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Unidad 2 / Escenario 4

Lectura Fundamental

La Argumentación Oral

Contenido

1 Introducción.

2 La argumentación y la retórica clásica.

3 Pasos para la argumentación.

4 Formas de argumentación.

Palabras clave:
Argumentación oral, retórica, tipos de argumentos orales.
1. Introducción
Para iniciar a argumentar vale la pena primero reflexionar que somos emotivos por naturaleza,
pues, ¿qué sería del hombre sin sus sentimientos? No obstante, las emociones deben ir
acompañadas de un sustento. Alguna vez te has preguntado ¿por qué amas a la persona con la
que estás? o ¿por qué no has podido olvidar a alguien? A simple vista es un asunto del corazón,
de los sentimientos, y lo del corazón no le compete a la razón. Si uno profundiza la pregunta
y empieza a darle una respuesta concreta es posible que se dé cuenta que no hay un motivo
real para sufrir por alguien, que es uno y no la otra persona quien está amarrada al pasado.
Sin darnos cuenta ya empezamos a argumentar, a encontrarle una razón de ser, y desde allí
podemos darle una solución más sensata a las cosas. Ahora podríamos hacer un análisis de
las personas que odiamos, empezar con la pregunta ¿por qué fulano me cae mal? Es probable
que la única razón que encontremos sean nuestros prejuicios, nada más, y tal vez, sólo tal vez,
recapacitemos y solucionemos el conflicto.

Ya estamos de nuevo argumentando, estamos buscando razones de peso para defender o


atacar algo (entiéndase atacar como rebatir, no combatir). Es más, es posible que en una
discusión la otra persona te deje sin argumentos y es posible que reflexiones sobre lo que te
pasa, o mucho mejor, tú lo convenzas con tus justificaciones. En muchos casos en nuestro
entorno como no hay una argumentación fuerte nuestros ideales se defienden desde la pasión,
la euforia, tal vez por eso la violencia se manifiesta con tanto ahínco (por supuesto sin contar
con todos los desmanes sociales que viven muchos pueblos) porque el argumento no procede
de la razón.

2. La argumentación y la retórica clásica


En el desarrollo del discurso se utiliza la sustentación y la demostración, por medio de una serie
de razonamientos, es decir, utilizamos una serie de argumentos que nos permite defender o
rebatir una idea, de esa forma sustentarla como cierta para convencer a los demás de dicha
verdad. Según Weston (2005) “Un argumento gira en torno a uno o varios planteamientos acerca
de un problema para lo cual presenta las razones argumentadas, puede ello puede constar de:
opiniones o hechos que se desean argumentar; presentación de las pruebas que respaldan la
argumentación: datos, casos, alusiones, citas, estadísticas, testimonios, ejemplos.”

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En la retórica clásica se distinguían cuatro formas básicas de razonamiento:

• Deducción: raciocinio que parte de casos generales para llegar a particulares. La conclu-
sión depende de las premisas pero no está en ellas. El proceso deductivo puede aliarse a
partir de un razonamiento disyuntivo, donde a partir de la indagación la persona obtiene
sus propias deducciones o conclusiones, obviamente el orador lo lleva a ese punto.

• Inducción: es un raciocinio más persuasivo, accesible y utilizable por el común de la


gente. Se parte de casos individuales para llegar a lo universal. Presupone dos procedi-
mientos: 1). la llamada a los hechos y, 2). la división de la tesis en diversas partes, que
son analizadas sucesivamente. La llamada a los hechos hace que estos sean los que
persuadan, en el mundo empresarial se busca mucho que las cosas que ha hecho la
organización sean su mayor carta de presentación, esto es recurrir a los hechos. La divi-
sión de la tesis en diversas partes busca explicar cada una de las partes que conforman
el todo, es muy versátil porque se tiene todo el panorama y se amplía o acentúa en el de
mayor interés para el público.

• Razonamiento por eliminación: consiste en examinar los diversos puntos de vista e


interpretaciones con el fin de señalar la inaceptabilidad de todas, excepto de una, a
favor de la cual está el orador y va a defenderla hasta convencer a los presentes o por
lo menos, ponerlos a dudar. Este razonamiento tiene un gran valor argumentativo pues
da la impresión de haber examinado todas las posibilidades y de mantener sólo la más
adecuada.

• Razonamiento por analogía: este raciocinio está en la base de muchos comportamien-


tos prácticos y en algunos procesos de conocimiento de sentido común. Permite tras-
ladar lo que es conocido a lo desconocido gracias al establecimiento de una similitud;
se extiende a un segundo fenómeno las propiedades de uno primero. Es una especie de
comparación donde se comparan las cosas similares y desde allí se argumenta.

