Sunteți pe pagina 1din 184

Este libro llega a ti gracias al trabajo desinteresado de otras lectoras como

tú. Es una traducción de fans para fans.


Está hecho sin ningún ánimo de lucro por lo que queda totalmente
PROHÍBIDA su venta en cualquier plataforma.
En caso de que lo hayas comprado, estarás incurriendo en un delito contra
el material intelectual y los derechos de autor en cuyo caso se podrían
tomar medidas legales contra el vendedor y el comprador.
Para Incentivar y apoyar las obras de los autores, aconsejamos (Si te es
posible) la compra del libro en físico si llega a publicarse en español en tu
país o el original en formato digital.
También puedes apoyar al autor con una reseña, siguiéndolo en las redes
sociales y ayudándolo a promocionar su libro.
¡Disfruta de la lectura!
Nota
Los autores (as) y editoriales también están en Wattpad.
Las editoriales y ciertas autoras tienen demandados a usuarios que suben sus
libros, ya que Wattpad es una página para subir tus propias historias. Al subir
libros de un autor, se toma como plagio.
Algunas autoras ya han descubierto los foros que traducen sus libros ya que
algunos lectores los suben al Wattpad, y piden en sus páginas de Facebook
y grupos de fans las direcciones de los blogs de descarga, grupos y foros.
¡No subas nuestras traducciones a Wattpad! Es un gran problema que están
enfrentando y contra el que luchan todos los foros de traducción. Más libros
saldrán si no se invierte tiempo en este problema.
Igualmente por favor, no subas capturas de los PDF’s a las redes sociales y
etiquetes a las autoras, no vayas a sus páginas a pedir la traducción de un
libro cuando ninguna editorial lo ha hecho, no vayas a sus grupos y
comentes que leíste sus libros, ni subas capturas de las portadas de la
traducción, recuerda que estas tienen el logo del foro o del grupo que hizo la
traducción.
No continúes con ello, de lo contrario: ¡Te quedaras traducción y sin sitios de
descarga!
STAFF

TRADUCCIÓN
ANGEL
PHOEBE
NIGHTRA

CORRECCIÓN
MAVI_AM
MAJO
LUNALY
SIXX_BON

REVISIÓN FINAL
ANGEL
PHOEBE

DISEÑO
FERLISS
SAVA
QUERIDOS LECTORES
¡Muchas gracias por elegir el segundo libro de la TRILOGÍA AL DESNUDO! ¡Estoy muy
emocionada de compartir con ustedes el próximo libro de la historia de Emma y Jax!
Aquí hay un breve resumen de lo que sucedió en el libro anterior:

Jax North es el CEO de North Whiskey. Emma Knight es una pieza clave en el enorme
imperio hotelero Knight, propiedad de su familia y que ahora dirige su hermano, ya que
su padre murió hace un mes.

Jax buscó a Emma porque pensó que su familia estaba detrás de la muerte de su
hermano, Hunter, quien dirigía el imperio North Whiskey. Su muerte fue declarada un
suicidio, pero Jax y su otro hermano, Brody, nunca creyeron que eso fuera cierto. El dolor
de la muerte de su hermano solo se compacta por la pérdida de su padre seis meses
antes de la muerte de Hunter en un accidente de esquí.

De inmediato Jax se da cuenta de que Emma no es como su padre o su hermano


Chance. Él se enamora de ella y le dice por qué la buscó. Emma está lidiando con la
muerte de su propio padre que sucedió un mes antes y entonces ella encuentra
documentos y publicaciones que hacen pensar que pudo haber sido un asesinato. Ella
junta la información que tiene con la que le da Jax. Esta pareja de Romeo y Julieta
nunca tuvo la intención de dejarse consumir por la pasión que sienten el uno por el otro,
pero tampoco están dispuestos a defender los secretos sombríos de sus familias y que
éstos los mantengan separados el uno del otro. Están en esto juntos. Puede que no tenga
sentido, puede que estén condenados, pero están decididos a explorar lo que hay entre
ellos.

Mientras tanto, el ex de Emma, York Waters, aparece en escena. Se ha ido por años,
pero ha logrado ponerse en contacto con ella por medio del negocio. Su tía, Marion
Roger, dirige Breeze Airlines con su esposo, Monroe, y son socios importantes del imperio
hotelero Knight. Emma no puede dejar que su pasado tortuoso con York amenace los
negocios de su familia, pero Jax no está dispuesto a dejar que el acoso sádico de York
continúe.

Pronto, Jax y Emma hacen un plan para ir al castillo de Jax en Maine. Para alejarse de
todo y llegar al fondo del asesinato de su hermano. Pero tan pronto como llegan, el
castillo de los North demuestra que es igual de problemático que San Francisco. Cuando
Emma está explorando el castillo, se encuentra a Brody North en un rellano de una de
las torres altas, quien rápidamente la acorrala en el borde de la torre al mismo tiempo
que le cuenta amenazadoramente, lo que le sucedió a su hermano en ese mismo
lugar...

Y ahí es donde inicia esta historia…


CAPÍTULO UNO

Emma…
Mi corazón está acelerado; el viento frío de la costa de Maine soplando sobre
mí, filtrándose en mis piernas debajo de mi falda, el espacio negro de la caída
detrás de mí me está sofocando. El hombre sosteniéndome sobre el borde de la
torre, salvajemente apuesto y brutal literalmente.
“¿Crees que él saltó o que fue empujado?”

Intento sostenerme de él, pero está fuera de mi alcance. No puedo respirar. “No
sé qué le pasó a tu hermano, Brody”, susurro, pero luego me llega el instinto de
auto-preservación y grito. “¡Suéltame!”
Pero no me escucha. Él no quiere escuchar, y grito tan alto más allá de él,
esperando que alguien me oiga. “¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda!”

“Deja de gritar”, gruñe Brody. “Deja malditamente de gritar”.

“Si la lastimas, te mataré”.

Al sonido de la voz de Jax, empiezo a llorar. “Jax”, suplico, lágrimas cayendo por
mi rostro. “Jax”.

“Brody, imbécil”, gruñe. “Ella me importa. Ella no es una de ellos. Dámela ahora”.

La mandíbula de Brody tiembla, y puedo ver la lucha en sus ojos. Él quiere


empujarme. Él realmente quiere empujarme. “Yo no sabía quién era realmente
mi padre hasta que murió”, le digo. “Te lo juro, Brody. No soy como él. Te
ayudaré”.

“¿Por qué te creería?” Pregunta con exigencia.


“Porque yo no soy él. Por favor, escúchame. Yo no soy él”.

Él respira profundo y me voltea, presionándome contra la pared del pórtico


donde estamos. Jax me agarra y tira de mí hacia atrás, acercándome, su mano
en la parte de atrás de mi cabeza, sus labios en mi oído.
“Malditamente lo siento. Malditamente lo siento, bebé. ¿Estás bien?”

“Sí”, suspiro. “Sí, ahora lo estoy”.

“Estoy loco por ti. Estoy malditamente loco por ti. No escuches nada de lo que
te está diciendo”. Me recuesto en él, sosteniéndome de la chaqueta azul de su
traje, aferrándome como si mi vida dependiera de ello. No quiero soltarlo. Estaba
muy segura de que caería y moriría.
“Vete, Emma”, me ordena, su mano alejando mi cabello de mi rostro mientras
inclina mi mirada a la suya. “Vete ahora, ¿ok? Vuelve al salón principal. Te
encontraré”.

Su emoción es una tormenta que retumba, alejando todo excepto mi miedo de


dónde lo podrían guiar esos sentimientos hacia él y hacia su hermano. Mis mejillas
están frías y calientes al mismo tiempo, pero cuando mi mano toca su mandíbula,
él está ardiendo, ira surgiendo fuera de él. Ira que podría resultar peligrosa, y me
obligo a calmarme y calmarlo a él, pero todo lo que logro decir es, “Él está
sufriendo. Sé que está sufriendo”.
De algún modo, no le digo lo segura que estoy de que Brody me hubiera
empujado, ahora no. “Ven conmigo”, agrego. “Baja de aquí conmigo antes de
hablar con él”.

Brody elige ese momento para interponerse. “Esa perra necesita irse ahora antes
de que la agarre y la saque de aquí”, gruñe.

Jax es muy controlado. Sé eso sobre él. He visto esto en él, y en éste momento,
ese control está siendo probado. Esa tormenta dentro de él está enviando
descargas en el aire, y, aÚn así, me besa antes de enviarme hacia la salida. Él da
un paso hacia mí, inclinándose cerca, sus labios en mi oído. “Necesito que te
vayas ahora, Emma. Vete, bebé. Te encontraré”.
Las palabras son suaves, pero hay algo en su tono, algo incuestionable. Esto es
una orden, una exigencia, y cuando me envía lejos de él, mi percepción de una
guerra entre hermanos que no puede ser declarada por otra persona, hace que
obedezca.
Camino hacia adelante y salgo de la habitación que parece una capilla, pero
al minuto en que estoy fuera de su vista, oigo a Brody gruñir con exigencia, “¿Por
qué la trajiste aquí?”

“Éste es mi hogar”, gruñe Jax. “Y ella es mi mujer, y si olvidas esas cosas de nuevo,
no serás bienvenido aquí”.
Dejo de caminar y me volteo. Ellos son familia, y aunque odio a Brody ahora, leí
el diario de mi padre. Sé que tal vez él tomó una vida, una vida que significaba
todo para dos hermanos, y Jax es uno de esos hermanos. No puedo dejar que
mi familia sea la razón de que los dos hermanos que quedan se pierdan el uno
al otro. No puedo permitir que yo sea la razón.
“No”, grito, regresando a la habitación por puro instinto. “Él es tu hermano. Él está
enojado y herido, Jax. No me permitas ser la razón de que ustedes dos se
dividan”.

Brody me frunce el ceño. “¿Se supone que creamos que quieres salvar a nuestra
familia?” Me gruñe, regresando su atención a Jax. “¿Estás malditamente
bromeando con ésta mierda, tío?”

“Ella no es como el resto de ellos”, dice Jax.

“¿El resto de ellos?” Pregunto. “¿Crees que mi hermano es como mi padre?”

“Sí”, dice Brody. “Él es justo como tu maldito padre”.

“No lo sabemos”, ladra Jax.

“Al carajo esta mierda”, dice Brody, acercándose. “Ella ayudó a asesinar a
nuestro hermano”. Y cuando Brody camina hacia mí, Jax se pone frente a él. En
un parpadeo, Brody es empujado contra la pared al lado del pórtico.

“¡¡No!” Grito, pero Jax no me está escuchando.

“¡Vete ahora, Emma!” Me ordena Jax. “¡Vete!”

Inhalo bruscamente, y quiero resistirme. Quiero quedarme, pero tampoco quiero


empeorar la situación. Creo que la estoy empeorando cuando tenía la mejor de
las intenciones. Hago lo que dice Jax, me apresuro a través de la habitación,
paso por el vitral de la cruz a mi derecha y me dirijo hacia la puerta abierta.
Una vez que estoy en el pasillo, me presiono a la pared, escuchando.
“Si alguna vez la tocas de nuevo”, le sisea Jax a su hermano, “Me aseguraré de
que sientas dolor en cada manera posible”.

“¿Harías eso por ella?” gruñe Brody. “¿Qué es esto? ¿La estás usando para
castigar a su familia? Hazme entender esto”.

Esa pregunta---me está usando---me corta profundo y me quema, y aguanto la


respiración esperando la respuesta de Jax, pero no tengo que esperar mucho.

“Te lo dije. Ella me importa. Tócala de nuevo, y te haré sentir dolor. Y ahora mismo,
necesitas irte. No eres bienvenido aquí”.

“Éste también es el hogar de mi familia”.

“Yo lo heredé. Soy dueño del castillo. Ya no eres bienvenido aquí”.

Aprieto mis ojos, cerrándolos, odiando esto, odiando separar a Jax de su


hermano. Ellos están hablando de nuevo, pero ésta vez, sus voces están tan
bajas que no puedo oírlos. Eso me preocupa. Me molesta. Estoy inquieta y fría
por dentro, muy fría. Creo que podría estar en shock. Creo que estoy llena de
adrenalina a punto de tener un ataque en medio del castillo. Me alejo de la
pared y empiezo a correr. Doy vuelta en un pasillo, siguiendo el camino de piedra
rodeado de obras de arte, segura de que estoy en el mismo camino que antes.
La adrenalina me empuja hacia adelante, y no pasa mucho tiempo antes de
darme cuenta que el camino no terminó en el lugar que esperara. Ahora estoy
en un patio en medio del castillo.

Estoy perdida en un castillo que aparentemente quiere ser mi muerte.

Jax…
Mantengo a Brody contra la pared, dándole tiempo a Emma de poner distancia
entre ella y él. “No sé qué carajos te ha pasado, Brody, pero malditamente
despierta. Ella pudo haber muerto”.

“¿Cómo Hunter malditamente murió?”

“Ella no es su padre”, gruño.


“Tú querías hacerlos pagar a todos”, me recuerda. “Ahora la estás follando y,
¿ya no lo quieres?”

Maldición, necesito cerrarle la maldita boca. “Ella es una marginada. Ni siquiera


malditamente heredó. Ella va a ayudarnos a averiguar cuál es la maldita
obsesión que tiene su familia con éste castillo”.

“Te está engañando, Jax. No seas malditamente tonto. Ellos quieren el castillo y,
¿dónde la trajiste? Al maldito castillo. Teníamos un plan”.

“Averiguar lo que quieren. Y Emma puede ayudar, pero no si la haces el enemigo


que no es. Te lo estoy diciendo, tío. La haces el enemigo, me estás haciendo a
mí el enemigo. No quiero eso”. Lo libero y retrocedo.
“Vete, Brody. Vete ahora. Por la puerta trasera”.

Su mirada me quema. “El mensaje de Hunter fue claro. Él lo escribió: “Los Knight
no pueden conseguir el castillo”.
Brody se aleja de la pared y me enfrenta. “Te la estás follando, y ella nos va a
joder a nosotros. Recuerda mis palabras. No voy a permitir que ese coño nos
arruine”.
Él camina a mi alrededor, y yo me volteo para verlo irse. Y maldita sea, al menos
me hizo caso y se dirigió a la salida, lejos de Emma, quien espero como el infierno
que está esperando en el salón principal. Ya estoy caminando, intentando llegar
a ella antes de que pueda subirse a un auto de aquí e irse.

Llego a la puerta, y Savage, a quien dejé en el aeropuerto para que nos siguiera
hasta aquí en un auto privado, sólo para que desapareciera y nos dejara solos,
aparece frente a mí. “Entré en éste lugar a través de la puerta trasera al lado del
estacionamiento. Necesitas hombres, Jax, porque éste lugar es el sueño húmedo
de un chico malo”.

“Ahora mismo, necesito que regreses por donde viniste y te asegures de que mi
hermano se vaya. Es un Porsche plateado. Él acaba de sostener a Emma en el
borde del acantilado y malditamente casi la mata. Ve ahora”.

Él maldice, y yo me dirijo a la izquierda mientras él va a la derecha, el tiempo


perdido por esa conversación me hace caminar más rápido. Cuando el salón
principal está a la vista y Emma no, entro a la oficina de Jill y la encuentro detrás
de su escritorio. “¿Dónde está Emma?”
Ella frunce el ceño. “¿No está contigo?”

Emma no puede salir por la puerta principal sin un código; Jill tuvo que habérselo
dado, lo que significa que sigue en el castillo, sólo que no aquí, lo que significa
que Brody también puede estarlo.
CAPÍTULO DOS
Emma…
El viento sopla sobre la pared alta de piedra del patio abierto justo en medio del
castillo. Me abrazo a mí misma por el frío, que no estoy segura de que sea por el
viento, sino, por el miedo que sentí en ese acantilado. El miedo que aún no
puedo dejar de sentir. La sensación de agua salada en mis labios, jugando con
mi lengua, recordándome lo cerca que está el océano de donde estamos.
Debido a eso, me pregunto qué tan cerca estuve de caer hacia las rocas que
están frente al mar. Eso es lo que tengo en la cabeza en éste momento. El aire
salado me tiene imaginándome quebrada y muerta en el océano. Resistiendo
la urgencia de volver por donde vine por temor a encontrarme con Brody, veo
otro pasillo y pienso que podría ser el camino que debí haber tomado en primer
lugar.

“Simplemente no puedo deshacerme de ti, ¿cierto?”

Al sonido de la voz de Brody, me congelo, adrenalina corriendo a través de mí,


mis opciones corriendo por mi mente. Podría correr hacia el pasillo frente a mí,
intentando escapar de otra experiencia cercana a la muerte, pero ni siquiera sé
a dónde me llevará. Podría terminar arrinconada. Y, ¿qué lograría con huir?
Brody es el hermano de Jax. No puedo alejarme de Brody a menos que me aleje
de Jax. Y ésta familia tiene una conexión con mi familia que claramente los tiene
gritando acusaciones de asesinato, mientras Brody parece estar dispuesto a
cometer uno él mismo. Las palabras de mi padre gritan en mi mente, ordenando
que escuche. Tengo secretos, pero su diario dice que no son nada comparado
con los suyos. ¿Qué hay de mi hermano? No voy a huir. Voy a enfrentar esto,
empezando con las amenazas de Brody.

Me volteo para mirarlo, está cerca, demasiado cerca para mi comodidad,


apenas un pie de distancia, pero no retrocedo. Lo miro, atormentada por su
sorprendente parecido con Jax, un recordatorio de que éste hombre es su
hermano. Y los hermanos son importantes, lo son, pero eso solo alimenta mi furia.
Con Brody por ser un imbécil y un potencial asesino. Con mi padre por ponerme
en ésta posición, por hacerme un objetivo.

“Ya te dije que no sabía quién era mi padre en realidad hasta que murió”, le
gruño, mi voz vibrando con ira y con un firme torrente de adrenalina.
“Él está muerto, y apenas me toleraba cuando estaba vivo. Matarme arruinaría
tu vida, y te conseguiría ¿qué? ¿Venganza hacia un hombre muerto?”
Sus labios forman una línea. “No creo ni por un minuto que seas inocente”.

Eso me hace explotar. He tenido suficiente de éste hombre. El miedo se


desvanece completamente ahora, y doy un paso hacia él.
Olvido el límite de espacio que quería poner hace apenas unos momentos, y le
doy una mirada helada. “¿Sabes qué creo?”
Le digo furiosa, y no espero por una respuesta. “Si matarme era tu respuesta para
la muerte de Hunter, entonces tú eres el que es como mi padre, no yo”.

“Ni siquiera digas su nombre”, responde. “Porque si lo oigo en tus labios una vez
más, voy a---“

“¡Hey, imbécil!” Grita una voz masculina detrás de Brody.

No tengo que ver al hombre para saber quién es. Es Savage, el gran tipo brutal
de seguridad que Jax contrató y trajo con nosotros, el que nos dejó en el
aeropuerto para recoger a otro hombre. Savage, el que es una fuerza de la
naturaleza. Brody se voltea para enfrentarlo. Savage da un paso a un lado lo
suficiente para mirarme, diciéndome que él está consciente de donde estoy,
pero su concentración está en Brody.

“¿Por qué no intentas empujarme a mí por un maldito acantilado?” Dice Savage


con sarcasmo. “Apuesto que tú serías el que caiga”.
Él me mira. “Vete ahora, Emma, antes de que esto se ponga sangriento”.

“¿Quién diablos eres tú?” Le gruñe Brody. “¿Y qué estás haciendo en el hogar
de mi familia?”

“Aparentemente pateando tu trasero”, responde Savage.

Consciente de que una pelea solo empeoraría las cosas para Jax, reacciono
instantáneamente. “Maldición, Savage. Eso no resuelve nada”.
“Me permito discrepar, cariño”, dice Savage. “Resuelve malditamente mucho”.
Me mira con los ojos entrecerrados. “Vete ahora”.

“No voy a---“

De repente, soy agarrada desde atrás y empujada a un pasillo, y me encuentro


empujada contra una pared, el gran cuerpo de Jax encerrándome. “¿Qué
diablos estás haciendo mujer?”
Me gruñe. “Estabas en un borde a punto de caer al suelo. Aléjate de mi hermano
antes de que él te atrape de nuevo”.

Me horrorizo como si me hubieran golpeado. “¿Alejarme?” Pregunto gruñendo.


“¿Realmente acabas de decirme eso?”

“Hasta que lo saque como el infierno de aquí. Eso quise decir. Tienes que saber
que eso es lo que quise decir”.

Inhalo profundo y exhalo. Dios. Me estoy volviendo loca. Estoy fuera de control.
Estoy temblando. “Sí. Lo sé. Yo solo---“

Sus manos llegan a mis brazos, y me jala hacia él. “Estoy loco por ti, Emma. No
quiero que salgas herida”.

Él dice esas palabras con una baja y gutural pasión en su voz, y agarro sus brazos,
sosteniéndolo, sosteniéndolo con toda mi fuerza.
“Ven conmigo. Simplemente ven conmigo. Necesitamos salir de aquí, Jax. Deja
que Brody se calme y---“

Brody empieza a maldecir y gruñirle a Savage. Jax también maldice. “Necesito


lidiar con esto antes de que lleguen a los golpes. Sabes que tengo que hacer
esto”.

Savage suelta una risa burlona, muy larga y prolongada. Es un desafío. Él quiere
que Brody se le vaya encima, quiere que intente golpearlo. Ni siquiera quiero
saber lo que le haría Savage a Brody si eso sucediera, y las palabras de mi madre
vienen a mí fuerte y rápidamente.
“Los que actúan con rapidez, a menudo actúan como estúpidos”, pero al
contrario de su consejo, actúo estúpidamente. “No los dejes pelear”, le digo,
agarrando las solapas de la chaqueta de su traje. “Puedes pensar que quieres
que Savage lo golpee hasta hacerlo entrar en razón ahora mismo, y Dios sabe,
que yo también, pero eso solo hará más grande la separación entre tú y Brody.
Mañana, desearás haber detenido esto”.

Sus ojos se entrecierran. “¿Lo proteges después de lo que te hizo?”

“Las decisiones basadas en emociones sólo llevan a arrepentimientos”, le digo,


ésta vez usando las palabras de mi padre, pero jamás le diría eso a Jax. “Tal vez
Brody se arrepienta mañana”, agrego. “Tal vez no, pero no quiero que tú tengas
algún arrepentimiento en cuanto a Brody inspirados por mí. Eso no es bueno para
ti, para mí, o para nosotros”.

“¿Nosotros?” Pregunta, notando esa palabra instantáneamente.

Trago fuerte, preguntándome si hay un nosotros. ¿Puede siquiera haber un


nosotros después de ésta noche? Y, ¿por qué la idea de perder a éste hombre
ya duele tan malditamente tanto? Nunca tengo oportunidad de decir esos
pensamientos porque Brody empieza a gritar de nuevo, y el conflicto
aumentando entre él y Savage es evidente.

“Jax, por favor. Ve ahora”.

Jax reacciona volteándome para quedar frente al largo pasillo que va hacia el
lado más lejano del castillo, de vuelta por donde vine, creo. Él se presiona detrás
de mí, se inclina más cerca, su aliento cálido en mi oído.
“Vete tú ahora. Ve y reúnete conmigo en el lobby”.
Él sostiene mi cabeza y me rodea, jalando mi boca a la suya. “Estaré ahí en
seguida. Lo prometo”.
Presiona su boca en la mía en un rápido, y caliente beso antes de enviarme lejos
de él. Empiezo a caminar, y cuando miro sobre mi hombro, él ya está rodeando
la esquina, dirigiéndose para el fuego que es la furia de su hermano, su furia, que
se convierte en su disposición a matar.

NO.

Necesito ser consciente y dar ese paso más lejos.

Su voluntad para matarme a mí.


Me digo a mí misma que me vaya, pero la idea de ser la razón de que Jax y su
hermano lleguen a los golpes no es buena.

Me impaciento y caigo en la tentación. Apurándome por el pasillo, me detengo


al borde del camino, pero todo lo que oigo es silencio.
Doy vuelta a la esquina y veo que los tres hombres se fueron.
No estoy segura de cómo pasó o dónde están, pero un extraño presentimiento
me tiene acelerando por ese pasillo de nuevo, y no puedo evitarlo. Lucha o huye
es lo que pienso cuando no hay nadie con quien pelear en ese momento.

Empiezo a correr.
CAPÍTULO TRES

Emma…
El pasillo es largo y tortuoso. Creo que esa descripción es de una película o de
un libro, no lo sé, pero luce así. También es por eso que estoy respirando con
dificultad cuando entro a una habitación grande y redonda con varias puertas
en forma de arco. En retrospectiva, todas esas puertas me recuerdan una casa
embrujada de una película de terror. Con nadie a la vista, entro al salón principal
para encontrarlo vacío también. Empiezo a caminar hacia adelante y hacia
atrás, esperando a Jax, deseando que regrese, y el recuerdo de mí en ese
precipicio, del odio radiando a través de la voz de Brody, sus ojos, me sofocan.
No puedo respirar. Necesito aire. Necesito pensar. Camino hacia la puerta
enorme estilo mazmorra y trato de abrirla. No cede. Dejo salir un gruñido de
frustración cuando oigo, “¿Algún problema?”
Al sonido de la voz de la gerente de operaciones de Jax, me volteo para
encontrar a la rubia bonita mirándome sobre su perfecta nariz. A Jill no le agrado,
pero, ¿por qué lo haría? Ella era la prometida del hermano fallecido de Jax.
Ahora lo entiendo claro como el cristal. Todos ellos piensan que mi familia asesinó
a Hunter. Si me quemara en el infierno, todos estarían felices. “¿Cómo abro ésta
puerta?” Le exijo.

“¿Ya te vas?” Me dice desafiándome.

Emociones me recorren. “¿Cómo diablos abro la puerta?” Le gruño.

“Presionando el botón y poniendo el código”.

“¿Cuál código?” La presiono, queriendo estrangularla ahora mismo.

“No se me permite dar el código”.


Por supuesto que no. “Abre la maldita puerta”.

Ella presiona algo en su reloj Apple, y la puerta se abre. Sé que ella trabaja aquí.
Sé que ella estuvo comprometida con el hombre que una vez fue dueño de éste
castillo, un hombre que es familia de Jax. Hasta sé que ella tiene todo el derecho
de controlar la puerta, pero algo sobre éste momento y éste intercambio no
encaja bien. De hecho, es como todo tipo de males, pero soy lo suficientemente
objetiva para saber que ahora mismo no estoy siendo objetiva. Me volteo y jalo
la manija, pero es pesada, y me cuesta mucho. Me trago mi frustración, sin
querer que la pequeña Señorita Remilgada me vea retorcerme, así que jalo la
puerta de nuevo. Gracias a Dios se abre y puedo salir. El hombre protegiendo la
puerta, o vigilándola, cualquiera que sea el caso, se voltea hacia mí, y no sé si
es para detenerme , o para ofrecerme ayuda. Ni siquiera sé por qué lo pienso.
¿Por qué pensaría que soy una prisionera aquí?

Sin gustarme los pensamientos que estoy teniendo, no espero que el hombre
hable. Empiezo a bajar por la gran escalera de piedra, mi corazón retumbando
en mi pecho, mis emociones formando una bola en mi barriga, abrazándome a
mí misma contra el helado aire del océano. El mismo aire que estaba a mi
espalda mientras colgaba de ese precipicio en la torre. Mi estómago se agita, y
la bilis sube por mi garganta.
Otra ola de náuseas me tiene luchando contra la urgencia de doblarme, justo
aquí, con todos mirando. Soy como un espectáculo de fenómenos ésta noche,
y necesito un santuario, pero Dios me ayude, la caminata por las escaleras es
eterna.

Cuando finalmente llego abajo, me doy cuenta de que ni siquiera sé hacia


donde voy. No tengo ningún lugar a donde ir. No tengo auto. Solo el camino
hasta los portones es muy largo, ¿y luego qué? No tengo cómo salir de aquí, y
realmente, no estoy segura de que eso sea lo que quiero. Solo necesito pensar.
Necesito estar sola, necesito calmarme. Así que, simplemente me sigo moviendo.
Doy vuelta a la izquierda por un camino que me lleva directo hacia algún tipo
de jardín, y el dulce olor de las flores llega a mis fosas nasales. La caída de una
pequeña rama de un sauce, seguida por otra, y otra oscurecen mi camino. La
muerte oscurece mi camino, quizás por el resto de mi vida si mi familia mató a
Hunter. Por el momento, sin embargo, hay diminutas y delicadas luces en mi
camino, iluminando mi camino hacia adelante.

¿Está Jax usándome para llegar a mi familia?


Rechazo esa idea al momento en que la tengo. Jax y yo tuvimos ésta
conversación. Él no me está usando para llegar a mi familia, ahora no. No
después de que llegó a conocerme. Y yo le creo. Lo hago. Le creo, pero
entonces, también pensé que conocía a mi padre. Pensé que era sincero
cuando todo eran mentiras. Y no sé si alguien en mi familia empujó a su hermano
hasta su muerte, tampoco, y, aún así, Jax me trajo aquí.
Solo ese concepto me hace seguir. Ignoro el temblor de mis rodillas por usar tanto
tiempo mis tacones altos.
Ignoro la dificultad de mis piernas, maldita falda.
¿Por qué no me cambié antes de que dejáramos San Francisco?
Empiezo a correr, y ésta vez, no es miedo. Es una liberación, una necesidad de
liberación causada por la adrenalina.
Dios, corro, y ni siquiera sé si realmente estoy huyendo de Jax. Simplemente estoy
corriendo. Necesito pensar. Necesito respirar y finalmente, despejo el camino
para encontrar un pequeño muelle en un área de observación cubierta.
Corro hacia él como si fuera mi refugio para una tormenta que sólo existe en mi
mente.
Logro dar dos pasos cuando alguien atrapa mi brazo y me jala hacia atrás hasta
que de repente estoy contra un cuerpo sólido.
CAPÍTULO CUATRO

Emma…
Todos estábamos mejor con él fallecido.

Las palabras de mi padre que encontré en su diario, atraviesan mi mente. Un


hombre que amé, al que quería complacer, escribió esas palabras, y ahora,
estoy siendo castigada por su maldad. Ahora, voy a terminar muerta.
“¡Suéltame!” Grito, empujando a mi captor, retorciéndome en su agarre.
“Emma, soy yo. Soy Jax”.

Lo oigo, lo siento, éste hombre que ha entrado por la fuerza a mi mundo en tan
corto tiempo, pero no puedo entender aún que es él realmente. No puedo evitar
esa sensación de pelea o huye de nuevo.

Jax me aprieta contra él, todos esos duros músculos, toda esa perfección
masculina, absorbiendo mi mucho más pequeño y suave cuerpo, y exploto
verbal y físicamente. “¿Qué diablos fue eso allá atrás?”
Gruño exigente, porque no desaparecen los malos sentimientos. No
desaparecen las acusaciones. No desaparece la muerte. Es para siempre,
eterna, y tengo que alejarme de ella y de él. “Suéltame, Jax”.

“No”, dice, el viento del océano sopla ráfagas a nuestro alrededor, la luz de la
luna y algún tipo de iluminación artificial nos rodea.
“No te voy a dejar ir. Maldita sea, mujer. No quiero dejarte ir”.
Él atrapa mi pierna, acercándonos de nuevo, su mano en la parte de atrás de
mi cabeza. “¿No lo ves? ¿No lo sientes?”

“¿Porque vas a lanzarme de la torre antes de que pueda irme?”

“No hagas eso. No hagas lo que él está haciendo. No me conviertas en él, de la


manera en que él está intentando convertirte en tu padre”.
Eso me tranquiliza y la calma me recorre. “No me dijiste”, lo acuso, mis palabras
cargadas de toda la amargura dentro de mí, llevándome al infierno que creó mi
padre.

Él desvía sus ojos y luego me mira de nuevo. “No es algo fácil de hablar”.

“Brody---“

“Yo no esperaba que estuviera aquí. Te iba a decir todo sobre Hunter y luego iba
a hablar con él antes de que llegara”.

Observo a Jax, buscando algo en su rostro, pensando sobre esos momentos con
su hermano en esa pared, y juro que mi estómago se revuelve de nuevo. “¿Crees
que alguien de mi familia, o alguien cercano a mi familia empujó a Hunter?”

Él inhala y mira hacia el cielo, pareciera que está luchando con lo que sea que
está en su mente, antes de que su mirada regrese a la mía.
“Ya te dije lo que pienso de esto. Tú sabes lo que pienso y siento. No te he
mentido, Emma”.

“Eso no es una respuesta”.

Él me libera, frotando su mandíbula antes de que sus manos lleguen debajo de


su chaqueta sobre sus caderas. “No sé qué carajos pasó”.

Pienso en la noche en que nos conocimos, y luego en la noche de la fiesta en el


yate. “Tú me buscaste solo por lo que pasó con tu hermano”.

“Ya hemos hablado de esto. Nunca he negado ese hecho, pero en el fondo, no
sé lo que hubiera hecho. Tú me encontraste, Emma. Tú te sentaste conmigo”.

“Pero tú me estabas buscando”.

Él atrapa mis caderas y me jala de nuevo hacia él. “En todo tipo de maneras que
no entiendo, bebé”.

“¿Qué significa eso, Jax?”

Su frente se presiona contra la mía, una mano en mi cuello, sobre mi cabello. “No
somos nada de lo que esperaba”.
Sólo por un momento, vivo en el ahora, queriendo creerle. Lo hago. Hay una
corriente entre Jax y yo. Una fuerte e intensa energía que no es nada como lo
hubiera sabido. Él es una droga que no puedo resistir, pero, aún así, las drogas
pueden ser mortales. Las drogas pueden matar.

Lo empujo y levanto la mirada, la luz de la luna cubriendo su apuesto rostro,


destacando las líneas fuertes, las sombras que no tienen nada que ver con la
noche. “Debiste haberme dicho antes de venir aquí”.

“Lo único que no te dije es cómo murió. No es algo fácil de lo que hablar. Y tanto
como amo éste lugar, nunca es fácil estar aquí tampoco”.

“Y, sin embargo, me trajiste aquí”. Hay acusación en mis palabras.

“Porque”, cierra el espacio pequeño entre nosotros, sus piernas poderosas


presionadas contra las mías, “Yo tengo que estar aquí. Yo estoy forzado a estar
aquí ahora, y de algún modo”, traga fuerte, sus pestañas bajas, emociones
pasan a través de mi ira, sus emociones, antes de que me mire y lo intente de
nuevo, “De algún modo, estar aquí contigo lo hace tolerable. No siempre es
tolerable, Emma”.

La comprensión llega a mis entrañas, y mi instinto de huir se lo lleva el viento.


Quiero decirle que siento lo mismo cuando entro en el apartamento o la oficina
de mi padre, pero mi padre no es un buen tema de conversación. Sin embargo,
creo que él lo sabe. Creo que éste es uno de esos momentos que explican por
qué estamos tan atraídos el uno por el otro. Por qué nos necesitamos el uno al
otro a pesar de todos los obstáculos ante nosotros.

Tragando fuerte la emoción que siento atorada en mi garganta, me abrazo a mí


misma y me volteo en sus brazos para poder ver el castillo, la estructura llena de
torres iluminada por diminutas luces blancas.
“De algún modo es magnífico y aterrador”, digo temblando por el viento.

Jax se encoge de hombros quitándose su chaqueta y la coloca alrededor de


mis hombros, volteándome para quedar frente a él.
“Y tu habilidad para leer mi mente es magnífica y aterradora”.

“¿También es aterrador para ti?”


“Mi hermano murió aquí, Emma, y tal vez fue asesinado, o tal vez eligió quitarse
la vida, pero sea cual sea el caso, mi maldito hermano está muerto, y él murió
aquí. Así que, maldición sí, me asusta, pero sigue siendo lo más cerca que voy a
estar de él o de mis padres. No puedo perderlo. No puedo dejarlo”.
Su voz es puro tormento, y una diminuta y oscura voz en mi cabeza está
susurrando cosas malas en mi mente. Se pregunta si mi padre pensó que Jax
hubiera dejado ir el castillo porque es el lugar donde su hermano murió.
La mano de Jax se coloca en mi cadera, un toque cálido y posesivo, su voz baja,
ronca. “Yo no invito a las personas a mi mundo, Emma, especialmente desde la
muerte de mi hermano”.

“Pero yo estoy aquí”, digo, con comprensión. Mi mano se coloca en su pecho,


sobre su palpitante corazón. “Y quiero estar aquí. Estoy aquí”.

“Y yo también”. Está claro ahora que no estamos hablando de aquí, en el castillo,


sino el aquí, el presente, el uno con el otro.
Su mano se desliza debajo de mi cabello, permaneciendo en mi cuello mientras
su boca baja a la mía. “Más allá de toda razón”, agrega, “Más allá de todo lo
que debería sentirse lógico para cualquiera que sepa la dinámica entre nuestras
familias, malditamente lo estoy”.
Él apenas ha dicho las palabras cuando su boca choca con la mía, y puedo
saborear su urgencia, su necesidad, su miedo.
Y Dios, entiendo esas cosas, entiendo ese miedo. Miedo de ser veneno el uno
para el otro. Miedo de que mi padre estuviera involucrado en la muerte de su
hermano. Miedo de que pueda venir más muerte. Ambos hemos perdido
personas. Ambos sabemos que podríamos perdernos el uno al otro. Y al menos,
justo ahora, nos necesitamos el uno al otro demasiado como para dejar que eso
suceda.
CAPÍTULO CINCO

Emma…
No quiero pensar en asesinatos, en Brody, o en mi padre.

Todo lo que quiero es una lamida más de la lengua de éste hombre. Necesito
ese escape. Necesito salir de mi cabeza. Necesito toda la altura de éste hombre
encima de mí, en cada forma posible. Me arqueo hacia él, consumida por la
pasión. Aún así, esos momentos en el precipicio, regresan a mi mente, exigiendo
controlarla. Desesperada por alejarlos, hago lo que nunca me atreví a hacer,
perderme en el momento.

La necesidad se expande en mi vientre, quemándome, mis muslos resbalándose.


Jax me sostiene más cerca, su cuerpo presionado contra el mío. Su chaqueta se
cae, y gimo por su sabor y por sentirlo, y ni siquiera estoy intentando retroceder.
Deslizo mis manos sobre su pecho, calor irradiando del delgado material de su
camisa de vestir, sus músculos flexionándose debajo de mis manos. Un bajo
gruñido escapa de sus labios, y me regocija esa respuesta. Me regocija saber
que él me desea como yo lo deseo a él. Él aprieta mi trasero y me jala fuerte
contra él, la gruesa cabeza de su erección presionando en mi vientre. Ahora, yo
soy la que está gimiendo, lamiendo su boca, tocándolo. No puedo dejar de
tocarlo y besarlo. Estamos los dos encima del otro, y, aún así, esos recuerdos, esos
destellos de mí en ese precipicio, no se detienen.

“Emma”, dice Jax, arrancando su boca de la mía, sus manos en mi rostro,


mientras yo resoplo por la repentina separación de nuestras bocas. “Si no nos
detenemos ahora, no voy a parar”.

“No recuerdo pedirte que te detuvieras”.


“Tengo guardas de seguridad alrededor de la propiedad, y necesitamos estar
solos”.

Estar solos es bueno, pienso, lo que es un esfuerzo, considerando que mi cuerpo


está ardiendo.

“Hay una entrada privada hacia mi torre”. Recoge su chaqueta y la coloca a mi


alrededor de nuevo. “Podemos evitar completamente tener público. Mete tus
brazos, bebé”.

Hago lo que dice, y por alguna razón, ese bebé dicho con tanta ternura, tiene
mi vientre revoloteando cuando no lo estaba haciendo antes, no como ahora.
Él me levanta un poco las mangas, y no puedo explicarlo, pero hay un nuevo
nivel de intimidad entre nosotros que es dulce y amargo, considerando todo lo
que ha sucedido ésta noche.

Él entrelaza los dedos de una de mis manos con la suya. “Vamos adentro”.

Hay una parte de mí que duda, que grita que no vuelva a ese castillo, pero las
confesiones de Jax sobre el por qué me trajo aquí, por qué lucha al estar aquí,
hace que olvide esas dudas. “Sí. Vamos adentro”.

Sus ojos son cálidos, y pienso que veo alivio en su mirada. Él tenía miedo de que
me fuera. La insegura parte de mí, la parte que mi padre plantó y regó la mayor
parte de mi vida, podría creer que él me necesita aquí, que él necesita
respuestas que yo podría tener. Pero eso no es lo que siento cuando estoy con
Jax. Estamos juntos en nuestra búsqueda de conocimiento, y yo no soy la chica
inútil que mi padre quiso ver. Soy la mujer que se mantuvo fuera de su vista, la
que buscaba ubicaciones para los hoteles, la que los abrió desde cero, la que
vivió una vida que él nunca ni siquiera notó, la que eligió seguir sus instintos. Y yo
elijo creer que ésta conexión que siento con Jax es real.

Él levanta mi mano y la besa, una ternura que desafía los eventos de ésta noche,
su roce. Él dobla nuestros codos y nos voltea en el muelle. Empezamos a
movernos por el camino de madera hacia el jardín. Una vez que estamos ahí,
cuando deberíamos caminar hacia el frente del castillo, Jax me guía hacia la
dirección opuesta, por otro oscuro, y estrecho camino. Quizás esto debería
asustarme. Espero que la sensación de temor llegue a mí, quiero decir, después
de todo, su hermano me dejó colgando de un precipicio ésta noche, pero no
viene.
Sigo a Jax, y ya sea correcto o incorrecto, lo hago dispuesta.

Jax y yo llegamos casi a la parte de atrás del castillo, cuando Savage aparece
en nuestro camino, la luz de la luna iluminando su enorme cuerpo y la cicatriz en
su mejilla. “Él se fue”, anuncia, y por supuesto, se refiere a Brody.

Sus ojos aterrizan en mí. “Él no regresará. He acelerado la llegada de mi equipo,


y ya tomamos control del sistema de seguridad del castillo. ¿Estás bien?”

“Estoy bien”, le digo, buscando una mejor respuesta que ya se fue. Miro entre los
dos hombres. “Por favor dime que no se lanzó ningún golpe”.

“No golpeé al imbécil”, dice Savage. “Aunque me iré a la cama con fantasías
de golpearlo la próxima vez que lo vea”.

