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RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO.

UNA MIRADA OBLICUA SOBRE LA ANTROPOLOGÍA

M E X I C A N A E N L O S A Ñ O S V E I N T E D E L S I G L O PA S A D O

RELACIONES 88, OTOÑO 2001, VOL. XXII

Mechthild Rutsch*
INAH
Una mirada oblicua sobre el proceso de institucionalización y pro-
fesionalización de la antropología mexicana descubre no sólo rup-
turas entre el periodo pre y posrevolucionario, sino también conti-
nuidades. Durante el porfiriato se manifiestan fuertes y constantes
conflictos entre el Museo Nacional de Arqueología, Historia y
Etnología y la Dirección de Inspección y Conservación de Monu-
mentos Arqueológicos. Éstos son continuados después de 1917
por el Museo y la Dirección de Antropología. El episodio de acu-
saciones mutuas entre Manuel Gamio y Ramón Mena se inserta en
este contexto; una de sus consecuencias fue la clausura definitiva
de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología America-
nas cuya labor había sido interrumpida en 1914 (Manuel Gamio,
Ramón Mena, historia de la antropología).

NTRODUCCIÓN

I Al describir su concepto de historia, José Saramago na-


rró un episodio: de joven le gustaba asistir a funciones
de teatro para las que solía comprar el boleto más bara-
to. Desde lo alto de la galería logró observar de cerca una espléndida re-
producción de la corona del rey. Y como la miraba desde un ángulo obli-
cuo, descubrió que en las cavidades de la corona se escondían muchas
telarañas.1
Ante la narrativa dominante de la historia y sus símbolos, la mirada
oblicua expresa la posibilidad de descubrir tejidos ocultos al punto de
vista acostumbrado. En lo que sigue pretendo divisar un episodio de la
antropología mexicana de los años veinte del siglo pasado que puede
ser significativo para favorecer una mirada oblicua de nuestra historio-
grafía y sus mitos de origen.2

* rutsch@servidor.unam.mx
1
Relatado en la entrevista con Silvia Lemus, trasmitida por el Canal 22, 8 de octubre
1998, 22:00 p.m.
2
Debo advertir al lector que el ensayo presente está basado en un análisis más exten-
so, cfr. Rutsch, 2001.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

Es sabido que los mitos se centran en la gesta de héroes culturales y dios se han preocupado por ofrecer alusiones a los “colegios invisibles”
por ello cumplen funciones de fundación de identidades, devenires y orí- y las redes científicas de las que tales personalidades formaron parte,
genes. En este contexto, criterios de una verdad fáctica se vuelven irre- sus afinidades, conflictos y redes de poder que sustentan gran parte de
levantes y en esto el mito se parece a las modernas filosofías de la histo- su autoridad intelectual en diferentes momentos históricos.6 Sin embar-
ria. Los contenidos de unos y otras no son falsificables y es claro que go, ante la incertidumbre del futuro, una narrativa (e historiografía)
tampoco pretenden serlo.3 Sucede, sin embargo, que los mitos fundacio- más creativa y autorreflexiva de la antropología mexicana puede impul-
nales imprimen no sólo una cierta perspectiva de lo que fue sino tam- sarnos en rebasar anecdotarios, rumores, lugares comunes, visiones pa-
bién de lo que es; es decir, condicionan nuestra percepción del presente norámicas poco explicativas, además de dogmatismos que pretenden
y el futuro. Entre otros historiadores de la ciencia, Novick mostró que ofrecer la única interpretación historiográfica posible.7 Me parece que
gran parte de las narrativas fundacionales de una disciplina científica también en México, la autoridad intelectual y relevancia teórica y social
revela no tanto una meta alcanzada sino un “sueño noble” que en las de la antropología debe ser repensada junto con su pasado, pues desde
realidades de su devenir esconde exclusiones, desprecios (racistas), y el punto de vista de la relación entre ciencia y política, la separación po-
poderes diversos que se hacen visibles ante un examen más crítico me-
diante el que pueden perder su “potencia subterránea”.4
Por lo común, la historiografía de la antropología mexicana hasta ejemplo que ilustra el caso es la valoración de Konrad Theodor Preuss, debido a la pluma
ahora dominante se ha escrito con un tono celebratorio que sigue una de Johannes Neurath (1998), quien basa su visión de los últimos años de Preuss en las
afirmaciones de Egon Erwin Kisch contra “el denunciante” Walter Krickeberg, sin que
cierta filosofía o mirada de su propio devenir, en el que el espíritu (es estas afirmaciones sean sometidas a mayor escrutinio y crítica de fuentes. Se reproduce
decir, la disciplina) se eleva de orígenes muy limitados hacia la luz de entonces la falsa impresión –transmitida por el mismo Kisch y con las que el autor al pa-
una ciencia, personificada en la obra de ciertas personalidades centra- recer está de acuerdo– que el “héroe fundador” Preuss fue víctima de asesinato a manos
les. En general, tales personalidades se describen en términos apologéti- de su malvado colega nazi Krickeberg, lo que equivale a una afirmación poco ética que
cos, como si se tratase de grandes hombres solitarios.5 Muy pocos estu- está basada en un solo autor, sin que se cite documentación que pone en duda y en parte
desmiente esas interpretaciones, cfr. BAzA, “Walter Krickeberg. Quellenberichte und
Notizen”.
3
Heller, 1991: 208. 6
En México existen muy pocas excepciones, por ejemplo Vázquez León, 1995. Para
4
Fox-Keller (1995: 28), quien analiza esta cuestión desde el punto de vista del ego la definición y el estudio de los “colegios invisibles”, cfr. Crane, 1972 y Hagstrom, 1975.
masculino en la historia de la ciencia. Novick (1988) llama la atención sobre el hecho que Una discusión más reciente, formalizada y aplicada a la antropología lingüística norte-
los historiadores estadounidenses en los inicios de su profesionalización y la búsqueda americana se encuentra en Murray, 1994. Para el caso británico, pueden verse Grimshaw
por objetividad científica durante el último cuarto del siglo XIX, sostuvieron diversas teo- y Hart, 1996 [1993] y Kuklick, 1993; en la historia de la antropología alemana Hans Fis-
rías racistas, entre ellas la “germ cell theory”, que supuso una asociación determinista en- cher (1990) ofreció un análisis de los aspectos de afinidad, oportunismo y sobrevivencia
tre instituciones políticas y caracteres biológicos sajones. Señala además que sobre todo de la antropología bajo el régimen nazi.
los círculos educados de esos tiempos fueron profundamente racistas en general, y en 7
Al respecto, véase una exposición detallada en Fernando López Aguilar, 2001 (en
particular con relación a la cuestión de los negros estadounidenses (cfr. cap. I). En este prensa, Revista Cuicuilco, ENAH). En el Manifiesto de Historia a Debate, recientemente circu-
contexto temático llama la atención que el libro de Urías Horcasitas (2000), quien certera- lado por la red H-México en Internet (11 de setiembre de 2001), se hace alusión a esta
mente destaca que el evolucionismo en México no fue sometido a una crítica profunda, idea, cuando se afirma que: “Ha llegado la hora de que la historia ponga al día su con-
exime sin embargo, al racismo emanado de éste en las leyes mexicanas y en las ideolo- cepto de ciencia, abandonando el objetivismo ingenuo heredado del positivismo del si-
gías de escritores del siglo XIX y principios del XX de toda responsabilidad ideológica-po- glo XIX, sin caer en el radical subjetivismo resucitado por la corriente posmoderna a fina-
lítica. les del siglo XX. La creciente confluencia entre las “dos culturas”, científica y humanística,
5
Acaso el ejemplo más reciente de este tipo de historiografía es la genealogía que facilitará en el siglo que comienza la doble redefinición de la historia, como ciencia social
ofrece Matos Moctezuma (1998), a propósito de la arqueología del Templo Mayor. Otro y como parte de las humanidades, que necesitamos”.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

