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Falo y función fálica

Pierre Bruno
Fabienne Guillen
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FALO Y FUNCIÓN FÁLICA

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hilo y función fálica


La edición original de este libro, en francés, fue publicada por Éres, en e! 2012, Pierre Bruno
bajo el título Phallus et f;mction phallique. Fabienne Guillen
© Asociación de Psicoanálisis Jacques Lacan (APJL)

© 2012, autores
Pierre Bruno
Fabíenne Guillen

© 2012, traductores
Matilde Pelegr¡
rveue Cárdenas
Bibiana Morales
Patricia León-López
Carlos Ramos
Mario Figueroa
Sylvia De Castro

Impreso en Colombia
ISBN: 978-958-46-2492-5

Asoc1Ac1ÓN DE
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio, sin la autorización PSICOANÁLISIS
escrita del titular de los derechos patrimoniales. ]ACQUES LACAN
CONTENIDO

Presentación -9

Introducción .. 13
Pierre Bruno

Falo y fase fálica en Freud .. .. 15


Fabienne Guillen

La querella del falo. .. 29


Pabíenne Guillen

Falo y función fálica en Lacan (1) .. .. 43


Pierre Bruno

Falo y función fálica en Lacan (u) .. 61


Fabienne Guillen
PRESENTACIÓN

La revista Psychanalyse, publicación periódica


de ediciones Éres (Francia) que sostiene un vínculo
privilegiado con la Asociación de Psicoanálisis Jacques
Lacan, se propuso incluir, bajo la denominación de "La
estructura': un apartado destinado a realizar en cada
número el inventario de una categoría psicoanalítíca,
diferenciada del concepto, de acuerdo con la crítica
que Lacan hace de esta última noción al final de su en-
señanza. En la edición n,v 8 de Psychanalyse, en la in-
troducción de dicho apartado, las categorías se presen-
tan como los diferentes ítems que se refieren al estado
civil del siendo [étant]: en el "carné de identidad" del
siendo, Aristóteles imprimió diez rúbricas, entre ellas,
la sustancia (ousía), la cantidad, el lugar... En relación
con las categorías de Freud y de Lacan resulta apro-
piado sustituir las rúbricas aristotélicas por otras que
Falo y función fálica Presentación

sean pertinentes para la consideración del hablante-ser de la ventaja que supone la posibilidad de poner a dis-
[parlétre], es decir, ya no del siendo en general. Por ahora posición de un público hispanoparlante un trabajo de
se ha contemplado abordar las siguientes categorías: el despliegue de las categorías psicoanalíticas realizado no
falo, el Nombre-del-Padre, el síntoma, el Otro. Los textos solo con rigor conceptual, sino atendiendo a las exigen-
resultantes del abordaje de las dos primeras ya fueron cias de calibrar las implicaciones de sus sucesivas for-
publicados en sucesivas entregas de Psychanalyse. mulaciones y reformulaciones. Se trata, por lo demás,
En términos generales, el apartado correspondien- de un trabajo que quizás hemos intentado muchas veces
te a "La estructura'' está dedicado a un saber. Pero, según a título personal, cada vez que recurrimos a las catego-
podemos constatarlo, el estilo en el que el saber se tras- rías que, necesariamente, por ser las del saber que nos
mite no es indiferente. Para el caso> puesto que se trata concierne, requerimos como herramientas para nuestro
del saber psicoanalítico, se han tenido en cuenta cuatro pensar. Un valor agregado de la traducción deriva de la
consideraciones: 1) el saber no se aprende, se aprehende; posibilidad de difundir en lengua española una lectura
2) el psicoanálisis es) en cuanto experiencia, intransmi- que abre horizontes de interpretación y evita, con ello,
sible; 3) la exigencia de un saber legible y cuestionable una pretendida unificación del saber psicoanalítico bajo
hace parte de la ética del psicoanálisis, y 4) es también la égida de posturas no cuestionables.
exigible una presentación sintomal del saber, es decir, en En sus ediciones 8, 9 y 11 de la revista Psychanalyse,
la que lejos de eliminarse, se pongan de relieve los puntos el apartado "La Estructura" desarrolló la categoría de
de atascamiento, las evoluciones) las rupturas e incluso falo bajo la doble implicación de "falo y función fálica"
las contradicciones de quienes han construido ese saber. Para su publicación en la forma de cuadernillo se adop-
tó su presentación en cuatro secciones: 1) Falo y fase
fálica en Freud; 2) La querella del falo y, finalmente, 3)
Falo y función fálica en Lacan (1), y 4) Falo y función
La decisión de publicar este material en español v- fálica en Lacan (n).
que, por lo demás, impulsó la publicación en francés bajo
la forma de cuadernillo1- obedece al reconocimiento

Hasta el momento se han publicado en francés los cuaderni-


llos correspondientes a los lextos de las dos categorías desa-
rrolladas en Psychanalyse: Pierre Bruno y Fabienne Guillen,
Phallus et fonctíon phallique (Toulousc: ÉrCs, 2012) y Pierre
Bruno, Le pires et ses noms (Toulouse: Eres. 2012).

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INTRODUCCIÓN*

Este título indica su contorno: "función fálica" no


está en Freud sino en Lacan, quien emplea el término
función en su sentido matemático y, más precisamente,
en el sentido que le ha dado el lógico Frege. El recorri-
do examinado va entonces de Freud a Lacan, pero sin
ignorar, entre los dos, el notable posicionamiento de
Melanie Klein. Sin embargo, no se trata solamente de
hacer el inventario de los enunciados psicoanalíticos
que conciernen al asunto, menos aún de pretender un
trabajo de historia epistémica como aquellos que, de
modo inigualable, Koyré o Canguilhem nos han dejado,
sino de proponer una lectura, histórica y problemáti-
ca, que asuma el riesgo de la interpretación, sin lo cual
dicha lectura sería unidimensional y no tendría conse-
cuencias. El lector localizará esos riesgos, algunas veces

Redactada por Pierre Bruno.


Palo y función fálica

ínfimos, algunas veces mayores, de los cuales quiero dar


dos ejemplos extremos. Empecemos por señalar el ries-
go menor: más allá de que pueda o no leerse, aquí o allá,
que el falo es el símbolo del pene, Preud defiende la tesis
de que el falo, si es un símbolo, lo es de la ausencia de FALO Y FASE FÁLICA EN FREUD*
pene. Según esto, no es tan grande el paso con respecto
a aquello sobre lo cual Lacan insiste, a saber, que el falo
es un significante de la falta de símbolo, con lo cual tra-
duce, en su "retorno a Freud" el hecho de que lo femeni-
no no está representado en el inconsciente.
Ahora, planteemos el riesgo mayor que, por lo de-
más, está en relación con el menor, puesto que de él se
deriva la consecuencia de que hay un falo para dos se-
xos, uno que no es sin tenerlo, el otro que no es sin serlo: Cuando se consultan en el índice de la Gesammelte
el goce llamado fálico no es específico del hombre, ni del Werke los términos "pene" y "falo'; sorprende compro-
neurótico; este es el goce del que podemos más o menos bar la recurrencia del primero y la relativa escasez del
disponer, por el hecho de que un goce que fuera absolu- segundo. Una de las primeras apariciones señaladas en
to no podría ser sino la muerte y, solidariamente, por el dicho índice es la del Wiwimacher ('hace-pipí') en el
hecho de que, hablantes o no, habitamos el lenguaje. Así caso Juanito. Juanito tiene 4 años, su hermanita 6 me·
las cosas, no hay lugar a plantear un goce primario, que ses. Al presenciar el baño de ella, él dice: "Su hace-pipí
correspondiera a un pseudoestado prelenguajero. es todavía chico': y agrega: "Ya cuando crezca se le hará
En esta perspectiva, queda claro que no está ver- más grande'". Freud afirma que Juanito razona tan bien
daderamente cerrado el debate tan intenso que se desa- como un filósofo de la escuela de Wundt al considerar
rrolló en los años 1930 sobre la fase fálica, debate en el que la conciencia "es una condición infaltable del psi-
cual Freud no salió siempre ganando, puesto que inclu- quismo". Poco antes, a la edad de 3 años y medio, juanito
so jorres, fiel entre los fieles, no estuvo en la misma línea es sorprendido por su madre con la mano en el pene.
de su maestro.
Redactado por Pierre Bruno.
2 Sigmund Freud, "Análisis de la fobia de un niño de cinco años
(el pequeño Hans)" (1909), en Obras completas, vol. x (Buenos
Aires: Amorrortu, 1980), 12.
Falo y función fálica Palo y fase fálica en Freud

Ella lo amenaza: "Si tú haces eso, haré venir al Dr. A, te En 1923 ya está planteada la segunda tópica. Freud
cortará el hace-pipí'". Finalmente, a la edad de 3 años escribe el texto "La organización genital infantil" con la
y 9 meses, le pide a su padre agregar un hace-pipí a la intención de intercalarlo en la teoría de la sexualidad. Es
jirafa que acaba de dibujar. El padre replica: "Dibújalo pertinente preguntarse si esta teoría es la de Freud o la
tú mismo'; lo que enseguida hace Juanito: dibuja un tra- que él recoge o recopila de la boca de sus analizantes, y
zo vertical bajo el vientre de la jirafa, pero desprendido. de la cual él sería el editor. Me inclino por esta segunda
Hace ese trazo en dos tiempos, prolongando el primero versión. Freud no es un sexólogo, sino un sismógrafo. El
al que juzga demasiado corto. artículo en mención es escrito justo después de "El yo y
En estas tres viñetas encontramos los constitu- el ello" La primera característica de esa fase, nombrada
yentes de la llamada "fase fálica" (y no estadio fálico). más exactamente "fase fálica': es que "para ambos se-
No es por azar si en este pasaje del caso Juanito Freud xos, sólo desempeña un papel un genital, el masculino.
introduce, en 1923, una nota en la que insiste en que aún Por tanto, no hay un primado genital, sino un primado
si el destete (separación del pecho materno) o el apren- del falo'", El hecho de que aquí Freud hable del falo y
dizaje de la limpieza de las heces ( defecación) anticipan no del pene, atestigua, por supuesto que no se trata del
en cierta medida la castración, el complejo de castra- órgano anatómico, sino, digámoslo así por ahora, de
ción debe referirse únicamente a la pérdida del pene ( es su valor simbólico. El segundo punto que merece ser
una exigencia, dice Freud). Se entiende así que el pene destacado es que "carecemos de una intelección de los
no es un objeto parcial. procesos correspondientes en la niña''6. Esto no quiere
Para precisar lo que se ganó en esos años (1908- decir que la fase fálica no valga también para la niña,
1909 ), basta con remitirse a una frase del texto "Sobre sino que la dinámica interna de esta fase permanece, en
las teorías sexuales infantiles": esta teoría"[ ... ] consis- lo que a ella se refiere, incomprensible y desconocida.
te en atribuir a todos los seres humanos, aun los seres En cuanto al niño, de entrada deniega (leugnen) la falta
femeninos [sic], un pene'", Observamos finalmente que de pene que observa en las niñas, luego considera que
Wiwimacher, denomínación del pene en el dominio lin- esa falta resulta de una castración y que la castración
güístico vienés, es ya una metáfora. solo concierne a las niñas o a las mujeres indignas, pero
exime a la madre. En una nota a pie, Freud menciona a
J Ibíd., 9.
4 Sigmund Freud, "Sobre las teorías sexuales infantiles" (1908), Sigmund Freud, "La organización genital infantil" (1923),
en Obras completas, vol. xrx (Buenos Aires: Amorrortu,
en Obras completas, vol. IX (Buenos Aires: Amorrorlu,
1980), 146.
1980), 192.
6 Ibíd.

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Falo y función fálica Falo y fase fálica en Freud

una joven que hasta su pubertad había sostenido que su relectura del complejo de castración, donde lo que
solo una mujer de su familia estaba castrada porque era está en juego no es tanto la castración del sujeto sino la
"idiota': Es solo cuando el niño descubre que únicamen- castración de la madre, es decir, el descubrimiento del
te las mujeres pueden dar a luz, "que la madre perderá el niño, varón o mujer, según el cual él, o ella, no sería el
pene'". La organización genital infantil culmina en esta falo que le falta a la madre -aquí en el sentido de falo
oposición: "genital masculino o castrado': El ser mujer imaginario- y, además, el hecho de que, más allá del
se define entonces como una falta de pene, y la vagina niño, la madre apunta al falo del padre por cuanto ese
toma valor de morada (Herberge)' del pene. En tanto falo no sería imaginario. El caso de Sandy, comentado
exista esa metaforización de la vagina, su falta ya no es por Lacan en La relación de objeto es, a ese respecto,
una privación pura. paradigmático.
Ese artículo es decisivo por cuanto afirma clara- Hagamos aquí valer una observación de Freud, de
mente el lazo entre el complejo de castración y la falta 1917, que establece la equivalencia entre pene y niño, por
de pene. Como dice Freud explícitamente, el falo no es una parte, y entre excremento y niño, por otra. A ese
un objeto parcial como las heces o el seno, ya que su nivel la confusión entre falo y objeto parcial es aún po-
presencia o su ausencia ordena la división sexual -lo sible. En cambio, es interesante evocar la equivalencia
que Lacan denominará "scxuacíón" -. Es en esta fase propuesta por Fenichel entre girl y falo, pues prefigu-
cuando el niño mismo comienza a temer ser castrado, raría el ella no es sin serlo de Lacan. El mito de Hesío-
es decir, terne perder su pene y encontrarse entonces fe- do que concierne a Afrodita, quien habría nacido de la
minizado. A partir de allí, Freud producirá su teoría de- espuma del esperma surgido del falo cortado de Urano
finitiva, o casi definitiva, del complejo de castración en (por Cronos) es, en relación con esto, evocador.
sus relaciones con el complejo de Edipo. El niño sale del La etapa siguiente está constituida por el artículo
Edipo para no ser castrado. La niña, al descubrirse cas- de 1927 sobre el fetichismo. Si con el Wiwimacher o con
trada, entra en el Edipo. En los dos casos, sin embargo, "la morada del pene" se alude a la metáfora, con el feti-
el niño renuncia a la madre: el niño porque tiene miedo che se trata siempre de la metonimia. El primer ejemplo
de ser castrado por el padre, la niña porque la madre citado por Freud es el de un "brillo en la nariz'; Glanz,
está castrada. Es esta línea la que Lacan desarrollará en en alemán pero que, para el caso evocado, es la traduc-
ción de glance, 'mirada' en inglés. Estos dos avatares del
7 !bid., 148. falo (metáfora y metonimia) aclaran suficientemente la
8 En el texto original: Hébergement. bifurcación neurosis/perversión.

