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Doctrina

Técnicas y principios aplicables a las sanciones


ambientales
Por Mauricio Pinto

SUMARIO:

I. Introducción.– II. El derecho sancionador ambiental.– III. La regulación de la


protección ambiental en la Argentina.– IV. El derecho penal ambiental en la argen-
tina.– V. El derecho contravencional ambiental en la argentina.– VI. Conclusiones

I. INTRODUCCIÓN sancionador ambiental y, a partir de allí, el contenido


del conjunto normativo que pretendemos analizar. Este
La eficiencia del régimen ambiental presenta diversos
concepto nos permitirá precisar la diversidad del conte-
condicionamientos. Uno de ellos, sin lugar a dudas, es
nido normativo de los preceptos que imponen sancio-
la existencia de consecuencias adecuadas y propor-
nes por agravios a las regulaciones ambientales, lo que
cionales que desincentiven las conductas que resulten
en el régimen vigente en la Argentina implica importan-
inconvenientes con respecto al ambiente como bien ju-
tes efectos competenciales y sustanciales, según la na-
rídico protegido.
turaleza de la norma sancionadora.
Tales consecuencias pueden surgir de mecanismos
A partir de tal desarrollo conceptual inicial será posi-
económicos que fomenten ciertas conductas o desa-
ble –primeramente– percibir la fuente normativa que
lienten otras en razón de su significancia ambiental. El
conforma el derecho sancionador ambiental, es de-
art. 8, ley 25675, refiere en este sentido al régimen
cir, el deslinde en el régimen federal que establece la
económico de promoción del desarrollo sustentable.
Constitución Nacional de la competencia para dictar las
Pero, además de ello, las consecuencias de las incon- distintas normas sancionadoras, con atención a la par-
ductas ambientales pueden presentar consecuencias ticularidad que presentan tales potestades en relación
de corte retributivo mediante sanciones que desalien- con la protección ambiental. Y, sobre tal base, podrá
ten las acciones nocivas al entorno. Martín Mateo expli- particularizarse el contenido y alcance de las distintas
ca en este sentido la necesidad del derecho ambiental normas que integran el derecho sancionador ambiental,
de apoyarse en dispositivos sancionadores, ya que aun- sean de naturaleza penal o contravencional, así como
que sus objetivos son fundamentalmente preventivos, las particularidades de las técnicas y los principios jurí-
es justo partir de la amenaza de sanción que se procu- dicos que les resultan aplicables.
ra evitar que se produzcan los supuestos que dan lugar
al castigo y, por ello, la represión lleva implícita siempre II. EL DERECHO SANCIONADOR AMBIENTAL
una vocación de prevención (1).
Sin dejar de advertir que el ordenamiento jurídico con-
Con ello, resulta de interés analizar los distintos me- forma una unidad que no admite la existencia de regí-
canismos sancionatorios que integran las normas tui- menes totalmente separados, la regulación ambiental
tivas del ambiente. Aunque tal análisis nos exige, an- presenta un contenido que invade a todas las ramas co-
tes que nada precisar, qué entendemos por derecho nocidas de la ciencia jurídica; el derecho ambiental es

(1) Martín Mateo, R., “Tratado de derecho ambiental”, vol. 1, Ed. Trivium, Madrid, 1991, p. 93. En este mismo
sentido, Valls, M., “Derecho ambiental”, Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 1993, ps. 58 y 59, quien además
observa que la elasticidad de la sanción contravencional la hace muy adecuada para prevenir conductas daño-
sas, ya que por su naturaleza lo ambiental requiere más prevención que represión.

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un sistema orgánico de normas que contemplan las di- la cooperación de las personas con el logro de objetivos
ferentes conductas protectoras o agresivas del ambien- públicos (6), la ley penal sanciona infracciones a debe-
te, sea para prevenirlas o reprimirlas (2). res que no tienden a obtener de los individuos esa coo-
peración con la acción administradora de la autoridad,
Como observa Cafferatta (3), el derecho ambiental es
sino tutelar los bienes de los individuos como tales o
horizontal, en cuanto hace un corte transversal entre to-
como miembros de la sociedad (7).
das las disciplinas clásicas, conformando un nuevo en-
foque de abordaje y, con ello, dentro de su estudio se Consecuentemente, la legislación común propia del ré-
consideran aspectos de otras ramas tradicionales, en gimen penal difiere de la legislación represiva contra-
los que justamente el énfasis se encuentra en la tutela vencional protectora del ambiente, en cuanto su objeti-
del entorno como objeto de regulación. vidad jurídica atiende a la simple violación de un interés
que funda el bien jurídico protegido –ambiente–, en tan-
En este sentido, es de interés recordar que dentro de
to las sanciones contravencionales procuran el resguar-
las ramas jurídicas de derecho público, los derechos pe-
do de las normas administrativas que refieren al am-
nal y contravencional o administrativo sancionador pre-
biente a efectos de potenciar el actuar preventivo de la
sentan como indefectible nota común que tienen por
Administración (8). Esta diferencia de naturaleza entre
materia a las infracciones –esto es, las conductas con-
los regímenes que contemplan los delitos y las contra-
trarias a la ley– y a las sanciones –consecuencias jurí-
venciones se manifiesta con un eminente efecto prác-
dicamente perjudiciales correspondientes a la comisión
tico en el régimen constitucional argentino, tanto en la
de las infracciones, impuestas de manera retributiva y
distribución competencial sobre la regulación de esas
no como reparación de los perjuicios causados– (4).
materias entre el Estado nacional y los Estados provin-
ciales, como en la potestad de aplicar tales normas, tal
En función de esas similitudes puede considerarse que
como se analizará en el apartado siguiente.
ambas ramas conforman al derecho sancionador, es
decir, aquel que pone por centro de análisis las normas III. LA REGULACIÓN DE LA PROTECCIÓN
que regulan la imposición de sanciones a los responsa- AMBIENTAL EN LA ARGENTINA
bles de los ilícitos, y el derecho sancionador ambien-
tal resultará cuando el análisis se centra en las normas La evolución histórica de los valores ambientalistas ha
que contemplan las diferentes conductas protectoras o incidido en la conformación de un nuevo paradigma que
agresivas del ambiente. A diferencia de los autores que contextualiza la vida social y, claro está, su manifesta-
aseguran que las normas que regulan la sanción penal ción jurídica en el sistema normativo (9). Ese paradigma
y contravencional presentan idéntica naturaleza jurídica se acuñó constitucionalmente en la Argentina en 1994,
y sólo reflejan una diferencia de cantidad determinada al incorporarse en la Carta Fundamental una “cláusu-
por la especie o la medida de la pena (5), se considera la ambiental” que reconoce el derecho a un ambien-
que la distinción entre éstas reside justamente en la na- te sano y equilibrado, apto para el desarrollo humano
turaleza jurídica de las infracciones que regulan: mien- sustentable (10). A partir de este momento, se ha sos-
tras la contravención es una infracción a los deberes tenido que se impuso un verdadero Estado ecológico
impuestos a los individuos por la legislación que regu- de derecho (11), donde las autoridades presentan una
la la actividad administrativa estatal y persigue reforzar obligación activa en la tutela del entorno.

(2) Jaquenod de Zsögön, S., “Introducción al derecho ambiental”, Ed. Dykinson, Madrid, 1999, ps. 53 y ss.
(3) Cafferatta, N., “Panorama actual del derecho ambiental”, en Cossari, N. y Luna, D., “Cuestiones actuales de
derecho ambiental”, Ed. El Derecho, Buenos Aires, 2007, p. 11.
(4) Núñez, R., “Manual de derecho penal. Parte general”, Ed. Marcos Lerner, Córdoba, 1999, p. 37.
(5) Soler, S., “Derecho penal argentino”, t. I, Ed. TEA, Buenos Aires, 1970, p. 234.
(6) Viveros Gaviria, E. H., “Procedimiento sancionatorio en materia ambiental”, en “Lecturas sobre derecho del
medio ambiente”, t. III, Ed. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2002, ps. 619 y 635.
(7) Núñez, R., “Manual de derecho...”, cit., p. 41.
(8) Mandelli, A, “La protección penal del medio ambiente en la República Argentina”, Ed. Marcos Lerner,
Córdoba, 1986, p. 43.
(9) Lorenzetti, R., “Teoría del derecho ambiental”, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2008, p. 6.
(10) Pinto, M. y Andino, M., “El derecho humano al ambiente en Argentina y su relación con el sistema inte-
ramericano de derechos humanos”, en Embid Irujo, A. (dir.), “El derecho a un ambiente adecuado”, Ed. Iustel,
Madrid, 2008, p. 514.
(11) Expresión que tomamos de Quiroga Lavié, H., “El Estado ecológico de derecho en la Constitución Nacional”,
LL del 16/4/1996, p. 1.

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Técnicas y principios aplicables a las sanciones ambientales
Hasta ese momento, en el esquema federal argentino, dictado el Congreso nacional existen disparidades sus-
la Constitución Nacional había delegado en la autoridad tantivas entre los regímenes sancionatorios administra-
legislativa nacional el dictado de ciertas normas que só- tivos vigentes en cada ámbito territorial.
lo indirectamente incidían en la gestión del ambiente.
A todo ello hay que sumarle que el esquema federal
Entre ellas, destacamos –además de los Códigos Civil
y republicano, fijado en el constitucionalismo argenti-
y Minero– aquellas normativas que integran el derecho
no, no sólo ha dispuesto como principio el actuar de
sancionatorio de naturaleza penal, sin perjuicio de es-
la autoridad local de cada provincia (arts. 41, 121 y
tablecerse la aplicación de esas normas nacionales por
122, CN), sino que además ha vedado la posibilidad
parte de cada jurisdicción provincial (art. 67, inc. 11,
de que autoridades administrativas ejerzan la función
CN de 1853-1860; actual art. 75, inc. 12, CN).
judicial (arts. 5 y 109, CN, y sus concordantes en las
Sin embargo, toda otra potestad que no estuviera Constituciones de cada provincia), lo que importará en-
expresamente delegada en la Nación ha sido reserva- tonces que –por una parte– el sistema normativo será
da en poder de las provincias (art. 104, CN de 1853- aplicado principalmente por autoridades de cada Estado
1860; actual art. 121, CN de 1994), con lo que el dic- provincial, distribuyéndose además la competencia en-
tado de las normas de policía que alcanzaban a los tre las autoridades administrativas y judiciales en razón
recursos naturales y al ambiente –con la excepción de de si el contenido reglado en la normativa ambiental re-
las propias de la actividad minera– se realiza provincial- sulta de naturaleza policial o jurisdiccional (14).
mente. Por ello, como observa Dromi, mientras que en
Estas reglas acarrearán la aplicación del derecho con-
materia penal existe una unidad de legislación impues-
travencional ambiental por las autoridades administra-
ta por el art. 75, inc. 12, CN, la materia contravencional
tivas de cada provincia, mientras que en materia penal
es eminentemente local, corresponde a cada provincia
la competencia en la materia será de la autoridad judi-
dictar las leyes de policía que contienen sanciones (12).
cial local, salvo los casos de interjurisdiccionalidad del
Este esquema se alteró a partir de la reforma constitu- conflicto; en estos supuestos corresponde la potestad
cional de 1994, cuando, a la vez que se mantenía en de intervención a la justicia federal (15).
manos del Estado nacional la regulación de las sancio-
Con todo ello puede advertirse que esa distinción de
nes penales, el nuevo art. 41, CN, dispuso que corres-
competencias, donde normas penales y contravencio-
ponde al Estado nacional dictar normas de presupues-
nales serán dictadas y aplicadas por autoridades distin-
tos mínimos de protección ambiental y a las provincias,
tas, permite percibir que la potestad sancionadora ca-
normas complementarias con exigencias tuitivas dife-
rece de autonomía propia, constituyendo una función
renciales para cada ámbito local, sin que las normas
instrumental ligada a los bienes jurídicos que protege
nacionales puedan alterar la jurisdicción local.
cada ámbito normativo y, por ello, debe ser concebida
Ese esquema competencial generó un régimen comple- como el desenvolvimiento de una actividad conexa a la
jo, en el que existen algunas regulaciones policiales con competencia sustantiva asignada a la autoridad públi-
vigencia en todo el territorio nacional y otras que son ca (16). Por consecuencia, tal potestad en ejercicio de
propias de cada Estado provincial (13), de modo que la función administrativa –aplicando el derecho adminis-
los aspectos sustanciales y procedimentales que hacen trativo– encontrará sus propios principios, no necesaria-
a la tutela ambiental y las eventuales responsabilidades mente consistentes de manera plena con los que co-
contravencionales en la materia deben ser analizadas rresponde al actuar judicial que aplica normas penales.
en función de cada régimen local. Consecuentemente, IV. EL DERECHO PENAL AMBIENTAL
el derecho sancionador ambiental en la Argentina, aun- EN LA ARGENTINA
que afianzado en materia penal en un régimen único,
presenta una diversidad de normas de naturaleza poli- a) Su definición y contenido
cial que se distinguen de una provincia a otra, donde El derecho penal ambiental comprende el compendio de
por encima de las regulaciones de tutela mínima que ha normas penales que tutelan el bien jurídico llamado “am-

(12) Dromi, R., “Derecho administrativo”, Ed. Ciudad Argentina, Buenos Aires, 1994, p. 94.
(13) Pinto, M., “Las competencias ambientales a diez años de la ley 25675”, RDAmb, n. 31, Ed. AbeledoPerrot,
Buenos Aires, julio-septiembre 2012, p. 384.
(14) Pinto, M., “Las competencias...”, cit., p. 383.
(15) Cafferatta, N., “Otra vez sobre la competencia judicial penal ambiental”, LL 2004-B-386.
(16) Buteler, A., “Límites de la potestad sancionatoria de la administración”, LL 2011-A-677. Gamero Casado,
E. y Fernández Ramos, S., “Manual básico de derecho administrativo”, Ed. Tecnos, Madrid, 2007, p. 460.

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biente”, aunque tal especificación no importa una nueva Desde esta perspectiva, diversas normas tipifican pe-
forma de derecho penal distinta a la ya conocida a través nalmente ciertas conductas a efectos de producir una
de la teoría del delito y la dogmática penal, sino que la tutela del ambiente y sus elementos, con lo que de ma-
expresión simplemente especifica el régimen de un nue- nera metodológica su contenido penal integra el dere-
vo bien jurídico tutelado –el ambiente– por el derecho re- cho sancionador ambiental. Otras, en cambio, aunque
presivo penal (17). puedan tener una relación indirecta con lo ambiental
Tal concepto de derecho penal ambiental centra su de- en ciertas situaciones concretas, no procuran tutelar al
finición a partir del bien jurídico protegido, considerando ambiente como bien jurídico protegido, sino otros valo-
que integra tal conjunto normativo toda norma penal que res de interés social y, por ello, son excluidas de este
tutele el bien “ambiente”. análisis; es el caso del delito de daño (arts. 184-186,
CPen.), los delitos contra la seguridad y salud pública
Al respecto, algunos autores entienden que, en la (arts. 186, 200/207, CPen.), el delito de usurpación
Argentina, las normas penales vigentes vinculadas a la de aguas (art. 182, CPen.) o el delito de maltrato ani-
tutela ambiental realmente no tienen por objeto el am- mal (ley 14346).
biente como bien jurídico autónomo, sino que en su caso
lo protegen indirectamente, al proteger otros bienes que, Las normas que, en esta concepción, integran el de-
como la salud, son los verdaderos objetos de tutela (18). recho penal ambiental argentino son la ley 22412 de
Fauna, la ley 25743 sobre Protección del Patrimonio
Contrariamente a esas postulaciones, explica Libster Arqueológico y la ley 24051 de Residuos Peligrosos.
que el derecho penal ambiental, en cuanto acto de
Estos preceptos se caracterizan por ser de naturaleza
creación humana e instrumento de convivencia social,
mixta, en cuanto, además de regular aspectos del ré-
no puede tutelar un entorno prescindiendo del sujeto
gimen administrativo de tales materias, incluyen en su
humano y las afecciones que éste puede sufrir, aunque
articulado preceptos de naturaleza penal que estatuyen
tal clase de regulación procura la tutela del ambiente
tipos delictivos y sus sanciones.
como bien colectivo, ya que su alteración afecta a la co-
munidad como tal (19). En igual sentido, Bustamante
b) Delitos previstos en el derecho penal
Alsina advierte que el ambiente como bien jurídico pro-
ambiental argentino
tegido resulta el objeto sustantivo del derecho penal en
la materia, aunque debe conceptualizarse según las cir-
i) Caza ilegal
cunstancias que condicionan la vida humana (20).
La ley 22412, dictada en 1981, ha regulado aspec-
En este sentido, debe atenderse que el bien ambien-
tos vinculados a la protección de la fauna, siendo pio-
tal en el régimen argentino es definido constitucional-
nera en la tipificación de delitos propios de la tutela
mente como un elemento antropizado, que integra el
ambiental.
ambiente natural y la cultura en él inserta, conceptua-
lizándose en función de la salud y aptitud para el desa- Esta norma procura, conforme detalla el mensaje del
rrollo humano (21) y, con ello, no presentan consisten- Poder Ejecutivo que remitió en su momento el proyecto
cias aquellas postulaciones que pretenden restringir las de ésta al Congreso, la protección de determinadas es-
normas ambientales por el simple hecho de conside- pecies de fauna, lo que ha sido tenido en cuenta por la
rar dentro de sus parámetros ciertos factores antrópi- jurisprudencia a la hora de interpretar los tipos penales
cos como la salud. regulados en ella (22).

(17) Libster, M., “Consideraciones sobre algunos de los diversos problemas que presenta el derecho penal am-
biental”, en Herrera, A. (coord.), “Ambiente sustentable II. Obra colectiva del Bicentenario”, t. II, Ed. Orientación,
Buenos Aires, 2010, p. 928.
(18) Donna, E., “Delito y medio ambiente”, en Mosset Iturraspe, J.; Hutchinson, T. y Donna E., “Daño am-
biental”, t. II, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2011, p. 396. Rodríguez Campos, E., “Necesidad de interpreta-
ción restrictiva del régimen penal en la ley 24051 de Residuos Peligrosos”, RDAmb, n. 33, Ed. AbeledoPerrot,
Buenos Aires, enero-marzo 2013, p. 57. Rodríguez, C., “El derecho penal ambiental”, RDAmb, n. 33, Ed.
AbeledoPerrot, Buenos Aires, enero-marzo 2013, p. 112. Crotto, M. A., “La protección del ambiente en la Ley
de Residuos Peligrosos”, LL 2001-D-1057.
(19) Libster, M., “Delitos ecológicos”, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1993, p. 173.
(20) Bustamante Alsina, J., “Derecho ambiental. Fundamentación y normativa”, Ed. AbeledoPerrot, Buenos
Aires, 1995, p. 162.
(21) Pinto, M. y Andino, M., “El derecho humano...”, cit., p. 521.
(22) C. Nac. Crim. y Corr., sala 5ª, sentencia del 25/3/1992, in re “Pignataro, Luis A.”, LL 1992-D-149.

