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PIERRE BOURDIEU

“Un libro cambia por el hecho de que no cambia,


cuando todo cambia.”

Prof. Valeria Sorín

HISTORIA DEL LIBRO


LA LECTURA
Y LA EDICIÓN
UNIDAD II
Contenido
Introducción ........................................................................................................................................ 4
Reflexioná con tus compañeros y contestá en los foros ............................................................. 4
El comienzo de la historia con la escritura .......................................................................................... 5
Lectura recomendada - Fedro ............................................................................................................. 7
La sacralidad de la palabra escrita ...................................................................................................... 9
¿Sabías que…? - La escritura carolingia ........................................................................................ 10
Soportes de lectura e implicancias.................................................................................................... 11
Edad Media, página por página..................................................................................................... 12
El libro moderno ........................................................................................................................ 12
Los materiales ........................................................................................................................... 13
Las bibliotecas en el tiempo .............................................................................................................. 15
Siria ................................................................................................................................................ 15
Egipto ............................................................................................................................................ 15
Grecia y la biblioteca de Alejandría ............................................................................................... 16
Bibliotecas romanas ...................................................................................................................... 17
Bibliotecas en China imperial ........................................................................................................ 17
Bibliotecas en India ....................................................................................................................... 18
Bibliotecas árabes ......................................................................................................................... 19
Abadías y monasterios en la Edad Media ..................................................................................... 20
Gutenberg y la invención de la imprenta .......................................................................................... 22
¿Sabía que…? - Incunables ........................................................................................................ 22
Autoría y derecho de autor ........................................................................................................... 23
Actividad: Oda a Salinas de Fray Luis de León .......................................................................... 24
1710. El Estatuto de la Reina Ana ............................................................................................. 25
Dos miradas diferentes ..................................................................................................................... 26
Circulación, control y censura ........................................................................................................... 27
Siglo XVI – Los privilegios .......................................................................................................... 27
Sabías que… ............................................................................................................................... 28
1763. Diderot y su carta sobre el comercio de libros ............................................................... 28
Preguntas al cierre de la unidad ................................................................................................ 29
Actividades de comprensión ..................................................................................................... 29
Las otras historias del libro y la lectura ............................................................................................. 30

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Unidad II – Pág. 2


Confusiones significativas ......................................................................................................... 30
China.............................................................................................................................................. 30
India ............................................................................................................................................... 32
Tres sistemas para Japón .............................................................................................................. 32
América ............................................................................................................................................. 32
África ................................................................................................................................................. 35
Actividades de fin de unidades II y III ............................................................................................ 36
Zhou Youguang, el lingüista que simplificó la escritura china con el sistema Pinyin ................ 36
Glosario de la UNESCO ...................................................................................................................... 39
Bibliografía en la que se basa esta unidad ........................................................................................ 41

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Unidad II – Pág. 3


Introducción

Reflexioná con tus compañeros y contestá en los foros


¿Qué sistemas de escritura conocés que estén vigentes en la actualidad? ¿De qué forma accedés a
la información? ¿Computadora, celular, diarios, revistas, libros? ¿De qué forma el conocimiento de
los sistemas de escritura, soportes y prácticas de lectura puede ser relevante para un editor?

En las siguientes páginas comenzaremos a recorrer los caminos que ha transitado la humanidad
para asir las ideas: desde las diferentes formas en las que los pueblos concibieron la escritura,
hasta las formas en las que estas ideas han circulado y se han multiplicado.
Si bien existe una evolución histórica, diversos soportes, formas de escritura y lectura sobreviven
en la actualidad superpuestas. ¿O acaso la lectura de un documento de Word no tiene un resabio
de la lectura del rollo clásico? Bajamos por el texto, pero no podemos tener todo el documento
ante nuestros ojos.
Al mismo tiempo, el carácter sagrado de lo escrito, aun en tiempos de relativismo cultural, se
sostiene. Sobre todo entre los sectores de la población con menor nivel cultural, para quienes los
papeles, lo que está escrito, tiene un carácter mayor de verdad. Y ese carácter fue transmitido a
los documentos publicados, que se espera hayan tenido revisión, cuidado, confrontación previa.
¿Acaso las leyes mismas no están vigentes recién una vez publicadas en el Boletín Oficial?
Permanecer con nuestra mente abierta nos permite asimilar y comprender la profundidad de los
cambios que tienen lugar en el tiempo actual. Nada enseña más que introducirse en la historia.

Fuente: Correo de la Unesco, abril 1995, n° 48

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Unidad II – Pág. 4


El comienzo de la historia con la escritura

La escritura, como sistema de representación gráfica de un lenguaje estructurado, aparece recién


a mediados del cuarto milenio en Sumeria, en la Mesopotamia. Ese sistema, primero pictográfico,
evoluciona paulatinamente hacia una abstracción capaz de reproducir la totalidad del
pensamiento.

Mesopotamia. Fuente: Google Maps

Dos milenios a.C. aparece la escritura china pictográfica. Las escrituras egipcia y maya se organizan
también a partir de imágenes significantes. Queda flotando la inquietud acerca del valor de los
más antiguos símbolos gráficos: las pinturas rupestres de la época paleolítica. ¿De qué forma
portan significado esas imágenes datadas entre 35.000 y 18.000 años a.C.? No hay un alfabeto,
pero sí la intención de significar para otro, de contar, de construir memoria.
Los primeros símbolos gráficos no figurativos son los del sistema numérico de la antigua China (en
base a varitas), o el sistema de contabilidad sumerio (con bolas de arcilla huecas grabadas). Es
precisamente durante ese prolongado período cuando se produce la revolución neolítica. El salto
de ser cazador-recolector a productor. Y, en el cultivo, hay cultura.
A través de un proceso de estilización y combinación de los primeros iconos se elaboran sistemas
de transcripción gráfica. Los especialistas sostienen que la aparición de sistemas gráficos de
significación evolucionó en forma independiente en culturas muy distantes entre sí. Pero el primer
sistema de transcripción fonética se habría difundido por contagio: habría sido una tecnología que
diferentes pueblos adoptaron y adaptaron de sus vecinos.
Alrededor del siglo XIII a.C. tiene origen el sistema de caracteres fenicios silábicos, que sería la
matriz de los distintos alfabetos fonéticos que se utilizan actualmente. La difusión de estas
escrituras fonéticas son consecuencia de los movimientos migratorios, las actividades comerciales,
las hegemonías políticas y religiosas. Simple: la escritura fonética es una tecnología menos pesada
y más versátil que la escritura cuneiforme o la hierática egipcia.
Los alfabetos fenicio, egipcio y arameo estaban constituidos solo por consonantes. El alfabeto
arameo evolucionó a partir del fenicio en el siglo VII a. C. como el sistema oficial de escritura
del Imperio persa. Los griegos tomaron el alfabeto fenicio un siglo más tarde y lo adaptaron a su
lenguaje. Los romanos adoptaron para su escritura una variante del alfabeto griego occidental a
través del contacto con los etruscos, que usaban una transformación de este, y desecharon cuatro
letras del alfabeto griego.
Los sistemas alfabéticos se han ido imponiendo por ser más simples, económicos y versátiles. Con
una cantidad acotada y bastante pequeña de signos se consigue una gran cantidad de significados
generados por su combinación. Mayor simpleza permite una mayor alfabetización de la sociedad.
Los sistemas complejos, por otra parte, precisan una iniciación larga y costosa, por lo que solo un
grupo de élite obtiene acceso al dominio de esta tecnología.
De esta forma, la escritura está relacionada con el acceso al conocimiento y por lo tanto con los
modos de ejercicio del poder en las sociedades.

¿Para qué sirve entonces un sistema complejo de escritura? ¿Cómo imaginás que se organizan
sociedades con una población mayoritariamente analfabeta? Reflexioná y respondé en los foros.

El hombre deja de ser prehistórico cuando desarrolla la escritura,


aun la más rudimentaria. En la Antigüedad, la primera función de la
escritura fue ser un registro de la palabra hablada. Poco a poco, la
escritura incorporó otras funciones y los textos crecieron en
variedad. Si en su comienzo era una herramienta para dejar
asentados los acuerdos comerciales entre las personas, luego la
escritura permitió historizar.
De esta forma, la escritura ha evolucionado a través del tiempo a partir de dos principios.
Principio ideográfico: objetos, lugares, personas o animales eran representados regularmente por
signos pictográficos. La representación ideográfica y pictórica fue común en los inicios de todos los
sistemas de escritura conocidos.
Principio fonético: los signos corresponden a sonidos o secuencias de sonidos. Los signos pasaron
gradualmente a usarse para representar objetos que tenían un sonido común o similar, con lo que
surgieron sistemas basados en el principio fonético. Tanto en los sistemas jeroglíficos sumerios y
egipcios como en la escritura china se encuentran conjuntamente signos que siguen el principio
ideográfico junto a signos que siguen el principio fonético.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 6


Lectura recomendada - Fedro
Platón, Fedro, 274c-277a

Sócrates: Pero nos resta examinar la conveniencia o inconveniencia que pueda haber en lo escrito.
¿No es cierto?
Fedro: Sin duda.
Sócrates: ¿Sabes cuál es el medio de agradar más a los dioses por tus discursos escritos o
hablados?
Fedro: No, ¿y tú?
Sócrates: Puedo contarte una tradición de los antiguos, que conocían la verdad. Si nosotros
pudiésemos descubrirla por nosotros mismos, ¿nos seguiríamos preocupando aún de lo que los
hombres hayan pensado antes que nosotros?
Fedro: ¡Pregunta ridícula! Cuéntame, pues, esa antigua tradición.
Sócrates: Pues bien, oí que cerca de Náucratis, en Egipto, hubo un dios, uno de los más antiguos
del país, el mismo al que está consagrado el pájaro que los egipcios llaman Ibis. Este dios se
llamaba Teut. Se dice que inventó los números, el cálculo, la geometría, la astronomía, así como
los juegos del ajedrez y de los dados, y, en fin, la escritura. El rey Tamus reinaba entonces en todo
aquel país, y habitaba la gran ciudad del alto Egipto que los griegos llaman la Tebas egipcia, y que
está bajo la protección del dios que ellos llaman Ammon. Teut se presentó al rey y le mostró las
artes que había inventado, y le dijo lo conveniente que era difundirlas entre los egipcios. El rey le
preguntó de qué utilidad sería cada una de ellas, y Teut le fue explicando en detalle los usos de
cada una; y según que las explicaciones le parecían más o menos satisfactorias, Tamus aprobaba o
desaprobaba. Dícese que el rey alegó al inventor, en cada uno de los inventos, muchas razones en
pro y en contra, que sería largo enumerar. Cuando llegaron a la escritura dijo Teut:
–¡Oh rey! Esta invención hará a los egipcios más sabios y servirá a su memoria; he descubierto un
remedio contra la dificultad de aprender y retener.
–Ingenioso Teut –respondió el rey– el genio que inventa las artes no está en el mismo caso que el
sabio que aprecia las ventajas y las desventajas que deben resultar de su aplicación. Padre de la
escritura y entusiasmado con tu invención, le atribuyes todo lo contrario de sus efectos
verdaderos. Ella sólo producirá el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles
despreciar la memoria; confiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el
cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu. Tú no has encontrado
un medio de cultivar la memoria, sino de despertar reminiscencias; y das a tus discípulos la
sombra de la ciencia y no la ciencia misma. Porque, cuando vean que pueden aprender muchas
cosas sin maestros, se tendrán ya por sabios, y no serán más que ignorantes, en su mayor parte, y
falsos sabios insoportables en el comercio de la vida.
Fedro: Mi querido Sócrates, tienes especial gracia para pronunciar discursos egipcios, y lo mismo
harías de todos los países del universo, si quisieras.
Sócrates: Amigo mío, los sacerdotes del santuario de Zeus en Dodona decían que los primeros
oráculos salieron de una encina. Los hombres de otro tiempo, que no tenían la sabiduría de los
modernos, en su sencillez consentían escuchar a una encina o a una roca, con tal que la roca o la
encina dijesen verdad. Pero tú necesitas saber el nombre y el país del que habla, y no te basta
examinar si lo que dice es verdadero o falso.
Fedro: Tienes razón en reprenderme, y creo que es preciso juzgar la escritura como el tebano.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 7


