Sunteți pe pagina 1din 51

Notificaciones en los procedimientos civiles federales

4.1 Introducción
En el presente tema se expondrá la forma en que los actuarios judiciales deben
practicar las notificaciones en materia civil federal y mercantil. En relació n con la
materia civil, ademá s de identificar a las personas a las que se deben notificar las
resoluciones judiciales que se dictan en los diversos procedimientos civiles
federales (juicios ordinarios y ejecutivos, medios preparatorios de juicio y
jurisdicciones voluntarias), se explicará la forma en que debe proceder el actuario
judicial al practicar los distintos tipos de notificaciones, como son las personales,
por instructivo y por rotuló n. En materia mercantil, se detallará la manera en que
deben practicarse los distintos tipos de notificaciones y se explicará
detalladamente la forma en que el actuario judicial debe diligenciar el auto de
exeqü endo, pues tal diligencia es de especial trascendencia. Finalmente, al abordar
la materia concursal se establecerá cuá les son las resoluciones que conforme a la
ley o a la jurisprudencia deben notificarse personalmente. Cabe precisar que en
ambas materias (civil y mercantil) se explicará la forma en que deben practicarse
los embargos.

4.2 Plazo para notificar las resoluciones judiciales


El artículo 303 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 303. Las notificaciones, citaciones y emplazamientos se efectuará n, lo
má s tarde, el día siguiente al en que se dicten las resoluciones que las prevengan,
cuando el tribunal, en éstas, no dispusiere otra cosa.”
De la disposició n legal transcrita se desprende que, por regla general, las
resoluciones deben notificarse a más tardar el día siguiente de aquel en que
se dictan. Lo anterior, salvo los casos en los que la autoridad que conozca del
proceso civil federal disponga otra cosa.
Ahora bien, para el cumplimiento de dicha imposició n, debe tenerse en cuenta lo
dispuesto en los artículos 281 y 282 del Có digo Federal de Procedimientos
Civiles[1], ya que la notificació n como una actuació n judicial podrá realizarse en
días y horas há biles, asimismo, en caso de urgencia el tribunal puede habilitar los
días y horas inhá biles, siempre y cuando sea justificable.
[1] ARTÍCULO 281.- Las actuaciones judiciales se practicarán en días y horas hábiles.  Son días hábiles todos los
del año, menos los domingos y aquellos que la ley declare festivos. Son horas hábiles las comprendidas
entre las ocho y las diecinueve.
ARTÍCULO 282.- El tribunal puede habilitar los días y horas inhábiles, cuando hubiere causa urgente que lo exija,
expresando cual sea ésta y las diligencias que hayan de practicarse.
Si una diligencia se inició en día y hora hábiles, puede llevarse hasta su fin, sin interrupción, sin necesidad de
habilitación expresa.

4.3 Personas a quienes deben notificarse las resoluciones


4.3.1 Consideraciones previas
En los procesos civiles federales, ademá s del actor y el demandado, pueden llegar a
intervenir otras personas a las que se deben notificar las resoluciones que se
pronuncian en aquéllos. Por ejemplo, personas que el juzgador llama al
procedimiento o que se incorporan en él por considerar que las resoluciones que
se llegaren a dictar en el mismo podrían afectar sus intereses jurídicos. Tales
personas, por no tener el cará cter de actor ni demandado, reciben el nombre de
terceros.
Asimismo, hay juicios o procedimientos civiles en los que, por mandato expreso de
la ley, debe intervenir el Ministerio Pú blico de la Federació n. En estos casos, las
resoluciones que se dicten en tales juicios o procedimientos deben notificarse a los
agentes ministeriales.
En los temas subsecuentes, ademá s de exponer a quiénes se deben notificar las
resoluciones que se dictan en los procedimientos civiles federales, se explicará ,
brevemente, quiénes pueden tener el cará cter de terceros así como los casos en los
que resulta procedente notificarles las resoluciones judiciales. Asimismo, se
expondrá el concepto de tercerista.

4.3.2 Actor y demandado

4.3.2.1 Personas físicas


El artículo primero del Có digo Federal de Procedimientos Civiles dispone:
“ARTÍCULO 1. Só lo puede iniciar un procedimiento judicial o intervenir en él, quien
tenga interés en que la autoridad judicial declare o constituya un derecho o
imponga una condena, y quien tenga el interés contrario.- Actuará n, en el juicio, los
mismos interesados o sus representantes o apoderados, en los términos de la Ley.
En cualquier caso, los efectos procesales será n los mismos, salvo prevenció n en
contrario […].”
De la citada disposició n se desprende que el actor y el demandado pueden actuar
en los procedimientos civiles por sí mismos o por medio de sus representantes o
apoderados.
Entonces, la representació n puede ser legal o convencional.
La representación legal deriva directamente de la ley, y es la que requieren las
personas que, por carecer de capacidad procesal (por ejemplo los menores de
edad), no pueden actuar en los procedimientos civiles por sí mismos. Por tanto,
para que aquéllos puedan asumir efectivamente la calidad de parte procesal,
requieren del representante que estatuye la propia ley. Así por ejemplo, el
representante del menor de edad es la persona que ejerce la patria potestad.
Lo expuesto en el pá rrafo anterior se corrobora con lo dispuesto en el artículo 23
del Có digo Civil Federal, que dice:
“ARTÍCULO 23. La minoría de edad, el estado de interdicció n y demá s
incapacidades establecidas por la ley, son restricciones a la personalidad jurídica
que no deben menoscabar la dignidad de la persona ni atentar contra la integridad
de la familia; pero los incapaces pueden ejercitar sus derechos o contraer
obligaciones por medio de sus representantes.”
Por otro lado, la representación convencional es la que emana de la voluntad de
las partes, es decir, es la que puede otorgar la persona que siendo capaz para
actuar por sí misma designa a otra persona para que lo haga a su nombre. Esta
ú ltima recibe el nombre de apoderado judicial. Se trata de un mandatario con
poder bastante para representar en juicio a su mandante[1]. Al respecto, resulta
conveniente invocar los artículos 2585 y 2586 del Có digo Civil Federal; dicen:
“ARTÍCULO 2585. No pueden ser procuradores en juicio: I. Los incapacitados; II.
Los Jueces, Magistrados y demá s funcionarios y empleados de la administració n de
justicia, en ejercicio, dentro de los límites de su jurisdicció n; III. Los empleados de
la Hacienda Pú blica, en cualquiera causa en que puedan intervenir de oficio, dentro
de los límites de sus respectivos distritos.”
“ARTÍCULO 2586. El mandato judicial será otorgado en escritura pú blica, o en
escrito presentado y ratificado por el otorgante ante el Juez de los autos. Si el Juez
no conoce al otorgante, exigirá testigos de identificació n.- La substitució n del
mandato judicial se hará en la misma forma que su otorgamiento.”
En congruencia con lo antes expuesto, debe decirse que cuando en un
procedimiento civil federal el actor o el demandado actú an por sí mismos, las
resoluciones que se dicten en aquél se deben notificar directamente a ellos. En los
casos en los que el actor o el demandado tengan representante o apoderado, las
notificaciones se entenderá n con éstos. En este supuesto, ya no es necesario
entender la notificació n de que se trate con el actor o demandado, pues basta que
la diligencia se practique con el representante o apoderado para tener por
legalmente hecha la notificació n. Al respecto, conviene citar el primer pá rrafo del
artículo 310 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles; dice:
“ARTÍCULO 310. Las notificaciones personales se hará n al interesado o a su
representante o procurador, en la casa designada, dejá ndole copia íntegra,
autorizada, de la resolució n que se notifica.”
Por otra parte, existen procedimientos civiles en los que hay pluralidad de actores,
de demandados o de ambos. La parte o partes que estén compuestas por diversas
personas, deberá n tener una sola representació n. Para tal efecto, los interesados
deberá n designar un representante comú n. Esta designació n puede recaer en uno
de los interesados o en otra persona; así, por ejemplo, si en un juicio se demanda a
tres personas, éstas podrá n designar a una de ellas o a un apoderado; aquélla o
este ú ltimo tendría el cará cter de representante comú n. Así, una vez que el titular
del ó rgano jurisdiccional dicte un proveído en el que tenga por hecha la
designació n, las resoluciones que se dicten en el juicio civil federal deberá n
notificarse ú nicamente al representante comú n, es decir, bastará con que el
actuario judicial entienda la diligencia con aquél, para tener por legalmente hecha
la notificació n. En relació n con lo anterior, conviene transcribir el artículo 5 del
Có digo Federal de Procedimientos Civiles; dice:
“ARTÍCULO 5. Siempre que una parte, dentro de un juicio, esté compuesta de
diversas personas, deberá tener una sola representación, para lo cual
nombrarán los interesados un representante común.- Si se tratare de la actora,
el nombramiento de representante será hecho en la demanda o en la primera
promoció n, sin lo cual, no se le dará curso.- Si fuere la demandada, el
nombramiento se hará en un plazo que concluirá a los tres días siguientes al
vencimiento del término del ú ltimo de los emplazados, para contestar la demanda.-
Cuando la multiplicidad de personas surja en cualquier otro momento del juicio, el
nombramiento de representante comú n deberá hacerse en el plazo de cinco días, a
partir del primer acto procesal en que se tenga conocimiento de esa multiplicidad.-
Si el nombramiento no fuere hecho por los interesados, dentro del término
correspondiente, lo hará , de oficio, el Tribunal, de entre los interesados mismos.- El
representante está obligado a hacer valer todas las acciones o excepciones
comunes a todos los interesados y a las personales de cada uno de ellos; pero, si
éstos no cuidan de hacerlas conocer oportunamente al representante, queda éste
libre de toda responsabilidad frente a los omisos.- El representante común
tendrá todas las facultades y obligaciones de un mandatario judicial.”
De la disposició n transcrita se desprende que el representante comú n está
obligado a hacer valer todas las acciones o excepciones comunes a todos los
interesados, así como las personales de cada uno de ellos. De lo anterior se infiere
que una vez que se tenga por hecha la designació n del representante comú n, éste
podrá suscribir promociones, interponer recursos y, en general, llevar a cabo todos
los actos necesarios para la defensa de los intereses de sus representados.
Resulta orientador para el tema en estudio la siguiente tesis:
“REPRESENTANTE COMÚN, NOTIFICACIÓN DE LA SENTENCIA AL. ES VÁLIDA
PARA TODOS AQUELLOS A QUIENES REPRESENTA. No se puede alegar por el
quejoso que la sentencia de primer grado no le fue notificada y que por ello no
pudo inconformarse en su contra, si se advierte que sus derechos procesales
quedaron protegidos porque el representante comú n hizo valer los recursos
legales correspondientes, quien incluso promovió el juicio de amparo, pues el
hecho de que la sentencia le sea adversa, no implica que se encuentre desvinculada
del quejoso, ya que de estimarse así, se llegarían a crear procesos interminables,
trastocando con ello el principio de seguridad jurídica, que debe respetarse en el
procedimiento judicial; por ende, la notificació n de la sentencia que se hace al
representante comú n, es vá lida para todos aquellos a quienes representa.”[2]
Ahora bien, el primer pá rrafo del artículo 6 del Có digo Federal de Procedimientos
Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 6º. Los cambios de representante procesal de una parte, no causan
perjuicio alguno a la contraria, mientras no sean hechos saber judicialmente.
Tampoco perjudicará n a una parte los cambios operados en la parte contraria, por
relaciones de causante a causahabiente, mientras no se hagan conocer en igual
forma. Cuando se verifiquen estos cambios con infracció n de lo dispuesto en el
pá rrafo anterior, la actividad procesal se desarrollará y producirá sus efectos con
toda validez, como si no se hubiese operado el cambio, en tanto no se haga saber
judicialmente.”
Como se ve, las partes pueden revocar el nombramiento de representante comú n,
representante o apoderado, segú n corresponda, en cualquier etapa del
procedimiento civil. También pueden cambiar al representante o apoderado. A
este respecto es importante hacer la siguiente aclaració n: si una de las partes
exhibe un escrito encausado al juicio de que se trate, en el que solicita la
revocació n del nombramiento de su apoderado y el titular del ó rgano
jurisdiccional no acuerda tal ocurso, el actuario judicial deberá seguir practicando
las notificaciones con el referido apoderado. Esto es así, pues mientras el titular
del órgano jurisdiccional no pronuncie el proveído en el que tenga por
revocado el nombramiento del apoderado, éste seguirá conservando tal
carácter.
Lo anterior obliga a los actuarios judiciales a hacer revisiones periódicas de
los autos para indagar si se ha dictado algún auto en el que se tenga por
revocado el nombramiento del apoderado o representante, sustituyéndolo
por otro. Si no se hace tal revisión, el actuario podrá incurrir en un error.
También cabe la posibilidad que se abra un canal de constante comunicació n entre
la oficialía de partes y la actuaría del ó rgano jurisdiccional, para que en caso de
promociones detectadas relacionadas con la revocació n de algú n nombramiento se
haga del conocimiento de los actuarios para que éstos le den seguimiento.
 

4.3.2.2 Personas morales privadas u oficiales


Los artículos 27 y 28 del Có digo Civil Federal dicen:
“ARTÍCULO 27.- Las personas morales obran y se obligan por medio de los ó rganos
que las representan sea por disposició n de la ley o conforme a las disposiciones
relativas de sus escrituras constitutivas y de sus estatutos.”
“ARTÍCULO 28.- Las personas morales se regirá n por las leyes correspondientes,
por su escritura constitutiva y por sus estatutos.”
De los citados preceptos se desprende que las personas morales privadas deben
intervenir en los juicios civiles por conducto de su legítimo representante, esto es,
deben actuar en los juicios por medio de personas físicas a quienes sus estatutos
otorgan la facultad de representació n. En estos casos, el juez deberá dictar un
auto en el que conforme a los documentos exhibidos por el compareciente,
tenga a éste como representante de la persona moral. En tal hipótesis el
actuario deberá notificar todas las resoluciones que se dicten en el proceso
civil a la persona física que el juez tuvo como representante de la persona
moral.
Por otra parte, las personas morales oficiales deben actuar en los juicios por
conducto de los funcionarios o representantes que designen las leyes, es decir, la
representació n de las personas morales oficiales debe derivar del ordenamiento
legal o del reglamento que las rija. En estos casos, una vez que el juez haya
pronunciado el proveído en el que tenga como representante de la persona
moral oficial al funcionario correspondiente, el actuario judicial le notificará
a dicho representante las resoluciones que se dicten en el proceso civil.
 

4.3.3 Terceros llamados a juicio


Giuseppe Chiovenda, en su libro Instituciones de Derecho Procesal Civil, en
relació n con los terceros llamados a juicio, dice: “Alguna de las dos partes (actor o
demandado) puede ‘llamar en causa’ a un tercero respecto del cual estime que la
cuestió n debatida es comú n... Tiene por condició n no un interés cualquiera, sino
que la cuestió n debatida sea comú n a un tercero; lo que supone que demandante y
demandado se encuentren en el pleito en virtud de una relació n jurídica comú n al
tercero o conexa con una relació n en que el tercero se encuentre con ellos, de
modo que sea cuestió n del mismo objeto y la misma causa pretendí (o del uno o del
otro de estos dos elementos), que pudiera servir de fundamento de pleito frente o
por parte del tercero o que hubieran podido dar la posició n de litisconsorte junto
al actor o junto al demandado.”[3]
Por su parte, Cipriano Gó mez Lara considera que los terceros llamados a juicio son
personas traídas a un proceso ya existente, generalmente por petició n de alguna de
las partes originales o principales. Para este autor, los casos má s característicos de
estos llamamientos a terceros son: a) el llamamiento en garantía; b) el llamamiento
en evicció n; y, c) denuncia del pleito.[4]
Entonces, los terceros llamados a juicio son personas que se incorporan a éste y
que, por tanto, pueden hacer valer los derechos que a sus intereses legales
convenga. Cabe precisar que una vez que el juez reconoce el interés del tercero
para intervenir en el juicio, aquél adquiere el cará cter de parte procesal. En este
orden de ideas, será hasta que el juez haya dictado el proveído en el que haga
tal reconocimiento, que el actuario judicial podrá notificarle las resoluciones
que se dicten en el juicio. Lo anterior resulta muy importante, pues puede
suceder que se dé vista con los autos del juicio a un tercero y éste manifieste que
no tiene interés en intervenir en aquél, supuesto en el que obviamente el actuario
judicial no tiene obligació n de notificarle las resoluciones subsecuentes.
Ante este escenario, se insiste, el actuario debe estar al pendiente de las cuestiones
para no incurrir en algú n error; por lo que es recomendable la constante
comunicació n entre la oficialía de partes, la actuaría y el mismo secretariado del
ó rgano jurisdiccional, y dar el seguimiento correspondiente a las promociones y
reconocimientos que se hagan sobre este tipo de parte de los juicios.
Con el objeto de comprender algunos casos en los que se llama a juicio a terceros,
conviene citar los artículos 2124, 2137 y 2823 del Có digo Civil Federal; dicen:
“ARTÍCULO 2124.- El adquirente, luego que sea emplazado, debe denunciar el
pleito de evicción al que le enajenó.”
“ARTÍCULO 2137.- Si al denunciarse el pleito o durante él, reconoce el que enajenó
el derecho del que reclama, y se obliga a pagar conforme a las prescripciones de
este Capítulo, só lo será responsable de los gastos que se causen hasta que haga el
reconocimiento, y sea cual fuere el resultado del juicio.”
“ARTÍCULO 2823.- Si hubiere renunciado a los beneficios de orden y excusió n, el
fiador, al ser demandado por el acreedor, puede denunciar el pleito al deudor
principal, para que éste rinda las pruebas que crea conveniente; y en caso de que
no salga al juicio para el indicado objeto, le perjudicará la sentencia que se
pronuncie contra el fiador.”
Cabe destacar que los terceros llamados a juicio pueden intervenir en éste por sí, o
por conducto de su representante o apoderado, segú n corresponda (siempre y
cuando el juez haya dictado un acuerdo en el que tenga por designado al
apoderado o representante). En estos casos, basta con que la diligencia se entienda
con el representante o apoderado, para estimar que la notificació n quedó
legalmente hecha.
 