Aristóteles es el primer estudioso en construir una tipología discursiva, para lo cual tiene en
cuenta las circunstancias en las que se enmarcan los discursos, los temas de los que se ocupan
y los fines a los que ellos sirven. Destaca que:

• El proceso persuasivo sólo existe en virtud de los actores que vincula.

• Entre los participantes de una práctica argumentativa es necesario que se dé un contac-


to intelectual y emotivo.

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• La argumentación está determinada por el auditorio, los fines del orador y las circunstan-
cias en las cuales ella se produce.

Cicerón distingue en la retórica cinco operaciones:

• La invención: descubrimiento de argumentos válidos o aparentemente válidos que ha-


gan parecer probables las tesis que se defienden.

• La disposición: ubicación de las grandes partes del discurso.

• El estilo: elección y disposición de las palabras en la frase.

• La memoria: percepción mental del tema y fijación sólida de toda la argumentación.

• Pronunciación: enunciación del discurso.

La afirmación de que la deducción lógico-formal es el método eficaz y universal del conocimiento


se hizo común entre los investigadores de las diversas áreas del saber. A la creación de sistemas
cerrados de deducciones, determinados de modo riguroso y univalente, se le denominó ciencia.
Sin embargo, en el siglo XXI resurge el interés por la lógica no formal, por la subjetividad, por el
sentido común, por la introspección, por la variación, por los estudios particularizados, lo que
permite que hoy en día la teoría de la argumentación tome cada vez más fuerza.

La nueva retórica o teoría de la argumentación renace como parte de la Filosofía y por esto
aparece como objeto de investigación y a la vez, como instrumento de análisis de ciencias
como la Sociología, la Comunicación, la Psicología, en fin, las ciencias humanas. Aunque hoy
estamos viendo que la buena comunicación oral se hace transversal en todos los aspectos de la
vida humana, cada vez estamos más interconectados por consiguiente cada vez necesitamos
más y diversas formas de comunicación. A diferencia de la retórica antigua, la nueva retórica se
abre a todos los campos del saber, hoy los oradores son necesarios en toda relación académica,
empresarial, profesional y personal. La nueva retórica cada vez se vuelve más persuasiva, para
ello debe centrarse en estructuras argumentativas.

Las construcciones discursivas son la hipotaxis y la parataxis. La construcción argumentativa


es hipotáctica, porque obliga al receptor a ver y adoptar la postura que el orador quiere que su
público vea. En cambio la oratoria paratáctica, da más posibilidades de interpretación ya que no
establece puntos de vista tan marcados. Es más, hoy se habla de una oratoria persuasiva que
no importa si es hipotáctica o paratáctica o una mezcla de las dos, lo importante es el impacto
que ocasiona en el escucha y cómo es persuadido por el orador, quien se vale de todas las
estrategias para lograr su objetivo.

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En relación con el orden de los argumentos de un discurso se distinguen tres tipos:

• El creciente o crescendo: donde se presentan argumentos débiles que le dan paso a los
fuertes, logrando en el público una efervescencia que lo lleva al clímax que es el punto
más alto de persuasión que logra el orador, esto comúnmente se presenta al final de la
presentación. Muy útil para sesiones donde quiero convencer.

• El decreciente: que funciona al revés, primero los argumentos fuertes para terminar en
argumentos débiles. Muy útil para sesiones donde quiero que las personas reflexionen o
analicen muy bien mis argumentos.

• El Nestoriano: donde se comienza y se termina el discurso con los argumentos más


fuertes. Es muy eficiente para lograr diversas atmósferas durante la charla y verificar
cómo es el dominio del público por parte del orador.

Figura 1. Los argumentos y efecto en el discurso


Fuente: Trujillo, 2016

Es evidente que en una argumentación el orden jamás es indiferente ya que está compuesta por
el orador en función de las modificaciones del auditorio al que apunta. En otros términos, podrá
tratarse de conducir progresivamente la aceptación de ciertas premisas, de tener en cuenta
ciertas etapas anteriores y aún de manera más frecuente de modular un condicionamiento de
este auditorio, sin embargo, todo puede cambiar según la respuesta que esté dando el público a
la charla, por tal razón no es sólo tener una estrategia sino saberla adaptar a las circunstancias.

