Sunteți pe pagina 1din 36

HISTORIA 2.

0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

REVISTA HISTORIA 2.0: CONOCIMIENTO HISTÓRI- DISEÑO-DIAGRAMACIÓN:


CO EN CLAVE DIGITAL, AÑO VI, NÚMERO 12. ISSN Mayra Juliana Pérez Rey. Diseñadora Gráfica. mayra.perey@
2027-9035. JULIO- DICIEMBRE DE 2016. hotmail.com

DIRECCIÓN POSTAL: DIGITALIZACIÓN:


Asociación Historia Abierta, Calle 41 # 19 -61. Apto. 1908. Asociación Historia Abierta - http://asociación. historiaabierta.org
Bucaramanga (COL.) Teléfono: +57 (7) 6707380 Correo elec- HISTORIA 2.0: Conocimiento Histórico en Clave Digital se
trónico: historia20@historiaabierta.org encuentra indexada en la Red Iberoamericana de Innovación y
Dirección Electrónica: http://historiaabierta.org/historia2.0 Conocimiento Científico, Dialnet, DOAJ y Latindex. La revis-
ta se encuentra participando en el proceso de recalificación na-
DIRECTORA: Mg. Diana Crucelly González Rey, Candidata cional en Publindex-COLCIENCIAS, 2016-2017. Esta revista
a Doctora en Historia por el Centro de Investigaciones y Es- y sus contenidos están soportados por una licencia Creative
tudios Superiores en Antropología Social, Unidad Peninsular, Commons 3.0, la cual le permite compartir mediante copia,
México. Becaria Slicher Van Bath de Jong Fonds 2016-CED- distribución y transmisión de los trabajos, con las condiciones
LA, Holanda. nanaplanta@gmail.com de hacerlo mencionando siempre al autor y la fuente, que esta
no sea con ánimo de lucro y sin realizar modificaciones a nin-
DOSSIER LA CONSTRUCCIÒN DE LAS NACIONES guno de los contenidos. Se autoriza su distribución masiva de
EN LATINOAMÈRICA: Convocatoria conjunta con el Gru- la publicación siempre de acuerdo a esta licencia. La política
po de Investigaciones sobre el Estado Nacional Colombiano editorial de la revista Historia 2.0: Conocimiento Histórico en
UIS-Colciencias, líder: Mg. Juan Alberto Rueda, profesor de Clave Digital es sin ánimo de lucro, de acceso abierto y gratui-
la Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colom- to en todos sus contenidos.
bia. estadonacionuis@gmail.com
PORTADA:
Diseño con fundamento en Alberto Urdaneta (atribuido)
(1845-1887) /Arboleda (seudónimo). In Justitia Libertas (Ri-
COMITÉ EDITORIAL: cardo Gaitán Obeso) 1885, Litografía sobre papel 35,6 x 54,8
Historiador Juan Alexis Acero Rangel por la Asociación His- cm, Colección Banco de la República. Biblioteca Luis Ángel
toria Abierta y el Instituto Municipal de Cultura y Turismo de Arango, Tomada de La Caricatura en Colombia a partir de la
Bucaramanga, Bucaramanga, Colombia, alexisacerorangel@ Independencia, Curaduría de Beatriz González Aranda, Casa
gmail.com Republicana, diciembre 2 de 2009 -junio 15 de 2010, Recupe-
rado de:http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/exhibicio-
Mg. (c) * Sergio Andrés Acosta Lozano por la Universidad In- nes/la-caricatura-en-olombia/virtual-espacio06.html
dustrial de Santander, Bucaramanga, Colombia, sergio.acosta.
lozano@gmail.com
Lista de Imágenes e ilustraciones:
Dra. (c) Mg. Jessica Colín Martínez por el Centro de Investi- Todas las imágenes con fundamento en los originales:
gaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Uni-
dad Peninsular, Mérida, México, jezzik03@hotmail.com Colección Banco de la República. Biblioteca Luis Ángel
Arango, Darío Gaitán (1870-1904). Independencia de Pana-
Dr. Juan Carrillo González, Doctor en historia por el Centro de má, Mefistófeles, nº 84, Bogotá, marzo 3 de 1904. La Carica-
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Socia tura en Colombia a partir de la Independencia, Curaduría de
y por el Instituto de Investigaciones Filológicas, Universidad Beatriz González Aranda, Casa Republicana, diciembre 2 de
Nacional Autónoma de México. México. areamaya@yahoo. 2009 -junio 15 de 2010, Recuperado de: http://www.banrep-
com cultural.org/blaavirtual/exhibiciones/la-caricatura-en-colom-
bia/texto14.html
Doctorante Javier Serrano Besil, por la Universidad de Buenos
Aires, Argentina. jserranobesil@gmail.com Colección Banco de la República. Biblioteca Luis Ángel Aran-
go, Ramón Torrez Méndez. Mujer Campesina en Gacheta de
Dra. Aleidys Hernández Tasco, por la Universidade Estadual Viaje, Sin Fecha. . Recuperado de http://www.banrepcultural.
de Campinhas, São Paulo, Brasil, aleidyshernandez@gmail. org/blaavirtual/imagenes-viajeros/mujer-campesina-de-ga-
com cheta-en-viaje

Doctorante Marco Antonio Peralta Peralta por el Centro de Colección Banco de la República. Biblioteca Luis Ángel Aran-
Estudios Históricos de El Colegio de México, Mèxico,  mar- go, Gabriel Lafond. Tumaco en colombie: l’auteur recontre
co_p1017@hotmail.com / mperalta@colmex.mx un compatriote” (Tumaco en Colombia), Sin Fecha.
Recuperado de http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/his-
Manuel Talamante Pérez, Doctorante por la Universidad Jean toria/galeria/libros.htm
Jaurès (Toulouse) en Cotutela con la Universidad de la Re-
pública (Uruguay) y con la Casa Velázquez (Madrid) como
centro partenaire. manuel.talamante@gmail.com

Doctorante Ruth Elizabeth Hernández Ibarra por el Centro de


Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, *(c ) Candidato a Doctor o Candidato Magister. El contenido
Unidad Peninsular. Mérida, México, ruth.e.hdz.89@gmail. intelectual de los artículos es responsabilidad de los autores.
com
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

EL COMITÉ EDITORIAL DE LA REVISTA AGRADECE ESPECIALMENTE


LA LABOR DE LOS SIGUIENTES PARES EVALUADORES QUE ACTUARON
COMO COMITÈ CIENTÌFICO EN ESTA EDICIÓN:

Doctora Rita de Cássia Marques, Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil.


Doctora Gabriela Dalla-Corte Caballero, Universidad de Barcelona, España.
Doctor Ricardo Del Molino, Universidad Externado de Colombia, Colombia.
Doctora Brenda Escobar Guzmán, Universidad Industrial de Santander, Colombia.
Doctora Georgina Flores García, Universidad Autónoma del Estado de México, México.
Doctor Aimer Granados, Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa, México.
Doctor Jairo Gutiérrez Ramos, Grupo de Investigaciones sobre el Estado Nacional Colombiano, Colombia.
Doctor José Elías Guzmán López, Universidad de Guanajuato, México.
Doctora Cecilia del Socorro Landa Fonseca, Universidad Autónoma de Querétaro, México.
Doctora Paula Andrea Marín Colorado, Instituto Caro y Cuervo, Colombia.
Doctor Armando Martínez Garnica, Archivo General de la Nación, Colombia.
Doctora América Molina del Villar, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología
Social, México.
Doctor Rodrigo Moreno Gutiérrez, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma
de México, México.
Doctora Lisa L. Munro, Universidad de Arizona, Estados Unidos.
Doctora María Rosa Palazón Mayoral, Instituto De Investigaciones Filológicas, Universidad Nacional
Autónoma de México, México.
Doctor William Elvis Plata, Universidad Industrial de Santander, Colombia.
Candidato a Doctor Hiram Félix Rosas, Universidad de Sonora, México.
Candidato a Doctor Armando Méndez Zarate, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en
Antropología Social, México.
Candidato a Doctor Luis Ángel Mezeta Canul, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en
Antropología Social, México.
Doctorante Axel Elías Jiménez, King’s College London, Inglaterra.
Doctorante Lucas Emanuel Ramírez, Universidad de Buenos Aires, Argentina.
Doctorante Amparo Angélica Reyes Gutiérrez, por el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de
México, México.
Historiadora Carmen Franco Pérez, Universidad del Atlántico, Colombia.
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

CONTENIDO:
Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016

Familias Criollas y la Reconfiguración del


Editorial y Presentación al Dossier 06-11 Poder en los Documentos Políticos: Una
Comparación entre la Junta Suprema de
Santa Fe y el Cabildo de Pasto: 1810.

DOSSIER LA CONSTRUCCIÓN DE LAS Carolina Muñoz Zutta. 127-148


NACIONES EN HISPANOAMÉRICA
Las Secuelas de una Guerra Civil: El
Una Nación para el México Independiente Estado Soberano de Bolívar en 1863.
o los Desafíos de la Construcción Nacional. Luis Miguel Pardo Bueno. 149-178
Graciela Fabián Mestas. 12-35
La Junta de Sanidad de San Luis Potosí y
La Utopía Política de Fernández de sus Acciones para el Bienestar Sanitario
Lizardi en el Referente Histórico de la de la Entidad. (1823-1826).
Independencia de México. Enrique Delgado López. 179-204
Ma. de Lourdes Ortiz Sánchez. 36-59

Soledad Acosta de Samper, Un Sujeto


de Acción Configurador de Mitos
Fundacionales.
Ana Cecilia Ojeda Avellaneda, Rocío
Serrano Gómez, Juan Manuel Sánchez. 60-79

La Nación Cuna y la Independencia de


Colombia y Panamá (1819-1821).
Luis Carlos Arenas. 80-103

La Negociación Política entre los Yaquis


y el Estado Interno de Occidente durante
la Rebelión Comandada por Juan Ignacio
Jusacamea “Banderas”, 1824-1830.
Paola C. Licón Almada. 104-126
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

El Rescate del Patrimonio Fotográfico


en Perspectiva Regional. Itinerarios de
Investigación a partir del Proyecto “Re-
cuperación, Catalogación y Difusión del
Patrimonio Fotográfico del Movimien-
to Campesino y de las Organizaciones
Sociales del Centro y Sur de Santander
1960–2000”.
Sergio Armando Cáceres Mateus, Jhon Janer
Vega Rincón.
264-292

HACIENDO HISTORIA
LATINOAMERICANA

Entrevista al Doctor Julián Ruiz Rivera.


Luis Ángel Mezeta Canul.
293-298

La Colonización del Territorio Nacional


Chaco entre la Acción Estatal y una Cor- PAUTA
poración Agraria: la Asociación de Fo-
mento de Chaco y Formosa (1922-1951).
Adrián Alejandro Almirón.
205-226
Diálogo Especial sobre el Estado Nacional
Colombiano, Entrevista al Doctor Marco
Palacios Rozo.
Armando Martínez Garnica.
227-242

TEMA LIBRE

La Municipalización de Servicios Públicos


en Colombia durante la República Liberal.
El Caso del Acueducto de Bucaramanga
1938-1948.
Sergio Acosta Lozano.
243-263
DOSSIER
Lac
ons
tr
ucc

ndel
as
Na
ci
one
senHi
sp
ano
amé
ri
ca
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

LAS SECUELAS DE UNA GUERRA CIVIL:


EL ESTADO SOBERANO DE BOLÍVAR EN 1863
THE AFTERMATH OF A CIVIL WAR:
THE SOVEREIGN STATE OF BOLIVAR IN 1863

Luis Miguel Pardo Bueno1


luismiguel825@hotmail.com

RESUMEN

El presente artículo da cuenta de unas características generales acerca


de la construcción de los Estados nacionales en Europa central y su relación
con la guerra, según la sociología de Charles Tilly y Norbert Elías. Esto con el
propósito de diferenciar los conceptos de guerra y guerra civil, según los aportes
de Clausewitz, Vattel y Waldmann. Procesos históricos que nos pueden ayudar a
diferenciar nuestro caso particular de creación del Estado colombiano a través de
las guerras civiles, para mostrar, las consecuencias económicas y políticas de la
guerra civil de 1859-1862 en la Confederación Granadina con especial interés en
el Estado Soberano de Bolívar.