Es sabido que los mitos se centran en la gesta de héroes culturales y dios se han preocupado por ofrecer alusiones a los “colegios invisibles”
por ello cumplen funciones de fundación de identidades, devenires y orí- y las redes científicas de las que tales personalidades formaron parte,
genes. En este contexto, criterios de una verdad fáctica se vuelven irre- sus afinidades, conflictos y redes de poder que sustentan gran parte de
levantes y en esto el mito se parece a las modernas filosofías de la histo- su autoridad intelectual en diferentes momentos históricos.6 Sin embar-
ria. Los contenidos de unos y otras no son falsificables y es claro que go, ante la incertidumbre del futuro, una narrativa (e historiografía)
tampoco pretenden serlo.3 Sucede, sin embargo, que los mitos fundacio- más creativa y autorreflexiva de la antropología mexicana puede impul-
nales imprimen no sólo una cierta perspectiva de lo que fue sino tam- sarnos en rebasar anecdotarios, rumores, lugares comunes, visiones pa-
bién de lo que es; es decir, condicionan nuestra percepción del presente norámicas poco explicativas, además de dogmatismos que pretenden
y el futuro. Entre otros historiadores de la ciencia, Novick mostró que ofrecer la única interpretación historiográfica posible.7 Me parece que
gran parte de las narrativas fundacionales de una disciplina científica también en México, la autoridad intelectual y relevancia teórica y social
revela no tanto una meta alcanzada sino un “sueño noble” que en las de la antropología debe ser repensada junto con su pasado, pues desde
realidades de su devenir esconde exclusiones, desprecios (racistas), y el punto de vista de la relación entre ciencia y política, la separación po-
poderes diversos que se hacen visibles ante un examen más crítico me-
diante el que pueden perder su “potencia subterránea”.4
Por lo común, la historiografía de la antropología mexicana hasta ejemplo que ilustra el caso es la valoración de Konrad Theodor Preuss, debido a la pluma
ahora dominante se ha escrito con un tono celebratorio que sigue una de Johannes Neurath (1998), quien basa su visión de los últimos años de Preuss en las
afirmaciones de Egon Erwin Kisch contra “el denunciante” Walter Krickeberg, sin que
cierta filosofía o mirada de su propio devenir, en el que el espíritu (es estas afirmaciones sean sometidas a mayor escrutinio y crítica de fuentes. Se reproduce
decir, la disciplina) se eleva de orígenes muy limitados hacia la luz de entonces la falsa impresión –transmitida por el mismo Kisch y con las que el autor al pa-
una ciencia, personificada en la obra de ciertas personalidades centra- recer está de acuerdo– que el “héroe fundador” Preuss fue víctima de asesinato a manos
les. En general, tales personalidades se describen en términos apologéti- de su malvado colega nazi Krickeberg, lo que equivale a una afirmación poco ética que
cos, como si se tratase de grandes hombres solitarios.5 Muy pocos estu- está basada en un solo autor, sin que se cite documentación que pone en duda y en parte
desmiente esas interpretaciones, cfr. BAzA, “Walter Krickeberg. Quellenberichte und
Notizen”.
3
Heller, 1991: 208. 6
En México existen muy pocas excepciones, por ejemplo Vázquez León, 1995. Para
4
Fox-Keller (1995: 28), quien analiza esta cuestión desde el punto de vista del ego la definición y el estudio de los “colegios invisibles”, cfr. Crane, 1972 y Hagstrom, 1975.
masculino en la historia de la ciencia. Novick (1988) llama la atención sobre el hecho que Una discusión más reciente, formalizada y aplicada a la antropología lingüística norte-
los historiadores estadounidenses en los inicios de su profesionalización y la búsqueda americana se encuentra en Murray, 1994. Para el caso británico, pueden verse Grimshaw
por objetividad científica durante el último cuarto del siglo XIX, sostuvieron diversas teo- y Hart, 1996 [1993] y Kuklick, 1993; en la historia de la antropología alemana Hans Fis-
rías racistas, entre ellas la “germ cell theory”, que supuso una asociación determinista en- cher (1990) ofreció un análisis de los aspectos de afinidad, oportunismo y sobrevivencia
tre instituciones políticas y caracteres biológicos sajones. Señala además que sobre todo de la antropología bajo el régimen nazi.
los círculos educados de esos tiempos fueron profundamente racistas en general, y en 7
Al respecto, véase una exposición detallada en Fernando López Aguilar, 2001 (en
particular con relación a la cuestión de los negros estadounidenses (cfr. cap. I). En este prensa, Revista Cuicuilco, ENAH). En el Manifiesto de Historia a Debate, recientemente circu-
contexto temático llama la atención que el libro de Urías Horcasitas (2000), quien certera- lado por la red H-México en Internet (11 de setiembre de 2001), se hace alusión a esta
mente destaca que el evolucionismo en México no fue sometido a una crítica profunda, idea, cuando se afirma que: “Ha llegado la hora de que la historia ponga al día su con-
exime sin embargo, al racismo emanado de éste en las leyes mexicanas y en las ideolo- cepto de ciencia, abandonando el objetivismo ingenuo heredado del positivismo del si-
gías de escritores del siglo XIX y principios del XX de toda responsabilidad ideológica-po- glo XIX, sin caer en el radical subjetivismo resucitado por la corriente posmoderna a fina-
lítica. les del siglo XX. La creciente confluencia entre las “dos culturas”, científica y humanística,
5
Acaso el ejemplo más reciente de este tipo de historiografía es la genealogía que facilitará en el siglo que comienza la doble redefinición de la historia, como ciencia social
ofrece Matos Moctezuma (1998), a propósito de la arqueología del Templo Mayor. Otro y como parte de las humanidades, que necesitamos”.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

