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Claro que no esperan que esto siga así por siempre, ya que podría
afectarlos a ellos y sus ingresos (como México, los países de la OPEP
también dependen del petróleo para sus presupuestos fiscales anuales…
es más, de los miembros de esa organización, lo menos felices con las
medidas son Venezuela, Nigeria e Irán).
Así que con un fracking inviable y una exploración de aguas profundas
que no es nada barata ¿qué le queda al país para negociar los contratos
de la Ronda 1 sin sufrir abusos y regalar nuestra riqueza en
hidrocarburos?
LA GENEROSA RONDA 1
Serios riesgos trae para la economía del país una caída extrema en los precios
internacionales del petróleo. El producto interno bruto (PIB) se reduciría en un 13 %
para 2021, la inflación subiría al 1,8 % anual y el desempleo volvería al 12 %. El país
debe desarrollar otros sectores económicos y aumentar sus exportaciones no
tradicionales para disminuir su dependencia de la renta petrolera.
Economía colombiana en riesgo
Para Colombia, además de los bajos precios actuales, se debe considerar que alrededor del
40% de la producción es de crudos pesados, lo que aumenta los costos de refinación. El
país está enfocado en la producción minero-energética, que representa alrededor del 60 %
de las exportaciones, por lo cual la caída de precios es peligrosa para la economía nacional
y para el Plan Nacional de Desarrollo (PND).
En la reciente investigación “Colombia frente a una destorcida en los precios del petróleo”,
realizada por Hernando José Gómez para el PNUD, se analizan los efectos de un escenario
en el que el barril de petróleo desciende a 60 dólares, como consecuencia del desarrollo de
nuevas fuentes de energía, como el gas y el petróleo de esquisto en Estados Unidos y
Canadá, y del aumento de la oferta mundial, en especial desde países que no son miembros
de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), como México y Rusia.
Aunque se trata de una situación extrema, es pertinente advertir el efecto que tendría. Si se
presentan precios tan bajos, se perderían hasta cinco años de progreso en la mejora de
algunos indicadores sociales y económicos. Por ejemplo, se reduciría el crecimiento del
PIB en un 13 % para el 2021, lo que representa 1,8 billones de pesos; la inflación subiría
1,8 % anualmente; el desempleo volvería a niveles del 12 %; y la tasa de pobreza alcanzaría
el 31 % en el 2021, un 8 % mayor al nivel proyectado.
Con la disminución de ingresos estatales, tanto por tributación como por dividendos de
Ecopetrol, el PND no se cumpliría. La reducción de las exportaciones, acompañada de una
fuerte caída en la IED (inversión extrajera directa), depreciaría el peso hasta un 40 %,
llegando a un máximo de 2.890 por dólar. Esta sobre-depreciación sería el efecto más
grave, por lo cual el Gobierno debe asegurar un monto adecuado de reservas
internacionales.
Estrategias de exportadores
Los países exportadores están reevaluando sus políticas fiscales y buscando alternativas
para enfrentar los bajos precios del crudo. Colombia ha venido aumentando la emisión de
TES (título de deuda pública interna) en el mercado interno y prevé un mayor
endeudamiento en el exterior para recaudar recursos, hacer frente al gasto público del 2015
y contrarrestar los menores ingresos recibidos del sector petrolero.
A nivel internacional, México aseguró sus ingresos del 2015, adquiriendo coberturas
petroleras. Ha comprado Opciones Put (opciones de venta) que le dan el derecho a vender
el barril de petróleo a 76,4 dólares, en promedio. La diferencia con los 79 dólares fijados en
la ley de ingresos de la federación, en caso de que el precio se ubique por debajo de 76,4
dólares, se compensará con una subcuenta del Fondo de Estabilización de Ingresos
Presupuestarios, con un saldo disponible de 7.944 millones de pesos mexicanos. Esta
medida le permitirá asegurar los recursos provenientes de su producción petrolera.
Venezuela, entretanto, perdió el 30 % de sus ingresos en divisas en el último trimestre, por
la baja cotización del petróleo. Analistas sugieren aumentar el precio de la gasolina,
reconsiderar la política cambiaria y reducir el gasto público. El Ministerio de Relaciones
Exteriores ha intentado estrechar relaciones con los países de la OPEP, para disuadirlos en
decisiones que frenen la caída del precio del “oro negro”. Incluso, se ha hablado de una
alianza con Rusia para tomar medidas conjuntas.
