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No se debe confundir con Positivismo lógico.
Henri de Saint-Simon.
Auguste Comte.
Aristóteles y la filosofía.
El positivismo o filosofía positiva es una corriente filosófica que afirma que el
único conocimiento auténtico es el conocimiento científico y que tal conocimiento
solo puede surgir del método científico, siendo el ejemplo ideal las ciencias
físicas que triunfan claramente en el dominio de la naturaleza y en las
aplicaciones técnicas que de ella se derivan.
Índice
1 Características
2 Reacción
3 Corrientes positivistas
4 Véase también
5 Referencias
6 Bibliografía
Características
Estas corrientes tienen como características diferenciadoras la defensa de un
monismo metodológico (teoría que afirma que hay un solo método aplicable en todas
las ciencias). La explicación científica ha de tener la misma forma en cualquier
ciencia si se aspira a ser ciencia, específicamente el método de estudio de las
ciencias físico-naturales. A su vez, el objetivo del conocimiento para el
positivismo es explicar causalmente los fenómenos por medio de leyes generales y
universales, lo que le lleva a considerar a la razón como medio para otros fines
(razón instrumental). La forma que tiene de conocer es inductiva, despreciando la
creación de teorías a partir de principios que no han sido percibidos
objetivamente. En metodología histórica, el positivismo prima fundamentalmente las
pruebas documentadas, minusvalorando las interpretaciones generales, por lo que los
trabajos de esta naturaleza suelen tener excesiva acumulación documental y escasa
síntesis interpretativa.
Reacción
Esta sección es un extracto de Antipositivismo
El antipositivismo (también conocido como no positivismo, negativismo, sociología
interpretativa o interpretivismo) es el punto de vista en las ciencias sociales
según el cual los académicos deben necesariamente rechazar el empirismo y el método
científico en el desarrollo de teorías sociales e investigación.
Corrientes positivistas
Entre las corrientes positivistas se puede mentar el positivismo ideológico,
empiriocriticismo, positivismo metodológico o conceptual, positivismo analítico,
positivismo sociológico, positivismo realista y neopositivismo (empirismo lógico o
neopositivismo lógico). Los enfoques sociológicos en filosofía de la ciencia y
epistemología han sido tradicionalmente los principales críticos del positivismo,
aunque ambas posturas no son necesariamente contradictorias.
Véase también
Cientificismo
Fisicalismo
Neopositivismo
Referencias
Puesto que no podemos ir más allá de lo fenoménico, tomemos lo fenoménico como
realidad; la realidad queda determinada por aquello que se puede contar, medir o
pesar, porque no hay otro contenido de conocimiento posible.
José Ferrater Mora llega a distinguir hasta siete empirismos diferentes: «(1) El
empirismo llamado por antonomasia "sensible". Cuando se destaca el papel que
desempeñan las sensaciones en el conocimiento se usa el nombre "sensacionismo". (2)
El empirismo "inteligible". Según el mismo, los llamados "objetos ideales" —
números, proposiciones, conceptos, etc.— son objeto de la experiencia,
entendiéndose esta en un sentido amplio. Algunos fenomenólogos han hablado en este
sentido de un empirismo (o positivismo) total contra el empirismo (o positivismo)
sensible. (3) El empirismo moderado o empirismo crítico, que admite el origen
empírico del conocimiento, es decir, que admite que todo conocimiento se funda en
la experiencia sensible, pero que requiere ser examinado y controlado por algún
esquema o cuadro conceptual. (4) El empirismo radical, expresión debida a William
James, para quien inclusive las relaciones son "experimentales". Según escribe
James en Essays in Radical Empiricism (II, 1), "con el fin de que un empirismo sea
radical es menester que no admita en sus construcciones ningún elemento que no sea
directamente experimentado, ni excluya de ellas ningún elemento que sea
directamente experimentado". (5) El empirismo "total", que ha defendido S.
Alexander (Space, Time, and Deity, libro I, cap. 6), al adherirse a la máxima de
Hume según la cual hay que buscar siempre la base empírica de nuestras ideas, pero
corrigiéndola, si es menester, para combatir cualquier posible inadmisible
prejuicio en favor de ciertas impresiones. Para Alexander "un empirismo cabal
acepta su fórmula [la de Hume], pero como no tiene ningún prejuicio en favor de las
existencias separadas o distintas que atraen nuestra atención, insiste en que en el
curso de las inspecciones efectuadas por la experiencia, ningún elemento debe ser
omitido del inventario". Ni siquiera hay que hacer como Hume y detenerse en las
condiciones sustantivas (o sustantivistas) del yo, olvidando sus condiciones
transitivas, ya que ello tiene por consecuencia olvidar "la esencial continuidad de
la mente". (6) El empirismo llamado "integral", que ha sido defendido por Risieri
Frondizi. (7) El empirismo "dialéctico" de que a veces ha hablado el autor de la
presente obra y que consiste, grosso modo, en usar ciertos conceptos como
conceptos-límites, esto es como no denotativos de ninguna realidad y a la vez en
tratar estos conceptos como a la vez contrapuestos y complementarios. (8) El
empirismo lógico.» (Ferrater Mora, José. Diccionario de filosofía.)
Daniel Kalpokas. Pragmatismo, empirismo y representaciones. Una propuesta acerca
del papel epistémico de la experiencia (UBA-UNC-CONICET) Anal. filos. v. 28 n. 2,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires nov. 2008 «Las vinculaciones entre el pragmatismo y
el empirismo han sido siempre complejas, ambivalentes y estrechas. En efecto, si
bien puede decirse que el pragmatismo clásico constituye una filosofía de raigambre
empirista, no es menos cierto que todos los autores pragmatistas desarrollaron una
crítica novedosa del viejo empirismo británico. Ya sea que se trate del "realismo
crítico del sentido" de Peirce,1 del empirismo radical de James o del
instrumentalismo de Dewey, en todos estos casos se evidencia la recepción crítica
que del empirismo efectuaron los clásicos del pragmatismo. En nuestros días, con el
giro lingüístico de por medio, la situación ha cambiado sensiblemente. Luego de los
ataques de Quine a los dos dogmas del empirismo -la distinción analítico-sintético
y el reduccionismo- sumados a la crítica de Davidson al dualismo esquema-contenido
(el supuesto tercer dogma), poco parece haber quedado de una filosofía que pueda
tildarse de "empirista". En términos de historia de la filosofía, la novedad con la
que nos encontramos aquí es la de un pragmatismo profundamente divorciado del
empirismo o, en el caso de Rorty, un pragmatismo claramente anti-empirista. Pues
bien, situándome en el seno del pragmatismo contemporáneo, quisiera abordar las
vinculaciones entre estas dos corrientes filosóficas -el empirismo y el
pragmatismo- a partir de un problema que ha resultado central en la epistemología
contemporánea, a saber, el de si la experiencia constituye, en algún sentido, una
instancia de legitimación de nuestras creencias. En la primera sección de este
trabajo discuto la tesis rortyana según la cual la experiencia únicamente causa
creencias, pero no las justifica (I). En la segunda sección, en cambio, presento
las líneas generales de una concepción alternativa que, evitando una recaída en el
llamado "mito de lo dado", pretende devolverle a la noción de "experiencia" su
significado epistemológico (II).»
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