sitivista entre presente-sujeto y pasado-objeto resulta engañosa y de los factores que contribuyeron a la desaparición de esta escuela, pero no
orientación más bien conservadora. El análisis del pasado no sólo debe pueden considerarse como su única causa explicativa.9 Esta tesis puede
ocuparse de las obras renombradas y corrientes epistemológicas domi- resultar sorprendente, sobre todo con relación a lo que implica para la
nantes. Repensar este pasado atañe por igual las relaciones instituciona- imagen de personajes como Gamio y otros que por lo común se han con-
les en las que se ubican los fracasos, los éxitos y las luchas individuales siderado fundadores de la antropología mexicana y sus méritos hacen
por prestigio y poder. olvidar que fueron parte de una red de científicos.
En relación con los años veinte y treinta de la antropología mexica- Como puede percatarse el lector, este trabajo se basa en la tesis de
na del siglo XX, sabemos que existieron además de Moisés Sáenz, Othón una continuidad institucional y generacional en la antropología mexica-
de Mendizábal, Manuel Gamio y Alfonso Caso, otros antropólogos en el na,10 desde finales del Porfiriato hasta mediados de los años treinta. El
escenario del proceso de profesionalización de la disciplina. Así conoce- proceso de sustitución se va gestando durante el periodo para desembo-
mos al alemán Hermann Beyer, suena el nombre de Juan Enrique Pala- car en una configuración distinta, institucional, generacional y teórica.
cios, Alfonso Toro y otros más ligados al Museo, como Jesús Galindo y En esta nueva configuración destaca la creación del Instituto Nacional
Villa y Nicolás León. Pero la pregunta por sus vínculos, interacciones, de Antropología que subordina al Museo Nacional y, más tarde, tam-
conflictos y afinidades, no ha recibido respuesta.8 Sin embargo, si quere- bién las labores docentes en antropología. Éstas son separadas de nuevo
mos una caracterización más detallada del proceso de profesionalización, del ámbito universitario al que habían sido adscritas desde 1910 y hasta
la contestación a esta pregunta se vuelve imprescindible. El presente mediados de los treinta habían oscilado entre Museo e Universidad, sin
ensayo pretende llamar la atención hacia esos fenómenos y su impor- reglamentación de planes de estudio ni de titulación.11 El Instituto Na-
tancia en el desarrollo de la disciplina. cional creado entonces fue encabezado por Alfonso Caso como primer
Lo mismo sucede con el análisis del escenario institucional de la an-
tropología de esos tiempos, de cuya configuración y desarrollo poco sa-
bemos. Sin embargo, resulta claro que, al contrario de la suerte que co- 9
Por lo común, tanto en la bibliografía nacional como en la extranjera se sostiene que
rrió la Dirección de Antropología de Manuel Gamio, cuya vida abarcó
la EIAEA –inaugurada en 1911– desapareció a consecuencia de los procesos revoluciona-
ocho años (1917-1925), el Museo sorteó los vaivenes de gobiernos cam- rios mexicanos debido a la falta de presupuesto, interrupción de trabajos y otros, cfr. por
biantes y demás sucesos macropolíticos desde su re-creación en 1865. El ejemplo, Urías Horcasitas, 2001. Parmenter (1966) nota que fue hasta fines de los años 20
proceso descrito abajo es un indicio importante de las relaciones entre que Boas sostuvo la esperanza de poder reabrir esta escuela y que sólo por las comunica-
Museo y Dirección de Antropología. A la vez, parece claro que las secue- ciones de Zelia Nuttall en el sentido de que en México ya no existían condiciones para
las del conflicto entre ambas instituciones y sus comunidades científicas ello, se habría olvidado de este proyecto.
10
En otro lugar he hecho hincapié en el hecho que –a mi parecer– equivocadamente
pusieron un final definitivo a la Escuela Internacional de Arqueología y gran parte de la historiografía de la antropología mexicana se piensa a sí misma como
Etnología Americanas y las aspiraciones de Franz Boas de formar antro- hija de la ruptura revolucionaria (Rutsch, 1999), y sobre todo a Gamio, no sólo como pa-
pólogos mexicanos. Desde ese punto de vista, los procesos revoluciona- dre fundador, sino como de concepciones totalmente nuevas en relación con el Porfiriato.
rios y sus consecuencias en política educativa sólo constituyen uno de No obstante, por razones que aquí no puedo detallar, pero que también son confirmadas
por este trabajo, me inclino por la definición cada vez más aceptada entre los historiado-
res mexicanos, en el sentido de que los procesos revolucionarios no sólo abarcan el proce-
so armado de 1910-1920, sino incluyen los siguientes años hasta 1940 y el gobierno de Lá-
8
Hasta donde alcanza mi conocimiento existe sólo una tesis de licenciatura (en ela- zaro Cárdenas “que se ha considerado como parteaguas del proceso revolucionario al
boración) de Haydeé López Hernández que se ocupa específicamente de la arqueología México moderno”. Azuela y Guevara, 1998: 82.
mexicana durante este periodo. 11
Cfr. Rutsch, 2001, cap. II.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

sitivista entre presente-sujeto y pasado-objeto resulta engañosa y de los factores que contribuyeron a la desaparición de esta escuela, pero no
orientación más bien conservadora. El análisis del pasado no sólo debe pueden considerarse como su única causa explicativa.9 Esta tesis puede
ocuparse de las obras renombradas y corrientes epistemológicas domi- resultar sorprendente, sobre todo con relación a lo que implica para la
nantes. Repensar este pasado atañe por igual las relaciones instituciona- imagen de personajes como Gamio y otros que por lo común se han con-
les en las que se ubican los fracasos, los éxitos y las luchas individuales siderado fundadores de la antropología mexicana y sus méritos hacen
por prestigio y poder. olvidar que fueron parte de una red de científicos.
En relación con los años veinte y treinta de la antropología mexica- Como puede percatarse el lector, este trabajo se basa en la tesis de
na del siglo XX, sabemos que existieron además de Moisés Sáenz, Othón una continuidad institucional y generacional en la antropología mexica-
de Mendizábal, Manuel Gamio y Alfonso Caso, otros antropólogos en el na,10 desde finales del Porfiriato hasta mediados de los años treinta. El
escenario del proceso de profesionalización de la disciplina. Así conoce- proceso de sustitución se va gestando durante el periodo para desembo-
mos al alemán Hermann Beyer, suena el nombre de Juan Enrique Pala- car en una configuración distinta, institucional, generacional y teórica.
cios, Alfonso Toro y otros más ligados al Museo, como Jesús Galindo y En esta nueva configuración destaca la creación del Instituto Nacional
Villa y Nicolás León. Pero la pregunta por sus vínculos, interacciones, de Antropología que subordina al Museo Nacional y, más tarde, tam-
conflictos y afinidades, no ha recibido respuesta.8 Sin embargo, si quere- bién las labores docentes en antropología. Éstas son separadas de nuevo
mos una caracterización más detallada del proceso de profesionalización, del ámbito universitario al que habían sido adscritas desde 1910 y hasta
la contestación a esta pregunta se vuelve imprescindible. El presente mediados de los treinta habían oscilado entre Museo e Universidad, sin
ensayo pretende llamar la atención hacia esos fenómenos y su impor- reglamentación de planes de estudio ni de titulación.11 El Instituto Na-
tancia en el desarrollo de la disciplina. cional creado entonces fue encabezado por Alfonso Caso como primer
Lo mismo sucede con el análisis del escenario institucional de la an-
tropología de esos tiempos, de cuya configuración y desarrollo poco sa-
bemos. Sin embargo, resulta claro que, al contrario de la suerte que co- 9
Por lo común, tanto en la bibliografía nacional como en la extranjera se sostiene que
rrió la Dirección de Antropología de Manuel Gamio, cuya vida abarcó
la EIAEA –inaugurada en 1911– desapareció a consecuencia de los procesos revoluciona-
ocho años (1917-1925), el Museo sorteó los vaivenes de gobiernos cam- rios mexicanos debido a la falta de presupuesto, interrupción de trabajos y otros, cfr. por
biantes y demás sucesos macropolíticos desde su re-creación en 1865. El ejemplo, Urías Horcasitas, 2001. Parmenter (1966) nota que fue hasta fines de los años 20
proceso descrito abajo es un indicio importante de las relaciones entre que Boas sostuvo la esperanza de poder reabrir esta escuela y que sólo por las comunica-
Museo y Dirección de Antropología. A la vez, parece claro que las secue- ciones de Zelia Nuttall en el sentido de que en México ya no existían condiciones para
las del conflicto entre ambas instituciones y sus comunidades científicas ello, se habría olvidado de este proyecto.
10
En otro lugar he hecho hincapié en el hecho que –a mi parecer– equivocadamente
pusieron un final definitivo a la Escuela Internacional de Arqueología y gran parte de la historiografía de la antropología mexicana se piensa a sí misma como
Etnología Americanas y las aspiraciones de Franz Boas de formar antro- hija de la ruptura revolucionaria (Rutsch, 1999), y sobre todo a Gamio, no sólo como pa-
pólogos mexicanos. Desde ese punto de vista, los procesos revoluciona- dre fundador, sino como de concepciones totalmente nuevas en relación con el Porfiriato.
rios y sus consecuencias en política educativa sólo constituyen uno de No obstante, por razones que aquí no puedo detallar, pero que también son confirmadas
por este trabajo, me inclino por la definición cada vez más aceptada entre los historiado-
res mexicanos, en el sentido de que los procesos revolucionarios no sólo abarcan el proce-
so armado de 1910-1920, sino incluyen los siguientes años hasta 1940 y el gobierno de Lá-
8
Hasta donde alcanza mi conocimiento existe sólo una tesis de licenciatura (en ela- zaro Cárdenas “que se ha considerado como parteaguas del proceso revolucionario al
boración) de Haydeé López Hernández que se ocupa específicamente de la arqueología México moderno”. Azuela y Guevara, 1998: 82.
mexicana durante este periodo. 11
Cfr. Rutsch, 2001, cap. II.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

