Universidad del Balamand

Instituto de Teología San Juan Damasceno

P.A.S.E. (Program for Arabic – Spanish Exchange)

Lección 8 Sección 1
El Éxodo
El Éxodo es probablemente uno de los temas más importantes en el Pentateuco.
Su importancia radica en el hecho de que cuatro libros de cinco están dedicados al
Éxodo y a su período posterior,
mientras que un solo libro, el Génesis,
cubre un gran periodo de tiempo,
entendiéndose desde la Creación
hasta la llegada a Egipto. Está claro
entonces que los autores de la Biblia
tenían por objetivo el presentar la
historia del Éxodo como central. De
hecho, aparte de la cantidad de
literatura bíblica relacionada con él, la historia del Éxodo de Egipto, contiene las
claves que nos permiten entender la intención que se encuentra tras el Pentateuco.

Por esta razón, quiero pedirles que lean esta lección cuidadosamente. Es
evidente que leer el libro de Éxodo, al menos dos veces, mientras se estudia esta
lección, será extremadamente útil, pues les permitirá relacionar las diferentes partes
de la historia. Admito que esta lección abordará algunos asuntos complicados. De
manera que no duden en preguntarme sus dudas, si cualquier cosa se ve oscura o
necesitasen más clarificación.

En esta lección, intentaré esclarecer los temas más cruciales del Éxodo, al
mismo tiempo que estableceré las relaciones literarias y teológicas entre ellos. La
lección sobre este tema durará una semana más cuando veremos los personajes de la
historia.

1. La estadía en Egipto como esclavitud

El libro del Éxodo comienza con una descripción de la situación de los “hijos de
Israel” en Egipto (1:8-14); el Faraón los había esclavizado, y los estaba obligando a

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“trabajar para él”. Una situación similar enfrentó Abraham, cuando fue a Egipto
después de que una hambruna afligiera la tierra (Gen 12:10 y ss.). De hecho, si
leemos este corto episodio de la estadía de Abraham en Egipto, encontraremos los
principales temas característicos del Éxodo: esclavitud, plagas, intervención de Dios,
liberación. Este paralelismo entre la estadía de Abraham en Egipto y la esclavitud de
Israel en el Éxodo, nos ayuda a entender el significado y las implicaciones de la
esclavitud. Si recordamos bien las lecciones anteriores, podremos darnos cuenta de
que el rasgo principal de la literatura del Génesis es el tema del movimiento, como
partida desde la cercanía de Dios o hacia ella, como en el caso de Abraham, a quien
se le pide dejar su país natal, que estaba en directa relación con la “torre de Babel”,
condenada al fracaso, hacia una tierra que terminó por ser un desierto, pero lleno de
las bendiciones de Dios (Gen 18).

El mismo itinerario seguido por Abraham, fue seguido también por su nieto
Jacob y sus hijos, por la misma razón. En la historia que pudieron leer en la semana
que pasó, los hijos de Jacob fueron a Egipto, luego de una hambruna, para encontrar
comida, se quedaron ahí y fueron esclavizados por el Faraón, y necesitaron la
intervención y la ayuda de Dios.

¿Cuál es el problema de Egipto?

¿Por qué una estadía en Egipto habría de
repetirse en el Pentateuco como
maléfica? Probablemente no tanto
cuando el Pentateuco fue escrito (entre el
siglo VII y VI a.C.) pero ciertamente,
unos siglos antes, Egipto era una nación
floreciente, disfrutando de una cierta
supremacía sobre los países de Antiguo
Cercano Oriente. Tener buenas
relaciones con su señor, el Faraón, significa para los estados más pequeños a su
alrededor, estabilidad política y bienestar económico. Desde un punto de vista
religioso, el Faraón era visto no sólo como un monarca absoluto, sino también como
un dios visible, a diferencia de otros reyes orientales, que disfrutaban el status de
representantes de Dios. En la memoria de los autores bíblicos, Egipto fue el modelo de
total sumisión a un determinado sistema político y religioso que, en definitiva,
difería radicalmente con sus puntos de vista religiosos puesto que Egipto competía
con Babilonia en la supremacía sobre el Antiguo Cercano Oriente, también

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significaba, en la memoria y conciencia de los autores bíblicos, lo que la historia de la

“torre de Babel” significaba: total confianza en los logros del hombre; un estado
poderosos, lleno de riqueza y movido por ambiciones expansionistas, forzando sus
percepciones religiosas a ir de acuerdo con sus cimientos políticos.

