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En las siguientes páginas comenzaremos a recorrer los caminos que ha transitado la humanidad
para asir las ideas: desde las diferentes formas en las que los pueblos concibieron la escritura,
hasta las formas en las que estas ideas han circulado y se han multiplicado.
Si bien existe una evolución histórica, diversos soportes, formas de escritura y lectura sobreviven
en la actualidad superpuestas. ¿O acaso la lectura de un documento de Word no tiene un resabio
de la lectura del rollo clásico? Bajamos por el texto, pero no podemos tener todo el documento
ante nuestros ojos.
Al mismo tiempo, el carácter sagrado de lo escrito, aun en tiempos de relativismo cultural, se
sostiene. Sobre todo entre los sectores de la población con menor nivel cultural, para quienes los
papeles, lo que está escrito, tiene un carácter mayor de verdad. Y ese carácter fue transmitido a
los documentos publicados, que se espera hayan tenido revisión, cuidado, confrontación previa.
¿Acaso las leyes mismas no están vigentes recién una vez publicadas en el Boletín Oficial?
Permanecer con nuestra mente abierta nos permite asimilar y comprender la profundidad de los
cambios que tienen lugar en el tiempo actual. Nada enseña más que introducirse en la historia.
Dos milenios a.C. aparece la escritura china pictográfica. Las escrituras egipcia y maya se organizan
también a partir de imágenes significantes. Queda flotando la inquietud acerca del valor de los
más antiguos símbolos gráficos: las pinturas rupestres de la época paleolítica. ¿De qué forma
portan significado esas imágenes datadas entre 35.000 y 18.000 años a.C.? No hay un alfabeto,
pero sí la intención de significar para otro, de contar, de construir memoria.
Los primeros símbolos gráficos no figurativos son los del sistema numérico de la antigua China (en
base a varitas), o el sistema de contabilidad sumerio (con bolas de arcilla huecas grabadas). Es
precisamente durante ese prolongado período cuando se produce la revolución neolítica. El salto
de ser cazador-recolector a productor. Y, en el cultivo, hay cultura.
A través de un proceso de estilización y combinación de los primeros iconos se elaboran sistemas
de transcripción gráfica. Los especialistas sostienen que la aparición de sistemas gráficos de
significación evolucionó en forma independiente en culturas muy distantes entre sí. Pero el primer
sistema de transcripción fonética se habría difundido por contagio: habría sido una tecnología que
diferentes pueblos adoptaron y adaptaron de sus vecinos.
Alrededor del siglo XIII a.C. tiene origen el sistema de caracteres fenicios silábicos, que sería la
matriz de los distintos alfabetos fonéticos que se utilizan actualmente. La difusión de estas
escrituras fonéticas son consecuencia de los movimientos migratorios, las actividades comerciales,
las hegemonías políticas y religiosas. Simple: la escritura fonética es una tecnología menos pesada
y más versátil que la escritura cuneiforme o la hierática egipcia.
Los alfabetos fenicio, egipcio y arameo estaban constituidos solo por consonantes. El alfabeto
arameo evolucionó a partir del fenicio en el siglo VII a. C. como el sistema oficial de escritura
del Imperio persa. Los griegos tomaron el alfabeto fenicio un siglo más tarde y lo adaptaron a su
lenguaje. Los romanos adoptaron para su escritura una variante del alfabeto griego occidental a
través del contacto con los etruscos, que usaban una transformación de este, y desecharon cuatro
letras del alfabeto griego.
Los sistemas alfabéticos se han ido imponiendo por ser más simples, económicos y versátiles. Con
una cantidad acotada y bastante pequeña de signos se consigue una gran cantidad de significados
generados por su combinación. Mayor simpleza permite una mayor alfabetización de la sociedad.
Los sistemas complejos, por otra parte, precisan una iniciación larga y costosa, por lo que solo un
grupo de élite obtiene acceso al dominio de esta tecnología.
De esta forma, la escritura está relacionada con el acceso al conocimiento y por lo tanto con los
modos de ejercicio del poder en las sociedades.
¿Para qué sirve entonces un sistema complejo de escritura? ¿Cómo imaginás que se organizan
sociedades con una población mayoritariamente analfabeta? Reflexioná y respondé en los foros.
Sócrates: Pero nos resta examinar la conveniencia o inconveniencia que pueda haber en lo escrito.
¿No es cierto?
Fedro: Sin duda.
Sócrates: ¿Sabes cuál es el medio de agradar más a los dioses por tus discursos escritos o
hablados?
Fedro: No, ¿y tú?
Sócrates: Puedo contarte una tradición de los antiguos, que conocían la verdad. Si nosotros
pudiésemos descubrirla por nosotros mismos, ¿nos seguiríamos preocupando aún de lo que los
hombres hayan pensado antes que nosotros?
Fedro: ¡Pregunta ridícula! Cuéntame, pues, esa antigua tradición.
