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ETICA PROFESIONAL

La palabra ética proviene del griego ethos cuyo significado es costumbre. Esta ciencia
se relaciona estrechamente con la moral tanto que ambos términos se confunden con
frecuencia. Ambos términos tienen el mismo significado etimológico con la diferencia
que la moral proviene del latín mos. La ética no receta ninguna norma o conducta, ni
ordena ni dicta directamente que debemos hacer. Su objetivo es clarificar que es lo
moral, como se fundamenta una moral racionalmente y como se ha de utilizar en los
distintos ámbitos de la vida social.

Los profesionales ocupan un lugar relevante tanto en el ámbito social como personal.
La ética profesional es condición de posibilidad y realización del bien social y la justicia,
vinculándose a nuestros proyectos de vida.

Su objetivo es proporcionar los elementos que se necesitan para estructurar un


proceder ético habitual en el mundo del ejercicio profesional.

En conclusión, la ética profesional es una ciencia normativa que estudia los deberes,
derechos, obligaciones y facultades que tiene el individuo en virtud de la profesión o
trabajo que desempeñe en la sociedad. La importancia de la moral profesional,
deontología o ética profesional radica en el alcance social que tiene, ya que uno de sus
fundamentos básicos es el ser instrumento de servicios colectivos.

DEFINICIÓN Y CARACTERIZACIÓN DE ALGUNOS VALORES BÁSICOS DE LA ÉTICA


PROFESIONAL

1. AUTONOMÍA:

Se basa en el valor de la libertad (Etxeberria, 2002). Remite a la capacidad de


construirse a sí mismo, de darse una determinación, a partir de las propias elecciones
con la máxima libertad. Se vincula con la autorrealización (que es parte de la
responsabilidad). Además empleando la capacidad personal de tomar decisiones en el
ejercicio de la profesión.

2. RESPONSABILIDAD:
Se refiere a la capacidad de responder por las propias acciones que realizamos o por la
de las demás personas.

También implica escuchar activamente, esto es, discernir, situar mis cualidades, deseos
y circunstancias en el horizonte de mis motivaciones morales profundas y desde ahí
decidir, responder etc.

Tres preguntas clave (Etxeberria, 2002):

¿De qué somos responsables? Respondo de la acción o la obra bien hecha (aquella que
realiza bien el objetivo de la misma), de las consecuencias y de las omisiones.

¿Ante quién? Ante nosotros mismos y ante los otros. Esos otros son a veces personas
concretas con las que establecemos relaciones directas y, en otras ocasiones, sujetos
anónimos a los que alcanzan las consecuencias de nuestras acciones.

¿En virtud de qué? Las razones son múltiples y dependen del paradigma ético en el
que nos coloquemos (por ejemplo: honestidad, centrarse en el beneficiario de la
actividad, respeto a la autonomía de las personas, respeto a los compromisos y pactos,
y colaboración en torno a bienes comunes o convergentes).

3. COMPETENCIA PERSONAL:

Se refiere a la capacidad de o habilidad de para resolver los problemas propios del


trabajo, tener los conocimientos, destrezas y actitudes necesarias.

No solo se requiere las competencias de cada persona, sino también una utilización
adecuada de esas competencias, tener una conducta profesional adecuada.

PRINCIPIOS

Augusto Hortal (Fernández y Hortal, 1994) plantea tres principios fundamentales de la


ética profesional: beneficencia, autonomía y justicia.

El primer principio (de beneficio o beneficencia) se refiere a los bienes y servicios que
proporciona el profesionista a la sociedad. Dicho principio hace evidente la falta de
simetría entre quien ofrece el servicio y el beneficiario de la actividad.
El segundo principio autonomía: Consiste en considerar que el receptor de los servicios
(individual y colectivo) no es un ente pasivo, sino sujeto protagonista, con derechos y
obligaciones. Se deriva de la obligación social de garantizar a todos los individuos el
derecho de consentir antes de que se tome cualquier tipo de acción con respecto a
ellos (protegiendo de manera especial a los que no pueden decidir por sí mismos).

Por ello el principio de justicia establece que en toda prestación de un


servicio profesional, cada uno de los sujetos involucrados debe cumplir con
su deber, es decir, con la tarea que se le ha encomendado, con lo que se
espera que haga, sin extralimitarse pero sin pecar tampoco de insuficiencia
en su responsabilidad.

ETICA PROFESIONAL COMO EL DERECHO A LA INFORMACION, PRIVACIDAD Y


CONFIDENCIALIDAD

La necesidad de intimidad es inherente a la persona humana, ya que permite que el


ser humano desarrolle y gestione su propia personalidad e identidad es necesario que
goce de un espacio que comprenda diversos aspectos de su vida individual y familiar,
de esta manera surge el llamado del derecho a la privacidad, como un derecho
fundamental en virtud del cual se tiene el derecho de excluir o negar a las demás
personas del conocimiento propio de ciertos aspectos de nuestras vida.

El derecho a la confidencialidad se enmarca o se apoya en la privacidad, entendida


como la comunicación de información personal de un individuo y otro, esperando que
aquella persona que reciba la información no revele a las demás persona la
información confiada.

Por último el derecho de intimidad se entiende como aquella esfera en el cual se


vincula la propia identidad, o a su vez el pudor interno que protege con el secreto
aquellos conocimientos, sentimientos y experiencias que apreciamos como parte de
nuestra propia identidad.

Además se refiere a la libertad que tiene la persona de seleccionar la información que


desea proteger de los demás, como a su vez escoger las circunstancias en que decide
dar a conocer los aspectos profundos de su personalidad.

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