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Cuerpo y temporalidad en el envejecimiento

Consideramos el envejecimiento como un proceso, que si bien se inicia con la vida misma, adquiera
relevancia a partir de la mediana edad. En el cual, el trabajo psíquico apunta a la percepción del
tiempo como finito y al registro de cambios físicos internos y externos (marcas sociales), a partir de
cuya elaboración, podrán encontrarse diferentes salidas hacia la vejez ligada a lo creativo, o, a
modelos patológicos.

Es, también en esta etapa, donde se produce un cierto extrañamiento, debido a que la referencia a
los cambios también está dada por una mirada pendular que oscila entre la generación joven a la
cual ya no pertenece y a la, y a una imagen en la cual a un no se ha proyectado.

En la mediana edad las modificaciones en el esquema corporal producen vivencias de cambios y


perdida, lo conocido se empieza a tornar desconocido, difícil de aprehender. El modelo propio de
envejecimiento no existe. La primera reacción es que esto " le pasa a otro" o como se le notan los
años a fulano y luego surge la pregunta: yo estaré igual? es tal vez, a partir de alguna marca, injuria
narcisista el tiempo empieza a ligar con la temporalidad y toma una dimisión historiada.

Cuando hablamos de cuerpo, no nos referimos solamente a un cuerpo que envía señales que el yo
debe articular, si no también al cuerpo como mediador entre el sujeto y el mundo: nos referimos a la
imagen corporal como soporte del narcisismo.

el esquema corporal es una realidad de hecho, nuestro vivir carnal al contacto del mundo
fisico,mientras que la imagen icc del cuerpo es la síntesis viva de nuestras experiencias emocionales,
la encarnación simbólica icc del sujeto deseante , y esto antes de que el sujeto sepa decir "yo".

El esquema evolutivo en el tiempo y en el espacio, es el portador de y se entrecruza con la imagen


corporal, gracias a lo c cual podemos entrar en comunicación con el otro.

La condición de lo vivo es ser perecedero y estar sujetos a mudanzas; el esquema corporal, los
vínculos, los afectos perdidos y adquisiciones construyen también la historia del sujeto, su pasado,
su presente y su posición frente al porvenir.

El yo, no solamente en cuenta a su cuerpo como placer sino también como cuerpo sufrimiento. Esta
propiedad, inherente a lo corporal, decide la relación que el yo, en todo su devenir, mantiene con la
realidad de su totalidad. “el cuerpo, ese objeto del cual nos creemos poseedores y amos, puede
convertirse. Sin que el yo lo quiera y sin que pueda preverlo- en fuente y lugar del sufrimiento dice
aulagnier. Así como se revelan exteriores los signos físicos del envejecimiento: las canas las arrugas
la menor tonicidad muscular y hasta el centro con las viejas fotos que devuelven una imagen familiar
- extraña.

¿Quién puede ansiar estas imagen? es comprensible que, ante la aparición de semejantes injurias, se
produzcan desestructuraciones transitorias que exijan del psiquismo un importante esfuerzo
reparador y protector para mantener su mismidad; aun así, entre la discordancia entre la imagen icc
y el cuerpo que sufre las limitación del tiempo, el yo debe investirlo.

Al pretender ignorar las diferencias , las faltas, la castración(la muerte), se mata el deseo , motor de
vida, proveedor de proyecto y esperanza , mientras se deja indemne al "niño maravilloso-
terrible"(your majesti de baby) tirano del narcisismo

Las caídas en la vejez


Al trabajar con gente mayor, sobretodo en situación de dependencia, es notable a la frecuencia de la
producción de una caída como señal que indica lo que en apariencia parece ser el "comienzo" de un
proceso de claudicación de la fuerza vital del sujeto. Desde una perspectiva psicoanalítica de la vejez,
n os permitirá entenderlas como efecto desenlace de un modo patológico de resolver cuestiones
conflictivas del envejecimiento.

Ejemplo de francisco que se cae justo después de la internación de la mujer con cáncer se cae por la
culpa de un pozo mal tapado y su negación por aceptar la vejez.

Cuando la vejez se viene encima

Asumir la vejez por lo negativo pone en evidencia la resistencia a asumirla, de repente en lugar de un
proceso gradual de aceptación y preparación, se percibe la vejez que se les viene encima.

Esta percepción es habitual en la vejez que llamamos patológica. Aquella que es vivida bajo el signo
de la herida en la autoestima y explica la posición depresiva que adopta el sujeto.

Francisco uso el recurso defensivo de echar la culpa a otro (para no asumir su vejez) las condiciones
psíquicas que permiten anticipar la propensión a una caída, definida esta como una acción
precipitada en que se involucra autodestructivamente el cuerpo, en repuesta a lo que se anticipa
como una precipitación violenta de cierta perdida y cuyo sentido icc sería la anulación de esa
perdida.

Si pensamos a la caída como la representación dramatizada de otra caída en otra escena (icc), es
decir, de una caída instalada o que se considera inminente, podremos conceptualizarla como una
segunda caída. Como tal cabe escucharla como indicativa de duelo patológico. ((Pasaje al acto))

La caída es una fatalidad??

Freud psicopatología de la vida cotidiana, sospecho la existencia de un sentido y una intención


detrás de las pequeñas perturbaciones del funcionamiento de la vida cotidiana (cc) para lo cual se
aboco al estudio de esas "torpezas". Los elementos que llamaron su atención en la investigación de
las circunstancias que suelen acompañar al accidente y de las impresiones que lo preceden fueron:

No hacer el menor intento por evitarlo

La indiferencia con que se acepta el daño resultante

La ausencia de manifestación de dolor

La tranquilidad con la que se lleva la desgracia.

Un accionar icc cuya finalidad fuera caerse remitirá a un más allá del pp "micro-suicido" tendencia
tantica.

Esta es la etapa " la lógica de las posición que plantea bleichmar como propia de las perturbaciones
narcisista: se puede todo o no se puede nada, se tiene todo o no tiene nada, se es el yo ideal o se cae
en su negativo.

El envejecimiento es una etapa especial proclive de una fragilidad del narcisismo. Pero las heridas al
narcisismo no son mera pérdida de autoestima, si no perdida de un supuesto goce de completud,
especialmente en aquellos que vivieron evitando o tapando todo enfrentamiento con su déficit. Se
comprende que en estructuras así se adopte una modalidad patológica.
un viejo sano es aquel que nunca creyó totalmente en su ilusión de completud y entonces, con un
narcisismo delimitado, al servicio de la vida y no de la muerte, se pudo ir acomodando a las
modificaciones del esquema corporal y aceptando su deterioro, en la medida que siempre reconoció
el carácter protético de sus objetos, no se trata de antes se podía todo y ahora nada si no la
posibilidad de cambio por otras actividad de sustitución, elaboración de n nuevos ideales y
aspiraciones (vejez saludable)

¿Qué pasa si esto no sucede?