“Si alguien va a golpear a Brody, seré yo”, dice Jax. “Y no sería la primera vez,
pero esa es una historia para contar con whiskey o vino”.
Envuelve su brazo a mi alrededor. “Saqué mi as bajo la manga, y él se fue. No
hubo golpes”.

Mis cejas se fruncen. “¿Tu as bajo la manga?”

“Otra historia para whiskey o vino”, dice suavemente, obviamente queriendo


evitarlo, pero puedo adivinar que esto se extiende a sus días de boxeo. En otras
palabras, mis preguntas es mejor guardarlas para después.

“Mi equipo ya tiene manejado el sistema de seguridad a control remoto”, dice


Savage. “Si él regresa, lo sabremos, y yo estaré aquí”.

“Hablando de eso”, dice Jax. “Jill está trabajando hasta tarde. Le dije que te
quedarías aquí antes de que saliéramos de San Francisco. Ella puede mostrarte
tu habitación. Le diré que vas para allá”.

“Ya tuve el placer”, responde Savage. “Su título oficial en mi expediente de Jax
North ahora es: Perra Mojigata”.

Me ahogo con una risa, en parte porque de verdad le luce ese apodo, y en
parte porque estoy bastante segura de que estoy en algún nivel de asombro
ahora mismo. “Dios, ¿qué dices de mí?”
“Tu título es”, responde Savage, “La Hot Mama de Jax, por supuesto”. Me guiña
el ojo y agrega, “Y creo que lo apruebo”.

En mi vida, siempre he sido la hija de mi padre, y ahora parece que soy la hot
mama de Jax.
Es seguro decir que a pesar del cumplido al estilo Savage, el cual aprecio, ha
golpeado un nervio. Y no ha terminado aún, al menos no con Jill. “Hablando de
nuestra Perr---“

“En realidad no la llamaste así frente a ella, ¿cierto?”


Pregunta Jax, y me río por la pregunta tonta, pero estamos hablando de Savage.
No tienes que estar mucho tiempo alrededor de él, para saber por qué le queda
bien su nombre.

“Así que, ¿no me dirijo a ella como Perra Mojigata?” Pregunta Savage.

“Sólo si quieres hacer mi vida un infierno. Y te quiero en la torre de Hunter. Es la


única opción para mantenerte en la propiedad, es donde te necesito. Ella vivía
ahí con él”. Él me libera y saca su teléfono de su bolsillo, escribiendo un mensaje.
“Le acabo de decir, pero si te lo hace difícil---“

“¿La azoto?” Él menea las cejas y no espera una respuesta. “Me gusta sacarles
lo puritanas a las pequeñas y bonitas mojigatas. Yo la manejaré”.

“Bien”, dice Jax. “Porque no estoy de humor para nadie más que Emma, y no
vamos a volver a través de la entrada principal”.

“Qué bueno”, dice Savage ésta vez. “Porque tienes lápiz labial por todo tu
maldito rostro, tío”. Él me mira. “Y tú lo tienes por toda tu barbilla”.
Él sonríe burlón y se concentra de nuevo en Jax, quien siquiera se molesta en
limpiar su rostro. “Lo tengo todo bajo control”, dice Savage, retrocediendo y
dándonos un pequeño saludo militar. “Y mientras acomodo a mi equipo,
seremos tres con ustedes dos en la mañana”. Se voltea y se aleja.

“Quiere azotar a Jill”, digo y me río, ahogándome. “No quiero esa imagen en mi
cabeza”.

“Amén a eso”, dice Jax, pero la ligereza de su tono se oscurece mientras toma
mi mano de nuevo y agrega, “Salgamos de aquí antes de que alguien más nos
encuentre”.
Asiento, y él me guía hacia un camino de piedra. Estamos caminando a un lado
del castillo, y hay otro sauce oscureciendo nuestro camino. Jax me jala hacia
una esquina y desliza su brazo a mi alrededor.

“Lo siento, bebé. Sé que es oscuro e incómodo, y desafortunadamente, éste es


el único camino que va directo hacia mi puerta. Hay un cortocircuito en éste
lado del castillo, y ninguno de mis trabajadores parece poder arreglarlo”.

El hecho de que no haya electricidad me molesta, como mi encuentro con Jill


más temprano. Confío en Jax, lo hago, esa no es la duda, no más allá en
momentos cuando estaba en shock y pánico, pero profundo en mi alma, creo
que su hermano fue asesinado. Y por primera vez, me pregunto, si eso significa
que Jax también está en peligro.

Jax levanta mi mano y besa mis nudillos. “Éste camino es nuestra mejor
oportunidad de estar solos más pronto que tarde”.
Su voz es un suave jadeo de calor que me calienta de adentro hacia afuera, su
tono bajo, rasposo, cargado de las mismas emociones que yo siento, lo que
quiere decir demasiado.
Él es la calidez que hará que se caliente ésta fría noche. Necesitamos estar solos.
Me presiono más fuerte contra su cuerpo, y nos adentramos en la oscuridad.
CAPÍTULO SEIS

Jax…
Maldigo la oscuridad que consume el corredor hacia el camino más largo que
va hacia mi torre, pero no hay ninguna manera en el infierno que voy a llevar a
Emma a través de la parte del frente del castillo. Es un pequeño milagro que
Emma siga aquí, pero por la mañana, cuando el shock se desvanezca, ella
podría fácilmente huir. Lo importante es que necesitamos estar solos. Y luego, yo
necesito lidiar con mi hermano, quien claramente ha perdido su jodida cabeza.
Ella grita y se tambalea cuando su pie se golpea con la raíz de un árbol. Atrapo
su cintura, sosteniéndola cerca. Maldita sea, no puedo sostenerla lo
suficientemente cerca después de todo lo que sucedió ésta noche. Un
movimiento equivocado en esa pared, y ella hubiera estado muerta. Mi estúpido
hermano podría haber terminado sobre las rocas de abajo junto con ella. Ambos
pudieron haber muerto, en la misma maldita noche.

Agarrando la cintura de Emma, la acerco. “Solo un poco más lejos, bebé”.

“Estoy bien”, dice, pero hay un temblor en su voz que no había oído antes. Ella
no está bien. Ella estaba con acojonada de miedo en esa pared, y, a decir
verdad, el castillo no es lo que ella encuentra aterrador. Es mi familia. Mi familia
la asusta. Creo que tal vez la suya la asusta también. Creo que ella podría tener
razón en temerle a las dos, y eso es un problema que mis entrañas me dicen que
es más peligroso que mi hermano.

Llegamos a mi puerta en forma de arco, y casi puedo sentir el alivio de Emma


cuando entramos en el cálido brillo de luces artificiales. “Aquí funciona la
electricidad”, dice, mientras la guío hacia la puerta estilo mazmorra, donde
empiezo a presionar el código de seguridad.
“Hice que instalaran una fuente de poder operada con batería hace dos
semanas”, le digo, mientras la puerta se abre. “Va a venir un contratista para
cablear de nuevo todo el exterior del castillo”.
Entro y enciendo las luces. Resisto la urgencia de jalarla a través de la puerta
para que entre, presionarla contra la pared, desnudarla, y así quitar cada
maldita barrera que ésta noche ha tratado de ponerse entre nosotros. Deseo a
ésta mujer, y si fuera solo físico, haría justo eso, pero no lo es. Dios me ayude, ella
es una maldita Knight, y ni siquiera estoy pensando en alejarme de ella. Y, estoy
malditamente seguro de que no planeo hacerla alejarse de mí tan fácilmente,
lo que significa que necesito su confianza.

Así que, por eso no la jalo hacia adentro y la follo contra la pared. Le señalo que
entre y doy un paso atrás, dándole espacio para que entre, y lo haga por
decisión propia. Quiero que esté aquí por elección.
“Bienvenida a mi hogar, Emma”.

Sus ojos verdes se reúnen con los míos, la iluminación artificial atrapa manchas
ámbar en sus profundidades. “¿Éste es tu hogar?”

Es una pregunta extraña, considerando nuestras conversaciones anteriores, pero


respondo sin dudarlo. “Lo es”.

“¿Y de quién era antes de ser tuyo?”

Y ahí está, la pregunta dentro de la pregunta que respondí. Tomo su mano y la


atraigo hacia mí, y ella no se aleja. Sus reservas no son por mí. Son por mis
hermanos. Los dos. “Hunter nunca vivió aquí, Emma. Savage se está quedando
en su torre. Mis padres vivieron aquí en ésta torre. Yo vendí mi casa después de
que Hunter murió, y no podía vivir en su espacio. No pude hacerlo. Así es como
terminé aquí”.

“¿Y Brody?”

“Yo heredé el castillo porque soy el socio que controla la principal operación de
whiskey. Brody no posee ni vive en el castillo. Yo lo hago”.
Quito un poco de cabello de su rostro e inclino su mirada hacia la mía. “Te quiero
conmigo, Emma. malditamente tanto que ni siquiera sé qué hacer aparte de
mantenerte cerca. Y eso no significa que tiene que ser aquí. Podemos ir a un
hotel”.
“No”. Su mano sostiene mi corbata. “No, no quiero ir a un hotel. Quiero estar aquí.
Quiero ver dónde vives y saber quién eres. Y tu hermano no hará que me vaya”.
Ella se levanta de puntillas y toca sus labios con los míos, y así de fácil, estoy
caliente y duro por ésta mujer. Pero es más que eso. Me gusta tan malditamente
tanto ésta mujer, que no quiero saber el momento en que se vaya. Y si mi
hermano se sale con la suya, ella lo hará. Sostengo su cabeza, y mi lengua
empieza a lamer dentro de su boca, hasta lo más profundo, su sabor, dulce,
apasionado y exigente, pero hay más ésta vez. Hay una indecisión que no
estaba ahí en ese muelle, una pequeña parte de ella se está conteniendo,
cuando yo quiero todo de ella. Una indecisión que planeo alejar. “Vamos
adentro, bebé”, murmuro, listo para hacer lo que estaba fantaseando hace unos
minutos. Desnudarla. Quitar las barreras. Regresar a ser solo nosotros dos y
mantenerlo de esa manera.

“Sí”, dice. “Vamos adentro”. Ella se aleja de mí, y a pesar del muro que siento
presente dentro de ella, no lo duda. Ella entra.

La sigo, nos encierro dentro, y armo el sistema de seguridad, todo mientras la


observo mirar el pequeño vestíbulo, con un elevador frente a ella y un grupo de
escaleras a su derecha. “El elevador no funciona”, le digo, una vez que estamos
seguros y encerrados.

Ella se voltea para mirarme. “¿No dijiste que la energía era un problema solo
afuera?”

“El elevador no es un problema de electricidad. Mi madre hizo que lo


desarmaran. Ella era claustrofóbica y lo odiaba”.

“Oh. ¿Sabes por qué?”

“Cayó dentro de un hoyo en la parte más baja de la propiedad cuando era niña
y casi muere”.

Sus ojos se amplían, su voz grave. “Ya veo. Eso tuvo que haber sido horrible. Éste
castillo es magnífico y---“
Su voz se desvanece.

Me acerco a ella, mis manos colocándose en su cintura. “¿Aterrador?”

“Lleno de historia de tu familia”, corrige.


“Y aterrador”.

“Trágico”.

“Ciertamente lo es”, digo, y ella ha tocado como diez malditos nervios. Ella no
tiene idea de lo trágico que es. Mis ojos se cierran mientras los recuerdos tratan
de regresar, pero no los dejo jugar conmigo. Las palabras de mi hermano, sus
advertencias sobre la familia Knight, también tratan de regresar.

“¿Jax?”

Al sonido de la voz de Emma, y el roce de su mano sobre mi pecho, abro mis


ojos, un golpe de conciencia de que entre nosotros existe esa conexión.
De repente, soy yo quien quiero salir de mi cabeza, igual que como sentí que
Emma lo quería en el muelle.
Soy yo el que está sosteniendo su cabeza y bajando mi boca para reclamar la
suya. Soy yo quien la está bebiendo con una exigencia que se niega a ser
ignorada.
La deseo. La deseo ahora. Y quiero todo de ella, sin límites. Sin inhibiciones.

Ese es el escape que me pidió en el muelle.

Ese es el escape que voy a darle justo aquí, en éste castillo, ésta noche.
CAPÍTULO SIETE

Jax…
Todavía besando a Emma, la llevo hacia atrás y la presiono contra la pared justo
al lado del ascensor, y, de algún modo, su espalda termina en el botón para
llamar el elevador. Por supuesto, funciona, cuando la cabina del ascensor no,
solo funciona para ser un dolor en mi trasero justo ahora. Empieza a chirriar, y
Emma jadea, saltando por el sonido ridículamente fuerte y que mata el
momento. La muevo dos pulgadas más, presiono el maldito botón y bajo mi
boca a la suya de nuevo.

“Es la alarma del elevador”, le digo, y ya mi boca está de vuelta en la suya, mis
dedos levantando su falda hasta que estoy ahuecando su trasero.

Ella gime, un suave, dulce y que me vuelve---malditamente---loco gemido, eso


me tiene presionándola hacia adelante, arqueando sus caderas y colocando la
gruesa rigidez de mi erección justo en el lugar correcto. Mi celular suena, y quiero
lanzar la maldita cosa a través de la habitación. Agarro el borde de la blusa de
Emma y la saco de la falda. “Jax”. Murmura, atrapando mis manos. “Tu teléfono”.

“Que se jodan mi teléfono y mi maldito hermano por lo que te hizo ésta noche”.
Me inclino hacia adelante y la beso. “Estás usando demasiada ropa”.

“Tú también”, responde, y eso es todo lo que necesito.

La volteo y arrastro mi chaqueta de sus hombros, lanzándola al suelo. Mi teléfono


deja de sonar, malditamente gracias. Mi mano va hacia la cremallera de su
falda, bajándolo. Ella mira sobre su hombro. “¿Aquí?”

Ésta habitación podría no ser la más elegante, es la entrada de un sótano con


un estacionamiento fuera de la puerta a la izquierda, pero está simplemente
bien para follar. “Aquí”, le digo, deslizando su falda sobre sus caderas, mirándola
caer al suelo, agrupándose en sus tobillos. La levanto y pateo la falda lejos, y ella
pierde sus tacones en el proceso, lo que es solo ligeramente decepcionante. La
pongo de pie de nuevo, y mi mirada recorre su perfecto y redondo trasero,
entonces le doy una palmada.
Ella salta, y me encuentro a mí mismo sonriendo, a pesar de todo el infierno de
ésta noche, la volteo de nuevo, presionándola contra la pared, besándola antes
de que pueda hablar, antes de que pueda objetar, no es que piense que ella
tenga esa mentalidad en absoluto.
“Para mí”, digo, repitiendo mis palabras anteriores, y maldito sea el infierno, siento
a ésta mujer en formas que no sabía que podía sentir a nadie. Yo no quería esto.
Jamás. Pero es demasiado tarde. La quiero. La quiero al punto de que no puedo
estar sin ella.
“No te muevas”, le ordeno suavemente, antes de caer de rodillas frente a ella,
mi mano cerrándose alrededor del pedazo de encaje entre nosotros. Mis ojos se
reúnen con los suyos, y arranco sus bragas, metiéndolas en el bolsillo de mis
pantalones.

“No puedo creer que acabas de hacer eso”, susurra.

Mis manos van a sus caderas. “Créelo, bebé”.


Me inclino hacia adelante y beso su vientre, un temblor corre a través de ella
mientras mi mirada colisiona con la suya. Y maldito infierno, ahí está de nuevo.
Ese golpe que siento cuando la veo. Y maldito infierno de nuevo, ahí va mi
teléfono sonando por segunda vez. Me estremezco y lucho con la urgencia de
lanzarlo a través de la maldita habitación. Me inclino hacia adelante para lamer
a Emma, y ella agarra mis hombros.
“Antes de que hagas lo que estás a punto de hacer y lograr que ya no me
importe nada, responde la llamada, Jax. ¿Qué pasa si es Savage o tu hermano,
y aparecen aquí?”

Mi mandíbula se aprieta porque ella tiene la maldita razón, y cierro mis ojos
apretándolos. Mi teléfono deja de sonar, pero ésta vez, empieza a sonar de
nuevo inmediatamente. Me inclino hacia adelante y lamo el clítoris de Emma,
malditamente asegurándome de que ella sepa donde planea mi boca estar
pronto. Ella respira profundo, y me mata dejarla así. Obligándome a mí mismo a
levantarme, la beso duro y rápido, mis piernas presionando las suyas. “Eso fue
para asegurarme de que te quedes lista para mí”.
Mi teléfono ha dejado de sonar y ha empezado de nuevo, y con una maldición,
meto mi mano en mi bolsillo y saco mi teléfono para encontrar el número de
Savage. “Tenías razón”, digo, mirando a Emma. “Es Savage”.
Presiono el botón de Responder. “Será mejor que esto sea bueno”.

“Tu pendejo hermano se estacionó en la carretera al lado de un árbol gigante


como la mierda y salió. Ha estado de pie ahí sin hacer nada. Durante media
hora”.

Mi mandíbula se aprieta, y me alejo de Emma, mostrándole mi espalda,


emociones golpeando a través de mí. El árbol al que mi madre nos llevó cuando
éramos niños. Maldito infierno. Sé lo que ese lugar significa para él. Sé lo que
significa para mí. Lo que significó para Hunter antes de que terminara en el
maldito suelo.

“Sólo asegúrate de que él no regrese al castillo”, gruño. “Y no me llames a menos


que él aparezca de nuevo aquí”. Cuelgo y meto mi teléfono dentro de mi bolsillo.

Coloco mis manos en mis caderas y respiro profundo, mirando hacia el techo y
forzando a desaparecer la sensación desgarradora que se niega a irse.

“¿Qué acaba de pasar?” Pregunta Emma detrás de mí, y me volteo para


encontrarla agarrando su falda.

Eso es todo lo que toma para regresarme al aquí y ahora. “Oh, no”, digo,
cerrando el pequeño espacio entre nosotros, y en un rápido movimiento, la jalo
más cerca y lanzo su falda a que muera en el suelo junto a mi chaqueta. “No te
vas a vestir. De hecho, aún tienes demasiada maldita ropa”.

“¿Qué acaba de pasar?” Repite ella.

No estoy a punto de decirle que mi hermano está rondando cerca, no después


de la mierda que hizo ésta noche. Mis dedos se deslizan debajo de su cabello, y
me inclino cerca. “Fuimos interrumpidos sin necesidad”, le digo. “Eso es lo que
pasó”.

“Habla conmigo”, dice. “Quiero decir, si quieres. Me siento---“


“Bien. Realmente malditamente bien, por lo cual es que estoy haciendo esto”.
La levanto y la lanzo sobre mi hombro. Ella grita de nuevo, así que palmeo su
trasero desnudo otra vez.

“¡Jax! Dios mío, ¿qué estás haciendo?”

“Asegurándome de que no te vistas”, le digo, empezando a subir las escaleras,


mis dedos flexionándose en su trasero. “Tal vez nunca te devuelva tu falda”.

Ella se ríe, una dulce y hermosa risa que siento en mi entrepierna y en mi pecho.

“Estás loco, Jax”.

Por ella, pienso, por lo cual no dejo de caminar. Sigo subiendo hasta que
entramos en la cocina, una habitación con vigas de madera bastante bajas, y
una larga isla de piedra que mi madre amaba como amaba ese maldito árbol.
Las sartenes colgando encima de ella, las suyas.
Siguen siendo sus malditas sartenes. ¿Por qué no he reemplazado las sartenes?
Ahora sé por qué. Ellas representan sus recuerdos. Demasiados malditos
recuerdos. Recuerdos que me están destrozando ahora.
Y los recuerdos son todo lo que me queda de ella, pero Emma, Emma está aquí
ahora, y quiero que se quede aquí, así que camino debajo de una entrada de
piedra en forma de arco, y subo por otro montón de escaleras, hacia mi
habitación.
CAPÍTULO OCHO

Emma…
Los dos nos estamos riendo cuando Jax me lleva al final de la cama, encima de
una suave alfombra en medio de un dormitorio iluminado tenuemente, sus
manos en mi cintura manteniéndome firme, una chimenea estrecha que cubre
la mayor parte de una pared, está encendida. Más allá de eso, no veo nada
más a mi alrededor.

Mis ojos están en Jax---en éste hombre que parece consumirme tan fácilmente
como respirar. Nuestros ojos se encuentran, y solo así, nuestra risa se desvanece,
algo más caliente y mucho más turbulento crece entre nosotros.

Presiono mi mano en su pecho. “¿Qué pasó allá abajo?”

Su mano se desliza para ahuecar la parte de atrás de mi cuello, y me arrastra


hacia él. “Dios, mujer”, murmura, y las palabras salen bajas y guturales. “Mi
hermano no es un asesino, no lo es, pero solo por un momento, en mi mente, los
vi sobre el borde del acantilado juntos, y juro que dejé de respirar”.

No sé qué tiene que ver esto con la llamada que lo molestó, pero estoy bastante
segura de que tiene todo que ver. “Él me odia”.

“¿Y qué crees que siento yo, Emma?”

La pregunta me sorprende. No es una negación de que su hermano me odia.


No estoy segura de lo que es.
“¿Qué sientes tú, Jax?” Susurro, temerosa pero ansiosa de oír su respuesta. Brody
pudo haberme tenido en un acantilado físicamente, pero Jax, Jax me tiene en
un acantilado emocional, y en cierta manera, eso es mucho más aterrador.
“Malditamente seguro que no es odio, mujer”. Y luego me está besando, una
profunda, embriagadora y posesiva clase de beso, lleno de angustia y tormento,
y no lucho contra eso. No lucho porque así es como él me está diciendo lo que
esa llamada significó para él. No lucho porque lo entiendo. Porque lo deseo. Lo
necesito. Más allá de toda razón, como él me lo ha dicho a mí, necesito a éste
hombre. Así que lo dejo poseerme. Nunca he querido malditamente tanto
pertenecerle a alguien en toda mi vida. Tengo un recuerdo de mí atada, de mis
ojos siendo cubiertos, y mentalmente rectifico. NO.
Nunca he querido estar así en ningún momento de mi vida, mientras casi todos
han intentado adueñarse de mí.

Dominio.

Poder.

Jax es todas esas cosas, y la vida me ha enseñado que esas cosas equivalen a
problemas.

Arranco mi boca de la de Jax y lo miro, buscando en su rostro una razón para


retroceder, diciéndome a mí misma que sea cuidadosa con mi corazón, pero
Dios mío. Sí, él solo personifica poder y dominio, pero no tengo miedo de Jax.
Olvidándome de mi pasado, de mi historia profundamente arraigada dentro de
mí, el saber esto no me empuja lejos. Todo sobre éste hombre me arrastra, me
acerca, me hace desearlo. Yo quiero, y quiero, y quiero mucho más. Mis manos
se deslizan por su cuerpo, sus músculos flexionándose debajo de ellas, enciende
el calor en mi vientre.
Por largos segundos, Jax solo se queda ahí, una mirada profunda,
observándome, ilegible, de piedra, pero no lo está. Siento la electricidad en él,
entre nosotros dos. Siento su deseo, sus necesidades, más tormento del que sentí
en su beso. Él me observa, dejándome tocarlo, pero sin tocarme, pero cuando
saco su camisa de sus pantalones, su control de hierro se desvanece con un
sonido rudo y masculino, y empieza a besarme como sacando el infierno fuera
de mí y agarrando el borde de mi blusa. Sus manos, cálidas y fuertes, se deslizan
debajo de la seda, y está sobre mi cabeza en un instante, ni siquiera sé cómo mi
sostén terminó junto con ella en el suelo.

Él retrocede, su mirada recorriendo mis pechos desnudos, y en ese momento,


estoy vulnerable, desnuda, mientras él sigue completamente vestido. El pasado
llega a la habitación, exigiendo ser notado, y ese maldito recuerdo de mí atada,
regresa de nuevo, pero, lo aparto. No me permito regresar ahí. Podré haber
conocido la ira de un hombre controlador, pero nunca me acobardé. Sí lo
lamenté. Sí me arrepentí. Pero no planeo arrepentirme de Jax North.

Jalo el nudo de su corbata y le ordeno, “Desvístete”.

Él me atrapa y me voltea, colocándome sobre la cama, y lo siguiente que sé, es


que mis rodillas están dobladas, y él está sobre una de sus rodillas en medio de
mis piernas. Sus labios, esos malditos y hermosos labios, se curvan con malicia
antes de inclinarse y lamer mi clítoris.
Jadeo con la invasión inesperadamente íntima, que en realidad no es una
invasión en absoluto. Él es mi dueño. Aún sigue vestido y yo estoy mojada,
caliente y oficialmente soy suya, pero no estoy segura de que Jax sea
completamente mío.

Él me da una sonrisa traviesa y desabotona algunos botones de su camisa. “Solo


en caso de que pensaras que no iba a terminar lo que empecé”.
Él se quita su corbata y la lanza antes de estirarse hacia atrás y sacar su camisa
sobre su cabeza. Luego se inclina y lame mi clítoris antes de colocarse sobre mí,
sus manos presionando las mías al colchón.
“No te muevas, o juro que no haré eso de nuevo”.

Dios me ayude, su orden me tiene quemándome viva. Éste hombre ordena y ya


estoy ardiendo. Él se inclina y presiona sus labios en mi oído.
“No voy a dejar que ese acantilado sea la forma en que recuerdes ésta noche.
Eso te lo prometo”.
Se retira y me mira a los ojos, esos penetrantes ojos azules me calientan igual que
su roce. “No muevas tus manos”, repite, y luego sus manos están lentamente
tocando mis brazos, dejando escalofríos en su camino. Sus puños se plantan en
la cama al lado de mi cabeza.
“No te muevas en absoluto”. Y luego se está inclinando, jugando con uno de mis
pezones con su lengua, y estoy jadeando con las sensaciones que van desde mi
pezón directo hacia mi sexo.

Mis pestañas bajan, y su boca está sobre mi boca, mi lengua alcanzando la suya,
pero ya se está moviendo hacia abajo de nuevo. Su boca está en el otro pezón,
chupando, lamiendo. Oh, Dios. Estoy descontrolándome de nuevo, es
malditamente bueno. Él se mueve más abajo, su lengua acariciando a su paso
hasta mi ombligo, donde juega con la piel sensible, pero mi cuerpo está
pensando en dónde va a lamer luego. Donde quiero que lo haga. Él lame más
abajo, una línea que se dirige hacia mi cadera, donde sus dientes se hunden, su
lengua lamiendo el mordisco que hizo. Pero luego se aleja, y no sé hacia dónde
fue. No sé cómo pasa, pero de repente, estoy de vuelta en el acantilado, el
viento soplando en mi espalda y mis piernas.

Me siento y encuentro a Jax desnudo, su polla gruesa, apuntando hacia


adelante, las líneas de su cuerpo perfecto muestran todos sus músculos. Sus ojos
se reúnen con los míos, y en un parpadeo, está de vuelta sobre mí,
presionándome contra el colchón, sus manos empujando las mías encima de mi
cabeza. “No te muevas, bebé”.

Él no entiende. Cuando me quedo quieta, mi mente se vuelve salvaje, no mi


cuerpo. “Quiero moverme. Quiero tocarte. Quiero que dejes de jugar”.

Él se mueve, su aliento cálido en mis labios. “La única manera de olvidar ese
acantilado es estando completamente aquí conmigo”.

“Lo estoy”.

“No. No lo estás. Casi puedo sentirte pensando en lo que vendrá a


continuación”.

Él tiene razón, y empiezo a decírselo. “Yo soy---“

Se inclina y me besa. “Mía por la noche, si tú permites que pase. ¿Vas a dejar
que eso suceda?”

“Sí”, digo, sin ninguna duda.

Sus ojos se estrechan, buscando los míos, y entonces está montándome,


juntando mis muñecas. Lo siguiente que sé, es que está tomando su corbata, y
sé lo que piensa hacer. Él planea atarme.
CAPÍTULO NUEVE

Emma…
El pánico provocado por el pasado me deshace. No pienso. Simplemente
reacciono. Respirando dificultosamente, me siento. “Jax”.

Él atrapa la parte de atrás de mi cabeza y me besa, un largo roce de su lengua


que de algún modo logra calentar mi piel y mi cuerpo.
“Yo no te lastimaré. Nunca, jamás te lastimaré”.
Su voz es baja, rasposa, afectada.

“Ésta noche no, Jax”, susurro, porque siento cuánto quiere mi confianza, lo siento,
y quiero dársela, pero no puedo hacer esto.

“Ésta noche. Confía en mí, Emma”.

“Lo hago, o no estaría aquí, pero”, hago una pausa, insegura. “Esto no es sobre
ti. Lo prometo. Y te lo explicaré en algún momento. Solo---ahora no. No ésta
noche. No tengo la capacidad de hablar sobre esto después de lo que pasó
con Brody. No puedo, Jax”.

Su mano va a mi mejilla e inclina mi mirada hacia la suya, me mira


minuciosamente, antes de que lance la corbata al suelo y sostenga mi rostro.
“No ésta noche. Maldición, bebé. Lo siento”.
Nos rueda para que quedemos de lado y atrapa mi pierna con la suya,
nivelando nuestros cuerpos. “Lo lamento jodidamente tanto”.

El alivio llega a mí, y maldita sea, éste hombre está intentando robar mi corazón.
Voy a enamorarme. Probablemente ya lo hice. “No tienes nada que lamentar.
Me escuchaste. Te detuviste. Y para que conste, tú puedes atarme. Simplemente
todavía no. ¿Ok? Solo, aún no”.
“No tienes idea de cuántas preguntas me acabas de hacer querer hacerte, pero
no lo haré. Tú me dirás cuando estés lista, Emma, voy a asegurarme de que
confíes en mí, de que sepas que puedes. Me ganaré esa confianza”.

“Empezaste a hacerlo , Jax”, susurro, aunque no sé cómo podré decirle sobre mi


pasado, pero él no me hace pensar en eso ahora mismo. Él me besa, y es tierno
y apasionado, un beso que es mucho más que solo un beso. Éste beso es todo
lo que puedo pensar y sentir, todo lo que nunca he conocido con un hombre. Él
rompe mis muros. Él me levanta. Él entierra el pasado.

Sus labios se separan de los míos, y susurra, “No se suponía que tú sucedieras,
pero malditamente me alegra que lo hicieras, Emma”.
Él me rueda de espaldas, sus labios curvándose. “No te muevas”.

No puedo explicar lo encantadoramente traviesa que es su voz, o lo íntimo que


es éste momento, pero sonrío con él, sonrío por dentro y por fuera.
Él besa mi hombro y luego está bajando por mi cuerpo, apartando mis piernas,
su boca lentamente en mi vientre, sus ojos se reúnen con los míos.
“¿Alguna objeción de que termine lo que empecé?”

Mis mejillas se calientan con lo que está preguntándome. “No”, susurro. “Ninguna
objeción”.

Él baja un poco más, su cálido aliento jugando en mi clítoris. “¿Puedo lamerte


aquí, Emma?”

“Oh, Dios, ¿realmente acabas de preguntarme eso?”

“¿Puedo lamer---“

“Sí. Sí puedes lamerme ahí”.

Él se ríe, bajo y profundo, el sonido retumbando de su pecho, suspirando a través


de su boca, desvaneciéndose por su lengua en mi clítoris. Me arqueo por el
íntimo juego de su lengua, y gimo cuando su boca baja completamente sobre
mí, chupando, hasta que desliza un dedo dentro de mí, y luego otro, mi sexo
apretándose en respuesta. Mis caderas levantándose. Él no tiene piedad con su
lengua, lamiendo aquí y allá, en todos los lugares correctos, chupando y
lamiendo de nuevo. Mis dedos agarran la sábana, apretando en cualquier lugar
donde puedan apretar. Me arqueo con su roce, y lucho por encontrar mi
orgasmo, pero él no me deja tenerlo. Jadeo su nombre, y él retrocede. Ya casi
estoy llegando de nuevo, y retrocede de nuevo. No es hasta que prácticamente
grito su nombre con desesperación, que prueba que me lee como un libro. Lame
justo ahí y mueve sus dedos correctamente, hasta que la fuerza de los espasmos
toma todo de mí. Jax no deja que esos segundos intensos se pierdan. Saca su
lengua y dedos en un lento, sensual y perfecto movimiento, y me derrito sobre el
colchón con completa satisfacción.

Regresa sobre mí, su rodilla golpeando el colchón, el dulce peso de su perfecto


cuerpo encima del mío, la gruesa cabeza de su erección se presiona en el calor
de mi sexo donde lo quiero. “Nosotros no somos ellos”, dice, su pulgar frotando
mi mejilla. “Ellos no deciden quiénes somos o lo que somos juntos”.

No tengo que preguntar a qué se refiere. Él se refiere a los North y a los Knight.
“No podemos escondernos de quienes somos”.

Él se empuja dentro de mí, deslizándose profundo y permaneciendo ahí, su mano


sosteniendo mi trasero. “No estamos negando nada. Tú eres Emma
malditamente Knight, y yo soy Jax malditamente North, y que se jodan el resto
de ellos si no les gusta”.
Él rueda conmigo, y de repente, estoy encima de él, mirando hacia abajo a éste
hermoso hombre. Y él no está mirando mi cuerpo. Él está observando mi rostro,
buscando mi reacción, y no lo hago adivinar.

Me inclino hacia abajo, mis manos a cada lado de él, mi rostro cerca del suyo.
“Sé por qué acabas de hacer esto”.

“¿Por qué?” Pregunta suavemente, dulcemente.

“Para darme control. Solo que no quiero tener el control. No justo ahora. Después,
sí, pero no ahora. Y, ¿sabes por qué? Porque lo hiciste para probarme algo, y no
tienes nada que probarme, Jax North. Nada en absoluto”.

Sus dedos agarran mi cabello, y arrastra mi boca a la suya, pero no me besa.


Nos quedamos ahí, respirando juntos, los segundos moviéndose lentamente. Y en
esos segundos, hay calidez, intimidad, y tanta electricidad que apenas puedo
respirar. Siento a éste hombre como nunca he sentido a ningún otro hombre,
jamás. Es como si yo no supiera que pudiera sentir a otro ser humano. “Dios,
mujer”, susurra, “¿Qué me estás haciendo?” No me da tiempo de responder.
Él nos rueda, y de repente, estamos de lado, cara a cara, nuestros cuerpos
moldeados juntos y cerca, muy íntimamente.
“¿Cómo se siente que compartamos el control?” Pregunta, su mano en mi
trasero, jalándome hacia adelante, mientras empuja más profundamente
dentro de mí, lo siento estirándome, apretando mi sexo una y otra vez.

“Bien”, susurro. “Se siente bien”.

“¿Bien?” Pregunta, sus dedos atrapan mi pezón, y el calor sube por mi cuello y
hasta mi pecho.

“¿Solo bien?”
Pregunta de nuevo con exigencia, su mano moviendo mi cabello e inclinando
mi boca hacia la suya.

“¿Estás segura?”

Empuja de nuevo y gime con placer, pero de algún modo, aún me las arreglo
para bromear.

“Sí”, susurro. “Bien”.

Sus labios se curvan, y antes de cada estocada, no se puede negar que su


cuerpo y mi cuerpo juntos, se sienten muchísimo mejor que solo bien.
Todo acerca de mí con éste hombre se siente condenadamente mejor que bien.
Excepto, por supuesto, el odio entre nuestras familias.
CAPÍTULO DIEZ

Emma…
Estoy perdida en Jax, y ya no puedo recordar por qué eso podría ser peligroso.
Nada así de bueno puede ser algo malo. Y Jax realmente se siente bien, nosotros
nos sentimos bien. Él no me presiona para decirle qué tan bien se siente. Ya olvidó
nuestra broma. En lugar de eso, él me besa, y empezamos éste lento y seductor
baile, nuestros cuerpos moviéndose y moldeándose juntos. Nuestra respiración
pesada, mezclándose la una con la otra, labios tocándose y luego separándose,
nuestras lenguas lamiendo y retirándose. Estoy perdida, y de algún modo, éste
hombre me encuentra. Una mujer a la que todos quieren por su apellido,
mientras Jax me quiere a pesar de ese nombre.

Su pierna atrapa la mía, impulsando cada movimiento de nuestros cuerpos,


mientras estamos balanceándonos, frotándonos y bombeando. Y entonces
estoy ahí, en el borde, sin ninguna habilidad para retroceder, y, de repente,
quiero aguantar, pero es demasiado tarde.
Esa apretada bola de tensión en mi vientre y mi sexo explota, y estoy dando
espasmos alrededor de su polla.

Con un bajo gruñido, sus músculos se flexionan y su eje pulsa, su caliente


liberación llenándome. Y yo gimo. Él gime. Ambos estamos perdidos en el viaje
que nos lleva cada vez más alto, y luego lentamente hacia abajo, hasta que
colapsamos juntos, él encima de mí, yo derritiéndome debajo de él en el
colchón. Lentamente, mi pierna se aparta de la suya, y él nos rueda de lado, y
ni siquiera me importa el desastre que hacemos. No quiero moverme. Él atrapa
mi pierna con la suya y me jala hacia él, su mano sobre mi rostro.

Su pulgar frota mi labio inferior, limpiando la humedad por nuestros besos. “Me
alegra que te quedaras”.
“A mí también”, susurro, y luego simplemente nos miramos, un millón de palabras
no dichas entre nosotros.

Un poco después, él mete mi cabello detrás de mi oreja. “No te muevas. Te traeré


una toalla”.
Me besa y entonces se va, y estoy consciente de lo pegajoso en mis muslos, así
que hago lo que me dice. No me muevo. Ni siquiera me volteo para verlo cruzar
la habitación con esa perfecta desnudez que es difícil de ignorar.
Espontáneamente, hay una tormenta emocional dentro de mí que no quiero
controlar. El recuerdo de ese acantilado, de mí en el borde de esa pared,
sintiendo que iba a caer hacia mi muerte cambia a un recuerdo de mis manos
atadas. Me siento, y ya Jax ha vuelto.

No lo miro.

No estoy mirando a éste hermoso hombre, y él está desnudo. Claramente, no


estoy con la cabeza despejada en éste momento. Él se sienta a mi lado y me
entrega la toalla. “Gracias”, le digo, y puedo sentirlo mirándome, su mirada
inquisitiva, impulsándome a que levante mis ojos, pero tengo el rostro
transparente, y realmente no sé lo que está pasando dentro de mí en éste
momento, pero no es nada bueno.

Me apresuro hacia el borde de la cama. “Baño”, digo, poniéndome de pie, y


olvidando mi desnudez, me dirijo hacia la puerta frente a mí. Exponerle mi cuerpo
a Jax no es el problema. Es todo lo demás que me tiene sintiendo mis emociones
a flor de piel. Una vez que llego al baño, entro y cierro la puerta detrás de mí,
observando la habitación que es mucho más que solo un baño. Es redondo,
literalmente, con paredes de piedra y un asiento acolchado que es bastante
grande en el centro. La bañera es de hidromasaje, y cuando mis ojos se levantan,
encuentro un tragaluz en forma de los pétalos de una flor muy detallada. Es un
hermoso recordatorio de que Jax no necesita mi dinero. Y mientras algunas
personas son lo suficientemente avariciosas para querer siempre más, no siento
eso con Jax.

Suspiro esperando alejar sea lo que sea éste nudo en mi pecho, pero fallo. Me
conformo con buscar el inodoro detrás de una puerta, usándolo y lavándome,
antes de terminar sentada en el banquillo en medio de la habitación. Pienso que
casi muero ésta noche, pienso que si Jax no hubiera venido por mí cuando lo
hizo, hubiera terminado con el cuerpo roto sobre las rocas debajo de la torre.
Una persona inteligente no estaría aquí. Dios, ¿qué estoy haciendo aquí?

Jax.

Jax es por lo que estoy aquí.

Él no es su hermano. Él no quiere matarme.

Mi mente regresa a ese acantilado, y casi puedo sentir el aire frío en mi piel de
nuevo. Un recuerdo que quiere cambiar de nuevo hacia un pasado menos
reciente, e intento levantarme. No. No. No. ¿Por qué estoy permitiéndole a esa
parte de mi vida, vivir en ésta parte de mi vida?

Hay un toque en la puerta, y salto, poniéndome de pie. De repente me siento


desnuda, demasiado expuesta a Jax cuando no lo sentía así hace algunos
minutos. Mi mirada se mueve hacia una puerta que creo que es el vestidor. Me
apresuro hacia ahí, entrando a un vestidor gigante organizado con ropa de vestir
y ropa casual. Me dirijo hacia las camisetas y agarro una, pasándola sobre mi
cabeza.

“¡Emma!”

Al sonido de la voz de Jax, me apresuro hacia la puerta y lo encuentro mirando


dentro del baño.
“¿Puedo entrar?” Pregunta.

¿Puede entrar? Es su casa, y me está preguntando que si puede entrar. Justo


como se detuvo cuando intentó atarme y se lo pedí, lo hizo con pasión y ternura,
no con ira. “Por supuesto que puedes entrar”, digo, y camino hacia él.

Él aparece en la habitación, un pantalón de pijama colgando bajo en sus


caderas, su torso de músculo sólido que solo puede significar buenos genes y
trabajo duro. Su mirada se desliza sobre mí, y nos encontramos en el medio. “Me
gustas con mi camiseta, Emma”, dice, una mezcla de calidez y preocupación
en esos hermosos ojos azules.

Algo caliente se forma en mi pecho. “Tenía frío y---“


“Me alegra que te sintieras como en casa”. Su mano va a mi cadera, una
energía ardiente que hace más que encender mi cuerpo. Me tiene colocando
mi mano sobre su pecho.

Me estoy enamorando de éste hombre. Me estoy enamorando perdidamente,


pero no puedo ignorar lo que pasó ésta noche con Brody. Bajo mi mano y doy
un paso atrás, lejos de él. Él no se mueve. Sus ojos me observan, su mandíbula
apretándose. “¿Qué acaba de pasar? No. ¿Qué pasó en el dormitorio y que
sigue pasando ahora?”

“Si alguna parte de ti quiere venganza de mi familia a través de mí, necesito que
me dejes ir. Justo ahora. No le digo a las personas ni siquiera un poco de lo que
te dije en ese dormitorio. Es decir, sé que en realidad no te dije nada, pero te
dejé ver lo afectada que estaba. Nunca hago eso”.

“Y yo no traicionaré esa confianza, Emma”.