director y, según el discurso inaugural de éste, sus fines eran “estudiar


las cuestiones americanas desde el punto de vista americano”.12
El episodio conflictivo que de cierta forma cierra este periodo de
sustitución generacional y configuración institucional sucede tres años
antes de la creación del Instituto, en ocasión de los inicios de las excava-
ciones de la tumba 7 en Monte Albán en 1936. Como resultado, Alfonso
Caso sustituyó a Ramón Mena, quien hasta junio de ese año había sido
jefe de arqueólogos del Museo Nacional.13

RAMÓN MENA Y EL MUSEO NACIONAL

En 1906 inició la docencia de la antropología en el Museo. Al mismo


tiempo, la generación de médicos, geólogos y químicos dedicados des-
de finales de la década de los setenta del siglo XIX a la arqueología y la
tradición naturalista en el Museo Nacional estaba por eclipsarse. Al ini-
cio del siglo y en su lugar, una nueva generación, sobre todo de aboga-
dos e ingenieros-arquitectos, tomó las riendas del destino en y del Mu-
seo. En el contexto de la preparación de los festejos del Centenario de la
Independencia, la tradición naturalista fue cediendo en importancia
ante el empuje político y presupuestal de la historia patria y de la ar-
queología y de sus importantes funciones en apuntalar la narrativa na-
cional del poder porfirista. Este proceso llegó a un punto tal que el Mu-
seo Nacional fue dividido y se inauguró un Museo Nacional de Histo-
ria Natural en 1909.
Ramón Mena Isassi (1874-1957) estuvo ligado al Museo Nacional de
Arqueología, Historia y Etnología (posteriormente de Etnografía) desde
1907, año en el que sustituyó a José Juan Tablada en la cátedra de ar-
queología. Mena entonces tenía 33 años de edad. Su curso fue suspen-
dido en 1909 hasta que, en 1911, Galindo y Villa regresó al Museo y lo
retomó.

12
AHDINAH, v. 18, 1939, l. 27, reproducido en el Boletín no. 1 del Seminario de Historia,
Filosofía y Sociología de la Antropología Mexicana, México, 1998.
13
SDBNAH, c.7, e.79, s.n.fs. (sin número de fojas). FIGURA 1: Ramón Mena, fuente Casasola.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

director y, según el discurso inaugural de éste, sus fines eran “estudiar


las cuestiones americanas desde el punto de vista americano”.12
El episodio conflictivo que de cierta forma cierra este periodo de
sustitución generacional y configuración institucional sucede tres años
antes de la creación del Instituto, en ocasión de los inicios de las excava-
ciones de la tumba 7 en Monte Albán en 1936. Como resultado, Alfonso
Caso sustituyó a Ramón Mena, quien hasta junio de ese año había sido
jefe de arqueólogos del Museo Nacional.13

RAMÓN MENA Y EL MUSEO NACIONAL

En 1906 inició la docencia de la antropología en el Museo. Al mismo


tiempo, la generación de médicos, geólogos y químicos dedicados des-
de finales de la década de los setenta del siglo XIX a la arqueología y la
tradición naturalista en el Museo Nacional estaba por eclipsarse. Al ini-
cio del siglo y en su lugar, una nueva generación, sobre todo de aboga-
dos e ingenieros-arquitectos, tomó las riendas del destino en y del Mu-
seo. En el contexto de la preparación de los festejos del Centenario de la
Independencia, la tradición naturalista fue cediendo en importancia
ante el empuje político y presupuestal de la historia patria y de la ar-
queología y de sus importantes funciones en apuntalar la narrativa na-
cional del poder porfirista. Este proceso llegó a un punto tal que el Mu-
seo Nacional fue dividido y se inauguró un Museo Nacional de Histo-
ria Natural en 1909.
Ramón Mena Isassi (1874-1957) estuvo ligado al Museo Nacional de
Arqueología, Historia y Etnología (posteriormente de Etnografía) desde
1907, año en el que sustituyó a José Juan Tablada en la cátedra de ar-
queología. Mena entonces tenía 33 años de edad. Su curso fue suspen-
dido en 1909 hasta que, en 1911, Galindo y Villa regresó al Museo y lo
retomó.

12
AHDINAH, v. 18, 1939, l. 27, reproducido en el Boletín no. 1 del Seminario de Historia,
Filosofía y Sociología de la Antropología Mexicana, México, 1998.
13
SDBNAH, c.7, e.79, s.n.fs. (sin número de fojas). FIGURA 1: Ramón Mena, fuente Casasola.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