Cuando hablamos de prevenir caídas en la vejez estamos aludiendo a un amplio panorama de


modalidades, que adopta el colapso que sufren estas estructuras en la vejez. La falta de recursos, la
estructuración, la no aceptación son señales de un preaviso del colapso.

Colocarse en riesgo

Estos mecanismo compensatorios por medio de la fantasía o acción, se trata de demostrar a si


mismo que es el mismo de antes y que puede con todo (no aceptación) sobre exigencia/carga en
todos los ámbitos constituyen una oportunidad y un estado de riesgo permanente.

Lo que debería ser la aceptación de una perdida a través de la elaboración de duelo es vivenciado
como una caída y derrumbe, una caída en lo real.

Lo que se vivencia como caída y no puede ser simbolizado como corte en el sentido de la castración,
retorna como caída en lo real, determinado un corte con efecto mutilante de la condición del sujeto

Después de la caída

Si todo colapso narcisista en la vejez se manifiesta bajo la forma de las diversas depresiones desde
las neuróticas hasta las psicóticas y suele estar acompañado de somatizaciones diversas, en el caso
de la producción de una caída lo acompañan, además, las secuelas que constituyen lo que
habitualmente se denomina síndrome de la post caída. Inhibiciones, dependencia, sedentarismo,
pérdida de fuerza, bastones o prótesis como sostén del yo. La caída comienza a funcionar como un
beneficio secundario, este es el sentido del prejuicio acerca de la vejez: se atribuye a ella la causa de
la caída, se la vivencia como algo persecutorio que repentinamente se instala y no como lo que
realmente es: un proceso paulatino y normal común a todos. (Todo esto en una vejez patológica)

Circunstancias que empujan

Habla de circunstancias de la vida como jubilaciones, depresiones, muertes que no han podido ser
elaboradas correctamente, empujan en la vejez cuando no se tienen los recursos necesarios a una
caída

Primero es la fractura después la caída

Las crisis vitales de la edad madura tales como el duelo, cambio de ambiente de habitad, privación
social y la perdida de roles activos (en la sociedad, como la jubilación) participan como una pre
fractura.

Cuando la teoría reafirma el prejuicio


Explica que las teorías muchas veces pueden funcionar como obstaculizador de la subjetividad del
viejo.

Lo que hace obstáculo no son las teorías sino el modo de servirse de ellas, entre la multiplicidad de
desarrollos. Las teorías hacen obstáculos, cuando operan como baluartes imaginarios que nos llevan
a adherir a respuestas sin interrogar sus razones, a aferrarse a fórmulas y repetirlas sin pensar en sus
fundamentos.

Si envejecer es centralmente una propuesta de cambio, quien no cambio se vuelve patético, las
caracteropatias que se colapsan en la vejez son fundamentalmente una propuesta de no cambio.

¿Cuáles son las preguntas que nos formulamos los psi en las clínicas con viejos?

Si las preguntas se formulan caso por caso, tratándose de viejos, en cambio las preguntas se
plantean desde la generalización. Las teorías obsturan a la subjetividad del viejo, no permite
escucharlo.

Parece difícil de entender que hacerse viejos no es caer en manos de lo biológico y de lo social. Que
meterse con los viejos es simplemente seguir interesándose en los avatares del ser humano
considerado como sujeto hasta la muerte.

En el siglo xx desde el psicoanálisis se interrogo la regresión en la vejez el despliegue y repliegue del


narcisismo ineludible, en correspondencia con la teoría del desapego en la gerontología. Desde
estos parámetros de escucha ¿a qué se reduce un viejo y a que se re duce un analista de viejos? a
una formula.

Estas generalizaciones teóricas fueron determinando las formulas del encuadre, específico para un
sujeto por ser viejo: terapia focal, posición frente a frente, terapia grupal como la indicada, contacto
emocional positivo: no profundizar demasiado en la sexualidad, limitar a priori el tiempo ¿de quién
es el apuro ¡?

Respecto al analista, se trata de un terapeuta activo que cumplirá el papel de contenedor materno
para excitante y reparador, deberá revitalizarlo, insuflarle energía.

Hasta que aparece salvarezza para cambiar las posturas

Apostar al viejo como un sujeto deseante nos va a evitar caer en posiciones a priori, que nos hagan
prevenirnos acerca del alcance que va a tener nuestro trabajo con él o suponer las temáticas y los
avatares de la travesía a emprender. Es decir, la teoría nonos va a cerrar las orejas, vamos a saber
que no es " por la vejez" , " por ser viejo" que a esa persona le pasa lo que le pasa, si pensaramos
esto , evitaríamos seguir algunos caminos que se abrieran " porque no hay que movilizarlo" o
decretaríamos a priori lo esperable e interpretaríamos como " resistencias" o desajustes, lo no
esperable de acuerdo a nuestra teoría.

En todo caso nos interrogaremos y los llevaremos a interrogarse de su implicancia subjetiva en este
su modo particular de atravesar el envejecer

Podremos propiciar entonces la extensión del psicoanálisis desde una misma ética a los ámbitos
preventivos de circulación de viejos sanos, sabiendo que nuestra oferta de escucha actuara en
sentido de preservar la condición del sujeto en el viejo y por parte del equipo interdisciplinario en un
doble efecto : detectar precozmente la patología o favorecer las condiciones para el despliegue de
los recursos propios, cuando esto fuera posible.

Abuelidad normal y patológica


La abuelidad es uno de los temas del envejecer que nos permite comprobar el modo normal o
patológico de resolverlo. Para poder entender donde pasa la diferencia entre uno y otro modo,
debemos comenzar por el análisis de esta función.

En primer lugar, porque llegar a abuelo no implica necesariamente ser viejo, mas allá de lo difícil
que es definir a alguien como viejo. Hoy, debido a la mayor longevidad y a otros avances
socioculturales, la cuestión de la abuelidad está comprendida dentro de la temática de la mediana
edad , lo cual ha dado a estudios que han hecho hincapié en el punto de vista de su interrelación con
este ciclo vital.

Una función simbólica

Nos acercamos a una definición psicoanalítica de la abuelidad : lo que la define no es una imagen ni
una edad cronológica, ni siquiera su rol familiar. Se hace necesario, así como hablamos de la función
paterna o materna, hablar de la función de la abuelidad que , como veremos, esta íntimamente
vinculada a aquellas y toma también su parte en la estructuración del psiquismo.

