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LECTURA DIGITAL Y REDES SOCIALES DE LITERATURA

YURY PAOLA HERNANDEZ CASTRO

ID: 709673

ÁREA: COMUNICACIÓN ESCRITA Y PROCESO DE LECTORES

NRC: 10386

INSTRUCTOR: LUIS FERNANDO GASPAR SALAZAR

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA UNIMINUTO DE DIOS

NEIVA-HUILA

2019

Copyright © 2019 por Paola Hernández Castro. Todos los derechos reservados.

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LA LUCHA CONSTANTE POR UN DESEO GIGANTE E


INSASIABLE

Ángela Johanna Castro Hernández nacida en la vereda “la granja” municipio de Colombia Huila,
quien a sus 13 años con deseos insaciable busca nuevos horizontes, su primera opción y posible
de realizar era viajar a Neiva en pesquisa de trabajo, Johanna, era en ese entonces muy niña y
apenas tenía quinto de primaria.

Una vez llego a la ciudad, sola y desbordada de miedo pero con muchas aspiraciones a cumplir,
empezó a trabajar en casas de familia hasta los 15 años. Abriles después se dio cuenta que estaba
llena de potenciales que podía empezar a fortalecer, por ende dio un paso más a su autoconfianza
y descubrió el amor por las ventas, trabajo a sus 17 años con círculos de lectores donde aprendió
mucho sobre este sistema laboral.

Johana poseía problemas, pues ahora ya no tenía un techo donde hospedar, su trabajo en hogares
de familia era el que suplía el apoyo de vivienda; las cosas cambiaban en su totalidad y su nuevo
trabajo no cubría con todas las necesidades primordiales que demandaba el vivir sola en la
ciudad, sin embargo tal parecía que Dios nunca la abandono, su abuela le brindo la ayuda
necesaria en un hogar muy humilde pero lleno de amor, era una invasión de la ciudad llamado
Bajo pedregal, vivía además el esposo e hijo (tío de Johanna) de su abuela, con quien compartió
toda su adolescencia y en compañía de unos vecinos que de igual manera eran de escasos
recursos pero personas con mucha humildad que aportaban amistad y alegrías a su vida.

Ahora bien, retomando el tema de su nuevo trabajo, cuenta esta mujer que sus experiencias
laborales en ventas radicaron entorno a almacenes de ropa, calzado y heladerías. Las ventas y el
servicio al cliente siempre le encantaron. Interactuar con las personas, escucharlas, observar
expresiones, conocer diferentes dialectos y gustos, entre otros aspectos que hacen o hacían para
Johanna algo interesante e imparable por seguir descubriendo.

Pero y ¿Su estudio? ¿Aún quedaban deseos por ellos? O como siempre se es familiar escuchar
¿se enamoró de la plata?.. El colegio FRANCISCO DE PAULA SANTANDER, dónde es hoy en
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día la Normal Superior de Neiva, era una de las mejores instituciones en esos tiempo, sus primos
que vivían frente a la casa de su abuela, estudiaban allí, en el horario nocturno. Una tarde ellos,
incentivaron de manera sublime a Johanna para que lograra terminar sus estudios, lo que para ella
era algo inalcanzable y poco cuerdo creer que según “después de tanto tiempo” podía volver
retomar algo que ya se había dejado atrás, sin embargo, los deseos superaron sus temores y dio
paso a un nuevo inicio educativo, que por cierto logró culminar con esfuerzo y dedicación siendo
graduada de bachiller en el colegio Rodrigo Lara Bonilla.

A los 19 años el amor llegó a su vida y a los 20 nació su hijo Ángel quien ahora es el apoyo más
fiel y grande que Dios le regalo. Castro, siempre fue persistente y tenía claro lo que quería para
su vida; en el amor no le fue tan bien, hubo muchos alto-bajos en este aspecto que a pesar de que
tan grandes fueran siempre les dio solución.

Cuando su Ángel, como lo llama ella, tenía 2 años tomo la decisión de seguir luchando con él,
debido a que su relación estaba en interfiere y sentía la necesidad de estar sola pero de seguir
adelante.

