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COMENTARIO FILOLÓGICO 19.

1. Saliose dela batalla,


2. segund rrey muy mal andante,
3. despues del su fijo Audalla
4. i Naaçar, el otro jntante.
5. Las sierras atrauesaua,
6. Bramando yua commo oso;
7. Por el su rreal entraua
8. El noble rrey don Alfonso.
9. Lioneses, asturianos,
10. gallegos, portogaleses,
11. vio caynos, guipuscanos,
12. i dela Montaña, i alaueses,
13. cada vnos bien lidiauan
14. que siempre sera fasaña.
15. i la mejoria dauan
16. al muy noble rrey de España.

COMENTARIO.

El texto que vamos a comentar es literario y presenta un estadio de lengua coincidente con el
castellano como sistema diferenciado del latín, pero con suficientes rasgos para que lo alejen del
resultado final del español del siglo XXI.

El objetivo de nuestro comentario es el de realizar un análisis filológico que nos dará una
información importante para poder situar cronológicamente el texto. Este análisis lo haremos desde
los tres niveles lingüísticos: fono-fonológico, morfosintáctico y léxico-semántico, desde una
perspectiva diacrónica de la lengua.

En el nivel fono-fonológico las soluciones fonéticas vienen determinadas por estos


fenómenos:

En cuanto al sistema vocálico está perfectamente asentado sin ninguna vacilación.

1) El vocalismo átono se fija prácticamente en el siglo XIII mientras que el tónico mantiene
vacilaciones hasta el siglo XVI.

2) Todos los diptongos se encuentran evolucionados. Así encontramos varios ejemplos de


diptongación de /ĕ/ breve tónica˃-ie-:
• BENE˃ BIEN (v.13)
• SEMPER˃SIEMPRE (v.14)

3) Observamos que ya ha dejado de producirse una apócope extrema de la –e,, Saliose (v.
1),andante(v.2), jntante (v.4), noble (v. 8), siempre (v.14), noble (v.16) lo cual nos indica que
estamos ante un texto posterior a 1276 fecha en que Alfonso X condena la apócope extrema de –e,

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por extranjerizante en el Libro de la Ochava Esfera y se restablece la vocal final salvo en
consonantes no agrupadas usuales en posición final en español (d, n, r, s, l, z) y en los pronombres
enclíticos (se, le, me, te).
La causa del uso de la apócope en el castellano está en la influencia francesa (también
llamado influjo ultrapirenaico) y provenzal que se hace evidente en el siglo XII por la imposición
en los monasterios del norte de la regla cluniacense y en las rutas de peregrinación de Santiago.
Influyen francos y provenzales porque coinciden con los cristianos del norte en la lucha contra los
árabes. Esto implica que se instalen en el país vecino y que se admire su cultura, sus costumbres y
su lenguaje.

A finales del XII y principios del XIII, la situación política cambia porque disminuye el
peligro árabe, por lo que el apoyo francés sobra. Los cristianos del norte se sienten capaces de
vencer a los árabes sin ayuda francesa, lo que provoca una admiración por sí mismos y un rechazo
por los franceses.

Entre 1200 y 1220, continúa el uso abundante de la apócope, mientras que, a partir de 1221 a
1251, los documentos manifiestan un descenso de este fenómeno. En 1276 son raros ya los casos de
–e tras z y d, fecha en la que se compone el Libro de la Ochava Esfera y desaparecen algunas de
las vacilaciones primitivas. Con posterioridad a 1276 la podemos encontrar en el Libro de Buen
Amor y en los Proverbios Morales de Sem Tob de Carrión ya que pervive residualmente hasta
finales del S.XV.

4) Cabe destacar un caso de inflexión por wau en otro (v.4) en el que ha surgido una
vocalización de una consonante lateral en posición implosiva. La evolución es la siguiente: alteru˃
altro ˃autro˃ otro.
• Síncopa de –e-
• Vocalización de la lateral y aparición de wau
• Monoptongación del diptongo –au-

5) Asimismo podemos destacar la aparición de grafías dobles como por ejemplo en Naaçar
(v.6) donde aparece una doble “a” cuya tendencia es a simplicarse AA˃A

El sistema consonántico está bastante evolucionado salgo algunos rasgos que merece la pena
destacar.