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Con respecto a los argumentos, algunos de ellos son:

• A símil: se aplica a algo ya probado o experimentado en otro semejante con buenos


resultados. En la cuestión empresarial, los casos de éxito son un buen ejemplo para este
tipo de argumento.

• Ad hominem: consiste en poner al interlocutor en contradicción con sus propias afirma-


ciones o con sus propios actos.

• De autoridad: utiliza actos o juicios de una persona o de un grupo de personas muy reco-
nocidas en el área del conocimiento y que funcionan como referente válido para probar
la tesis.

• Disyuntivo: el que tiene por primera premisa una disyunción.

• Negativo: el que se funda en la ausencia de pruebas.

• Magnético: aquel que permite apreciar un acto o acontecimiento con arreglo a sus con-
secuencias favorables o desfavorables.

• Por sacrificio: uno de los argumentos de comparación utilizados con más frecuencia es
el que se vale del sacrificio que se está dispuesto a sufrir para obtener cierto resultado.

En resumen, los valores admitidos por el auditorio, el prestigio, la actitud del orador, la precisión,
claridad y adecuación de los argumentos y del lenguaje empleado; son elementos que están en
íntima relación y son definitivos cuando se trata de conseguir la adhesión de los individuos.

3. Pasos para la argumentación


Los argumentos nos sirven para muchas cosas, para opinar, para ubicarnos en el universo, para
convencer a un cliente, para darle credibilidad a una idea. Dar un argumento significa ofrecer
un conjunto de pruebas que apoyan algo que vemos como una verdad; es hincar opiniones
con razones, además es un medio para indagar. Argumentar es importante porque para llegar
a una conclusión bien sustentada debemos explicarla y defenderla utilizando estrategias
comunicativas con fundamento.

Algunos argumentos requieren que se presente atención al significado de las palabras.


Algunas veces las palabras pueden ser de uso común, pero su significado ser poco claro, o
por el contrario, se ignora el significado de la palabra y se dan definiciones erradas. Por ello
necesitamos una idea consensuada de lo que se va a argumentar. Cuando usted exponga ideas

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controvertidas trabaje a partir de ejemplos claros. Tenga en cuenta que una definición no es un
argumento, las definiciones nos sirven para construir adecuadamente un argumento pero no son
lo mismo.

A continuación algunos pasos útiles para argumentar:

1. Lo primero es, distinguir entre las conclusiones y las premisas. La premisa es una afir-
mación que contiene las razones en las cuales sustenta su posición. En cambio, las con-
clusiones, son afirmaciones a favor de la cual usted está dando razones. Para empezar
pregúntese ¿qué estoy intentando probar? y ¿cuál es mi conclusión?

2. Cuando se utilicen argumentos como un medio de indagación, se puede comenzar tan


sólo con la conclusión que se quiere defender.

3. Es importante darle un orden a las ideas y una jerarquía. Primero la conclusión seguida
de sus propias razones, es decir, se parte de la conclusión y se argumenta porque se
da esa conclusión. O primero las premisas y de ellas se llega a la conclusión final. Es
importante organizar y reorganizar el argumento con el fin de hallar un orden lógico que
permite a la escucha entender claramente sus intenciones y puntos de vista. Cuando un
argumento oral se queda en el punto de lo subjetivo se hace complejo defenderlo.

4. Es recomendable empezar con argumentos cortos y premisas fiables. Si las premisas


son débiles, la conclusión será débil. Si no se está seguro acerca de la fiabilidad de una
premisa es mejor dar un argumento corto que no dé pie a que nos rebatan el argumento
o buscar otra premisa más consistente. Resulta fácil partir de premisas fiables, pues si
se tiene a la mano ejemplos conocidos o autoridades sobre el tema, esto da seguridad
al escucha y convence de que el orador sabe sobre lo que habla.

5. Sea conciso, evite términos generales, vagos y abstractos. Evite ser grandilocuente, es
decir, no busque palabras rebuscadas que usted mismo desconozca, recuerde que lo
que usted no conozca puede jugar en su contra.

6. Procure no utilizar un lenguaje emotivo, no haga que el argumento parezca bueno ridi-
culizando a su contrario. Un argumento bueno se defiende por sí solo y no necesita de
artimañas para ser más contundente.

7. Trate de entender sus opiniones aun cuando piense que están totalmente equivocadas.
Dese tiempo para entender las opiniones de otros para que exista un diálogo argumenta-
tivo más que emotivo.

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8. Los argumentos dependen de conexiones claras entre cada idea, por ende no mezcle
sus argumentaciones, defienda una idea y luego otra, de lo contrario se pierde la cone-
xión y pueden volverlo confuso y poco persuasivo.