En Génesis, Dios detiene la construcción de la “torre de Babel”, reenvía a la gente

que intentó construirla, a una vida de perdición y eligió de entre ellos, a alguien que
dejaría todo y se arrojaría a sí mismo hacia lo desconocido, sólo por las promesas de
Dios.

Si tomamos en consideración todo lo anterior, podemos tener una pista para

entender la estadía de Israel en Egipto: cuando los hijos de Israel decidieron
permanecer en Egipto, decidieron implícitamente “salir” de la historia de su abuelo
Abraham quien recibió todas las bendiciones en la misma tierra que ellos decidieron
ignorar. Por esta razón el autor de Éxodo describe la estancia del pueblo en Egipto
como “esclavitud”, es decir una situación en la cual preferirían no encontrarse. Tal
vez una esclavitud auto-impuesta, un hecho que quedará claro más adelante en el
Éxodo, cuando vehementemente se opondrán a la liberación y al designio de Dios de
rescatarlos y dejarlos partir. Esta resistencia contradice la preparación de Abraham y
Sara, quienes, a pesar de su situación desesperada, aceptaron la interferencia de Dios
y fueron guiados de vuelta a la tierra de la hambruna.

2. La esclavitud de Faraón versus la adoración a Dios

En Éxodo 3:18 está expuesto claramente el propósito del Éxodo: “Vayamos al
desierto, a tres días de camino, para ofrecer servicio al Señor nuestro Dios”. Éxodo 8:1 lo
expresa incluso más claramente: “Ve al Faraón y dile que el Señor ha dicho así: deja ir a mi
pueblo para que me sirva”. Este tipo de declaraciones se repetirán varias veces en el
Éxodo (por favor notar esto mientras leen el libro). En el idioma original hebreo, las
expresiones “Abod{h” (que significa esclavitud, trabajo) y “Abad” (alabar) derivan de
la misma raíz verbal. Técnicamente tienen el mismo significado en tanto que la raíz
“abad” significa “trabajar”, o “funciona como sirviente de alguien”. Siguiendo el
vocabulario de Éxodo, los israelitas debían dejar de “trabajar para faraón” y comenzar
a “trabajar para el Señor su Dios”.

La tensión entre la elección de los hombres y la voluntad de Dios, entre seguir

una decisión humana o un mandamiento divino, es un rasgo sobresaliente de las
historias bíblicas que hemos discutido hasta ahora. Sin embargo, la historia de Éxodo
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añade un valor extra a la decisión: salir de Dios lleva a una dura esclavitud; seguirlo
es una santa adoración: la elección es entre la ciudad y el desierto, entre el Faraón y
Dios, entre “trabajar para faraón” y “trabajar para Dios”.

Discutiremos la pregunta sobre la adoración largamente más adelante. Ahora

observemos lo siguiente, como veremos a medida que la historia avanza, el Éxodo no
será un asunto de elección, sino de obligación. Los israelitas estarán obligados a salir
de Egipto tal como Faraón estará obligado a dejarlos ir. A este respecto, la historia de
Éxodo tiene los mismos rasgos que la primera historia de la Creación. Extraño cuanto
pueda parecer, esta similitud, o mejor dicho identificación es crucial para un
completo entendimiento del significado del Éxodo. Relacionemos esto a continuación
con nuestro análisis.

3. Éxodo y Creación
En la lección 2 saltamos intencionalmente la primer historia de la Creación, y
nos referimos simplemente a la cuestión de “la imagen y semejanza de Dios”. Teníamos
en mente volver a ella en esta lección al discutir el significado del Éxodo, ya que
creemos que están estrechamente relacionadas. Primero expondremos las ideas
relevantes de la primera historia de la Creación.