Sócrates: Pues bien, oí que cerca de Náucratis, en Egipto, hubo un dios, uno de los más antiguos
del país, el mismo al que está consagrado el pájaro que los egipcios llaman Ibis. Este dios se
llamaba Teut. Se dice que inventó los números, el cálculo, la geometría, la astronomía, así como
los juegos del ajedrez y de los dados, y, en fin, la escritura. El rey Tamus reinaba entonces en todo
aquel país, y habitaba la gran ciudad del alto Egipto que los griegos llaman la Tebas egipcia, y que
está bajo la protección del dios que ellos llaman Ammon. Teut se presentó al rey y le mostró las
artes que había inventado, y le dijo lo conveniente que era difundirlas entre los egipcios. El rey le
preguntó de qué utilidad sería cada una de ellas, y Teut le fue explicando en detalle los usos de
cada una; y según que las explicaciones le parecían más o menos satisfactorias, Tamus aprobaba o
desaprobaba. Dícese que el rey alegó al inventor, en cada uno de los inventos, muchas razones en
pro y en contra, que sería largo enumerar. Cuando llegaron a la escritura dijo Teut:
–¡Oh rey! Esta invención hará a los egipcios más sabios y servirá a su memoria; he descubierto un
remedio contra la dificultad de aprender y retener.
–Ingenioso Teut –respondió el rey– el genio que inventa las artes no está en el mismo caso que el
sabio que aprecia las ventajas y las desventajas que deben resultar de su aplicación. Padre de la
escritura y entusiasmado con tu invención, le atribuyes todo lo contrario de sus efectos
verdaderos. Ella sólo producirá el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles
despreciar la memoria; confiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el
cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu. Tú no has encontrado
un medio de cultivar la memoria, sino de despertar reminiscencias; y das a tus discípulos la
sombra de la ciencia y no la ciencia misma. Porque, cuando vean que pueden aprender muchas
cosas sin maestros, se tendrán ya por sabios, y no serán más que ignorantes, en su mayor parte, y
falsos sabios insoportables en el comercio de la vida.
Fedro: Mi querido Sócrates, tienes especial gracia para pronunciar discursos egipcios, y lo mismo
harías de todos los países del universo, si quisieras.
Sócrates: Amigo mío, los sacerdotes del santuario de Zeus en Dodona decían que los primeros
oráculos salieron de una encina. Los hombres de otro tiempo, que no tenían la sabiduría de los
modernos, en su sencillez consentían escuchar a una encina o a una roca, con tal que la roca o la
encina dijesen verdad. Pero tú necesitas saber el nombre y el país del que habla, y no te basta
examinar si lo que dice es verdadero o falso.
Fedro: Tienes razón en reprenderme, y creo que es preciso juzgar la escritura como el tebano.
Hasta el siglo VII, no existía en los textos la separación entre palabras. Tampoco se usaban signos
de puntuación para marcar pausas y ritmos. Esto se debe a que la escritura suponía la práctica de
lectura en voz alta.
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LEERENVOZALTAELTEXTOPARAADVERTIR
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Aunque, la minúscula carolingia fue reemplazada por las letras góticas, los humanistas del principio
del Renacimiento la encontraron tan 'clásica' que tomaron esos manuscritos carolingios como los
romanos originales, y modelaron su letra renacentista sobre la carolingia. Así pasó a los impresores
de libros del siglo XV, como Aldo Manuzio de Venecia. De este modo, la minúscula carolingia es la
base de nuestras tipografías modernas.
Si algo ha estado relacionado al desarrollo de la dupla escritura-lectura han sido los soportes en las
que estas tenían lugar. Las características materiales con que nos llega lo escrito —tabillas
grabadas, rollos, páginas encuadernadas de un códice, ejemplares impresos producidos
masivamente o hipertextos— son un factor de importancia para determinar nuestra relación con
la palabra escrita. También influyen sobre el modo en que llevamos a cabo la lectura, sobre el
lugar elegido para leer, el tipo de literatura que leemos y el volumen de esta.
El modo en que se produce, se hace circular y se ofrece al público una obra, así como el hecho de
que todo ello cambió con la imprenta y la computadora, son factores que hay que tener en cuenta
en la historia de la lectura. La saga de los cambios tecnológicos produce alteraciones en los
soportes y formatos de la palabra escrita y de su circulación.
La material es la primera dimensión que nos habla de que la lectura es histórica, es decir que se
interpreta según las posibilidades y modalidades de cada lugar y tiempo.
Escribir en una tablilla de arcilla era dejar una marca de la que no valía arrepentirse. Una vez cocida,
ya no había enmienda posible. Mantenía cierto valor sagrado de la palabra escrita. Lo mismo
ocurría con la piedra como soporte material.
Con el desarrollo posterior del papiro primero –de origen vegetal– y del pergamino después –
desarrollado en base al cuero de los animales–, el soporte se volvió más resistente, más fácil de
transportar sin riesgo de romperse y con menor peso, más fácil de acumular y atesorar en
bibliotecas.
Los textos así producidos no tenían título, ni índice, ni división en páginas. Se trataba de un
continuo de escritura, dividido en columnas de texto. Para manejar el rollo era necesario utilizar las
dos manos, ya que se debía sostener para que no se cerrara sobre sí mismo, con lo cual se
dificultaba la acción de tomar notas, actividad importante para la glosa (explicación o comentario,
especialmente el que se añade a un texto difícil de entender para aclararlo) en los textos
manuscritos.