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Técnicas y principios aplicables a las sanciones ambientales
Aun así, dentro de los hechos típicos que define esta Como regulación penal ambiental, la norma ha esta-
norma como delitos, no todos se orientan claramente a blecido que será reprimido con reclusión o prisión de
proteger el ambiente como bien jurídico. En este senti- tres a diez años y multa de $ 10.000 a $ 200.000, al
do, el art. 24 de la ley, estipula que será reprimido con que al utilizar residuos peligrosos envenenare, adultera-
prisión e inhabilitación especial el que cazare anima- re o contaminare de un modo peligroso para la salud, el
les de la fauna silvestre en campo ajeno, sin la auto- suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general.
rización del titular del fundo, lo que claramente persi- Si el hecho fuere seguido de la muerte de alguna per-
gue tutelar el ejercicio propietario del autorizante sobre sona la pena se agrava, estableciéndose que será de
el predio, mas no los animales silvestres, los que po- diez a veinticinco años de reclusión o prisión (art. 55).
drían ser cazados sin constituir el delito referido si me-
Por su parte, el art. 56 de la norma, especifica que si el
diare tal autorización.
hecho típico referido fuera a título de culpa, la pena se
En cambio, aparecen como tipo penal con una finalidad limitará a prisión de un mes a dos años y, si en tal su-
claramente ambiental el contemplado en el art. 25, que puesto, resultare enfermedad o muerte de alguna per-
centra la tipicidad en la caza de especies silvestres cu- sona, la pena será de seis meses a tres años.
ya captura o comercialización estén prohibidas o veda- Cuando el delito referido se hubiese producido por de-
das por la autoridad de aplicación, lo que reprime con cisión de una persona jurídica, la norma establece que
prisión de dos meses a dos años y con inhabilitación es- la pena se aplicará a los directores, gerentes, síndicos,
pecial de hasta cinco años; es una circunstancia agra- miembros del consejo de vigilancia, administradores,
vante de la pena cuando el hecho se cometiere de mo- mandatarios o representantes de aquélla que hubiesen
do organizado o con el concurso de tres o más personas intervenido en el hecho punible, sin perjuicio de las de-
o con armas, artes o medios prohibidos. más responsabilidades penales que pudiesen existir.
El art. 26 de la norma sigue en esa misma línea, san-
cionando con prisión de dos meses a dos años y con iii) El huaqueo: apropiación y tráfico ilegal
inhabilitación especial de hasta cinco años al que ca- de riqueza arqueológica y paleontológica
zare animales de la fauna silvestre utilizando armas, ar- De acuerdo con el concepto de ambiente que se propi-
tes o medios prohibidos por la autoridad de aplicación. cia, éste excede la mera naturaleza y alcanza a los va-
Con una visión sistémica de la actividad depredadora, lores culturales que se presentan en el entorno. Es por
el art. 27 de la norma extiende las penas previstas en ello que se incluyen en este análisis los delitos previs-
los artículos anteriores al que a sabiendas transporta- tos en la ley 25743 a efectos de tutelar los yacimientos
re, almacenare, comprare, vendiere, industrializare o de arqueológicos o paleontológicos.
cualquier modo pusiere en el comercio piezas, produc- El art. 46 de esa norma estipula que será reprimido
tos o subproductos provenientes de la caza furtiva o de de un mes a un año de prisión o de reclusión y con
la depredación. inhabilitación especial de hasta tres años el que rea-
lizare por sí u ordenare realizar a terceros tareas de
ii) Contaminación con residuos peligrosos prospección, remoción o excavación en yacimientos
arqueológicos y paleontológicos. Igualmente, se repri-
La ley 24051 ha establecido el régimen de los resi-
me con prisión de dos meses a dos años y con inhabi-
duos peligrosos, entendiendo por tales en su art. 2, a
litación especial de hasta cinco años al que transpor-
todo residuo que pueda causar daño, directa o indirec-
tare, almacenare, comprare, vendiere, industrializare
tamente, a seres vivos o contaminar el suelo, el agua,
o de cualquier modo pusiere en el comercio piezas,
la atmósfera o el ambiente en general. Esta definición
productos o subproductos provenientes de yacimien-
genérica es objeto de particularización mediante una
tos arqueológicos y paleontológicos nacionales e inter-
enumeración de residuos considerados peligrosos (ane-
nacionales (art. 48).
xo I) y de características que hacen a éstos (anexo II),
de modo que resultarán peligrosos los residuos enu- Además, la norma remite a los arts. 183 y 184, CPen.,
merados o que respondan a las características enun- y 863 y concs., CAd., para cuando en relación con bie-
ciadas, criterio que ha recibido críticas por su aptitud nes arqueológicos o paleontológicos se produzcan los
expansiva (23). hechos allí tipificados –delitos de daño y contrabando–.

(23) Pigretti, E., “Derecho ambiental”, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1993, p. 182. González del Solar, N., “Los
residuos peligrosos en Argentina y las nuevas leyes de presupuestos mínimos”, en Régimen jurídico y ambiental
de los residuos peligrosos, Ed. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2009, p. 205.

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c) Particularidades del derecho penal También se ha señalado como norma de tipo penal
ambiental en la Argentina abierto a la ley 24051, en la que la definición genérica
Resulta de interés especificar ciertas particularidades o expansiva de residuos peligrosos de su art. 2, al inte-
del régimen penal ambiental en la Argentina, tanto en grar conceptualmente el medio comisivo del art. 55,
relación con la técnica legislativa adoptada –lo que im- extiende el alcance de la norma sobre la base de la
porta considerar las leyes penales en blanco, los llama- identificación de los residuos peligrosos que realice la
dos delitos de peligro y la responsabilidad en el actuar reglamentación administrativa (26).
de las personas jurídicas–, como respecto de la ten- El cuestionamiento que puede presentar este tipo de
sión entre normas penales y regulaciones o autorizacio- normas proviene desde dos perspectivas diferentes.
nes extrapenales. Por un lado, la desvalorización que implican sobre el
i) Leyes penales en blanco como técnica principio de reserva legal o nullum crimen sine lege, en
del derecho penal ambiental cuanto la conducta típica puede responder a meros re-
glamentos administrativos, cuya entidad normativa es
Las leyes penales en blanco son aquellas en las que distinta a la propia de la norma penal y, por otro, la si-
–aunque la sanción ante el incumplimiento es fijada tuación de desigualdad entre las personas que genera
con precisión– el precepto que tipifica la conducta de- la diversidad de ordenamientos ambiental-administrati-
lictual es indeterminado en cuanto a su contenido, de- vos en el esquema federal argentino, donde la misma
biendo ser completado por otra norma a la que remite, conducta puede resultar ilícita en una provincia pero
muchas veces de menor jerarquía. Es una técnica que no en otra, desvalorizándose el principio de unidad que
se utiliza por sus ventajas frente a tipos más rígidos, ya busca imponer el art. 75, inc. 12, CN.
que posee una mayor capacidad de adecuación (24).
Con respecto al primer cuestionamiento referido, como
Esta técnica de regulación está claramente presente, explica O’Farrell, existe disidencia doctrinaria sobre la
por ejemplo, en los delitos previstos en la Ley de Fauna compatibilidad de esta técnica normativa con la exigen-
22421, en la que las conductas delictivas se tipifican en cia constitucional de la fijación de los delitos mediante
función de la prohibición de captura o comercialización leyes formales (27); destacada doctrina considera que
de ciertas especies o de ciertas armas, artes o medios, en la remisión a la norma extrapenal existe una delega-
por la autoridad jurisdiccional de aplicación. En tales ca- ción legislativa que violenta el principio de reserva legal
sos, no es el precepto penal el que describe en forma di-
que estipula el art. 18, CN (28).
recta la conducta delictiva, indicando la caza de qué es-
pecie o el uso de qué arma, arte o medio es un delito, Contrariamente, Núñez entiende que las leyes de esta
sino que es la norma administrativa a la que se remite la especie se mantienen en el marco de la legalidad repre-
que termina configurando la conducta delictiva. siva exigida por la división de los poderes, si su comple-
mento está establecido por una ley en sentido constitu-
Aun así, cierta jurisprudencia (25) ha entendido en tor-
cional o por un reglamento del Poder Ejecutivo que –en
no a estos preceptos que el hecho de que la disposi-
la configuración concreta de las infracciones particula-
ción normativa remita a prohibiciones particulares de
res– no exceda el marco de lo definido y alcanzado por
leyes extrapenales, no la convierte en una ley penal en
la ley principal (29).
blanco y que no es una remisión hecha para comple-
tar un precepto sino de una mención de determinadas En este sentido, es extensa la jurisprudencia de la Corte
obligaciones jurídicas, lo que dejaría entrever una pos- Suprema de Justicia de la Nación que entiende proce-
tura en la que el hecho típico no es abierto, sino que se dente la existencia de normas penales en blanco (30),
limita a prescribir penalmente a quien comete una fal- determinándose que la garantía de la “ley anterior” a la
ta administrativa. conducta sancionada y el principio nullum crimen, nulla

(24) Bertone, D., “Una aproximación a los problemas técnico-jurídico de los delitos ecológicos”, RDAmb., n. 24,
Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, octubre-diciembre 2010, p. 119.
(25) C. Penal Rafaela, sentencia del 12/9/2001, in re “Giraudo, Daniel y otros”, LLLitoral 2002-120.
(26) Rodríguez Campos, E., “Necesidad de interpretación...”, cit., p. 59.
(27) O’Farrell, J., “Reflexiones sobre las leyes penales ‘en blanco’ y la responsabilidad penal objetiva”, LL
1982-D-718.
(28) Zaffaroni, E., “Manual de derecho penal. Parte general”, Ed. Ediar, Buenos Aires, 1988, p. 377.
(29) Núñez, R., “Manual de derecho...”, cit., p. 66.
(30) Corte Sup., sentencia del 16/4/1998, in re “Ayerza, Diego L. s/infracción al régimen cambiario”, Fallos
321:824; sentencia del 19/10/1989, in re “Legumbres S.A y otros s/contrabando”, Fallos 312:1920; sentencia

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Técnicas y principios aplicables a las sanciones ambientales
poena sine lege exige indisolublemente la necesidad de de alcance nacional, y es razonable que la ley penal
la doble precisión por la ley penal de los hechos puni- asuma esa diferenciación.
bles y de las penas a aplicar, sin perjuicio de que el le-
En este sentido, el Máximo Tribunal nacional ha ana-
gislador deje a los órganos ejecutivos la reglamentación
lizado expresamente la validez del sistema que gene-
de las circunstancias o condiciones concretas de las ac-
ra una ley penal en blanco que remite, para su inte-
ciones reprimidas (31), lo que refleja la aceptación de
gración, a la diversidad normativa de cada provincia,
las leyes penales en blanco como una técnica válida.
entendiendo que la determinación del contenido del
La jurisprudencia del Máximo Tribunal nacional, sin em- art. 25, ley 22421 –por tratarse de una ley de las lla-
bargo, ha fijado ciertas pautas en relación con tales madas penales en blanco–, mediante la regulación de
preceptos de tipo abierto que delimitan la aplicación de cada provincia, donde la caza de ciertas especies está
la técnica que referimos, como es la necesidad de una prohibida, se deja librada a cada autoridad jurisdiccio-
política legislativa claramente establecida en la materia nal de aplicación (34).
a efectos de reconocer validez de las normas de menor
jerarquía que integran las leyes penales en blanco (32) ii) Delitos de peligro
o el derecho del imputado de beneficiarse de una mo-
Los delitos formulados a partir de los llamados tipos de
dificación de la norma extrapenal que lo beneficie (33).
peligro, a diferencia de los basados en los tipos de da-
Con respecto al segundo de los cuestionamientos ob- ño, no atienden para su configuración si el resultado del
servados, es decir, la pérdida del principio de unidad de comportamiento que se considera es un daño o lesión
la legislación penal a partir de la posibilidad de que la para el bien jurídico protegido, sino que la tutela repre-
norma penal sea integrada por preceptos administrati- siva se discierne frente al peligro creado para el bien ju-
vos que varían de una jurisdicción provincial a otra, se rídico, es decir, si tal bien enfrenta una amenaza de da-
entiende que tal principio no se encuentra vulnerado en ño a partir de la conducta del responsable (35).
la medida en que el tipo penal es único, aunque pue-
La técnica de tipificación penal con base en el peli-
da presentarse diversidad de conductas sancionables.
gro ha sido recomendada para el desarrollo del dere-
En el caso de la ley 22421, la remisión a las prohibicio- cho ambiental, especialmente porque la naturaleza del
nes o vedas que realice la autoridad de aplicación en bien tutelado hace que en muchos casos sea inconce-
relación con la fauna silvestre importa que, aunque sea bible intervenir cuando el daño ya se ha producido (36).
posible que los animales –o las armas, artes o medios–
El peligro considerado para tipificar el delito puede ser
prohibidos cambien de una provincia a otra, el tipo pre-
abstracto o concreto. En los delitos de peligro abstrac-
visto es único: cazar de manera ilegal conforme las nor-
to, la ley presume que el peligro se deriva necesaria-
mas que regulan la caza.
mente de ciertas situaciones o acciones que han sido
Este recurso a la diversidad local del derecho adminis- juzgadas como riesgosas en toda circunstancia por el
trativo ambiental es por demás adecuado, si se recuer- legislador, mientras que en los de peligro concreto es
da que las exigencias del bien protegido –ambiente– necesario que se materialice el peligro efectivo previsto
varían de una provincia a otra y, por ello, el sistema en el tipo penal, correspondiendo el juicio de peligro al
constitucional ha establecido la posibilidad de regíme- análisis judicial de la conducta realizada por el potencial
nes diferenciales complementarios en cada provincia, responsable. Debido a ello es que el juez deberá valorar
por encima de los presupuestos mínimos de protección en estos últimos la existencia real del peligro, mientras

del 12/5/1992, in re “Arpemar S.A.P.C. e I. y otros s/infr. a la ley 19359”, Fallos 315:908; sentencia del
20/12/1994, in re “Gómez, Carlos O. y otro s/infr. ley 22421”, Fallos 317:1801; sentencia del 6/5/1997, in
re “Argenflora Sociedad en Comandita por Acciones - Argenflora Sociedad de Hecho s/infr. ley 19359”, Fallos
320:763; sentencia del 9/11/2000, in re “Vigil, Constancio y otros s/contrabando”, Fallos 323:3426; senten-
cia del 17/3/2009, in re “Sistemas Electrónicos de Registración S.A v. Dirección General de Aduanas”, Fallos
332:525; entre otros.
(31) Corte Sup., sentencia del 19/4/2005, in re “Federación de Empresarios de Combustibles de la República
Argentina y otros v. Secretaría de Energía - res. 79/1999 s/amparo ley 16986”, Fallos 328:940.
(32) Corte Sup., sentencia del 19/10/1989, in re “Legumbres S.A y otros s/contrabando”, Fallos 312:1920.
(33) Corte Sup., sentencia del 9/11/2000, in re “Vigil, Constancio y otros s/contrabando”, Fallos 323:3426.
(34) Corte Sup., sentencia del 20/12/1994, in re “Gómez, Carlos O. y otro s/infr. ley 22421”, Fallos 317:1801.
(35) Núñez, R., “Manual de derecho...”, cit., p. 147.
(36) Libster, M., “Delitos ecológicos”, cit., p. 177.

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Doctrina
que en los primeros la labor valorativa se reduce, ello Más allá de las disquisiciones entre partidarios de cada
es especialmente justificado cuando el bien a proteger postura, como observa Prack, la interpretación literal de
es supraindividual, ya que tal carácter difuso dificulta el la norma refleja un delito de peligro concreto, en la me-
análisis concreto (37). dida en que la mera acción típica –envenenar, contami-
nar o adulterar– por sí sola no configura delito si no se
Sin embargo, la técnica basada en delitos de peligro
concreta de un modo peligroso para la salud (43). El ca-
abstracto es cuestionada, ya que ésta no parte de un
rácter peligroso de la contaminación es un condiciona-
peligro real, sino que acepta como una presunción iuris
miento para la existencia del delito ambiental, de modo
et de iure la existencia de un peligro que muchas veces
que sólo las afecciones de cierta entidad resultan pro-
puede resultar falso en el caso concreto que se juzga,
pias del derecho penal como ultima ratio y norma del
siendo posible penar conductas que no han afectado
sistema de tutela del entorno (44).
realmente el bien jurídico en juego (38), lo que no sería
tolerable frente al principio de lesividad que estatuye el iii) Personas jurídicas y delitos ambientales
art. 19, CN, al excluir de la actuación judicial a las ac-
Un tema de constante actualidad es la relación que
ciones privadas que no alteren el orden público ni per-
pueda existir entre las afecciones ambientales sancio-
judiquen a terceros (39).
nadas penalmente y las personas jurídicas que muchas
Dentro del derecho penal ambiental argentino, la veces conducen y aprovechan la actividad contaminan-
ley 24051 ha recurrido a esta técnica legislativa con- te. Como observa Libster, la órbita más sobresaliente de
templando, para que se configure el delito, que el autor la agresión ambiental se da en el ámbito de las indus-
haya envenenado, adulterado o contaminado el sue- trias, que normalmente funcionan dentro del marco ju-
lo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general “de rídico de una persona de existencia ideal (45).
un modo peligroso para la salud”. Con ello, basta que
El tradicional principio societas delinquere non post ha
el evento contaminante genere un peligro a las perso-
dificultado que dichas personas ideales puedan resultar
nas, sin necesidad de afección sanitaria a personas
responsables, sea porque esos entes carecen de una
determinadas.
voluntad propia que pueda fundar una criminalidad dis-
Se discute si tal tipo resulta de peligro abstracto o con- tinta a la de sus órganos, sea porque su personalidad
creto (40). La jurisprudencia también ha resultado divi- sólo existe en el ámbito de las finalidades lícitas per-
dida en este tema, existiendo precedentes que encua- seguidas por su creación y reconocimiento legal, sea,
dran el tipo como un delito de peligro abstracto (41) o en fin, porque la responsabilidad penal de las perso-
como uno de peligro concreto (42). nas ideales desconoce el principio de la personalidad

(37) Libster, M., “Delitos ecológicos”, cit., p. 177. Sosa, V., “Ambiente y derecho penal”, RDAmb., n. 3, Ed.
LexisNexis, Buenos Aires, julio-septiembre 2005, p. 129.
(38) Zaffaroni, E., “Reflexiones sobre el derecho penal ambiental”, en “Estudios sobre justicia penal. Homenaje
al Prof. Julio B. J. Maier, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2005, p. 146.
(39) Zaffaroni, E.; Alagia, A. y Slokar, A., “Derecho penal. Parte general”, Ed. Ediar, Buenos Aires, 2005, p. 483.
(40) Dentro de los que sostienen que se trata de un delito de peligro abstracto se ubican Rodríguez, C., “El de-
recho penal...”, cit., p. 112, y Cafferatta, N., “Contaminación atmosférica por gases tóxicos”, JA 2001-I-356,
entre otros. La postura que coloca este supuesto como delito de peligro concreto es sostenida, entre otros, por
Rodríguez Campos, E., “Necesidad de interpretación...”, cit., p. 56 y Prack, M. F., “Cuestiones básicas sobre la
estructura de los tipos penales de la ley 24051: ¿delitos de peligro abstracto o de peligro concreto? (a propó-
sito del fallo ‘González, Juan Antonio s/infracción a la ley 24051’, C. Fed. Tucumán, del 28/5/2008”, RDAmb,
n. 18, Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, abril-junio 2009, p. 190.
(41) Entre otros: C. Fed. San Martín, sentencia del 26/8/92, in re “Constantini, Rodolfo y otros s/averiguación
contaminación Río Reconquista”, LL 1993-E-338. C. Crim. y Corr. Fed., sala 1ª, sentencia del 20/11/1997, in
re “Foglia, Jorge O. s/procesamiento”, y sentencia del 19/3/1999, in re “Bondar M. Jorge s/procesamiento”,
ambas disponibles en www.pjn.gov.ar; sentencia del 31/3/2005, in re “N. N.”, LL 2006-A-127. C. Crim. y Corr.
Fed., sala 2ª, sentencia del 28/8/1997, in re “Charry, Jorge O. s/of. Ley 24051”, disponible en www.pjn.gov.ar.
(42) Entre otros: C. Fed. San Martín, sala 1ª, sentencia del 17/9/1993, in re “Alba S.A”; C. Fed. San Martín,
sala 2ª, sentencia del 24/10/1995, in re “Walas, Cristian y otros”, disponibles en www.pjn.gov.ar. C. Fed.
Tucumán, sentencia del 28/5/2008, in re “González, Juan A.”, RDAmb., n. 18, Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires,
abril-junio 2009, p. 165.
(43) Prack, M. F., “Cuestiones básicas...”, cit., p. 191.
(44) Cafferatta, N., “Contaminación atmosférica...”, cit.
(45) Libster, M., “Delitos ecológicos”, cit., p. 210.

