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Coronavirus en EE.UU.

: la remota fábrica de carne de cerdo que se convirtió en el mayor


foco de covid-19 en el país
Jessica LussenhopBBC News
• 19 abril 2020
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Image captionCon 3.700 trabajadores, Smithfield es el cuarto mayor empleador de Big


Sioux y también el lugar donde surgió el mayor brote de coronavirus en Estados Unidos.

En una fábrica de carne de cerdo en Dakota del Sur, Estados Unidos, el brote de
coronavirus se propagó a la velocidad de un incendio forestal, un hecho que genera
dudas sobre lo que hizo la empresa para proteger a los trabajadores.

Pero, ¿cómo un foco de covid-19, en uno de los estados menos densamente poblados de
EE.UU., se convirtió en el más importante de la primera economía mundial?
La tarde del 25 de marzo, Julia se sentó con su laptop e inició sesión en una cuenta de
Facebook falsa.

La había abierto en la escuela secundaria, con el objetivo de seguir los pasos, a


escondidas, a los chicos de los que estaba enamorada.

Pero esta vez, después de muchos años, la abría de nuevo para cumplir un propósito
mucho más serio.
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que fallecieron el mismo día
Fin de las recomendaciones.
"¿Por favor pueden investigar a Smithfield?", le escribió a una cuenta llamada
Argus911, la línea anónima de pistas en Facebook del periódico local, el Argus Leader.
"Tienen un caso positivo (de covid-19) y planean seguir abiertos".

Con "Smithfield" se refería a la planta procesadora de carne de cerdo, Smithfield Foods,


ubicada en la ciudad de Sioux Falls, en Dakota del Sur.
La fábrica, una enorme estructura blanca de ocho pisos ubicada a orillas del río Big Sioux,
es la novena procesadora de carne de cerdo más grande de Estados Unidos.

Image captionSmithfield es la novena procesadora de carne de cerdo más grande de


Estados Unidos.

Uno de los mayores empleadores de la ciudad

Cuando funciona a plena capacidad, es capaz de procesar hasta 19.500 cerdos recién
sacrificados por día, cortándolos, moliéndolos y convirtiéndolos en millones de kilos de
tocino, salchichas para perros calientes y jamones finamente cortados.
Con 3.700 trabajadores, también es el cuarto mayor empleador de la ciudad.

"Gracias por el indicio", respondió la cuenta Argus911, "¿qué trabajo tenía el empleado
que dio positivo?".

"No estamos exactamente seguros", le contestó Julia.

"Bien, gracias", se despidió Argus911. "Estaremos en contacto".


▪ Los entierros en una fosa común en Nueva York, la ciudad que tiene más casos de
covid-19 que cualquier país del mundo
A las 7:35 am de la mañana siguiente, el Argus Leader publicó un artículo en su sitio web
con el título "Un empleado de Smithfield Foods da positivo por coronavirus".
El reportero confirmó con un portavoz de la compañía que, efectivamente, un empleado
había dado positivo a la prueba de covid-19 y estaba cumpliendo una cuarentena de 14
días.

Su área de trabajo y otros espacios comunes habían sido "completamente desinfectados".

Pero la planta, considerada por el gobierno de Trump como parte de la "industria crítica"
estadounidense, seguiría en pleno funcionamiento.
"La comida es una parte esencial de nuestras vidas, y nuestros más de 40.000
trabajadores en EE.UU. así como miles de pequeños agricultores estadounidenses y
nuestros muchos otros socios de la cadena de suministro son una parte crucial de la
respuesta de nuestra nación al covid-19", dijo Kenneth Sullivan, director de Smithfield, en
un video publicado el 19 de marzo justificando la decisión de mantener la fábrica abierta.

"Estamos tomando las máximas precauciones para garantizar la salud y el bienestar de


nuestros empleados y consumidores", agregó.
Sin embargo, Julia estaba alarmada.

Image captionLa fuerza laboral en Smithfield está compuesta principalmente por


inmigrantes y refugiados de países como Myanmar, Etiopía, Nepal, Congo y El Salvador.

"Mis padres no saben inglés. No pueden defenderse por sí mismos"

"Hay rumores de que hubo casos incluso antes de eso", dijo. "Escuché de personas que
fueron hospitalizadas, de Smithfield específicamente. Esto solo se sabe de boca en boca".
Julia no trabaja en la fábrica. Es una estudiante de unos 20 años, atrapada en su casa
luego de que su universidad cerrara a causa de la pandemia de covid-19.
Sus padres, dos empleados de Smithfield, con quienes mantiene una relación muy
cercana, le contaron lo que estaba pasando en la fábrica aquel día.