1
Juan Yüan, Shan-tso chin-shin chih 10/21b, citado en Lerner, Fred (1999). Historia de las bibliotecas del
mundo. Buenos Aires: Troquel.
Algunas de las razones para el triunfo del códice en los primeros siglos de
la era cristiana ya las enumeramos. Agreguemos que su formato facilitaba
la apertura y la manipulación. Sin embargo, aún se mantenía la
reproducción manual de los libros a cargo de escribas, por lo que cada
códice era una pieza única.
En definitiva, este nuevo formato permitió la comparación de textos al
poder tener más de una obra abierta al mismo tiempo y la organización
La ciudad de las damas, de sus contenidos en capítulos.
de Cristin de Pisan. Puede parecer menor, pero no lo es. Lo que cambia es la forma de
organizar el pensamiento.
El libro moderno
La reproducción mecánica produjo ejemplares exactamente iguales entre sí, lo que facilitó la
incorporación del índice. Un índice permite elegir por dónde se comienza a leer el texto, consultar
puntualmente un tema de interés, entrar y salir de conceptos según se quiera.
Al mismo tiempo que los libros se convertían en objetos fáciles de conseguir, la cantidad de
personas que aprendían a leer e incluso a escribir también aumentaba. Cambió entonces la figura
del lector. Ya no era esa única persona que leía para otros en voz alta, sino que se inauguró la
práctica de la lectura solitaria.
El papel ingresó a Europa a través de España, durante el período en el que los moros dominaron la
península. Cuando los reyes de Aragón conquistaron Jativa en 1250, incorporaron el papel. Y desde
allí se extendió por todo el continente.
Creado por los chinos en base a fibras de algodón, se extendió durante la Edad Media como un
producto del reciclado. Entre 1200 y 1820 el papel se fabricó a base de una materia prima singular:
los trapos. ¿Cómo puede ser? Es que el invento de la rueca en el siglo XIII había incrementado
notablemente la cantidad de prendas de vestir. Y, por lo tanto, la cantidad de ropa desechada. Esto
permitió reutilizar el material para crear el papel.
“En las postrimerías de la Edad Media, los debates sobre el valor del papel solían negar su utilidad
por razones religiosas. Judíos, cristianos y musulmanes por igual expresaban sospechas acerca de
los materiales que usaban para fabricarlo. (…) El ejemplo más pertinente y notable de esas
actitudes para nosotros es la queja de los cristianos de que era el material menos duradero para
conservar textos sagrados.”2
A pesar de las ventajas del nuevo soporte (más fácil de conseguir, de producción más simple y hasta
seis veces más económico), en los documentos oficiales se seguía prefiriendo el pergamino, debido
a la principal desventaja del papel: envejecía deprisa.
2
Lyons, Martin (2018). Un mundo de papel: el aspecto material de la pérdida de documentos en la era
premoderna, en Un mundo de escrituras. Buenos Aires: Ampersand.
3
Idem anterior.
Unas páginas atrás, Sócrates le decía a Fedro que la escritura es un simulacro del habla que parece
muy útil para la memoria, el saber y la imaginación, pero que resulta contraproducente. A pesar
de las palabras de este sabio, la escritura se desarrolló y los textos se multiplicaron. Tanto, que fue
requisito pensar en la forma de su conservación.
Siria
Una de las bibliotecas más antiguas que se encontraron es la biblioteca de Ebla, en el monte Tal
Mardik, al norte de Siria. La ciudad de Ebla fue destruida por los acadios en el año 2250 a.C. y
posteriormente por los hititas, en el 1600 a.C. Sin embargo, sobrevivieron miles de tablillas en la
biblioteca. Dos salas del palacio real contenían más de 15.000 tablillas: la mayor parte eran
registros comerciales, transacciones con más de 80 reinos con los que mantenían relaciones.
Estaban ordenadas en estantes de madera y cuando el personal del palacio lo requería, se retiraba
la tablilla en cuestión.
Como reservorio cultural hay que hacer notar las obras de referencia: diccionarios y silabarios que
usaban los escribas para redactar versiones definitivas de textos literarios. Así se multiplicaban
himnos, encantamientos, rituales, proverbios, narrativas épicas. Y también manuales de botánica,
zoología, mineralogía y matemática. Compilaron gramáticas de su propia lengua y de lenguas de
pueblos vecinos. Y catálogos: listas de animales, de objetos, lugares. Una enorme vocación
enciclopédica los guiaba.
Egipto
En su libro Historia de las bibliotecas del mundo, Fred Lerner hace notar que el material sobre el
que se escribe ha sido clave para la supervivencia de los ejemplares hasta hoy. En este sentido, los
egipcios y los hebreos escribieron en papiros y cueros, respectivamente, ambos materiales
perecederos: pocas son las obras a las que se ha tenido acceso.
Sin embargo, se sabe la importancia que han tenido las bibliotecas para estos pueblos.
Los escribas tenían dentro de la sociedad egipcia un lugar especial. La educación de los escribas
comenzaba con el aprendizaje de la escritura y la lectura cuando eran niños. En ese momento
hacían sus prácticas en arcilla. Luego, una vez instruidos, comenzaban a escribir en papiro, pero
sus trabajos eran corregidos por otros escribas expertos.