9. Hay que evitar a toda costa la ambigüedad, una buena manera definir cada término que
utilice, darle sentido a cada palabra y una justificación dentro de su discurso.

Cross (2011) sostiene que “la argumentación oral debería centrarse en un contexto
argumentativo, una estructura formal y unas estrategias encaminadas a conseguir los
propósitos de la argumentación, para de esa manera lograr una persuasión y que el interlocutor
mantenga una actitud cooperativa”. De igual manera, propone una tabla muy interesante sobre
el discurso argumentativo oral

Tabla 1. La argumentación oral

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Fuente: Cross, 2011

4. Formas de argumentación:
Weston A. (2005). En su libro las claves de la argumentación, define una tipología para los
argumentos que se tienen en cuenta para la argumentación formal de manera escrita, en este
documento hacemos una extrapolación para llevarlo a la argumentación oral.

• Argumentos mediante ejemplos: Los argumentos mediante ejemplos ofrecen uno o más
ejemplos específicos en apoyo de una generalización. Sin embargo, los argumentos por
ejemplo son valiosos y muy empleados en el mundo empresarial, los casos de éxitos
son ejemplos de algo que funcionó, de igual manera, las buenas prácticas son ejemplos.
Para que el argumento por ejemplo tenga validez o sea más contundente es importante
investigar varios casos donde funcionó porque un ejemplo puede ilustrar una situación,
sin embargo no es concluyente para tomarse como una generalización.

Es importante dar ejemplos significativos o relevantes que representen el conjunto. No


se recomienda utilizar un número excesivo de ejemplos, porque en lugar de generalizar
puede desvirtuar lo que está pretendiendo esclarecer.

No hay que confiar en el primer ejemplo que se venga a la cabeza. Hay que hacer
lecturas, investigar, pensar cuidadosamente en las muestras apropiadas y buscar contra
ejemplos que sirven para argumentar porque al mostrar lo contrario, terminan dándole
solidez al ejemplo inicial transformándose como un elemento a su favor.

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• Argumentos por analogía: La analogía es una relación de semejanza entre cosas distin-
tas, es buscar en dos cosas algo parecido. Según Weston (2005):

Los argumentos por analogía en vez de multiplicar los ejemplos para apoyar una
generalización, discurren de un caso o ejemplo específico a otro ejemplo, argumentando
que, debido a que los dos ejemplos son semejantes en muchos aspectos, son también
semejantes en otro aspecto más específico.

Cuando se buscan las semejanzas entre dos causas, se considera un argumento por
analogía. Para hacer un argumento por analogía se requieren dos premisas:

• Una afirmación premisa acerca de un ejemplo usado como analogía.

• Una comparación de las similitudes del ejemplo acerca del cual se extrae la conclusión.

• Argumentos por autoridad: para argumentar necesitamos referencias documentadas


que sustenten parte de lo que necesitamos probar. Hay que ser cauteloso porque las
supuestas autoridades pueden conducirnos a un error o quizás estén equivocadas. No
hay nada absoluto, por eso es conveniente buscar otras autoridades que estén en con-
tra para ver cuál de las dos posturas nos convence más. También se debe mirar bien la
calidad de la fuente. Una fuente cualificada requiere indagación y contraste.

El hecho de que sea una autoridad en el tema no significa que sus argumentos
sean perfectos. A veces se tiende a confiar en una fuente sólo por el nombre o el
reconocimiento, es mejor desconfiar de las supuestas autoridades, pues las personas
que tienen mucho que perder en una discusión no son las mejores fuentes, pues están
comprometidos sus intereses. Es decir, las fuentes deben ser imparciales. Es algo
similar a si el gerente de una compañía me recomienda su producto como el mejor, es
una autoridad en el tema, pero no es confiable.

Cuando no hay acuerdo entre los expertos, no se puede confiar solamente en uno
de ellos. Cuando las cuestiones son más ambiguas, resulta más difícil encontrar
autoridades que estén de acuerdo. Busque otras autoridades del tema y saque un
compendio de lo más importante para que tenga unas bases más sólidas para su
argumento.

No abuse de los argumentos por autoridad, si bien es importante buenos referentes.


Usted no convence a nadie sólo citando ideas de otras personas. El secreto de una
presentación no es copiar lo que otros dicen o repetir como un loro el discurso trillado de

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siempre, la magia de una presentación está en lo que usted tiene que decirle al mundo.
Tome las referencias de otros pero siempre desarrolle su discurso propio.

