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Todo lo que debes saber sobre la caída del

precio del petróleo

Diciembre 12, 2014

           

Después de una campaña muy agresiva para convencernos  de que la


reforma energética era lo mejor que nos podía pasar en nuestra
miserable existencia, nos hemos enterado de que (entre muchas otros…
mmm… problemas económicos) el precio del barril de crudo
permanecerá barato algún tiempo, lo que sabotea el plan de la
administración actual (al rato dirán que es el petróleo el que intenta
desestabilizar al país).
El precio del crudo mexicano sufrió un desplome del 46 % desde sus
máximos registrados en 2014, la mezcla mexicana se colocó el
miércoles en 54.40 dólares por barril, este es el precio más bajo desde
mayo del 2009 ¿y por qué cuesta tan poco el petróleo?, ¿no era el
oro negro?, ¿por qué pasó esto y qué podría significar?
La explicación sobre la caída del precio del petróleo es
sencilla: hubo un incremento en la oferta (a nivel mundial se está
produciendo más petróleo) mientras que, por otro lado, bajó la demanda
(como explica el economista mexicano Gerardo Esquivel, Estados Unidos
produjo más de lo que esperaba producir y China comprará menos pues
su plan económico entró en una etapa en la que dejará de consumir
como si no hubiera un mañana).
Los estadounidenses ha tenido un auge de proyectos de gas shale
que ha incrementado su producción en un 60 % en los últimos 6
años (ni en los sueños más guajiros de Pedro Joaquín Coldwell pasará
eso aquí).
Además, según el profesor de economía en Harvard, Martin Feldstein, la
aprobación de la reforma energética en nuestro país y el desarrollo
de recursos no convencionales en Canadá han generado mayores
expectativas de producción en el mercado (es decir, se cree que
habrá más hidrocarburos de los que ahora se producen, lo cual hace que
no se quieran comprar hidrocarburos muy caros cuando de hecho, en
Medio Oriente, se pueden conseguir muy baratos).
Sin embargo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)
decidió, en la reunión que hicieron en Viena hace unos días,
que mantendrían la producción actual de 30 millones de barriles
diarios, es decir, el grupo decidió dejar caer el precio para
defender su participación de mercado ante la nueva ola de producto
estadounidense (de no hacerlo, el predominio lo tendría el boom
estadounidense).
La OPEP espera que la demanda de petróleo se mantenga a la
baja por lo menos hasta el 2017.
Según un artículo de Reporte Índigo, analistas consideran que el precio
de petróleo se ubicará en niveles alrededor de los 40 dólares en
los siguientes años…todo esto son malas noticias para nosotros.

EL PLAN DE ARABIA SAUDITA PARA TERMINAR


CON EL FRACKING Y LA EXPLORACIÓN EN
AGUAS PROFUNDAS

El mayor productor de los miembros de la OPEP es la rica Arabia Saudita,


país que planea mantener los precios del crudo bajos para acabar con el
boom del fracking en Estados Unidos.
Si el precio de los barriles queda demasiado bajo, las ganancias no son
tan altas y no vale la pena invertir en proceso tan complicados de
extracción de hidrocarburos, como lo es el fracking o la exploración en
aguas profundas, ya que la inversión sería mayor y la recuperación de
ésta no podría ser tan pronta como se espera. Además, el precio del
barril no se ha estancado lo cual tiene en incertidumbre a los
inversionistas.
En un artículo de Mother Jones se cita una investigación publicada por
Nature y hecha por la University of Texas en el que explican que el
boom de Estados Unidos es bastante ingenuo, pues los cálculos y
estimaciones hechos por el gobierno estadounidense (creen que sus
reservas de gas shale les van a durar 100 años) no están bien hechas y
que sus reservas podrían terminarse antes (lo cual es un revés a
las estimaciones internacionales).
Parece que copiar a Estados Unidos no es taaan buena idea como
pensábamos:
El problema con el fracking radica en que la producción de petróleo a
través de este método cae más rápido que utilizando medios
convencionales. La Agencia Internacional de Energía calcula que se
necesitan 2 mil 500 pozos nuevos al año solo para mantener la
producción de 1 millón de barriles anuales en el yacimiento de Bakken,
en Dakota del Norte. Para que se den una idea de la enorme diferencia
en la inversión, a Irak le bastan 60 pozos convencionales para obtener
los mismos resultados.
Los pozos que utilizan el fracking reducen su producción entre un 60 y
70 % solo el primer año, mientras que los tradicionales la reducen en un
55 % en los dos primeros años (los pozos que utilizan el fracking son
menos rentables).
 

Extraer un barril por medio del fracking cuesta entre 60 y 80 dólares…


un barril extraído de un pozo tradicional le cuesta a Irak, siguiendo con
nuestro ejemplo, 20 dólares. Ahora que el barril se vende en 54 dólares,
el fracking (aprobado en la reforma energética en México) parece ya no
ser tan conveniente.
Hacer que la inversión en fracking y en aguas profundas sea inviable
puede hacer que Arabia Saudita y la OPEP arrebaten el pedazo de
mercado en el que se está imponiendo Estados Unidos como súper
productor. Esto nos afecta directamente… ¿Ya olvidaron que la reforma
energética de la administración de Peña Nieto justo ponía sus
esperanzas en el fracking y la exploración de aguas profundas?

¿CÓMO SE HUNDEN LOS SUEÑOS DE LA


REFORMA ENERGÉTICA?

Bueno, no es que el problema sea insalvable, pero las circunstancias


adversas sí nos ponen en una situación de desventaja a la hora de
negociar con las empresas extranjeras.
Si el barril se mantiene a la baja (como le gustaría a Arabia Saudita), las
nuevas empresas que puedan tener interés en invertir en nuestro país
podrían exigir mayores ventajas para hacerlo (lo cual nos trae, como es
lógico, desventajas).
Pero no crean que lo que hace Arabia Saudita es la causa de nuestras
penas: todo comenzó, como lo pusimos antes, por la súper producción
de nuestros socios del norte (fue la imprudencia de Estados Unidos lo
que bajó los precios, ahora Arabia Saudita hará que sea la propia súper
producción de los Estados Unidos lo que hunda su industria de fracking).
La OPEP espera que su movimiento de dejar los precios bajos limpie de
competidores débiles el juego del petróleo (como lo son las empresas de
fracking que necesitan mucho dinero para sacar pocos hidrocarburos).

Claro que no esperan que esto siga así por siempre, ya que podría
afectarlos a ellos y sus ingresos (como México, los países de la OPEP
también dependen del petróleo para sus presupuestos fiscales anuales…
es más, de los miembros de esa organización, lo menos felices con las
medidas son Venezuela, Nigeria e Irán).
Así que con un fracking inviable y una exploración de aguas profundas
que no es nada barata ¿qué le queda al país para negociar los contratos
de la Ronda 1 sin sufrir abusos y regalar nuestra riqueza en
hidrocarburos?