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Palo y función fálica Falo y fase fálica en Freud

El interés de Freud por el fetiche tiene varios com-


falo
ponentes. Puede así llegar al convencimiento de que
una pérdida de la realidad se produce por fuera de la
Wiwimacher fetiche
psicosis. Una "corriente" de la vida psíquica reconoce la
realidad y otra la rechaza". Esto lleva a Freud a plantear
Herberge
la existencia de una escisión (Spaltung) entre las dos
corrientes. Ejemplifica esta escisión con un caso sutil y
METÁFORA METONIMIA conmovedor: un hombre tiene por fetiche un suspen-
sorio que puede también usar como traje de baño. En
"El fetiche es un sustituto del pene", escribe Freud, consecuencia, preserva todas las posibilidades: la mujer
y precisa enseguida: "el fetiche es el sustituto del falo de está castrada - no lo está; el hombre está castrado - no
la mujer (la madre) en el que el varoncito ha creído y al lo está. El fetiche debe leerse corno escisión entre reco-
que no quiere renunciar -sabemos por qué-:'9. No se nocimiento y desmentida de la castración de la mujer.
trata de un rechazo o de una escotomización de la per- Se notará, sin embargo, que este análisis del feti-
cepción de la falta de pene. La creencia de que la mujer chismo concierne a lo masculino. El continente negro es
tiene un falo es al mismo tiempo conservada y abando- dejado de lado y, si le concierne, no se sabe cómo.
nada. Se necesita entonces un sustituto, el fetiche, capaz Este artículo, que aporta la confirmación de la ig-
de conservar de cierta manera la creencia abandonada norancia en lo concerniente a la sexualidad femenina,
del falo de la mujer. ¿Por qué? Para esquivar el horror es escrito en el momento en que la llamada "querella del
de la castración. Notemos también que, según Freud, el falo" está ya presente. Conocemos los protagonistas
pene está dotado de "una parte de narcisismo''. Para de- de esta "falomaquia": Freud (y ocasionalmente Jeanne
nominar el proceso en cuestión, Freud escoge el término Lampl de Groot), por una parte y, por otra, todos los
Verleugnung (diferente del término Leugnen que utiliza demás (Alexander Abraham, Hélene Dcutsch, Karen
para calificar el rechazo a creer en la percepción que se Horney, Melanie Klein y Otto Rank). Para anticipar un
acompaña del abandono de la creencia). Verleugnung mínimo la formulación de lo que está en juego, retenga-
puede traducirse por 'denegación'. 'desmentida', 'desa- mos dos preguntas:
probación'.
10 Es así como Freud aísla, en el caso del Hombre de los Lobos,
9 Sigmund Freud, "Fetichismo': (1927), en Obras completas, vol. una corriente donde la castración es rechazada, sin que se
XXI (Buenos Aires: Amorrortu, 1980), 133. trate obligatoriamente de una psicosis.

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Palo y función fálica Falo y fase fálica en Freud

¿El falo es un objeto parcial? Si decimos que sí, la menos la contención de las pulsiones. ¿Dónde intervie-
castración opera en todos los estadios pulsionales ne el falo en este proceso? Primero, a nivel del pene, que
(seno, excrementos, etc.). De lo contrario, se trata es el instrumento de la micción, en el hombre en todo
de la primada del falo. caso. Pero, sobre todo, a nivel del símbolo, que constitu-
¿Hay un goce femenino primario? ye el tallo-pene ahuecado en el que Prometeo encierra
el fuego robado. La interpretación de Freud es a la vez
De esta manera, después de consagrar a la sexua- audaz y sorprendente. Lo que encierra el tallo no es el
lidad femenina una parte nada despreciable de su tra- fuego, sino el agua-orina que impide apagar el fuego.
bajo teórico en el transcurso de los años treinta, Freud Igualmente, a otro nivel de interpretación, la toma
retoma la cuestión del falo bajo dos aspectos diferentes de posesión del fuego es un robo, un crimen que causa
y relativamente nuevos en dos artículos, "Sobre la con- perjuicio a los dioses. En realidad, esos dioses son el ello
quista del fuego" (1932 [1931]) y aquel, inacabado, "La (,a) engañado por la renuncia a apagar el fuego, de don-
escisión del yo en el proceso defensivo'' (1940 [1938]). de resulta su domesticación.
("Esquema del psicoanálisis'; de 1938, no aporta verda- Finalmente, si Prometeo, quien quiere conservar
deramente nada innovador y se presenta más bien como el fuego y no apagarlo, es castigado por su crimen, que
la recapitulación de los logros anteriores). es lo contrario de una conducta enmudecida por las so-
¿Qué puede llamar nuestra atención en el texto de las pulsiones, es porque la humanidad no soporta ser
1931? Como muchos de sus textos breves, se trata de un obligada a esa renuncia pulsional, por lo cual castiga a
verdadero diamante en donde Freud se interroga sobre quien la realiza.
la significación que conlleva el hecho de orinar encitna Demos un paso adelante siguiendo a Freud en
del fuego para apagarlo (casi digo abrazarlo). Como estos fuegos de artificio interpretativos, de los cuales
ocurre a menudo, Freud despista al lector. Se espera, en podremos sacar una enseñanza enorme en cuanto a la
efecto, que la extinción del fuego sea una metáfora de función del falo, a saber, que aquí el falo no tiene necesi-
la extinción de las pulsiones sexuales. Ahora bien, no dad de estar armado <le! pene, por la razón trivial de que
es nada de eso. La extinción es en efecto un placer ("de una mujer puede muy bien, orinando, apagar el fuego
tinte homosexual': precisa Freud), y la renuncia a ese (cf. el significado de la enuresis y el cuadro de Picasso
placer es la condición de la domesticación del fuego. En titulado La Pisseuse).
ese primer nivel de interpretación, apagar el fuego no En este paso adelante Freud constata, aparen-
es apagar las pulsiones, al contrario, la retención ( de la temente a contrario de su primer nivel de interpre-
extinción) del fuego condiciona, si no la extinción, al tación, que la llama es un símbolo de la libido y, más

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Falo y función fálica Falo y fase fálica en Freud

estrictamente, del falo en movimiento. Dicho de otra que la extinción del fuego implica una castración y, de
manera, apagar el fuego= apagar la libido. Lo que Freud igual manera, la renuncia a apagarlo. Insistamos, por
completa con: apagar el falo del rival (se percibe que el último, en que este es el único texto donde es posible,
rival puede ser, para una mujer, un hombre}. Es eviden- por un juego de escritura, sustituir mujer por hombre.
te entonces, con esta última interpretación, que fuego = El último artículo a considerar es el de la escisión
falo y que apagar el fuego = apagar el falo. (Spaltung). Se trata de la escisión del yo. Los alumnos de
Resumamos en un cuadro los dos niveles diver- Lacan, apoyándose especialmente en el texto "La ciencia
gentes de interpretación: y la verdad'; tienen la costumbre de considerar que allí
se encuentra una prefiguración de la división del sujeto.
Quizás esa asociación es por lo demás inútil, en la me-
renunciar a apagar el fuego apagar el fuego
dida en que el yo freudiano (das !ch) depende, al menos
apagar el falo apagar el falo en parte, de lo que Lacan situará como el sujeto tachado
(en el sentido de limitar
( o dividido). Sea lo que sea, esa escisión, en la medida
las pu!siones)
en que funda un desgarramiento (Entzweiung) del yo, si
bien se ha presentado como un caso patológico particu-
Al poner en evidencia esta contradicción, se ve lar, no por eso deja de tener un alcance que es, se puede
que la función del falo no puede ser verdaderamente decir, de estructura. El paciente en cuestión había crea-
asimilada a la pulsión porque, de un nivel al otro, el do, gracias a un fetiche, un sustituto del pene de la mujer.
falo coincide con el ejercicio de la libido y con lo que Con ello había desmentido, es cierto, la realidad
previene. Freud lee esta contradicción en relación con el objetiva, pero había salvado su propio pene. Si no esta-
binomio tumefacción-detumefacción, y es bastante fácil ba obligado a reconocer que la mujer había perdido su
deducir de su análisis una prefiguración del estatuto del pene, perdía credibilidad la amenaza que le impartieron;
falo en Lacan: lo que goza y al mismo tiempo lo que pone ya no necesitaba temer más por su pene y podía conti-
un límite al goce. Esa aproximación es tan acertada que nuar, imperturbable, su masturbación."
se puede leer casi sin desciframiento en la evocación de
los dos héroes griegos, Prometeo y Hércules. En su opo- Freud observa que ese sustituto proviene de un
sición complementaria, ellos hacen presente esta fun- desplazamiento que tiene lugar en el cuerpo de la mujer.
ción del falo: Prometen preserva el fuego (impide que se
11 Sigmund Freud, "La escisión del yo en el proceso defensivo"
apague), mientras que Hércules lo apaga cuando el in- (1940 [1938]}, en Obras completas, vol. XXIII (Buenos Aires:
cendio amenaza con ser catastrófico. Esto nos muestra Amorrortu, 1980), 277.

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Falo y fase fálica en Freud
Falo y función fálica

El pene no está allí donde debería estar, sino en otra debate quedan especialmente dos puntos aún parcial-
mente opacos: 1) ¿Qué hay del "ser-falo" de la mujer?
parte: en el pie, en el vello pubiano, etc. Sin embargo,
esta solución tiene un precio: la angustia de ser devo- ¿Ella se reduce solo a esta ... encarnación? 2) Siendo
rado (y no castrado) por el padre. Tiene también una admitida la crítica de Lacan a la fórmula tomada pres-
consecuencia sintomática: el paciente tiene una sensibi- tada por Freud a Napoleón, "la anatomía es el destino',
lidad ansiosa en dos dedos pequeños del pie. A nivel del ¿cómo pensar la elcccíón de la sexuación a partir del
síntoma, es decir, de la marca de la no relación sexual, el
deseo del Otro? Que la madre aprehenda a su hija (girl)
reconocimíento de la castración ha triunfado. como falo, ¿es suficiente para que su hija lo sea? Lo que
Hasta aquí, lo que se puede decir en lo que concíer- podemos decir es que nada de la enseñanza de Lacan es
ne a Freud. Falta dar cuenta de lo sucedido de Freud a La- inteligible si no se parte de una base, a saber, de función
can, y princípalmente del debate ya evocado sobre la fase y campo de la palabra y del lenguaje". Se podría pregun-
fálica. Lo que se puede decír desde ahora es que ese debate tar entonces: el lenguaje, ¿es el destino? Esta es sin duda
está todavía presente, pero en sordina. Tal concepción de una fórmula que presenta la ventaja de reconocer que
una sexualidad femenina primaria nos conduce a la idea la ousía del hombre es ser un hablante-ser. Pero, dicha
de una división sexual primaría, de donde la castración así, la fórmula es falsa. Sería mejor decir: el fracaso del
sería una operación secundaria, apropiada principalmen- lenguaje es el destino.
te para explicar la existencía de una sexualidad limitada,
que sería la del hombre. Otra concepción, más annafreu-
diana, privilegia e incluso absolutiza la castración.
Respecto a Lacan hay que recordar, primero, que
fue él quien exhumó ese debate capital -en el que los
psicoanalistas franceses no participaron-, lo que dio
lugar, del 5 al 9 de septiembre de 1960, en Amsterdam, al
congreso sobre la sexualidad femenina, cuyas actas apa-
recieron en el número 7 de la revista La Psychanalyse.
Su artículo sigue siendo el "plato fuerte'; a tal punto que
se puede sostener que si bien Lacan ha sido reconocido
en cuanto lector de Freud, su contribución al psicoanáli-
sis, más allá de Freud, está lejos de haber sido asimilada,
12 Énfasis agregado. (Nota de la editora)
y esto sin contar con las desviaciones. Con respecto al
LA QUERELLA DEL FALO*

Se trata de un debate sobre la sexualidad femeni-


na que surge a partir de 1925, en reacción a la elabora-
ción freudiana de la primacía del falo como resultado
del complejo de Edipo para los dos sexos. Esta contro-
versia -a propósito de la idea freudiana de una libido
única, es decir, tanto para las niñas como para los niños,
sostenida en la primera teoría sexual infantil que supo-
ne a todos el atributo fálico- estalló entre las escuelas
vienesa e inglesa, especialmente después de que Ernest
Janes invitara a Melanie Klein a reunirse con ellos en
Londres. Hasta 1940, a excepción de Janes, quien adhie-
re en lo esencial a las tesis kleinianas, son sobre todo las
mujeres analistas quienes manifiestan su desacuerdo,
incluso en el entorno de Freud. Hay que señalar, como lo

Redactado por Fabienne Guillen.


