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INSTITUCION EDUCATIVA CRISTO REY

RELIGION GRADO DECIMO 3T2P2020

EL NIÑO Y EL JOVEN EN LA VIDA DEL


PUEBLO DE DIOS
MOMENTO INTERPRETATIVO
En esta primera parte desarrolla los siguientes puntos:
 https://www.youtube.com/watch?v=L_QJlo-8Dig Enlace del video
1. Observa el video. Realiza un corto resumen.
2. ¿Cómo se expresa el valor de la vida en el video?
3. ¿A qué conclusión se puede llegar con el video?
MOMENTO ARGUMENTATIVO

LA HISTORIA DE UNA JOVEN MUJER LLENA DE VALENTÍA

Durante un periodo de gran hambre, un israelita de Belén de Judá —la ciudad en donde siglos
más tarde nacería Jesús—, que se llamaba Elimélec, tuvo que marcharse a vivir a los campos
de Moab, situados al sur, al otro lado del Mar Muerto —los moabitas eran descendientes de
Moab que era un hijo de Lot, el sobrino de Abraham. Aquella tierra era la que Lot había
escogido cuando repartió con Abraham. Los israelitas la respetaron—. Se llevó a su mujer,
Noemí, y a sus dos hijos y se establecieron allí. Con el tiempo, los hijos se casaron con
mujeres de aquellas tierras, una se llamaba Orpá y la otra Rut.
 
Al cabo de unos diez años Noemí se había quedado sola pues su marido se murió y también
sus dos hijos. Entonces le llegaron noticias de que el Señor se había apiadado de su pueblo y
se había acabado el hambre en Belén, de modo que se dispuso a volver a su tierra
acompañada de sus dos nueras, las esposas de sus hijos. Pero antes de partir les dijo:
“Marchaos, regresad cada una a casa de vuestras madres y que el Señor tenga con vosotras la
misericordia que habéis tenido conmigo y con mis difuntos. Quisiera que el Señor os
concediera encontrar descanso en casa de un nuevo esposo”. A continuación, las besó. Ellas
comenzaron a llorar y le decían: “De ninguna manera, regresaremos contigo a tu pueblo” Pero
Noemí les insistía con gran fuerza y les decía: “Marchaos, hijas mías, yo no tengo más hijos y
no puedo daros otro esposo”. De nuevo todas lloraron y después Orpá besó a su suegra y,
apenada, se marchó. Rut se quedó con ella. Noemí le insistió nuevamente: “Mira que tu
cuñada regresa a su pueblo y a sus dioses, ¡vete con ella!” Pero Rut le respondió: “No me
obligues a alejarme de ti, pues adonde vayas iré yo, y donde pases las noches las pasaré yo,
tu pueblo será mi pueblo y tu
 
Dios será mi Dios; donde mueras moriré y allí mismo recibiré sepultura. Que el Señor quiera
que sea así y que solo la muerte nos pueda separar” Al ver Noemí la firmeza de Rut, dejó de
insistirle y la abrazó agradecida. Entonces las dos se pusieron en camino de regreso a Belén.
Cuando llegaron, las amigas de Noemí se mostraron muy contentas, pero ella decía: “No me
llaméis Noemí, que significa mi agrado, llamadme más bien Mará, que significa amargura, pues
satisfecha me fui y el Señor me ha hecho regresar de vacío.
 
Llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada. Un hombre fuerte y poderoso, llamado
Booz que era pariente del difunto marido de Noemí, había comenzado a segar sus campos.
Dijo Rut a Noemí: “¿Me das permiso para ir al campo a espigar tras aquel que me mire con
benevolencia?” Ella respondió: “Vete, hija mía.”