LA GENEROSA RONDA 1

Ayer fue presentada la primera convocatoria de licitación de la Ronda


Uno. El secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, expresó:
«Por primera vez damos paso a una licitación abierta para las empresas
nacionales y extranjeras para explorar y, eventualmente, extraer
bloques de petróleo a través de contratos de producción compartida»
El secretario añadió:
«México pondrá fin a su declinación petrolera y gasífica y se
reincorporará con fuerza al mercado energético mundial»
La pregunta es ¿con fuerza? Para convencer a las compañías a que
inviertan en nuestro país en un ambiente en el que el barril es tan
barato, nuestro gobierno podría verse empujado a aceptar contratos no
tan convenientes para nosotros. Ese es uno de nuestros principales
miedos.
Pero parece que Coldwell sabe algo que nosotros no, porque, según
ellos, la reforma llegó justo a tiempo, pues la actual inestabilidad de las
cotizaciones mundiales de petróleo:
«Viene a subrayar la oportunidad con que México emprendió su reforma
energética»
Nos hubiera gustado que abundara más en esta idea y que no quedara
solo como un eslogan más para la reforma.

Según Coldwell se ha trabajado para que la contratación y la licitación


de los proyectos sea de manera transparente:
«Por ello es definitivo el compromiso del Estado mexicano con la
transparencia. Ninguna autoridad decidirá de manera discrecional el
resultado de las licitaciones»
Y agregó tajantemente que:

«Es un modelo en el que las decisiones del Estado son públicas»

Según Juan Carlos Zepeda, presidente de la Comisión Nacional de


Hidrocarburos, las primeras bases de la licitación de la Ronda 1
contempla que los contratistas recuperarán el 100 % de sus costos:

«Se trata de un contrato de producción compartida, donde la


contraprestación a las empresas que resulten ganadoras es con un
porcentaje de la producción. Se contempla también como parte del
contrato de producción compartida. Como es la práctica internacional,
un porcentaje que se destina cada año a la recuperación de costos jacta
la totalidad de los costos a lo largo de los años. Hay un mecanismo de
recobro de recuperación de costos»
Sobre el criterio de repartición de la producción, agregó que será el
motivo de la subasta donde se definirá quién es el ganador del concurso:
«Hay una utilidad que corresponde al Estado y una fracción de la
utilidad que corresponderá al contratista, la cual será parte del criterio
de subasta. Los licitantes, como se podrá verificar en las bases, van a
subastar. Su propuesta económica comprende dos variables: un
compromiso de inversión y la participación en las utilidades al Estado»
Todo suena bien, el problema será ver las utilidades que propongan
todas… si no, esta ronda será muuuy generosa (y los ingresos del
Estado serán muy someros… a ver si no es motivo de una nueva
reforma fiscal para solventar las pérdidas que se puedan tener en los
ingresos del presupuesto de egresos del 2016… en fin, solo son temores
que se nos presentan ante la situación actual).
Aquí está Pedro Joaquín Coldwell diciendo: ¡Porca Miseria!

Según el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, la caída del petróleo no


afectará nuestras finanzas del próximo año porque contamos con una
cobertura total de los ingresos petroleros del 2015 (aunque no dice nada
del 2016 y la OPEP ya dijo que la situación seguirá igual hasta el 2017).
Esto significa que nuestro país recibirá 79 dólares por barril y no estará
expuesto a las reducciones del precio del crudo… bueno, por lo menos
por ese lado, ya que la caída del precio podría afectar las inversiones
que nuestro país tanto espera y necesita.

Las estimaciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo


(OPEP) ha hecho sus estimaciones para el próximo año y dijeron que
habrá una contracción del 6 % en los volúmenes de compra. Solo dar
ese dato arrastró las bolsas de valores del mundo. La Bolsa de Valores
mexicana cerró el miércoles con una caída del 2.28 %, la peor registrada
desde junio del 2013.
Todo parece indicar que la reforma energética no traerá los beneficios a
largo plazo que prometieron o que podría afectarnos económicamente
en poco más de un año ¿qué estrategias se están trazando para que
esto no pase? Digo, ya nos embarcaron en esto de la inversión
extranjera, ahora que no resulte que no supieron cómo llevarlo a buen
puerto.

PETRÓLEO: LA VERDAD SOBRE LA DISMINUCIÓN DE SU PRECIO.

Caída de precios del petróleo golpea a Colombia


Dic. 13 de 2014
Por: Juan Camilo Ortiz, Jhonathan Higuera, Harold Huérfano y Camilo Díaz,
Unidad de Análisis del Mercado Financiero (UAMF) - Universidad Nacional de Colombia.

Serios riesgos trae para la economía del país una caída extrema en los precios
internacionales del petróleo. El producto interno bruto (PIB) se reduciría en un 13 %
para 2021, la inflación subiría al 1,8 % anual y el desempleo volvería al 12 %. El país
debe desarrollar otros sectores económicos y aumentar sus exportaciones no
tradicionales para disminuir su dependencia de la renta petrolera.

En el 2014, el precio internacional del petróleo WTI (West Texas Intermediate) se ha


mantenido en un nivel promedio de 97,73 dólares por barril. En junio alcanzó el precio más
alto, 105,37 dólares, y en noviembre descendió bruscamente a 67,68 por barril, una
variación negativa del 35,7 % en relación con su máximo anual.

Este comportamiento tiene aristas económicas y políticas. La primera proviene de la teoría


económica, según la cual cuando un bien es escaso y muy demandado, su precio aumenta,
pero si hay mucha oferta y poca demanda, se reduce. La segunda, con enfoque geopolítico,
sugiere alguna conspiración entre Estados Unidos y Arabia Saudita contra Rusia e Irán, por
los conflictos que han venido suscitando esos países.
Desde la oferta, son considerables varios aspectos: el incremento en la producción petrolera
en Estados Unidos, que ha alcanzado los 8,5 millones de barriles diarios, el mantenimiento
de la producción de Arabia Saudita y la búsqueda de nuevas energías como el gas natural.
La demanda, en contraste con la oferta, se ha visto rezagada por escenarios como la
disminución del crecimiento económico de China y la débil recuperación económica de la
zona euro.
Con la reducción de precios, las economías que importan este producto para transformar y
generar bienes obtienen mayores dividendos. En contraste, las que producen una cifra más
modesta y concentran sus exportaciones en el petróleo, como Colombia, son las más
afectadas.
Las referencias más importantes de crudo (WTI y Brent Blend del Mar del Norte) han
mantenido una alta correlación en cuanto al precio, pero desde mediados del 2010 se
evidenció una clara divergencia, debido al aumento de envíos de crudo de Canadá a
Oklahoma en Estados Unidos, así como al exceso de oferta por el aumento productivo en
este último país, que provocó la caída del precio WTI.

