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Música y madurez.

Por: Felipe Cruz.

La tarea de escribir un ensayo siempre ha sido para mí una labor minuciosa y exhaustiva en la
que busco la mejor y más eficiente manera de expresarme y darme a entender. Este ensayo no
ha sido la excepción y más tratándose de mi último semestre en la universidad. Sin embargo, la
enorme presión y trabajo que supone tocar en mi recital han hecho que el tiempo y dedicación
que me hubiese gustado dedicar a la elaboración de este trabajo, hayan mermado, por lo que de
antemano pido una disculpa. Habiendo dicho esto, procedo con el ensayo.

Hace poco tiempo se nos planteó en clase de Filosofía el siguiente cuestionamiento: œExiste la
interpretación musical perfecta?

Evidentemente, una pregunta así llevó consigo primero definir los conceptos „interpretación‰ y
„ejecución‰, todo para concluir que todo acto de ejecución, por el simple hecho de involucrar a
una persona, lleva consigo un proceso de interpretación. Encontrar tal proceso agradable o no,
dependerá siempre del espectador.

Ahora bien, creo que el sólo hecho de considerar que puede existir una versión o
interpretación „perfecta‰ de una pieza refleja dos cosas: primero, que seguimos arrastrando
prejuicios surgidos en la época romántica (tales como el concepto de una obra de arte como
algo único e irrepetible), y segundo, que necesitamos creer que la „perfección‰, o lo que
creemos que es perfecto, existe.

En mi opinión y como resultado de lo poco que he aprendido hasta ahora, puedo decir que la
perfección existe y no existe a la vez. Mientras que, como concepto absoluto y generalizado a
todos lo considero absurdo, como la elección de lo que nos gusta y nos trae placer o bienestar,
creo que, en efecto, existe. Sin embargo, nadie más que uno mismo, será capaz de decidir si se
le atribuye a algo la cualidad de la perfección.

Hablando en retrospectiva, cuando recién empecé la carrera, estaba verdaderamente „casado‰


con interpretaciones que a mi parecer, eran „perfectas‰ y tenía una actitud algo cerrada
respecto de otras nuevas o diferentes. Ahora y estando a punto de concluirla, puedo afirmar
que dicha actitud se ha ido y que en cada interpretación, encuentro la oportunidad de descubrir
cosas nuevas y de mejorar mi asimilación de la música y su lenguaje.

Creo que todas las actividades artísticas, para su desarrollo, requieren un desprendimiento,
sobre todo, de los prejuicios que tenemos a cuestas. Para superarlos, es necesario cuestionar
primero nuestras creencias y después, analizarlas para poder identificar tales prejuicios. Estoy
convencido de que las artes, entre más nos acerquemos a ellas y sus diferentes manifestaciones,
brindan la sensibilidad necesaria para, eventualmente, lograr todo este proceso de
cuestionamiento y análisis que requerimos, primero para crecer como personas, y después
como músicos.

Por lo consiguiente y si después de transcurrir cuatro años y medio en una carrera, seguimos
comportándonos y teniendo la misma actitud hacia la música y su estudio, creo que esto será
un signo inequívoco de que aún no alcanzamos la madurez. Veo con tristeza de que con
respecto de las demás artes, los músicos somos los que menos, o nada (salvo algunas
excepciones), nos involucramos con las demás ramas artísticas. –Y tenemos la escuela de artes
plásticas enfrente!

Es probable entonces, que quienes estudiamos música seamos los que más necesitamos
sensibilizarnos de nuestro entorno y de lo que podemos lograr si damos ese pequeño salto a lo
que creo, es el inicio de la libertad y de la espontaneidad, cosas que, si queremos ser artistas,
definitivamente debemos tener y utilizar.

He tenido la fortuna de conocer grandes y excelentes músicos y lo que observo que tienen
todos en común, es que son personas con gran sensibilidad y calidad humana. Creer que
terminando la carrera estaré a la par con ellos, al menos profesionalmente, resulta aún
inconcebible para mí.

A propósito del fin de la carrera, una profesora nos dijo recientemente: „esto es sólo el
principio‰, y creo que tiene toda la razón, el panorama es cada vez más amplio y lo que he
estudiado hasta ahora parece sólo la introducción de todo lo que la música tiene para ofrecer.
Llevo muy poco pero creo que he empezado mi recorrido hacia la madurez tanto como músico
como persona. De hecho, creo que ambas van de la mano y se exigen, para seguir avanzando,
que ninguna se quede atrás.

"La música constituye una revelación más alta que ninguna filosofía".

Ludwig van Beethoven.

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