Falo y función fálica ta querella del falo

precoz en el niño para ambos sexos, que se instala desde hacia la vagina-, Mclanic Klein sostiene la existencia
el final del primer año, antes de la fase genital propia- de una posición femenina primaria tanto en la niña
mente dicha: "Estadios tempranos del conflicto edípico'' corno en el niño, Constatamos aquí la inversión comple-
{1928) y "El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades ta de la tesis de Freud. La feminidad no está asociada al
tempranas" (1945)6. polo pasivo, sino a una cualidad de receptividad ligada
Este Edipo pregenital kleiniano, contemporáneo al origen oral del Edipo, común a los dos sexos. De en-
de las pulsiones sádico-orales, sádico-anales y sádico- trada, la libido no es fálica, sino que está marcada por la
uretrales, tiene por corolario la constitución de un su- pulsión oral que le da un aspecto femenino y receptivo.
peryó particularmente cruel y feroz desde el principio Destaquemos que no es la castración sino la inevitable
de la vida del niño, y esto para los dos sexos sin dis- frustración del seno materno la que conduce al niño y a
tinción. Contrariamente al superyó freudiano, heredero la niña a separase, y la que estimula en ellos el deseo de
de las identificaciones parentales en el momento de la una satisfacción oral asegurada entonces por el pene pa-
declinación del complejo de Edipo, el superyó kleiniano terno. Pero, ¿por qué la frustración estaría presente sin
es el resultado de la proyección sobre el objeto de las importar las peripecias de la lactancia? La causa sería la
propias tendencias sádicas y destructoras que terminan naturaleza inherente de la pulsión oral, de la que se es-
por volverse contra el niño induciendo en él una intensa pera una satisfacción ilimitada, que transforma el seno
culpabilidad. Estas angustias precoces no son debidas a idealizado en objeto malo en el psiquismo del bebé.
la represión educativa y social> ni a los hechos exterio- El padre está presente desde el principio en la es-
res, sino que están arraigadas en las pulsiones mismas. fera psíquica del niño, pero se trata de un padre alojado
Podemos decir que, para Melanie Klein, el trauma no es en el interior del cuerpo de la madre. De hecho, el pene
exterior sino intrapsíquico. Hay en el niño un predomi- paterno, incorporado por la madre a partir del fantasma
nio de los padres fantasrnáticos sobre los padres reales. de un coito oral, representa en el imaginario del bebé al
En fin, contra la idea freudiana según la cual todo padre mismo, de allí la idea de un Edipo precoz. Es sor-
infante nace niño sin importar el sexo anatómico, y la prendente constatar que en esta concepción del Edípo,
niña debe llegar a serlo mediante un desplazamiento Melanie Klein no diferencia la función del padre y la fun-
tanto de su objeto de amor -de la madre hacia el pa- ción del pene: padre y órgano están confundidos. Esta
dre-, corno de su zona genital erógena -del clítoris imagen de los padres combinados constituye el fantasma
más precoz y más primitivo de la situación edípíca,
6 Ambos textos fueron recogidos en: Melanie Klcin, "Contri·
buciones al psicoanálisis': en Obras completas, vol. u (Buenos Todo el pensamiento de Melanie Klein consiste
Aires: Paídós-Hormé, 1975). en decir que la primera relación con el seno es la que
Falo y función fálica La querella del falo

fuertemente la caja de ladrillos, diciéndome: "Cuando sino un punto de falta en lo simbólico para significar el
el martillo pega fuerte, la mujercita se asustaba mucho" sexo. Es esto lo que parece escapar a Melanie Klein en su
El ladrillito triangular la representaba a ella misma, desconocimiento: que es lo simbólico Jo que organiza el
el "martille" al pene de su padre y la caja a su madre. imaginario del niño y no algunos esquemas preforma-
Toda la situación la representaba siendo ella testigo de dos innatos e inconscientes, adquiridos hereditariamen-
la escena primaria. Es significativo que Rita golpease te sin saber muy bien por qué canal. Allí donde Melanie
exactamente la caja en un lugar donde tenía únicamente Klein ve el fantasma imaginario del coito de los padres,
papel, de modo que le hizo un agujero. Esta fue una de donde el "martillo-pene" viene a encontrar su lugar na-
las veces en que Rita me demostró simbólicamente su tural en el "agujero-vagina" ¡no podríamos más bien ver
conocimiento inconsciente de la vagina y el papel que la angustia de Rita ante la necesaria castración del Otro,
tenía en sus teorías sexuales.7 o sea, la imposibilidad de lo simbólico para decir la re-
lación entre los sexos? ¿Acaso no lo expresa Rita cuando
Es sorprendente cómo puede cernirse) en esta dice: "La mujercita se asustaba mucho"?
corta secuencia, la idea que Melanie Klein se hace de lo Veamos cómo Melanie Klein resume la problemá-
simbólico: sería un simbolismo que suprime la barra en- tica de Rita. Su relación con la madre estaba dominada
tre el significante y el significado. ¡No es acaso un poco por dos grandes fuentes de angustia: el miedo ante la
apresurado hacer equivaler, como ella lo hace, agujero y persecución y la angustia depresiva. Estaba abatida por
vagina? ¿No podríamos más bien, con Lacan, interpretar el miedo de perderla. El fracaso de su intento de esta-
ese agujero que Rita hace con el martillo en la caja de blecer una relación satisfactoria con su madre se repetía
juego de construcción, como ese punto irrepresentable en su relación oral y genital con su padre. Su fobia a los
que constituye el punto de inserción de lo simbólico en la perros tenía por origen su miedo al peligroso pene de
imagen del cuerpo?8• Ese agujero en la imagen narcisista su padre, que debía morderla para castigarla por querer
que representa eso que falta a la imagen deseada, no es ni castrarlo con su mordida, oralmente entonces. Rita no
la presencia ni la ausencia de un órgano, vagina o pene, podía ni identificarse con una madre así destruida, ni
permitirse desempeñar, en una posición homosexual, el
7 Klein, "El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades tem- papel del padre. Destaquemos, de paso, la idea diame-
pranas" (1945), en Obras completas, óp. cit., 331. tralmente opuesta que se hacen Melanie Klein y Jacques
8 Véase el esquema óptico en Jacques Lacan, "Observación so-
Lacan del origen de la fobia. Para Lacan, que se apoya
bre el infonne de Daniel Lagache: 'Psicoanálisis y estructura
de la personalidad": en Escritos 2 (México: Siglo XXI, 1985), sobre los dichos del pequeño Hans a su padre, un sujeto
653-654. fóbico sufre de un padre muy gentil (muy simbólico y
Falo y función fálica La querella del falo

no suficientemente real), en cambio, para Klein, se tra- adherido a las tesis de esta "pitonisa?", tal como Lacan
ta de un padre muy amenazante, un padre fantaseado la califica, admitir esta sustitución del pene paterno por
como vengador y destructor, imagen proyectada del el seno materno decepcionante, sostenida sin ninguna
propio sadismo del niño. otra explicación que su decir. En un artículo de 1932,
Ante la predominancia que Melanie Klein atribu- consagrado a la fase fálica, Janes se cuestiona:
ye a los fantasmas imaginarios, que implica una concep- Uno puede preguntarse ¿por qué el hecho de que
ción puramente simétrica y transitiva de la relación del un niño haya tenido algunas dificultades para acceder al
niño con sus imágenes tutelares, podemos hacernos una pezón, le dará el sentimiento de una posesión imperfecta
idea del peso de las críticas que Lacan le dirige. Prime- de su propio pene? Yo estoy convencido [de] que estos
ro, en su introducción en el congreso de Amsterdam", dos hechos están íntimamente ligados, aunque la rela-
donde estigmatiza la despreocupación en relación con ción lógica no sea evidente".
la procedencia de tales fantasmas originarios. Lacan se
pregunta cómo saber si "el objeto malo de una falofagia Esto lleva a Janes a interrogar más de cerca el fun-
fantástica" es un atributo paterno y si es lo mismo cuan- damento de tal equivalencia simbólica entre el pezón y
do se trata de un objeto bueno. El padre combinado, ¡es el pene: "Nos gustaría saber cómo un órgano bilateral,
imagen o símbolo! De manera manifiesta, el objeto par- los senos, se encuentra cambiado por un órgano media-
cial no logra resolver la pregunta acerca de qué es el falo. no, el pene"13•
En su lección del 11 de febrero de 1959 de su seminario 6, Vemos allí cómo un a priori naturalista, pura-
El deseo y su interpretación, Lacan vuelve una vez más mente imaginario, que desconoce la verdadera dimen-
sobre la teoría kleiniana y plantea esta pregunta recu- sión de lo simbólico, no puede dar razón de lo que sin
rrente: "¡ Y por qué el privilegio acordado es a ese objeto embargo Freud sostuvo siempre y hasta el final en su
falo?" en el interior del cuerpo de la madre? E insiste, afirmación de la primacía del falo: que la equivalencia
preguntándose si es el niño quien aporta el testimonio de todos los objetos de la pulsión solo se concibe porque
o es ella misma, en cuanto analista experimentada. Re- estos se ordenan en la fase fálica en torno al valor de este
sulta interesante ver al mismo Ernest Iones, totalmente símbolo único.

9 Lacan, "Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad 11 Jacques Lacan, El seminario. Libro 4. La relación de objeto
femenina'; en Escritos 2, óp. cit. (Barcelona: Paidós, 1994), 67.
10 Jacques Lacan, Seminario 6. El deseo y su interpretación. 12 Ernest Janes, "La phasc phallique" (1932), in La psychanalyse
Inédito. Lección del 11 de febrero de 1959. Tomado de Folio nº 7, Paris, La bibliotheque des introuvables, 2001, 283.
Views. Bases Documentales. 13 Ibíd.

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Falo y función fálica La querella del falo

Hemos visto que Ernest Janes, siguiendo deci- se manifestará en contra de una hipótesis semejante,
didamente las huellas de Melanie Klein y también en juzgándola incluso peligrosa por cuanto desconoce to-
acuerdo con Karen Horney y Hélene Deutsch, distingue talmente el valor estructurante de la significación fálica
una envidia del pene preedípica, autoerótica, ligada a la para el sujeto.
masturbación y al fantasma de omnipotencia uretral, Durante esta dura polémica contra Freud, concer-
de la envidia del pene posedípica, aloerótica. Pero, al niente a la primacía del falo, solo dos mujeres, Jeanne
contrario de la idea de Freud, es esta última, posedí- Lampl de Groo! y Héléne Deutsch, mantuvieron y de-
pica, la que es primaria. La privación resultante de la sarrollaron la visión freudiana de la sexualidad feme-
espera frustrada, debida al padre, reactiva de manera nina, el papel predominante del clítoris y la existencia
regresiva el deseo de poseer un pene propio. Más aún, ignorada de la vagina hasta la pubertad. Hélene Deutsch
instruido por numerosos casos de homosexualidad fe- llega incluso a sostener que la inferioridad resentida del
menina, Janes empuja las cosas al extremo al considerar clítoris empuja a la niña a retornar hacia un fantasma
la fase fálica, no como una etapa normal del desarrollo, masoquista: "Yo quiero ser castrada': según la tríada
sino como una transformación del aloerotismo hetero- castración-violación-alumbramiento, que reempJaza al
sexual inicial en autoerotismo homosexual sustitutivo, empuje fálico. En esta perspectiva, solo el deseo del
que tiene lugar en el curso de la fase útero-fálica, y esto hijo puede venir a compensar esta herida narcisista. La
para los dos sexos. La fase fálica, como única defensa pubertad impone a la niña esta tarea dura de desplazar
posible ante una angustia sádico-oral muy intensa, se su libido hacia la vagina, que solo entra en juego como
parecería, según él, a un proceso perverso. Esta "perver- equivalente de una boca, investida de una actividad oral
sión fálica"14, muy próxima a las verdaderas inversiones de succión.
sexuales, sería particularmente evidente en las niñas y Después de todo el debate, Freud reconoce que
explicaría una denegación de la vagina y un medio de había subestimado el lazo entre la niña y la madre y la
alejar el miedo de la mutilación. Así pues, la fase fálica importancia y duración de la fase preedípica, a la que
representaría claramente una desviación de la vía direc- compara con el descubrimiento de una civiJización mi-
ta del desarrollo y una respuesta a la angustia. Lacan cénica, anterior a la civilización griega. Admite, en par-
ticular, que la actitud hostil de la niña hacia la madre
14 Hablando de la fase fálica, Ernest Jones dice exactamente: "Se está más determinada por esta fase preedípica que por
trata más bien de una aberración sexual que se podría deno- la simple rivalidad edípica. Pero no acepta las opinio-
minar la perversión fálica, que se parece íntimamente a las
inversiones sexuales, lo que es particularmente evidente en la nes de Karen Horney, .Melanie Klein y Ernest Janes, y
niña" Ibíd., 310. continúa sosteniendo la tesis de una libido única en la
Falo y función fálica

fase fálica, cualquiera que sea el sexo. Para él, el antiguo


deseo viril de poseer el falo sobrevive incluso cuando la
feminidad está establecida luego de una evolución nor-
mal o, aún más, luego de un análisis logrado.

FALO Y FUNCIÓN FÁLICA EN LACAN (1)*

Al abordar el concepto de falo en Lacan se cons-


tata de entrada que este constituye una pieza clave de
la estructura. Es un concepto solidario del complejo de
castración, por tanto del Edipo y del lenguaje, así como
de la relación entre significante y significado y, aun, de
la red simbólica de los intercambios, especialmente de
las estructuras elementales del parentesco. Solidario
también de la metáfora paterna, del anudamiento de lo
real, lo simbólico y lo imaginario, de los modos de suje-
tamiento (psicosis, neurosis, perversión) y, finalmente,
de la cura psicoanalítica misma (de su desarrollo, su ter-
minación y su fin) y de la transferencia.
Puede decirse, además, que el lugar central que
ocupa este concepto es relativamente tardío. Práctica·
mente no es mencionado ni en la tesis de 1932 ni en el

• Redactado por Pierre Bruno .