Releer.. Lo simbólico precede y constituye al sujeto en la genealogía. La abuelidad está ahí siempre ,
acceda o no, rehusé o no el individuo, desde su nacimiento, su orden trigeneracional. pasa a luego a
considerar a la abuelidad como " la estructuración psíquica del ser humano ubicado en el orden de
las filiaciones en situación trigeneracional personal, familiar y social" es decir que, en lo que al
psiquismo se refiere, indicaría un orden al que todo sujeto adviene y que tendrá un efecto
estructurarte, de acuerdo con la modalidad que adopte.

Se verá que no se trata de una temática solo del envejecer. Un abuelo puede habernos marcado en
nuestros ideales. Puede habernos legado representaciones de la vejez y la muerte.

La abuelidad trasciende la función de envejecer, desde el momento en que , si bien no todos


llegaremos a ejercerla, todos estamos atravesados por ella en la estructuración de n nuestro
psiquismo. El lugar que ocupan nuestros abuelos en nuestra historia y específicamente en nuestra
historia edifica, está dado justamente por su función de abuelos y por lo tanto padre/madre de
nuestro padre/madre y es a través del modo en que la cumplen que dejan en nosotros su impronta.

Los modos de la abuelidad

De cómo se hayan ubicado en su función de padre/madre nuestro padre/madre dependerá que la


función de abuelo sea lograda o fallida, dando lugar, en este último caso ( fallida) una abuelidad
patológica, que se transmitirá en malestares familiares y adoptara diversas manifestación
sintomáticas.

Diremos que las patologías de la abuelidad se corresponden con la patología general de envejecer,
es decir, los aspectos narcisistas no atravesados por la castración , siendo la abuelidad una de las
facetas en que este modo de envejecer se expresa.

El abuelo juega con los nietos cuando hay una abuelidad sana. Hay intercambio . Goce compartido
intergeneracional. El nieto despierta en el abuelo su niño dormido y este le otorga un tiempo que los
padres no tienen para darle.

El niño crece y sigue si camino y el abuelo queda en otro plano.

Muchos abuelos quedan nostálgicamente adheridos a la infancia de sus nietos , lo que indica que no
pudieron acompañar su crecimiento. Se puede decir que son artífices del olvido que padecen se
olvidar de vivir y de seguir creciendo con ellos.
El envejecimiento requiere seguir avanzado en el camino de la vida, aprendiendo nuevos códigos de
comunicación. Estar dispuesto a soportar los cambios en sí mismos y en los otros, las diferencias
entre sus expectativas y sus logros, tener algo interesante para dar y recibir.

Se olvidan del viejo es, en parte, porque el deja de hacerse notar

Que la n nieto recuerde al abuelo de la infancia significa que no hubo más adelante algo compartido
que lo haga recordable.

Si a los viejos se les hace difícil la subsistencia y tienen que seguir peleando e un lugar en el mundo
laboral y familiar, que lo logren va a depender de que tanto el entorno como ellos mismo entiendan
que un abuelo tiene un función para lo cual es irremplazable.

Dos modalidades de abuelidad:

Patológica y normal

Hemos visto que hay diversos modos que adopta la abuelidad entre muchos otros , que podrán
variar de acuerdo con los cambios socioculturales que modelen.

Hoy cuando la abuela es convocada como portadora o vientre sustituto de su nieto. Ya acarrea
cuestionamientos sociales y sin duda profundas revisiones edificas.

Un eslabón más en la cadena

Lo que la abuelidad sea reconocida como funciona y sea lograda, es que quien ocupa ese lugar haya
podido realizar la operación simbólica de situarse como padre madre de un padre madre. Es decir
que haya podido no ceder, sino hacer lugar a que se reproduzca en su hijo hija la función paterna
materna ubicándose como un eslabón más en la cadena generacional.

Una cosa es la función biológica de procrear y otra es la función materna paterna..

La abuelidad es en realidad la realización plena de la paternidad su punto culminante aunque no


culmina.es la que la instituye como tal, es decir castrada. Por eso podríamos decir que la abuelidad
es la función paterna materna elevada al cuadrado.

La condición que cumple el abuelo, de antecesor marca que el padre se inscribe en un orden, que no
adviene por generación espontanea, que no es el primero ni el unico.la abuelidad reafirma al abuelo
en su lugar de padre. Porque también a él le marca que no es el último ni el único.

Piera aulagnier" el deseo del padre catectiza al niño. No como un equivalente fálico. Si no como
signo de su propio padre no lo ha ni castrado ni odiado. A este precio el padre reconocerá que
morirá. No a causa del odio de su hijo ni para ser castigado por su odio hacia su padre, sino a causa
de que, al aceptar reconocerse como sucesor y reconocer un sucesor, acepta legar en un momento
su función a este último. A través de su hijo. El padre catectiza es el sujeto futuro que, al ocupar un
lugar análogo al suyo en el registro de la función. Le ofrece un reaseguro en lo referente a su función
paterna y a su rol de transmisor de la ley.

La caída de los dioses

El abuelo contribuye a que el nieto simbolice la función paterna materna porque permite ver que el
otro del otro es, carente , se deteriora. Muere , no puede usurpar lugares.

Es la función que ubica en su lugar la función paterna porque marca al nieto los límites de su padre :
su condición de hijo al mismo tiempo que padre, para esto es necesario que sea reconocido como
padre madre por el abuelo. Entonces el nieto entiende que el padre no es omnímodo, que no legisla,
que no instituye la ley, sino que es un transmisor más, lo mata simbólicamente ayudado por la
función del abuelo.

Significación del nieto

Esta identificación de abuelo nieto es indicativa de que imaginariamente, ambos están ubicando al
padre como castrador sin más, amo de la ley y no su agente. De ahí la complicidad y la rivalidad.

Cuando se logra simbolizar la vigencia de una ley que trasciende sus actores, el abuelo acata que su
vínculo con la nueva generación esta mediado " su nieto es la recompensa por haber pasado de ser
padre muerto , lugar de sustitución , para el hijo"

Una vejez normal

Cuento del viejito que sale a caminar y se encuentra con cosas buenas y malas del envejecer pero se
lo toma de buena manera , tomando las cosas buenas y malas de envejecer y adaptándose a la vida.
Recordando de manera saludable su pasado si n quedaras en el

Aida bortnik logra desarrollar una descripción acabada delo que es una vejez normal. En primer
lugar, es un viejo que se adapta a la disminución de su rendimiento físico; camina despacio, pero
tiene menos apuro y le gusta disfrutar del solcito

Un viejo normal es aquel que puede compensar pérdidas con ganancias no todo es perdida en la
vejez las mismas limitación hacen que se pueda disfrutar de cosas que no se podía o no se sabía
disfrutar en etapas anteriores.