“No entiendes, Jax. Estoy involucrada emocionalmente, y eso no es lo que


planeé. Pero lo estoy, así que, si quieres venganza, ya la tienes. Ya está hecho,
pero por favor, déjame ir ahora”.
Me volteo y rodeo el asiento, caminando hacia el lavabo y presionando mis
manos sobre el mostrador de piedra. Jax aparece detrás de mí, su gran cuerpo
atrapando el mío, sus manos bajando junto a las mías, sus ojos reuniéndose con
los míos.

“Date la vuelta, bebé”, me ordena suavemente, “Y habla conmigo”.

Inhalo y me volteo, mis manos cayendo a mis lados. “Cuando te dije que solo
éramos tú y yo”, dice, “Ese no era yo diciéndote que quería llamarte para tener
sexo casual, Emma. Ese era yo diciéndote que estoy involucrado
emocionalmente”.

“Sí, pero---“

Sus dedos se flexionan en mi cuello y me acerca. “Sin peros. Nada de lo que


sucedió ésta noche cambia eso. Nada de lo que nos enteramos del pasado
cambia eso. Nosotros no somos ellos”, repite. “No sé qué es esto. Estoy
malditamente seguro que no lo esperaba, pero tú eres lo mejor de mi vida. Tú
me haces una mejor persona”.
“Acabo de conocerte”.

“Y ya me sacaste del lugar oscuro al que me dejé a mí mismo ir”.

“¿Por tu hermano?”

“Sí. Por mi hermano. Te quiero en mi vida. Completamente en ella, Emma. Eso


quiero. ¿Y tú?”

Cualquier duda sería una mentira que desafía todo lo que acabo de decirle y
mostrarle. Y ambos tenemos demasiadas mentiras en nuestras vidas ahora
mismo. “Sí”, le digo. “Completamente”.

Sus ojos están cálidos, y levanta mi mano a sus labios, besándola. “Entonces ven
a mi cama donde te he querido desde el momento en que te conocí”.

Unos minutos después, juntos, con mi cabeza sobre su pecho, empezamos a


hablar, acerca de todo y de nada, y no evitamos a la familia. Yo le digo sobre el
tonto apodo de mi hermano, Pajarito, y le hablo sobre él. Él me dice acerca de
que aprendió a luchar golpeando a Brody, y las historias de sus peleas son
cómicas y dignas de quedarse boquiabierto. Si está tratando de humanizar a
Brody, no es necesario. Sé que el hombre en esa torre conmigo estaba dolido.
Sé que Jax está dolido. Lo siento cuando está hablando de su familia. Siento a
éste hombre en demasiadas maneras imposibles.

Maneras que serán lo mejor de mi vida o lo peor. Elijo ahora mismo, creer que él
será lo mejor que me haya pasado.
Porque él se siente más que solo un amante. Él se siente como un mejor amigo
que estoy llegando a conocer. La clase de mejor amigo del que una chica
podría enamorarse.
CAPÍTULO ONCE

Jax…
El cuerpo de Emma se envuelve contra el mío, su respiración haciéndose
tranquila. Me acuesto ahí, con su cabeza sobre mi hombro, yo de espaldas,
escuchándola respirar. Yo no traigo mujeres a mi cama. Malditamente no me
quedo despierto hablando con ellas durante dos horas que se sintieron como
quince minutos, porque lo disfruté malditamente demasiado. Compartí cosas
con Emma sobre mi familia, y a pesar de lo que Brody le hizo ésta noche, ella se
rio, sonrió, bromeó y compartió sus propias historias.

De lo que no hablamos fue de su experiencia cercana a la muerte, lo que se


relacionó directamente con la muerte de Hunter. No la presioné sobre su miedo
a estar atada porque sé hacia dónde lleva eso, maldito infierno, sé hacia dónde
va.

Va hacia su ex, York Waters. Me lleva a querer matar a ese bastardo. Emma tiene
un infierno en su pasado y, ¿qué hace Brody? Pone su amargura en ella cuando
ella ya tiene su propio equipaje con el que lidiar, aparte del nuestro. Parte de mí
quiere desaparecer con Emma a algún lugar lujoso y darnos tiempo a los dos
para estar juntos antes de tener que lidiar con la familia.

Empiezo a recordar la llamada que tuve con su hermano después de que Hunter
murió, su presión para comprarme el castillo ahora que Hunter no está. Todo
sobre esa llamada daba mala espina, pero en ese entonces yo estaba
quemándome vivo de dolor y de ira por la muerte de Hunter. No sé qué tan
objetivo estoy acerca de la familia de Emma. Pero entonces, Hunter tampoco lo
estaba esos últimos meses. Él estaba reservado y distraído. Mi mente retrocede a
dos meses antes de que muriera, a un día que se ha destacado y me ha
perseguido durante mucho maldito tiempo.

Deteniendo el Jaguar negro al frente del castillo, le entrego las llaves a Ross, el
portero con el pelo canoso quien ha estado con la familia desde que era un
niño.

Un hombre que probablemente sabe que compré ese auto hace seis meses
porque era el auto de mi padre. Él amaba los Jaguares. Específicamente,
amaba los Jaguares negros. Y yo amaba a mi padre.

“¿Está él?” Pregunto, y por supuesto, me refiero a Hunter, el dueño del castillo
desde que nuestro padre murió. El hermano bastardo que esquivó mis llamadas
las dos semanas que estuve en Europa, promocionando nuestra marca.

“Sí, señor”, responde Ross, firmemente. “Sí está”.

La ausencia de información es información. Cuando Ross es discreto, hay una


razón para su discreción. Solo su respuesta me dice que hay un problema, pero
no lo presiono. Así es como él cuida a una madre enferma, y yo no pago sus
cheques, aunque, lo haría felizmente.

Hunter heredó. Hunter dirige éste lugar. Hunter siempre fue el hombre al que él
acudía para todo.

“Gracias, Ross”, digo. “Yo me encargo”.

“Eso espero, señor”, responde, siempre mostrando discreción, pero el mensaje es


claro: Hay un problema, eso es lo que temía.

El maldito problema, creo, subiendo las escaleras, es que el hombre al que papá
buscaba por ayuda, no acude a nadie más por ayuda. Hunter apartó a todos,
intentando dirigir todo él solo cuando papá nunca lo hizo solo. Camino a través
del guarda de seguridad en la puerta del castillo, su presencia necesaria,
simplemente por los negocios que se hacían en el castillo. Una vez que he
pasado las puertas estilo calabozo y entro al vestíbulo, camino hacia la oficina
de Jill, pero me detengo cuando oigo, “Hice lo que pude para ayudar. ¿Qué
más quieres de mí?”

Rodeo la esquina y aparezco en la entrada. Hay un toque de asombro en su


rostro que me dice que mi hermano no quiere verme. ¿Qué diablos está
pasando?

“Te llamaré después”, dice a quién sea que estaba en el teléfono, y cuelga.
“Nuestro gerente de almacén es un dolor en el trasero”.

En realidad, no lo es, pero no quiero hablar de eso ahora mismo. “¿Dónde está
Hunter?”

“En su oficina, pero---“

Ya estoy entrando en el vestíbulo principal y dirigiéndome hacia los portones---el


círculo de entradas en forma de arco que guían a diferentes partes del castillo.
Bajo por el pasillo a mi derecha y subo un grupo de escaleras que dirigen directo
hacia la oficina de Hunter. Él no está solo. Hay un hombre sentado frente a su
escritorio, y Hunter está de pie, inclinándose en su escritorio, con sus ojos
entrecerrados hacia él. La mirada de Hunter se eleva a la mía, y solo por un
momento, veo una ira que no está dirigida al extraño. El hombre se levanta para
enfrentarme: Alto, en buena forma, pelo castaño canoso, menos canoso que
castaño.

“Ah que bueno, ahí está él. El otro hermano”.

“¿Quién eres tú?” Exijo.

Emma se mueve a mi lado y se da vuelta, y por razones que podría explicar, pero
no quiero hacerlo, ese recuerdo me tiene envolviéndome a su alrededor y
apretándola fuertemente.

Hay cosas que no le he dicho. Hay cosas que tengo que decirle. Cosas que
aparté como si no tuvieran importancia, pero ya no estoy tan seguro de que ese
sea el caso.

El problema es que sé mucho menos de lo que necesito saber sobre esas cosas
para asegurarme de no ponerla en peligro.

Si el silencio la protege, permaneceré en silencio, pero en éste caso, ese viejo


dicho, Lo que no sabe no puede lastimarla, podría no ser cierto.

Ese no es un riesgo que puedo tomar.


CAPÍTULO DOCE

Jax…
En algún momento me duermo, solo para despertarme al amanecer de un
nuevo día a través del tragaluz sobre mi cabeza. Esa es mi alarma para
despertar. Me estiro a buscar el control remoto en la mesa de noche, sellando el
tragaluz para no despertar a Emma, pero es demasiado tarde para mí. Estoy
despierto, y mi mente ya está trabajando, lo que no me lleva a ningún lugar que
me permita volver a dormir. La única razón por la que me quedo en la cama es
porque Emma está acurrucada cerca de mí, pero ella también es la razón por la
que necesito levantarme.

Necesito lidiar con mi hermano. Acaricio su cabello, oliendo el dulce aroma floral
que no sé qué es, pero si pudiera ahogarme en él y en ella, moriría como un
hombre feliz.

Me esfuerzo para quitarla suavemente de mi cuerpo, y se hunde en mi


almohada, no en la suya, nunca abriendo sus ojos. A pesar del incidente con mi
hermano anoche, ella está relajada, se siente segura, y no es por el castillo. Es
por mí, por nosotros, y lo malditamente bien que conectamos. Inhalo de nuevo,
y ésta vez, el aroma es parte madera por las gigantes columnas rodeando la
cama y parte Emma. No me pregunten cómo dos cosas combinan tan bien,
pero lo hacen.

Podría acostumbrarme a éste vínculo. Podría despertar así todos los días, pero
por supuesto, ella vive en San Francisco, y yo vivo aquí en Maine. Sin mencionar
que ella es una Knight y yo soy un North. Y mientras los apellidos no me importan,
y sé que a ella tampoco, nada acerca de nosotros dos juntos es tan simple como
ella y yo queramos que lo sea.

Porque somos un conjunto de mentiras.


Mentiras que no son nuestras.

Mentiras que nos decimos a nosotros mismos si pensamos que la historia entre
nuestras familias no importa. Maldición, yo también mentí. Le mentí a Emma y a
mí mismo.

Mis manos van a mis caderas mientras pienso en la hiriente realidad de esa
silenciosa confesión. Mis razones para buscar a Emma no terminaron solo porque
decidí que la necesito en mi vida. Yo fui a ella buscando un cierre. Estaba
buscando una conclusión, además de la muerte de mi hermano, que nunca creí
que fue suicidio. Ni siquiera sé lo que eso significa o hacia dónde nos lleva a
cualquiera de nosotros, pero lo que sí sé, es que la conclusión va a llegar. Todo
en mis entrañas me dicen que necesito controlar cómo va a suceder antes de
que alguien más salga herido. Ese alguien casi fue Emma anoche.

La realidad aquí es que Emma y yo juntos podría ser un gran detonador, y la idea
de que no sé qué significa eso me tiene removiéndome. Camino hacia el baño
y luego al vestidor, me refresco un poco y luego con la intención de recoger
nuestras maletas, me pongo unos pantalones deportivos, una camiseta y unos
tenis.

Para el momento en que termino, el dormitorio permanece oscuro y Emma


todavía está durmiendo profundamente. Me dirijo a la cocina y llamo abajo a
nuestro personal diurno, para que entreguen nuestras maletas. Luego, programo
para que el timbre de la puerta suene en mi teléfono para no despertar a Emma.
Ella necesita descansar, y yo necesito pensar. Para el momento en que he puesto
una cafetera para hacer el café, mi teléfono vibra, lo que significa que las
maletas han llegado.

Podría abrir la puerta y hacer que dejen las maletas abajo o que las suban a la
cocina, pero la vida me ha enseñado a valorar mi privacidad, la muerte
sospechosa de mi hermano, me hizo aprender la lección.

Me dirijo hacia abajo y abro la puerta para saludar a quien vino, sorprendido
cuando veo a Ross ahí de pie, listo en su uniforme.

“Estás aquí temprano”, comento, mientras él coloca las maletas en la entrada, y


yo retrocedo lo suficiente para permitirle entrar.
“Pensé que odiabas las mañanas”.

“Me cambié al turno de la mañana, señor”.

Ruedo los ojos. “¿Señor? ¿Cuándo diablos me convertí en señor para ti?”

Él me da un asentimiento. “Muy bien, Jax”.

“¿Cuándo diablos me convertí en señor para ti?” Pregunto de nuevo, mis manos
acomodándose en mis caderas.

“Nuevas reglas establecidas por Jill, o, mejor dicho, la Señora Radcliff. La


formalidad indica profesionalismo como lo ha establecido ella en varias
ocasiones”.

“Que le jodan a la formalidad. Somos familia. Tú eres familia. Y yo estoy a cargo.


Claramente, Jill y yo necesitamos tener una conversación”.

Sus ojos se entrecierran y luego se ve calidez en ellos, la tensión en el aire ahora


se está desvaneciendo, pero no completamente. Presiento que él quiere decir
algo, pero no lo hace. “Dime qué estás pensando”, lo incito.

“Me parece que no lo haré”, dice.

“¿Por qué?” Le pregunto ansioso.

“Una lección que tu padre me enseñó y muy bien”.

Arqueo una ceja. “¿Y cuál sería esa lección?”

“Muchas, en realidad. Lo consideraba un amigo”.

Y a Jill claramente una enemiga, pero no lo presiono. Esa es una lección que me
enseñó mi padre. Cuando fuerzas un cuadrado dentro de un círculo, algo se
rompe, lo que básicamente quiere decir que uses la delicadeza y no la fuerza.
La mayoría de las personas no entenderían lo mucho que esa lección me enseñó
en el boxeo.

“Él también te consideró un amigo”, digo finalmente. “Igual que yo. Si cambias
de opinión, las cosas entre nosotros permanecen solo entre nosotros”.
Él inclina su barbilla y se voltea. Empiezo a cerrar la puerta, pero tengo un último
pensamiento. “Ross”. Él da media vuelta para mirarme y agrego, “Gracias por
recordarme una lección que mi padre me enseñó también”.

“¿Cuál lección sería esa?” Pregunta curioso.

“Donde ves familia, encuentras lealtad”.

“Tienes mi lealtad, Jax”.

“Creo que es momento de que la merezca”.

“Has estado muy ocupado. La compañía perdió dos presidentes ejecutivos en


un año”.

He pasado mi tiempo calmando a los clientes y tomando decisiones financieras


que hicieron ambos. Me ha consumido, pero no permitiré que esas cosas se
conviertan en excusas.

“Dile a Dana que le mando saludos”, agrego, refiriéndome a su esposa. En otras


palabras, estoy regresando a mi familia. Estoy tomando el control.

Él me analiza por un momento y luego responde con, “Lo haré”, y se aleja.

Cierro la puerta, pero no olvido ese encuentro. Ross es nuestro empleado más
antiguo. Él pudo haber enviado a alguien más con las maletas. No lo hizo. Él
quería decirme algo, y no sé qué lo retuvo. Aparte de que yo dejé a Jill que
tuviera demasiado control. ¿Qué diablos está pensando ella? Una tiranía no es
como mi padre o hermano dirigieron éste lugar. No es como lo vamos a dirigir
ahora.

Recogiendo las maletas, me dirijo arriba, colocándolas al lado de la puerta


cerrada del dormitorio antes de bajar de nuevo a la cocina, me sirvo una taza
de café, y la lleno con mucha crema y Splenda. Tomo un sorbo, reviviendo lo
que acaba de pasar con Ross. ¿Qué no me dijo? De algún modo en un recuerdo
aparentemente no relacionado con esto, estoy de vuelta en encontrar a Hunter
con un visitante.

Saco mi teléfono de mi bolsillo y camino hacia el salón, en forma de círculo con


paredes de piedra, sillones de cuero, y lámparas colgando de las vigas. Amo
ésta maldita habitación. Amo éste maldito castillo y Hunter también lo hacía.
Hunter amaba la compañía. Él amaba a ésta familia. Él no quería morir, pero no
puedo negar que no era él mismo al final.

Con ese pensamiento, camino hacia las puertas dobles que dan al patio, las
abro y empiezo a salir. Estoy a punto de llamar a Savage, al diablo la hora que
es, él puede levantarse. Lo necesito, pero mi teléfono vibra con el timbre de la
puerta de nuevo. Por supuesto, la maldita cámara de seguridad no funciona por
los problemas de electricidad frente a la casa, así que no puedo ver quién es,
pero tiene que ser Ross.

Él quería hablar conmigo. Salgo al patio y me apresuro hacia la entrada del


sótano del castillo. Irritado porque no puedo mirar el video de seguridad, decido
entonces que, con Emma aquí, necesito pagarle a quien sea, cualquiera que se
necesite, para arreglar la electricidad.

Abro la puerta e inmediatamente miro hacia abajo para encontrar un sobre


grande colocado ahí. Lo recojo, y no está dirigido a mí. Está dirigido a Emma.
CAPÍTULO TRECE
Jax…
Cierro la puerta y pienso en el sobre. Tiene que ser de Brody, ese bastardo. Marco
su número, pero no responde. Marco de nuevo. Lo intento localizar tres veces y
fallo. Dejo un mensaje de voz y luego llamo a Savage. Él responde después de
un tono. “¿Qué está pasando ésta linda mañana?”

“¿Dónde está Brody ahora mismo?”

“En su cama dormido”.

“¿Estás seguro?”

“Él ronca como un hijo de puta, así de seguro estoy. Lo tengo vigilado con
micrófonos. Así de rápido y bueno soy”.

“¿Me tienes a mí con micrófonos?”

“Yo fui educado---porque soy un hijo de puta educado---estoy esperando


pedirte permiso. Pero, para que conste, tu cableado inalámbrico es un maldito
espectáculo. Lo miré para ver el trabajo que se necesita hacer”.

“Maldición”.

“Calma, hombre. Hice que volara hasta acá ésta mañana, un técnico que es un
genio. Él lo tendrá funcionando muy pronto. Y tengo los hombres y recursos para
observar todo a la vez. Mientras tanto---“

“Mientras tanto, alguien dejó un sobre para Emma en mi puerta. Tuvo que haber
sido Brody”.

“Brody está en la cama”, dice. “Te lo dije. Solo le falta estar chupando su maldito
pulgar. Él no dejó ese sobre. Intercepté su teléfono al minuto en que dejó el
castillo. El que tuviera siquiera un minuto para haber llamado a alguien más para
dejar algo para Emma es cero. Cero minutos”.

“Nadie más conoce a Emma como para dejarle algo”.

“Pero conocen a su familia. ¿Cuántas personas trabajan aquí en la propiedad?”


“Veinte en turnos diferentes”. Miro hacia las escaleras y decido quedarme aquí
en caso de que Emma esté ya despierta.

“¿Cuántos han estado aquí lo suficiente para conocer a tu padre?”

“La mayoría de ellos. Mi padre cultivaba lealtad”.

“Entonces hay personas que quizás podrían saber acerca de lo que está
pasando con su familia y la tuya. Pero no pregunté lo obvio. “¿Ella lo abrió?”

“Ella está en la cama”.

“¿Tú lo abriste?”

“No”.

“Pero quieres hacerlo”.

“Por supuesto que malditamente quiero hacerlo”.

“Pero no vas a hacerlo”.

“No. No puedo hacer eso”.

“Yo puedo. Ponlo de nuevo en la entrada. Yo lo encontré, no tú. Estaré ahí


enseguida”.

Mis pestañas bajan, y respiro profundo. “Tenemos suficientes mentiras entre


nuestras familias”, le digo. “No voy a mentirle a Emma”.

“Ella no puede abrirlo hasta que yo confirme que es seguro. No debería estar
dentro de tu casa. ¿O sí?”

“Estoy en el vestíbulo de mi garaje. No lo he llevado arriba”. Hay un toque en la


puerta.

“Soy yo imbécil. Abre la puerta”.

Quito el cerrojo y abro la puerta para encontrar a Savage de pie ahí, aún con
sus jeans y camiseta que recuerdo que usaba anoche, su mandíbula con un
rastrojo de barba, sus ojos inyectados en sangre.

“¿Imbécil?” Le digo con desafío.


“Me mantuve despierto toda la noche intentando mantenerte a salvo, y tú
acabas de arriesgar tu vida”, me reprende, “Así que sí, imbécil”.

Él se estira por la bolsa que tiene en su cadera y saca una bolsa de plástico que
sostiene abierta. “Mételo ahí. Necesita ser revisado y examinado por si tiene
toxinas o huellas”.

“No tiene toxinas”.

“¿Y tu hermano no fue asesinado?”

Maldigo y meto el sobre dentro de la bolsa. “No lo abras”, le ordeno.

Él me da una mirada hostil. “Tengo que saber si es una amenaza. Tengo un


trabajo que hacer y eso es mantenerte con vida”.

“Entonces limpia las malditas toxinas y vuelve aquí entes de abrirlo”.

Él arquea una ceja arrogante. “¿Estás seguro de eso?”

“No tengo nada que ocultar”, le digo. “He sido dolorosamente honesto con
Emma”.

“¿Ella ha sido honesta contigo?” Pregunta con desafío.

“Tú la conoces ahora. ¿Realmente crees que ella sabe de quién o qué es esto?”

“Ella parece una chica agradable, por lo menos parece de fiar y respetable y
toda esa mierda, pero mi trabajo no es confiar en ella. Es protegerte”.

Mi mandíbula se aprieta. “Es protegerla a ella por encima de mí”, insisto.


“Considera eso una directriz financiera”.
Él me entrecierra sus ojos. “Esto no tomará mucho tiempo. Volveré pronto”.

Sus labios forman una línea recta. “Todos necesitamos saber qué tipo
de carta de amor es ésta. Lávate las malditas manos. Usa jabón”.

Empieza a voltearse y luego se detiene. “Tienes una hora para pensar


claramente y dejarme leer el mensaje primero”.

“No le voy a ocultar cosas a Emma”.

“Una hora”, repite, y con eso, se va.


Bastardo.

Realmente es un maldito bastardo, pero también tengo una fuerte sensación de


que es bueno en su trabajo. Cierro la puerta y presiono mis manos en ella,
bajando mi cabeza.

Quiero escucharlo. No quiero molestar a Emma más de lo que ya está. Mi


hermano tiene que estar detrás de ese sobre, de algún modo, de alguna
manera.

Después de lo que hizo anoche, ni siquiera quiero saber qué puso en ese sobre.
Rasco mi mandíbula y me empujo fuera de la puerta.

No quiero que Emma huya. Tampoco la quiero sola en San Francisco. He


contratado un ejército de protección que estará aquí hoy. Necesito pensar.
Necesito lavarme mis malditas manos.

Me dirijo hacia arriba y entro en la cocina para encontrar a Emma de pie en el


lado opuesto de la isla, su cabello sexy y salvaje, maquillaje debajo de sus ojos.
Todo lo malo entre nuestras familias se desvanece en ese momento y, ¿cómo no
podría? Lo que siento viéndola aquí, en éste castillo, en mi hogar, es
Inexplicablemente correcto. Correcto en una forma que nunca esperé sentir en
una mujer. Necesito protegerla.

Necesito considerar el consejo de Savage.

Y luego, Emma pregunta, “¿Qué no me vas a ocultar, Jax?”


CAPÍTULO CATORCE
Jax…

Jax no responde a mi pregunta. No me dice lo que Savage quería que no me


dijese, que me ocultase. No es lo que esperaba de él.
Él se queda ahí de pie en la cocina, como una piedra más del castillo, en lugar
del dueño de esta mansión. Su expresión es ilegible, su mandíbula tensa, la
atmósfera entre los dos y alrededor de él podría cortarse con un cuchillo. Sus
dedos se encogen y luego vuelven a su posición, un hombre de control que
parece estar luchando por mantenerlo. No quiere decirme qué es lo que está
ocurriendo. Le dijo a Savage que tenía que hacerlo, pero al parecer a él le dijo
una cosa, y al subir las escaleras decidió otra. Teniendo en cuenta lo franco que
ha venido siendo respecto a sus intenciones, no sé qué hacer con esta
información. ¿Qué lo hace detenerse ahora y no anteriormente?
Un millón de posibilidades perforan una línea en mi mente, acechándome, y yo
me concentro en la muerte de su hermano y en que mi familia podría estar
potencialmente involucrada.”Jax”, lo empujo, mi cabeza volviéndose loca.
Como si mi voz lo hubiera hecho regresar al presente, como si hubiese estado
encerrado en su propio infierno, inspira profundamente, pero no habla. Su
columna se endereza, y comienza a caminar, engañosamente casual, pasos
lentos que creo que se dirigen hacia mí, pero se va al fregadero y abre el grifo.
Palidezco por su manera de actuar. Se está lavando las manos literalmente e
incluso los antebrazos, sus hombros están encorvados, en lugar de hablarme. Jax
no es del tipo de persona que hacen estas cosas extrañas. No. No, eso es algo
que siempre he admirado de él. Sabe quién es y lo que quiere. Se atreve a ser
quien es, a tomar su lugar y a adueñarse de sus acciones.
¿Qué demonios es esto?
“¿Qué demonios es esto?”Exijo, diciendo lo que pienso en voz alta, sintiendo que
esto es una bomba a punto de estallar, mi corazón acelerado, la adrenalina
aumentando repentinamente.
Me acerco al espacio que hay detrás de él, puesto que detrás de mí está la isla
de la cocina, decidida a obtener respuestas, pero no le grito, ni él se gira
inmediatamente a mirarme. Tampoco le exijo que se voltee ahora mismo a
darme una respuesta, a pesar de querer justo eso. Me fuerzo a mantener la
calma, porque eso es lo que hago. Soy calma. Eso no tiene nada que ver con lo
que me digo a mí misma sobre no hacer suposiciones, porque hacerlo te hace
ver estúpida. Mi madre siempre temía el desprecio de mi padre por las cosas
estúpidas. Yo no soy ella, y Jax no es mi padre, pero los efectos de los eventos
acontecidos anoche todavía perduran. Reconozco que la idea de que mi
familia haya hecho cosas malas está jugando con mi cabeza.
Jax cierra el grifo y toma una toalla para secarse las manos, su barbilla baja hasta
el pecho, su lucha interna obvia, mi calma se evapora. ”No puedo soportarlo”
,digo.” ¿Qué está pasando, Jax?¿Qué está--- ¿”
Él tira la toalla y se da la vuelta. Cuando me vengo a dar cuenta, se ha sacado
la camiseta por encima de la cabeza y la ha arrojado también. Parpadeo, y él
se echa hacia adelante, poniendo las manos en la isla de la cocina a cada lado
de mi cuerpo. ”¿Sabes por qué me he quitado la camiseta después de
lavarme?”
“¿Quieres tener sexo?”, pregunto cautelosamente, ahora confundida,
frunciendo el ceño. ”Aunque no sé por qué te ibas a lavar las manos para tener
sexo”.
Su expresión se endurece.”Si solo pudiéramos tener sexo y olvidarnos de todo
este infierno”. Hace una pausa y añade, ”Había un sobre en la puerta con tu
nombre”, dice.”Savage insistió en hacerle pruebas de toxinas. Me lavé porque
toqué el paquete. No quería exponerte a ti si yo había estado expuesto. Savage
no quería que te lo dijese. Él sabía que yo no quería verte disgustada”.
Puedo sentir cómo la sangre abandona mi rostro, demonios, los demonios de mi
familia, atacándome por todas partes. Ellos no paran de atacarme. Y esto se
trata de mi familia. Claramente es por mi familia. ” ¿Qué hay en el sobre?”
“Savage lo está analizando antes de que lo abramos”.
“¿Antes de que lo abramos?”, pregunto, preocupada por los secretos entre
nuestras familias, la posibilidad de un asesinato en el aire.”¿Lo ha abierto?”
“Quería hacerlo. Le dije que no”.
El calor recorre mi pecho y sube por mi cuello.”Lo va a abrir”. Me abalanzo contra
él, deslizándome bajo su brazo, dándome tiempo a mí misma, forzándome a
respirar con normalidad, pero mi corazón es otra historia. No deja de galopar.¿Y
si mi padre cometió un asesinato?¿Y si mi hermano lo sabía?¿Y si hay evidencias
en ese sobre que lo confirman? Y,¿qué supone eso para Jax y para mí?
Nos miramos el uno al otro, y yo señalo su teléfono en la encimera. “Llámalo.
Necesito saber qué hay en el sobre. Yo. Solo yo”.
Sus ojos se iluminan, el azul transformándose en ámbar.”¿Solo tú?¿Qué hay de
eso que estábamos juntos en esto?”
“Exacto”, le replico.”No me digas que no pensabas ocultármelo. Jax, no te
conozco desde hace mucho, lo entiendo. Pero te conozco lo suficientemente
bien como para poder leerte. Quieres saber qué hay en el sobre antes de que
yo lo sepa”.
Su mandíbula se tensa y desvía la mirada, eso me dice todo lo que necesito
saber.”¿Qué estamos haciendo Jax?”pregunto.”Somos veneno el uno para el
otro”. Me doy la vuelta y me encamino hacia la habitación, sin parar en la
puerta. Ya he encontrado mi maleta y la he llevado al cuarto de baño. Tuve que
lavarme los dientes porque imaginé que besaría a Jax, Imaginé todas esas cosas
maravillosas con él, pero ya no pueden ser. Todo lo que estoy haciendo es poner
en peligro a mi hermano. Dios, necesito irme a casa con mi hermano.
Me muevo deprisa por la habitación, y estoy a mitad de camino del baño,
acabo de pasar la cama, cuando Jax me agarra el brazo. El calor sube por mi
brazo, y no es por la ira. Es porque este hombre me está tocando. Es por este
hombre y cuanto lo deseo, cuanto siento como si el deseo se hubiese
transformado en necesidad. Me giro, trato de confrontarlo, pero fracaso. Él me
arrastra contra sí mismo, todos esos músculos duros absorbiendo mis partes más
suaves, y las palabras permanecen en mi lengua pero no abandonan mi boca.
“¿Qué estamos haciendo?”pregunta , y no me da tiempo a contestar.”Esto”. Su
boca se cierne sobre la mía y trato de luchar contra él, no, me digo a mí misma
que luche, que me aparte, que me salve antes de que caiga y nunca pueda
encontrar el camino de regreso hacia arriba. Pero no me impongo. Ni siquiera
trato de salvarme a mí misma.
Su boca se cierra sobre la mía, y su sabor, todo masculino y exigente, me
desarma. Me hundo en su enorme y poderoso cuerpo cuando mi lengua
encuentra la suya. Lo beso como si no hubiera un mañana, y quizás no lo haya,
quizás no pueda haberlo, pero ahora mismo, en este momento, rechazo esa
idea. Lo miro de la manera en que él me mira a mí, hasta que su boca se va, su
aliento es un cálido susurro cuando dice,”Eso. Una y otra vez sin fin. No somos
malos el uno para el otro. No somos veneno. Dilo. No somos veneno”.
Pero no puedo decirlo.
¿Cómo puedo decir algo de lo que no estoy segura que creo?
CAPÍTULO QUINCE
Emma…

“Maldita sea, mujer” dice Jax cuando no le doy la respuesta que quiere, sus
dedos se enredan en mi cabello, y dan un duro tirón que es mucho más erótico
que doloroso.”No deseo nada como te deseo a ti. No pienso retirarme”.
¿No desea nada de la manera en que me desea a mí? Esa declaración, dicha
con voz baja y gutural, me desarma. Soy una extranjera, invisible, si no es por mi
familia y apellido, excepto con él. Y quiero que él me desee. Tanto, que me da
miedo.”¿Y si---“?
“No voy a dejar que acabes esa frase”, dice, y entonces vuelve a besarme. Y yo
lo beso, y nada más importa. Eso es lo que me hace. Eso es lo que continúa
haciendo, pero no me importa en este momento. No quiero pensar en qué
vendrá luego si no es él. Si no es con él. No quiero pensar en no poder besarlo ni
tocarlo nunca más pero lo beso y lo toco como si así fuera, como si esta fuera la
última vez que hubiera un yo y él.
Lo envuelvo de cada manera posible. Con mis brazos. Con una de mis piernas
alrededor de su pierna. Ni siquiera sé cómo su camiseta pasa por encima de mi
cabeza, pero de repente estoy recostada, y él encima de mí. Sus pantalones ya
no están y su dura erección se encuentra entre mis piernas. Estoy mojada. Me
inclino hacia él, y cuando separa nuestras bocas, me tiene jadeando.
“Deja de besarme como si esta fuera la última vez que lo haremos”, exige.
”Porque no lo es. Nunca lo será”. Él empuja dentro de mí, abriéndome,
llenándome, y es como si pudiera respirar, cuando momentos antes no podía.
Cualquier objeción que tuviera ante sus palabras se ha ido, totalmente. Él se
introduce en mí profundamente, su boca baja hacia la mía y ahora es él quien
me besa como si estE fuera nuestro último beso. Desliza su mano por mi espalda,
elevándome, embistiéndome mientras lo hace, empujando profundamente. No
me está besando como si esto fuera todo, me está follando como si esto fuera
todo para nosotros.
La contradicción me vuelve loca. Me enfurece. Me corta. Aparto mi boca de la
de él.”¿Ahora quién está besando a quién como si este fuera el final, Jax?”
“Solo tú, bebé, solo tú”. Él no espera mi objeción. Sus dedos se encogen en mi
espalda y él rueda levemente, enredando nuestras piernas, nuestras lenguas,
amoldando cada parte posible de nosotros, más cerca, más apretados. No
puedo estar lo suficientemente cerca de él. No podemos estar lo
suficientemente cerca el uno del otro. No podemos besarnos lo suficiente. No
podemos follar lo suficientemente fuerte. No, no es follar. Es más, mucho más.
Quiero meterme bajo la piel de este hombre. Lo deseo como no sabía que podía
desear. Jadeo. Él deja escapar un sonido bajo, rudo, sus dientes arañan mi
hombro, su mano sobre mi pecho, por mi cuerpo.
Y juro que parece demasiado pronto, pero sucede. Me rompo en mil pedazos
sin previo aviso, mi sexo se aprieta alrededor de él. El placer fluye a través de mí,
emanando desde lo más profundo en mi interior y extendiéndose por todo mi
cuerpo. Es intenso y rápido, y el minuto en que regreso a este mundo, Jax me
rueda hasta que quedo totalmente tumbada de espaldas de nuevo y me
penetra. Un sonido bajo y gutural se escapa de su boca, la brutal necesidad
reflejada en su rostro me hipnotiza. Yo le hice eso, es todo por mí, y esa es una
sensación poderosa y sexy. Él se estremece, echa la cabeza hacia atrás por la
intensidad de su clímax y simplemente se desploma encima de mí, sosteniendo
su peso con los codos. Incluso en este momento, saciado, no en su cabeza sino
en su cuerpo, me protege, de él mismo.
Durante un minuto completo, nos quedamos ahí tumbados, él encima de mí,
respirando juntos, hasta que sus labios rozan mi oído, y él levanta la cabeza.”No
vamos a seguir haciendo esto”.
Como si me hubieran golpeado, tomo aire bruscamente, como si tuviera una
estaca en el corazón.”Lo sé”.
“No”, dice.”No lo sabes, porque, ahora mismo, crees que me refiero a nosotros.
Me refiero a ellos, Emma. La próxima vez que alguien que no seas tú o yo, o
ambos juntos, nos arroje cuchillos, no vamos a follar para no despedirnos. No
habrá despedidas”.
Alivio, demasiado alivio como para creer que no estoy con el agua al cuello con
este hombre me recorre. Me trago el nudo en mi garganta.”Jax---“
“¿Quieres despedirte de mí? Dilo ahora, sin pensar. Di lo que se te venga a la
mente”.
Estoy confusa. Muy confusa. Necesito proteger a mi familia. Necesito protegerlo
a él de mi familia. Necesito protegerme a mí misma del momento en que se de
cuenta que en realidad soy veneno con sabor especial a Knight. Pero no quiero
decirle adiós. No sé qué hacer.”Estás dentro de mí ahora mismo, Jax. No puedo
ser exactamente lo que se dice objetiva”.
Su mandíbula se encoje y en sus ojos brilla algo que no logro identificar, y
entonces, se ha ido, ya no está dentro de mí, dejándome fría y aturdida. Me
incorporo y lo veo sentado al borde de la cama, con los hombros tensos.”¿Jax?”
“Te iré por una toalla”. Se levanta y se va.
Me echo a un lado de la cama y lo observo alejarse, irradiando tensión de las
marcadas líneas de su impresionante musculoso cuerpo. Con cada paso que
da, la chimenea, que aún parpadea entre naranja y azul en una pared cercana,
me calienta menos. Tengo frío porque se está alejando. Eso es lo que de verdad
me ha dolido. Él se está alejando. No lo hacía, y ahora sí. No está buscando una
toalla. Se está desvinculando. Está poniendo espacio entre los dos. Mi mirada se
posa en la caja de pañuelos de papel de la mesita de noche de piedra. Es una
mesita de noche preciosa. Este castillo es precioso. Quiero explorarlo con su
hermoso dueño. Tomo la decisión de perseguirlo igual que él me persiguió a mí,
agarro unos pañuelos para limpiarme y salgo corriendo tras él. La puerta se cierra
justo cuando llego al baño, con él al otro lado. Tengo razón. Él me está poniendo
barreras. Estuve a punto de marcharme, me estuve cerrando a él, y al parecer,
sin importar lo que acaba de pasar entre nosotros, lo conseguí. Funcionó.
Presiono mis manos en la basta puerta de madera que me separa de él, solo que
esa no es la puerta que nos separa a los dos. Es mucho más. Iba a marcharme
cuando terminamos desnudos. Sentí que tenía que irme. Dejo caer mi frente en
la madera, y vuelvo a pensar en lo que acaba de suceder, pienso en por qué
estaba en esa situación, por qué lo empujé hasta que se cerró a mí. Esto es lo
que quería, y aún así, no me estoy dando prisa en vestirme. Estoy desnuda,
esperando a que salga del baño. Estoy desnuda por decisión propia, pero él no
lo sabe.
Él sigue diciendo ‘nosotros’. Sigue luchando por nosotros, y ya he dejado muy
claro en numerosas ocasiones que creo en él. Confío en que no tiene un plan
deshonesto y se muestra real conmigo. En resumen: yo no soy honesta y
verdadera con él. En lugar de eso, estoy corriendo, y si soy franca conmigo
misma y con él, yo soy la que tiene un plan. Uno del que debo hablar con
sinceridad. Uno que merece oír. Él también lo sabe, y si quiero que tengamos una
oportunidad, tiene que oírme confesarlo todo.
Inhalo y me atrevo a abrir la puerta y paso la barrera que se ha creado entre Jax
y yo. Una barrera, que yo he creado. No obstante, nuestras familias también han
ayudado a ello, pero yo he contribuido enormemente, lo que significa, que
depende de mí, el echarla abajo. Necesito confesar mi secreto. Necesito que
Jax sepa que estoy dispuesta a quedarme desnuda con él en todos los niveles.
CAPÍTULO DIECISÉIS
Emma…
Solo veo un reflejo de Jax desnudo y perfectamente masculino al entrar a la
ducha, casi al mismo tiempo que entro al baño.
Siento una punzada en el pecho al confirmar que él no tenía intenciones de
volver al dormitorio. Pienso en los momentos que tuvimos en el dormitorio, su
dormitorio, en su cama, donde él me había invitado, donde él dice que no invita
a nadie. Pienso en las emociones que hemos compartido, en cuánto me han
encantado y a la vez he temido cada momento que compartimos. Tengo miedo
de enamorarme y que me hagan daño, y en lugar de eso, yo le hice daño a él.
Tengo que arreglarlo.
Cierro la puerta conmigo dentro y Jax.
No sé por qué cierro la puerta tras de mí, pero lo hago. Es una señal, pienso. Estoy
aquí para quedarme. Estoy aquí dentro con él. Ciertamente, tengo una
oportunidad de recompensarlo. Me dejo caer en la superficie de madera y oigo
como se abre el grifo, armándome de valor para un merecido rechazo,
contemplando cómo estamos Jax y yo emocionalmente en este momento, no,
cómo quiero que estemos. Y eso solo me lleva a un lugar: jugármelo todo. Eso
significa ser vulnerable a cualquier precio. Empujo la puerta y me muevo hacia
la ducha. Real y honesta, realmente honesta, ese es el plan. Esta idea no me
hace avanzar más despacio sino acelerar mis pasos. Corto el espacio entre la
ducha y yo, entre Jax y yo. De repente, tengo tanto que decirle y el pensar en
que no me escuche me desmoraliza de una manera que solo él puede hacerlo.
He conocido a hombres que fingieron quererme solo a mí, pero no era así. Y yo
lo sabía. Para cuando llego a la puerta de la ducha, estoy por correr por todo el
castillo desnuda.
Abro la puerta, y Jax está de pie bajo el agua, con la cabeza agachada.
Levanta la mirada, y antes de que siquiera se pueda volver a mirarme, estoy en
pie delante de él. Rodeándolo con mis brazos.”Lo siento. Me asusté. Eso es todo.
Reaccioné y---“
Él me hace retroceder y me presiona contra la pared de piedra que hay detrás
de mí. Sus manos están a cada uno de mis lados. ”Tú---“
“Sé todo lo que hice” digo, antes de que trate de demostrar algo del modo que
ya lo hice en mi cabeza.”Y siento mucho todo. La verdad es, que estoy muy
involucrada en esto emocionalmente contigo, y no estaba huyendo de lo que
había en el sobre. Estaba huyendo de tu reacción. Pensé que estaba
apostándomelo todo y tu estabas a un sobre de distancia de quedarte fuera”.
Estiro el brazo y le aparto el cabello de su hermoso rostro, y no me echo atrás, ni
física ni emocionalmente.”Me aterra descubrir que mi familia no se merece que
la proteja, que mataron a tu hermano. Eso acabaría con nosotros y me destruiría
a mí. Así de metida estoy en esto. “Si te vas---“
Él me agarra la mano, esos ojos perforados que siempre se las arreglan para ver
demasiado, arden, y no de deseo. Está enfadado, incluso furioso. ”Yo no traté
de alejarme” dice, con voz grave y firme.”Tú sí lo hiciste”. Su expresión se
endurece. ”Dos veces”.
“Lo sé”, susurro, y, aunque me abraza, tengo la sensación de que podría soltarme
en cualquier momento, como si no hubiese dicho suficiente, como si quizás no
pudiese decir lo necesario para arreglar esto. La idea de haber perdido algo
bueno, y nosotros lo somos, me consume, me lleva a confesar lo que no podría
hacer con nadie más. ”Estoy acostumbrada a que todos tengan un plan. A que
todos quieran algo de mí. Estoy acostumbrada a que---“, un sentimiento no
solicitado se agolpa en mi garganta, el último mes de pérdidas y noticias bomba
me golpea justo ahí, pero no aparto la mirada, no me escondo de él, sigo hacia
adelante.”Estoy acostumbrada a estar sola, a contar únicamente conmigo
misma. Así es como sobrevivo. Este nosotros, tú, Jax, va a tomarme un tiempo
para saber que esto es real, pero no es por ti. Es por mí”.
Él se me queda mirando de nuevo. Dios, estas miradas me están matando, su
expresión es indescifrable, su energía hace un ronroneo a las puntas de mis
nervios. No puedo leerlo, y eso me asusta. Me estoy desmoronando desde mi
interior hacia afuera con la idea de que esto es todo, temiendo haber dado
demasiado, demasiado tarde. Él es quien perdió a su hermano. Él debería ser
quien me haga alejarme. Soy una Knight. Sin embargo, no lo hace. La certeza
de que esta vez sí lo hará me tiene a punto de escapar, pero así es como
llegamos aquí, así es como terminó en la ducha sin mí. No voy a correr de nuevo.
He desnudado mi alma a Jax, y ahora él es mi juez. Tengo que tener el valor de
esperar su resolución, pero no puedo soportarlo. No soporto más su
silencio.”Jax,”susurro y es como si su nombre en mis labios fuese lo que él quería,
o que estaba esperando.
Me arrastra hacia él, nuestros cuerpos desnudos amoldados juntos, desliza su
mano sobre mi cabello y lleva mi mirada hacia la suya.”No más huidas”.
El alivio me invade, pero es mínimo, no es totalmente efectivo. ”No quiero huir
pero, ¿por qué no lo haces tú?”
“Si fueras alguien más, lo haría, en un segundo, pero no puedo alejarme de ti”.
“¿Por qué? Porque---“
“Lo que quiera que vayas a decir, no lo digas. Sobre todo si tiene que ver con
que yo tenga un plan.¿Qué parte de que estoy loco por ti no captas?”
“No sé qué le sucedió a tu hermano. No lo sé, pero,¿y si mi padre mató a tu
hermano?¿Y si todo va más allá de él?¿Cómo sobreviviremos a eso?”
“Juntos, bebé. Lo haremos juntos. Porque ya no estarás sola nunca más. Ni yo
tampoco”.
Mi corazón se hincha. Mi corazón se va a romper por Jax.”No podemos sobrevivir
a eso”.
“Siempre he sido del tipo de hombre que he ido por lo que he querido, que he
luchado hasta que he estado ensangrentado, pero ensangrentado no significa
que pierda. Significa que puedo tolerar el dolor si eso quiere decir que ganamos.
Mira y verás”. Él me besa y me mete debajo del agua de la ducha con él. Nos
quedamos abrazados ahí, pero sus palabras se extienden a través de mí. Puede
soportar el dolor si acabamos juntos. Yo tampoco puedo alejarme de él, pero
debería, debería, porque me ha dicho que espera que le cause dolor.
Probablemente ya lo esté haciendo.
CAPÍTULO DIECISIETE

Emma…

No nos quedamos de pie bajo el chorro de agua mucho tiempo.


