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G. Didi-Huberman
Introducción
“Así pues, pese a todo, imágenes: pese al infierno de Auschwitz, pese a los riesgos corridos. A
cambio, debemos contemplarlas, asumirlas, tratar de contarlas.”1
Resulta terrorífico pensar que esta matanza no solo fue planeada sino que pensaba ser
eliminada de la memoria de la humanidad. Un acontecimiento sin lugar para el luto, un
acto que superaba cualquier limite impuesto por las categorías morales, un suceso
que replanteaba lo que significaba ser humano.
“Arrancarle una imagen a eso, ¿a pesar de eso? Si. Costara lo que costase había que darle
forma a este inimaginable.”2
Había entonces, para los esclavos, un paso aún pero que la muerte que estos tenían
prácticamente asumida, este era la tortura. Por eso decimos que su trabajo era ya
transpersonal, cuando ya no quedaban posibilidades de salvar su propia vida, cuando
incluso sabían que no había posibilidades de salvar a los próximos que iban a entrar al
crematorio, habían ofrecido su ultimo aliento a refutar lo inimaginable. A, al menos,
otorgarle memoria a esa pesadilla.
Problemática
“[Los nazis] estaban totalmente convencidos de que una de las probabilidades de éxito de su
empresa residía en el hecho de que nadie del exterior podría creérselo”4
La tarea de los prisioneros judíos, como lo relata Didi-Huberman, no era solo que los
que estaban al tanto del holocausto vieran las imágenes sino que aquellos que no
tenían idea de que eso estaba pasando (ni de que pudiera pasar) fueran conscientes
del acontecimiento que estaba teniendo lugar. El Sonderkommando intuía que, para
los que no habían estado ahí, era mucho más fácil suponer tal catástrofe como
imposible que como verídica.
3 Ibid. p. 37
4 Ibid. p. 38
La problemática esta en no relegar todo esto a la categoría de lo inimaginable porque
eso significaría adaptarse a los paradigmas del pensamiento. Definir Auschwitz como
impensable, según Hanna Arendt, significa no perseverar en el pensamiento. Sobre
esta tesis, el autor apunta lo siguiente:
“¿Auschwitz sobrepasa todo pensamiento jurídico existente, toda noción de falta y de justicia?
Es necesario, pues, pensar de nuevo por completo la ciencia política y el derecho. ¿Auschwitz
sobrepasa todo pensamiento político existente, incluso toda antropología? Es necesario pues,
pensar de nuevo hasta los fundamentos de las ciencias humanas como tales.”5
Con las fotografías se disuelven las dudas que surgen en el espectador al intentar
imaginar este suceso y al ser tentado de calificarlo como impensable. La imagen nos
acerca al suceso y elimina cualquier intento de caer en interpretaciones.
La imagen no tiene que preguntarle nada a nadie (ni siquiera al pensamiento), es una
fuente de respuestas, se revela sin autorización de los paradigmas del contexto que la
rodea. Estas 4 imágenes deben tomarse como un punto de partida, no como un
complemento. Es a partir de ellas que se debe pensar y no a la par.
“Poca cosa, pues: solamente cuatro instantes del mes de agosto de 1944. Pero es inestimable,
porque es casi todo aquello de lo que disponemos (visualmente) en este caos de horror”7
Incluso una sola de estas imagenes sería suficiente para re-pensar el suceso fuera de
lo irreal. El asunto de la imagen es tratado aquí como un fenómeno irrefutable, una
revelación de la luz que obliga a replantearse cualquier enfoque o interpretación que se
haya hecho acerca de este acontecimiento. La imagen como punto de referencia para
5 Ibid. p. 47
6 Ibid. p. 49
7 Ibid. p. 57
contar un suceso, la imagen como guía para entender, para asimilar. A partir de la
imagen Didi-Huberman apunta:
Es prudente aclarar que una imagen no puede darlo todo, mucho menos una imagen
como las que se abordan en este texto. Lo que creo que es relevante es como, a la
hora de relatar o de concebir la matanza, la imagen se eleva por encima de cualquier
otro documento.
El autor incluso utiliza las imágenes para reconstruir el momento en el que estas se
tomaron, ¡Cuanto puede hablarnos una imagen! Angulo de visibilidad, movimiento del
sujeto al comparar varias de las imágenes que este tomó, etc. Se puede deducir
mucho de lo que fue necesario hacer para arrebatar unas cuantas imágenes.
Comentario
Creo que esta guerra entre carteles, en parte, todavía tiene una concepción
“inimaginable” en la sociedad. El hecho de que se haya normalizado nos lleva a
8 Idem.
generalizarla y, por lo tanto, a dejar de pensarla desde distintos puntos. Figuras como
“El Pozolero” (quien disolvía cadáveres en acido) parecen literalmente sacadas de
historias creadas por una mente retorcida. No sé si, para que esta guerra entre
narcotraficantes sea concebida por la sociedad como lo que realmente es, primero
deba cesar. En un futuro en el cual ya no tomemos la violencia que se ha gestado en
este tiempo como algo cotidiano, tal vez comencemos a pensarla, a realmente
lamentarla. Necesitaremos que llegue el futuro, que se vaya esta espantosa realidad,
para hacernos conscientes de este presente. Posiblemente el verdadero luto iniciará
cuando podamos descansar de esta sombra que ha llenado a practicamente todos los
hogares del país.