1) Mantenimiento de la F- inicial latina. A lo largo de toda la Edad Media se conserva la


grafía f- en las palabras que derivan de F- inicial latina. A partir del siglo XV, la f- desaparece para
caracterizarse con la grafía h (F- >f- >h). Aunque debemos tener en cuenta que podemos encontrar
la grafía h- ya en el siglo XII en algunos textos, pero lo general, hasta finales del XV es el
mantenimiento de la f-. Suele ponerse como ejemplo del cambio de grafía las dos primeras
ediciones de La Celestina porque, en la primera (1499), predomina la grafía f- y en la segunda
(1501), la h-.

Por otro lado, aunque a partir del siglo XV, lo predominante es la grafía h-, no faltan textos
arcaizantes que presentan f- siendo posteriores a esta fecha. De hecho, algunos de los textos de San
Juan de la Cruz presentan la grafía f-<F- . En este caso el autor lo emplea para establecer la
regularidad del cómputo silábico, si tenemos en cuenta que la f- está representando el sonido
aspirado de h-, para evitar las sinalefas con el elemento anterior.
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Según los documentos, este fenómeno evolutivo de la F- se inicia en las zonas norteñas
limítrofes al vasco. Cronológicamente se registra ya en el siglo IX, aunque teniendo en cuenta toda
la información anterior, podemos determinar la posibilidad de que el fenómeno se diera mucho
antes en el habla, a pesar de que se mantuviera la grafía quizá como representación de su aspiración.

En el texto encontramos ejemplos de palabras con F- inicial latina etimológica en fijo (v.3)
que posteriormente evolucionó a ˃ HIJO y en fasaña (v. 14) que pasó a ˃ HAZAÑA

2) En cuanto al sistema de sibilantes, vamos a hacer un análisis pormenorizado:

a) Las grafías -ҫ- y -z- representaban a los fonemas dentoalveolares africados sordo y
sonoro /ŝ/ y /ẑ/ respectivamente que, en la Edad Media, procedentes de los latinos tj, kj, cj y c + e,
i, palatalizaron en latín vulgar a consecuencia de la yod y que en situación intervocálica se sonorizó.
Cuando se produce la palatalización del grupo /kt/ > /ĉ/ en un sonido idéntico al sonido palatal
africado sordo /ŝ/, este último adelanta su punto de articulación convirtiéndose en dentoalveolar
africada sonora en posición intervocálica o implosiva, del que no encontramos ejemplos en el
presente texto, o sorda si no es intervocálica como Naaçar (v.4)

Estas dos grafías -ҫ- y -z- sólo son válidas desde la época alfonsí, ya que antes todavía
pueden encontrarse casos de “confusión” de grafías, puesto que éstas todavía no estaban fijadas.
Perdurarán hasta su regularización en 1726, fecha de la publicación del primer tomo del
Diccionario de Autoridades, en cuyo prólogo se dictan las primeras normas académicas,
suprimiendo la -ҫ- y regularizando los empleos de -b-, -u- y -v-.

b) Por otro lado la grafía –x- se reserva para el fonema prepalatal, fricativo, sordo /
š/,del que no encontramos ejemplos en el texto. Tiene su origen en el grupo latino -ks- y su
evolución es muy similar a la de -kt-: la consonante velar en situación implosiva se vocaliza, surge
la yod y ese elemento palatal palatalizará a la consonante alveolar con la que está agrupada, en un
resultado prepalatal fricativo sordo /š/ porque la alveolar es fricativa y sorda. Posteriormente
evolucionará a fricativo velar sordo /x/ (grafía -j-) en los Siglos de Oro para diferenciar la
articulación de las sibilantes medievales. Ej.: taxu > taišu > tešo > texo.

