y la National Science Foundation por el apoyo financiero. Cuando
empezamos a trabajar en este proyecto Lin era parte de él. Ella estaba muy contenta con el primer
borrador que escribimos en abril de 2012. Su fallecimiento nos motivó aún más a continuar con este
proyecto. Por tanto, dedicamos este libro de texto a la memoria de nuestra mentora y amiga Lin
Ostrom.
Contents
Preface . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . v
I A NTECEDENTES T EÓRICOS
2 Definiendo Instituciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
2.1 Descripción General 13
2.2 Diversidad Institucional 14
2.3 ¿Cómo analizar instituciones? 16
2.4 Arenas de acción y análisis institucional 17
2.5 Contexto de la arena de acción 21
2.6 Reflexiones críticas 23
2.7 Para pensar 24
2.8 Referencias 24
Index . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Part I
Antecedentes Teóricos
Conceptos Clave
En este capítulo:
– Definiremos el significado del término “bienes comunes”
– Discutiremos los desafíos de la sostenibilidad de los bienes comunes
– Introduciremos el concepto de “tragedia de los bienes comunes”
– Daremos ejemplos y una crítica del concepto de “tragedia de los bienes
comunes”
desarrolladas por las comunidades mismas sobre cómo se usarían estas tierras. Técnicamente, el
término "bienes comunes" se refiere así a la tierra y a las reglas para gobernar su uso. Con el tiempo,
el término "bienes comunes" ha adquirido varios significados. En general, puede utilizarse para
referirse a un amplio conjunto de recursos, naturales y culturales, que son compartidos por muchas
personas. Ejemplos de recursos que se consideran "bienes comunes" incluyen bosques, pesquerías
o recursos de aguas subterráneas que son accesibles a los miembros de la comunidad. El término
clave aquí es "compartido". Los bosques, por ejemplo, no necesitan ser compartidos –hay muchos
ejemplos de bosques privados. Por lo tanto, en el término "bienes comunes", como es utilizado
frecuentemente hoy en día, está implícito que no hay derechos establecidos de propiedad sobre
el recurso. Es decir, el recurso es de "acceso abierto". Esto ligeramente se aparta del significado
original y, desafortunadamente, ha causado cierta confusión, como veremos más adelante. Otros
ejemplos de bienes comunes que el lector encontrará en la vida cotidiana incluyen software de
código libre, Wikipedia, vías públicas y educación pública. A lo largo de este libro, usaremos el
término "bienes comunes" para referirnos a un recurso o conjunto de recursos sobre los cuales no se
han establecido derechos de propiedad privada.
Independientemente de cómo se manejen, estos ejemplos demuestran que los tipos de recursos
que pueden definirse como "bienes comunes" son esenciales para nuestra sociedad. Los compartimos,
los heredamos de las generaciones anteriores y los creamos para las generaciones futuras. Por lo
tanto, los bienes comunes son cruciales para nuestra riqueza y felicidad.
¿Por qué nos interesa estudiar los bienes comunes? En este capítulo explicaremos que existe un
gran desafío asociado al mantenimiento de los bienes comunes. Debido a la falta de reglas de uso que
sean claras y de mecanismos para monitorear/monitorizar y hacer cumplir esas reglas, algunos bienes
comunes se encuentran sobreexplotados. Algunos ejemplos son los pescadores que pescan en aguas
internacionales, los agricultores que bombean agua subterránea o los usuarios de películas que usan
el ancho de banda limitado de una conexión a Internet comunitaria, lo que reduce la disponibilidad
de datos para otros usuarios. ¿Cómo podemos asegurarnos de que los bienes comunes se usen de
manera sabia y justa? ¿Quién debe regular el uso de los bienes comunes? ¿Quién debe hacer las
reglas? En las tierras comunes originales de la Europa medieval, la respuesta a estas preguntas era
clara: la comunidad que mantenía la tierra en común hizo las reglas y obligó a regular el uso de los
bienes comunes. En los bienes comunes modernos, donde los recursos en cuestión son típicamente
mucho más complejos, responder a estas preguntas es mucho más difícil.
Durante los meses en que se escribía este libro, estábamos enseñando un curso en Beijing.
Cuando caminábamos por las calles, a menudo teníamos que usar máscaras para protegernos de
la contaminación del aire. Esta experiencia nos recuerda que el aire que respiramos es parte de
un espacio común. Como individuos no tenemos control sobre la contaminación en el aire y por
consiguiente de la calidad que respiramos, porque no hay derechos de propiedad integrales que rijan
el acceso a la atmósfera. En algunas ciudades, la calidad del aire es peligrosamente mala, mientras
que en otras el cielo es azul y no hay contaminantes medibles. ¿Qué subyace en estas diferencias?
¿Se debe esto a la regulación, a la densidad de población o a la geografía del paisaje? ¿Cuáles son
los costos y beneficios de mejorar la calidad del aire? Y ¿quién perderá y quién ganará con tales
cambios? ¿Quién toma las decisiones sobre las actividades que afectan a la calidad del aire? Las
preguntas que son de interés para las personas que estudian los bienes comunes son "¿qué es lo que
permite a algunos grupos resolver con éxito los problemas de bienes comunes?, y ¿qué es lo que
impide que otros lo hagan?"
En este libro discutiremos muchos éxitos y fracasos en el gobierno de los bienes comunes.
Introduciremos un marco de referencia que se puede utilizar para ayudar a analizar los diversos
1.2 La Tragedia 5
tipos de bienes comunes que son importantes para nuestro bienestar y que también ilustra cómo
puede usarse para proporcionar un mejor entendimiento de cómo gobernar mejor nuestros recursos
compartidos. No hay una solución milagrosa que conducirá siempre a los resultados que deseamos,
pero sí podemos aprender sobre los mecanismos que aumentan la probabilidad de obtener resultados
deseables.
El cómo gobernar eficazmente los bienes comunes ha sido un largo debate en la academia. En
los últimos 40 años se han cuestionado los enfoques tradicionales para resolver el problema de los
bienes comunes mediante la privatización o la regulación del estado. La siguiente sección presentará
los elementos básicos de este debate, la controversia que ha surgido y algunas soluciones alternativas.