4.3.4 Terceristas
Se trata de sujetos ajenos al conflicto y al litigio pero que, sin embargo, sufren
personalmente alguno de sus efectos. Por tanto, promueven un juicio dentro un
proceso existente. Dicho juicio recibe el nombre de tercería. De este modo, los
terceristas se insertan en las relaciones procesales preexistentes persiguiendo un
interés propio y, en algunos casos, diferente al del actor y demandado.[5]
Por regla general, en las legislaciones civiles las tercerías son de dos tipos, a saber:
a) excluyentes de dominio; y, b) excluyentes de preferencia.
Una tercería excluyente de dominio es aquella promovida por una persona, en su
calidad de propietario o poseedor de una cosa, por sufrir los efectos del embargo
trabado en ella en un litigio en el que no es parte procesal, con el propó sito de que
se levante dicho embargo. Por otro lado, la tercería excluyente de preferencia se da
cuando un sujeto extrañ o a las partes procesales originales, se presenta en el
proceso en el que se embargaron bienes, alegando tener un mejor derecho a ser
pagado con el producto de la ejecució n de dichos bienes. En este caso el tercerista
alega tener mejor derecho que el actor para ser pagado con dicho producto.[6]
En el Có digo Federal de Procedimientos Civiles no está prevista la tercería
excluyente de preferencia. Esto es así, pues no está regulado que una persona que
alegue tener un mejor derecho a ser pagado, se inserte en el proceso en el que se
embargaron bienes. No obstante, en dicho ordenamiento legal se protege el
derecho de tales acreedores preferentes, pues los artículos 472 y 473 establecen
que aquéllos podrá n comparecer al remate a efecto de hacer valer sus derechos. En
efecto, los mencionados preceptos estatuyen:
“ARTÍCULO 472. No podrá procederse al remate de bienes raíces, sin que
previamente se haya pedido, al Registro Pú blico correspondiente, un certificado
total de los gravá menes que pesen sobre ellos, hasta la fecha en que se ordenó la
venta, ni sin que se haya citado a los acreedores que aparezcan en dicho
certificado.Si en autos obrare ya otro certificado, só lo se pedirá , al Registro, el
relativo al periodo o periodos que aquél no abarque.”
“ARTÍCULO 473. Los acreedores citados conforme al artículo anterior y los
que se presenten con certificados del Registro posteriores, tendrán derecho
de intervenir en el acto del remate, pudiendo hacer, al tribunal, las
observaciones que estimen oportunas para garantizar sus derechos, y apelar
del auto en que se finque el remate; pero sin que su intervenció n pueda dar lugar a
que se mande suspender la almoneda.”
Por otra parte, la tercería excluyente de dominio está prevista en el artículo 430
primer pá rrafo del Có digo Federal de Procedimientos Civiles. Este precepto
estatuye:
“ARTÍCULO 430.- Cuando, en una ejecució n, se afecten intereses de tercero que
tenga una controversia, con el ejecutante o el ejecutado, que pueda influir en los
intereses de éstos que han motivado la ejecució n, o que surja a virtud de ésta, la
oposició n del tercero se substanciará en forma de juicio, autó nomo o en tercería,
segú n que se haya o no pronunciado sentencia que defina los derechos de
aquéllos.”
Del texto del citado precepto, en relació n con la jurisprudencia que enseguida se
cita, se desprende que la tercería excluyente de dominio en todo caso se tramita
dentro de un juicio principal, aunque el tercerista también podrá promover otro
juicio autó nomamente después de que se dicte sentencia. Con respecto a lo antes
expuesto, conviene transcribir la siguiente jurisprudencia:
“TERCERÍAS EXCLUYENTES TIENEN NATURALEZA DE JUICIO Y NO DE
INCIDENTE.- De los artículos 1362 y 1368 del Có digo de Comercio se desprende
que las tercerías excluyentes, tanto material como formalmente, tienen la
naturaleza de juicio y no de incidente. En efecto, en la tercería excluyente se ventila
una acció n distinta a la que se debate en el juicio principal, es decir, la materia de la
controversia en la tercería es distinta a la del juicio preexistente, lo cual
materialmente le da la calidad de un juicio con sustantividad propia. El tercero es
ajeno a la controversia principal y, al ejercer la nueva acció n debe acreditar tener
un interés propio y distinto al de quienes son parte en el juicio principal, esta
nueva acció n se ventila por cuerda separada a través de un procedimiento propio
en el que el tercerista tiene los derechos, cargas y obligaciones que en todo juicio
tienen las partes y no suspende el curso del juicio preexistente, todo esto evidencia
que las tercerías excluyentes son formalmente juicios. En esas condiciones, la
resolució n que se emite en una tercería excluyente, una vez que causa ejecutoria,
no puede ser modificada o anulada por la que se dicte en el juicio que le da origen.
Ademá s el artículo 1369, del mencionado ordenamiento, les da la calidad de
juicios, sin que pueda estimarse que por la vinculació n de la tercería con el juicio
que la motiva se trate de un incidente, pues tal vinculació n constituye una
característica propia de las tercerías excluyentes, las cuales tienen su origen en la
afectació n judicial sobre bienes de la parte demandada, respecto de los cuales el
tercerista alega tener mejores derechos.”[7]
De la citada jurisprudencia se desprende, en lo que aquí interesa, que las tercerías
constituyen juicios con sustantividad propia. Esto determina que el tercerista tiene
los derechos, cargas y obligaciones que en todo juicio tienen las partes y, ademá s,
que la resolució n que se emite en una tercería excluyente, una vez que causa
ejecutoria, no puede ser modificada o anulada por la que se dicte en el juicio que le
dio origen. En tales condiciones, si bien el tercerista se incorpora en el proceso
principal; sin embargo, se mantiene ajeno a todo lo que en él se discute y, por
tanto, no le alcanzan los efectos propios de la sentencia que allí se emita.[8]
En congruencia con lo antes expuesto, a los terceristas únicamente se deben
notificar las resoluciones pronunciadas en la tercería, en tanto que, como se
vio, aquéllos se mantienen ajenos a todo lo que se discuta en el proceso civil
principal.
Cabe destacar que los terceristas, al igual que los terceros llamados a juicio,
pueden intervenir en éste por sí o por conducto de su representante o apoderado,
segú n sea el caso. Para ello, es necesario que el juez dicte un acuerdo en el que
tenga por designado al representante o apoderado del tercerista. Una vez hecho lo
anterior, basta con que la diligencia se entienda con aquéllos, para estimar que la
notificació n quedó legalmente hecha.
 
4.3.5 Ministerio Público de la Federación
Hay juicios y procedimientos civiles en los que el Ministerio Pú blico de la
Federació n tiene el cará cter de parte. Su intervenció n en tales juicios y
procedimientos tiene diversas finalidades, tales como vigilar la observancia de la
ley, la pronta y regular administració n de justicia, así como la tutela de los
derechos del Estado y de las personas morales e incapaces.[9]
El Có digo Federal de Procedimientos Civiles establece, en forma expresa, los juicios
y procedimientos en los que debe intervenir la representació n social. En efecto, el
pá rrafo tercero del artículo 4 de dicho ordenamiento legal, dispone:
“ARTÍCULO 4º.-…-La intervenció n que, en diversos casos, ordena la ley que se dé al
Ministerio Pú blico, no tendrá lugar cuando, en el procedimiento, intervenga ya el
Procurador General de la Repú blica o uno de sus Agentes, con cualquier cará cter o
representació n.”
En relació n con el citado precepto, los artículos 510, 511, 530 y 532 del Có digo
Federal de Procedimientos Civiles, estatuyen:
“ARTÍCULO 510. En los juicios de sucesió n, si la Federació n es heredera o legataria
en concurrencia con los particulares, el juez de los autos remitirá , al de Distrito,
copia de la clá usula respectiva y demá s constancias conducentes, a efecto de que
haga las declaraciones que correspondan.”
“ARTÍCULO 511. En el caso a que se refiere el artículo anterior, el juicio, cuando
haya controversia, se substanciará entre el Ministerio Público Federal y el
albacea, conforme a las reglas del Libro Segundo. Aceptada la herencia o el legado,
y resuelta, en su caso, la controversia, en favor de la Federació n, conocerá del juicio
sucesorio el juez de Distrito que corresponda.”
“ARTÍCULO 530. La jurisdicció n voluntaria comprende todos los actos en que, por
disposició n de la Ley o por solicitud de los interesados, se requiere la intervenció n
del juez, sin que esté promovida ni se promueva cuestió n alguna entre partes
determinadas.”
“ARTÍCULO 532. Se oirá precisamente al Ministerio Público Federal:
I.           Cuando la solicitud promovida afecte los intereses de la Federació n;
II.         Cuando se refiera a la persona o bienes de menores o incapacitados;
III.      Cuando tenga relació n con los derechos o bienes de un ausente; y
IV.       Cuando lo dispusieren las leyes.”
En tales condiciones, las resoluciones que se pronuncien en los juicios y
procedimientos civiles en los que intervenga el Ministerio Pú blico de la
Federació n, se notificará n a sus agentes, conforme a las reglas previstas en el
Có digo Federal de Procedimientos Civiles, que má s adelante se expondrá n.
 
4.3.6 Sujetos que sin ser parte en el juicio, intervienen en éste
Hay personas que intervienen en los procesos civiles y que no logran acceder a la
categoría de parte procesal en el litigio, respecto del cual son indiferentes e
independientes.[10] Se trata de sujetos a los que no les afecta el resultado del
juicio y que intervienen en éste con motivo del desahogo de una prueba o como
auxiliares en la administració n de justicia.[11] Entre estos sujetos se encuentran
los testigos, los peritos y los terceros tenedores de documentos que interesan a las
partes.
Al respecto, debe decirse que los actuarios judiciales deben notificar a los testigos,
peritos y terceros tenedores de documentos que interesan a las partes, las
determinaciones judiciales en las que se les cite, se les requiera o en las que se
adopte una determinació n que los titulares de los ó rganos jurisdiccionales estimen
necesario hacer de su conocimiento.
 

4.3.7 Autoridades que sin ser parte en el juicio, son necesarias


para cumplir tareas ajenas al oficio judicial
Hay procesos civiles en los que los titulares de los ó rganos jurisdiccionales
solicitan a diversas autoridades, que no son parte procesal, que efectú en
determinados actos que son necesarios para la eficacia de las determinaciones
judiciales o que resultan indispensables para cumplir tareas ajenas al oficio
judicial.[12] Entre estas autoridades se encuentran los notarios pú blicos y los
Directores de los Registros Pú blicos de la Propiedad y del Comercio.
Para ilustrar lo anterior, resulta conveniente citar el artículo 447 del Có digo
Federal de Procedimientos Civiles; dice:
“ARTÍCULO 447. De todo embargo de bienes raíces o de derechos reales
sobre bienes raíces se tomará razón en el Registro Público de la Propiedad
del partido, librándose, al efecto, copia certificada de la diligencia de
embargo.- Una vez trabado el embargo, no puede el ejecutado alterar, en forma
alguna, el bien embargado, ni contratar el uso del mismo, si no es con autorizació n
judicial, que se otorgará oyendo al ejecutante; y, registrado que sea el embargo,
toda transmisió n de derechos respecto de los bienes sobre los que se haya trabado,
no altera, de manera alguna, la situació n jurídica de los mismos, en relació n con el
derecho del embargante de obtener el pago de su crédito con el producto del
remate de esos bienes, derecho que se surtirá en contra de tercero con la misma
amplitud y en los mismos términos que se surtiría en contra del embargado, si no
se hubiese operado la transmisió n.”
Lo antes expuesto es importante para los actuarios judiciales, en virtud de que en
ocasiones los titulares de los ó rganos jurisdiccionales les encomiendan que
entreguen los oficios correspondientes a dichas autoridades. En estos casos, los
actuarios judiciales deberá n recabar el acuse de recibo correspondiente, a efecto
de que éste se agregue a los autos del juicio de que se trate.

[1]  PALLARES, Eduardo. Diccionario de Derecho Procesal Civil, Ed. Porrúa, México, 1994, 21ª edición, Pág. 99.

[2] Tesis Aislada XVIII.2o.7 K, de Tribunales Colegiados de Circuito, visible en el Tomo IX, Mayo de 1999, pág.
1067, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. núm. reg.  194000.
[3] CHIOVENDA, Giuseppe. Instituciones de Derecho Procesal Civil, Ed. Oxford, México, 1999, Primera Edición,
pág, 327.

[4]  GÓMEZ LARA, Cipriano. Derecho Procesal Civil. Editorial Harla, México 1991, Quinta Edición, pág. 330

[5]  Para el concepto de tercerista se siguen las ideas expuestas por ALVARADO VELLOSO, Adolfo, en su libro
Introducción al Estudio del Derecho Procesal, Segunda Parte, Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, Argentina,
Primera edición, pág. 195 y siguiente.

[6] Aquí se siguen las ideas expuestas por GÓMEZ LARA, Cipriano. Ob. Cit., pág. 330.

 
[7] Jurisprudencia número 1ª/J.59/2004, sustentada por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Unión, visible en la pág. 83, del tomo XX, Septiembre de 2004, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 180440.

[8] ALVARADO VELLOSO, Adolfo. Introducción al Estudio del Derecho Procesal, Segunda Parte, Ed. Rubinzal-
Culzoni, Buenos Aires, Argentina, Primera edición, pág. 196.

[9] ROCCO, Hugo. Derecho Procesal Civil, Ed. Jurídica Universitaria, México, 1998, Primera Edición, pág. 318 y sig.

[10] ALVARADO VELLOSO, Adolfo. Introducción al Estudio del Derecho Procesal, Segunda Parte, Ed. Rubinzal-
Culzoni, Buenos Aires, Argentina, Primera edición, pág. 184.
[11] CARNELUTTI, Francesco. Instituciones de Derecho Procesal Civil, Ed. Oxford, México 1999, Primera Edición,
pág. 245.

[12] ALVARADO VELLOSO, Adolfo. Introducción al Estudio del Derecho Procesal, Segunda Parte, Ed. Rubinzal-
Culzoni, Buenos Aires, Argentina, Primera edición, pág.  184.

4.4 Reglas para practicar las notificaciones en los procesos


federales civiles
Para practicar las notificaciones en los procesos civiles (juicios ordinarios y
ejecutivos, medios preparatorios a juicio y jurisdicció n voluntaria), los actuarios
judiciales deben ajustarse a las reglas previstas en el Có digo Federal de
Procedimientos Civiles. Estas reglas varían segú n el tipo de notificació n que se
practique como ya ha quedado asentado en los apartados anteriores, segú n los
supuestos de procedencia de cada uno de los tipos de notificació n que se practican
en los procesos civiles, la forma en que deben notificarse determinadas
resoluciones judiciales y la manera en que los actuarios judiciales deben proceder
ante las diversas situaciones que se presentan al practicar las notificaciones.