Esta actitud de un viejo normal podemos cotejarla con otro viejo Mauricio. Que en el geriátrico trata
de rehabilitarse de la caída que lo dejo rengo. Dice sufro mucho porque no puedo llegar primero es
una alusión directa a una autoestima que solo se sostiene en tanto grandiosa. Estas personalidades ,
asentadas en el narcisismo de llegar primero ( y si no no eres nada)

Se suele decir que la vejez produce heridas en la autoestima,

Vemos en este viejo de la plaza, se siente desestimado por los viejo pero sabe que la vejez no está
muy prestigiada en esta sociedad. Pero encuentra medios en el presenta para recomponer su
autoestima. No necesita recurrir a un pasado idealizado que lo instalaría en un posición nostálgica, él
tiene su proyecto diario (sujeto deseante)que organiza su vida. Se conecta con el medio ,

Punto de vista funcional

Ser funcional a pesar de los límites, deberemos entender al cuerpo desde una perspectiva subjetiva.
El deterioro es propio de un sujeto la que hay que escuchar de modo de poder incluir no solo como
el individuo se siente frente a su impedimento y por extensión como ese impedimento interfiere con
su rutina vital, sino , además como ese sujeto está implicado en su deterioro y en su modo de
llevarlo.

Concluimos entonces que un viejo normal no es necesariamente un viejo sano. Es un viejo que está
en condiciones de hacerse cargo de su salud y de su enfermedad a pesar de su patología, sus
funciones no están impedidas.

No quedarnos con la enumeración de patologías, lo cual n os llevaría a confirmar que la vejez es


sinónimo de enfermedad, se trata de poder determinar en ese viejo hay un sujeto que , aun así ,
funciona.
Todos, a cualquier edad , soñamos despiertos. La diferencia , en la vejez normal, es que ese ensueño
diurno se nutre en gran parte del pasado pero de un modo placentero no nostalgias. Esa función de
sus reminiscencias, que , reconectadolo con sus afectos, le permiten ir reescribiendo su historia y
sostener así su identidad. Esos recuerdos son los referentes de sus distintas etapas vitales: son su
cosecha, sus seres queridos no están totalmente perdidos. Puede elaborar el duelo

Identificándose con los viejos de su niñez, recuperando su recuerdo, se ubica en continuidad con un
legado generacional. Pero de repente se sorprender con un recuerdo inesperado, que le causa dolor.
Hay duelos que son patológicos: son más difíciles de superar.es lo que puede suceder con grandes
pérdidas.

El rapiditamente puede reconectarse con su presente con su realidad. Pero la realidad no ayuda al
viejo a superar las depresiones si no lo reconoce en sus necesidades en su déficit ni en sus
posibilidades , total a su edad es la discriminación y es el prejuicio, aun de los profesionales.

Un viejo normal es el que no asume ese lugar que se le adjudica y que es capaz de pensar ese
estúpido pero aun así no deja de acusar el golpe y la angustia se manifiesta en su cuerpo: son
habituales, en la vejez, las manifestaciones psicosomáticas.

Un viejo normal es aquel que puede reconocer sus angustias y que cuenta con recursos para
superarlas.

Respecto de la muerte, un viejo normal está preparado, no le desespera e incluso elige el modo en
que quisiera que suceda.

y la vida le plantea situaciones de cambio: de costumbres, normas valores: cambio cultural frente al
cual un viejo normal puede reflexionar, tomar partido a favor o en contra pero que no reivindica un
supuesto privilegio por ser viejo, admite las diferencias generacionales y es capaz de autocrítica.
Puede criticar y criticarse.

Para que el dialogo intergeneracional pueda sostenerse, para que sea gratificante tener un abuelo,
es necesario que el viejo se valore, y sea valorado, sea escuchado, pero también que él sea capaz de
valorar lo nuevo, de reconocer los propios límites, y los del tiempo a que él le toco vivir, a fin de que
un interlocutor joven se disponga a escuchar la voz de su experiencia.

se trata de un beneficio mutuo: esta circunstancia favorece en el viejo a la aparición de las


reminiscencias... recuerdos evocado con placer que ayudan a elaborar el duelo por la vida pasada...
al contar con un destinatario joven a quien pasar la posta

Vejez pato

cuando el dedo acusador comienza a increpar a los jóvenes, solo puede provocar zozobra,
desconcierto y malestar, es pasar a una actitud querellante que fomenta la lucha intergeneracional,
al ubicar a un enemigo imaginario los jóvenes como causante de la herida narcisista que suscita en
estos casos la vejez adquiriendo así el carácter de duelo patológico, con su característica nostálgica

Si se piensa que todo pasado fue mejor y que del futuro no s puede esperar nada bueno, es porque
se vive un presente abatido. Apuntar los dardos contra los juveniles es la actitud típica de la posición
nostálgica quien fracaso en sus propios sueños. Trasmite desesperanza en el discurso característico
de las actitudes autoritarias; nosotros o ustedes siempre o nunca todo o nada.

Establece una relación de rivalidad que supone que el saber del otro aniquila el propio saber,
desconociendo que el saber, así como el poder nadie lo tiene.
El daño que le producen las actitudes de desapego, de alejamiento desconfiado, a diferencia de
aquel que se acerca si prejuicios, que se interesa en él, quien apela a su saber, a su experiencia,
ubicándolo en función de abuelo.

Encuentra alguien a quien transmitir la herencia cultural. Hay un cuidado por los que lo continúan y
ahí esta puesta también su esperanza. Esto es precisamente lo que permite aceptar la muerte: en el
sentido de la trascendencia. Porque puede ubicarse como un eslabón más de la cadena de las
generaciones( lo cual habla de un narcisismo que soporta estar atraviesa por la castración es decir
por el límite)

El sentido de la re-creación

Actividad con sentido propio, deseo puesto en acción: si aceptamos reconocer en el viejo un sujeto
activo: deberemos desechar tanto las actitudes de sobreprotección que favorecen la dependencia y
el sedentarismo como el estímulo maniaco de la actividad, que es , en realidad, otro no de no
escucharlo.

La actuación preventiva deberá tener en claro que no se trata de fomentar el "se puede todo", para
contrarrestar el " no se puede nada" se trata de incorporar el ¿ qué se quiere ? y el cómo se puede ?,
propiciando para esto actividades de autogestión que promuevan el cuestionamiento en conjunto , a
fin de contrarrestar la tendencia actual de nuestra cultura en desmedro de la reflexión, que no
facilita la toma de conciencia de los limites o del gran limite.