10
Técnicas y principios aplicables a las sanciones ambientales
de la pena y conduce al castigo de los terceros inocen- meter un delito como una participación en su ejecu-
tes que, aunque integran la asociación, no han partici- ción y, por ello, tales personas –aunque no participen
pado en los actos delictivos realizados por sus órganos de la materialidad del hecho– resultan autores media-
representativos. Por todo ello se ha entendido que el fin tos del ilícito y no meros instigadores de éste en los tér-
retributivo y preventivo, que es inherente a una ley pe- minos del art. 209, CPen. (49). Por ello, como explica
nal, sólo puede realizarse si sus destinatarios son las Libster, en el supuesto de un delito ambiental por par-
personas físicas, únicas poseedoras de la conciencia y te de una persona jurídica, debe percibírselo como rea-
voluntad susceptibles de retribución y prevención (46). lizado por los responsables de los órganos pertinentes
que hayan participado efectivamente en los hechos de
Sin embargo, el tema presenta ciertas particularidades,
que se trate (50).
ya que la estructura de división del trabajo y jerarquía
escalonada que caracteriza a las organizaciones empre- Además de este recurso a la autoría mediata, Cafferatta
sariales aparece como una causa de impunidad por la recuerda que si bien es posible fundar la responsabili-
seria dificultad que existe para detectar y probar res- dad de los directores de las personas jurídicas sólo en
ponsabilidades de altos directivos, y donde el fraccio- aquellos casos en que han presentado un dominio so-
namiento de tareas hace muy dificultoso que se pueda bre la causa del resultado, aun así es posible recurrir
atribuir el hecho ilícito a algunos de los intervinientes en para ello al concepto de delito impropio de omisión, en
el proceso de decisión porque no reúnen todos los pre- los que el directivo –por su posición de garante– de-
supuestos de la punibilidad (47). be responder si no evita el resultado típico a pesar de
poder hacerlo (51), tal cual ha determinado en ciertas
Frente a ello, y sin perjuicio de estrategias que pongan
oportunidades la jurisprudencia (52).
énfasis en la posibilidad de responsabilizar a los entes
ideales, se propicia construir la responsabilidad de las Esta responsabilidad de las personas que integran los
personas físicas que, valiéndose de la estructura socie- órganos societarios, sin embargo, es –conforme fija la
taria, puedan ser consideradas como autoras del delito ley 24051– sin perjuicio de las demás responsabilida-
en curso a través de los instrumentos tradicionales que des penales que pudiera existir en quienes ejecutan ma-
presenta el derecho penal (48). terialmente el delito, lo que implica que, en concordan-
cia con el régimen genérico del art. 45, CPen., todos
En esta dirección, el art. 57, ley 24051, ha construi-
los que tomasen participación del ilícito, o prestasen un
do un mecanismo de responsabilización personal de los
auxilio sin el cual el delito no se hubiese cometido, re-
individuos que actúan a través de las personas jurídi-
sultan partícipes de aquél.
cas. La referida norma estatuye que cuando alguno de
los delitos previstos en dicha ley se hubiesen produci-
iv) Vinculación con normas ambientales
do por decisión de una persona jurídica, la pena se apli-
extrapenales
cará a los directores, gerentes, síndicos, miembros del
consejo de vigilancia, administradores, mandatarios o Un aspecto de sumo interés es la vinculación del de-
representantes de aquélla que hubiesen intervenido en recho penal ambiental con otras normas de naturaleza
el hecho punible, sin perjuicio de las demás responsa- extrapenal, más allá de lo que ya se consideró al desa-
bilidades penales que pudiesen existir. rrollar los aspectos que hacen al tipo penal en blanco.
Esta previsión es acorde con el sistema general del En este sentido, el principio de unidad del derecho
Código Penal, que en su art. 45 define la autoría de- ha llevado a sostener que no se conforma el delito en
lictiva de los que hubiesen determinado a otros a co- aquellos supuestos en que normas o actos de naturale-

(46) Núñez, R., “Manual de derecho...”, cit., p. 114.


(47) Righi, E., “Derecho penal económico comparado”, Editoriales de Derecho Reunidas, Madrid, 1991, p. 253.
(48) Cesano, J. D., “Persona jurídica y criminalidad ambiental: algunas consideraciones dogmáticas y político-
criminales con relación al art. 57 ley 24051”, JA 2003-III-1222.
(49) Lugones, N., “Programa para el estudio del delito ambiental: la esquematización de sus lugares comunes”,
JA 1998-IV-991.
(50) Libster, M., “Delitos ecológicos”, cit., p. 211.
(51) Cafferatta, N., “La utilidad de la experticia en la comprobación del cuerpo del delito penal ambiental por re-
siduos peligrosos”, JA 1994-I, p. 578.
(52) C. Fed. San Martín, sentencia del 26/8/1992, in re “Constantini, Rodolfo y otros”, cit.; C. Fed. San Martín,
sala 2ª, sentencia del 15/6/1993, in re “Wobron S.A - Carlos A. Colle s/inf. ley 24051”, y C. Crim. y Corr. Fed.,
sala 1ª, sentencia del 19/3/1999, in re “Bondar, M. Jorge s/procesamiento”, disponibles en www.pjn.gov.ar.

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Doctrina
za administrativa autorizan la conducta típica (53). Esta Como correlato, la infracción administrativa mediante
postura podría justificarse desde la perspectiva de las vertidos fuera de los límites reglamentarios tampoco re-
denominadas causas de justificación que en ocasiones sulta en la necesaria existencia del delito, aunque tal
autoriza el derecho positivo al excluir el indicio de anti- falta puede tener incidencia en el campo de la evalua-
juricidad que refleja la tipicidad mediante permisos con- ción de la culpabilidad (58). En este sentido, el art. 34,
cebidos para cometer un hecho penalmente típico (54). inc. 1, CPen., excluye la imputabilidad cuando el autor
Así, podría sostenerse que quien concreta la acción de del hecho típico no ha podido comprender la criminali-
contaminar de un modo peligroso para la salud, con- dad de su conducta; máxima que en ocasiones ha lle-
forme pena el art. 55, ley 24051, actúa dentro de una vado al análisis sobre el error de prohibición por desco-
autorización legal si respeta los parámetros autorizados nocimiento de la norma extrapenal.
en un reglamento, o en ejercicio de un derecho si se en-
Sin embargo, la jurisprudencia ha entendido que aun-
cuentra amparado por un acto administrativo.
que el error de prohibición inevitable excluye totalmen-
Sin embargo, la aplicación jurisprudencial ha rechazado te la culpabilidad, no puede entenderse que éste existe
de plano que los delitos ambientales puedan realizarse si las declaraciones de los involucrados muestran que
bajo el escudo de una norma extrapenal (55) que, al re- conocían perfectamente el tema de la veda como limi-
glamentar administrativamente el ejercicio de la indus- tación a la libertad de caza y, además, aquéllos no po-
tria, tolere conductas punibles por la ley sustantiva. La dían ignorar que la captura de fauna estaba vedada por-
justificación de tal solución surge del art. 31, CN, y por que viven en esa jurisdicción y saben, por practicar esa
ello el arrojar sustancias aptas para propagar una enfer- actividad, que todos los años que la autoridad compe-
medad contagiosa o peligrosa para la salud no puede ser tente delimita las zonas y las especies autorizadas (59).
permitido –causal de justificación– ni dispensado –cau-
Del mismo modo se ha sostenido que aunque el co-
sal de inculpabilidad– por una disposición jurídica de ran-
nocimiento virtual de la ilicitud de la conducta juzgada
go inferior (56). A su vez, desde antiguo la Corte nacional
condiciona la culpabilidad de su autor, ya que los me-
ha rechazado la posibilidad de que a partir de una auto-
dios para evitar un error de prohibición son reflexión e
rización administrativa pueda sostenerse la existencia de
información, si el imputado se encontraba en condicio-
un derecho a afectar la salud poblacional , criterio que
nes de actualizar su conocimiento en relación con los
desde 1968 ha sido regulado en el art. 2618, CCiv., que
objetos que tenía en su poder se descarta cualquier exi-
prohíbe las molestias intolerables por inmisiones, aun-
mente de responsabilidad (60).
que mediare autorización administrativa.
En relación con estos aspectos, Cafferatta (57) observa V. EL DERECHO CONTRAVENCIONAL
a su vez que, tratándose de delitos de peligro, en la me- AMBIENTAL EN LA ARGENTINA
dida en que la situación de riesgo prevista en el tipo pe-
nal exista, no puede tomarse en cuenta ninguna autori-
a) Contenido y alcance de nuestro análisis
zación, estándar, parámetro o permiso administrativo y, El derecho contravencional ambiental se conforma en
por ello, existe una desconexión entre el tipo penal y el relación con las sanciones administrativas previstas en
derecho administrativo. función de los incumplimientos de preceptos de poli-

(53) Hutchinson, T., “Responsabilidad pública ambiental”, en Mosset Iturraspe, J.; Hutchinson, T. y Donna, E.,
“Daño ambiental”, cit., t. II, p. 361, sostiene en este sentido que en aquellos casos en que se otorga un dere-
cho a contaminar, aunque éste no es oponible a los perjudicados, sin embargo sí lo sería frente al Estado que
lo establece.
(54) Núñez, R., “Manual de derecho...”, cit., p. 157.
(55) Corte Sup., sentencia del 15/5/1887, in re “Podestá y otros v. Provincia de Buenos Aires”, Fallos 31:273.
(56) C. Fed. San Martín, sentencia del 26/8/1992, in re “Constantini, Rodolfo y otros”, cit. C. Fed. San Martín,
sala 1ª, sentencia del 16/10/1992, in re “Wentzel, Jochen E. y otro”, JA 1993-III-10. C. Fed. Bahía Blanca, sen-
tencia del 3/12/2009, in re “Bornemann, Jorge Alfredo - Moretti, Norberto Luis”, LL Online AR/JUR/46377/2009,
disponible en www.laleyonline.com.ar.
(57) Cafferatta, N., “Antijuricidad, autoría y responsabilidad penal en la ley 25051. Régimen probatorio”, JA
1995-II-319.
(58) C. Fed. San Martín, sala 1ª, sentencia del 16/10/1992, in re “Wentzel, Jochen E. y otro”, cit. C. Fed. San
Martín, sala 1ª, sentencia del 17/9/1993, in re “Alba S.A”, cit.
(59) C. Penal Rafaela, sentencia del 12/9/2001, in re “Giraudo, Daniel y otros”, cit.
(60) C. Crim. y Corr. Fed., sala 1ª, sentencia del 4/8/2011, in re “Isasi, Oscar R. s/inf. Ley 25743 art. 48”,
Revista de Derecho Penal y Criminología, Ed. La Ley, diciembre 2011, p. 54. C. Crim. y Corr. Fed., sala 2ª, sen-

12
Técnicas y principios aplicables a las sanciones ambientales
cía que imponen ciertas pautas en torno a la preserva- b) Los principios del derecho contravencional
ción ambiental. ambiental y su especificidad
El régimen competencial argentino, que hemos descrip- El término “principio” refiere a una proposición de con-
to supra, importará que exista una diversidad de regí- tenido inconcreto que funciona como criterio funda-
menes administrativos dispares entre las distintas pro- mental o punto de partida de un sistema; más preci-
vincias argentinas, aspecto que en materia ambiental samente, es una proposición de extensión general y
no varía, ya que a pesar de la potestad nacional de abstracta, que constituye la base de un sistema de pro-
dictar normas de presupuestos mínimos de protección, posiciones, sea porque funciona como primera premisa
válidas de manera uniforme para todo el territorio na- del sistema o porque actúa como una regla de conoci-
cional, las provincias pueden regular complementaria- miento con sujeción a la cual el sistema puede ser ela-
mente tales preceptos con mayores exigencias tuitivas borado o fundamentado (63).
(art. 41, CN).
Los principios del derecho son fundamentos evidentes
Se resalta en este aspecto la existencia de algunos re- de aquél, las bases inconmovibles del razonamiento ju-
gímenes contravencionales previstos en las normas na- rídico; aquellos hitos que no pueden pasarse por alto
cionales, lo que genera la necesidad de considerar su al razonar jurídicamente, que presentan una triple fun-
vinculación con el derecho provincial que pueda exis- ción: actúan como fundamento del ordenamiento jurí-
tir en la materia. dico –fuente de las fuentes–, como orientadores de la
Y, en este sentido, se considera que –salvo que dichas interpretación –criterio interpretativo de las leyes– y co-
normas resulten presupuestos mínimos de protección mo fuente en caso de insuficiencia del ordenamiento
ambiental– su contenido resultaría inconstitucional por positivo –elementos de integración del derecho– (64).
avanzar sobre competencias no delegadas (61). Existe consenso en que hay una relación entre la san-
Sin embargo, algunas de las contravenciones han sido ción administrativa y penal a partir de los principios que
reguladas en normas nacionales de presupuestos mí- las rigen, mencionándose, entre otros, los principios de
nimos (62), como ocurre en las leyes 25612, 25670, reserva legal y tipicidad, non bis in idem, informalismo,
25916, 26331 y 26639. debido proceso, in dubio pro reo, proporcionalidad. De
todos ellos, se precisará sobre aquellos que presentan
Estas disposiciones importan un piso sobre el cual las particularidades en el ámbito ambiental, remitiendo al
provincias pueden extender regulaciones complemen- análisis que los autores administrativistas han realizado
tarias, fijando otras sanciones o penas más rigurosas,
en relación con los restantes.
tal como expresamente reconocen las leyes 26331 y
26639. Una parte importante de la doctrina sostiene la trasla-
ción directa de los principios aplicados en derecho pe-
Consiguientemente, existe una variabilidad notoria de
nal al derecho administrativo sancionador, lo que se jus-
regulaciones policiales que cambian de una provincia
tificaría desde la perspectiva de aquellos que ven en
a otra, lo que dificulta, en un trabajo de la naturale-
ambas especialidades expresiones jurídicas de igual
za y extensión como el presente, pretender una revi-
naturaleza, diferenciables únicamente por una cues-
sión casuística de las infracciones existentes. Es por
tión cuantitativa determinada por la especie o la me-
ello que no se considera en el análisis la descripción
dida de la pena.
de cada una de las infracciones administrativas posi-
bles, sino que se atenderán los principios que las ri- Contrariamente, otra parte importante de la doctrina y
gen, sea desde la especialidad contravencional como la jurisprudencia entienden que tal traslación no es ab-
de la ambiental. soluta, sino que debe modularse a las características

tencia del 24/5/2007, in re “Lucero, Martín”, LL Online AR/JUR/4095/2007, disponible en www.laleyonline.com.


ar.
(61) Calabrese, A., “El régimen penal y sancionatorio de la Ley de Protección del Patrimonio Arqueológico y
Paleontológico”, LLNOA 2008-933.
(62) Pinto, M. y Martín, L., “El régimen jurídico y ambiental de los residuos en Argentina”, en Montes Cortés, C.,
“Régimen jurídico y ambiental de los residuos sólidos”, Ed. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2009.
(63) Smith, J., “Carácter, función y relatividad de los principios generales del derecho”, LL 1981-D-1203.
(64) Gambino, S. M. y López Mesa, M., “Someras reflexiones en torno a los principios generales del derecho,
su alcance y aplicación”, LLP 2004-430.

Buenos Aires, noviembre 27 de 2013 - JA 2013-IV, suplemento fascículo n. 9 13


Doctrina
del régimen administrativo, el cual presenta sus particu- Cada disciplina jurídica especificará así las reglas jurí-
laridades y principios específicos que lo separan de las dicas que le corresponden dentro de la fuente y funda-
exigencias del derecho penal. mento que irradian los principios comunes. Pero las par-
ticularidades del procedimiento administrativo llevarán a
Dentro de esta última tendencia, Buteler (65) sostiene
que los principios de tal subsistema normativo resulten
que la especialidad administrativa permitiría el dictado
acordes con su realidad y fundamento e, incluso, dentro
de un régimen propio, aunque ante la falta de regula-
de la especificidad del derecho contravencional ambien-
ción deben adoptarse de manera analógica los precep-
tal, existirá un ajuste con respecto al sistema adminis-
tos que brinda el derecho penal. En este sentido, la
trativo general como resultado de los fundamentos pro-
generalidad de las normas administrativas ha introdu-
pios de tal regulación, tal como lo está materializando la
cido preceptos que estatuyen expresamente o desarro-
llan algunos de los mentados principios, en especial en práctica jurisprudencial que referimos infra.
lo que hace al debido proceso, el informalismo o el prin- En este sentido, en lo que hace al análisis que se rea-
cipio de proporcionalidad. liza en este trabajo, destaca que el principio de reser-
En coincidencia con la segunda de tales posturas, se va legal y tipicidad, con fundamento constitucional en
observa que el conjunto de preceptos sancionadores, los arts. 18, 19 y 75, inc. 22, CN, aunque en todo ca-
sean penales o contravencionales, en realidad respon- so implica la imposibilidad de sanción si ésta no se ba-
den a principios generales del derecho, muchas veces sa en una ley anterior al hecho que se sanciona, pre-
especificados en esquemas normativos de mayor jerar- senta particularidades en el derecho administrativo que
quía –constitucional o convencional–. lo distinguen de la rigurosidad con que se aplica en ma-
teria penal (68).
En este sentido, en el régimen argentino, los principa-
les principios que hacen a las garantías de las personas De este modo, Noe (69) observa una intensidad dis-
sometidas a un proceso sancionador, en caso de estar tinta en la aplicación de este principio en materia ad-
positivados en una norma escrita, no encuentran su gé- ministrativa con respecto al régimen penal, advirtiendo
nesis en el derecho penal, sino en instancias de ma- que en aquélla las conductas pasibles de aplicar una
yor trascendencia y jerarquía normativa, propias del de- sanción, si bien están determinadas a priori por la le-
recho constitucional (arts. 18 y 19, CN) y del derecho gislación vigente –leyes, reglamentos, estatutos espe-
de los tratados de derechos humanos, constitucionali- ciales–, su aplicación exige una cierta dosis de discre-
zados en el régimen argentino (art. 75, inc. 22, CN). cionalidad en su evaluación, todo dentro del límite de la
Por ello, es una consideración chauvinista el pretender razonabilidad, siendo esto porque los preceptos legales
que los principios resultan un acervo de una de las ra- deben ser en algunos casos genéricos, ya que no po-
mas del derecho sancionador, cuando más bien todas drían describirse con minuciosa precisión todas las con-
ellas se nutren de esas pautas jurídicas fundamentales. ductas a observar o seguir (a diferencia del derecho pe-
nal) y, por ello, aunque el núcleo de la conducta debe
En esa perspectiva es evidente que la proposición gené-
estar caracterizado en la norma, esto puede ser con al-
rica que constituye un principio actúa como criterio fun-
guna necesaria vaguedad.
damental en la conformación del derecho sancionador
y, con ello, tanto en materia penal como contravencional En relación con esta modulación administrativa de la
existirá una base común irradiada por las premisas que máxima nullum crimen sine lege, en materia ambiental
fijan los preceptos constitucionales para todo el sistema –explica Calvo Charro (70)– tal principio resulta de im-
sancionador (66). Aunque no en todos los casos podrá pensable aplicación de manera absoluta, dada la com-
existir una coincidencia plena entre los mecanismos de plejidad técnica y las exigencias de constante adecua-
garantía contravencional y penal (67), ya que las leyes ción, con lo cual el desarrollo reglamentario resulta una
que los desarrollen en cada materia podrán adoptar per- exigencia inexcusable; cita en apoyo jurisprudencia del
files disímiles sin desconocerlos (art. 28, CN). Tribunal Constitucional español.

(65) Buteler, A., “Límites de la potestad...”, cit., p. 677.


(66) Trayter Jiménez, J. y Aguado i Cudolà, V., “Derecho administrativo sancionador: materiales”, Ed. Cedecs,
Barcelona, 1995, p. 26.
(67) Noe, G., “Principios y normas del derecho penal aplicables en el procedimiento administrativo. Alcance y lí-
mites”, LLGran Cuyo 2008-2 y ss.
(68) Trayter Jiménez, J. y Aguado i Cudolà, V., “Derecho administrativo...”, cit., p. 39.
(69) Noe, G., “Principios y normas...”, cit.
(70) Calvo Charro, M., “Sanciones medioambientales”, Ed. Marcial Pons, Madrid, 1999, p. 55.

14
Técnicas y principios aplicables a las sanciones ambientales
En ese sentido, Hutchinson advierte que debe reco- to sanciones administrativas como penales, en virtud
nocerse un ámbito de especial sujeción de quienes de responder éstas a distintos fundamentos y regíme-
se encuentran sometidos a la potestad sancionatoria nes, exteriorizando responsabilidades de distintas natu-
ambiental (71) y Falbo explica que los supuestos de su- raleza (76), de modo que el principio referido no obsta
jeción especial de la esfera ambiental distinguen el ejer- a que puedan existir múltiples juicios que abarquen dis-
cicio del ius puniendi en la misma esfera de otras ma- tintos tipos de responsabilidad –civil, administrativa, po-
terias administrativas, entrando en un ámbito donde se lítica o penal– (77).
reduplica la exorbitancia del poder estatal y ello permite
No deben confundir en este tema otras experiencias
flexibilizar el principio de reserva legal y tipicidad, adap-
existentes en el derecho comparado, como ocurre en
tándolo a la especial situación (72).
el caso español, que adquieren ciertas configuraciones
Desde el punto de vista jurisprudencial, esta modulación por su desarrollo positivo; en dicho país, si bien ante-
se ha visto claramente validada en pronunciamientos riormente era posible aplicar ambas sanciones –admi-
que han confirmado sanciones por contaminación, don- nistrativas y judiciales– frente a un mismo ilícito (78), a
de la conducta típica se encuentra descripta en la resolu- partir de la Constitución de 1978 (arts. 25 y 45.3) se
ción reglamentaria de la ley que estipula la sanción (73). ha considerado a esta posibilidad vedada, dándose lu-
gar a una prevalencia de la sanción penal frente a la
Otra máxima que merece atención es el denominado
administrativa (79), lo que desnaturaliza el carácter de
non bis in idem, principio general de derecho o regla ju-
ultima ratio que suele asignarse al derecho penal. Con
rídica no positivizada, que en su vertiente material sig-
ello, sólo ante una prohibición expresa puede inhibirse
nifica la garantía para quien comete un acto ilícito, de
un régimen sancionatorio frente a otro; ésta no es una
que no podrá ser sancionado dos veces por el mismo
regla extrapolable en forma directa a otras realidades
hecho, y en su aspecto procesal, que un mismo hecho
normativas como la argentina.
no podrá ser objeto de dos procesos distintos, cons-
tituyendo un límite a la potestad sancionadora de la En materia ambiental, en particular, la posibilidad de
Administración (74). que a un mismo hecho se le asignen distintas respon-
sabilidades –civil, penal, administrativa, ambiental–
De este modo se limita la posibilidad de aplicar dis-
ha sido explicitada, además, mediante el denominado
tintas penas frente a una identidad de sujeto, hecho y
principio de responsabilidad previsto en la ley 25675,
fundamento, aunque se acepta que si una misma ac-
al que referiremos infra.
tuación infringe diversas normas, alguna de protección
ambiental y otras que tutelan otros valores o bienes, Además, no debe perderse de vista la posibilidad de
es posible la aplicación acumulativa de sanciones he- que un mismo hecho genere una asignación de respon-
terogéneas en cuanto al fundamento y bien protegido sabilidad que se materialice en distintas sanciones que
que las justifica (75). En general, se sostiene que en el integren una misma pena. Así, por ejemplo, en materia
derecho argentino este principio, sin embargo, no inhi- contravencional vinculada a la Ley de Fauna, se ha ob-
be la posibilidad de aplicar ante un mismo hecho tan- servado que la aplicación de la sanción de decomiso,

(71) Hutchinson, T., “Responsabilidad pública...”, cit., p. 380.