Dado el desarrollo del conocimiento de la época, se han logrado conocer obras como el Libro
secreto del médico, o el Libro de cirugía.
Todas sus leyes estaban contenidas en ocho volúmenes. Para impartir justicia, el visir revisaba
castigos anteriores a faltas similares que estaban anotados y guardados en las bibliotecas.
La biblioteca más importante de este período fue la inaugurada por Ramsés II en el siglo XIII a.C.
Estaba ubicada en su templo funerario. Y llevaba inscripto en la entrada: “Lugar para la sanación
del alma”.
Por la misma época, los filósofos tenían sus bibliotecas privadas para uso exclusivo de sus
alumnos. Los libros de Aristóteles (384-322 a.C.) justificaban su desarrollo: no solo su filosofía sino
sus estudios críticos en del teatro y sus estudios comparativos de constituciones se basaban en los
documentos que había conseguido atesorar. Fred Lerner sostiene que “Aristóteles y su liceo
transformaron la lectura en la base de la educación”.
Este dato no es menor, ya que Aristóteles fue maestro del joven Alejandro de Macedonia
(Alejandro Magno), de quien se dice que dormía con un ejemplar de la Ilíada como almohada. Ya
emperador, Alejandro Magno fundó alrededor de 16 ciudades (Alejandrías), la más trascendente
fue la situada en tierra egipcia. Esta Alejandría se convertiría en la metrópolis de la cultura
helénica.
La biblioteca de Alejandría no se limitaba a la cultura helénica, sino que llegó a reunir obras de
muchos pueblos distintos.
Los estudiosos que asistían podían copiar los poemas de Homero de las obras maestras
preparadas por los eruditos de Alejandría y los escribas profesionales. Había libros de
historiadores nativos de los países que Alejandro había conquistado, traducciones de las Escrituras
hebreas, cronologías egipcias y las enseñanzas del mago persa Zoroastro. Dada la importancia de
su puerto, todos los barcos eran revisados y sus libros a bordo confiscados, aunque se devolvía
una copia hecha ex profeso para sus propietarios originales.
Actividad propuesta
Para terminar de poner en perspectiva cómo se crea una cultura del libro heredada de los antiguos
griegos, investigá sobre la Biblioteca de Pérgamo y compara su historia con la de Alejandría.
Compartí tus hallazgos con tus compañeros en los foros.
Algunos generales crearon bibliotecas privadas en sus residencias donde recibían a intelectuales
para consultar obras y participar de debates: tal como le escribió Cicerón a un amigo en una carta:
“Desde que Tiranión organizó mis libros, la casa parece tener alma”
Así como hubo bibliotecas muy usadas y consultadas, otros las incluyeron como ornamento y
elemento de ostentación. El filósofo Séneca despreciaba al arquitecto Vitruvio, quien dio
instrucciones para la construcción de una en su casa: “Entre los baños fríos y los calientes es
necesario incluir una biblioteca como ornamento pertinente a una gran mansión”. Se pregunta así
Séneca: “¿Cuál es la utilidad de tener innumerables libros y bibliotecas, cuyos títulos sus dueños
no podrían alcanzar a leer en toda la vida?”
Luego de visitar Alejandría, Julio César instó a construir en Roma una biblioteca que tuviera un
templo y dos salas especiales: una dedicada por completo a obras griegas y otra a obras latinas,
para equiparar así ambas culturas. El plan se concretó tras la muerte de César, bajo el gobierno de
Octavio (conocido como Augustus). Entre las varias bibliotecas creadas por este último, se destaca
la Biblioteca Palatina, especializada en obras dedicadas al derecho.
Las bibliotecas imperiales tenían un espacio destinado a conferencias. En los depósitos, los rollos
estaban apilados en estantes abiertos con etiquetas de pergamino indicadoras del contenido.
Unos pocos códices se guardaban en cofres. La mayor cantidad de obras eran rollos de papiro,
donde los de mayor tamaño se destinaban a obras científicas y los más pequeños a poesías. Los
libros eran leídos en la sala de lectura y solo salían cuando los requería el emperador y sus íntimos.
Uno de los emperadores de esta dinastía convocó a eruditos para que establecieran el canon de la
obra de Confucio y los instó a examinar, comparar, revisar y confrontar los documentos que
existían. Lo que se buscaba era apoyarse en la doctrina confusiana para sostener sus decisiones de
gobierno, adaptándolas a sus fines. Algunos gobernadores llegaron a reescribir los textos clásicos
para adaptarlos a sus necesidades y deseos.
Por las guerras intestinas provocadas por invasiones, rebeliones y cambios de las dinastías
gobernantes, la biblioteca y las colecciones privadas sufrieron grandes pérdidas. Pero en los
períodos intermedios de paz se realizaron esfuerzos para recrear las colecciones destruidas. Por
ejemplo, para el siglo VII la biblioteca Imperial llegó a contener decenas de miles de rollos. Parte
del personal femenino de la biblioteca se dedicaba a la reparación y compilación. Por todo lo cual,
los documentos muestran que para el siglo VIII tenía también 10 fabricantes de papel internos a la
biblioteca. Los puestos en esta biblioteca eran muy cotizados y se asignaban a los jóvenes
funcionarios más brillantes. Por aquel entonces había dos bibliotecas privadas que rivalizaban con
la Imperial.