PALABRAS CLAVE:
Confederación Granadina, Estado de Bolívar, guerra civil, federalismo, partidos
políticos, violencia

Fecha de
recepción
08/04/2016 1  Luis Miguel Pardo Bueno es historiador por la Universidad Industrial de Santander, Magister
en Historia por la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá y estudiante del Doctorado en
Fecha de Historia en la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín. Su último artículo publicado se
aprobación titula: “El debate político y la guerra civil en el Estado de Bolívar y la Confederación Granadina
29/10/2016 (1859-1862)”, en El Taller de la Historia, Vol. 8, No 8, 2016. Entre sus intereses se encuentran la
historia política y la historia local y regional de Colombia. E-mail: luimpardobue@unal.edu.co

149
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

ABSTRACT

This article reports some general characteristics about the construction of national
states in Central Europe and its relation to war, according to Charles Tilly and
sociology of Norbert Elias. This in order to differentiate the concepts of war and
civil war, as Clausewitz contributions, Vattel and Waldmann. Historical processes
that can help us differentiate our particular case of creation of the Colombian
State through civil wars, to show, economic and political consequences of the
civil war of 1859-1862 in the Grenadine Confederation with special interest in
the Sovereign State Bolivar.

KEYWORDS:
Grenadine Confederation, State of Bolivar, civil war, federalism, political parties,
violence.

150
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

INTRODUCCIÓN

El presente artículo tiene como propósitos puntuales: describir los


elementos generales que la sociología política expone en los procesos de
construcción de los Estados modernos en Europa central y su relación con las
guerras internacionales en la formación de las instituciones y las formas de
gobierno. A partir de la relación entre las guerras internacionales y la construcción
del Estado, se diferenció el concepto de guerra civil, el cual es utilizado para
abordar el caso específico de la construcción del Estado colombiano y sus
características particulares. Por último, se exponen algunas de las consecuencias
políticas y económicas del posconflicto militar (1859- 1862) en el Estado de
Bolívar en el año de 1863 y su importancia en la reconfiguración del poder
regional, con el derrocamiento, en primera instancia de los conservadores
y en adelante la lucha entre las facciones liberal nietista, liberales radicales e
independientes.

La violencia colectiva desatada durante la segunda mitad del siglo XIX por
los nacientes partidos liberal-conservador en sus disputas por el poder político y
por la instauración del ordenamiento estatal e institucional (centralista o federal),
fue reflejo de la lucha entre élites regionales en el proceso de construcción del
Estado republicano liberal de 18592. El proceso político que desembocó en el
conflicto armado regional en el Estado de Bolívar en 1859 y su efecto en el
desencadenamiento de la guerra civil nacional de 1860 hasta 1862, más allá de
las motivaciones económicas y los argumentos jurídicos para justificar el uso
de la violencia estatal colectiva, nos induce a indagar acerca de los resultados
políticos y económicos específicos en el Estado de Bolívar, por la instauración
de un nuevo orden constitucional nacional federal bajo los gobiernos liberales
radicales de los Estados Unidos de Colombia.

1. La construcción de los estados en europa central


Antes de analizar las secuelas de una de las guerras civiles más violentas
del siglo XIX en Colombia, realizaremos un sucinto recuento acerca de la
construcción del Estado moderno y su relación con los conflictos bélicos. En
primer lugar, Charles Tilly precisa que los Estados nacionales europeos son un

2  José María Samper, Los partidos políticos en Colombia (Bogotá: Incunables, 1984) 59. Aní-
bal Galindo, Recuerdos históricos, 1840- 1895 (Bogotá: Imprenta de la Luz, 1900) 95. José
Joaquín Guerra, Estudios históricos (Bogotá: Biblioteca Popular de cultura colombiana, 1952)
Tomo I. 183.

151
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

conjunto de instituciones que se entienden a partir de un largo proceso histórico


de centralización que las guerras internacionales posibilitaron al concentrar
recursos humanos, técnicos e institucionales en modelos de ordenamiento
político, económico y social particulares en territorios y poblaciones específicas
de Europa central: Francia, Alemania, Inglaterra y Holanda. Siguiendo estos
planteamientos, los conflictos bélicos actuaron concentrando facultades en
determinados grupos de personas encargadas de tomar decisiones militares,
la conquista y centralización del poder, el establecimiento de impuestos, la
definición de las leyes y la administración de justicia. Para Tilly estos elementos
son determinantes en la construcción del Estado moderno europeo e implicaron
el dominio y control de un territorio, su población y la obtención de legitimidad
bajo determinadas formas de gobierno.

En este sentido, la guerra se convirtió en un fenómeno social edificador


del Estado moderno y éste en ejecutor de la violencia colectiva con el fin
de establecer un determinado poder sobre un territorio, es decir, instaurar
la soberanía de un grupo social que se encarga de administrar la violencia y
extraer los recursos necesarios para ejercerla. Por ello, la organización de un
aparato militar y su accionar en las guerras internacionales generó las estructuras
básicas del Estado europeo con sus instituciones centrales. Además, este proceso
definió, un orden civil- militar, y una esfera privada-pública que articularon una
burocracia gubernamental3.

La perspectiva belicista de Tilly nos permite considerar la importancia y


significado de la organización de la fuerza pública para los Estados modernos
en Europa central. De manera que a través de la historia se ha visto cómo las
distintas sociedades en cualquier temporalidad y espacialidad, se han encargado
de seleccionar grupos de personas que monopolizan las armas y se encargan de
ejercer la función coercitiva del Estado por la fuerza. Estos cuerpos armados en
sus diferentes versiones y con la infinidad de particularidades producto de las
sociedades que los generan en determinados momentos históricos, han sido y
son los ejes para el sostenimiento del poder. Es decir, los cuerpos armados de
cada sociedad en distintos contextos históricos se han encargado de sostener
diferentes tipos de gobierno4.

Los Estados según Charles Tilly, han sido organizaciones con poder
coercitivo que incluyen variadas formas de gobierno en un territorio de dimensiones
considerables. Dado que los Estados se ordenan a partir de la competencia por

3  La tesis propuesta por el profesor Carlos Alberto Patiño en el caso de la formación del Estado
colombiano, señala que el modelo de construcción estatal europeo orientó las acciones bélicas
hacia el exterior, en el plano internacional. Mientras los Estados creados a partir de la caída de la
monarquía española en Hispanoamérica, según Patiño, cuentan con un bajo número de conflictos
internacionales, diferenciándolos en este aspecto con los Estados de Europa. Al mismo tiempo,
la particularidad esencial de los Estados hispanoamericanos es que sus niveles de violencia in-
terior, representada en las constantes guerras civiles, fueron la clave de su particular evolución,
es decir, mientras los Estados europeos orientaron las acciones bélicas hacia el plano internacio-
nal, los Estados hispanoamericanos encerraron las guerras en sus fronteras. ver: Carlos Alberto
Patiño Villa, Guerra y construcción del Estado en Colombia 1810- 2010 (Bogotá: Universidad
Militar Nueva Granada, Debate, 2010) 33- 34- 57.

4  Charles Tilly, Coerción, capital y los Estados europeos 990- 1990 (Madrid: Alianza Editorial,
1992): 21.

152
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

el control de territorios y poblaciones, aparecen invariablemente articulados


por clases sociales que conforman regímenes políticos de dominación. Según
el mismo autor, los Estados son claro reflejo de la organización de la coerción
y producto de las diversas combinaciones de capital y coerción. La coerción al
igual que el capital se concentra y acumula en distintos grados, definiendo un
ámbito de dominio, representado en una fuerza armada legítima5.

El segundo aspecto que tomamos en consideración implica que la


construcción del Estado europeo, además del monopolio estatal de la violencia
en un territorio determinado se deriva de un aumento en las interacciones sociales
y económicas, lo que supone un desarrollo de las vías de comunicación y de
los sistemas de transporte. Estas interacciones marcan el paso de una economía
natural, local y autosuficiente a una economía monetizada que integra diversos
territorios de manera horizontal y vertical, permitiendo a las distintas esferas
sociales tener una mayor movilidad y una menor rigidez en la formación de las
clases sociales6.

Para Norbert Elias, el monopolio fiscal y de la coerción es producto del


esfuerzo político de unificación territorial de la población a través del despliegue
de símbolos de poder en la construcción cultural del Estado. Es decir, la proyección
de discursos políticos que a partir del lenguaje consolidan instituciones estatales
que se esfuerzan por someter la resistencia de los distintos grupos locales de
poder contra la penetración de instituciones administrativas centralizadas en sus
espacios de poder simbólico y cultural7.

Como resultado de las pugnas entre el centro y la periferia se presentan dos


tipos de dominación: en la primera, el Estado controla su territorio y población
a través de instituciones impersonales de justicia, administración pública y
con el monopolio de la fuerza legítima, denominada dominación directa. El
segundo tipo de dominación (indirecta), se caracteriza porque el Estado ejerce
sus funciones negociando con los poderes locales, ajustando su normatividad y
administración pública a situaciones particulares, al compartir el monopolio de
la fuerza y la justicia con estos poderes8.

Por consiguiente, la existencia de una forma de dominación específica


produce una identificación común, una “comunidad imaginada” que hace
referencia a la formación de colectividades económicas, sociales y culturales
expresadas en símbolos y prácticas sociales, los cuales enfatizan la dimensión

5  Las relaciones entre los Estados europeos a través de la preparación y organización de la coer-
ción para la guerra, hacen de la fuerza pública un agente de poder estatal generado por factores
políticos, económicos y sociales. Rafael Bañón; José Antonio Olmeda (comp), La institución
militar en el Estado contemporáneo (Madrid: Alianza Editorial, 1985) 54-55.

6  Norbert Elias, “Los procesos de formación del Estado y de construcción de la Nación”, His-
toria y sociedad 5 (1998): 115- 116- 117. Norbert Elías, La génesis social del Estado (México:
Fondo de Cultura Económica, 1989) 346

7  Norbert Elias, El proceso de la civilización. Investigaciones socio- genéticas y psicogenéticas


(México: Fondo de Cultura Económica, 1987) 333.

8  Charles Tilly, “Cambio social y revolución en Europa, 1492-1992”, Historia social 15 (1993):
100.

153
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

subjetiva de la identidad con el territorio por la referencia a un pasado común


(real o imaginario), el sentido de patria y la proyección de un futuro compartido.
De esta forma, la construcción discursiva e imaginaria de la Nación genera un
sentimiento de comunidad política9.

Este proceso de integración se materializa con los esfuerzos del soberano


por representar al Estado simbólicamente como una realidad abstracta y
diferente al dominio personal del gobernante. Asimismo, la construcción de
la Nación es parte esencial de la formación del Estado, ligada al desarrollo de
instituciones impersonales que son aceptadas como legítimas por la población.
Según Max Weber, es la idea de Nación la que permite el reconocimiento del
grupo humano como comunidad política en un territorio determinado y bajo un
aparato administrativo estatal10.

Ahora bien, teniendo en cuenta estas ideas generales expuestas sobre la


construcción del Estado en Europa central, abordaremos el fenómeno social de la
guerra como parte de los procesos históricos de cambio político, de formación y
construcción del orden social y económico, la creación de identidades colectivas,
la construcción del Estado y las relaciones de poder en Colombia.

2. La guerra y la guerra civil


La guerra como fenómeno social ha estado presente en la vida del ser
humano con distintas interpretaciones y significados políticos, culturales y
económicos. La guerra se ha desplegado en la historia como creadora y destructora
de distintas formas de organización social, convirtiéndose en un elemento que
produce cambios de todo orden. Para definir este concepto comentamos tres
perspectivas que nos dan luces para el desarrollo del presente artículo.

En primer lugar, Clausewitz estableció que la guerra es un acto de fuerza


para obligar al adversario a obedecer un interés determinado, su objetivo es el
desarme y aniquilamiento tanto en términos materiales como morales del rival,
que finaliza con la ocupación del territorio y la privación al enemigo de fuerzas
y recursos para seguir combatiendo con las armas. La guerra, según este autor,
es también un instrumento político, continuación de la política y su realización
por otros medios. De manera que los conflictos armados no se pueden reducir
a pasiones personales, disfuncionalidades de algunos habitantes de un país o a
excesos caudillistas. Para el autor, la guerra no es un valor final sino instrumental
y es realizada por dos razones: la defensa del orden establecido o para dirimir
disputas dentro del orden social11.

Esta definición entiende la guerra como un conflicto de grandes intereses


económicos, políticos y sociales que se solucionan a través de actos de fuerza

9  Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del


nacionalismo (México: Fondo de Cultura Económica, 1983) 23.

10  Max Weber, Economía y sociedad (México: Fondo de Cultura Económica, 1997) Tomo I.
237.

11  Carl Clausewitz, Arte y ciencia de la guerra (México: Grijalbo, 1978) 33.

154
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

y violencia colectiva aplicados sin límites a los adversarios. Según Clausewitz,


las guerras tienen tres elementos imprescindibles: primero, un gobierno que
representa al Estado con la función de monopolizar la fuerza y emplearla contra
otros Estados; segundo, un ejército organizado que ejecuta legítimamente la
fuerza y, por último, una sociedad que es incorporada al aparato militar a través
de la movilización12.

