La educación es el medio de defensa más grande que tienen los seres
humanos, es el medio donde el hombre se siente libre en todos los sentidos, ya que puede expresarse sin temor a expresar sus pensamientos, la educación inicial es el momento adecuado para empezar a formar la ciudadano que se quiere tener dentro de la sociedad, es por eso que la educación debe contribuir a que las personas estén conectadas a su tiempo y espacio, conozcan su territorio, su contexto, su historia, su diversidad cultural.
En ese sentido, los espacios y procesos de educación informal, no
formal y formal deben estar estrechamente relacionados, siendo promotores de culturas y saberes, investigación, enseñanza y extensión, contribuyendo así para transformaciones hacia horizontes de justicia económica, social y ambiental.
En este trabajo desarrollaremos planificación, mediación y evaluación
emancipadora y humanista de la educación maternal, como desde la educación inicial se empieza a formar el ciudadano que queremos en esta socidad tan compleja. La educación emancipadora busca formar ciudadanos con valores y principios humanistas y socialistas, trata de lograr la trasformación del hombre para convertirlo en un hombre nuevo, un hombre con valores de cooperación, solidaridad y respeto desde sus cimientos, es por esto que la educación debe de establecer bases solidadas que permitan formar al nuevo ciudadano que se necesita en esta sociedad tan compleja.
Para poder conseguir esto se debe de realizar una planificación,
mediación y evaluación emancipadora y humanista de la educación maternal, porque en la educación maternal primero porque es aquí donde el individuo empieza a conocer el sistema educativo institucional, aunque la idea es que todo el sistema educativo en todos sus niveles implante el sistema educativo emancipador.
Ander-Egg (1995) define la planificación como un
"...proceso de elección y selección entre cursos alternativos de acción con vistas a la asignación de recursos, con el fin de obtener objetivos específicos sobre la base de un diagnostico preliminar que cubre todos los factores relevantes que pueden ser identificados." (p. 37). Por esto antes de realizar alguna actividad se debe de realizar una planificación con todos los recursos disponibles para poder lograr el objetivo principal que es llegar a una meta segura y tangible.
Es así como el nivel inicial es un proceso dinámico que parte de la
necesidad de una intervención educativa activa, planificada e intencional, con el objeto de asegurar los aprendizajes significativos para el desarrollo integral del niño. De ahí que la planificación considere elementos básicos, como son:
El niño en su desarrollo y su aprendizaje.
El contexto educativo donde ese niño se desenvuelve. El entorno familiar y comunitario del niño.
Es de estos elementos donde en la planificación de la educación inicial
se desprende otras variables (estrategias formales – estrategias no convencionales) y la planificación del docente, las cuales se pueden realizar a través de planes y proyectos.
Es por todas esta razones que de la planificación educativa se debe
considerar como un principio del proceso de enseñanza, este paso es el primero que se debe dar para anticipar las acciones a desarrollar en una tarea de cualquier naturaleza.
Los otros elementos que se deben de toma en cuenta es la mediación y
la evaluación, todo mediador establece propósitos y estructura de manera consciente, es decir, configuraciones didácticas: planes, objetivos, contenidos, estrategias, instrumentos de evaluación y recursos, con el fin de propiciar efectos en la tríada Persona-Acción Pedagógica-Ambiente. La intencionalidad en el mediador implica preparar un ambiente de aprendizaje, compartir significados intersubjetivamente que generen conflictos e instalen puentes entre lo que ya se conoce y lo que está por adquirirse. Por tanto, se trata de develar la intención pedagógica que conlleva a asumir la condición de un estratega que planifica de manera anticipada, considera secuencias de desarrollo y aprendizaje, organiza, selecciona, crea, adapta recursos y, consecuencialmente, potencia el desarrollo y el aprendizaje.
La mediación supone una participación guiada, que permite la negociación
entre los significados infantiles y los de los adultos significativos. El modo de proceder de un mediador anticipa los conflictos que pueden presentar los niños (as) y los propicia a través de la interacción, la mayéutica, el diálogo; así, el lenguaje se constituye en un instrumento psicológico, pedagógico y cultural. Este proceso implica la construcción del saber en permanente continuo con el placer, entendiendo esta totalidad como la atmósfera estética que todo conductor- mediador debe propiciar para generar un tono afectivo y un ambiente agradable en el que la función lúdica esté presente, por tal razón un mediador consciente avanza en su madurez profesional y esto se expresa en la productividad que permita fortalecer su acción educativa y es por esta razón que cumple con los procesos claves para la mediación que son:
a) Evaluación Planificación. b) Acción Pedagógica. c) Creación de Recursos Didácticos.
Estos procesos no se suceden en el vacío, ni en solitario, se fundamentan
y responden a una postura teórica, que en este caso coinciden con las premisas del constructivismo implícitas en los componentes del currículo: perfil dinámico del niño y niña, áreas de aprendizaje, ejes integradores, ambientes de aprendizaje, estrategias de atención convencional y no convencional (espacios comunitarios), tiempo, espacios y otros.