Jax me comienza a besar, y cuando me doy cuenta, estoy en la esquina de la
ducha contra la pared con él dentro de mí. Si antes, en el dormitorio, habíamos
sido apasionados, esto es más primitivo, más brutal. Follamos, eso es todo, todo.
No encuentro otra manera de describir lo que pasa entre nosotros. Cuando se
ha acabado, permanecemos ahí, acariciándonos, besándonos. Él aparta mi
cabello de mi rostro, de la manera que ya me espero, y toma mi cara con sus
manos.”Dios, mujer.¿Qué me estás haciendo?”
¿Qué le estoy haciendo? ¿Qué me está haciendo él a mí? ¿Qué nos estamos
haciendo el uno al otro? Deberíamos estar corriendo en la dirección opuesta,
pero aquí estamos, mojados y besándonos, como si no nos hubiéramos pasado
la mañana haciendo eso.
Finalmente, nos enjabonamos el uno al otro y nos reímos sin razón aparente, justo
como lo hicimos en la ducha del hotel en San Francisco. Es uno de esos que me
acercan a él, uno de esos momentos que necesitamos ahora. Un momento que
nos trae de vuelta a las cosas buenas que existen entre él y yo, las cuales son
muchas. Él me hace reír. Ambos nos hacemos reír el uno al otro. Yo no suelo reír
a menudo, y me da la impresión de que Jax tampoco. No tengo que
preguntarme el por qué. Su madre lo abandonó. Su padre murió. Su hermano
está muerto. Y en la muerte, hay frialdad, mucha frialdad.
Llegado cierto punto, el agua se vuelve fría y Jax cierra el grifo, agarra una toalla
y me la pasa antes de abrir la puerta de la ducha. Inmediatamente me entrega
una más pequeña para mi cabello. La cojo y se me cae la otra toalla en el agua.
”Genial”murmuro.
“Te tengo” dice Jax, me guiña un ojo, sus palabras encierran como diez
significados potenciales diferentes, el momento de alguna manera, hace arder
mis mejillas, lo que es una tontera ya que estoy desnuda, mojada, y él estaba
dentro de mí hace un momento.
Sus ojos se vuelven cálidos, sus labios se curvan con una sonrisa satisfecha. Está
complacido, y con esto, me doy cuenta de algo, con cualquier otro hombre que
haya conocido, este tipo de satisfacción se habría convertido en arrogancia,
dominación.
Con Jax, es íntimo, tierno, encantador. Él está complacido no por su habilidad
para controlarme, sino con nuestra habilidad de conectar a este nivel. Así que,
yo me siento satisfecha también.
Él desaparece de las paredes de piedra de la ducha, pero su calidez se queda
conmigo un rato mientras me seco el pelo rápidamente y lo envuelvo en una
toalla. Jax vuelve a aparecer en la entrada con una toalla alrededor de la
cintura, y con otra para mí. Salgo de la bañera para quedarme frente a él y me
sorprendo cuando me encuentro instantáneamente envuelta en una toalla. Jax
utiliza los bordes para tirar de mí hacia él, haciendo que mi cuerpo desnudo se
caliente una vez más, y asegurando la toalla por encima de mis pechos. Me
estoy asfixiando en este hombre y amo cada segundo de esto. Déjame aquí y
deja que me ahogue.
Nuestras miradas se levantan y chocan, y el golpe de conciencia entre nosotros
no solo me quita el aliento; juro que roba el resto de mi corazón que aún estaba
en un lugar seguro para aferrarme a él, pero ni siquiera trato de arrebatárselo. La
calidez emana de las profundidades de su mirada, y me inunda, y queda claro
que algo está pasando entre nosotros, algo que no había conocido antes, pero
que quiero conocer con él. No solo me derrito de nuevo con este hombre, sino
que me atrevo a pensar que él siente lo mismo que yo.
Por supuesto, la parte insegura de mí, aquella que siempre ha sido una Knight sin
identidad propia, quiere rechazar la idea, para protegerme a mí misma. Pero Jax
le gana a esta inseguridad vs. Satisfacción. Aquí, ahora mismo, con él, es uno de
esos momentos que una niña pequeña imagina sentir algún día, pero que la
mujer adulta ignora llamándolo cuento de hadas. Pero estoy aquí parada en un
castillo en el mar. Mi mente añade sin ser invitada, un castillo donde murió su
hermano.
Es un pensamiento terrible que termina cuando su teléfono suena. Mi corazón da
un vuelco con la llamada y agarro el brazo de Jax.”Puede que sea Savage”, le
digo antes de que conteste, “solo recuerda, juntos no significa tú y Savage. Lo
que sea que descubramos sobre nuestras familias o lo que sea que haya en ese
sobre, puede traer consecuencias. Por favor, solucionemos primero lo de tú y yo”.
“Lo haremos con calma, juntos. Veamos qué tiene que decir Savage”.
Por fuera, es una buena respuesta, si miras más allá de la ausencia de un
acuerdo.”Sin huir, acordamos”, digo.”Ni secretos. Te ofrecí los papeles de mi
padre. Tienes que ser igual de claro conmigo. Necesito saber---”
“He sido igual de claro contigo”.
“No querías decirme lo del sobre”.

“Pero lo hice. Y lo hubiera hecho, aunque no hubieses oído mi charla con


Savage”.
Coloca sus manos en mi cuello, por debajo de mi pelo, y lleva mi mirada a la
suya.”No quería que estés asustada en mi casa. Quiero que desees estar aquí”.
“Ya lo hago. Deseo estar aquí”.
“Y quiero que siga siendo así. Eso es todo. No estaba tratando de esconder nada.
Te estaba protegiendo”.
“Protégeme quedándote a mi lado, lidiando con todos los hechos. Cuando dije
que estoy acostumbrada a estar sola, es verdad, pero lo que también es verdad
es mi habilidad para manejar las mierdas que me echen encima. Puedo
arreglármelas con lo que sea que haya en el sobre”.
“Y aún así, trataste de huir”.
“Estoy aquí parada en este momento, Jax”.Mi voz se hace más suave y vibra
cuando añado.”Estoy aquí”.
Su expresión se suaviza.”Lo sé, bebé”.
“¿Lo sabes? Porque---”
“Lo sé”, repite, y su teléfono que había dejado de sonar, lo está haciendo
nuevamente.”Será mejor que atienda la llamada”.
Asiento, y él, aparentemente reacio, se aleja de mí, cogiendo sus pantalones de
un lado de la bañera y llevándose el móvil. Yo me cruzo de brazos, me abrazo a
mí misma, esperando a ver dónde nos lleva esta llamada. La verdad es que Jax
ha sido mi faro en un océano de pérdida y dolor. He estado viviendo en el
infierno y él me ha traído de vuelta hacia la luz. Le temo a ese sobre. Temo que
alguien sepa algo que no sé. Inspiro profundamente, conteniendo el aire,
observando a Jax contestar el teléfono, esperando lo que se siente como si fuera
el fin.
CAPÍTULO DIECIOCHO
Jax…

Ver el número de Jill en la pantalla me vuelve a poner al límite instantáneamente,


motivo por el que no me giro a ver a Emma. El momento de la llamada, justo
después de encontrar el sobre, no me da buena espina.”Habla Jax”, respondo.
“¿Por qué siempre haces eso?”, exige. ”Sé que ves quién es en la pantalla. Sé
que sabes que soy yo”.
Me giro para quedar de cara a Emma, que está arrodillada junto a su maleta de
viaje.
Sus ojos encuentran los míos, con un interrogante en sus profundidades el cual
respondo diciendo, ”Es temprano, Jill”. Veo como una mezcla de alivio y
decepción recorre sus delicados rasgos. Está preocupada por lo que hay en el
sobre, y está a la vez aliviada de que no le tenga malas noticias y decepcionada
por seguir en la oscuridad. Su aprensión hace que dirija mi irritación hacia Jill, que
ha estado creciendo exponencialmente últimamente.”¿Qué
necesitas?”pregunto.
“¿Tienes idea de lo grosero que te oyes?”
Tiene razón. Y mientras que normalmente me disculparía, no puedo deshacerme
de este presentimiento de que es culpable. De qué, no lo sé, pero está
acabando con mi paciencia. Como si quisiera confirmar eso, hace un sonido de
desdén.”Podría decirte unas cuantas cosas, pero no lo haré, considerando que
Kent Sawyer está aquí”.
A la mención del nombre que sé que ciertamente nos causará problemas a mí
y a Emma, me volteo y salgo del baño, alejándome de la astuta inspección de
Emma.”¿Cómo coño sabe que estoy aquí?”,pregunto, agarrando el mando que
hay junto a la cama y levantando las persianas a una mañana nublada que
impide que la luz entre en la habitación.
“No tengo ni idea, y si la pregunta es porque asumes que yo se lo dije, no es el
caso.
Quizás fue Brody. Ha estado actuando como un loco desde que llegó ayer”.
“Brody se encarga de las tiendas ubicadas en su zona”.
“Es una ciudad pequeña, y ambos llegaron aquí un día antes de lo esperado.
Eso me resulta extraño, pero sabes qué, no parece que valores mi opinión estos
días, así que olvídalo. Se encuentra en la biblioteca, tomándose el café que le
llevé de la cocina”.
Me froto la mandíbula.”Dame veinte minutos”.
“Ya lo hice. Le dije que estás con un inspector. Que él sepa, podrías tardar horas”.
“Estaré ahí en veinte minutos”, repito, cuelgo el teléfono y lo arrojo a la cama.
Esto no es casualidad. Alguien, quizás Jill, sabía que Emma estaba aquí y me
tendió una trampa.
“¿Jax?”
Me giro y encuentro a Emma ya vestida con unos jeans negros y un jersey de
cuello vuelto también negro, con el cabello mojado y suelto por los hombros. Sus
pies desnudos dejan entrever sus uñas pintadas en tono rosado que tienen mi
polla agitándose. La pintura de uñas de los dedos de los pies me tiene
encendido.
Considerando mi estado de desnudez y que tengo una visita esperando, desvío
la mirada al rostro sin maquillar de Emma, que se ve más hermosa que nunca.
Estoy enamorándome de ella. No puedo negarlo. No quiero negarlo.
Cierro el espacio entre ella y yo y tomo sus dedos con los míos.”Tengo una visita
inesperada. Una reunión de negocios. Tengo que vestirme e ir a encargarme de
ello.Luego, hay un lugar al que mi padre solía llevarnos a desayunar, me gustaría
llevarte allí”.
Ella me aprieta los dedos.”Me encantaría ir al lugar donde te llevó tu padre, Jax,
pero ¿qué es lo que estoy notando?”
Ella ve demasiado. Ella ve lo que nadie ve en mí.”¿Que estoy jodidamente loco
por ti?”
“Jax---”
“Es Kent Sawyer, Emma”.
Ella toma aire, y luego lo suelta.”Oh”.
“¿Oh? ¿Eso es todo?”
“¿Qué se supone que debo decir, Jax? Ambos sabemos que sabes que él fue el
arquitecto detrás de un hostil cambio de propietario que fracasó hace unos
años. Él es nuestro enemigo, y el enemigo de tu enemigo es tu amigo”.
Desvío la mirada porque quiero negar la verdad pero no puedo mentirle más.
“Jax---”urge, suavemente, y me fuerzo a mirarla.
“Emma---”
“Si pensara que tu familia mató a mi hermano, malditamente me aliaría con tus
enemigos. Me gusta que luches por aquellos que amas. Todo lo que pido es que
me dejes luchar contigo”.
“Estoy luchando contigo. Podría habértelo ocultado”.
“Lo sé, de verdad, y significa mucho para mí que no lo hicieras. No me cabe
duda de que mi padre podría haberlo hecho, pero mi hermano, es un buen
hombre. Por favor, no lo hagas pagar por los pecados de mi padre”.
“¿Y si no lo es, Emma?¿Y si está involucrado?”, ella trata de liberarse, pero yo le
sujeto las manos.”No te vayas. Eso no soluciona nada. Hacemos esto
juntos,¿recuerdas?”
“Lo sé”.
“Entonces, tenemos que enfrentarnos a las preguntas difíciles. Tenemos que
decidir qué viene después, juntos”.
“No voy a ayudarte a destruir a mi hermano”, su voz vibra con la emoción.”Esto
no funcionará si ese es tu plan”.
“¿Eso es lo que crees? Que esto, nosotros, todo esto, me importa tan poco como
para hacer eso. Maldita sea, Emma. Tienes razón. Si eso es lo que piensas de mí,
esto no va a funcionar”. La ira empieza a quemarme el pecho y la dejo ir.
”Tengo que vestirme”.
Paso a su alrededor, pero no intenta detenerme. Por supuesto que no lo hace.
No importa cuánto intento hacer que seamos uno, somos Knight y North en su
mente.Joder. En la mía también. Miento cada vez que digo que esto no importa.
Me meto al baño, y no paro hasta que estoy en el vestidor, donde dejo caer la
toalla y me comienzo a vestir.
”¿Me vas a decir que no te aliaste con él para destruirnos?”
Recibo ese bien merecido golpe y me pongo los pantalones antes de volverme
hacia ella. Tiene razón, lo hice. Su familia mató a mi hermano.”Lucho por mi
familia Emma, al igual que tú luchas por los tuyos, pero para mí, todo cambió
cuando te conocí. Ya te lo dije. Hablaba en serio. Tienes que decidir si me crees
o no”. Cojo una camisa, la cuelgo en un perchero vacío y comienzo a
desabotonarla.
Emma se para entre mí y la camisa. Mis manos bajan por sus brazos.”Necesito
deshacerme de él. Eso significa que debo vestirme”.
“Mi hermano es todo lo que tengo, Jax”.Coloca las manos en mi pecho, el calor
emana de las palmas de sus manos.
”Mi madre se largó. Casi nunca estaba. Mi padre nunca me apoyó. Ahora no
está. Mi hermano lo era todo para mí. No quiero perderlo y---y creo que lo voy a
perder”.
Tomo su barbilla con mis dedos y atraigo su mirada hacia la mía.”Me tienes a mí.
Aún no lo sabes, pero lo sabrás. Me tienes a mí. Lo que sea que pase, esto no va
a acabar de ninguna otra manera”. La volteo y la llevo a la esquina, junto a la
fila de las chaquetas de mis trajes, y me aseguro de que malditamente sepa lo
serio que estoy. Digo exactamente lo que estoy pensando.”No te traje aquí
porque quiera hacerte daño a ti o a tu familia. Te he traído aquí porque te
necesito conmigo. Ahora que estás aquí, no quiero que te marches. Quiero que
te vengas a vivir conmigo. Iremos y vendremos de San Francisco si es necesario,
pero múdate a vivir aquí”.
“Nos acabamos de conocer, literalmente”.
“Supe desde el momento en que te besé, maldición, desde el momento en que
te conocí, que no eras como ninguna mujer que haya tenido antes, Emma. No
quiero que nuestras familias tengan la oportunidad de dividirnos. Eso significa
mantenernos unidos, pero no me contestes ahora. Piénsalo mientras estás aquí.
Solo que sepas que eso es lo que quiero”. Rozo mis labios por los suyos y el
pequeño sonido que emite hace que se me tense la entrepierna.
”Te quiero”, digo.
”Te quiero malditamente tanto que duele. Y cuando digo quiero, quiero decir
quiero, Emma. Te quiero jodidamente de verdad. Me importas, mujer”.
Ella traga saliva con fuerza.”Tú también me importas”, susurra.”Tanto que me
asusta. Él es mi hermano, Jax. Si estuvo involucrado, él no merece mi apoyo, pero
no quiero perderlo”.
“Lo sé, bebé”.Coloco mis manos en sus caderas.”Lo sé. Verás, Emma. Yo tengo
mi propia versión de mis demonios. Cosas que atormentan mi mente, así como
tú tienes los tuyos”.
“Eso ya lo sé. No estoy tratando de hacer mi mundo más importante que el tuyo”.
“Nuestro mundo ahora, Emma. Déjame ir a encargarme de Kent, y hablaremos
de todo esto. Tenemos que decidir juntos, si A, B, o C sucede, qué es lo que
vamos a hacer. ¿Te parece?”
“Eso es lo mejor que podemos hacer. No quiero pelear así de nuevo”.
“Y por eso lo vamos a hablar”. La beso y me aparto, agarrando mi camisa y
poniéndomela. Ella se queda recostada contra la pared, observándome.
Mi teléfono comienza a sonar nuevamente, lo saco de mi bolsillo donde lo metí
y veo el número de Savage.”Savage”, le digo a Emma, y ella se reincorpora y
toma aire.
“Savage”, lo saludo, sosteniéndole la mirada a Emma.
“No hay veneno, pero como el cabrón que soy, quiero mantenerte vivo. Le eché
un vistazo al regalito de Emma”.
Mis ojos encuentran los de Emma.”¿Y?”
“Tengamos una reunión de hombre a hombre, y cuando digo de hombre a
hombre, me refiero sin Emma”.
CAPÍTULO DIECINUEVE

Jax…

Savage me está cabreando jodidamente mucho.


Le dije que se espere. Le dije que no mirara lo que hay en el maldito sobre. Y le
dije a Emma que haríamos esto juntos, que lo abriríamos juntos. Pero juro que,
cuando miro en sus hermosos ojos y veo el miedo, dudo de mi respuesta. Tengo
dudas porque sé de dónde proviene ese miedo. Viene de su confesión de que
está sola. De la necesidad de aferrarse a su hermano. De su deseo de huir antes
de que yo la aparte de mí, porque eso es lo que cree que va a ocurrir, así que
me muestro evasivo. Le doy vueltas mientras tomo la decisión correcta.
“Tengo una reunión”, declaro.”Me pondré en contacto contigo cuando haya
acabado”.
No le doy tiempo a insistir mientras Emma me observa. Paso página.”¿Están tus
hombres en sus lugares correspondientes?”
“Están aquí, listos para patear culos, pero hablemos sobre tu reunión con Kent
Sawyer. Me tomé la libertad de investigar un poco. Esa es otra razón por la que
debemos reunirnos”.
“Sé quién es y a qué se dedica”.
“¿Quieres apostarte una cita con Emma a que no?”
Está poniendo a prueba mi paciencia.”Te crees gracioso, Savage---”
“Digo las cosas tal como son. No hay casi nada gracioso cuando se trata de la
realidad. Pero seré claro. No sabes todo lo que debes saber sobre Kent, Sawyer.
Ten cuidado, o perderás más que solo a Emma”.
“Dice el hombre que no sabe seguir instrucciones”.
“Mi directriz, fuera de mi salario, es manteneros a ti y a Emma vivos”, dice.”¿Quién
me dio esa orden? Yo mismo. Yo me di esa maldita orden. Y soy el rey. Me
escucho a mí mismo, así como tú deberías hacerlo. Soy el todopoderoso en esto.
Porque no se me da bien vivir con gente muerta en mi cabeza. Llámame egoísta,
pero no quiero probarlo. Así que, lo que te digo no es que ignores a Emma. Te
digo que mi trabajo es mantenerlos, a ella y a ti, a salvo. Ella va a reaccionar a
lo que hay en el sobre y esa reacción podría hacer que la maten”.
Tomo una bocanada de aire y la suelto con mi respuesta.”Necesito a Sawyer
fuera de aquí. Hablaremos cuando se haya largado”.
“Sí”, coincide Savage.”Lo necesitas jodidamente lejos de aquí. Mándame un
mensaje cuando acabes”. Él cuelga y yo meto el teléfono en mi bolsillo, mi
decisión de lo siguiente que voy a hacer viene fácilmente ahora que no tengo a
Savage hablándome mierdas en el oído.”Quiere verme a solas”.
Sus ojos se abren como platos.”Abrió el sobre”.
Aprieto los labios y asiento levemente.”Sí bebé, lo ha abierto”.
“¿Y quiere verte a solas?”Se aprieta la barriga con la mano.”OK. Bueno, ahora
sabemos que es algo que nos condena a mí y a mi familia. Y a nosotros”. Trata
de alejarse.
Le agarro el brazo y me acerco.”¿Me culpas de lo que Brody hizo anoche?”
“Por supuesto que no”.
“Entonces, ¿por qué te iba a culpar yo de algo que hizo tu familia?”
“Yo no acabé muerta”.
“Ese imbécil podría haberte matado”, digo.”Él podría haberos ocasionado la
muerte a ambos. No somos responsables por lo que nuestras familias hicieron. Ni
estamos condenados. Deja de hacernos eso, bebé”. Le acaricio la mejilla.”Por
favor, deja de huir cada vez que algo se nos viene encima”.
Suelta una bocanada de aire temblorosa.”Lo volví a hacer, ¿verdad?”
“Sí. Así es”.
Ella aprieta las manos en su rostro y las deja caer.”No me di cuenta que esto era
lo que hago, Jax. No quiero que esto sea mi cosa recurrente”.
Le pongo su cabello que se está secando rápidamente detrás de la
oreja.”Entonces haz que yo sea tu cosa, ¿vale?”
“Ya lo eres, Jax”.
“Pero no confías en mí, o en nosotros”.
“Jax---”.
Presiono mis dedos en sus labios.”No pasa nada, bebé. Considerando tu historia,
la de tu familia, incluso cómo nos conocimos, es inteligente, pero rechazo esa
idea para el futuro. Voy a demostrarte que soy el tipo en quien puedes confiar.
Lo prometo. Y no romperé esa promesa”. La traigo hacia mí y la beso.”Y ahora,
déjame ir a lidiar con toda esa mierda, para poder volver y enseñarte el castillo
al cual quiero que llames tu hogar, para después ir a ese desayuno del que
hablamos”.
La aparto de mí, y me dispongo a abrocharme la camisa, mi mirada se posa en
sus pies.”Más vale que te cubras. Me estás distrayendo”. Mis ojos encuentran los
suyos.”Y podría terminar desvistiéndome en lugar de vestirme”.
Ella se ríe.”Los dedos de mis pies son lo único que tengo al descubierto”.
“Eso es todo lo que hace falta, bebé”.
Sonríe y camina hacia mí, se pone de puntillas con esos pies desnudos y me
besa.”Voy a hacer que confíes en mí también. Esa es una promesa que no pienso
romper”.Y con eso, ella sale del vestidor, dejándome mirando tras ella. En otras
palabras, ella piensa que no me fío de ella, pero ella no estaría aquí si así fuese y
ella no estaría aquí si no confiase en mí; ese es el punto. Estamos haciendo este
viaje entre nuestras familias juntos, por un camino y una historia que no
conocemos o entendemos, pero no todo entre nosotros se trata de ese camino.
Se trata de los que hemos recorrido por separado y aparte del que se presenta
en el aquí y ahora. Lo quiero todo con ella, y lo quiero ahora. No sé cuándo ni
cómo tomé esa decisión, pero lo hice. Y eso significa que tengo que girar los
caminos del pasado y el presente en una dirección positiva, empezando por
deshacerme de Sawyer y confesando algunos otros pecados que había
planeado contra la familia de Emma.
El secador se enciende, y termino de vestirme, excepto por la chaqueta de rayas
azul marino y la corbata azul oscuro que combina con mis pantalones. El secador
se apaga, y entro en la habitación, encontrando a Emma alisándose el pelo. Es
un momento irreal que siento como un golpe en el estómago, pero un buen
golpe. Me gusta verla en mi baño, y cuando me acerco al lavabo y nuestros ojos
conectan, siento ese golpe de nuevo. No tengo mujeres en mi casa. No hago
eso de compartir el baño. Pero compartiría el jodido mundo con esta mujer. Me
importa una mierda que sea una Knight. Nada va a cambiar eso.
Nada ni nadie.
Nos quedamos ahí de pie mirándonos, y hacemos eso que nunca he hecho
antes con ninguna otra mujer. Nos reímos sin motivo. En el medio de tanta mierda
y con ésta hasta el cuello, reímos juntos. Y no supe eso hasta que la conocí, pero
lo necesito a ello y a ella en mi vida.
Sonriendo, y es un rasgo jodidamente imposible que yo sonría, considerando que
tengo a Sawyer esperándome abajo. No me afeito, me seco el pelo y me paso
los próximos minutos mirando embobado cómo Emma se maquilla. Mierda, estoy
enamorado hasta las trancas de esta mujer, y no siento ni una pizca de
arrepentimiento. Irritado porque Sawyer me está forzando a dejar a Emma esta
mañana, e incluso más irritado conmigo mismo por alguna vez caer en este
agujero negro de venganza que ahora tengo que eliminar, camino hacia el
vestidor, cojo la corbata y me la coloco en el cuello de la camisa. Voy a acabar
jodidamente con esto. Emma aparece en la entrada, con sus labios pintados en
rosa, su maquillaje tan suave como creo que lo es su alma, y maldición, me gusta
eso de ella. Me gusta esa mezcla de su corazón entre duro y noble. En algún
momento, la vida le dio golpes y la hizo fuerte, y ella los esquivo y se hizo fuerte.
Emma se hizo fuerte y se protegió a sí misma, y a pesar de su tendencia a correr
que eso creó, también la previno de volverse resentida.
“Lo haré”, dice ella, caminando hacia mí, los dedos de sus pies ahora están
cubiertos por botas negras con cordones con las cuales estoy fantaseando sobre
vérselas puestas con cuero y encaje.
Ella se detiene delante de mí y me anuda la corbata, su delicado entrecejo se
frunce pensativo antes de poner su mano estirada en la corbata. ”Perfecta”
,digo, inspeccionando su trabajo, con un extraño ataque de posesión y celos
resurgiendo en mí. Quiero a Emma. Lo quiero todo de ella, y necesito saber quién
la tuvo antes que yo para informarme de cómo la perdió. Porque yo no lo haré.
”Eso lleva práctica”, añado.”¿A quién le anudabas la corbata, Emma?”
“A mi padre”, dice.”Una niña pequeña con complejo de héroe inapropiado.
Siempre quise complacerlo pero nunca lo conseguí”. Ella emite un sonido
frustrado, da un paso atrás, y apoya las manos en sus caderas.”Te sienta bien el
azul”,agrega, cambiando de tema.
Deseo hacerle como diez preguntas pero este no es el momento. Ahora es el
momento de irme para poder regresar pronto, cuando lo haga, no vamos a
permitir que nadie nos moleste.
Me pongo la chaqueta.”No tardaré, y cuando regrese, Sawyer estará fuera de
escena”.
“No”, me sorprende diciendo.
“¿No?”
“Protege tu negocio y tu marca, Jax. Yo no controlo nuestra empresa. Si tirásemos
tu marca, lo notarías. Colócala en los hoteles Sawyer. Ese es buen negocio”.
“Emma---”
“Por favor. No arriesgues tu negocio por mí y por mi familia”.
Cierro el espacio que ha dejado entre los dos.”Porque no piensas quedarte”.
“Sí planeo quedarme, Jax”. Ella coloca la mano en la corbata que acaba de
anudar.”Sin importar lo que haya en el sobre. Tú no lo sabes aún, o no habrías
hecho esa afirmación, así que creo que uno de los dos necesita dejar de hablar
de confianza y tenerla”.
“¿Qué significa eso, Emma?”
“Ambos sabemos que te vas a ver con Savage. Ambos sabemos que quieres
saber qué hay en el sobre antes que yo”.
“Emma---”
“Estoy confiando en ti para que lo veas primero, para que me cuentes qué es,
para que me lo muestres y luego decidamos qué hacer. Estoy confiando en ti
con todo, Jax, razón por la cual creo que puedes hacer negocios con Sawyer y
no usarlo para destruir a mi familia. Voy a hacerme una taza de café y luego
exploraré los terrenos del castillo.Como puede que viva aquí y todo eso, creo
que es buena idea”.Y con eso, se voltea, y se dispone a alejarse, pero no se lo
permito, no tras esa declaración.
La tomo del brazo y hago que quede de cara a mí, pero no pongo a prueba sus
palabras. Le demuestro cuan jodidamente quiero lo que me acaba de ofrecer.
Tomo su cara con mis manos y la beso sin parar. La beso como si fuera su dueño.
La beso como si fuera mi dueña, y cuando he acabado, me aseguro de que
malditamente sepa mi posición.”Nada de lo que descubra con Savage cambia
esto o nosotros. Nada. Si huyes Emma, te perseguiré sin importarme una mierda
mi orgullo. Así es cuanto me importas”.Y con esto, me retiro y me largo a
conquistar el mundo. Porque eso es lo que voy a hacer por Emma Knight.
Conquistar el maldito mundo.
CAPÍTULO VEINTE

Jax…

Salgo de mi torre por una escalinata que da a un pasillo en el centro del castillo.
Mis entradas y salidas están controladas de manera electrónica, y me molesta lo
fácil que podrían ser hackeadas. Un problema que nunca consideré hasta que
Emma llegó, y decidí que quiero que se quede.
Voy por el camino corto a la oficina de negocios y le envío a Savage un mensaje
sobre una solución. Él contesta con una respuesta muy al estilo Savage: necesito
rubias y buenas hamburguesas, de la misma manera que tu necesitas actualizar
la red eléctrica y el sistema de seguridad: en abundancia.
No tengo ni idea de por qué me río con esto. No entiendo el humor de este
hombre. No me gusta su sentido del humor, pero el tipo te llega a gustar, y
maldición, yo solía ser más fácil de sorprender, me hice más duro en algún
momento años atrás, pero puedo sentir cómo Emma me está cambiando,
revelando al antiguo yo. Un yo que no he reconocido en mucho tiempo, incluso
antes de que murieran mi padre y mi hermano.
Uno al que pensaba que quería fuera de mi vida, pero ella lo ha cambiado todo.
Juntos, cambiamos todo a gran con una sonrisa de oreja a oreja. Ese
pensamiento me tiene caminando a grandes zancadas, con la urgencia de
volver a Emma.
Entro en el vestíbulo y encuentro a Jill saliendo de su oficina, y no hay duda de
que es una mujer sorprendentemente hermosa, quien yo creía que
complementaba a mi hermano a la perfección. Hasta que dejé de creerlo. Hoy,
lleva puesto un traje rojo, el mismo que suele vestir a menudo desde su muerte,
explicación del por qué mi opinión sobre ella y mi hermano ha cambiado. Él
odiaba ese vestido, y no porque quisiera mandar en su vestimenta, sino porque
se parece justo al que mi madre llevaba puesto la última vez que salió con
nosotros.
“Gracias a Dios”, suelta un jadeo, apartando su larga melena rubia a un lado de
su rostro. “Kent Sawyer es un hombre impaciente. Me disponía a ir a la cocina a
ver si podían prepararle algo especial rápidamente para distraerlo por tu
tardanza”.
Considero el preguntarle si tiene idea de que me hayan dejado algo en la puerta
esta mañana, pero decido no mostrarle mis cartas hasta que haya hablado con
Savage. Hay muchas razones para que los que me conocen a mí y el castillo
crean que no voy a marcharme por la puerta de atrás. “Yo me encargaré de él,
Srta Radcliff”.
Sus ojos se abren como platos.” ¿Así de formales estamos?” Se ríe de manera
incómoda. “Casi somos familia”.
“Así como todos los que trabajan aquí, me imagino que sabrás por dónde voy
con esto”.
“Sé que los ves como familia”, responde con delicadeza. ”Pero el festival atrae
a un gran influjo de clientes. Necesitamos que se les reciba con formalidad. Ese
fue un problema el año pasado con Restaurantes Miller”.
“Si a los Miller no les gusta nuestra familia, y nuestro personal es nuestra familia,
son libres de buscar otro whiskey que servir. Cosa que estoy seguro es lo que mi
hermano le habría dicho”.
“Lo hizo”, admite,”pero con la muerte de tu padre y de Hunter, también nos
vienen preguntas y preocupaciones por todas partes”.
“Ya me he encargado de eso”.
“Yo me encargo de muchas cosas para protegerte”.
Eso hace que me detenga, un músculo en mi mandíbula comienza a moverse
con vida propia.”¿A qué te refieres exactamente?”
Ella se cruza de brazos en lo que definiría como una postura protectora, no,
defensiva.Está a la defensiva. “Nada de lo que haya que preocuparse ya” ,
protesta.
“Necesito detalles”.
“¿No confías en mí?”, me reta.
“Me necesitas aquí”, le recuerdo. ”Estoy aquí. Te comunicaste. Te escuché.
Ahora te pido que hagas lo mismo conmigo”.
Ella desvía la mirada, pero no antes de que pueda ver el destello de ira en sus
ojos. Su mirada regresa a la mía y suelta. ”Y la trajiste contigo. Hunter pasó tiempo
con su padre antes de morir”.
“Me consta”.
“Hunter cambió después de que él apareciera”, dice, su voz baja, su dedo
agitándose en el aire.
“También soy consciente de ello”. Respondo con calma, en un intento de
calmarla a ella.
“Si tú eres el siguiente, solo quedará Brody”.
Arqueo una ceja. ”¿Estás preparando mi funeral?”
“¿Lo está haciendo ella?” Contraataca. “A Hunter le gustaría que te pregunte
eso”.
Un flash del sobre con el nombre de Emma en él se mezcla con el vestido rojo y
todas las veces que ha intentado provocarme, no puedo llegar a buen puerto
con su comentario o con ella, pero ella era la prometida de mi hermano. Lo
perdió. ¿Quién soy yo para juzgar cómo expresa su dolor? Con eso en mente,
me fuerzo a mí mismo a pensar en Hunter, y a tratarla como la hermana que
podría haber sido, en lugar de una extraña. “Es la mujer que he elegido. Está aquí
para quedarse. Esto no es un juego mío. Ni un juego de ella. Ella me importa. Y
eso le importaría a mi hermano”.
“Le importabas a tu hermano”.
“Exacto”, digo.” Y él nos importaba a ambos. Hunter llevaba el negocio igual
que mi padre. Sin reproches. Sin juegos. La familia primero y la creencia de que
todos aquí somos familia. Así que te pido que controles tus palabras. Todos somos
familia”.
“Familia”, susurra, asintiendo, su voz se quiebra por el sentimiento, señal de que
la princesa de hielo, no es todo hielo.
Eso puede ser un progreso o manipulación. Sigo apostando a la manipulación
con ella.
Me giro y me encamino a la biblioteca, y ella me grita. “Lo del traje no se trata
de lo que él odiaba, si es lo que estás pensando. Te vi mirándolo”.
Sorprendido, una vez más, consigue mi atención, que es lo que ella busca. Me
detengo, volteo y le pregunto. ” ¿Entonces, de qué va?”
“Él la perdió a ella. Yo lo perdí a él. Es mi traje de luto”.
Un vínculo con mi madre, que mi hermano odiaba, es su traje de luto. No sé qué
hacer con esa afirmación. Es otra cosa que no me gusta, pero una vez más, me
recuerdo a mí mismo, que no soy un psicoterapeuta. Yo también he tenido mis
propias maneras jodidas de lidiar con el dolor. Mis intenciones con la familia
Knight, y el hombre que me espera en la biblioteca, son prueba de ello.
“Necesito lidiar con Sawyer”, digo, alejándome de Jill, dejando todo lo que
tengamos que aclarar entre ella y yo para más tarde.
Ahora mismo, tengo a Kent Sawyer en mi mente, y con él, las palabras de Savage
se repiten en mi cabeza: ’No sabes todo lo que necesitas saber de Kent Sawyer
.Ten cuidado o perderás más que a Emma’.
Me dirijo hacia unas escaleras de cemento y me detengo en las puertas dobles.
Si el enemigo de mi enemigo es mi amigo, y Sawyer es el enemigo de Emma, él
ya dejó de ser mi amigo. Es mi enemigo. Abro las puertas a la que es una de mis
estancias favoritas en el castillo, una estancia de techos altos y cuatro ventanas
enormes justo delante de mí ahora. Una chimenea a la izquierda. Sofás de
colores rojo y negro vivos alrededor. Filas de libros por cada pulgada de pared
que puede sostener un estante.
Kent Sawyer está sentado en una silla junto a la chimenea hablando por
teléfono. En el momento que me ve, cuelga la llamada y se pone de pie,
deslizando su móvil en el bolsillo de su traje gris hecho a medida. Nos
encontramos en el centro de la habitación, frente a frente, yo, el nuevo rey de
mi imperio, mientras que él es el rey que sigue al mando en el suyo. Él se negó a
hacer negocio con mi padre, mientras que éste hiciera negocios con la familia
de Emma, a quien él odia.
“Me han llamado para una reunión urgente”, declara.”Pero tenemos que
hablar”.
“Me lo imaginé ya que me sorprendiste con tu visita”.
“¿Por qué se encuentra Emma Knight aquí?” pregunta.
“Porque yo la invité a venir aquí. Así como te invité a ti al festival y rechazaste la
invitación”.
“Emma Knight supone un problema para mí, y lo sabes “.
Lo sé, pero voy a hacerle decir lo que estuvimos hablando, la necesidad mutua
que hubo una vez de hacer daño a la familia Knight, que ya no comparto.”¿Por
qué es exactamente un problema para ti?”
“O estás con mi marca o con la suya. Fin de la historia. Y no puedes estar con mi
marca en su cama a menos que estés usándola para destruir a su familia”.
Abro la boca para decirle que no estoy tratando de destruir a los Knight, pero él
sí, así que eso es ahora un problema para mí. Mantén a tus enemigos cerca. Él
es el enemigo. ”Perder mi negocio no los destruye a ellos”, comento, dejando
claro lo que es obvio. “Los necesito a ellos si no cuento contigo. Todavía tengo
que oírte decir si te comprometes conmigo o si pones final al juego”.
“Porque aún tienes que demostrarme que puedo confiar en ti”. El teléfono
empieza a sonar en su mano. “Estaré en el festival. Invitación aceptada”. Se
aleja, dirigiéndose a la puerta.
Me doy la vuelta, y lo observo salir, cerrando las puertas tras él, una vez que se
ha ido, sujetándolas mientras contemplo mi próximo movimiento. No puedo
desvincularme de Sawyer hasta saber cuál es su plan para destruir al imperio
Knight. No puedo desvincularme hasta saber que el hermano de Emma no
planea hacer daño al imperio North. Perder esa asociación le haría mal a la
parte central del negocio. A menos que---
Se me ocurre una idea, y empujo la puerta. Sé que Chance ha sido lo bastante
inteligente como para unirse al grupo de inversión de Grayson Bennett, dos
marcas de hoteles asociándose que puede llevar a una fusión en un futuro, o a
que Bennett compre la marca Knight. Yo ya soy parte de ese grupo de inversión,
y mi marca está por todos los hoteles Bennett.
Hay una manera de hacer que esto funcione.
Hay una manera de quitarle a Chance su poder y tomarlo para mí.
No.
Para Emma.
Esto ya no solo se trata de mí. Se trata de ella. Trata de nosotros.
Por eso debo andarme con pie de plomo. Necesito saber si Chance juega sucio.
Eso significa tenderle una trampa, y si muerde el anzuelo, sabré cuál será mi
próximo movimiento.
Saco mi teléfono del bolsillo para hacer justo eso: tenderle una trampa.
CAPÍTULO VEINTIUNO

