La educación se propone alcanzar estándares altos de calidad a nivel científico,

ambiental, social y comunitario. Posiblemente, las garantías para el desarrollo pleno de lo

humano se esconden detrás del mismo humano, ese mismo humano que la educación
automatizó para la producción de un país. Desde la perspectiva, “aprender a aprender” que
sería la que constituye una meta compleja, una propuesta psicopedagógica que replantea las
finalidades del proceso educativo escolar, así como los sustentos básicos acerca del rol del
aprendiz y del maestro, el carácter de la interacción entre los educandos y entre estos y sus
profesores, el contenido de lo que se debe aprender y el cómo hacerlo, entre otras
importantes cuestiones. Esta perspectiva forma parte del ideal de la educación actual y
futura como lo plantea Montero, (2002)

La perspectiva que como alternativa se presenta al futuro inmediato del

proceso educativo, parece encaminarse hacia el aprendizaje de estrategias
autorreguladoras y de competencias que permitan a las personas aprender,
por sí mismas, lo que necesitan saber para desenvolverse en sus espacios
vitales (p. 7).

La educación actual bajo esta perspectiva debe cambiar su foco atencional y ponerlo en la
parte humana, en la parte vital de toda existencia. Las personas hoy son menos humanas y
más superficiales, las cosas externas tienen un valor agregado aun por encima de su propia
vida y terminan cobrando mayor valor en centros educativos y universidades al momento
de la enseñanza. La automatización en la educación puede verse como la creación de
máquinas productivas que cumplen con un horario excesivo y terminan sin ningún dolor
articular, ni mucho menos espiritual. En síntesis, la educación actual tiene un problema de
fondo que impide ver al estudiante más allá de su parte productiva y termina por convertirle
en algo productivo más que en humano.
 Referencias

Montero, I. G. (2002). La educación actual ante las nuevas exigencias de la sociedad

del conocimiento. Temas, 10(32), 1-17.