En segundo lugar, Michel Foucault establece que la guerra se da a través


de relaciones de poder, resultado de relaciones de fuerza concretas que surgen
en momentos históricos determinados. El poder político surgido de la guerra se
encarga de sostener unas formas de dominación que posibilitan la interacción de
la política y la guerra como medios que dinamizan las sociedades y producen
sus cambios más significativos13. Por consiguiente, el derecho actúa como una
estrategia que se encarga de desarrollar y mantener políticas, normas impositivas,
sostener las diferencias, las desigualdades y las exclusiones sociales dentro de
un orden de legitimidad. Para Foucault, después de las guerras, la política se
torna como el instrumento natural por el cual se dan los enfrentamientos para
cambiar las relaciones de poder, de manera que la política es definida como otra
forma de lucha por cambiar las condiciones de la dominación entre las distintas
sociedades y al interior de las mismas entre las diferentes clases sociales14.

En tercer lugar, Peter Waldmann describió la guerra según cuatro


elementos: primero, son conflictos violentos colectivos; segundo, implican a
dos o más fuerzas contendientes de las cuales al menos una tiene que estar al
servicio del gobierno, determinando el carácter político de la guerra y evitar
su reducción a querellas privadas o personales; tercero, en ambos bandos tiene
que haber una mínima organización centralizada de la lucha y los combatientes;
cuarto, las operaciones armadas se llevan a cabo de forma planificada siguiendo
una estrategia global15.

Estas características enunciadas por Waldmann implican la existencia


de un equilibrio de fuerzas que permite la prolongación del conflicto armado
en duración e intensidad, diferenciándolo de disturbios, sublevaciones,
asonadas y motines. Por consiguiente, el autor distingue dos tipos de guerra: las
internacionales y las nacionales, esta última forma se reconoce porque el territorio
del Estado es el escenario bélico y los bandos enfrentados pertenecen al mismo
Estado16. Ahora bien, veremos las particularidades de la guerra civil como parte
de las guerras nacionales y su relación con la construcción del Estado-nación.

12  Ana María Arabia Zúñiga, Nociones de la guerra internacional, del concepto clásico de la
guerra a los conflictos de baja intensidad. Caso de estudio: Guerra contra el terrorismo inter-
nacional en Afganistán (Tesis de Grado. Bogotá: Facultad de Relaciones Exteriores, Universidad
Colegio Mayor Nuestra señora del Rosario, 2009) 7.

13  Michel Foucault, Genealogía del racismo (Madrid: Ediciones de la Piqueta, 1992) 49.

14  Ignacio Abello, “El concepto de la guerra en Foucault”, Revista de Estudios sociales 14
(2003): 71-73.

15  Peter Waldmann, Guerra civil, terrorismo y anomia social. El caso colombiano en un con-
texto globalizado (Bogotá: Editorial Norma, 2007) 30.

16  Waldmann 32- 34.

155
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

Entre las características de las guerras civiles, Emmerich Vattel


estableció, que estas se desatan cuando el soberano incurre en el uso arbitrario
del poder en busca de beneficio privado, instrumentalizando al Estado y
violando las leyes creadas para beneficio público. La conflagración es precedida
por una negociación con el gobernante y el agotamiento de los recursos legales
y políticos para evitar la lucha armada, la cual se desata ante el fracaso de la
acción política y como último recurso frente a la opresión representada en actos
legislativos y administrativos que excluyen políticamente al adversario a través
del uso de la violencia arbitraria por el Estado para respaldar sus acciones17.
Vattel señala que cada guerra civil determina sus fines políticos, los cuales se
ajustan al sentido de justicia y aspiraciones de bienestar o reconocimiento del
conjunto de ciudadanos, más allá del grupo que detenta el poder, en este sentido,
la guerra civil plantea una forma de protección de la propia vida y la defensa de
modos de ordenamiento social18.

En esta perspectiva, la soberanía estatal tiene un carácter restringido al


presentar como universales intereses privados, los cuales se fundan con base
en el monopolio y uso de la violencia colectiva como medio para mantener
determinada forma de ordenamiento social. De manera que el sometimiento a
intereses sociales privados, pasa por el cumplimiento de las obligaciones del
poder estatal para generar bienestar y al mismo tiempo reclamar obediencia, lo
que implica que los distintos sectores de la sociedad estén de acuerdo o no en los
principios de justicia y reconocimiento, según los grados de opresión estatal que
se acepten como legítimos19.

Por consiguiente, la organización de la violencia colectiva para resolver


conflictos entre entidades políticas (Estados o unidades de población) implica
cierto grado de igualdad legal y de fuerzas en la relación entre los grupos, al
tiempo que el conflicto se somete a ciertas reglas de procedimiento. La disputa
armada es preparada y mantenida en medio de declaraciones de legitimidad de un
Estado y su gobierno contra otra organización política relativamente comparable
que le disputa la soberanía o la cuestiona20.

De acuerdo a lo anterior, la lucha por conservar o conquistar el poder de un


Estado incluye distintas formas de violencia (guerra regular, guerra de guerrillas)
enfrentando facciones políticas, clases sociales, etnias y grupos religiosos, los
cuales movilizan gran cantidad de recursos y hombres para concluir una crisis
política marcada por una aguda polarización y hostilidad. En este orden de
ideas, las guerras civiles tienen una situación prebélica caracterizada por un
intenso grado de descontento social, crisis económica y tentativas de secesión,

17  Emmerich Vatell, Derecho de gentes: o, principios de la ley natural, aplicados a la conducta
y negocios de las naciones y de los soberanos (París: Lecointe, 1836) libro I. 46.

18  Vilma Liliana Franco, “La justificación normativa de la guerra civil”, Estudios políticos 30
(2007): 13-17.

19  Vatell 32.

20  Peter Waldmann, “Guerra civil: aproximación a un concepto difícil de formular”, Socieda-
des en guerra civil. Conflictos violentos de Europa y América Latina, Comp. Peter Waldmann y
Fernando Reinares (Barcelona: Paidós, 1999) 13- 28.

156
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

acompañadas de una incapacidad del gobierno para remediar el conflicto.


Acontecimientos específicos como conspiraciones o insurrecciones precipitan
la crisis que deriva en el conflicto armado, el cual es posible cuando el grupo
rebelde consigue reunir recursos equiparables a los del gobierno y es capaz de
disputar la hegemonía y legitimidad al Estado. La guerra divide a la sociedad
en antagonismos que atraviesan la familia, las redes de amistad y las minorías
étnicas21.

Por lo tanto, comprendemos que la guerra civil es organizada por


grupos sociales con capacidad de movilización y participación, haciendo que el
conflicto adquiriera una impronta religiosa, política, ideológica, cultural y étnica,
dándose una fractura de la identidad nacional, la pérdida de legitimidad del
sistema político y el derrumbe parcial del Estado, lo cual no implica un cambio
radical en las estructuras sociales o procesos revolucionarios. Es decir, la guerra
civil como lucha armada entre segmentos de una misma población persigue el
aniquilamiento o sumisión del adversario y la derrota del régimen imperante o la
disolución de un Estado22.

El derrumbamiento del Estado central implica la creación de un contra-


Estado que cristaliza en el mismo territorio con su propia burocracia y aparato
militar, en otras palabras, dos o más gobiernos contienden por la soberanía de
determinado espacio y sus habitantes, los cuales se organizan como milicias,
guerrillas o ejércitos regulares y preparan la situación bélica con disturbios
basados en un discurso ideológico que justifica la violencia23. De esta forma, la
guerra civil está determinada por la supervivencia física de los contrincantes y
su identidad colectiva, de manera que la eliminación física del adversario y el
dominio sobre sus bienes y recursos, involucra innumerables formas de violencia
como las expropiaciones, extorsiones, reclutamientos forzosos, ejecuciones
sumarias, asedio de ciudades, arrasa con alimentos y viviendas dejando a la
población en la miseria24.

Por último, la guerra civil no se reduce a las acciones militares, se


constituye también en un modo de hacer política. Como fenómeno social
comprende un combate político por el orden justo, la definición del ciudadano,
de la soberanía, la definición moral y cultural del cuerpo político sobre el que
debía descansar la legitimidad buscada, además del monopolio de la violencia, el
control administrativo y fiscal. Los acuerdos, indultos, amnistías y exponsiones,
significan la aceptación pública de los vencidos, el sometimiento al orden
político del vencedor y la aprobación sobre su derecho a gobernar, recibiendo
como contrapartida algunos beneficios judiciales para restaurar el orden y la

21  Eduardo González Calleja, “Reflexiones sobre el concepto de guerra civil”, Gladius 20
(2000): 302- 305.

22  Charles Tilly, From mobilization to revolution (New York: Random House, McGraw-Hill
publishing co, Addison Wesley publishing co, 1978) 198.

23  Stathis Kalyvas, “El carácter cambiante de las guerras civiles 1800-2009”, Colombia inter-
nacional 70 (2009): 193- 197.

24  Waldmann, “Guerra civil…” 37-38-40.

157
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

convivencia social25.

Teniendo en cuenta estos elementos planteados, abordaremos algunas


características de las guerras civiles para el caso colombiano durante el siglo
XIX, las cuales tuvieron un referente nacional estatal y se ligaron con conflictos
y tensiones de horizonte provincial que marcaron diferencias sustanciales en las
regiones. En este contexto de diferenciación regional y fragmentación política
podemos ver las motivaciones, sentido y significados de la violencia colectiva en
la construcción del Estado actual colombiano.

3. La construcción del estado nación colombiano a través de las guerras


civiles del siglo XIX
A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, el proceso
independentista en el Virreinato de la Nueva Granada, implicó la construcción
de un orden político alterno al Estado colonial español. Los nuevos proyectos
estatales que cristalizaron en los discursos partidistas liberal y conservador en
1848 y 1849, en general, planteaban la pretensión de desarrollar un gobierno
que integrara a los diferentes grupos sociales en la vida pública, para ello,
promovieron la participación política popular y la construcción de una identidad
nacional que permitiera la representación de los diversos grupos sociales en un
sistema político alterno al colonial español26.

Estos proyectos políticos partidistas reflejaron el interés de ciertos grupos


económicos en la construcción de las identidades nacionales en sus discursos
sobre la Nación. Con la definición de comunidades políticas nacionales, los
partidos esperaban construir una legitimidad de la autoridad y del poder, basada
en el reconocimiento de nuevas políticas de repartición de bienes y recursos
al interior de la sociedad republicana. Para lograr este propósito, las facciones
radicales en 1863, mediadas por las doctrinas liberales de la revolución francesa
y del libre cambio, establecieron una nueva correlación de fuerzas entre el centro
político y las regiones a través del proyecto federalista. Según los radicales, el
proyecto estatal federalista permitiría la transformación de la sociedad colonial
y sus instituciones estatales a un Estado moderno. La construcción discursiva
de las identidades nacionales respondió entonces a intereses de grupos sociales
específicos, los cuales recurrieron a la violencia para justificar sus políticas
públicas y dirimir los conflictos al interior de las comunidades políticas27.

La descentralización del poder político, fiscal y militar entre diversos


poderes locales, produjo en 1863 rivalidades al interior de las antiguas provincias
de Mompós Cartagena y Sabanilla reunidas como Estado Soberano. Los
conflictos que se extendieron hasta 1886, giraron alrededor de las relaciones entre

25  María Teresa Uribe, “Las guerras civiles y la negociación política: Colombia, primera mitad
del siglo XIX”, Revista de estudios sociales 16 (2003): 29-41.

26  Hans Joachim Konig, En el camino hacia la nación: nacionalismo en el proceso de forma-
ción del estado y la nación de la Nueva Granada, 1750-1856 (Bogotá: Banco de la república,
1994) 28-29.

27  José María Samper 74.

158
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

la burocracia central en Bogotá y las burocracias locales de provincia. Las redes


de relaciones, alianzas y conflictos entre élites locales, provinciales y nacionales
en los Estados Unidos de Colombia, cobraron importancia en la definición de
proyectos de unificación nacional. En Bolívar, la articulación política se dio
a través de la identificación de comerciantes y ganaderos regionales con los
partidos liberal y conservador en su competencia por el poder administrativo
local y la búsqueda de representación nacional, lo que implicó la creación de
alianzas y disputas con grupos de otras provincias.