Sócrates: El que piensa transmitir un arte, consignándolo en un libro, y el que cree a su vez
tomarlo de éste, como si estos caracteres pudiesen darle alguna instrucción clara y sólida, me
parece un gran necio; y seguramente ignora el oráculo de Ammon, si piensa que un escrito pueda
ser más que un medio de despertar reminiscencias en aquel que conoce ya el objeto de que en él
se trata.
Fedro: Lo que acabas de decir es muy exacto.
Sócrates: Éste es, mi querido Fedro, el inconveniente, así de la escritura como de la pintura; las
producciones de este último arte parecen vivas, pero interrógalas, y verás que guardan un grave
silencio. Lo mismo sucede con los discursos escritos: al oírlos o leerlos crees que piensan, pero
pídeles alguna explicación sobre el objeto que contienen, y te responden siempre la misma cosa.
Lo que una vez está escrito rueda de mano en mano, pasando de los que entienden la materia a
aquellos para quienes no ha sido escrita la obra, sin saber, por consiguiente, ni con quién debe
hablar, ni con quién debe callarse. Si un escrito se ve insultado o despreciado injustamente, tiene
siempre necesidad del socorro de su padre, porque por sí mismo es incapaz de rechazar los
ataques y de defenderse.
Fedro: Tienes también razón.
Sócrates: Pero consideremos los discursos de otra especie, hermana legítima de esta elocuencia
bastarda; veamos cómo nace y cómo es mejor y más poderosa que la otra.
Fedro: ¿Qué discurso es y cuál es su origen?
Sócrates: El discurso que está escrito con los caracteres de la ciencia en el alma del que estudia es
el que puede defenderse por sí mismo, el que sabe hablar y callar a tiempo.
Fedro: Hablas del discurso vivo y animado, que reside en el alma del que está en posesión de la
ciencia, y al lado del cual el discurso escrito no es más que un vano simulacro.
Sócrates: Sin duda. Pero dime: un jardinero inteligente que cuidara mucho a sus semillas y que
quisiese verlas fructificar, ¿las plantaría en verano en los jardines de Adonis, para tener el gusto de
verlas convertidas en preciosas plantas en ocho días? O más bien, si hiciera tal cosa, ¿podría ser
por otro motivo que por pura diversión o con ocasión de una fiesta? En cambio con las semillas
que más le interesaran seguiría indudablemente las reglas de la agricultura, y las sembraría en un
terreno conveniente, contentándose con verlas fructificar a los ocho meses de sembradas.
Fedro: Seguramente, mi querido Sócrates, él se ocuparía de las unas seriamente, y respecto a las
otras lo miraría como un recreo.
Sócrates: Y el que posee la ciencia de lo justo, de lo bello y de lo bueno, ¿tendrá, según nuestros
principios, menos sabiduría que el jardinero en el empleo de sus semillas?
Fedro: Yo no lo creo.
Sócrates: Después de depositarlas en agua negra, no irá a sembrarlas con el auxilio del cálamo y
con palabras incapaces de defenderse a sí mismas y de enseñar suficientemente la verdad.
Fedro: No es probable.
Sócrates: No, ciertamente; pero si alguna vez escribe, sembrará sus conocimientos en los jardines
de la escritura para divertirse; y formará un tesoro de recuerdos para sí mismo, para que cuando
llegue la edad en que se resienta la memoria –y lo mismo para todos los demás que lleguen a la
vejez– pueda regocijarse viendo crecer estas tiernas plantas. Y mientras los demás hombres se
entregan a otras diversiones, pasando su vida en orgías y placeres semejantes, él recreará la suya
con la ocupación de que acabo de hablar.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 8


La sacralidad de la palabra escrita
Los documentos escritos no son solamente fuente de información acerca del pasado. Es necesario
entenderlos a la luz de sus condiciones materiales y culturales de producción y en relación con los
soportes de escritura y lectura. La escritura ha demarcado líneas de fractura de la sociedad que
separan a las élites constituidas de la masa del pueblo.
En China, la escritura nació para comunicar con el más allá, cosa que demuestran algunos vestigios
arqueológicos como caparazones de tortugas y huesos de animales con inscripciones de escritura
oracular. Es decir que en China la escritura tuvo inicialmente una función mágica, contrariamente
a lo que sucedió en Sumeria, donde sirvió primero para llevar la contabilidad. En Egipto o entre los
mayas, la escritura, conocida sólo por los sacerdotes, estaba al servicio de lo sagrado. Más tarde,
en Europa, será el clero el que dominará su circulación.
La escritura, vinculada directa o indirectamente a la magia, se encontraba también estrechamente
ligada a la organización del poder jurídico y político de la sociedad. Los primeros logogramas
sumerios o los pictogramas arcaicos chinos representaban conceptos básicos que era necesario
interpretar para poder comprender, lo que traía consigo la generación de una casta de "letrados"
con capacidad interpretativa. Una vez cocido el material, la palabra se mantenía rígida, constante.
Los primeros libros conocidos, los mesopotámicos, tenían un gran tamaño, sobre todo aquellos
pensados como “obras de referencia”. El tamaño daba cuenta de su jerarquía: al decir de Alberto
Manguel “un libro de leyes con un formato tan grande sin duda aportaba, a los ojos del lector
mesopotámico, la autoridad misma de las leyes”.
La leyenda judeo-cristiana cuenta que Dios le dio a Moisés las tablas de la ley en el monte Sinaí:
dos piedras conteniendo diez normas con las cuales debía regirse su pueblo. A la Biblia (antiguo y
nuevo testamento) se les dice “sagradas escrituras”. Al islam también se lo conoce como “la
religión del libro”. Todo el esoterismo otorga una dimensión mágica a la palabra escrita.
Algo de este espíritu se sostiene hoy día. Para las personas con menos instrucción, los papeles
tienen gran autoridad. Para el psicoanálisis, la escritura permite crear la realidad.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 9


¿Sabías que…? - La escritura carolingia
Como ejemplo de la difusión de las formas de escritura por dominación política podemos tomar el
caso ya más cercano de la “minúscula carolingia”. No hubo mayúsculas y minúsculas en las lenguas
de Occidente hasta fines de la Edad Media. La minúscula carolingia era clara y uniforme, con
formas redondeadas, disciplinada y, sobre todo, legible. Las letras capitales claras y los espacios
entre palabras —normas que tomamos de esta escritura— se convirtieron en estándares en la
minúscula carolingia, la cual fue resultado de una campaña para alcanzar culturalmente una
unificación, una estandarización a lo largo del Imperio carolingio, conquistado por Carlomagno.
Este imperio se extendió por gran parte de la Europa occidental, por lo que fue necesario
establecer una escritura uniforme para todo el territorio.

Hasta el siglo VII, no existía en los textos la separación entre palabras. Tampoco se usaban signos
de puntuación para marcar pausas y ritmos. Esto se debe a que la escritura suponía la práctica de
lectura en voz alta.

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Aunque, la minúscula carolingia fue reemplazada por las letras góticas, los humanistas del principio
del Renacimiento la encontraron tan 'clásica' que tomaron esos manuscritos carolingios como los
romanos originales, y modelaron su letra renacentista sobre la carolingia. Así pasó a los impresores
de libros del siglo XV, como Aldo Manuzio de Venecia. De este modo, la minúscula carolingia es la
base de nuestras tipografías modernas.

Imperio Carolingio, siglos VIII y IX d. C. Fuente: Wikipedia

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 10


Soportes de lectura e implicancias

“La seda verá su decadencia,


el bambú no es permanente,
el metal no aprece eterno,
la vitela y el papel se destruyen fácilmente.”
Juan Yüan1

Si algo ha estado relacionado al desarrollo de la dupla escritura-lectura han sido los soportes en las
que estas tenían lugar. Las características materiales con que nos llega lo escrito —tabillas
grabadas, rollos, páginas encuadernadas de un códice, ejemplares impresos producidos
masivamente o hipertextos— son un factor de importancia para determinar nuestra relación con
la palabra escrita. También influyen sobre el modo en que llevamos a cabo la lectura, sobre el
lugar elegido para leer, el tipo de literatura que leemos y el volumen de esta.
El modo en que se produce, se hace circular y se ofrece al público una obra, así como el hecho de
que todo ello cambió con la imprenta y la computadora, son factores que hay que tener en cuenta
en la historia de la lectura. La saga de los cambios tecnológicos produce alteraciones en los
soportes y formatos de la palabra escrita y de su circulación.
La material es la primera dimensión que nos habla de que la lectura es histórica, es decir que se
interpreta según las posibilidades y modalidades de cada lugar y tiempo.
Escribir en una tablilla de arcilla era dejar una marca de la que no valía arrepentirse. Una vez cocida,
ya no había enmienda posible. Mantenía cierto valor sagrado de la palabra escrita. Lo mismo
ocurría con la piedra como soporte material.
Con el desarrollo posterior del papiro primero –de origen vegetal– y del pergamino después –
desarrollado en base al cuero de los animales–, el soporte se volvió más resistente, más fácil de
transportar sin riesgo de romperse y con menor peso, más fácil de acumular y atesorar en
bibliotecas.
Los textos así producidos no tenían título, ni índice, ni división en páginas. Se trataba de un
continuo de escritura, dividido en columnas de texto. Para manejar el rollo era necesario utilizar las
dos manos, ya que se debía sostener para que no se cerrara sobre sí mismo, con lo cual se
dificultaba la acción de tomar notas, actividad importante para la glosa (explicación o comentario,
especialmente el que se añade a un texto difícil de entender para aclararlo) en los textos
manuscritos.

1
Juan Yüan, Shan-tso chin-shin chih 10/21b, citado en Lerner, Fred (1999). Historia de las bibliotecas del
mundo. Buenos Aires: Troquel.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 11


Los rollos estaban pensados para una lectura en voz alta y completa de una sola vez. Una misma
obra, de hecho, podía estar contenida en más de un
rollo. Se identificaban por la primera línea del texto,
a modo de nuestro moderno título. La incomodidad
del rollo radicaba en la imposibilidad de percibir el
libro en su totalidad, ya que la mayor parte del
texto permanecía enrollado y sólo se podía mirar
una porción limitada del mismo. Hoy día, en los
templos judíos se lee la Torá, libro sagrado que se
publica en formato de rollo.