4.5 Tipos de notificación


En los procedimientos civiles federales existen los siguientes tipos de
notificació n:
a) Notificación personal: Es la que el actuario practica directamente con el
interesado, su representante o apoderado, segú n sea el caso, en la casa o despacho
que hubiese señ alado para oír notificaciones o, en su caso, en el ó rgano
jurisdiccional o en el lugar en que habitualmente laboren.
b) Notificación por instructivo: Esta notificació n, al igual que la personal, la
practica el actuario en la casa o despacho que el interesado, su representante o
apoderado haya señ alado para oír notificaciones. Este tipo de notificació n procede
cuando habiéndose intentado notificar personalmente a aquéllos una resolució n,
tal notificació n no se puede llevar a cabo con motivo de que se presenta alguna de
las siguientes situaciones: 1) nadie ocurre al llamado del actuario judicial; 2) el
interesado o la persona distinta de éste con quien se entiende la diligencia,
se niegan a recibir copia autorizada de la resolución que se pretende
notificar; y, 3) No se encuentra al interesado a quien se pretendía notificar
personalmente, pero la diligencia se entiende con otra persona.
En los supuestos previstos en los incisos 1) y 2), el instructivo de notificació n se
fija en la puerta principal de la casa o despacho del interesado. En el supuesto
previsto en el inciso 3), el instructivo de notificació n se deja en poder de la
persona con quien se entendió la diligencia.
c) Notificación por edictos: Este tipo de notificació n consiste en la publicació n de
la resolució n que se notifica en el Diario Oficial de la Federació n y en uno de los
perió dicos diarios de mayor circulació n nacional. La resolució n se publicará tres
veces, con un intervalo de siete días entre cada una de las publicaciones. Ademá s,
durante el tiempo requerido para hacer las referidas publicaciones, se debe fijar en
la puerta del ó rgano jurisdiccional copia íntegra de la resolució n.
d) Notificación por rotulón: Es aquella en virtud de la cual la resolució n dictada
en un expediente se hace del conocimiento de los interesados mediante un
documento que se fija en la puerta del ó rgano jurisdiccional o en un lugar visible y
de fá cil acceso al pú blico en general. En dicho documento se asientan los datos del
expediente en el que se pronunció la resolució n que se notifica, así como una
síntesis de ésta.
 
4.5.1 Notificaciones personales

4.5.1.1 Procedencia
El artículo 309 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 309. Las notificaciones será n personales: I. Para emplazar a juicio al
demandado, y en todo caso en que se trate de la primera notificació n en el
negocio.- II. Cuando dejare de actuarse durante má s de seis meses, por cualquier
motivo; en este caso, si se ignora el domicilio de una parte, se le hará la notificació n
por edictos; III. Cuando el tribunal estime que se trata de un caso urgente, o que,
por alguna circunstancia, deben ser personales, y así lo ordene expresamente, y IV.
En todo caso, al Procurador de la Repú blica y Agentes del Ministerio Pú blico
Federal, y cuando la ley expresamente lo disponga.”
De la disposició n legal transcrita se desprende que las notificaciones
invariablemente se hará n personalmente:
a)  Tratá ndose del auto que ordena emplazar a juicio al demandado;
b)  En los casos en que se trate de la primera notificació n en el juicio;
c)   Cuando se trate de la resolució n que se dicte en un juicio en el que se haya
dejado de actuar por má s de seis meses;
d)  En el supuesto de que así lo ordene el titular del ó rgano jurisdiccional;
e)  Cuando vayan dirigidas al Procurador General de la Repú blica y a los
agentes del Ministerio Pú blico de la Federació n;
f)    En los casos en que la ley lo ordene en forma expresa.
En relació n con el supuesto precisado en el apartado a), resulta conveniente
transcribir los artículos 305 y 306 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles;
dicen:
“ARTÍCULO 305.- Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera
diligencia judicial en que intervengan, deben designar casa ubicada en la població n
en que tenga su sede el tribunal, para que se les hagan las notificaciones que deban
ser personales. Igualmente deben señ alar la casa en que ha de hacerse la primera
notificació n a la persona o personas contra quienes promuevan, o a las que les
interese que se notifique, por la intervenció n que deban tener en el asunto. No es
necesario señ alar el domicilio de los funcionarios pú blicos. Estos siempre será n
notificados en su residencia oficial.”
“ARTÍCULO 306.- Cuando un litigante no cumpla con lo prevenido en la primera
parte del artículo anterior, las notificaciones personales se le hará n conforme a las
reglas para las notificaciones que no deban ser personales.- Si faltare a la segunda
parte del mismo artículo, no se hará notificació n alguna a la persona o personas
contra quienes promueva o a las que le interese que sean notificadas, mientras no
se subsane la omisió n; a menos que las personas indicadas ocurran
espontá neamente al tribunal, a notificarse.”
De las disposiciones transcritas se desprende que en el escrito en el que se formule
una demanda, el actor debe señalar el domicilio del demandado y de todas las
personas que deban intervenir en el juicio, por tener interés en el mismo. En
caso de que el actor omita señ alar los domicilios correspondientes, no se hará
notificació n alguna al demandado ni a las personas que deban intervenir en el
juicio, es decir, no se practicará el emplazamiento.
Por otra parte, segú n se dijo en el apartado b), la primera notificació n en el juicio
siempre se hará personalmente. Tal forma de proceder se explica pues la
notificació n personal garantiza que el sujeto con quien se entiende queda enterado
de que ante determinado ó rgano jurisdiccional federal está radicado un juicio al
que debe comparecer.
En el inciso c), se estableció que la resolució n que se dicte en un juicio en el que se
hubiere dejado de actuar por má s de seis meses, debe notificarse en forma
personal. Esto se explica porque durante esos seis meses pueden acaecer diversos
hechos que pueden incidir en el juicio. Así, por ejemplo, pudo haber cambiado el
titular del ó rgano jurisdiccional y una de las partes en el juicio considera que el
nuevo titular está impedido para conocer de éste y, por tanto, interpone
recusació n; o pudo haber muerto alguna de las partes, etcétera.
Por otra parte, en el inciso d), se apuntó que el titular del ó rgano jurisdiccional
tiene la facultad de ordenar que una resolució n se notifique personalmente. Luego,
aun cuando la resolució n no encuadre en alguno de los supuestos previstos en el
citado artículo 309 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles (que establece las
resoluciones que en forma obligada deben notificarse personalmente), si el titular
del ó rgano jurisdiccional ordena que aquélla se notifique en forma personal, el
actuario judicial debe cumplir con esa orden.
Es muy importante precisar que la facultad contenida en la fracció n III del artículo
309 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, está conferida ú nica y
exclusivamente a la autoridad que conoce del juicio o proceso civil. En este
sentido, es el titular del órgano jurisdiccional el que debe determinar si una
resolución debe notificarse personalmente a alguna de las partes en el juicio.
Siendo así, es inconcuso que el actuario judicial, en ningún caso podrá, motu
proprio, determinar que una resolución que no se ubique en alguno de los
supuestos previstos en el citado precepto legal, se notifique en forma
personal.
En el inciso e), se estableció que siempre se notificará en forma personal al
Procurador General de la Repú blica o a los agentes del Ministerio Pú blico de la
Federació n. Esta forma de proceder genera la certeza de que la representació n
social conoce las determinaciones que se dictan en los procesos civiles en los que
interviene.
Finalmente, en el inciso f), se sostuvo que las resoluciones deben notificarse
personalmente en los casos en que la ley lo ordene en forma expresa. Así, por
ejemplo, el artículo 152 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 152. Rendidos los dictá menes, dentro de los tres días siguientes del
ú ltimamente presentado, los examinará el tribunal, y, si discordaren en alguno o
algunos de los puntos esenciales sobre que debe versar el parecer pericial,
mandará , de oficio, que, por notificació n personal, se hagan del conocimiento del
perito tercero, entregá ndole las copias de ellos, y previniéndole que, dentro del
término que le señ ale, rinda el suyo. Si el término fijado no bastare, el tribunal
podrá acordar, a petició n del perito, que se le amplíe.- El perito tercero no está
obligado a adoptar alguna de las opiniones de los otros peritos.”
Por otra parte, ademá s de los supuestos antes explicados, los actuarios judiciales
deben estar atentos a la jurisprudencia que sustente la Suprema Corte de Justicia
de la Nació n y los tribunales colegiados de Circuito. Se afirma lo anterior, pues
puede suceder que una resolució n que no encuadre en alguno de los supuestos 
previstos en el artículo 309 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, deba
notificarse personalmente, en términos de la jurisprudencia. Como ejemplo de lo
anterior, enseguida se cita una jurisprudencia que se estima es aplicable, por
analogía, a los procesos civiles federales.
“MEDIOS DE APREMIO. EL APERCIBIMIENTO DE SU IMPOSICIÓN Y LA
OBLIGACIÓN A CUMPLIMENTAR DEBEN NOTIFICARSE PERSONALMENTE.- Por
lo que ve a los medios de apremio, doctrinariamente se considera que su
aplicabilidad está sujeta a las siguientes condiciones: 1a. La existencia de una
determinació n, justa y fundada en derecho, que deba ser cumplida por las partes, o
por alguna de las personas involucradas en el litigio. 2a. La comunicació n
oportuna, mediante notificació n personal al obligado con el apercibimiento de que,
de no obedecerla, se le aplicará una medida de apremio precisa y concreta. 3a. Que
conste o se desprenda de autos la oposició n o negativa injustificada del obligado a
obedecer el mandamiento judicial, es decir, que el incumplimiento sea realmente
un acto u omisió n ilícitos. 4a. Una razó n grave, a juicio del juzgador, para decretar
el medio de apremio. De las anteriores condiciones, debe destacarse la segunda,
consistente en que se comunique mediante notificació n personal, a quien se exija,
el cumplimiento de la determinació n judicial, el requerimiento o disposició n
judicial a cumplimentar, así como el apercibimiento de la aplicació n de la medida
de apremio para el caso de incumplimiento. La finalidad de tal exigencia consiste
en dejar constancia fehaciente de que la persona vinculada pudo conocer, con toda
oportunidad, tanto la obligació n que le impuso el juzgador como el apercibimiento
de la imposició n de una concreta medida de apremio, en caso de no dar
cumplimiento, a fin de que pueda impugnarla si la considera lesiva de su derecho y
quiere evitarla, o bien, para que pueda preparar lo necesario para proceder al
cumplimiento, o que quede clara su resistencia al cumplimiento. Ademá s, existe un
fundamento directo para la procedencia de la notificació n personal, que es el
artículo 114, fracció n V del Có digo de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, conforme al cual será notificado personalmente en el domicilio de los
litigantes, el requerimiento de un acto a la parte que deba cumplirlo, toda vez que
en los casos en comento se contiene un requerimiento. Tal situació n se justifica,
ademá s, porque para estar en aptitud de cumplir un requerimiento, éste debe
conocerse con anterioridad a la fecha en que deba cumplirse, pues de lo contrario
pueden presentarse mú ltiples situaciones que impidan al requerido el
cumplimiento, como por ejemplo, que el obligado tuviera en lugar distinto el objeto
o documento cuya exhibició n se exigiera; que se encontraran en posesió n de
persona distinta, a la que en el momento de la diligencia no fuera posible localizar;
que el directamente obligado no se encuentre al momento de la diligencia,
etcétera; casos todos en que no se puede atribuir incumplimiento culpable, si no se
proporcionó la posibilidad de preparar el cumplimiento.”[1]
Ahora bien, del aná lisis de las disposiciones del Có digo Federal de Procedimientos
Civiles, que regulan la forma en que deben practicarse las notificaciones
personales, se advierte que la notificació n del auto en el que se admite a trá mite la
demanda y se ordena emplazar al demandado, está sujeta a reglas especiales. Se
afirma lo anterior, pues el procedimiento conforme al cual debe notificarse dicho
auto, establece la obligació n de dejar citatorio en caso de que el actuario judicial no
encuentre al demandado en la primera bú squeda. Cabe precisar que tratá ndose de
resoluciones que también deban notificarse personalmente (distintas del auto por
el que se ordena emplazar al demandado), el mencionado có digo adjetivo civil no
establece la obligació n de dejar citatorio en caso de que en la primera bú squeda no
se encuentre al interesado. De lo anterior se desprende que la diferencia entre la
notificació n del auto por el que se ordena emplazar al demandado, y la notificació n
de las resoluciones distintas de dicho auto que también deben notificarse
personalmente, radica en que al notificar estas ú ltimas no es necesario dejar
citatorio a efecto de que el interesado espere al actuario judicial en determinada
fecha y hora.
En tales condiciones, en primer término se expondrá n las reglas a las que los
actuarios judiciales deben ajustarse al practicar la notificació n del auto que admite
a trá mite la demanda y ordena emplazar a juicio al demandado y, posteriormente,
se explicará el procedimiento que debe seguirse para notificar personalmente las
resoluciones distintas de dicho proveído.

4.5.1.2 Notificación de la demanda


Para la prá ctica de la notificació n de la demanda, el actuario judicial debe ajustarse
a las reglas contenidas en los artículos 305, 310, 311 y 313 del Có digo Federal de
Procedimientos Civiles. Estos preceptos estatuyen:
“ARTÍCULO 305.- Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera
diligencia judicial en que intervengan, deben designar casa ubicada en la població n
en que tenga su sede el tribunal, para que se les hagan las notificaciones que deban
ser personales. Igualmente deben señ alar la casa en que ha de hacerse la primera
notificació n a la persona o personas contra quienes promuevan, o a las que les
interese que se notifique, por la intervenció n que deban tener en el asunto. No es
necesario señ alar el domicilio de los funcionarios pú blicos. Estos siempre será n
notificados en su residencia oficial.”
“ARTÍCULO 310. Las notificaciones personales se hará n al interesado o a su
representante o procurador, en la casa designada, dejá ndole copia íntegra,
autorizada, de la resolució n que se notifica.- Al Procurador de la Repú blica y a los
agentes del Ministerio Pú blico Federal, en sus respectivos casos, las notificaciones
personales les será n hechas a ellos o a quienes los substituyan en el ejercicio de
sus funciones, en los términos de la ley orgá nica de la institució n.- Si se tratare de
la notificació n de la demanda, y a la primera busca no se encontrare a quien deba
ser notificado, se le dejará citatorio para que espere, en la casa designada, a hora
fija del día siguiente, y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las
copias respectivas al hacer la notificació n o dejar el mismo.”
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificació n personal, y salvo el caso previsto en el
artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio, de que la persona
que deba ser notificada vive en la casa designada, y, después de ello, practicará la
diligencia, de todo lo cual asentará razó n en autos.- En caso de no poder
cerciorarse el notificador, de que vive, en la casa designada, la persona que debe
ser notificada, se abstendrá de practicar la notificació n, y lo hará constar para dar
cuenta al tribunal, sin perjuicio de que pueda proceder en los términos del artículo
313.”
“ARTÍCULO 313. Cuando, a juicio del notificador, hubiere sospecha fundada de que
se niegue que la persona por notificar vive en la casa designada, le hará la
notificació n en el lugar en que habitualmente trabaje, si la encuentra, segú n los
datos que proporcione el que hubiere promovido. Puede igualmente hacerse la
notificació n personalmente al interesado, en cualquier lugar en que se encuentre;
pero, en los casos de este artículo, deberá certificar, el notificador, ser la persona
notificada de su conocimiento personal, o haberle sido identificada por dos testigos
de su conocimiento, que firmará n con él, si supieren hacerlo. Para hacer la
notificació n, en los casos de este artículo, lo mismo que cuando el promovente
hiciere diversa designació n del lugar en que ha de practicarse, no se necesita nueva
determinació n judicial.”
Conforme al citado artículo 305 del Có digo Federal de Procedimientos
Civiles, todos los litigantes, en el primer escrito, tienen la obligación de
señalar la casa en la que debe hacerse la primera notificación a la persona o
personas contra quienes se promueva el juicio. Si no se hace tal señ alamiento,
no se hará notificació n alguna. Atento lo anterior, antes de practicar un
emplazamiento, los actuarios judiciales deben leer cuidadosamente el
escrito de demanda, con la finalidad de obtener los datos que les permitan
ubicar la casa en la que deberán constituirse a efecto de practicar el
emplazamiento. Cabe precisar que esta forma de proceder resulta conveniente
aun en los supuestos en los que los datos de ubicació n del domicilio del
demandado se hayan asentado en el auto admisorio. Se afirma lo anterior, pues
puede suceder que por la carga de trabajo tales datos se hayan asentado en forma
incompleta o incorrecta.
Una vez que el actuario judicial se ha cerciorado de tener los datos que le
permitirá n ubicar el domicilio del demandado, deberá constituirse en aquél a
efecto de practicar la notificació n personal. Así, puede suceder que una vez
constituido en el referido domicilio: a) sea atendido por el interesado, su
representante o apoderado; b) sea atendido por una persona distinta del
interesado, su representante o apoderado; y, c) nadie atienda su llamado o quien lo
hace, se niega a recibir la documentació n correspondiente. A continuació n se
explicará la forma en que debe proceder el actuario judicial en cada uno de los
referidos supuestos.
 

