El Jueves Santo, abre el gran triduo pascual con la celebración de la
última cena. Triduo, hace referencia a tres días como son el viernes (muerte), el sábado (sepultura) y el domingo (resurrección). De esta manera, en este jueves como preámbulo de los tres días, en el contexto de una cena que Jesús comparte con sus discípulos nos encontramos con varios contecimientos:
El lavatorio de los pies, como signo
de servicio y humildad de Jesús hacia sus discípulos (Jn 13, 5).
La última cena e institución de la
eucaristía (Lc 22, 14-23).
La institución del sacerdocio (Lc 22, 19).
El legado del mandamiento del amor (Jn
13, 34)
En este tiempo especial de cuarentena, en que no podremos ir a la Iglesia para participar de la
celebración del Jueves Santo, estamos invitados a descubrir la presencia de Jesús en la intimidad de nuestra casa. Alrededor de la mesa y por el ejercicio del sacerdocio común recibido desde el día de nuestro bautismo, podemos sentarnos y orar juntos antes de compartir los alimentos para experimentar así el ambiente de fraternidad que Jesús tuvo con sus discípulos. También, dejarse impregnar por la humildad y la pertinencia de ser servidor antes que ser servido. Y por último, extender el gran legado del amor: amarnos tal como Jesús nos ama, más allá de la diferencia de pensamiento, credo, género o condición social.
¡Vive esta oportunidad de compartir el pan con los que amas, con amor y alegría!