En esta época se decía que Ramón Mena era dehesista,14 lo cual es La propuesta de García fue aceptada y el nombramiento de la Secre-
probable, ya que Mena había nacido en Veracruz y en ese estado asumió taría data del día 30 de marzo de 1908, nuevamente confirmado el 1º de
sus primeros puestos públicos. Hijo del Licenciado José María Mena –su julio de 1909.18
madre fue Petronila Isassi–15 Ramón desde muy joven, a los veintiún Antes de entrar al Museo como profesor interino de arqueología,
años de edad (1895-96), fue regidor de Hacienda en Córdoba, Veracruz, Ramón Mena había impartido cátedra a nivel primaria, secundaria y
su pueblo natal. Dos años más tarde, en 1898, se tituló como abogado en normal, tanto en Córdoba como en Puebla. También había publicado en
la Escuela de Jurisprudencia de Xalapa, Veracruz. Más tarde Ramón los Anales del Museo en 1905 una transcipción de un manuscrito en lino
Mena laboró en Chiapas y Puebla. del año de 1579,19 un trabajo relativo a los indígenas de Chiapas (1902),
En 1907 y en sustitución del Ing. Francisco M. Rodríguez tomó el etnografías de Puebla (1903) y breves estudios arqueológicos e históri-
cargo de subdirector del Museo el abogado e historiador Genaro García cos en publicaciones de la Sociedad Científica Antonio Alzate y la Socie-
(1867-1920). Casi simultáneamente tanto Nicolás León como Jesús Ga- dad Mexicana de Geografía y Estadística (1904), sociedades a las que
lindo y Villa se alejaron del Museo. De comentarios posteriores de Ni- también perteneció.20 En efecto, respecto de productividad intelectual
colás León y Leopoldo Batres se infiere que, al menos en parte, la parti- medida en número de publicaciones, Mena fue miembro de una elite,
da de León se debió a este cambio de dirección y a graves conflictos con como prueba un texto de Luz Fernanda Azuela,21 pues entre los autores
Genaro García y ambos, Galindo y León, volvieron al Museo al asumir que escribieron una tercera parte de los artículos publicados por las tres
la dirección Cecilio Robelo en julio de 1911.16 Sociedades en conjunto (es decir, la de Historia Natural, la de Geografía
En vista de la entonces (1907) próxima celebración del Centenario de y Estadística y la Antonio Alzate) en 30 años (1880-1912), Mena se en-
la Independencia, la gestión de Genaro García se caracterizó por la ad- cuentra con 24 artículos en séptimo lugar, después de Jesús Galindo y
quisición de colecciones, la reorganización y catalogación de éstas, la Villa (cuarto lugar con 34 artículos) y Manuel María Villada (tercer lugar
edición acelerada de volúmenes históricos y para todo ello los recursos con 44 artículos).22 Es decir, los trabajadores del Museo de esa época for-
disponibles comenzaban a fluir con más abundancia.
Ramón Mena Isassi fue propuesto por Genaro García como profesor 18
AGN/IPBA, c.155, e.54. Entre la petición de licencia de Galindo y Villa y el nombra-
de arqueología el 25 de octubre de 1907: “para que cubra dicha plaza, lo miento de Mena dio clase de arqueología José Juan Tablada, del que sin embargo no hallé
que espero hará de la manera más satisfactoria, pues desde hace mucho ni nombramiento, ni programa docente.
tiempo se dedica con éxito al estudio de la arqueología y etnología pa- 19
Mena, 1905. El manuscrito transcrito lleva el título de El Pueblo de S. S. Pedro. Títulos
trias”.17 y merced de aguas y tierras, por el escribiente Martín Diego
20
Para una bibliografía exhaustiva de Mena, cfr. Cárdenas García, 1988.
14
Esto es, partidario de Teodoro Dehesa (1848-1936), gobernador de Veracruz de 21
1994: 188
1892-1911, propuesto por Francisco I. Madero como vicepresidente. 22
El primer y segundo lugar ocupan Alfredo Dúges y Alfonso Herrera, respectiva-
15
Aparentemente hay un error ortográfico con su segundo apellido, ya que éste en mente. Desde luego, éste es un criterio puramente cuantitativo y puede ser que parte de
el Diccionario Porrúa de historia, biografìa y geografìa de México, 4ª ed., México, 1976 se re- los casos reflejen también redes de relaciones científicas nacionales. No obstante, la canti-
produjo como “Isaias” (a la que sigue la biografía de Efraín Cárdenas), lo que, según su dad de publicaciones de Mena explica al menos parte del juicio positivo que animó a Ge-
expediente personal no es correcto. Cfr. SDBNAH, c.7, e.79, s.n.fs. naro García en su solicitud de nombramiento de Mena. Así, Azuela (1994: 196) escribe:
16
En relación con este conflicto de León y su biobibliografía, véase González Dá- “Las corporaciones científicas fueron escenario de este ambiente intelectual, sobre todo
vila,1996. si reparamos en la membresía de algunos de los más destacados historiadores y arqueó-
17
AGN/IPBA, c. 153, e. 34. Galindo y Villa “se ausentó del Museo” para asumir otro logos del periodo, quienes publicaron numerosos artículos de su especialidad. Considé-
cargo público; le siguió en la cátedra de arqueología José Juan Tablada interinamente rese en ese punto la productividad individual en el área: Jesús Galindo y Villa ocupó el
AGN/IPBA, c.154, e.42 y AHMNA, vol. 12, Fs. 202-205 4º lugar, mientras que el arqueólogo Ramón Mena hace lo propio en el número 7. En me-

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

En esta época se decía que Ramón Mena era dehesista,14 lo cual es La propuesta de García fue aceptada y el nombramiento de la Secre-
probable, ya que Mena había nacido en Veracruz y en ese estado asumió taría data del día 30 de marzo de 1908, nuevamente confirmado el 1º de
sus primeros puestos públicos. Hijo del Licenciado José María Mena –su julio de 1909.18
madre fue Petronila Isassi–15 Ramón desde muy joven, a los veintiún Antes de entrar al Museo como profesor interino de arqueología,
años de edad (1895-96), fue regidor de Hacienda en Córdoba, Veracruz, Ramón Mena había impartido cátedra a nivel primaria, secundaria y
su pueblo natal. Dos años más tarde, en 1898, se tituló como abogado en normal, tanto en Córdoba como en Puebla. También había publicado en
la Escuela de Jurisprudencia de Xalapa, Veracruz. Más tarde Ramón los Anales del Museo en 1905 una transcipción de un manuscrito en lino
Mena laboró en Chiapas y Puebla. del año de 1579,19 un trabajo relativo a los indígenas de Chiapas (1902),
En 1907 y en sustitución del Ing. Francisco M. Rodríguez tomó el etnografías de Puebla (1903) y breves estudios arqueológicos e históri-
cargo de subdirector del Museo el abogado e historiador Genaro García cos en publicaciones de la Sociedad Científica Antonio Alzate y la Socie-
(1867-1920). Casi simultáneamente tanto Nicolás León como Jesús Ga- dad Mexicana de Geografía y Estadística (1904), sociedades a las que
lindo y Villa se alejaron del Museo. De comentarios posteriores de Ni- también perteneció.20 En efecto, respecto de productividad intelectual
colás León y Leopoldo Batres se infiere que, al menos en parte, la parti- medida en número de publicaciones, Mena fue miembro de una elite,
da de León se debió a este cambio de dirección y a graves conflictos con como prueba un texto de Luz Fernanda Azuela,21 pues entre los autores
Genaro García y ambos, Galindo y León, volvieron al Museo al asumir que escribieron una tercera parte de los artículos publicados por las tres
la dirección Cecilio Robelo en julio de 1911.16 Sociedades en conjunto (es decir, la de Historia Natural, la de Geografía
En vista de la entonces (1907) próxima celebración del Centenario de y Estadística y la Antonio Alzate) en 30 años (1880-1912), Mena se en-
la Independencia, la gestión de Genaro García se caracterizó por la ad- cuentra con 24 artículos en séptimo lugar, después de Jesús Galindo y
quisición de colecciones, la reorganización y catalogación de éstas, la Villa (cuarto lugar con 34 artículos) y Manuel María Villada (tercer lugar
edición acelerada de volúmenes históricos y para todo ello los recursos con 44 artículos).22 Es decir, los trabajadores del Museo de esa época for-
disponibles comenzaban a fluir con más abundancia.
Ramón Mena Isassi fue propuesto por Genaro García como profesor 18
AGN/IPBA, c.155, e.54. Entre la petición de licencia de Galindo y Villa y el nombra-
de arqueología el 25 de octubre de 1907: “para que cubra dicha plaza, lo miento de Mena dio clase de arqueología José Juan Tablada, del que sin embargo no hallé
que espero hará de la manera más satisfactoria, pues desde hace mucho ni nombramiento, ni programa docente.
tiempo se dedica con éxito al estudio de la arqueología y etnología pa- 19
Mena, 1905. El manuscrito transcrito lleva el título de El Pueblo de S. S. Pedro. Títulos
trias”.17 y merced de aguas y tierras, por el escribiente Martín Diego
20
Para una bibliografía exhaustiva de Mena, cfr. Cárdenas García, 1988.
14
Esto es, partidario de Teodoro Dehesa (1848-1936), gobernador de Veracruz de 21
1994: 188
1892-1911, propuesto por Francisco I. Madero como vicepresidente. 22
El primer y segundo lugar ocupan Alfredo Dúges y Alfonso Herrera, respectiva-
15
Aparentemente hay un error ortográfico con su segundo apellido, ya que éste en mente. Desde luego, éste es un criterio puramente cuantitativo y puede ser que parte de
el Diccionario Porrúa de historia, biografìa y geografìa de México, 4ª ed., México, 1976 se re- los casos reflejen también redes de relaciones científicas nacionales. No obstante, la canti-
produjo como “Isaias” (a la que sigue la biografía de Efraín Cárdenas), lo que, según su dad de publicaciones de Mena explica al menos parte del juicio positivo que animó a Ge-
expediente personal no es correcto. Cfr. SDBNAH, c.7, e.79, s.n.fs. naro García en su solicitud de nombramiento de Mena. Así, Azuela (1994: 196) escribe:
16
En relación con este conflicto de León y su biobibliografía, véase González Dá- “Las corporaciones científicas fueron escenario de este ambiente intelectual, sobre todo
vila,1996. si reparamos en la membresía de algunos de los más destacados historiadores y arqueó-
17
AGN/IPBA, c. 153, e. 34. Galindo y Villa “se ausentó del Museo” para asumir otro logos del periodo, quienes publicaron numerosos artículos de su especialidad. Considé-
cargo público; le siguió en la cátedra de arqueología José Juan Tablada interinamente rese en ese punto la productividad individual en el área: Jesús Galindo y Villa ocupó el
AGN/IPBA, c.154, e.42 y AHMNA, vol. 12, Fs. 202-205 4º lugar, mientras que el arqueólogo Ramón Mena hace lo propio en el número 7. En me-