4.5.1.2.1 Notificación de la demanda cuando el actuario judicial


encuentra al demandado en la primera búsqueda
Segú n se vio, la notificació n de la demanda debe practicarse en la casa en la que,
segú n los datos proporcionados por el actor en su escrito de demanda, pueda
encontrarse al demandado. Conforme al artículo 311 del Có digo Federal de
Procedimientos Civiles, el actuario judicial, antes de hacer la notificació n
correspondiente, debe cerciorarse, por cualquier medio[2], de que el demandado
efectivamente puede ser encontrado en dicha casa. Hecho lo anterior, el
funcionario judicial procederá a practicar el emplazamiento correspondiente. En el
supuesto que se expone, se parte de la hipó tesis de que el actuario judicial
encuentra al interesado en la primera bú squeda. En este orden de ideas, una vez
que la persona buscada atiende el llamado del referido funcionario judicial, éste
deberá : a) identificarse e informar al interesado el motivo de la diligencia; b)
identificar al interesado; y, c) entregar al interesado copia íntegra, autorizada, de la
resolució n que se notifica, así como copia de la demanda y de los documentos que
el actor haya adjuntado a ésta.
De acuerdo con lo expuesto en el pá rrafo anterior, la razó n que el actuario judicial
debe levantar cuando en la primera bú squeda encuentra al interesado y le notifica
la demanda promovida en su contra, debe contener, por lo menos, los siguientes
datos (ver anexo 10):
1. El nú mero de juicio.
2. Lugar, fecha y hora en que el actuario se constituyó en el domicilio del
interesado.
3. Nombre y apellidos, cargo y ó rgano jurisdiccional al que está adscrito dicho
funcionario judicial.
4. La forma en que se cercioró de que la persona con quien debía entender la
diligencia efectivamente podía ser encontrado en la casa señ alada por el actor.
5. Nombre y apellidos del interesado así como la forma en que se identificó .
6. Fecha de la resolució n que se notificó y la circunstancia de que se entregó al
interesado copia íntegra y autorizada de ésta, así como copia de la demanda y
sus anexos.
7. En su caso, lo que el interesado hubiere manifestado durante la prá ctica de
la diligencia.
8. Firma del funcionario judicial y de la persona interesada. Si ésta no supiere o
no  quisiere firmar, se hará constar tal circunstancia.
 

4.5.1.2.2 Notificación de la demanda cuando el actuario judicial,


en la primera búsqueda, encuentra a una persona distinta del
interesado
Puede suceder que el actuario judicial al que se le haya encomendado notificar la
demanda, al constituirse por vez primera en el domicilio del interesado, no
encuentre a éste pero sí a alguna otra persona, por ejemplo, un familiar o
empleado de aquél. En este supuesto, el mencionado funcionario judicial puede
entender la diligencia con la persona que lo atienda. En efecto, el ú ltimo pá rrafo del
artículo 310 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, dice:
“ARTÍCULO 310. Si se tratare de la notificació n de la demanda, y a la primera busca
no se encontrare a quien deba ser notificado, se le dejará citatorio para que espere,
en la casa designada, a hora fija del día siguiente, y, si no espera, se le notificará por
instructivo, entregando las copias respectivas al hacer la notificació n o dejar el
mismo.”
De la disposició n transcrita se infiere que una vez que una persona distinta del
interesado atiende el llamado del actuario judicial, éste deberá proceder de la
siguiente forma: a) deberá identificarse e informar a la persona que atendió su
llamado el motivo de la diligencia; b) solicitará la presencia del interesado, su
apoderado o representante, segú n sea el caso (en el supuesto que se expone éstos
no se encuentran en el domicilio); c) identificará a la persona con la que entienda
la diligencia; y, d) le hará entrega de un citatorio dirigido al interesado, para que
éste lo espere en una hora fija del día siguiente, con el apercibimiento consistente
en que si no lo espera, la notificació n se hará mediante instructivo.
En las relatadas circunstancias, el actuario judicial, ademá s de entregar el citatorio
a la persona con quien entendió la diligencia, deberá levantar una razó n en la que
haga constar los pormenores de la misma. El citatorio de que se trata debe
contener, por lo menos, los siguientes datos (ver anexo 11):
1. La menció n de que se trata de un citatorio.
2. Nombre y apellidos del interesado, así como su domicilio (y la forma en
que se cercioró de que fuera el correcto).
3. Fecha de la resolució n que se pretende notificar y la menció n de que es el
auto mediante el cual se admitió a trá mite una demanda.
4. Fecha y hora en que el actuario judicial se constituirá nuevamente en el
domicilio del interesado para llevar a cabo la notificació n correspondiente.
5. Nombre y, en su caso, firma de la persona que recibe el citatorio.
6. El apercibimiento consistente en que si el interesado no espera al
actuario en la fecha y hora mencionadas en el citatorio, el proveído
correspondiente se notificará por instructivo, en términos del tercer pá rrafo
del artículo 310 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles.
7. Lugar y fecha en que se practicó la diligencia.
8. Firma del actuario judicial.
Por otra parte, la razó n que el actuario judicial debe levantar con motivo de la
diligencia en la que haya entregado el citatorio, debe contener, por lo menos, los
siguientes datos (ver anexo 12):
1. La menció n de que se trata de una razó n de citatorio.
2. Fecha y hora en que se practicó la diligencia.
3. Nombre, apellidos y cargo del funcionario judicial que practicó la
diligencia.
4. La ubicació n del domicilio en el que se constituyó (y la forma en que se
cercioró de que fuera el correcto) así como el nombre y apellidos del
interesado.
5. Fecha de la resolució n que se pretende notificar (haciendo menció n que
se trata del auto por el que se admitió a trá mite una demanda) y el nú mero
de juicio.
6. Nombre y apellidos de la persona con quien se entendió la diligencia, la
forma en que se identificó y el hecho de que el actuario judicial le hizo saber
el motivo de su visita.
7. Lo expuesto por la persona con quien se entendió la diligencia, en el
sentido de que en ese domicilio puede notificarse al interesado pero que en
ese momento no se encuentra.
8. La menció n de que le entrega un citatorio para que el interesado lo espere
en la fecha y hora precisadas en el mismo.
9. El hecho de que la persona con quien se entendió la diligencia recibió de
conformidad el citatorio.
10. Firma del actuario judicial.                                   
Es muy importante apuntar aquí que el actuario judicial que se constituye en el
inmueble que el actor señ aló como el indicado para emplazar a juicio al
demandado, se cerciore de que en dicho domicilio puede ser encontrada la persona
que debe ser emplazada. Para ello, el funcionario judicial debe asegurarse de
cuestionar a la persona con quien entienda la diligencia, si en esa casa puede
encontrarse al interesado, debiendo asentar la respuesta correspondiente. Esta
obligació n se desprende del primer pá rrafo del artículo 311 del Có digo Federal de
Procedimientos Civiles, que dice:
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificació n personal, y salvo el caso previsto en el
artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio, de que la persona
que deba ser notificada vive en la casa designada, y, después de ello, practicará la
diligencia, de todo lo cual asentará razó n en autos.”
Ahora bien, una vez que el actuario judicial, en cumplimiento al citatorio, se
constituye nuevamente en el domicilio del demandado, pueden presentarse las
siguientes situaciones:
a) Que el interesado haya esperado al actuario judicial en la fecha y hora fijadas en
el citatorio;
b) Que el interesado no haya esperado al actuario judicial, pero éste entienda la
diligencia con algú n pariente o trabajador de aquél; y,
c) Que nadie atienda el llamado del actuario judicial o que habiéndolo atendido el
interesado o una persona distinta de éste, se nieguen a recibir la documentació n
correspondiente.
 

4.5.1.2.2.1 Notificación de la demanda cuando el interesado


espera al actuario judicial en la fecha y hora fijadas en el citatorio
En este supuesto el actuario judicial debe practicar el emplazamiento en los
términos expuestos en el punto4.5.1.2.1[3], esto es, tal y como si hubiera
encontrado al interesado en la primera bú squeda. Así, una vez hecha la
notificació n, deberán agregarse a los autos del juicio civil de que se
trate, inmediatamente después del proveído en el que se admitió a trámite la
demanda y se ordenó emplazar al demandado, las siguientes constancias: 1.
razón actuarial levantada con motivo de la diligencia en la que, al no haber
encontrado al interesado, se entregó el citatorio correspondiente; 2. copia
del citatorio; y, 3. razón levantada con motivo de la notificación personal
practicada en la fecha y hora precisadas en el mencionado citatorio.
 

4.5.1.2.2.2 Notificación de la demanda cuando el interesado no


espera al actuario judicial en la fecha y hora fijadas en el citatorio,
pero la diligencia se entiende con algún pariente o trabajador del
propio interesado
En este supuesto lo que procede es que el actuario judicial haga efectivo el
apercibimiento contenido en el citatorio, esto es, que practique la notificació n
mediante instructivo. É ste debe dejarse en poder de la persona con quien se
entendió la diligencia. Lo anterior, en términos del artículo 310 del Có digo Federal
de Procedimientos Civiles, que estatuye:
“ARTÍCULO 310. […] Si se tratare de la notificació n de la demanda, y a la primera
busca (sic) no se encontrare a quien deba ser notificado, se le dejará citatorio para
que espere, en la casa designada, a hora fija del día siguiente, y, si no espera, se le
notificará por instructivo, entregando las copias respectivas al hacer la notificació n
o dejar el mismo.”
El instructivo de notificació n debe contener los datos que a continuació n se
apuntan (ver anexo 13):
1. La menció n de que se trata de un instructivo.
2. Nombre y apellidos del interesado y la menció n de que es la parte
demandada.
3. Domicilio en el que se constituyó el actuario judicial (y la forma en que se
cercioró que fuera el correcto).
4. Nú mero de juicio y nombre del actor (si fueren varios, se pondrá el
nombre del representante comú n seguido de las palabras “y otros”).
5. La fecha del auto que se notifica.
6. La menció n de que al instructivo se acompañ a copia del referido auto, así
como de la demanda y sus anexos.
7. El nombre de la persona a la que se le entrega el instructivo y la forma en
que se identificó .
8. Fecha y hora en que se entrega el instructivo (que necesariamente deben
coincidir con las precisadas en el citatorio para que el interesado esperara
al actuario).
9. En su caso, firma de la persona a quien se entregó el instructivo de
notificació n.
10. Firma del actuario judicial.
Por otra parte, la razó n que el actuario debe levantar con motivo de la diligencia en
la que entregó el referido instructivo, debe contener los siguientes datos (ver
anexo 14):
1. Lugar, fecha y hora en que el actuario judicial se constituyó nuevamente
en el domicilio del interesado (la fecha y hora necesariamente deben
coincidir con las asentadas en el citatorio para que el interesado esperara al
actuario).
2. Nombre y cargo del funcionario judicial que practicó la diligencia.
3. La ubicació n del domicilio en el que se constituyó (y la forma en que se
cercioró que fuera el correcto).
4. La resolució n que se pretende notificar.
5. Nombre y apellidos de la persona con quien se entendió la diligencia y la
forma en que se identificó .
6. El hecho de que la persona con quien se entendió la diligencia informó al
actuario que el interesado no estaba en el domicilio.
7. La afirmació n consistente en que como el interesado hizo caso omiso del
citatorio, se hace efectivo el apercibimiento contenido en el mismo y, por
tanto, la resolució n correspondiente se notificó mediante instructivo que se
entregó a la persona con la que se entendió la diligencia.
8. Firma del actuario judicial.
En este caso, el referido funcionario judicial deberá agregar al expediente de
que se trate, inmediatamente después del proveído que notificó, las siguientes
constancias: a) la razón que levantó con motivo de la primera búsqueda, en la
que dejó citatorio; b) copia del citatorio; c) la razón actuarial levantada con
motivo de la diligencia de notificación practicada en la fecha y hora
precisadas en el citatorio; y, d) copia del instructivo de notificación.
 

4.5.1.2.2.3 Notificación de la demanda cuando nadie haya


esperado al actuario judicial en la fecha y hora precisadas en el
citatorio o que habiendo encontrado al interesado o a alguna
persona distinta de éste, se negare a recibir la documentación
correspondiente
En este caso, lo que debe hacer el actuario judicial, es fijar en la puerta de la casa
del interesado el instructivo de notificació n. A éste deberá adjuntar copia de la
demanda y sus anexos. De lo anterior deberá levantar la razó n correspondiente.
Ello, en términos del artículo 312 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles,
que dice:
“ARTÍCULO 312. Si, en la casa, se negare el interesado o la persona con quien se
entienda la notificació n, a recibir ésta, la hará el notificador por medio de
instructivo que fijará en la puerta de la misma, y asentará razó n de tal
circunstancia. En igual forma se procederá si no ocurrieren al llamado del
notificador.”
El instructivo que se fija en la puerta de la casa del interesado debe contener los
mismos datos que el instructivo precisado en el punto 4.5.1.2.2.2[4], con la
salvedad de que, en lugar del nombre de la persona a la que se le entregó el
instructivo, debe asentarse que éste se fijó en la puerta del referido
domicilio. Por otra parte, segú n se dijo, el actuario judicial debe levantar una
razó n en la que haga constar que como nadie atendió su llamado o quien lo hizo se
negó a recibir la documentació n correspondiente, practicó la notificació n mediante
instructivo que fijó en la puerta del inmueble. Esta razó n debe contener la misma
informació n que la razó n precisada en el punto 4.5.1.2.2.2, con la salvedad de que
en aquélla, en lugar de sostener que el instructivo se dejó en poder de una persona,
debe asentarse que aquél se fijó en la puerta de la casa del interesado (ver anexo
15).
En este supuesto, el referido funcionario judicial deberá agregar al expediente
de que se trate, inmediatamente después del proveído que notificó, las
siguientes constancias: a) la razón que levantó con motivo de la primera
búsqueda, en la que dejó citatorio; b) copia del citatorio; c) la razón actuarial
levantada con motivo de la diligencia de notificación practicada en la fecha y
hora precisadas en el citatorio, en la que nadie atendió su llamado o quien lo
hizo se negó a recibir la documentación correspondiente; y, d) copia del
instructivo de notificación.
 

4.5.1.2.3 Notificación de la demanda cuando el actuario judicial se


constituye por primera vez en el domicilio del interesado y nadie
atiende su llamado
En los temas anteriores se ha expuesto la forma en que debe practicarse la
notificació n de la demanda en los casos en que el actuario judicial, en la primera
bú squeda, es atendido por el propio demandado, su apoderado o representante,
segú n sea el caso, o por alguna persona distinta de éstos. Procede ahora explicar
có mo debe actuar dicho funcionario cuando en la primera bú squeda nadie atiende
su llamado.
El artículo 311 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificació n personal, y salvo el caso previsto en el
artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio, de que la persona
que deba ser notificada vive en la casa designada, y, después de ello, practicará la
diligencia, de todo lo cual asentará razó n en autos.- En caso de no poder
cerciorarse el notificador, de que vive, en la casa designada, la persona que debe
ser notificada, se abstendrá de practicar la notificació n, y lo hará constar para dar
cuenta al tribunal, sin perjuicio de que pueda proceder en los términos del artículo
313.”
De la disposició n transcrita se infiere que para notificar la demanda, el actuario
judicial debe cerciorarse de que el demandado puede ser encontrado en la casa
que el actor señ aló en su demanda. Una vez cerciorado de lo anterior, procederá a
practicar la diligencia. En caso de que dicho funcionario no pueda cerciorarse de
que en el domicilio señ alado por el actor vive el demandado, se abstendrá de
practicar la notificació n y hará constar tal circunstancia en la razó n que al efecto
levante, con la que se dará cuenta al titular del ó rgano jurisdiccional.
En congruencia con lo anterior, si el actuario judicial se constituye en la casa en la
que puede ser emplazado el demando (de acuerdo con los datos que el actor
proporcionó en su escrito de demanda)[5], y nadie atiende su llamado, deberá
indagar si aquél vive en dicho domicilio. Para tal efecto, podrá preguntar a los
vecinos. Si el actuario no obtiene ningú n dato del que se desprenda que en el
referido domicilio vive el demandado, deberá levantar la razó n correspondiente,
con la que se dará cuenta al titular del ó rgano jurisdiccional a efecto de que
determine lo que conforme a derecho corresponda.
Los titulares de los ó rganos jurisdiccionales a los que se les da cuenta con una
razó n como la que se aludió en el pá rrafo anterior, generalmente dictan un
proveído en el que ordenan al actuario que se constituya nuevamente en el
domicilio del demandado, en diversas fechas y horas a la que previamente se
constituyó y que, una vez hecho lo anterior, en caso de que no se encuentre al
interesado ni a ninguna otra persona, se le dé nueva cuenta con las razones que al
efecto se hayan levantado, con la finalidad de que, con vista en éstas, se determine
lo conducente.
En relació n con lo antes expuesto se estima que resulta aplicable, por analogía, el
siguiente criterio:
“NOTIFICACIONES PERSONALES EN AMPARO. CASO EN QUE EL QUEJOSO NO
ESTÁ EN SU DOMICILIO NI NINGUNA OTRA PERSONA A LA QUE PUDIERA
DEJARSE CITATORIO.- El artículo 30 de la Ley de Amparo, en ninguna de sus
fracciones previene la forma en que deba proceder la autoridad que conozca de un
juicio de amparo, en los casos en que se ordene notificar personalmente al quejoso,
y que, ademá s de no encontrarse éste en el domicilio señ alado para oír
notificaciones, tampoco esté presente algú n pariente, empleado o doméstico del
interesado, o ninguna otra persona en ese domicilio, a la cual pudiera dejá rsele
citatorio, pero ello no implica que, por la eventual circunstancia de que el
notificador no encuentre alguna persona en el domicilio del quejoso,
inmediatamente deba ordenarse que una notificació n personal se practique por
lista, sino que, atendiendo al principal cometido de las notificaciones, que es el de
hacer saber a la parte correspondiente la resolució n que la originó , así como a lo
dispuesto por el propio precepto legal en lo atinente a las notificaciones que deben
practicarse a los terceros perjudicados o a las personas extrañ as al juicio, y desde
luego, a la trascendencia de la resolució n a notificar, procede que se ordene al
actuario respectivo, se constituya en el domicilio para oír notificaciones en
diversas horas y en distintas fechas.”[6]
 