Esta grafía medieval -x- para representar al actual fonema /x/ (-j-) llega hasta 1815, y hoy
perdura en los cultismos (examen, taxi, exterior). En ese año aparece la octava edición de la
ortografía académica, en la que se suprimen estos usos. La grafía medieval conservó la latina, que
en los orígenes del español palatalizó dando el fonema /š/. Este fonema palatal empezó a velarizarse
en el siglo XVI, generalizándose la pronunciación velar en el siglo XVII. Así, por ejemplo, la forma
dixo tuvo dos pronunciaciones: /dišo/ hasta el siglo XVI y /dixo/ desde ese siglo hasta hoy.

c) En correlación con este fonema, la grafía g,j más e o i representa al fonema prepalatal,
fricativo, sonoro /ž/: fijo (v. 3), mejoria (v.15) Procede de la 2ª yod: -lj-, -k´l- > ḻ, cuyo resultado
palatal lateral se ve desplazado cuando se produce la palatalización de la geminada lateral, lo que
nos llevará al mismo resultado, pero con orígenes y cronologías diferentes. Debido a esto, se
produce un cambio de articulación del fonema que pasará a prepalatal fricativo sonoro /ž/, esto es,
se produce una deslateralización (pasar de lateral al central): ḻ > ž. Ej: oculu > oc´lu > oilo > oḻo
> ožo > ošo > oxo.

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d) Por último, la grafía s- simple no intervocálica y -ss- intervocálica queda para el fonema
apicolaveolar, africado, sordo /s/: Saliose (v. 1), segund (v. 2), su (v.3), sierras (v.5), siempre (v.
14), sera (v.14), sienbra (v.8), se (v.10), su (v. 10), mientras que la grafía -s- simple intervocálica
sonorizaba /z/: alaueses (v. 12), fasaña (v. 14)

Llegados a este punto nos parece oportuno comentar el reajuste del sistema de sibilantes
producido en los Siglos de Oro ya que es uno de los fenómenos más importantes de la historia de
nuestra lengua española.

En la Edad Media existían 7 fonemas sibilantes: 2 alveolares /s/, /z/, 2 dentoalveolares /ŝ/, /
ẑ/, 2 prepalatales /š/, /ž/ y 1 africado /ĉ/.Son una serie de fonos que se encontraban muy próximos
acústicamente. Esta distinción permaneció hasta el Siglo XVI, posteriormente las sibilantes se
confundieron o fueron sustituidas por otros segmentos.

En los Siglos de Oro se produce el ensordecimiento de las sibilantes sonoras > /s/, la
fricatización de las dentoalveolares > /ş/, la interdentalización de las dentoalveolares > /Ɵ/ y la
velarización de las prepalatales > /x/.

Parece que está probado que ya en la 2ª mitad del siglo XIV se había producido el
ensordecimiento de la alveolar sonora /z/ > /s/. Un poco más tardíos son los ensordecimientos de
la dentoalveolar /ž/ > /š/, principios del XV, y de la prepalatal /ẑ/ > /ŝ/, a mediados del XV. Los
ejemplos abundan y se generalizan en el XVI.

Como causas del ensordecimiento se ha hablado de influjo vasco y también de influencia


castellana, pero parece que es más probable que se deba al rendimiento funcional de la oposición
sorda-sonora, oposición que sólo era pertinente en posición intervocálica, lo que provoca que el
sistema la suprima con un ahorro fonético.

Junto al ensordecimiento, debió ocurrir también la fricatización de los dentoalveolares /ẑ/, /


ŝ/ > /ş/, que según Rafael Lapesa, se daba ya en Sevilla a finales del XV. Según Amado Alonso,
primero fricatiza la sonora y después la sorda.

Los procesos de fricatización y ensordecimiento habían provocado la aproximación en la


articulación de las sibilantes /s/, /ŝ/, /š/ y /ş/, lo que hacía que peligrara el sistema, produciéndose
confusiones entre ellas. Este problema lo soluciona el sistema alejando los puntos de articulación:
- La dentoalveolar africada /ŝ/adelanta su punto de articulación y se convierte en
interdental /Ɵ/.
- La prepalatal fricativa /š/ retrae su articulación hacia la parte posterior de la boca
para evitar la confusión con los sibilantes alveolares, con lo que se velariza /x/.
- Completan la lista la fricativa alveolar sorda /s/ (nuestra -s- actual) y la africada
palatal sorda /ĉ/ (nuestra -ch-).