Ya hablamos que se puede tomar las autoridades en el tema, lo que no tiene sentido
es que usted no le dé los créditos y les desconozca el trabajo que realizaron. Así sea
una cuestión oral es un acto de respeto nombrar aquellas autoridades que directa o
indirectamente contribuyeron en su presentación.

• Argumentos acerca de las causas: Los argumentos causales son importantes porque
nos ayudan a encontrar los orígenes de lo que estamos sustentando. Las causas nece-
sitan de una correlación de acontecimientos para poder generar las consecuencias. A
veces explicar la causa conduce al efecto, aunque a veces el efecto no es consecuencia
directa de la causa. Hay que tratar que el argumento no solo explique como una causa
conduce a un efecto, sino buscar su fuente.

Cuando pensamos que A causa B, sabemos que A y B están correlacionados sin


embargo es común que existan otras correlaciones. Un buen argumento explica la
correlación de A y B, y las razones por las cuales tiene sentido para A causar B. Se debe
mostrar que la causa que utilizamos es las más probable, de lo contrario es probable que
sean otras hipótesis alternativas las verdaderas causantes.

La mera correlación no establece una relación de causa y efecto, algunas son


coincidencias. A veces, las correlaciones no son relaciones entre causa y efecto, sino
que representan dos efectos causados por otro fenómeno pues la correlación no
establece la dirección de casualidad.

Si A se correlaciona con B, puede ser que A cause B, pero también que B cause A. En
la causa y efecto es importante explicar la dirección de las conexiones. Si se puede
concluir que A conduce a B, pero que B no conduce a A, entonces es probable que A
cause B, y no al revés.

Las causas suelen ser complejas y es común que muchas consecuencias vengan de
una misma causa, además rara vez uno encuentra una única causa. Por otro lado, casi
siempre son menos causas y más consecuencias, no al revés.

• Argumentos deductivos: tienen la forma tal que si sus premisas son ciertas, la conclu-
sión tiene que ser cierta. Según Weston (2005) el argumento deductivo comienza con la
enunciación de la tesis, pasa luego a presentar la información específica que apoya la tesis.
Estos argumentos correctamente formulados se denominan válidos, porque se demues-

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tra la tesis, porque sólo hace explícito lo que ya está contenido en las premisas. Los
argumentos deductivos son útiles cuando se tienen premisas sólidas porque van de lo
general a lo particular.

Tipos de argumentos deductivos:

• Modus ponens (el modo de poner): se denomina así porque si se tiene A se consigue
B. Según Weston (2005) Para desarrollar estos argumentos, se necesita explicar y
defender ambas pre-misas, y ellas necesitan argumentos completamente diferentes.

a. Si A es válido, entonces B también lo es.

b. Si A existe, entonces existe B.

c. Si A entonces B, por lo tanto A entonces B.

• Modus tollens (el modo de quitar): Si A entonces B, si se quita A, se quita B

Significa que como hay una causalidad entre B y A, donde si A es la causa de B, al


desaparecer B, debe desaparecer A. El Modus Tollens aunque es un buen tipo de
argumento, a veces no es tan efectivo porque el hecho de que eliminemos una causa
no significa que desaparezca la consecuencia, porque pueden existir otras causas
que lo generen.

• Silogismo hipotético: Si A entonces B. Si B entonces C. Por lo tanto, si A entonces R.

Es un buen modelo para las conexiones causa y efecto. La conclusión vincula un


efecto final con una causa inicial, mientras que las premisas explican los pasos
intermedios. Vuelve a pasar que no siempre una causa inicial sea la causa de
los efectos finales, por eso se debe ser cuidadoso con los silogismos, pues se
puede terminar con conclusiones que no son porque pasamos de la causa a la
consecuencia y a veces la solución del problema está en los pasos intermedios.

• Silogismo disyuntivo: Significa este o el otro, no los dos. A entonces B, por lo tanto
No A, entonces no B, y no B por lo tanto, no A. Hay que tomar una de las dos porque
al menos una de las dos es verdadera. Puede ser también que A o B son verdaderas,
pero no ambas.

• Reductio ad absurdum (reducción al absurdo): Son argumentos de prueba indirecta,


porque establecen conclusiones mostrando que la negación de dicha conclusión
conduce al absurdo.

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Se asume A y se asume que B es falsa. Se demuestra que B es falsa, se refiere a B
como absurda o estúpida, por lo tanto se concluye: A. Y que A también puede ser
absurda, es muy empleada cuando se quiere llevar a un oponente a una situación
donde termine negando sus propias afirmaciones.