Fue, pues, a un campo y se puso a espigar detrás de los segadores. Pero he aquí que la suerte
la condujo casualmente a la parcela del campo de Booz. Y sucedió que Booz vino desde Belén
y dijo a los segadores: “El Señor esté con vosotros” —de aquí está tomado el saludo inicial de
la Santa Misa—. Ellos contestaron: “Que el Señor te bendiga”. Después, llamando al que
estaba al frente de los segadores le preguntó: “¿De quién es esta muchacha?” El criado
respondió: “Es la muchacha moabita que ha venido con Noemí. Me ha pedido que la deje
rebuscar y espigar entre las gavillas tras los segadores; y está ahí, en el campo, desde esta
mañana sin descansar ni un solo momento” Y Booz dijo a Rut: “Escucha, hija mía. No vayas a
espigar a otro campo; no hace falta que salgas de este; únete a mis muchachas. Fíjate en qué
campo van a segar y síguelas. He dado orden de que no te molesten; y si tienes sed, toma los
botijos y bebe del agua que saquen los criados” Entonces, ella se postró rostro en tierra y le
respondió: ¿Cómo es que he encontrado gracia a tus ojos y te has fijado en mí que soy
extranjera?” Booz contestó diciendo: “Me han contado con detalle todo lo que has hecho por
tu suegra Noemí tras la muerte de su marido; que dejaste a tu padre, a tu madre y a tu tierra
natal y te viniste a un pueblo que no conocías. El Señor te pague por lo que has hecho, y que
te colme de bienes el Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas buscaste refugio” Ella respondió:
“¡Ojalá encuentre gracia a tus ojos, señor mío, pues me has consolado; has hablado al corazón
de tu esclava, ¡la que ni siquiera se puede comparar con ninguna de tus esclavas!” La liturgia
de la Iglesia recoge estas palabras de Rut para expresar los sentimientos del Inmaculado
Corazón de María en su fiesta.
 
Al llegar la hora de comer Booz le dijo: “Ven aquí, come de este pan, y moja tu rebanada en la
salsa.” Ella se sentó al lado de los segadores; él le ofreció trigo tostado y ella comió hasta
quedar satisfecha y aún le sobró comida. Después se levantó para seguir espigando. Entonces
Booz ordenó a sus criados: “No la humilléis; dejadla espigar también entre las gavillas. Soltadle
también algo de los manojos y dejadlo para que lo recoja sin molestarla”
Ella estuvo espigando en el campo hasta el atardecer; luego desgranó las espigas que había
recogido y obtuvo aproximadamente unos veinte kilos de cebada. Se lo cargó y regresó a la
ciudad, donde se lo mostró a su suegra; también le entregó la comida que le había sobrado
después de quedarse satisfecha. Noemí, admirada, le preguntó: “¿Dónde has estado
espigando hoy, ¿dónde has trabajado?, ¡Bendito sea el que se ha fijado en ti!” Entonces ella le
contó a su suegra con quién había trabajado: “El hombre con el que he trabajado se llama
Booz” Noemí dijo: “¡Que el Señor, cuya piedad no abandona a los vivos ni a los muertos, lo
bendiga! Ese hombre es pariente nuestro, uno de nuestros goalim.” Goalim es el plural de
goel; se trataba de una costumbre familiar de aquellos tiempos; si alguien tenía serias
dificultades, su goel, que era un pariente próximo, como un padrino, procuraba ayudarle a salir
de aquella situación. Rut prosiguió: “Además me ha dicho que me una a sus criados hasta que
terminen de segar todo lo suyo”
 
Noemí le dijo: “Únete mejor a las muchachas, te encontrarás más a gusto” Rut se unió, pues,
a las muchachas de Booz para espigar hasta que se terminó la siega de la cebada y del trigo; y
siguió con su suegra.
 
Al poco tiempo le dijo Noemí, su suegra: “Hija mía, quisiera buscarte un lugar donde
encuentres reposo y te pueda ir bien. Resulta que Booz, nuestro pariente estará esta noche
aventando la parva de las cebadas; así que báñate, perfúmate, ponte tu manto y baja a la era.
¡Que ningún hombre te reconozca hasta que hayan comido y bebido! Y cuando él se vaya a
dormir fíjate dónde se tumba y llégate allí, descúbrele los pies y acuéstate ahí; él te dirá qué
tienes que hacer.” Rut le hizo caso y bajó a la era. Booz comió, bebió y se alegró su corazón; y
cuando se tumbó junto a un montón de gavillas para dormir en el campo cuidando de su
cosecha, ella se acercó sigilosamente, le descubrió los pies y se acostó. A medianoche Booz
sintió frío y al revolverse vio que la mujer estaba acostada a sus pies y le dijo: “¿Quién eres?”
Y ella respondió: “Soy Rut, tu esclava. Extiende el borde de tu manto sobre tu esclava y
tómala por esposa, ya que tú eres su goel.” Él contestó: “Bendita seas del Señor, hija mía. Tu
último acto de piedad ha sido mejor que el primero, pues no has ido detrás de los jóvenes, ya
sean pobres o ricos; así que no temas, hija mía. Haré lo que pides, pues en todas las puertas
de mi pueblo se sabe que eres una mujer virtuosa. Es verdad que soy tu goel, pero tienes otro
goel más cercano que yo, a quien correspondería ejercer su derecho antes que a mí. De modo
que duerme tranquila aquí esta noche, y cuando amanezca nos enteraremos de si él quiere
hacer de goel tuyo. Si no quisiera, ¡Por Dios que yo lo seré! Ella se durmió a sus pies; y al
amanecer, antes de que ninguna persona pudiera reconocer a otra, se levantó. Entonces Booz
le dijo: “Ten cuidado, que nadie sepa que has venido a la era; sujeta tu mantón por un lado y
yo por el otro.” Rut así lo hizo y él le echó seis medidas de cebada. Ella se lo cargó y regresó a
la ciudad.