Al siglo X pertenece el primer libro acerca del mundo de la bibliotecología, el Lin-t’ai ku-shih
(Historia de la biblioteca nacional).
Bibliotecas en India
De la misma forma que los jeroglíficos egipcios y la escritura cuneiforme sumeria, al principio la
escritura harapense (del valle Indo) fue logo-alfabética, ya que ciertos signos representaban
conceptos y otros, sonidos. Cuando los arios invadieron India (alrededor del siglo XV a.C.), la
lengua indoeuropea se impuso a la originaria dravídica. Dado que la transmisión religiosa era oral y
estaba limitada a una pequeña casta de iniciados, no se favoreció la escritura ni la construcción de
bibliotecas.
Dos sectas no compartieron esta animadversión a la lengua escrita: jainistas y budistas fueron
contemporáneos al surgimiento de Confucio en China, Zoroastro en Persia y los profetas judíos.
Todos ellos provocaron un auge de literatura religiosa.
Durante siglos se fueron sumando los comentarios a las obras jainistas, al mismo tiempo que los
monjes escribían obras literarias, científicas y matemáticas. Dentro de los templos nacieron así
bibliotecas.
El monasterio al que llegaban más peregrinos era Nalanda. Su colección de textos budistas atraía
incluso estudiantes de todas partes de Asia. Los relatos tibetanos dicen que la biblioteca de
Nalanda ocupaba tres edificios, uno de los cuales tenía 9 pisos dedicados a los sutras y la literatura
tántrica.
Estamos hablando de una época en la que el budismo se expandió por Asia y llegó a China. En el
año 645 Hsuan-Tsang visitó Ch’ang-an y regresó con una gran cantidad de volúmenes budistas a
Bibliotecas árabes
Los árabes tenían gran respeto por las civilizaciones que conquistaban. Según cuentan las
leyendas, el profeta Mahoma dio las letras a los árabes. Antes de Mahoma la literatura árabe era
oral, por lo que los libros estaban en poder de las tribus que habían adoptado el judaísmo o el
cristianismo. La religión naciente se centró en el estudio del Corán, donde cada palabra, cada
punto, cada signo, significa. Dado que durante el período de los siglos VII al XV el imperio estuvo
en expansión, se hizo necesario ampliar las disciplinas de estudios a la gramática, la etimología, la
genealogía, la historia, la geografía, la medicina, la astronomía, la geometría y la filosofía.
A comienzos del siglo X aparecieron las primeras bibliotecas públicas, casas de estudio donde se
daba instrucción a los alumnos. El dominio era tal que sus fronteras estaban en contacto con una
gran cantidad de culturas de Europa, Asia y África, y por lo tanto había una gran oportunidad para
recoger la literatura y el conocimiento acumulado en todas esas civilizaciones. Fue un período de
enorme desarrollo científico.
La primera biblioteca incluía libros de todos los temas, pero sobre todo de filosofía y astrología,
campos preferidos de Ibn Hamdan, su fundador. En ella, al igual que en las griegas y romanas,
también se ofrecían conferencias. Para aquellos estudiantes que lo solicitaran había becas que
incluían papel, tinta y alimento.
Otra biblioteca destacable fue la fundada en El Cairo, a la que se definía como una biblioteca
abierta a todos: cualquiera que lo deseara podía consultar y copiar libros.
Algunas mezquitas contenían bibliotecas. Muchos coleccionistas no podían fundar sus bibliotecas
propias, pero donaban libros a las mezquitas para que estuvieran a disposición de quienes
quisieran aprender. Aunque no siempre esas donaciones eran aceptadas: solo si los textos eran
trabajos significativos. De esta forma, la Gran Mezquita de Damasco tuvo varias colecciones y casi
5000 volúmenes. La biblioteca de Sabur, en Bagdad, llegó a contener 10.400 volúmenes.
Habitualmente estas colecciones terminaban sirviendo más a los allegados a la mezquita que al
público general.
Contada la historia desde Occidente, el hecho más importante es la invasión de los árabes a la
península ibérica en el año 710, ya que esa fue la puerta por la que reingresaron a Europa los
textos de la antigüedad clásica, especialmente Aristóteles. El bazar de libros de Córdoba
(Andalucía, España) y las setenta bibliotecas andaluzas atraían a estudiosos de todo el mundo
islámico, así como también de países europeos. En la universidad de Córdoba, el mayor centro de
estudios del Islam, se dictaban clases de matemática, astronomía y medicina. La biblioteca llegó a
contener 400.000 obras y 500 personas empleadas, y solo su catálogo estaba conformado por 44
libros.
Contada la historia desde otro punto de vista, será necesario recordar que gran parte de las
bibliotecas en territorio islámico desaparecieron como consecuencia de las cruzadas. Otras fueron
arrasadas por invasores mongoles o por musulmanes ortodoxos. Un ejemplo de esto último lo
tenemos en la misma Córdoba. El califa Al Hakim (siglo X) no era solo un coleccionista, sino un
estudioso y una pieza fundamental del crecimiento de la biblioteca de Córdoba. A su muerte, el
poder recayó en el visir, quien para tener buena relación con el clero mandó a quemar gran
cantidad de obras científicas.