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

maban parte de la flor y nata intelectual, hecho más bien soslayado por suspendió el curso”.28 Ignoro las causas de la suspensión del curso,29
análisis presentistas del periodo.23 pero fue común en esa época que los trabajadores del Museo, durante
De 1901 a 1902 Ramón Mena había sido juez de 1ª Instancia y nota- algunos años de su vida o aun simultáneamente, desempeñaran labores
rio público en el Departamento de Mexcalapa, Chiapas.24 Al año siguien- de funcionarios públicos y Mena no fue la excepción. Durante los años
te, de 1903 a 1904 fue agente del Ministerio Público en Tehuacán, Pue- de 1909, 1911 y 1912 Mena fue Inspector del Censo General de Habitan-
bla. De 1905 a 1907 ocupó el cargo de agente del Ministerio Público en tes de la República así como Abogado Consultor de Correos de México.
la ciudad de Puebla y en 1907 se desempeñó como juez de 1ª Instancia No obstante, Mena seguirá ligado al Museo en años posteriores. Su
y notario público en Cuautla, Estado de Morelos. De allí pasó a México expediente atestigua que en 1915 fue Inspector de Monumentos Ar-
en 1908 y aquí ocupó el cargo de oficial primero de la Dirección General queológicos. Aquí debe tomarse en cuenta que desde 1913 la Inspección
de Estadística.25 fue adscrita al Museo (el que a su vez entonces pertenecía a la Sección
La lista de sus publicaciones etnográficas, arqueológicas e históricas del Departamento Universitario) y que entonces (años fiscales 1913 y
hasta ese año se lee como correlato cronológico de sus sucesivas estan- 1914) primero existían los puestos de cuatro inspectores y en 1914-1915
cias en las diversas partes del país donde ocupó cargos públicos.26 Este un inspector en jefe (Manuel Gamio) y tres inspectores y conservadores
periodo de su vida fue precedido por otro en el que desempeñó –según de monumentos arqueológicos.30 Es probable que desde esos años daten
su expediente personal– exclusivamente actividades docentes en mate- las dificultades de Mena con Manuel Gamio.
rias como “Historia Patria y Americana; Historia Natural, Instrucción Al respecto hay que decir que Gamio, desde su regreso de los estu-
Cívica y Lectura Estética”, tanto en Córdoba, Veracruz como en la ciu- dios que hizo en la Universidad de Columbia en arqueología y antropo-
dad de Puebla. logía entre 1909-1911,31 no parece haber sido muy querido en el Museo.
A finales de 1907 Mena llevó sus alumnos de arqueología del Museo
a una excursión a Tlalnepantla, de la que “la Señorita Isabel Ramírez
presentó un estudio referente a los monumentos arqueológicos”27 En re-
28
SDBNAH,c.7, e.79
29
Puede pensarse que la suspensión se debía a su cargo en el departamento de Es-
lación con su primer periodo en el Museo su expediente personal asien-
tadística.
ta lo siguiente: “Profesor Interino de Arqueología en el Museo Nacional, 30
SDBNAH/ c.7, e.79 y Rutsch, 2001/Anexo I-A. En 1913, a sugerencia de Cecilio Ro-
1907; Profesor Titular de Arqueología en el mismo Museo 1908-1909.- Se belo fueron cuatro las zonas para las se nombraron los siguientes inspectores: para la
zona I (Yucatán, Campeche, Tabasco, Chiapas y el Territorio de Quintana Roo) el Sr. Juan
Martínez Menéndez; la zona II (Oaxaca, Veracruz y Guerrero) Ramón Mena; para la zona
III (Michoacán, Colima, Jalisco Sonora, Sinaloa, Durango, Coahuila, Chihuahua, Tamau-
nor, pero aun significativa proporción participaron el historiador Alberto María Carreño lipas, Nuevo León, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato y
con 12 artículos, el erudito Nicolás León y el pedagogo Felix F. Palavicini con 10; y el an- el Territorio de Tepic) Porfirio Aguirre; y para la zona IV (Distrito Federal, Estado de Mé-
tropólogo Jorge Engerrand con 8” (aquí sólo hay que notar que, en sentido estricto, En- xico, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala) Manuel Gamio, cfr. AGN/IPBA, c.151, e. 36, f.2.
gerrand fue geólogo, título que obtuvo en la universidad de Bruselas en 1899, SDBNAH, 31
Gamio fue alumno de arqueología del Museo desde 1906 y ayudante de historia
c.2, e.9). (de Genaro García) en 1909. También tomó clase de etnología con Molina Enríquez, quien
23
Cfr. Vázquez León, 1993. se quejó de su falta de asistencia en octubre de 1909. En 1908 hizo excavaciones en Chal-
24
Según el Censo de 1900 en ese año había sólo 119 abogados en el Estado de chihuites, Zacatecas, obras que a instancias de la Inspección de Batres, fueron clausura-
Chiapas. das. Con un trabajo sobre esta excavación, publicado en 1910 en los Anales del Museo, Ga-
25
SDBNAH, c.7, e.79 mio se recibe con una maestría en arqueología en Columbia, Nueva York. A causa de
26
Así por ejemplo, Mena 1902, 1903, 1907 y 1908. recomendaciones de Zelia Nuttall, cuyo deseo de sustituir a Batres por Gamio era evi-
27
AHMNA, v.12, s.647, f.204 dente en su correspondencia con Boas, Gamio había sido becado por el gobierno mexica-