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Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (1)

texto Los complejos familiares de 1938, ni en el artículo decir algo cuyo uso simbólico es posible porque se ve'",
de 1944 sobre el aserto de certidumbre anticipada, ni en Afirmación sorprendente que da testimonio de la preg-
el de 1949 sobre el estadio del espejo. Es importante ano- nancia persistente de la concepción representativa de lo
tar, por ejemplo, que en Los complejos familiares se con- simbólico. En realidad, es solo hasta la lección del 4 de
sidera el complejo de castración como un fantasma que julio de 1956 cuando emerge la noción de un falo que
"consiste esencialmente en la mutilación de un miern- se desplaza, esencial para contrarrestar el falicismo y
bro, o sea, en un maltrato que sólo puede servir para la idea de que el falo sería naturalmente un privilegio
castrar a un macho'", El falo, por su parte, solo es evo- masculino. Sin embargo, es necesario que el padre ten-
cado corno falo imaginario que el niño, cualquiera que ga este falo que se desplaza, para que sea otra cosa que
sea su sexo, atribuye a su madre. Así pues, antes de que un "meteoro" Con este hecho tenemos el triángulo falo-
"el sujeto" sea "por fin cuestionado': podemos pensar madre-niño, y el padre está en "el anillo que permite
que la atención concedida al concepto de anticipación, que todo se mantenga unído'".
tanto del acto como de la imagen de sí mismo, implica la Los seminarios 4, 5 y 6, que van desde 1956 a 1959
presencia de una falta en la estructura (a nivel del saber (La relación de objeto, Las formaciones del inconscien-
y también de la prematuración fisiológica), que es ya un te y El deseo y su interpretación) junto con los Escritos
llamado al "significante perdido" que define al falo. contemporáneos, -especialmente "De una cuestión
preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis':
de principios de 1958, y "La significación del falo': de
Falo imaginario y falo simbólico la primavera del mismo año- constituyen de manera
El falo se introduce en la enseñanza de Lacan a irrefutable los cimientos de lo que concierne a la cues-
partir de su estatuto simbólico, lo que no solamente lo tión del falo.
diferencia de su representación imaginaria, sino que, La tabla de las tres modalidades de la falta la en-
ante todo, hace imposible la confusión entre el falo y contramos en su forma más completa en el seminario 4,
el órgano pene. Sin embargo, este estatuto simbólico La relación de objeto':
no va de suyo. En el seminario 2, El yo en la teoría de
Freud y en la técnica psicoanalítica, Lacan afirma que
en el penisneid, no se trata del pene, "sino del falo, es 3 Jacques Lacan, El seminario. Libro 2. El yo en la teoría de Ireud
y en la técnica psicoanalítica (Barcelona: Paidós, 1984), 405.
4 Jacques Lacan, El seminario. Libro 3. Las psicosis (Barcelona:
2 Jacques Lacan, "Los complejos familiares en la formación del Paidós, 1985), 454.
individuo'; en Otros escritos (Buenos Aires: Paidós, 2012), 58. Lacan, El seminario. Libro 4. La relación de objeto, óp. cit., 217.

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Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (1)

AGENTE FALTA DE ODJETO OBJETO


falo simbólico ( <ll ), ya que de la negativación del prime-
ro surge el segundo. Antes de proseguir hay que anotar
Padre real Castración Imaginario algo más sobre el seminario 4, La relación de objeto: allí,
Madre simbólica Frustraoón Real
gracias a la relectura de los casos de Sandy y Juanito,
--------+-- se verifica la pertinencia de esta nueva elaboración del
Padre imaginario Privación Simbólico concepto de falo. En efecto, el análisis de la fobia se
orienta enteramente a partir de la función del falo, lo
Este seminario despliega la crítica a la concep- mismo que los intentos para afinar, a propósito de Jua-
ción del objeto que prevalecía en la época en el seno nito, la metáfora paterna.
de la International Psychoanalytical Association (IPA), En el seminario siguiente, Las formaciones del
concepción basada esencialmente en las tesis de Karl inconsciente, Lacan prosigue la elaboración. Lo que
Abraham y de Melanie Klein sobre el objeto parcial, merece extraerse de esta profusión de citas puede ser
quienes consideran al pene corno uno de estos objetos. condensado en dos puntos. Primero, que el falo sim-
Concepción que Lacan refuta al decir que no hay rela- bólico, por cuanto se presenta como ausente es, por su
ción de objeto posible sin la mediación del falo y que naturaleza, "velado': Es a partir de esto que va a situarse
este no debe ser, en ningún caso, confundido con uno en primer lugar la relación de la mujer con el falo: "En
de estos objetos parciales. cuanto mujer) se hace máscara. Se hace máscara preci-
La tabla pone en evidencia dos cosas. En primer samente para, detrás de esa máscara, ser el falo'". Esto
lugar, presenta la privación como una categoría sin la confirma, al igual que en la tabla de las tres modalida-
cual es imposible dar una explicación suficiente de la di- des de la falta, que el falo simbólico está en correlación
ferencia sexual. La privación, dice Lacan, es "un agujero con la privación. Segundo, que se trata, para Lacan, de
rcal''6• Se atribuye imaginariamente al padre la función determinar la significación del falo en la cura. Si nos re-
de agente de la privación real. Señala asimismo que el mitimos al grafo del deseo, tal como Lacan lo presenta
agente de la castración es el padre real, tesis que no varía inicialmente en los Escritos", observamos que cJ:>, el falo
aunque el estatnto del padre real evolucione hasta en-
contrar su forma definitiva en el seminario 17, El reverso 7 Jacques Lacan, El seminario. Libro 5. Las formaciones del in-
consciente (Buenos Aires: Paidós, 1999), 388.
del psicoanálisis. En segundo lugar, merece subrayarse 8 El grafo aparece dos veces, la primera vez en Lacen, El semi-
la distinción fundamental entre falo imaginario ( q,) y nario. Libro 5. Las formaciones del inconsciente, óp. ctr., 400,
y la segunda en Jacques Lacan, "Subversión del sujeto y dia-
léctica del deseo en el inconsciente freudiano" en Escritos 2
6 Ibíd., 220.
(México: Siglo XXI, 1985), 797.

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Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (1)

simbólico, se sitúa en el punto de salida de la flecha del y conclusiva a la cuestión del falo. Lacan redacta su ar-
segundo piso, a la izquierda, es decir, de la flecha que tículo sobre Schreber - "De una cuestión preliminar a
presenta la transferencia y no la sugestión. todo tratamiento posible de las psicosis"-, durante el
invierno del curso del seminario 5, Las formaciones del
inconsciente, y su artículo sobre el falo, en la primavera
siguiente. Ya en el seminario de 1956, sobre las psicosis,
Lacan había aislado su famoso significante "asemántico"
En efecto, en la lección del 11 de abril de 1956, como lo
<D rto,¡ .----+--- d recuerda en "El atolondradícho" había planteado la cues-
tión sobre el significante "que no significa nada">, Es decir
que, al separar radicalmente significante y significación,

/S(A) hace valer, de forma negativa primero, la necesidad de


un operador capaz de hacer lazo entre ambos, Sin este
operador ninguna significación puede advenir.
1(11) f---<é---1 m Hay que ser aquí particularmente precisos: el sig-
nificante cuya forclusión causa la ausencia de la metáfora
paterna no es el sígníficante o, sino el Nombre-del-Padre.
Existen, pues, dos niveles que hay que distinguir: el pri-
mero, el nivel en el que et> tiene corno función asegurar
Grafo del deseo la conjunción entre el significante y el significado -este
es el asunto al que hace referencia el artículo sobre la
Pero, en el grafo definitivo, que figura en los Escri­ significación del falo-; en el segundo nivel lo que inte-
tos, tenemos en ese mismo punto el goce. De ahí emerge resa ya no es esta función, sino la significación del falo
una pregunta esencial: el>, ¿no es acaso el significante del mismo, significación que es necesaria para aportar una
goce, dado que la castración se indica a la derecha, en la respuesta al enigma del goce fálico. Es en este segundo
punta final de esta misma flecha? De ser así, esta defini- nivel donde la forclusión del Nombre-del-Padre tiene
ción, ¿no estaría en competencia, incluso con respecto a corno consecuencia que no haya significación fálica, a
aquella que hace del falo el significante del deseo? saber, que el falo no tenga ninguna significación, sin que
Para empezar a clarificar esta cuestión revisemos
los dos escritos que, en cierto modo, dan forma precisa 9 Lacan, El seminario. Libro 3. Las psicosis, óp. cit., 264.

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Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (1)

por eso se le impida, salvo en la coyuntura del llama- querella respecto al falo en los años treinta y, al tiem-
do desencadenamiento, producir efectos de significado po, con una lectura que, en ese enfrentamiento, torna
para todo lo que no sea él mismo. Cuando no se produce partido por Freud. Así, el falo no es ni "un fantasma"
esta significación fálica, el sujeto se encuentra confron- ni "un objeto (parcial, interno, bueno, malo, etc.), ni el
tado a una significación que no está determinada, que órgano que simboliza (pene o clítoris)". Citemos ahora
es una "significación de significación" o, más aún, una su tesis principal: "El falo es un significante [ ... ]. Es
significación enigmática". el significante destinado a designar en su conjunto los
Un segundo elemento resalta en la Cuestión pre- efectos del significado, en cuanto el significante los con-
liminar ... En el esquema llamado "I" Lacan escribe el diciona por su presencia de significante?". Es claro que
materna <Do. Es la consecuencia en lo imaginario de la el falo condiciona así una significación que no es solo
forclusión del Nombre-del-Padre en lo simbólico. Se ha una significación en la que hay una significación, sino
citado a menudo la pregunta destacada por Lacan so- una Bedeutung que se abre a la posibilidad de saber si el
bre este tema: "Este otro abismo [ ... ] ¡tendremos que significado corresponde o no a algo existente. Plantea-
concebirlo como producido en un segundo grado por do esto, Lacan prosigue su desarrollo. Arguye, por una
la elisión del falo, que el sujeto remitiría para resolverla parte, que la necesidad, reprimida originariamente, al
a la hiancia rnortífera del estadio del espejot?". Puesto no poder articularse en la demanda, reaparece en un
que con seguridad Lacan escogió esta solución, resulta retoño que es el deseo ("das Begehren"). Por otra, gue el
que la elisión del falo, es decir, lo que surge de la priva- falo como significante no "puede desempeñar su papel
ción de la madre, sería aprehendida como desaparición sino velado, como signo de la latencia de que adolece
del sujeto en el espejo por cuanto falta la significación todo sígnificable, desde el momento en que es elevado
fálica que signifique esta elisión a través de la metáfora a la función de sígníficante?". Se comprende entonces
paterna (cf. El ejemplo de Freud en donde el niño signi- por qué el falo es considerado como lo que da cuenta
fica, por el "bebé 0-0-0-0'; su desaparición especular). del deseo. Avanzamos así, de manera renovada, en esta
Consideremos ahora el texto "La significación pregunta fundamental: el falo: ¡significante del goce o
del falo'' (Die Bedeutung des Phallus), escrito seis me- del deseo? La última palabra, en este momento episte-
ses después. Este texto comienza con un recuento de la mológico, todavía no ha sido dicha, ni se puede deducir.

10 Jacques Lacan, "De una cuestión preliminar a todo trata- 12 Jacques La can, "La significación del falo': en Escritos 2 (México:
miento posible de las psicosis': en Escritos 2 (México: Siglo Siglo XX[, 1985), 669-670.
XXI, 1985), 552. 13 Ibíd., 672.
11 Ibíd.

. 51 .
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Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan {!)