1.2 La Tragedia
En 1968 el biólogo estadounidense Garret Hardin (Figura 1.2) escribió un ensayo muy famoso en la
revista científica Science titulado "La tragedia de los bienes comunes". Garrett Hardin fue un ecólogo
americano que advirtió sobre los peligros que la creciente población humana generaría al medio
ambiente. Bajo el argumento de que cuando la gente comparte un recurso tiende a sobreexplotarlo
porque es del interés individual tomar todo lo que se pueda.
Hardin utilizó la metáfora de los pastores de ovejas compar-
tiendo un pasto de acceso abierto. Se refirió erróneamente a este
recurso compartido de acceso abierto como un "bien común" (si
fuera realmente un bien común, la comunidad usaría un régimen
de gobierno de propiedad común para regular el acceso). El título
de su artículo debería haber sido "La tragedia del acceso abierto".
Desafortunadamente, este uso del término "bienes comunes" fue
adoptado y, de hecho, ha tenido consecuencias desafortunadas, como
veremos a continuación. Debido a la falta de restricciones en el uso
del pasto, cada pastor puede beneficiarse individualmente agregando
ovejas adicionales. Desafortunadamente, si todos los pastores agre-
gan ovejas, todos como grupo asumirán eventualmente los costos
del pastoreo adicional, especialmente cuando se crea una situación
en la cual el consumo de pasto por el número total de animales de Figure 1.2: Garrett Hardin
pastoreo ocurre más rápido que lo que tarda el pasto en regenerarse.
El efecto del pastoreo excesivo se comparte entre todos los pastores, pero el beneficio de agregar
ovejas adicionales va al único dueño de las ovejas adicionales (siempre y cuando otros pastores no
añadan demasiadas ovejas).
Basado en el razonamiento de que las personas son agentes racionales que toman decisiones
buscando maximizar su utilidad individual, siempre que los beneficios de usar recursos compar-
tidos sean privados y los costos sean compartidos, podemos esperar que los bienes comunes se
sobreexploten. Hardin formula este fenómeno de la siguiente manera:
Ahí está la tragedia. Cada hombre está encerrado en un sistema que le obliga a aumentar
su rebaño sin límite - en un mundo que es limitado. La ruina es el destino hacia el cual
se precipitan todos los hombres, cada uno buscando su propio interés en una sociedad
que cree en la libertad de los bienes comunes. La libertad en un bien común trae la ruina
a todos (Hardin, 1968, p. 1245).
6 ¿Por qué estudiar los bienes comunes?
La observación de que las personas causan problemas para el bien común cuando siguen su
propio interés no es nueva. El filósofo griego Aristóteles señaló hace más de 2000 años que "lo que es
común al mayor número, se le otorga el menor cuidado". La razón por la que el argumento de Hardin
recibió tanta atención fue debido a su reconocimiento de que el concepto puede aplicarse a muchos
problemas ambientales modernos. Con el interés emergente en la conservación del medio ambiente
de la década de 1960, Hardin explicó por qué estábamos causando daños al medio ambiente.
Hardin llegó a la conclusión de que sólo había dos opciones para evitar el agotamiento de los
bienes comunes. Una opción era dar a los pastores derechos de propiedad privada. Si cada pastor
poseía un pedazo de la tierra común y las ovejas de ese pastor causaban sobrepastoreo y erosión,
los costos sólo los sentiría el pastor individual. Por esta razón, el pastor racional elegiría poner un
número apropiado de ovejas para pastar en las tierras con el fin de maximizar sus ganancias a largo
plazo. La otra opción posible es que un organismo gubernamental restrinja la cantidad de pastos
que se puede consumir. Sin embargo, para hacer cumplir la restricción, el gobierno tendría que
monitorear/monitorizar la cantidad de pasto consumido por cada pastor, lo cual sería costoso. Una
alternativa sería que el gobierno exigiera que los pastores paguen un impuesto por oveja, el cual el
gobierno utilizaría para contratar a un guardia para vigilar si los pastores siguen las reglas.
La importancia del argumento de Hardin es su conclusión de que las personas no son capaces
de gobernar por sí mismas los recursos comunes. Por eso lo llama una tragedia. El hecho de
que Hardin se concentrara en esta inevitable tragedia quizá esté relacionado con el uso que le
dio al término "bienes comunes". De hecho, en contextos tradicionales no había "libertad en un
bien común" -un bien común siempre tenía un conjunto de reglas asociadas con su uso, y estas
reglas no necesariamente incluyen ninguna de las dos opciones de Hardin. Desafortunadamente, el
juicio de Hardin ha sido ampliamente aceptado debido a su consistencia con las predicciones de
las ciencias económicas tradicionales y un número creciente de ejemplos de agotamiento de los
recursos ambientales. Lo que este juicio no tiene en cuenta son los muchos casos de bienes comunes
gestionados con éxito en los que el recurso compartido se utiliza de manera sostenible. Es decir, hay
muchos casos donde una "tragedia de los bienes comunes" se ha evitado sin la privatización o el
control del estado.
Garrett Hardin proporcionó una explicación convincente para el movimiento ambiental emergente
en los años 1960s. Había una creciente conciencia de la disminución de los recursos naturales debido
a las actividades humanas. Incluyendo la escasez percibida de materias primas; deforestación;
sobrepesca; y el aumento de los niveles de contaminación del agua y del aire, que provoca el esmog
y la lluvia ácida, así como problemas de salud para las poblaciones humanas.
Pocos años después de la publicación del artículo de Hardin, se produjo la primera crisis petrolera
que provocó un rápido aumento de los precios del petróleo. Este choque generó la percepción de
que el petróleo estaba escaseando y que estábamos abusando de nuestros recursos compartidos. El
trabajo de Hardin proporcionó un análisis simple y una solución sencilla. Suponiendo que la gente
toma decisiones racionales, las implicaciones para las políticas públicas fueron claras. Para evitar
la sobreexplotación de recursos compartidos en común era crítico para el Estado: 1) establecer,
supervisar y hacer cumplir los derechos de propiedad privada o 2) regular directamente el uso de los
bienes comunes, ya sea imponiendo impuestos o restringiendo directamente su uso (por ejemplo, el
otorgamiento de licencias).