Perspectiva a corto plazo
En la actualidad, la oferta mundial de petróleo abastece plenamente las necesidades. La
creciente producción en Estados Unidos, que pasó de 5 millones de barriles diarios en el
2008 a 8,5 millones en el primer semestre del 2014, más el aumento de la producción por
fuera de la OPEP, la cual se prevé que crezca en 1,2 millones de barriles hasta el 2018, han
generado excesos de suministros que han contraído los precios.
Por otro lado, en su reunión de noviembre, los países miembros de la OPEP decidieron no
reducir su producción diaria y mantenerla en 30 millones de barriles diarios. Arabia
Saudita, por ejemplo, ha dicho que cualquier acción tendrá que coordinarse con todos los
miembros, pues un recorte unilateral afectaría su cuota de mercado en Europa y Asia.
Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos apoyan esta línea de acción. En contraste, Venezuela,
Ecuador, Irán, Rusia y Nigeria abogan por una reducción en la producción, con el fin de
apuntalar los precios.
La necesidad de mayores precios es imperiosa, en especial para países como Venezuela e
Irán, cuyos presupuestos fiscales están anclados a precios altos del hidrocarburo, que les
permiten financiar los elevados gastos gubernamentales o enfrentar restricciones en otros
sectores exportadores.
La posición financiera vulnerable a los precios de las cotizaciones del crudo, que
históricamente han sido volátiles, dista mucho de países como Noruega, Kuwait y Arabia
Saudita, que en épocas de precios altos han ahorrado parte de la bonanza e invertido en el
desarrollo de otros sectores económicos. Kuwait recibe hoy más divisas por sus inversiones
de capital que por su producción petrolera, y Arabia Saudita posee reservas internacionales
por 745.000 millones de dólares, suficientes para financiar hasta tres años de
importaciones.
Colombia tiene una elevada dependencia de la renta petrolera y el Marco Fiscal de Mediano
Plazo contempla precios de 99 dólares y una producción diaria de 1,1 millones de barriles,
pero estos han caído a niveles de 68 dólares y 950.000 barriles.
El país debe desarrollar otros sectores económicos y aumentar sus exportaciones no
tradicionales, para mantener el crecimiento a largo plazo, pues no es sostenible apuntalar la
demanda agregada solo con mayor gasto del Gobierno, cuando sus ingresos empiezan a
menguar.
Edición:
UN Periódico Impreso No. 184
Javier Arreola
Economía y Finanzas
4. noviembre .2014
En el pasado junio, el precio por barril de petróleo llegó a 115 dólares. Pocos meses
después, el precio cayó 25% y ya origina convulsiones en el mundo. En las últimas
semanas ha fluctuado entre 80 y 85 dólares, y sigue bajando. El tema no es menor: 30
gobiernos de sendos países dependen del petróleo en al menos 25% de su presupuesto.
Estos países, entre ellos México, son vulnerables a los cambios en precio y volumen de
venta del oro negro. (Altman, 2014)
Sustitución mundial de petróleo por gas natural en diversas aplicaciones. (Ebinger, 2014)
Las preguntas más importantes que hay que resolver son: ¿Quién gana y quién pierde por la
ocurrencia de esta tendencia? Además de los factores señalados, ¿la caída en los precios del
petróleo tiene algo que ver con factores cíclicos como la desaceleración europea o de países
en desarrollo como los BRIC? O, en cambio, ¿estamos ante una nueva época para la
industria petrolera?