Emma…
No sé durante cuánto tiempo me quedo allí parada en el vestidor de Jax,
mirando su ropa e imaginando la mía junto a la suya. Ni siquiera sé cómo
haremos esto posible. Yo vivo en San Francisco. Él vive aquí. Somos enemigos de
nacimiento; solo seríamos algo temporal, pero al pasar la mano por las
chaquetas de sus trajes e inhalar su esencia a todo mi alrededor, empiezo a
pensar en maneras sobre cómo podría funcionar.
Para cuando estoy en la maravillosa cocina que una vez fue de su madre, tengo
muchos pensamientos y emociones. Ella lo abandonó cuando era un joven
adolescente. En mi juventud, mi madre era la mamá consumada; vivía para ser
madre, y mi padre parecía ser el padre perfecto. Ahora sé que no había nada
perfecto en mi vida. ¿Es mejor saber la verdad cuando eres niño, o cuando eres
adulto, como lo soy yo ahora? No sé la respuesta a esa pregunta. Solo sé que
Jax es tantas cosas que no parece desde fuera, y quiero saber cada parte de
él.
Con un café en mano y una misión en mi mente, me adentro en la impresionante
sala con sofás de piel, y encuentro las puertas dobles del patio. Una vez en el
exterior, la brisa de otoño me inunda, pero no regreso por el chaquetón que traje.
Recibo la estación con los brazos abiertos, con ganas de ver los terrenos del
castillo a la luz del día. Me acerco al acantilado que hay de cara al océano y
que está efectivamente debajo de nosotros, sobresaltándome con recuerdos en
los que no quiero pensar en este momento. Trago fuerte al ver las rocas en las
que podría haber caído anoche, donde es lo más probable que el hermano de
Jax muriera. La bilis me sube a la garganta. ¿Cómo puedo vivir aquí? No puedo
enamorarme de un hombre que piensa que mi familia mató a su hermano.
Amor.
Me estoy enamorando.
Probablemente ya esté enamorada.
De repente, todos los asuntos entre nuestras familias que siguen sin respuesta se
hacen más graves que hace unos momentos. Me estoy ahogando en los
crímenes de mi padre. ¿Qué fue lo que hizo? ¿Por qué quería el castillo de esa
manera? Me apresuro a entrar, cierro las puertas y voy corriendo a la cocina,
donde dejé mi teléfono. La pantalla me muestra que tengo una llamada perdida
de mi hermano. Suelto la taza y le devuelvo la llamada.
“Hermanita”, dice. “Está en la cama contigo? ¿En ese punto estamos?”
“Sí, es precisamente en el punto en que estamos, pero estoy sola en este
momento. ¿Por qué quieres el castillo?”
“Ya te dije…”
“Una mentira”, espeto, la furia notándose claramente en mi tono de voz. Porque
estoy enfadada. Malditamente enfadada. “Dime la verdad”.
“Emma.…”
“Chance, maldita sea. Papá no te pidió que compres el castillo sin decirte el por
qué. No soy estúpida”.
“¿Estás en el castillo?”
“Sabías que iba a venir aquí con Jax”.
“No sabía eso, Emma”.
“Papá no te dijo que compres el castillo sin darte un motivo”, repito.
“Aun así, lo hizo. No puedo creerlo. Yo tenía razón, y quería estar equivocado. Él
te está poniendo contra nosotros”.
“Los diarios de papá, Chance, los tengo. ¿Recuerdas? Y no son algo agradable
de leer”.
Él hace una pausa. “Necesito esos diarios. Están jugando con tu mente”.
“Y yo necesito respuestas a las muchas preguntas que presentan”, contraataco.
“No vayas a hablar de esos diarios con Jax. Hablo en serio. ¿Por qué coño estás
ahí?”.
“Él me importa”.
“¿Él te importa?” Pregunta con incredulidad y con una carcajada. “No seas ilusa,
Emma. Lo acabas de conocer”.
“Él me importa, razón por la que quiero que hables conmigo y dejemos esto atrás.
Él no es el enemigo”.
“Lo es. Nos odia. No te quiero allí”.
“No nos odia”, digo. “Quizás a papá, pero no a nosotros”.
“Emma.…”
“No. No voy a regresar. De hecho, de aquí saldré a Alemania. Tendrás que
esperar para conseguir los diarios, aunque sospecho que ya sabes lo que hay en
ellos, de todos modos. Maldita sea, Chance. ¿Qué estás haciendo?”
“No hice nada. Y no tenía control sobre papá. Pero es mi deber protegernos,
como tu hermano y como empresario de la compañía”.
“Protégeme diciéndome la verdad”.
“Protégenos largándote de ese jodido lugar. Tómate el fin de semana. Fóllatelo
hasta que te hartes y vuelve a casa. No estoy jugando. No me hagas ir a
buscarte. Te quiero, Emma. Iré a buscarte para protegerte a ti y a nosotros. Tengo
una reunión a la que estoy entrando, y que jodidamente no puedo perderme”.
“Chance”, susurro.
“Lo que sea que creas que sabes, estás equivocada. Te lo prometo”. Cuelga la
llamada.
Lo que sea que creo que sé, estoy equivocada. Conozco a mi hermano. Eso no
fue una mentira. Esto es peor de lo que asumí que era y eso me aterroriza. Pienso
en la lista de gente que papá había investigado, todos ellos hacen negocios con
North. ¿De qué iba todo eso de todos modos? ¿Qué trataba de hacer? Y, Dios,
¿qué hay en ese sobre que dejaron para mí? ¿Y si es la prueba de que mi familia
mató a Hunter? Jax cree que puede vivir con eso, pero ambos sabemos que no
es así. Mi mente vuelve al diario, meto el teléfono en el bolsillo de mi pantalón, y
salgo corriendo hacia la habitación.
Una vez allí, mi mirada se entretiene en la cama. Su cama, donde follamos,
dormimos e incluso hicimos el amor, al menos en mi mente, la otra noche. Estos
recuerdos me llevan más allá en mi misión: coger el diario y encontrar mis
respuestas. Me apresuro a entrar al baño, y caigo de rodillas junto a la maleta de
viaje. Rebusco entre mis pertenencias hasta dar con la carpeta. Cuando lo
tengo en la mano, busco dentro y localizo el diario.
Agachándome en el suelo, me recuesto contra la bañera y paso las páginas
hasta detenerme en una al azar, buscando algo que se me haya pasado.
Buscando lo que mi hermano teme que Jax vaya a leer. Página por página, las
voy pasando hasta que un fragmento llama mi atención.
En la vida, hay muerte. En la familia, hay poder y debilidad. Nunca pensé que la
familia pudiera ser una debilidad. Quería que mi familia fuese el poder absoluto.
Emma, por supuesto es joven y es mujer; por lo tanto, se rendirá cuando se
enfrente a los retos a los que nos enfrentamos nosotros en la actualidad. Un
heredero varón no se rinde. Es instinto. Es su segunda naturaleza el luchar. Es mi
papel controlar las batallas, el enseñar cómo funciona esto.
Trago fuerte con la confirmación de que él me creía débil. Lo sabía. Por supuesto
que lo sabía, pero leerlo con sus propias palabras no es nada fácil. Como
masoquista, sigo buscando por unos párrafos más, y me quedo fría con otro
fragmento. Es un poema de Dan Brown, titulado ‘Nota de suicidio’. Empiezo a
leerlo, mi estómago se hace un nudo con cada palabra:

No es de valientes, ni de inteligentes
Infligir dolor en otras personas, para siempre.
Tu vida no se trata solo de ti.
Tu vida no trata solo de ti.
Esa cuerda cuelga a tu familia también,
Y esas pastillas matan a tus amistades.

El poema continúa, pero yo lo dejo ahí. Si Jax lee eso, le destrozará. Le hará daño.
Le cortará. Morirá. Yo estoy muriendo por él. Este no es un poema inocente. Me
trago el nudo que tengo en la garganta e intento respirar. De repente necesito
respirar. Necesito aire. Agarro la chaqueta que traje conmigo y me la echo por
encima, corriendo hacia la habitación. Necesito pensar. Tengo que decidir qué
hacer ahora. ¿Qué puedo decirle a Jax? Necesito pensar antes de que regrese.
Voy corriendo por el castillo y bajo las escaleras a toda velocidad, desesperada
por salir de los confines de estas paredes. Desesperada por escapar del lugar
donde murió Hunter, quizás a manos de mi padre. Me estoy asfixiando con los
crímenes de mi padre. Me tropiezo cuando voy bajando las escaleras hacia la
puerta trasera, pero cuando estoy allí la abro de un tirón, y me explota el aire
fresco de la mañana.
Cuando estoy fuera me encuentro en el centro de un atrio, y justo delante de mí
hay unos escalones de cemento. Me doy prisa en bajar las escaleras y me dirijo
caminando hacia el océano. El agua salada se yergue y se posa en mis labios y
lengua, de la misma manera que lo hizo la pasada noche en ese rellano, pero
no me dejo caer en ese agujero negro. Amo el océano, y la manera en que
parece hablar con cada ola al chocar. Necesito que me hable. Necesito que
me cuente qué sucedió aquí, y cómo hacer lo correcto.
Mi padre quiso este castillo. Mi hermano quiere este castillo. Aquí es donde murió
Hunter. Aquí es donde fue asesinado, porque ahora creo que Jax y Brody tenían
razón; creo que fue asesinado.
Comienzo a repasar mentalmente los fragmentos del diario, buscando
respuestas, y cuando levanto la vista estoy en un callejón sin salida. Puedo ver el
océano debajo, pero no puedo llegar hasta él. Un sonido detrás de mí me
sobresalta, y con el corazón encogido me doy la vuelta mientras un pájaro sale
de un arbusto. Dejo escapar un suspiro de alivio momentáneo, seguido de
ansiedad. Siento que ya no estoy sola.
No estaba preocupada de ir a pasear a plena luz del día. No cuando sacaron a
Brody de la propiedad, y el equipo de Savage está aquí. Y por supuesto, mi
familia parece ser el villano de esta historia, pero mi hermano no me haría daño.
Sin embargo, está esa lista de las personas a las que mi padre había investigado.
No tengo ni idea de lo que mi padre le hizo a esa gente. Ninguno de nosotros
sabe lo que en realidad está pasando. Este paseo fue como confiar en mi padre:
una estupidez.
Saco el teléfono de mi bolsillo para llamar a Jax, pero no tengo señal. Necesito
volver al castillo y hacerlo desde ahí.
CAPÍTULO VEINTIDÓS

Jax…
Hago la llamada, y cuando cuelgo lo hago con la certeza de que he hecho lo
que se tenía que hacer. He protegido a mi familia. He protegido a Emma. Le
mando un mensaje a Savage: necesito que nos veamos. Te veo en mi torre.
Espero una respuesta que nunca llega, y pienso que con Savage nunca se sabe
qué va a hacer, ni cuándo; puede que aparezca por allí. Me meto el teléfono
en el bolsillo, salgo de la biblioteca, me dirijo a la oficina principal y me lo
encuentro ahí mismo discutiendo con Jill.
“No puedes instalar cámaras donde se te antoje”, se queja Jill. “Esta es una
estructura histórica”.
“No soy muy aficionado a la historia, señora”, dice. “Vivo en el presente año 2019.
Y en el 2019, usted no tiene un ejército que guarde el castillo. Me tiene a mí. Así
que instalaremos las cámaras”.
Es entonces que Jill se da cuenta de que me estoy acercando y se gira hacia mí.
“Quiere poner cámaras”.
“Pues déjalo que las ponga”.
“La estructura...”
Savage la interrumpe. “Estará bien. No somos niños de dos años jugando con
martillos. Somos hombres. Verdaderos putos hombres que saben cómo hacer un
trabajo, sin importar el que sea. Y tú, mujer, necesitas apartarte y dejarme ser un
maldito hombre”.
“¿Sabes cuan arrogante y cavernícola ha sonado eso?”
“Y pregúntame si jodidamente me importa”.
Jill se me queda mirando. “¿Vas a permitir que me hable de ese modo?”
Le lanzo una mirada a Savage, con un mensaje en mis ojos. Él se frota la
mandíbula. “Disculpa las malas palabras, pero vamos a colocar las jodidas
cámaras. Ahora”. Agarra un walkie-talkie de su cinturón. “Aquí también tienes
problemas de cobertura del teléfono”, responde. “Otra razón más para las
cámaras, de las cuales tenemos muchas, contando simplemente con las de esta
mañana. ¿Tenemos luz verde?”.
“Si”, digo, lo que hace que Jill me frunza el ceño y suelte un sonido de desprecio.
Savage llama a sus hombres. “Pongámonos a trabajar¨, dice, volviendo a poner
el walkie-talkie en su cinturón. “¿Querías hablar?”
Echo un ojo a Jill. “Si necesitas algo para el festival, envíame un correo
electrónico”. Señalo a la puerta y me empiezo a girar cuando Jill dice, “Necesito
que hables con los clientes que vienen cada año, pero que no lo harán esta
vez”.
Me detengo, la lista de clientes que Emma encontró se me viene a la mente.
“Consígueme la lista”.
“Lo haré. Hay demasiados. Parece raro. Sé que has hecho inversiones que han
merecido la pena, pero este es aún el negocio principal. No quiero perderlo”.
“Eso no sucederá”, le aseguro. “Lo tengo bajo control”.
“¿Es por eso que ella está aquí? ¿Para asegurarnos de que mantenemos el
negocio?”.
El comentario me saca de quicio. “Emma no controla la marca del hotel, y si hay
algo que deberías saber sobre mí, es que no uso a las personas”. Señalo a Savage
y me dirijo a la puerta.
“¡Jax!” grita Jill. “Jax, ¡Lo siento!”
Dejo de caminar, Savage conmigo, mi mandíbula se aprieta con la oleada de
confianza y desconfianza que me da esta mujer. “Lo siento”, dice de nuevo, esta
vez más suave. “Sé que no eres así”.
Savage me lanza una mirada de incredulidad, su posición con respecto a Jill es
bastante clara. Él no siente una oleada de confianza y desconfianza, para nada.
Lo suyo es una línea recta de desconfianza que no puedo ignorar. No cuando
me inclino hacia ese lado. Miro por encima del hombro hacia ella. “Consígueme
esa lista, Jill. Cuanto antes”.
“De inmediato”, dice ella, y con eso, Savage abre la puerta y ambos salimos del
castillo.
A esto le sigue una serie de saludos por parte del personal, y nos toma cinco
minutos enteros a Savage y a mí para llegar al camino que da a la entrada de
mi torre privada. “¿Puedes tratar de no ser un capullo con Jill, Savage?”
Pregunto.
“No me fío de ella. No me gusta. Tengo un motivo para esa observación del que
podemos hablar. Y para que conste, mi equipo ya tiene la lista del año pasado,
así como la de este fin de semana. Las personas a las que el padre de Emma
investigó rechazaron la invitación, si eso es lo que estás pensando”.
Dejo de caminar para ponerme de cara a él. “Ya sabíamos que esa lista no
llevaba a nada bueno, pero, ¿qué demonios tramaba el padre de Emma?”
“Ya estamos trabajando en encontrar la respuesta a esa pregunta”, dice
Savage. “Pero parece ser que quería quitarte clientes. Me imagino que para
hacerte depender de él”.
“Para forzar a mi hermano a vender”, asumo, y como necesito calmar la ira que
se desencadena en mi interior, me volteo y sigo caminando.
Savage me sigue el paso. “La pregunta ahora es… ¿sigue el hermano de Emma
los pasos de su padre?”
“Por eso acabo de tenderle una trampa a la que no se podrá resistir”, digo,
mientras giramos a la izquierda por otro camino.
“Una trampa para una rata”, dice. “Cuéntame más”.
“Cuando me cuentes más del sobre”.
“Estaba vacío”, dice, y eso me hace parar para mirarlo. “¿Vacío? ¿Qué
demonios?”
“O alguien quería joderte o tomaron lo que había dentro del sobre antes de que
tú y Emma lo vieran. ¿Cuántas personas saben que tus cámaras no funcionan?”
“Todos”.
“Dejemos que lo sigan creyendo, entonces”, dice, colocando las manos en sus
caderas. “Podemos hacer que parezca que la red eléctrica no funciona,
cuando en realidad sí lo hace. A simple vista parecerían apagadas, pero en
realidad estarán en funcionamiento”.
“Eso, si puedes traer electricidad a la torre”.
“Nos subestimas, si piensas que no podemos”.
“Ya veremos”, digo.
“Sí, ya veremos”, contraataca. “Ahora, ¿me vas a contar lo de la trampa antes,
o después de entrar ahí con Emma?”
Un estrepitoso portazo, que suena como si cerrasen mi puerta principal a la
fuerza, corta el aire. “Emma”, digo, y echo a correr con Savage a mi lado.
Cuando llegamos al área del patio de nuevo, el viento atrapa la puerta
encajada, la abre y la vuelve a cerrar de un portazo. Parece como si me
estuvieran rajando el corazón con un cuchillo. Emma está ahí. Podría estar
herida. Savage saca su arma. “Quédate aquí”.
“De ninguna jodida manera”.
Él ya se encuentra abriendo la puerta de una patada y entrando a la torre. Yo le
sigo muy de cerca. “¡El ascensor no funciona!”, chillo, y él se lanza escaleras
arriba. Los tres minutos siguientes pasan a cámara lenta. Savage se dirige a la
habitación y yo lo sigo, con la certeza de que allí es donde encontraré a Emma,
pero ella no está ahí. Savage sale del baño y se dirige hacia el resto de la casa.
Yo me quedo y busco la maleta de Emma. Su chaqueta no está. Se ha ido. Joder.
Se ha ido. Pero, ¿fue por voluntad propia?
Recordar su comentario sobre explorar los alrededores me trae cierto alivio,
especialmente cuando la puerta de entrada permanece abierta; echo a correr,
buscando a Savage. Lo encuentro en el salón. “Ella no está aquí, y no hay señales
de forcejeo. ¿Dejaste las puertas del patio abiertas?”
“Estaban cerradas cuando me marché. Podría estar afuera explorando. Su
chaqueta no está. Voy a salir a buscarla”.
Él viene conmigo y habla por su walkie-talkie. “Necesito todos los ojos en Emma
Knight ahora. Encuéntrenla. Repórtense. Confirmen que está a salvo. Ahora”.
Confirmen que está a salvo. Esas palabras dan un tajo a mi corazón una vez más.

***
Emma…
Los caminos del castillo están bien cubiertos con árboles, arbustos, flores y varias
esculturas. Tampoco son tan fáciles de recorrer como parecían. El tiempo va
corriendo mientras trato de encontrar la manera de regresar a donde comencé,
pero mis miedos sobre que alguien más esté aquí en los jardines conmigo se
desvanecen lentamente en el viento frío. Estoy dejando que la idea de un
asesinato gane terreno de nuevo, y ese terreno está afectando mi estado de
ánimo. Por supuesto que no estoy sola. La propiedad está inundada de personal
y cámaras. Probablemente esté siendo vigilada por alguien de seguridad
mientras camino. Me encuentro a punto de llamar a una de esas personas de la
plantilla de seguridad para que me guíen, cuando veo una fila de flores que me
resultan familiares. Estoy casi llegando a la torre de Jax. Animada por llegar, echo
a correr y giro a la derecha, jadeando cuando me tropiezo con un cuerpo duro.
Tomo aire, levanto la mirada y me encuentro mirando el rostro de un hombre
desgastado, envejecido, mientras sus perforadores ojos azules como el hielo me
ven de arriba abajo. También me tiene agarrada de las muñecas.
“Eres tú”, dice, con tono de voz acusador.
“¿Yo?”
“Tú”, dice. “No puedo creer que seas tú”.
CAPÍTULO VEINTITRÉS

Emma…
No puede creer que sea yo.
El hombre con los brutalmente fríos ojos azules aún tiene agarradas mis muñecas,
pero yo no me aparto. Necesito saber qué quiere saber. Tengo que saberlo.
“¿Qué quieres decir con que no puedes creer que soy yo? ¿Qué significa?
¿Quién crees que soy?”
“Sé quién eres”, dice, y juro que el hielo en sus ojos combina perfectamente con
el tono irritado de sus palabras.
“¡Emma!”
Con el sonido de la voz de Savage, el hombre afloja mis muñecas, y luego las
suelta. “¿Qué quieres decir?” Exijo, pero es demasiado tarde, sin mediar palabra,
camina en la dirección opuesta y desaparece escaleras abajo. Parpadeo y ya
se ha ido, dejándome preguntándome si de verdad estuvo aquí. Savage se
viene a mi lado, y yo me estremezco, abrazándome a mí misma, perseguida por
el hombre y sus palabras. Tú. No puedo creer que seas tú.
“¿Por qué actúas como si hubieras visto un fantasma?” Pregunta Savage.
La voz de Jax se eleva en el aire. “¡Savage!”
“¡La encontré!”, grita Savage sobre su hombro, pero sus ojos están clavados en
mí. “Emma, contéstame”, ordena.
“¡Emma!” Grita Jax, y para cuando me he dado la vuelta hacia su voz, lo tengo
delante de mí y me atrae hacia sus brazos. “Gracias a Dios”, suelta el aire,
tomando mi cara con sus manos. “Me has dado un susto de muerte otra vez”,
declara, y el pánico que siento en él me aterra.
“¿Quién era ese hombre?” Pregunto con urgencia, agarrando las solapas de la
chaqueta del traje de Jax. “¿Quién era?”
“¿Qué hombre?” Preguntan Jax y Savage a la vez.
“¿Qué hombre?” Pregunto con incredulidad, retorciéndome en los brazos de Jax
para mirarlos a ambos. “¿Es que no visteis a ese hombre? ¿No es por eso que
estáis asustados?”
“¿Qué hombre?” Preguntan de nuevo.
Se me forma un nudo en el estómago con la certeza de que hay algo más que
no sé ahora mismo. “Ojos azules perforadores”, digo. “Cincuenta años, quizás. Él
estaba aquí y.…”
“¿Por dónde se fue?” Pregunta Savage colocándose a nuestro lado.
“Es el encargado del mantenimiento, Savage”, contesta Jax, lanzándole una
mirada y luego mirándome a mí, sus manos se acomodan en mis hombros. “Su
nombre es Echo Woods. Ha estado aquí desde que yo era un muchacho. Es un
buen hombre”.
Frunzo el ceño. ¿Qué podría saber el encargado de mantenimiento de mí o mi
familia? “No, no. Eso no tiene sentido. No podemos estar hablando de la misma
persona”.
“Nadie más que Echo tiene esos ojos”, dice Jax. “¿Te dijo algo?”
“No parece que ella piense que sea un buen hombre”, interviene Savage. “Y he
conocido un montón de hombres de mierda que pretendían ser la jodida Mary
Poppins. ¿Qué coño pasó, Emma?”
Me giro para quedar de cara a los dos, una vez más, y no me pasa
desapercibida la manera en que se inclinan hacia mí, la manera en que se
quedan tan pegados que no puedo respirar. “¿Por qué estáis los dos
asfixiándome? ¿Por qué estabais por ahí corriendo buscándome?”
“Casi te tiran del castillo por un precipicio”, replica Savage. “Y luego
desapareces dejando las puertas del patio abiertas”.
“Fui a dar un paseo, lo cual no debería ser un crimen. Y cerré las puertas. ¿Por
qué tanto problema con esto?” Frunzo el ceño. “Cerré las puertas”.
“Ajá”, dice Savage. “Bueno, pues las puertas estaban abiertas, y yo, por una vez,
quería asegurarme de que no te tendría que levantar de esas rocas”.
“Maldita sea, Savage”, maldice Jax. “¿Tienes algún tipo de filtro?”
Pienso en el pánico en el rostro de Jax cuando me encontró. Pienso en el pánico
en Jax cuando recordó anoche cómo su hermano me tenía al borde del
precipicio. “Te dije que iba a explorar”, digo, volviéndome hacia él y deslizando
mis brazos por debajo de su chaqueta. “No quise asustarte. Puede que las
puertas no encajaran bien. Puede que el viento las abriera”.
“Debería haberte dicho que te quedaras dentro”, dice, acariciándome el pelo.
“Al menos, hasta que sepamos quién te dejó ese regalito esta mañana”.
“¿El sobre?”. Lo suelto, y de nuevo estoy mirándolos a ambos, buscando las
respuestas en sus caras que no me ofrecen con palabras. “¿Qué había dentro
para tenerlos a los dos al límite?”
“¿Qué tal si me cuentas lo que ha pasado con Echo que te tiene tan nerviosa?”
Savage contraataca.
“Estáis evitando la respuesta” me encaro, señalo a ambos. “Los dos estabais
acojonados incluso antes de saber lo de Echo. Como si yo estuviera en peligro”.
Jax me atrae hacia sí mismo. “Echo es un buen hombre, pero leal a la familia.
¿Qué te dijo?”
Otra obvia evasión que me tiene exigiendo. “¿Qué había en el sobre, Jax?”
“Nada”, dice Savage. “No había nada en el jodido sobre”.
Me acerco a Savage y pincho con el dedo su brutal torso. “Hablo en serio. ¿Qué
había en el sobre que se supone que no debías mirar?”
“Eres peleona, ¿eh?”, dice Savage, y le lanza una mirada a Jax sobre su hombro.
“No estoy seguro de querer poner una pistola en sus manos, como tú quieres
hacer”.
“¿Qué significa eso?”. Exijo, girándome hacia Jax, centrándome en la respuesta
que parece más importante. “¿Qué significa eso? ¿Por qué necesito una pistola
que, por cierto, no quiero?”
Sus manos bajan por mis brazos. “Savage y yo acabamos de tener una
conversación sobre esto mientras te buscábamos. Quiero que aprendas a
disparar”.
“No”, digo, sin dudarlo. “No me gustan las armas y el miedo no va a forzarme a
que me gusten ahora. ¿Qué había en el sobre?”
Savage suelta un sonido frustrado y contesta. “Nada quiere decir nada”.
Trato de revolverme, pero Jax me mantiene inmóvil. “Lo dice literalmente, nena”,
dice Jax.
Parpadeo confundida. “¿Nada?”
“Estaba vacío, lo que significa que querían asustarte o.…”
“Alguien se llevó lo que había dentro”, añade Savage. “Y no teníamos cámaras
para ver quién fue”. Savage se pega a nosotros otra vez. “Y ahora, ¿qué
demonios pasó con Echo?”
Le respondo a Savage, pero estoy concentrada en Jax. “Dijo, ‘Tú. No puedo
creer que seas tú’, como si me conociera”.
Jax entrecierra los ojos, y algo pasa por ellos, pero viene y se va antes de que
pueda nombrarlo. “Toda la plantilla sabe que estás aquí”, dice. Una respuesta
lógica que no combina con lo que acabo de ver en sus ojos. “Estoy seguro de
que eso es lo que quiso decir”.
Ignoro su evasiva, sacudiendo la cabeza y me cruzo de brazos, inclinándome
hacia ellos. “No. No. Era más que eso. Como si él hubiera visto a un fantasma”.
Jax y Savage intercambian una mirada, y Jax le hace una señal para que se
vaya. Savage murmura algo ininteligible y luego dice. “El equipo eléctrico estará
aquí en media hora”. Y con eso, se va dando grandes zancadas.
Jax toma mi mano y se acerca a mí. “Demos un paseo y hablemos”.
Es justo entonces que recuerdo su reunión. “¿Cómo te fue con Sawyer? ¿Por qué
estaba aquí?”
“Descubrió que estabas aquí”.
Abro mucho los ojos. “Entonces alguien se lo contó. Quizás Brody. O Jill. O incluso
Echo. Alguien que me quiere fuera de aquí. ¿Es que todos aquí me odian, Jax?
¿Todos creen que mi familia le hizo algo a Hunter? ¿De eso va todo esto?”
“No creo que haya sido Jill, Brody o Echo. Pero me duele decir que pudo haber
sido alguien de la plantilla a quien él esté pagando para decirle cada uno de
nuestros movimientos”.
“¿Y tú quieres hacer negocios con él?”
“Quería, Emma. Quería. Todo eso es pasado. Lo sabes”.
“¿Has terminado con él?” Levanto una mano. “No, no, no me contestes eso.
Hablaba en serio cuando dije que tienes que cuidar de tu negocio. Te apoyo.
Confío en ti”.
“He terminado con él. Él no lo sabe todavía, pero ya hemos terminado”.
“¿Qué significa eso?” Pregunto de nuevo.
“Él quiere arruinar a tu familia, bebé. Necesito saber de qué manera y detenerlo.
Necesito mantenerlo cerca ahora. Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos
aún más cerca”.
Me estoy ahogando en enemigos. Me estoy ahogando en odio. Incluso Jax vino
a mí movido por el odio. Todos a mi alrededor tienen un plan, y como Knight que
soy, para mí eso no es nada nuevo. Soy la hija de mi padre, y las implicaciones
que eso conlleva importan más ahora que nunca. Me permití creer que era un
héroe y quizás, de haber visto la verdad de quién y qué era mi padre, podría
haber evitado la muerte de Hunter. Dios, ¿lo hizo él? ¿Mató a Hunter?
Jax me suelta y se frota la mandíbula. “No confías en mí”. Vuelve a echarse la
chaqueta por encima, colocando las manos en las caderas. “¿Qué? No. No, Jax.
Eso no.…”
“¡Claro que no! ¿Cómo ibas a hacerlo? Fui a buscarte por desprecio, y mi maldito
hermano trató jodidamente de matarte anoche”. Su expresión se tensa.
“Regresemos al castillo”. Él se comienza a dar la vuelta, pero no antes de darme
cuenta de las emociones que pasan por sus ojos. Le he hecho daño sin querer.
Este hombre ha puesto toda la carne en el asador por mí, me ha pedido que me
mude con él, incluso a pesar de todo lo que tenemos en contra de nosotros. Le
importo. Me importa, y necesito que sepa cuánto. Necesito que vea lo
vulnerable que estoy dispuesta a ser por él.
Le agarro el brazo y le doy la vuelta para que quede de cara a mí. “Tienes razón
si piensas que lo que acabas de ver en mi rostro es sobre ti. Lo es. Lo era”.
“No confías en mí”, repite.
“Sí que lo hago, y me importas. Tú”. Me acerco a él, alineando nuestras piernas.
“Me estoy enamorando”, trago fuerte, callándome una confesión que quizás no
esté preparado para oír. “Me estoy enamorando perdidamente de ti, Jax”.
Él no se tranquiliza. De hecho, cada músculo de su cuerpo se tensa bajo mi roce.
“Entonces, ¿qué es lo que siento ahora, Emma?”
“Yo solo… es solo que no quiero ser el detonante que haga reaccionar a alguien
como pasó anoche con Brody. Eso de Echo no fue así como crees. Presentí algo
en él. Siento que estamos en un jardín de rosas venenosas, un mal movimiento y
una espina nos hará pedazos”.
Él me agarra la cadera y toma mi rostro con las manos. “Nadie nos hará
pedazos”. Su pulgar acaricia mi mejilla. “No voy a dejar que nadie nos haga
pedazos”.
“Jax...”
Sus labios acarician los míos. “Tomémonos un respiro del resto del mundo. Quiero
enseñarte algo especial”.
Su voz es cálida, y cuando se echa hacia atrás para mirarme, sus ojos son aún
más cálidos. Ahora, yo me siento cálida también. Y Dios, cómo quiero ese
descanso. Cómo deseo fingir que no hay espinas. De repente, todos los
problemas a los que nos enfrentamos parecen desvanecerse en el jardín. Todo
el veneno se disipa en la oscuridad del pasado. Él importa. El respiro importa. La
cosa especial que quiere enseñarme importa, él importa.
“Sí”, digo. “Me gustaría eso”.
La calidez de su mirada parece expandirse y envolverme, un imán que nos une.
Nos giramos y comenzamos a caminar, y es cuando la extraña sensación de
estar vigilada me inunda de nuevo, como si no estuviésemos solos. Alguien nos
está mirando, y ese alguien es una espina venenosa.
CAPÍTULO VEINTICUATRO

Emma…

No puedo soportarlo.
“Jax...”
“El equipo de Savage está aquí. Sí, estamos siendo observados”.
La idea misma de que él puede sentir lo que yo siento, o más como que él está
tan conectado a mí como para leerme, es íntima y reconfortante. Me digo a mí
misma que mi imaginación se está yendo por las nubes. No hay maldad en los
ojos que están sobre nosotros. Solo hay protección. Jax señala el borde de la
vereda. “Sigue el camino de luces”, dice. “Están en los caminos principales
donde hay cámaras, y todos llevan a la playa o al castillo”. Él se lleva mis nudillos
a la boca y besa mis dedos. “O mejor aún, quédate conmigo. Yo cuidaré de ti”.
Mis viejos demonios reaparecen con ese comentario bien intencionado. La idea
de que cuiden de mí en realidad me hace retroceder, un miedo a ser vulnerable
que conozco demasiado bien. Viene de los juegos manipuladores de mi padre,
y viene de otro lugar, otra experiencia, otro hombre. Un hombre que no merece
estar en el mismo saco que Jax.
Como si Jax quisiera demostrar esa protección que acaba de ofrecer, desliza su
brazo sobre mis hombros y me acerca a él, refugiándome con su cuerpo. Y se
siente como un refugio de una tormenta que gira en torno a nosotros. El
problema es que la tormenta sea quizás una de sangre. Su sangre, causada por
mi familia. Yo debería estar refugiándolo a él. Y lo haré, juro en silencio. Lo haré.
Giramos por un camino hacia abajo, y me alivia cómo la sensación de ser
observada desaparece en el viento, quizás ayudada por las líneas del duro
cuerpo de Jax, y tras un corto paseo, nos detenemos ante unas escaleras, las
cuales están irónicamente rodeadas de arbustos con rosas. “Te prometo que no
hay espinas venenosas”, dice Jax, tomando mi mano con la suya y guiñándome
un ojo.
Ese guiño me saca una carcajada, porque este es Jax, y este hombre tiene su
modo de hacerme reír en los momentos más inesperados. Me encanta eso de
él. Él me da un pequeño tirón y seguimos caminando. El lugar al que vamos ahora
es fácilmente visible, con una casa de playa blanca a la que nos dirigimos en
línea recta. “¿Qué sitio es ese?”
“Especial”, dice. “Y gran parte de mi historia”.
El misterio y la historia juntos me tienen caminando más ligero y más rápidamente,
donde todos los miedos y preocupaciones de hace unos minutos encuentran un
botón de pausa. Ahora mismo, este hombre está compartiendo una parte de él
conmigo.
El viento sopla alrededor de nosotros, y esta vez no lo siento como si se repitiera
la escena de cuando estaba en el rellano del castillo con Brody y él me tenía
sujeta en el borde. Es sobre Jax. Es sobre el romanticismo de estar aquí con él, la
idea de vivir con él. Ahí es donde quiero y necesito que mi mente esté en este
momento. Ahí es donde él me quiere. Y necesita, también.
Llegamos al final del camino, y cruzamos por una acera para subir unas escaleras
que dan a un porche que enmarca la casa por arriba y por los lados. “¿Qué
lugar es este?” Pregunto de nuevo.
Él me toma de la cintura y me gira hacia él. “La casa donde crecí”.
“Creía que habías crecido en el castillo”, digo, con mi mano en su pecho, sin
perderme el martilleo en su pecho.
“Hasta los trece años”.
Ahora me doy cuenta. “Cuando tu madre se marchó”.
“Exacto. Mi padre era dueño del terreno, y construyó esta casa para que fuera
el nuevo hogar de la familia en la que nos habíamos convertido. Dijo que era
para nosotros, pero creo que era para él. Necesitaba alejarse de los comentarios
y chismorreos sobre la ausencia de mi madre. Nadie ha vivido aquí desde que
mi padre murió, pero vengo aquí a menudo. Este fue su escape, y después el
mío. Ahora puede ser el nuestro”. Toma mi mano. “Vayamos a verla”.
La calidez se expande dentro de mí nuevamente. Me está dejando entrar en su
mundo, y yo quiero estar en su mundo. Él me importa, repito en mi mente. Solo
él. Me guía hacia adelante, el océano a la izquierda, cerca, tan cerca que
puedo oír las olas romper en la orilla y las rocas. Jax se detiene en la puerta y
utiliza un sistema de seguridad para desbloquearla, la abre y estira la mano para
encender la luz.
“Las damas primero”, dice, y yo me adelanto. Le tomo la mano y hago una
pausa para ponerme de puntillas, presionando mis labios en su mejilla. “Gracias
por compartir esto conmigo”.
Él toma mi rostro con sus manos y me besa, y no es un beso cualquiera. Tiene
pasión, tanta pasión que me consume y me droga. Se adueña de mí. Él es mi
dueño, porque él me besa como ningún otro hombre lo ha hecho, como si no
pudiera respirar sin mí. Y cuando nuestros labios se separan durante un momento,
o dos, o diez, no lo sé, ambos podemos respirar juntos. El momento, o momentos,
termina con su mano en mi mejilla. “Entra, bebé”.
Asiento y sigo hacia adelante, contenta cuando Jax me agarra la mano y entra
detrás de mí, su cuerpo de cerca, la puerta se cierra de un portazo. Ahora me
encuentro de pie en una habitación impresionante, completamente diferente al
castillo, que es como si estuviera en otro mundo. La estancia es larga, los techos
altos, el suelo de madera oscura brillante. La chimenea casi está flotando en una
pared a mi izquierda. Una enorme escalinata serpenteante, de la misma madera
que el suelo, se encuentra a mi derecha. Me lo imagino a él y a sus hermanos
corriendo arriba y abajo por esas escaleras. Me imagino a su padre sentado junto
a la chimenea con sus hijos, y me entristece que al parecer nunca volvió a amar.
“Es hermosa”, digo, y cuando me giro a mirar a Jax, sus manos ya están en mi
pelo.
“Tú eres hermosa”. Su voz es baja, tosca, y cuando me besa, su lengua es
delicada, sensual. “Este podría ser nuestro lugar, o el castillo. O donde quieras.
No me importa donde sea”.
Cada parte de mí revive por este hombre. Mi cuerpo se calienta. Mi corazón se
hincha. Quiero decir que sí ahora mismo. Eso es lo que él quiere que diga. Podría
hacerlo fácilmente, pero, ¿y si termina odiándome? ¿Y si la verdad revela algo
con lo que no puede vivir, y estoy aquí, en alma y corazón cuando ocurra?
“Jax...”
“No contestes ahora”, dice, y me besa de nuevo, pero este beso no es como el
de momentos antes. Ha cambiado. Más oscuro. Más profundo. Exigente,
posesivo. Un beso que deja claro que le pertenezco. Y, con cualquier otro
hombre, hubiera peleado por demostrar que no le pertenezco, pero no con Jax.
No me resisto ni un poquito. No tengo miedo a lo que eso significa. Quiero que
sepa que estoy totalmente comprometida, porque de esto es de lo que se trata.
Mis dudas. Mi confianza que él siente que aún no tiene.
Y así, lo beso con todo mi ser. Lo beso y tiro de su ropa. Él responde, agarrándome
del pelo y llevando mi mirada a la suya, estudiándome el rostro. Buscando algo,
no sé el qué. No sé si lo encuentra, pero me besa de nuevo y, ¡Dios El hombre
sabe besar! Meto mis manos por debajo de su chaqueta y él me suelta el tiempo
suficiente como para quitársela. Desde ahí, todo es una nube borrosa de deseo
y lujuria. Mi camiseta desaparece. Su camisa desaparece. Estamos desnudos, y
su mano está en mi pecho, provocándome con los dedos en el pezón hasta que
gimo.
De algún modo, estamos delante del sofá, cuando estoy casi segura de que
estábamos junto a la puerta, y su polla está dura y gruesa contra mi cadera. Voy
a por ella, envolviéndola con mi mano, y él me aprieta el trasero, después me da
una nalgada. Grito, por el impacto, sorprendida, excitada, tan malditamente
excitada cuando ya pensaba que una mano en mi culo no podría volver a
hacerme eso, y aun así lo ha hecho, lo hizo. Lo estoy. Pero Jax no repite lo de la
mano en mi culo. Él despega su boca de la mía, su respiración agitada y rápida
al maldecir, “Joder, Emma.…”
La furia y la vergüenza me invaden rápidamente. “No digas lo que estás a punto
de decir. No hagas lo que estás haciendo en este momento. No soy una
delicada flor”. Me lanzo a su pecho y levanto la mirada. “Jax, maldita sea, dije...”
Sujeta mi cabeza y lleva mi boca a la suya. “No eres una delicada flor”. Se sienta
y tira de mí hasta ponerme en su regazo, lo siento duro y grueso en mi trasero.
“Lo sé”, promete.
“Quieres nalguearme, hazlo”, digo, presionándome contra su pecho para
mirarlo. “No soy...”
“Una delicada flor”, dice. “Lo sé”, repite. “Pero bebé, hasta que me digas lo que
te pasó...”
“Eso no tiene nada que ver con nosotros, Jax”. Las palabras me salen siseando
de la garganta... no, de mis adentros, de mi alma. “No le permitiré al pasado
estar en esta habitación contigo y conmigo”.
“Todo lo que te ocurrió tiene que ver con nosotros. No somos solo el momento.
Somos algo más grande que este momento”.
Mis dedos se hunden en sus hombros. “Y te estoy diciendo que somos mucho
más que mi pasado. Estoy desnuda diciéndote que seas tú mismo, y que hagas
lo que quieras conmigo”, digo. “Si te aguantas… solo, no lo hagas. Me gustó
cómo eras cuando no te contenías. Me encantó cómo eras cuando me
azotaste”.
“Emma.…”
Lo agarro del cabello con mis dedos, echándome hacia adelante, mis labios en
los suyos. “Te estoy dando mi confianza. Vive aquí en el momento conmigo, Jax.
Si quieres azotarme, hazlo”.
CAPÍTULO VEINTICINCO

