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tes políticos y académicos en torno a las prácticas pedagógicas y sindicales para una
educación popular y socialmente emancipadora / Federico Tálamo ... [et al.]; compilado
por Federico Tálamo; Mariano Rozados. - 1a. ed. adaptada. - Paraná : AGMER Editora,
2019.
Libro digital, PDF
RESUMEN
El objetivo de esta ponencia será presentar un estudio realizado tras la expe-
riencia formativa dentro del marco del Tramo de Formación Docente efectuada en
el ISFDyT Nº 210 (UPCN) de La Plata. Se buscó favorecer la reflexión acerca de las
maneras en que se ve atravesado el trabajo docente y las instancias de formación,
como así también su ubicación en el contexto educativo, político y social actual.
Se parte del supuesto de que toda experiencia educativa puede ser una expe-
riencia creativa, movilizadora, formativa y habilitadora de espacios de reflexión co-
lectiva que provea herramientas emancipadoras, o bien solo una experiencia repro-
ductora de áridas tradiciones y prácticas docentes. Por ello, a partir de la utilización
del método etnográfico mediante un proceso auto-etnográfico colaborativo analiza-
mos y ponemos en diálogo, las experiencias y las interpretaciones surgidas de los
encuentros realizados a lo largo del tramo de formación, a la espera de aportar ejes
que permitan repensar la educación para que se erija como una herramienta eman-
cipadora.
A su vez, es posible repensar el valor de estos espacios de formación y su con-
tinuidad ya que fomentan el intercambio y debate permanente a través de una pro-
puesta en la que el pensamiento crítico cobra vital importancia.
Como resultado del trabajo se hacen visibles las tensiones surgidas al interior
de las cátedras, producto de la contraposición y debate de ideas, entre profesionales
y docentes en formación provenientes de diversas posiciones ideológicas y líneas de
trabajo profesional. Debido a la importancia de los hechos sociales, históricos y po-
líticos presentamos una experiencia formativa situada, manifestando la importancia
de poner en el centro del debate las imprescindibles experiencias individuales y gru-
pales que han generado propuestas, experiencias y prácticas docentes emancipado-
ras, capaces de promover una educación integral, situada y crítica.
INTRODUCCIÓN
Desde el origen de los sistemas educativos, tanto en América Latina como en
la Argentina, la formación de profesores estuvo estructurada en circuitos diferentes
para cada nivel educativo, pero a partir de fines del siglo XIX, los Estados nacionales
comienzan a ocuparse de la formación de profesores dado el lugar preponderante
que éstos adquirían desde sus discursos y prácticas, en una escuela cuya función
radicaba en la enseñanza de contenidos básicos y la conformación de ciudadanos.
1 UNMdP.
2 UNMdP.
3 UNLP.
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y social del aprendizaje. Es decir, la experiencia formativa puede ser vivida sólo
como un proceso agobiante o como un placer mientras que el tránsito por la institu-
ción educativa puede ser experimentado como un condicionante sistémico o como
un espacio de disfrute y placer.
Así, el paso por el espacio de formación docente comenzó, para muchos y mu-
chas, siendo un objetivo a perseguir en pos de lograr obtener el título que permitiera
continuar el trayecto docente en mejores condiciones laborales y la posibilidad con-
creta de titularizar horas en el sistema educativo concentró el interés de la gran ma-
yoría, que posteriormente se encontró con nuevos desafíos entre los cuales se puede
destacar la posibilidad de resignificar nuestras propias prácticas docentes. Téngase
presente que, con la puesta en vigencia de la Ley Nacional de Educación 26 026 y
sus correlatos provinciales (en este caso en Ley Provincial de Educación 13 688) y
conforme al Estatuto docente de la Provincia de Buenos Aires (Ley 10 579), se esta-
bleció como obligatoria la formación pedagógica para todos los profesionales que
estaban ejerciendo la docencia sin título docente habilitante, para lo cual se estable-
ció un periodo de ocho años a partir de la implementación y se exigía certificado de
servicio en institución educativa a los ingresantes al tramo (Resolución 550/07 y
2082/07) para el ingreso a los denominados “listados oficiales”.