La Figura 1.3 muestra la disminución de poblaciones de especies de peces depredadoras en
los océanos del mundo durante un período de 40-50 años durante la segunda mitad del siglo XX
(Myers & Worm, 2003). Desde el ensayo de 1968, las políticas públicas han cambiado, pero no
hemos visto una reversión de las tendencias generales. Las poblaciones de peces de la Figura 1.3
1.3 El pasto comunal de Hardin 7
Figure 1.3: Estimaciones de biomasa relativa desde los inicios de la pesca industrial (Myers & Worm, 2003)
la aldea. Esto permitió a las personas aprovechar las economías de escala en el pastoreo (como el
suministro de estiércol para su tierra) y los incentivos privados en el cultivo de granos (que carece
de importantes economías de escala y sufre del problema de oportunismo (free-riding en inglés),
cuando los grupos comunales tratan de compartir insumos).1
El propósito de dispersar pequeñas franjas de tierras
agrícolas ha estado sujeto a debate entre los académicos,
debido a que los beneficios de ambos escenarios se podrían
lograr con o sin la división. Además, la dispersión parece
haber sido un sistema ineficiente dado que un solo agricul-
tor tiene que dividir su tiempo entre múltiples y pequeñas
franjas agrícolas en lugar de economizar su propio tiempo
y concentrarse en un solo terreno. Algunos académicos
sostienen que la necesidad de compartir el riesgo debido a
diferentes tipos de tierra y patrones de precipitación puede
haber sido un factor positivo. Otros sostienen que al no
permitir que ningún agricultor ganara una gran cantidad de
tierra contigua, el pueblo evitó crear una situación de poder
asimétrico. Ningún agricultor poseía tierras suficientes para
poder "abstenerse" de los bienes comunes y pastorear sus
propios animales en su propia tierra. Tampoco un individuo
tenía el derecho de excluir a otros una vez que la aldea de-
cidió que la tierra debe transformarse de terrenos agrícolas a Figure 1.4: Sistema de campo abierto
terrenos pastorales. Si todos los agricultores tuvieran canti-
dades considerables de tierras agrícolas en forma de "cuota
simple" (una forma de propiedad privada en Inglaterra), en lugar de que el pueblo sea responsable de
las decisiones de asignación de tierras, los costos de transacción serían muy altos.
Si el argumento de que los bienes comunes se gestionaban eficazmente en el sistema de campo
abierto tiene alguna validez, ¿por qué desapareció el sistema de campo abierto? Y ¿por qué tardó
tanto tiempo en desaparecer en la mayor parte del norte de Europa? Si la propiedad privada por sí sola
fuera una solución muy eficaz a la producción de alimentos, una vez que una localidad descubriera
esta solución eficiente, se esperaría ver un cambio rápido por toda Europa. La explicación puede estar
relacionada con los costos de transporte. Debido a los altos costos de transporte, las comunidades
locales necesitaban producir carne y grano en una zona local pequeña para su propio consumo. Esto
sólo era factible si podían convertir la tierra agrícola en un pasto comunal al cosecharse los cultivos.
Cuando las redes de transporte mejoraron y las comunidades obtuvieron acceso a los mercados de
grano y carne, ya no era necesario continuar con esta complicada adaptación. Las comunidades
podrían especializarse en carne o cereales. Curiosamente, este cambio fue facilitado por el desarrollo
de un nuevo "bien común", es decir, el recurso compartido del sistema de transporte público.
Así, como mencionamos antes, los terrenos comunes medievales utilizados por Hardin en su
metáfora no eran en realidad de acceso libre. Quienes compartían el bien común habían elaborado
normas y reglas efectivas para gobernar sus pastos compartidos y evitar la sobreexplotación. Además,
hay muchas reglas implícitas involucradas en el uso de los bienes comunes. Por ejemplo, una manada
de ganado es la propiedad privada de los granjeros, pero el pasto que consumen no llega a ser privada
hasta que el animal la trague. ¿Podrían los granjeros cosechar directamente pasto para su ganado? Un
1 Este es un ejemplo de un dilema social, un tema que discutiremos en el Capítulo 4.
1.4 La tragedia no es inevitable 9
agricultor que lo hace probablemente se meterá en problemas, ya que podría haber reglas informales
de que el pasto sólo se puede cosechar a través del ganado.
Este ejemplo sencillo de un pasto compartido con ovejas ilustra cómo la gobernanza de la
propiedad común suele involucrar muchas reglas y normas. A menudo, las intenciones de estas
reglas y normas y la forma en que funcionan no son del todo obvias a simple vista. Veremos que hay
muchas normas y reglas en el uso de los bienes comunes, algunas evidentes, otras muy sutiles.
En resumen, en el momento en que Hardin escribió su ahora clásico artículo, el estudio sobre la
acción colectiva estaba enraizado en la teoría de la elección racional. Una asunción clave de esta
teoría es que los actores toman decisiones racionales (calculadas) basadas en la maximización de
los resultados individuales (ponderando los costos y beneficios individuales). Las implicaciones
para las políticas públicas eran claras: para evitar la sobreexplotación de recursos compartidos, era
fundamental establecer derechos de propiedad privada o imponer impuestos al uso de los bienes
comunes. Desde entonces, muchos estudios han demostrado que este no es el caso.
cientos de casos de estudio- éxitos y fracasos - desde las pesquerías de langosta del estado de Maine
en Estados Unidos, a los sistemas de riego de Nepal.
El análisis comparativo de estos casos de estudio le permitió identificar las características que
eran más comunes en casos exitosos. En su libro titulado “El Gobierno de los Bienes Comunes”
(“Governing the Commons” en inglés) publicado en 1990, Ostrom identificó ocho principios de
diseño que caracterizaron estrategias exitosas de auto-gobierno, incluyendo la presencia de monitores
que son responsables para los usuarios de un recurso y mecanismos baratos para la resolución de
conflictos. Estos principios se discuten en el capítulo 7 y han superado la prueba del tiempo.