Edad Media, página por página


Entre los siglos III y IV aparece una nueva forma de
libro que supera estas dificultades del rollo. Es el
códice, un fajo de hojas de pergamino
encuadernadas que presentaban varias ventajas:
permitía consultar fácilmente cualquier sección del
texto, se utilizaban ambas caras de la hoja, las
páginas tenían cuatro márgenes donde se podían
incluir glosas y comentarios, se podían utilizar
marcadores para señalar una página a la que volver luego o dejar señalado dónde se había
interrumpido la lectura.

Algunas de las razones para el triunfo del códice en los primeros siglos de
la era cristiana ya las enumeramos. Agreguemos que su formato facilitaba
la apertura y la manipulación. Sin embargo, aún se mantenía la
reproducción manual de los libros a cargo de escribas, por lo que cada
códice era una pieza única.
En definitiva, este nuevo formato permitió la comparación de textos al
poder tener más de una obra abierta al mismo tiempo y la organización
La ciudad de las damas, de sus contenidos en capítulos.
de Cristin de Pisan. Puede parecer menor, pero no lo es. Lo que cambia es la forma de
organizar el pensamiento.

El libro moderno
La reproducción mecánica produjo ejemplares exactamente iguales entre sí, lo que facilitó la
incorporación del índice. Un índice permite elegir por dónde se comienza a leer el texto, consultar
puntualmente un tema de interés, entrar y salir de conceptos según se quiera.
Al mismo tiempo que los libros se convertían en objetos fáciles de conseguir, la cantidad de
personas que aprendían a leer e incluso a escribir también aumentaba. Cambió entonces la figura
del lector. Ya no era esa única persona que leía para otros en voz alta, sino que se inauguró la
práctica de la lectura solitaria.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 12


Fue el protestantismo quien inauguró los modos silenciosos y solitarios de lectura a partir del
rechazo de las figuras católicas de los mediadores de la palabra de Dios. La Biblia pasó a ser
entonces un texto de autointerpretación cuyo sentido se lograba en la repetición de la lectura. La
explosión de libros en el mercado también dio lugar a otras modificaciones en los hábitos de
lectura. Así, algunos autores hablan del paso de una lectura intensiva a una lectura extensiva. La
primera refería a una lectura profunda y repetida de un mismo libro asociado a la religión,
mientras que la segunda se realizaba para llenar el tiempo libre, yendo de un libro a otro.
Todo esto traería como consecuencia la proliferación de bibliotecas privadas, familiares, y
públicas, relacionadas en general con asociaciones educativas, políticas o gremiales. Los libros más
reducidos en tamaño eran más fáciles de manejar, ocupaban menos espacio y eran más
económicos.
Los materiales
La historia del libro puede ser pensada también como la historia de sus condiciones materiales de
producción y circulación.

La antigua escritura sumeria dependía de manera exclusiva de la arcilla. El alfabeto fenicio, en


cambio, podía escribirse en materiales más sencillos. El papiro era muy abundante en tiempos del
imperio romano, pero mermó con la caída de Roma. Es por esto que entre los siglos VI y VII el
pergamino se volvió el soporte favorito para la escritura.

El papel ingresó a Europa a través de España, durante el período en el que los moros dominaron la
península. Cuando los reyes de Aragón conquistaron Jativa en 1250, incorporaron el papel. Y desde
allí se extendió por todo el continente.

Creado por los chinos en base a fibras de algodón, se extendió durante la Edad Media como un
producto del reciclado. Entre 1200 y 1820 el papel se fabricó a base de una materia prima singular:
los trapos. ¿Cómo puede ser? Es que el invento de la rueca en el siglo XIII había incrementado
notablemente la cantidad de prendas de vestir. Y, por lo tanto, la cantidad de ropa desechada. Esto
permitió reutilizar el material para crear el papel.

¿Sabías que…? – La cruz de los harapos


Los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela solían
llegar con la ropa hecha jirones y muy cansados. Una vez
bendecidos, los clérigos les permitían subir al techo de la catedral
para descansar. Allí, detrás de una cruz específica podían
abandonar las ropas viejas. Es por eso que esa cruz es conocida
como la cruz de los harapos, aun presente en el techo de la
catedral.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 13


Sostiene Martin Lyons:

“En las postrimerías de la Edad Media, los debates sobre el valor del papel solían negar su utilidad
por razones religiosas. Judíos, cristianos y musulmanes por igual expresaban sospechas acerca de
los materiales que usaban para fabricarlo. (…) El ejemplo más pertinente y notable de esas
actitudes para nosotros es la queja de los cristianos de que era el material menos duradero para
conservar textos sagrados.”2

A pesar de las ventajas del nuevo soporte (más fácil de conseguir, de producción más simple y hasta
seis veces más económico), en los documentos oficiales se seguía prefiriendo el pergamino, debido
a la principal desventaja del papel: envejecía deprisa.

En 1340, el reino de Aragón reglamentó estándares para su producción. La cantidad de personas


que lo usaban aumentó de la mano de los comerciantes de las nacientes ciudades, que lo utilizaban
para facilitar sus transacciones económicas y registrarlas.

“Ese desplazamiento tuvo efectos lógicos, como el súbito crecimiento del


potencial social de inscripción pues hizo que la escritura (y por último también
la impresión) fuera más abundante y asequible.3”

2
Lyons, Martin (2018). Un mundo de papel: el aspecto material de la pérdida de documentos en la era
premoderna, en Un mundo de escrituras. Buenos Aires: Ampersand.
3
Idem anterior.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 14


Las bibliotecas en el tiempo

Unas páginas atrás, Sócrates le decía a Fedro que la escritura es un simulacro del habla que parece
muy útil para la memoria, el saber y la imaginación, pero que resulta contraproducente. A pesar
de las palabras de este sabio, la escritura se desarrolló y los textos se multiplicaron. Tanto, que fue
requisito pensar en la forma de su conservación.

Siria
Una de las bibliotecas más antiguas que se encontraron es la biblioteca de Ebla, en el monte Tal
Mardik, al norte de Siria. La ciudad de Ebla fue destruida por los acadios en el año 2250 a.C. y
posteriormente por los hititas, en el 1600 a.C. Sin embargo, sobrevivieron miles de tablillas en la
biblioteca. Dos salas del palacio real contenían más de 15.000 tablillas: la mayor parte eran
registros comerciales, transacciones con más de 80 reinos con los que mantenían relaciones.
Estaban ordenadas en estantes de madera y cuando el personal del palacio lo requería, se retiraba
la tablilla en cuestión.

Como reservorio cultural hay que hacer notar las obras de referencia: diccionarios y silabarios que
usaban los escribas para redactar versiones definitivas de textos literarios. Así se multiplicaban
himnos, encantamientos, rituales, proverbios, narrativas épicas. Y también manuales de botánica,
zoología, mineralogía y matemática. Compilaron gramáticas de su propia lengua y de lenguas de
pueblos vecinos. Y catálogos: listas de animales, de objetos, lugares. Una enorme vocación
enciclopédica los guiaba.

Egipto
En su libro Historia de las bibliotecas del mundo, Fred Lerner hace notar que el material sobre el
que se escribe ha sido clave para la supervivencia de los ejemplares hasta hoy. En este sentido, los
egipcios y los hebreos escribieron en papiros y cueros, respectivamente, ambos materiales
perecederos: pocas son las obras a las que se ha tenido acceso.

Sin embargo, se sabe la importancia que han tenido las bibliotecas para estos pueblos.

Los escribas tenían dentro de la sociedad egipcia un lugar especial. La educación de los escribas
comenzaba con el aprendizaje de la escritura y la lectura cuando eran niños. En ese momento
hacían sus prácticas en arcilla. Luego, una vez instruidos, comenzaban a escribir en papiro, pero
sus trabajos eran corregidos por otros escribas expertos.

Dado el desarrollo del conocimiento de la época, se han logrado conocer obras como el Libro
secreto del médico, o el Libro de cirugía.

Todas sus leyes estaban contenidas en ocho volúmenes. Para impartir justicia, el visir revisaba
castigos anteriores a faltas similares que estaban anotados y guardados en las bibliotecas.

La biblioteca más importante de este período fue la inaugurada por Ramsés II en el siglo XIII a.C.
Estaba ubicada en su templo funerario. Y llevaba inscripto en la entrada: “Lugar para la sanación
del alma”.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 15


Grecia y la biblioteca de Alejandría
Especialistas en la cultura griega reconocen como hecho central y fundacional las obras de
Homero. Si bien circularon originariamente como poemas orales, en el siglo IV a.C. el tirano
Pisístrato tuvo como preocupación central transcribir las versiones completas de la Ilíada y la
Odisea. Fue esta pasión la que lo llevó a fundar la biblioteca pública de Atenas.

Por la misma época, los filósofos tenían sus bibliotecas privadas para uso exclusivo de sus
alumnos. Los libros de Aristóteles (384-322 a.C.) justificaban su desarrollo: no solo su filosofía sino
sus estudios críticos en del teatro y sus estudios comparativos de constituciones se basaban en los
documentos que había conseguido atesorar. Fred Lerner sostiene que “Aristóteles y su liceo
transformaron la lectura en la base de la educación”.

Este dato no es menor, ya que Aristóteles fue maestro del joven Alejandro de Macedonia
(Alejandro Magno), de quien se dice que dormía con un ejemplar de la Ilíada como almohada. Ya
emperador, Alejandro Magno fundó alrededor de 16 ciudades (Alejandrías), la más trascendente
fue la situada en tierra egipcia. Esta Alejandría se convertiría en la metrópolis de la cultura
helénica.

La biblioteca de Alejandría no se limitaba a la cultura helénica, sino que llegó a reunir obras de
muchos pueblos distintos.

Los estudiosos que asistían podían copiar los poemas de Homero de las obras maestras
preparadas por los eruditos de Alejandría y los escribas profesionales. Había libros de
historiadores nativos de los países que Alejandro había conquistado, traducciones de las Escrituras
hebreas, cronologías egipcias y las enseñanzas del mago persa Zoroastro. Dada la importancia de
su puerto, todos los barcos eran revisados y sus libros a bordo confiscados, aunque se devolvía
una copia hecha ex profeso para sus propietarios originales.

En el año 48 a.C., durante la breve guerra de Alejandría, la biblioteca fue accidentalmente


destruida: debido al fuego se perdieron 400.000 rollos. Luego se recompuso gracias a los 200.000
volúmenes de la biblioteca de Pérgamo que Marco Antonio le regaló a Cleopatra. Pero,
igualmente, la importancia de la biblioteca en la vida intelectual fue perdiendo lugar y muchos
pensadores debieron huir por las persecuciones de Tolomeo VII. Luego de la conquista de Egipto
por los romanos la biblioteca siguió existiendo, pero el eje se mudó a Roma.

Actividad propuesta

Para terminar de poner en perspectiva cómo se crea una cultura del libro heredada de los antiguos
griegos, investigá sobre la Biblioteca de Pérgamo y compara su historia con la de Alejandría.
Compartí tus hallazgos con tus compañeros en los foros.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 16


Bibliotecas romanas
La conquista de Grecia por Roma produjo una asimilación y penetración de la cultura griega. La
victoria romana la protagonizaron las armas; la griega, su cultura. Los griegos fueron requeridos
como tutores de las clases acomodadas romanas: conocer la lengua y cultura griega era símbolo
de erudición. Así, los libros comenzaron a llegar en abundancia a Roma, por transacciones
comerciales o como botín de guerra.