El auge del petróleo caro volvió financieramente viables algunas técnicas muy costosas de
extracción. Al aumentar su autoproducción en 1.3 millones de barriles de petróleo por día
en los últimos cuatro años, Estados Unidos ha disminuido su dependencia externa, y de
seguir con esa tendencia se convertirá en autosuficiente en menos de dos décadas. En este
tiempo ha rebajado sus importaciones petroleras de países africanos como Nigeria, Algeria,
Libia y Angola, que fueron sustituidos por los campos de Dakota del Norte y Nuevo
México. (Blas, 2014)
Estados Unidos aún depende, aunque cada vez menos, del petróleo de Arabia Saudita,
Canadá, México y Venezuela. La revolución del gas shale ha mejorado la autosuficiencia
estadounidense, poniendo menos presión sobre el precio del crudo. En los próximos meses,
Estados Unidos se preocupará por balancear la influencia de China y Arabia Saudita, y
tratará de poner en órbita a Irán si llegan a un pacto nuclear. También tendrá que velar para
que el precio de los hidrocarburos no baje más, pues el petróleo aún más barato disuadirá a
inversionistas privados.
Canadá está trabajando rápida e intensamente para transferir a su industria las tecnologías
que permitieron la revolución del gas shale en Estados Unidos. Al mismo tiempo, México
está terminando su reforma energética (tema que volveré a tratar en la siguiente entrega).
Por todo ello, es previsible que en muy pocos años Norteamérica se vuelva la región
energética más potente del mundo.
Europa tiene gran consumo de petróleo, por lo que el Banco Central Europeo estará tentado
a recomendar la compra masiva de bonos petroleros en los próximos años. Además, países
no petroleros como India y Japón se benefician de mayor oferta y competencia en el
mercado. Hoy se dan su tiempo para escoger la mejor opción económica. Ambos países
representan la demanda constantemente creciente de Asia y son parte de los ganadores de
los actuales precios del petróleo.
Arabia Saudita es el país mejor preparado para afrontar la actual recesión de precios, pues
tiene reservas por 750,000 millones de dólares. La estrategia principal del reino árabe es
conservar a cualquier precio su cuota en el mercado asiático. Sus retos actuales son
disminuir su consumo de energía per cápita, así como su desperdicio total de energía.
Igualmente tendrá que disminuir sus subsidios y mejorar su acceso al agua potable, temas
que crean resentimiento en la población.
Los saudíes se enfrentan a un dilema de producción y precios. Hasta ahora han anunciado
un recorte de producción de 400,000 barriles por día, pero no se prevé que lo vuelvan a
hacer ni en el corto ni en el mediano plazo. Por su producción y estructura de costos,
Arabia es el único país del mundo que podría lograr regresar el precio del petróleo por
encima de los 100 dólares por barril. Para ello tendría que dejar de producir unos 2 millones
de barriles al día, según estimaciones de analistas internacionales.
Para mantener su economía intacta, Arabia Saudita necesita un precio por barril de petróleo
de poco más de 90 dólares. Sin embargo, existe consenso en que los árabes están dispuestos
a usar sus reservas y dejar que los precios internacionales caigan varios meses más, lo cual
afecta de forma escandalosa a sus adversarios iraníes. De acuerdo con la Asociación
Internacional de Energía, los saudíes tienen yacimientos que producen barriles con costos
de alrededor de 25 dólares, y se podrían enfocar sólo en ellos si así lo decidieran.
La posición de Arabia Saudita ante Estados Unidos ha sido leída de forma bipolar. Mientras
la comunidad de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ve una
estrategia paciente para volver al fracking estadounidense un negocio inviable –pues
requiere una inversión de 60 a 80 dólares por barril– tanto rusos como estadounidenses ven
un acuerdo árabe con Estados Unidos para debilitar a Rusia, además del ya explicado Irán.
(RIA Novosti, 2014)
Pasemos al caso iraní. El precio unitario del petróleo de la nación persa ha caído 30 dólares
en seis meses. Al mismo tiempo ha tenido problemas de exportación por las sanciones
unilaterales recibidas por su programa de energía nuclear. Para mantener su economía, Irán
requiere un precio de petróleo de unos 136 dólares por barril.
Las ganancias petroleras iraníes se utilizan principalmente para subsidiar la mayor parte de
la economía, que es socialmente inestable. El gobierno de Hassan Rouhani tiene el plan
alternativo de renegociar sus sanciones con el mundo occidental, al que ha acusado de
manipular los precios petroleros. Por ahora no ha ajustado su precio base para el
presupuesto del próximo año, con la esperanza de que en el último minuto se recompondrá
la situación. Cada día es más improbable que el milagro suceda, por lo que la economía se
estará desangrando diario, por tiempo indefinido. Conforme pasen las semanas, la posición
de negociación con occidente se hará más débil.