4.5.1.2.4 Notificación de la demanda cuando existe la sospecha


fundada de que las personas con las que se entiende la diligencia
en la casa del demandado, sostengan falsamente que éste no vive
en dicho domicilio
Puede suceder que al intentar practicar el emplazamiento en el domicilio del
demandado, el actuario judicial sea atendido por una persona que sostenga que en
dicho domicilio no vive aquél. En este caso, si el actuario judicial tiene la sospecha
fundada de que tal negativa no corresponde a la realidad, podrá emplazar al
demandado en su lugar de trabajo o en el lugar en el que se encuentre. En efecto, el
artículo 313 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 313. Cuando, a juicio del notificador, hubiere sospecha fundada de que
se niegue que la persona por notificar vive en la casa designada, le hará la
notificació n en el lugar en que habitualmente trabaje, si la encuentra, segú n los
datos que proporcione el que hubiere promovido. Puede igualmente hacerse la
notificació n personalmente al interesado, en cualquier lugar en que se encuentre;
pero, en los casos de este artículo, deberá certificar, el notificador, ser la persona
notificada de su conocimiento personal, o haberle sido identificada por dos testigos
de su conocimiento, que firmará n con él, si supieren hacerlo. Para hacer la
notificació n, en los casos de este artículo, lo mismo que cuando el promovente
hiciere diversa designació n del lugar en que ha de practicarse, no se necesita nueva
determinació n judicial.”
De la disposició n transcrita se desprende que la notificació n de la demanda puede
hacerse en el lugar en que habitualmente trabaje el demandado. Cabe precisar que
no es responsabilidad del actuario indagar el lugar en el que habitualmente trabaja
el demandado. Se afirma lo anterior, pues los datos de tal lugar deben ser
proporcionados por el actor.
Por otra parte, del precepto antes transcrito también se desprende que la
notificació n personal puede hacerse en cualquier lugar en que se encuentre el
interesado. Para ello, es necesario que el actuario conozca personalmente al sujeto
a notificar o que éste haya sido identificado por dos testigos que lo conozcan. En el
primer caso, el actuario judicial, al levantar la razó n de notificació n, deberá
certificar que el interesado es de su conocimiento personal. En el segundo, los
testigos deberá n identificar al interesado y firmar la razó n de notificació n que
levante dicho funcionario judicial. Si no saben firmar, el actuario deberá asentar tal
circunstancia en la razó n correspondiente.
Cabe precisar que para llevar a cabo la notificació n en el lugar en el que
habitualmente trabaja el demandado, el actuario judicial no requiere de la
autorizació n del titular del ó rgano jurisdiccional, esto es, no es necesario que éste
dicte un proveído en el que autorice al actuario para que practique la notificació n
en el centro de trabajo del demandado. Se afirma lo anterior, pues el citado
precepto, en la parte final, establece que para hacer la notificació n en los términos
del propio artículo, no se requiere de una nueva determinació n judicial.
En relació n con lo antes expuesto, resulta conveniente invocar el siguiente criterio:
“TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO, EMPLAZAMIENTO A LOS. ES
CORRECTO SEÑALAR EL DOMICILIO DEL CENTRO DE TRABAJO PARA
PRACTICARLO.- El artículo 129 de la ley burocrá tica que establece los requisitos
de la demanda, no señ ala tratá ndose del domicilio del demandado que
necesariamente deba ser el lugar en el que habitualmente reside. Por lo tanto, es
correcto que el titular actor señ ale como domicilio para practicar la citació n a
juicio, el del centro donde labora el trabajador demandado, ya que conforme al
artículo 313 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles de aplicació n supletoria
a la codificació n burocrá tica, existe la posibilidad de que el emplazamiento a juicio
se practique en el lugar en que habitualmente trabaja la persona que deba ser
notificada.”[7]
 

4.5.1.3 Procedimiento para notificar en forma personal las


resoluciones distintas de aquella en la que se ordena admitir a
trámite la demanda y emplazar al demando
Segú n se dijo, la diferencia entre la forma en que deben notificarse personalmente
los autos por los que se admite a trá mite la demanda y se ordena emplazar al
demandado, y la manera en que deben notificarse personalmente las resoluciones
distintas de dicho auto, radica en que en estas ú ltimas no existe obligació n para el
actuario judicial de dejar citatorio en caso de que en la primera bú squeda no
encuentre al interesado. Esta diferencia se advierte del aná lisis de los artículos
309, 310 y 312 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles. Estos preceptos
estatuyen:
“ARTÍCULO 309. Las notificaciones será n personales: I. Para emplazar a juicio al
demandado, y en todo caso en que se trate de la primera notificació n en el
negocio.- II. Cuando dejare de actuarse durante má s de seis meses, por cualquier
motivo; en este caso, si se ignora el domicilio de una parte, se le hará la notificació n
por edictos; III. Cuando el tribunal estime que se trata de un caso urgente, o que,
por alguna circunstancia, deben ser personales, y así lo ordene expresamente, y IV.
En todo caso, al Procurador de la Repú blica y Agentes del Ministerio Pú blico
Federal, y cuando la ley expresamente lo disponga.”
“ARTÍCULO 310. Las notificaciones personales se hará n al interesado o a su
representante o procurador, en la casa designada, dejá ndole copia íntegra,
autorizada, de la resolució n que se notifica.- Al Procurador de la Repú blica y a los
agentes del Ministerio Pú blico Federal, en sus respectivos casos, las notificaciones
personales les será n hechas a ellos o a quienes los substituyan en el ejercicio de
sus funciones, en los términos de la ley orgá nica de la institució n.- Si se tratare de
la notificación de la demanda, y a la primera busca no se encontrare a quien
deba ser notificado, se le dejará citatorio para que espere, en la casa
designada, a hora fija del día siguiente, y, si no espera, se le notificará por
instructivo, entregando las copias respectivas al hacer la notificación o dejar
el mismo.”
“ARTÍCULO 312. Si, en la casa, se negare el interesado o la persona con quien se
entienda la notificació n, a recibir ésta, la hará el notificador por medio de
instructivo que fijará en la puerta de la misma, y asentará razó n de tal
circunstancia. En igual forma se procederá si no ocurrieren al llamado del
notificador.”
De los preceptos transcritos se desprende que el único supuesto en el que el
actuario judicial está obligado a dejar citatorio, se actualiza cuando se dan las
siguientes circunstancias: a) que se trate de la notificación de la demanda
(emplazamiento al juicio); y, b) que no encuentre al demandado en la
primera búsqueda, pero la diligencia se entienda con alguna persona diversa
de aquél. De lo anterior se infiere que tratá ndose de resoluciones distintas del
proveído que ordena emplazar a juicio al demandado, que también deban
notificarse personalmente (en términos del artículo 309 del citado ordenamiento
legal), no existe obligació n por parte del actuario de dejar citatorio en caso de que
no encuentre al interesado en la primera bú squeda.
En efecto, en estos casos, la forma en que el actuario debe practicar la notificació n,
es mediante instructivo que debe dejar en poder de la persona distinta del
interesado con quien entendió la diligencia o, en su caso, que debe fijar en la puerta
de la casa de aquél. En términos de la parte final del artículo 312 del Có digo
Federal de Procedimientos Civiles, el actuario judicial también está obligado a fijar
el instructivo de notificació n en dicha puerta, en los casos en que nadie atienda su
llamado.
Atento lo anterior, el procedimiento para practicar las notificaciones personales en
las que el actuario no tiene obligació n de dejar citatorio, es el siguiente:
1. Debe constituirse en la casa o despacho que el interesado haya señ alado para
recibir notificaciones;
2. Si es el propio interesado quien atiende su llamado, el actuario judicial deberá
practicar la notificació n personal en los términos precisados en el punto 4.5.1.2.1.
[8];
3. Si es una persona distinta del interesado quien atiende el llamado del actuario
judicial, o si nadie atiende su llamado o quien lo hace se niega a recibir la
notificació n, ésta se practicará mediante instructivo. En el primer caso, éste se
dejará en poder de la persona con quien se entendió la diligencia. En los casos
restantes, el referido funcionario judicial deberá fijar el instructivo en la puerta de
la casa o despacho correspondiente.
 

4.5.1.4 Notificación personal por comparecencia


El artículo 316 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 316. Las notificaciones que no deban ser personales se harán en
el tribunal, si vienen las personas que han de recibirlas a más tardar el día
siguiente al en que se dicten las resoluciones que han de notificarse, sin
perjuicio de hacerlo, dentro de igual tiempo, por rotuló n, que se fijará en la puerta
del juzgado.- De toda notificació n por rotuló n se agregará , a los autos, un tanto de
aquél, asentá ndose la razó n correspondiente.”
Del citado precepto legal se desprende que las resoluciones que no deban
notificarse personalmente se notificará n por rotuló n a má s tardar al día siguiente
de aquel en que se hayan dictado. En caso de que el interesado comparezca al
ó rgano jurisdiccional al día siguiente de que se haya dictado la resolució n
correspondiente, el actuario judicial podrá notificarle personalmente la resolució n.
A esta forma de notificar se le conoce como notificació n por comparecencia. Tal
denominació n obedece a que es el propio interesado el que, motu proprio,
comparece al ó rgano jurisdiccional a efecto de que se le notifique personalmente la
resolució n que originalmente se le notificaría mediante rotuló n.
De la notificació n a que se alude en el pá rrafo anterior deberá levantarse la razó n
correspondiente. É sta debe contener, por lo menos, los siguientes datos (ver anexo
16):
1. La menció n de que se trata de una notificació n por comparecencia.
2. El nú mero de juicio o recurso en el que se haya dictado la resolució n que
se notifica.
3. Lugar, fecha y hora en que se llevó a cabo la notificació n personal.
4. La menció n de que el interesado compareció al ó rgano jurisdiccional, la
forma en que se identificó , el motivo de su presencia y el cará cter que tiene
en el juicio.
5. El hecho de que se le notifica la resolució n correspondiente.
6. Firma del compareciente y del actuario judicial.
La razó n de que se trata deberá agregarse a los autos del expediente de que
se trate, inmediatamente después del proveído que se notificó .
 

4.5.2 Notificaciones por edictos

4.5.2.1 Procedencia
El artículo 315 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 315. Cuando hubiere que citar a juicio a alguna persona que haya
desaparecido, no tenga domicilio fijo o se ignore dó nde se encuentra, la
notificació n se hará por edictos, que contendrá n una relació n sucinta de la
demanda, y se publicará n por tres veces, de siete en siete días, en el Diario Oficial y
en uno de los perió dicos diarios de mayor circulació n en la Repú blica, haciéndosele
saber que debe presentarse dentro del término de treinta días, contados del
siguiente al de la ú ltima publicació n. Se fijará , ademá s, en la puerta del tribunal,
una copia íntegra de la resolució n, por todo el tiempo del emplazamiento. Si,
pasado este término, no comparece por sí, por apoderado o por gestor que pueda
representarla, se seguirá el juicio en rebeldía, haciéndosele las ulteriores
notificaciones por rotuló n, que se fijará en la puerta del juzgado, y deberá
contener, en síntesis, la determinació n judicial que ha de notificarse.”
Del citado precepto se desprende que la notificación por edictos procede cuando
deba citarse a juicio a alguna persona que se encuentre en alguno de los siguientes
supuestos: a) que haya desaparecido; b) que no tenga domicilio fijo; y, c) que
se ignore dónde puede ser encontrada. En relació n con tales supuestos,
conviene transcribir el siguiente criterio:
“EDICTOS, REQUISITOS PREVIOS A LA NOTIFICACIÓN POR.- Previamente a la
notificació n que se realice por medio de edictos, debe probarse en forma
fehaciente que se ignora el domicilio del demandado, pero tal ignorancia debe ser
general, entendiéndose por ello que se desconozca dicho domicilio tanto por el
actor como por las personas de quiénes se pudiera obtener informació n; asimismo
debe comprobarse que la bú squeda por la policía del lugar en que tuvo su ú ltimo
domicilio, fue infructuosa, no bastando para ello la simple afirmació n de esa
institució n, sino la relació n razonada que contenga las investigaciones que se
realizaron para que quede establecido en forma clara que efectivamente el
desconocimiento es general.”[9]
De la tesis transcrita se desprende que previamente a la prá ctica de la notificació n
por medio de edictos, debe probarse en forma fehaciente que se ignora el domicilio
del demandado. Al respecto, debe decirse que tal ignorancia debe entenderse en
el sentido de que aun después de haberse hecho una investigación para
localizar el domicilio del demandado o de la persona que deba citarse a
juicio, dicho domicilio siga sin conocerse.
En relació n con lo anterior, Chiovenda sostiene que ante la imposibilidad de
localizar al demandado o a la persona que deba intervenir en el juicio, los edictos
son una forma de notificar que permite que se integre la relació n jurídico procesal
entre actor y demandado. Ello, pues si las notificaciones por edictos se hacen con
las formalidades de ley, la relació n jurídico procesal alcanza al demandado, aun
cuando éste, por no haber atendido los edictos, desconozca que hay una demanda
promovida en su contra.[10]
 

4.5.2.2 Procedimiento para practicar las notificaciones por


edictos
El procedimiento para practicar las notificaciones por edictos, también está
previsto en el citado artículo 315 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles. De
dicho precepto se desprende que la información que deben contener los
edictos, son: a) una relación sucinta de la demanda; y, b) el requerimiento al
interesado para que se presente en el órgano jurisdiccional dentro del
término de treinta días contados a partir del siguiente al de la última
publicación.
Del mismo precepto se desprende que la práctica de este tipo de notificación,
consiste en la publicación de los edictos por tres veces, con un intervalo de
siete días entre cada una de las publicaciones. É stas se hará n en el Diario Oficial
de la Federació n y en uno de los diarios de mayor circulació n en la repú blica. El
costo de las publicaciones correrá a cargo del actor. Ademá s, en la puerta del
ó rgano jurisdiccional se fijará copia íntegra de la resolució n que se pretende
notificar, por todo el tiempo del emplazamiento, esto es, por el tiempo que dure la
publicació n de los edictos.
Es importante apuntar aquí, que no es responsabilidad de los actuarios la
elaboración y publicación de los edictos. En efecto, de la elaboració n debe
encargarse el secretario, en tanto que de la publicació n el propio actor, quien debe
acudir al ó rgano jurisdiccional a recoger los edictos, pagar su publicació n y exhibir
ésta ante la autoridad jurisdiccional.
De lo anterior se desprende que en la prá ctica de la notificació n por edictos, sólo
corresponde al actuario fijar en la puerta principal del órgano judicial,
durante todo el tiempo de la publicación, la resolución que se ordene
notificar por ese medio.
Por otro lado, del citado artículo 315 del có digo adjetivo civil invocado, se
desprende que pasado el mencionado término de treinta días, si la parte
interesada no comparece al ó rgano jurisdiccional correspondiente, el juicio se
seguirá en rebeldía, y las ulteriores notificaciones al demandado se hará n por
rotuló n.
 