Algunos generales crearon bibliotecas privadas en sus residencias donde recibían a intelectuales
para consultar obras y participar de debates: tal como le escribió Cicerón a un amigo en una carta:

“Desde que Tiranión organizó mis libros, la casa parece tener alma”

Así como hubo bibliotecas muy usadas y consultadas, otros las incluyeron como ornamento y
elemento de ostentación. El filósofo Séneca despreciaba al arquitecto Vitruvio, quien dio
instrucciones para la construcción de una en su casa: “Entre los baños fríos y los calientes es
necesario incluir una biblioteca como ornamento pertinente a una gran mansión”. Se pregunta así
Séneca: “¿Cuál es la utilidad de tener innumerables libros y bibliotecas, cuyos títulos sus dueños
no podrían alcanzar a leer en toda la vida?”

Luego de visitar Alejandría, Julio César instó a construir en Roma una biblioteca que tuviera un
templo y dos salas especiales: una dedicada por completo a obras griegas y otra a obras latinas,
para equiparar así ambas culturas. El plan se concretó tras la muerte de César, bajo el gobierno de
Octavio (conocido como Augustus). Entre las varias bibliotecas creadas por este último, se destaca
la Biblioteca Palatina, especializada en obras dedicadas al derecho.

Las bibliotecas imperiales tenían un espacio destinado a conferencias. En los depósitos, los rollos
estaban apilados en estantes abiertos con etiquetas de pergamino indicadoras del contenido.
Unos pocos códices se guardaban en cofres. La mayor cantidad de obras eran rollos de papiro,
donde los de mayor tamaño se destinaban a obras científicas y los más pequeños a poesías. Los
libros eran leídos en la sala de lectura y solo salían cuando los requería el emperador y sus íntimos.

Las bibliotecas se fueron expandiendo en las principales ciudades, ubicadas en centros


socioculturales.

Bibliotecas en China imperial


Es imprescindible tener en cuenta que las bibliotecas dependieron de la simplificación de la lengua
escrita. Cuando China se unificó bajo la dinastía Ch’in (siglo III a.C.), normalizó y simplificó su
escritura. Esta dinastía fue seguida por los Han. Bajo este dominio, el emperador estableció una
escuela de capacitación imperial, en la que las posiciones menores eran ocupadas por burócratas
que accedían a través de un examen de competencia. También se estableció una biblioteca
Imperial y se autorizó la tenencia de bibliotecas personales.

Uno de los emperadores de esta dinastía convocó a eruditos para que establecieran el canon de la
obra de Confucio y los instó a examinar, comparar, revisar y confrontar los documentos que
existían. Lo que se buscaba era apoyarse en la doctrina confusiana para sostener sus decisiones de
gobierno, adaptándolas a sus fines. Algunos gobernadores llegaron a reescribir los textos clásicos
para adaptarlos a sus necesidades y deseos.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 17


Durante el siglo II, la biblioteca Imperial comenzó a copiar libros de bambú a papel. Como hemos
visto en el capítulo dedicado a la historia de los soportes de lectura, el papel ya se conocía hacía
tiempo en China. Sin embargo la sustitución de un soporte por otro no fue inmediata. La ventaja
del papel era que se trataba de un material económico, ya que un solo trabajador podía hacer
hasta 2000 hojas en un solo día. El bibliotecario Hsün Hsü organizó el catálogo de la biblioteca y
estableció una norma bibliográfica que se sostendría por 1500 años.

Por las guerras intestinas provocadas por invasiones, rebeliones y cambios de las dinastías
gobernantes, la biblioteca y las colecciones privadas sufrieron grandes pérdidas. Pero en los
períodos intermedios de paz se realizaron esfuerzos para recrear las colecciones destruidas. Por
ejemplo, para el siglo VII la biblioteca Imperial llegó a contener decenas de miles de rollos. Parte
del personal femenino de la biblioteca se dedicaba a la reparación y compilación. Por todo lo cual,
los documentos muestran que para el siglo VIII tenía también 10 fabricantes de papel internos a la
biblioteca. Los puestos en esta biblioteca eran muy cotizados y se asignaban a los jóvenes
funcionarios más brillantes. Por aquel entonces había dos bibliotecas privadas que rivalizaban con
la Imperial.

Al siglo X pertenece el primer libro acerca del mundo de la bibliotecología, el Lin-t’ai ku-shih
(Historia de la biblioteca nacional).

Bibliotecas en India
De la misma forma que los jeroglíficos egipcios y la escritura cuneiforme sumeria, al principio la
escritura harapense (del valle Indo) fue logo-alfabética, ya que ciertos signos representaban
conceptos y otros, sonidos. Cuando los arios invadieron India (alrededor del siglo XV a.C.), la
lengua indoeuropea se impuso a la originaria dravídica. Dado que la transmisión religiosa era oral y
estaba limitada a una pequeña casta de iniciados, no se favoreció la escritura ni la construcción de
bibliotecas.

Dos sectas no compartieron esta animadversión a la lengua escrita: jainistas y budistas fueron
contemporáneos al surgimiento de Confucio en China, Zoroastro en Persia y los profetas judíos.
Todos ellos provocaron un auge de literatura religiosa.

Durante siglos se fueron sumando los comentarios a las obras jainistas, al mismo tiempo que los
monjes escribían obras literarias, científicas y matemáticas. Dentro de los templos nacieron así
bibliotecas.

El canon budista consta de tres secciones: Conducta, Discursos de Buda y Doctrinas


complementarias, que conforman un voluminoso corpus literario. En sus templos no solo
convivían estas obras doctrinarias, sino que también estaban equipadas con trabajos védicos y
otros no budistas, y tratados de artes y ciencias de la época.

El monasterio al que llegaban más peregrinos era Nalanda. Su colección de textos budistas atraía
incluso estudiantes de todas partes de Asia. Los relatos tibetanos dicen que la biblioteca de
Nalanda ocupaba tres edificios, uno de los cuales tenía 9 pisos dedicados a los sutras y la literatura
tántrica.

Estamos hablando de una época en la que el budismo se expandió por Asia y llegó a China. En el
año 645 Hsuan-Tsang visitó Ch’ang-an y regresó con una gran cantidad de volúmenes budistas a

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 18


cuya traducción dedicaría el resto de su vida. Él no fue el único viajero que regresó a China desde
la India cargado de literatura. Es por esto que en tierras actuales chinas se encontró en 1907 la
cueva de los mil budas, en el desierto. Y dentro de ella una cámara con 15.000 rollos en tibetano,
persa, sánscrito, persa, turco e incluso hebreo. Su antigüedad ha podido ser calculada entre 1000 y
1700 años. Los investigadores no se ponen de acuerdo acerca de si el descubrimiento se trata de
una biblioteca monástica o si se debía al descarte de rollos de monasterios de la vecindad al
reemplazarlas por obras impresas.

Bibliotecas árabes
Los árabes tenían gran respeto por las civilizaciones que conquistaban. Según cuentan las
leyendas, el profeta Mahoma dio las letras a los árabes. Antes de Mahoma la literatura árabe era
oral, por lo que los libros estaban en poder de las tribus que habían adoptado el judaísmo o el
cristianismo. La religión naciente se centró en el estudio del Corán, donde cada palabra, cada
punto, cada signo, significa. Dado que durante el período de los siglos VII al XV el imperio estuvo
en expansión, se hizo necesario ampliar las disciplinas de estudios a la gramática, la etimología, la
genealogía, la historia, la geografía, la medicina, la astronomía, la geometría y la filosofía.

A comienzos del siglo X aparecieron las primeras bibliotecas públicas, casas de estudio donde se
daba instrucción a los alumnos. El dominio era tal que sus fronteras estaban en contacto con una
gran cantidad de culturas de Europa, Asia y África, y por lo tanto había una gran oportunidad para
recoger la literatura y el conocimiento acumulado en todas esas civilizaciones. Fue un período de
enorme desarrollo científico.

La primera biblioteca incluía libros de todos los temas, pero sobre todo de filosofía y astrología,
campos preferidos de Ibn Hamdan, su fundador. En ella, al igual que en las griegas y romanas,
también se ofrecían conferencias. Para aquellos estudiantes que lo solicitaran había becas que
incluían papel, tinta y alimento.

Otra biblioteca destacable fue la fundada en El Cairo, a la que se definía como una biblioteca
abierta a todos: cualquiera que lo deseara podía consultar y copiar libros.

Algunas mezquitas contenían bibliotecas. Muchos coleccionistas no podían fundar sus bibliotecas
propias, pero donaban libros a las mezquitas para que estuvieran a disposición de quienes
quisieran aprender. Aunque no siempre esas donaciones eran aceptadas: solo si los textos eran
trabajos significativos. De esta forma, la Gran Mezquita de Damasco tuvo varias colecciones y casi
5000 volúmenes. La biblioteca de Sabur, en Bagdad, llegó a contener 10.400 volúmenes.
Habitualmente estas colecciones terminaban sirviendo más a los allegados a la mezquita que al
público general.

El coleccionista árabe de libros era un miembro de la familia real o un funcionario gubernamental


de posición elevada, y se aseguraba de que sus libros fueran bien usados después de su muerte.
Sus colecciones solían ser eclécticas y, tras pasar por una cadena de herederos, se incorporaban a
bibliotecas públicas. La donación estaba definida en la ley islámica: primero debía presentarse una
lista de los libros a un tribunal donde constaba título, tema y estilo caligráfico. Así, cada donación
se catalogaba por separado. Esta práctica dificultó la construcción de un catálogo unificado y
organizado por materias para cada biblioteca.

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Muchas bibliotecas prestaban libros porque se consideraba una obligación religiosa facilitar copias
para el estudio. Para evitar pérdidas, estos préstamos se realizaban a lectores de confianza, pero
se podía retirar gran cantidad de volúmenes de una sola vez. La mayoría de las bibliotecas estaban
abiertas a todos los musulmanes, fuesen estos ricos o pobres.

Contada la historia desde Occidente, el hecho más importante es la invasión de los árabes a la
península ibérica en el año 710, ya que esa fue la puerta por la que reingresaron a Europa los
textos de la antigüedad clásica, especialmente Aristóteles. El bazar de libros de Córdoba
(Andalucía, España) y las setenta bibliotecas andaluzas atraían a estudiosos de todo el mundo
islámico, así como también de países europeos. En la universidad de Córdoba, el mayor centro de
estudios del Islam, se dictaban clases de matemática, astronomía y medicina. La biblioteca llegó a
contener 400.000 obras y 500 personas empleadas, y solo su catálogo estaba conformado por 44
libros.

Contada la historia desde otro punto de vista, será necesario recordar que gran parte de las
bibliotecas en territorio islámico desaparecieron como consecuencia de las cruzadas. Otras fueron
arrasadas por invasores mongoles o por musulmanes ortodoxos. Un ejemplo de esto último lo
tenemos en la misma Córdoba. El califa Al Hakim (siglo X) no era solo un coleccionista, sino un
estudioso y una pieza fundamental del crecimiento de la biblioteca de Córdoba. A su muerte, el
poder recayó en el visir, quien para tener buena relación con el clero mandó a quemar gran
cantidad de obras científicas.