Por tanto, las élites provinciales concibieron sus intereses más allá de
sus posiciones en las localidades, estos espacios ordenados en redes de pueblos
rurales, ciudades y puertos marítimos y fluviales, funcionaron como ámbitos de
poder de familias y grupos económicos con cierto grado de integración comercial,
identificación política y delimitación administrativa. Al mismo tiempo, el
Estado de Bolívar se dividió en contrapuestos intereses locales que derivaron en
distintos proyectos de unidad nacional y generaron las contiendas militares que
articularon al Estado a través de la integración entre las diferentes localidades
con intereses extranjeros alrededor de ciclos comerciales agroexportadores28.

Según estas ideas, los proyectos políticos nacionales representaron unas


conflictivas relaciones entre las élites regionales y la burocracia nacional, al
igual que expresaron diversas concepciones sobre la sociedad, el Estado y la
economía, construyendo partidos políticos y facciones que atravesaban a los
Estados Unidos de Colombia para 186329. En particular, los partidos liberal
radical y conservador, generaron identidades políticas que compitieron por
controlar al Estado y la sociedad a partir de relaciones clientelistas, prácticas
de gobierno corruptas, el fraude electoral y la apelación a la violencia colectiva
como sus herramientas principales. Bajo estas condiciones hacendados,
comerciantes, ganaderos, militares, políticos y la iglesia católica, promovían
guerras civiles a través de discursos partidistas, los cuales apelaban a las
identidades locales y al llamado de la comunidad política para la movilización
de bogas, aparceros, artesanos, zapateros, pescadores, talabarteros, carpinteros,
campesinos y pequeños propietarios entre otros, que también participaron en
las diferentes disputas armadas por la representación en el poder estatal de los
sectores subalternos30.

La violencia colectiva generada por las guerras civiles suscitaron


en los ciudadanos adscripciones clientelistas a los jefes de partido, caudillos
o gamonales, quienes excitando el sentido de pertenencia a las comunidades
políticas construyeron identidades más allá de la familia y la región. De esta
forma, los individuos se relacionaron con el gobierno central a través de la

28  Fernando López Alves, La formación del Estado y la democracia en América Latina (1830-
1910) (Bogotá: Editorial Norma, 2003) 147. Edward Gibson, “Autoritarismo subnacional: estra-
tegias territoriales de control político en regímenes democráticos”, Revista de Ciencias Sociales
IDES 47.186 (2007): 163.

29  Fernán González, “Guerras civiles y construcción del Estado en el siglo XIX colombiano.
Una propuesta de interpretación sobre su sentido político”, Boletín de historia y antigüedades
832 (2006): 80.

30  Orlando Fals Borda, Historia doble de la Costa atlántica: el presidente Nieto (Bogotá: Car-
los Valencia Editores, 1981) 33B.

159
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

mediación de los partidos y facciones, los cuales como coaliciones de élites


regionales procuraron a sus territorios y poblaciones cierto reconocimiento
socio-político y algún sentimiento de pertenencia a la Nación con un acceso
limitado a los servicios del Estado. Las luchas políticas fortalecieron estas
adscripciones partidistas a través de odios heredados y solidaridades producidas
por la participación común con su partido o facción en la violencia colectiva31.

La red de afiliaciones partidistas hizo posible que la escala de las luchas


locales trascendiera a conflictos armados nacionales. Así, los partidos y facciones
llevaron demandas de un grupo local a nivel nacional, por medio de conexiones
entre las burocracias e intelectuales de Barranquilla, Cartagena, Mompós y
Bogotá; y paralelamente ayudaron a elaborar las plataformas políticas que
reforzaban estos lazos de clientela. No obstante, los conflictos entre el centro
y las regiones condujeron a un equilibrio inestable entre las provincias que
desembocó continuamente en guerras civiles32.

De esta manera, la pertenencia al partido se expresó de forma simbólica


y ritual, concretándose con el apoyo político a través del voto, la repartición de
los cargos en la administración pública local y sobre todo, con la participación
armada en las guerras civiles. Estas prácticas generaron una relación recíproca
entre los ciudadanos para obtener beneficios personales y políticos33. En
consecuencia, los grupos sociales que participaban activamente en los conflictos
armados se identificaron en diferentes grados con ciertos jefes facciosos como
Juan José Nieto (liberal draconiano), Antonio González Carazo (liberal radical),
Juan Antonio Gutiérrez de Piñeres (conservador), símbolos de adhesión a una
doctrina o conducta política y de pertenencia a una agrupación política.

Por consiguiente, en los espacios rurales, las ciudades, los puertos


marítimos y fluviales, se discutieron los proyectos de orden político, económico
y social, a través de las sociabilidades masónicas, católicas, los cafés o clubes
literarios y políticos, las cofradías, la prensa local, las sociedades democráticas,
la escuela, universidad, la milicia y la iglesia. Estos espacios de sociabilidad
política junto con prácticas culturales locales, permitieron a los partidos y
facciones formar ideas discursivas de sí mismos y del otro, es decir, distintas
identidades que concebían proyectos de unidad nacional, fundados en retóricas
y discursos occidentalizados, basados en la adopción del modelo de desarrollo
librecambista y de la “modernidad y civilización” europea adaptándolo a la
realidad económica, política y social colombiana de 186334.

31  González, “Para leer política…” 29-37-38. Frank Safford, Aspectos del siglo XIX en Colom-
bia (Medellín: Ediciones Hombre Nuevo, 1977) 198-199.

32  Alfonso Múnera, El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano
(1717- 1810) (Bogotá: Banco de la república, Ancora editores, 1998). Marco Palacios, “La frag-
mentación regional de las clases dominantes en Colombia: una perspectiva histórica”, La clase
más ruidosa y otros ensayos, Marco Palacios (Bogotá: Norma, 2002) 47- 48.

33  Claudio Arturo Laguado Duca, La formación del Estado y la nación en Colombia (Bogotá:
Ediciones Rosaristas, 2001) 33.

34  La literatura política y filosófica francesa fue fundamental en el aporte teórico y conceptual
para la definición de proyectos de integración nacional y construcción del Estado a mediados del
siglo XIX por parte de los partidos liberal y conservador en Colombia, ver en: Frédéric Martínez,

160
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

En síntesis, las guerras civiles del siglo XIX expresaron fuertes


problemáticas locales de tipo social, cultural y económico, las cuales no
eran resueltas y continuaban manifestándose en nuevos brotes de violencia.
Igualmente, los resultados de las guerras civiles evidenciaron el establecimiento
de redes regionales de poder, que junto con la construcción de imaginarios
políticos como integradores de la identidad local, articularon a los grupos sociales
elitistas y a los sectores subalternos a través de los partidos y facciones. En
consecuencia, los procesos políticos los percibimos como una serie de conflictos
en la construcción de un orden social, jurídico e institucional, donde las guerras
civiles y los regímenes políticos resultantes, muestran las articulaciones entre los
diversos grupos sociales locales por establecer unas relaciones de poder entre las
diferentes regiones35.

Es así como el control del Estado de Bolívar en 1863 implicó un complejo


juego de alianzas y conflictos entre familias que vigilaban y consolidaban sus
intereses a partir de la concentración del poder político, económico y militar.
Efectivamente, el orden público, la administración de justicia, el recaudo de
impuestos, la construcción de obras públicas, el pago de la burocracia y de
la fuerza pública estatal, fueron monopolizados por grupos de ganaderos y
comerciantes, las cuales manejaron los asuntos públicos como su patrimonio
familiar y ejercieron su poder privado dentro del poder público actuando como
gobierno. Por consiguiente, el control político del Estado de Bolívar por parte
de las élites locales, incluyó la formación previa de facciones que expresaron
conflictos a nivel local, los líderes de estas facciones (gamonales o caciques)
articularon a las localidades con dirigentes extra-regionales: los caudillos.
Estos concretaron las tendencias políticas generales del país e integraron a las
localidades en el ámbito nacional36.

4. Las efectos de la guerra civil de 1859- 1862 en el estado de Bolívar


Durante los meses de julio a diciembre de 1859, la población de Bolívar
vivió un periodo de guerras locales que destruyó parcialmente las ciudades de
Mompós, Cartagena, Corozal, Barranquilla, y en el Magdalena afectó a Santa
Marta, Valledupar y Riohacha. La violencia desatada por los liberales cartageneros
liderados por Juan José Nieto, estuvo respaldada militarmente por los ganaderos
de las sabanas de Córdoba, los comerciantes de aguardiente de Sincelejo, los

El nacionalismo cosmopolita. La referencia europea en la construcción nacional en Colombia,


1845-1900 (Bogotá: Banco de la República, 2001) 146-163. Cristina Rojas, Civilización y vio-
lencia. La búsqueda de la identidad en la Colombia del siglo XIX (Bogotá: Norma, 2001) 280.

35  Eduardo Posada Carbó, ¿Guerra civil? El lenguaje del conflicto en Colombia (Bogotá: Al-
faomega, 2001) 22. Fernán González, Partidos, guerras e iglesia en la construcción del Esta-
do-Nación en Colombia 1830-1900 (Medellín: La Carreta Editores, 2006) 22.

36  Jorge Orlando Melo, “Caciques y gamonales. Perfil político”, Revista Credencial 104
(1998). Malcolm Deas, “Algunas notas sobre la historia del caciquismo en Colombia”, Del po-
der y la gramática y otros ensayos sobre historia, política y literatura colombianas, ed. Jorge
Orlando Melo (Bogotá: Taurus, 2006) 212-214-215. Mariano Ospina Rodríguez, “Los partidos
políticos en la Nueva Granada”, Antología del pensamiento político colombiano, ed. Jaime Ja-
ramillo Uribe (Bogotá: Banco de la República, 1970) vol. 1. 147-148. Miguel Samper, “Vicios
de la política colombiana”, Antología del pensamiento político colombiano, ed. Jaime Jaramillo
Uribe (Bogotá: Banco de la República, 1970) vol. 1, 293.

161
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

productores y exportadores de tabaco del Carmen y Chinú, quienes organizaron


y financiaron cuerpos armados para la destitución del gobernador conservador
de Cartagena Juan Antonio Calvo.

Los conservadores bolivarenses, dirigidos por Antonio Calvo, se


opusieron a la implementación de las reformas liberales, para lograrlo, intentaron
monopolizar los cargos públicos y la administración de las aduanas portuarias
con la pretensión de relegar las reformas electorales, judiciales, militares, fiscales
y educativas propuestas por el liberalismo radical en Bolívar. Apartados de la
administración local, los ganaderos y comerciantes dirigidos por Nieto, quienes
propugnaban la separación de la iglesia y del Estado, y el desarrollo del libre
cambio, derrocaron por las armas a Calvo e iniciaron un nuevo periodo de luchas
armadas a nivel nacional, que se extendió de 1860 a 1862 con las campañas
militares en Santander, Antioquia y Magdalena.

En el desarrollo de la guerra civil nacional, los Estados del Cauca,


Bolívar, Magdalena y Santander firmaron el Pacto de Unión, que reconoció la
soberanía, independencia y libertad de los Estados en todos los asuntos cuyas
funciones no delegaran expresa, especial y claramente al gobierno central. Con
este fin, el Pacto facultó al poder ejecutivo seccional para suspender la ejecución
de leyes generales reclamadas como violatorias a los derechos individuales y
a la soberanía de los Estados37. De esta manera, el resultado de la guerra civil
garantizó a los vencedores, el partido liberal radical, establecer un nuevo orden
político, económico y militar, bajo una forma de gobierno federal que fortaleció
el poder de las regiones sobre el poder central bajo un modelo de Estado liberal.

Declarada la soberanía de los Estados que conformaban el Pacto de Unión,


los diputados de las asambleas legislativas estatales establecieron reformas a
las leyes nacionales expedidas por el congreso en el año de 1859 acusadas de
inconstitucionales y usadas como el motivo principal por el partido liberal para
iniciar la guerra civil. Las reformas quedaron consignadas en: el artículo 20 del
Pacto de Unión que estableció, corresponde a los Estados determinar la manera
de hacer el nombramiento de los representantes y senadores al congreso de la
Unión; el artículo 22 determinó el derecho de nombrar los electores que han
de elegir al presidente de los Estados Unidos, y por el artículo 25 otorgó la
facultad de proponer en terna a los magistrados que han de componer la suprema
corte de justicia, de tal manera que las elecciones para el nombramiento de los
altos puestos de los tres poderes públicos nacionales quedaron en manos de los
Estados. Otra reforma importante fue establecida en el artículo 32 del Pacto
que prevenía al gobierno general no tener la facultad para nombrar empleados
nacionales residentes con jurisdicción o autoridad permanente en los Estados.
Finalmente, la fuerza pública fue organizada en los artículos 27 y 28 del Pacto
estableciendo que la milicia nacional debía ser organizada por los Estados
exclusivamente38.