A mediados del siglo XII, el legado literario romano y griego se había reintroducido en la Europa
católica a través de los árabes. Resurgía ahora en latín, que se sostenía como lengua común a las
personas letradas, y en la que se dictaba la misa. El uso del latín como lengua franca facilitó los
viajes y el intercambio de ideas, así como la circulación de estudiosos por las cortes europeas.
El comercio que Venecia sobre todo estableció con Bizancio y Bagdad permitió la circulación de
libros de todas clases, incluidos filósofos árabes como Averroes y científicos como Maimónides.
Mientras tanto surgían diferentes órdenes religiosas mendicantes, cuyos seguidores hacían votos
de pobreza, pero no de ignorancia. Los frailes no podían tener posesiones nilibros, por lo que en
los monasterios se concretaron salas de estudio y bibliotecas. El investigador ingles Kenneth
Humphreys afirma que entre 1250 y 1400 las órdenes de frailes estaban mejor equipadas que
otras organizaciones religiosas o seculares.
Recomendación:
Ver la película El nombre de la rosa, basada en el libro homónimo de Umberto Eco.
A diferencia de los monjes benedictinos, cuya regla les exigía leer un solo volumen por año, los
frailes y sus colegas seculares de las universidades necesitaban acceder a muchos libros. Cuando
las colecciones comenzaron a crecer, se diseñaron salas especiales para acomodarlas y espacios de
lectura cerca de ventanas para aprovechar la luz natural.
La arquitectura de las bibliotecas prefería cuartos oblongos, tres o cuatro veces más largos que
anchos. Su ubicación en plantas superiores protegía los libros de inundaciones. Paredes, pisos y
techos se preferían de piedra para proteger el espacio de incendios. El uso de luz natural buscaba
evitar el uso de velas y los incendios accidentales que podían provocarse.
Hay que tener en cuenta que en esta época los libros pasaron de ser rollos a folios. Como se puede
ver en la película El nombre de la rosa, no era extraño que los libros estuvieran encadenados a
atriles. El interesado leía parado frente al atril. En las bibliotecas más grandes había libros más
pequeños llamados “octavos” que los bibliotecarios podían entregarl a quien lo solicitara.
Los catálogos comenzaron a usarse en estos ámbitos como inventarios de los libros existentes. En
algunos casos, incluso, exigidos por el poder político. El problema con estas listas era que no
estaban pensadas para facilitar la gestión de la biblioteca.
Expansión
Entre 1440 y 1550, se instalan imprentas en las principales ciudades europeas. Son talleres que
siguen los desarrollos de Gutenberg al pie de la letra, pero que al mismo tiempo van
perfeccionando este nuevo oficio.
El éxito de este sistema tiene mucho que ver con los vientos que corrían en el Renacimiento. El
humanismo de la época impulsó la traducción a lenguas nacionales de los textos bíblicos, y el
luteranismo impulsó la lectura e interpretación individual de estos mismos textos.
Si en la Edad Media la misa era dada en latín, idioma que el pueblo no entendía, en la Edad
Moderna se reproducirán escenas en las que un miembro de la familia lee durante la cena algún
pasaje como forma de adoctrinamiento religioso.
Aunque hoy parezca increíble, no podemos hablar de “autor” en la Edad Antigua ni Medieval. Por
supuesto, había obras: han llegado a nuestros días, por ejemplo, un legado importante de obras
literarias (la Ilíada, a Odisea, la Eneida) y tenemos idea de quiénes las han compuesto (Homero,
Virgilio, Cicerón, Sófocles, Safo). Las obras, sin embargo, no eran propiedad de estos creadores.
Diferentes culturas percibieron la relación entre el creador y su obra con límites propios. Hubo
quienes sostuvieron que la obra era inspirada por
dioses y que el hombre era solo un intérprete de esa
vocación creadora identificada con la divinidad. Para
otros, el poeta tenía acceso al mundo de las ideas y de
alguna manera estas ideas tomaban una forma
determinada en una creación particular.
Pero, en todo caso, todavía no había idea de
“propiedad” ni “autoría” en un sentido moderno.
En la Edad Media, el escritor era entendido como
alguien con un conocimiento específico en una materia,
inspirado por lo divino, y con una habilidad especial
para enhebrar palabras. Como un artesano quien tenía
poder sobre las palabras, la historia y la retórica.
Ninguna de estas concepciones queda totalmente en el
pasado: sobreviven aun hoy en diversos conceptos y
formas de relacionarse de los artistas con su arte.
Nuestra visión actual tiene su origen en
el Renacimiento; y está relacionada con términos
de originalidad, autoridad, y propiedad –tanto moral o
intelectual como económica–.
Este poema de Fray Luis de León (1527-1591) está dedicado a Francisco de Salinas (1513-1590),
compositor y organista que, como él, era profesor de la Universidad de Salamanca. La Oda a Salinas
es el homenaje a una interpretación del mundo de alto valor poético: El Demiurgo, el Dios-Músico
hacedor del mundo, lo habría construido mediante las proporciones matemáticas y armónicas que
se pueden descubrir en las consonancias musicales. Estamos entonces en un universo con belleza y
armonía, donde el movimiento de planetas es responsable de la música primera.