Ella es solamente una de los llamados "Hijos de Smithfield", descendientes de inmigrantes


de primera generación y cuyos padres son empleados de la fábrica, que se han encargado
de manifestarse acerca del brote.
"Mis padres no saben inglés. No pueden defenderse por sí mismos", dijo Julia. "Alguien
tiene que hablar por ellos".

Su familia, como muchas en Sioux Falls, hizo todo lo posible para evitar un contagio. Los
padres de Julia usaron todas las vacaciones que les quedaban para quedarse en casa.
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clases sociales

Después del trabajo, se quitaban los zapatos afuera e iban directamente a la ducha. Julia
les compró cintas de tela para la cabeza, que utilizaban para taparse la boca y la nariz
mientras trabajaban.

Para Julia, alertar a los medios fue solo un paso lógico para tratar de mantenerlos en
buena salud, al crear presión pública para cerrar la planta y lograr que sus padres se
quedaran en casa.

Image captionSi bien muchos tenían miedo de seguir trabajando, no estaban en la


capacidad económica de elegir entre resguardar el empleo o su salud.
El primer foco en Estados Unidos

Pero fue tan solo el comienzo de casi tres semanas de ansiedad durante las cuales sus
padres continuaban asistiendo a una fábrica que sabían que podía estar contaminada y a
empleos que no podían permitirse perder.

Estaban uno al lado del otro a menos de 30 centímetros de distancia de sus colegas.
Entraban y salían de vestuarios, pasillos y cafeterías llenas de gente.
Durante ese tiempo, el número de casos confirmados de empleados en Smithfield
aumentó lentamente, de 80 a 190 y luego a 238.
Para el 15 de abril, cuando Smithfield finalmente cerró bajo la presión de la gobernación
de Dakota del Sur, la planta se había convertido en el foco número uno en Estados Unidos,
con 644 casos confirmados entre empleados de Smithfield y personas contagiadas por
ellas.

En total, las infecciones relacionadas con Smithfield representan el 55% de la carga en el


estado, que ha superado con creces a sus estados vecinos mucho más poblados, si se
toman las cifras per cápita.

Según el New York Times, el número de casos originados en Smithfield Foods ha superado
incluso los registrados en el barco naval USS Theodore Roosevelt y la cárcel de Cook
County en Chicago.
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Estas cifras fueron publicadas un día después de que muriera el primer empleado de
Smithfield en un hospital local.

"Allí agarró el virus. Antes estaba muy sano", le dijo en español su esposa, Angelita, a la
BBC.

"Mi esposo no será el único en morir", concluyó.


La planta de procesamiento de carne de cerdo Smithfield, ubicada en un estado liderado
por un republicano y uno de los cinco que no ha implementado ninguna medida de
cuarentena obligatoria, se ha convertido en un microcosmos que ilustra las disparidades
socioeconómicas que la pandemia mundial dejó al descubierto.

Mientras que muchos profesionales en todo el país están trabajando desde casa, los
empleados de la industria alimentaria, como los de Smithfield, se consideran "esenciales"
y deben permanecer en la primera línea de batalla.
Image captionEl caso de Smithfield se ha convertido en un microcosmos que ilustra las
disparidades socioeconómicas que la pandemia mundial dejó al descubierto.

Trabajos hechos por afroamericanos y latinos, en su mayoría

"Los empleos para trabajadores esenciales tienen salarios más bajos que el promedio en
Estados Unidos, en algunos casos por márgenes significativos. Es el caso por ejemplo de
ayudantes de sanidad y cajeros, dos puestos absolutamente esenciales en la primera línea,
tienen que presentarse físicamente en sus trabajo", explica Adie Tomer del Instituto
Brookings.
Tomer resalta que en estos sectores la población es mayormente afroestadounidense o
hispana.

La fuerza laboral en Smithfield está compuesta principalmente por inmigrantes y


refugiados de países como Myanmar, Etiopía, Nepal, Congo y El Salvador.

Hay 80 idiomas diferentes que se hablan en la planta. Las estimaciones del salario
promedio oscilan entre US$14 y US$16 por hora.

Estas horas son largas: se trata de un trabajo agotador, que requiere estar parado en una
línea de producción, frecuentemente a menos de 30 centímetros de distancia de tus
compañeros de trabajo.

La BBC habló con media docena de empleados, antiguos y actuales, de Smithfield que
dicen que si bien tenían miedo de seguir trabajando, no estaban en la capacidad de elegir
entre resguardar el empleo o su salud.
"Tengo muchas facturas. Mi bebé llegará pronto, tengo que trabajar", aseguró un
empleado de 25 años cuya esposa está embarazada de ocho meses.

"Si (la prueba) me sale positiva, me preocupa mucho no poder ayudar a mi esposa".