37  Juan José Nieto, “Mensaje del ciudadano encargado del poder ejecutivo a la asamblea legis-
lativa”, Gaceta oficial del Estado de Bolívar (Cartagena) 1861 no. 187: 2- 4.

38  “Pacto de unión de los Estados soberanos, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magda-
lena, Santander y Tolima ejecutado y firmado hoy en esta capital”, Gaceta Oficial del Estado de
Bolívar (Cartagena) 1861. no. 180: 1-2.

162
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

De este modo, el resultado de la guerra civil produjo la reconfiguración del


poder regional y la consolidación de nuevos actores políticos en Bolívar. Además
de Nieto, otros representantes locales liberales que tuvieron trascendencia para
lograr tomarse el poder regional fueron: Juan Antonio de la Espriella, los hermanos
González Carazo (Antonio, Manuel y Francisco) y José Araujo de Cartagena;
el general Manuel Pereira Plata, Manuel Mendoza y Antonio Castillo, quienes
controlaban militarmente la provincia de Chinú; general Manuel Martínez quien
dominaba la provincia de Lorica; el general Manuel Cabeza líder político y
militar en la provincia del Carmen; Juan Rives controlaba Mompós; Ramón y
Andrés Santodomingo Vila quienes suministraron los fondos económicos que la
guerra civil demandaba tenían una fuerte influencia en Barraquilla. De manera
que desde 1863 hasta 1886, el poder político y económico en Bolívar estaría
asociado a los nombres de estas y otras pocas familias liberales vinculadas a la
ganadería y el comercio de exportación e importación39.

Sin embargo, la llegada al poder de las nuevas familias liberales


fraccionaron políticamente al Estado de Bolívar en torno a dos facciones: los
nietistas, representantes de los intereses económicos cartageneros, facción
formada por familias ligadas al comercio extranjero y liderada por Juan José
Nieto y Juan Antonio de la Espriella; y los carazistas, facción representante
de familias notables de ciudades como Barranquilla, Sabanalarga, Mompós
y Chinú, ligados a actividades económicas como el cultivo de tabaco para la
exportación, ganaderos y comerciantes que se disputaban la hegemonía política
con Cartagena. Estas facciones liberales costeñas se consolidaron en la asamblea
constituyente de Rionegro Antioquia, los carazistas, atraídos por Mosquera
fueron representados por los hermanos Carazo y los hermanos Santodomingo
Vila, respaldados militarmente por los generales Cabeza, Mendoza Llanos,
Pereira Plata y Manuel Martínez.

La facción barranquillera se opuso al gobierno de Nieto, argumentando


luchar contra las pretensiones del caudillo de centralizar el poder del Estado en
Cartagena y favorecerlo con la inversión de las rentas del tesoro estatal para el
fomento de obras públicas, como la reparación del Canal del Dique, que permitía
un mayor comercio exterior pero entraba en disputa con los intereses comerciales
de las familias notables de Barranquilla, Chinú, Mompós y el Carmen que
esperaban el mejoramiento de sus rutas comerciales y vías de comunicación40.

Para fortalecer y ganar el apoyo de la facción Carazista, Mosquera nombró


a Antonio González Carazo como segundo general en jefe del cuarto ejército
del Estado de Bolívar y fue lanzado a la presidencia del Estado para competir
contra Nieto en las primeras elecciones constitucionales por el poder ejecutivo
seccional. Los jefes políticos y militares de la facción Carazista concentraron
su oposición contra Nieto en El Carmen, centro tabacalero del Estado. Por otra

39  Roicer Alberto Flórez Bolívar, El uso privado de la autoridad pública en el Estado de Bo-
lívar 1857-1886 (Tunja: Universidad Pedagógica y tecnológica de Colombia, 2006. Tesis maes-
tría) 121- 122.

40  Eduardo Lemaitre, El general Nieto y su época (Bogotá: Carlos Valencia Editores, 1983) 69.

163
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

parte, la administración de Nieto se preparó para la contienda ante la amenaza


de sublevación de sus antiguos aliados en la pasada guerra civil en contra de los
conservadores41.

El inicio de las luchas internas entre las facciones locales en 1862


produjo, según Juan de la Espriella, una situación regional paupérrima del
tesoro, la carencia de obras públicas, vías de comunicación, analfabetismo e
inconvenientes para gobernar las localidades, estos fueron problemas comunes:
“En algunas localidades debido a la falta de rentas, ha sido imposible construir
edificios adecuados para la administración y escuelas… en las localidades de
pocos recursos no ha adelantado nada en población e ilustración… en el distrito
de San Bernardo no hay personas aptas a quienes encargar la administración
pública.”42

La amenaza de una nueva contienda local partidista, ahora entre liberales,


se sumaba a las consecuencias de la pasada guerra civil, lo que configuró un
panorama de tensión política local donde los más afectados por las disputas
militares fueron los campesinos, pescadores, peones, indígenas y antiguos
esclavos, quienes corrieron con el peso de la lucha armada como soldados,
soportando duras marchas, enfermedades y todo tipo de necesidades. Así lo
describió Miguel Samper generalizando sobre los cuerpos armados organizados
en las localidades:

… cada batallón tiene a su cabeza dos o tres generales, un piquete le corresponde a un


coronel, y aun sobran generales y coroneles…el tren de hospitales y ambulancias es tan
diminuto como exagerado el número de los jefes: un médico y un botiquín para todo
el ejército. Con semejante tren se han de atravesar ríos caudalosos, páramos, ciénagas,
climas ardientes, y todo es por caminos fragosos, muchos de ellos despoblados y
sin recursos de ningún género. La fatiga, el hambre, el paso de unos climas a otros,
el desabrigo, todo conspira a diezmar las tropas antes de que la peste estalle y los
combates completan la obra de destrucción. Así los ejércitos andan en la continua tarea
de remplazar bajas, y su paso es una verdadera cacería de hombres, caballos, ganados,
gallinas y cuanto quede al alcance de su voracidad insaciable.43

Este mismo panorama fue descrito por Fals Borda para mostrar la dureza
de la movilización social para la guerra en Bolívar:

¡Si pudieran ver el aspecto desastroso de ese ejército! Las armas no alcanzaban para
todos y lo que más había eran chopos, escopetas de fisto, machetes y una que otra
lanza. Claro que a última hora se podía acudir a las macanas y a los palos y guaduas
de las cercas y hasta las “mepas” o vástagos de plátano, que pegan duro. Tampoco
había suficiente pertrecho ni guarnieles. Casi todos llevaban sombreros de paja con una
leyenda que decía: “defensores del gobierno legítimo”. Descalzos en su mayoría o con

41  Fals Borda 70B- 71B.

42  Juan Antonio de la Espriella, “Informe del primer designado del poder ejecutivo del Estado
de Bolívar, a la asamblea legislativa en sus sesiones ordinarias de 1862”, Gaceta oficial del Es-
tado soberano de Bolívar (Cartagena) 1862 no 239: 2.

43  Miguel Samper, La miseria en Bogotá y otros escritos (Bogotá: Banco de la República,
1969) 50.

164
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

cotizas y vestidos con camiseta de drill y calzón blanco; solo el general, a caballo,
llevaba una blusa con bordes dorados, botas altas de campaña, banda carmesí al cinto,
pistolas y espada.44

Así, la consecuencia más onerosa en Bolívar debido a sus disputas


facciosas internas fue ocasionada por la organización de las milicias partidistas
que involucró, para su funcionamiento, del respaldo económico de los notables
locales, quienes se encargaban de correr con los gastos de la guerra y aliviar las
necesidades de las tropas en servicio. De este modo, los empréstitos forzosos y
las expropiaciones fueron el mecanismo común de financiamiento de las milicias
locales, arruinando familias enteras y generando una parálisis en la industria,
comercio y agricultura regional, ruina que se veía representada en el tesoro del
Estado y la pobreza de sus rentas45. Así lo retrató Miguel Samper:

… los rebeldes entre tanto han ido formando sus guerrillas después de llenar la
formalidad del acta de pronunciamiento para nombrar el gobernador o jefe civil y militar
provisional… las caballerizas y dehesas han amanecido vacías: este es el primer anuncio
de que los defensores de la propiedad han partido y se dirigen al punto de reunión.
Desgraciado el primer pueblo que escojan para proclamar los principios, porque los
labriegos son arrastrados a la fuerza, los propietarios puestos a rescate, las rentas y
edificios públicos saqueados; las cárceles vomitan sus bandidos y los pillos del lugar
pasan a engrosar las filas. La paz del hogar desaparece, los vínculos de la familia se
relajan o rompen, porque la discordia penetra por donde quiera hasta dividir los esposos
y hacer de la república un pueblo de atridas. Las relaciones sociales se saturan de cólera,
y el sarcasmo, la ironía, el espionaje y la delación suceden a la franqueza y cortesía
de nuestro carácter… las partidas enemigas se cruzan por dondequiera, deteniéndose
en los poblados el tiempo necesario para recoger ganados y las bestias, deponer las
autoridades, establecer otras, vejar a los neutrales, ultrajar y despojar a los del bando
contrario… el gamonal A, es por la mañana alcalde y sirve de guía a los sabuesos para
encontrar en sus escondites a sus enemigos personales, que les califica de enemigos de
la causa, por la tarde llega el turno al compadre B, que es del otro partido y que no se
queda atrás en punto a represalias.46

Samper concluye que la riqueza destruida durante las contiendas


partidistas a nivel local y nacional es menos que la que se deja de producir por
causa de la inseguridad en los pueblos y caminos. Para calcular las consecuencias
de la guerra civil sobre la riqueza Samper señaló:

… tomaremos por punto de partida las sumas que el gobierno nacional ha reconocido
por suministros en la última guerra (1859-1862). Según el informe del secretario del
tesoro y crédito nacional al presente congreso, la deuda flotante reconocida desde 1862
y la que se calcula tener que reconocer según el monto aproximado de las reclamaciones
pendientes, ascenderá a la suma de 12.702.505 pesos. Agréguense las deudas contraídas
y pagadas en otras formas, y quizá no haya exageración en elevar la cifra a 15.000.000.
Téngase ahora presente la enorme suma que sería reconocida si todas las expropiaciones
hechas por el partido vencido se declarasen deuda nacional; toda la riqueza que se
destruye inútilmente y que no puede figurar como suministro; lo que los merodeadores
de ambos bandos se apropian o consumen. Y sin embargo la riqueza que destruye la

44  Fals Borda 44A.

45  Luis Miguel Pardo Bueno, La Institución Militar del Estado Soberano de Bolívar 1857-
1886. (Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander, 2009, monografia pregrado) 97- 101.

46  Miguel Samper 49- 51.

165
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

guerra es infinitamente menor que la que deja de crearse durante ella y mientras impera
la inseguridad.47

Por otra parte, José María Samper describió las consecuencias de la


guerra civil de la siguiente manera:

…los males físicos causados por la guerra civil eran inmensos. El país quedaba en
ruina, el tesoro nacional cargado de deudas, sin crédito y obligado a cubrir luego todos
los libramientos de las expropiaciones efectuadas por los beligerantes, así como todos
los compromisos que emanaban de la necesidad de dar recompensas a los sacrificados y
a los victoriosos. La industria nacional había sido casi destruida, y el partido liberal, con
todas las ventajas del triunfo, iba sin embargo a tener que hacer frente a las dificultades
de un gobierno nacido de la fuerza de las armas y establecido sobre las ruinas y miserias
de todo linaje48.

En el artículo “La guerra, pierde la república”, escrito por Mariano Ospina


Rodríguez para persuadir a los partidos de las funestas consecuencias de una
guerra civil, puntualizó hipotéticamente los gastos generados por una guerra
nacional y sus efectos en la economía del país.