Ir poco a poco aceptando la vejez, anticiparse de que va allegar, no se puede evitar sino transitarla
de la mejor manera, tomando los recaudos necesarios en cuanto a forma de vida, ejercicios físicos,
mentales , estéticos para seguir manteniéndose vital

La vejez no se acepta cuando se pretende imponerle un comienzo, cuando se la decreta como el fin
delas posibilidades, como la explosión o la auto expulsión de los ámbitos de la juventud, entonces
provoca rechazo y abatimiento y depresión

esto es lo que sucede habitualmente en relación al sistema jubilatorio llamado el garrote por su
efecto traumático que impera en nuestro medio y que al imponerse a una edad fija determinada,
transforma, en aquellos que no pudieron realizar una preparación gradual , lo que debería haber
sido el premio por una vida de trabajo, en un castigo , se trata de un sistema inhumano porque las
personas no están regidas solo por la cronología del desarrollo biológicos no que además están
determinadas por las leyes de la cultura y motorizadas por algo peculiar al sujeto: su deseo el cual no
puede ser anulado por decreto.

El deseo puede pervivir en la vejez porque las intenciones humanas trascienden las funciones
biológicas al no haber objetos fijos predeterminados que satisfagan el deseo humano. La búsqueda
se renueva constantemente .

¿ Que se espera del viejo?

Una vida vivida para el cumplimento de funciones es, según castoradis, propia de un viviente, no de
un humano, un viviente que se limitara todo su vida a cumplir las funciones que se esperan de el
desde un otro, dejara de funcionar cuando pierda ese motor externo, el objeto único que
conformaba su mundo y satisfacía sus necesidades.

Seguir manteniendo un funcionamiento normal en la vejes, es decir, darle continuidad a la tarea de


hacerse humano hasta el último suspiro , va a depender entonces de la riqueza del mundo a
funcional dl sujeto que envejece , de su capacidad recreadora. Riqueza que le permitirá seguir
sosteniendo su proyecto autónomo, seguir siendo permeable y lucido respecto de sus deseos y
actuar en consecuencia y en tanto sujeto reflexivo poder cuestionar el imaginario social de su época.

Un envejecer normal significa sencillamente que la vida fue vida humana y sigue siéndolo, porque la
perdida de algunos motores externos, la disminución de funciones, las zancadillas sociales. No solo
no anularon sino que en algunos casos pusieron en marcha la imaginación radical.

¿Cómo prevenir?

Como hacer para evitar que la vida, en el envejecer se vea despojada de sentido o para devolver el
sentido y evitar que se vaya animalizando , en un cambio regresivo de angostamiento del mundo
representacional.

El trabajo preventivo en aras de una vejez normal deberá permitir anticipar desde edades más
jóvenes la elaboración que posibilite un envejecimiento gradual y que evite la irrupción siniestra de
lo que se pretendiera mantener oculto.

Podrá superar la herida en la autoestima que plantea el envejecer que supo desde el vamos que el
goce de la completud estuvo desde siempre perdido. La convicción de la muerte propia le otorga el
inevitable sello de la incompletud de la vida. Que aun así desea ser vivida.

Continuar siendo interesante para sí mismo reencontrar riqueza internamente con un dialogo
renovado con aquello y aquellos que nos fueron nutriendo de vivencias placenteras que al
recuperarlas por la memoria justifican y vuelven soportables las penas vividas.

Esto implica un trabajo de compensar pérdidas con ganancias lo cual supone que la aceptación de
faltas y ausencias promueve la recarga de nuevos objetos o nueva recarga de los viejos.

Un trabajo de enlazar el pasado presente y futuro, de reescribir la propia historia resinificándola a


partir de un presente que a fuera de menos trabajos.

Si somos capaces de cuestionar en nosotros mismo la imagen con que nos figuramos a los viejos, y
nos detenemos a escucharlo y ponemos a jugar nuestra imaginación radical con la de ellos para
idear maneras de seguir creando sentido, estaremos recreando nuestras propias significaciones
transformando nuestro mundo humano a partir de lo que la vejez nos anticipa.

Solo si somos capaces de prevenir en nosotros mismo un envejecer patológico, revisando nuestra
condición humana,. Podremos comprender en que consiste la tarea preventiva en el envejecer.

¿Se envejece como se ha vivido?

Generalmente, que la vida en la vejez pierda su sentido tiene que ver con toda una vida sin sentido

Lo que está puesto en juego en un sano envejecer, desde un punto de vista subjetivo, es no
defraudarse a si mismo. No vivir una vida falsa , de no aceptación, fantasiosa. Negación.

En este sentido la vejez es un revelador de verdades porque llega mejor parado a la vejez, quien es
capaz de enfrentarse a su propia inconsistencia, quien es capaz de soportar la incertidumbre del
vivir, quien tuvo recursos para encontrar salidas creativas frente al desamparo que a todos, de una
u otra manera ,nos atraviesa

Y esto es precisamente de lo que trata nuestro trabajo preventivo : crear espacios en los cuales las
personas ya desde la mediana edad y en distintos estadios del envejecimiento, pueda reflexionar,
concientizarse e intercambiar acerca de cómo estas cuestionarlos atraviesan.
Factores de riesgo psíquico

El deterioro. Cualquiera que sea. Así como los duelos la viudez , la jubilación, la sexualidad , muerte
son temáticas que requieren un espacio de escucha.

Nuestra tarea consiste en acompañar este auto conocimiento, nos permite detectar los factores de
riesgo psíquico, es decir factores de personalidad que inciden en un mal envejecer y que se
manifiestan a través de puntos claves, como ser:

La posición de dependencia, cuando se vive toda la vida sosteniendo o sostenido a un otro, al perder
este único bastón se precipita la caída. Requiriendo un bastón material.

La posición frente al bastón y todo tipo de prótesis

Detectar el funcionamiento de todo o nada

Detectar posiciones nostálgicas

La falta de maleabilidad la rigidez

Aferrarse a una identidad estructurada yo soy así

La falta de proyectos

Modos narcisistas de ejercer la sexualidad.

Lo que intentamos prevenir es el colapso de nuestro narcisismo en el envejecer, pues ese el punto
en que la vejez nos toca: es decir, actuamos en lo que a prevención primaria se refiere, en el pre-
colapso, cuando detectamos que hay condiciones de riesgo de que ese colapso se produzca y
apostamos a la posibilidad de cambio a tiempo.

Que no se caiga en la generalización de considerar a todo viejo, simplemente por serlo, en situación
de riesgo y se pretenda, por lo tanto, invadir y torcer el curso de sus deseos.

La detección de la demanda oculta,atraves de la escucha

Pero no solo demanda de prevención, sino también de tratamiento, cuando el colapso es inminente
o ya está instalado, con sus manifestaciones típicas del envejecer: las depresiones, las demencias,
caídas y recaídas frecuentes, que nos están indicando que la vejez es vivida como caída
Capítulo 3 vejez normal.