Por lo tanto, de nuestro análisis de las sibilantes en el texto podemos decir que el
reajuste aún no se ha producido cuando el texto ha sido escrito, por lo que podemos acotar más
aún nuestra datación y deducimos que éste fue escrito no antes de 1276, con la reforma orográfica
alfonsí, como hemos señalado anteriormente, pero no posterior a 1560, fecha en que culminó tal
proceso de reajuste.

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3) Retomando el hilo de nuestro comentario, el fonema bilabial sonoro podía realizarse
como oclusivo /b/ (grafía -b-), batalla (v. 1) y como fricativo /ᵬ/ (grafía -u- o -v-), atrauesaua (v.
5),yua (v.6) entraua (v.7), alaueses (v.12), lidiauan (v.13), dauan (v. 15).En la etapa medieval,
eran dos fonemas diferentes con grafías diferentes, al menos en situación intervocálica. En un
principio, el fonema fricativo labial sonoro tenía una articulación labiovelar, correspondiente a la
semiconsonante o semivocal wau, y así lo vemos representado en el texto en mostraua (v.1),
amavan (v.3).Cuando la articulación velar se pierde y evoluciona se dan numerosas confusiones
gráficas entre la oclusiva bilabial sonora /b/ y la fricativa labial sonora /ᵬ/, fenómeno que además se
complica porque el fonema oclusivo estaba sufriendo un proceso de fricatización en posición
intervocálica. Este estado de confusiones se denomina betacismo. Así, encontramos en el texto
algunos casos de betacismo, pues posteriormente, estas palabras se escribirán con -b-: atrauesaua
(v.5), yua (v.6), entraua (v.7), alaueses (v.12), lidiauan (v.13), dauan (v. 15).

Desde el punto de vista gráfico, el problema queda solventado en el siglo XVIII, con la
creación de la RAE y la publicación del Diccionario de Autoridades (1726), porque decide seguir
criterios etimológicos, de manera que se impone que las palabras cuyo étimo tenía /p/ o /b/ se
escriban con -b- y las que, etimológicamente, tenían wau se escriban con -v-. La presión del uso y la
tradición provocó no pocos vocablos que tienen -b- o -v- no etimológica: vota > boda.

4) Encontramos asimismo el uso de la grafía –y- que corresponde al fonema palatal


fricativo sonoro /y/ representando al fonema vocálico /i/: yva (v. 6), caynos (v.11).Este fonema
procede de la 3ª yod: -bj-, -dj-, -gj-. También puede tener origen en el grupo “-g- + -e-, -i-” y en “-
k- + -e-, -i-” y en la semiconsonante palatal latina -j-, sin embargo, hasta 1726, año en que se
establece oficialmente el uso de /i/ como vocal, encontramos / y/ realizando dichas funciones.

5) Observamos en el texto que aún no se han resuelto casos de geminadas /mm/ y /rr/.

En cuanto al fonema nasal bilabial /m/ observamos que aún no se ha simplificado y así lo
vemos en el texto en commo (v. 6), posteriormente evolucionará ˃ COMO. Este fonema se
simplifica porque no puede palatalizarse, pues esto llevaría a la confusión con la evolución idéntica
del grupo -nn-˃- ñ-

Por lo que respecta a la vibrante múltiple /r/ encontramos rrey(v.2), rreal (v.7) que
evolucionarán ˃ REY y ˃ REAL respectivamente.

6) Observamos también en el texto que ha quedado fijada la grafía “ll” para el fonema
líquido palatal / ḻ/, así en batalla (v.1), Audalla (v.3). Este grafema quedó fijado con la reforma
ortográfica alfonsí (1276) impuesta por la cancillería de Alfonso el Sabio, ortografía que será
fijada definitivamente por Nebrija (1492).Se mantendrá hasta el siglo XVII, época en que las
transformaciones fonéticas y fonológicas que sufre le castellano provocarán un gran número de
vacilaciones gráficas no resueltas hasta la reforma de la Academia en el siglo XVIII.