La diversidad en la formación previa de los estudiantes del tramo de formación
pedagógica caracterizó y tiñó los encuentros posibilitando una amplitud en la ma-
nera de ver y una construcción colectiva con amplitud de perspectivas. En un con-
texto de aprendizaje propuesto desde la perspectiva freiriana de la educación, se
planteó “poner en cuestión” los modos de hacer que caracterizan hoy a la gran ma-
yoría de las escuelas secundarias. Allí comenzaron a abrirse interrogantes basados,
en parte, en el rol ocupado por cada docente, y cómo resignificar en el contexto ac-
tual.
Ahora bien, para el análisis de las autoetnografías hemos separado dos perio-
dos que creemos que marcan un antes y un después de la experiencia: el primer pe-
riodo que agrupa los primeros encuentros realizados a partir de noviembre de 2015
y el segundo periodo que se desarrolla durante el 2016. Tal separación se debe a que
creemos que las dinámicas y maneras en que se desplegó la construcción delibera-
tiva del aprendizaje, no fue de la misma manera en un periodo que en otro y es im-
portante poder marcar esta cuestión para comprender luego las conclusiones a las
que hemos abordado.
A la vez queremos señalar que hablaremos siempre en plural buscando mos-
trar un nosotros reflexivo. El mismo, refleja posiciones debatidas grupalmente que
terminaron por decantar en un texto común de reflexión cooperativa. Así es que, con
nuestras diferencias y dificultades, vamos a comenzar a narrar nuestras emociones,
valoraciones y percepciones a medida que iremos introduciendo herramientas teó-
ricas que nos ayuden a repensar lo vivido.
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Yo parto de una idea muy sencilla: para crear un texto, una obra, lo que sea, tú
tienes que empoderar tu propia voz, tienes que tener claro que hay algo que tú
conoces mejor que nadie, que es tu propia vida y que tu propia vida es un con-
densado de experiencias que se te ha transmitido a través de una genealogía
muy profunda, muy basta de la cual tu cuerpo tiene memoria, no tú precisa-
mente” (Cusicanqui, 2010).
Comenzaremos a narrar nuestras voces, que son nuestras pero, a la vez, no son
sin nuestros compañeros y equipo docente del tramo de formación. Son ellos y so-
mos nosotros en un texto. Ellos materialmente ausentes, pero parte de ese “conden-
sado de experiencias” de las que habla Cusicanqui en la cita introductoria.
En esta instancia, creemos preciso contextualizar tanto espacial como tempo-
ralmente los momentos de los que hablaremos. En términos temporales, se trataba
de un momento del país en el que se ponían en juego elecciones, modelos políticos
a seguir y los tres tuvimos desde el comienzo un acercamiento político e ideológico
coincidiendo en la importancia del momento en el que estábamos. Luego, en térmi-
nos espaciales creemos importante subrayar que el tramo se dictaba en el Instituto
ISFDyT 210 que estaba motorizado desde el sindicato Unión del Personal Civil de la
Nación (UPCN), cuestión relevante dado que las primeras disposiciones de los do-
centes que íbamos, consideramos, estaban atravesadas e influidas por el contexto
en donde se dictaba la formación. Entonces, aunque todos evidenciaban una mar-
cada decisión personal de formarse, el atravesamiento de la cuestión temporal y es-
pacial, como así también en lo referente al posicionamiento político, fue evidente
sobre todo en esta parte del tramo.
Éramos, ante todo, un grupo diverso. Algunos de Mar del Plata, otros vivíamos
en La Plata, y muchos del interior de Buenos Aires. Éramos Técnicos electromecáni-
cos, matemáticos, ingenieros/as, abogados/as, psicólogos/as, sociólogos/as, comu-
nicadores/as sociales, auxiliares de escuela, todos reunidos en un mismo espacio,
un mismo tramo formativo, pero con expectativas diversas respecto del mismo. Esto
fue muy interesante porque mostraba trayectorias diversas que incidían en los aná-
lisis que se hacían de la realidad. Muchos de los que se habían formado en las cien-
cias más “duras”, se mostraban ante todo escépticos de los planteamientos docentes.
