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OIT analiza el futuro de las pensiones en el Perú

ilo.org/lima/sala-de-prensa/WCMS_741438/lang--es/index.htm

10 de abril de
2020

Lima - Las reformas que se han realizado en el sistema peruano de pensiones no han
dado los resultados esperados, aseguró hoy la OIT en su último informe sobre “El futuro
de las pensiones en el Perú ”. Las brechas de cobertura siguen siendo altas y
persistentes, y la capacidad del sistema de ofrecer pensiones suficientes, que garanticen
el poder adquisitivo del jubilado, se ha reducido de forma preocupante, alertó la
organización de Naciones Unidas especializada en el mundo del trabajo.

“En tiempos de paz y de crecimiento económico, los adultos mayores sin cobertura son
invisibles. Esta crisis obliga a todos a mirarlos de frente. La pandemia de COVID-19 nos
ha demostrado con crudeza que, cuando existen estas brechas de cobertura, ellos son
las primeras víctimas”, señaló Philippe Vanhuynegem, director de la OIT para los Países
Andinos. “Un sistema ineficaz de protección social en salud y pensiones, ahora lo vemos
claramente, deja a nuestros adultos mayores en una gran vulnerabilidad”, sentenció.

Según el informe “El futuro de las pensiones en el Perú”, publicado hoy por la OIT, los
niveles de cobertura del sistema peruano de pensiones resultan alarmantemente bajos
si se les compara con los promedios regionales. Para 2018, los cotizantes, como
proporción de la población ocupada, alcanzaron su nivel máximo con un 26%, muy por
debajo del promedio del resto de América Latina (44,6%).

En ese mismo periodo, solo el 20% de los adultos mayores de 65 años recibía una
pensión contributiva, incluyendo los regímenes público y privado. Si se suma el impacto
del programa Pensión 65, el nivel de cobertura sube al 44% de los adultos mayores,
también muy alejado del promedio regional que presenta un nivel del 70,8% de
cobertura cuando se considera la pensión contributiva y la no contributiva.

“Está claro que, al pensar una reforma integral del sistema de protección social en el
Perú, dada la incidencia de la informalidad laboral y la precarización del empleo, se debe
pensar en una combinación de esquemas semicontributivos –ligados o no al empleo– o
no contributivos que alcancen a segmentos de difícil cobertura y de baja capacidad
contributiva”, sostuvo Pablo Casalí, especialista en Seguridad Social de la OIT.

En este sentido, el informe recomienda establecer una prestación universal para la


población que no accede a las pensiones contributivas, financiada por impuestos, para
ampliar la cobertura a los grupos considerados más vulnerables como los trabajadores
independientes, rurales y migrantes, entre otros.
“Los sistemas de seguridad social están pensados para hacer frente a las contingencias
en la vida de las personas: vejez, enfermedad, discapacidad, etc. Y su relevancia se pone
en evidencia cuando enfrentamos contingencias externas e inevitables como esta
pandemia. Sin embargo, las reformas necesarias y urgentes deben hacerse teniendo a la
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persona en el centro de las preocupaciones, y a los más vulnerables de manera
particular. También, se requiere tener una visión de largo plazo, evitando desnaturalizar
los objetivos del sistema de seguridad social”, acotó Vanhuynegem.

El informe también alerta sobre cómo las reformas implementadas hasta el momento en
el sistema peruano de pensiones, incluyendo la creación de un sistema previsional
privado y los arreglos normativos posteriores como la Ley 30425 han terminado por
desnaturalizar los objetivos y principios de la seguridad social. En este punto, el informe
califica como preocupante que la mayoría de los pensionistas que accedieron a una
jubilación bajo la Ley 30425, ya sea de forma anticipada o por edad legal, no superen los
65 años de edad.

El informe analiza también la suficiencia de las prestaciones. Aquí, queda claro que el
sistema previsional peruano, entre el periodo 2009-2018, ha reducido de forma
considerable su capacidad para sustituir las rentas de la etapa en actividad de un
trabajador.

Si se compara con el sueldo mínimo, por ejemplo, la tasa de reemplazo pasa del 100% al
66% en este periodo. Es decir, mientras que en 2009 la pensión de jubilación promedio
(del sistema público y privado) era equivalente al sueldo mínimo, en 2019 solo equivale
al 66% del salario mínimo, con el impacto que esto tiene en el poder adquisitivo real del
pensionista.

Finalmente, la OIT alerta sobre un aspecto distintivo del sistema peruano de pensiones:
la falta de participación de los actores sociales en su administración, un requisito
importante prescrito por el Convenio 102 sobre norma mínima de seguridad social de la
OIT, ratificado por el Perú en el año 1961.

“La crisis que vivimos hoy supone una oportunidad para avanzar en la búsqueda de
consensos para que, cuando esta pueda ser mitigada, se puedan dar pasos firmes hacia
una reforma del sistema peruano de seguridad social, sobre la base de un diálogo social
tripartito”, dijo Vanhuynegem. “La urgencia es clara, pero lo es también la necesidad de
no reaccionar sin la reflexión pertinente, de no desmantelar el sistema que existe hoy de
manera improvisada, y de convocar a los actores sociales a participar en este proceso”,
recomendó el director de la OIT para los Países Andinos.

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