Abadías y monasterios en la Edad Media


Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, una red de monasterios se extendió por todo el
territorio y el poder político se dividió entre reyes y señores feudales.

A mediados del siglo XII, el legado literario romano y griego se había reintroducido en la Europa
católica a través de los árabes. Resurgía ahora en latín, que se sostenía como lengua común a las
personas letradas, y en la que se dictaba la misa. El uso del latín como lengua franca facilitó los
viajes y el intercambio de ideas, así como la circulación de estudiosos por las cortes europeas.

El comercio que Venecia sobre todo estableció con Bizancio y Bagdad permitió la circulación de
libros de todas clases, incluidos filósofos árabes como Averroes y científicos como Maimónides.

Mientras tanto surgían diferentes órdenes religiosas mendicantes, cuyos seguidores hacían votos
de pobreza, pero no de ignorancia. Los frailes no podían tener posesiones nilibros, por lo que en
los monasterios se concretaron salas de estudio y bibliotecas. El investigador ingles Kenneth
Humphreys afirma que entre 1250 y 1400 las órdenes de frailes estaban mejor equipadas que
otras organizaciones religiosas o seculares.

Recomendación:
Ver la película El nombre de la rosa, basada en el libro homónimo de Umberto Eco.

A diferencia de los monjes benedictinos, cuya regla les exigía leer un solo volumen por año, los
frailes y sus colegas seculares de las universidades necesitaban acceder a muchos libros. Cuando
las colecciones comenzaron a crecer, se diseñaron salas especiales para acomodarlas y espacios de
lectura cerca de ventanas para aprovechar la luz natural.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 20


Así es como las bibliotecas comenzaron a acumular gran cantidad de títulos. La Sorbona se fundó
en 1257 como un colegio teológico independiente de las órdenes mendicantes que dominaban la
Universidad de París. Hacia el siglo XIII, poseía una de las mejores bibliotecas de Europa.

La arquitectura de las bibliotecas prefería cuartos oblongos, tres o cuatro veces más largos que
anchos. Su ubicación en plantas superiores protegía los libros de inundaciones. Paredes, pisos y
techos se preferían de piedra para proteger el espacio de incendios. El uso de luz natural buscaba
evitar el uso de velas y los incendios accidentales que podían provocarse.

Hay que tener en cuenta que en esta época los libros pasaron de ser rollos a folios. Como se puede
ver en la película El nombre de la rosa, no era extraño que los libros estuvieran encadenados a
atriles. El interesado leía parado frente al atril. En las bibliotecas más grandes había libros más
pequeños llamados “octavos” que los bibliotecarios podían entregarl a quien lo solicitara.

Los catálogos comenzaron a usarse en estos ámbitos como inventarios de los libros existentes. En
algunos casos, incluso, exigidos por el poder político. El problema con estas listas era que no
estaban pensadas para facilitar la gestión de la biblioteca.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 21


Gutenberg y la invención de la imprenta
Cuando se habla de imprenta se piensa inmediatamente en Johannes Gutenberg, pero la mayoría
desconoce cuál fue su rol en la historia. Gutenberg es el genio creador de la imprenta moderna,
que utiliza la prensa, el papel y los tipos móviles; tres elementos que ya existían en su época.
Desde algunos siglos atrás había sistemas que permitían la reproducción de hojas impresas. Para
eso se había desarrollado la técnica del grabado, donde una pieza era tallada en madera y pasada
por una prensa de la que salía el papel estampado. Ahora bien, cada vez que se requería modificar
el texto, la pieza entera debía volver a tallarse, por lo que este modo de reproducción se tenía en
baja estima. Servía para calendarios religiosos y algunas hojas con oraciones.
Tanto los tipos móviles como el papel son inventos chinos. Los tipos móviles son unas piezas en
forma de prisma que llevan en su cara superior un carácter o símbolo en relieve. Esto permite
formar palabras y frases con esos caracteres estándares para pasar por la prensa y luego
reordenarlos para armar otros textos. Es decir que se puede componer una página y, si se comete
un error, únicamente se sustituye el carácter erróneo. Sin embargo a los chinos, con sus más de
treinta mil caracteres, este mecanismo no les ahorraba gran trabajo.
Gutenberg era orfebre, por lo que en vez de utilizar los tipos de madera (que sufrían un enorme
desgaste) los fabricó de metal, con una aleación llamada “tipográfica” que amalgama plomo,
antimonio y estaño.
El primer libro producido por Gutenberg con este sistema fue la Biblia de 42 caracteres.

¿Sabía que…? - Incunables


… en los primeros años de la imprenta, los libros manuscritos eran más valorados que los
producidos mecánicamente. Por lo tanto, los primeros imprenteros trabajaban por incorporar
“errores” en sus hojas, como los que hubiera cometido un copista, para asemejarlos más a los
artesanales.

Expansión
Entre 1440 y 1550, se instalan imprentas en las principales ciudades europeas. Son talleres que
siguen los desarrollos de Gutenberg al pie de la letra, pero que al mismo tiempo van
perfeccionando este nuevo oficio.
El éxito de este sistema tiene mucho que ver con los vientos que corrían en el Renacimiento. El
humanismo de la época impulsó la traducción a lenguas nacionales de los textos bíblicos, y el
luteranismo impulsó la lectura e interpretación individual de estos mismos textos.
Si en la Edad Media la misa era dada en latín, idioma que el pueblo no entendía, en la Edad
Moderna se reproducirán escenas en las que un miembro de la familia lee durante la cena algún
pasaje como forma de adoctrinamiento religioso.

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Según el historiador Roger Chartier, la imprenta fue entonces la tecnología necesaria para la
revolución cultural que se estaba llevando a cabo. La reproducción de los libros, y posteriormente
de los periódicos, se volvió de vital importancia para la constitución de los Estados modernos,
independientes de la jerarquía eclesiástica.

Autoría y derecho de autor

Aunque hoy parezca increíble, no podemos hablar de “autor” en la Edad Antigua ni Medieval. Por
supuesto, había obras: han llegado a nuestros días, por ejemplo, un legado importante de obras
literarias (la Ilíada, a Odisea, la Eneida) y tenemos idea de quiénes las han compuesto (Homero,
Virgilio, Cicerón, Sófocles, Safo). Las obras, sin embargo, no eran propiedad de estos creadores.
Diferentes culturas percibieron la relación entre el creador y su obra con límites propios. Hubo
quienes sostuvieron que la obra era inspirada por
dioses y que el hombre era solo un intérprete de esa
vocación creadora identificada con la divinidad. Para
otros, el poeta tenía acceso al mundo de las ideas y de
alguna manera estas ideas tomaban una forma
determinada en una creación particular.
Pero, en todo caso, todavía no había idea de
“propiedad” ni “autoría” en un sentido moderno.
En la Edad Media, el escritor era entendido como
alguien con un conocimiento específico en una materia,
inspirado por lo divino, y con una habilidad especial
para enhebrar palabras. Como un artesano quien tenía
poder sobre las palabras, la historia y la retórica.
Ninguna de estas concepciones queda totalmente en el
pasado: sobreviven aun hoy en diversos conceptos y
formas de relacionarse de los artistas con su arte.
Nuestra visión actual tiene su origen en
el Renacimiento; y está relacionada con términos
de originalidad, autoridad, y propiedad –tanto moral o
intelectual como económica–.

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Actividad: Oda a Salinas de Fray Luis de León

Este poema de Fray Luis de León (1527-1591) está dedicado a Francisco de Salinas (1513-1590),
compositor y organista que, como él, era profesor de la Universidad de Salamanca. La Oda a Salinas
es el homenaje a una interpretación del mundo de alto valor poético: El Demiurgo, el Dios-Músico
hacedor del mundo, lo habría construido mediante las proporciones matemáticas y armónicas que
se pueden descubrir en las consonancias musicales. Estamos entonces en un universo con belleza y
armonía, donde el movimiento de planetas es responsable de la música primera.
El arte musical corriente es visto como una realización particular de la Música del Mundo, adecuada
para ser percibida por los oídos del hombre. Al estar construida de las mismas razones numéricas
que rigen la Armonía del cosmos, el alma se eleva cuando escucha la música armoniosa y es capaz
de abandonar el mundo de lo sensible para entregarse a la Música.
Este bellísimo poema es un canto a la capacidad de rememorar que tiene el arte musical, donde la
música tiene la capacidad de mejorar a quien la oye “en suerte y pensamientos”, por lo que deja de
perseguir lo puramente material.
Los invitamos a disfrutar de algunas estrofas.

El aire se serena Traspasa el aire todo


y viste de hermosura y luz no usada, hasta llegar a la más alta esfera,
Salinas, cuando suena y oye allí otro modo
la música extremada de no perecedera
por vuestra sabia mano gobernada. música, que es de todas la primera.

A cuyo son divino Ve cómo el gran maestro


mi alma, que en olvido está sumida, a aquesta inmensa cítara aplicado,
torna a cobrar el tino con movimiento diestro
y memoria perdida produce el son sagrado
de su origen primero esclarecida. con que este eterno templo es sustentado.
(…)
Y como se conoce, ¡Oh! Suene de continuo,
en suerte y pensamientos se mejora; Salinas, vuestro son en mis oídos,
el oro desconoce por quien al bien divino
que el vulgo ciego adora, despiertan los sentidos,
la belleza caduca engañadora. quedando a lo demás adormecidos

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 24


P legislación
Mientras que en el campo científico Copérnico sostuvo que el Sol y los planetas no giraban en torno
a la Tierra, en el plano filosófico también se abandonaron durante el Renacimiento concepciones
religiosas. Si durante la Edad Media todo giraba en torno a la figura de Dios, con el humanismo la
mirada se centrará en el hombre. Por lo tanto, la creación ahora es tarea de personas con nombre,
apellido, hijos, derechos de propiedad y herencia. Por aquella época, los artistas recibían la
protección de algún mecenas.
Al mismo tiempo, uno de los desarrollos que cambió las relaciones con la creación fue la invención
de la tecnología de la imprenta. Si hasta ese momento los textos circulaban en una cantidad
reducida de copias y por lo tanto controlada –tanto en lo que se refiere a la circulación comercial
como a la cultural–, durante el siglo XV se establecieron en toda Europa más de cien imprentas que
multiplicaron con creces la cantidad de ejemplares existentes.
En la Edad Moderna, hacia 1450, la invención de la imprenta de tipos móviles por Johann Gutenberg
supone una revolución en la producción y distribución de obras literarias. Dos son los cambios
fundamentales que trae aparejados: facilitar la reproducción masiva, de miles de copias, en breve
tiempo y a un coste reducido, y generalizar el acceso del público a las obras literarias.

1710. El Estatuto de la Reina Ana

An Act for the Encouragement of Learning, by vesting the Copies of


Printed Books in the Authors or purchasers of such Copies, during the
Times therein mentioned

Una ley para el estímulo del aprendizaje, para la concesión de derechos


a las copias impresas de los libros de autores o adquirientes de tales
copias, durante el tiempo mencionado en ella.