Jax…

¿En qué demonios estaba pensando? Sé que Emma tiene un pasado dañado, y
le insistí porque quería que dijera que sí a mudarse conmigo. La coloco de
espaldas, con ese hermoso culito apoyado en la suave tela que cubre el sofá de
piel, mi cuerpo sobre el suyo.
“Maldita sea, Jax. ¿Qué estás haciendo?”
“Quiero hacerte todo tipo de cosas a ti y hacerlas contigo, Emma. Cosas sucias,
cosas jodidamente sucias e increíbles, incluyendo el azotar tu culo perfecto.
Cuando sea el momento”.
“El momento correcto era ahora. Tú te asustaste, no yo”.
“¨Te presioné porque no dijiste que sí a venirte a vivir conmigo, y esa no es la
manera en que haremos esas cosas jodidamente sucias e increíbles. Esa es la
manera de asegurarnos de que no sean increíbles. No deseo nada ni a nadie
como te deseo a ti, Emma. No voy a malgastar un minuto contigo en algo que
no sea increíble”.
Ella se derrite debajo de mí, y yo nos hago girar hasta quedar de lado, su espalda
contra el sofá. “Solo cosas increíbles”. Repito, apartando el pelo de su rostro.
“Como tú dijiste, bebé. Tú y yo. Vamos a mantener esto bien”.
“Jax...”
“Cuando llegue el momento adecuado...”
“Te estoy diciendo, que el momento es ahora. Te estoy diciendo, que tú eres
diferente. Soy diferente contigo. Lo del bondage… eso es con lo único que tengo
problema, y no los tendré más adelante. Yo solo… por favor no te reprimas”.
Quiero que me diga qué York es su historia de terror. Quiero que me lo diga para
empezar a trabajar en cómo hacerlo pagar. “No contigo”. Prometo, poniendo
mi mano en su espalda y acercándola. “No contigo”. Entonces la beso,
lamiendo el interior de su boca, consumiéndola, toda ella, porque joder, eso es
lo que necesito. Toda ella. No sé cómo ocurrió esto, pero Emma despertó una
parte de mí que yo ni siquiera sabía que existía. No voy a perderla. No voy a dejar
que nadie me la arrebate.
Me echo hacia adelante, amoldándola más cerca, mi mejilla encuentra la suya,
mis labios en su oído. “Te deseo, Emma Knight, y no quiero que recuerdes las
manos ni la boca de nadie más sobre tu cuerpo. No quiero que recuerdes a
nadie más dentro de ti. Y nadie te ata excepto yo”. Me aparto y la miro. “Y si lo
hago, cuando lo haga, no sentirás miedo. Solo placer”.
“Lo sé”, susurra. “Lo de anoche fue...”
¨No el momento oportuno, bebé”. Presiono mis dedos entre sus piernas,
acariciando la cálida humedad de esa zona. “Pero ese momento llegará”. Ella
gime y le introduzco un dedo, seguido por otro, cuando soy yo el que quiere estar
dentro de ella. Estoy caliente y duro, y ella es tan malditamente perfecta, pero
traté de tomar demasiado, demasiado rápido. Ahora necesito mostrarle que
esto no es sobre mí. Es sobre ella y nosotros.
“Jax” jadea con el bombear de mis dedos. Puedo sentir cómo se deja llevar,
cómo se entrega a mí y al momento, lo cual es lo que busco. Es lo que ambos
necesitamos, pero lo que ella no necesita es sentir que la estoy convenciendo.
No lo hago. No quiero una versión rota de Emma. Quiero ser el hombre que la
cure, la libere y la haga sentir entera de nuevo. Así que no la convenzo. No me
contengo, no del todo. Le agarro el cabello con mis manos y arrastro su boca a
la mía, mis labios a un suspiro de los suyos.
“Quien quiera que fuese el que te hizo lo que sea, Emma, y creo que ambos
sabemos quién fue… Él no es tu dueño. Tú lo eres. Y yo, cuando me lo permitas”.
Deslizo mis dedos hacia afuera y le coloco una mano en la espalda, presionando
mi polla dentro de ella, bombeando profundamente y colocándola en el ángulo
perfecto con cada estocada. Está tan malditamente caliente y apretada que
gruño por el esfuerzo que tengo que hacer para ir más despacio, antes de
hundirme en ella de nuevo y olvidar por qué ir despacio es bueno, por qué es
necesario y lo correcto. Pero lo hago. Contengo la necesidad de empujar dentro
de ella de nuevo, acurrucándome en su interior.
Ella gime y se arquea, queriendo lo mismo que yo, pero decido darle lo que los
dos queríamos antes. Le aprieto el trasero y apoyo mi frente en la de ella. “Sabes
lo que voy a hacer ahora mismo, ¿verdad?”
“Hazlo”, ordena, agarrándome el pelo y tirando. “Hazlo, Jax”.
Le muerdo el labio inferior y lamo el interior de su boca, y cuando está toda
ansiosa, cuando no puede parar de besarme, se la meto a la vez que levanto la
mano y le azoto el trasero. No fuerte. Lo suficiente para que lo sienta. Ella jadea
y jala mi pelo con fuerza, presionándose contra mí.
“Otra vez”, con la urgencia emanando de ella, su sexo contrayéndose en mi
polla.
No se lo niego. Levanto la mano y azoto su trasero nuevamente, esta vez, un
poco más fuerte. Con el impacto, ella jadea otra vez y levanta las caderas hacia
mi dura estocada. Ella se ríe y sonríe. “Yo… yo...” Presiona sus labios con los míos,
y no sé lo que estaba pensando o sintiendo, pero, ¡joder!, se siente malditamente
bien.
Demasiado bien para reprimirme otro minuto.
Reclamo su boca, la reclamo a ella, la beso sin parar, dándole un último azote y
penetrándola una vez más, antes de ponerla de espaldas y cubrir su cuerpo con
el mío. “Santo infierno, mujer”, murmuro, rozando sus labios con los míos. “¿Qué
me estás haciendo?”
“¿Qué me estás haciendo tú a mí?”
Quedármela. Hacerla mía. Voy a hacer a esta mujer mía, pero no hago esa
declaración en voz alta. No ahora. No cuando no he conseguido que acepte
venirse a vivir conmigo. En lugar de eso, la beso y acaricio. Me muevo dentro de
ella y ella se mueve conmigo. Pierdo de vista todo lo que hay a mi alrededor. Lo
pierdo todo en el mundo excepto a esta mujer. No existe principio ni fin sin Emma.
No sé cómo pasó, pero no me importa. No quiero que haya un fin. Nadie va a
forzarnos a terminar, y con eso, un poco del mundo trata de regresar. La
recuerdo en ese rellano anoche. Recuerdo el funeral de mi hermano. Recuerdo
todas las fuerzas que quieren dividirnos y destruirnos.
Las aparto de mí antes de que ella pueda sentirlas también. Nos traigo de nuevo
al solo-nosotros. La beso y la follo, hambriento de ella. Y ella está igual que yo.
Igual de hambrienta. Igual de desesperada. El mundo desaparece de nuevo, y
estoy perdido en sus gemidos, en sus caricias, en su olor y su sabor. Flores y azúcar.
Ella huele a flores en la tormenta y sabe a azúcar, dulce, donde no ha habido
nada más que acidez. Demasiada maldita amargura.
“Jax North”, susurra, y mi nombre en sus labios importa. Importa jodidamente
mucho, pero sé lo que está diciéndome. Me está dando lo que quería anoche.
Está presente. Le importa un carajo los apellidos o las familias. Estos somos yo y
ella, y ella y yo.
“Emma Knight”, susurro, haciéndole saber que lo entiendo. Dejándole saber que
estoy aquí con ella.
Ella agarra mis piernas con las suyas, sujetándome, diciéndome que no me va a
dejar ir. Le cojo el culo, la misma nalga en la que puse mi palma, no una, sino tres
veces, y la aprieto, levantándola, bombeando dentro de ella. Soy diferente con
Emma, la estoy besando, las emociones corren por mi cuerpo con la lujuria y la
adrenalina, y no hago nada por esconderme de la intimidad. Emma es esa
dulzura. Es mi pasión, mi escape, y aun así también es mi camino a casa. Y
cuando jadea, con su sexo contrayéndose alrededor de mí, me encuentro justo
ahí con ella. Estoy fuera de control, y es lo más malditamente perfecto que jamás
haya conocido.
Bombeo dentro de ella, más duro, más profundo, tensándome con la intensidad
de mi liberación, estremeciéndome. Desaparezco y aparezco en la habitación,
mi cabeza cae hacia atrás, mi clímax sale de mi cuerpo de la manera más
brutalmente perfecta posible. Colapso encima de Emma, sosteniendo mi peso
con los brazos, y poniéndola de lado.
“Santo infierno, mujer”, murmuro de nuevo, echando su cabeza hacia atrás y
contemplándola. “Tú… (¡Joder! Eso es todo lo que puedo decir), Tú”.
Ella presiona su mano en mi rostro. “Tú, Jax North”.
Apoyo mi frente en la de ella, y la acerco. “Emma Knight. Te traeré pañuelos”.
“No te vayas”, dice. “Aún no. Yo solo… no estoy lista para el resto del mundo
todavía”.
Estiro el brazo hacia arriba y cojo pañuelos de papel para ella, presionándolos
entre nosotros y de mala gana, salgo de ella. “¿Qué tal así?”
Ella agarra mi pierna y se acurruca más cerca. “Todavía estás aquí. Así que eso
funciona”. Coloca la cabeza en mi hombro y yo le acaricio el pelo. Y
simplemente así, se queda dormida. Simplemente así, me doy cuenta de que
estaba equivocado cuando pensé que ella no confiaba en mí. Emma, confía en
mí. Necesito ganarme esa confianza. La hora de confesar está llegando.
CAPÍTULO VEINTISÉIS

Emma…

El corazón de Jax tamborilea junto a mi oído mientras su teléfono suena, un


zumbido que parece expandirse y aumentar, forzándome a salir de la nube de
este hombre y de mi sueño. “Alguien nos ha encontrado”, murmuro. “Y odio a
ese alguien”.
Jax se ríe, una carcajada profunda, sexy y masculina, antes de hacernos rodar
lo suficiente para besarme. “Preferiría estar aquí desnudo contigo”.
Su teléfono dejar de sonar y el mío comienza. “Es como una conspiración para
que nos pongamos la ropa”.
Él sonríe. “Sí, lo es. Y es totalmente un crimen”. Mi estómago ruge y él ríe de nuevo.
“¿Hambrienta?”

“¿De dónde sacas esa idea?” Pregunto, fingiendo inocencia.

“El monstruo en tu barriga me lo dijo. Más vale que te dé de comer. No fuimos al


restaurante y cierran temprano”. Me da un beso, baja del sofá rodando y coge
sus pantalones, ofreciéndome una vista perfecta de su bonito y tonificado
trasero. Lo que me recuerda a su mano en mi trasero y mis cachetes (mis otros
cachetes), se calientan. Me gustó. Me gustó un montón, incluso cuando mi
pasado desafía esa respuesta, pero éste es Jax. Y mi instinto me dice que confíe
en él. Quiero estar con este hombre. Quiero vivir con él. Quiero decir que sí. Creo
que voy a hacerlo. Cuando llego a esta conclusión, Jax ya está vestido, excepto
por la chaqueta. Lleva puesto sus pantalones, y las mangas de la camisa
arremangadas en los codos, y está recogiendo mi ropa. “Tú, mujer”, dice,
arrodillándose frente a mí y dejándolas en mi regazo, “Tienes que vestirte”. Su
mirada, ardiente e intensa, se pasea por mis pechos desnudos, haciendo que se
me pongan los pezones duros bajo su inspección antes de que sus ojos
encuentren los míos. “Antes de que me vuelva a desnudar”.
“¿Se supone que eso debe motivarme a vestirme, o a quedarme como estoy?”
Sus labios se curvan, poniendo una sonrisa en su hermosa boca que brilla a través
de sus ojos. Tiene bonitos ojos, muy azules, un azul mar, en lugar del hielo del
hombre al que él llama Echo. Podría perderme en la mirada de este hombre y
desear que nunca me encuentren. “¿Qué tal si te motivo con una creación del
chef?” Sugiere. “Huevos. Cocino bien los huevos. Incluso me atrevería a decir
que genial”.
Mi sonrisa es instantánea. “¿Huevos?”
“Es prácticamente lo único que sé cocinar, pero la buena noticia es que tengo
huevos y eso significa que podemos escondernos aquí sin morirnos de hambre.
Mejor aún, tengo todos los ingredientes que hacen que los huevos sepan mejor,
como el queso”.
“¿Huevos y queso?”, digo. “A mi estómago le suena bien en este momento.
¿También tienes café?”
“Yo cocinaré si tú preparas el café”, negocia, justo cuando su teléfono comienza
a sonar de nuevo, sacándonos un gruñido a ambos que nos tiene riéndonos otra
vez. Risa que desaparece convirtiéndose en tensión en el aire. Nos gusta que
reímos juntos. Nos gustamos el uno al otro, lo que no es necesariamente un
prerrequisito para querer tener sexo. Aprendí eso de York. Seguí acostándome
con él porque pensé que quizás eso haría que él me gustase de nuevo. Pero el
poder y el dinero se le habían subido a la cabeza, y el sexo no lo salvó, ni a mí
de él.
Jax se da cuenta. “¿Qué acaba de ocurrir?”
Mi cara palidece. “¿Qué?”
“Pasaste de reír a apagarte”. Abro la boca para quitarle importancia a su
observación, para decir ‘no pasa nada’, pero eso no es lo que quiero para
nosotros. Quiero honestidad. Quiero la verdad. Quiero confianza. Así que digo la
verdad, solo la verdad y nada más que la verdad. “Nada que tú no puedas
mejorar”, le tomo la mano. “Eres...”
Mi teléfono suena, y ambos gruñimos de nuevo, seguido por unas risas. “Tú
también, bebé”, dice. “Tú también”. Él se echa hacia adelante y me besa. “Te
veo en la cocina”. Pero no se mueve. Se queda justo donde está, su voz se
suaviza, se hace áspera. “Nuestra cocina, si tú quieres, Emma”.
Mis mejillas se sonrojan con esas palabras, y cuando sus nudillos rozan una de
ellas, me derrito en este sofá. Siempre me estoy derritiendo con este hombre. Hay
algo sólido e innegable ocurriendo entre nosotros, algo que no se puede ignorar,
que no quiero tratar de ignorar. Quiero respirarlo, vivirlo, amarlo. Y también a él.
“Vístete antes de que no te deje hacerlo”, dice, se pone de pie y se marcha.
Quiero tirar de él hacia atrás, aferrarme a este momento, pero es demasiado
tarde. Se ha ido, dejándome mucho más hambrienta de él que de comida.
Tanto, que me retuerzo para verlo caminar bajo un arco que no había visto hasta
ahora, y desaparece en la supuesta cocina.
Cojo mis ropas y me empiezo a vestir. No es hasta que están en su lugar que mi
teléfono suena de nuevo, y me acuerdo de que tengo una llamada perdida. Me
agacho para recogerlo del suelo, en el que de alguna manera aterrizó, y deja
de sonar. Tengo diez llamadas perdidas en la pantalla, pero una resalta, un
número que conozco. Es una de las líneas telefónicas de Waters’ Yatch and Boat.
York me está llamando otra vez, y obviamente, aunque puedo bloquear el
número de la oficina principal, hay docenas de números que puede usar desde
su central. No va a dejarme en paz, lo capto. No quiere que le cuente al marido
de su tía Marion lo de Marion y mi padre, porque el marido de Marion es su
inversor, pero esto me resulta extraño. Parece que hay algo más que no
entiendo. La naturaleza impredecible de su comportamiento espía me hace
sentir la presión de contarle a Jax mi historia, o la versión que se inventó York
sobre mi historia. Pero no estoy lista. Es demasiado pronto.
¿Demasiado pronto?
¿A quién trato de engañar? Nos acabamos de conocer, y estamos hablando de
mudarnos juntos. No puedo irme a vivir con él y decir que es muy pronto para
contarle mis secretos, pero sin querer, me transporto al yate, el agua, la
oscuridad: esa noche, y trago con fuerza. Es demasiado pronto. No estoy
preparada. No estoy segura de que él esté preparado tampoco, y “rápido” no
es tan rápido de todos modos. Me voy a Alemania durante un mes, y no
podemos planear una mudanza hasta que regrese. Quizás eso sea tiempo
suficiente para hacer que York se retire. Aun así, tengo que contarle a Jax lo de
la persistencia de York, así que me apresuro hacia el arco por el que
desapareció.
Entro a la brillante cocina blanca con acentos de piedra y madera y una isleta
gigante en el centro. Jax está en el extremo opuesto, hablando por teléfono.
Hay una docena de huevos y un bol delante de él. Su pelo luce despeinado y
sexy, mientras que la sombra en su mandíbula es atrevida y traviesa. O quizás sea
yo pensando en ella raspándome el vientre pronto.
Él levanta la mirada cuando entro, sus ojos se enternecen cuando me acerco
cuando me quedo en el extremo opuesto a él, dejando la isleta entre nosotros.
“Te llamo luego”, dice. Cuelga la llamada y deja el móvil a un lado; sus manos
bajan a la isleta y su atención es toda mía. “¿Cuánto tiempo te quedas en
Alemania?”
Me quedo blanca por la manera en que su mente se ha ido a donde estaba la
mía. Dejo el teléfono en la isleta y a York con él, por ahora, imitando la posición
de Jax, manos en la encimera de piedra, mi atención toda para él. “Me has leído
la mente. Yo también estaba pensando en el viaje”.
“Las grandes mentes razonan igual”, dice, guiñándome un ojo.
“Supongo que sí”, digo. “Y la respuesta es un mes. No puedo perder este viaje.
Esta nueva propiedad es una gran inversión, y soy la única que asegura que
consigamos ese dinero”.
“Entonces, ¿por qué no me voy contigo?”
No lo dudo ni un momento. “Sí, eso me gustaría. Pero ¿qué hay de tu propio
trabajo?”
“¿Puedes atrasar el viaje una semana para que pueda organizar las cosas para
trabajar de vez en cuando?”
“No tienes por qué hacer esto, Jax”.
“Quiero hacer esto. Y cuando regresemos, espero que estés lista para decir que
sí a venirte aquí, para vivir conmigo aquí”.
“Sabes que mis dudas no son por ti, ¿verdad?”
“Sé que son sobre un montón de cosas en las que trabajaremos mientras estamos
en Alemania”.
Él da la vuelta a la isleta, y yo me giro para encontrarlo, sus manos se posan en
mis caderas. “Sé que fui un poco rápido. Ahora, estoy yendo más despacio”.
“¿Venirte a Alemania un mes es ir más despacio?”
“Compartiremos una cama de hotel en lugar de mi cama, nuestra cama. Para
mí, eso es ir más despacio”.
Fue demasiado deprisa, pienso. Demasiado rápido como para saber cómo se
va a sentir sobre el papel que mi familia tuvo en la muerte de su hermano. “Ir a
Alemania contigo suena maravilloso”.
“¿Sí?”
“Sí”, digo, aliviada de que tengamos tiempo de encontrar un camino juntos que
no nos incluya a nosotros en un precipicio, como su hermano. Porque así es como
se siente todo lo desconocido: un precipicio, y alguien empujándonos.
“Perfecto”, y mientras que asumo que se refiere al viaje, la calidez en sus ojos
promete que se refiere a mucho más.
Él me besa y comienza a darse la vuelta, pero lo agarro del brazo. “¿Por qué
yo?”, lo interrogo, haciéndole la pregunta que se me viene a la mente.
“¿Por qué tú qué, Emma?”
“Nunca has vivido con una mujer. Nunca has estado comprometido. Y, aun así,
conmigo...” Mis palabras se van apagando.
“¿Contigo qué, Emma?”
“Eres diferente”.
“Exacto, contigo soy diferente. Haz el café, mujer. Necesitaré cafeína o alcohol
para lidiar con las llamadas que tengo que hacer después de comer”.
Él se aleja para atender los huevos, y por un momento, me quedo ahí de pie,
procesándolo. Su respuesta es perfecta, y, aun así, completamente imperfecta.
Somos dos personas rotas, sufriendo por la pérdida y buscando respuestas el uno
en el otro. Solo espero que en esa conexión haya una sanación, no dolor. Espero
que haya amor verdadero, no una fachada de amor que sea en realidad una
forma de odio.
Esa palabra, odio, me recuerda a York, pero rápidamente me la saco de la
cabeza. Hablaré con Jax sobre esa llamada. Solo que no ahora mismo. No hasta
que compartamos una comida y finjamos que el mundo no está tratando de
incendiarse a nuestro alrededor.
York Waters simplemente está siendo un gilipollas, algo que se le da bastante
bien. Unos minutos de retraso, incluso una hora antes de sacar el tema no
cambiará nada.
Para nada.
CAPÍTULO VEINTISIETE

Emma…
Me apresuro a la cafetera y encuentro una mezcla de canela en grano que
huele delicioso. "No puedo esperar para probarlo”, digo, mientras Jax me mira
desde la estufa.
“Era el favorito de mi padre. Es mi brebaje para pensar. Siempre lo bebo y pienso,
¿Qué haría él?”
“Eras muy cercano a él”, le digo, y aunque ya lo sé, me gustaría escuchar más,
que lo confirme, o que me cuente una historia. Solo quiero saber más.
“Hunter y yo éramos muy cercanos a él”, dice, volteando una tortilla y luego la
otra. “Brody no tanto. Siempre fue, un poco solitario. Creo que ser el más joven
le hizo sentir que había demasiadas cosas con las que cumplir.” Se da vuelta
para mirarme. “Demonios, incluso yo sentí eso a veces con Hunter. Hay una razón
por la que terminé con guantes de boxeo. Hunter era el chico dorado de la pista.
Yo solo quedaba como un finalista. Necesitaba una salida.”
“¿Brody tenía una salida?”
“Mujeres. Teníamos demasiado alcohol en nuestra vida para que nos pareciera
atractivo”.
“¿Y tú?”
“El boxeo y las mujeres, nena, ya sabes eso”. Él guiña un ojo. “Ahora es el alcohol
y sólo una mujer”.
Me río. “Alcohol, una mujer y también hoteles”, digo, porque los hoteles son mi
vida, pero la diversión de este momento se desvanece en la realidad. “Si es que
podemos superar todas estas cosas de la familia”.
“Lo haremos”, promete, llenando nuestros platos. “La crema está en la nevera.
Ven y cuéntame de Alemania”. Se dirige a la mesa que se encuentra en el
balcón, con vista al océano a un lado y al jardín al otro lado.
“Hermosa casa y hermosa vista”, digo, una vez que nos acomodemos en
nuestros asientos.
“Y lo dice una mujer que viaja por el mundo y supervisa propiedades
maravillosas”.
“El hotel de lujo no es igual a un castillo o una casa en Maine, pero para que
conste, creo que esta casa es mucho más adecuada para ti que el castillo”.
“¿Y por qué lo crees?”
“A pesar de su asombrosa estructura, el castillo para ti es como uno de nuestros
hoteles de lujo lo son para mí. No es para vivir. Son trabajo”.
Sus ojos se posan en mí y dice: “Vivir no fue exactamente mi prioridad en los
últimos seis meses. Como dije, soy diferente contigo”.
“Jax”, susurro, incapaz de encontrar otras palabras.
“Come, nena. Estoy hambriento y sé que tú también tienes que estarlo”.
“Sí”. Agarro mi tenedor. “Comamos”.
Ambos devoramos nuestros omeletts, y apenas he tenido tiempo de alabar
cómo cocina cuando suena mi teléfono desde la isla de la cocina. “Ni siquiera
he tocado mi trabajo. Voy a dejar que suene hasta que terminemos, y luego de
verdad necesito mi maleta y encargarme de algunas cosas”.
“¿Quieres quedarte aquí esta noche, o en el castillo?”
“¿Podemos quedarnos aquí?”
“Hablaré con Savage, y si él siente que es seguro, nos quedaremos aquí”.
“¿Seguro? Jax, ¿de qué exactamente estamos tratando de mantenernos a
salvo?”
“De todos los que no seamos nosotros, nena”, bromea. “Te quiero desnuda sin
interrupciones”.
Está haciendo exactamente lo mismo que yo hago al evitar hablar de York,
saboreando este tiempo que estamos juntos. Y por eso lo dejo pasar. “Dime algo
que no sé sobre ti. Cuéntame más sobre el boxeo”.
"Mi nariz torcida se ha roto tres veces”.
Arrugo mi propia nariz ante eso. “¿Tu nariz está torcida?” Inclino mi cabeza y lo
inspecciono. “Mmmm. Tal vez. Pero de todos modos es bonita”.
Él ríe. “¿De verdad?”
“Sí”. Tomo un sorbo del café por primera vez. “Está bueno. Me gusta. ¿Hunter
también venía aquí por el café?”
Sus labios están apretados, y toma un bocado de los huevos que está comiendo,
seguido de un sorbo de café, antes de decir finalmente: “Hunter no ha venido.
Nunca lo hizo.”
Agarro la taza con mi mano y la dejo en mi regazo. “¿Por qué?”
“No lo sé, nena. Algo pasó entre él y mi padre en los últimos seis meses antes de
que muriera.”
“¿Algo? ¿Qué significa eso?”
“Eran inseparables, y de repente, ya no estaban juntos. En el último festival del
Whisky, no pude verlos juntos en una sola habitación”.
Y entonces comprendo que este será el primero de esos eventos en los que
estará sin su padre. No va a ser fácil, y entonces la ira de Brody comienza a tener
sentido. Estoy allí con ellos, viviendo la vida sin mi padre. Y aparentemente
también sin mi madre. “¿Hablaste con ellos al respecto?”
“Mi padre dijo que todo estaba bien. Me apartó, y así no era él. Todo estaba
bien”.
“¿Y Hunter?”
“Lo mismo”.
“Y tú y Hunter…”
“Estábamos bien hasta que de repente ya no. En algún momento eso cambió”.
Él aparta su plato vacío. Entonces me doy cuenta de que el mío también está
vacío, aunque apenas recuerdo haber comido.
Sintiendo que quiere hablar sobre algo serio, y que nuestro escape ha dado un
giro completo para convertirse en una prisión, también pongo mi plato a un lado.
“¿Qué pasa, Jax?”
“Necesito que entiendas por qué fui a ti buscando venganza”.
“Sé por qué lo hiciste”, le prometo. “Lo sé. Ya lo hablamos”.
“No. No, no sabes todo”.
Una punzada de miedo atraviesa mi pecho. “¿Qué quieres decir?”
Aparta la silla de la mesa y la dirige hacia mí. “Justo después de la muerte de mi
padre, Hunter no atendía mis llamadas”, comienza a decir y en eso se escucha
un fuerte golpe seguido por el timbre de la puerta.
“¿Qué demonios?” Murmura Jax, agarrando su teléfono de la mesa y mirando a
las cámaras en el frente. “Savage”, dice, poniéndose de pie. “Ese hombre no
sabe hacer nada en silencio”. Se dirige a la sala de estar, y los golpes continúan.
Eso es lo que hace que me preocupe. La insistencia en los golpes. Mi corazón se
acelera, la adrenalina hace que me ponga de pie y vaya en busca de Jax.
Doy la vuelta y llego al arco de la sala de estar cuando Jax abre la puerta
principal y Savage pregunta: “¿Emma te dijo que York Waters la llamó hace
cuarenta y cinco minutos?”
Pasa un segundo en el que Jax no dice nada, mi corazón se acelera. “No” dice,
“No me dijo”.
Irrumpo en la habitación. “Te iba a decir, Jax”. Me apresuro hacia adelante y me
paro frente a él, de espaldas a Savage. “Lo iba a hacer”. Mis manos caen sobre
sus brazos, pero él no me toca. Está tenso. Es más piedra que hombre. Dios, él
piensa que estoy escondiendo algo. “No hablé con él”, le prometo. “Estoy segura
de que Savage puede asegurarte eso. Estaba en mi registro de llamadas, pero
yo fui a la cocina, y empezamos a hablar, y yo solo... maldita sea, Savage”. Lo
miro por encima del hombro. “¿Por qué tuviste que decirlo así?” Me vuelvo hacia
Jax. "Simplemente, no quería volver a vivir en ese mundo todavía. Solo nos quería
a nosotros. Como tú lo hiciste. Sé que te contuviste allí por esa misma razón. Sé
que lo hiciste”.
Jax se relaja instantáneamente, sus manos van hacia mis hombros. “Lo sé, nena.
Y sí, lo hice. Quiero lo mismo que tú”.
“¿Por qué?” Savage exige, respondiendo a mi pregunta como si Jax no hubiera
hablado. “Porque ese imbécil de York también hizo otras llamadas. Se reunió con
tu hermano, Emma. Y luego llamó a todas las personas en la lista de personas
que tú padre había investigado”.
Jax maldice y se aleja de mí, frotándose la mandíbula antes de volver a mirarnos.
“Ninguna de esas personas vendrá al festival. Eso significa que, lo que sea que tu
padre haya comenzado, Emma, tu hermano lo está continuando, y
aparentemente está usando a York para ayudarlo. ¿Él sabe lo que York te hizo?”
La sangre abandona mi cara. “Por favor, no vayas allí, Jax. Yo no…yo
solo…llamaré a mi hermano. No. Necesito regresar y encargarme de mi
hermano”. Me dirijo hacia la puerta y Savage se para frente a mí.
“Ni siquiera sabemos qué están haciendo en este momento. No queremos que
se arrepientan antes de que descubramos lo qué es”.
“Es obvio lo que traman”, respondo. “Quieren el castillo. Van a quemar a Jax
hasta que lo consigan”.
Jax me atrapa por detrás y me da la vuelta para mirarlo. “Pero no sabemos por
qué, nena. Necesitamos saber sus motivos. Hay demasiado que no sabemos”.
“Y el equipo de Savage no lo está descubriendo lo suficientemente rápido”.
“Nos contrataron hace unos días”, argumenta Savage. “¿Y qué demonios gana
York con todo esto, Emma?”
No me vuelvo para mirarlo. “No lo sé, Jax. No entiendo lo que está pasando en
este momento. Nada de esto tiene sentido. Necesito terminar con esto. Yo soy
quien puede llegar a mi hermano”.
“Aún no, nena. Necesitamos dar un paso atrás y descubrir qué está pasando. Mi
hermano está muerto. No dejaré que termines muerta también”.
“No le tengo miedo a mi hermano. No me va a matar. No lo hará”. Presiono mi
mano contra mi estómago, sintiéndome enferma. “Él no es ese hombre”.
“Ahora no está solo en esto”, dice Jax. “York está involucrado. No te dejaré ir
hasta que sepa que estás a salvo”.
“Necesito…”
“Maldita sea, mujer, si esto hace que sea el momento adecuado para atarte y
mantenerte aquí, así lo haré”.
“¿Realmente me estás diciendo eso ahora, Jax North?”
“Claro que sí, nena. Entonces haz tu jugada. Y luego yo haré la mía”.
Quiero sacudirlo, pero entonces se me ocurre algo. “Podría haberme dejado un
mensaje”. Me lanzo alrededor de Jax y corro hacia la cocina, agarrando mi
teléfono de la isla.
Unos pasos suenan detrás de mí, y me giro para encontrar a Jax y Savage
parados allí, incluso mientras reviso los mensajes. “Hay un mensaje”, digo mientras
pongo el mensaje en el altavoz.
“Última oportunidad, dulzura. Tienes una hora para devolverme la llamada o si
no…Y ambos sabemos que amas y odias cuando digo ‘o si no’”.
Respiro entrecortadamente, mi mano tiembla con un recuerdo que no quiero
vivir con Savage aquí parado. No lo viviré con Savage aquí, así que aparto el
recuerdo a la fuerza. Mis ojos se encuentran con los de Jax, y digo lo único que
importa. “Nunca hace amenazas que no pretenda cumplir, y esa hora ya pasó”.
CAPÍTULO VEINTIOCHO

Emma…
Jax y Savage me miran, esperando que diga más, pero los ignoro.
Las palabras ‘o si no’ me consumen. Yo sé lo que significan. Lo sé muy bien.
Castigo. Dolor. Más dolor.
Necesito apoyo, necesito pensar, les doy la espalda y me agarro al mostrador,
con mi mente creando las muchas formas en que ‘o si no’ podría significar. En
todos ellos, estoy destruida, pero no estoy preocupada por mí. Me preocupa la
marca Knight. Me preocupa Jax.
Miro mi teléfono y sé que tengo que detener esto ahora, antes de que sea
demasiado tarde. Empiezo a marcar el número de York. Jax se pone junto a mí
rápidamente, me voltea hacia él y toma mi teléfono. “¿Qué estás haciendo?”
“Necesito llamarlo. Necesito detenerlo”.
“¿Detenerlo de hacer qué?” Pregunta Jax. “¿Qué significa ‘o si no’?”
“Necesito llamarlo ahora, Jax”, le digo, mi voz notablemente tranquila,
considerando el pánico que vive dentro de mí.
“¿Qué significa ‘o si no’ para ti, Emma?,” Sigue preguntando Jax, y cuando su
mano cae sobre mi cintura, me siento mejor, de la manera en que ningún otro
humano podría hacerme sentir mejor, ni ahora ni nunca. Y exactamente por eso
no puedo estar aquí ahora. Nunca. No puedo estar aquí nunca más.
“Necesito llamar a York”, repito. “Tengo que llamarlo ahora”. Intento rodear a
Jax, pero él me agarra del brazo.
“¿Sin mí, Emma?”
Puedo sentirme temblando, una mezcla de ira y pánico, junto con miedo. Me
aterra lo que viene después. Estoy aterrorizada por él y por mi hermano. “Sí. Sola.
Necesito manejar esto sola”.
“Necesitas hablar conmigo”.
“Necesito que me sueltes, Jax”, le digo, y no solo estoy hablando de este
momento. Quiero decir para siempre. Ahora veo que me equivoqué al venir
aquí. Ya veo todo lo que permití que pasara.
Sus ojos se estrechan, el entendimiento llega a su rostro. “¿Así de fácil?”
“No hay nada fácil en nada de esto. Necesito mi teléfono”.
Me acerca más hacia él. “No. No te doy el teléfono hasta que me digas lo que
está pasando. Y no, no voy a dejarte ir”.
“Déjame, Jax”, le espeto, enérgica por la desesperación que tengo. “No me
hagas sentir atrapada en este momento. Ahora no. Ahora no. Necesito evitar
que esto suceda”.
“Podemos resolverlo juntos”.
“Tengo recursos”, dice Savage. “Si esto es lo que creo que es, puedo manejarlo".
Si es lo que él cree que es. Señor, ayúdame, Savage sabe de qué se trata. O él
cree que sabe. Por supuesto, él piensa que sabe, porque ha investigado a York,
pero está equivocado. “No puedes saber ni un poquito, Savage”, le susurro, mis
emociones comienzan a sacar lo mejor de mí. “Lo que creas que sabes, no es
nada seguro”. Empujo a Jax. “Déjame ir. Déjame ir ahora. No puedo sentirme así
de atrapada en este momento”.
“Maldita sea”, murmura, y sus manos caen.
El alivio y el arrepentimiento me llenan. Estoy confundida y emocional de una
manera en que nunca me he sentido. Necesitaba sentirme libre, pero quiero que
me toque de nuevo, y sé que nunca puedo permitir que eso suceda. “Necesito
mi teléfono”, le digo, señalándolo.
“No hasta que…”
No tengo tiempo para pelear con él. Lo rodeo, pero luego Savage se pone en
mi camino y él tiene un teléfono. “Sácame de aquí. Aléjame de Jax ahora. Si se
supone que debes protegerlo, es lo que tienes que hacer. Sácame de aquí y
hazlo rápido”.
“Necesito que me digas qué está pasando, Emma”, responde.
Levanto mi barbilla, desafiante. “Necesitas sacarme de aquí”.
“No hasta que me digas qué demonios está pasando”, responde.
“Me iré yo sola”. Intento dar un paso alrededor de él, y él mueve su gran trasero
justo frente a mí.
“Por lo que sé, estás en peligro si sales de aquí,” dice Savage. “No te dejaré ir
hasta que sepa que estás a salvo”.
Un sonido enfurecido se escapa de mis labios, y puedo sentir que Jax se pone a
mi lado. Dios, puedo sentir a este hombre de maneras que nunca sentí a York. En
formas que no sabía que se podía sentir a otro ser humano. Él me importa. Ya es
un mejor amigo, un amante. Es un confidente, lo que solo me hace luchar más
duro en este momento. Me giro para enfrentarlo y lo hago con desafío.
“¿Querías arruinar a mi familia y no lo sabes? Soy el mayor riesgo de los hoteles
Knight. También voy a serlo para ti, si no me dejas llamar a York y hacer lo que
tengo que hacer para detenerlo. Necesito hacer esa llamada”.
“Eres muchas cosas para mí, Emma, pero un riesgo no es una de ellas. Dime qué
está mal, nena. No puedo arreglar lo que no sé. Tienes que decirme ahora”.
“No me hagas hacer esto, no ahora. No delante de Savage. Dame el teléfono”.
Lo alcanzo, y él me da vuelta y me presiona contra la isla de la cocina,
tocándome y atrapándome de nuevo. Él levanta una mano. “Ve, Savage”.
“Estaré en el pasillo”, dice Savage, siguiendo los pasos.
Jax coloca mi teléfono en la isla detrás de mí y luego presiona sus manos sobre
la piedra a cada lado de mí. “Ahora solo somos tú y yo, nena. Por favor, habla
conmigo”.
Por favor.
Esas palabras me llegan de la forma en que él me llega a mí. Él es todo lo que
un hombre debería ser: fuerte, incluso dominante, pero sin miedo a usar esas
palabras para compartir un momento, o incluso el poder.
Estoy atrapada en todas las formas posibles. Estoy atrapada en la certeza de
que el día que conocí a York fue el día en que sellé que nunca podría estar con
Jax. El pánico se desvanece y se transforma en algo más oscuro, más tranquilo y
mucho más brutal. “Él le dirá al mundo cosas horribles sobre mí que destruirán el
nombre de Knight y el tuyo si sigues conmigo, Jax. Eso es todo lo que importa”.
“¿Qué cosas horribles, Emma?” Pregunta Jax, sus dedos rozando mi mejilla.
“Puedes contarme que sea”.
“Realmente no tengo otra opción ahora, ¿verdad?”
“Sí tienes. No quiero que te sientas así conmigo.” Él se separa de la isla, ya no me
encierra ni me atrapa. “Puedes irte. Puedo decirle a Savage que te deje ir, pero
no lo hagas. Estamos bien, cariño. Y sé que esto es muy nuevo, pero estamos
llenos de posibilidades. Por favor, no dejes que York Waters nos quite eso”.
CAPÍTULO VEINTINUEVE

Emma…
Él dice que estamos llenos de posibilidades. Yo digo que estamos llenos de
posibilidades perdidas. Pero la única palabra que queda por decir es adiós.
Porque ahí es donde nos lleva mi historia. “Quería decir que sí a mudarme
contigo, incluso si era de prueba. Iba a ser demasiado pronto, pero teníamos
kilómetros separándonos. Quería conocerte, Jax. También sentí que teníamos
futuro. De verdad lo sentí”.
“¿Sentiste? Todavía existe ese futuro, Emma”.
“Quería decir que sí,” repito. Necesito que él sepa eso. Necesito que sepa que
nunca hubo un ‘no’ para él. Nunca. En ninguna situación.
“Pero no lo hiciste,” responde esta vez. “No ibas a hacerlo, y no vas a hacerlo
ahora”, dice. “Ambos lo sabíamos, y esto es el porqué, sea lo que sea”.
“Sí”, confirmo. “Bueno, eso y tu hermano. No se trata de él, por cierto. Para nada.
Estamos llenos de complicaciones, pero volvamos al presente. Tenía que decirte
esto primero. Era lo correcto porque es algo muy grande y…” Trago saliva, “Y
necesitaba tener la idea de que iríamos a Alemania antes de mudarnos juntos.
Necesitaba saber que teníamos algo serio antes de decirte lo que tengo que
decirte. Y sabía que tenía que contarte sobre esto, sobre mi pasado, antes de
mudarme contigo. Estaba esperando el momento correcto”.
“Dime lo que tengas que decirme para que me ocupe de esto, Emma”.
Suena mi teléfono celular y Jax me rodea y lo toma de la isla. “Es tu hermano”.
“Tengo que hablar con él. Por favor, Jax. No es una coincidencia que llame
ahora mismo. Mira, la amenaza de York es verdadera. Algo está pasando”.
Jax me entrega el teléfono, pero no me suelta. “Solo tu hermano. Todavía no
llames a York. Necesitamos hablar primero”.
Él tiene razón. Odio que lo haga, pero la tiene. "Sí. Estoy de acuerdo”. Él suelta mi
teléfono y yo atiendo la llamada. “¿Chance?”
“Si York te llama, no le contestes”.
“¿Por qué me llamaría York?” Pregunto, compartiendo una mirada con Jax.
“Porque está enojado conmigo y no quiero que te use para llegar a mí”.
No me da tiempo para responder. “Marion follaba con papá”.
Trago fuerte. Todo está al descubierto. Todo va a explotar. “Ya habíamos
hablado de esto”, le digo, y para hacerle saber a Jax lo que está sucediendo,
agrego: “Sospechaba que había algo entre Marion y papá”.
“Sí, bueno, esta mierda acaba de empeorar. Alguien le envió fotos de ellos juntos
a mamá, está muerto y aun así se atrevieron a hacer esa mierda. Ella me llamó.
Y escuchó que estaba almorzando con York, y eso la hizo estallar. Está
preocupada por ti por todo lo que pasó con York. No sé por qué se puso así, pero
le dije que lo odiabas. Y también que él me odiaba a mí”.
Me enfrío por dentro. “¿Qué significa eso?”
“Me reuní con él hoy, por los viejos tiempos, le advertí lo que pasaría”.
“¿Y eso qué es?”
“Le dije a mamá que lucharemos por ella. Marion está fuera. Voy a ir a ver a
Monroe y le contaré todo. York teme que Monroe se divorcie de Marion y retire
sus fondos”.
“Lo hará, y tú no puedes ir a contarle nada a Monroe, Chance”.
“Estoy seguro de que puedo y de que voy a hacerlo”, me asegura. “¿Por qué te
importa? Odias a York. No sé por qué, pero lo haces”.
“¿Y si Monroe nos culpa y retira su negocio? Tengo buenas razones para creer
que la marca Sawyer viene tras nosotros, y eso es un tema para otro día, pero no
hagas nada. Solo espera. Necesito lidiar con esto. Si te importa nuestra marca,
espera un poco”.
“¿Qué demonios pasa, Emma?”
Me alejo de Jax. “Nada bueno. York ya me llamó. Me dejó un mensaje. Una
amenaza. Tiene algo contra mí, Chance. Podría dañar nuestro negocio. Por favor
confía en mí”.
Giro y enfrento a Jax nuevamente. “Necesito que esperes y me des unas horas
para resolverlo”.
“¿Te está chantajeando? ¿Ese bastardo te está chantajeando? ¿A nosotros?
¿Nos está chantajeando?”
Jax escucha la pregunta, la veo en su rostro y arquea una ceja, silenciosamente
me hace la misma pregunta. “Sabe algo mío, Chance. Algo que podría
lastimarte a ti y a la empresa. Y cualquier otra persona en mi vida. Necesito
hablar con Jax”.
“¿Jax? ¿Me estás tomando el pelo? Probablemente él esté detrás de esto”.
La ira me atraviesa, fuerte y rápido, y se refleja en mis palabras.
“Jax no hizo que nuestro padre durmiera con Marion. Jax no me hizo las cosas
que York me hizo. Si eliges seguir adelante, bueno, me alegro de no ser la
directora de la empresa que tendrá que arreglar todo el desastre”.
“Maldita sea, Emma”, dice Chance. “¿Qué demonios te hizo ese bastardo?”
“Lo que hizo no es lo que importa. Lo que importa es que ahora puede dañar el
negocio. Necesito hacer lo que pueda para controlar a York. Tú no puedes hacer
eso. Tengo que hacerlo yo”.
“¿Cómo?”
“Te llamo después”.
“¿Cuándo?”
“Una hora. Dame una hora”.
“Si no me llamas en una hora”, advierte, “Iré al aeropuerto por ti”.
“No me des plazos,” le digo. "Eso es lo que York me acaba de hacer por correo
de voz, y no necesito eso de ti también”.
“Estoy preocupado” dice. “Por ti y por el negocio”.
“Entonces no hables con Monroe todavía. Por una vez, necesito que un miembro
de la familia Knight realmente confíe en mí”.
“Confío en ti. ¿De dónde demonios viene eso?”
“Pruébalo”.
“Bien. Mierda. Esto me está matando. Tú ahí, yo aquí. Todos los secretos”.
Pienso en su oferta en el castillo y cuán desagradable me parece su excusa sobre
el testamento.
“Sí. Bien. Los secretos realmente apestan, Chance. No deberíamos tener
ninguno”. Cuelgo el teléfono y me encuentro con la mirada de Jax, consciente
de que puedo, o puedo no habernos ganado tiempo. York conoce a mi
hermano. Fueron juntos a la universidad. Él sabe que cuando Chance decide
actuar, lo hace. Y sé cómo York va a contraatacar porque conozco demasiado
bien a ese hombre tan malvado. Tengo que contarle a Jax mis secretos ahora
antes de que TMZ, el canal de chismes, le cuente al mundo. Tengo que hacerle
ver por qué tiene que dejarme ir y por qué tiene que hacerlo ahora.
CAPÍTULO TREINTA