Por otro lado, Rusia tiene un fondo de 450,000 millones de dólares en reservas, por lo que
su futuro en el largo plazo es positivo. Sin embargo, el país soviético está en franca
desaceleración económica, y su alta dependencia del mercado de los energéticos puede
adelantar la recesión al 2015. Para mantener su economía a flote, Rusia necesita que el
barril de petróleo se venda en 100 dólares.
El gobierno de Vladimir Putin ha resuelto la crisis del gas con Ucrania y hasta se ha
comprometido a invertir 18,000 millones de dólares en infraestructura energética para la
recién anexada Crimea, pero igual ha tenido que inyectar unos 7,000 millones de dólares en
la economía, sin efectos importantes. Se teme que baje la producción rusa y las inversiones
en infraestructura energética. Si la economía rusa se contrae el próximo año, el desempleo
aumentará, que es el indicador que históricamente más le importa a los rusos, por lo que la
popularidad ganada este año por Putin comenzará a caer.
Pasando al bloque sudamericano, Venezuela tiene hoy un déficit presupuestario peor que el
de Grecia y España, por lo que está al borde de la quiebra. A diferencia de Irán, no tiene un
plan de respaldo. Además, su producción está comprometida para apoyar a países afines al
chavismo. El país bolivariano utiliza los ingresos petroleros para financiar sus programas
sociales.
Conclusiones
Al haber analizado los ganadores y perdedores de los precios actuales del petróleo, así
como los antecedentes que nos llevaron a esta situación, podemos concluir que la caída en
los precios del petróleo no es producto de factores cíclicos, y que al parecer vivimos en una
época nueva para la industria petrolera, en la que el problema no es la sobredemanda sino la
sobreoferta, en el que no sabemos en qué instantes de tiempo el mercado está distorsionado
y en el que Estados Unidos puede arrebatar la voz cantante en materia energética a la
OPEP. Es probable que la volatilidad en los precios del petróleo sea apenas una probadita
de lo que viene.
Con esa importancia y determinación se lo han tomado los países de la OPEP, que se
reunirán este mes en Viena para definir sus nuevas políticas y estrategias. La OPEP incluye
potencias petroleras como Arabia Saudita, Irán, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait,
Venezuela y Nigeria. Será una de las reuniones más importantes en décadas, pero no por
ello será fácil ni exitosa. Venezuela e Irán exigen un acuerdo para recortar la producción
del grupo y subir los precios, mientras que Arabia y sus aliados optarán por la paciencia.
También se discutirá si se pedirá ayuda de otros países petroleros como Noruega, México y
Colombia, como ya se hizo en la década de los ochenta.
Aquí hemos explorado los ganadores y perdedores de la caída en los precios del petróleo,
pero viendo el gran panorama, aún estamos en el límite inferior del precio sano para la
mayoría de los países productores de crudo. La industria petrolera siempre guarda sorpresas
hasta el final, por lo que no podemos descartar que los precios bajen o se vuelvan a
disparar. Invariablemente, la mejor alternativa que tendrán estos países es usar las
ganancias petroleras de los próximos meses para diversificar sus economías. Este tiempo
medirá las fuerzas del bloque estadounidense y del bloque de la OPEP, con países como
Rusia, China y México que estarán observando de reojo.
Los precios del petróleo han caído a la mitad desde finales de junio. Supone un
importante beneficio para la Industria que depende del petróleo y para la Economía
mundial, aunque nadie sabe cómo responderán tanto la Industria como la Economía
a largo plazo. Ya que nos encontramos a finales de año, tal vez sea buen momento
para hacerse algunas preguntas: (1) ¿Por qué está ocurriendo esto?, (2) ¿Quiénes
ganan y quiénes pierden a corto plazo?, y (3) ¿Cuál será el impacto sobre la
producción de petróleo en 2015?