(72) Falbo, A., “La sanción administrativa ambiental”, RDAmb., n. 2, Ed. Lexis Nexis, Buenos Aires, abril-junio
2005, p. 39.
(73) Sup. Corte Just. Mendoza, sentencia del 20/12/2006, in re “Embotelladora de Los Andes S.A v.
Departamento General de Irrigación s/APA”; sentencia del 16/8/2007, in re “Fecovita v. Departamento General
de Irrigación s/APA”; sentencia del 6/3/2013, in re “Polipetrol S.A v. Departamento General de Irrigación s/APA”;
sentencia del 6/5/2013, in re “YPF S.A v. Departamento General de Irrigación s/APA”, disponibles en www.jus-
mendoza.gov.ar.
(74) Maljar, D., “Derecho administrativo sancionador”, Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires, 2004, p. 245.
(75) Calvo Charro, M., “Sanciones medioambientales”, cit., p. 107.
(76) Noe, G., “Principios y normas...”, cit., p. 6.
(77) Sup. Corte Just. Mendoza, sentencia del 28/12/1998, in re “Panella, Alberto v. Municipalidad de San Martín
s/APA”; sentencia del 17/5/2012, in re “Estado Nacional - Comisión Nacional de Energía Atómica/Departamento
General de Irrigación s/APA”; sentencia del 6/3/2013, in re “Polipetrol S.A v. Departamento General de Irrigación
s/APA”; sentencia del 6/5/2013, in re “YPF S.A v. Departamento General de Irrigación s/APA”, disponibles en
www.jusmendoza.gov.ar.
(78) Noe, G., “Principios y normas...”, cit., p. 7.
(79) Calvo Charro, M., “Sanciones medioambientales”, cit., p. 96.

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Doctrina
multa e inhabilitación, respecto de quien transgredió el tancia si se considera que las sanciones muy elevadas
régimen de la ley 22421, no constituye una triple pena pueden inducir a los grandes establecimientos conta-
por una sola infracción, sino que se trata de una pena minadores a imponer a sus agentes una conducta am-
única con pluralidad de sanciones, modalidad corriente biental adecuada, lo que responde a la función preven-
en las leyes penales y contravencionales, con presencia tiva que debe concretar el ius puniendi, mientras que
en diversos artículos del Código Penal (80). una sanción modesta puede inducirlos a correr el ries-
go ante la poca incidencia del castigo en los beneficios
El principio del debido proceso y la presunción de ino-
que genera su conducta ilícita (86).
cencia –in dubio pro reo– resultan también propios de
los procedimientos sancionadores, no siendo posible Finalmente, el último aspecto que nos interesa conside-
consiguientemente la sanción si –luego de la debida rar es el que refiere al principio de culpabilidad, máxima
defensa– existe falta de convencimiento sobre la exis- característica del derecho penal, que en numerosas si-
tencia de la falta; convencimiento que estará necesaria- tuaciones ha sido excluido directamente en el derecho
mente ligado a la actividad probatoria desarrollada en el administrativo sancionador.
marco del principio de la verdad material y el sistema de
El principio nulla poena sine culpa en materia penal ha
la libre convicción (81).
sido desarrollado a partir del art. 34, CPen., y a través
Una diferencia importante entre el desarrollo penal y de su admisión el derecho penal le reconoce al delin-
administrativo de este principio se manifiesta en el ám- cuente la categoría de persona, esto es, la categoría de
bito adjetivo, propiamente en la efectividad de la pe- un ser capaz de conducirse racionalmente, cuya res-
na entre tanto se sustancian instancias recursivas (82). ponsabilidad jurídica no descansa en la sola naturaleza
Mientras que en el ámbito penal los efectos se suspen- lesiva del resultado de su comportamiento, sino en su
den hasta tanto no recae una sentencia firme, en el actitud espiritual al portarse de esa manera, lo que pre-
ámbito administrativo –por efecto del principio de pre- supone libre albedrío y conciencia para elegir de mane-
sunción de legitimidad de los actos administrativos– los ra valorativa (87).
actos sancionatorios son ejecutivos y ejecutorios y, por
La adopción de este principio acarrea la exclusión de
tanto, deben cumplirse incluso cuando están sometidos
responsabilidad objetiva –por cuanto la subjetividad es
a la vía recursiva, salvo que expresamente la autoridad
fundamento de la responsabilidad– y de la responsa-
disponga lo contrario.
bilidad de las personas jurídicas –porque carecen de
También es trascendente el principio de proporcionali- una voluntad propia que pueda fundar una criminalidad
dad, acorde con el cual la actividad administrativa san- distinta a la de sus órganos–. Sin embargo, la respon-
cionadora debe lograr una correcta adecuación entre la sabilidad administrativa se caracteriza por permitir am-
infracción y la sanción impuesta, sin perder de vista las bas especies, lo que demuestra un alejamiento de tal
circunstancias peculiares de cada caso (83). concepción.
Esta proporcionalidad es un factor que corre en dos
c) Principios propios del derecho ambiental
sentidos: por una parte, el exceso o no de punición
aplicables al derecho contravencional
conlleva la ilegalidad o validez de la sanción (84) y, por
otra parte, la parvedad de punición resta eficiencia a Sin perjuicio de los principios del derecho administrativo
la función preventiva del derecho sancionador ambien- sancionador que hemos analizado, la especificidad del
tal (85), debiendo atenderse que la graduación de los derecho ambiental ha generado ciertos principios que
aspectos pecuniarios de la sanción adquieren impor- le son propios, los que en el régimen argentino han si-

(80) Corte Sup., sentencia del 24/2/1987, in re “César y Antonio Karam S.C.I.C.A v. Poder Ejecutivo Nacional”,
Fallos 310:360.
(81) Sup. Corte Just. Mendoza, sentencia del 13/5/2013, in re “José Cartellone Construcciones S.A v.
Departamento General de Irrigación s/APA”, disponible en www.jusmendoza.gov.ar.
(82) Buteler, A., “Límites de la potestad...”, cit., p. 677.
(83) Calvo Charro, M., “Sanciones medioambientales”, cit., p. 115.
(84) Sup. Corte Just. Mendoza, sentencia del 17/5/2012, in re “Estado Nacional - Comisión Nacional de Energía
Atómica/Departamento General de Irrigación”, cit.; sentencia del 6/5/2013, in re “YPF S.A”, cit.
(85) Pinto, M., “Contaminación minera y recurso hídrico: a propósito de la eficacia en el control”, RDAmb.,
n. 34, Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, abril-junio 2013, p. 292.
(86) Martín Mateo, R., “Tratado de derecho...”, cit., p. 93. Valls, M., “Derecho ambiental”, cit., p. 59.
(87) Núñez, R., “Manual de derecho...”, cit., p. 178.

16
Técnicas y principios aplicables a las sanciones ambientales
do explicitados en la ley 25675 al disponer que la inter- ponsable de los costos de las acciones preventivas y co-
pretación y aplicación de las normas de desarrollo de la rrectivas de recomposición, sin perjuicio de la vigencia
política ambiental estarán sujetas al cumplimiento de de los sistemas de responsabilidad ambiental que co-
los principios de congruencia, prevención, precautorio, rrespondan (art. 4, ley 25675).
equidad intergeneracional, progresividad, responsabili-
Tal principio aparece claramente manifiesto en el aná-
dad, subsidiariedad, sustentabilidad, solidaridad y coo-
lisis judicial que descarta la imposibilidad de acumular
peración, a los que define conceptualmente.
responsabilidades de distinta naturaleza, teniendo pre-
Estos principios, observa Lorenzetti, tienen un efecto re- sente que el cumplimiento efectivo de la obligación de
estructurador del sistema normativo (88): a la vez que recomponer ambientalmente no desvirtúa la proceden-
son fuentes de las nuevas normas ambientales que mu- cia de la sanción administrativa que corresponde sobre
tan el contenido del sistema jurídico, permiten además la base de la regulación de tutela ambiental (91).
reinterpretar e integrar las normas preexistentes al nue-
Así, frente a un proceso en el que se cuestionaba una
vo paradigma ambiental.
sanción aplicada por contaminación hídrica con uranio,
En el reciente desarrollo jurisprudencial en torno al de- bajo el argumento de que el actuar administrativo tenía
recho sancionador ambiental en materia administrativa, por único fin imponer una multa financieramente incom-
comienza a percibirse la influencia de los referidos prin- patible con la continuidad de las obras de remediación
cipios ambientales en la fundamentación de los análisis en curso, la Suprema Corte de Mendoza entendió (92)
efectuados en cuanto al alcance normativo de los pre- que a partir de la ley 25018 la Comisión Nacional de
ceptos vigentes. Energía Atómica (CNEA) presenta una responsabilidad
múltiple, que comienza en el cumplimento de las le-
En este sentido destacan diversos decisorios de la
yes administrativas locales de tutela ambiental y, den-
Suprema Corte de Justicia de Mendoza, los que reflejan
tro de ellas, los reglamentos administrativos que inhiben
de manera expresa o implícita el contexto conceptual
a las actividades mineras de acumular residuos y efec-
que surge de los principios de interpretación y aplica-
tuar vertidos de manera riesgosa para el recurso hídrico.
ción de las normas de desarrollo de la política ambien-
tal que estipula el régimen vigente (89). En relación con Pero esa responsabilidad, advierte la Corte, incluye ade-
las sanciones ambientales, la Corte ha acudido a los más propiamente las esferas civil, ante terceros, penal,
principios de responsabilidad, prevención, precaución y y ambiental; esta última conlleva la recomposición prio-
progresividad para interpretar la legalidad del caso (90). ritaria o la subsidiaria indemnización sustitutiva que sur-
ge del art. 41, CN, y la ley 25675.
El denominado principio de responsabilidad, acorde con
su definición legal, implica que el generador de efectos Esta responsabilidad integral, con fundamento positivo
degradantes del ambiente, actuales o futuros, es res- en los arts. 4 y 29, ley 25675, y en el mismo reglamen-

(88) Lorenzetti, R., “La nueva Ley Ambiental argentina”, LL 2003-C-1332.


(89) No es extraño en la jurisprudencia del Máximo Tribunal de la provincia de Mendoza acudir a los principios
del derecho ambiental para fundamentar sus decisorios. Podemos recordar en este sentido, además de los que
consideraremos en esta ocasión en torno a las sanciones ambientales, la sentencia del 20/12/2004 en la cau-
sa 80.295 caratulada “Municipalidad de Luján de Cuyo v. Gobierno de la Provincia de Mendoza s/conflicto de
poderes”, donde acude a los principios de compensación y prevención; la sentencia del 11/3/2005 en la cau-
sa 78.245 caratulada “YPF Sociedad Anónima en j° 80.866 Asociación Oikos Red Ambiental v. Gobierno de la
Provincia de Mendoza p/acc. de amp. s/inc. cas”, donde se entiende que los principios que inspiran el art. 41,
CN, se condicen con el resultado de las instancias inferiores en revisión; la sentencia del 28/9/2005 en la causa
73.383, caratulada “Dirección General de Irrigación v. Gobierno de la Provincia s/inconstitucionalidad”, LLGran
Cuyo 2005-1290, con nota de Pinto, M. y Torchia, N., “Áreas naturales protegidas, desarrollo y administración
hídrica”, donde el tribunal considera el principio de desarrollo humano sustentable y los principios de política
ambiental contenidos en la ley 5961; entre otros.
(90) Sup. Corte Just. Mendoza, sentencia del 17/5/2012, in re “Estado Nacional - Comisión Nacional de Energía
Atómica/Departamento General de Irrigación”, cit.; sentencia del 6/3/2013, in re “Polipetrol S.A”, cit.; senten-
cia del 6/5/2013, in re “YPF S.A”, cit.
(91) Pinto, M., “El régimen sancionatorio ante riesgos de contaminación hídrica: aplicación jurisprudencial de
los principios de prevención, precaución y responsabilidad ambiental”, RDAmb, n. 35, Ed. AbeledoPerrot, julio-
septiembre 2013.
(92) Supr. Corte Just. Mendoza, sentencia del 17/5/2012, in re “Estado Nacional - Comisión Nacional de
Energía Atómica/Departamento General de Irrigación”, cit.

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Doctrina
to de control de contaminación hídrica, como muy bien calidad del agua de las que podría resultar que después
observa la Corte, implica que tales órbitas de respon- de julio de 2008 no habría contaminación del acuífero,
sabilidad son independientes entre sí, o superpuestas, nada agregan al proceso, pues no borra la comisión del
de modo que la asunción de una de ellas no descarta hecho sancionable conforme el reglamento de preser-
ni obsta a las otras. Con ello, aparece manifiestamen- vación de la calidad del agua.
te incorrecta toda postura que so pretexto de asumir la
Sin embargo, debemos advertir que con posterioridad
recomposición de los daños pretende evadir las conse-
la misma sala de la Corte (96) ha presentado un retro-
cuencias sancionatorias de su producción.
ceso conceptual en el voto minoritario de uno de sus
No podemos dejar de reiterar que cada esfera de res- integrantes, donde se sostuvo que la recomposición
ponsabilidad responde a un fundamento distinto, lo que ambiental posterior es un obstáculo a la sanción ad-
impide pretender que necesariamente una de ellas sea ministrativa, criterio que no fue compartido por el vo-
absorbida o neutralizada por las otras (93). Mientras to mayoritario fundado por el Dr. Pérez Hualde, el que
que las responsabilidades civil –que implica la repara- entendió –en nuestra opinión, acertadamente– que es
ción pecuniaria de los daños individuales– y ambiental factible la aplicación de las sanciones previstas en for-
–que implica la recomposición de la situación al mo- ma independiente de la reparación de los perjuicios am-
mento anterior al menoscabo a efectos de restituir el bientales ocasionados, por lo cual, constatado el de-
bien colectivo afectado– atienden a una función repara- rrame de petróleo y excluida la discusión de si éste fue
toria que actualmente incluye también medidas de pre- remediado en tiempo y forma o no –ello importa a los
vención (94), las responsabilidades penal y adminis- fines reparatorios–, el obrar administrativo sancionato-
trativa, como expresiones del ius puniendi del Estado, rio resulta ajustado a derecho.
tienen por finalidad evitar que el daño se produzca me-
El principio de progresividad, conforme lo define el
diante el desaliento a las conductas reprochables, la
art. 4, ley 25675, implica que los objetivos ambienta-
sanción administrativa es el medio indirecto con que
les deberán ser logrados en forma gradual, a través de
cuenta la Administración para mantener la observan-
metas interinas y finales, proyectadas en un cronogra-
cia a las normas y restaurar el orden jurídico vulnerado.
ma temporal que facilite la adecuación correspondiente
En otra ocasión (95), la Corte hizo efectivo el principio a las actividades relacionadas con esos objetivos.
de responsabilidad entendiendo que la protección de la
En nuestra percepción, este principio ha sido aplicado
calidad de las aguas del dominio público provincial y la
por el Máximo Tribunal mendocino cuando decidió des-
sanción de multa es consecuencia de la responsabilidad
cartar las defensas de una infractora que había conta-
del generador de efectos degradantes del ambiente, que
minado las aguas, ponderando para ello la valoración
debe responder por los costos de las acciones preventi-
en el tiempo de la implementación –o su falta– de las
vas y correctivas de recomposición y también por los sis-
medidas de prevención idóneas para evitar el evento
temas que rigen la responsabilidad ambiental, como lo
contaminante que motivaba la sanción (97), a cuyos
es en el caso de las normas administrativas que tutelan
efectos observó que a partir de 1987 la infractora ha-
la calidad del agua frente a conductas contaminantes.
bía asumido descontaminar sus instalaciones en el me-
En el caso, la Corte observa que el propio actor reco- nor plazo posible, obteniendo la declaración de impacto
noce, tanto en esa sede como en la instancia adminis- ambiental (DIA) del proyecto respectivo recién una dé-
trativa, que ha precedido la existencia de trabajos de cada después. A pesar de ello, al momento del even-
remediación, lo que evidencia a las claras el hallazgo to contaminante sancionado (2002), las obras no em-
de irregularidades que debieron ser corregidas y, con- pezaban e, incluso, al momento de la pericia técnica
secuentemente, constatada la infracción en debida for- (septiembre 2010), la obra sólo presentaba un 35% de
ma, la circunstancia alegada por el accionante respec- avance. En ese contexto, el referido fallo entiende que
to de las posteriores campañas de monitorización de la no puede excusarse la responsabilidad de la infractora

(93) Pinto, M., “Contaminación minera...”, cit., p. 292.


(94) Seguí, A., “Prevención de los daños y tutela inhibitoria en materia ambiental”, en Lorenzetti, R. (dir.),
“Derecho Ambiental y daño”, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2009, ps. 93 y ss., explica la evolución producida des-
de el inicio del derecho de daños reparador a su actual configuración, en la que sume la función preventiva.
(95) Sup. Corte Just. Mendoza, sentencia del 6/3/2013, in re “Polipetrol S.A”, cit.
(96) Sup. Corte Just. Mendoza, sentencia del 6/5/2013, in re “YPF S.A”, cit.
(97) Sup. Corte Just. Mendoza, sentencia del 17/5/2012, in re “Estado Nacional - Comisión Nacional de Energía
Atómica/Departamento General de Irrigación”, cit.