El arte musical corriente es visto como una realización particular de la Música del Mundo, adecuada
para ser percibida por los oídos del hombre. Al estar construida de las mismas razones numéricas
que rigen la Armonía del cosmos, el alma se eleva cuando escucha la música armoniosa y es capaz
de abandonar el mundo de lo sensible para entregarse a la Música.
Este bellísimo poema es un canto a la capacidad de rememorar que tiene el arte musical, donde la
música tiene la capacidad de mejorar a quien la oye “en suerte y pensamientos”, por lo que deja de
perseguir lo puramente material.
Los invitamos a disfrutar de algunas estrofas.
Hasta acá, los privilegios tenían que ver con los derechos de los empresarios que reproducían las
obras. Ahora veremos aparecer el concepto de protección de los derechos patrimoniales del autor
respecto de su obra.
El Estatuto de la Reina Ana, aprobado por el parlamento inglés en 1710, fue la primera norma
sobre copyright de la historia. Esta ley establecía que todas las obras publicadas recibirían un
plazo de copyright de 14 años, renovable por una vez si el autor se mantenía con vida (un
máximo de 28 años de protección), mientras que todas las obras publicadas antes de 1710
recibirían un plazo único de 21 años a contar de esa fecha.
En la definición legal de los derechos de los creadores (los autores) sobre sus producciones (las
obras) se han desarrollado dos concepciones legales diferentes, según se enfatice sobre el autor o
sobre la obra: por una parte los llamados “derechos de autor”, de origen francés, y por otro
el copyright, de origen anglosajón.
Los derechos de autor, en la concepción europea continental, enfatizan la relación inalienable entre
el autor y su obra: es decir, conciben al individuo-autor como la fuente de las creaciones, y por lo
tanto el fin último de toda protección legal.
En las legislaciones que se basan en ellos, se reconocen derechos morales de los autores (además
de otros):
derecho a que se reconozca la autoría: esto significa que los creadores no pueden renunciar a
la autoría de sus obras.
respeto por la integridad de la obra: esto significa que las obras no pueden ser modificadas ni
fragmentadas sin permiso del autor, independientemente de los acuerdos económicos que se
tengan con los receptores.
Sabías que…
«Los libros no son materia absolutamente inerte, por el contrario, llevan
dentro una vida potencial que los convierte en tan activos como puede
ser el espíritu mismo a cuya raíz pertenecen […] Matar un buen libro es,
casi, matar a un hombre. Quien mata a un hombre está arrebatando la
vida a una criatura racional, trasunto de Dios; pero quien destruye un
buen libro está matando la razón misma, está acabando, iba a decir que,
a través del ojo, con la propia imagen de Dios…».
Esto escribía John Milton en la «Areopagítica», un discurso sobre la libertad de prensa, publicado
en 1644 y dirigido al Parlamento inglés. El poeta, contratado por la Sociedad de Libreros de
Londres, solicitaba una reglamentación para defender los intereses materiales de sus miembros y
castigar las falsificaciones.
Actividades de comprensión
Atendiendo a la información dispuesta en la sección “Quién es quién”, contestá las siguientes
preguntas y publicá tus respuestas en el Foro de tareas que haya indicado tu profesora.
Confusiones significativas
Es a partir de excavaciones arqueológicas que hemos podido tener acceso a documentos antiguos.
Para comprenderlos, lingüistas y arqueólogos dependen de su capacidad interpretativa. Y, por
supuesto, de la composición del conjunto de documentos.
Las escrituras más antiguas que llegaron a nuestros días fueron realizadas por burócratas de los
templos para registrar transacciones económicas hace 4000 años. Las primeras escrituras
expresaban objetos concretos: cosechas, animales, bienes.
En Sumeria, los templos no se deshacían de los registros antiguos, sino que los guardaban en salas
especiales donde se depositaban en canastos con una tablilla identificatoria con la fecha y la lista
de su contenido. Los textos se identificaban por las primeras palabras (íncipit). Todo estaba bien
identificado y catalogado. Por años, los historiadores creyeron que ciertos textos eran poemas,
cuando solo se trataba de una lista de íncipits. O sea, de un catálogo o índice de los textos
existentes.
China
Según una muy antigua tradición, la escritura está hecha de signos más o menos figurativos que
representan seres, cosas o evocan fenómenos naturales. Una leyenda popular cuenta que Fu-Hsi,
primer legislador del país, se inspiró en las huellas dejadas por los pájaros en la nieve para inventar
la escritura.
En su origen, los elementos básicos son de naturaleza icónica. Las formas más arcaicas observadas
son formas humanas pintadas o grabadas en las paredes rocosas, como en los sitios rupestres de
los montes Yinshan, en Mongolia interior. Con el tiempo va a producirse una estilización
progresiva de esos pictogramas. De esos caracteres simplificados nacen los ideogramas,
combinación de dos o tres signos pictográficos que permiten expresar acciones, ideas o nociones
Cada página era una tira larga de bambú sobre la cual estaba escrita una línea vertical de
caracteres que representaban una palabra completa. Las tablillas de bambú se preparaban
cortando el tallo hueco en cilindros que luego se divían en tablillas, se raspaban y se secaban al
fuego. El material permitiían ser reutilizado al borrar la escritura por raspado. Las tablillas se unían
con hilos de seda para formar un libro que permitía enrollarse para guardarlo o viajar con él.