Desde principios de los años ochenta, un número creciente de antropólogos, sociólogos, expertos
en ciencias políticas, ecólogos y muchos otros académicos han documentado ejemplos de recursos
compartidos en común que han sido gestionados de manera sostenible durante largo tiempo sin
derechos de propiedad privada ni intervenciones gubernamentales. Esto llevó al desarrollo de una
comunidad de académicos que se unieron para crear la Asociación Internacional para el Estudio de
los Bienes Comunes (www.iasc-commons.org) de la cual Elinor Ostrom fue la primera presidenta.
El trabajo que viene de esta comunidad ha proporcionado un marco alternativo para estudiar el
uso de los recursos compartidos, es decir, recursos mantenidos en común. El material discutido en
este libro se basa en gran medida en este marco alternativo que ha sido ampliamente reconocido.
Además de un Premio Nobel de Economía (que Ostrom vio como un reconocimiento a toda la
comunidad de investigadores en esta área, no como un logro individual), las ideas derivadas de esta
investigación se aplican cada vez más a cuestiones de gobernanza y políticas públicas.
Las aplicaciones de este trabajo pueden encontrarse en organizaciones que gestionan proyectos
de desarrollo en países en vías de desarrollo, que avanzan en prácticas agrícolas para mejorar la
seguridad alimentaria, y que tratan de proteger la biodiversidad. Además, las ideas sobre cómo
sostener los bienes comunes se aplican cada vez más a los bienes comunes que no son tradicionales,
tales como las áreas de conocimiento, cultura, educación y salud. Por ejemplo, la revolución de
la comunicación impulsada por internet ha generado todo tipo de nuevos desafíos relacionados
con el gobierno de los bienes comunes digitales. Las creaciones que consisten principalmente en
información (películas, libros, música) son tan fáciles de copiar, que muchas se distribuyen sin
ningún pago a los propietarios de los derechos de propiedad intelectual. La gente desconocida puede
publicar comentarios inapropiados en los sitios web. Hay correos electrónicos que se distribuyen
con el fin de obtener acceso a información privada.
Aunque el marco de referencia en base al cual se construye este libro se puede aplicar a todo
tipo de bienes comunes, nos centraremos en los bienes comunes relacionados con los desafíos de
la sostenibilidad. Sin embargo, usaremos ejemplos de otras aplicaciones para ilustrar algunos de
los conceptos más difíciles. Como tal, el libro no se limita a una aplicación específica, sino que
proporciona una serie de conceptos y marcos de referencia que nos ayudan a comprender mejor los
desafíos de mantener los bienes comunes y diseñar posibles soluciones.
1.8 Referencias
Hardin, G. (1968). Tragedy of the commons. Science, 162, 1243–1248.
Myers, R. A. & Worm, B. (2003). Rapid worldwide depletion of predatory fish communities. Nature,
423, 280–283.
Ostrom, E. (1990). Governing the commons: The evolution of institutions for collective action.
Cambridge University Press.
Ostrom, E. (2005). Understanding institutional diversity. Princeton, NJ: Princeton University Press.
Conceptos Clave
En este capítulo:
– Aprenderemos cómo definir instituciones
– Empezaremos a reconocer instituciones en situaciones de la vida cotidiana
– Learn to analyze institutions using action situations
– Nos familiarizaremos con el marco de análisis y desarrollo institucional (ADI)
– Entenderemos cómo los incentivos que afectan a la toma de decisiones pueden ser
estudiados usando métodos científicos rigurosos
– Reconoceremos la amplia diversidad de instituciones que hay en uso alrededor del mundo
2 — Definiendo Instituciones
Cárceles de vacas
En las colinas de Nepal existen algunas formas notables en las que la gente maneja los sistemas
de riego. Cuando Elinor Ostrom hizo trabajo de campo en esta área en los años noventa vio en el
centro del pueblo un campo cerrado con una vaca dentro de él. Sus colegas nepalíes le explicaron
que se trataba de una especie de “cárcel de vacas”. Si tres adultos, miembros del sistema de riego,
acordaban que un miembro del pueblo no había cumplido las reglas de riego podrían confiscar una vaca
del infractor. Estas reglas estaban relacionadas con la cantidad de agua que cada usuario pudiera tomar
del sistema y la cantidad de trabajo que debía aportar para el mantenimiento de los canales de este. En
estas pequeñas comunidades todo el mundo reconocería a la vaca y por ende a su propietario, sabiendo
así quien está incumpliendo con los acuerdos, ya sea tomando más agua de la permitida o no aportando
suficiente trabajo al mantenimiento de la infraestructura de riego. Además, personas de la comunidad
podían ordeñar la vaca, como un tipo de pago por el agua o el trabajo que en conjunto perdieron por
el incumplimiento del campesino. Una vez que el campesino infractor pagara una multa (además de la
leche que perdió de su vaca encarcelada) la vaca sería liberada y de vuelta a su propietario. Sobra decir
que la mayoría de los miembros del sistema de riego preferían seguir las reglas que ser avergonzados de
esta manera.
Encarcelar a las vacas para hacer que las personas cumplan las reglas podría parecernos bastante
exótico. Sería poco probable que las cárceles de vacas surtieran efecto en los Estados Unidos. Sin
embargo, el principio de la vergüenza como castigo también se utiliza en los Estados Unidos. Por
ejemplo, muchos estados publican el apellido de las familias y nombres de las firmas que delinquen con
sus impuestos. La lista de los 250 principales evasores de impuestos en el estado de California se puede
encontrar en https://www.ftb.ca.gov/aboutFTB/Delinquent_Taxpayers.shtml. Esta lista podría ser menos
controvertida que una vaca en la mitad de un pueblo, pero estar en esta lista podría afectar a la reputación
de quien esté en ella. Como resultado estas familias o firmas pueden corregir la situación y pagar sus
impuestos con el fin de que sus nombres sean retirados de la lista (es decir, “sacar su vaca de la cárcel”)
y recuperar de nuevo su reputación.