Por último, y esto es ya una prefiguración de la segundo lugar, de la relación entre los sexos -una mujer
función del falo en la sexuación: una mujer lo es sin te- ama "este ser [ ... J que es precisamente el otro, a saber el
nerlo. Pero "es por lo que no es por lo que pretende ser hombre en tanto que está privado de falo"'7-.
deseada:", Nos confrontamos allí con un dilema de lectura:
¡se puede afirmar que la privación (falta real de un ob-
jeto simbólico) vale para el hombre? ¡No es esto hacer
La invención del objeto a
caso omiso del hecho de que el hombre tiene el falo? Nos
La invención del objeto a atraviesa el seminario 6, decidimos a sostener que la privación vale para todo su-
El deseo y su interpretación. Al marcar una diferencia ra- jeto, hombre o mujer, y que la relación del hombre con
dical entre los objetos parciales y el falo simbólico, Lacan el tener, que deriva de la sexuación, no contradice esta
se enfrenta a la necesidad de formular una respuesta con privación. Para aclarar este punto es suficiente, quizás
respecto a la relación de <l> con a. Ya en la fórmula antes anticipadamente, hacer valer que es solo por excepción
citada de "La significación del falo" puede leerse que nna que el "padre real" escapa a la función fálica y que el
mujer quiere ser deseada "en tanto que no lo es/el falo" hombre tiene el falo bajo la modalidad de depósito. Para
Dado que ella causa el deseo en cuanto objeto a, pode- argumentar en este sentido también se puede tomar
mos deducir, del lado mujer, una alternativa: o bien <D, o una cita posterior de Lacan: el "no es sin tenerlo( ... ] no
bien a. Además, allí donde está el sujeto no está el falo: quiere decir evidentemente que lo tenga?".
"La presencia inmanente del falo no puede aparecer [. .. J Esta tesis nos introduce en la función fálica: te-
en su función formal sino con la desaparición misma del nerlo o serlo es una alternativa que no se plantea sino
sujeto tnismo"15• ¿Acaso debemos deducir que todo sujeto a partir de la priyación que se cumple para todo sujeto.
está privado de <ll y que es en otro tiempo lógico donde Se podría formular así: la castración recae sobre el falo
opera la sexuación entre el tener y el ser? Efectivamente, como objeto imaginario, su materna es -q>. Tiene como
es lo que podemos concluir, en primer lugar, de la com- efecto la privación: todo sujeto está privado de <ll. Le
posición del fantasma -en el fantasma "el objeto toma el queda entonces sexuarse: tener y/o ser CD. El interés de
lugar de aquello de lo cual el sujeto está privado"''-; en esta tesis radica en que permite distinguir entre la cas-
tración en la medida en que establece la falta simbólica
14 lbíd., 674. El énfasis no está en el original.
15 Jacques tacan, Seminario 6. El deseo y su interpretación, óp. 17 Ibld., Lección del 7 de enero de 1959.
cit., Lección del 22 de abril de 1959. El énfasis no está en la 18 Jacques Lacan, Seminario 9. La identificación. Inédito. Lec·
edición revisada. ción del 24 de enero de 1962. Tomado de Folio Views. Bases
16 Ibíd., Lección del 15 de abril de 1959. Documentales.
Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (1)

del falo imaginario, y la castración como un momento Esta dualidad concerniente a la emergencia y al
estructuralmente diferente y que prefigura el materna acceso al falo nos evita caer en un contrasentido o leer
S(A), es decir, una operación que hace explícito que <P de manera precipitada las definiciones posteriores del
exige que el Otro esté tachado. falo. En el seminario 8, La transferencia, después de
En el análisis que Lacan hace de la tragedia de alertarnos sobre la ambigüedad de la distinción entre
Hamlet, en el seminario 6, El deseo y su interpretación, <p y <!>, Lacan propone una fórmula "abreviada'' del falo
comenta dos escenas que corresponden a esos dos mo- (<!>): "símbolo [ ... ] en el lugar donde se produce la fal-
mentos. La primera es aquella en la que Hamlet, como ta de significante?", Retengamos esta definición. Indica
consecuencia de la pérdida de Ofelia y su duelo, se identi- claramente que la falta de significante está lógicamente
fica simbólicamente con la filiación paterna: "Yo, Hamlet en primer lugar en la estructura del Otro. El falo viene
el Danés" He aquí lo que Lacan dice al respecto: al lugar de esta falta, pero eso no quiere decir que pued�- -
imagi{�
[ ... J el agujero de la pérdida en lo real moviliza al anularla. Más bien la revelaría, si su degradación
naria no tuviera como consecuencia disimular lo real d� Z _•
<!(
significante. Este agujero ofrece el lugar donde se pro-
yecta el significante faltante, esencial en la estructura del la misma falta. En resumen: la estructura del Otro est�..... O r,� \J
Otro. Se trata de este significante [ ... ] que es esencial- originariamente afectada por una falta; en el lugar de estaj () � µ:l
mente el falo bajo el velo." falta emerge <P por la negación de q,; por la sustracción del !:;: , ;$
<p con respecto al Otro se produce el objeto a. "El a minús-¡�� l:"1 Ó
La segunda es la escena final, en la que Hamlet cula es el A menos phi (q,)"". Por este movimiento, el falo¡:.?,.;¡ Q
es asesinado por Laertes pero, antes de morir, mata fi- (<!>) está siempre "sustraído de la cadena de la palabra?". i·.::i 0�
nalmente a Claudio, el rey usurpador. No se trata allí Desde entonces, Lacan puede enunciar la tabla de¡ :::3 V •"'�
de la emergencia del falo en el lugar del agujero, sino las degradaciones imaginarias de <P en la neurosis obse-¡ ::t. (� m
síva, la histeria y la perversión: ;� f:':: r�#¡
,.>...
de acceder al falo. Ahora bien, Lacan señala que ese
acceso se logra, no por el hecho de que Claudio haya

sido asesinado en cuanto falo, sino por la aceptación 21 Jacques Lacan, Seminario 8. La transferencia, Lección del 15:?.:
de abril de 1961. Tomado de Folio Views. Bases Documentales.' ,J
de Hamlet de sacrificar "todo apego narcisista'?", acep- Dada la precisión, para esta cita se ha preferido la traducción;
tando morir. transcrita en lugar de la que corresponde a la versión de Paí- · ---
dós, cf. Jacques Lacan, El seminario. Libro 8. La transferencia
19 Lacan, Seminario 6. El deseo y su interpretación, óp. cit., Lec- (Buenos Aires: Paídós, 2003), 270. (Nota de la editora)
ción del 22 de abril de 1959. En este caso se cita la versión 22 Ibíd., 251.
propuesta por el traductor. {Nota de la editora) 23 Lacan, Seminario 6. El deseo y su interpretación, óp. cit., Lec-
20 Ibíd., Lección del 29 de abril de 1959. ción del 12 de noviembre de 1958.

· 55 ·
Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (r)

- En la neurosis obsesiva: /1. O cp (a, a; a'; a"'... ). En el seminario siguiente, La identificación, Lacan
Los objetos a están calibrados por el falo imaginario (en- elabora una topología susceptible de ofrecer una mostra-
mascarando lo real de la falta en el Otro). El Otro, tomado ción real de <D. Esta mostración tiene lugar especialmente
por el falo, queda afectado (/1.), pero imaginariamente. en la lección del 23 de mayo de 1962 y en las que siguen
- En la histeria: �0 A. El Otro está restaurado en junio. Observemos previamente .que al recorrer de
(A) para permitirle a la histérica enmascarar la castra- esta manera la topología, Lacan efectúa una revolución
ción (-q,) bajo el objeto a. epistémica. Ya no se trata de construir esquemas, grafos o
-Lo más interesante es, sin embargo, el caso de modelos susceptibles de dar cuenta de la clínica analítica,
la perversión. Por esta razón vamos a citar detenida- sino de dejarse guiar por la experiencia topológica que se
mente un párrafo del seminario 8, La transferencia (que convierte, e11a misma, en referencia. Así, supongamos el
anhelamos sea estudiado en las escuelas): corte de un redondel en una esfera. Los bordes del agu-
Entiéndame bien. Ahora estoy destacando q11e el jero se ensamblan entonces de tal modo que cada punto
falo, <!>, puede funcionar como el significante del punto de ellos se junta con un "punto antípoda'; lo que obliga
que, en tanto estructural, representa la falta del signi- a los bordes a interpenetrarse en su cruce (de manera
ficante. ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué define como sig- ficticia, en la medida en que esto no es realizable en un
nificante a algo de lo que acabamos de decir que, por espacio de tres dimensiones). Obtenemos un cross-cap. El
hipótesis, por definición, al principio, es el significante agujero que hace de soporte a esta operación deviene a
excluido del significante? Así, ¿acaso no puede reintro- continuación un punto privilegiado: "Este punto privile-
ducirse allí mediante el artificio, el contrabando y la giado, conocemos la función y la naturaleza, es el falo?",
degradación? -y por eso, ciertamente, nunca lo vemos El punto-agujero es privilegiado justamente por no ser
funcionar más que en función de q, imaginario-. Pero reductible (como sería el caso si se ensamblaran los bor-
entonces, ¿qué permite hablar de él, de todas formas, des de manera no antipódica). A partir de ahí, esto puede
como significante, y aislar <1> en cuanto tal? Es lo que lla- servir para diversas mostraciones, de las cuales la funda-
mo el mecanismo perverso." mental es la siguiente: al efectuar, alrededor de este pun-
to-agujero, un corte que se abroche en la segunda vuelta,
El mecanismo perverso, el que compone el fantas- se obtiene la división del cross-cap en dos partes, una uni-
ma, es el que, al identificar el significante de la falta en el lateral, con una estructura moebiana, y la otra bilateral.
Otro con <I>, bloquea al sujeto en el todo-fálico.
;La�n. Seminario- 9. La identificación, óp. cit., Lección del 23
24 Ibíd., 297. de mayo de 1962.

· 56 · · 57 ·
Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (1)

más, gracias a lo escrito, Lacan avanza una fórmula cince-


lada que condensa su respuesta a la relación entre -q, y <D:
El paso de la (-q>) (fi minúscula) de la imagen fá-
lica de uno a otro lado de la ecuación de lo imaginario
a Jo simbólico, lo hace positivo en todo caso, incluso si
viene a colmar una falta. Por muy sostén que sea del (-1),
se convierte allí en <l> (Fi mayúscula), el falo simbólico
imposible de hacer negativo, significante del goce."

Esta mostración hace presente la división entre S Encontramos finalmente la respuesta a nuestra
y a, enmascarada en el cross-cap en cuanto fantasma. pregunta: el <D es el significante del goce. Esta respuesta
En dicha secuencia es decisivo notar que ese punto-agu- implica retroactivamente una cierta lectura: todo sujeto
jero, que es el falo, es lo que deroga la significancia del encuentra la castración. Lo que no sucede para todos es
Otro -es decir, lo que pone el límite sin el cual el signi- la metáfora paterna, es decir, lo que condiciona la posi-
ficado no sería jamás subjetivable- para hacer resurgir bilidad, para un sujeto, de dar una significación a <D. En
un resto, el objeto a, que no es simbolizable. Finalmen- cierto modo, solo en el caso en que el sujeto disponga
te, esta elaboración confirma el estatuto de la privación. de esta significación el falo indexa su deseo, pero si se
Apoyándose en la casilla vacía del cuadrante de Pierce, toma el falo en su alcance universal, se trata del signifi-
Lacan demuestra la necesidad de esta privación del falo cante del goce. La definición del falo como significante
para todos y cada uno, hombre o mujer, a partir de la del deseo correspondería a una teoría restringida que
cual se construirá el esquema de la sexuación. valdría, con algunos efectos molestos, para la neurosis
Sin duda, es en esta fase de gestación y desarrollo del y la perversión. La definición del falo como significante
concepto de falo, una vez puesto en evidencia su estatuto del goce es la teoría general. A partir de esta, dos cues-
simbólico, que la lectura de Lacan es más difícil y puede tiones, ya abordadas, encontrarán una nueva vía de re-
dar lugar a múltiples malentendidos, cuyo punto común solución: 1) respecto a este <D, ¡qué hay de la sexuación
parece ser la persistencia de una interpretación genético- hombre/mujer? y 2) respecto a este <D, ¡qué hay de la
desarrollista, ahí donde es imperativo adoptar una lectura relación <D y S(A)?
estructural decidida, incluso forzada algunas veces.
Este periodo encuentra una conclusión en el tex- 26 Lacan, "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el in·
to "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo". Una vez consciente freudiano': en Escritos 2, óp. cit:, 803.
FALO Y FUNCIÓN FÁLICA EN LACAN (u)*

Desde el seminario 14, La lógica del fantasma,


hasta el seminario 20, Aún, entre 1967 y 1973, Lacan in-
tenta comprender la función del falo en la economía del
goce del sujeto, así como el papel esencial que el falo
ocupa en la diferencia de sexos y en la relación sexual
propiamente dicha. Para esto recurre tanto a la lógica
clásica como a la matemática moderna: de este modo
percibe cómo los callejones sin salida del sujeto tanto
en la subjetivación de su identidad sexual como en su
encuentro con el otro sexo, son afines a los esfuerzos de
la lógica al pensar las matemáticas. Lacan dirá explíci-
tamente en su seminario 18, De un discurso que no fuera
del semblante, que la lógica lleva la marca del impasse
sexual y que al seguirla en el campo de la experiencia
analítica, que parece a priori un campo tan diferente, se

Redactado por Fabienne Guillen.


Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (n)

encuentran los mismos callejones sin salida, los mismos corresponde al sexo. La esencia de la castración se ma-
obstáculos, las mismas hiancias2• nifiesta solo en esta relación de eclipse, de ocultamiento,
Como vemos, hasta aquí Lacan se dedicó a extraer producida en cada intento del sujeto por significar la di-
el papel decisivo que cumple el falo en la economía del ferencia sexual de un modo distinto al de la significación
deseo en el sujeto tomado por el lenguaje, insistiendo de una falta llamada falo. Así podemos plantear de en-
especialmente en la importancia del paso del falo imagi- trada esta equivalencia entre función fálica y función de
nario al falo simbólico, hasta hacer del falo el significante castración en la medida en que el lenguaje es impropio
primordial del deseo. Luego, a Jo largo de los seminarios para significar una relación entre los sexos.
citados anteriormente, se esforzará en articular el falo Pero, ¡cuál es la función de este tercer elemento,
con la cuestión del goce, dándole cada vez su peso como el falo, en la relación sexual? Toda la experiencia ana-
real. Esto lo lleva a dejar de lado las diferentes escrituras lítica demuestra que si la sombra de la unidad planea
que Je daban una cierta polifonía a ese concepto muy sobre la idea de pareja, la realización de la conjunción
complejo (<p, -<p, <!>), para introducir dos fórmulas que sexual cae bajo el efecto de la repetición por cuanto deja
no se recubren forzosamente, el goce fálico y la función en el corazón del sujeto una insatisfacción irreductible
fálica. Esto, a su vez, tiene el objetivo de construir la ló- pero, también, la posibilidad de todas las sublimacio-
gica de la diferencia de sexos y la de su problemática nes: cualquier objeto puede mostrarse como satisfac-
conjunción en el espacio del «abrazarse" en "una cama torio para el hombre en ese lugar donde se sitúa el -<p
de pleno empleo", como se expresa en el seminario Aún. de la castración. A este extraño objeto del psicoanálisis
que los primeros psicoanalistas intentaron comprender
de modo imperfecto bajo la forma del objeto parcial, tal
Die Bedeutung des Phallus: una falla
como hemos visto, Lacan no encontró nada mejor que
introducida en la conjunción sexual
nombrarlo con la letra a minúscula. Ella indica eso con
El seminario que Lacan sostuvo entre 1966 y 1967, lo que el sujeto tratará en vano completar(se), pero que
La lógica delfantasma, se abre con la constatación de que lo dejará para siempre separado de esa unidad mítica
toda la experiencia analítica del inconsciente confirma de sí mismo con la cual intentará sin éxito reunirse. La
que el falo es esta falla, este agujero en laBedeutung, o sea experiencia muestra que tanto el niño como la niña en-
la incapacidad de toda significación de recubrir Jo que tran en la experiencia subjetiva de la relación sexual por
la vía del Edipo, o sea, de lo que han sido como producto
2 Jacques Lacan, El seminario. Libro 18. De un discurso que no de la relación sexual de sus padres, es decir, como ese
Juera del semblante (Buenos Aires: Paidós, 2009 ), 132. resto pequeño a, irreductible elemento tercero. De esta
Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (n)