4.5.3 Notificaciones por rotulón

4.5.3.1 Procedencia
El artículo 316 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 316. Las notificaciones que no deban ser personales se hará n en el
tribunal, si vienen las personas que han de recibirlas a má s tardar el día siguiente
al en que se dicten las resoluciones que han de notificarse, sin perjuicio de hacerlo,
dentro de igual tiempo, por rotuló n, que se fijará en la puerta del juzgado.- De toda
notificació n por rotuló n se agregará , a los autos, un tanto de aquél, asentá ndose la
razó n correspondiente.”
De la disposició n transcrita se desprende que las notificaciones que no deban
hacerse en forma personal, se practicará n mediante rotuló n. Luego, la notificación
por rotulón procede respecto de resoluciones que no se ubiquen en alguno
de los supuestos previstos en el artículo 309 del Código Federal de
Procedimientos Civiles (que establece las resoluciones que deben notificarse en
forma personal).
Por otra parte, los artículos 305 y 306 del referido ordenamiento legal, estatuyen:
“ARTÍCULO 305. Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera
diligencia judicial en que intervengan, deben designar casa ubicada en la
población en que tenga su sede el tribunal, para que se les hagan las
notificaciones que deban ser personales. Igualmente deben señ alar la casa en
que ha de hacerse la primera notificació n a la persona o personas contra quienes
promuevan, o a las que les interese que se notifique, por la intervenció n que deban
tener en el asunto. No es necesario señ alar el domicilio de los funcionarios
pú blicos. Estos siempre será n notificados en su residencia oficial.”
“ARTÍCULO 306. Cuando un litigante no cumpla con lo prevenido en la
primera parte del artículo anterior, las notificaciones personales se le harán
conforme a las reglas para las notificaciones que no deban ser personales.- Si
faltare a la segunda parte del mismo artículo, no se hará notificació n alguna a la
persona o personas contra quienes promueva o a las que le interese que sean
notificadas, mientras no se subsane la omisió n; a menos que las personas indicadas
ocurran espontá neamente al tribunal, a notificarse.”
De la anterior transcripció n se desprende que los litigantes, en el primer escrito
que presenten ante el ó rgano jurisdiccional o en la primera diligencia en que
intervengan, deben señ alar domicilio para recibir notificaciones. Dicho domicilio
debe estar ubicado en la població n en la que resida el ó rgano jurisdiccional
correspondiente. En caso de que no se cumpla con tal obligació n, las notificaciones
personales se practicará n conforme a las reglas de las notificaciones que no deban
ser personales, es decir, se practicará n por rotuló n.
Por otra parte, el artículo 315 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, dice:
“ARTÍCULO 315. Cuando hubiere que citar a juicio a alguna persona que haya
desaparecido, no tenga domicilio fijo o se ignore dó nde se encuentra, la
notificació n se hará por edictos, que contendrá n una relació n sucinta de la
demanda, y se publicará n por tres veces, de siete en siete días, en el “Diario Oficial”
y en uno de los perió dicos diarios de mayor circulació n en la Repú blica,
haciéndosele saber que debe presentarse dentro del término de treinta días,
contados del siguiente al de la ú ltima publicació n. Se fijará , ademá s, en la puerta
del tribunal, una copia íntegra de la resolució n, por todo el tiempo del
emplazamiento. Si, pasado este término, no comparece por sí, por apoderado
o por gestor que pueda representarla, se seguirá el juicio en rebeldía,
haciéndosele las ulteriores notificaciones por rotulón, que se fijará en la
puerta del juzgado, y deberá contener, en síntesis, la determinación judicial
que ha de notificarse.”
Conforme al citado precepto, procede notificar por edictos en los casos en que la
persona que se busque haya desaparecido, no tenga domicilio o se ignore dó nde se
encuentra. La notificació n por edictos, segú n se ha dicho, consiste en la publicació n
de la resolució n que se notifica en el Diario Oficial de la Federació n y en uno de los
perió dicos diarios de mayor circulació n nacional. La resolució n se publicará tres
veces, con un intervalo de siete días entre cada una de las publicaciones. Ademá s,
durante el tiempo requerido para hacer las referidas publicaciones, se debe fijar en
la puerta del ó rgano jurisdiccional copia íntegra de la resolució n. La persona
buscada debe presentarse al ó rgano jurisdiccional dentro de treinta días, contados
del siguiente al de la publicació n del ú ltimo edicto. Si pasado ese término, la
persona buscada no comparece (por sí, por apoderado o gestor) al ó rgano
jurisdiccional, el juicio se seguirá en rebeldía y las notificaciones subsecuentes que
deban hacerse a la persona a la que se notificó mediante edictos, se practicará n
mediante rotuló n.
De lo hasta aquí expuesto se desprende que procede notificar por rotuló n: a) las
resoluciones que no deban notificarse en forma personal; b) las resoluciones
que debiéndose notificar en forma personal, no puedan notificarse de ese
modo con motivo de que el litigante no señaló domicilio dentro de la
residencia del órgano jurisdiccional para recibir notificaciones; y, c) las
resoluciones que deban notificarse al demandado que fue declarado en
rebeldía con motivo de que no compareció al órgano jurisdiccional dentro
del término de treinta días contados a partir del siguiente al de la
publicación del último edicto.
 

4.5.3.2 Procedimiento para practicar las notificaciones por


rotulón
El artículo 316 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles establece:
“ARTÍCULO 316. Las notificaciones que no deban ser personales se harán en
el tribunal, si vienen las personas que han de recibirlas a más tardar el día
siguiente al en que se dicten las resoluciones que han de notificarse, sin
perjuicio de hacerlo, dentro de igual tiempo, por rotuló n, que se fijará en la puerta
del juzgado.- De toda notificació n por rotuló n se agregará , a los autos, un tanto de
aquél, asentá ndose la razó n correspondiente.”
Como se ve, el rotulón debe fijarse en la puerta del juzgado (o en un lugar del
ó rgano jurisdiccional de fá cil acceso al pú blico en general) a más tardar al día
siguiente de aquel en que se emitió la resolución correspondiente.
Ahora bien, el referido ordenamiento legal no establece la hora en que debe fijarse
el rotuló n. No obstante, el artículo 281 del Có digo Federal de Procedimientos
Civiles dispone que las actuaciones judiciales deben practicarse en días y horas
há biles, entendiendo por estas ú ltimas las comprendidas entre las ocho y las
diecinueve horas. Luego, si se está a lo establecido en dicho precepto, los
actuarios judiciales deberán tener especial cuidado en que el rotulón se fije
en un lugar al que tengan acceso los litigantes desde las ocho hasta las
diecinueve horas.
No obstante lo expuesto en el pá rrafo anterior, la prá ctica demuestra que los
ó rganos jurisdiccionales generalmente tienen un horario de atenció n al pú blico.
Dicho horario es el comprendido de las nueve a las quince horas. En tales
condiciones, se estima que lo conveniente es que el rotulón se fije en la puerta
del órgano jurisdiccional o en un lugar de éste que sea de fácil acceso al
público en general, a efecto de que los litigantes puedan consultarlo durante
dicho horario. Por tal razó n, resulta necesario que el actuario judicial responsable
de practicar las notificaciones por rotuló n, asiente en éste la fecha y hora en que lo
fijó .
En este orden de ideas, los datos que debe contener el rotuló n, son los
siguientes (ver anexo 17):
1. La menció n de que se trata de un rotuló n.
2. Denominació n del ó rgano jurisdiccional.
3. Fecha y hora de la publicació n del rotuló n.
4. El nú mero de juicio o recurso.
5. La parte o partes a las que está dirigida la notificació n. 
6. Fecha del acuerdo que se notifica.
7. Síntesis de la resolució n que se notifica.
8. Firma del funcionario judicial responsable de la publicació n.
Por otra parte, segú n se desprende del segundo pá rrafo del artículo 316 del Có digo
Federal de Procedimientos Civiles, una vez practicada la notificación por
rotulón, el actuario judicial debe agregar al expediente de que se trate,
inmediatamente después del auto que se notificó, las siguientes constancias:
a) un tanto del rotulón; y, b) la razón que haya levantado con motivo de la
notificación por rotulón.
La razó n que el actuario judicial debe levantar al practicar una notificació n por
rotuló n, tiene por objeto que en el expediente quede constancia de la fecha en que
aquél se fijó , las partes a las que se les notificó por ese medio y el hecho de que se
agregó al expediente un tanto del rotuló n. En tales condiciones, la razó n de que se
trata debe contener, por lo menos, la siguiente informació n (ver anexo 18):
1. Nombre y apellidos del actuario judicial.
2. La hora y fecha en que se fijó el rotuló n.
3. Fecha del proveído que se notificó mediante rotuló n.
4. La manifestació n consistente en que a los autos del juicio de que se trate,
se agrega copia del rotuló n.
5. La parte o partes a las que se notificó por este medio.
6. Firma del actuario judicial.
En otro orden de ideas, segú n se dijo, algunos titulares de los ó rganos
jurisdiccionales suelen encomendar a los actuarios que, previamente a devolver el
expediente al secretario encargado del trá mite del mismo, asienten en los autos la
fecha en que surtió efectos la notificació n que practicaron (aunque en rigor, es el
Secretario encargado del trá mite el que debe hacer tal anotació n, pues es a él al
que corresponde hacer los có mputos de los plazos). De ser el caso, el actuario
judicial, inmediatamente después de la razó n a la que se aludió en el pá rrafo
anterior, deberá asentar la fecha en que surtió sus efectos la notificació n por
rotuló n.

[1] Jurisprudencia número I.4º.C.J/4, sustentada por el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito, visible en la pág. 157, del Tomo III, Enero de 1996, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta.
IUS 2004, núm. reg. 203524.

[2] En la práctica cualquier medio implicaría desde la inspección de la zona, verificar


el nombre de la calle, la nomenclatura, el código postal, hasta preguntar con vecinos
o personas que transiten afuera del domicilio sí (el actuario judicial) está en el
correcto; incluso hacer esos cuestionamientos a las personas con las que entiende la
diligencia.

[3] 4.5.1.2.1 Notificación de la demanda cuando el actuario judicial encuentra al


demandado en la primera búsqueda

[4] 4.5.1.2.2.2 Notificació n de la demanda cuando el interesado no espera al actuario judicial en la fecha y hora
fijadas en el citatorio, pero la diligencia se entiende con algú n pariente o trabajador del propio interesado.

[5] Como ya fue referido, el actuario debe cerciorarse además de encontrarse en el


lugar correcto.

[6] Tesis sustentada por el Primer Tribunal Colegiado del Noveno Circuito, visible en la pág. 244, del Tomo IX,
Marzo de 1992, Octava Época del Semanario Judicial de la Federación. IUS 2004, núm. reg. 220214.

[7] Tesis aislada sustentada por el Primer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, visible
en la página 596, del Tomo II, Segunda Parte-2, Julio a Diciembre de 1988 del Semanario Judicial de la
Federación. IUS 2004, núm. reg. 230707.

[8] 4.5.1.2.1. Notificación de la demanda cuando el actuario judicial


encuentra al demandado en la primera búsqueda
[9] Tesis aislada sustentada por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, visible en la
página 199, del Tomo 205-216 sexta parte, Séptima Época del Semanario Judicial de la Federación. IUS 2004,
núm. reg. 247769.

[10] CHIOVENDA, Giuseppe. Ob.Cit., pág, 365

4.6 ¿Cuándo surten sus efectos las notificaciones?


El artículo 284 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, dispone:
“Artículo 284. Los términos judiciales empezará n a correr el día siguiente del en
que surta efectos el emplazamiento, citación o notificación y se contará , en
ellos, el día de su vencimiento.”
Como se ve, el precepto legal transcrito establece que los términos judiciales
empezará n a correr el día siguiente en que surta efectos el emplazamiento,
citación o notificación. Al respecto, debe precisarse que para saber cuá ndo
comienzan a correr los términos judiciales es irrelevante hacer la distinció n entre
emplazamiento, citació n y notificació n. Se afirma lo anterior, pues la notificació n
constituye el “arquetipo de los actos jurídicos procesales de transmisió n o
participació n del conocimiento”.[1] Esto es así, pues cabe recordar que, a través
de la notificación se pone en conocimiento de las partes y de todo interesado
las resoluciones judiciales, incluyendo aquéllas que ordenan una citación o
emplazamiento. De aquí se sigue que para saber cuá ndo comienzan a correr los
términos en los procesos civiles, necesariamente debe conocerse cuá ndo surten
sus efectos las notificaciones. Esto es así, pues el momento en que surten sus
efectos las notificaciones es lo que determina el inicio de los términos judiciales.
Al respecto, el artículo 321 del mencionado ordenamiento legal, dispone:
“Artículo 321. Toda notificació n surtirá sus efectos el día siguiente al en que se
practique.”
De la disposició n legal transcrita se desprende que las notificaciones surten sus
efectos el día siguiente de aquel en que fueron practicadas. Del propio artículo se
advierte que el hecho de que una notificació n surta sus efectos legales, implica,
necesariamente, que aquélla haya sido practicada. Lo anterior conduce a establecer
que tratá ndose de la prá ctica de notificaciones, se deben distinguir los siguientes
momentos: a) el momento en que la diligencia de notificación se practicó; y, b)
el momento en que aquélla surtió sus efectos.
Conviene apuntar aquí que para los actuarios judiciales resulta de especial
importancia conocer el momento en que surten sus efectos los distintos tipos de
notificaciones que se practican en los procesos civiles. Esto es así, pues algunos
titulares de los ó rganos jurisdiccionales suelen encomendar a los propios actuarios
que, previamente a devolver los expedientes al secretario encargado de su trá mite,
asienten en los autos la fecha en que surtió efectos la notificació n que practicaron
(aunque en rigor, es el secretario el que debe hacer tal anotació n, pues es a él al
que corresponde hacer los có mputos de los plazos).
 

4.6.1 ¿Cuándo surten sus efectos las notificaciones personales?


Las notificaciones personales quedan hechas desde la fecha y hora que el actuario
judicial precisa en la razó n correspondiente. En ésta, debe hacer constar que el
interesado, su representante o apoderado, segú n sea el caso, recibió copia
certificada de la resolució n que motivó la notificació n. Segú n se dijo, las
notificaciones personales, en términos del citado artículo 321 del Có digo Federal
de Procedimientos Civiles, surten sus efectos jurídicos al día siguiente de aquel en
que fueron practicadas.
 

4.6.2 ¿Cuándo surten sus efectos las notificaciones por


instructivo? 
Los artículos 310 y 312 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, en lo que
interesa, disponen:
“Artículo 310.- Las notificaciones personales se hará n al interesado o a su
representante o procurador, en la casa designada, dejá ndole copia íntegra,
autorizada, de la resolució n que se notifica... Si se tratare de la notificación de la
demanda, y a la primera busca no se encontrare a quien deba ser notificado, se le
dejará citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día
siguiente, y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las
copias respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
“Artículo 312.- Si, en la casa, se negare el interesado o la persona con quien se
entienda la notificació n, a recibir ésta, la hará el notificador por medio de
instructivo que fijará en la puerta de la misma, y asentará razó n de tal
circunstancia. En igual forma se procederá si no ocurrieren al llamado del
notificador.”
De las disposiciones transcritas se desprende, para lo que en este apartado
interesa demostrar, que la notificació n por instructivo procede cuando habiéndose
ordenado la notificació n personal de una resolució n, aquélla no se practica con
motivo de que se presenta alguna de las situaciones ya referidas en el
apartado 4.5.Tipos de notificación, inciso b).[2]
Cabe precisar que como se expondrá má s adelante, de los citados preceptos se
advierte que hay un supuesto en el que, previamente a practicar la notificació n por
instructivo, el actuario judicial debe dejar citatorio (supuesto consistente en la
notificació n de la demanda). Por ahora, basta con establecer que cuando se
actualiza alguna de las hipótesis en las que resulta procedente hacer la
notificación por instructivo, ésta se tendrá por practicada en la fecha y hora
en la que, conforme a la razón que haya levantado el actuario judicial, dicho
instructivo se haya fijado en la puerta de la casa del interesado o se haya
entregado a la persona con quien se entendió la diligencia, segú n sea el caso.
Por otra parte, en términos del artículo 321 del Có digo Federal de Procedimientos
Civiles, la notificación por instructivo surte sus efectos legales al día siguiente
de aquel en que se practicó la notificación, esto es, al día siguiente de aquel en
que el actuario judicial fijó el instructivo en la puerta de la casa del interesado o de
que entregó el instructivo a una persona distinta de aquél, segú n sea el caso.
 
4.6.3 ¿Cuándo surten sus efectos las notificaciones por edictos?
Este tema se expuso en el apartado 3.3.5., relativo a las notificaciones por edictos
en los juicios de amparo. En efecto, en ese apartado se sostuvo que en los juicios de
garantías, las notificaciones por edictos deben practicarse en los términos del
artículo 315 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles.
En tales condiciones, basta recordar aquí que la notificación por edictos tiene la
particularidad de que su práctica se prolonga en el tiempo, pues conforme a la
referida disposició n legal, la resolució n a notificar debe publicarse tres veces, con
un lapso intermedio de siete días entre cada una de las publicaciones. É stas se
hará n en el Diario Oficial de la Federació n y en un perió dico diario de circulació n
nacional. Luego, para estimar que una notificació n por edictos quedó legalmente
practicada, necesariamente deben hacerse, con las formalidades de ley, todas las
publicaciones correspondientes. Atento lo anterior, se considera que las
notificaciones por edictos se tienen por hechas el día de la última publicación
y surten sus efectos legales el mismo día. En efecto, el artículo 315 del Có digo
Federal de Procedimientos Civiles estatuye:
“ARTICULO 315.- Cuando hubiere que citar a juicio a alguna persona que haya
desaparecido, no tenga domicilio fijo o se ignore donde se encuentra, la
notificació n se hará por edictos, que contendrá n una relació n sucinta de la
demanda, y se publicará n por tres veces, de siete en siete días, en el Diario Oficial y
en uno de los perió dicos diarios de mayor circulació n en la
Repú blica, haciéndosele saber que debe presentarse dentro del término de
treinta días, contados del siguiente al de la última publicación. Se fijará ,
ademá s, en la puerta del tribunal, una copia íntegra de la resolució n, por todo el
tiempo del emplazamiento. Si, pasado este término, no comparece por sí, por
apoderado o por gestor que pueda representarla, se seguirá el juicio en rebeldía,
haciéndosele las ulteriores notificaciones por rotuló n, que se fijará en la puerta del
juzgado, y deberá contener, en síntesis, la determinació n judicial que ha de
notificarse.”
Como se ve, el término de treinta días que establece el referido precepto legal, para
que el interesado se presente en el ó rgano jurisdiccional correspondiente, corre a
partir del día siguiente al de la ú ltima publicació n. Luego, si los términos
comienzan a correr al día siguiente de aquel en que se practicó la notificació n, es
inconcuso que la notificació n por edictos se tiene por hecha y surte sus efectos
legales el día de la ú ltima publicació n.
 