18
Técnicas y principios aplicables a las sanciones ambientales
por las situaciones que dieron lugar al evento contami- segundo lo hace también en el caso de duda o incerti-
nante sancionado, ya que a pesar del riesgo cierto, la- dumbre. En ese marco y justificando la ausencia de fa-
tente y probable de que ello ocurriera, la obra prometida lencias en el acto sancionatorio, el tribunal valora que la
por la CNEA para evitar tales circunstancias previsibles empresa sancionada nunca tomó las medidas adecua-
se demoró mucho más de una década (si sólo se com- das para prever, prevenir o reducir al mínimo las causas
puta el plazo desde la DIA). y evitar cualquier efecto adverso o amenaza de daño
grave o irreversible y que, ante tal peligro, no puede uti-
Este razonamiento judicial tiene por trasfondo una apli-
lizarse como razón para postergar la adopción de medi-
cación juiciosa del referido principio de progresividad,
das eficaces la falta de información o certeza científica.
donde el logro gradual y a través de metas interinas y fi-
nales proyectadas en un cronograma temporal que es- En otra oportunidad, el tribunal referido también acudió a
tipula la ley 25675 importa necesariamente la existen- la idea de prevención para justificar la procedencia san-
cia de pautas razonables de implementación (98), y su cionatoria desde las normas que tutelan la calidad del
dilatación indebida conlleva a un virtual incumplimiento agua frente a un derrame de petróleo efectivamente pro-
que no puede dejar de atenderse al momento de eva- ducido, que potencialmente podría afectar el recurso hí-
luar conductas. Es que una obligación de recomposi- drico (102), sosteniendo que la falta de afectación efecti-
ción que se torna sine die reduciría al derecho ambien- va del agua no es óbice para la aplicación de una sanción
tal a un mero papel simbólico (99). de multa con el objeto de que en el futuro se evite la pro-
ducción de siniestros ambientales como el ocurrido en
El principio de prevención, por su parte, conlleva que
la especie, mediante la oportuna adopción de las me-
llas causas y las fuentes de los problemas ambientales
didas adecuadas y la inversión de los recursos necesa-
se atenderán en forma prioritaria e integrada, tratando
rios a tales efectos, entendiendo que de la lectura de tal
de prevenir los efectos negativos que sobre el ambien-
normativa se desprende que la aplicación de la sanción
te se pueden producir, y el principio precautorio importa
es procedente sin necesidad de que la degradación, al-
que cuando haya peligro de daño grave o irreversible la
teración o contaminación del agua y los entornos afecta-
ausencia de información o certeza científica no deberá
dos efectivamente ocurra, bastando al efecto la realiza-
utilizarse como razón para postergar la adopción de me-
ción de una actividad o acción que pueda ocasionarlas.
didas eficaces, en función de los costos, para impedir
la degradación del medio ambiente (art. 4, ley 25675). Para reafirmar tal postulado, la sentencia recuerda que
la doctrina especializada en la materia observa que de
En nuestra opinión, por una parte, la justificación del
un tiempo a esta parte nos hallamos ante el surgimien-
quantum sancionatorio que ha admitido la Corte para
to del ambiente como un nuevo bien jurídico colectivo,
confirmar sanciones que implican el máximo de la es-
en cuya defensa se imponen los mecanismos anticipa-
cala legal conlleva a hacer efectiva la función preventi-
torios, de tutela temprana, precoz, a la luz de los princi-
va del derecho sancionador (100).
pios de prevención y precaución de política ambiental y,
Pero, además de ello, de manera expresa la Corte ha para llevar adelante su cometido, el derecho ambiental
acudido a tales principios para fundar la legalidad de necesita de herramientas jurídicas que son, en su ma-
la sanción aplicada ante riesgos de contaminación de yoría, originadas en otros sectores del ordenamiento, a
aguas (101). En tal fallo, el tribunal especifica el alcan- las que luego adecuará conforme a sus propios objeti-
ce de los principios de prevención y precaución, sos- vos y finalidades. En ese caudal instrumental se cuen-
teniendo que el deber de preservación del medio am- tan, entre otras, la exigencia de evaluación de impac-
biente para las generaciones futuras, establecido por to ambiental, el ordenamiento territorial, el deber de
la Constitución Nacional como obligación de todos los información, las audiencias públicas y demás expresio-
ciudadanos y de las autoridades, se aplica sobre la ba- nes jurídicas que tienden a traducir las exigencias del
se de ambos principios y, mientras el primero actúa en principio de prevención al mundo de las normas. Como
defensa del ambiente cuando hay certeza de daño, el subproducto de esta creación, a su vez, aparecen los

(98) Cafferatta N., “Principios de derecho ambiental”, JA 2006-II-1142, observa la proporcionalidad como sub-
principio de la progresividad, afirmando la necesaria razonabilidad de los tiempos que implican los cambios, en
un equilibrio entre medios y fines.
(99) Ver sobre esta falencia de la ineficacia normativa, Wolf, P., “¿La irresponsabilidad organizada? Comentario
sobre la función simbólica del derecho ecológico”, ED 136-821.
(100) Pinto, M., “Contaminación minera...”, cit.
(101) Sup. Corte Just. Mendoza, sentencia del 6/3/2013, in re “Polipetrol S.A”, cit.
(102) Sup. Corte Just. Mendoza, sentencia del 6/5/2013, in re “YPF S.A”, cit.

Buenos Aires, noviembre 27 de 2013 - JA 2013-IV, suplemento fascículo n. 9 19


Doctrina
instrumentos autorizatorios y concesionales de neto ca- ello, sea a través de tipos penales en blanco, de peligro
riz administrativo y, también, medidas represivas como o responsabilizando a las personas que actúan a través
las sanciones administrativas, herramientas que –apli- de entes de existencia ideal. En la aplicación de tales
cadas para prevenir conductas no deseables o reprimir normas, además, se ha excluido que las regulaciones
las producidas–no son ni más ni menos que la expre- extrapenales puedan servir de fundamento para justifi-
sión del “poder de policía”. car conductas penalmente reprochables.
Las contravenciones administrativas vinculadas a la tu-
VI. CONCLUSIONES
tela ambiental encuentran su aplicación en el marco de
El derecho sancionador ambiental en la Argentina está los tradicionales principios propios del derecho sancio-
compuesto por preceptos administrativos y penales que nador, aunque adecuados tanto a la especialidad admi-
regulan sanciones tendientes a garantizar la tutela del nistrativa y ambiental. Además de ello, los novedosos
entorno. Dentro de ellos, diversas normas regulan deli- principios provenientes de las regulaciones ambienta-
tos ambientales referidos a la caza ilegal, la contamina- les han comenzado a influenciar en la interpretación y
ción con residuos peligrosos o el huaqueo, habiéndose aplicación de los procesos sancionatorios de contenido
precisado las particularidades que en el régimen vigente ambiental, dando una nueva entidad al alcance de los
presentan diversas técnicas legislativas adoptadas para procedimientos tradicionales en la materia.

El interés público ante el “enfoque de


derechos”: análisis doctrinario y jurisprudencial
Por Eduardo R. Olivero

SUMARIO:
I. La dimensión constitucional y la función administrativa.– II. Los lineamientos
principales del “enfoque de derechos”.– III. El paradigma de la eficacia social de
los derechos: La centralidad de la dignidad y de la garantía de los contenidos
mínimos de los derechos fundamentales.– IV. A modo de síntesis conclusiva

I. LA DIMENSIÓN CONSTITUCIONAL Entre todos los pilares –interrelacionados– del dere-


Y LA FUNCIÓN ADMINISTRATIVA cho público (comprensivos del interés público, del bien
común, de los derechos fundamentales, la división de
La doctrina y la jurisprudencia del derecho público, en
general, vienen conformando activamente un escena- poderes, etc.) se presenta una teleología común que
rio jurídico caracterizado por la primacía de los prin- pone de resalto la textura básica del orden público im-
cipios generales, reconociendo, asimismo, la denomi- perante, aparejando ello –entre otros– la necesidad de
nada constitucionalización del ordenamiento jurídico, llevar adelante funciones y roles serviciales, objetivos
todo lo cual se proyecta –entre otros– a la teoría y el e institucionales, a cargo de una “buena administra-
régimen del acto administrativo (1), a la función admi- ción” (2).
nistrativa y, en fin, al interés público mismo, como prin-
cipio estructural sobre el que se asienta la actividad La propia noción de “función administrativa” ha sido así
administrativa. perfilada, condicionada, “nutrida” y –en parte– “abstraí-

(1) Cassagne, J. C., “El neoconstitucionalismo y su proyección al acto administrativo”, RDA, n. 87, 2013, p. 757.
(2) Ver: Ponce Solé, J., “Procedimiento administrativo, globalización y buena administración”, JA 2008-IV, supl.
Derecho Administrativo, ps. 2 y ss. Ver también: Gutiérrez Colantuono, P. A. y Justo, J. B. (colab.), “Administración
Pública, juridicidad y derechos humanos”, Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2009.

20
El interés público ante el “enfoque de derechos”: análisis…
da” en el plano constitucional (3), quedando vincula- abstracta y generalizada, con base en teorías que no
da a una serie de principios, estándares, directrices, cuentan con “precisiones concretas referidas a la valo-
normas, derechos –ampliados–, garantías, políticas es- ración del mentado interés para la decisión de un caso
peciales, etc., que, por un lado, pueden limitar –ne- o conflicto de derechos... no brindan parámetros obje-
gativamente– y, por el otro, guiar –positivamente– la ac- tivos, criterios interpretativos y de valoración a los en-
tuación del Estado y de la Administración, contando con cargados de aplicar este derecho específico. Asimismo,
suficiente operatividad y fuerza normativa (siempre en no se hacen cargo de la complejidad del sistema de
interés de la dignidad humana, de la persona y de la Derecho Administrativo actual, en constante cambio y
satisfacción del acceso a y del pleno goce y ejercicio formación, olvidándose su fin instrumental como medio
igualitario de los derechos fundamentales, individuales para la realización del bien común” (6).
y colectivos).
A los fines de hacer un aporte a dicha cuestión, en este
El interés público –como el orden público, el bien co- trabajo vamos a intentar aproximarnos al estudio de los
mún, etc.– que gestiona y concretiza la Administración sentidos básicos y las vinculaciones metodológicas de
es un concepto jurídico que no se compadece –hoy interés que para la tarea de “concretización” del interés
día– con los parámetros tradicionales afirmativos de público vienen determinadas desde un “enfoque de de-
una apreciación discrecional, libre, meramente volitiva, rechos”, que adscribe al lenguaje y a la lógica propia de
exclusiva o excluyente de la Administración (4), ni tam- los derechos humanos, exigiendo del intérprete tener
poco es sinónimo del bien de la mayoría ni de la “ra- presente los estándares, las obligaciones estatales y las
zón de Estado” (5). Si bien se trata de un concepto garantías correlativas a la configuración conceptual de
indeterminado, éste exige su adecuada determinación cada derecho fundamental (sobre lo cual, en esta opor-
o “concretización” (en sus fines, objetivos, contenidos) tunidad, se harán algunas apreciaciones en referencia
sobre la de base de elementos de juicio, estándares o a sus aspectos “mínimos”).
parámetros objetivos, concretos y aplicables al caso o
la decisión de que se trate, según cada marco jurídico La propuesta es que –a mi modo de ver– la forma de
habilitante (lo que no sólo resulta de apreciación y con- eliminar la tensión que suele advertirse entre la efica-
formación legal, sino que se estructura a nivel constitu- cia administrativa (bajo la finalidad de persecución del
cional y convencional, con todo su costado “principialis- interés general) y la defensa de los derechos de los par-
ta” [art. 75, inc. 22, CN]). Atendiendo a los renovados ticulares es justamente vincular la mentada “concreti-
paradigmas en vigor, el Estado –al perseguir dicho inte- zación del interés público” con el referido “enfoque de
rés público– debe obrar en interés de la eficacia social derechos”, lo que permite advertir dos cuestiones cen-
de los derechos, de la tutela efectiva de sus conteni- trales para el análisis:
dos protegidos, de sus armónicas relaciones funciona-
1. que toda limitación de los derechos fundamentales
les y de su desarrollo progresivo (a la luz del principio de
debe tener lugar por ley y 2. que el derecho adminis-
razonabilidad/proporcionalidad).
trativo conecta al interés público (categoría constitucio-
En tal sentido, cabe compartir la problemática que apa- nal) y a la gestión administrativa, con la garantía de la
reja el abordaje usual del interés público de manera eficacia social de los derechos individuales y colectivos

(3) Carnota, W., “La Administración prestacional y los derechos fundamentales”, elDial DC19AE, del 19/11/2012;
Soria, D., “Bases constitucionales del proceso administrativo bonaerense”, RAP, 196, doctrina, 5.
(4) Ver García de Enterría, E., “La Lucha contra las inmunidades del poder”, Ed. Civitas, Madrid, 1995, p. 42,
quien ya insertaba dicho concepto a la luz del “principio expansivo” inherente a la teoría de los conceptos jurí-
dicos indeterminados. Ver también: García de Enterría, E. y Fernández, T. R., “Curso de derecho administrativo”,
Ed. Civitas, Madrid, 2001, p. 460. Sobre la importancia que adquieren en esta materia los estándares perti-
nentes, ver: OEA, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “El acceso a la justicia como garantía de los
derechos económicos, sociales y culturales: estudio de los estándares fijados por el sistema interamericano de
derechos humanos”, 2007, OEA/Ser.L/V/II.129 Doc. 4, 7/9/2007, con pronunciamientos críticos sobre la nece-
sidad de acotar la discrecionalidad administrativa.
(5) Ver así: Sagüés, N. P., “El papel del ‘interés público’ en la ley 26854 sobre Medidas Cautelares”, JA 2013-
III-1, del 3/7/2013, ps. 15-16, quien puntualiza que “en la tutela estatal de ese bien común se incluye simul-
táneamente la tutela de los derechos personales... el interés público está igualmente comprometido en la de-
fensa de esos derechos... el Estado... no debe funcionar, alegando razones de interés público, para transgredir
derechos constitucionales que, asimismo, constitucional e internacionalmente, tiene que tutelar”.
(6) Cohen Salama, C., “Bases epistemológicas y metodológicas para una teoría interpretativa del derecho ad-
ministrativo”, JA 2003-I-1375.

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que encuadran su validez, legitimidad y consistencia en a una concepción garantista de los procedimientos ad-
términos sustantivos –constitucionales, democráticos, ministrativos: cabe el entendimiento de que éstos com-
pluralistas, abiertos a nuevas y complejas realidades, a prometen también a la Administración con el desarrollo
los renovados y creativos tópicos, principios, valores, a de una función positiva de gestión del “acceso a” y del
las exigencias de la razonabilidad práctica, etc.–. Queda “goce pleno e igualitario de” los derechos, como ver-
desplazada la consideración del derecho administrativo dadero sustento del interés público perseguible en ca-
desde una óptica meramente formal y asentada sólo en da caso. Las funciones a cumplimentar son pues de de-
el paradigma legalista, debiendo por ende buscarse la fensa y protección, pero también de gestión, ampliación
gestión e instrumentación del funcionamiento armónico y determinación de los derechos (en sus contenidos y
y razonable de los derechos, el resguardo de la inalte- alcances, en sus relaciones funcionales y equilibradas,
rabilidad –y el pleno goce– de sus contenidos mínimos, etc.), lo que exige en todos los casos prever y aplicar las
el favorecimiento de su desarrollo progresivo conforme garantías necesarias para tales objetivos (8).
los objetivos de un gobierno democrático, etc., “empo-
derando” a los ciudadanos a tales efectos. Mediante la reforma constitucional de 1994 se ha otor-
gado jerarquía constitucional –entre otros– a diversos
No hay tal tensión así (en términos teóricos, normati- instrumentos internacionales (9), todo conforme el mar-
vos, epistemológicos y metodológicos) entre la “auto- co interpretativo protectorio, armónico y teleológico pro-
ridad” y la libertad o los derechos fundamentales, en pio del art. 75, inc. 22, CN (10), lo que determina la
tanto su pleno goce no es límite sino punto de partida y aplicabilidad de una serie de principios, derechos y ga-
referente inicial (7). rantías sustanciales que redefinen el modo habitual ba-
Y, en este sentido, cabe resaltar las renovadas exigen- jo el cual entendemos los conceptos –interrelacionados–
cias de juridicidad que recaen sobre los procedimientos como “orden público”, “interés público”, “bien común” o
administrativos: donde el debido proceso no sólo ad- “interés general” (y, con ello, todas las potestades, pre-
quiere características protectorias de la defensa de los rrogativas y privilegios aparejados), “anclando” éstos en
derechos, sino que asume el resguardo de las garan- la dignidad y el ámbito de los derechos humanos (11)
tías necesarias para la gestión de la eficacia y la deter- (en cuya protección está necesariamente comprendida
minación de aquéllos. Estos aspectos no refieren sólo la restricción al ejercicio del poder estatal).

(7) D’Argenio, Inés A., “Un enfoque erróneo en la concepción del derecho administrativo”, AP AP/DOC/3230/2012,
2004-48-309, secc.: Estudios, quien expresa: “Los derechos fundamentales no constituyen en nuestro ordena-
miento jurídico un límite al ejercicio de prerrogativas públicas, en tanto, por razón de esencia, ellos son el prin-
cipio”. Bien expone dicha autora que no se trata de acudir a un enfoque liberal de la disciplina, “sino destacar
el punto de partida necesario en el estudio de ella a partir de la Constitución Nacional para desechar la postu-
ra de quienes, por oposición, ponen su énfasis en la eficacia de la Administración y ‘el centro de gravedad en
el interés público interpretado por el Poder, con la menor intervención posible del ciudadano’”. Se objeta la “re-
gulación estática” y la presencia de “prerrogativas irrenunciables del Poder Administrador... como la de decir el
derecho mediante el dictado de actos administrativos definitorios del interés general que ha de imponerse en el
seno de la sociedad” y siguiendo a Fiorini se adopta una “concepción ‘garantista’, sobre la base de la juridicidad
como único marco posible para la realización jurídica del fin público”.
(8) Entre otros precedentes verdaderamente ejemplificadores de estos recambios sustanciales cabe tener pre-
sente lo resuelto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante, Corte IDH), en el caso
“Baena, Ricardo y otros (270 trabajadores v. Panamá)”, sentencia del 2/2/2001.
(9) Para un estudio sistemático de las injerencias del derecho internacional me remito a los diversos trabajos
obrantes en Carnota, W.; Maraniello, P. (dirs.) y Sosa, L. G. (coord.), “Tratado de los tratados internacionales”,
Ed. La Ley, Buenos Aires, 2011, con algunos aportes de interés elaborados por el autor.
(10) Conf. Olivero, E. R., “Los principios del derecho público argentino: la armónica recepción de la legalidad
supranacional y sus implicancias para el interés público”, Revista Iberoamericana de Derecho Administrativo y
Regulación Económica, IJ Editores, del 11/7/2012; IJ-LXV-150.
(11) Aspectos básicos que –con todas sus derivaciones y consecuencias– la Corte Suprema de Justicia de la
Nación viene proyectando con justeza en sus fallos: ver así el reciente caso “Asociación de Trabajadores del
Estado s/acción de inconstitucionalidad”, sent. del 18/6/2013, particularmente consids. 7, 8 y ss., donde –en
una frase fácilmente generalizable a la tutela de los variados derechos fundamentales, cuya indivisibilidad e
interdependencia reconoce el fallo– bien se expone que la tarea de “determinación jurídica” importa hacer “jus-
ticia in concreto”, verificando la “directa y notoria repercusión sobre el grado o la medida del acceso... al goce
y ejercicio de derechos fundamentales”, tendiendo “a posibilitar que la persona humana pueda llevar una vida
digna en la existencia, lo cual deriva, naturalmente, de su dignidad esencial”.