La primera operación para la guerra es la conscripción de 20 mil hombres. El rumor


solo de la guerra y la sospecha de esa conscripción han empezado a producir ya efecto;
los labradores y artesanos que temen ser conscriptos abandonan su trabajo y buscan
un asilo en donde ocultarse. Cuando las fuertes levas empiecen esta fuga general
será inmensa; por un hombre que se trae al cuartel son cuatro por lo menos los que
abandonan el trabajo. Suponiendo que la conscripción no dure sino 6 meses para reunir
y disciplinar 20 mil hombres, pues aunque en un día se reunieran todos, al día siguiente
sería necesario empezar de nuevo levas para llenar las bajas…la pérdida económica no
es solo el valor del trabajo que cesa, sino que la cesación de ese trabajo produce en las
minas, en la agricultura y en los demás ramos de la industria un trastorno que afecta
gravemente las empresas, disminuyendo, y en muchos casos destruyendo enteramente el
producto del capital o de la industria del empresario. Los gastos de un ejército de 20 mil
hombres en seis meses de funcionamiento, mantenimiento y organización equivaldrían
a: primero, por sueldos, armamento, vestuario, etc. Cuyo gasto sale por el tesoro público
2.453.195; segundo, por el valor del trabajo cesante de los obreros: 4.685.000; tercero,
por perjuicios a la renta de los capitales y de los empresarios industriales: 1.176.750;
suma de la pérdida hecha por la república en los seis meses de apresto: 8.314.945;
además, suponiendo que el jornal de un peón es de 2 y medio reales al día por 300 días
de trabajo tendremos que los jornales de 100 mil peones que dejan de trabajar en la
república en 6 meses de apresto son de 4.685.000; como resultado, sumando el costo de
movilizar el ejército por el territorio nacional, la guerra le habrá costado a la república
18.684.682 pesos.49

Tan solo en Bolívar, se movilizaron alrededor de 10.000 hombres en armas entre


1859-1868, lo que produjo un gasto público en la milicia del Estado que ascendió
del 11% al 44% del total del gasto estatal en este corto periodo50. Los altos

47  Miguel Samper 58.

48  José María Samper, Los partidos políticos (Bogotá: Incunables, 1984) 69.

49  Mariano Ospina, La guerra, pierde la república. Discursos pronunciados en las sesiones del
7 y 9 de marzo de 1851, dedicadas a la gran mayoría liberal del cuerpo legislativo. (Bogotá:
Imprenta del Neogranadino 185) 14- 15.

50  Pardo Bueno 101.

166
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

costos de organización y funcionamiento de los cuerpos armados en las regiones


y su impacto en la economía nacional fueron descritos por Sergio Arboleda
mostrándonos los principales problemas en la movilización de las tropas:

…desertó el capitán Ramírez con la guardia de la madrina, llevándose algunas bestias:


otro tanto hizo el capitán Vidal con la guardia volante, y con los caballos que montaban:
ambos oficiales eran reincidentes. Desertóse también mucha parte de la caballería; en
fin, sucedió lo que sucede siempre con nuestras milicias, que aunque se llaman guardia
nacional, no sirven sino en su distrito y a lo más en su provincia. Con esa institución
nunca se acaba de formar el ejército, porque es necesario rehacerlo en cada provincia
a que se llega, ni se puede disciplinar ni organizar porque ninguna sirve el tiempo
necesario para aprender, ni se puede someter al rigor de la ordenanza; no hay capital
que baste para vestirlo, armarlo y equiparlo, pues sería preciso vestir, armar y equipar
a todos los hombres de la República, tantas veces cuantas fuere preciso llamarlos al
servicio: en fin, de todos los inventos democráticos es éste el más dispendioso para
el tesoro y para la riqueza pública, el más desmoralizador, el más irracional, el más
estúpido.51

La decadencia de la economía regional y nacional estuvo acompañada del


miedo y la miseria de la vida cotidiana en la posguerra, Felipe Pérez describió el
panorama de la siguiente manera:

…en las ciudades sus calles, casi desiertas, eran la verdadera imagen del espanto. Las
salas de recibo de las familias estaban cerradas; los bailes, los paseos, las recreaciones
se habían suspendido, y el hambre, el luto y la desesperación, como otras tantas plagas
de Egipto, paseaban su carro de terror por sus senos desiertos…las alamedas públicas
estaban descuidadas y no las frecuentaban sino los cuerpos de ejército en sus paradas o
en sus marchas continuas. Las plazas estaban sombrías, y los talleres y los almacenes
cerrados. Los estudiantes habían sido expulsados de los colegios, y en cambio ocupaban
los edificios los soldados de la tiranía. Se había atacado las imprentas, y los escritores
públicos andaban prófugos o refugiados en las legaciones. En las cárceles no cabían ya
los presos, y había habido que echar mano para encerrarlos de los edificios del culto o
de la enseñanza…las transacciones mercantiles estaban paralizadas. Cada día se echaba
una nueva contribución; nadie encontraba trabajo; los víveres doblaban el precio;
las crías y las labores de los campos estaban abandonadas; los opositores al gobierno
estaban escondidos… se violaban los hogares con requisas continuas. La guerra civil
le costó al país la intranquilidad de tres millones de almas, el gasto de cien millones de
pesos y el derramamiento de la sangre de 20 mil ciudadanos52.

Así, la vida urbana y rural estaba siempre amenazada por la tragedia de


la guerra civil. Los saqueos, robos, violaciones, venganzas, reclutamientos y
atropellos de toda clase por parte de los vencedores, perturbaron a las ciudades
cabeceras de provincia y llegaron hasta los distritos más alejados de las capitales
estatales53. De esta manera lo relataba Alberto Mathieu, quien solicitó al presidente
del Estado de Bolívar en Cartagena prorrogar los trabajos para terminar el camino
que comunicaría a María la Baja y el Carmen, debido a “el reclutamiento militar
en todos aquellos pueblos de las sabanas y los acontecimientos políticos que

51  Sergio Arboleda, Diario de operaciones del ejército del sur de la Confederación granadina
(Bogotá: Banco de la República, 1994) 122.

52  Felipe Pérez, Anales de la revolución escritos según sus propios documentos (Bogotá: Im-
prenta del Estado de Cundinamarca, 1862) 526.

53  Carlos Eduardo Jaramillo Castillo, “Guerras civiles y vida cotidiana”, Historia de la vida
cotidiana en Colombia, ed. Beatriz Castro Carvajal (Bogotá: Norma, 1996) 292- 298- 305.

167
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

muestran la dificultad para conseguir trabajadores aun a precios exagerados para


atraerlos”54.

Sin embargo, a pesar de las nefastas consecuencias económicas, políticas


y sociales de la guerra civil, el liberalismo costeño naufragó en otra contienda
partidista que se prolongó, en primera instancia de 1866 a 1875 entre nietistas y
carazistas, y de 1876 a 1886 entre la facción liberal radical Carazista y la facción
liberal independiente Nuñista, esta última, que surgió después del derrocamiento
de Nieto, liderada por Rafael Núñez y aliada al partido conservador, tomó el
poder local y nacional en 1886 después de dos guerras civiles nacionales y
numerosos levantamientos locales55.

Estos constantes conflictos internos entre facciones en Bolívar tuvieron


como escenario común: las elecciones locales para la designación de alcaldes,
gobernadores y el presidente del Estado de Bolívar, así como la elección de los
diputados para la asamblea legislativa estatal, los nombramiento de los jueces
de circuito, de los oficiales de la fuerza pública estatal y los procesos electorales
nacionales, es decir, la votación por los diputados al congreso nacional y para la
elección del presidente de los Estados Unidos de Colombia56.

En este sentido, el sistema electoral durante el régimen federal estaba


diseñado para impedir la participación política del adversario. La imposibilidad
de un cambio político por medios electorales pacíficos, condujo a que casi todos
los cambios burocráticos en Bolívar se hicieran a través de golpes militares
internos. No había manera alguna de garantizar el juego libre democrático a nivel
local, lo que legitimaba las constantes insurrecciones regionales57. Fue así como
la facción Carazista obligó a Nieto a entregar el poder en 1864 ante la amenaza
de una nueva guerra local, lo cual persuadió a la facción nietista de entregar la
presidencia del Estado de Bolívar a Ramón Santodomingo Vila, quien desde la
prensa local llamaba a la violencia en contra de Nieto:

Es necesario no dejar por más tiempo entregado nuestro gobierno en manos de ese círculo
dominante que solo ha pensado en enriquecerse a costa del sudor de los bolivianos, de
ese círculo que en cinco años que está en el poder, no ha hecho más que centralizar el
Estado, extorsionar al comercio, arruinar poblaciones y vejar ciudadanos; es necesario
no aceptar ninguna candidatura que tienda a ser la continuación del actual orden de
cosas; y necesario es, en fin que los pueblos mismos elijan al ciudadano que crean pueda

54  Alejandra Peña, Compilación documental. Informes varios sobre obras públicas en Bolívar
grande, 1839- 1890 (Cartagena: Universidad de Cartagena, 2008, Trabajo de grado historiador)
36.

55  Flórez Bolívar 13.

56  Luis Javier Ortiz Mesa, Ganarse el cielo defendiendo la religión: guerras civiles en Colom-
bia, 1840- 1902 (Medellín: Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas
y Económicas, 2005).

57  Fernán González, “Problemas políticos y regionales durante los gobiernos del Olimpo Ra-
dical”, Para leer la política. Ensayos de historia política colombiana, ed. Fernán González (Bo-
gotá: Cinep, 1997) tomo 2. 203. Eduardo Posada Carbó, “Malabarismos electorales: una historia
comparativa de la corrupción del sufragio en América Latina, 1830-1930”, El desafío de las
ideas. Ensayos de historia intelectual y política en Colombia, ed. Eduardo Posada Carbó (Mede-
llín: Fondo Editorial Universidad Eafit, 2003) 132.

168
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

hacerlos felices, y no al que pretende imponernos el actual presidente de Bolívar… el


verdadero progreso comercial y material de Barranquilla, podemos decir, data desde
1852 en que la administración del 7 de marzo creó la provincia de Sabanilla, y por
consiguiente, pudo esta ciudad sacudir el pesado yugo de Cartagena, que era entonces,
como lo es hoy, una rémora para su progreso. La administración Nieto y la rebelión
del 26 de julio no cumplió las expectativas sobre libre comercio del cual Barranquilla
gozaba y fue interrumpido en 1859 por Calvo e incrementado por Nieto, el cual impuso
impuestos al derecho al consumo, la introducción de mercancías por el Magdalena y
las que salen al exterior… Nieto centralizó el Estado de Bolívar con la creación de sus
agentes en los distritos que violan la soberanía de este ente administrativo, la creación
de multitud de provincias que demandan múltiples empleados de libre nombramiento
por Nieto, ha centralizado el poder y las elecciones se convirtieron en una farsa al
servicio de Nieto y su círculo de amigos58.

Por consiguiente, las razones partidistas para deponer a Nieto fueron las
mismas que se expusieron en la pasada rebelión local para derrocar a Calvo.
Es decir, primero, la lucha partidista contra las acciones legales que imponían
contribuciones sobre algunos productos para el consumo interno y sobre los
productos para la exportación; segundo, el monopolio partidista de los cargos
públicos a través del control del proceso eleccionario; y tercero, la centralización
del poder político en Cartagena. De tal manera que el mecanismo para tomar
el poder también fue el mismo, la persuasión por las armas y la designación
del enemigo, en este caso la facción nietista, como “traidores a la causa” de la
regeneración del 26 de julio.

El proceso de reconfiguración política que se vivía en el Estado de Bolívar


con la consolidación en el poder local de las familias notables de Barranquilla,
Chinú, Sabanalarga, Corozal, Lorica, el Carmen y Sincelejo, agrupadas en
torno a la ganadería, la destilación y comercio de aguardiente, la exportación
de tabaco y el comercio exterior, se dio simultáneamente con la imposición del
liberalismo radical a nivel nacional. El fin de la guerra civil y promulgación de
la constitución de Rionegro en 1863 selló el triunfo liberal. Los ideales políticos,
económicos y sociales de los dirigentes liberales radicales se vieron plasmados
en la constitución de 1863, la cual surgió de la marginación de sus adversarios,
los conservadores, restándole legitimidad y concentrando el poder en los ahora
denominados Estados soberanos.

La victoria liberal radical y su posicionamiento en el poder nacional y


regional duraron veintidós años (1863- 1885). Los radicales establecieron el
libre comercio y un Estado débil, el cual dejaba a las instituciones provinciales
y a los poderes locales privados (ganaderos y comerciantes) con el manejo de la
fuerza pública, la justicia y las rentas. Estas políticas tendientes a descentralizar
el poder político, económico y militar llevó a la carencia de unas condiciones
macroeconómicas estables, es decir, no hubo avances en la construcción de
caminos, infraestructura pública (escuelas y hospitales), al igual que no hubo una
tributación fuerte, ni la consolidación de la legitimidad en el gobierno instaurado
que conllevara a la estabilidad política regional59.