áreas urbanas no tienen vacas, una situación que limitaría la aplicabilidad de esta solución. Veremos
que existen muchos mecanismos diferentes usados por distintos grupos para resolver problemas
asociados con la sostenibilidad de los comunes. Esos mecanismos, sin embargo, dependen de los
mismos principios. Por tanto, en este libro, trataremos de entender cómo la gente resuelve esos
problemas estudiando los principios básicos de las instituciones que usan.
De manera general, las instituciones son las disposiciones que usan los humanos para organizar
todas las formas de interacciones repetitivas y estructuradas. Esto incluye acuerdos usados en el
hogar, escuelas, hospitales, compañías, etc. Esas disposiciones pueden ser de dos tipos: reglas o
normas. Las reglas y normas son esencialmente constructos humanos, acordadas o reconocidas por
un grupo de personas, y susceptibles de ser transformadas. Esto quiere decir que los individuos
pueden escoger seguirlas o no. Es importante reconocer que, las decisiones y acciones que tomen las
personas tienen consecuencias directas para ellas mismas y para otros.
En los siguientes capítulos veremos cómo reglas y normas están en todas partes y definen –
algunas veces literalmente, otras tantas indirectamente – cómo vivimos nuestras vidas. Por ejemplo,
reglas y normas pueden afectar con quién nos casamos, a qué escuela vamos, a qué países entramos,
dónde podemos sentarnos en un autobús, dónde podemos aparcar, quién lidera una conversación en
un grupo, etc. ¿De dónde provienen esas reglas? Y ¿por qué difieren entre países y contextos?
Veremos que cada uno de nosotros puede jugar un rol protagonista definiendo reglas y normas
si tenemos la iniciativa para hacerlo. Diseñarlas no es algo que hacen exclusivamente aquellos
vestidos de traje y corbata en la capital de nuestro país. Nosotros mismos creamos reglas también.
Por ejemplo, cuando realizamos un proyecto de grupo durante un curso, tendremos que depender de
algunas reglas y normas. Algunas pueden venir del programa, mientras que otras son creadas por
usted/ti y los miembros del grupo.
De manera más abstracta, las reglas (o la ausencia de éstas) en una situación concreta afecta a
quien obtiene ciertos beneficios, a quien asume ciertos costos, a quien se le permite participar, o a
quien obtiene cierta información. Además, las reglas que afectan a una situación son elaboradas
por individuos que interactúan a niveles superiores. Por ejemplo, las reglas que usamos al jugar
baloncesto a la hora del almuerzo, fueron elaboradas por quienes tuvieron que seguir tales reglas
para estructurar sus deliberaciones y decisiones.
Este capítulo ofrece una breve descripción del marco que usaremos en este libro para estudiar las
instituciones. En las siguientes secciones discutiremos estas preguntas básicas:
• ¿Por qué hay tantos tipos diferentes de instituciones?
• ¿Cómo analizamos las instituciones?
• ¿Cuál es la unidad de análisis apropiada para estudiar las instituciones en general y los bienes
comunes en particular?
• ¿Cómo usamos una opción de una unidad analítica, la arena de acción, para estudiar las
instituciones?
• ¿Cuáles son los componentes básicos de una arena de acción?
de reglas y normas. En el trabajo podemos tener un contrato formal relacionado con los deberes
que se espera que cumplamos y la compensación por llevarlos a cabo. En la mesa podemos adoptar
ciertas maneras (las cuales son equiparables a las normas) enseñadas por nuestros padres. En el
tráfico se siguen las reglas y normas de la conducción en carretera. Por ejemplo, una regla en la
carretera es el límite de velocidad. Una norma es que no impidamos el paso a otros conductores
al cambiar de carril. En base a estos ejemplos, ¿cuál es la diferencia entre una regla y una norma?
Finalmente, nosotros interactuamos con muchos extraños cada día, los cuales se supone, siguen las
mismas reglas.
Reconocer el número de reglas y normas que implícitamente se manejan diariamente puede ser
abrumador. Pero la mayoría de nosotros lidiamos fácilmente con todo este tipo de situaciones sin
pensar demasiado en las reglas y normas que estructuran las decisiones concretas que tomamos
en esas situaciones. Muchos investigadores han explorado la pregunta de qué nos permite hacer
eso. No solo nos enfrentamos a situaciones diferentes diariamente, sino que las situaciones que
podemos experimentar cambian entre generaciones. Es probable que hoy nos enfrentemos a un
mayor número de situaciones a diferentes niveles de organización social en comparación con
generaciones anteriores. Las personas que vivían en un pequeño pueblo de Europa en el año 1200, no
pensaban en las implicaciones que los acontecimientos políticos en China podrían tener en sus vidas.
Ahora esperamos comunicarnos con nuestros familiares o poder
conocer las últimas noticias desde cualquier lugar del mundo. Nues-
tras comidas no están restringidas a la disponibilidad estacional de
los alimentos producidos por agricultores locales. Transportamos
los ingredientes para nuestras comidas de todo el mundo (por ejem-
plo, frutas tropicales y verduras en el inverno en Nueva Inglaterra)
a costos ambientales considerables. Tales cambios no se han orig-
inado solamente por desarrollos tecnológicos, sino también a través
de cambios en las instituciones. Para garantizar que las frutas y
las hortalizas se transportan de manera confiable desde el punto A
hasta el punto B, es necesario crear instituciones para estructurar
interacciones repetitivas entre todos los individuos involucrados.
Sin instituciones, los costos de transacción de los intercambios en-
tre agricultores, transportistas y minoristas harían el transporte de
alimentos en largas distancias extremadamente costoso.
Es obvio para nosotros lo que debemos hacer cuando estamos
de compras en un supermercado. Tomamos las mercancías de los Figure 2.1: Diferencias en la tec-
estantes, y entonces “organizamos un encuentro con el cajero”, que nología afectan al tipo de institu-
se hace fácil identificando las colas de pago (hacer cola no es una ciones que se usan.
norma en todas partes). El cajero sabe que queremos tener un
encuentro con él dado que estamos haciendo cola. Entonces tenemos un intercambio con el cajero.