• Argumentos inductivos: es contrario al deductivo, se va de lo particular a lo general.


Según Weston (2005) Los argumentos inductivos parten de los argumentos para llegar a
proponer la tesis a manera de generalización o conclusión.

• Argumentos de falacias: según Weston (2005) “Las falacias son argumentos que condu-
cen a un error. Es una manera de decir que estas nos conllevan a violar las reglas de los
buenos argumentos. Para entender entonces una falacia, se tiene que tener en cuenta
cual es la regla o norma que se está violando.”

Algunos argumentos de falacia se dan cuando extraemos conclusiones a la ligera, con


muestras poco significativas, o con un mero ejemplo sin buscar contra ejemplos, o
cuando sacamos conclusiones a partir de una información incompleta.

Otra falacia común es cuando se olvidan las posibles alternativas, ya que asimismo un
camino para la conclusión cuando se pueden tener varias opciones, esto pasa cuando
aceptamos la primera idea que nos llega a la cabeza.

Ortega M. (2010) hace una relación de las falacias más comunes que se emplean en la
argumentación:

• Ad hominem: atacar a la persona, en lugar de atacar sus propuestas o argumentos.

• Ad ignorantian: (apelar a la ignorancia). Asumir que una afirmación es verdadera porque


no se ha demostrado que es falsa.

• Ad misericordiam: (apelar a la piedad). Apelar a la piedad como un argumento a favor de


un trato especial.

• Ad populum: apelar a las emociones de una multitud.

• Causa falsa: una conclusión cuestionable o no es clara que esa sea la causa que produce
ese efecto.

• Definición persuasiva: definir un término de tal manera que parezca neutral, pero que de
hecho es sutilmente emotivo.

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• Descalificar la fuente: usar lenguaje emotivo para menospreciar un argumento o de dón-
de viene para producir el rechazo sin que las personas tengan razones claras más que las
que da el orador.

• Falso dilema: reducir las opciones que se analizan sólo a dos, a menudo drásticamente
opuestas e injustas para la persona contra quien se expone el dilema.

• Hombre de paja: caricaturizar la opinión de un oponente de manera tal que resulte fácil
refutarla.

• Non sequitur: extraer una conclusión que no tiene relación.

• Palabras equívocas: cambiar el significado de una palabra en medio de un argumento, de


tal manera que su conclusión pueda ser mantenida aunque su significado pueda haberse
modificado radicalmente.

• Petición de principio: (petitio principi), usar de un modo implícito la conclusión como una
premisa.

• Pista falsa: introducir algo irrelevante o secundaria y, de ese modo, desviar la atención de
la cuestión principal.

• Post hoc, ergo propter hoc: asumir la casualidad demasiado pronto sobre la base de la
mera sucesión en el tiempo.

• Preguntas complejas: exponer una pregunta de tal manera que no se encuentre una res-
puesta acorde.

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Referencias
Ortega M. (2010) Apuntes sobre filosofía de la ciencia e investigación clínica. Sevilla: Ed.
Wanceulen.

Vilà M. (2005). El discurso oral formal. Contenidos de aprendizaje y secuencias didácticas.


Biblioteca de Textos. p. 216. Editorial Graó: Barcelona. Recuperado en: http://www.xtec.
cat/~ilopez15/materials/oral/eldiscursooralformal.pdf [Consultado 09-05-2017]

Weston A. (2005). Las claves para la argumentación. 10ª edición. Barcelona: Ariel.

Lista de figuras
Trujillo M. (2016). Los argumentos y efecto en el discurso. Politécnico Grancolombiano: Bogotá.

Lista de tablas
Tabla 1. Cross A. (2005). La argumentación oral. Citado en: Vilà M (2005). El discurso oral formal
- Contenidos de aprendizaje y secuencias didácticas. Biblioteca de Textos, 216. Barcelona: Ed. Graó.

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INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Expresión oral y persuasión para gerentes

Unidad 2: El acto oral (voz y cuerpo)

Escenario 4: La argumentación oral

Autor: Luis Martin Trujillo Flores

Asesor Pedagógico: Edwin Alcides Mojica Quintero

Diseñador Gráfico: Carlos Alberto Montoya Fonseca

Asistente: Ana Milena Raga Amador

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano. Por


ende, es de uso exclusivo de las Instituciones adscritas a la
Red Ilumno. Prohibida su reproducción total o parcial.

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