Hasta acá, los privilegios tenían que ver con los derechos de los empresarios que reproducían las
obras. Ahora veremos aparecer el concepto de protección de los derechos patrimoniales del autor
respecto de su obra.
El Estatuto de la Reina Ana, aprobado por el parlamento inglés en 1710, fue la primera norma
sobre copyright de la historia. Esta ley establecía que todas las obras publicadas recibirían un
plazo de copyright de 14 años, renovable por una vez si el autor se mantenía con vida (un
máximo de 28 años de protección), mientras que todas las obras publicadas antes de 1710
recibirían un plazo único de 21 años a contar de esa fecha.

Estados Unidos incorporó los principios sentados en Inglaterra sobre el copyright en su


Constitución en 1787, por lo que en el artículo I, sección 8, cláusula 8 permite establecer en
favor de los autores "derechos sobre la propiedad creativa" por tiempo limitado. En 1790, el
Congreso de Estados Unidos promulgó la primera Copyright Act ('Ley sobre copyright'),
creando un sistema federal de copyright y protegiéndolo por un plazo de catorce años,

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renovable por igual término si el autor estaba vivo a su vencimiento (un máximo de 28 años
de protección). Si no existía renovación, su obra pasaba al dominio público y cualquiera
podría reproducirla sin necesidad de pagar por ella.

Dos miradas diferentes

En la definición legal de los derechos de los creadores (los autores) sobre sus producciones (las
obras) se han desarrollado dos concepciones legales diferentes, según se enfatice sobre el autor o
sobre la obra: por una parte los llamados “derechos de autor”, de origen francés, y por otro
el copyright, de origen anglosajón.
Los derechos de autor, en la concepción europea continental, enfatizan la relación inalienable entre
el autor y su obra: es decir, conciben al individuo-autor como la fuente de las creaciones, y por lo
tanto el fin último de toda protección legal.
En las legislaciones que se basan en ellos, se reconocen derechos morales de los autores (además
de otros):
 derecho a que se reconozca la autoría: esto significa que los creadores no pueden renunciar a
la autoría de sus obras.
 respeto por la integridad de la obra: esto significa que las obras no pueden ser modificadas ni
fragmentadas sin permiso del autor, independientemente de los acuerdos económicos que se
tengan con los receptores.

Mientras en Estados Unidos el copyright se convirtió en un derecho de propiedad comerciable, en


Francia y Alemania se desarrolló el derecho de autor, bajo la idea de expresión única del autor. En
esa línea, el filósofo alemán Kant decía que "una obra de arte no puede separarse de su autor".
Se debe recalcar que el derecho económico sobre las obras está presente en
ambas legislaciones, solo que en la concepción francesa de tradición latina
la mirada es más amplia y compleja.
Un lugar importante en la defensa de los derechos de los autores e
intérpretes han tenido las asociaciones autorales que poco a poco se
fueron desarrollando. En 1777, Beaumarchais (autor de la comedia El
barbero de Sevilla), fundó en Francia la primera organización para
promover el reconocimiento de los derechos de los autores. Pero
hubo que esperar al final de la Revolución francesa para que la
Asamblea Nacional aprobara la primera Loi du droit d'auteur (Ley de
derecho de autor), en 1791.

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Circulación, control y censura
El antropólogo Claude Lévi-Strauss, en el artículo “La lección de escritura” de su libro Tristes trópicos,
sostiene que la escritura ha sido una herramienta de dominación y control de unos hombres sobre
otros, ya que, durante la mayor parte de la historia, la inmensa mayoría de la humanidad no sabía
escribir. De esta forma, unos pocos que dominaban esta técnica impusieron su visión del mundo a
los otros.
Ahora bien ¿quiénes tenían acceso a los libros durante la Edad Media? Los libros eran atesorados
en las bibliotecas de las abadías y conventos, por lo que solo accedían a ellos los sacerdotes y la
nobleza.
De esto, del acceso y dominio de la circulación de los libros en la época medieval trata el libro El
nombre de la rosa. Una serie de muertes tienen lugar en una abadía y el sacerdote franciscano que
las investiga verá que lo que tienen en común es el acceso de todos los monjes muertos a un libro
prohibido. La obra fue llevada al cine con maestría ya hace un par de décadas. Mucho distaba de
nuestro libro moderno.

Siglo XVI – Los privilegios


En la mayoría de los países de Europa, el origen de la ley de derechos de autor se encuentra en los
esfuerzos de la Iglesia y los gobiernos para regular y controlar la producción de los impresores, y de
estos por asegurar su negocio.
Con la imprenta, la producción cultural comienza a generar riqueza por primera vez. El impresor –
aun no podemos hablar de editores– se responsabiliza de una inversión inicial en infraestructura, que
luego rentabilizará imprimiendo obras y vendiéndolas al público. Pero era preciso articular un
mecanismo legal para asegurar al impresor un beneficio económico. Este mecanismo consistía en un
“privilegio” por el cual solamente el impresor, y nadie más, podía editar y distribuir las obras de un
cierto catálogo.
Los privilegios de impresión se concedían al editor, no al autor. Eran de duración temporal y ámbito
territorial, a menudo para obras no publicadas, y su infracción era duramente castigada (incluyendo
la confiscación de las obras y de la imprenta).
Este marco legal tenía la finalidad de incentivar la actividad editorial mediante monopolios
temporales. Pero el sistema acabó generando una dinámica de tipo monopolista, sin apertura a
nuevos empresarios, y privilegiando a los anteriores.
La República de Venecia concedió su primer privilegio para un libro en particular en 1486. La
República de Venecia, los duques de Florencia, el León X y otros Papas reconocieron en diferentes
momentos a las imprentas el privilegio exclusivo de imprimir en términos específicos (que
raramente sobrepasaban los 14 años) ediciones de autores clásicos.
El primer privilegio de derechos de autor en Inglaterra data de 1518 y daba un monopolio por el
término de dos años. Los primeros privilegios de derechos de autor se llamaban “monopolios”,
particularmente durante el reinado de la Reina Isabel, que con frecuencia dio concesiones de
monopolios en otros artículos de uso común, como la sal, el cuero, el carbón, el jabón, las cartas de
baraja, la cerveza y el vino. La práctica continuó hasta que en 1623 se promulgó el Estatuto de
la Ley de Monopolios, con lo que se puso fin a la mayoría de los monopolios con algunas
excepciones, como las patentes.

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En Inglaterra, a lo largo del siglo XVII se fue desarrollando una tensión entre los impresores, que
contaban con la exclusiva de edición de las obras, y quienes abogaban por la libertad de imprenta sin
restricciones.

Sabías que…
«Los libros no son materia absolutamente inerte, por el contrario, llevan
dentro una vida potencial que los convierte en tan activos como puede
ser el espíritu mismo a cuya raíz pertenecen […] Matar un buen libro es,
casi, matar a un hombre. Quien mata a un hombre está arrebatando la
vida a una criatura racional, trasunto de Dios; pero quien destruye un
buen libro está matando la razón misma, está acabando, iba a decir que,
a través del ojo, con la propia imagen de Dios…».

Esto escribía John Milton en la «Areopagítica», un discurso sobre la libertad de prensa, publicado
en 1644 y dirigido al Parlamento inglés. El poeta, contratado por la Sociedad de Libreros de
Londres, solicitaba una reglamentación para defender los intereses materiales de sus miembros y
castigar las falsificaciones.

1763. Diderot y su carta sobre el comercio de libros

Escrita en 1763 por Diderot a pedido de la Comunidad de Libreros de


París, esta memoria tenía por finalidad presentar ante las autoridades
de la época una defensa del gremio contra los perjuicios y las
restricciones de su comercio. Estamos hablando de un texto
argumentativo que funcionaba como defensa de los libreros frente a la
censura, frente a la intromisión económica del Estado, frente a la
piratería nacional y extranjera y frente a los límites de expansión del
espacio geográfico para la comercialización de los mismos. El Privilegio
es el asunto central de esta Carta. Una cuestión jurídica que Diderot
defiende con argumentos no legales, sino racionales.
El Privilegio consistía en lo siguiente: el librero compraba al autor el derecho de publicación de su
obra durante un tiempo suficiente para que otro librero no lo pudiera publicar. La Comunidad de
Libreros de París exigía que esa compra fuese a perpetuidad. Pero en otras ciudades no regían las
mismas reglas, y desde las fronteras se filtraban ejemplares de libros sobre los que los libreros de
París tenían Privilegios, generando una competencia no prevista.
Diderot se empeñó en esta defensa con un sinfín de buenos argumentos, aunque a los propios
libreros no les parecieron del todo suficientes. Rehicieron el escrito para insistir en el derecho
perpetuo, transmisible e imprescriptible del Privilegio. Él defendía el Privilegio no sólo desde el
punto de vista del librero, sino también del autor.
La evolución de la imprenta y de las letras en Francia, el oficio del escritor y del "librero editor" son
tópicos que se exponen aquí con asombrosa vigencia.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 28


Preguntas al cierre de la unidad
 ¿Conocés formas en las que las viejas escrituras tengan vida en nuestros días?
 Al desarrollarse nuevos soportes de escritura/lectura, ¿los demás caducan
inmediatamente?
 ¿Qué usos tiene hoy la escritura manuscrita en tu vida cotidiana?

Actividades de comprensión
Atendiendo a la información dispuesta en la sección “Quién es quién”, contestá las siguientes
preguntas y publicá tus respuestas en el Foro de tareas que haya indicado tu profesora.

1. Agrupá a estos teóricos según el país donde se formaron.


2. Ubicá en una línea de tiempo que vaya de 1850 a la actualidad los períodos de vida de
cada uno de estos teóricos.
3. ¿Quiénes fueron contemporáneos?
4. ¿Qué otras formas de organización de estos teóricos se te ocurren?

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 29


Las otras historias del libro y la lectura
Asia ha sido la cuna de la escritura y desarrolló dos tecnologías de gran impacto para Occidente: el
papel y los tipos móviles. Sin embargo, pareciera que solo tomamos nota del desarrollo de la
cultura de oriente en esas circunstancias. Intentaremos reponer esta falta.

Confusiones significativas
Es a partir de excavaciones arqueológicas que hemos podido tener acceso a documentos antiguos.
Para comprenderlos, lingüistas y arqueólogos dependen de su capacidad interpretativa. Y, por
supuesto, de la composición del conjunto de documentos.
Las escrituras más antiguas que llegaron a nuestros días fueron realizadas por burócratas de los
templos para registrar transacciones económicas hace 4000 años. Las primeras escrituras
expresaban objetos concretos: cosechas, animales, bienes.
En Sumeria, los templos no se deshacían de los registros antiguos, sino que los guardaban en salas
especiales donde se depositaban en canastos con una tablilla identificatoria con la fecha y la lista
de su contenido. Los textos se identificaban por las primeras palabras (íncipit). Todo estaba bien
identificado y catalogado. Por años, los historiadores creyeron que ciertos textos eran poemas,
cuando solo se trataba de una lista de íncipits. O sea, de un catálogo o índice de los textos
existentes.