manera, tanto para él como para ella, la relación sexual en el amor, el don de lo que no tiene. El don del amor
estará marcada por la unidad mítica instaurada por la femenino, puesto que crea ese objeto evanescente, se
unión del niño con su madre, pero lo que encuentran en asemeja a la sublimación, a una creación que causa el
ese lugar del Uno del goce sexual esperado, es la relación deseo y. que le permite concluir de manera satisfacto-
propiamente inconmensurable3 entre este pequeño a y ria la conjunción genital, tanto más cuanto que ella no
ese Uno, en el horizonte de la unión sexual. Lacan funda pierde nada, ya que en cierto modo ella no pone sino lo
la lógica del fantasma sobre esta sustitución de la con- que no tiene. Esto le da una libertad más grande que a
junción sexual esperada de la relación del sujeto con el su partenaire hombre con respecto a la castración pues,
gran Otro, lo que lo confronta con la repetición infinita para él, la detumescencia tiene un valor negativo siem-
de esta sustracción 1-a que converge hacia un límite im- pre renovado. Esa función evanescente experimentada
posible de alcanzar. Es ese límite imposible de alcanzar por el hombre en su goce lo confronta más directamente
lo que es simbolizado por el falo como falla. Esto nos con la castración en el acto sexual. Hay que añadir que,
permite concebir la verdadera naturaleza de la satisfac- para él, el goce pasa de lo subjetivo a lo objetivo en la
ción del orgasmo en la relación sexual. que Lacan califi- medida en que la mujer como partenaire no entra en la
ca de paradójica y cómica: en efecto, el pene, en cuanto relación sexual sino como objeto fálico, de ahí la ficción
órgano sede de la detumescencia, puede dar al sujeto la viril un poco simplona: "Se es lo que se tiene" y "se tiene
ilusión de la eliminación de este resto pequeño a per- lo que se es'; la mujer como objeto de deseo.
fectamente evanescente, ilusión que, por más engañosa En cuanto a ella, Lacan nos hace notar que, a par-
que sea, no es menos satisfactoria por cuanto pone un tir de la interrogación freudíana, después de sesenta
límite al goce. A esa cara más bien decepcionante de la años de búsqueda psicoanalítica, no sabernos mucho
satisfacción del goce puramente sexual se agregará la más sobre el goce femenino. Separándose de la idea del
originalidad subjetiva de la relación sexual humana por narcisismo primario, que vuelve perenne la concepción
la vía del ideal del goce del Otro, que la estructura hace del Uno que "une", Lacan impone la idea de que el va-
surgir como fantasma del don. lor de goce tiene su origen en la falta marcada por el
En la relación amorosa, la mujer, por cuanto no complejo de castración, es decir, en la interdicción del
tiene el falo, puede llegar a serlo y dar así al hombre, autoerotismo que recae sobre un órgano preciso que no
desempeña su papel más que por ese menos: ese algo
3 En matemáticas, dos valores son conmensurables si existe
una unidad de medida tal que cada uno de dichos valores
que marca preclsarnente la distancia entre el pequeño a
sea un múltiplo de la unidad. Dos valores inconmensurables y la unidad del sexo. Lacan hace notar que incluso Aris-
¡nunca! tóteles nunca soñó con sostener una categoría del sexo;

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Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (u)

el ser es "ínsexuable" como lo expresa el gramático Pi- el falo es un significante muy particular, incluso paradó-
chon. No existe el ser hombre y el ser mujer, sino sola- jico, por cuanto no tiene significado, como lo precisará
mente el falo. De ese Uno falaz de la pretendida unión en Aún. El falo designa el goce que, por definición, es-
sexual, al que toda una teoría analítica se ha aferrado, capa al significante. En cuanto significante excluido, el
no surge más que la verdad de la presencia de un agu- falo posee las funciones de hacer un agujero en el Otro
jero que inspira la metáfora del "caldero perforado" y y de dar su lugar al sujeto. En De un discurso que no
la función del síntoma, es decir, todas las discordancias fuera del semblante, Lacan denuncia este malentendido:
entre lo real y la ideología del sexo. no dice que el falo es el significante que designa la falta
En el seminario 16, De un Otro al otro, Lacan vuel- de significante, sino que el falo es el significante del goce
ve sobre el hecho de que en todo el sistema significante sexual por cuanto lo hace pasar al semblante.
no hay traza de lo que podría fundar la relación sexual La crisis de la fase fálica consiste, tanto para el
fuera de este significante tan particular que es el falo, niño como para la niña, en descubrir la verdad que has-
que no se encuentra en el sistema del sujeto porque no ta aquí faltaba, a saber, que hay quienes no tienen falo,
representa al sujeto sino al goce sexual. El falo "es el sig- pero que esto los castra a todos. La identificación sexual
nificante fuera del sistema y para decirlo todo, el signifi- no consiste en creerse hombre o mujer, sino en tener en
cante convencional para designar lo que del goce sexual cuenta que hay mujeres para el niño y hombres para la
está radicalmente fordnído'". En esto es que el goce es niña. Para los hombres, la niña es el falo y es eso lo que
completamente real, ya que no está simbolizado en nin- los castra; para las mujeres, el niño es el falo y es eso lo
guna parte ni es simbolizable por el sistema del sujeto. que, también, las castra, porque ellas solo adquieren un
Es ahí donde Lacan usa una expresión que producirá pene y este es malogrado. Tanto el niño como la niña
un malentendido entre sus alumnos, de la que dirá más son, pues, el falo solamente por un momento.
tarde, varias veces, que jamás la dijo. Lo cito: "El único En este mismo seminario, Lacan nos propone otro
interés de estas observaciones es permitirnos precisar el nexo importante entre el falo y la cuestión del nombre
sentido del falo como significante faltante''5. Parece que propio y la nominación, entre el falo y el Nombre-del-
el malentendido recae en el empleo de esta expresión de Padre: "He aquí lo real, lo real del goce sexual, en la me-
"significante faltante", con la que Lacan no quiere decir dida en que se lo despeja como tal, es el falo. En otras
que el falo designa un significante que faltaría, sino que palabras, el Nombre-del-Padre'". Lo propio del nombre
4 Jacques Lacan,El seminario. Libro 16. De un Otro al otro (Bue-
nos Aires: Paidós, 2008), 292. 6 Lacan, El seminario. Libro 18. De un discurso que no fuera del
lbíd. semblante, óp. cit., 33.

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Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan {u)

es ser un nombre propio, y el falo es el nombre propio despreciable. Si al llamado del sujeto el falo no responde
del goce en cuanto puro semblante: "A decir verdad, jamás, el que es nombrado padre es un nombre que tiene
reconozcámoslo, un nombre propio, porque el falo si- esa eficacia: alguien se levanta para responder.
gue siéndolo, solo es estable en el mapa donde designa Para concluir, digamos que Lacan remata defi-
un desíerto'". En efecto, designa en el discurso el goce nitivamente la cuestión de la significación del falo en
sexual como barrera al advenimiento de la relación se- su seminario El saber del psicoanalista, afirmando que
xual. He ahí la razón que conducirá a Lacan a afirmar es el único caso de genitivo plenamente equilibrado, es
que el falo hace obstáculo a la relación sexual. decir, "el falo, es la significación, es aquello por lo que
El hecho de que Lacan emplee en todos sus semi- el lenguaje sígnífica"? y, por tanto, la única significación
narios el término Bedeulung para designar la significa- es el falo.
ción del falo no se explica solo por haber pronunciado
en Alemania ese texto recogido en Escritos 2 bajo el título
"La significación del falo'; sino porque Lacan se apoya en El goce fálico o la otra satisfacción
la diferencia lógica introducida por Frege entre Sinn, el El goce fálico representa el goce prínceps en el ser
sentido, y Bedeutung', la denotación. La significación del sometido al lenguaje. Lacan desarrolla el goce fálico en
falo es de hecho un pleonasmo, nos dice Lacan, ya que las lecciones del seminario 20, Aún º, corno esa "otra
1

en el lenguaje solamente hay una Bedeutung, la del falo satisfacción" que reemplaza al goce esperado, aquel que
en cuanto tercero que ordena obligatoriamente todo lo correspondería a una relación sexual susceptible de ser
referente al impasse sexual. El falo es el nombre mudo de inscrita entre el hombre y la mujer. Ese goce falible no
esa fatalidad ya presente en El malestar en la cultura de es de ningún modo el goce del órgano pene, ni incluso
Freud, y de esa carencia a partir de la cual no podemos del clítoris, sino el único goce permitido, con certeza,
decir si el discurso es la causa o la consecuencia. Lacan por el ensamble [appareillage] con el cuerpo de ese pa-
decide no zanjar esa cuestión del origen. En la equiva- rásito que es el lenguaje en el ser humano". En él no
lencia que Lacan establece aquí entre falo y Nombre-del-
Padre introduce de todos modos una diferencia nada 9 Jacques Lacan, Seminario 19. El saber del psicoanalista. Inédi-
to. Lección del 3 de febrero de 1972. Tomado de Folio Views.
Bases Documentales.
7 Ibíd. 10 Jacques Lacan, El seminario. Libro 20. Aún (1972-1973) (Bue-
8 Frege distingue, en efecto, la expresión "el autor de waverley'; nos Aires: Paid6s, 1989), 65-78.
que vehicula un Sínn, y "sir Walter Scou" que es una Bedeu- 11 Appareillage significa en francés tanto el ensamble de apara-
tung, incluso si se refieren al mtsmo hombre. Su utilización tos o de accesorios diversos corno la acción de disponer las
no es equivalente. cosas para la partida. (Nota de la editora)

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Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (n)

hay otro aparato de goce que el lenguaje. El humano pensar corno excluido, cortado, seccionado, lo que re-
hace del lenguaje su único órgano y es ese órgano el que mite a la etimología latina de "sexo" en el verbo secare.
goza, lo que desconecta radicalmente el sexo anatómi- Además, el goce de este instrumento hace barrera al
co de su función fisiológica. El goce fálico afecta a todo goce del cuerpo del Otro en la medida en que el Otro
sujeto, que no es más que efecto de lenguaje y, además, está representado por un cuerpo; esta barrera al goce es
une el placer sexual a los juegos de los significantes. La metaforizada en el Edipo por la interdicción del cuerpo
unidad de la libido freudiana encuentra su eco en la de la madre, lo cual no es sino una contíngencía''. Es
universalidad del goce fálico, si bien Lacan la desconec- en el seminario 18, De un discurso que no fuera del sem-
ta de la partición masculino/femenino. El goce fálico blante donde se da ese giro que conduce a Lacan a situar
no es ya la libido única, masculina, de Freud, sino el el falo no solo como un límite, una barrera al goce, sino
goce a-sexuado que pone a los sexos en un plano de también como un obstáculo a la relación sexual, lo que
igualdad con respecto a dicho goce. Ya en el semina- denominará más tarde "la objeción de consciencia que
rio 17, El reverso del psicoanálisis", Lacan destacaba la hace uno de los dos seres sexuados al servicio que tie-
afirmación freudiana según la cual la única felicidad es ne que rendir al otro'?". Incluso dirá: "El goce fálico es
la del falo, por cuanto el goce más perfecto es el que el obstáculo por el cual el hombre no llega a gozar del
se aproximaría al del órgano masculino, excepto que cuerpo de la mujer, precisamente porque de lo que goza
-aquí Lacan ironiza- el único feliz es el falo, no su es del goce del órgano?". Lo que importa cuando se ha-
portador. El complejo de Edipo, que excluye el único bla de la función del falo no es tanto su encuentro con el
goce que daría la felicidad reprimiéndolo, logra la sus- órgano sino su relación con el goce.
titución del goce encasillado del más de goce, es decir, Sin embargo, no podemos quedarnos aquí con
del goce pulsional, supliendo la prohibición que recae Lacan, es decir, en su intento de fundar en la lógica el
sobre el goce fálico. carácter único y universal del goce fálico como único
Volvamos un poco hacia atrás. En La lógica del accesible al ser hablante, un hecho masivo de la expe-
fantasma, Lacan ya había diferenciado firmemente el riencia analítica que él extrae del decir de Freud. En la
goce fálico del goce narcisista cuya referencia es la uni- lección del 13 de febrero de 1973 de Aún, dedicada a esta
dad, incluso ilusoria, de la imagen corporal. El goce otra satisfacción que es para el ser humano el pivote
fálico, a contrario, es un goce del órgano que podemos
13 Véase Lacan, El seminario. Libro 16. De un Otro al otro, óp.
cit., 252.
12 Véase Jacques Lacan, El seminario. Libro 1,7. El reverso del psi- 14 Lacan, El seminario. Libro 20. Aún, óp, cit., 15.
coanálisis (Barcelona: Paidós, 1992). 15 lbíd.
Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (n)