Emma…
Puse el teléfono en la isla enfocándome en solo una persona: Jax. Magnífico,
inteligente, perfecto, todas esas palabras lo describen. Apasionado. Intenso.
Dominante. Poderoso. Amable. Sensible. ¿Quién es todas esas cosas? ¿Qué
chica tiene la suerte de encontrar a ese hombre? ¿Qué chica tiene tan mala
suerte de que lo pierde tan rápido?
“Fui egoísta”, admito. “Nunca consideré que mi pasado podría volver y atacarte
a ti. York se había ido de mi vida, y de repente, tú estabas aquí, pero él también
había regresado. Y tú y yo íbamos de maravilla y...
“Todavía vamos así, nena. Él no cambia nada”.
“Sí lo hace, Jax. Lo puede cambiar”.
Da un paso hacia mí y yo retrocedo.
“Emma…”
“Escucha”. Levanto una mano. “Necesito decir esto y luego llamar a York, Jax.
Tengo que intentar hacer control de daños. Así que solo escucha, porque va a
ser difícil decirlo. Por favor”.
“Te escucho. Estoy aquí”.
“Bien. Tú escuchas. Y yo hablo”. Me muerdo el labio y miro hacia otro lado,
alentándome a que le cuente y ya. Hazlo, Emma. Fuerzo mi mirada de regreso a
la suya. “Él era un tipo normal que se esforzaba por ganar la aprobación de su
padre, y en eso hicimos clic, congeniamos. Entonces su padre murió y él
cambió”. Solté un suspiro. “¿Cómo cambió, preguntarás?” Me río, un sonido
amargo y ahogado.
“No en la forma promedio en que alguien podría cambiar. Comenzó a dar
fiestas sexuales en sus barcos. Fiestas sexuales realmente obscenas. Me va a
vincular con esas fiestas”. Me abrazo a mí misma, la pena y la vergüenza me
invaden, las lágrimas resbalan por mis mejillas.
“Yo fui”, digo, y de alguna manera, estoy divagando y no puedo evitar que las
palabras salgan de mi boca. “Fui a algunas de las fiestas. No hacía nada. Solo
estaba allí, pero vi cosas. Y bueno, también me vestía sexy. Él me hizo hacerlo.
No. Yo quería complacerlo, y estaba muy perdida y confundida. Mi padre y la
compañía y lo demás no importa. Lo que importa es que estoy bastante segura
de que filmó todo, y yo usé esos atuendos. Estaba allí, y parecía que me
encantaba, pero lo odiaba. Odiaba esas malditas fiestas, pero él era la única
persona con la que sentía una conexión. Pensé que lo amaba, y con mi
familia…nunca sentí que encajaba con ellos. Así que me quedé con él. No
quería perderlo. Era patética. Vergonzosamente patética, pero intenté salir. Lo
intenté, y fue entonces cuando las cosas salieron realmente mal”.
De repente, Jax está frente a mí, acercándome, deslizando su mano sobre mi
cabello. “No eres patética. Eres humana. Y ya lo dejaste”.
“No lo entiendes. Tuve...”. Trago saliva, “Tuve...” Presiono mi mano contra mi
frente. “Algo pasó. Algo malo, Jax. Y no puedo. No puedo hacer esto ahora”.
Él toma mi cara en sus manos. “Entonces no lo hagas. Sé lo suficiente. Crees que
puede haber fotos. Crees que esto podría dañar a tu hotel”.
"Lo hará. Jax, lo hará, especialmente después de que mi hermano acaba de
hacerse cargo, y esto va a ser visto como el desmoronamiento de nuestra marca.
Somos una marca de lujo. Esto nos hará daño. Y si estás involucrado
sentimentalmente conmigo, también te hará daño. Déjame ir a casa”.
“Estás en casa, bebé. Simplemente no lo sabes todavía”.
“No entiendes lo malo que es esto, Jax”.
“Sí lo entiendo. Todo, incluso más allá de lo que has dicho. Lo analicé. Sé lo que
te hizo”.
“No lo sabes. No lo sabes”.
“Sé lo suficiente, Emma. Y quiero que sepas, nena, no te traicionaré. No te
causaré dolor ni miedo. Siempre seré tu amigo, y espero que mucho más que
eso. Te tengo. Puedo manejar lo demás”. Me besa, labios a labios, un beso tierno,
fuerte, cálido. Un beso lleno de todas las posibilidades que todavía no puedo
creer que aún existan. Y cuando sus labios se separan de los míos, por solo unos
momentos, nos quedamos allí, respirando juntos. “No terminamos aquí”.
Sus dedos retiran el cabello de mi cara, colocándolo detrás de mi oreja. “Vuelvo
enseguida. No hagas esa llamada. Confía en mí para manejar esto. Yo me
encargo”.
Él comienza a alejarse, y mi corazón se tambalea.
Lo agarro de la manga. “¿Qué estás haciendo?”
“Voy a encargarme de York Waters”.
“No. Es malvado, y aún hay más. Jax, hay más cosas que necesito decirte”.
“Dime lo demás a tu manera, cuando estés lista. Tampoco puedo forzarte a
hacerlo ahora”.
Me acaricia el cabello. “Ahora sé exactamente qué hacer para controlar a
York, pero necesito hablar con Savage ahora”.
“Sí, pero...”
Él me besa y se aleja.
“¡Espera!” Grito desesperadamente.
Se detiene en el arco de la puerta para mirarme, y yo busco en mí lo que tengo
que decir y lo saco. “La noche en la que le dije que no”, le digo. “La noche que
intenté alejarme, me sucedieron cosas. Cosas malas, Jax. Podría haber fotos”.
Sus ojos se estrechan y oscurecen, y cierra el espacio entre él y yo, atrapando
mis caderas. “Él te violó”.
Asiento, y me arden los ojos. “Me ató. Me compartió. Fue horrible, muy horrible”.
El aire cruje con ira, su ira, y sus manos van a mi cara. “Recuerda... Cuando te lo
dije, me convenciste de que la venganza no era necesaria. Estaba equivocado.
La venganza va a saber bien, para los dos. No hagas nada. Yo me encargaré”.
“Necesito llamar a mi hermano”.
“Aún no. Espérame. Vuelvo enseguida, y York Waters se habrá ido para siempre”.
CAPÍTULO TREINTA Y UNO

Jax…
Quiero matar a York Waters. Quiero poner mis manos alrededor de su cuello y
matarlo, pero si lo hago, iré a la cárcel y Emma se quedará aquí sola, en este
desastre infernal. No la voy a dejar sola. Nunca. No tengo idea de por qué tiene
que ser así. Ella está en lo correcto. Llevamos juntos muy poco tiempo, pero no
importa. Esa mujer está hecha para mí, y yo para ella.
Cruzo la sala de estar y salgo al porche delantero, el frío del otoño en el océano
no hace nada para enfriar el calor de mi enojo. Savage está de pie allí,
mirándome como una maldita estatua, donde claramente ha estado
esperando.
“La violó”, le digo, no para traicionar a Emma, sino porque Savage es demasiado
inteligente como para no haberlo resuelto. También necesita saber cuánto
quiero quemar vivo a York. “Tomó fotos”, agrego. “Y aunque me considero un
hombre ético, todavía lo quiero muerto. Me conformaré con destruirlo, pero lo
quiero en posición fetal y llorando como la pequeña perra que es. ¿Estás dentro
o qué?”.
“Me convenciste desde que dijiste ‘muerto’, pero me conformaré con dejarlo en
posición fetal. Ese es un trabajo que haré gratis. ¿Ahora, cuál es la historia?”.
“Chance descubrió que su padre tuvo una aventura con Marion de Breeze
Airlines. Le dijo a York que le dirá al marido de Marion”.
“Y el hijo de puta teme que el esposo de Marion retire sus préstamos
comerciales”.
“Exactamente”, le digo. “A su vez, Emma piensa que está a punto de publicar
las fotos que le tomó a manera de venganza”.
Savage resopla. “Si él hace eso, será una mierda. Él está fanfarroneando”.
“No está fanfarroneando”.
Ante el sonido de la voz de Emma, giro para encontrarla parada en el porche,
su cabello oscuro se levanta con la brisa, sus mejillas sonrojadas, sus ojos brillan,
pero están secos. Fuerte. Valiente. Tan malditamente hermosa. “Tiene una
compañía y una reputación que proteger, al igual que nosotros”, digo. “Eso nos
da ventaja”.
“Dirige una operación sexual en sus barcos, Jax”, dice Emma. “No son solo
fiestas. Hay más. Así de intrépido es”.
“Y mucho de eso es gracias al dinero del marido de Marion”, dice Savage. “No
quiere perder ese dinero”.
Lo miro. “¿Qué tanto es?”
“Un enorme cuarenta y nueve por ciento de sus acciones”, anuncia Savage. “Y
si le echas un vistazo a sus libros contables, no parece que al niño le quede nada
de su propio dinero”.
“Conveniente para un adquisidor hostil”, le digo. “Tal vez necesito ayudar a que
se le acabe el dinero”.
“Entonces te quedarías con un hombre que no tiene nada que perder”, dice
Savage. “Y esos son los hombres a los que no quieres encontrarte en la
oscuridad”. Sus labios se contraen. “Claro, a menos que seas yo”.
“Monroe tiene que ver con la marca”, dice Emma, acercándose, a nosotros.
“Nunca he visto a York desesperado, pero cuando digo que a Monroe le importa
la marca, me refiero a marcas de alta gama. Si actúa como un gran accionista
y ve el escándalo que crea York, Monroe se saldrá del negocio”.
“Entonces fanfarronea como una perra”, dice Savage.
Emma frunce los labios. “Tal vez. Simplemente no quiero jugar con York. No
puedo jugar con él. No cuando las marcas Knight y North están en juego”. Podría
decirle que el escándalo no destruye compañías. De hecho, a menudo funciona
como publicidad gratis, pero este escándalo se trata de su violación. “Necesito
llamarlo”, dice Emma. “Estamos pensando demasiado en sus motivos cuando no
es necesario porque él solo nos lo puede decir. A él le gusta hablar”. Su teléfono
celular suena en su mano, y ella mira hacia abajo. “Hablando del rey de Roma”,
dice ella. “Y un rey que está fuera de personaje. Él nunca llama de nuevo
después de dar una amenaza. Solo actúa”.
“Lo que confirma que está desesperado”, le digo. “Déjame hablar con él”.
“No”, dice ella en rechazo instantáneo, sacudiendo la cabeza. “Ya me cansé d
evadir a este hombre. Ya me cansé de evadir todo. Necesito ser yo la que
golpee su trasero. Pero puedes escuchar”.
Ella mira a Savage. “Es un tonto. Grábalo y mira”. Y no solo le responde, sino que
le responde en altavoz. “¿Qué quieres York?”, pregunta ella, su voz fuerte, la ira
irradiando desde las profundidades.
“Cuida lo que hace tu hermano”, dice York. “Si le cuenta a Monroe sobre Marion
y tu padre, ya sabes lo que va a pasar”. Savage saca su teléfono y comienza a
grabar, haciéndole una pequeña seña a Emma para decirle que siga hablando
con él. Ella asiente levemente y dice: “¿Qué va a pasar York?, cuéntame”.
“Sabes lo que va a pasar”, responde. “¿No es así, dulzura?”. Ella aparta su
mirada, apretando la mandíbula. “¿Le vas a decir al mundo que me violaste?”.
Su mirada vuelve al teléfono, mirándolo como si lo estuviera viendo él, con furia
en los ojos. “¿O prefieres que yo lo haga?”.
“A mí me pareció que te estaba gustando”, se burla York.
“Una pervertida heredera de los Knight. El mundo estará fascinado”.
Emma me mira y sacude la cabeza. “Lo sé, cariño”, digo moviendo los labios
silenciosamente, y cuando ella vuelve a centrarse en el teléfono con renovado
vigor, sé que va a atacarlo con fuerza. El problema es que cuando lo hace, se
está torturando a sí misma. “¿Cómo lo sabrías?”, Exige ella. “Me metiste drogas
por la garganta y me ataste”.
La ira ruge dentro de mí, y comparto una mirada con Savage que le dice lo que
quiere escuchar: hazlo. Haz lo que sea necesario para lastimar a este bastardo.
“Es tu palabra contra la mía”, grita York.
“¿Y crees que con eso vas a convencer a tus clientes?” Emma le dice en desafío.
“Diré, ella dice que la violé, pero yo digo que lo estaba disfrutando. ¿Qué dirá
Monroe de eso?”.
“¿Quién dice que tengo que involucrarme? Tengo mucho material, y todo te
expone como el fenómeno de la familia Knight, y todo sin que se mencione mi
nombre”.
“Adelante, York”, dice ella, sin dudarlo. “Hazlo. Hazlo y yo iré a la policía. Tengo
grabaciones. Grabé esa noche”.
“Estabas demasiado drogada para haber grabado una mierda”.
“¿Eso crees?”, lo desafía, mirándome.
“Sí, dulzura. Te di cosas de buena calidad”.
Y ahí está. Un hombre tonto y enojado que habla de más. No hubiera creído que
fuera tan estúpido, pero Emma lo sabía. Ella lo sabía y lo consiguió. “Voy a colgar
ahora”, dice ella, “Y llamaré a Monroe”.
“Ambos sabemos que no vas a hacerlo”.
“Y para que lo sepas”, continúa, como si él no hubiera hablado, “Hiciste que
fuera muy fácil tomar esa decisión. Eres un tonto cuando estás enojado. Siempre
lo has sido. Grabé esta llamada, y no tengo uno sino dos testigos. Saluda a Jax y
Savage de Walker Security”.
“Hola, York, cariño”, dice Savage. “¿Tienes gente que te pinte las uñas de los pies
en esas fiestas?”.
“Cállate”, grita York por el teléfono. “¿Qué demonios has hecho, Emma? Perra,
qué demonios...”. Agarro la mano de Emma, silenciosamente diciéndole que
estoy aquí para ella, y que él no. Ella cuelga y mira a Savage. “No necesito que
lo arruines, Savage, pero guarda la grabación. Podría necesitarla”.
“Esto va para mi colección especial de gilipollas, en dónde el papel protagónico
se lo lleva el payaso pervertido que necesita una cirugía de nariz. O lo hará, una
vez que ponga mis manos sobre él. No puedo creer que fuera tan estúpido”.
“Fui débil cuando estuve con York”, confiesa Emma. “Él esperaba que fuera débil
ahora”. Agarro su cintura y la giro para que me mire. “Confiaste en el hombre
con el que se suponía que te ibas a casar”, le digo. “Eso no es ser débil”.
“Podríamos debatir eso, pero en cambio”, dice ella, “Voy a entrar para llamar a
mi hermano y contarle todo. Y luego voy a llamar a Monroe. Y luego voy a tomar
un poco de ese café que tu padre amaba, y haré parte de mi trabajo porque
York no va a tomar más de este día o de mi vida”. Presiona su mano contra mi
pecho. “Ni a ti. Tenías razón. Él no va a hacer que nos separemos”. Cubro su
mano con la mía. “Malditamente cierto, nena. Él no va a separarnos”. Se pone
de puntillas, me besa y dice: “Gracias, Jax North”, antes de caminar hacia la
puerta y entonces agrega: “Y a ti también, Savage”. Con eso, entra a la casa.
Mis labios se curvan, y esta vez, mi sonrisa es de orgullo. Emma merece eso y
toneladas de respeto por lo que acaba de hacer. Incluso Savage sonríe. “Ella es
un gran partido, hombre”, dice. “¿Qué quieres que haga?”.
“Asegúrate de tenerlo de las bolas de diez maneras diferentes y luego
hablaremos”.
“Eso ya lo tengo por sentado”, responde. “Y si tuviera la oportunidad, ten la
seguridad de que se las cortaría y te las entregaría para alimentar a los peces”.
“Tengo la sensación de que hay una larga lista de personas a las que les gustaría
ver que eso pase”, le digo. “Creo que podemos asumir que la lista de personas
que el padre de Emma estaba investigando tienen escándalos sexuales que York
creó”.
“Y ahora tú puedes liberarlos”, dice Savage. “Conectaré todas las pistas y te
confirmo. Este lugar es seguro. ¿Ustedes se van a quedar aquí?”
“Sí. Necesitamos estar aquí, lejos del castillo”.
Savage se despide brevemente y baja las escaleras, mientras me dirijo dentro
para ayudar a Emma a terminar esto de una vez por todas. O al menos la parte
que puede terminar ahora. No he terminado con York, y desafortunadamente,
Emma tampoco. Él estará en sus pesadillas, pero ella no las vivirá sola. Estoy aquí
para quedarme.
CAPÍTULO TREINTA Y DOS

Emma…
No estoy temblando. No estoy llorando. Tengo la cabeza en alto. Entro en la
cocina de Jax, la misma cocina impresionante que él ha declarado como
nuestra futura cocina, si así lo quisiera, y de hecho me siento lo suficientemente
libre como para abrir mi mente a esa posibilidad y más. Haberle hecho frente a
York, ser dueña de él en lugar de que él fuera mi dueño, fue empoderador. Por
primera vez en años, si no es que, por primera vez, soy dueña de mi vida, no York
ni mi padre, ni mis propias inseguridades. Camino hacia la cafetera, lleno una
taza, la endulzo y luego tomo un sorbo. Me gusta. Me gusta este lugar. Me gusta
la idea de una vida fuera de un departamento que alquilo al imperio de mi
padre. Me gusta Jax. Quizás también me estoy enamorando, pero que me guste
importa. Importa mucho.
Bajo mi taza y llamo a mi hermano, y él responde al primer timbre. “Háblame,
Emma”.
Me detengo, porque esta es la parte en la que me presiona para saber todo lo
que acabo de decir delante de Jax y Savage, pero me recuerdo a mí misma
que estoy empoderada. No necesito hacer nada que no quiera hacer. “York es
una mala persona, Chance”, digo simplemente. “Hace cosas malas. Me hizo
cosas malas”.
“¿Qué cosas malas, Emma? Necesito detalles Así decido qué tanto lastimarlo
antes de matar a ese hijo de puta”. Una calidez se extiende a través de mí al
recordar que él es mi hermano mayor, que me ama, pero la razón por la que
necesito que me recuerden eso también está presente. Jax y yo podemos tener
York en nuestras manos, pero Hunter sigue muerto. No podemos traerlo de vuelta.
No podemos retroceder el tiempo.
“Voy a ahorrarte los detalles”, le digo, “Y la necesidad de lastimar a York. Ya lo
controlamos, y para que sepas, puedes darle las gracias a Jax por eso. Él hizo la
diferencia en formas que no puedes entender”. Digo eso y me atraganto, trago
saliva, aclarando delicadamente mi garganta. “Haz la llamada. Cuéntale a
Monroe sobre papá y Marion”.
“¿Qué significa ‘controlado’, pajarito? Porque escuché como se rompía tu voz”.
Ignoro el comentario sobre mi voz. Es el precio de sacar todo después de
cargarlo por años. “Significa”, digo, “Que mientras se regodeaba sobre ciertos
detalles nefastos de nuestro pasado, lo grabé con testigos presentes, para
tenerlos de respaldo. Y él lo sabe. Lo tengo por las bolas. Ya no es un problema”.
“¿Qué testigos?”.
“Está controlado. Ya no es un problema. Pero Monroe podría serlo. Quizás
debería ser yo quien lo llame. He pasado más tiempo con él que tú. Él asociará
el engaño con nuestra marca, y seamos sinceros, a ti te asociará con papá,
también conocido como el infiel”.
“Sí, estaba pensando en eso después de que colgamos. Tienes razón. Tenemos
que decírselo. El hombre tiene tanto derecho a saberlo como mamá para que
sea justo. Pero tienes que decírselo”.
“Va a lastimarlo, Chance. ¿Eso es justo? ¿Queremos hacerle eso?”.
“En cierto nivel, creo que él ya lo sabe. Mamá dijo que ella lo sabía, y que le dolía
todo el tiempo. Ahora se está escondiendo en Europa. ¿Es eso lo que
queremos?”.
“Por supuesto no. Y tienes razón. Tiene que saber, al menos debe sospechar algo.
Lo llamaré. Envíame un mensaje con su número”.
“Emma…”.
“Estoy bien”, le digo. “Estoy mejor de lo que he estado en mucho tiempo”.
“¿Y Jax ayudó a que te sintieras así?”.
“Sí. Lo hizo. Es un buen hombre. Sé que las cosas son difíciles por todo lo de Hunter,
pero estoy… necesito que te alejes de eso. Por favor”. Se queda callado por un
segundo. “¿Alguna vez me vas a contar lo que pasó?”. Me decepciona que no
haya accedido a darle una oportunidad a Jax, pero lo dejo pasar. “No”, digo
con franqueza. “No lo voy a hacer”.
“Voy a asumir lo peor”.
“Está bien”, le digo, porque lo que él crea no será lo que yo sé que pasó. Ni
siquiera Jax y Savage se dan cuenta de lo malo que fue.
“¿Eso es todo lo que vas a decir?”, desafía.
“Sí”, digo, sin sentir el deseo de explicar nada, lo que, pensando en retrospectiva,
ha sido parte de mi rol con mi familia. Yo soy quien siempre da explicaciones.
Bueno, pues no más. “Sí. Eso es todo. Mándame el número”. Él se queda callado
y entonces dice: “Te amo, Emma”.
“Yo también te amo”. Cuelgo y considero la idea de que él está detrás de la
muerte de Hunter o al menos es cómplice, pero lo rechazo de inmediato.
Chance puede comportarse como un imbécil, pero solo cuando está haciendo
control de daños. Cuando protege lo que ama: la marca. No veo cómo Hunter
podría haber amenazado nuestra marca. Y Chance no lo mataría de todos
modos.
Quizá mi padre sí.
O eso creo.
Los diarios hacían que pareciera que él pudo haberlo hecho. Mi teléfono suena
por el mensaje de Chance, y miro el número de Monroe. Tengo que hacerlo. Voy
a lastimarlo, pero Monroe, como todos, merece a alguien que lo trate mejor.
Marco a su teléfono.
“Emma”, me saluda, de alguna manera reconociendo mi número. “¿A qué debo
esta llamada?”.
“Necesito hablar contigo de algo personal, se trata de Marion. No quieres
escucharlo a menos que estés solo. ¿Podemos acordar una hora?”.
“Ahora”, dice, su voz dura. “Dímelo ahora”. Exhalo y dudo, antes de admitirlo.
“Odio hacerte esto. Odio…”.
“Me está engañando”.
“Lo hacía”, le digo. “Tenemos razones, razones muy concretas, para creer que
Marion y mi padre…”.
“Follaban”, él completa la frase.
Mi garganta se contrae. “Parece que lo hacían”.
“¿Me puedes dar esas pruebas?”.
“¿Estás seguro de que quieres verlo? Podría ser doloroso”.
“Mándamelo”.
“Sí, sí, lo haré”.
“Emma, ¿se te ocurrió que podría alejarme de tu marca por esto?”.
“Mi hermano y yo hablamos sobre eso, y también sobre el dolor que te causaría,
pero algo que mi madre le dijo a mi hermano influyó en nosotros. Ella dijo que,
en cierto nivel, lo sabía, y le dolió. Ahora, ella se esconde en Europa para curar
sus heridas. Creo que el hecho de que ella no pueda confrontarlo me hace no
querer preguntarle por qué afecta su manera de lidiar con el tema. Pero en este
momento, tú puedes hacerlo”.
Se queda en silencio. “Estabas comprometida con York. ¿Qué sientes por él
ahora? Invierto en su empresa, pero también es el pequeño sobrino de Marion.
Eso no me sienta bien para nuestro futuro”.
“Permíteme decir discretamente, que antes de elegir seguir invirtiendo en su
negocio, contrates a un investigador privado para que le eche un vistazo”.
“Qué diplomático de tu parte”.
“Sí, bueno, tengo dos opciones aquí. Llenarte de odio y advertencias, lo cual es
raro en mí, aunque sería apropiado en este caso, o la diplomacia. Supuse que
eras un hombre de negocios lo suficientemente astuto como para ver el odio en
la diplomacia”.
“En efecto. Tengo la impresión de que te debo más de lo que parece”.
“No me debes nada. Se llama hacer lo correcto. No necesito ningún favor a
cambio. Me gustaría mantenerte en nuestro negocio, pero Chance y yo
decidimos decirte esto sabiendo que estaríamos en riesgo”.
“¿Por qué no me llamó Chance?”.
“Todo mundo lo ve como una extensión de mi padre. Ninguno de nosotros pensó
que fuera lo que necesitaras”.
“Inteligente. Apropiado. Y ambos son valientes. Seguimos juntos en el negocio. Y
creo que llamaré a tu madre”.
“Creo que le va a gustar tener a alguien que comprenda lo que siente”.
“Ambos lo haremos. Gracias, Emma”.
Colgamos y exhalo, estoy exhausta emocionalmente. Le envío un mensaje a
Chance: ‘Ya lo hice. Él se queda con nosotros. Después te cuento más. Necesito
un descanso’.
Él responde: ‘¿Estás segura de que se queda con nosotros?’.
Le respondo: ‘Absolutamente’.
Él responde: ‘Le hago reverencias a mi ruda hermana’.
Tomo de nuevo mi café y me apoyo en la isla, pensando en todo lo que pasó,
en mi interior se extiende una sonrisa de orgullo. Lo hice. Me enfrenté a York y
gané. Hay un destello de en mi mente que me golpea con fuerza con una dosis
de realidad; en el recuerdo estoy de rodillas con Dios sabe quién detrás de mí.
Se me hace un nudo en el estómago y dejo la taza. Ahí es cuando Jax entra en
la habitación y de repente, él está parado frente a mí: alto, hermoso, con su
mandíbula tan perfectamente cincelada. Él me estudia, sus ojos azules se
quedan fijos en mi rostro, explorando, viendo demasiado y de alguna manera
viendo lo correcto.
Demostrando que lo que creo es cierto, se apoya en la isla, sus grandes brazos
me enjaulan y, sin embargo, me siento protegida. “¿Necesitamos hablar sobre lo
que acaba de pasar?”. La pregunta queda suspendida en el aire, y aunque
quiero decir no, no, no tenemos que hablar de nada, hay palabras que
necesitan decirse. Palabras que no puedo contener. Van a salir de mí en una
explosión, y no sé a dónde nos llevará eso.
CAPÍTULO TREINTA Y TRES

Emma…
¿Necesitamos hablar de lo que acaba de pasar?
No. Necesitamos hablar sobre lo que él puede estar pensando y no dice y hay
un mundo de cosas que podría estar pensando. Mi capacidad para la
diplomacia parece haber desaparecido, se agotó con Monroe y entonces, de
repente, suelto:
“Usaron condones. Era una regla en el barco. Nadie folla sin condón. Cuando te
dije que estaba limpia, lo dije en serio. Fui a que me revisaran. Me hicieron análisis
de sangre un par de veces solo para estar seguros. Yo…”.
Jax acuna mi cabeza y su boca se posa sobre la mía, cálida y maravillosa, como
el olor de su colonia. Su lengua se desliza profundamente. “Deja de hacer que
me enamore más de ti porque no podré parar, cariño, y entonces estarás
atrapada conmigo para siempre”.
Mi piel se calienta, las emociones brotan de mi pecho. “Jax”, susurro, felizmente
abrumada con su respuesta, pero hay más cosas entre nosotros, cosas que me
inquietan. Me alejo para mirarlo. “Necesito saber que esto no cambia nada entre
nosotros. Necesito saber…”.
Se inclina y me besa de nuevo, y esta vez su mano toma mi trasero y aprieta mi
cuerpo con el suyo, su erección presiona contra mi vientre. “Solo haces que te
desee más, nena”.
“Casi no podías darme nalgadas. Necesito saber que no tendrás miedo.
Necesito saber que no te contendrás”. Él aprieta mi trasero. “¿Te gustó cuando
te di nalgadas?”. Mis mejillas se calientan. “Sí. Sabes que sí me gustó”.
“Entonces, ¿por qué demonios no lo volvería a hacer? Podemos hacer lo que
sea que nos guste. No me voy a contener, Emma. Voy a dar todo de mí y espero
que tú también lo hagas”.
“Estoy preparada para dar todo de mí contigo, ahora más que nunca, Jax
North”.
“Bueno. Entonces hagamos lo que podamos hacer hoy y pasemos la noche
explorando el castillo. ¿Te parece?”.
“Está bien. Eso me gustaría”.
“Bien”. Me besa y toma mi taza, sorbiéndola y luego dejándola en mis manos,
con un guiño. “Savage dice que es seguro quedarnos aquí, y ahora que tiene a
su equipo bien establecido, podemos movernos como nos plazca”.
“¿Seguro?”, pregunto, esa palabra me llama la atención. “¿De verdad creemos
que hay peligro real?”. Se apoya en el mostrador frente a mí. “Ese sobre que te
dejaron justo después de la muerte de mi hermano nos preocupa a todos”.
“Pero contrataste seguridad por York. ¿Realmente necesitamos seguridad por un
sobre?”.
“York acaba de perder la estabilidad con la que contaba”, dice. “Eso basta para
ser cautelosos. Otra buena razón para que nos vayamos a Alemania”, agrega.
“Ya es tiempo de que se vaya. Y, por cierto, esa lista que tu padre tenía de mis
clientes, York también la tenía”. Mis ojos se abren de par en par. “¿Estaban
trabajando juntos?”. Entonces comprendo. “Oh Dios. Mi padre lo estaba usando
para conseguir bienes para sus clientes”.
“Y mantenerlos alejados”, agrega. “Lo que significa que deseaba el castillo a lo
grande”.
“¿Por qué? ¿Qué podría tener ese castillo que deseaba tanto, que lo llevó a tales
extremos?”.
“Eso es lo que necesitamos descubrir”.
“Mi hermano lo sabe”, le digo. “Sé que él lo sabe. Antes de que vayamos a
Alemania, necesito hablar con él. Necesito sacarle respuestas”.
“Entonces iremos a hablar con él. Ahora voy a llamar a los clientes que tu padre
mantuvo cautivos y asegurarles que York ya no es un problema”.
“Yo también necesito trabajar. Tengo algunos planes para la propiedad de
Alemania con los que tengo que lidiar hoy”.
“¿Necesitas tus cosas del castillo para hacer eso o puede esperar hasta que
haga estas llamadas?”.
“No hay problema”, le digo. “Creo que debería llamar a mi madre. Le conté a
Monroe. Él la va a llamar”. Él arquea una ceja. “¿Cómo lo tomó?”.
“Creo que él ya lo sabía, pero no tenía pruebas. Parece que aprecia que le
hayamos dicho.
“¿Mencionó a York?”.
“Sí. No lo dijo, pero espero que no sigan trabajando juntos”.
“Y esa es una razón para mantener a los guardias. Como dijo Savage, cuando
alguien no tiene nada que perder, puede volverse peligroso”. Él deja de
recargarse en el mostrador y me besa. “Llama a tu mamá. Estaré aquí en la
cocina cuando hayas terminado”.
“Voy a ir al porche delantero. Quiero admirar la vista que he estado ignorando
por estar en el infierno”.
“Está bien”. Sus ojos son cálidos. “Disfrútala. Quiero que te guste el lugar”. Él
comienza a alejarse. Agarro su brazo. “Ya lo hago. Lo sabes, ¿verdad?”.
“Todavía no te convenzo al cien por ciento, pero no tengo miedo de luchar para
lograrlo”. Guiña un ojo y llena su taza de café.
Salgo de la habitación con mi propia taza y una sonrisa en mis labios. Una sonrisa,
después de todo lo que acabo de pasar con York. Ese es el poder de Jax North
y es muy diferente del de York. Salgo al extenso porche, al aire frío, mi chaqueta
perdida en algún lugar, pero no entro a buscarla. Me acerco a la barandilla y
dejo que el aire fresco del océano me bañe.
El lugar es hermoso, el océano está aquí con nosotros, no muy lejos de la casa.
Significa que no perderé mi hermosa vista al océano, tenía una en San Francisco,
aquí está otra y estaré junto a Jax. Es una locura ir por este camino tan pronto,
pero he tomado pocos riesgos en mi vida. Jax es una razón para tomar uno
ahora. Observo el columpio y me siento en él, tocando el marcado automático
para el número de mi madre. Me sorprende que responda en el primer timbre.
“Hablaste con tu hermano”.
“Sí”, le digo, “Pero ya lo sabía”.
“¿Lo sabías?”.
“Sí. No lo supe hasta que ya no estaba con nosotros. He aprendido mucho sobre
papá desde que murió. ¿Por qué te quedaste con él?”.
“Lo amaba”. Su voz se quiebra. “Siempre pensé que yo era el verdadero amor
de su vida. Pero él necesitaba sus distracciones. Es un hombre, después de todo”.
“Ser hombre no es una excusa para ser un imbécil, mamá”.
“Un día lo entenderás”.
“Espero que no”, digo, comienza a irritarme. “Y me gustaría pensar que no
deseas eso para mí”.
“Mira, por eso no puedo hablarte sobre asuntos del corazón. Eres como una
princesa salida de cuento de hadas. Esa no es la vida real. No sé cómo te fuiste
por ese camino. Ciertamente no fue porque yo te haya guiado allí”. Un millón de
pequeñas piezas de mi infancia y las lecciones de mi madre sobre el lugar de
una mujer en la vida vuelven a mí y no son buenos recuerdos. Si le cuento a
Chance sobre mi violación, ella me culpará por abrumarlo. Paso por alto lo que
acaba de decir y hago que hablemos de ella. “¿Cómo estás?”.
“Estoy luchando”. Su voz se quiebra de nuevo.
“Entonces regresa”, argumento.
“De todos modos, tú te vas a ir”.
Lo que ella debe saber por casualidad. Porque es seguro que no lo sabe por
hablar conmigo. “Ven a Alemania conmigo”, la incito. “O, ¿estás allí ahora? Ni
siquiera sé dónde estás”.
“Italia. Te dije que estaba en Italia”.
“No”, digo con firmeza. “No, no lo hiciste”.
“Necesito quedarme aquí ahora mismo. Tengo un amigo aquí que de verdad
me está ayudando.
“Tal vez deba ir a verte”, sugiero.
“Cuida el negocio”, ordena. “Tu hermano está solo. Tienes que hacer lo que él
necesite que hagas”.
Esas palabras me atraviesan como si fueran un cuchillo. Ella está preocupada
por Chance. Quiere que cumpla con mi deber y lo sirva como lo hice con mi
padre.
“Claro”, digo leyendo entre líneas. Quiere que me mantenga alejada.
“Tengo reservación para una cena, cariño. Necesito irme ya”.
“Espera”, le digo, y entonces lo digo. “¿Por qué papá quería el Castillo North?”.
Para mi sorpresa, ella cae en el anzuelo. “¿Qué demonios estás haciendo,
Emma?”.
“Yo solo…”.
“Aléjate de eso. Si alguna vez escucho que vuelves a hablar de ese castillo te
juro que…, solo no vuelvas a mencionarlo. Ya me tengo que ir. Y debes quedarte
en tu casa”. Y me cuelga. Respiro hondo. Oh Dios. Papá mató a Hunter. Tiene
que haber sido él. Me pongo de pie y lanzo mi teléfono tan fuerte como puedo,
me paso los dedos por el cabello. No puede ser cierto. No puede ser real. Trato
de tomar mi teléfono para llamar a mi hermano, pero no lo encuentro. Aventé el
maldito artefacto. Siempre hago cosas estúpidas como esa. Siempre.
“Maldita sea”, murmuro, y bajo las escaleras corriendo, para tratar de
encontrarlo, pero mis ojos se abren de par en par, y me detengo, mi corazón
retumba en mi pecho. El hombre de ojos azules está de pie en la playa
mirándome. Sin hacer nada más. Ahora lo miro y su mirada me perturba. Es
penetrante, dura, incómoda. Me odia. Puedo sentir su odio. El odio viaja por el
aire del océano, amenaza con ahogarme. Y luego empieza a caminar hacia mí.
Me doy vuelta y corro escaleras arriba. “¡Jax! ¡Jax!”.
Llego al porche y corro hacia la puerta. Jax abre la puerta y me agarra, me
acerca a él. “¿Qué? ¿Qué pasa?”.
“El hombre. Otra vez el hombre”. Me giro en sus brazos y miro el lugar donde lo
había visto, pero se ha ido. De nuevo es un fantasma. Un fantasma que me odia.
CAPÍTULO TREINTA Y
CUATRO

Emma…
“¿Qué pasa, nena?”. Me pregunta Jax de nuevo, y me giro para mirarlo, mis
manos aterrizan en su pecho sólido, sobre su corazón, pero mi corazón es el que
está a punto de explotar en este momento.
“El hombre. El hombre de ojos azules. Jax, él estaba en la playa mirándome”.
“¿Echo?”, pregunta.
“Sí. Sí, él”. Mis dedos aprietan su camisa. “Él estaba allí y comenzó a caminar
hacia mí y luego se fue”.
“Nena, él vive en la playa. Tiene que usar las escaleras que están por allí para
llegar al castillo. No venía hacia ti. Iba hacia las escaleras”.
“No”. Sacudo la cabeza. “No, él me miró como si me odiara”. Sus manos van
hacia mi cintura. “Era como un segundo padre para mí y para mis hermanos. Era
cercano a Hunter. Vio cambios en él que parecían coincidir con las visitas de tu
padre a este lugar. Estoy seguro de que el hecho de que seas su hija y que yo
esté contigo es algo que no entiende. Necesito hablar con él”.
“¿Cuáles visitas de mi padre? ¿Por qué siento que no sé muchas cosas?”. Él toma
mi mano. “Sentémonos”.
“¿Entonces hay algo que no sé?”.
“Necesito contarte una experiencia que tuve con tu padre en este lugar”.
“Solo dímelo. No quiero sentarme. No puedo sentarme después de sentir la
mirada de Echo”.
“Está bien”, dice, guiándome a la barandilla donde ambos recargamos nuestros
codos, el océano se extiende ante nosotros. “Llevaba semanas viajando y Hunter
no me devolvía las llamadas. Ten en cuenta que yo era el segundo al mando
después de Hunter”.
“¿Y simplemente te ignoró?”.
“Sí. Llegué a casa y vine aquí. Fue poco después de la muerte de mi padre.
Hunter estaba en su oficina en una reunión y yo estaba enojado. Entré
directamente”.
Me vuelvo hacia él. “¿Estaba mi padre?”
“Sí”. Él gira para mirarme también. “Era tu padre”.
“¿Por qué no me lo habías dicho?”.
“Parecía intrascendente, pero anoche cuando dormías soñé con esa noche”.
“¿Y?”
“Y ha estado en mi mente todo el día. Mi hermano estaba enojado. Literalmente
se puso de pie y me dijo que saliera. Tu padre estaba más que dispuesto a
saludarme, pero mi hermano no quería que lo hiciera”.
“¿Qué hiciste?”
“Caminé hacia tu padre y le pregunté quién demonios era”.
“No está acostumbrado a que las personas lo traten de esa manera. ¿Cómo
reaccionó?”
“Se rio y me dijo que mi hermano era un excelente negociador y que
seguramente vendrían cosas buenas para ambas familias. Debería haberme
alegrado al instante”.
“Pero lo odiaste al momento”.
“Sí. ¿Cómo lo sabes?”
“Es algo que sentí mientras contabas la historia”.
“No quería decírtelo”.
“¿Por qué? ¿Él no fue tan bueno conmigo?”
“Él era tu padre”.
“Era mi dictador. Continúa. Pasaron más cosas en esa reunión, ¿verdad?”
“Me salí y él me siguió fuera del castillo”.
“¿Y?”
“Y fue el jodido encuentro más extraño. Me dijo que la familia era importante.
Que a la familia le va mejor cuando está unida. Me dijo que para él yo era parte
de la familia y que íbamos a prosperar juntos”.
“Casi nunca me dijo que yo era parte de la familia”, le digo. “Debió haber sido
una especie de juego mental. Quizás para aprovecharse del hecho de que
habías perdido a tu padre recientemente. ¿Le pediste más detalles a tu
hermano?”
“Dijo que estaba aumentando nuestras ventas en tus hoteles. Y fin de la discusión.
Esa noche estuve inquieto y esa inquietud nunca se fue. Y nunca volvimos a ser
como antes. Echo vino a mí tiempo después de la reunión y me dijo que tu padre
había estado en el castillo al menos tres veces. Dijo que Hunter le había dicho
que su padre estaba interesado en abrir un hotel aquí y que estaban
negociando hacerse socios”.
“¿Crees que iba a vender el castillo?”
“Fue entonces cuando investigué nuestras finanzas, pero no pude encontrar una
razón por la que él haría eso. Teníamos liquidez, teníamos dinero a la mano, y a
lo grande. Nada tenía sentido en ese entonces ni ahora”.
“Es como si hubiera un tesoro aquí del que mi padre sabía pero que tu hermano
no podría encontrar sin él”.
“Exactamente”, dice Jax. “Yo pensaba eso, pero, aun así, ¿qué diablos sería ese
tesoro?”
“No lo sé, pero hablé con mi madre. Le pregunté sobre el castillo”.
“¿Y?”
“Se enojó. Se puso furiosa, Jax. Me dijo que no lo mencionara nunca más. Ella
sabe de qué se trata. Mi hermano también tiene que saberlo. Tengo que hacerlo
hablar antes de que nos vayamos a Alemania. Necesitamos saber qué está
pasando. ¿Cómo sabemos que ya se acabó si no sabemos de qué se trataba?”
Jax toma mis caderas y baja su cabeza cerca de la mía. “Sea lo que sea,
lidiaremos con ello juntos. Lo sabes, ¿verdad?”
“Sí, pero eso no significa que lidiaremos con ello correctamente”.
“Lo haremos. Porque somos la única cosa buena que salió de todo esto”. Él besa
mi frente. “Caminemos al castillo y recojamos nuestras cosas. Quiero quitarme
esta ropa”.
“¿Y tus llamadas?”
“Savage dijo que esperara. Les está enviando a todos un poco de información
para protegerlos de York”.
“¿Qué información?”
“Lo que se dijo en la grabación, dijo Savage. Nos lo va a enviar para que nosotros
aprobemos lo que se dice. Tú decides si se usa. ¿Está bien?”
“Sí, está bien. Necesito encontrar mi teléfono, está en algún lugar en la arena”.
Él arquea una ceja y yo le explico: “Quizá me enojé un poco por mi madre y lo
del castillo”.
“Nota para mí mismo”, bromea, “Nunca hacerte enojar”.
“Eso es correcto. Tiraré tu teléfono a la arena y te observaré mientras lo buscas”.
Él se ríe, con su risa sexy y profunda, y yo también me rio, pero debajo de eso hay
temor. Ambos sabemos que algo va a pasar, algo malo. Algo que involucra a su
hermano y a mi familia. Y las cosas se van a poner feas.
CAPÍTULO TREINTA Y
CINCO