Otros acordábamos con éstos últimos en cuanto a la necesidad de problematizar la
enseñanza meritocrática, la posición del docente, y la función de la educación. Esto
marcó distancias dentro del grupo de estudiantes del tramo, que se vieron reflejadas
incluso en momentos de descanso entre clases. Había debates dentro y fuera del
aula, discusiones políticas que a veces, sin quererlo ni desearlo de manera cons-
ciente, hacían que no cruzáramos esas líneas imaginarias que demarcan un nosotros
y un ellos según afinidades políticas y valorativas. Esto nos hace recordar aquella
referencia respecto del oficio del sociólogo:
Aunque la proximidad conforma un episodio de interacción social, eso no nos
dice nada sobre la calidad de la experiencia de interacción social que puedan
tener los participantes. Algunos afirmarán que sus “amigos de la red” —aque-
llos con quienes se comunican en Internet— son tan “amigos” como aquellos
con los que se encuentran físicamente. Alfred Schutz, un sociólogo germanoes-
tadounidense, propuso que desde cualquier punto de vista particular todos los
demás miembros de la raza humana pueden disponerse en una línea imaginaria
—un continuum medido por la distancia social— que crece a medida que el in-
tercambio social disminuye en volumen e intensidad. Esto se extiende desde un
conocimiento personalizado al conocimiento limitado y hasta la capacidad para
asignar las personas a tipos: los ricos, los hinchas de fútbol, los soldados, los
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burócratas, los políticos, los periodistas y otros. Cuanto más distante de noso-
tros mismos, tanto más tipificada es nuestra conciencia de la gente que ocupa
ese punto del continuum, al igual que nuestras reacciones hacia ellos (Bauman,
2007:42).
Es decir, vimos que de alguna manera durante los primeros encuentros, aun-
que teníamos muchos espacios para interaccionar, fue difícil encontrarnos detrás de
tantas tipologías. Pero la distancia social no estaba construida a partir de caracterís-
ticas como las que señala Bauman, sino que la diferencia se marcaba en términos
políticos: se era o no oficialista. En este sentido, el posicionamiento de cada uno du-
rante las primeras horas de clase fue crucial para la manera en que luego los grupos
de trabajo se organizaron para realizar las actividades.
Las primeras clases que abrieron el tramo fueron: Pedagogía, Didáctica, Teoría
Sociopolítica de la Educación, Análisis filosófico de la Educación, Análisis institucio-
nal, Construcción Ciudadana, Psicología del Desarrollo y del Aprendizaje, y Educa-
ción Ciencia y Tecnología. Todas tuvieron sus especificidades respecto a los temas
que abordamos, pero en general, durante las primeras horas de cursada, los docen-
tes procuraron comenzar a trabajar desde el conocimiento y la experiencia personal,
por lo que en las materias las dinámicas fueron similares: se leía un texto o se veía
un material audiovisual, nos daban consignas y las trabajábamos en pequeños gru-
pos. Entonces en general hubo trabajo grupal —en algunas materias más y en otras
menos—, pero no faltó nunca un debate intenso. En conjunto creemos que, a pesar
de las diferentes maneras de llevar adelante las clases (algunos trabajaron más en
sentido clásico dando preguntas para resolver a partir de textos, otros incorporaron
recursos audiovisuales como fueron videos de conferencias diversas) los docentes
hicieron explícitos supuestos de partida que les eran comunes, es decir, todos se po-
sicionaron en términos pedagógicos desde vertientes constructivistas, por lo que
partieron desde un (des)centramiento de la posición docente en la transmisión de
saberes, mostrándonos de esta manera otras miradas que ponían en el centro al
colectivo como eje constructor.
Lo mismo sucedió con las características de quienes dictaban el curso, ya que
a pesar de que poseían grandes variaciones en términos etarios y de experiencia
(nos encontramos desde docentes que habían ocupado el cargo de director de es-
cuela, como con profesionales que hacía poco habían comenzado en la docencia) ha-
bía, sin embargo, una cuestión que los agrupaba y era que todos evidenciaban for-
mación reflexiva y crítica para cada campo de estudio. Con respecto a esto Freire
(2010: 46) dice que “el educador tiene un momento rico de su aprender en el acto
de enseñar” y allí será fundamental el análisis crítico de su práctica, cuestión que se
vio y se pudo palpar en cada encuentro donde el docente mostraba también su re-
flexión sobre el acto de educar.