¿Qué intercambiamos exactamente con el cajero? ¿Intercambiamos comida? No. El cajero no
es el dueño de la comida. Intercambiamos información. Podemos dar un pedazo de plástico con
información en él (una tarjeta de crédito) al cajero, o podemos utilizar efectivo – que es también
una forma de información sobre el valor y la obligación. Sin embargo, esta estrategia no funciona
igual en todas partes. Cuando estamos de compras en un bazar abierto en Asia o en África, podemos
negociar más el precio de una fruta que queda en el estante al final del día. Tal negociación para
obtener un precio menor ocurre también con otras mercancías en el bazar. De hecho, no negociar (es
decir, no adoptar una norma local) por un precio menor podría ser una clara indicación de que usted
16 Definiendo Instituciones
es un foráneo y que no conoce qué hacer en esa situación. Esto podría afectar drásticamente el precio
del bien. Finalmente, en este caso, el vendedor podría ser de hecho el productor de la fruta y estaría
intercambiando bienes con el comprador. ¿Que podría estar intercambiando el comprador por ese
bien? Probablemente no un número y una fecha de caducidad en un pedazo de plástico. ¿Podría usar
dólares en África? Quizás sí, quizás no. Esos ejemplos ilustran que hay muchos cambios (sutiles)
entre una situación y otra, aunque muchas variables puedan ser las mismas. Esos cambios sutiles
pueden tener grandes consecuencias en las interacciones entre personas.
Los tipos de factores culturales e institucionales que
hemos presentado afectan nuestras expectativas acerca del
comportamiento de otros y su comportamiento frente al
nuestro. Por ejemplo, una vez aprendemos las capaci-
dades básicas para conducir un automóvil, conducir en
Phoenix (Arizona) o en Bloomington (Indiana) – donde
todos conducen rápido, pero generalmente siguen las re-
glas de tránsito – es una experiencia totalmente diferente
a conducir en Roma, Río de Janeiro, e incluso en Wash-
ington D.C, donde los conductores parecen estar jugando
el juego de la gallina en algunas intersecciones. Conducir Figure 2.2: Si se quiere comprar un bo-
en India puede parecer una experiencia de alto riesgo. leto/entrada para un concierto y hay gente
Nadie parece seguir las reglas de tránsito, pero existen nor- haciendo cola, uno puede unirse a la fila au-
mas claras como “las vacas son libres de andar por donde tomáticamente. ¿Qué podría pasar si esto
quieran, incluyendo autopistas” o “pite cuando conduzca no se hace y uno se adelanta en la fila?
detrás de alguien, para que sepan” y “espere lo inesper- Aunque no exista ninguna seña formal que
informe de que cada persona debe esperar
ado”. Al jugar ráquetbol con un colega, está generalmente su turno, se asume generalmente que se en-
permitido ser agresivo para intentar ganar usando todas tiende que se debe hacer la cola.
las habilidades. Por otro lado, cuando se enseña a un
joven miembro de la familia cómo jugar ráquetbol, el reto es divertirlo mientras adquiere nuevas
habilidades. Ser demasiado agresivo en ese entorno, o alguna otra situación competitiva, podría
ser contraproducente. Un adulto “equilibrado y productivo” ajusta sus expectativas y formas de
interactuar con otros para “encajar” en un amplio rango de situaciones diferentes. Esos ajustes son a
menudo naturales.
Aunque no lo identifiquemos de manera explícita, tenemos mucho conocimiento implícito de lo
que se debe y no se debe hacer en una variedad de situaciones. Frecuentemente, somos conscientes
incluso de todas las reglas, normas, y estrategias que seguimos. Tampoco las ciencias sociales han
desarrollado herramientas adecuadas para ayudarnos a traducir nuestro conocimiento implícito en
una teoría consistentemente explícita del comportamiento humano. En muchos cursos universitarios,
los estudiantes aprenden el lenguaje de una disciplina particular, desde antropología a economía,
desde psicología hasta ciencias políticas, etc. Este estrechamiento disciplinario del lenguaje puede
impedir nuestra comprensión para analizar diversos grupos de situaciones que vivimos en la vida
social. El marco de referencia que presentamos en este libro puede proveer un lenguaje común para
estudiar esas situaciones diferentes.
Figure 2.4: El nivel focal de análisis – la arena de acción (adaptado de Ostrom, 2005).
a las que Juan llama para que intervengan en el conflicto. Alicia y Juan pueden contratar abogados
para que les representen cuando la situación de acción, es decir el conflicto, se lleve a juicio. Las
interacciones incluyen los ladridos diarios del perro, las peticiones amistosas iniciales de Juan para
silenciar al perro, y el escalamiento del conflicto a un caso judicial. Hay varios resultados posibles:
bien sea que Alicia o Juan se muden fuera de la vecindad, que el perro sea entrenado para que deje
de ladrar, que se venda el perro, que Juan obtenga una compensación por los inconvenientes, etc.
Cada resultado es evaluado de manera diferente por cada uno de los participantes, incluidos los
abogados. Por ejemplo, si el abogado de Juan recibe cierto porcentaje de la compensación financiera,
este podría concentrarse en ganar el caso para conseguir el dinero, aunque esto puede conducir a
malas relaciones a largo plazo entre Alicia y Juan.
Los resultados realimentan a los participantes en la arena de acción (la flecha discontinua de los
resultados a la arena de acción en la figura 2.4). Por ejemplo, el hecho de que un jugador pierda
un juego de ajedrez afecta a su próxima decisión sobre la situación de acción de jugar ajedrez
(jugar otro juego o no). El perro que continúa ladrando después de una interacción (Juan le pide
a Alicia que calme a su perro), sin duda afecta las futuras decisiones de Juan. Este cambio de
visión de uno o varios participantes podría inducir a la situación de acción a transformarse también
con el tiempo. Con el tiempo, los resultados también pueden afectar a las variables exógenas.
Por ejemplo, las decisiones que toman las personas acerca del uso de energía generan resultados,
incluidas las emisiones de CO2 que, a largo plazo, afectan al sistema climático. En un mundo con
cambio climático, los costos y beneficios de las actividades humanas se ven afectados, lo que a su
vez afectará a diferentes arenas de acción. Al realizar un análisis, sin embargo, se consideran las
variables exógenas como fijas – por lo menos para el propósito del análisis.