 
Economía colombiana en riesgo 
Para Colombia, además de los bajos precios actuales, se debe considerar que alrededor del
40% de la producción es de crudos pesados, lo que aumenta los costos de refinación. El
país está enfocado en la producción minero-energética, que representa alrededor del 60 %
de las exportaciones, por lo cual la caída de precios es peligrosa para la economía nacional
y para el Plan Nacional de Desarrollo (PND).
En la reciente investigación “Colombia frente a una destorcida en los precios del petróleo”,
realizada por Hernando José Gómez para el PNUD, se analizan los efectos de un escenario
en el que el barril de petróleo desciende a 60 dólares, como consecuencia del desarrollo de
nuevas fuentes de energía, como el gas y el petróleo de esquisto en Estados Unidos y
Canadá, y del aumento de la oferta mundial, en especial desde países que no son miembros
de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), como México y Rusia.
Aunque se trata de una situación extrema, es pertinente advertir el efecto que tendría. Si se
presentan precios tan bajos, se perderían hasta cinco años de progreso en la mejora de
algunos indicadores sociales y económicos. Por ejemplo, se reduciría el crecimiento del
PIB en un 13 % para el 2021, lo que representa 1,8 billones de pesos; la inflación subiría
1,8 % anualmente; el desempleo volvería a niveles del 12 %; y la tasa de pobreza alcanzaría
el 31 % en el 2021, un 8 % mayor al nivel proyectado.
Con la disminución de ingresos estatales, tanto por tributación como por dividendos de
Ecopetrol, el PND no se cumpliría. La reducción de las exportaciones, acompañada de una
fuerte caída en la IED (inversión extrajera directa), depreciaría el peso hasta un 40 %,
llegando a un máximo de 2.890 por dólar. Esta sobre-depreciación sería el efecto más
grave, por lo cual el Gobierno debe asegurar un monto adecuado de reservas
internacionales. 
Estrategias de exportadores 
Los países exportadores están reevaluando sus políticas fiscales y buscando alternativas
para enfrentar los bajos precios del crudo. Colombia ha venido aumentando la emisión de
TES (título de deuda pública interna) en el mercado interno y prevé un mayor
endeudamiento en el exterior para recaudar recursos, hacer frente al gasto público del 2015
y contrarrestar los menores ingresos recibidos del sector petrolero.
A nivel internacional, México aseguró sus ingresos del 2015, adquiriendo coberturas
petroleras. Ha comprado Opciones Put (opciones de venta) que le dan el derecho a vender
el barril de petróleo a 76,4 dólares, en promedio. La diferencia con los 79 dólares fijados en
la ley de ingresos de la federación, en caso de que el precio se ubique por debajo de 76,4
dólares, se compensará con una subcuenta del Fondo de Estabilización de Ingresos
Presupuestarios, con un saldo disponible de 7.944 millones de pesos mexicanos. Esta
medida le permitirá asegurar los recursos provenientes de su producción petrolera.
Venezuela, entretanto, perdió el 30 % de sus ingresos en divisas en el último trimestre, por
la baja cotización del petróleo. Analistas sugieren aumentar el precio de la gasolina,
reconsiderar la política cambiaria y reducir el gasto público. El Ministerio de Relaciones
Exteriores ha intentado estrechar relaciones con los países de la OPEP, para disuadirlos en
decisiones que frenen la caída del precio del “oro negro”. Incluso, se ha hablado de una
alianza con Rusia para tomar medidas conjuntas. 
Perspectiva a corto plazo 
En la actualidad, la oferta mundial de petróleo abastece plenamente las necesidades. La
creciente producción en Estados Unidos, que pasó de 5 millones de barriles diarios en el
2008 a 8,5 millones en el primer semestre del 2014, más el aumento de la producción por
fuera de la OPEP, la cual se prevé que crezca en 1,2 millones de barriles hasta el 2018, han
generado excesos de suministros que han contraído los precios.
Por otro lado, en su reunión de noviembre, los países miembros de la OPEP decidieron no
reducir su producción diaria y mantenerla en 30 millones de barriles diarios. Arabia
Saudita, por ejemplo, ha dicho que cualquier acción tendrá que coordinarse con todos los
miembros, pues un recorte unilateral afectaría su cuota de mercado en Europa y Asia.
Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos apoyan esta línea de acción. En contraste, Venezuela,
Ecuador, Irán, Rusia y Nigeria abogan por una reducción en la producción, con el fin de
apuntalar los precios.
La necesidad de mayores precios es imperiosa, en especial para países como Venezuela e
Irán, cuyos presupuestos fiscales están anclados a precios altos del hidrocarburo, que les
permiten financiar los elevados gastos gubernamentales o enfrentar restricciones en otros
sectores exportadores.
La posición financiera vulnerable a los precios de las cotizaciones del crudo, que
históricamente han sido volátiles, dista mucho de países como Noruega, Kuwait y Arabia
Saudita, que en épocas de precios altos han ahorrado parte de la bonanza e invertido en el
desarrollo de otros sectores económicos. Kuwait recibe hoy más divisas por sus inversiones
de capital que por su producción petrolera, y Arabia Saudita posee reservas internacionales
por 745.000 millones de dólares, suficientes para financiar hasta tres años de
importaciones.
Colombia tiene una elevada dependencia de la renta petrolera y el Marco Fiscal de Mediano
Plazo contempla precios de 99 dólares y una producción diaria de 1,1 millones de barriles,
pero estos han caído a niveles de 68 dólares y 950.000 barriles.
El país debe desarrollar otros sectores económicos y aumentar sus exportaciones no
tradicionales, para mantener el crecimiento a largo plazo, pues no es sostenible apuntalar la
demanda agregada solo con mayor gasto del Gobierno, cuando sus ingresos empiezan a
menguar.

Edición:
UN Periódico Impreso No. 184

Ganadores y perdedores por la caída en los precios del petróleo


Instalación petrolera (Foto: Reuters)

 Javier Arreola

 Economía y Finanzas

 4. noviembre .2014

El bajo crecimiento económico mundial y la inesperada sobreoferta de petróleo en el


mercado están causando un terremoto para países productores y consumidores. Cual
partida de ajedrez, existen ganadores y perdedores parciales. Si entendemos a los
jugadores y sus posibles movimientos estaremos más cerca de anticipar quiénes ganarán
la partida.