Modelos de salud y enfermedad Singer

La vejez se ha transformado, en las últimas décadas, en una etapa vital de la evolución humana.
Hace años solo podía pensarse como el anuncia de que devenía un tiempo limitado para vivir y llegar
a viejo era algo excepcional. Hoy, los avances de la medicina han prolongado el promedio de
duración de la vida humana y esto hace necesario plantearnos la vejez como una nueva etapa
vital.es el porvenir de los hombres.

Tener en cuenta la edad cronológicamente siempre es un parámetro interesante para significar la


normalidad o anormalidad de alguien. La manera en que un paciente se piensa en relación con su
edad y como la vive no está ausente de su discurso ni de la dirección de la cura.

Con el paso del tiempo, las paredes del yo parecen aumentar su espesor, disminuye la entra de
estimulaciones exógenas y endogenas.en encuestas realizadas revelan una mejoría de los síndromes
ansioso fóbicos, efectos atenuantes de la vejez sobre los obsesivos, disminución de las conversiones
de los histéricos. Es decir, parece ser que la vejez actúa en gran número de casos como un factor
tranquilizante.

A veces, alguna perdida la que esta edad está sujeta actúa produciendo quebrantos narcisistas.
Otras, los desapuntalamientos violentos en las relaciones intersubjetivas o transformación que
ocurren en el macro contexto, provocan rupturas en caracteropatias estabilizadas en la madurez de
la vida. Aparecen así dolores psíquicos y desequilibrios que provocan síntomas que en poco se
diferencias de celebres pacientes de Freud.

Voy a plantear un modelo del trabajo psíquico a que estamos obligados cuando la vida empieza a
avanzar apresuradamente en el tiempo, centrándonos en la problemática ideal y las vicisitudes de la
estructura edifican.

La subjetividad se apoya, se sostiene y se modela en los grupos el cuerpo, y el aparto psíquico y


cambia con el paso del tiempo. si bien el sujeto psíquico es tal por estar sujetado, a pesar de él, al
orden inconsciente de la realidad externa, no se distingue por la diferencia que establece en relación
al lugar que ocupa y la representación que tiene de ese lugar y de esta relación en connivencia con el
lugar que desearía ocupar. La subjetividad deberá sus tensiones y movimientos a ese parámetro
intersubjetivo. Los apoyos en juego y sus movimientos lo harán pendular y desplazar su posición en
diferentes momentos de la vida.se determina entonces la activación de cadenas representacionales
y zonas de la trama identificadora. Sentimientos de pertenencia, ajenidad o inclusión disparan
encadenamientos significantes que proveerán de sentido o a veces lo quebraran. Se cristaliza así en
un momento sobre una especie de hojaldre de identificadora contradictorias. Una unidad que
constituye un perfil determinado en función del sentido que para el sujeto adquiriendo los
acontecimientos.

Describe dos posiciones que transita la subjetividad y que dependen de un tiempo lógico y no
necesariamente cronológico.

El síndrome de Dorian gray o el riesgo de desinvertir.

El sujeto que envejece transita una posición especialmente compleja y conflictiva, ser padre de los
demás jóvenes e hijo de los más viejo coloca en un lugar difícil de sostener, que obliga a un arduo
trabajo elebrativo.
El padre es aquel que en una época lejana se ha fantaseado matar , y el hijo propio aquí que
fantasea la muerte de uno. Este n nuevo lugar, la muerte esta doblemente presente. La reactivación
de la tragedia edipica en doble versión, con dos lugares simultáneos es puesta en marcha por la
necesidad de hacer el duelo por la existencia de un buen padre eterno que nos permitirá
sostenernos también en el lugar del niño eterno. Ahora el duelo se torna inminente . Anuncia la
llegada del envejecimiento propio. La infancia y sus delicias parece ya pérdida definitivamente

Estas fantasías de muerte solo pueden ser excluidas si se establece una conexión entre la
transmisión de la ley y aceptación de la muerte. será entonces necesario que sean reemplazadas por
el deseo de que el hijo llegue a ser quien satisfaga de alguna manera sus deseos irrealizados, y no
aquel que lo arranque de su lugar si no alguien a quien se le da el derecho de ocupar lugares
semejantes y ejercer sus mismas funciones.

Una complejidad mayor se agrega cuando el envejeciente ocupa una nueva posición en la
estructura familiar, la del abuelo. Rol que confirma simbólicamente a los padres y en el lugar de
tales.

Mientras la realidad psíquica debate y lucha desde diferentes posiciones de la tragedia edipica, la
mirada se detiene, en el espejo. Allí la fecha del tiempo se clava en la imagen: una cana, una arruga o
unas mejillas no tan tersas hacen crujir el yo ideal que se fisura y tras las grietas del espejo, aparece
todo aquello que tuvo que ser dejado de lado, puesto en negativo, para poder instituir a su
"majestad, él bebe “momento de instauración del yo ideal. Su trono vacila, en ese instante, el sujeto
cree que es puramente censo perceptivo lo que en realidad es la mirada social. No ha visto, sino que
ha mirado, posicionado por el discurso del conjunto que hasta ahora lo conformaba y lo aturde y
enceguece. Enfrentado al yo maravilloso y omnipotente. Hoy aparece un yo que retrocede
horrorizado por un estremecimiento que lo sobrecoge desencadenado por una cana, una muela
menos o las arrugas.

Recordemos que alrededor del primer año de vida , ver a un niño sonreír contento junto a su madre
frente al espejo informa que ha construido una imagen de sí que unifica todas las experiencias
placenteras, marcando un cambio cualitativo en su estructuración como sujeto. Adquiere así la
medula sobre la que se establece la representación que tiene de sí mismo y que posteriormente
procederá con las identificaciones secundarias. Queda así establecido un yo ideal" su majestad". Hoy
el espejo no devuelve la imagen esperada. En su lugar aparece otra que provoca una inquietante
extrañeza, irritante tensión psíquica derivada de la falta de coincidencia entre esa imagen que
aparece y la que de sí mismo se tiene.

Si bien es la fantasía de inmortalidad la que, al ser cuestionada , desencadena este proceso, quedan
en el involucradas todas aquellas de omnipotencia, de completad y de perfección.

Caído el yo ideal, aparece su negativo , el yo horror, lugar donde cristalizan la aniquilación, la


indefensión , en fin, la castración radical de la muerte, estas fantasías inconscientes se filtran en el
yo ocasionado reacciones que oscilan entre los desagradable que consterna y lo horroroso que
desespera. El paso del tiempo ha generado desajustes ella identidad, la cual parece fugarse en el
espejo.