Cuando las interacciones producen resultados productivos para los involucrados, los partici-
pantes pueden aumentar su compromiso de mantener la estructura de las situaciones tal y como está,
para continuar teniendo resultados positivos. Por ejemplo, las personas adineradas que pudieron
beneficiarse de impuestos bajos en el pasado podrían apoyar el recorte de impuestos que la ad-
ministración Bush introdujo. Sin embargo, si los participantes consideran que las interacciones
son injustas o inapropiadas, pueden cambiar sus estrategias, incluso cuando hubieran recibido re-
sultados positivos de la situación. Por ejemplo, un grupo de millonarios pidió que el presidente
Obama aumentara los impuestos para los ricos (http://politicalticker.blogs.cnn.com/2011/11/16/
millionaires-ask-congress-to-raise-their-taxes/).
Cuando los resultados actuales se perciben por los involucrados (u otros) como menos deseables
que otros resultados posibles, algunos participantes preguntarán por situaciones de acción particulares
20 Definiendo Instituciones
y tratarán de cambiarlos. Pero en lugar de intentar cambiar la estructura de esas situaciones de acción
directamente, ellos podrían moverse a diferentes niveles e intentar cambiar las variables exógenas.
El movimiento “occupy Wallstreet” de 2011 fue una propuesta contra la injusticia percibida en
la sociedad debido a una cultura de codicia de los banqueros y otros participantes que controlan
el sistema financiero. Los manifestantes solicitaron un cambio del sistema financiero (la variable
exógena) para avanzar hacia una sociedad más equitativa en la cual ellos también podrían tener
éxito (un resultado diferente) (http://www.huffingtonpost.com/2011/11/08/wall-street-bonuses_n_
1081902.html). Pero ellos no intentaron cambiar el sistema financiero directamente. Intentaron
afectar las variables exógenas, por ejemplo, la percepción del público en general hacia las acciones
de los bancos.
La figura 2.4 es la representación esquemática más simple de una arena de acción. Como se
mostró en el ejemplo, hay muchas capas importantes en cada arena de acción. Descomprimimos
esta representación simple en la figura 2.5 con el fin de hacer estas capas más visibles. Una arena
de acción se refiere al espacio social donde participantes con diferentes preferencias interactúan,
intercambian bienes y servicios, juegan, resuelven problemas, tienen una discusión, reciben y proveen
atención médica, etc. Distinguimos una arena de acción de una situación de acción para enfatizar
que los mismos participantes pueden tener diferentes roles y escenarios de acción como lo vimos con
Juan y Alicia. La situación de acción se refiere a las posiciones, acciones, resultados, información
y control que proporcionan la estructura en la que los participantes interactúan. Así, la situación
de acción proporciona el contexto institucional con el cual los participantes en una arena de acción
se enfrentan. En el capítulo 3 ampliaremos y desempacaremos la arena de acción. Tengamos una
mirada más amplia del mapa conceptual del ADI.
Ahora apliquemos el marco a un caso concreto, por ejemplo, el curso por el que estamos leyendo
este libro (Figura 2.5). La situación de acción está definida por las reglas generales sobre tomar
un curso en la universidad (grados, créditos, conducta), especificados en el plan de estudios del
curso, y las características del espacio en el que se reúnen los participantes. Tomar este curso (junto
con todos los demás estudiantes) constituye una arena de acción. En la arena de acción existen
un grupo de participantes diferentes, por ejemplo, los estudiantes y el profesor. Los participantes
interactúan a través de las clases, escribiendo ensayos y respondiendo un examen. Para cada una de
estas actividades existen unos criterios de evaluación más detallados sobre cómo recibir una buena
2.5 Contexto de la arena de acción 21
nota en el examen o escribir un buen ensayo. El resultado final del curso será una calificación.
Las variables exógenas en las que esas interacciones suceden son las instalaciones del campus
de la universidad (la calidad de las aulas, computadores/ordenadores comunes, etc.), los atributos
de los estudiantes (criterios para ser admitidos a la universidad, la calidad de otros cursos, etc.) y
las regulaciones de la universidad. Estos son ejemplos específicos de las categorías generales de las
variables exógenas en la figura 2.5: Las condiciones biofísicas, los atributos de la comunidad y las
reglas en uso, respectivamente.
Aunque la nota final es el resultado final del curso, esto puede ser debatido. Si éste fue realmente
el único resultado que nos preocupó, los participantes pueden estar de acuerdo que todos los
estudiantes podrían obtener un sobresaliente sin esforzarse demasiado en el curso (por ejemplo,
todos votaron ponerse sobresaliente). Obviamente, este no es el propósito de un curso, y es una
violación de las regulaciones universitarias. Aunque el enfoque de muchos participantes en la
situación de acción podría estar en la nota, se podrían incluir otros resultados. ¿El material del curso
conduce a nuevas ideas y experiencias útiles para los estudiantes? ¿Comprenden los estudiantes
el material y pueden aplicarlo a otros temas o problemas que puedan encontrar en la vida? ¿Es el
ambiente en el aula agradable y productivo? Este tipo de resultados son más difíciles y costosos de
cuantificar, pero aun así son importantes. Sin embargo, la dificultad de medir tales resultados podría
ser una razón por la cual los profesores se enfocan en las notas para medir los resultados del curso.
Reglas
Muchos de los lectores de este libro están acostumbrados a un sistema de gobierno democrático
y abierto donde las reglas se crean de múltiples maneras. Bajo esas condiciones, no se considera
ilegal o impropio que los individuos se auto-organicen para crear sus propias reglas para diferentes
situaciones o actividades. Esto puede contrastar altamente con los estados más dictatoriales del
mundo. En el trabajo, en una familia, o en una organización comunitaria hay muchas maneras de
experimentar la elaboración de reglas para mejorar los resultados que podemos esperar en el futuro.
Algunas de estas reglas están escritas en el papel, otras son verbales y pueden confirmarse con un
apretón de manos.