3.1 Creación como Salvación

Si examinamos lo que Dios hizo en cada uno de los días de la Creación, nos
damos cuenta que en los primeros dos días no creó, en el significado técnico de la
palabra sino que estaba “preparando el terreno” para la Creación, lidiando con la
oscuridad y las aguas, como dos poderes que podían
poner en peligro la Creación, de hecho, en la mentalidad
del Antiguo Cercano Oriente así como en la mitología
religiosa, la oscuridad y las aguas eran dos elementos
que representaban el lado “oscuro” de la existencia,
puesto que el primero la oscurecería y el segundo la
inundaría. Solo para sentir cuan normal es esta idea,
imaginémonos a nosotros mismos flotando solos en
medio del océano en una noche oscura. O imaginémonos a nosotros mismos en una
escena apocalíptica, en donde enormes tsunamis inundan la tierra en medio de la
noche. La única cosa que vendría a nuestra mente, si todavía nos queda mente, es la

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muerte. ¡Qué alivio sería despertarnos recostados en una tierra seca bajo el sol! Esta
eterna realidad y experiencia humana encontró sus caminos hasta las historias de
creación incluyendo las nuestras que muestran como Dios derrotó a estos dos
enemigos letales, simplemente poniendo un poco de luz en medio del primero y
poniendo límites en los movimientos y alborotos del segundo.

En Génesis 1 la oscuridad fue derrotada, esto es, en el primer día y las aguas
fueron “atadas y encadenadas” en el segundo. Esto hizo posible que apareciera la tierra
seca y que la vida prosperase en ella desde el tercer día. Esto está corroborado por el
hecho de que el texto dice: “la tierra seca fue cubierta por las aguas y apareció a medida
que se retiraron”, en vez de decir “fue creada por Dios desde la nada”.

Lo que ocurrió fue que “fue descubierto por Dios”. El “tercer día” es el día en el
cual la vida se hace posible. Si esto es verdad, lo que ocurre en el primer y segundo
día es una salvación modelada por Dios, que hizo posible que la vida apareciese,
aumentara y se diversificara.

3.2 Éxodo como Creación

Si la primera historia de la Creación en la Biblia puede ser entendida de esta
manera, entonces la salvación que Dios está cumpliendo a lo largo del Éxodo,
también puede ser vista como idéntica a la Creación, en tanto que contiene elementos
de la Creación, especialmente “aguas”, “la derrota del Faraón” y finalmente, el tema de
los “tres días”.

Comencemos con el tercer elemento. En Éxodo 3:18 el texto dice: “Vayamos al

desierto, a tres días de camino, para ofrecer
sacrificios al Señor nuestro Dios”. Además
de 15:22, este es el único ejemplo de “los
tres días” en Éxodo en el contexto de la
adoración a Dios. Ocurre en el contexto
de una posible tensión con Faraón sobre
la liberación de los israelitas. De los
textos que se suceden sabemos que estos
tres días incluyen ciertamente la travesía
por el Mar Rojo, pues ninguna adoración a Dios es posible hasta que los israelitas no
alcancen el “área segura”. Vemos aquí una clara referencia al tercer día en la historia
de la Creación. Después de la derrota de Faraón y de la experiencia del Mar Rojo,

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será para los israelitas como el tercer día de la Creación: la vida será posible para
ellos nuevamente. Sin embargo, el Éxodo relaciona esta “nueva” vida creada con la
adoración a Dios y esta relación está en el corazón del Éxodo.

El otro elemento que relaciona al Éxodo con la Creación son las aguas. En el
himno de Moisés que celebra la victoria sobre Faraón y sus ejércitos y la travesía por
el Mar Rojo aparecen las “aguas” como un elemento literario importante. A pesar de
su rol en la derrota de Faraón (15:4-5), aparece en el 15:8 totalmente sometidas y
obedientes a Dios: “por el soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; las olas se
acumularon como un dique; las aguas profundas se congelaron en medio del mar”. Son
personificadas como un enemigo sumiso, que ahora sirve a su nuevo amo en
completa lealtad y con sumo temor. En el mismo himno, el tema de “el mar versus la
tierra seca” aparece nuevamente, para subrayar la salvación hecha por Dios: “El Señor
reinará por siempre jamás. Cuando la caballería del Faraón entró en el mar con sus carros y
jinetes, el Señor volvió a traer las aguas del mar sobre ellos, mientras que los hijos de Israel
caminaron en seco en medio del mar” (Éxodo 15:18-19). Es muy probable que los autores
de Éxodo introdujeran el tema de “las aguas” para relacionar el Éxodo con la
Creación, y para decir implícitamente, que el Éxodo, siendo una acto de liberación de
la hegemonía y “obsesión” egipcia, es un acto de Creación o que ha inflamado una
nueva Creación de Dios, que vino a ser en tanto que emergió obedientemente del
Mar Rojo, incluso ayudó a Dios a derrotar a su enemigo, el Faraón, el tercer elemento
relacionante entre Éxodo y la Creación.

