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Julián David Jiménez Guiza

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Críticas un binarismo de género.

García, Andrea. Tacones, Siliconas, Hormonas y Otras críticas al sistema de sexo-género:


Feminismos y experiencias de transexuales y travestis. En: Revista Colombiana de Antropología.
Volumen 45 (I). Enero- junio de 2009

Cabral, Mauro Pensar la intersexualidad hoy. En: Sexualidades migrantes: género y transgénero.
Diana Maffía (compiladora). Editorial Feminaria. Buenos Aires. 2003

Reseña #7

Andrea García y Mauro Cabral son activistas que desde diferentes vivencias generan una serie de
reflexiones alrededor del sistema binario género-sexo hegemónico dentro de nuestra cultura. El
hecho de que ambos trasciendan el plano de lo teórico hacia sus propios cuerpos, genera una
narración en primera persona que hace de sus planteamientos una suerte de demandas y
exigencias que sus propios cuerpos piden.

Frente a su apuesta reflexiva, es de especial importancia la necesidad de trascender el binarismo


de género que constituye el hecho de que sólo es posible pensar y ser femenina o masculino,
donde el resto de posibilidades son concebidas como fallas que deben ser corregidas,
construyéndose a su alrededor una serie de teorías que patologizan las diferencias, emprendiendo
caminos para corregirlas, caminos que son encarnados en los cuerpos de los objetos de estudio de
las diferentes disciplinas encargadas de corregir dichas fallas, que son definidas como
imposibilidades.

Ahora bien, es importante resaltar que dichas intervenciones vendidas como sueños, además de
ser un marco que mantiene el binarismo de género, generan marcas claras en los cuerpos de
quienes son intervenidos. En palabras de Mauro Cabral: “Hacer que alguien deba consentir
someterse a una intervención quirúrgica como precio a pagar por el reconocimiento civil, exigir la
realización de una intervención de ese tipo para poder gozar de derechos, viola todos esos
principios. Los derechos no pueden ser objeto de chantaje a punta de bisturí”. Esta cita acarrea una
reflexión que nos lleva a pensar la idea de un verdadero diferentes, es decir, la idea que la
existencia de un verdadero transexual, transgénero o intersexual, cuya consecución es entendida
como un marco rígido y para cuya consecución se hace necesario el sometimiento permanente a
diferentes procesos e intervenciones de cara a ser aceptados socialmente.

Y es la idea de la aceptabilidad social, la que encarna en última el porqué del sometimiento de


cualquier persona al conjunto de procedimientos, que en el caso de los intersexuales ni siquiera
constituye un acto voluntario, ya que es una imposición de los padres y médicos para que el niño o
niña pueda ser aceptado socialmente, evitando una vergüenza para su propia familia. Continuando
con los elementos expuestos por los autores, queda entonces en entre dicho el alcance de la
libertad de quienes significan en sus cuerpos formas que no se recogen en el aparato tradicional
de nuestra cultura, ya que muchas de sus decisiones si bien son transgresoras, buscan que no
acarreen un rechazo de su familia, por lo cual adoptan explicaciones y procedimientos que
restringen el margen de autonomía sobre los cuerpos. Y en el caso de aquellos que no deciden
acoplarse a estos marcos, como en el caso de las travestis, es muy grande el riesgo que pueda
terminar incluso con la vida de esta persona. En ese sentido, la búsqueda de la autonomía, ya no
se reduce a una reivindicación y se transforma en un imperativo que debe reconocer que las
transformaciones no son lineales ni legibles, al contrario están matizadas y constituyen un ir y
venir permanente que reclama que la diferencia es una elección no una enfermedad ni un error.

Reflexión personal.

Existen dos cosas que me llamaron la atención del texto y que creo constituyen un desafío en la
brega permanente por romper con los binarismos de sexo- género.

Por un lado la idea de la autonomía desde el enfoque de que lo personal también es político, dado
que obliga a pensar hasta qué punto nuestro accionar deja de ser crítico y nosotros mismos
manifestamos cosas para recibir determinado grado de aceptación no sólo social en las grandes
esferas, sino también en las más pequeñas que son en últimas las más cotidianas, es decir, familia,
parche de amigos y contexto laboral. Porque en clave de la crítica de la lectura, nuestra búsqueda
por aceptación es un limitante de la autonomía.

Y por otro lado, la posición que cada uno ocupa es determinante de sus posibilidades de
comprensión y acción- siendo esto a su vez otro limitante de la autonomía. Retomar esta idea,
hace que entendamos que las escalas de dominación no son las mismas para todos y todas y que
por el contrario parte de nuestras reivindicaciones están ancladas a visiones muy particulares de
las necesidades de género que nosotros establecemos, pero que dejan de lado las necesidades de
otros sectores que al sentir como homogéneos con nosotros sentimos como si se recogieran
dentro de nuestros planteamientos. En una clave tal vez un poco más personal, hago referencia a
que mi posición como hombre-heterosexual es privilegiada, pero también limita las posibilidades
de pensar demandas más profundas, ya que mi posición también genera un alcance a mi visión, lo
cual me obliga a conocer mucho más de otros procesos y a estar abierto a conocer y aprender de
ideas que chocan con mi posición y que he considerado como menos importante

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