Euan Mearns escribió un buen artículo en el que explicaba las razones para la caída
del precio del petróleo. En pocas palabras, viene a decir que la demanda de petróleo,
sobre todo de China, Japón y Europa, está cayendo porque el crecimiento económico
está fallando. Al mismo tiempo, Estados Unidos está importando menos petróleo
porque su producción nacional ha aumentado, sobre todo debido a la proliferación
de pozos de extracción en Dakota del Norte y Texas, utilizando técnicas de fractura
hidráulica y tecnologías de perforación horizontal, mientras que la demanda se ha
estancado.
El auge del gas de esquisto (fractura hidráulica) es una combinación de unos altos
precios del petróleo y una fácil financiación: con unas tasas de interés muy cerca del
0%, de modo que decenas de pequeñas empresas petroleras y de gas han asumido
enormes deudas con el fin de pagar los arrendamientos para realizar las
perforaciones, el alquiler de equipos y el costoso proceso de fractura hidráulica. Son
empresas frágiles incluso en los buenos tiempos: empresas que subsisten con la
reventa de los contratos de arrendamiento, nuevas formas de financiación, y la venta
de sus productos no tienen unos beneficios claros. Si los precios siguen bajando, se
reducirá el número de perforaciones y muchas de ellas desaparecerán.
El mayor daño por los bajos precios del petróleo lo está sufriendo Rusia, quizás más
que cualquier otro país. Es uno de los mayores productores del mundo, y el petróleo
y el gas sus principales fuentes de ingresos. Como resultado de la caída de los
precios y las sanciones impuestas por Estados Unidos, el rublo está en crisis. A corto
plazo, las Empresas de petróleo y de gas de Rusia están tratando de amortiguar el
impacto: obtienen dólares estadounidenses por la venta de sus productos, mientras
que pagan en rublos, que ha perdido aproximadamente la mitad de su valor (en
comparación con el dólar) en los últimos cinco meses. Pero para los rusos y su
Gobierno estos son tiempos difíciles.
La caída de los precios del petróleo también puede tener un significado geopolítico.
Estados Unidos y Rusia están enfrentados en una guerra de baja intensidad por el
control de Ucrania: Moscú entiende que son esfuerzos de aquél para arrebatar a ese
país de su área de influencia y situarlo bajo el control de la OTAN; Washington por
su parte, quiere a una Europa lejos de Rusia, sin posibilidad de que se establezca una
integración económica en Eurasia, lo que socavaría su condición de única
superpotencia. Washington también ve la anexión de Crimea como una violación de
los acuerdos internacionales. Algunos argumentan que la caída del precio del
petróleo puede deberse a la estrategia de Washington y Arabia Saudí para inundar el
mercado con el objeto de hundir la economía rusa, neutralizando la resistencia de
Rusia a las pretensiones de la OTAN (aunque unos precios bajos hacen resentirse a
la Industria petrolera de Estados Unidos). Rusia ha consolidado recientemente sus
relaciones económicas con China, tal vez como una respuesta. La decisión de los
saudíes de vender petróleo a China a bajo precio puede entenderse como un intento
más de Washington para evitar la integración económica euroasiática (a través de su
apoderado de la OPEP).
Hay buenas noticias para la Industria del petróleo a pesar de todo: los costes de
producción es casi seguro que se reduzcan en los próximos meses. Las empresas
reducirán los costes siempre que puedan (mantenimiento, gerentes). Como muchas
plataformas de perforación estarán sin uso, los costes del alquiler de los equipos
caerán. Dado que el precio del petróleo es un ingrediente del precio de casi todo lo
demás, un petróleo barato puede reducir costes en el transporte y logística. Los
productores retrasarán las inversiones. Las empresas sólo explotarán los yacimientos
más rentables, de menor coste, y esto conlleva un menor gasto para la Industria. La
Industria tendrá que explicárselo, no tardando, mucho a los inversores. Los costes en
la producción aumentaron mucho en el último decenio debido a que los depósitos
convencionales de petróleo se están agotando. Esos lugares más productivos
requerían de menor coste para la extracción, ya muy limitados en tamaño y número.
Esta Industria hace frente como puede a esta nueva situación: las empresas de
fractura hidráulica necesitan rentabilidad para evitar que el valor de sus acciones se
evapore. Las principales empresas petroleras han participado en el auge del petróleo
no convencional, sin embargo, unos precios bajos les obligará también a recortar
inversiones. Las perforaciones no cesarán, pero los contratos se limitarán: en el mes
de noviembre el número de permisos emitidos en Estados Unidos se redujeron en un
40% con respecto al mes anterior).