22
El interés público ante el “enfoque de derechos”: análisis…
Lo dicho adquiere implicancias respecto de la legi- intervenciones estatales. Este enfoque utiliza las nor-
timidad –y eficacia– de las posiciones jurídicas de la mas sobre derechos humanos como un marco referen-
Administración y también en torno a sus relaciones cial obligado para el logro de ciertos objetivos (p. ej.,
con los ciudadanos y las organizaciones intermedias: reducir la pobreza), aplicando valores y principios bási-
conforme a lo cual no puede haber legítima contradic- cos de derechos humanos (no discriminación, univer-
ción entre el interés público y la tutela de los derechos salidad, atención de grupos vulnerables, participación,
fundamentales. Así, en el fallo citado (“Asociación de indivisibilidad e interdependencia, roles de los titulares
Trabajadores del Estado”, consid. 11) bien se recuerda de derechos y obligaciones, empoderamiento, transpa-
–con cita de precedentes del sistema protectorio inte- rencia, rendición de cuentas, etc.), con injerencias res-
ramericano– que el “bien común” (base de la actuación pecto de las tareas de elaboración, planificación, imple-
del Estado) se interpreta como un “elemento integrante mentación, monitorización, seguimiento, vigilancia, etc.,
del orden público del Estado Democrático, cuyo fin prin- de programas, planes y políticas públicas en general.
cipal es ‘la protección de los derechos esenciales del
hombre y la creación de circunstancias que le permitan Sobre la base de dichos objetivos, tales medidas públi-
progresar espiritual y materialmente’”. cas son orientadas y fiscalizadas en función de la obli-
gación de proveer asistencia adecuada, prevención,
II. LOS LINEAMIENTOS PRINCIPALES protección, promoción y efectivización de los derechos,
DEL “ENFOQUE DE DERECHOS” debiendo aplicar los respectivos mecanismos de vigilan-
cia, seguimiento y monitorización de dichos objetivos y
a) El mentado enfoque de derechos (12) tiene que ver sus resultados. Todo ello ha de ser desarrollado confor-
con los cambios de paradigmas aparejados por los de- me a los respectivos marcos conceptuales apropiados y
rechos humanos, especialmente en materia de dere- relativos a cada derecho fundamental (13).
chos sociales y la cuestión de la pobreza, reconociendo
los vínculos entre los derechos humanos, el desarrollo Asimismo, este enfoque resalta la necesidad de trans-
y la democracia. El referido “enfoque de derechos” (en parentar, exponer y combatir la existencia de situacio-
sintonía con el “entendimiento común” y los “Principios nes o relaciones injustamente desiguales o discrimina-
de Naciones Unidas sobre el Enfoque de Derechos” torias. En tal sentido, interesa tener presente el sistema
[2003], mencionados por las fuentes citadas) conci- de derechos y todo su plexo de obligaciones correlati-
be a las personas como sujetos de su propio desarro- vas (del Estado y de terceros), a lo que se suma –como
llo –potenciando sus capacidades en la defensa de sus fuera dicho– que dichos derechos son vistos como un
derechos– más que como beneficiarias pasivas de las marco de referencia obligado para los planes y las polí-

(12) Ver: www.americalatinagenera.org; www.who.int/hhr/news/hrba_to_health_spanish.pdf y www.undp.org/


content/dam/undp/library/corporate/Reports/UNDP_HRBA_SP.pdf, entre otros. Como lo exponen los órganos es-
pecializados, en el contexto de la intrínseca relación entre “desarrollo” y “derechos humanos” (p. ej., Informe
sobre desarrollo humano, PNUD, 2000), el enfoque de derechos busca cortar con anteriores prácticas (p. ej.,
aquellas centradas en la identificación y satisfacción de las necesidades básicas de la población beneficiaria)
reemplazándolas por otras basadas estrictamente en el reconocimiento de que toda persona es titular de unos
derechos fundamentales inherentes. En tal sentido se afirma que el objetivo ya no es la satisfacción de nece-
sidades, sino la realización de derechos. Y si los derechos conllevan obligaciones, hablar pues de derechos im-
plica hablar de quién tiene responsabilidades en relación con esos derechos. Idéntico cambio de perspectiva
puede tener lugar en referencia a la determinación del interés público: no se trata de un concepto de libre apre-
ciación discrecional –en el sentido en que tradicionalmente es entendido este término– ni los beneficios respec-
tivos han de ser vistos como concesión del poder público. La vinculación de la tarea de su concretización con
base en un enfoque de derechos, deja a las claras las responsabilidades públicas implicadas en la satisfacción
del acceso a y del goce y ejercicio igualitario de los derechos fundamentales, enfatizando en ello la óptica de las
obligaciones y los estándares y exigencias inherentes a tales derechos y al necesario “empoderamiento” de la
ciudadanía que así queda aparejado (frente a una Administración que ya no “monopoliza” aquel interés público).
(13) En tal sentido, véase la documentación de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de
las Naciones Unidas, “Los derechos humanos y la reducción de la pobreza. Un marco conceptual”, ONU, 2004,
donde se establece un enfoque de derechos humanos aplicado a estrategias de reducción de la pobreza. Uno
de los puntos interesantes de análisis que se plantean radica en la distinción entre diferentes formas en que los
derechos humanos pueden ser pertinentes para la pobreza: pertinencia constitutiva, pertinencia instrumental y
pertinencia restrictiva respecto del contenido y el ámbito de las estrategias de reducción de la pobreza (ver www.
fao.org). Entre los instrumentos internacionales de derechos humanos es usual aludir al vínculo entre democra-
cia-desarrollo-derechos humanos, como lo reafirma últimamente el Protocolo de San Salvador.

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ticas estatales. El enfoque de derechos busca lograr de- terior, postulando así la necesidad metodológica de te-
sarrollar las capacidades de los titulares de deberes en ner que diseñar, aplicar y efectuar un correcto e íntegro
cumplir con sus obligaciones y las capacidades de los “enfoque de derechos” en la tarea de concretización del
titulares de derechos en exigir efectivamente sus dere- interés público (en la actividad legislativa, reglamenta-
chos, participando, monitorizando, controlando los re- ria, administrativa, regulatoria, etc.). Y, como ya lo vi-
sultados. Para ello son relevantes los procedimientos mos, estos resguardos no sólo tienen lugar en torno a
seguidos y los resultados alcanzados, lo cual –natural- la defensa de los derechos, sino también en toda activi-
mente– se extiende al ejercicio de la función adminis- dad tendiente a su determinación y gestión, bajo debe-
trativa. Las personas, especialmente las más desfavo- res y obligaciones estatales relevantes.
recidas, han de contar con el poder, las capacidades y
Dicho enfoque –como lo vimos–, pues, ha de explici-
el acceso a los recursos que les permitan exigir sus de-
tar y relacionar titularidades de derechos –analizando
rechos y tener mayor control sobre sus propios planes las notas, los contenidos y las exigencias de tales de-
de vida. De allí que este enfoque requiere a las autori- rechos– con las obligaciones estatales correlativas, pre-
dades lograr advertir, precisar y combatir las problemá- cisando además las garantías respectivas (mecanismos
ticas reales de nuestra realidad (necesitadas de abor- de participación, control, exigibilidad y justiciabilidad),
daje estatal), como condicionantes y obstáculos para el cuestión que la jurisprudencia (sobre todo de la Corte
acceso a y para el goce y ejercicio pleno e igualitario de Suprema de Justicia de la Nación y otros tribunales del
los derechos, verificando las causas de incumplimien- país) viene reafirmando de modo decidido (14).
tos a los derechos, comprobando la eficacia y la opera-
tividad de las políticas instrumentadas. b) Como bien se ha dicho, es fundamental para un en-
foque de derechos partir del reconocimiento de una re-
Las políticas y los programas de desarrollo deben tener lación directa entre el derecho, la obligación correlativa
como objetivo principal la efectiva realización de los de- y la garantía, lo que se asienta en los respectivos mar-
rechos humanos (atendiendo a los principios de inalie- cos conceptuales (propios de cada derecho en cues-
nabilidad, indivisibilidad, interdependencia e interrela- tión), tornándose ello relevante para la elaboración,
ción de todo el conjunto amplio de derechos humanos implementación o el desarrollo de políticas y medidas
–civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y co- públicas, como asimismo en torno a su fiscalización y
lectivos–) y, como fuera dicho, deben lograr fortalecer evaluación, lo que exige la oportuna previsión de sufi-
las capacidades de los actores intervinientes (identifi- cientes mecanismos de transparencia, publicidad, par-
cando las brechas existentes en la realidad). ticipación social y de formas de control y rendición de
Las normas, estándares y principios de derechos hu- cuentas –accountability–.
manos (p. ej., aquellos contenidos en los instrumentos Este “enfoque de derechos” refuerza la concepción ju-
internacionales de derechos humanos: art. 75, inc. 22, rídica de los derechos económicos, sociales y cultura-
CN) deben orientar también la cooperación y la pro- les (en adelante, DESC) y exige dotar a cada estrategia,
gramación del desarrollo en todos los sectores, sien- intervención, reglamentación o regulación jurídica de un
do además relevante el resguardo del principio de igual- marco conceptual orientador explícito (bajo la presen-
dad, de la no discriminación y de la atención a grupos cia de principios o estándares tales como la razonabili-
en mayor situación de vulnerabilidad, como asimismo dad, la idoneidad/adecuación, la progresividad/no regre-
lograr la oportuna rendición de cuentas, el poder con- sividad, la igualdad real de oportunidades, la garantía de
tar con adecuadas vías de acceso a la información, con los niveles mínimos y esenciales de disfrute de los dere-
transparencia en los procedimientos y con la efecti- chos, el principio pro homine, etc.), dando cuenta –an-
va participación de los afectados, entre otros. En ple- te el dictado de políticas o medidas públicas–, en suma,
na sintonía con las características del referido “enfo- de la relación entre el derecho humano de que se trate,
que de derechos” podemos, pues, considerar de vital las obligaciones correlativas y las técnicas de garantía y
importancia la exigencia actual de aplicar y desarrollar exigibilidad que en cada caso correspondan. Como ha
–sobre los variados institutos del derecho administrati- sido receptado en importantes instrumentos internacio-
vo– las vinculaciones sustanciales y procedimentales y nales (p. ej., la Declaración de Viena [1993]), es impor-
los sentidos y condicionantes que de tal forma surgen tante advertir, en primer lugar, que del cuerpo de prin-
del contexto constitucional mencionado en el punto an- cipios, reglas y estándares del derecho internacional de

(14) Una reseña de diversos precedentes judiciales relevantes en Caputi, C. y Salvatelli, A., “Manifestaciones de
la globalización en la jurisprudencia de la Corte Suprema sobre el derecho administrativo”, LL, supl. Extraordinario,
Administrativo, septuagésimo quinto aniversario, agosto 2010.

24
El interés público ante el “enfoque de derechos”: análisis…
los derechos humanos se deriva –entre otras– la propo- propios o en la forma de autosatisfacción de sus nece-
sición de que tanto los derechos civiles y políticos, cuan- sidades económicas y sociales; no discriminar, etc.); ii)
to los DESC son universales, indivisibles e interdepen- la obligación de proteger (prever estructuras y mecanis-
dientes. Asimismo, las diferencias entre tales derechos mos de tutela de aquellas libertades y derechos frente
son meramente de grado y no sustanciales –atendien- a eventuales afectaciones causadas por terceros); iii) la
do a la relevancia que presente la actividad prestacional obligación de garantizar (adoptar las medidas pertinen-
para cada tipo de derecho–. En su mérito es certero afir- tes para asegurar y satisfacer el acceso a y el goce efec-
mar que la estructura de todos los derechos puede ser tivo del contenido mínimo exigible de cada derecho en
caracterizada como un complejo de obligaciones positi- juego: provisión de bienes o servicios básicos, tutela de
vas y negativas –a cumplimentar, en principio, por par- sectores marginados o excluidos, etc.) y iv) la obligación
te del Estado o por terceros “delegatarios” de funciones de promover (discusiones sobre los medios y medidas
o cometidos públicos–, siendo fruto de una conceptua- de mayor alcance, formulación de políticas, programas,
lización rigurosa la necesaria admisión de un continuum metas, modalidades y opciones de desarrollo progresi-
de derechos –con sus obligaciones negativas y positivas vo, etc., favoreciendo aquí –mayormente– la acción de
pertinentes, de diverso peso o importancia simbólica, las instituciones democráticas). Las últimas tres obliga-
según uno u otro tipo de derechos–. ciones son más proclives a ser identificadas con obliga-
ciones positivas, principalmente a cargo del Estado (sin
Así, cobra especial interés para nuestro análisis la vi-
mengua del control sobre las omisiones en adoptar me-
sión que destaca la existencia de niveles de obligacio-
didas o realizar acciones, etcétera).
nes estatales (p. ej., obligaciones de respetar, proteger,
garantizar, promover, etc.) que caracterizan el comple- Interesa puntualizar que la exigencia de contar con re-
jo que identifica a cada derecho en juego, independien- cursos y previsiones presupuestarias no es la única for-
temente de su adscripción como derecho civil, político ma posible de tutelar y satisfacer los derechos socia-
o económico, social o cultural (15). Sintetizando dicha les (ni resulta ser la única medida exigible al Estado). A
visión, en un análisis por niveles de obligaciones (y en los fines del presente análisis cabe tener presente pues
lo que interesa para el presente trabajo) podríamos dis- que el Estado puede adoptar al respecto diversas mo-
tinguir entre: i) la obligación de respetar (más propia- dalidades de regulación o de prestación de servicios,
mente vinculada a los límites negativos impuestos por imponiendo incluso diversas restricciones, limitaciones
los derechos al accionar del Estado o de terceros: no u obligaciones a terceros (16), lo cual se relaciona con
interferir con la libertad de acción y los planes de ca- el análisis de las diversas obligaciones positivas sustan-
da individuo o grupo en el modo de ejercicio de sus le- ciales y procesales que puedan estar involucradas (17),
gítimos derechos, en el uso de sus recursos y medios las que se deben concretizar en función del “enfoque

(15) Abramovich, V. y Courtis, C., “Hacia la exigibilidad de los derechos económicos, sociales y culturales. Estándares
internacionales y criterios de aplicación ante los tribunales locales”, en Abregú, M. y Courtis, C. (comps.), “La
aplicación de los tratados sobre derechos humanos por los tribunales locales”, Ed. CELS - Editores del Puerto,
Buenos Aires, 1997, ps. 287-288, y, de los mismos autores, “Los derechos sociales como derechos exigibles”, en
Durante, A. L. (coord.), “La constitución real. Enfoques multidisciplinarios”, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2001, ps. 33
y ss., quienes apuntan –con acierto– la existencia de diversas dificultades conceptuales para efectuar distinciones
radicales entre los derechos, teniendo los diversos catálogos de derechos un valor heurístico, ordenatorio, etc. No
sólo en cuanto diversos derechos “civiles y políticos han adquirido un indudable cariz social” –se reinterpretan en
clave social– o en función de las interdependencias entre los derechos, sino también ante el hecho de que su es-
tructura presenta sólo diferencias de grado –en referencia a la relevancia de la actividad prestacional–. Los dere-
chos se caracterizan, pues, como complejos de obligaciones negativas y positivas (con diversas combinaciones y
pesos simbólicos, según los casos) y entre los dos polos en juego hay espacios intermedios “en los que la combi-
nación de obligaciones positivas y negativas se presenta en proporciones diversas”. Así, citando a Contreras Peláez,
destacan que para los derechos sociales la prestación representa verdaderamente la sustancia, el núcleo, el con-
tenido esencial del derecho y su inexistencia supone automáticamente la denegación del derecho. Con cita de van
Hoof se desarrolla la temática de diversos niveles de obligaciones estatales (respetar, proteger, garantizar, promo-
ver), aplicables a todo el espectro de derechos, y con cita de Eide, en referencia a los DESC, incluso se destaca
que es un error común creer “que sólo el Estado debe satisfacer esos derechos... es el individuo el sujeto activo
de todo desarrollo económico y social tal como lo establece el art. 2, Declaración sobre el Derecho al Desarrollo”.
(16) Abramovich, V. y Courtis, C., “Los derechos sociales...”, cit., ps. 42 y ss.
(17) En dicha línea, ver Gialdino, R. E., “La protección de la vida y de la familia, y el derecho a la vivienda y a
la seguridad social, en situaciones de pobreza extrema. Obligaciones positivas sustanciales y procesales del
Estado”, JA 2008-IV-3 y ss., fasc. 4.

Buenos Aires, noviembre 27 de 2013 - JA 2013-IV, suplemento fascículo n. 9 25


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de derechos” antedicho. Lo expuesto fundamentalmen- nas eficaces y adecuadas al ordenamiento del derecho
te implica considerar las medidas estatales como ac- internacional, la progresividad y no regresividad, el prin-
ciones positivas destinadas a dar efectividad a los dere- cipio de eficacia, los principios pro homine, in dubio pro
chos (con particular énfasis cuando se trata de superar libertate –pro actione–, etc.) y marcan el derrotero por
situaciones graves de exclusión y desigualdad estructu- el que se encauza la responsabilidad estatal.
ral, etcétera).
El mentado “enfoque de derechos” determina que los
Es innegable, así, que los derechos sociales adquieren ordenamientos nacionales y subnacionales y las auto-
carácter de derechos inherentes a la dignidad humana y ridades públicas quedan obligadas –entre otros–, como
al respeto de la condición de la persona (en su libre de- base del “interés público” y del “bien común”, no sólo a
sarrollo) y de no resultar suficientemente dotados de los garantizar la defensa de los derechos sino también (en
instrumentos que le confieren plena operatividad y efec- relación recíproca e interdependiente) a tener que ase-
tivo cumplimiento se produce, pues, el quiebre de su gurar su gestión y concretización mediante, por ejemplo.
inviolabilidad. Por ello, aquéllos exigen prever diversos
i) la creación y garantía de las condiciones necesarias
niveles de obligaciones exigibles (con sus respectivas
para el pleno goce y ejercicio de los derechos funda-
técnicas de garantía) y su tutela activa requiere accio-
mentales (que no sólo expresan la base del consen-
nes y prestaciones positivas (planes, programas, políti-
so mínimo –racional, jurídico y moral– sobre el cual se
cas, medidas, etc.), tratándose como tales de importan-
asientan las sociedades globales, regionales y locales,
tes instrumentos de control y orientación del ejercicio
sino que explicitan y desarrollan el propio contenido
del poder estatal. Cabe reconocer de tal forma el cam-
axiológico constitucional [arts. 33 y concs., CN]);
bio paradigmático operado mediante la aplicación de los
estándares de derechos humanos sobre la formulación y ii) la remoción de los obstáculos existentes, legales y de
fiscalización de políticas y medidas públicas (18). hecho y respecto de todas las estructuras, vías y pro-
cedimientos por las cuales se manifiesta el ejercicio del
c) Tras un sólido desarrollo jurisprudencial y legislati-
poder público, asegurando que sean capaces de garan-
vo rige plenamente en sede administrativa la obligación
tizar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los dere-
de garantizar la tutela administrativa efectiva, las reglas
chos (21).
del debido proceso y la inviolabilidad de la garantía de
defensa, reforzado ello de conformidad con las garan- Estas cuestiones se articulan en el contexto de una
tías previstas en los propios instrumentos internaciona- concepción constitucional renovada [gestada –a la
les (19), tratándose de diversas obligaciones y princi- par del avance del derecho internacional– en los tiem-
pios que se acoplan a los principios de derecho público pos de Posguerra y desarrollada y fortalecida des-
argentino –de conformidad con un enfoque iusfunda- de entonces (22)], que sostiene hoy día una visión de
mental (20)–, los que guían la tarea interpretativa en convivencia plural y democrática entre los derechos,
la materia (p. ej., la obligación de respeto y garantía de contemplando la garantía de variados contenidos sus-
los derechos, la obligación de adoptar medidas inter- tanciales (23), todo lo cual otorga mayor complejidad

(18) Esta visión es compartida por Fayt, C. S., en “Evolución de los derechos sociales: del reconocimiento a la
exigibilidad”, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2007, p. 147, p. 162 y concs.
(19) Lo cual permite y exige al intérprete advertir la importancia de los respectivos marcos jurídicos habilitantes
(complejos, abiertos y no limitados a las leyes). Al respecto me remito a lo dicho en “La discrecionalidad admi-
nistrativa ante los deberes funcionales de la Administración y las injerencias de los principios de derechos huma-
nos”, elDial.com DC13E8, supl. Derecho Público, del 12/8/2010, con las derivaciones señaladas al respecto por
M. Ivanega al citar dicho texto, en “Empleo público y discrecionalidad administrativa”, RDLSS 2012-5, p. 411.
(20) Al respecto, ver: Olivero, E. R., “La matriz iusfundamental: acción cultural-derecho de incidencia públi-
ca y estatal”, Ed. Utopías, Ushuaia, 2011 (con prólogo del Dr. Walter Carnota), parte II (ver locales de Eudeba,
Facultad de Derecho, UBA), obra que fuera presentada en el Instituto Gioja (Facultad de Derecho, UBA) y contó
con las disertaciones de los Dres. W. Carnota y Oscar Fappiano (Derecho al Día, año XI, n. 199, del 13/9/2012
y también O. Fappiano, comentario obrante en LL del 15/6/2012).
(21) Ver en términos coincidentes: Salomoni, J., “Estudio preliminar”, en Cassese, S., “La crisis del Estado”, Ed.
LexisNexis, Buenos Aires, 2003, p. 25.
(22) Ver: Carbonell, M., “Teoría del neoconstitucionalismo. Ensayos escogidos”, Ed. Trotta, Madrid, 2007;
Fappiano, O. y Olivero, E. R., “El fortalecimiento de las instituciones democráticas por medio de la interpretación
y la praxis constitucional”, LL, supl. Derecho Constitucional, del 9/8/2012, p. 20.
(23) Carnota, W., “La operatividad de los derechos humanos en la jurisprudencia reciente de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación”, en Abramovich, V.; Bovino, A. y Courtis, C. (comps.), “La aplicación de los tratados