58  La voz del comercio (Barranquilla) no 2, 15 mayo de 1864: 6-7-8.

59  Malcom Deas, “Los problemas fiscales en Colombia durante el siglo XIX”, Del poder y la
gramática y otros ensayos sobre historia, política y literatura colombiana, ed. Malcom Deas
(Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1993) 90- 91- 93. Deas señaló que los efectos fiscales de la

169
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

Una vez instalados en el poder regional en Bolívar, el liberalismo


radical decretó la desamortización de los bienes en manos muertas. El propósito
fue expropiar a la iglesia católica de sus propiedades e iniciar el proceso de
separación de la iglesia con el Estado, y así, debilitar al aliado más poderoso del
partido conservador: la iglesia católica60. Por otra parte, el triunfo de la rebelión
liberal dio origen a una revisión del sistema arancelario, el 16 de octubre de
1861, Mosquera decretó la supresión del arancel bajo el ideal económico del
liberalismo representado en el laissez- faire. Conjuntamente, los radicales
redujeron el poder central y la intervención del Estado, dando el máximo
desarrollo posible a los derechos individuales como el derecho a la propiedad,
la libertad de pensamiento, imprenta, trabajo, enseñanza y asociación sin armas.
Así, al gobierno general le fue otorgado el manejo de las relaciones exteriores, el
crédito público, el ejército nacional, el comercio exterior, el sistema monetario,
las pesas y medidas y el fomento de vías interoceánicas61.

El fin de la guerra civil ratificó el poder de los Estados federales al darles


la posibilidad de intervenir en asuntos relativos a la instrucción pública, los
correos, la estadística, el manejo de los territorios indígenas, la construcción
de la fuerza pública, la creación de sus rentas y el establecimiento de su propia
legislación y constituciones. De este modo, el poder central no contó con
capacidad de intervención en caso de perturbaciones internas en los Estados
soberanos o cuando las autoridades de estos violaban las leyes y la constitución
nacional62.

Así, las asambleas estatales podían anular los actos del gobierno
central cuando los consideraba inconstitucionales o violatorios a los derechos
individuales y estatales, igualmente, el gobierno central podía a través de la corte
suprema suspender los actos de las asambleas estatales y remitirlos al senado
para declarar su anulación. Además, el poder ejecutivo nacional quedó sometido
al congreso quien aprobaba el nombramiento de los secretarios de Estado, los
diplomáticos y jefes militares, el periodo presidencial se redujo a dos años y la
reforma a la constitución de 1863 sólo se podía efectuar con la petición unánime
de las legislaturas estatales o mediante una ley ratificada unánimemente por el
senado63.

guerra civil de 1859 a corto plazo señalaban una caída desastrosa en las aduanas y un aumento
enorme en la deuda interna, el cual no era compensado con confiscaciones o préstamos forzosos,
los últimos formaban técnicamente parte de la deuda interna.

60  Robert Knowlton, “Expropiación de los bienes de la iglesia en el siglo XIX en México y Co-
lombia: una comparación”, El siglo XIX en Colombia visto por historiadores norteamericanos,
ed. Jesús Antonio Bejarano (Bogotá: La Carreta, 1977) 35.

61  David Bushnell, “Dos etapas de la política arancelaria colombiana: la era radical y el regreso
a la protección (1861- 1885)”, El siglo XIX en Colombia visto por historiadores norteamerica-
nos, ed. Jesús Antonio Bejarano (Bogotá: La Carreta, 1977) 86.

62  Jorge Orlando Melo, “Del federalismo a la constitución de 1886”, Nueva Historia de Colom-
bia, ed. Álvaro Tirado Mejía (Bogotá: Planeta, 1989) 17- 19.

63  Melo 20.

170
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

Después de promulgada la constitución de 1863 que creó a los Estados


Unidos de Colombia, la pugna entre los partidos liberal y conservador liderados
por los caudillos militares en las provincias culminó con la división del partido
liberal entre radicales e independientes, los últimos, aliados a los conservadores
asumieron el gobierno en 1880, después de debilitar a los radicales en la guerra
civil de 1876, y derrotarlos definitivamente en la guerra de 1885. Con el partido
liberal apabullado y dividido, la constitución de Rionegro que nació después de
una sangrienta guerra civil, fue suprimida por una nueva carta constitucional
en 1886, producto de otra cruenta guerra partidista que dejó en manos de los
conservadores y de la iglesia católica el poder político64.

El proceso político y la lucha militar que desembocó en la instauración


del federalismo y la descentralización nacional dejó como resultado la
conformación del Estado soberano de Bolívar, compuesto por las antiguas
provincias de Cartagena, Sabanilla y parte de la de Mompós y, dividido en 1886
en los departamentos de Bolívar, Sucre, Atlántico y Córdoba. Estas divisiones
administrativas y socioculturales pasaron por distintos procesos de construcción
de redes de poder que consolidaron familias dueñas de los poderes públicos
locales unidas a través de vínculos familiares, amistad y compadrazgo65.

Por consiguiente, el sector comercial y ganadero controló el poder


político en el Estado de Bolívar para establecer el sistema rentístico y aduanero
que más conviniera a su facción o partido. Respaldados por sus propios cuerpos
armados se encargaron del recaudo de impuestos y del sostenimiento de la fuerza
pública en las localidades. De esta manera, el principio de autoridad en el Estado
de Bolívar era mediatizado a través de personas y familias que lo representaban
de manera directa y personal por medio de relaciones represivas66.

Ejercida la autoridad por personas y familias, el Estado no se presentaba


a través de instituciones, cuyo resultado fue la privatización de la violencia, el
orden, la seguridad, el comercio, la burocracia, la justicia y la guerra, en favor
de comerciantes, ganaderos y hacendados, quienes terminaron instaurando un
Estado con una característica fundamental: su condición privada. La privatización
del Estado se dio con la concentración del poder político y económico en las
provincias, las cuales eran manejadas como una propiedad patrimonial, con
redes de poder clientelares que se extendían por todo el territorio del Estado de
Bolívar67.

64  Malcolm Deas, “Pobreza, guerra civil y política. Ricardo Gaitán Obeso y su campaña en
el río Magdalena en Colombia 1885”, Del poder y la gramática y otros ensayos sobre historia,
política y literatura colombiana, ed. Malcolm Deas (Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1993).

65  Sergio Paolo Solano, Roicer Flórez y William Malkún, “Ordenamiento territorial y conflic-
tos jurisdiccionales en el Bolívar grande 1800-1886”, Historia caribe 5.13 (2008): 91-95. Flórez
Bolívar, “El uso privado…” 72.

66  Roicer Flórez Bolívar, “El sistema de arrendamiento y la monopolización de los ingresos
fiscales en el Estado Soberano de Bolívar, 1860-1878”, El Taller de la Historia 1.1 (2009): 13.

67  Sergio Paolo Solano, Roicer Flórez Bolívar y William Malkún, “Ganaderos y comerciantes:
el manejo del poder político en el Estado soberano de Bolívar (Colombia) 1857- 1886”, Histo-
ria y sociedad 18 (2010): 11- 15. Luis Miguel Pardo Bueno, “Gobierno político y militar en el
Estado soberano de Bolívar 1857- 1886”, Anuario de Historia Regional y de las fronteras 17.2

171
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

Por último, la idea de ampliar la democracia mediante la construcción


de una ciudadanía libre, deliberativa y participativa en el marco de los ideales
liberales, que pretendían establecer la libertad de industria, comercio, pensamiento
y asociación en un Estado de derecho, democrático y con instituciones liberales,
estaba en abierta contradicción con los mecanismos informales, clientelares,
patrimoniales y corruptos del control político que se configuraban en el Estado
de Bolívar68.

Este panorama determinado por las disputas entre los poderes locales
cambiaría con la paulatina vinculación de las economías provinciales con el
mercado mundial y los intentos de dotar al país de medios de comunicación
capaces de eliminar el aislamiento provincial y crear un mercado de consumo
amplio para los comerciantes importadores de artículos ingleses, franceses y
norteamericanos. La inserción de la economía agraria colombiana en los mercados
internacionales por medio del tabaco y la confluencia del liderato financiero
antioqueño y los terratenientes bogotanos, traían consigo un fuerte interés por
la centralización política y el sometimiento de los caudillos y gamonales. Sin
embargo, la centralización y monopolio de la violencia y los recursos fiscales
en Colombia, debió enfrentar dos guerras civiles más (1876-1877 y 1885-1886),
y aún con la promulgación de la constitución de 1886, la cual suprimió los
Estados soberanos y creó el ejército nacional, el proceso centralizador apenas
comenzaba, iniciando un camino largo con más retrocesos que avances, ya que
las guerras civiles continuaron en 1895 y cerraron el siglo XIX con la guerra de
los mil días.69.

(2013): 220.

68  Flórez Bolívar, “El uso privado…” 164.

69  Fernando Guillén Martínez, El poder político en Colombia (Bogotá: Planeta, 1996) 386.
Marco Palacios, El café en Colombia, 1850-1970. Una historia económica, social y política
(México: El Colegio de México, 2009) 86-87. Ver también para el proceso de consolidación del
ejército nacional: Armando Martínez Garnica, Historia de la guardia colombiana (Bucaraman-
ga: Universidad Industrial de Santander, Colección Bicentenario, 2012). Mayra Rey, Las refor-
mas político militares de los gobiernos regeneradores. 1886- 1904 (Bucaramanga: Universidad
industrial de Santander, monografía pregrado, 2005).

172
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

CONCLUSIONES

La creación del Estado Nación colombiano enfrentó un proceso de


conflicto armado liderado por unas élites regionales, fortalecidas por lazos
de identidad política, cultural y económica, contra las iniciativas centralistas.
Las élites y sus cuerpos armados fueron los protagonistas de estas disputas,
articulando a través de lazos de amistad, compadrazgo y clientelismo a nivel
nacional a los partidos políticos y los caudillos, quienes negociaron con el poder
central el alcance de la soberanía nacional y su relación con las regiones.

Esto nos lleva a afirmar que sin la comprensión de lo local y regional, el


conocimiento histórico del siglo XIX colombiano sería difícil. Esta comprensión
se logra con la propuesta de estudios que aborden a la región como problema
investigativo y den cuenta de la relación región-nación en las etapas que tienen
que ver con la invención del Estado Nacional. Esta relación región-nación al
ser complementada con la explicación de los conflictos subregionales tomando
en cuenta los intereses de las élites locales y pueblerinas, nos ayuda a entender
que el proceso de formación regional implica explorar el reconocimiento legal
de la existencia de las regiones mediante la constitución de Estados soberanos
surgidos de la unión de las provincias que reclamaron y obtuvieron su soberanía
producto de la guerra.

La guerra civil de 1859- 1862 rompió con fuerza el transcurrir de la


vida cotidiana de un buen número de personas, generó diversas polarizaciones,
dinamizó algunos territorios en sus colonizaciones, causó cientos de muertes y
heridos, exigió abastos que afectaron a comerciantes y propietarios. No obstante,
al mismo tiempo, la guerra civil permitió que sectores sociales se aprovecharan
del conflicto para enriquecerse. Además, la guerra civil generó zozobra y afectó a
pobladores urbanos y rurales, dio lugar al saqueo de haciendas, casas, comercios
y bienes de todo tipo; favoreció a quienes pudieron poner en mayor acción
sus oficios útiles para el desenvolvimiento de la guerra, dio y quitó empleos a
unos y empobreció a otros. La guerra civil hizo que un número importante de
colombianos se fueran a los campos de batalla a dirimir viejos y nuevos conflictos
por razones diversas, de orden económico, cultural, religioso, personal, político
y aún producto de rivalidades locales y regionales.

De manera que la guerra civil de 1859-1862 en Bolívar, actuó como un


medio de participación social y política que tuvo su expresión, entre otras, en la
formación de cuerpos armados partidistas. Ante la imposibilidad de la resolución
de los conflictos políticos por medios pacíficos, la guerra civil avanzó dentro de
una dinámica incierta, en donde las prácticas corruptas, clientelares y violentas
desempeñaron un papel decisivo, sin excluir cierto juego de organización y
de coherencia estratégica en los dirigentes partidistas. La guerra civil resolvió
por la fuerza el reconocimiento de la legalidad y legitimidad de los radicales,
instaurando imposiciones y sometimientos que reestructuraron el orden social,
político y económico en Bolívar, pero que por su arbitrariedad no resolvieron los

173
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

problemas sociales regionales, los cuales se terminan prolongando hasta finales


del siglo XIX manifestándose en nuevas guerras civiles.