Esta tensión creada entre el yo ideal y su negativo , el yo horror-que emerge desde el espejo, desde
un video, una insolente vidriera o los ojos de los otros- se disuelve en las satisfacciones obtenidas
persiguiendo los ideales. Los proyectos en curso y un cuerpo que continua siendo una fuente de
placer terminan de hacer retroceder lo indeseable que estremece. Simultáneamente , la re
significación del paso, la consolidación del presente en toda su complejidad y la puntualización de
estrategias para organizar el futuro convergen en un intenso proceso elaborativo. Se instala con la
conciencia de finitud.

Son notables los reposicionamientos subjetivos. Aparecen replanteos de la vocación o incluso, de la


elección de objeto sexual; la gente se vuelve más tolerante con aspectos propios, escindidos,
reprimidos y aletargados y a veces por la extrema exigencia a la que el yo está sometido, más
intolerante con los demás. El desenlace exitoso de estos movimientos deriva en un fortalecimiento
del yo, mayor del superyó reordenamiento de los ideales y modificaciones en la representación de sí
mismo.

Las investiduras que ha realizado están adaptadas bien a la realidad externa y su capacidad
sublimatoria se ha mantenido intacta, hecho que constatara la buena salud de su ideal del yo que ha
ganado terreno al horror del yo. El registro del cansancio y la adecuación del tiempo son
fundamentales. Supone la renuncia a metas inaccesibles, producto de actitudes negadoras del
límite. Ahora está en mejores condiciones para elaborar perdidas, cuya frecuencia empieza a
aumentar.

b. el lugar y el legado del ideal.

Un nuevo movimiento sacuda la estructura edipica. La resolución del complejo de Edipo aseguro la
entrada del sujeto a un orden social y cultural a merced a la identificación con los padres de la
infancia que le permitieron encontrar un lugar.

Sabemos hoy que el lugar en la sociedad para el pre jubilado, jubilados y viejos es inquietante
restringido. y , cuando nos referimos a lugar, no hablamos de una residencia sólida que se encuentra
cuando uno adhiere a los sentidos de sus grupos, sino a algo que tiene que ver con la formación del
sí mismo y que existe en el despliegue afectivo del que se participa de una manera casi material, al
estar inserto en una trama vincular.

Estar en la intersección de interpelaciones deseantes que conminan, modelan y significan sostiene


nuestra identidad. Ser para sí y para los demás , obrero del deseo , posibilita el acuerdo con el ideal
del yo, relativizando el yo horror

A escasez de lugar lleva a realizar un trabajo psi. Una ley que sume en la angustia de desamparo por
la ausencia de aquellos padres que inexorablemente perdidos en lo imaginario por el debilitamiento
de garantes simbólicos de la realidad exterior, donde también pueden haber sustitutos vínculos con
la calidad de objetos únicos como el trabajo y la mujer amada. Un hoy significado por la presencia de
los otros y su relación con ellos. La cuestión que se plantea se centra en saber si la castración
simbólica, que a lo largo dela vida ha jugado con las dificultades pero también con logros , puede
nuevamente inscribir aquella omnipotencia que se juega en relación entre el yo ideal e ideal del yo,
dejando de lado en negativo el yo horror.

Para ello. El hombre requiere sentirse sentido y pensado por el otro, que en este periodo se genera
una sucesión de duelos a los que sobreviene una retracción de la energía sobre sí mismo. Estamos
en presencia de un duelo muy difícil de elaborar , que el penar por un yo que se va. La posibilidad de
ligar catexias que quedan libres por las pérdidas e investir n nuevos objetos que , sustituyendo a los
perdido devengan en fuente de placer va a determinar de las vicisitudes de esta etapa

Se genera así un círculo vicioso de incomprensión que puede llevar a la cronificacion y a la violencia
si esta situación se extrema. El equilibrio inter instancias comienza a desmoronarse, aplastando al
supero yo al yo que va también a aislarse intentando negociar con sus excitaciones. El sujeto se
vuelve intolerante e intolerable.
Narciso domina a Edipo que queda irremediablemente perdido, y en vez de la sabiduría se instala
una vida de caracol. La ausencia de los otros precipita la vida pulsional y las excitaciones comienzan
a circular libremente locas por haberse quedado sin objetos, lastimando el suceder psíquico y
desembocando algunas veces en la temida demencia, verdadera autolisis del yo subiendo al horror.
Para sufrir así y antes de saber que la vida se escapa como se escapan los otros es preferible perder
la razón.

Se impone a que la formulación del legado y sus inscripción en el proyecto vital. Las mitologías, la
religión y las ideologías brindan argumentos que asisten con su simbólica para mentalizar esta
situación. La relación con el ideal del yo será puesta en manos de los sucesores, brindando
continuidad al yo más allá del fin de la vida y posibilitándole sentirse existente en el campo del
deseo.

Ver y vivir la ancianidad , hacia el cambio Margaret maed

Enmarca a la sociedad tradicional dentro de las culturas post figurativa. Es decir, en aquellas
comunidades en las que el cambio social es lento e imperceptible, donde los conocimientos sociales
tienden a ser estables y a durar por varias generaciones. O sea aquello que sabe el abuelo servirá al
nieto y sucesivamente a sus descendientes.

En las sociedades post figurativas no existen instituciones especializadas responsables de la


trasmisión cultural , sino que recae en la propia comunidad y específicamente en el rol de los
abuelos. Los mayores ocupan un lugar dentro de la sociedad porque son los custodios de las
tradiciones valores y sabiduría que hacen a la supervivencia del grupo. Es por eso que la memoria
social es la clave para la subsistencia hecho que no implica otros procesos de tradición intercambio
con otros grupos predomina la tradición y lo nuevo s inscribe en el tiempo pasado.

En cambio en la modernidad los encargados de transmitir la sabiduría son las instituciones sociales
dependientes del estado para garantizar la educacion.por lo tanto las comunidades dejan de
pensarse en relación al pasado y comienzan a pensarse en función del porvenir.

En la modernidad lo aprendido cobra relevancia sobre lo elevado, esto resiente el valor de las
posibilidades de transmisión generacional , a la vez que produce un cambio del rol con los abuelos.

La etapa de desarrollo cultural actual podría denominarse sociedades post figurativas, donde lo que
vale y predomina es el presente . Todo pasa rápido , por eso se sustituye y nada permanece.

Estos cambios han sentado las bases para la crisis que significa hoy envejecer, los roles que antes
estaban instituidos y a los que el sujeto podía acudir para posicionarse en una nueva etapa de su
vida han perdido vigencia. En la nueva categorización la experiencia ya no resulta valida.