 
En el pasado junio, el precio por barril de petróleo llegó a 115 dólares. Pocos meses
después, el precio cayó 25% y ya origina convulsiones en el mundo. En las últimas
semanas ha fluctuado entre 80 y 85 dólares, y sigue bajando. El tema no es menor: 30
gobiernos de sendos países dependen del petróleo en al menos 25% de su presupuesto.
Estos países, entre ellos México, son vulnerables a los cambios en precio y volumen de
venta del oro negro. (Altman, 2014)

Las causas generales se pueden sintetizar como un crecimiento económico desacelerado en


el mundo, junto con un aumento abrupto e inesperado en la oferta petrolera. De acuerdo
con la Institución Brookings, los factores específicos son:

 Incremento mayúsculo en la producción petrolera de países como Estados Unidos, Rusia,


Libia, Nigeria, Sudán del Sur, Yemen e Irak.

 Aumento en la eficiencia energética de los países más consumidores.

 Sustitución mundial de petróleo por gas natural en diversas aplicaciones. (Ebinger, 2014)

Las preguntas más importantes que hay que resolver son: ¿Quién gana y quién pierde por la
ocurrencia de esta tendencia? Además de los factores señalados, ¿la caída en los precios del
petróleo tiene algo que ver con factores cíclicos como la desaceleración europea o de países
en desarrollo como los BRIC? O, en cambio, ¿estamos ante una nueva época para la
industria petrolera?

Norteamérica, Europa y países netamente importadores, ¿ganadores?

El auge del petróleo caro volvió financieramente viables algunas técnicas muy costosas de
extracción. Al aumentar su autoproducción en 1.3 millones de barriles de petróleo por día
en los últimos cuatro años, Estados Unidos ha disminuido su dependencia externa, y de
seguir con esa tendencia se convertirá en autosuficiente en menos de dos décadas. En este
tiempo ha rebajado sus importaciones petroleras de países africanos como Nigeria, Algeria,
Libia y Angola, que fueron sustituidos por los campos de Dakota del Norte y Nuevo
México. (Blas, 2014)
Estados Unidos aún depende, aunque cada vez menos, del petróleo de Arabia Saudita,
Canadá, México y Venezuela. La revolución del gas shale ha mejorado la autosuficiencia
estadounidense, poniendo menos presión sobre el precio del crudo. En los próximos meses,
Estados Unidos se preocupará por balancear la influencia de China y Arabia Saudita, y
tratará de poner en órbita a Irán si llegan a un pacto nuclear. También tendrá que velar para
que el precio de los hidrocarburos no baje más, pues el petróleo aún más barato disuadirá a
inversionistas privados.

Canadá está trabajando rápida e intensamente para transferir a su industria las tecnologías
que permitieron la revolución del gas shale en Estados Unidos. Al mismo tiempo, México
está terminando su reforma energética (tema que volveré a tratar en la siguiente entrega).
Por todo ello, es previsible que en muy pocos años Norteamérica se vuelva la región
energética más potente del mundo.

Europa tiene gran consumo de petróleo, por lo que el Banco Central Europeo estará tentado
a recomendar la compra masiva de bonos petroleros en los próximos años. Además, países
no petroleros como India y Japón se benefician de mayor oferta y competencia en el
mercado. Hoy se dan su tiempo para escoger la mejor opción económica. Ambos países
representan la demanda constantemente creciente de Asia y son parte de los ganadores de
los actuales precios del petróleo.

Medio Oriente, Rusia y Sudamérica, ¿perdedores?

Arabia Saudita es el país mejor preparado para afrontar la actual recesión de precios, pues
tiene reservas por 750,000 millones de dólares. La estrategia principal del reino árabe es
conservar a cualquier precio su cuota en el mercado asiático. Sus retos actuales son
disminuir su consumo de energía per cápita, así como su desperdicio total de energía.
Igualmente tendrá que disminuir sus subsidios y mejorar su acceso al agua potable, temas
que crean resentimiento en la población.

Los saudíes se enfrentan a un dilema de producción y precios. Hasta ahora han anunciado
un recorte de producción de 400,000 barriles por día, pero no se prevé que lo vuelvan a
hacer ni en el corto ni en el mediano plazo. Por su producción y estructura de costos,
Arabia es el único país del mundo que podría lograr regresar el precio del petróleo por
encima de los 100 dólares por barril. Para ello tendría que dejar de producir unos 2 millones
de barriles al día, según estimaciones de analistas internacionales.

Para mantener su economía intacta, Arabia Saudita necesita un precio por barril de petróleo
de poco más de 90 dólares. Sin embargo, existe consenso en que los árabes están dispuestos
a usar sus reservas y dejar que los precios internacionales caigan varios meses más, lo cual
afecta de forma escandalosa a sus adversarios iraníes. De acuerdo con la Asociación
Internacional de Energía, los saudíes tienen yacimientos que producen barriles con costos
de alrededor de 25 dólares, y se podrían enfocar sólo en ellos si así lo decidieran.

La posición de Arabia Saudita ante Estados Unidos ha sido leída de forma bipolar. Mientras
la comunidad de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ve una
estrategia paciente para volver al fracking estadounidense un negocio inviable –pues
requiere una inversión de 60 a 80 dólares por barril– tanto rusos como estadounidenses ven
un acuerdo árabe con Estados Unidos para debilitar a Rusia, además del ya explicado Irán.
(RIA Novosti, 2014)

Pasemos al caso iraní. El precio unitario del petróleo de la nación persa ha caído 30 dólares
en seis meses. Al mismo tiempo ha tenido problemas de exportación por las sanciones
unilaterales recibidas por su programa de energía nuclear. Para mantener su economía, Irán
requiere un precio de petróleo de unos 136 dólares por barril.

Las ganancias petroleras iraníes se utilizan principalmente para subsidiar la mayor parte de
la economía, que es socialmente inestable. El gobierno de Hassan Rouhani tiene el plan
alternativo de renegociar sus sanciones con el mundo occidental, al que ha acusado de
manipular los precios petroleros. Por ahora no ha ajustado su precio base para el
presupuesto del próximo año, con la esperanza de que en el último minuto se recompondrá
la situación. Cada día es más improbable que el milagro suceda, por lo que la economía se
estará desangrando diario, por tiempo indefinido. Conforme pasen las semanas, la posición
de negociación con occidente se hará más débil.

Por otro lado, Rusia tiene un fondo de 450,000 millones de dólares en reservas, por lo que
su futuro en el largo plazo es positivo. Sin embargo, el país soviético está en franca
desaceleración económica, y su alta dependencia del mercado de los energéticos puede
adelantar la recesión al 2015. Para mantener su economía a flote, Rusia necesita que el
barril de petróleo se venda en 100 dólares.

El gobierno de Vladimir Putin ha resuelto la crisis del gas con Ucrania y hasta se ha
comprometido a invertir 18,000 millones de dólares en infraestructura energética para la
recién anexada Crimea, pero igual ha tenido que inyectar unos 7,000 millones de dólares en
la economía, sin efectos importantes. Se teme que baje la producción rusa y las inversiones
en infraestructura energética. Si la economía rusa se contrae el próximo año, el desempleo
aumentará, que es el indicador que históricamente más le importa a los rusos, por lo que la
popularidad ganada este año por Putin comenzará a caer.