4.6.4 ¿Cuándo surten sus efectos las notificaciones por rotulón?


Los artículos 316 y 318 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, establecen:
“ARTÍCULO 316. Las notificaciones que no deban ser personales se hará n en el
tribunal, si vienen las personas que han de recibirlas a má s tardar el día siguiente
al en que se dicten las resoluciones que han de notificarse, sin perjuicio de hacerlo,
dentro de igual tiempo, por rotuló n, que se fijará en la puerta del juzgado.- De toda
notificació n por rotuló n se agregará , a los autos, un tanto de aquél, asentá ndose la
razó n correspondiente.”
“ARTÍCULO 318. Si los interesados, sus procuradores o las personas autorizadas
por ellos, no ocurren al tribunal a notificarse dentro del término señ alado por el
artículo 316, las notificaciones se dará n por hechas, y surtirá n sus efectos el día
siguiente al de la fijació n del rotuló n.”
De las disposiciones legales transcritas se desprende que las notificaciones que no
deban hacerse en forma personal, se practicará n por rotuló n. Cabe precisar que
aun cuando se haya fijado el rotuló n, si el interesado, su apoderado o
representante, segú n sea el caso, comparece al ó rgano jurisdiccional, el actuario
judicial deberá notificarle personalmente la resolució n. De esta notificació n
levantará la razó n correspondiente. En este caso, la notificació n se tendrá por
hecha en la fecha y hora en la que conforme a dicha razó n, el actuario haya
notificado la resolució n de que se trate.
Por otra parte, si se fija el rotuló n (el día siguiente de aquel en que se dictó la
resolució n que se notifica) y el interesado, su apoderado o representante, segú n
corresponda, no comparece al ó rgano jurisdiccional, la notificació n por rotuló n se
tendrá por hecha a partir de que éste se fijó . Es por lo anterior que resulta
conveniente que el actuario judicial asiente en el rotuló n el día y la hora en que lo
fija.
Ahora bien, el referido ordenamiento legal no establece la hora en que debe fijarse
el rotuló n. No obstante, el artículo 281 del Có digo Federal de Procedimientos
Civiles dispone que las actuaciones judiciales deban practicarse en días y horas
há biles, entendiendo por estas ú ltimas las comprendidas entre las ocho y las
diecinueve horas. Luego, si se está a lo establecido en dicho precepto, los actuarios
judiciales deberá n tener especial cuidado en que el rotuló n se fije en un lugar al
que tengan acceso los litigantes desde las ocho hasta las diecinueve horas.
No obstante lo expuesto en el pá rrafo anterior, la prá ctica demuestra que los
ó rganos jurisdiccionales generalmente tienen un horario de atenció n al pú blico en
general, que es el comprendido de las nueve a las quince horas. En tales
condiciones, se estima que lo conveniente es que el rotuló n se fije en un lugar de
fá cil acceso al pú blico, a efecto de que los litigantes puedan consultarlo durante
dicho horario.
Por otro lado, en términos del artículo 318 del Có digo Federal de Procedimientos
Civiles, la notificación por rotulón surte sus efectos al día siguiente de que se
practique, esto es, al día siguiente de que se fijó el rotulón.
De lo hasta aquí expuesto se concluye:
a) Las notificaciones personales se tienen por hechas desde la fecha y hora en que
conforme a la razó n del actuario judicial se entregó al interesado, o a su
representante o apoderado, segú n sea el caso, copia certificada de la resolució n
correspondiente, y surten sus efectos legales al día siguiente. 
b) Las notificaciones por instructivo que se entienden con alguna persona distinta
del interesado, se tienen por practicadas en la fecha y hora que el actuario asiente
en la razó n correspondiente, y surten sus efectos jurídicos al día siguiente. 
c) Las notificaciones por instructivo que se fijan en la puerta del domicilio se tienen
por practicadas en la fecha y hora que el actuario asiente en la razó n
correspondiente, y surten sus efectos al día siguiente. 
d) Las notificaciones por edictos se tienen por hechas y surten sus efectos el día de
la ú ltima publicació n.
e) Las notificaciones por rotuló n se tienen por practicadas en la hora en que se fijó ,
y surten sus efectos legales al día siguiente. Lo anterior, siempre y cuando el
interesado, su apoderado o representante, segú n sea el caso, no haya comparecido
al ó rgano jurisdiccional a oír notificació n personal el día en que se fijó el rotuló n.

[1] DE SANTO, Víctor. Notificaciones Procesales, Ed. Universidad, Buenos Aires, Argentina 2002, pág. 69.

[2]  Tales como que: 1) nadie ocurre al llamado del actuario judicial; 2) el interesado o la persona distinta de éste
con quien se entiende la diligencia, se niegan a recibir copia autorizada de la resolución que se pretende notificar;
y, c) No se encuentra al interesado a quien se pretendía notificar personalmente, pero la diligencia se entiende
con otra persona. En los supuestos previstos en los incisos 1) y 2), el instructivo de notificación se fija en la puerta
principal de la casa o despacho del interesado. En el supuesto previsto en el inciso 3), el instructivo de notificación
se deja en poder de la persona con quien se entendió la diligencia.

4.7 Nulidad de notificaciones y sus consecuencias


La nulidad de notificaciones en los procedimientos civiles está prevista en el
artículo 319 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles. Este precepto establece:
“ARTÍCULO 319. Cuando una notificació n se hiciere en forma distinta de la
prevenida en este capítulo, o se omitiere, puede la parte agraviada promover
incidente sobre declaració n de nulidad de lo actuado, desde la notificació n hecha
indebidamente u omitida.- Este incidente no suspenderá el curso del
procedimiento, y, si la nulidad fuere declarada, el tribunal determinará , en su
resolució n, las actuaciones que son nulas, por estimarse que las ignoró el que
promovió el incidente de nulidad, o por no poder subsistir, ni haber podido
legalmente practicarse sin la existencia previa y la validez de otras. Sin embargo, si
el negocio llegare a ponerse en estado de fallarse, sin haberse pronunciado
resolució n firme que decida el incidente, se suspenderá hasta que éste sea
resuelto.”
De la anterior transcripció n se desprende que el incidente de nulidad de
notificaciones procede en las siguientes dos hipó tesis: a) cuando una
notificación se practique en contravención a las normas jurídicas;y, b)
cuando se haya omitido practicar la notificación. Del propio precepto se
advierte que el incidente de que se trata ú nicamente puede ser promovido por la
parte a quien le causó perjuicio la notificació n defectuosa u omitida, esto es, la
legitimació n para promover el incidente de que se trata recae ú nicamente en la
parte agraviada por la indebida notificació n o por su omisió n.
Cabe precisar que conforme al citado precepto legal, si el incidente de nulidad
promovido por el agraviado resulta fundado, el titular del ó rgano jurisdiccional
deberá establecer cuá les son las actuaciones que son nulas, ya sea porque las
ignoró quien promovió el incidente o porque conociéndolas, no puedan subsistir
por depender de la existencia y validez de las actuaciones anuladas. En otras
palabras, el tribunal que al resolver un incidente de nulidad lo declare fundado,
deberá anular la actuació n o actuaciones procesales que ignore quien promovió el
incidente, así como todos los actos procesales posteriores dependientes de dichas
actuaciones.[1]
Ahora bien, el citado precepto legal no establece un plazo para interponer el
incidente de nulidad de notificaciones. Por tanto, se debe estar al término genérico
establecido en la fracció n II del artículo 297 del Có digo Federal de Procedimientos
Civiles. Este precepto dice:
“Artículo 297. Cuando la ley no señ ale término para la prá ctica de algú n acto
judicial o para el ejercicio de algú n derecho, se tendrá n por señ alados los
siguientes: I. Diez días para pruebas; y, II. Tres días para cualquier otro caso.”
El término de tres días comenzará a correr a partir de que la parte afectada tenga
conocimiento de la indebida notificació n o de su omisió n. Si el afectado no
promueve el incidente de nulidad en el término antes precisado, precluirá su
derecho para impugnar la notificació n deficiente u omitida.
Por otra parte, para analizar la procedencia del mencionado incidente, debe
distinguirse la etapa procesal en que se practicó la notificació n deficiente o se
omitió practicar la notificació n, a saber: a) cuando se trata de notificaciones
practicadas antes de la sentencia definitiva; y, b) tratá ndose de notificaciones
practicadas después del pronunciamiento de la sentencia definitiva.
Respecto del supuesto precisado en el apartado a), debe decirse que si se
promueve un incidente de nulidad una vez dictada la sentencia, para anular
notificaciones practicadas con anterioridad a ésta, el mismo es improcedente. Lo
anterior es así, pues al emitirse el fallo definitivo (independientemente de que
haya o no causado ejecutoria) se produce un cambio de situació n jurídica, en
virtud de haberse cerrado una fase del procedimiento. De aceptarse lo contrario, se
destruiría la firmeza de la sentencia a través de un simple incidente de naturaleza
accesoria a la controversia principal.
En este sentido se ha pronunciado el criterio siguiente:
“NULIDAD DE NOTIFICACIONES, INCIDENTE DE. NO PROCEDE CONTRA
ACTUACIONES PRACTICADAS CON ANTERIORIDAD AL DICTADO DE LA
SENTENCIA EJECUTORIA.- Esta Suprema Corte de Justicia de la Nació n ha
reiterado que la cosa juzgada constituye la verdad legal y que por ende, en su
contra no cabe admitir recurso ni prueba alguna, porque de aceptarse lo contrario
se destruiría la firmeza que corresponde a la sentencia ejecutoria. De lo que se
sigue que en toda controversia jurisdiccional que ha concluido con dicha sentencia
cierra toda posibilidad de procedencia del incidente de nulidad de actuaciones,
respecto de las practicadas con anterioridad a la emisió n de dicho fallo, ya sea en
primera instancia, en segunda o durante la tramitació n de la etapa de
ejecutorizació n; y que así mismo las actuaciones de una fase del proceso só lo se
pueden impugnar mediante dicho incidente, mientras no se concluya cada periodo
procesal, pues no puede destruirse la firmeza que ha adquirido el juicio a través de
un simple incidente de naturaleza accesoria al pleito principal, toda vez que la
ú nica manera de atacar ese tipo de resoluciones es a través de los recursos que
establece la ley o del juicio de amparo, en su caso.”[2]
En la hipó tesis prevista en el apartado b), si se promueve el referido incidente con
el objeto de anular notificaciones practicadas con posterioridad al dictado de la
sentencia, aquél es procedente. Lo anterior, pues al combatir actos procesales
posteriores a la conclusió n del juicio (que ló gicamente no fueron considerados
para el dictado del fallo), no se destruye la firmeza de la sentencia. De no estimarlo
así, se dejaría a la parte perjudicada por una notificació n deficiente o por la falta de
notificació n en estado de indefensió n.
En tales condiciones, tratá ndose de actuaciones practicadas con posterioridad al
dictado de la sentencia, el incidente respectivo deberá promoverse dentro de los
tres días de que se practicó la notificació n deficiente o de que debió practicarse la
notificació n omitida, segú n sea el caso. En relació n con lo antes expuesto, se estima
que resulta aplicable, por analogía, la jurisprudencia siguiente:
"NULIDAD DE NOTIFICACIONES, INCIDENTE DE. PROCEDE CONTRA LAS QUE
SE LLEVAN A CABO CON POSTERIORIDAD AL DICTADO DE LA SENTENCIA.-
Considerando ante todo, que el artículo 32 de la Ley de Amparo al referirse a
sentencias definitivas alude simplemente a las que se dictan en el expediente que
haya motivado la notificació n cuya nulidad se pide, lo que incluye a las que han
causado y a las que no han causado ejecutoria, debe sostenerse que la
circunstancia de que el precepto referido establezca que las partes perjudicadas
podrá n pedir la nulidad de la notificació n que se estima irregular antes de la
sentencia definitiva, no debe interpretarse en el sentido de que las notificaciones
realizadas con posterioridad al pronunciamiento de dicha sentencia no pueden ser
combatidas mediante el incidente de nulidad respectivo, ya que una correcta
interpretació n del citado dispositivo legal conduce a la conclusió n de que tal
exigencia opera ló gicamente respecto de las notificaciones practicadas antes de
que se haya emitido la resolució n definitiva, pero no para las notificaciones
realizadas con posterioridad al pronunciamiento del fallo, pues sostener lo
contrario propiciaría que a pesar de incurrirse en deficiencias al practicarlas la
parte afectada quedara indefensa ante ellas, lo cual contravendría los términos de
la primera parte del precepto aludido que señ ala que las notificaciones hechas en
forma distinta a la prevenida por la ley será n nulas.”[3]
En el caso de que lo que se pretenda anular a través del incidente de que se trata,
sea la notificació n de la sentencia (ya sea de primera o segunda instancias), se
estima que aquél es procedente aun cuando dicha sentencia haya causado
ejecutoria. Se afirma lo anterior, pues la notificació n de la sentencia ló gicamente
acaece con posterioridad a su dictado. Luego, la consecuencia de la interlocutoria
que declare fundado el incidente de que se trata, será que se practique la
notificació n de la sentencia en forma legal, subsanando las deficiencias que
motivaron su impugnació n, sin que se altere el contenido de la propia sentencia,
pues ésta queda intocada en tanto que lo ú nico que se combate es la indebida
notificació n o su omisió n.
En relació n con lo antes expuesto, se considera que es aplicable, por analogía, el
criterio jurisprudencial que a continuació n se apunta:
“NULIDAD DE NOTIFICACIONES. ES PROCEDENTE EL INCIDENTE RELATIVO,
INCLUSO SI YA FUE DICTADO EL AUTO QUE DECLARÓ EJECUTORIADA LA
SENTENCIA.-Si se parte de la interpretació n que el Tribunal Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nació n hizo del artículo 32 de la Ley de Amparo en la
jurisprudencia P./J. 5/94, y se toma en cuenta que durante la sustanciació n del
juicio de garantías se presentan diversas hipó tesis relacionadas con las
notificaciones que deben practicarse para hacer del conocimiento de las partes las
decisiones emitidas en cada etapa procesal, debe aceptarse la procedencia del
incidente de nulidad de notificaciones no só lo contra aquellas que se practiquen
antes de que el Juez de Distrito dicte sentencia, pues en atenció n al espíritu del
citado artículo y a las directrices que ha establecido el Tribunal Pleno, a fin de no
dejar en estado de indefensió n a la parte que se considere afectada, es procedente
el mencionado incidente en contra de la notificació n de la sentencia del Juez de
Distrito, aun en el caso de que ésta ya se hubiese declarado ejecutoriada, y en el
supuesto de que aquél resultara fundado deberá reponerse el procedimiento desde
el punto en que se incurrió en la nulidad, tal como lo ordena el referido precepto
legal; sin que lo anterior contravenga el principio de cosa juzgada, en virtud de que
los efectos jurídicos de la tramitació n y resolució n del referido incidente no afectan
la decisió n del Juez de Distrito plasmada en su sentencia, pues en caso de resultar
fundado, só lo tendría como consecuencia ordenar que la notificació n de la
sentencia se practique de manera legal, subsanando las deficiencias que motivaron
su impugnació n, pero la sentencia misma queda intocada.”[4]
 

4.7.1 Convalidación de la notificación deficiente u omitida


El artículo 320 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 320. No obstante lo dispuesto en el título anterior, si la persona mal
notificada o no notificada se manifestare, ante el tribunal, sabedora de la
providencia, antes de promover el incidente de nulidad, la notificació n mal hecha u
omitida surtirá sus efectos, como si estuviese hecha con arreglo a la ley. En este
caso, el incidente de nulidad que se promueva será desechado de plano.”
Del precepto transcrito se desprende que si antes de promover el incidente de
nulidad, el afectado por una notificació n mal hecha o no practicada se manifestare,
ante el tribunal, sabedor de la providencia, la notificació n mal hecha u omitida
surtirá sus efectos como si se hubiere hecho conforme a las disposiciones legales
aplicables y el incidente de nulidad que el afectado promueva se desechará de
plano.
Como se ve, la omisió n de las notificaciones o su defecto se subsana si la parte a la
que se le notificó deficientemente o no se le notificó una resolució n, se manifiesta
sabedora de ésta antes de promover el incidente de que se trata. En otras palabras,
el hecho de que la parte interesada en la resolució n cuya notificació n se omitió o se
hizo en forma irregular, tome conocimiento de aquélla, impide admitir el incidente
de nulidad de notificaciones. Esto es así, pues al tomar conocimiento de la
resolució n mal notificada o no notificada, se convalidan los actos que eran
anulables (principio de convalidació n), en tanto que tal conocimiento le permite a
la parte correspondiente cumplir oportunamente los actos procesales vinculados
con dicha resolució n.[5] Al respecto, se estima que tal conocimiento debe ser
inequívoco y directo, esto es, debe advertirse del propio expediente por una
actuació n posterior que lo demuestre.
Lo anterior se corrobora con el criterio siguiente:
“NOTIFICACIONES IRREGULARES EN EL AMPARO. LAS CONVALIDAN LAS
MANIFESTACIONES EN EL JUICIO QUE REVELEN EL CONOCIMIENTO DE LAS
MISMAS.- El artículo 320 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles de
aplicació n supletoria a la Ley de Amparo, dispone que: ‘... si la persona mal
notificada o no notificada se manifestare ante el tribunal sabedora de la
providencia, antes de promover el incidente de nulidad, la notificació n mal hecha u
omitida surtirá sus efectos, como si estuviera hecha con arreglo a la ley’; así que, si
la parte notificada indebidamente en el juicio de amparo, se ostenta sabedora del
acuerdo, asunto o proveído objeto de la notificació n, cuando ejercita algú n acto
procesal con posterioridad a la diligencia ilegítima, realizado dicho acto, se
convalida la notificació n ilegal, pero siempre que dicho acto revele el conocimiento
de la actuació n materia de la notificació n.”[6]

[1] LUIS MARINO, Alberto. Notificaciones Procesales, Ed. ASTREA, Buenos Aires, Argentina 2000, Segunda
Edición, pág. 370.