En este contexto, a fines de la cursada de 2015 del trayecto formativo, desde el
equipo docente se propuso realizar un plenario a modo de cierre. Dicho espacio ha-
bilitó la toma de la palabra en un contexto donde venían sucediéndose los primeros
debates al interior de las comisiones. Al poner en común material audiovisual artís-
tico (presentación de la murga uruguaya Agarrate Catalina) que planteaba un posi-
cionamiento anticapitalista, anti mercantilista, enmarcado en la pedagogía crítica
presentada por más de un docente del tramo, se abrió un debate que puso en juego
susceptibilidades, emociones, modos de ver y de hacer. Fue interesante el debate
porque para algunos se nos abrió un escenario de “todo o nada”, dado que conside-
rábamos que en un contexto político pre-electoral como en el que estábamos, debía-
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mos procurar ocupar una posición crítica que llamara a la reflexión individual. Mu-
chos expresamos la problemática mundial en donde cada vez sobra más gente para
trabajar y que por eso entendíamos a nuestros chicos: “comprendemos que tengan
pocas ganas de aprender porque terminar el secundario no les asegura nada en tér-
minos laborales como antaño. Si incluso a nosotros los empleos precarios nos aho-
gan día a día las esperanzas, en ellos el futuro se les presenta como algo verdadera-
mente incierto y poco estimulante” (Estudiante del trayecto de formación). Esto fue
contrapuesto con los discursos de otros compañeros, que explicaron que “si no te-
nemos como objetivo educar a los alumnos ‘a pesar de todo’, entonces la educación
no servía para lo que debería servir. Que al señalar las dificultades de las clases bajas
no se les estaría dando las mismas posibilidades” (Estudiante del trayecto de forma-
ción).
Así es que esa tarde en el debate se mezclaron muchas cuestiones. Porque, de
alguna manera, no sólo estábamos debatiendo sobre la labor educativa, sino que
también estábamos trabajando sobre supuestos políticos de gran envergadura que
marcaban nuestras maneras de ver el problema educativo. Algunos lo situaban
desde un problema del estudiante que “no quiere esforzarse” otros creíamos que los
docentes debían reformular sus estrategias en esta época de cambios. El aula se di-
vidió y rápidamente se polarizó de la misma manera que se venía polarizando la
sociedad en dos opuestos: un sector marcó su distancia política mostrando el des-
contento con la “politización” que se había generado; otros creíamos que era una
oportunidad para hacer explícita la esfera política de toda labor profesional. De al-
guna manera consideramos que aquellos que remarcaban la importancia de escapar
de posiciones políticas, partían de considerar que la educación es una esfera com-
pletamente diferente a la política; y otros especulábamos con la idea de que lo que
realmente estaba pasando, era que la cuestión educativa se estaba viendo intercep-
tada por el contexto electoral, porque todo acto educativo es también “político”.
Traemos a colación un fragmento que creemos puede expresar cierto estado de con-
fusión que vivimos en ese debate:
En el impasse, (…) el tiempo transcurre sin confianza en el progresivismo e in-
sensible a toda totalización. El suspenso se corresponde con una sensación de
detención/inaprehensión del tiempo, de incapacidad de aferrar los posibles de
una época acosada por todo tipo de interrogantes. Es un tiempo movido por una
dialéctica sin finalidad. Pero, a la vez que rechaza el argumento de que asista-
mos a un nuevo fin de la historia (como se promocionaba hace poco más de una
década), se expande un estado de ánimo donde conviven el agotamiento del
sentido histórico con un renacer esplendoroso de lo ya-vivido… (Colectivo Si-
tuaciones, 2009: 7).
Muchos de nosotros sentíamos que, en ese momento histórico que estábamos
viviendo, nos estábamos queriendo “aferrar a esos posibles” que podían hacer la di-
ferencia en términos políticos pero sobre todo educativos. Revalorizar la escuela
pero sin olvidar las desconexiones con una “dialéctica de la finalidad” que ya no po-
día ser la justificación de su existencia como institución habilitante para el mundo
del trabajo. Así, este debate, que había comenzado con la proyección de un video,
generó un quiebre que, paradójicamente, conectó posteriormente a quienes decidi-
mos continuar el tramo sabiéndonos parte de un momento propicio para cuestionar
el quehacer docente. Cabe aclarar que después de esta primera semana de cursada,
muchos compañeros dejaron de asistir, aduciendo distintos motivos. Los grupos de
comisiones se redujeron, pero al interior las diferencias seguían existiendo, esta vez
para ser objeto de futuros debates desde nuevas ópticas y ya con un escenario de
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muy antagónicas, los debates llevaban muchas veces al silencio y a evitación; en los
posteriores nos reconocemos diferentes porque no podíamos evitar decir o hacer
algo para reconocer la voz del otro. Nos sentíamos con la necesidad de darle, a quien
compartía su palabra, una devolución en el acto. Para hacerlo recuperábamos ideas
teóricas pero también nos permitíamos hacerlo desde posiciones emocionales. Así,
en ese grupo de personas que tenían edades que iban desde los treinta a los sesenta
años, no faltaron las lágrimas ante las palabras de muchos compañeros. Incluso
planteando posiciones muy semejantes a las del primer encuentro, la disposición a
abrir un espacio en donde estuviéramos todos de acuerdo —o no— entre sí, ya era
una realidad en el grupo.