Pasando al bloque sudamericano, Venezuela tiene hoy un déficit presupuestario peor que el
de Grecia y España, por lo que está al borde de la quiebra. A diferencia de Irán, no tiene un
plan de respaldo. Además, su producción está comprometida para apoyar a países afines al
chavismo. El país bolivariano utiliza los ingresos petroleros para financiar sus programas
sociales.

Para que su economía no se vea mermada, Venezuela necesita que el petróleo se


comercialice en 120 dólares por barril. (Solomon, 2014) Si el petróleo continúa en los
precios actuales, aparecerá una nueva crisis de escasez de productos básicos –desde leche
en polvo hasta papel de baño–, con los costos sociales que ya se vieron el año pasado. El
gobierno de Nicolás Maduro ha acusado a Estados Unidos de inundar al mundo de petróleo
extraído salvajemente y de distorsionar los costos de producción. Lo cierto es que desde el
mes pasado, Venezuela comenzó a importar petróleo africano, hecho sin precedentes en
más de dos décadas.

Finalmente hablemos de Brasil, que ha triplicado su producción petrolera en el último


lustro. Al día de hoy, la caída de los precios lastima sus corridas financieras para los
próximos 15 años. Las elecciones en un país polarizado, la deuda contraída para albergar el
Mundial y las Olimpiadas, así como el claro descontento de la clase media han mermado el
valor de su mercado energético. Algunos concursos de inversión de este año han quedado
desiertos. Haciendo corte al momento, la inversión brasileña de los próximos años en
infraestructura y exploración está parcialmente comprometida.

Conclusiones
Al haber analizado los ganadores y perdedores de los precios actuales del petróleo, así
como los antecedentes que nos llevaron a esta situación, podemos concluir que la caída en
los precios del petróleo no es producto de factores cíclicos, y que al parecer vivimos en una
época nueva para la industria petrolera, en la que el problema no es la sobredemanda sino la
sobreoferta, en el que no sabemos en qué instantes de tiempo el mercado está distorsionado
y en el que Estados Unidos puede arrebatar la voz cantante en materia energética a la
OPEP. Es probable que la volatilidad en los precios del petróleo sea apenas una probadita
de lo que viene.

Con esa importancia y determinación se lo han tomado los países de la OPEP, que se
reunirán este mes en Viena para definir sus nuevas políticas y estrategias. La OPEP incluye
potencias petroleras como Arabia Saudita, Irán, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait,
Venezuela y Nigeria. Será una de las reuniones más importantes en décadas, pero no por
ello será fácil ni exitosa. Venezuela e Irán exigen un acuerdo para recortar la producción
del grupo y subir los precios, mientras que Arabia y sus aliados optarán por la paciencia.
También se discutirá si se pedirá ayuda de otros países petroleros como Noruega, México y
Colombia, como ya se hizo en la década de los ochenta.

Aquí hemos explorado los ganadores y perdedores de la caída en los precios del petróleo,
pero viendo el gran panorama, aún estamos en el límite inferior del precio sano para la
mayoría de los países productores de crudo. La industria petrolera siempre guarda sorpresas
hasta el final, por lo que no podemos descartar que los precios bajen o se vuelvan a
disparar. Invariablemente, la mejor alternativa que tendrán estos países es usar las
ganancias petroleras de los próximos meses para diversificar sus economías. Este tiempo
medirá las fuerzas del bloque estadounidense y del bloque de la OPEP, con países como
Rusia, China y México que estarán observando de reojo.

LA CAIDA DEL PRECIO DEL PETRÓLEO, ¿una estrategia geopolítica?


Por  NOTICIASDEABAJO • 20 DICIEMBRE, 2014

Por Richard Heinberg, 19 de diciembre de 2014


Common Dreams

Los precios del petróleo han caído a la mitad desde finales de junio. Supone un
importante beneficio para la Industria que depende del petróleo y para la Economía
mundial, aunque nadie sabe cómo responderán tanto la Industria como la Economía
a largo plazo. Ya que nos encontramos a finales de año, tal vez sea buen momento
para hacerse algunas preguntas: (1) ¿Por qué está ocurriendo esto?, (2) ¿Quiénes
ganan y quiénes pierden a corto plazo?, y (3) ¿Cuál será el impacto sobre la
producción de petróleo en 2015?

1.- ¿Por qué está sucediendo esto?

Euan Mearns escribió un buen artículo en el que explicaba las razones para la caída
del precio del petróleo. En pocas palabras, viene a decir que la demanda de petróleo,
sobre todo de China, Japón y Europa, está cayendo porque el crecimiento económico
está fallando. Al mismo tiempo, Estados Unidos está importando menos petróleo
porque su producción nacional ha aumentado, sobre todo debido a la proliferación
de pozos de extracción en Dakota del Norte y Texas, utilizando técnicas de fractura
hidráulica y tecnologías de perforación horizontal, mientras que la demanda se ha
estancado.

Por regla general, cuando hay un desajuste entre la oferta y la demanda en el


mercado mundial de petróleo, los productores de petróleo, como Arabia Saudí, el
mayor exportador mundial, aumentan o disminuyen su producción con la finalidad
de estabilizar los precios. Pero esta vez los saudíes se han negado a reducir la
producción y en su lugar redujeron los precios a sus clientes de Asia, evidentemente
porque a la familia real saudí le conviene unos precios bajos. Unos precios bajos
tienen un beneficio adicional, la de poner en un aprieto a los productores del
petróleo obtenido de las arenas bituminosas, de la fractura hidráulica o de aguas
profundas, mejorando así la cuota de mercado de Arabia Saudí.

En los medios de comunicación se ha dicho que esta situación se debe a un exceso


de petróleo, pero la causa no es únicamente esa: la producción mundial de petróleo
convencional (excluyendo el gas natural licuado, las arenas bituminosas, el petróleo
obtenido a gran profundidad…) dejó de crecer en 2005, y va disminuyendo poco a
poco. Casi todo el aumento de la oferta procede de los métodos más costosos de
producción (y los más desastrosos para el medio ambiente), como las arenas
bituminosas y la fractura hidráulica. En consecuencia, los precios del petróleo han
estado muy altos durante este período (a excepción de los peores meses de la Gran
Recesión). Incluso a su actual bajo nivel, de 55 a 60 dólares, los precios del petróleo
se mantienen por encima de los precios previstos por la Agencia Internacional de la
Energía para este período, según sus previsiones de hace una década.
Los costes de prospección y producción de petróleo han aumentado de forma
espectacular (Steve Kopits, un analista del mercado de la energía, estimaba que los
costes estaban aumentando a un promedio de un 11% anual).