Mientras que los dos elementos que relacionan Éxodo con la Creación, a saber,
los “tres días” y “las aguas” son explícitos, el tercer elemento está más bien escondido
y requiere un estudio más profundo de los diversos textos. Intentaremos dejar una
idea clara en una forma simple y comprensible. Mencioné anteriormente que, de
entre los reyes del Antiguo Cercano Oriente, el Faraón era el único que era
considerado por su pueblo como un dios y no solo como un representante de la
deidad. El status del Faraón inspiró a los autores del Éxodo para convertirlo, en su
historia, en el competidor principal de Dios en la adoración, la “abodah” (adoración,
alabanza, recordar lo que dijimos arriba). A lo largo de la historia de Éxodo, Faraón
aparece como una marioneta débil en las manos de Dios. Él le teme y es vulnerable a
su manipulación.

Él fue en última instancia erradicado por Dios de la existencia y de la historia.

La victoria sobre Faraón es una victoria sobre su similar, los otros dioses. Después de
haber ganado, quedó como único con su pueblo, gobernando sobre ellos como quiso,

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sin ninguna perturbación exterior. La unicidad de Dios, como el único Señor, con su
creación, es un tema fundamental en Génesis 1. En este capítulo, Dios aparece como
el único Dios, dueño y señor. El hombre no puede ser sino la imagen y semejanza de
Él porque no hay otro como Él. Esta temática nos llevará a hablar, levemente, en esta
lección sobre la manifestación de Dios en el Éxodo.

4. La epifanía de Dios
En Éxodo 3:1-6 Dios se aparece a Moisés en un arbusto ardiente. Ahí declara ser
el “Dios de Araham, Isaac y Jacob” y que liberaría a su pueblo Israel de la esclavitud
egipcia. En 3:13-14 anuncia su extraño nombre: “Yo soy el que soy”. La aparición de
Dios a Moisés es de extrema
importancia en tanto que es la
primera en relacionarse con una acto
de salvación. De hecho, las epifanías
divinas en el Antiguo Cercano Oriente
están generalmente relacionadas con
lugares más que con actos. Esta
epifanía está desligada de cualquier
lugar en tanto que ocurre en un
“arbusto ardiente”. El desligamiento de una localidad, enfatiza su relación con el acto
de salvación en Éxodo. Dios está dando a conocer su nombre y está relacionado
ahora con un acto de salvación, esto así ha de ser recordado, y deberá ser recordado
en relación a su salvación y no con un lugar. Si has leído Génesis y Éxodo, te habrás
dado cuenta de que Dios nunca está ligado con un lugar, y que nunca aparece en una
ciudad, sino más bien afuera, en el desierto, en Su lugar. Este es un elemento crucial
en la historia del Éxodo, ya que estará estrechamente relacionado con la adoración a
Dios. Podemos decir por ahora que su aparición en el desierto es como decir ninguna
parte, y su extraño nombre, que es equivalente a ningún nombre, acentúan la
peculiaridad de este Dios por sobre y en contra de las ideas religiosas del Antiguo
Cercano Oriente que relaciona a los dioses con ciudades y nombres. Si este Dios es
totalmente diferente entonces tenemos que esperar un comportamiento y una
manera de obrar totalmente diferentes, que serán tratados en la siguiente lección.

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5. Para la próxima lección

Por favor lean esta lección cuidadosamente más de una vez, y lean los textos a
los cuales me he referido. A modo de preparación para la próxima lección, re lean el
Éxodo y mantengan en la memoria sus principales movimientos.

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