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Viernes Santo… es un día para contemplar a Jesús en su

camino a la cruz. En familia podemos ver y orar ante el crucifijo que está en
el cuarto o en la sala de la casa. Es más, darle un lugar especial, adornado
con algunas telas y con una velita. En este día Jesús entrega todo de sí para
sellar el más grande acto de amor, la de aquel que da la vida por sus amigos
(Jn 15, 13).

No tengan temor ni vergüenza, de arrodillarse en familia ante la cruz y orar


por un momento, dando gracias a Dios por amarnos de tal manera que su
Hijo entregó su vida para abrirnos los ojos y enseñarnos su corazón
amoroso.

Luego expresa los sentimientos que te acompañan: gratitud, desolación,


temor, nostalgia… Frente a la cruz entrega tus preocupaciones y tus anhelos
de que este aislamiento termine pronto y poder salir para anunciar al
mundo que el amor de Dios nos sostiene y fortalece.

Recordemos las palabras de Jesús:


“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Jn 16, 33

¡Bendiciones familia lourdesina!


Con afecto,
Anyelis Sandro Cuesta Alfonso, cjm
10 de abril de 2020

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