En cuanto a la evaluación enmarcada en el proceso de mediación se le
asume como proceso dinámico, continuo y permanente que valora, analiza e interpreta, de forma integral y articulada, el desarrollo y aprendizaje del niño y niña, del mediador, de los ambientes y de otros elementos del currículo. Es una actividad inferencial, incluye la construcción de hipótesis que aproximan la comprensión de la realidad para su respectiva orientación y transformación. A su vez, es una parte diluida en todo el proceso educativo; por lo que es, en sí misma, un acto (o una sucesión de actos de aprendizaje).
La evaluación asumida como un proceso clave para la acción mediadora
supone, según Estévez (1998), concebir, observar y analizar las partes y funcionamiento de la realidad educativa como una unidad en su conjunto y en los diversos momentos del fenómeno pedagógico considerado como un todo. Esto implica que la práctica evaluativa de un contenido o proceso particular debe realizarse en conexión con todos los niveles y elementos del currículo, incluyendo la acción docente, el contexto, la calidad de los programas y por ende las políticas educativas o de Primeras Infancias que sirven de sustento o plataforma.
Esta concepción global permite valorar el desarrollo y aprendizaje para
orientar (no para comparar ni etiquetar) como procesos y resultantes de la interacción entre los factores de riesgo (probabilidades de afectar, amenazas biológicas, psicológicas, socio-ambientales) y los factores protectores (compensadores individuales, familiares, escolares, comunitarios). Más allá, la evaluación no se reduce a la detección de carencias, sino que aprecia fortalezas, oportunidades, concibe los errores y debilidades a la luz de las potencialidades, como un aspecto que invita a al cambio y a la innovación.
En este sentido, la evaluación parte de una postura teórica pedagógica,
que se distingue en su condición integradora y humanizadora, dicha evaluación tiene premisas importantes, tales como:
La evaluación integral articula entre sí los procesos y desempeños de
los niños y niñas en cada una de los ejes integradores y las áreas de aprendizaje con sus correspondientes procesos de desarrollo. La evaluación asume los procesos en su totalidad, por ello, los resultados constituyen sólo un momento del camino evaluativo. La evaluación considera los contextos específicos (contexto familiar, escolar y comunitario) y su influencia recíproca en el desarrollo y aprendizaje infantil. La evaluación integra toda la información proveniente de las distintas técnicas e instrumentos, fuentes, agentes y momentos de evaluación. La evaluación es aprendizaje, por tanto, se centra en el desarrollo potencial del alumno (a) y supone su participación activa en el conocimiento y construcción de sí mismo en interrelación dialógica con sus pares y docentes. La evaluación infantil se vincula con las acciones pedagógicas y/o mediadoras del docente, por tanto, el educador es sujeto y objeto de evaluación, su reflexión es propiciadora de ajustes y cambios en el proceso educativo, en función de los avances evidenciados del niño (a). Ofrecer oportunidades de los niños y niñas para aprender de sus aciertos y errores, contribuyendo con el desarrollo de la metacognición. Conocer las condiciones personales, grupales, familiares, comunitarias que facilitan o limitan el desarrollo y aprendizaje de cada niño (a), con la idea de enriquecer su proceso educativo. Ofrecer información a los padres y representantes sobre el desempeño de sus hijos, orientarlos e involucrarlos activamente en la formación integral de los mismos. Brindar información acerca de la actuación del docente y sus necesidades de transformación.
Los principios de la educación popular nos enseñan que la educación
debe ser dialógica, desde y para la promoción de relaciones horizontales con y entre educadoras/es y educandas/os, y desde pedagogías y prácticas promotoras de conciencia crítica respecto al mundo en que vivimos por tal razón se debe de educar para crear ciudadanos con valores, principios y sobre todo libres de pensamientos donde la cultura sea el escudo que los identifique. CONCLUSIÓN El educación consolida las raíces humana desde antes de nacer el ser humano, es por esta razón que la educación emancipadora debe considerar la relación intrínseca e inseparable entre la educación, el arte y la cultura, la cual debe reflejarse en los sistemas y centros educativos, de manera que sean reconocidos como centros culturales en donde múltiples manifestaciones no solo se expresan, sino que también se producen. El arte y la cultura también dialogan con el aprendizaje desde la alegría, la expresión, el juego, lo lúdico y la sensibilidad. REFERENCIAS
Deleuze, G. (2005). La lógica del sentido. Barcelona: Editorial Paidós.
Lo Priore, I. y Rubiano, E. (2005). Procesos Claves para la Mediación en
Educación Inicial y Primera Etapa de Educación Básica. Valencia-Venezuela: Universidad de Carabobo
Lo Priore, I. y Rubiano, E. (2009). Planificación y Evaluación. Valencia-