Guerrero noble y honorable


Dónde están las ovejas
Dónde están los bueyes salvajes
Y contigo yo no
En nuestra ciudad
En tiempos antiguos
Señor de la observancia de las leyes celestes
Residencia de mi Dios
Gibil, Gibil (dios del fuego)
El día 30, el día en que no duerne
Dios An, gran rey (el dios del cielo)
Una mujer justa

China
Según una muy antigua tradición, la escritura está hecha de signos más o menos figurativos que
representan seres, cosas o evocan fenómenos naturales. Una leyenda popular cuenta que Fu-Hsi,
primer legislador del país, se inspiró en las huellas dejadas por los pájaros en la nieve para inventar
la escritura.
En su origen, los elementos básicos son de naturaleza icónica. Las formas más arcaicas observadas
son formas humanas pintadas o grabadas en las paredes rocosas, como en los sitios rupestres de
los montes Yinshan, en Mongolia interior. Con el tiempo va a producirse una estilización
progresiva de esos pictogramas. De esos caracteres simplificados nacen los ideogramas,
combinación de dos o tres signos pictográficos que permiten expresar acciones, ideas o nociones

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 30


más complejas. La idea de luz, por ejemplo, se da con una combinación de signos que remiten al
Sol y la Luna.
Xiangxing: caracteres que representan la forma. Son inicialmente dibujos esquemáticos que, por
fases sucesivas, se han convertido en signos convencionales.
Más allá de las leyendas, la aparición de un sistema chino de escritura se remonta a un período
que puede situarse entre las dinastías Xia (siglos XXII-XVIII a.C.) y Shang (siglos XVIII-XI a.C), época
durante la cual la sociedad china se jerarquiza y el poder del Estado queda sólidamente
establecido. Es la burocracia y el control social lo que hace necesaria la escritura.
En su origen, pues, la escritura china se expresaba ya sea mediante formas sencillas y estilizadas, o
por combinaciones de esos pictogramas que sugerían así una acción o un concepto. Cabe afirmar
que en sus comienzos esta escritura fue creada independientemente de la lengua y que su
correspondencia actual con esta es resultado de una larga evolución.
Las crónicas antiguas atribuyen a Ts’ai Lun la invención de papel en el año 105 d.C. El material
desarrollado estaba conformado por celulosa a jirones o cáñamo. Algunos siglos más tarde
desarrollarían una técnica basada en bloques de piedra grabados para imprimir textos de
Confucio.
En el siglo X llegaron a desarrollar caracteres individuales que combinaban para organizar los
textos, imprimir y luego reutilizar. Pi Sheng creaba así la imprenta de tipos móviles de barro
cocido. En el siglo XIII, los uighurs, un pueblo turco, utilizaron letras de madera con el mismo
propósito. Y a principios del siglo XV, en Corea, este sistema ya se realizaba con cobre.
Sin embargo, estas invenciones en Oriente no tuvieron el impacto de la imprenta de Gutenberg en
Occidente debido a razones culturales e históricas.

Cada página era una tira larga de bambú sobre la cual estaba escrita una línea vertical de
caracteres que representaban una palabra completa. Las tablillas de bambú se preparaban
cortando el tallo hueco en cilindros que luego se divían en tablillas, se raspaban y se secaban al
fuego. El material permitiían ser reutilizado al borrar la escritura por raspado. Las tablillas se unían
con hilos de seda para formar un libro que permitía enrollarse para guardarlo o viajar con él.

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India
En la India, los libros estaban originalmente escritos en hojas de palma que se extendían, se
hervían y se dejaban secar al Sol por días. Esto proporcionaba una superficie de 10 cm x 30 cm que
permitía escribir 10 líneas de texto. O bien se escribía con estilete y luego se llenaban los surcos
con carbón, o bien se usaban unos rudimentarios lápices de carbón. Las páginas estaban dobladas
por el medio y unidas por hilo. Luego se las cubría con tablas a modo de tapas.

Tres sistemas para Japón


La escritura japonesa tiene un triple origen. En primer lugar, es sabido que alrededor del siglo V
a.C la escritura china se introduce en el Japón de modo formal a través de los textos búdicos. Es de
allí que derivan los caracteres Kanji. La escritura era patrimonio exclusivo de la corte imperial y la
administración, así como de uso por los monjes budistas. Como las lenguas china y japonesa no
coinciden en sus estructuras sintácticas, fue necesario adaptar la lectura. Con ese fin se inventó un
sistema de lectura llamado Kaeri-ten o punto de envío, ya que aludía al punto colocado a la
izquierda de los caracteres chinos para indicar el orden de lectura.
Pero el Kanji se adaptaba mal a la lengua en la vida cotidiana. A fines del siglo VIII, las damas de la
corte imperial inventaron el silabario cursivo conocido con el nombre de Hiragana, formado por
signos derivados de caracteres chinos simplificados y trazados a la japonesa. Este sibalario plantea
una evolución: los caracteres Kanji expresan un concepto, pero el Hiragana es una transcripción
fonética totalmente disociada del sistema ideográfico. El Hiragana tenía sobre el Kanji la ventaja
de permitir al pueblo japonés hablar de la vida cotidiana en la lengua de uso corriente, lo que
favoreció la aparición de una literatura propia.
Hacia fines del siglo VIII los monjes budistas perfeccionan una tercera escritura (Katakana) a fin de
facilitar la lectura de los sutras y la difusión del budismo entre el campesinado.

América
En la América precolombina, mayas, toltecas y aztecas habían desarrollado escrituras
esencialmente figurativas. Los documentos escritos estaban en realidad pintados: formas y colores
transcribían diversos elementos del lenguaje.
La escritura existe en Mesoamérica desde tiempos muy remotos. Algunos se perpetúan sin
cambios en las civilizaciones posteriores: teotihuacán, mixteca, maya, zapoteca, azteca, y llegarán
así hasta los manuscritos tardíos de los siglos XVI-XVIII. La estela hallada en el sitio olmeca de La
Venta, en México, data de unos 1500 años antes de nuestra era y presenta glifos que se cuentan
entre los más antiguos signos de la escritura de Mesoamérica.
Los soportes oscilaron entre pieles de animales, cortezas y cerámicas (máscaras y recipientes). Se
supone que esta escritura tenía fines probablemente religiosos, aunque sus temas oscilan entre
mitos, hechos históricos y cuestiones religiosas. Más tarde el cultivo del algodón, y su consiguiente
hilado y tejido, proporcionaron grandes superficies de tela en las que fue posible estampar temas
cartográficos o genealógicos. Las hojas y las pieles podían conservarse enrolladas (rollos) o
plegadas y protegidas entre dos planchas de madera (similares a códices).
La imagen está totalmente codificada a fin de que sus elementos gráficos y plásticos puedan
transcribir los elementos semánticos y fonéticos mínimos de las lenguas de las poblaciones

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 32


autóctonas. Son verdaderos "cuadros textos" donde toda figura cuenta, ya que cada elemento
tiene un significado (concepto) y un referente (el objeto), además de su valor fonético y plástico.
La distribución de los signos en el espacio varía también según las civilizaciones. Los mayas
preferían una ordenación lineal de ciertos tipos de signos, reservando sin embargo, sobre todo
cuando se trataba de cálculos o de relatos cronológicos, zonas horizontales o verticales en las que
se inscribían otras palabras de manera continua.
Los documentos mixtecas y aztecas presentan paisajes y escenas en que todos los temas
integrados se superponen y los relatos se desarrollan progresivamente. El sentido de la lectura lo
da en cada caso el dibujo mismo. Las indicaciones y las soluciones son a la vez gráficas y plásticas.
La palara Tlacuiloa significa en lengua náhuatl “escribir pintando” o bien “pintar escribiendo”. Esos
símbolos transcriben los elementos básicos fonéticos (sílabas) y semánticos de la lengua náhuatl.
La asociación de esos elementos permite construir palabras, frases, párrafos que obedecen a las
reglas gramaticales del idioma de los aztecas.
Los colores son elementos básicos del sistema mesoamericano: se pronuncian y las sílabas de su
nombre se combinan con las de otros elementos, inclusive sus propias formas recipientes. Ello no
disminuye de ningún modo su valor representativo. Los códices son pues "cuadros-textos" que
han de leerse en lengua náhuatl antes de ser interpretados.

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La imagen ha sido extraída del trabajo de Cecilia Rossell Estilo y escritura en la “Historia tolteca
chichimeca”. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Distrito Federal,
México.

La investigadora Cecilia Rosell sostiene que la escritura pictográfica nahua no encaja con las
definiciones tradicionales de lo que debe ser una verdadera escritura, es decir, una que represente
solamente la cadena del habla y que se presente de manera lineal.
Con esto queremos llamar la atención acerca de que las definiciones en torno de qué es o no un
sistema de escritura están construidas sobre ideas previas; ideas que se forjan al reconocer una
propia historia, pero que pueden ponerse en duda al enfrentarse a culturas que han evolucionado
bajo otros conceptos.
Podemos extender estas afirmaciones a todo sistema que se encuentra distanciado en el tiempo
y/o en el espacio de lo que entendemos y conocemos.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 34


África
En África occidental se encuentran huellas de un grafismo simbólico antiguo que parece haber
inspirado numerosos sistemas posteriores de representación gráfica indígena. Uno de los ejemplos
más sorprendentes de este tipo de escritura es el sistema pictográfico conocido con el nombre de
Nsibidi (o Nsibiri) tradicionalmente utilizado en la región del río Cross en el sudeste de Nigeria.
Los signos Nsibidi se graban en calabazas o en cualquier otro objeto de uso doméstico. Se pintan
en los muros, se estampan en los vestidos, se tatúan o dibujan en el cuerpo humano. Difundidos
en una zona geográfica multilingüe, no están sin embargo directamente asociados a una lengua en
particular.
Una tradición cuenta que el secreto del Nsibidi fue revelado en tiempos remotos a los seres
humanos por una raza de grandes babuinos llamada “idiok”. No parece pura coincidencia el hecho
de que al norte, en Egipto, el dios Toth, protector de los escribas, era representado con una
cabeza de babuino.

Sistema Nsibidi. Fuente: Nsidibi Foundation

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Actividades de fin de unidades II y III

Leé el siguiente artículo y contestá las siguientes consignas.

1. Volvé a leer la información sobre la escritura china y las bibliotecas en China. ¿Por qué el
desarrollo de Pinyin es tan importante?
2. Consultá a los inmigrantes o nativos que conocés cuya lengua madre no sea el español.
¿Qué dificultades tuvieron para adquirirla? ¿Les cuesta aún saber cómo usar la lengua en
determinados casos?
3. Pensando en aquellos para los que el castellano es segunda lengua, ¿te parece que se
podría encarar una versión simplificada de nuestra lengua que facilitara su adquisición?

Compartí tus reflexiones con tu profesora y compañeros en los Foros.

Diario El País – 14/01/2018

Zhou Youguang, el lingüista que simplificó la escritura china con el


sistema Pinyin
Su invento, que convierte los caracteres del mandarín tradicional en letras del alfabeto romano, ha
revolucionado el aprendizaje del idioma y el despegue cultural.
POR ALBERTO LÓPEZ

Zhou Youguang en su estudio en Beijing.