7) Igualmente con la reforma ortográfica alfonsí queda fijada la grafía “ñ” para el fonema
nasal palatal/ ṉ/, así en fasaña (v.14), España (v. 16), sin embargo podía alternar con la grafía
“nn”, sólo será hasta el siglo XVI que no se fija el uso en exclusividad de “ñ” para le fonema
palatal nasal /ṉ/.
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8) Respecto a la sonorización de las oclusivas sordas –p-, -t-, -k-, -s-˃ -b-,- d-, -g-, -z-,
encontramos el siguientes ejemplo:

• CATA˃ CADA ( sonorización de T˃D) (v.13)

• LITIGARE˃LIDIAR˃LIDIAUAN ( sonorización de T˃ D) (V.13)

9) Merece la pena señalar algunos casos de YOD:

• FILIUS˃FIJO˃HIJO Yod 2ª (ly) (V.3)

• MELIOR˃MEJOR˃MEJORIA Yod 2ª (ly) (V.15)

• HISPANIA˃ESPAÑA Yod 2ª (ny) (V.16)

10) En cuanto a la conjunción copulativa podemos observar que aparece mayoritariamente la


forma “i” (v.4, v. 12 y v. 15). La forma “et” es la que predomina hasta el siglo XIV inclusive. En el
XV es la “e” la que tiene la supremacía, y a partir de principios del XVI son “y” o “i”. Este dato nos
lleva a confusión en el texto ya que según lo dicho sería un texto de principios del siglo XVI, sin
embargo por la temática del texto, de tipo bélico, nos indican que se trata de un texto anterior en el
tiempo.

Respecto a la morfología del texto observamos que está ya consolidada respecto a su


evolución latina.

1) Por lo que respecta al sustantivo, en su paso al castellano, se articula en función del


género, masculino y femenino ( el género neutro se pierde) y sigue los parámetros de la primera y
segunda declinación del latín, femeninos y masculinos, respectivamente. El resto de declinaciones
se ven absorbidas por éstas dos y las marcas o morfemas de acusativo –a, -o, se utilizan para el
género en castellano. El plural se hará con el morfema –s , -es de forma analógica. Así en el texto
vemos sustantivos masculino singular: rrey (v.1), oso (v.6); masculino plural: Lioneses (v.9),
asturianos (v.9) ,gallegos (v.10), portogaleses (v.10), guipuscanos (v.11), alaueses (v.12);
femenino singular: batalla (v.1) , Montaña (v.12), fasaña, (v.14) España (v.16) y femenino
plural: sierras (v.5).

En este sentido nos llaman la atención los sustantivos LIONESES que evolucionó a
LEONESES, FASAÑA > HAZAÑA, PORTOGALESES ˃ PORTUGALESES, GUIPUSCANOS >
GUIPUZCANOS, lo cual nos hace pensar que estamos ante un texto con rasgos dialectales, cuando
lo esperado en el texto sería LEONESES, PORTUGALESES, GUIPUZCANOS, FAZAÑA.

2) En el caso de los adjetivos calificativos tomarán las mismas formas que los sustantivos
predominando siempre la analogía. Así en el texto vemos adjetivos masculino singular noble (v.16).
El texto es predominantemente narrativo, se está narrando una acción, por lo que observamos una
casi ausencia de adjetivos y un predominio de sustantivos y verbos.

3) Los pronombres también presentan las características de sustantivos y adejtivos en


español. Así encontramos pronombres posesivos su (v.3) e indefinidos cada vnos (v.13).

Uno de los aspectos más interesantes desde el punto de vista del posesivo que observamos en
el texto es la estructura “artículo + posesivo átono + sustantivo”así,“del su fijo Audalla”(v.3),

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uso que llega hasta el siglo XIV y se va perdiendo progresivamente, hasta que desaparece
completamente en el XVI, y sólo se conserva dialectalmente.Se ha explicado esto de acuerdo con
criterios de variación estilística. Para Rafael Cano, el posesivo con artículo constituye secuencias
claramente marcadas con especial valor afectivo, retórico o enfático de la posesión.