Finalmente, la guerra civil tuvo consecuencias negativas sobre la


economía regional, causó divisiones y desorden político, al tiempo que generó
odios sociales. Sin embargo, la guerra civil también actuó como un elemento
en la construcción del actual Estado Nacional colombiano, ya que posibilitó
la creación de un Estado liberal alternativo al dominio conservador católico
centralista. Además, permitió la propuesta de una forma de gobierno federal
sustentada en el libre cambio y la reformulación del ordenamiento social bajo
el ideal republicano y democrático. Propuestas que se vieron nubladas por
la incapacidad de las élites regionales liberales para vincular a los sectores
sociales subalternos en las dinámicas de la participación política democrática,
conduciendo al Estado por las vías de la privatización y del monopolio de las
instituciones en manos de comerciantes y ganaderos locales.

174
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

Obras Citadas

Abello, Ignacio. “El concepto de la guerra en Elías, Norbert. El proceso de la civilización.


Foucault”. Revista de Estudios sociales (Bogotá) Investigaciones socio- genéticas y psicogenéticas.
Febrero de 2003: No. 14. México: Fondo de Cultura Económica, 1987.

Arabia Zúñiga, Ana María. Nociones de la Elías, Norbert. La génesis social del Estado.
guerra internacional, del concepto clásico de la México: Fondo de Cultura Económica, 1989.
guerra a los conflictos de baja intensidad. Caso de
estudio: Guerra contra el terrorismo internacio- Fals Borda, Orlando. El presidente Nieto.
nal en Afganistán. Bogotá: Facultad de Relaciones Historia doble de la costa. Bogotá: UNAL, El Án-
Exteriores, Universidad Colegio Mayor Nuestra cora editores, 2002, tomo II.
señora del Rosario, 2009. Monografía pregrado en
relaciones internacionales. Flórez Bolívar, Roicer Alberto. El uso priva-
do de la autoridad pública en el Estado Soberano
Bañón, Rafael; Olmeda, José Antonio de Bolívar, 1857-1886. Tunja: Universidad Pe-
(comp). La institución militar en el Estado contem- dagógica y tecnológica de Colombia, 2006. Tesis
poráneo. Madrid: Alianza Editorial, 1985. maestría.

Benedict, Anderson. Comunidades imagi- Flórez Bolívar, Roicer. “El sistema de arren-
nadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión damiento y la monopolización de los ingresos
del nacionalismo. México: Fondo de Cultura fiscales en el Estado Soberano de Bolívar, 1860-
Económica, 1983. 1878”. El Taller de la Historia (Cartagena) 2009:
Vol. 1, N° 1.
Bushnell, David. “Dos etapas de la política
arancelaria colombiana: la era radical y el regreso Foucault, Michel. Genealogía del racismo.
a la protección (1861- 1885)”. El siglo XIX en Madrid: Ediciones de la Piqueta, 1992.
Colombia visto por historiadores norteamericanos.
Bejarano, Jesús Antonio. Bogotá: La Carreta, 1977. Franco, Vilma Liliana. “La justificación nor-
mativa de la guerra civil”. Estudios políticos (Bo-
Clausewitz, Carl. Arte y ciencia de la guerra. gotá) Enero- junio de 2007: No. 30.
México: Grijalbo, 1978.
Gibson, Edward. “Autoritarismo subnacional:
Deas, Malcolm. Del poder y la gramática y estrategias territoriales de control político en regí-
otros ensayos sobre historia, política y literatura menes democráticos”. Revista de Ciencias Sociales
colombiana. Bogotá: Tercer mundo editores, 1993. IDES (Bogotá) Julio- septiembre de 2007: vol. 47,
No. 186.
Elías, Norbert. “Los procesos de formación
del Estado y de construcción de la Nación”. Histo- González, Fernán. Partidos, guerras e iglesia
ria y sociedad (Medellín) Diciembre de 1998: No. en la construcción del Estado-Nación en Colombia
5. (1830-1900). Medellín: La Carreta Editores, 2006.

175
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

Martínez, Frederic. El nacionalismo cosmo-


González, Fernán. Para leer política. Ensa- polita. La referencia europea en la construcción
yos de historia política colombiana. Bogotá: Ci- nacional en Colombia, 1845-1900. Bogotá: Banco
nep, 1997. de la República, 2001.

González, Fernán. “Guerras civiles y cons- Melo, Jorge Orlando. “Caciques y gamona-
trucción del Estado en el siglo XIX colombiano. les. Perfil político”. Revista Credencial (Bogotá)
Una propuesta de interpretación sobre su sentido 1998: No. 104.
político”. Boletín de historia y antigüedades (Bo-
gotá) Marzo de 2006: vol. XCIII, No. 832. Melo, Jorge Orlando. “Del federalismo a la
constitución de 1886”. Nueva Historia de Colom-
Guillén Martínez, Fernando. El poder políti- bia. Bogotá: Planeta, 1989.
co en Colombia. Bogotá: Planeta, 1996.
Múnera, Alfonso. El fracaso de la nación.
Jaramillo Castillo, Carlos Eduardo. “Guerras Región, clase y raza en el Caribe colombiano
civiles y vida cotidiana”. Historia de la vida coti- (1717- 1810). Bogotá: Banco de la república, An-
diana en Colombia. Castro Carvajal, Beatriz. Bo- cora editores, 1998.
gotá: Norma, 1996. Ortiz Mesa, Luis Javier. Ganarse el cielo de-
fendiendo la religión: guerras civiles en Colombia,
Kalyvas, Stathis. “El carácter cambiante de 1840- 1902. Medellín: Universidad Nacional de
las guerras civiles 1800-2009”. Colombia interna- Colombia, facultad de ciencias humanas y econó-
cional. Julio- diciembre de 2009: No. 70. micas, 2005.

Konig, Hans Joachim. En el camino hacia la Palacios, Marco. La clase más ruidosa y
nación: nacionalismo en el proceso de formación otros ensayos. Bogotá: Norma, 2002.
del estado y la nación de la Nueva Granada, 1750-
1856. Bogotá: Banco de la república, 1994. Palacios, Marco. El café en Colombia, 1850-
1970. Una historia económica, social y política.
Knowlton, Robert. “Expropiación de los México: El colegio de México, 2009.
bienes de la iglesia en el siglo XIX en México y
Colombia: una comparación”. El siglo XIX en Pardo Bueno, Luis Miguel. “Gobierno po-
Colombia visto por historiadores norteamericanos. lítico y militar en el Estado soberano de Bolívar
Bejarano, Jesús Antonio. Bogotá: La Carreta, 1977. 1857- 1886”. Anuario de Historia Regional y de las
fronteras (Bucaramanga) 2013: Vol. 17- 2.
Laguado Duca, Claudio Arturo. La formación
del Estado y la nación en Colombia. Bogotá: Edi- Pardo Bueno, Luis Miguel. La Institución
ciones Rosaristas, 2001. Militar del Estado Soberano de Bolívar 1857-
1886. Bucaramanga: Universidad Industrial de
Lemaitre, Eduardo. El general Nieto y su Santander, 2009. Monografía pregrado.
época. Bogotá: Carlos Valencia Editores, 1983.
Patiño Villa, Carlos Alberto. Guerra y cons-
López Alves, Fernando. La formación del trucción del Estado en Colombia 1810- 2010. Bo-
Estado y la democracia en América Latina (1830- gotá: Universidad Militar Nueva Granada, Debate,
1910). Bogotá: Editorial Norma, 2003. 2010.

Martínez Garnica, Armando. Historia de la Peña Dix, Alejandra. Compilación documen-


guardia colombiana. Bucaramanga: Universidad tal. Informes varios sobre obras públicas en Bolí-
Industrial de Santander, Colección Bicentenario, var grande, 1839- 1890. Cartagena: Universidad de
2012. Cartagena, facultad de ciencias humanas, programa
de historia, 2008. Monografía pregrado.

176
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

Posada Carbó, Eduardo. ¿Guerra civil? El Vattel, Emmerich. Derecho de gentes: o,


lenguaje del conflicto en Colombia. Bogotá: Alfao- principios de la ley natural, aplicados a la conduc-
mega, 2001. ta y negocios de las naciones y de los soberanos.
París: Lecointe, 1836. libro I.
Posada Carbó, Eduardo. El desafío de las
ideas. Ensayos de historia intelectual y política en Waldmann, Peter. Guerra civil, terrorismo y
Colombia. Medellín: Fondo Editorial Universidad anomia social. El caso colombiano en un contexto
Eafit, 2003. globalizado. Bogotá: Editorial Norma, 2007.

Rey, Mayra. Las reformas político militares Waldmann, Peter; REINARES, Fernando
de los gobiernos regeneradores. 1886- 1904. Bu- (Comp). Sociedades en guerra civil. Conflictos
caramanga: Universidad industrial de Santander, violentos de Europa y américa latina. Barcelona:
2005. Monografía de grado. Paidós, 1999.

Rojas, Cristina. Civilización y violencia. La Weber, Max. Economía y sociedad. México:


búsqueda de la identidad en la Colombia del siglo Fondo de Cultura Económica, 1997. Tomo I.
XIX. Bogotá: Norma, 2001.
Hemerográfica (Prensa, memorias e histo-
Safford, Frank. Aspectos del siglo XIX en Co- riografía del siglo XIX)
lombia. Medellín: Ediciones Hombre Nuevo, 1977.
Arboleda, Sergio.Diario de operaciones del
Solano, Sergio Paolo; Flórez, Roicer; ejército del sur de la confederación granadina. Bo-
Malkún, William. “Ordenamiento territorial y con- gotá: Banco de la república, 1994
flictos jurisdiccionales en el Bolívar grande 1800-
1886”. Historia caribe (Barranquilla) 2008: vol. 5 Galindo, Aníbal. Recuerdos históricos (1840-
No. 13. 1895). Bogotá: Imprenta de la Luz, 1900.

Solano, Sergio Paolo; Flórez BOLÍVAR, Roi- Guerra, José Joaquín. Estudios históricos.
cer; Malkún, William. “Ganaderos y comerciantes: Bogotá: Biblioteca Popular de cultura colombiana,
el manejo del poder político en el Estado soberano 1952.
de Bolívar (Colombia) 1857- 1886”. Historia y so-
ciedad (Medellín) junio de 2010: No 18. La voz del comercio. Barranquilla. 1864.

Tilly, Charles. Coerción, capital y los Esta- Nieto, Juan José. “Informe del primer desig-
dos europeos 990- 1990. Madrid: Alianza Editorial, nado del poder ejecutivo del Estado de Bolívar, a la
1992. asamblea legislativa en sus sesiones ordinarias de
1862”. Cartagena, 1862. Gaceta oficial del Estado
Tilly, Charles. “Cambio social y revolución soberano de Bolívar. No. 239.
en Europa, 1492-1992”. Historia social. 1993: No.
15. Nieto, Juan José. “Mensaje del ciudadano
encargado del poder ejecutivo a la asamblea legis-
Tilly, Charles. From mobilization to revo- lativa”. Cartagena, 1861, Gaceta oficial del Estado
lution. New York: Random House, McGraw-Hill de Bolívar. No. 187.
publishing co, Addison Wesley publishing co,
1978. Ospina, Mariano. La guerra, pierde la repú-
blica. Discursos pronunciados en las sesiones del 7
Uribe, María Teresa. “Las guerras civiles y la y 9 de marzo de 1851, dedicadas a la gran mayoría
negociación política: Colombia, primera mitad del liberal del cuerpo legislativo. Bogotá: Imprenta del
siglo XIX”. Revista de estudios sociales (Bogotá) Neogranadino, 1851.
Octubre de 2003: no. 16.

177
HISTORIA 2.0, Conocimiento histórico en clave digital - Año VI - Número 12 - Junio - Diciembre de 2016 - ISSN 2027-9035

Ospina Rodríguez, Mariano. “Los partidos


políticos en la Nueva Granada”. Antología del pen-
samiento político colombiano. Jaramillo Uribe, Jai-
me. Bogotá: Banco de la República, 1970. vol. 1.

Pacto de unión de los Estados soberanos, Bo-


lívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena,
Santander y Tolima ejecutado y firmado hoy en
esta capital. Cartagena, 1861, Gaceta Oficial del
Estado de Bolívar. No. 180.

Pérez, Felipe. Anales de la revolución escri-


tos según sus propios documentos. Bogotá: Im-
prenta del Estado de Cundinamarca, 1862.

Samper, José María. Los partidos políticos en


Colombia. Bogotá: Incunables, 1984.

Samper, Miguel. “Vicios de la política co-


lombiana”. Antología del pensamiento político co-
lombiano. Vol. 1. Jaramillo Uribe, Jaime. Bogotá:
Banco de la República, 1970.

Samper, Miguel. La miseria en Bogotá y


otros escritos. Bogotá: Banco de la república,
1969.

178

S-ar putea să vă placă și