Durante la última década, la Industria petrolera ha visto cómo se han incrementado


los costes de producción, un crecimiento más lento de la oferta, una disminución en
la calidad de los recursos y unos precios más altos. De este contexto no se habla
generalmente en las noticias sobre la caída de los precios, de modo que los recientes
acontecimientos nos parecen incomprensibles. Si una característica tiene el actual
mercado del petróleo es el de la saturación, lo que significa que en estos momentos,
y a estos precios, hay más oferta que demanda. Por lo tanto, no debe considerarse
como fundamental, a largo plazo, la abundancia de recursos.

2. ¿Quiénes ganan y pierden a corto plazo?

Gail Tverberg bromea en torno a las posibles consecuencias de la caída del precio


del petróleo. Estados Unidos puede obtener algunos beneficios de un precio menor
de la gasolina: los automovilistas tendrán más dinero en el bolsillo para gastárselo
en Navidad. Sin embargo, la caída de los precios también supone un peligro, y
cuanto más tiempo estén los precios bajos, mayor el riesgo. Durante los últimos
años, la producción mediante la fractura hidráulica y del petróleo obtenido de las
arenas bituminosas, han sido los factores más importantes del crecimiento de la
Economía estadounidense, de 300 a 400 mil millones de dólares anuales adicionales
al PIB. Los Estados donde existen este tipo de yacimientos han visto aumentar
considerablemente los puestos de trabajo, mientras que el resto del país se mantiene
en una situación de estancamiento.

El auge del gas de esquisto (fractura hidráulica) es una combinación de unos altos
precios del petróleo y una fácil financiación: con unas tasas de interés muy cerca del
0%, de modo que decenas de pequeñas empresas petroleras y de gas han asumido
enormes deudas con el fin de pagar los arrendamientos para realizar las
perforaciones, el alquiler de equipos y el costoso proceso de fractura hidráulica. Son
empresas frágiles incluso en los buenos tiempos: empresas que subsisten con la
reventa de los contratos de arrendamiento, nuevas formas de financiación, y la venta
de sus productos no tienen unos beneficios claros. Si los precios siguen bajando, se
reducirá el número de perforaciones y muchas de ellas desaparecerán.

El mayor daño por los bajos precios del petróleo lo está sufriendo Rusia, quizás más
que cualquier otro país. Es uno de los mayores productores del mundo, y el petróleo
y el gas sus principales fuentes de ingresos. Como resultado de la caída de los
precios y las sanciones impuestas por Estados Unidos, el rublo está en crisis. A corto
plazo, las Empresas de petróleo y de gas de Rusia están tratando de amortiguar el
impacto: obtienen dólares estadounidenses por la venta de sus productos, mientras
que pagan en rublos, que ha perdido aproximadamente la mitad de su valor (en
comparación con el dólar) en los últimos cinco meses. Pero para los rusos y su
Gobierno estos son tiempos difíciles.

La caída de los precios del petróleo también puede tener un significado geopolítico.
Estados Unidos y Rusia están enfrentados en una guerra de baja intensidad por el
control de Ucrania: Moscú entiende que son esfuerzos de aquél para arrebatar a ese
país de su área de influencia y situarlo bajo el control de la OTAN; Washington por
su parte, quiere a una Europa lejos de Rusia, sin posibilidad de que se establezca una
integración económica en Eurasia, lo que socavaría su condición de única
superpotencia. Washington también ve la anexión de Crimea como una violación de
los acuerdos internacionales. Algunos argumentan que la caída del precio del
petróleo puede deberse a la estrategia de Washington y Arabia Saudí para inundar el
mercado con el objeto de hundir la economía rusa, neutralizando la resistencia de
Rusia a las pretensiones de la OTAN (aunque unos precios bajos hacen resentirse a
la Industria petrolera de Estados Unidos). Rusia ha consolidado recientemente sus
relaciones económicas con China, tal vez como una respuesta. La decisión de los
saudíes de vender petróleo a China a bajo precio puede entenderse como un intento
más de Washington para evitar la integración económica euroasiática (a través de su
apoderado de la OPEP).

Otros países exportadores de petróleo que también necesitan de un precio más


elevado del petróleo, en particular Venezuela e Irán, en la lista de enemigos de
Washington, están experimentando problemas económicos por la caída de los
precios. Pero no son los únicos casos: Nigeria ha tenido que rehacer el presupuesto
del próximo año, y la producción de petróleo en el mar del Norte se acerca a una
situación insostenible.

Los acontecimientos se desarrollan con rapidez, mientras continúan las presiones


económicas y geopolíticas. Históricamente, circunstancias similares a éstas han
provocado graves conflictos, aunque una guerra entre Estados Unidos y Rusia
parece impensable debido a las armas de disuasión nuclear que ambas naciones
poseen.

Si efectivamente existen elementos de intriga geopolítica, liderada por Estados


Unidos, aunque hay buena parte de especulación, hay riesgo de retroceso
económico: la caída en los precios del petróleo puede hacer estallar una burbuja
especulativa de bonos de altos rendimientos, relacionada con bonos basura, que
junto al aumento en la producción de petróleo, que ayudó a la recuperación
económica de Estados Unidos, podría dar lugar a una disminución del empleo en
todo el sector energético y contagiar ese miedo al sector bancario. Las
consecuencias finales de la caída de los precios del petróleo podrían generar pánico
en los ámbitos financieros (John Michael Greer, analiza de forma persuasiva esa
posibilidad de una forma entretenida), aunque todavía es demasiado pronto como
para considerar esto como algo más que una posibilidad.

3.- ¿Cuál será el impacto en la producción de petróleo?

Hay buenas noticias para la Industria del petróleo a pesar de todo: los costes de
producción es casi seguro que se reduzcan en los próximos meses. Las empresas
reducirán los costes siempre que puedan (mantenimiento, gerentes). Como muchas
plataformas de perforación estarán sin uso, los costes del alquiler de los equipos
caerán. Dado que el precio del petróleo es un ingrediente del precio de casi todo lo
demás, un petróleo barato puede reducir costes en el transporte y logística. Los
productores retrasarán las inversiones. Las empresas sólo explotarán los yacimientos
más rentables, de menor coste, y esto conlleva un menor gasto para la Industria. La
Industria tendrá que explicárselo, no tardando, mucho a los inversores. Los costes en
la producción aumentaron mucho en el último decenio debido a que los depósitos
convencionales de petróleo se están agotando. Esos lugares más productivos
requerían de menor coste para la extracción, ya muy limitados en tamaño y número.