Image captionLa planta se convirtió en el foco de contagios número uno en Estados


Unidos, con 644 casos confirmados entre empleados de Smithfield y personas contagiadas
por ellas.

El caso de Smithfield no es el único

Las plantas de procesamiento de alimentos en todo el país están experimentando brotes


de coronavirus que tienen el potencial de interrumpir la cadena de suministro.
Una planta empacadora de carne de la empresa JBS S.A., en Colorado, cerró después de
cinco muertes y 103 infecciones entre sus empleados.

Dos trabajadores de una planta de Tyson Foods en Iowa, en el noroeste del país, también
murieron, mientras que otros 148 se enfermaron.

El cierre de una gran instalación de procesamiento de carne como la de Sioux Falls causa
una interrupción masiva y deja a un gran número de agricultores sin un lugar para vender
su ganado.

Cerca de 550 granjas independientes envían sus cerdos a la planta de Sioux Falls.
▪ El devastador impacto del covid-19 entre los afroamericanos
Al anunciar el cierre, el director de Smithfield advirtió sobre "repercusiones severas,
quizás desastrosas" para el suministro de carne.
Pero, según los empleados de la fábrica, sus representantes sindicales y defensores de la
comunidad inmigrante en Sioux Falls, el brote que llevó al cierre de la planta fue evitable.

Alegan que se ignoraron las solicitudes tempranas de equipo de protección personal, que
se incentivó a los trabajadores enfermos a continuar trabajando y que se les ocultó la
información sobre la propagación del virus, incluso cuando corrían el riesgo de exponer a
sus familias y a la población en general.
"Si el gobierno federal quiere que la compañía permanezca abierta, entonces, ¿de quién
es la responsabilidad de asegurarse de que estas compañías estén haciendo lo que tienen
que hacer para mantenerlas a salvo?" se pregunta Nancy Reynoza, fundadora de Qué Pasa
Sioux Falls, una fuente de noticias en español que ha obtenido reportes de
trabajadores angustiados por la situación en Smithfield.

Image captionEl número de casos originados en Smithfield Foods ha superado incluso los
registrados en el barco naval USS Theodore Roosevelt.

Abrumados por el temor

La BBC le entregó a Smithfield una lista detallada de preguntas y acusaciones de


trabajadores, pero la empresa no comentó sobre casos individuales.
"En primer lugar, la salud y la seguridad de nuestros empleados y comunidad es nuestra
principal prioridad todos los días", asegura el comunicado.

"Establecimos en febrero una serie de procesos y protocolos estrictos y detallados (...)


siguiendo la guía de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC,
por sus siglas en inglés) para manejar de manera efectiva cualquier posible caso de covid-
19 en nuestras operaciones".
El brote dejó a personas como Julia, cuya madre tiene condiciones de salud
crónicas, abrumadas por el temor de que sus padres arriesgaran sus vidas tratando de
mantener sus puestos de trabajo.

"Mis padres son todo lo que tengo. Tengo que pensar en la probabilidad de no tenerlos en
mi vida", dijo, con la voz quebrada.

"Quiero compartir lo que está sucediendo para que haya un historial real de lo que la
compañía no está haciendo".

Los dos padres de Julia tenían previsto ir a trabajar el martes 14 de abril, lo que sería su
último día antes del cierre anunciado de 14 días.

Pero el sábado Helen comenzó a toser.

Derechos de autor de la imagenGETTYImage captionMuchos afroestadounidenses y


latinos siguen trabajando en las calles en medio de la pandemia.

Positivo por covid-19


Al día siguiente, cuando la nieve volaba sobre Sioux Falls, Julia insistió en que su madre se
hiciera una prueba. Helen trató de posponerlo, diciendo que no era nada.

"Mi madre realmente odia ir al médico", dijo Julia, quien finalmente ganó la discusión y
Helen fue a un centro de pruebas en el hospital local. Pusieron un hisopo en la parte
posterior de sus orificios nasales y la enviaron a casa.
"Si tengo covid-19, claramente lo cogí en la fábrica", dijo. "Esta semana he trabajado en
tres pisos diferentes. He comido en dos cafeterías diferentes. Solo imagina cada lugar en
el que he estado y que he tocado dentro de esa fábrica. He estado caminando por todo el
lugar".

El martes 14 de febrero, cuando estaba previsto que regresaran al trabajo, los padres de
Julia se despertaron a las 4 de la mañana como lo hacen normalmente.
Llamaron a sus jefes para explicarles que no podían ir mientras esperaban el resultado de
la prueba de Helen.

La ansiada llamada finalmente llegaría en la tarde.