A los 22 cómo ya era bachiller quería trabajar en la parte de mercadeo e impulso, y, gracias a
Dios a la primera entrevista la contrataron en una multinacional (TECNOQUIMICAS), como
impulsadora de BOMBRIL. En este trabajo, esta valiente mujer se destacó de manera
extraordinaria, aspecto que le permitió el abrir más puertas en diferentes empresas, siendo estas
su mejor escuela de aprendizaje en el tema de mercadeo y ventas.
Para Johanna, fue una época muy difícil, siendo madre soltera con su hijo pequeño y sin ningún
apoyo económico, tenía que trabajar de domingo a domingo con un día de descanso entre semana
y era muy poco el tiempo para su bebé, pues el pequeño entraba al jardín a las 7 de la mañana y
se volvían a ver tipo 10:30 de la noche, en ese entonces Johanna trabajaba en el éxito de granjas
de impulsadora y le correspondía hasta el cierre de 9:30 pm. La tristeza e incertidumbre agobiaba
a esta mujer día y noche al no poder dedicarle el tiempo necesario a su Ángel, “pero son cosas
que igual nos hace más guerreros y es bonito contarle a nuestros hijos los esfuerzos para salir
adelante y, que en la vida todo tiene un costo, y el mío fue quitarle el tiempo a mi bebe para
dedicarlo al trabajo para así tener un ingreso que supliera arrendo, servicios y todo lo que se
necesita en un hogar” Expresa esta mujer, con voz entre cortada y ojos llorosos.
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Johana ya estaba cansada de su trabajo y sentía la necesidad de seguir estudiando una carrera
profesional, sus deseos oscilaban en estudiar criminalística y ciencias forenses, y como no es de
raro en esta valiente mujer, gestiono todo lo posible para lograrlo, ingreso a una academia, donde
curso hasta el tercer semestre y justo ahí tuvo que abandonarlo todo, pues una problemática
social la agobiaba día y noche, gracias a una intimidación de la guerrilla contra su familia, el
temor por llegar a perder este pilar tan precioso la obligo a dejar todo a ese punto. Así que su
proyecto de ser profesional quedó aplazado;
Johanna, tenía dos planes a corto plazo, pues ella en sus proyecciones se había fijado que a sus
35 años tenía que ser profesional y tener su casa propia, por ende continúo con el de su casa,
donde en primera instancia empezó por hacer un ahorro programado para postularse a un subsidio
de vivienda de interés social, de las primas de junio y diciembre sacaba para la ropa de su hijo y
lo que le quedaba lo ingresaba a la cuenta de ahorro programado, duró aproximadamente 7 años
ahorrando, cuándo tenía ahorrado $2,800.0000 más unas cesantías, se postuló y a los dos años
salió en la lista de favorecidos para la vivienda. La felicidad abundaba en ella, no podía creer que
Dios siempre se viera reflejado en cada acción, sin embargo, a raíz de esa felicidad aun no tenía
ni idea lo que le acarreaba comprar su casa, pues le hacían falta 23 millones para la vivienda que
ella quería en el norte de la ciudad, pero esto no fue impedimento u obstáculo, hoy día, responde
a una deuda que en ese entonces un banco le brindo el apoyo para lograr su objetivo y disfrutar de
un hogar digno.

Tiempo después Johanna, ingreso a la universidad Corhuila, y se graduó como profesional de


Mercadeo Publicidad y ventas. Siguió trabajando como asesora comercial con multinacional,
debido a su agobio y cansancio de tener contratos por labor u obra que no le daban estabilidad
laboral, un día se cuestionó frente a que si se cargaba una maleta y tenía que salir a rogarle a los
clientes para que le compraran lo productos de la empresa, cómo no iba a poder vender sus
propios productos, además, con todo el conocimiento de la universidad y experiencia laboral era
lo suficiente para poner en marcha su propio negocio.

Fueron meses en los que intento con una u otra cosa, pero no sentía esa pasión o más bien ese
empuje de crecimiento a futuro debido a el dinero suficiente para la inversión que demandaba un
negocio y por ende diera resultados a su expectativa; sin preámbulo alguno ella tenía clarísimo

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que sus tamales eran muy ricos y que podían gustar a la gente. Entonces, pidió prestada la olla
para cocinar, y empezó haciendo 60 tamales, a los 8 días se hicieron 80 y al mes ya se hacia 120
tamales, fue así como esta mujer de arranque se fue proyectando de acuerdo a sus ventas. El
tiempo pasaba y tres meses después ya se preparaban 200 tamales cada ocho días, ahora, cumplió
un año y ya se preparan 350 unidades. Este gran proyecto ya cuenta con una infraestructura para
preparar 1.000 tamales si así lo quisieran.

Esta proyección es de carácter familiar, donde el apoyo es ameno y mutuo. Antes de hacer la
primera producción ellos pensaron en una marca “LA TAMALERIA” con la que sus clientes los
identificarán y un slogan de recordación, “CON SABOR CASERO”, cabe aclarar que en pie
hay una misión y una visión a futuro por dar a conocer en un tiempo no muy lejano.

El crecimiento que se ha obtenido poco a poco ha sido sin adquirir deudas, y consigo siendo
perseverante y constante cada 8 días preparando los tamales de LA TAMALERIA CON
SABOR CASERO.

Las cosas por el momento van muy bien el negocio les da para vivir y tener mucho tiempo
disponible para hacer otras cosas, se trabaja el día viernes en producción y el sábado las ventas.
Ha sido un proceso para ellos no muy fácil “uno cree que teniendo su propio negocio es relajado
pero no, NO ES ASÌ, es cuando debes hacer las cosas con más esfuerzo y dedicación, pero sobre
todo la receta secreta, con mucho pero mucho amor, estamos haciendo las cosas bien como lo
mencionamos antes, lo que se prepara lo vendemos, sin necesidad de endeudarnos, trabajamos
desde casa con mi hijo, estudiante de 4 semestre de derecho, se le está inculcando a él, el valor
del trabajo y el esfuerzo para salir adelante, le aportamos trabajo a dos madres solteras que son
nuestro apoyo para el proceso de producción y ventas” expresa Johanna.

Para apoyar las ventas tienen una página de LA TAMALERIA donde publican en diferentes
grupos, además de eso tienen afiches de publicidad, tarjetas de presentación, y dos puntos de
venta el día sábado y, adicional tienen el servicio a domicilio que les ayuda muchísimo.

Ellos se caracterizan por tener mucho sentido de pertenencia con su empresa, es por ello utilizan
la dotación necesaria, como lo son: las camisetas y gorras con el logo de la marca.

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LA TAMALERIA CON SABOR CASERO quiere seguir este 2019 trabajando fuertemente
para dar a conocer más la marca y, que sus ventas mejoren para así poder tomar un local en
arrendo con el fin de brindarles a su cliente un lugar más accesible, agradable y acogedor.

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