América
En la América precolombina, mayas, toltecas y aztecas habían desarrollado escrituras
esencialmente figurativas. Los documentos escritos estaban en realidad pintados: formas y colores
transcribían diversos elementos del lenguaje.
La escritura existe en Mesoamérica desde tiempos muy remotos. Algunos se perpetúan sin
cambios en las civilizaciones posteriores: teotihuacán, mixteca, maya, zapoteca, azteca, y llegarán
así hasta los manuscritos tardíos de los siglos XVI-XVIII. La estela hallada en el sitio olmeca de La
Venta, en México, data de unos 1500 años antes de nuestra era y presenta glifos que se cuentan
entre los más antiguos signos de la escritura de Mesoamérica.
Los soportes oscilaron entre pieles de animales, cortezas y cerámicas (máscaras y recipientes). Se
supone que esta escritura tenía fines probablemente religiosos, aunque sus temas oscilan entre
mitos, hechos históricos y cuestiones religiosas. Más tarde el cultivo del algodón, y su consiguiente
hilado y tejido, proporcionaron grandes superficies de tela en las que fue posible estampar temas
cartográficos o genealógicos. Las hojas y las pieles podían conservarse enrolladas (rollos) o
plegadas y protegidas entre dos planchas de madera (similares a códices).
La imagen está totalmente codificada a fin de que sus elementos gráficos y plásticos puedan
transcribir los elementos semánticos y fonéticos mínimos de las lenguas de las poblaciones
La investigadora Cecilia Rosell sostiene que la escritura pictográfica nahua no encaja con las
definiciones tradicionales de lo que debe ser una verdadera escritura, es decir, una que represente
solamente la cadena del habla y que se presente de manera lineal.
Con esto queremos llamar la atención acerca de que las definiciones en torno de qué es o no un
sistema de escritura están construidas sobre ideas previas; ideas que se forjan al reconocer una
propia historia, pero que pueden ponerse en duda al enfrentarse a culturas que han evolucionado
bajo otros conceptos.
Podemos extender estas afirmaciones a todo sistema que se encuentra distanciado en el tiempo
y/o en el espacio de lo que entendemos y conocemos.
1. Volvé a leer la información sobre la escritura china y las bibliotecas en China. ¿Por qué el
desarrollo de Pinyin es tan importante?
2. Consultá a los inmigrantes o nativos que conocés cuya lengua madre no sea el español.
¿Qué dificultades tuvieron para adquirirla? ¿Les cuesta aún saber cómo usar la lengua en
determinados casos?
3. Pensando en aquellos para los que el castellano es segunda lengua, ¿te parece que se
podría encarar una versión simplificada de nuestra lengua que facilitara su adquisición?
Un hombre que vive 111 años está llamado a realizar cosas grandes, y eso es lo que le ocurrió en
vida al chino Zhou Youguang. Su sencillez fue la única barrera para que siga siendo un desconocido
dentro de las fronteras en las que aplicó su gran invento, el Pinyin: un sistema de escritura que
CÁLAMO: Caña pequeña con un extremo afilado en punta o en bisel, utilizada para la escritura y la
caligrafía.
CALIGRAMA: Texto, a menudo poético, en que las palabras se disponen de manera que evoquen
un objeto.
CÓDICE: Después de los rollos de papiro poco manejables, el códice, que apareció en Roma en el
siglo I, estaba constituido por hojas de pergamino reunidas en cuadernos, lo que permito
reproducir textos de gran extensión.
FONOGRAMA: Signo o elemento de un signo que re presenta una palabra, una sílaba o un fonema.
Constituye la base de las escrituras alfabéticas, cuyos signos representan únicamente sonidos.
GLIFO: Signo de escritura grabado en diversos tipos de soportes, entre ellos la piedra, en las
civilizaciones precolombinas.
JEROGLÍFICO: Escritura egipcia de tipo pictográfico, o figurativo, utilizada desde el cuarto milenio
a.C, y en la que cada signo (unos 700) representa un objeto. A esos dibujos estilizados se asocian
también ideogramas para expresar ciertas nociones, y fonogramas para transcribir sonidos.
Etimológicamente "escritura de los dioses", encuentra su expresión más acabada en los soportes
monumentales.
ICONO: Signo que evoca la realidad que describe, como el dibujo de una casa con respecto a la
casa que representa.
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Correo de la Unesco, abril 1995, n° 48
PICTOGRAMA: Elemento de una escritura que representa un objeto o un ser por medio de signos
estilizados o simbólicos. Si bien cada pictograma tiene una finalidad precisa, una idea puede
expresarse mediante la combinación de varios de ellos. Es la primera fase de la escritura.
Fuentes: Le grand atlas des littératures, Encyclopedia Universalis, París, 1990. Nouvelle
Encyclopédie Bordas, París, 1988.