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Aquí se omite el marco epistolar inicial (1,1-2) y final (4,7-18). Para una justificación
completa de esta composición, cf. J.-N. ALETTI, «La dispositio de Colossiens. Enjeux exégétiques
et théologiques», en J. E. AGUILAR CHIU – F. MANZI – F. URSO – C. ZESATI ESTRADA (eds.), «Il Verbo
di Dio è vivo», FS A, Vanhoye, AnBib 165, Roma 2007, pp. 323-336.
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LA ECLESIOLOGÍA DE LAS DEUTEROPAULINAS: COLOSENSES
Col 1,18a
«Y él mismo [Cristo] es la cabeza del cuerpo [es decir], de la Iglesia»3.
3
Texto griego: kai autos hê kefalê tou sômatos tês ekklêsias.
4
Zeus llamado cabeza del cosmos, que es su cuerpo, en un fragmento órfico (n. 168).
E. LOHSE, Kolosser, p. 94, menciona varios papiros. Habría una cita monoteísta de estas ideas
en el judaísmo helenístico, en particular en Filón, según el cual el Logos es la kephalê del
cosmos; dicho de otra manera, el que lo guía y lo dirige. Si hay un añadido, no debería ser
restringido al genitivo tês ekklêsias, sino que debería ser extendido al v. 18 completo.
5
Cf. ACFEB, Les Hymnes du Nouveau Testament et leurs fonctions, LD 225, París 2009, sin-
tomático del cambio de perspectiva exegética. Por desgracia, el artículo de A. DETTWILER,
«Démystification céleste. La fonction argumentative de l’hymne au Christ (Col 1,15-20) dans
la lettre aux Colossiens», pp. 325-340, de esta obra no hace justicia totalmente a este cambio.
6
G. YORKE, The Church as the Body of Christ, p. 87.
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ECLESIOLOGÍA DE LAS CARTAS DE SAN PABLO
una doble analogía, sin más. En efecto, Col 1,18a no dice que la Iglesia es
el cuerpo de Cristo –su cuerpo, tou sômatos autou–, sino sólo que ella es el
cuerpo, y, por tanto, se trata, como en 1 Cor, de una metáfora, siendo en-
tonces la Iglesia considerada como un cuerpo social. Y si esto es así, entonces
por vía de consecuencia la metáfora se extiende a Cristo, jefe y señor de ese
cuerpo social. Sin duda, se objetará que en Col 1,24 el autor de la carta dice
explícitamente que la Iglesia es el cuerpo de Cristo. A lo que Yorke responde
que el genitivo autou del sintagma tou sômatos autou denota la posesión: el
cuerpo eclesial pertenece a Cristo.
Varios helenistas han vuelto igualmente al sentido del vocablo kephalê,
a partir de evidencias externas, para llegar a conclusiones opuestas: según
unos, kephalê connotaría la autoridad; según otros, indicaría el origen, lo
que para Col 1,18a podría traducirse así: «Él mismo tiene total autoridad
sobre la Iglesia» o, por el contrario, «él mismo es la fuente de la Iglesia»7.
Sin renegar de esos estudios, es importante recordar que el contexto literario
–dicho de otro modo, la dinámica del pasaje– permite en última instancia
decidir sobre el sentido. Ahora bien, el pasaje completo (Col 1,15-20)
muestra que el Hijo de Dios (Col 1,13) no es cabeza (kephalê) en sentido
biológico, como miembro de un cuerpo vivo que tiene necesidad de los
otros miembros para subsistir, como en 1 Cor 12,21, ya que los vv. 16-17
afirman que él es anterior a todas las cosas y que todas las cosas han sido
creadas por el. Por el contrario, apoyándose en el v. 17b se puede decir que
la Iglesia no puede subsistir ni mantenerse sin él. Por último, como el pa-
saje no aplica al Hijo la preposición ek, que indica el origen para la exis-
tencia de los seres creados, sino sólo otras preposiciones (en, dia, eis, pro),
ciertamente se puede concluir que el término kephalê no connota el origen
o la fuente, sino más bien la autoridad total de Cristo sobre la Iglesia. En
efecto, la presencia del artículo delante del sustantivo kephalê en Col 1,18a
denota una insistencia en la designación –el Hijo, y sólo él, es la cabeza– y
no en la atribución; dicho de otra manera, en el sentido preciso del título
kephalê. Esto quiere decir que ninguno de los poderes celestes enumerados
en Col 1,16 puede reivindicar este título ni tener autoridad sobre la Iglesia
y, por tanto, sobre los creyentes. Se ve sin dificultad la importancia de este
estico para el resto de la carta, en particular para Col 2,6-23. Además, vin-
culado a las afirmaciones sobre el primado del Hijo en el orden creado y no
directamente a aquellas sobre la pacificación, el título kephalê significa que
7
W. GRUDEM, «kephalè», 1985 («cabeza» connota la autoridad); R. S. CERVIN, «kephalè»
(critica a Grudem; el término indica la fuente, el origen); W. GRUDEM, «kephalè» 1990 (respuesta
a Cervin); J. A. FITZMYER «Another Look at KEPHALE» (= ruler, leader [gobernante, líder]).
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LA ECLESIOLOGÍA DE LAS DEUTEROPAULINAS: COLOSENSES
Col 1,24
«Ahora me alegro en mis sufrimientos por vosotros, y completo lo que falta
a las tribulaciones de Cristo en mi carne por su cuerpo, que es la Iglesia»10.
Con este enunciado empieza la primera parte del cuerpo de la carta, don-
de Pablo anuncia que sus sufrimientos, lejos de ser inútiles o de desacreditar
su ministerio, por el contrario forman parte y están también ordenados a la
manifestación del mystêrion.
8
La misma interpretación en S. E. FOWL, Hymnic Material, p. 112. Por otra parte, el kai de
18a parece tener un matiz consecutivo.
9
Cf. Rom 12,4-5; 1 Cor 10,16-17; 12,12-13.
10
Texto griego: Nyn chairô en tois pathêmasin hyper hymon kai antanaplêrô ta hysterêmata tôn
thlipseôn tou Christou en tê sarki mou hyper tou sômatos autou, ho estin hê ekklêsia.
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