[2] Jurisprudencia P./J. 30/94, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la
pág. 235, del Tomo VI, Octava Época del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995. IUS 2004,
núm. reg. 205424.
[3] Jurisprudencia P./J. 5/94, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la
pág. 236, del Tomo VI, Octava Época del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995. IUS 2004,
núm. reg. 205483.

 
[4] Jurisprudencia P./J. 20/2004, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en
la pág. 5, del Tomo XIX, Mayo de 2004, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. IUS
2004, núm. reg. 181523.

[5] Sobre el particular, el tratadista argentino Víctor De Santo sostiene que “en atención a que el factor de la
nulidad de la notificación debe buscarse en la existencia de un defecto cuya gravedad redunde en impedimento
del destinatario de cumplir oportunamente los actos procesales vinculados a la resolución que se notifica, no hay
invalidez cuando resulta que la parte ha tenido conocimiento de la resolución, pues lo relevante es el
conocimiento efectivamente obtenido por la interesada y no el modo o vía como accedió a él.” DE SANTO, Víctor.
Notificaciones Procesales. pág. 319.

[6] Tesis aislada sustentada por el Primer Tribunal Colegiado del Noveno Circuito, visible en la página 277, del
Tomo XI, Abril de 1993, Octava Época del Semanario Judicial de la Federación. IUS 2004, núm. reg. 216678.

4.8 Cooperación internacional para el cumplimiento de


determinaciones emitidas por juzgadores extranjeros
El avance de la globalizació n ha impulsado las relaciones políticas, mercantiles,
intelectuales y sociales entre los habitantes de diversos países lo que constituye el
principal factor para fomentar y exigir la cooperació n entre distintos Estados o
entre un grupo de ellos ligados por determinados vínculos. 

El campo del derecho no podría estar exento de esta tendencia asociativa y dentro
de él la disciplina procesal, por su cará cter de instrumento para el ejercicio de la
jurisdicció n y el cumplimiento de las sentencias dictadas por sus ó rganos.

Aun cuando cada Estado goza de su propia soberanía, a través de la cual posee la
facultad de someter a la acció n de sus tribunales y leyes a las personas y cosas que
se encuentren dentro de su territorio, en algunos casos resulta necesario ejercer
jurisdicció n má s allá del territorio del Estado por lo que se recurre a la
cooperació n internacional.

La cooperació n internacional se produce cuando el ó rgano jurisdiccional de un


Estado está impedido de actuar en el territorio de otro Estado, pero requiere de la
prá ctica de actos procesales en el territorio de este ú ltimo. Solicita la cooperació n
del Estado con jurisdicció n para llevar a cabo notificaciones, citaciones,
emplazamientos o pruebas. También en ocasiones la ejecució n de sentencias.

Previo a analizar competencia jurídica internacional es conveniente recordar los


siguientes conceptos:

La notificació n nos dice Eduardo Pallares “es el medio legal por el cual se da a
conocer a las partes o a un tercero el contenido de una resolució n judicial”; por
citació n se entiende “el llamamiento que se da de orden judicial a una persona,
para que se presente en el juzgado o tribunal en el día y hora que se le designen,
bien a oír una providencia, o a precisar un acto o diligencia judicial.” [1]
El emplazamiento a juicio lo define Pallares como “un acto procesal mediante el
cual se hace saber a una persona que ha sido demandada, se le da a conocer el
contenido de la demanda, y se le previene que la conteste, o comparezca a juicio,
con el apercibimiento de tenerlo por rebelde y sancionarlo como tal si no lo hace”.

El exhorto “es el oficio que libra un juez o tribunal a otro de igual categoría,
pidiéndole que ordene la prá ctica de alguna diligencia judicial… Si el oficio se libra
a una autoridad judicial de inferior categoría, y sobre la cual ejerce jurisdicció n el
juez o tribunal que libra el oficio, toma el nombre de despacho”.

 Al documento que contiene peticiones del juzgador de un Estado al de otro Estado,
por vía diplomá tica, o directamente cuando esto sea posible por haber acuerdos
internacionales o por prá ctica internacional, se le denomina “carta rogatoria”. En
otros términos, la “carta rogatoria” es el exhorto internacional.

A la petició n del desempeñ o de actos procesales solicitados por un juzgador para


que los realicen autoridades judiciales de otros Estados también se les denomina
“comisiones rogatorias”. Por tanto, “exhortos internacionales”, cartas rogatorias y
comisiones rogatorias son sinó nimos.   

Es imprescindible señ alar que el marco jurídico de actuació n relativo a la carta


rogatoria o al exhorto, está en el artículo 550 del Có digo Federal de
Procedimientos Civiles, que indica:

“ARTICULO 550.- Los exhortos que se remitan al extranjero será n comunicaciones


oficiales escritas que contendrá n la petició n de realizació n de las actuaciones
necesarias en el proceso en que se expidan. Dichas comunicaciones contendrá n los
datos informativos necesarios y las copias certificadas, cédulas, copias de traslado
y demá s anexos procedentes segú n sea el caso.- No se exigirá n requisitos de forma
adicionales respecto de los exhortos que provengan del extranjero.”

4.8.1 Competencia judicial internacional en  materia de


notificaciones
Hecha la alusió n a los conceptos primordiales, examinaremos ahora la
competencia judicial internacional en materia de notificaciones, citaciones,
emplazamientos y pruebas.[2]

Las directrices para establecer el vínculo entre los juzgadores (Juez y Magistrados)
de nuestro Estado (Federales, Estatales y Locales) y el cumplimiento de la
determinació n de un juzgador extranjero, se obtendrá n mediante el Derecho
Internacional Privado, asimismo en cumplimiento a la obligació n del artículo 1°
constitucional el jurisconsulto nacional debe verificar que el cumplimiento de la
carta rogatoria no vulnere derechos humanos.

Las notificaciones, citaciones y emplazamientos que deben realizarse en país


extranjero, entrañ an el problema de determinar la norma jurídica aplicable.
La norma jurídica aplicable puede ser un tratado internacional en caso de que lo
haya. Sin embargo, puede suceder que el tratado internacional remita a la
legislació n interna del país exhortado o del país exhortante.[3]

En otra hipó tesis, puede suceder que las notificaciones, citaciones y


emplazamientos se rijan tanto por la norma del país exhortante como del país
exhortado. Incluso es usual que cada país establezca las normas procesales que
regulan el envío de cartas rogatorias al extranjero, así como el despacho de
comisiones rogatorias procedentes del extranjero.

Se estima que en la forma de hacer la carta rogatoria debe regir la ley del país
exhortante, aunque es imprescindible que haya una legalizació n y una traducció n
para que se tenga la certeza en el país de recepció n de que se trata de un
documento autentico y para que esté en condiciones de ejecutarse. Respecto al
sistema a seguir para practicar el acto de notificació n, citació n y emplazamiento,
deberá aplicarse la lex fori, es decir la ley del lugar en el que se va a diligenciar el
exhorto.

En el supuesto de que el país de recepció n de la carta rogatoria tenga legislació n


específica en cuanto a la ejecució n, la norma jurídica aplicable será determinada
por el país exhortado.[4]

En materia civil, el artículo 543 del Có digo Federal de Procedimiento Civiles


señ ala: “En los asuntos del orden federal, la cooperació n judicial internacional se
regirá por las disposiciones de este Libro y demá s leyes aplicables, salvo lo
dispuesto por los tratados y convenciones de los que México sea parte.”

El litigio internacional debemos entenderlo como litigio transfronterizo para que


con ello se pueda entender la aplicació n de las normas señ aladas en el artículo 544
y 545 del Có digo Federal de Procedimiento Civiles.

“ARTICULO 544.- En materia de litigio internacional, las dependencias de la


Federació n y de las Entidades Federativas estará n sujetas a las reglas especiales
previstas en este Libro.”

“ARTICULO 545.- La diligenciació n por parte de tribunales mexicanos de


notificaciones, recepció n de pruebas u otros actos de mero procedimiento,
solicitados para surtir efectos en el extranjero no implicará en definitiva el
reconocimiento de la competencia asumida por el tribunal extranjero, ni el
compromiso de ejecutar la sentencia que se dictare en el procedimiento
correspondiente.”

 “ARTICULO 546.- Para que hagan fe en la Repú blica los documentos pú blicos
extranjeros, deberá n presentarse legalizados por las autoridades consulares
mexicanas competentes conforme a las leyes aplicables. Los que fueren
transmitidos internacionalmente por conducto oficial para surtir efectos legales,
no requerirá n de legalizació n.”
El anterior artículo se refiere a la apostilla de documentos la cual se encuentra
reconocida en la Convenció n de La Haya por la que se suprime la legalización de
los documentos públicos extranjeros.

“ARTICULO 548.- La prá ctica de diligencias en país extranjero para surtir efectos
en juicios que se tramiten ante tribunales nacionales, podrá encomendarse a los
miembros del Servicio Exterior Mexicano por los tribunales que conozcan del
asunto, caso en el cual dichas diligencias deberá n practicarse conforme a las
disposiciones de este Có digo dentro de los límites que permita el derecho
internacional.- En los casos en que así proceda, dichos miembros podrá n solicitar a
las autoridades extranjeras competentes, su cooperació n en la prá ctica de las
diligencias encomendadas.”

“ARTÍCULO 554.- Los exhortos internacionales que se reciban só lo


requerirá n homologación cuando impliqueejecución coactiva sobre personas,
bienes o derechos, en cuyo caso se aplicará lo dispuesto por el Capítulo Sexto de
este Libro. Los exhortos relativos a notificaciones, recepción de pruebas y a
otros asuntos de mero trámite se diligenciarán sin formar incidente.”

“ARTICULO 555.- Los exhortos internacionales que se reciban será n diligenciados


conforme a las leyes nacionales.- Sin perjuicio de lo anterior, el tribunal
exhortado podrá conceder excepcionalmente la simplificación de
formalidades o la observancia de formalidades distintas a las nacionales, a
solicitud del juez exhortante o de la parte interesada, si esto no resulta lesivo al
orden pú blico y especialmente a las garantías individuales; la petició n deberá
contener la descripció n de las formalidades cuya aplicació n se solicite para la
diligenciació n del exhorto.”

4.8.2 Incidente de homologación


De los artículos antes transcritos debemos de observar que el Juez federal
regularmente debe de llevar a caboel incidente de homologación; toda vez que el
objetivo principal es homologar lo resuelto por un juez extranjero y tomar las
providencias de conformidad con las leyes nacionales para que se pueda
convalidar lo actuado por dicho juez extranjero y se cumpla su resolució n.

Sin embargo, si el exhorto no requiere de ejecució n coactiva, será innecesario


proceder al incidente de homologació n.

Otro principio procesal internacional consiste en que la ley local siempre va a ser la
ley de fondo, las formalidades especiales se llevan a cabo siempre y cuando no
afecten el orden pú blico; lo anterior lo podemos analizar de los artículos que a
continuació n se transcriben
“ARTÍCULO 556.- Los tribunales que remitan al extranjero o reciban de él, exhortos
internacionales, los tramitará n por duplicado y conservará n un ejemplar para
constancia de lo enviado, recibido y actuado.”

“ARTÍCULO 557.- Las notificaciones, citaciones y emplazamientos a las


dependencias de la Federació n y de las Entidades Federativas, provenientes del
extranjero se hará n por conducto de las autoridades federales que resulten
competentes por razó n del domicilio de aquéllas.”

“ARTÍCULO 558.- Las diligencias a que se refiere el artículo anterior y el artículo


545 se llevará a cabo por el tribunal del domicilio de quien vaya a ser notificado, de
quien vaya a recibirse la prueba o donde se encuentre la cosa segú n sea el caso.”

En relació n con lo antes expuesto, destaca la jurisprudencia siguiente:

“HOMOLOGACIÓN Y EJECUCIÓN DE SENTENCIA EXTRANJERA. ES


PROCEDENTE EL AMPARO INDIRECTO EN CONTRA DE LA ÚLTIMA
RESOLUCIÓN DICTADA EN EL INCIDENTE RESPECTIVO. De los artículos 569 a
577 del Có digo Federal de Procedimientos Civiles, se advierte que el
procedimiento de homologació n y ejecució n de una sentencia extranjera tiene la
regulació n de un incidente, en el que el tribunal nacional tiene que examinar que se
cumplan los requisitos previstos en el artículo 571 para reconocer obligatoriedad a
la sentencia extranjera y ordenar su cumplimiento coactivo en territorio nacional;
en el entendido de que dicha facultad no tiene el alcance de revisar el fondo de la
resolució n, sus consideraciones o sus fundamentos de derecho, sino que debe
constreñ irse a verificar su autenticidad y que estén presentes los requisitos citados
debido a que una de las condiciones para que la sentencia extranjera sea
homologada en México es que constituya cosa juzgada en el país en el que fue
dictada. Conforme a lo anterior, la sentencia que resuelve el incidente de
homologació n y ejecució n de sentencia extranjera es una sentencia interlocutoria y
no tiene las características de una sentencia definitiva, puesto que tiene por objeto
resolver una cuestió n que es incidental al juicio; es una sentencia sobre el proceso
y no sobre el derecho; dirime una controversia accesoria, que surge con ocasió n de
lo principal. A diferencia de las sentencias definitivas, que son las resoluciones
judiciales que ponen fin a un proceso, solucionando el litigio planteado de fondo,
deciden el negocio principal, analizan las acciones deducidas y las excepciones
opuestas, estableciendo el derecho entre las partes, teniendo por vocació n
absolver o condenar. En consecuencia, la resolució n que se dicte en el incidente de
homologació n y ejecució n de sentencia es un acto dictado después de concluido el
juicio y, por lo tanto, en su contra es procedente el amparo indirecto, en los
términos del artículo 107, fracció n IV, de la Ley de Amparo en vigor, que establece
que contra actos dictados en ejecució n de sentencia, el amparo procede en contra
de la ú ltima resolució n dictada en el procedimiento, dado que el legislador
pretendió que las sentencias firmes sean cumplidas sin que la promoció n de
mú ltiples amparos obstaculicen la ejecució n de una sentencia que constituye cosa
juzgada.”[5]
[1]  Arellano García, Carlos. Derecho Internacional Privado .  Ed. Porrúa, México, 1994, 18ª edición, Pág. 990. 

[2] Arellano García, Carlos. Derecho Internacional Privado .  Ed. Porrúa, México, 1994, 18ª edición, Pág. 992. 

[3] Arellano García, Carlos. Derecho Internacional Privado .  Ed. Porrúa, México, 1994, 18ª edición, Pág. 992.

[4] Arellano García, Carlos. Derecho Internacional Privado .  Ed. Porrúa, México, 1994, 18ª edición, Pág. 992.

[5] Semanario Judicial de la Federación. Instancia: Primera Sala, Materia(s):


Común.  Época: Décima Época.  Tipo de Tesis: Jurisprudencia. Tesis: 1a./J.
65/2014 (10a.), Libro 13, Diciembre de 2014, Tomo I. Página: 194, Registro:
2008079.

S-ar putea să vă placă și