La historizacion es el termino, que deriva de la psicología y de otras ciencias, que hace referencia al
modo en que la persona significa todos y cada uno de los hechos de su propia historia. Este proceso
brinda la posibilidad de incorporar cambios y producir nuevas elaboraciones frente a los
innumerables acontecimientos que acompañan el envejecimiento . Por lo tanto, contempla la
posibilidad de accionar de determinada manera como producto de la elaboración simbólica de cada
persona en el transcurrir de su vida.

El sujeto operara como su propio historiador e inventor al otorgar e inscribir sentido a todos sus
actos. El adulto mayor enfrente la tarea de resolver su existencia en función de dos aspectos
distintos. Uno previo: todo el bagaje proveniente de su recorrido por la vida y el otro: el actual. El
hoy contempla sus deseos, aspiraciones y nuevas presentaciones sociales acerca de envejecer y
reconoce lo que ha logrado y aquello que no. por eso, el envejecimiento es un momento de revisión
de elaboración y de otorgamiento de nuevo sentido o transformación de aquellos que se habían
adjudicado previamente.

Según la denominación que otorga la psicologia,el "yo" el actor del proceso de historizacion y de
transformación que construirá el sentido de su vida. Su tarea será, precisamente, la de transformar
todos los fragmentos que le ofrece su memoria en una construcción histórica que le otorgue un
sentido articulador, con la intención de brindarle continuidad temporal a su existencia, solo con esta
condición podrá anudar lo que es a lo que ha sido y proyectar un devenir que conjugue la posibilidad
y el deseo de cambio en la preservación de su identidad. Sentir que sigue siendo el mismo. Singular
no transformable. Pero a la vez, con condiciones para reconocerse en la nueva imagen. Se trata de
un "compromiso identificatorio" que el "yo" establece entre lo que él desea y sus anhelos y los fines
y los deseos de los otros, donde el sujeto transitara en algunos principios de permanencia y aquellos
que cambia , construyendo su historia.

Los psicólogos denominan el proceso identificatoria a la construcción de una transformación basada


en el reconocimiento y la elaboración de distintos enunciados y sedimentos que quedan de cada una
de las experiencias de la vida, para posibilitar la concreción de un cambio, la resultante conformara
el modo de ser de sujeto. Se trata de una estructuración abierta.

Durante mucho tiempo se pensó que la estructura psíquica estaba determinada únicamente por las
primeras experiencias, sin embargo, aunque forman el sedimento y también el inicio de la fundación
del individuo, la historizacion produce transformaciones a través de la conformación del panorama
identificatorio. Este proceso inconsciente transforma lo inaprensible del tiempo físico en un a
temporalidad subjetiva. Que puede ser relatada atraves del lenguaje como natarrativa de vida.

Es que la identidad no es un concepto estático. Por el contrario, incorpora constantemente


novedades por q que el yo forma parte de una estructura que toma en cuenta la realidad y mantiene
al sujeto reconociéndose a sí mismo.

Esta doble función del yo por un lado historiador por el otro guardián que colabora con que el sujeto
siga siendo el mismo, a su vez tiene la tarea de conexión con el mundo y la relación con los otros.

Para el adulto mayor implica un desafío doble;: buscar y crear respuestas a la problemática que
provienen de su historia y también ser y permanecer reconociéndose a través de los cambios.

El cambio cultural en los orígenes de la modernidad

El modo de organización social estructurado mediante roles asociados a la edad cronológica, hizo
que esta adquiera un valor de la edad social. Diferentes momentos de la edad cronobiológica
pasaron a tener valores sociales diferenciados. La conocida afirmación de que hay una edad para
cada cosa es la condensación en el sentido común del isomorfismo entre edad y roles sociales. Las
instrucciones de la naciente sociedad moderna se organizaron según la edad lógica de la
estratificación etaria .

Habla sobre culturas post figurativas como es el cambio , del conocimiento, el valor de la sabiduría y
el lugar de los abuelos o sabios.

En la cultura actual actual este tipo de configuraciones de intercambio cultural es producido a través
de la resistencia de los grupos sociales a situaciones de migración o de conflicto cultural, de igual
modo, la situación de relativo privilegio de las personas mayores no implica que las relaciones
intergeneracionales estén libres de conflicto con la generación de los adultos.

Si hay una cosa para cada edad, el orden moderno no pudo encontrar un lugar y un espacio univoco
y universal para ubicar a las personas mayores. en el horizonte de las sociedades occidentales
urbanas de mediados de siglo veinte comienza a producirse un fenómeno novedoso para las culturas
conocidos las edades marcan limites intangibles pero reales que no solo separan y segregan a las
personas entre sí, sino que favorecen su agrupamiento en función de la pertenencia a la misma
categoría de edad. El reticulado social de las instituciones disciplinarias modernas promueve el
encuentro interacción entre pares y acota los espacios para el intercambio intergeneracional.

Estos elementos son los que definen el modelo que maed llamo cultura cofigurativa a las que
caracteriza como aquellas en que el modelo prevaleciente para los miembros de la sociedad residen
en la conducta de sus contemporáneos. El propio de este tipo de culturas es que cada generación
considera natural que sus modos de estar en la sociedad difieren de la generación precedente. La
base de las sociedades cofigutaritvas es la creencia de que es necesario incorporar a la sociedad a
grupos numerosos de adultos criados en condiciones distintas y con proyectos diferentes.

En los intercambios entre los miembros de los grupos sociales cobra relevancia lo aprendido por
sobre lo heredado. Por ello,. Al interior de las familias uno de los roles transformados por esta
dinámica es el de los abuelos.

Las formas de la sociedad cofigurativas se vinculan a los desplazamientos de la n nuevas


generaciones las migraciones los cambios recurrentes de trabajo. En su forma más moderada el
abuelo no tiene una actuación relevante en la transmisión y formación de sus nietos. La
manifestación extrema de la segregación de las personas mayores se materializa en la aparición de
los asilos, hogares y geriátricos como instituciones de separación y exclusión. En el plano social, la
jubilación representa el mismo mecanismo de segregación de los abuelos del ámbito familiar.

En las sociedades cofigurativas, las brechas generacionales devienen fronteras que segregan y
separan a las generaciones entre sí.

En la modernidad tardía se produce en un aumento de la dependencia externa para poder articular


procesos de re conocimiento personal. La sociedad del conocimiento impone la necesidad de
aprender en todas las edades. Deviene así en sociedad del aprendizaje permanente, en el que las
generaciones pueden enselasarse entre sí. Los mayores pueden aportar su experiencia a los jóvenes
y estos pueden colaborar con la enseñanza de los nuevos códigos y herramientas de la era
tecnológica digital. La asimetría entre generaciones se vuelve difusa y multidireccional.

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