Esta Industria hace frente como puede a esta nueva situación: las empresas de
fractura hidráulica necesitan rentabilidad para evitar que el valor de sus acciones se
evapore. Las principales empresas petroleras han participado en el auge del petróleo
no convencional, sin embargo, unos precios bajos les obligará también a recortar
inversiones. Las perforaciones no cesarán, pero los contratos se limitarán: en el mes
de noviembre el número de permisos emitidos en Estados Unidos se redujeron en un
40% con respecto al mes anterior).

Muchas empresas no tendrán más remedio que llevar a cabo los proyectos en los que
ya se han comprometido financieramente, por lo que la producción no disminuirá de
forma sustancial durante varios meses. La producción de las arenas bituminosas de
Canadá probablemente continuará al ritmo actual, pero no va a expandirse, ya que
los nuevos proyectos necesitan de un precio del petróleo por encima del nivel actual
para poder cubrir gastos.

Como señala en el análisis de David Hughes del Instituto Postcarbón, incluso sin


que la caída de los precios tocase la producción en los yacimientos de Bakken y
Eagle Ford, era previsible un pico en la producción y luego un rápido descenso en
los próximos dos o tres años. La caída de los precios puede acelerar este punto de
inflexión inevitable.

¿Cuánto caerá y con qué rapidez la producción mundial de petróleo? Euan Mearns
ofrece tres escenarios: el más probable (en su opinión) es que la capacidad de
producción mundial se contraerá alrededor de dos millones de barriles diarios en los
próximos dos años como consecuencia de la caída de los precios.

Podemos estar presenciando una de esas ironías de la historia: el inicio de un


inevitable y persistente declive en la producción mundial de combustibles fósiles,
que comienza no por unos precios altos del petróleo, como vimos en 1970 o en
2008, sino por la caída del precio, y que algunos expertos vaticinan como la muerte
del pico del petróleo. Mientras tanto, los peligros económicos y geopolíticos que
juegan con el precio del petróleo, han creado unas expectativas para los negocios en
2015 que quizás sean vanas.

Richard Heinberg es miembro del Post Carbon Institute, autor de once libros,
siendo el más reciente Snake Oil: How Fracking’s False Promise of Plenty
Imperils Our Future. Sus libros anteriores incluyen: The Party’s Over: Oil, War,
and the Fate of Industrial Societies, Peak Everything: Waking Up to the Century
of Declines, y The End of Growth: Adapting to Our New Economic Reality.

Procedencia del artículo:http://www.commondreams.org/views/2014/12/19/oil-


price-crash-2014

EE. UU., clave en la caída del precio


mundial del petróleo
Ha logrado reducir su demanda externa un 30%, lo que ha
contribuido a la baja de las cotizaciones.
Por: SERGIO GÓMEZ MASERI | 
18 de octubre de 2014

Foto: REUTERS/Archivo
Esta semana, el precio promedio del barril cayó a 82 dólares, su
cotización más baja desde el 2010.

 
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“Solo si una raza de extraterrestres nos invade y nos obliga a todos a


montar en bicicleta”. Eso comentaba la revista especializada Grist luego
de que Barack Obama anunció hace tres años que EE. UU. reduciría sus
importaciones de crudo en un tercio para el 2025.

La burla, aunque ácida, era entonces justificable. A lo largo de las


últimas cuatro décadas todos los presidentes habían prometido lo mismo
–acabar con la dependencia de fuentes de energía externa– sin siquiera
arrimarse a la meta. Obama, como sus antecesores, también se
equivocó. Pero por razones totalmente contrarias.

Desde hace algunos años, EE. UU. viene experimentando un boom


petrolero (y otras fuentes de energía) de tal magnitud que ha logrado ya
reducir su demanda en más de un 30 por ciento, once años antes de lo
previsto por el mandatario.

Lo que es más, el año entrante, si la producción continúa al ritmo actual,


superará a Arabia Saudí para convertirse en el mayor productor de
petróleo del mundo y, según estadísticas del departamento de Energía,
podría llegar a la anhelada autosuficiencia en diez a quince años.

Es por eso que muchos lo culpan hoy por la caída en los precios
internacionales del crudo que se viene registrando. Esta semana, el
precio promedio del barril cayó a 82 dólares, su cotización más baja
desde el 2010 cuando alcanzó a estar en 110 dólares.

De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (AIE), su valor


podría caer aún más en los próximos meses. Algo que tiene felices a los
consumidores, ya que pagan menos a la hora de tanquear, pero causa
alarma en países productores como Venezuela, Rusia, Irán y hasta
Colombia, donde la venta del crudo representa un porcentaje alto de sus
ingresos por exportaciones.

Caracas, por ejemplo, ha pedido una reunión de emergencia de los


países miembros de la OPEP (que piensa citarse oficialmente a finales de
noviembre) para discutir una posible reducción en la producción de
crudo.

El ‘milagro estadounidense’ –o maldición para otros– comenzó hace unos


diez años en Texas cuando se comenzó a experimentar con nuevas
técnicas como el cavado horizontal y el ‘fracking’. Estas permitieron
acceder a grandes yacimientos de crudo antes inasequible. No solo en
este estado sino en otros como Dakota del Norte y Alaska. Desde el
2004 y gracias estos desarrollos, la producción de EE.UU. ha crecido un
56 por ciento.

El estimado de producción para el 2014 es de 8,53 millones de barriles


diarios y de 9,53 millones para el 2015, las cifras más altas que se
registran desde 1970.

Y aunque EE. UU. aún importa al menos unos 8 millones de barriles (el
30 por ciento de sus necesidades domésticas), el repunte de la
producción nacional ha permitido reducir sus necesidades externas y,
por lo tanto, creado un excedente en los mercados internacionales.

Pero no solo es la bonanza estadounidense la que estaría generando la


caída del precio del petróleo. En general, la demanda mundial de crudo
se ha reducido en estos últimos años. En parte por el estancamiento de
las economías europeas y la reducción del crecimiento en las asiáticas.

En el caso de EE. UU. por ejemplo, la demanda se redujo de casi 21


millones de barriles diarios en el 2005 a 18,64 en el 2013.

Y aunque esa caída está atada a la crisis económica del 2008, también
tiene mucho que ver el desarrollo de carros más eficientes, y los hábitos
de las nuevas generaciones, que cada vez utilizan menos el automóvil
gracias a mejoras en los sistemas de transporte público, nuevas
aplicaciones (como Uber) que permiten conseguir un taxi con más
facilidad y más opciones de movilidad como las bicicletas para alquiler.

A esa reducción de la demanda mundial se ha sumado un incremento en


la producción en otros países como Libia e Irak, y la resistencia de
países como Arabia Saudí, que se niegan a frenar la producción pues le
apuestan a mantener sus mercados pese a recibir menos ingresos.

Aun así Jeff Lane, ex subsecretario de Energía para Asuntos Legislativos


de la administración Obama y hoy consultor en la firma de abogados
Denton, cree que el factor más relevante en el mapa del mercado
petrolero es sin duda el nuevo rol de EE. UU.