Muchas empresas no tendrán más remedio que llevar a cabo los proyectos en los que
ya se han comprometido financieramente, por lo que la producción no disminuirá de
forma sustancial durante varios meses. La producción de las arenas bituminosas de
Canadá probablemente continuará al ritmo actual, pero no va a expandirse, ya que
los nuevos proyectos necesitan de un precio del petróleo por encima del nivel actual
para poder cubrir gastos.
¿Cuánto caerá y con qué rapidez la producción mundial de petróleo? Euan Mearns
ofrece tres escenarios: el más probable (en su opinión) es que la capacidad de
producción mundial se contraerá alrededor de dos millones de barriles diarios en los
próximos dos años como consecuencia de la caída de los precios.
Richard Heinberg es miembro del Post Carbon Institute, autor de once libros,
siendo el más reciente Snake Oil: How Fracking’s False Promise of Plenty
Imperils Our Future. Sus libros anteriores incluyen: The Party’s Over: Oil, War,
and the Fate of Industrial Societies, Peak Everything: Waking Up to the Century
of Declines, y The End of Growth: Adapting to Our New Economic Reality.
Foto: REUTERS/Archivo
Esta semana, el precio promedio del barril cayó a 82 dólares, su
cotización más baja desde el 2010.
COMPARTIDOS
Es por eso que muchos lo culpan hoy por la caída en los precios
internacionales del crudo que se viene registrando. Esta semana, el
precio promedio del barril cayó a 82 dólares, su cotización más baja
desde el 2010 cuando alcanzó a estar en 110 dólares.
Y aunque EE. UU. aún importa al menos unos 8 millones de barriles (el
30 por ciento de sus necesidades domésticas), el repunte de la
producción nacional ha permitido reducir sus necesidades externas y,
por lo tanto, creado un excedente en los mercados internacionales.
Y aunque esa caída está atada a la crisis económica del 2008, también
tiene mucho que ver el desarrollo de carros más eficientes, y los hábitos
de las nuevas generaciones, que cada vez utilizan menos el automóvil
gracias a mejoras en los sistemas de transporte público, nuevas
aplicaciones (como Uber) que permiten conseguir un taxi con más
facilidad y más opciones de movilidad como las bicicletas para alquiler.
Nadie sabe a estas alturas cuál es el piso en la caída del precio del
petróleo. En gran parte eso dependerá de la decisión que tome la OPEP
cuando se reúna en noviembre, pues controlan más del 40 por ciento del
mercado, y hay factores externos de difícil proyección, como la
recuperación económica de Europa o el crecimiento de la demanda en
países emergentes.
Aunque el petróleo barato es bueno para los consumidores de EU, contribuye a las pérdidas en el mercado
accionario. (Foto: iStock by Getty Images)
(CNN Español) — La fuerte caída en los precios del crudo sigue acentuándose.
El barril de petróleo cayó por debajo de 28 dólares por primera vez desde 2003. La
última ola de ventas deja al crudo con caída de 19% solo este año. Eso representa
un increíble descenso de 72% con respecto al precio de junio de 2014, cuando
alcanzó casi los 108 dólares.
"La situación fundamental de los mercados del petróleo es mucho peor que lo
previamente pensado", escribieron analistas en materias primas de Barclays en
una nota a sus clientes la semana pasada.
Todo esto beneficia, por ejemplo, a los conductores de autos en Estados Unidos.
El precio promedio de la gasolina cayó por debajo de 1.97 dólares esta semana,
comparado con los 3.68 dólares de hace 18 meses, según AAA.
El ir y venir público entre los miembros de la OPEP resalta las profundas fracturas
dentro de esa organización que han reducido las bajas probabilidades de que
corten la producción.
Las recientes tensiones entre Arabia Saudita e Irán contribuyeron a reducir más
los precios.
4) Irán regresa: El mercado del petróleo se prepara para que Irán profundice la
sobreoferta pronto.
Esa es la razón por la que Morgan Stanley advirtió la semana pasada que el dólar
fuerte podría llevar el petróleo a 20 dólares el barril.