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

maban parte de la flor y nata intelectual, hecho más bien soslayado por suspendió el curso”.28 Ignoro las causas de la suspensión del curso,29
análisis presentistas del periodo.23 pero fue común en esa época que los trabajadores del Museo, durante
De 1901 a 1902 Ramón Mena había sido juez de 1ª Instancia y nota- algunos años de su vida o aun simultáneamente, desempeñaran labores
rio público en el Departamento de Mexcalapa, Chiapas.24 Al año siguien- de funcionarios públicos y Mena no fue la excepción. Durante los años
te, de 1903 a 1904 fue agente del Ministerio Público en Tehuacán, Pue- de 1909, 1911 y 1912 Mena fue Inspector del Censo General de Habitan-
bla. De 1905 a 1907 ocupó el cargo de agente del Ministerio Público en tes de la República así como Abogado Consultor de Correos de México.
la ciudad de Puebla y en 1907 se desempeñó como juez de 1ª Instancia No obstante, Mena seguirá ligado al Museo en años posteriores. Su
y notario público en Cuautla, Estado de Morelos. De allí pasó a México expediente atestigua que en 1915 fue Inspector de Monumentos Ar-
en 1908 y aquí ocupó el cargo de oficial primero de la Dirección General queológicos. Aquí debe tomarse en cuenta que desde 1913 la Inspección
de Estadística.25 fue adscrita al Museo (el que a su vez entonces pertenecía a la Sección
La lista de sus publicaciones etnográficas, arqueológicas e históricas del Departamento Universitario) y que entonces (años fiscales 1913 y
hasta ese año se lee como correlato cronológico de sus sucesivas estan- 1914) primero existían los puestos de cuatro inspectores y en 1914-1915
cias en las diversas partes del país donde ocupó cargos públicos.26 Este un inspector en jefe (Manuel Gamio) y tres inspectores y conservadores
periodo de su vida fue precedido por otro en el que desempeñó –según de monumentos arqueológicos.30 Es probable que desde esos años daten
su expediente personal– exclusivamente actividades docentes en mate- las dificultades de Mena con Manuel Gamio.
rias como “Historia Patria y Americana; Historia Natural, Instrucción Al respecto hay que decir que Gamio, desde su regreso de los estu-
Cívica y Lectura Estética”, tanto en Córdoba, Veracruz como en la ciu- dios que hizo en la Universidad de Columbia en arqueología y antropo-
dad de Puebla. logía entre 1909-1911,31 no parece haber sido muy querido en el Museo.
A finales de 1907 Mena llevó sus alumnos de arqueología del Museo
a una excursión a Tlalnepantla, de la que “la Señorita Isabel Ramírez
presentó un estudio referente a los monumentos arqueológicos”27 En re-
28
SDBNAH,c.7, e.79
29
Puede pensarse que la suspensión se debía a su cargo en el departamento de Es-
lación con su primer periodo en el Museo su expediente personal asien-
tadística.
ta lo siguiente: “Profesor Interino de Arqueología en el Museo Nacional, 30
SDBNAH/ c.7, e.79 y Rutsch, 2001/Anexo I-A. En 1913, a sugerencia de Cecilio Ro-
1907; Profesor Titular de Arqueología en el mismo Museo 1908-1909.- Se belo fueron cuatro las zonas para las se nombraron los siguientes inspectores: para la
zona I (Yucatán, Campeche, Tabasco, Chiapas y el Territorio de Quintana Roo) el Sr. Juan
Martínez Menéndez; la zona II (Oaxaca, Veracruz y Guerrero) Ramón Mena; para la zona
III (Michoacán, Colima, Jalisco Sonora, Sinaloa, Durango, Coahuila, Chihuahua, Tamau-
nor, pero aun significativa proporción participaron el historiador Alberto María Carreño lipas, Nuevo León, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato y
con 12 artículos, el erudito Nicolás León y el pedagogo Felix F. Palavicini con 10; y el an- el Territorio de Tepic) Porfirio Aguirre; y para la zona IV (Distrito Federal, Estado de Mé-
tropólogo Jorge Engerrand con 8” (aquí sólo hay que notar que, en sentido estricto, En- xico, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala) Manuel Gamio, cfr. AGN/IPBA, c.151, e. 36, f.2.
gerrand fue geólogo, título que obtuvo en la universidad de Bruselas en 1899, SDBNAH, 31
Gamio fue alumno de arqueología del Museo desde 1906 y ayudante de historia
c.2, e.9). (de Genaro García) en 1909. También tomó clase de etnología con Molina Enríquez, quien
23
Cfr. Vázquez León, 1993. se quejó de su falta de asistencia en octubre de 1909. En 1908 hizo excavaciones en Chal-
24
Según el Censo de 1900 en ese año había sólo 119 abogados en el Estado de chihuites, Zacatecas, obras que a instancias de la Inspección de Batres, fueron clausura-
Chiapas. das. Con un trabajo sobre esta excavación, publicado en 1910 en los Anales del Museo, Ga-
25
SDBNAH, c.7, e.79 mio se recibe con una maestría en arqueología en Columbia, Nueva York. A causa de
26
Así por ejemplo, Mena 1902, 1903, 1907 y 1908. recomendaciones de Zelia Nuttall, cuyo deseo de sustituir a Batres por Gamio era evi-
27
AHMNA, v.12, s.647, f.204 dente en su correspondencia con Boas, Gamio había sido becado por el gobierno mexica-

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

Aparte de sus ambiciones por forjarse carrera en el medio, estas diferen-


cias también fueron teóricas, pues Gamio adoptó algunos puntos de vis-
ta de Boas, Seler y Nuttall, sobre todo en relación con investigaciones
arqueológicas.32 No obstante, esto no debe confundirse con sus puntos
de vista etnológicos y lingüísticos, en los que Gamio permaneció pro-
fundamente evolucionista y positivista, al igual que sus maestros del
Museo Nacional.33
Por su parte, Ramón Mena no fue partidario de Eduard Seler, a
quien refutó mediante un artículo breve publicado en las Memorias de
la Sociedad Antonio Alzate.34 Su polémica giró en torno de la interpre-
tación que Seler ofreció de un monumento pétreo de grandes dimensio-
nes rescatado en las excavaciones de la calle de Las Escalerillas (en no-
viembre de 1900) y que había sido bautizado por Batres como “altar” y
trasladado con grúas al Museo Nacional.
Eduard Seler lo había estudiado y lo había identificado como “asien-
to de Tezcatlipoca”,35 cosa que contradecía a lo que los arqueólogos me-
xicanos habían establecido, pues:

no y también Franz Boas le había conseguido ayuda financiera. Con Boas, Gamio estudió
antropología general y con Marshall H. Saville hizo estudios y trabajo de campo en ar-
queología. De vuelta en México y en agosto de 1911 fue nombrado profesor de arqueolo-
gía práctica en el Museo, encargado de las excursiones con los alumnos. No obstante, tal
parece que, desde su regreso de Estados Unidos, Gamio no fue muy apreciado por la co-
munidad del Museo “no obstante su pericia”, como advierte un acta de una junta de pro-
fesores. Cfr. Rutsch, 2001, cap. II-3.
32
Olivé Negrete (1981: 72) nota que Gamio tuvo pretensiones de incorporar el Museo
Nacional a la Dirección de Antropología, pero que fracasó “por oposición del personal
científico de aquella institución y que sus intentos por formar un Museo etnográfico fra-
casaron también”.
33
Excepción hecha de Andrés Molina Enríquez quien en los años treinta se conviritó
al relativismo cultural como advierte Basave Benítez, 2001:29.
34
Mena, 1912.
35
Seler, 1901. En este largo ensayo, Seler dedica unas 10 páginas a la descripción e in-
terpretación de este monumento, en cuyo interior se habían encontrado dos rollos de pie-
dra y varios pedernales. Los rollos de piedra son interpretados por Seler como asientos
de Tezcatlipoca –dios del fuego y del día Ce Miquiztli (Uno Muerte) y que, según su in-
terpretación es, a la vez y en una de sus formas, el dios de los banquetes– Omacatl “dos
caña”. Esta denominación designaba también el año con el que comenzaba el ciclo de la FIGURA 2: Manuel Gamio, alrededor de 1915. Fuente Casasola