26
El interés público ante el “enfoque de derechos”: análisis…
(pero, a la vez, un fuerte sentido protectorio y de efec- foque de derechos” y entre sus consecuencias recono-
tivización de los derechos) al discurso y a la praxis jurí- ce como “obligación primera” la de “dar plena efecti-
dica e institucional. En su mérito, la actuación de todo vidad a los derechos” (consid. 14 in fine). Se parte de
órgano o poder Estatal resulta –o no– justificada, en la reconocer la operatividad efectiva de los derechos fun-
medida en que razonablemente acredite la reunión de damentales (consid. 10, refiriendo que se trata de “nor-
las condiciones (sustanciales y procedimentales) de va- mas jurídicas operativas con vocación de efectividad”,
lidez y legitimidad, que devienen pertinentes para ca- pero al mismo tiempo señala que esa operatividad ad-
da caso (decisión, actuación, medida, política pública, quiere –p. ej., en el caso del derecho a la vivienda– un
etc.), en el contexto del ámbito de discusión propio del carácter derivado, al consagrar “obligaciones de hacer a
sistema de los derechos humanos. cargo del Estado” [consid. 11]: no se trataría así de una
operatividad directa, en el sentido de solicitar su provi-
Algunos autores destacan que el equilibrio debe dar-
se “entre la autoridad y la protección de la persona físi- sión por la vía judicial [ver consid. 17]).
ca y jurídica y de sus derechos individuales y colectivos, En el mismo fallo se expresa que la implementación de
interpretados con arreglo en las reglas de la razonabi- dicha operatividad por los poderes públicos (Legislativo
lidad práctica” (24). Al respecto podemos agregar que y Ejecutivo, que deben determinar los planes concre-
el rol de la autoridad se encuentra hoy plenamente vin- tos a desarrollar –sin que ello sea función del Poder
culado al derecho (no sólo a la ley) y se ejerce (nunca Judicial–) exige “la necesidad de valorar de modo gene-
contra sino para otorgar garantía y armónica vitalidad y ral otros derechos...”, aludiendo a la existencia de una
garantía a todos los derechos, de modo servicial y ob- relación jurídica compleja (entre el titular de la preten-
jetivo) en pleno resguardo protectorio y tutela efectiva sión, el legitimado pasivo directo –Estado– y el indirec-
de todos los derechos e intereses individuales y colecti- to –la comunidad–).
vos reconocidos, que son la base y justificación misma
de la autoridad así considerada. De allí que el mentado La Corte, sin embargo, no deja de considerar que los
equilibrio ha de exponerse siempre sobre la base de un derechos fundamentales que consagran obligaciones
adecuado y preciso “enfoque de derechos” (que tam- de hacer a cargo del Estado –con la referida operati-
bién contempla un diálogo armonizador y fecundo en- vidad derivada– están sujetos al control de razonabili-
tre derechos –que se integran y promueven sistemáti- dad por parte del Poder Judicial. Lo interesante del fa-
camente– y que vincula titularidades de derechos, sus llo en examen radica en que expresa que dicho control
obligaciones y garantías correlativas, etc.), dentro del de razonabilidad implica el respeto y la aplicación (con
cual la Administración adopta una postura concreta –en remisión a Rawls) del “principio de igualdad democráti-
sustento del interés general que entiende así configura- ca” y el de “diferencia con finalidad tuitiva de los secto-
do–, sin dejar de resguardar (del modo más óptimo po- res excluidos”, al decidir políticas públicas, agregando
sible) la tutela efectiva, oportuna y armónica de todos que “en el campo de las reglas normativas, ello signi-
los derechos fundamentales del caso, con pleno respe- fica que hay garantía mínima del derecho fundamen-
to y garantía del cumplimiento de las obligaciones impli- tal que constituye una frontera a la discrecionalidad de
cadas –todo lo cual queda sujeto al control judicial am- los poderes públicos”, debiendo acreditarse en tal sen-
plio y suficiente–. tido “una amenaza grave para la existencia misma de la
persona”, tratándose de “garantías mínimas indispen-
III. EL PARADIGMA DE LA EFICACIA SOCIAL sables para que una persona sea considerada como
DE LOS DERECHOS: LA CENTRALIDAD DE tal” (consid. 12).
LA DIGNIDAD Y DE LA GARANTÍA DE LOS En dicho fallo se consideró que el “esfuerzo estatal rea-
CONTENIDOS MÍNIMOS DE LOS DERECHOS
lizado para garantizar los derechos... no es suficiente o
FUNDAMENTALES
adecuado” (consid. 13), señalando que dicho esfuerzo
a) La Corte Sup. (en autos “Recurso de hecho Q. C. S. debe ser “el resultado de un análisis integral para en-
Y. v. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires s/amparo”, contrar la solución más eficiente y de ‘bajo costo’” y de-
del 24/4/2012, Q. 64 XLVI, concerniente al derecho a la be ser “adecuado para garantizar la protección y al asis-
vivienda digna) ciertamente aplica el mencionado “en- tencia integral” del afectado (consid. 15).

sobre derechos humanos en el ámbito local. La experiencia de una década”, Editores del Puerto, Buenos Aires,
2007, todo lo cual se expresa en ciertos principios y paradigmas de interés. Ver Lorenzetti, R. L., “Teoría de la
decisión judicial. Fundamentos de derecho”, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2006.
(24) Cassagne, J. C., “El neoconstitucionalismo...”, cit.

Buenos Aires, noviembre 27 de 2013 - JA 2013-IV, suplemento fascículo n. 9 27


Doctrina
El principio en pie, así, radica en realizar un esfuerzo porcionalidad [strictu sensu (27): balance costos-be-
suficiente para garantizar derechos, para tornarlos ope- neficios, etc.]. Compartimos la premisa seguida por
rativos y eficaces, sobre todo en el marco de la tutela Cianciardo, que indica que la determinación de si una
de los contenidos mínimos –donde, como lo señala la medida altera o no un derecho fundamental presupone
Corte, no rigen los clásicos parámetros de la discrecio- una previa indagación acerca del contenido inalterable
nalidad estatal–. o esencial del derecho fundamental de que se trate. Y a
todo evento, corresponde tener presente que “la deter-
b) La cuestión de la alteración de un derecho suele re-
minación concreta de los derechos en juego... configu-
sultar aludida con términos como “desnaturalizarlo”,
ra una ‘causa’ según la doctrina de este Tribunal (Fallos
“destruir” lo que se quiere amparar, “mutar” su sus-
275:282; 308:1489; 313:863, entre otros)” (28) (as-
tancia o esencia, “desvirtuar” el derecho, proceder a su
pecto que puede adquirir diversos requisitos según la
afectación “sustancial y definitiva”, extinguirlo o degra-
índole de los derechos, los hechos y las pretensiones
darlo, admitiéndose que se suspendan o limiten de ma-
involucradas en el caso: derechos individuales, dere-
nera razonable los derechos, en aras del bienestar ge-
chos de incidencia colectiva, etc.). En este sentido, el
neral (25). La discusión central en la materia pasa por
contenido esencial de un derecho determina sus notas
la concreción de garantías vitales mínimas como forma
definitorias, su peculiaridad, lo que hace que sea re-
de otorgar y asegurar la tutela efectiva de los conteni-
conocible como tal –perteneciente a un tipo determi-
dos constitucionales protegidos (o contenidos esencia-
nado–. Tales notas o propiedades son ineludiblemente
les, inalterables) respecto de cada derecho involucrado
necesarias para que el titular pueda acceder al goce y
y ante las posibles intervenciones sobre ellos (por par-
ejercicio de aquellos intereses, bienes y recursos para
te del legislador, la Administración, etc.), lo cual tam-
cuya consecución el derecho se reconoce.
bién puede contemplar un primer análisis en el plano
de la armonización y ajustamiento entre derechos (26). Y, como segundo paso metodológico en miras de la
concreción del mentado enfoque de derechos, una vez
Y este sería el primer paso –metodológico– en orden a
determinado –fundadamente– el contenido sustancial
concretar el referido “enfoque de derechos”.
del derecho –o de los derechos– en juego es posible
Entiendo que el análisis de la inalterabilidad de un de- proceder a pensar y aplicar las variantes del principio de
recho fundamental es de índole categorial y ajeno a la proporcionalidad –p. ej., la relación entre costos y be-
actividad de poderación que aplica el principio de pro- neficios, la justa medida de la “restricción” de cada de-

(25) Ver entre otros: Corte Sup., “Provincia de San Luis v. Estado Nacional”, consids. 23 y ss., LL 2003-B-537; y
consids. 5-6, voto de la jueza Argibay (con remisiones al caso “Avico”) y 27 y ss. del juez Lorenzetti (quien reme-
mora la jurisprudencia de la Corte Sup., desde el caso “Ercolano”), en “Massa, Juan Agustín v. Poder Ejecutivo
Nacional - Dec. 1570/2001 y otro s/amparo”. En el consid. 29 del voto del último juez mencionado se expre-
sa que “todos los individuos tienen derechos fundamentales con un contenido mínimo para que puedan des-
plegar plenamente su valor eminente como agentes morales autónomos, que constituyen la base de la digni-
dad humana”.
(26) En dicho orden de ideas, ha dicho la Corte Suprema que la Constitución (y lo mismo vale para las nor-
mas que tienen igual jerarquía) debe analizarse “como un conjunto armónico dentro del cual cada parte ha
de interpretarse a la luz de las disposiciones de todas las demás”. Ha declarado también (Fallos 181:343,
consid. 2) “que la interpretación del instrumento político que nos rige no debe hacerse poniendo frente a fren-
te las facultades enumeradas por él para que se destruyan recíprocamente, sino armonizándolas dentro del es-
píritu que le dio vida”. “La Ley Fundamental es una estructura sistemática, sus distintas partes forman un todo
coherente y en la inteligencia de una de sus cláusulas ha de cuidarse de no alterar el equilibrio del conjunto. Es
posible... que el significado de un texto constitucional sea en sí mismo de inteligencia controvertida, pero la so-
lución se aclara cuando se lo considera en relación con otras disposiciones de la Constitución (Fallos 240:311)”
(autos: “Recurso de hecho deducido por la defensa y por el defensor público oficial coadyuvante de Víctor H.
Brusa en la causa Brusa, Víctor H. s/pedido de enjuiciamiento”, sent. del 11/12/2003, consid. 9.
(27) Para mayores detalles ver, entre otros, Cianciardo, J., “El principio de proporcionalidad y los derechos cons-
titucionales”, RDA, n. 81, 2012, p. 709 y Sola, J. V., “Control judicial de constitucionalidad”, Ed. AbeledoPerrot,
Buenos Aires, 2001, cap. XXIX.
(28) Corte Sup., en autos “Recurso de hecho deducido por las Asociaciones de Profesionales la Interhospitalaria,
la Asociación de Profesionales del Hospital Materno Infantil (Aspromin) y Asociación de Profesionales del Hospital
San Bernardo (Asprosber) en la causa Ministerio de Salud y/o Gobernación s/acción de amparo”, sent. del
31/10/2006, consid. 6. Sobre los derechos de incidencia colectiva, ver el voto del Dr. Lorenzetti (anticipándose
ya entonces a lo que luego se resolviera en el caso “Halabi”).

28
El interés público ante el “enfoque de derechos”: análisis…
recho según el interés público del caso, etc., conside- pectos son utilizados, en general, como pasos metodo-
rando también los derechos en sus relaciones mutuas, lógicos integrantes de la garantía de proporcionalidad.
teniendo en cuenta factores extrajurídicos, etc.–, sea al En rigor, los primeros son reglas y no principios (30)],
elaborar políticas, planes o programas, al ejercer diver- entre otros parámetros similares.
sas funciones estatales y también en el marco de las
La Corte Suprema de Justicia de la Nación en ocasio-
controversias judiciales.
nes se ha referido a la garantía del contenido esencial,
Desde esta perspectiva, una medida sólo puede ser sin aclarar mayores precisiones sobre la metodología
proporcionada si no afecta el contenido esencial del de- aplicable en la especie, habiendo recurrido a la enun-
recho involucrado y ésta es –de algún modo– la posi- ciación de ciertas notas conceptuales que se entienden
ción que surge de la propia tradición jurisprudencial de como básicas respecto del derecho o garantía en consi-
nuestra Corte Suprema de Justicia, aplicando la máxi- deración (31). En referencia a los contenidos mínimos,
ma de razonabilidad en el contexto del art. 28, CN, pero en algunos fallos de dicho Alto Tribunal se ha dicho que
teniendo presente que dicha norma prescribe la inalte-
– “Todos los individuos tienen derechos fundamenta-
rabilidad de los derechos fundamentales, cuestión que
les con un contenido mínimo para que puedan desple-
se liga a la tutela de ciertos “contenidos” constitucio-
gar plenamente su valor eminente como agentes mora-
nalmente protegidos.
les autónomos, que constituyen la base de la dignidad
Los contenidos constitucionales protegidos –los míni- humana, y que la Corte Suprema debe proteger, y un
mos razonablemente exigibles (29)– bajo la garantía de principio de justicia que goza de amplio consenso es
inalterabilidad (que no admite graduaciones y se aplica aquel que manda desarrollar las libertades y derechos
de modo independiente de toda ponderación de intere- individuales hasta el nivel más alto compatible con su
ses, bienes o valores), en sus aspectos positivos, requie- igual distribución entre todos los sujetos que conviven
ren prever las notas o propiedades que guían la confi- en una sociedad dada, así como introducir desigualda-
guración conforme la cual se interpreta cada derecho. des excepcionales con la finalidad de maximizar la por-
ción que corresponde al grupo de los menos favoreci-
Y, en sus aspectos negativos, podrán vincularse nor-
dos” (32).
mativamente a prohibiciones expresas (analizando si
cabe la posibilidad de postular posibles excepciones, – “Quienes tienen a su cargo la administración de los
interpretables de modo restrictivo) o a exclusiones en asuntos del Estado deben cumplir con la Constitución
función del particular grado de intensidad de la inter- garantizando un contenido mínimo a los derechos fun-
vención [para algunos autores –lo que comparto–, com- damentales... la Constitución no consiente interpreta-
binado ello con el examen de la idoneidad, adecuación ciones que transformen a los derechos en meras decla-
y necesidad de la medida restrictiva: aunque estos as- raciones con un resultado trágico para los ciudadanos.

(29) Ello, no a título de establecer diferencias en los contenidos de los derechos, cual si existieran contenidos
sustanciales y accidentales, esenciales y descartables, etc. Los contenidos mínimos –a mi entender– hacen alu-
sión a que los derechos tienen notas definitorias (que han de ser tratadas como los “mínimos vitales exigibles”),
pero igualmente se despliegan en un contexto continuo, armónico y abierto, siempre progresivo (en su vasto
campo de relaciones y de actuación), todo lo cual depende de la calidad de la práctica jurídica en la que se de-
baten tales contenidos y sus alcances. La ponderación, así, ha de entenderse complementaria de la inalterabili-
dad, para favorecer el mentado desarrollo progresivo y armónico de los derechos, según también los fines y ob-
jetivos propuestos por un gobierno democrático (que se concretan en políticas, planes, programas y decisiones
públicas y administrativas, en “restricciones” a los derechos, como también en ampliaciones de éstos, etcétera).
(30) Sola, J. V., “Control judicial...”, cit., p. 649, afirma que tales criterios son razonablemente objetivos, posi-
bilitando una aplicación metodológicamente controlable, en virtud de que ambos envuelven razonamientos de
probabilidad en relación con consecuencias fácticas. Se afirma que la aplicación de tales criterios a situaciones
concretas permite obtener respuestas binarias, a contrario de la aplicación del principio de proporcionalidad.
(31) La Corte Suprema se pronunció en materia de autonomía universitaria en los términos del siguiente prece-
dente (entre otros), al decir: “Ello no significa que las universidades no deban disponer de las potestades nece-
sarias para llevar a cabo su gestión y que se respete su contenido esencial, constituido básicamente por todos
los elementos necesarios que hacen al aseguramiento de la libertad académica y a la libertad de cátedra” (en
los autos “Universidad Nacional de Córdoba – Dr. Eduardo H. Staricco –rector– v. Estado Nacional - declaración
de inconstitucionalidad - sumario”, sent. del 27/5/1999).
(32) En autos “Itzcovich, Mabel v. Administración Nacional de la Seguridad Social s/reajustes varios”, sent. del
29/3/2005, Fallos 328:566. Voto del Dr. Ricardo L. Lorenzetti.

Buenos Aires, noviembre 27 de 2013 - JA 2013-IV, suplemento fascículo n. 9 29


Doctrina
Todos los individuos tienen derechos fundamentales da entre los derechos. En una concepción personalista,
con un contenido mínimo para que puedan desplegar el contenido mínimo –esencial– responde a la pregun-
plenamente su valor eminente como agentes morales ta por las condiciones necesarias para que las perso-
autónomos, que constituyen la base de la dignidad hu- nas realicen su idea del bien y desarrollen y ejerzan sus
mana, y que esta Corte debe proteger” (33). capacidades morales. Son bienes que hacen a la cali-
dad humana “y el Derecho, como la organización social
c) Dentro del ya referido “enfoque –protectorio– de de-
y económica, sirve al hombre... esos bienes fundamen-
rechos”, la noción del “contenido esencial” (34) adquie-
tales son un mínimo social” (36).
re así centralidad metodológica y se vincula con las con-
diciones (materiales y espirituales) y opciones vitales La Corte Sup., en los autos “Vizotti” (37), dijo que “pa-
que deben ser “razonablemente garantizadas” (35) res- ra resolver la contienda, es cuestión, entonces, de es-
pecto cada derecho fundamental involucrado en un ca- tablecer un criterio que, sin desconocer el margen de
so y conforme una visión funcional plural y equilibra- apreciación del legislador –y los equilibrios, balances

(33) En autos “Ministerio de Salud v. Gobernación s/acción de amparo”, sent. del 31/10/2006, Fallos 329:4741.
Voto del Dr. Ricardo L. Lorenzetti.
(34) Para un debate amplio, ver Serna, P. y Toller, F., “La interpretación constitucional de los derechos fundamen-
tales. Una alternativa a los conflictos de derechos”, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2000 y Prieto Sanchís, L., “Diez
argumentos sobre neoconstitucionalismo, juicio de ponderación y derechos fundamentales”, JA 2010-I, fasc. 1.
(35) Una buena síntesis (con remisión a los valiosos precedentes “Aquino” y “Vizzoti”) de diversas implicancias
centrales del encuadre constitucional argentino, con inclusión de la noción de “contenido constitucional pro-
tegido”, se encuentra en los autos “Madorrán, Marta C. v. Administración Nacional de Aduanas s/reincorpora-
ción”, sent. del 3/5/2007, consids. 8 a 10. Se expusieron allí los siguientes pilares –no en el orden que sigue–:
1. supremacía de la Constitución: “La Constitución Nacional es ley suprema, y todo acto que se le oponga re-
sulta inválido cualquiera sea la fuente jurídica de la que provenga”; 2. centralidad de la dignidad: que el “centro
sobre el que gira la organización de los derechos fundamentales de nuestro orden constitucional... y del orden
internacional inserto en éste” no es otro que “la dignidad, atributo inherente a toda persona”; 3. la importan-
cia de la interpretación armónica y sistemática: correctamente se afirma en el caso la apariencia de conflicto
jurídico entre cláusulas constitucionales, en tanto “la Constitución Nacional, de acuerdo con doctrina perma-
nente y conocida de esta Corte, debe ser entendida como un todo coherente, a fin de que sus cláusulas no se
excluyan o anulen recíprocamente. Su contenido ha de interpretarse de acuerdo al de las demás”, agregando
que “esta Corte tuvo oportunidad de juzgar que la mencionada búsqueda de armonización entre los preceptos
constitucionales, debe realizarse ‘ya sean éstos los llamados individuales o atribuciones estatales’”; 4. la ne-
cesidad de otorgar efectividad a los derechos: cuando está en juego “la reglamentación de los derechos cons-
titucionales, se impone un terminante señalamiento. Es sabido que la Constitución Nacional es una norma ju-
rídica y que, en cuanto reconoce derechos, lo hace para que éstos resulten efectivos y no ilusorios, sobre todo
cuando, como en el sub examine, está en discusión un derecho humano”; 5. la obligación de legislar respetan-
do –y no alterando– los contenidos constitucionales protegidos: se enfatiza en que se debe legislar “para garan-
tizar ‘el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacio-
nales vigentes sobre derechos humanos’. Asimismo, también se expresó que “los derechos constitucionales...
tienen, naturalmente, un contenido que, por cierto, lo proporciona la propia Constitución”, aduciendo también
que “la determinación de dicho contenido configure, precisamente, el objeto de estudio del intérprete constitu-
cional. Todo ello explica, también, que al reglamentar un derecho constitucional, el llamado a hacerlo no pueda
obrar con otra finalidad que no sea la de dar a aquél toda la plenitud que le reconozca la Constitución Nacional.
Luego, es tan cierto que los derechos constitucionales son susceptibles de reglamentación, como lo es que es-
ta última está destinada a no alterarlos (Constitución Nacional, art. 28)”; 6. la obligación para el intérprete de
seguir el principio pro homine: por último, se aclara que cabe exigir el pleno respeto por el principio pro homine,
lo que “se impone aun con mayor intensidad, cuando su aplicación no entrañe colisión alguna del derecho hu-
mano así interpretado, con otros valores, principios, atribuciones o derechos constitucionales”. Sobre el funcio-
namiento conjunto del principio pro homine y el de respeto por el contenido esencial de los derechos, me remi-
to a Olivero, E. R., “La matriz iusfundamental...”, cit., parte II.
(36) Lorenzetti, R. L., “Teoría de la decisión...”, cit., p. 148. Como bien lo apunta dicho autor, cuando está en
juego esta garantía, no hay competitividad, puesto que se asegura la provisión de un derecho en forma forzada,
destacando que un sistema adecuado sería aquel en que el titular tuviera opciones para ejercer sus derechos en
un sistema concurrencial de mercado y que para el caso de no poder hacerlo por razones inimputables a su con-
ducta tuviera una garantía mínima prevista –una igualdad de recursos mínimos para desempeñarse– (p. 154).
(37) “Vizzoti, Carlos A. v. AMSA S.A s/despido”, sent. del 14/9/2004.