“Si bien hay muchos factores internacionales que contribuyen a la baja


en los precios del crudo, entre ellos el alza de la producción en Libia, la
parálisis de las economías en Europa y la baja demanda tanto en el Viejo
Continente como en Japón, no hay duda que el incremento de la
producción en EE. UU. es muy importante. Las nuevas tecnologías han
contribuido a una mayor producción, al punto que algunos legisladores
ya están pidiendo que se revalúe la prohibición a la exportación de
crudo que está vigente desde los años 70”, dice Lane.

Nadie sabe a estas alturas cuál es el piso en la caída del precio del
petróleo. En gran parte eso dependerá de la decisión que tome la OPEP
cuando se reúna en noviembre, pues controlan más del 40 por ciento del
mercado, y hay factores externos de difícil proyección, como la
recuperación económica de Europa o el crecimiento de la demanda en
países emergentes.

Lo que sí es claro es que EE. UU., pese a continuar siendo el principal


consumidor del mundo, ha dejado de ser un invitado de piedra en el
ajedrez del mercado internacional del crudo.

Sería la cifra más baja desde 1968


“El crecimiento de la producción petrolera de EE. UU., que llegará a unos
10 millones de barriles diarios a finales del año entrante, permitirá
recortar su importación de crudo del 30 % a solo el 21 % de lo que
necesita para suplir la demanda interna. Esta es la cifra más baja desde
1968”, aseguró Adam Sieminski, administrador de la Agencia
Internacional de Energía.

Golpe para Colombia es de gran magnitud


La caída del precio del petróleo tiene en alerta a las autoridades
económicas del país debido a los ingresos que se dejarán de percibir.
Según el ministro de Minas y Energía, Tomás González, por cada dólar
que caiga el petróleo durante un año, la Nación deja de percibir unos
400.000 millones de pesos por las menores utilidades de Ecopetrol, la
caída de los impuestos y las regalías.

Todo esto ocurre en un contexto de caída de la producción local y sin


perspectivas de encontrar nuevos yacimientos.

5 razones del desplome del precio del petró leo


Los temores sobre la economía china y el regreso de Irán al mercado petrolero,
son algunos factores; el dólar fuerte también podría llevar a los precios a caer
hasta los 20 dólares el barril.
Miércoles, 20 de enero de 2016 a las 19:47

Aunque el petróleo barato es bueno para los consumidores de EU, contribuye a las pérdidas en el mercado
accionario. (Foto: iStock by Getty Images)

(CNN Español) — La fuerte caída en los precios del crudo sigue acentuándose.

El barril de petróleo cayó por debajo de 28 dólares por primera vez desde 2003. La
última ola de ventas deja al crudo con caída de 19% solo este año. Eso representa
un increíble descenso de 72% con respecto al precio de junio de 2014, cuando
alcanzó casi los 108 dólares.

"La situación fundamental de los mercados del petróleo es mucho peor que lo
previamente pensado", escribieron analistas en materias primas de Barclays en
una nota a sus clientes la semana pasada.

Todo esto beneficia, por ejemplo, a los conductores de autos en Estados Unidos.
El precio promedio de la gasolina cayó por debajo de 1.97 dólares esta semana,
comparado con los 3.68 dólares de hace 18 meses, según AAA.

Estas son las razones de la constante caída:

1) La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) está en


completo desorden: La semana pasada los precios del petróleo subieron
momentáneamente después de que un alto funcionario de Nigeria y el presidente
de la OPEP, Emmanuel Kachikwu, le dijeran a CNN que el grupo de países está
considerando una reunión de emergencia. Eso propició la esperanza de recorte de
producción que países como Nigeria han estado pidiéndole a Arabia Saudita, líder
de la OPEP.

No obstante, funcionarios de Emiratos Árabes Unidos rápidamente se


pronunciaron para aplacar las esperanzas, diciendo que la actual estrategia está
funcionando.

El ir y venir público entre los miembros de la OPEP resalta las profundas fracturas
dentro de esa organización que han reducido las bajas probabilidades de que
corten la producción.
Las recientes tensiones entre Arabia Saudita e Irán contribuyeron a reducir más
los precios.

Barclays describe esto como la "completa ruptura de la cohesión de la OPEP".

2) China está asustando a todo el mundo: Las preocupaciones sobre la


economía de China no solo afectan los mercados.

Si China en verdad está desacelerándose más de lo que los inversionistas


esperaban, eso significa que necesita menos petróleo para alimentar su
economía. Eso asusta a quienes esperan que el petróleo pronto volvería al alza.

"Solo en la semana pasada, los fuertes temores de un aterrizaje forzoso en China


han resurgido con una venganza", escribió en un reporte de investigación Michael
Wittner, jefe global de investigación de petróleos de Societe Generale.

3) La desafiante producción estadounidense: Aunque los temores por la


demanda aumentan, la caída del petróleo en mayor medida ha estado impulsada
por el exceso de oferta. Ese exceso fue creado principalmente por el auge del
petróleo de esquisto estadounidense.

La producción de Estados Unidos no ha recibido el impacto que muchos


esperaban. Estados Unidos produjo un promedio de 9.35 millones de barriles al
día en octubre, solo un poco menos del punto máximo en abril de 8.7 millones,
según el Gobierno.

Eso impacta los precios debido a que la producción estadounidense


probablemente deba reducirse para aliviar el exceso de oferta.

"El mercado ha perdido confianza en que el esquisto de Estados Unidos caerá lo


suficientemente rápido para que cumpla su papel este año de empezar a
rebalancear el proceso global", dijo Wittner.

4) Irán regresa: El mercado del petróleo se prepara para que Irán profundice la
sobreoferta pronto.

Irán está cumpliendo sus obligaciones y ya le levantaron las sanciones


económicas en el marco de su acuerdo nuclear con Occidente. Eso le abre camino
a su regreso al mercado.

Es un gran misterio cuánto petróleo podrá aportar Irán, pero es poco probable que


el país dé marcha atrás a pesar de la crisis de los precios. Incluso un incremento
gradual en la producción no evitará el problema de sobreoferta.
5) El riesgo de la fortaleza del dólar estadounidense: El petróleo se negocia en
dólares estadounidenses. Eso significa que cuando el dólar se fortalece, el
petróleo se vuelve más caro para los compradores extranjeros.

Esa es la razón por la que Morgan Stanley advirtió la semana pasada que el dólar
fuerte podría llevar el petróleo a 20 dólares el barril.

Aunque el petróleo barato es muy bueno para los consumidores estadounidenses,


contribuye a las pérdidas en el mercado accionario. Las acciones de compañías
de energía del índice S&P 500 ya han caído 10% en lo que va del año, mientras
que empresas como Marathon Oil y Anadarko Petroleum han caído más de 20%.

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