A mediados de 2016 concluía el primer año, con evaluaciones finales y una
nueva instancia de intercambio y aprendizaje. El segundo año presentó el desafío de
los nuevos trabajos grupales, el reordenamiento de los equipos y las nuevas formas
de intercambiar saberes, mediatizadas por las propuestas curriculares de las si-
guientes materias: Didáctica y currículum; Problemática del Trabajo Profesional Do-
cente; Política, Legislación y Administración del Sistema Educativo Argentino; Di-
seño, Práctica y Reflexión de la enseñanza; Escuela y diversidad cultural; Psicología
del desarrollo y del aprendizaje II; Educación Cultura y Medios de comunicación; y
los talleres Educación y trabajo y Relación entre Saber y Conocimiento. Retomába-
mos en esas materias los conceptos anteriores y se nos abría el camino hacia la ela-
boración de estrategias concretas para los problemas específicos de la práctica edu-
cativa. Se nos solicitaba elaborar proyectos docentes, pensar las didácticas, llevarlas
al currículum, pensarlas en un sistema normativo complejo y en una sociedad com-
pleja, llena de diversidades, compuesta por juventudes. Debatimos también el papel
de los medios, la configuración de la realidad a partir de ellos, pensamos en nuestros
chicos, nos pensamos. Y culminamos con una actividad muy gratificante que fue la
de escribir una carta a un compañero/a en donde trabajáramos el significado de la
autoridad pedagógica. Habiendo recuperado hoy algunas de esas cartas de nuestros
compañeros, y como creemos que más que parte del desarrollo de narrativa forman
en sí mismas conclusiones de los logros conseguidos, la explicación de las mismas
seguirá en el siguiente apartado.
CONCLUSIONES
Tanto nuestros compañeros como nosotros mismos cambiamos radicalmente
en el poco tiempo que duró el tramo. Teníamos ahora más herramientas para pensar
la práctica educativa y pensarnos a nosotros mismos como capaces de cambiarla.
Podemos considerar que, en este caso, la pedagogía del tramo logró superar ciertos
límites de las miradas emancipatorias. Nos referimos al “dilema del oprimido”:
(…) Cuando descubren en sí el anhelo por liberarse perciben también que este
anhelo sólo se hace concreto en la concreción de otros anhelos (…) Descubren
que, al no ser libres, no llegan a ser auténticamente. Quieren ser, más temen ser.
Son ellos y al mismo tiempo son el otro yo introyectado en ellos como concien-
cia opresora. Su lucha se da entre ser ellos mismos o ser duales. Entre expulsar
o no al opresor desde “dentro” de sí. Entre desalienarse o mantenerse alienados.
Entre seguir prescripciones o tener opciones. Entre ser espectadores o actores.
Entre actuar o tener la ilusión de que actúan en la acción de los opresores. Entre
decir la palabra o no tener voz, castrados en su poder de crear y recrear, en su
poder de transformar el mundo. Este es el trágico dilema de los oprimidos, di-
lema que su pedagogía debe enfrentar (Freire. 2012: 36).
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BIBLIOGRAFÍA
Bauman, Z. (2007) Pensando Sociológicamente. Buenos Aires: Nueva Visión.
Colectivo Situaciones (2009) Inquietudes en el Impasse. Tinta Limón Ediciones.
Recuperado en http://www.nodo50.org/colectivosituaciones/inquietudes.pdf Úl-
tima revisión: 15/03/2017
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