del goce fálico, se pregunta si existe otro goce, un segun- La función fálica y las fórmulas de la
do goce que sería propiamente femenino, al constatar sexuación
que ninguna analista mujer ha hecho avances serios A lo largo de los seminarios que estamos exami-
sobre la cuestión, salvo aquellas que afirmaron sin ro- nando, y después de constatar de manera renovada que
deos su existencia en la querella del falo, cuya crítica ya la diferencia sexual se impone muy pronto en la vida del
hemos realizado. Por supuesto, Lacan empieza aquí a sujeto, Lacan intentará fundar lógicamente esta diferen-
abordar la cuestión que dominará todo el fin de su ense- cia, no solamente sobre los criterios de la identificación
ñanza sobre la pluralidad de los goces. y el deseo, sino también sobre e] de la "elección?" de
Por el momento, Lacan inicia el debate con esta goce. En su seminario 18, De un discurso que no fuera del
curiosa afirmación, cuyo enunciado, lleno de las am- semblante, en donde cita el libro de Stoller titulado Sex
bigüedades propias de la gramática francesa, supues- and Gender, Lacan insiste sobre el hecho de que la dife-
tamente despeja el régimen de existencia de un goce rencia significante, pese a que se sostiene en el discur-
que sería otro, distinto del goce fálico: "Si hubiera otro, so, no es suficiente para asegurar la diferencia sexual,
no es preciso que fuera este?". Pero concluye que en puesto que lo que define al hombre es su relación con
ningún caso existen dos goces de los que pudiera de- la mujer e inversamente, y nada más: se trata, para el
cirse que diferenciaran al hombre y a la mujer en su ser joven, de hacer signo a la mujer de que él es hombre, es
y permitieran el dos de la relación sexual. Sin embar- decir, ubicarse a nivel del semblante, cuyo símbolo por
go, Lacan no renuncia a encontrar una escritura lógica excelencia es el falo",
para fundar un "más allá del goce fálico" que justifi- Pero, según hemos visto, ese falo como tercero
cara todo lo que se impone en la clínica: que los seres indispensable en la relación entre los sexos impone, en
hablantes, de todos modos, llegan a posicionarse como los límites del discurso que se esfuerza por sostener ese
hombres y como mujeres sin tener la misma relación semblante, un real, un imposible que se encarna en los
con el goce sexual. Lacan intenta resolver este proble- mitos freudianos del Edipo y "Tótem y tabú": el goce
ma más bien complejo con la escritura de las famosas
fórmulas de la sexuación, cuya lectura, como vamos a
17 El término de elección aquí usado merece una precisión. Da
verlo, está lejos de ser simple, ya que se ve obligado a cuenta del mismo uso que hace Freud cuando habla de "elec-
combinar sistemas lógicos plurales. ción de neurosis" Se trata, con seguridad, no de una decisión
consciente, sino de lo que Lacan denomina "la insondable
decisión del ser"
18 Véase Lacan, El seminario. Libro 18. De un discurso que no
16 lbfd., 74. fuera del semblante, óp. cit., 31-33.
Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (u)

sexual como inaccesible, es decir, literalmente, ínter- hacer argumento a la función fálica. Una primera lógi-
dícto's, Ese real está condensado por Lacan en esa famo- ca universalizante construirá el conjunto cerrado de los
sa fórmula que resume el decir de Freud como inventor hombres todos-fálicos, la otra no universalizante cons-
de la experiencia psicoanalítica: "Para decir crudamente truirá el conjunto abierto de las mujeres no-todas fálicas,
la verdad que se inscribe de los enunciados de Freud so- que les permitirá el acceso a un goce suplementario más
bre la sexualidad, no hay relación sexual. Esa fórmula allá del goce único, unario, unificante, es decir, fálico. Si
tiene sentido al resumirlos">. Lacan decide llamar a ese goce propiamente femenino
Es en el seminario 20, Aún, donde Lacan intentará más allá del falo, "goce suplementario" y no "comple-
entonces fundar lógicamente esa negación fundamental mentario': como podría esperarse, es para resaltar que
de la relación sexual que es el real encontrado por el los dos lados del tablero de la sexuación, cuya fórmula
psicoanálisis. Para esto escoge la escritura matemática, definitiva se encuentra en Aún22, representan las dos
hueso del lenguaje por cuanto no existe metalenguaje, y maneras, masculina y femenina, de fallar la relación se-
toma de Frege la noción de función en su lógica propo- xual. ¿Será necesario recordar que la fórmula "no hay
sicional, que se especifica por el lugar vacío que allí se relación sexual" no quiere decir que no hay acto sexual
deja y en función del cual se determina el argumento. entre los hombres y las mujeres, y que esa expresión no
La función del falo deviene entonces "la función fálica"> debe tomarse en el sentido metafórico que le atribuye el
<D, a la que cada sujeto deberá hacer argumento, x. Esta lenguaje corriente? Esa relación sexual que Lacan conti-
se escribe entonces <D(x), que significa que todo sujeto nuará elaborando necesitará enunciarse discursivamen-
debe inscribirse en la función fálica para protegerse de te o, mejor aún, escribirse.
la ausencia de relación sexual, de esa ab-sens que desig-
3:x <l)x
na el sexo". Así, la repartición entre los hombres y las
Vx <t>x
mujeres se hará no solamente a partir del criterio de te-
ner o no tener el falo, como en Freud, ni siquiera a partir
del tener o ser el falo, como en la primera aproximación
de Lacan, sino bajo el modo de dos lógicas diferentes de
Las fórmulas de la sexuaclérr'!
19 lníer-dííe, interdicto, traduce literalmente 'entre-dicho'. (Nota
de la traducción)
22 Lacan, El senlinario. Libro 20. Aún, óp. cit., 95. Aquí Lacan se
20 Jacques Lacan, "O peor ... Reseña del seminario 1971-1972� en ocupa de precisar: "Después de lo que he puesto en la pizarra,
O/ros escritos (Buenos Aires: Paidós, 2012), 575. pueden creer que lo saben todo. Es mejor que se abstengan''.
21 Ibíd., 452.
23 tbld., 95.

· 75 ·
falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (n)

El lado izquierdo de las fórmulas de la sexuación sexuación, que un sujeto, en cuanto hombre, puede ins-
proviene paradójicamente del discurso de las mujeres, cribirse todo en la función fálica, lo que llama tothom-
histéricas para la ocasión, del que Freud, debido a su mia: Vx <ll(x), cualquiera que sea x, phi de x. Pero para
sagacidad, pudo concluir el deseo en ellas de igualarse al que los hombres no sean solamente una clase aristotéli-
universal de la función fálica, a pesar de la ausencia del ca, sino también un conjunto que aspira a la existencia,
preciado órgano. Lacan llega al punto de sugerirnos que es decir, a lo que puede inscribirse, tiene que haber al
es gracias a su relación con la mujer, identificada por él menos-uno que haga límite al conjunto asegurándole
como histérica, que Aristóteles pudo instaurar su lógica un-afuera. Para construir esa función de excepción (tan
formal, su famoso cuadrado de las afirmativas y de las cara a la histérica"), que es una necesidad lógica ya
particulares positivas y negativas". Sin embargo, Lacan percibida por Freud en su mito del padre primordial de
no puede quedar satisfecho con la lógica formal aristo- "Tótem y tabú'; capaz de satisfacer el goce de todas las
télica, por cuanto esta mantiene velada la diferencia de mujeres y de escapar a la castración, Lacan tendrá que
nivel que existe entre la lógica universal, que no es más refutar el uso unívoco de la negación en la lógica mate-
que un hecho de discurso fundado sobre una simple mática moderna (Falso opuesto a Verdadero) y recurrir
aserción, y la existencia, que toma en cuenta lo real y exi- a la lógica de la gramática de dos autores: Damourette
ge una demostración como prueba: Para situar la sepa- y Píchon". El conjunto de los hombres, en la medida
ración que diferencia el ser -que no depende más que en que están enteramente sometidos a la función fáli-
de su propia coherencia significante intrínseca-, y la ca, es decir, a la función castración, necesita, para fun-
existencia -que debe ser el objeto de un inscribible-, darse lógicamente, la excepción paterna, que se escribe
Lacan recurre a los cuantificadores de la lógica de las 3.x <D(x): existe un x que se inscribe en falso contra
matemáticas modernas de Morgan y Boole. Destaca en- la función fálica. Se trata de la negación forclusíva"
tonces que el cuantor universal de la lógica matemática de nuestros gramáticos, que se apoya sobre la función
moderna Vx (para todo x) es una formulación depurada
de la universal aristotélica, y que el cuantor de la exis- 25 Ibíd., 132-133. No sin ironía, Lacan llama a esa función de "al
menos-uno" de la lógica histérica, "la ho,nmoinzin''. (Nota de
tencia .:lx ( existe un x) es, así mismo, una formulación
la traducción)
depurada de la particular aristotélica. Esto le permite 26 Jacques Damourette y Édouard Pichon, Des mou a la pensée
afirmar, acerca del lado izquierdo de las fórmulas de la (Paris: Vrin, 1982).
27 Según Damourette y Píchon, los instrumentos forclusivos de
la negación son las palabras "no': ''punto", "más" [plus], "na-
24 Véase Lacan, El seminario. Libro 18. De un discurso que no die", "nunca': que tienen como función expulsar [chasser] lo
fuera de semblante, óp. cit., 144. que expresan fuera del campo de lo que es real o realizable.
Palo y función fálica Palo y función fálica en Lacan (n)

fálica y tiene por vocación el rechazo de dicha función de "negación discordante" Para estos gramáticos, la ne-
fuera del campo de lo simbólico. La forclusión de la fun- gación discordante reside en el ne expletivo tan enigmá-
ción fálica no evoca ni lo verdadero ni lo falso, sino un tico en la lengua francesa", del cual Lacan hace nada
ajuste, un punto de caída en cuanto al valor de verdad: menos que el significante que designa al sujeto de la
en x, la función no es satisfecha, está excluida, de la mis- enunciación en el enunciado. Esta negación discordan-
ma manera que para la función matemática 1 sobre x, la te es sutil por cuanto es una vacilación, una discordia,
función no puede escribirse si x tiene O por valor. una disparidad en la que algo se afirma, algo se niega ...
El lado derecho, o sea el lado mujer de las fór- ¿pero dónde], he ahí la indeterminación. Se compren-
mulas de la sexuación, se especifica en cambio por la de entonces que tal negación no sea posible más que en
inexistencia de esa función de excepción en relación con una lógica no universalizante, que deja un mayor lugar
la función fálica. No existe un x para el cual la función a la contingencia con respecto a la función fálica.
fálica no se satisfaga. Esa doble negación no se anula La lógica del no-todo Vx $(x) aplicada a la fun-
como en matemáticas porque, como ya lo hemos seña- ción fálica quiere decir que en cada punto x la función
lado, son negaciones que no están al mismo nivel y que, fálica está satisfecha o no: cada vez es incierto, cada
más bien, redoblan el carácter no inscribible de lo que vez es indecidible, incluso las dos posiciones pueden
indexan. Es, según Lacan, el lugar de Jo real como cate- encontrarse sin verdadera contradicción. De ahí la in-
goría de lo imposible, es decir, "eso que no cesa de no consistencia femenina muy pronto denunciada por los
escribirse': hombres, pero también mal asumida por las mujeres
Esta ausencia de punto de caída de la función no que prefieren a menudo aferrarse a su histeria, o sea, a
permite un universal del conjunto de las mujeres por- la lógica universalizante del al-menos-uno. La inconsis-
que no hay un afuera, no hay excepción que confirme la tencia femenina sería la coexistencia en su goce de dos
regla. El conjunto de las mujeres es un conjunto abierto, posiciones contradictorias: estar en la función fálica y
sin límite. Esta ausencia de negación forclusiva sobre la a veces no estarlo, lo que la marca con una dualidad.
función fálica, que implica que no hay excepción relativa ''A menudo la mujer varía .. :: constataba Moliere en Las
a la función castración del lado mujer, se acompaña de mujeres sabias. Esta lógica está, de hecho, más próxima
otro tipo de negación que concierne al cuantor univer- del equívoco de la enunciación.
sal V. Lacan intentará resolver eso que constituyó un
tope, un límite neurálgico en Aristóteles, confrontado 28 El ne expletivo es la utilización de esta negación francesa bas-
tante enigmática que se encuentra, por ejemplo, en la expre-
con la cuestión de qué pasa cuando se niega el universal. sión: "Je crains qu'il nevienne" donde no se sabe si es el deseo
Lacan busca también en Damourette y Pichon la noción o el temor lo que importa al sujeto que la enuncia.