Los personales siguen la configuración latina en torno a las tres personas gramaticales. Es
interesante destacar el uso de los pronombres enclíticos en Saliose (v.1)

4) Hay que resaltar la aparición del artículo como nuevo determinante proveniente de ille,
illa, illu, el, la , lo y sus respectivos plurales. Este artículo tiene su origen en el reajuste que sufren
los pronombres o determinantes demostrativos. De hic, haec, hoc, iste, ista, istud, ille, illa, illud, se
perderá el primero por cuestiones de homofonía con otros determinantes. Se recurrirá a ipse, ipsa,
ipsum para restaurar la organización tripartita en torno a las tres personas gramaticales. Al
evolucionar ille, illa, illud a lo que hoy conocemos como artículo, se utilizará como determinante o
pronombre la fórmula reformada accu-ille, ... Esta fórmula reforzada también aparecerá en el resto
de demostrativos durante toda la Edad Media, pero se perderá más adelante. Encontramos casos de
artículo en el texto la (v.1) en la construcción dela, el (v.4).
5) Por lo que respecta al verbo, lo primero que observamos es que las cuatro conjugaciones
latinas han evolucionado a las tres del español actual: primera, infintivo en –ar, segunda, infinitivo
en –er y tercera, infinitivo en –i.

Los tiempos verbales que predominan son el pretérito perfecto simple saliose (v.1), y el
pretérito imperfecto de Indicativo: atrauesaua (v.5) yua (v.6), entraua (v.7) lidiauan ( v.13),
dauan (v.15). El texto presenta la distinción temporal y modal del español actual, es decir, los
tiempos simples de pretérito perfecto simple se corresponde con el pretérito perfecto del latín y el
pretérito imperfecto con el pretérito imperfecto latino siguiendo la tendencia sintética en su
evolución al castellano.

El pretérito perfecto simple saliose procede de los pretéritos débiles latinos y es el único
tiempo de los temas de pasado latinos que se mantienen en español con sus formas evolucionadas y
que no es sustituido por una forma perifrástica como sucede en con el resto.

Junto a ellos encontramos un gerundio Bramando (v.6), y la forma de Futuro simple de


Indicativo del verbo ser sera(v.14).

Por lo que respecta a los verbos “ser y estar”, en el texto vemos normalizado el uso del verbo
ser en será.

6) En cuanto a las formas no declinables, adverbios, preposiciones y conjunciones, siguen


igualmente en castellano de su origen latino. Podemos destacar las siguientes:
- El adverbio commo,˃ COMO (v.6) que puede funcionar como adverbio o como
conjunción,( en el texto funciona como adverbio) y que desciende del vulgar QUOMO, contracción
del latín QUO MODO.
- El adverbio muy (v.2), del neutro singular del adjetivo MULTUS, -A, -UM.
- En cuanto a la conjunción copulativa podemos observar que aparece mayoritariamente la
forma “i” (v.4, v. 12 y v. 15) que en el castellano actual originó ˃ y.

En cuanto a la sintaxis del texto, podemos destacar los siguientes aspectos:


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1) Se observa un predomino del periodo oracional largo, en el que el autor utilla
coordinación de oraciones mediante la conjunción copulativa “i , o la coordinación de sintagmas.
2) El orden de las palabras todavía no se ve totalmente evolucionado como queda reflejado
en el uso de la estructura “artículo + posesivo átono + sustantivo”: “del su fijo Audalla” (v.3).

LOCALIZACIÓN Y DATACIÓN.

Después de nuestro análisis del texto deteniéndonos en los diferentes planos existentes en el
mismo podemos concretar la datación del mismo. Como ya dijimos al principio de nuestro
comentario, el que haya dejado de producirse el apócope extrema de la -e nos indica que estamos
ante un texto posterior a 1276 fecha en que Alfonso X condena la apócope extrema de –e, por
extranjerizante en el Libro de la Ochava Esfera y el hecho de que aún no se haya producido el
reajuste de sibilantes, nos indica además, que se trata de un texto escrito antes de 1560, año en que
culminó tal proceso de reajuste.

Además, nos encontramos con un texto en verso, de temática histórica y bélica, similar a los
cantares de gesta. Se trata de El Poema de Alfonso Onceno o Crónica rimada es un poema
cronístico incompleto acerca del rey de Castilla Alfonso XI, escrito en 1348 por Rodrigo Yáñez.
Relata la vida de Alfonso XI de Castilla y León desde su subida al trono cuando solo contaba con
un año de edad en 1312 hasta la conquista de Algeciras de 1344, e incluye información sobre la
lucha del rey castellano contra la dinastía de los benimerines y en la batalla del Salado. Además, se
introducen alabanzas del propio rey y de su amante, Leonor de Guzmán.
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