Julia habló con el médico con el celular de su mamá, mientras sus padres examinaban su
rostro intentando interpretar sus reacciones. Cuando Julia escuchó las palabras "positivo
por covid-19", les hizo una seña positiva con el pulgar.

Helen y Juan malinterpretaron el gesto y sus caras de celebración horrorizaron a Julia, que
se apresuró a explicar que, no, que Helen tenía el virus.
Su padre se fue inmediatamente a la cocina, donde Julia lo vio tratando de contener las
lágrimas.

Un asunto politizado

Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGESImage captionLa gobernadora de Dakota


del Sur, Kristi Noem, asegura que una orden de "refugio en el lugar" no habría evitado lo
sucedido en Smithfield.
El mismo día en que Helen recibió sus resultados, el tema de la planta de Smithfield se
había vuelto completamente político.
El alcalde Paul TenHaken le solicitó formalmente a la gobernadora Kristi Noem que
emitiera una orden de quedarse en casa para los condados circundantes de Sioux Falls, así
como un centro de aislamiento.

Ella negó ambas solicitudes.

A pesar del fuerte aumento en los casos, Noem también continuó rechazando emitir una
orden de cuarentena obligatoria en Dakota del Sur, diciendo específicamente que dicha
orden no habría evitado lo sucedido en Smithfield.
"Eso es absolutamente falso", dijo. En cambio, aprobó la primera prueba estatal de
hidroxicloroquina, un medicamento que el presidente Trump ha citado con frecuencia
como un posible tratamiento para el coronavirus.

Todo lo que había tratado de evitar, sucedió de todas formas


Dos días después del diagnóstico positivo de coronavirus de su madre, Julia se despertó
en el sofá con dolor de cabeza, tos y garganta seca.

Por primera vez desde que la pandemia llegó a su vida, había dormido toda la noche pero
se había despertado más agotada que nunca.

Después de llamar a la línea directa de covid-19 e informarles que era hija de una
trabajadora de Smithfield, Julia se metió en el auto de su madre, tras desinfectar el
volante y el cambio de marchas, y se dirigió hacia el sitio de prueba.
Estaba relativamente de buen humor, a pesar del hecho de que casi todo lo que había
intentado evitar cuando avisó al periódico local hace casi un mes había sucedido de todas
formas.
La fábrica había seguido abierta. Su madre tenía el virus y su padre estaba expuesto. Su
ciudad se había convertido en el epicentro de la pandemia en el estado de Dakota del
Sur. Y muchos habían muerto.

Y ahora, ella también podría estar enferma.

"Solo quiero llorar", dijo, mientras se dirigía hacia el hospital.


Derechos de autor de la imagenGETTYImage captionMuchos inmigrantes en EE.UU. se
encuentran en la misma situación que los padres de Julia. "No saben inglés. No pueden
defenderse por sí mismos", cuenta la joven.

"Vete a casa, quédate en casa, no vayas a ningún lado"


Aunque llegó solo 20 minutos después de que se abriera el centro de pruebas, Julia se
encontró con una cola de 15 autos delante de ella. "Odio esperar en fila", murmuró,
tomando un sorbo de su botella de agua y tosiendo, de vez en cuando.

Después de media hora, se detuvo en lo que parecía un enorme garaje y un letrero que
decía: "tenga lista su identificación y tarjeta de seguro médico".

"Bien, ahora estoy ansiosa", dijo. "No quiero hacer esto".

Al llegar su turno, un trabajador del centro vestido con un traje protector completo, una
mascarilla, guantes y una careta metió un largo hisopo en la fosa nasal derecha de Julia y
luego en la izquierda.

Ella hizo una mueca y se estremeció.


"¿Necesitas un pañuelito?" le preguntó el asistente médico. "Sí, por favor", respondió
Julia.

Con instrucciones de "vete a casa, quédate en casa, no vayas a ningún lado", Julia pudo
salir del centro. Fue un momento tan incómodo que se puso a llorar y tuvo que
estacionarse un momento para recobrar la calma.
Julia se sentó al volante mirando los coches entrar y salir del estacionamiento. Lamentó
que ahora su hogar tuviera una nueva posible infección.

Después de unos minutos, le llegó el momento de regresar a la casa que sus padres, Helen
y Juan, habían trabajado tantas horas en la fábrica para poder pagar. Un lugar donde
ahora todos estarían en cuarentena durante al menos 14 días.

"Ahora es solo cuestión de esperar", dijo Julia. "Creo que no puedo pensar demasiado en
eso. Pero pasará".

La joven recibirá sus resultados en cinco días.


Los nombres en este reportaje han sido cambiados.
Reportes adicionales de Angélica M Casas; ilustraciones hechas por Emma Lynch

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