Emma…
Jax y yo nos olvidamos de todo menos de nosotros mismos mientras nos dirigimos
al castillo, y me cuenta un poco sobre su infancia y un perro llamado King Louis.
“Fue mi idea”, dice. “Siempre fui yo el que era aficionado a los castillos y a la
historia, pero también mi padre”.
“¿Tus hermanos no?”
“Les interesaba por unos cinco minutos, o incluso menos”, dice, y terminamos
riéndonos de una travesura en la que él y el perro se habían disfrazado como
reyes. Una vez que volvemos a su torre, nuestra conversación continúa y
empacamos lentamente, pero es algo agradable. Simplemente ralentizamos y
solo quedamos nosotros. Aunque todo dura muy poco porque Savage aparece
y nos encuentra en la cocina. “Solo para tus oídos”, dice, y nos reproduce un
audio de York declarando que me había dado las mejores drogas, entre otras
frases bien seleccionadas. Deja a York como el criminal que es, pero me deja
fuera del audio.
“Podría enviar esto a todos los que creemos que York tiene amenazados”,
sugiere Savage, “Entonces serán libres. Tendrán a York agarrado de las bolas”.
Él mira a Jax. “Diré que es cortesía de Jax North a menos que desees
permanecer anónimo”.
“Con gusto ratificaré el mensaje”, dice Jax, mirándome. “¿Estás de acuerdo con
esto?”
“Estoy encantada”, respondo.
“¿Entonces tengo la aprobación de la reina para enviarlo?”, Pregunta Savage.
Teniendo en cuenta nuestra conversación sobre la realeza, Jax y yo nos miramos
inmediatamente y reímos, el trasfondo de él como rey y yo como reina crea una
atmosfera sensual entre nosotros que francamente es adictiva. “Sí”, le digo,
asintiendo con la cabeza a Savage. “Tienes la aprobación de la reina”. Él pasa
su mirada de uno al otro. “Obviamente, eso fue una broma sucia y perfecta de
la que me han dejado fuera, y eso de verdad apesta. Ya me voy”. Y lo hace. Se
da vuelta y sale de la cocina, lo que solo nos hace reír de nuevo.
“Vamos a mi oficina antes de irnos, mi reina sucia y perfecta”, dice Jax,
envolviendo su brazo alrededor de mí y besándome. “Quiero hacer las llamadas
y tomar unos documentos”.
“Sí, mi rey sucio y perfecto”.
Él sonríe y dice: “Ya lo sabes, nena”.
Salimos por la puerta de su torre dentro del castillo y nos dirigimos a las oficinas
de negocios evitando a Jill, a pedido de Jax. “¿Cómo vas a lograr evitarla todo
el tiempo? Dirigen la compañía juntos. ¿No necesitas hacer las paces con ella?”
Me rodea con el brazo y me lleva escaleras arriba. “Sí”. Le lanzo una mirada de
reojo. “¿Sí? ¿Eso es todo lo que vas a decir?”
“Tienes razón, pero no creo que pueda lograrlo”.
“¿Por qué?”
“Por el jodido vestido rojo”.
“¿Qué? ¿Qué vestido rojo?”
“El que mi hermano odiaba porque le recordaba al último vestido que usó mi
madre. Ella usa la maldita cosa todo el tiempo. Dice que es su vestido de luto. Le
recuerda a los seres queridos que perdió o algo así. No me parece que esté
bien”.
“Eso es extraño”, le digo. “Y más porque él lo odiaba”. Llegamos al final de las
escaleras. “¿Ella heredó mucho dinero?”
“No. Mi hermano no dejó testamento, lo que me dice que no planeaba morir o
que no quería que ella heredara. Le di algo de dinero”.
Nos detenemos en una puerta en forma de arco gigante. “¿Y aun así no se llevan
bien?”
“Ella lo intenta”, dice, abriendo la puerta. “O parece intentarlo. Joder, no lo sé”.
Me indica que camine y entro para encontrar una oficina impresionante en la
esquina, con una biblioteca a la derecha y una ventana del piso al techo a la
izquierda. Su escritorio está en el centro de la habitación.
“Esta era la oficina de mi padre”, dice Jax. “Hunter nunca se mudó aquí”. Rodea
el enorme escritorio de caoba y me mira.
“¿Pero tú sí?”, digo, haciendo una pregunta en lugar de decir lo obvio. Se ve
bien en esta oficina, detrás de ese escritorio. Poderoso, en control, en el lugar al
que pertenece. Me pregunto si Hunter pertenecía aquí. Es una idea loca. Por
supuesto que él pertenecía aquí.
“Estar aquí es como estar en la casa. Me mantiene en contacto con él. Y él es lo
que nos mantiene en contacto a ella y a mí”.
Se queda en silencio por un momento, y puedo ver cómo su mente ahuyenta
sus emociones. “Tomaré mis cosas y entonces podremos irnos de aquí”.
“No hay prisa”, le digo, mirando los libros que recubren las paredes. “Exploraré el
material de lectura”. Suspiro. “No, en realidad, también necesito hacer algunas
llamadas de negocios”.
Jill aparece en la puerta. “Ahí estás”, dice ella, con ese vestido rojo que se aferra
a todas sus curvas perfectas. Ella me lanza una mirada. “Emma”, saluda con
firmeza, ignorándome de inmediato para centrarse en Jax. “¿Alguna noticia
sobre esos clientes que rechazan nuestras invitaciones?”
“Ya me encargué”, dice Jax. “Relájate”.
“Ese asunto…”.
“Ya me encargué”, repite Jax.
“¿Estás seguro? Porque tengo un millón de cosas planeadas y ninguna de ellas
importa si nuestros clientes se van volando como moscas”.
“¿Qué puedo hacer para ayudar?”, le ofrezco, cambiando de tema porque
incluso a mí me irrita que repita una pregunta que ya fue hecha y respondida.
“Dirigir una cadena de hoteles es como un gran festival todas las noches. Puedo
ayudar”.
“Ya está hecho todo”, dice Jill. “Solo reviso los detalles. Lo tengo resuelto”.
“¿Y en el evento?”, ofrezco. “¿Puedo ayudar?”
“Creo que ya nos encargamos de todo”, dice ella, quitándose el cabello rubio
de su cara bonita. “Tendré el borrador final de la lista de invitados para mañana,
Jax. La degustación final es mañana por la noche. Sé que te gusta aprobar la
selección”.
“Estaremos allí”, dice Jax y juro que el plural en esa respuesta hace que se
endurezca su expresión.
“Siete de la tarde”, responde ella. “Rusty presentará la selección”. Jax inclina la
cabeza y Jill sale de la oficina.
“Rusty dirige la producción del whisky”, dice Jax. “Ha estado con nosotros tanto
tiempo como Echo. Eso es todo el tiempo que yo he estado merodeando en el
planeta”. Cruzo la habitación, cierro la puerta, y me apoyo en ella. “No pueden
seguir con esta tensión entre ustedes”.
“Hay algo raro en ella”, dice. “Lo sientes, ¿verdad?”
“Sí, pero ella me odia porque soy una Knight y eso no es difícil de comprender.
Es obvio que cree que mi familia tuvo algo que ver con la muerte de Hunter. Si
yo fuera ella y tú fueras Hunter, ya le habría sacado los ojos”.
Sus labios se arquean. “¿O hubieras tirado su celular a la arena?”
Me río. “Más bien lo hubiera arrojado a su cabeza”, bromeo, pero me pongo
seria rápidamente. “Si amaba a Hunter y piensa que fue asesinado, está viviendo
lo mismo que vivías tú cuando viniste a mí, Jax. Necesita encontrarle sentido a
todo lo que está pasando”.
“El vestido rojo que él odiaba, nena. Lo lleva puesto. Lo sigue usando, joder. No
confío en ella”.
“Entonces tienes que tomar una decisión. Encuentra una manera de confiar en
ella o despídela”. Presiona sus manos sobre el escritorio y mira hacia el cielo,
debatiéndose un momento antes de mirarme fijamente. “La confianza se gana.
Ese vestido…”
“Podría significar algo para ella que no entiendes. No le dije a mi hermano que
fui violada. Le dije que York me hizo algo malo. Hay cosas con las que debemos
lidiar a nuestra manera, sin explicar el proceso”.
“¿La estás defendiendo?”
“No la estoy defendiendo. Simplemente estoy afirmando un hecho. El vestido no
es lo que te molesta. El vestido no te hace desconfiar de ella. Hay algo más. ¿Qué
es?”
“No lo sé”, dice, apartándose del escritorio y poniendo sus manos en sus caderas.
“Es una buena empleada. Mi hermano la amaba. Pero hay algo, algo raro, que
hace que se me revuelva el estómago”.
“Quizás debería insistir en ayudar con el festival. Tal vez ella me agarre confianza
y me cuente algo que te ayude a saber qué pasa”.
“No. Quiero que te mantengas alejada de Jill”.
“¿Pero quieres que viva aquí?” Aprieta la mandíbula. “Y entiendo tu punto.
Necesito encontrar una forma de tratar con Jill y hacerlo rápidamente. Por
ahora, voy a tomar algunos documentos y podemos irnos del castillo”.
Quiere irse del castillo que ama. El castillo que ahora solo conoce como el lugar
donde murió su hermano. “No te apures. Estaré explorando las estanterías”.
Voy al área de la biblioteca y veo una de las estanterías, entonces mi ojo capta
un objeto familiar que está en exhibición. Un reloj de arena con estrellas
grabadas en la superficie. Me giro para mirar a Jax. “Jax, ¿de dónde salió este
reloj de arena?” Él levanta la vista de los documentos que está metiendo en un
portafolio.
“Vino con la oficina. Era de mi padre. ¿Por qué?” Me giro para mirarlo. “Son
exclusivos de nuestros hoteles. Es de un hotel Knight. Solo nuestra cadena de
hoteles los vende. Han existido desde que se inauguró el primer hotel en los años
sesenta”.
“Nuestra marca ha estado con sus hoteles desde que tengo memoria”, dice.
“Parece razonable que mi padre tenga uno”. Vuelve a lo que estaba haciendo,
sin que le afecte ese descubrimiento, pero yo no estoy igual. Me molesta. Me
molesta mucho y no sé por qué. Algo me está taladrando la mente, algo que
comienza a formarse, pero aún no lo logro. Está ahí, desesperado por ser
encontrado. Y siento que es importante.
CAPÍTULO TREINTA Y SEIS

Jax…
Emma y yo pasamos la tarde en la casa de la playa frente a la chimenea en la
sala de estar, trabajando, bebiendo café y compartiendo conversaciones, risas
y un silencio notablemente cómodo. Paso la mayor parte del tiempo haciendo
mi trabajo, pero escucho las conversaciones de Emma, aprendo cómo trabaja
con su equipo. Lo hace con un encanto gentil con el que aún logra ser
autoritaria. Una habilidad que le falta a Jill, y me doy cuenta de que es uno de
los problemas que tengo con Jill. Su estilo no coincide con el mío o el de mi padre.
Hunter siempre fue el hermano North más duro, pero aún era hijo de nuestro
padre. Cada vez veo más a Jill como una pieza de rompecabezas que no
encaja.
Casi llevamos dos horas trabajando cuando comienzan a llegar las llamadas de
los clientes que el padre de Emma había chantajeado con la ayuda de York.
Todos confirman que eso es exactamente lo que sucedió.
Llevo tres llamadas cuando Emma dice: “Entonces es verdad. Mi padre estaba
chantajeando a tus clientes para que dejaran de hacer negocios contigo”.
“Eso parece”, le digo, viéndola tomar un sorbo de café, su expresión está
cargada de decepción y creo que de miedo por saber a dónde lleva esto. La
respuesta no es nada bueno. De eso estoy seguro.
“Y todo para conseguir el castillo”, dice ella. “¿Tiene sentido para ti? Cuanto más
lo pienso, menos lo entiendo. ¿Qué es lo que no estamos viendo?”
Ella no espera que tenga la respuesta, pero sí la tengo. Lo que vemos es algo lo
suficientemente importante como para que alguien crea necesario el asesinato.
Y estadísticamente, eso significa que se trata de dinero o sexo. O ambos.
CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

Emma…
Ese reloj de arena me sigue inquietando, siento que es una pieza de un rompe
cabezas que podría llevarnos más atrás en el tiempo, a la generación anterior a
nosotros; a nuestros padres. Pero a medida que avanza el día lo olvido, me
encuentro fascinada por las conversaciones de Jax sobre el mercado de valores,
donde ha invertido bastante, según me cuenta. Es listo. Tiene muchas facetas.
La empresa de whisky, como nuestra cadena de hoteles, no es todo lo que
hacemos, es una pequeña parte de los ingresos de Jax. Una estrategia que
confiesa que Hunter nunca aprobó, y la razón de que sus inversiones personales
superan a las de la empresa. Empiezo a preguntarme en qué cosas sí estaban
de acuerdo esos dos hermanos y cómo, si es que lo hace, esa relación encaja
en todo esto.
Al anochecer, Jax y yo planeamos nuestro viaje a Alemania mientras cenamos
unos deliciosos platillos hechos por la chef del castillo, Melanie. Finalmente,
terminamos en la habitación de Jax, y desempaco por completo, e incluso
cuelgo mi ropa en el armario junto con la ropa de Jax. Mis artículos de tocador
incluso tienen un lugar al lado de los suyos y, en lugar de que se sienta extraño,
se siente emocionante. Para cuando en realidad nos metemos a la cama,
desnudos ante la insistencia de Jax, la sensación de que pronto será nuestra
habitación, envía una ola de calor a través de la habitación.
“Ven aquí”, murmura Jax, acercándome a él y entonces soy consciente de todo
mi entorno, puedo sentir una conexión profunda e intensa como nunca antes
había sentido con ningún otro ser humano. “¿Lo sientes?” No espera una
respuesta. Solo dice: “Tú perteneces aquí. Me perteneces, Emma”. Sus labios
rozan los míos, su lengua juega con la mía, un toque ligero como una pluma que
siento en cada parte de mí. Siento a Jax en cada parte de mí.
Lo que pasa a continuación no es sexo. Es hacer el amor. Nos tocamos. Nos
besamos. Reímos. Hablamos. Y definitivamente gemimos. Sé que no podría
respirar si no fuera por él dentro de mí. Cuando finalmente nos acostamos, la
habitación está oscura, yo estoy acurrucada a su lado, su corazón late bajo mi
palma y le susurro: “Puedo sentirlo”. Y luego nos quedamos dormidos, la
chimenea encendida proyecta luz en la pared, pero el hombre que me sostiene
es lo que me mantiene caliente.
Cuando me despierto Jax todavía me está abrazando, la luz del sol llega desde
las ventanas y no pasa mucho tiempo antes de que nos vistamos y salgamos a
correr por la playa. “Creo que necesitamos un perro para salir a correr con él”,
comento mientras descansamos.
“¿Nosotros?”, él contraataca.
Mis mejillas se sonrojan y empiezo a correr hacia la casa, solo para que Jax me
atrape, me arroje sobre su hombro y me lleve adentro directamente hacia el
baño. Después de una ducha caliente, nos vestimos con jeans y camisetas y
vamos a la cocina del castillo y desayunamos rollos de canela y donas que la
Chef Melanie está ansiosa porque las probemos.
Pasamos la tarde trabajando en la cocina y nos tomamos un descanso para
explorar el resto de la casa, la cual es perfecta, incluye un cine en casa, una
biblioteca, varias habitaciones libres y dos oficinas; Jax declara que una es mía
y la otra suya. Asumo que la degustación de whisky de la tarde será algo informal,
y resulta que es todo lo contrario. Es tradición que algunos clientes estén invitados
al evento exclusivo, lo que significa que nos vestimos bien. Afortunadamente,
traje dos vestidos.
Son las siete y hay luna llena en lo alto del cielo cuando entramos en el castillo,
Jax con un traje gris con corbata esmeralda y yo con un vestido esmeralda a
juego, es su sugerencia no mía, y sé por qué. Sé que él está haciendo una
declaración: Ella está conmigo. Somos uno.
En el momento en que Jill nos saluda en el vestíbulo, sus ojos escanean nuestros
colores a juego, y da una sonrisa fría que siento que es para mí. O ella cree que
yo fui parte del supuesto asesinato de Hunter, o es territorial. Ella iba a ser la reina
y ahora, tal vez, siente que yo soy el futuro y ella el pasado. Es un pensamiento
que me hace tenerle simpatía y despierta tolerancia en mí. Sé lo que es ser el
segundo lugar con mi familia. Es desagradable.
Pronto, Jax y yo entramos a una habitación grande con techo alto, enormes
columnas de piedra, con no una, sino dos largas mesas de piedra iluminadas por
luces parpadeantes. Hay unas veinte personas presentes y, mientras Jax y yo
tomamos asiento, los veinte tienen los ojos puestos en nosotros.
“¿Todas estas personas son clientes?”, le pregunto mientras él toma mi mano por
debajo de la mesa.
“El hombre calvo con barba es el alcalde. La pelirroja frente a él es su secretaria
y amante. La morena a su lado es su esposa”. Me atraganto con un bocado de
queso. “Estás bromeando”.
Él ríe. “En realidad, sí. La pelirroja es miembro del consejo de la ciudad y que, por
cierto, lo odia”.
Ahora también me río, y un hombre alto y delgado con un traje impecable viene
hacia nosotros, se sienta frente a Jax. “Emma, este es Neal Mink. Es dueño de
la…”
“Cadena de restaurantes Mink”, completo, reconociendo el nombre principal
de la zona exclusiva. “Uno de mis lugares favoritos para comer”.
“Dime tu platillo favorito, Emma”. Jax pone los ojos en blanco.
“Le gusta poner a prueba a las personas. Di que el bistec. Nunca puede decir
nada del bistec”.
“Los macarrones con queso con chili verde”, le digo. “Y soy una gran
conocedora de los macarrones con queso”, agrego. “Soy una cliente exigente”.
“Es la receta de mi madre”, dice, mirando a Jax. “Quédate con ella. La
necesitas”.
“Me quedaré con ella si me deja”, dice Jax levantando mi mano y besándola.
“Pero algo me dice que voy a tener que ganármelo”. Se inclina hacia mi oído y
susurra.
“Un paso a la vez, ¿verdad, nena?”
Mis mejillas se calientan, igual que todas mis delicadas partes femeninas,
mientras que Neal rápidamente va a los negocios. “También tendrás que
ganarme a mí, Jax. Hablemos de esa inversión que salió mal”.
“Hablemos de todas las inversiones que te ayudé a hacer bien”, responde Jax,
sin inmutarse.
Después de un tiempo nos sirven pruebas de whisky y los primeros son delicados
al paladar. Jax va a todas las mesas para ver a todos y yo charlo con una mujer
llamada Linda, quién me dice el nombre de su empresa, pero se me olvida
rápidamente. Parece que el whisky suave es peligroso. Se me ha ido a la cabeza.
Igual que Jax. El hombre es hermoso y aunque esté al otro lado de la habitación,
sus ojos vienen hacia mí y lo hacen muy a menudo. Jax se acomoda a mi lado
nuevamente justo a tiempo para degustar otro whiskey.
Pruebo el primero y es lo suficientemente agrio como para que me haga hacer
una mueca. Jax se ríe y se inclina para susurrar: “Si vas a amarme, nena, debes
aprender a amar el whisky”.
Sorprendida, dirijo mi mirada hacia la suya, y el calor que veo en su mirada es
intenso. “Jax”, susurro, porque gracias al whisky y la droga que es este hombre,
no tengo más palabras para decir. Sus ojos brillan con picardía y cuando alguien
lo llama, se inclina y me besa. Intenta darse la vuelta y yo agarro su manga. “Me
encanta el whisky, Jax North. Y también tengo que hacer pipí. ¿Dónde puedo
encontrar un baño?”
“Yo te llevo”.
“Ve a atender a tus invitados. Puedo hacer pipí sola”.
“¿Estás segura?”
“¿Quieres que viva aquí y ni siquiera puedo ir al baño yo sola?”
“Claro que quiero que vivas aquí, Emma Knight”. Se pone de pie y mueve mi silla.
“Ve a la derecha. Después otra vez. Y ahí está la puerta”.
Lo repito. “Derecha. Derecha de nuevo y puerta. Entendido”.
“Date prisa, nena”.
Y por la mirada en sus ojos, llena de calor y fuego, lo voy a hacer. Camino por la
habitación, el ambiente romántico que crean las velas guían mi camino, mis pies
solo se sienten un poco inestables mientras camino sobre el piso de piedra. Sigo
sus instrucciones. Doy vuelta a la derecha. Estoy a punto de girar a la derecha
nuevamente y entonces choco contra un cuerpo duro. Jadeo y miro hacia
arriba para encontrar al hombre de ojos azules mirándome, pero esta vez el
encuentro no acaba aquí. De repente, me empujan contra la pared, y apenas
puedo recuperar el aliento cuando él ya se está parando frente a mí.
CAPÍTULO TREINTA Y
OCHO

Emma…
La cabeza me da vueltas por el whisky y parece que no puedo moverme, gritar
ni empujar al hombre frente a mí. Él no me toca. Solo se para muy cerca de mí.
“Si sigues este camino, si eliges mal y te quedas con Jax, haré que tú y todos a
los que amas paguen. ¿Entiendes?”
“No sé qué es lo que quieres decir. No lo sé”.
“Lo sabes. Los dos sabemos que sí sabes. No me pongas a prueba. Es la única
advertencia que te voy a dar”. Con eso, quita su peso de la pared y se aleja.
Respiro hondo y me pongo de pie, mi mirada aterriza en la puerta del baño, o lo
que creo que es la puerta del baño. Me apresuro hacia ella, la abro y, gracias a
Dios, es un baño pequeño. Me apresuro a entrar, cierro la puerta y le pongo
seguro. El inodoro está cerca y a pesar de todo lo que acaba de suceder, tengo
que orinar.
Agarro mi ropa y hago lo que tengo que hacer, y no es hasta que mis manos
están bajo el chorro de agua y mis ojos encuentran mi reflejo que empiezo a
temblar. Maldita sea, mi respiración es superficial. Estoy híper ventilando. Nunca
había híper ventilado en mi vida. Empujo el asiento del inodoro hacia abajo y
me siento, haciendo respiraciones lentas y profundas, trato de salir de la
confusión del whisky. Ese hombre cree que mi familia mató a Hunter. Alcanzo mi
bolso, saco mi teléfono y llamo a Chance.
“¿Qué pasa, hermana?”
“¿Qué tan malo era papá?”
“¿Qué quieres que te diga? Era un cabrón. Ya lo sabes”.
“¿Qué tan malo? Me importa Jax. Me importa mucho. Dime que nuestra familia
no va a hacer que se vaya de mi vida”.
“Maldita sea, Emma. Te dije que no te involucraras con él”.
“Esa no es la respuesta que quiero de ti, Chance. No lo es”.
“Es la respuesta que tengo para darte”.
“Dime que no estuviste involucrado”, siseo, levantándome del asiento.
“Dime que no fuiste…”
“He lidiado con la mierda de papá toda mi vida, hermanita. Te he protegido de
esa mierda. Él está muerto. Se acabó. No traigas los malos recuerdos. Ven a
casa”.
“Estoy en casa. Me mudaré con Jax”.
“No, no lo vas a hacer”, dice. “No te mudarás con él”.
Le cuelgo. Me llama de nuevo, pero yo apago mi teléfono. Alguien toca la
puerta.
“¡Un minuto!”.
“Soy yo, nena”, grita Jax.
Camino hacia la puerta y presiono mi mano contra la superficie de madera.
“Jax”, susurro.
“Abre”, dice. “Déjame entrar”.
“No puedo”.
“¿Te sientes mal?”
“No. No, no es eso”.
“Emma, nena, déjame entrar. Vamos. Déjame entrar”.
“Vuelve a la fiesta”, le digo.
“No sin ti”.
No sin mí. Dios, amo y odio esas palabras. Le quito el seguro a la puerta, y Jax
entra rápido, la cierra, y pone el seguro de nuevo. Y entonces sus manos van
hacia mi cuerpo, y me encuentro pegada a la pared, con su olor a especias y a
hombre, inundando mi nariz. El poder sentirlo, sólido y fuerte, me calienta por
todas partes. “¿Qué te pasa, mi amor?”
Envuelvo mis brazos alrededor de él. “Echo me arrinconó. Me advirtió que no
siguiera por el camino que voy. Piensa que quiero lastimarte, Jax. Y no es así. Te
lo juro que no sé nada que tú no sepas de todo esto. Te juro que…”
“Lo sé”, dice, deslizando su mano debajo de mi cabello hasta que llega a mi
cuello.
“Hablaré con Echo. Lamento que te haya hecho eso”.
“Llamé a Chance. Jax, dijo cosas que me hacen pensar que Hunter realmente
fue asesinado. No creo que él lo haya hecho, pero creo que lo está encubriendo.
¿Cómo hacemos para superar eso? ¿Cómo? No me digas que no va a ser un
problema para nosotros”.
“Lo hacemos resistiendo”, dice, besándome. “Y enamorándonos”.
“No te enamores de mí”, le advierto. “No puedes enamorarte de mí, no cuando
mi familia…”
Su boca cae sobre la mía, su lengua lame mi boca, es como una droga, una
oleada de calor se extiende por cada parte de mí. “No puedes, es una frase que
mi padre nunca permitió que se dijera en el castillo. Yo puedo hacer lo que
quiera. Él decía eso”.
“Jax…”
Su boca ya está en mi boca otra vez, su mano se desliza por mi cuerpo, por mi
pecho, y gimo con sólo sentirlo. Y entonces, nos volvemos locos, nos besamos,
nos tocamos, y mi falda termina subida hasta mi cintura, sus dedos se deslizan
bajo la seda de mis bragas. Detengo su mano.
“No podemos hacerlo. Aquí no”.
“Esta es mi casa”, dice. “Y aquí no decimos ‘no puedo’, Emma. Que no se te
olvide, puedes enamorarte de mí. Puedes follarme donde sea que quieras
follarme”. Sus dedos se hunden dentro de mí y gimo de nuevo. Sus dientes
muerden mi labio inferior, su lengua lame el lugar en donde me mordió y decido
que no voy a seguir negando esto. Lo deseo. Lo necesito. Con este hombre, esas
palabras nunca dejan de ser ciertas. Con este hombre, esos sentimientos nunca
dejan de ser ciertos.
Empiezo a bajar sus pantalones y él ni siquiera duda. Luego de unos movimientos
rápidos, mi pierna está a la altura de mi cadera, y su gruesa erección está dentro
de mí. Su boca está sobre la mía otra vez, y mi pecho ya no está cubierto por la
ropa, él lo sostiene en su mano. Jalo su cabello y él se mete aún más en mí y lo
hacemos como locos. Dentro y fuera. Dentro y fuera. Nos aferramos el uno al
otro, jalamos nuestras ropas y nos tocamos en todos los lugares que alcanzamos
tocar. De alguna manera en ese pequeño baño, con todo el mundo festejando
fuera de la puerta, y con el hombre de ojos azules listo para venir a atacarme,
llego al orgasmo con una intensidad delirante. Jax me sigue, estremeciéndose y
cuando volvemos a la realidad ambos nos reímos.
“No puedo creer que hayamos hecho eso”, susurro.
“Ahí vas de nuevo con esa frase”. Él se aleja de mí y agarra pañuelos, y cuando
finalmente tenemos todas las partes de nuestro cuerpo en nuestras ropas, Jax
acuna mi cara y dice. “Podemos hacer lo que queramos y tener lo que
queramos”.
“Y yo te quiero a ti”.
“Yo te quiero a ti y que estemos juntos”.
“Eso es todo lo que importa, nena”. Me acaricia el cabello. “Volvamos a la fiesta
y luego volvamos a casa”.
A casa.
Me hace creer que este puede ser mi hogar. Me hace creer que puedo
enamorarme de él y convertirme en una princesa de cuento de hadas en un
castillo. El hombre de ojos azules no puede decirme que no puedo hacerlo. Mi
hermano no puede decirme que no puedo hacerlo. Pero el asesinato tiene vida
propia, vive incluso después de la muerte. Y puedo ver que conduce a un solo
lugar: otro final desastroso.
CAPÍTULO TREINTA Y
NUEVE

Emma…
Echo desaparece.
No está en su casa cuando Jax va a visitarlo y no contesta las llamadas de nadie.
A Savage y a su equipo se les encarga que lo encuentren. No estoy segura de
qué implica su desaparición, pero me molesta, al igual que ese reloj de arena. A
pesar de esas cosas que me pesan, los próximos días con Jax son maravillosos.
Trabajamos juntos. Corremos juntos. Dormimos, comemos y reímos juntos.
Exploramos el castillo y sus terrenos. Incluso vamos al lugar para desayunar que
le gustaba a su padre y al árbol donde su madre solía llevarlo. Me enamoro o
siento que es amor. Me digo a mí misma que la lujuria y el enamoramiento
pueden confundirse con el amor, pero la amistad segura y maravillosa entre
nosotros que no hace caso de los secretos entre nuestras familias no se siente
como otra mentira. Se siente como la única verdad que comparten nuestras
familias.
En la noche de la inauguración del festival se hace un cóctel formal de whisky.
Me visto con un vestido de encaje negro y Jax con un esmoquin. Llegamos al
castillo y vemos una línea de elegantes autos y vestidos.
Jill nos saluda en el vestíbulo con un vestido rojo. Casi puedo sentir a Jax gritando
en su cabeza.
“Todo va fabuloso”, anuncia. “Y todos los clientes por los que estaba
preocupada me llamaron para decir que vendrían el año que viene, o que sí
asistirían hoy. Todo es fabuloso”. De verdad está feliz, la emoción tintinea en sus
ojos. Le importa. Quiere que este lugar sea exitoso. Simplemente no entiendo el
vestido rojo. Incluso me mira y sonríe. “Te ves hermosa, Emma”. Y con eso se va.
“Ese jodido vestido”, murmura Jax.
Aprieto su brazo. “Lo sé. Lo sé”. Dejamos a un lado el vestido y saludamos a uno
de sus clientes.
El evento se realiza en un patio junto al océano con música de jazz, comida y
linternas brillantes que iluminan la noche. Hay calentadores esparcidos por toda
el área para mantener a todos calientes y cómodos, pero para mí, los coqueteos
sexys con Jax son los que mantienen las chispas en mi piel y en mi pelvis.
Nos vemos inmersos en varias conversaciones, una luego de otra, cuando un
cliente aparta a Jax para hablar sobre algunos detalles de la bolsa de valores
que no quiere que el público en general sepa.
“Estaré en la mesa de la repostería”, le digo y él se ríe, inclinándose cerca para
susurrarme, “Te ayudaré a quitarte el azúcar más tarde”.
Mis mejillas se calientan y voy sonriendo mientras camino hacia la comida, solo
para ser detenida por Randall cuando se para frente a mí, luciendo alto, oscuro
e irritantemente arrogante en su esmoquin.
“¿Qué estás haciendo aquí?”
“Fui invitado. Soy un cliente, ¿recuerdas?”
“Estoy bastante segura de que podría habernos representado bien por mi
cuenta”.
“Yo no”, dice. “Necesitamos hablar”.
“¿Mi hermano envió a su mano derecha para hacer el trabajo sucio y llevarme
a casa?”
“Sí. Necesitamos hablar”.
“No, Randall. No necesitamos hacerlo. Vete a casa”.
Levanta su vaso y le hace un gesto al hombre que está en la esquina, a quien no
había notado hasta ahora.
“¿Kent Sawyer? ¿En serio, Emma? ¿Con cuántos enemigos te estás asociando?”
“Sé lo que pasa con Jax y Kent Sawyer, Randall. Y no te incumbe”.
“Ah, ¿no? Tenemos que hablar”. Hace un gesto hacia una puerta que conduce
a una parte del castillo con una exhibición de arte con artistas locales que fue
preparada para la noche. Mi mirada busca a Jax, quien está en una
conversación profunda en la esquina más alejada del evento, aun hablando
con el mismo hombre sobre la bolsa de valores. “Vamos”, digo, esperando poder
sacarlo de aquí. Empiezo a caminar y él se pone a mi lado, pero cuando
entramos en la sala de arte hay gente por todas partes. Indico una puerta
separada que conduce a uno de los muchos pasillos del castillo. Una vez allí, se
pone enfrente de mí.
“No sabes que aguas estás agitando, Emma”.
“Entonces dime. Hazme entender”.
“La familia North es nuestro enemigo. Nos pueden quitar todo. Nos pueden
destruir. Jax te está usando”.
“No me está usando”.
“Te está usando, Emma. Este es un juego peligroso. No quiero que termines
muerta”.
“¿Muerta? ¿Ahora voy a terminar muerta?”
“Hay una historia grande aquí. Una que no puedo decirte sin ponerte en un riesgo
mayor. Te pido que me escuches. Si no lo haces, tendré que hacer un ataque
preventivo para protegerte. Tienes setenta y dos horas para volver a casa”.
“¿Y eso que significa?”
“Significa que esta familia es mi familia. Yo protejo lo que es mío. Te vas o lo
lastimo. Lo lastimaré antes de que te lastime a ti y a nosotros”.
Y con eso se da vuelta y se va. Presiono mis manos en mi rostro y corro por el
pasillo hacia el baño donde me encontré con Echo, recordarlo hace que me
meta en ese pequeño cuarto y cierre la puerta. Saco mi teléfono del bolso y
llamo a mi hermano, pero no responde. Lo llamo de nuevo. Tampoco responde.
Tengo que contarle a Jax sobre Randall y eso significa que va a haber pelea. Mi
cuento de hadas terminará en guerra. No puedo quedarme escondida en el
baño.
Debería haberlo perseguido. Llamo a Savage, puso su número en mi teléfono
hace unos días. Él responde al primer timbre. “Randall está aquí. Es la mano
derecha de mi hermano. Evita que se vaya. Necesito verlo de nuevo”.
“Demasiado tarde. Acaba de subirse a su auto”.
“Maldición. Bueno. Gracias”. Cuelgo y decido que solo necesito decirle a Jax y
no puedo esperar. Tiene que ser ahora. Abro la puerta y me congelo. Hay un
sobre tirado ahí con mi nombre. Lo agarro y miro la escritura, me resulta familiar
y no sé por qué. Necesito saber qué es. Tengo que saberlo y me meto al baño,
cierro la puerta de nuevo y abro la pestaña. Saco un estudio de hospital, una
prueba de ADN. El nombre de Hunter está en la prueba. Y se me hace un nudo
en el estómago cuando veo el otro nombre. Es el nombre de mi padre.
Oh Dios mío.
Hunter no era el hermano de Jax. Era mi hermano. Junto a la prueba hay una
nota escrita que dice: Él era el verdadero heredero del trono de los Knight, el hijo
mayor. Habría sido dueño de los imperios Knight y North cuando esto saliera a la
luz. Solo hay dos personas que se beneficiarían de la muerte de Hunter. Tu
hermano y su hermano: Jax North.

Mi corazón se acelera y mis rodillas están débiles. Agarro el mueble y me


tranquilizo. Jax no lo hizo. Mi hermano no lo hizo. No. No. No. Vuelvo a meter el
papel en el sobre y abro la puerta. Necesito aire. Necesito pensar. Salgo al pasillo
y corto camino cuando encuentro una puerta que da a un jardín fuera de la
fiesta.
Entro rápidamente, está oscuro, hay luces que parpadean en el camino como si
hubiera otro corto eléctrico que pensé que estaba arreglado. Pero tal vez no.
Hemos estado en la casa. No importa. Me dirijo a la playa y no me detengo hasta
que estoy en la arena. Arrojo mis zapatos, camino al agua y abro el sobre
nuevamente, saco el papel y lo desgarro en pedazos. Lo arrojo al agua, dejo
que se ahogue como yo me estoy ahogando con los resultados de la prueba.
Hago lo mismo con la nota que me dejaron.
Vigilo que los papeles se derritan en el agua y hasta que veo que se hunden
todos, arrojo el sobre y regreso a la playa. Levanto mis zapatos y estoy por
dirigirme a los jardines cuando alguien sale de las sombras. Es una mujer con un
vestido rojo y no es Jill.

FIN…POR AHORA
***
Lectores,

¡Muchas gracias por leer Mi Única Mujer! ¡Pero no teman! TWO TOGETHER, el
espectacular final de la trilogía Al Desnudo sale en sólo ¡dos meses!

PRE-ORDÉNALO Y CONOCE MÁS AQUÍ:

https://nakedtrilogy.weebly.com

***
¿Cuáles son mis próximos proyectos? La saga de LILAH LOVE tiene un nuevo libro:
LOVE KILLS, comienza exactamente en donde se quedó LOVE ME DEAD. ¡Saldrá
a la venta el 22 de Octubre!

Después, viene un romance al estilo vaquero titulado TANGLED UP IN CHRISTMAS


que saldrá a la luz el 29 de Octubre.

Y, por último, Savage tendrá su propia trilogía.

***

No lo olvides, si quieres ser de los primeros en saber las fechas de publicación de


mis próximos libros, sorteos, y otras noticias importantes que tengo para
compartirles, ¡asegúrate de suscribirte a mi boletín informativo! Y como un regalo
extra, recibirás un libro electrónico gratis cuando te suscribas.

http://lisareneejones.com/newsletter-sign-up/
ACERCA DE LA AUTORA
La autora con más éxito en ventas del New York Times y del USA Today, Lisa Renee
Jones es la autora de los aclamados libros de la saga INSIDE OUT.

Además del éxito de la saga INSIDE OUT, Lisa ha publicado otros títulos exitosos.
La saga TALL, DARK AND DEADLY y la saga titulada THE SECRET LIFE OF AMY
BENSEN estuvieron en las listas de los libros más vendidos del New York Times y del
USA Today por varios meses. Lisa es la autora de la saga de superventas LILAH
LOVE y de la bilogía de WHITE LIES.

Antes de publicar, Lisa era propietaria de una agencia de empleos con sedes en
varios estados, que fue reconocida muchas veces por The Austin Business Journal
y también alabada por la revista Dallas Women's. En 1998, Lisa estuvo en el
puesto #7 de las mujeres propietarias de empresas por la revista Entrepreneur.

Lisa ama estar en contacto con sus lectores. Puedes encontrarla en su Twitter y
Facebook.
OTROS LIBROS DE LISA RENEE JONES

THE INSIDE OUT SERIES


If I Were You
Being Me
Revealing Us
His Secrets*
Rebecca’s Lost Journals
The Master Undone*
My Hunger*
No In Between
My Control*
I Belong to You
All of Me*

THE SECRET LIFE OF AMY BENSEN

Escaping Reality
Infinite Possibilities
Forsaken
Unbroken*

CARELESS WHISPERS
Denial
Demand
Surrender

WHITE LIES
Provocative
Shameless

TALL, DARK & DEADLY


Hot Secrets
Dangerous Secrets
Beneath the Secrets

WALKER SECURITY
Deep Under
Pulled Under
Falling Under

LILAH LOVE
Murder Notes
Murder Girl
Love Me Dead
Love Kills (October 2019)

DIRTY RICH
Dirty Rich One Night Stand
Dirty Rich Cinderella Story
Dirty Rich Obsession

Dirty Rich Betrayal

Dirty Rich Cinderella Story: Ever After


Dirty Rich One Night Stand: Two Years Later
Dirty Rich Obsession: All Mine

THE FILTHY TRILOGY


The Bastard
The Princess
The Empire

THE NAKED TRILOGY


One Man
One Woman

Two Together (November 2019)


*disponible solo en libro electrónico
TRADUCIDO, CORREGIDO &
DISEÑADO POR

S-ar putea să vă placă și