Un hombre que vive 111 años está llamado a realizar cosas grandes, y eso es lo que le ocurrió en
vida al chino Zhou Youguang. Su sencillez fue la única barrera para que siga siendo un desconocido
dentro de las fronteras en las que aplicó su gran invento, el Pinyin: un sistema de escritura que

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 36


simplifica los casi ilimitados caracteres chinos para convertirlos en letras del alfabeto romano y,
por tanto, trasladarlos a los teclados de teléfonos y computadoras, permitir la lectura y la
comunicación entre ciudadanos chinos con distintos dialectos.
Es al Pinyin a lo que debemos ahora ortografías ubicuas como Beijing, que sustituyó a la anterior
Pekín; Chongqing, que reemplazó a Chungking; Mao Zedong en lugar de Mao Tse-tung, y así miles
de otros ejemplos. El sistema inventado y desarrollado por Youguang fue reconocido y adoptado
por Naciones Unidas en 1986.
Pero volviendo al principio de su longevidad, el humor fue otra de las características de Zhou
Youguang, y es que al parecer un adivino le advirtió en su juventud de que no viviría más allá de
los 35 años, algo por otro lado verosímil porque era la esperanza de vida en los albores del siglo XX
en China. Sin embargo, Zhou Youguang se convirtió en un superviviente tras pasar la tuberculosis,
escapar de la muerte en un bombardeo japonés que mató al hombre que caminaba a su lado y
esquivar las persecuciones comunistas. Él mismo explicaba su medicina moderna para vivir tantos
años: comer cuando tenía hambre y dormir cuando estaba cansado, a lo que añadía el hecho de
que “Dios me ha olvidado”.
Un anécdota más de su azarosa vida, en la que conoció a la dinastía Qing, el caudillismo, el
ascenso del Comité Revolucionario del Kuomintang, la ocupación extranjera, la guerra civil, la
revolución comunista y el despegue cultural y económico de China es que fue capaz de arruinarse
tres veces, aunque siempre la buena educación que recibió y su nivel académico lo salvaron y
pudo rehacer con éxito su vida.
Zhou Yaoping, su verdadero nombre, nació nacido el 13 de enero de 1906 en Changzhou, al este
de China, en el seno de una familia acomodada, ya que su padre era un alto funcionario de la
última dinastía imperial del país asiático. Años después adoptó el seudónimo Zhou Youguang, que
significa “dar luz al mundo”.
Estudió en la Universidad de Saint John y después en la Universidad de Shanghai, donde se graduó
en Economía y realizó cursos complementarios de lingüística. Años más tarde la invasión japonesa
de 1937, cuando ya estaba casado y tenía dos hijos, lo obligó a huir a Chongqing, el primero de los
numerosos destinos que frecuentó en su vida laboral.
En 1946 se trasladó a Nueva York para trabajar a las órdenes de un banco chino en Wall Street y
donde conoció a Albert Einstein. Sin embargo, cuando los comunistas tomaron el poder en China
en 1949, Zhou rechazó las ofertas de trabajo de los bancos estadounidenses y optó por regresar a
su país. Así lo hicieron otros muchos intelectuales que confiaban en que era el momento de
construir una China nueva y mejor y en su caso lo hizo convirtiéndose en profesor de economía en
la Universidad de Shanghai.
Poco después llegó la casualidad que, convertida en golpe de fortuna, le cambió la vida. Zhou
Enlai, el primer ministro del país entre 1949 y 1976, lo había conocido en Chongqing y le pidió que
trabajara en la supervisión de una reforma del lenguaje escrito. El gobierno comunista buscaba
hacer del chino mandarín el idioma nacional y fomentar la alfabetización en todo el país. En 1955
convocó un comité para crear un sistema alfabético, basado en el mandarín, que fuera más
sencillo de usar que los sistemas existentes. Zhou Youguang, para quien la lingüística era un
pasatiempo, aceptó el reto y el resultado fue el sistema Pinyin.
Pinyin fue diseñado no para reemplazar las decenas de miles de caracteres tradicionales con los
que se escribe chino, sino como una palanca ortográfica para transcribir el mundo laberíntico de
esos caracteres. La escritura tradicional china, concebida hace más de dos mil años, es un sistema

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de logotipos en el que cada palabra del idioma está representada por uno independiente. Para el
lector, cada logotipo transmite principalmente información semántica en lugar de fonética.
Gracias a Pinyin, que puede traducirse como “sonidos de deletreo” se ha reducido el
analfabetismo en todo el país; ha aliviado el estudio del idioma para los extranjeros; ha permitido
a los invidentes una manera de leer el idioma en Braille y también ha facilitado la rápida entrada
del idioma en los teclados de las computadoras y teléfonos celulares.
El sistema Pinyin fue adoptado por el gobierno chino el 11 de febrero de 1958 y recibió la
aclamación unánime, además de lograr Zhou evitar una primera persecución de Mao Zedong a los
intelectuales, especialmente economistas que habían regresado de Estados Unidos. Sin embargo,
durante la Revolución Cultural, la purga de intelectuales de Mao entre 1966 y 1976 le afectó
directamente y Zhou Youguang fue calificado como una “autoridad académica reaccionaria”, por
lo que fue exiliado durante más de dos años a un campo de trabajos forzados a los arrozales de la
región de Ningxia, en el centro-norte de China.
Al regresar a casa continuó escribiendo sobre lenguaje, cultura y asuntos contemporáneos e
incluso en la década de los 80 Zhou ayudó a supervisar la traducción al chino de la Enciclopedia
Británica, por lo que también se ganó el sobrenombre de ‘Enciclopedia Zhou’.
De manera oficial, Zhou Youguang se retiró a los 85 años, pero siguió escribiendo una media de un
ensayo al mes. En su capacidad continua de aprendizaje y adaptación también tuvo tiempo de
abrazar las nuevas tecnologías hasta el punto de ayudar a la multinacional Sharp a diseñar la
primera máquina de escribir electrónica china.
Zhou Youguang escribió al menos 10 libros después de cumplir 100 años, pero varios fueron
prohibidos a medida que se volvió cada vez más enérgico en sus críticas al comunismo, hasta
concluir que ya tenía poco que perder. En 2011 aseguró en una entrevista que esperaba vivir el
tiempo suficiente para ver a las autoridades chinas admitir que la sangrienta represión de las
protestas en favor de la democracia de la plaza de Tiananmen en 1989 había sido un error. “La
historia nos engañó”, respondió en otra ocasión al ser preguntado sobre su decisión de regresar a
China en 1949. Sin embargo, jamás se arrepintió de haberlo hecho.
Zhou Youguang falleció un día después de cumplir 111 años, el 14 de enero de 2017, en el Hospital
Médico de la Universidad de Beijing. Su mujer, Zhang Yunhe, que fue una eminente erudita de
kunqu, una de las formas más antiguas de la ópera china, murió en 2002. Estuvieron casados 69
años y tuvieron dos hijos: la pequeña murió a los 6 años por apendicitis y el mayor a los 80, en el
año 2015, por lo que hasta el humilde Zhou sobrevivió a su familia.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 38


Glosario de la UNESCO4
ALFABETO: Sistema de signos que expresan los sonidos elementales del lenguaje. A diferencia de
las escrituras de origen pictográfico cuneiforme o jeroglífica basadas en símbolos esquematizados
y en un sistema silábico que exige una cantidad considerable de signos, el alfabeto se presenta
como una escritura consonántica, con un número reducido de signos simplificados. Se constituyó
tras una larga evolución que hacia 1100 a.C. culminó en el alfabeto fenicio de veintidós letras. Este
se difundió por varias ciudades del Mediterráneo. Los griegos lo adoptaron en el siglo VIII a.C,
añadieron signos para las vocales y realizaron así el primer sistema alfabético completo.

CÁLAMO: Caña pequeña con un extremo afilado en punta o en bisel, utilizada para la escritura y la
caligrafía.

CALIGRAMA: Texto, a menudo poético, en que las palabras se disponen de manera que evoquen
un objeto.

CÓDICE: Después de los rollos de papiro poco manejables, el códice, que apareció en Roma en el
siglo I, estaba constituido por hojas de pergamino reunidas en cuadernos, lo que permito
reproducir textos de gran extensión.

CUNEIFORME: La escritura cuneiforme, que apareció en el cuarto milenio a.C, en Mesopotamia, es


probablemente la más antigua del mundo. Inicialmente pictográfica, sus signos unos 550
obtenidos por la combinación de cuatro elementos básicos van a adquirir paulatinamente un valor
silábico; ello permitirá no sólo designar objetos, sino también representar gráficamente un
fonema. Este proceso, acompañado de una disminución del número de signos y de la
simplificación de su trazado, va a conducir a la creación, en Fenicia, del primer alfabeto.

FONEMA: Elemento sonoro del lenguaje articulado (vocal o consonante).

FONOGRAMA: Signo o elemento de un signo que re presenta una palabra, una sílaba o un fonema.
Constituye la base de las escrituras alfabéticas, cuyos signos representan únicamente sonidos.

GLIFO: Signo de escritura grabado en diversos tipos de soportes, entre ellos la piedra, en las
civilizaciones precolombinas.

GRAFÍA: Representación de la palabra mediante la escritura.

JEROGLÍFICO: Escritura egipcia de tipo pictográfico, o figurativo, utilizada desde el cuarto milenio
a.C, y en la que cada signo (unos 700) representa un objeto. A esos dibujos estilizados se asocian
también ideogramas para expresar ciertas nociones, y fonogramas para transcribir sonidos.
Etimológicamente "escritura de los dioses", encuentra su expresión más acabada en los soportes
monumentales.

ICONO: Signo que evoca la realidad que describe, como el dibujo de una casa con respecto a la
casa que representa.

4
Correo de la Unesco, abril 1995, n° 48

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 39


IDEOGRAMA: Figuración de un mensaje o de una noción mediante dibujos, a veces esquemáticos y
simbólicos. De él surgieron diversas escrituras ideográficas, como la escritura cuneiforme, los
jeroglíficos egipcios y la escritura china.

PICTOGRAMA: Elemento de una escritura que representa un objeto o un ser por medio de signos
estilizados o simbólicos. Si bien cada pictograma tiene una finalidad precisa, una idea puede
expresarse mediante la combinación de varios de ellos. Es la primera fase de la escritura.

Fuentes: Le grand atlas des littératures, Encyclopedia Universalis, París, 1990. Nouvelle
Encyclopédie Bordas, París, 1988.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 40


Bibliografía en la que se basa esta unidad
Alvarado, Maite y Yeannotegui, Alicia (1999). La escritura, en La escritura y sus formas discursivas, Buenos
Aires: Eudeba.
Lerner, Fred (1999). Historia de las bibliotecas del mundo. Desde la invención de la escritura hasta la era de la
computación. Buenos Aires: Troquel.
Lyons, Martyn y Marquilhas, Rita (compiladores) (2018). Introducción en Un mundo de escrituras. Aportes a la
historia de la escritura escrita. Buenos Aires: Ampersand.
Gagné, John (2018). Un mundo de papel: el aspecto material de la pérdida de documentos en la era
premoderna, en Un mundo de escrituras. Aportes a la historia de la escritura escrita. Buenos Aires:
Amperssand.
Rossell, Cecilia. (2006). Estilo y escritura en la Historia tolteca chichimeca. Desacatos, (22), 65-90.
Recuperado en 06 de octubre de 2019, de
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1607-
050X2006000300003&lng=es&tlng=es.

Historia del Libro, la Lectura y la Edición – Capítulo II – Pág. 41

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