· 78 ·
Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (n)

En resumen, repitamos que si esas fórmulas de el falo es impropio para presentificar al Otro y, por otra,
la sexuación permiten una repartición de los sexos, no que en ese malentendido según el cual sí sería apropiado
podemos decir que el lado izquierdo sea la negación del para presentificarlo, se sostiene tanto su imaginarización
lado derecho, sino que el uno es obstáculo para el otro, regresiva como su pretensión de tomarse por el emblema
dado que la función fálica no es lo que funda la relación del poder.
sexual. Si la mujer es "no-toda" para el hombre, se debe a En 1973-1974, el seminario 21, Los incautos no ye-
que su goce es dual, y hace de su soledad su partenaire"; rran, anuncia la nueva disposición. Su título (en francés,
pues S(A'.) quiere decir que el Otro, desde donde se le Les non-dupes errent). como es debido, se lee contradic-
tome, está ausente cuando se trata de la relación sexual. toriamente: al no dejarse engañar por el real del padre,
Así, observamos que esta manera de conjugar se yerra; pero se yerra también si uno se fía nada más
la función fálica según dos lógicas diferentes, pero no que de los "Nombres-del-Padre''. En la lección del 12 de
complementarias, confirma el falo en su estatuto de febrero de 1974, Lacan pone el falo en su lugar. Un lugar al
obstáculo a la relación sexual, es decir, lo confirma no mismo tiempo decisivo y limitado: "mueble" del cuerpo,
solamente como simbólico, sino también como real. dice primero, para hacernos percibir el hecho de que no
hay que partir del inmueble: el falo hace obstáculo a la
relación. Entendemos que se trata de la objeción a la in-
Un goce no-todo fálico clusión del Uno en el Otro y viceversa: ni "Otrificacíón" ni
Con Aún y "El atolondradícho" se termina la ela- "Uniano" No obstante, el falo es al mismo tiempo aquello
boración de las fórmulas de la sexuación al tiempo que por lo cual, en virtud de la castración (de la negativización
se logra caracterizar su aporte: la función fálica no tiene del falo imaginario y su consecuente positivización como
la capacidad de legislar todo lo concerniente al goce, del falo simbólico), se establece entre dos sujetos "algo que se
que hay que recordar ante todo que no se inscribe en la parece a la relación''. Si ahora retomamos el calificativo de
graduación propia del principio del placer-displacer. Otra "mueble': nos resulta más fácil no olvidar que el falo no
consecuencia decisiva es que tenemos que entendernos pertenece ni al lado hombre ni al lado mujer en la scxua-
con una función y no con un órgano simbólico-fisiológico. ción. El hombre está afligido ["aphligé"] por eso>. En
El falo en la estructura es lo que toma en cuenta el Uno en cuanto a las mujeres, ellas no pueden más que encarnar-
cuanto real ("hay del Uno"). Es decir que, por una parte, lo, pero corriendo el gran riesgo de acusar una frigidez si
ellas mismas llegaran a considerarse aquello con respecto
29 Jacques Lacan, "El Atolondrndícho'; en Otros escritos {Buenos
Aires: Paidós, 2001), 491. 30 ')\fuligido". (Nota de la editora)

·So· . 81 .
Falo y función fálica Palo y función fálica en Lacan (n)

a lo cual solo deberían hacer semblante de ser ... para el La interrogación del estatuto real o no del falo,
hombre. ¿Cómo entender entonces lo que repite Lacan a que de todas maneras tiene el interés crucial de sepa-
partir de allí, que para el hombre "afaligido" por el falo, rarse de la equivalencia falo = simbólico, continúa en el
una mujer es un "síntoma"? Si un síntoma es, genérica- seminario 23, El sinthome. Se puede decir que encuentra
mente, un marcador de la no-relación sexual, una mujer su conclusión y su máxima claridad gracias a la simple-
es entonces, para un hombre, un criptograma de esa im- za del recurso topológico.
posibilidad por descifrar. Criptograma porque el hombre, Tenemos la figura resultante del entrelazamiento
espontáneamente, no lee a una mujer como aquello que le de dos redondeles según el siguiente esquema:
recuerda que no hay relación sexual, y porque él no puede
sustraerse a la tendencia de "La Mujer" sino al precio de
una experiencia poética, mística o analítica.
Del seminario 22, R.S.I., emerge otra inflexión que
puede deducirse de lo que precede. Si lo real es lo imposible
y si el falo es aquello que hace operatorio y subjetivable
ese imposible ("hace barrera a la relación"), ¿no tendría-
mos que concluir que el falo es lo real? Ahora bien, esto
no es tan simple, pues es en la medida en que un goce
otro diferente al goce fálico, y que es de lo real, ek-siste Transformación del falso-agujero en rea\32
a ese falo, que se desprende del descubrimiento del no-
tado. En cambio, podríamos decir que el falo es, de lo Entre los dos redondeles, en el "medio': hay un
real, "la consistencia?". Sin embargo, si se quiere sostener falso agujero. Para "verificar que el falso agujero es
que el falo es lo real, hay que agregar "en cuanto elidido': real"33, hay que atravesar una cuerda (círculo o recta)
es decir, en la medida en que su consistencia de falo está que presentifica al falo. Dicho de otra manera, pode-
sujeta a eclipse (cf. la importancia que Lacan otorga a la mos generalizar la función del falo como aquella que,
observación de Jenny Aubry en lo que concierne al niño, entre dos redondeles enlazados pero no ligados, hará
quien frente a un espejo pasa su mano, corno si fuera un existir un agujero.
escondite, delante de su falo o de su ausencia).
32 Jacqucs Lacan, El seminario. Libro 23. El sinthome (Buenos
31 Jacques Lacan, Seminario 22, R.s.1. Inédito. Lección del n de Aires: Paidós, 2006), n6.
marzo de 1975. Tomado de Polio Views. Bases Documentales. 33 lbíd.

· 82 ·
Falo y función fálica Palo y función fálica en Lacan (n)

Otra cosa totalmente distinta, subrayérnoslo, es lo fálico, es decir que ahí donde el falo, a causa de una falta
que Lacan llama, el "verdadero agujero">', a saber, que nodal, no verifica el falso agujero, es el sinthome el que
en el espacio de recubrimiento entre lo real y lo íma- tiene que hacerlo, no con dos. redondeles enlazados y no
ginario de un nudo borromeo de tres hay, en el lugar ligados, sino con dos redondeles ligados, a la manera de
del Otro del Otro, un agujero verdadero, que Lacan ha los anillos olímpicos, y un redondel libre. En este último
denotado un poco antes con el materna A , porque es el caso se impone una pregunta: ¿cómo localizar el verdade-
materna que dice que no hay Otro del Otro. ro agujero, aquel del A, si no es por el discernimiento del
desdoblamiento entre sinthome y símbolo?
El falo, en fin, es lo que permite dar cuenta de la
función de la palabra. En este sentido, es esencial la tesis
expuesta en la sesión del 16 de marzo de 1976: e¡,, es la
No hay Otro primera letra de la palabra "fantasma'': "Esta letra sitúa
del Otro
las relaciones de lo que llamaré una función de fonación.
[ ... ] Esta función de fonación en tanto tal resulta ser
sustitutiva del macho, llamado hombre">. ¿Cómo en-
tender esta tesis? La fonación es a la palabra aquello que
las relaciones sintagmáticas y asociativas (si se adopta la
El verdadero agujero está aquí35 terminología de Saussure) son a la lengua. La fonación
es la condición del pasaje de la lengua a la palabra y, de
A través de esta demostración topológica podemos alguna manera, comienza'. con la modulación del grito.
considerar, como una adquisición, la afirmación según la Así, se puede observar que en tal adolescente autista sólo
cual el falo es la condición sine qua non de la construcción la implosión" es fonéticamente adquirida, pero no la
del nudo borromeo, en el cual, en un tiempo lógico dis-
tinto, puede encontrarse la inexistencia del Otro del Otro. 36 Lacan, El seminario. Libro 23. Hl sinthome, óp. cit., 125. Phonction,
El falo no es entonces S(A). Además, del primer esquema en vez de fonction (función) juega con phi y con phonation
(fonación). (Nota original de la edición de Paidós)
se desprende también la tesis primaria de Lacan sobre 37 Implosión. Se dice del modo de articulación propio de las
la suplencia: en Ioyce, el arte suple la ausencia de sostén consonantes implosivas (u oclusivas), aquellas en las cuales,
por hallarse al final de una sílaba [p. e., la e de néctar], la
articulación termina sin la abertura súbita de las consonantes
34 Ibíd., 132. explosivas que son las que, por su parte, se sitúan al principio
35 !bid. de la sílaba. (Nota de la editora)

· 85 ·
Falo y función fálica Falo y función fálica en Lacan (n)

explosión, o que en un niño de ocho años, que nunca ha Podemos, sobre esta base, arriesgar dos teoremas:
hablado, el surgimiento por primera vez de una vocecita El goce es del Otro, o sea, ante todo, consecuencia
superaguda señala la presencia del deseo. del lenguaje y, luego, inaccesible, salvo si adviene
En otro orden de ideas, sin duda la cultura siem- por fuera de la jurisdicción del lenguaje. Precise-
pre ha registrado el hecho de que el sostén fonatorio no mos, sin embargo, que ese por fuera es un más
deja de tener relación con el sostén fálico, de tal modo allá, no un más acá.
que, si se utiliza de manera sutil, la fonación puede ser- El goce Uno, aquel que se correlaciona con el su-
vir de oscilógrafo del deseo. Mucho más seguro aún, jeto, tiene que ver con lo fálico, pero no puede ser
la función fálica no fracasa jamás sino ante un límite, descifrado como tal (en su pensamiento, su cálcu-
aquel que marcaría un rechazo total del Otro. Ahora lo, su juicio), sino bajo la condición de la castra-
bien, la resistencia a entrar en la fonación, en el caso ción (subjetivación de la impotencia).
límite, nunca es absoluta, por cuanto el rechazo mismo
es un efecto condicionado por el Otro. Los casos en los
que la castración no opera se pueden aclarar a partir de
una condición resaltada por Lacan en la sesión del 10 de
febrero de 1976: "[ ... ] hay algo que anula el falo del pa-
dre antes que el hijo tenga el derecho de flevarlo">. Sin
embargo, incluso en ese caso la función fálica no está
ausente, sino que es desactivada por un anudamiento
no borromeo.
Concluyamos sobre el escrito ... O peor, de 1975,
publicado originariamente en el número 5 de Scilicet:
Lo que piensa, calcula, juzga, es el goce, y el goce
por ser el del Otro exige que la Una, la que hace del sujeto
función, esté simplemente castrada, es decir, simbolizada
por la función imaginaria que encarna la impotencia, di-
cho de otro modo, por el falo."

38 !bid., 83.
39 Lacan, "... O peor. Reseña del seminario 1971-1972': óp. cit., 577.

· 86 ·
CONCLUSIÓN

No pretendemos. a través de este largo recorrido,


haber elucidado todas las dificultades sobre la cuestión
del falo. Simplemente estimamos haber tomado un hilo
de lectura que creemos confiable. Después de la muerte
de Lacan, lafuncíón fálica ha sido expuesta a menudo en
artículos, libros o diccionarios, sin que haya sido criti-
cada de manera fundamental. En otras palabras, a dife-
rencia de lo que pasó durante el debate sobre la función
fálica en los años treinta, por lo que sabemos, ningún
psicoanalista lacaniano se ha opuesto explícitamente a
la concepción desarrollada por Lacan sobre el falo pero,
creernos nosotros, este acuerdo tácito no excluye diver-
gencias de lectura, muchas veces difíciles de identificar.
No obstante, hay dos "desviaciones" localizables: por
un lado, una tendencia a hacer del Nombre-del Padre el
objeto de una nostalgia (Sehnsucht, según Freud) cuyo
resorte se encuentra en una tesis subyacente que Lacan
mismo recusa, a saber: la identificación del falo y de
S(A); por otro lado, una tendencia a hacer del goce no-
tado un goce primario, del cual lo fálico no sería más
que un caso particular y "degenerado': En esa tendencia
que, por lo demás, se encuentra en autores de diversas
orientaciones, hay lo que podría calificarse como un
retorno a Melanie Klein o, más aún, como una revalo-
rización de lo preedípico, lo que desconoce, a nuestro
juicio, que esta noción no es pensable sino de manera
retroactiva a partir de la estructura. En todo caso, la
querella del falo se muestra recurrente y decisiva en el
psicoanálisis. El posicionamiento de cada psicoanalista
frente a esta cuestión tiene, en efecto, consecuencias no
solamente sobre la orientación epistérnica, sino tam-
bién sobre la dirección de la cura.

·90·
Falo y funcíán fálica
es una publicación de la Asociación de Psicoanálisis Jacqucs Lacan
(APJL). En su composición se usaron caracteres Minion Pro.
Impreso en el 2013 en los talleres de Digiprint
Editores E.U., Bogotá, Colombia.
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A partir de una recensión de escritos sobre el falo, tanto de Freud
como de Lacan y de otros psicoanalistas, entre ellos Melanie Klein,
los autores presentan una historia "problematizada" de esa cate-
goría central en psicoanálisis y un estado actual de la cuestión.

Dados los conflictos de interpretación que existen entre psicoana-


listas en lo que concierne al falo, los autores no han retrocedido
ante la presentación de las contradicciones ni, tampoco, ante la
exigencia de adoptar una posición en ese debate. Así, distinguen
goce fálico y significación fálica; critican la tesis de un goce prima-
rio prefálico y elucidan lo que Lacan entiende por goce femenino.

Este libro se dirige, en primer lugar, a los psicoanalistas de todos


los horizontes, pero también a todos aquellos (analizantes y es-
tudiantes) a quienes el psicoanálisis les concierne y desean poner
a prueba su comprensión del saber que el psicoanálisis supone y
que funciona como brújula en la práctica analítica.

Pierre Bruno. Psicoanalista, con sede en París, es miembro


de la Asociación de Psicoanálisis Jacques Lacan (APJL}. Su
más reciente libro es Lacan passeur de Marx. L'invention
du symptóme, Éres, 2010, también publicado en español.

Fabienne Guillen. Psicoanalista, con sede en Toulouse,


Francia.

Este libro es el resultado de un trabajo colectivo en el que


participaron Pierre Bruno, Fabienne Guillen, Dimitris
Sakellariou y l\.farie-Jean Sauret. La traducción al español
estuvo a cargo de Matilde Pelegrí, 1 vette Cárdenas, Bibiana
Morales, Carlos Ramos, Mario Figueroa y de Sylvia De
Castro, quien además, con el apoyo de Patricia León-López,
coordinó la edición en español.

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ASOCIACIÓN DE
PSICOANÁLISIS
9 789584 624925 ]ACQUES LACAN

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