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VIABILODAD DE LA CADENA PERPETUA EN COLOMBIA.

Para referirme a este delicado tema, en primer lugar, hay que poner de presente lo
preceptuado por nuestra normativa Penal (LEY 99 DE 2000) en su Art. 4, donde señala
cuales son las funciones de la pena a imponer en nuestro sistema penal. Podría decirse que
el Art. 4 presenta una mixtura sobre las diversas teorías sobre la función de la pena, esto,
en razón de que el mismo señala que son funciones de la pena la prevención general, la
retribución justa, prevención especial, reinserción social y protección al condenado.
Teorías como la retribución justa, la prevención general o la retribución especial, en su
esencia, justifican una medida como la cadena perpetua en Colombia.
Feuerbach se refiere a una de las “modalidades” de la prevención general, a la negativa.
Esta señala que con la conminación penal contenida en la norma se puede lograr crear
cierto vínculo psicológico entre la norma jurídica que impone una sanción severa y la
colectividad que se encuentra sometida a esta. El derecho penal castiga las conductas
delictivas, por lo cual su naturaleza de castigador lleva intrínseca el carácter de intimidador,
que la norma logre disuadir a las personas de cometer actos delictivos, protegiendo así los
bienes jurídicamente tutelados por el Estado.
La cadena perpetua bajo la óptica de la ejecución penal no puede presentarse como la
instrumentalización del individuo, ni utilizarse como el argumento de la filosofía utilitarista
propia de los angloamericanos, sino como garantía del estado para con sus ciudadanos en lo
correspondiente a la protección de su persona y sus bienes, atendiendo siempre al principio
constitucional de la prevalencia del interés general en todos sus ámbitos, esto podría
entenderse como coartar un derecho para salvaguardar el de una sociedad.
Una sanción como esta debe ser impuesta a quienes comentan graves conductas delictivas
siempre que actúen por mera liberalidad, donde concurra una intención consiente de su
cometido, y de igual forma debe estar restringida a una serie de delitos en específicos,
como aquellos en los cuales el libre discernimiento de la persona se encuentre opacado por
circunstancias que no lo permitan.
En Colombia, la reincidencia es el común denominador, estudios criminológicos así lo
demuestran, por lo cual la el fin intimidatorio de la justicia penal no logra por completo su
cometido. De acuerdo a Von Liszt, en su estudio político – criminal, si la pena no produce
su efecto intimidatorio se requiere la corrección del delincuente, y ante esta negativa, se
plantea la eliminación como peligro futuro.
En el caso de la cadena perpetua, no debe entenderse la eliminación del peligro futuro con
la eliminación de la persona, sino que reintegración de la persona a una sociedad
susceptible de sufrir nuevamente sus acciones no será posible.

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