30
El interés público ante el “enfoque de derechos”: análisis…
y objetivos que motivaron a éste–, señale los límites lo que exige tener presente los bienes o derechos sus-
que impone a todo ello la Constitución Nacional... su ceptibles de afectación por el ejercicio de la libertad
art. 28, enuncia el principio de supremacía de aqué- en cuestión). Ello debe atender –de modo necesario e
lla... La intervención de esta Corte en los términos pre- ineludible– al funcionamiento equilibrado, armónico y
cedentemente expuestos no entraña injerencia alguna razonable entre los derechos. Todo ello, a su vez, ha de
en el ámbito del Poder Legislativo, ni quiebre del prin- ser conjurado –en concreto y con adecuada prudentia
cipio de separación de poderes o división de funciones. iuris– según los fines y bienes objeto de tutela por ca-
Se trata del... debido y necesario ejercicio del control da derecho: los que siempre presentan algún “conte-
de constitucionalidad...”. Se afirma expresamente que nido razonablemente garantizado” sobre los cuales no
la Constitución “en cuanto reconoce derechos, lo ha- pueden “avanzar” los terceros o el legislador democráti-
ce para que éstos resulten efectivos y no ilusorios”. En co, so pena de desnaturalizar o alterar la esencia de di-
dicho precedente se afirma que los derechos constitu- cho derecho (afectando así a la dignidad, al valor per-
cionales tienen, “naturalmente, un contenido que, por sona, etcétera).
cierto, lo proporciona la propia Constitución. De lo con-
Siguiendo a Bidart Campos podemos sostener que los
trario, debería admitirse una conclusión insostenible y
derechos son derechos del hombre en sociedad y que
que, a la par, echaría por tierra el mentado control: que
por tal motivo pueden ser sometidos –en su ejercicio,
la Constitución Nacional enuncia derechos huecos, a
agregaríamos– a “recortes” razonables, incluso en ra-
ser llenados de cualquier modo por el legislador”.
zón de los límites intrínsecos (38). Ello debe estar su-
Como lo afirma el Alto Tribunal, la determinación de di- jeto a parámetros objetivos de control: bajo formas y
cho contenido configura, precisamente, uno de los ob- criterios razonables de argumentación (o de ajusta-
jetos de estudio centrales del intérprete constitucional y miento), todo desplegado dentro del ya expuesto mar-
explica, también, que al reglamentar un derecho cons- co y “matriz constitucional” actual. Y, en todo caso, la
titucional el llamado a hacerlo no pueda obrar con otra conclusión será que a todo evento debe garantizarse
finalidad que no sea “la de dar a aquél toda la pleni- el “contenido esencial” de cada derecho, como ámbi-
tud que le reconozca la Constitución Nacional”. La inal- to de máxima tutela –indisponible, inalterable–: y este
terabilidad de los derechos significa, pues, conferirles paso metodológico deviene elemental en miras a arti-
íntegramente la extensión y comprensión previstas en cular una correcta relación entre la “concretización del
el texto constitucional que los recepta (interpretado de interés público” y el mentado “enfoque de derechos”.
modo armónico, teleológico y sistemático), bajo la ga-
rantía de aseguramiento y plena exigibilidad de su ac- IV. A MODO DE SÍNTESIS CONCLUSIVA
ceso, goce y ejercicio –igualitario– (arts. 28, 33, 75,
Como hemos visto, resulta procedente relacionar la
incs. 22 y 23, CN, y normas concordantes). Esta inda-
cuestión del interés público con el perfil del Estado que
gación es de carácter teleológica y centrada en la efec-
constitucionalmente ha sido trazado (39). En dicho or-
tividad del goce y ejercicio de las notas esenciales del
den de ideas, dentro del renovado contexto constitucio-
derecho fundamental en juego: lo cual –como vimos–
nal en que hemos encuadrado el derecho administrati-
resulta independiente de toda ponderación de intere-
vo, resulta de suma utilidad e interés tener presente las
ses públicos o privados –o entre éstos– (lo que en rigor
exigencias propias del referido “enfoque de derechos”,
se puede vincular al principio de eficacia administrati-
otorgando –entre otros– centralidad metodológica a
va, al principio de proporcionalidad –en sentido estric-
las obligaciones estatales presentes en los instrumen-
to–, entre otros).
tos internacionales relevantes (p. ej., los del art. 75,
El “ejercicio razonable del derecho” se determina bajo inc. 22, CN), las que giran –con distintos alcances (40)–
el parámetro de la coexistencialidad (característica bá- en torno a la satisfacción y la eficacia social de los de-
sica en la que están los derechos y bienes humanos: rechos fundamentales.

(38) Bidart Campos, G. J., “Teoría general de los derechos humanos”, Ed. Astrea, Buenos Aires., 1991, ps. 210
y ss.
(39) Ver Rosa Alves, E. J., “El interés público y la Administración Pública”, JA 2011-II-20, supl. Derecho
Administrativo, siguiendo a C. Balbín, quien afirma que las prerrogativas estatales deben estar fundadas en el
reconocimiento y la satisfacción de los derechos individuales, sociales y colectivos, persiguiendo el equilibrio en-
tre éstos, en “Curso de derecho administrativo”, t. I, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2007, ps. 199 y ss.
(40) Ver al respecto: Olivero, E. R., “Los derechos fundamentales y el presupuesto estatal: la injerencia del ‘con-
tenido mínimo exigible’ como criterio rector. Alternativas para el ejercicio de la ponderación judicial”, elDial.com,
supl. Derecho Público, mayo 2012.

Buenos Aires, noviembre 27 de 2013 - JA 2013-IV, suplemento fascículo n. 9 31


Doctrina
Y la función administrativa, como el régimen del ac- concreto enfoque que tutele el acceso a y el goce pleno
to administrativo –entre otros–, ya no se vincula con e igualitario de los derechos (41) (un enfoque preventi-
una serie de recaudos meramente formales o no han vo, protectorio, ampliatorio, armónico, etc., de y entre
de ser vistos como centros de imputación de “privile- los derechos), reconociendo y “empoderando” a la ciu-
gios” administrativos. Por lo contrario, el interés públi- dadanía en todas sus dimensiones (incluso la social),
co y, por ende, todos los institutos del derecho admi- conforme una cultura jurídica y política que expresa el
nistrativo, quedan plenamente ligados a las renovadas reconocimiento universal de la dignidad y de los dere-
exigencias de juridicidad que hemos contemplado, en chos fundamentales (debiendo ser receptados y desa-
sus aspectos sustantivos como procedimentales. Se rrollados por marco legal e institucional acorde, incor-
han incrementado, con ello, los niveles de exigencia y porando mecanismos que garanticen la protección, la
de calidad argumentativa que recaen sobre los procedi- exigibilidad y la vigilancia de éstos –entre otros aspectos
mientos y las medidas y decisiones estatales: éstas de- similares que derivan del ya referido “enfoque de dere-
ben asentarse en un adecuado “enfoque de derechos” chos”–), donde resaltan los principios y los renovados
–protectorio, eficaz y armonizador–, participando activa- paradigmas que se vienen aplicando en el orden global,
mente de una práctica de índole iusfundamental com- regional, federal y subnacional al respecto.
pleja, que interrelaciona posiciones y titularidades de
Este particular “enfoque de derechos” conlleva al intér-
derechos fundamentales con los niveles de obligacio-
prete y protagonista del derecho público a tener pre-
nes exigibles (atendiendo principalmente a los conte-
sente tales renovados recambios aparejados en los pa-
nidos mínimos tutelables) y que también desarrolla re-
radigmas del derecho público, con sus efectos para la
laciones funcionales y equilibradas entre los derechos,
metodología aplicable en su ciencia y praxis, advirtiendo
entre otros tópicos.
que se trata, pues, como ya fuera visto, de tomar par-
Es indudable que el encuadre constitucional actual del te –activa– de un debate sustancial [ante lo cual no al-
“interés público” exige así “sustituir” los usuales térmi- canza con plantear el análisis –o el fundamento– de los
nos y fundamentos genéricos utilizados a su respecto institutos del derecho administrativo, desde un punto
(y, por ende, todas las “potestades”, “prerrogativas” y de vista meramente técnico, legal, competencial o for-
“privilegios” administrativos así derivados) por criterios mal (42)]. Tampoco alcanzará con justificar la actuación
objetivos y razonables que se encuentren acordes a un administrativa invocando sin más el ejercicio de “potes-

(41) “El esfuerzo orientado a articular una nueva ética con políticas públicas a nivel social y judicial y privadas,
es lo que se ha denominado como el enfoque de derechos humanos. Éste procura construir un orden centra-
do en la creación de relaciones sociales basadas en el reconocimiento y respeto mutuo y en la transparencia,
de modo que la satisfacción de las necesidades materiales y subjetivas de todas las personas y colectividades,
sin excepción alguna, constituya una obligación jurídica y social. ...Buscando construir mecanismos jurídicos y
políticos que transformen las instituciones, y consecuentemente la vida social y cotidiana de las personas so-
bre la base de una nueva ética del desarrollo humano (Guendel; 1999:3)”, citado por Solís Umaña, S., “El en-
foque de derechos: aspectos teóricos y conceptuales, www.ts.ucr.ac.cr., quien destaca que dicho enfoque “rei-
vindica el papel del Estado para garantizar el desarrollo humano y establece la política social como un derecho
social, contempla el impulso de políticas institucionales tendientes a que las personas se apropien de sus de-
rechos y participen de manera activa en su desarrollo social y controlen las acciones públicas en esa materia”.
Cabe recordar que las constituciones modernas han receptado no sólo capítulos relativos al contenido de de-
terminadas políticas, sino que reconocen la presencia de actores vinculados a los nuevos derechos y garantías
sustanciales y procesales previstas. A su vez, la jurisprudencia de los Estados –entre nosotros, bajo el renovado
impulso de la Corte Suprema de Justicia de la Nación–, en seguimiento de la actividad desplegada por los ór-
ganos de aplicación de los instrumentos internacionales de derechos humanos, viene reconociendo la existen-
cia de determinadas obligaciones estatales impostergables (ligadas a determinadas prestaciones positivas re-
lativas a los derechos sociales), frente a las cuales no es dable sostener sin más el recurso a argumentos tales
como los de la afectación a la división de poderes o la necesidad de resolver cuestiones presupuestarias (ver,
así, Daniele, M., “Exigibilidad jurisdiccional de los llamados ‘derechos sociales’ en la jurisprudencia argentina”,
LL, supl. Extraordinario, Administrativo, septuagésimo quinto aniversario, agosto 2010, ps. 28 y ss. y los diver-
sos precedentes allí reseñados. En esa misma obra, Arias, L. F., “La justicia frente a la transformación social”,
con cita de diversos precedentes de la Corte Sup., recuerda, entre otros, “Verbitsky” (Fallos 328:1146), don-
de se señalara que no hay intromisión indebida del Poder Judicial respecto de los ámbitos de los demás pode-
res, cuando se tiende a tutelar derechos o suplir omisiones en la medida en que éstos puedan estar lesionados.
(42) Se conmueven hoy día “los cimientos de un derecho administrativo que en parte ha sido edificado sobre la
fuerza de la legalidad en términos restrictivos de ley; agravado a su vez por la mayor trascendencia que desde la

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El interés público ante el “enfoque de derechos”: análisis…
tades o prerrogativas exclusivas y exorbitantes” (43) o da en forma de centralidad de la dignidad del ser hu-
de otros términos que se presentan –de manera acríti- mano y de los derechos fundamentales de la persona,
ca– vacíos de contenido constitucional en los términos ha ido reclamando que los privilegios y las prerrogativas
de su renovada matriz actual. de la Administración necesiten de redefinición, de re-
planteamiento para comprender el sentido de las cate-
Es imperativo, pues, tender a concretar la exigencia me-
gorías, conceptos e instituciones del derecho adminis-
todológica de reconocer y desarrollar la fuerza normativa
trativo en este nuevo paradigma.
de los textos constitucionales, junto a la interpretación
teleológica, sistemática y armónica de sus cláusulas, Al entrelazar el “interés público” con la “gestión protec-
aportando las herramientas teóricas y argumentativas toria –y armónica– de la efectividad del acceso ‘a’ y del
necesarias frente a las diversas facetas y desafíos de la goce pleno e igualitario ‘de’ los derechos”, ello implica
realidad del derecho público contemporáneo. criticar la noción del derecho administrativo y del acto
administrativo concebidos como centros de “prerrogati-
Resalta así –como ya fuera anunciado– la importancia vas” o “privilegios” de la autoridad pública.
de desempeñar la labor jurídica dentro de una cultura ju-
rídica constitucionalizada (44), donde la cuestión central De tal forma, la actividad administrativa debe guardar un
del derecho administrativo se expresa ya de otro modo: adecuado nexo razonable de vinculación con las exigen-
la Administración –y, de modo más genérico, la función cias (procedimentales y sustantivas) del referido “enfo-
administrativa– debe gestionar la protección y la efectivi- que de derechos”, lo que conlleva los respectivos rea-
dad del acceso a y del goce de los derechos. comodamientos de las metodologías aplicables (ligadas
ahora, p. ej., a la discusión y determinación de qué de-
El cambio de paradigma se resume a modo de la perse- rechos fundamentales están en juego –o en situación
cución concreta, equilibrada y razonable –satisfacción, pretendidamente confrontadora– en el caso, cuáles son
desarrollo– de la tutela de la dignidad y de los dere- sus contenidos sustanciales o esenciales y cuáles son
chos fundamentales (garantizar su acceso y goce pleno, las obligaciones exigibles, cómo se delimitan los ámbi-
efectivo e igualitario, remover los obstáculos existentes, tos de funcionamiento equilibrado con otros derechos,
crear las condiciones positivas necesarias, etc.). Ciertos cómo se articulan las justas exigencias de una sociedad
autores (45) han expuesto así que la realidad, expresa- democrática, entre otros tópicos de interés).

teoría y práctica del poder se brinda a las competencias reglamentarias en casos como el argentino, de fuerte
connotaciones presidencialistas. Ello nos ha llevado hacia el reino del reglamento, antes que la ley. Hablamos
así de un esquema normativo muchas veces inmune a la necesaria impregnación constitucional y que emerge
antes bien, desde la fuerza que le propone el reglamento y la ley. Pero ello no ha sido todo, ya que ha operado
luego un fuerte giro hacia un orden inferior de la legalidad. La categoría del acto administrativo desplegó toda
su fuerza sobre la base de ficciones legales que dan por presupuesto su apego a la ley, su exigibilidad y su po-
der de ejecución, sin importar si nos encontramos ante un acto contrario al núcleo central o fuerte de nuestro
constitucionalismo: la dignidad del hombre en toda su extensión... frecuentemente las prerrogativas públicas se
ejercen bajo el fundamento de validez reglamentaria antes que legal; y si lo son de esta última, es inusual va-
lidarla inmediatamente en la práctica con los principios constitucionales que rigen nuestro nuevo orden jurídi-
co... todo inicia y todo termina en saber formular al estudio del derecho administrativo desde la perspectiva de
un ordenamiento jurídico que en su centralidad adopta a la dignidad del hombre y su libertad en un marco de
igualdad social. En este sentido el derecho administrativo es instrumental de los valores constitucionales su-
periores y desde allí se valida continuamente tanto en su validez como en su propia eficacia... el interés públi-
co comprende la satisfacción general de la dignidad del hombre como fundamento antropológico del derecho”,
Gutiérrez Colantuono, P., “Derechos y prerrogativas públicas: aspectos de un nuevo orden”, LL del 3/10/2012,
comentando el fallo “Losicer” de la Corte Sup.
(43) Bien se ha dicho que “las potestades administrativas, nunca tutelarán un interés autónomo o enfrentado
con los derechos fundamentales; son potestades –función que persiguen la satisfacción del sistema de dere-
cho de una comunidad– en donde se asienta el Estado constitucional y nunca en interés de una forma ideal de
Estado, del Poder Ejecutivo o del aparato administrativo”, conf. Gil Domínguez, A., “Tutela judicial efectiva y ago-
tamiento de la vía administrativa”, Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires, 2007, p. 29.
(44) Ver Ferrajoli, L., “Cultura jurídica y paradigma constitucional. La experiencia italiana del siglo XX”, Ed.
Palestra, Perú, 2010, p. 13, prólogo de M. Carbonell, lo cual no es “monopolio cognoscitivo de los especialis-
tas en derecho constitucional”.
(45) Ver por todos: Rodríguez-Arana Muñoz, J., “El derecho administrativo en el siglo XXI”, elDial.com DCE89,
del 11/7/2008.

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Doctrina
En dicho orden de ideas y en el contexto interpretati- se constituye en la piedra basal del referido “enfoque
vo de nuestra práctica constitucional concreta, se ad- de derechos” (lo que no admite –como lo hemos pos-
vierte –como vimos– suficientemente desarrollado por tulado– graduaciones ni determinaciones objeto de ac-
nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación el es- tividad ponderativa alguna: relación costos y beneficios,
tándar básico en la materia: dar a los derechos la ple- etc. Su concreción sería similar a una regla o criterio ra-
nitud reconocida constitucionalmente, lo que compro- zonablemente objetivo, metodológicamente controlable
mete una obligación de garantía y aseguramiento que de modo más rígido).

Las medidas provisionales en el Centro


Internacional de Arreglo de Diferencias
Relativas a Inversiones (Ciadi). Segunda parte
Por Javier Reinick

SUMARIO:
VII. Características de las medidas provisionales.– VIII. Requisitos de las medi-
das provisionales

VII. CARACTERÍSTICAS DE LAS MEDIDAS del 18/3/1965 sobre Arreglo de Diferencias Relativas a
PROVISIONALES Inversiones entre Estado y nacionales de otros Estados
(en adelante, Convenio Ciadi), el ámbito cautelar del
En principio, no se observan grandes diferencias res-
Ciadi se encuentra gobernado por el principio de la
pecto de las características propias de toda medida
autonomía de la voluntad de las partes, criterio que irra-
cautelar internacional. Sin embargo, el hecho de que
dia todo proceso arbitral. Atento a ello, el criterio bási-
estos procesos arbitrales se rigen por una normativa es-
co que regula la materia es que los tribunales poseen
pecífica y que en ellos son parte los Estados naciona-
una amplia potestad para “recomendar” medidas provi-
les hacen que las medidas provisionales adoptadas ad-
sionales, “salvo acuerdo en contrario de las partes”. En
quieran peculiaridades determinadas (56). Del análisis
otras palabras y según ya he comentado, sobre la ba-
normativo que rige la materia y de las resoluciones emi-
se de este principio de autonomía de voluntad, las atri-
tidas por los tribunales arbitrales podemos afirmar que
buciones reconocidas en esta materia por el Convenio
las principales particularidades de estas medidas son:
Ciadi a sus árbitros siempre podrán ser modificadas, li-
a) Se rigen por el principio de la autonomía de la vo- mitadas e incluso totalmente suprimidas por la sobera-
luntad de las partes. Según surge de la redacción de na voluntad de los litigantes. A su vez y dentro de esta
la primera parte del art. 47, Convenio de Washington lógica, las partes también podrían libremente otorgar,

(56) Ello ha sido reconocido expresamente en el caso “Perenco Ecuador Ltd. v. Ecuador y Empresa Estatal
Petróleos del Ecuador (Petroecuador)”, cit., párr. 50: “Cabe recordar que en cualquier arbitraje Ciadi, una de las
partes será un Estado soberano y cuando se otorgan medidas provisionales en su contra, sus efectos necesaria-
mente serán los de restringir la libertad del Estado para actuar como lo desee. Las medidas provisionales pue-
den, por consiguiente, impedir que un Estado aplique una ley en tanto se expide una resolución final sobre el
fondo de la diferencia, como en el caso ‘City Oriente v. Ecuador’ y ‘Sergei Paushok v. Mongolia’, Orden de medi-
das provisionales (Cnudmi, 2/9/2008), o impedir que éste aplique o busque obtener una sentencia de una cor-
te local, como en el caso ‘Electricity Company of Sofia & Bulgaria (Bélgica v. Bulgaria)’, 1939 P.C.I.J. (ser A/B)
No. 79, 5/12/1939, y ‘Ceskoslovensko Obchodni Banka AS v. Eslovaquia’ (Caso Ciadi No. ARB/97/4), resolu-
ción procesal 4, 11/1/1999”.

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