Noemí le preguntó: “¿Cómo te ha ido, hija mía?” Entonces ella le narró todo lo que le había
sucedido con ese hombre y le contó: “Me ha dado estas seis medidas de cebada diciéndome
que no volviera de vacío a tu lado” Noemí le replicó: “Estate tranquila, hija mía, porque ya
verás como este hombre no se va a quedar quieto hasta arreglarlo todo hoy mismo” Booz se
sentó a las puertas de la ciudad, y cuando vio al goel del que había hablado lo llamó: “¡Eh tú!,
acércate y siéntate aquí.” También llamó a diez ancianos de la ciudad para que hicieran de
testigos: “Sentaos aquí”, les dijo. Entonces dijo al goel: “Noemí, que ha vuelto de la campiña
de Moab, pone a la venta una parte de la heredad que era de nuestro hermano Elimélec; yo
he querido que lo sepas para que la compres ante testigos pues nadie tiene el derecho del
goel sino tú, y yo después de ti” Él respondió: “Yo lo ejerceré” Y Booz añadió: “En el momento
en que compres el campo, deberás también recibir a Rut, la moabita, por esposa, como lo fue
del difunto hijo de Noemí, para perpetuar el nombre de éste sobre su heredad.” Desde muy
antiguo los israelitas tenían por obligación casarse con la viuda de su hermano si ésta quedaba
sin hijos. Se conocía como “ley del levirato”, y al primogénito del nuevo matrimonio se le
consideraba como hijo del esposo difunto y llevaba su nombre. El goel respondió: “En ese caso
no podré ejercer ese derecho a mi favor no vaya a ser que se perjudique mi heredad.
Cómpralo tú si quieres.” Y se quitó su sandalia y se la dio.
 
El gesto de quitarse una sandalia y dársela a otro tenía en aquellos tiempos en Israel el mismo
valor que un documento firmado.
Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo que se había reunido allí: “Vosotros sois testigos
hoy de que he adquirido de mano de Noemí todo lo que poseía Elimélec y sus hijos; y también
de que tomo como esposa a Rut, la moabita, la mujer de uno de sus hijos, para perpetuar el
nombre del difunto sobre su heredad. Todos los presentes sois testigos hoy” La gente que
estaba a la puerta de la ciudad y los ancianos respondieron a Booz: “¡Somos testigos! ¡Que el
Señor haga que la mujer que se incorpora a tu casa sea como las santas mujeres de Israel!
¡Ten poder y adquiere nombre en Belén! ¡Que la descendencia que el Señor te conceda de
esta muchacha traiga gran beneficio al pueblo de Dios!” Booz, cumpliendo así la ley del
levirato, tomó felizmente a Rut como esposa y ella le dio un hijo que se llamó Obed. Las
mujeres se alegraban con Noemí, y con ella daban gracias a Dios por todo lo ocurrido, y por el
niño, pues decían: “ha nacido de tu nuera, que te ama y que es mejor para ti que siete hijos.”

En esta segunda parte de la guía, profundiza en los siguientes aspectos, respondiendo en


tu cuaderno.
 
1. ¿Cuál es la IDEA principal y secundarias del texto?
2. ¿Cuáles son las razones para que Rut acompañe a su suegra Noemí?
3. ¿Qué elementos de la lectura ayudan para construir tu proyecto de vida?

MOMENTO PROPOSITIVO
En esta última parte de la guía, observa la imagen de la
parte derecha y construye tu propia imagen que represente
la historia de Rut.

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