En el análisis de casos de estudio en este libro, hacemos una distinción entre reglas en el papel
(de jure) y las reglas en uso (de facto). No es raro que en la práctica se establezcan normas diferentes
para el espacio de trabajo, en el aula, o en un campo deportivo que las que están escritas en el papel.
Por ejemplo, un árbitro de un partido de fútbol no puede detener el juego por cada posible infracción
de las reglas, sino juzgar si la infracción es lo suficientemente grave como para detener el juego y
hacer cumplir las sanciones.
El comportamiento humano, incluyendo la tendencia de los seres humanos a cumplir con las
reglas, no es tan predecible como lo son los fenómenos biológicos o físicos. Los seres humanos son
reflexivos y tienen opiniones y valores morales. Es posible que no obedezcan las instrucciones de
los demás. Todas las reglas se formulan en lenguaje humano. Como tal, las reglas pueden no ser
totalmente claras y concretas, y existe un potencial de malentendido como una condición básica
del lenguaje. Las palabras siempre son más simples que el fenómeno que describen. En muchos
empleos de oficina, por ejemplo, las reglas requieren un número de horas de trabajo por empleado
a la semana ¿Con qué precisión necesitamos especificar qué hará el empleado? Si el empleado
está físicamente en su escritorio por el número de horas, pero está soñando despierto sus próximas
vacaciones o haciendo una lista de mercado para comprar en su camino de regreso a casa, ¿está
siguiendo las reglas? Las reglas escritas son siempre incompletas y, por lo tanto, el mismo ejercicio
de interpretación de las reglas puede llevar a resultados diferentes. El cumplimiento de reglas de
monitoreo es una actividad desafiante si las reglas no son claras y totalmente comprendidas. Así,
cuando estudiamos una arena de acción, veremos no solamente las reglas sobre el papel, sino también
las reglas en uso. Las malas interpretaciones pueden dar lugar a diferencias entre unas y otras. Para
un buen desempeño de los acuerdos institucionales es importante que las reglas sean mutuamente
entendidas.
La efectividad de un grupo de reglas depende del significado compartido asignado a las palabras
usadas para formularlo. Si no existe un significado compartido cuando una regla es formulada,
existirá confusión acerca de las posibles acciones necesarias, permitidas o prohibidas. La eficacia
de las normas también depende de su aplicación. Si las reglas se aplican perfectamente, éstas
simplemente dicen lo que los individuos pueden, deben o no deben hacer. Los participantes en una
arena de acción siempre tienen la opción de romper las reglas, pero existe un tiempo de ser atrapado
y penalizado. ¿Ha conducido el lector alguna vez más rápido que el límite de velocidad permitido?
Si el riesgo es bajo, violar reglas podría ser común. Además, debido a las realimentaciones en las
arenas de acción la probabilidad de violar las reglas puede crecer con el tiempo. Si una persona
incumplió sin ser atrapada, otros podrían seguir su comportamiento y el nivel de incumplimiento se
incrementaría. Esto a su vez incrementaría la forma de identificar las violaciones y posiblemente una
2.6 Reflexiones críticas 23
aplicación más rigurosa de las reglas. Si el riesgo de exposición y sanción es alto, los participantes
podrían esperar que los otros tomen decisiones dentro de las acciones que son posibles o permitidas.
Uno de los beneficios principales para los participantes cuando la mayoría de la gente sigue las
reglas es tener mayor capacidad de predecir las interacciones. Prácticamente todos los conductores
en los Estados Unidos utilizan el lado derecho del camino al conducir. Si esta regla no se cumpliera
con frecuencia, podemos imaginar lo complicado que sería conducir y lo ineficiente que sería utilizar
la vía. El saber qué esperar de otros, mejora enormemente el comportamiento de muchos sistemas
sociales.
Condiciones biofísicas
Como veremos a lo largo del libro, las reglas afectan a todos los aspectos de la arena de acción.
El mundo biofísico también tiene un impacto importante en la arena de acción. Las acciones
físicamente posibles, los resultados posibles, la relación entre acciones y resultados, y los actores
están fuertemente afectados por el entorno en cualquier situación. Por ejemplo, el agua no puede
correr colina arriba. Una vez se ha dicho algo, no se puede retractar. El mismo conjunto de reglas
puede promover arenas de acción totalmente diferentes dependiendo del contexto. Por ejemplo, en
Nueva York, existe una regulación que los residentes son los responsables de quitar la nieve de las
aceras en frente de los edificios donde viven en las cuatro horas siguientes después de que pare de
nevar. ¿Por qué en Phoenix no existe una regulación de este tipo? En este libro vamos a presentar
muchos estudios de caso en diferentes ámbitos de aplicación, lo que ayudará a reconocer cómo el
contexto afecta a la toma de decisiones y a la efectividad de las reglas.
Atributos de la comunidad
Un tercer grupo de variables que afecta la estructura de una arena de acción se relaciona con
los atributos de la comunidad a la que pertenecen los participantes. Unos ejemplos de atributos
que pueden ser importantes son el conjunto de valores compartidos dentro de la comunidad, el
entendimiento común y los modelos mentales que tiene la comunidad acerca del mundo en el que
viven, la heterogeneidad de posiciones en el interior de la comunidad como pueden ser los sistemas
de castas y clases, el tamaño de la comunidad, y la distribución de activos básicos entre la comunidad.
El término cultura se emplea frecuentemente a los valores compartidos dentro de la comunidad.
La cultura afecta a los modelos mentales y valores compartidos en el interior de una comunidad.
Las diferencias en los modelos mentales afectan a la capacidad de los grupos de resolver sus
problemas. Por ejemplo, cuando los participantes tienen un conjunto común de valores e interactúan
frecuentemente entre sí, es más probable que puedan elaborar reglas y normas adecuadas para su
arena de acción, así mismo, si los participantes vienen de culturas diferentes, o hablan diferentes
idiomas, o tienen diferentes religiones, será mucho más difícil diseñar acuerdos institucionales
eficaces.
Así mismo, las interacciones están afectadas por el contexto social y biofísico en el que la arena de
acción sucede.
2.8 Referencias
Ostrom, E. (2005). Understanding institutional diversity. Princeton, NJ: Princeton University Press.
Index
commons, 3