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

Aparte de sus ambiciones por forjarse carrera en el medio, estas diferen-


cias también fueron teóricas, pues Gamio adoptó algunos puntos de vis-
ta de Boas, Seler y Nuttall, sobre todo en relación con investigaciones
arqueológicas.32 No obstante, esto no debe confundirse con sus puntos
de vista etnológicos y lingüísticos, en los que Gamio permaneció pro-
fundamente evolucionista y positivista, al igual que sus maestros del
Museo Nacional.33
Por su parte, Ramón Mena no fue partidario de Eduard Seler, a
quien refutó mediante un artículo breve publicado en las Memorias de
la Sociedad Antonio Alzate.34 Su polémica giró en torno de la interpre-
tación que Seler ofreció de un monumento pétreo de grandes dimensio-
nes rescatado en las excavaciones de la calle de Las Escalerillas (en no-
viembre de 1900) y que había sido bautizado por Batres como “altar” y
trasladado con grúas al Museo Nacional.
Eduard Seler lo había estudiado y lo había identificado como “asien-
to de Tezcatlipoca”,35 cosa que contradecía a lo que los arqueólogos me-
xicanos habían establecido, pues:

no y también Franz Boas le había conseguido ayuda financiera. Con Boas, Gamio estudió
antropología general y con Marshall H. Saville hizo estudios y trabajo de campo en ar-
queología. De vuelta en México y en agosto de 1911 fue nombrado profesor de arqueolo-
gía práctica en el Museo, encargado de las excursiones con los alumnos. No obstante, tal
parece que, desde su regreso de Estados Unidos, Gamio no fue muy apreciado por la co-
munidad del Museo “no obstante su pericia”, como advierte un acta de una junta de pro-
fesores. Cfr. Rutsch, 2001, cap. II-3.
32
Olivé Negrete (1981: 72) nota que Gamio tuvo pretensiones de incorporar el Museo
Nacional a la Dirección de Antropología, pero que fracasó “por oposición del personal
científico de aquella institución y que sus intentos por formar un Museo etnográfico fra-
casaron también”.
33
Excepción hecha de Andrés Molina Enríquez quien en los años treinta se conviritó
al relativismo cultural como advierte Basave Benítez, 2001:29.
34
Mena, 1912.
35
Seler, 1901. En este largo ensayo, Seler dedica unas 10 páginas a la descripción e in-
terpretación de este monumento, en cuyo interior se habían encontrado dos rollos de pie-
dra y varios pedernales. Los rollos de piedra son interpretados por Seler como asientos
de Tezcatlipoca –dios del fuego y del día Ce Miquiztli (Uno Muerte) y que, según su in-
terpretación es, a la vez y en una de sus formas, el dios de los banquetes– Omacatl “dos
caña”. Esta denominación designaba también el año con el que comenzaba el ciclo de la FIGURA 2: Manuel Gamio, alrededor de 1915. Fuente Casasola

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

Los arqueólogos mexicanos siempre los habían considerado [i.e. los rollos Pero las diferencias rebasaron con mucho la interpretación del signi-
de piedra encontrados al interior del altar] como símbolo o representación ficado de piezas monumentales. Las visiones teóricas sustentadas por
de la atadura de los años toxiuhmolpia [...] Pero estas piezas en realidad son uno y otro eran también opuestas. Al contrario de Seler y Boas,40 en va-
nada más que las copias pétreas de los tolicpalli o juncos atados que se usa- rias publicaciones Mena continuó la línea de Chavero, quién representó
ban comúnmente como asientos, en especial en los banquetes [...]36 un tipo de tradición (que no fue compartida por todos los trabajadores
del Museo) y quien, antes de Mena, había hecho énfasis sobre la posibi-
Mena objeta esta interpretación, basándose en José Fernando Ramí- lidad de influencias asiáticas en las culturas prehispánicas americanas.
rez y también se apoya en Sahagún, para concluir, después de una argu- Con el tiempo los puntos de vista difusionistas de Mena se hicieron más
mentación detallada, que: explícitos. En 1922 y a petición del entonces Secretario de Educación
Si Tezcatlipoca era también conocido por Ce Miquiztli y Ce Tecpatl, ninguna José Vasconcelos, Mena elaboró un estudio en coautoría con Luis Casti-
razón aduce el Doctor y quedan, por tanto, en pie las aducidas por el céle- llo Ledón,41 en el que se lee:
bre Sr. D. José Fernando Ramírez [...] Desbaratada como queda la fuente de
argumentos del Sr. Dr. Seler, sobraría repetir que los rollos de cañas (que no Desde 1912 el Sr. William Niven, viene explorando terrenos de la compren-
de juncos) no son asientos de Tezcatlipoca, sino xiuhmolpias, ataduras de sión de Azcapotzalco [...] Frecuentemente han servido sus hallazgos para
años [...]37 ilustrar y adicionar los conocimientos arqueológicos, y así aparece en las vi-
trinas del Museo, á él y al que esto escribe, debiose el fijar un tipo eviden-
Estas diferencias de interpretación indican que los trabajadores del temente mongol entre la tipología antropomórfica recojida, siempre en un
Museo reivindicaban una tradición interpretativa propia.38 Y esto, como yacimiento característico, inconfundible: el yacimiento mongoloide. Mate-
escribió Mena, aún a pesar de que se le podía acusar de “hombrearme rial de este yacimiento mostramos en abril de 1921, el Sr. Niven y yo, al
con un coloso”.39 Exmo. Sr. Secretario de la Legación de China entre nosotros, Sr. L. Tao quien
reconoció el tipo, la indumentaria y los colores de una dinastía muy antigua
en China; de esa misma dinastía en una figura íntegra de terracota, recono-
cuenta de los 52 años, en cuyo inicio se creaba el fuego nuevo. Según Seler, pues, los ro-
llos de piedra no son otra cosa que tolicpalli, asientos para el dios Tezcatlipoca (Omacatl) ció el traje y el casquete y pinjante de pecho de un Mandarín.
y su hermano menor Uitzilipochtli (dios tribal de Tlatelolco). Para ello Seler se apoya en Hay más, por aquéllos días, suscitóse el origen e interpretación de unos sig-
Sahagún, a quien traduce y en algunos códices. nos rojos pintados en la cara inferior de una de calcarea negra compacta
36
Seler, [1901] 1960:878, traducción mía. que soportaba los resaltos de un tablero del basamento del teocalli central
37
Mena, 1912:163 y 164. Debe notarse aquí que, al igual que en el asunto del pena- en la Tecalpan (Ciudadela, Teotihuacán) y pudo el Sr. Tao, leer palabras ais-
cho de Moctezuma y sus diferencias de interpretación con Zelia Nuttall, Seler erró su in-
ladas y numerales de la escritura china arcaica. Asunto que ocupó la aten-
terpretación, pues la pieza en cuestión es hoy día conocida con el nombre de “Altar de
Años”. Durante un tiempo estuvo expuesta en el Museo del Templo Mayor y también ción de toda América y ocupa todavía la de las Sociedades Orientalistas de
formó parte de la magna exposición sobre los Dioses del México Antiguo, en la sala dedi- Estados Unidos.
cada al tiempo (comunicación personal, Arqlga. Bettina Olmedo) y hoy se encuentra ex-
puesta en la sala mexica del Museo Nacional de Antropología, con la atadura de los años
colocada encima del monumento.
38
A lo que aquí llamo “tradición del Museo” está explicitado con más detalle en 40
Las visiones de Boas y Seler y el difusionismo alemán de estas épocas se encuen-
Rutsch, 2001. Ésta no fue unitaria, pero sí opuesta a la de la Dirección de Inspección y tran detalladas en Vázquez y Rutsch, 1997.
Conservación de Monumentos Arqueológicos. 41
Cabe decir aquí que Luis Castillo Ledón fue miembro del Ateneo de la Juventud y
39
Mena, 1912: 161. con Vasconcelos fundó la revista Savia Moderna.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

Los arqueólogos mexicanos siempre los habían considerado [i.e. los rollos Pero las diferencias rebasaron con mucho la interpretación del signi-
de piedra encontrados al interior del altar] como símbolo o representación ficado de piezas monumentales. Las visiones teóricas sustentadas por
de la atadura de los años toxiuhmolpia [...] Pero estas piezas en realidad son uno y otro eran también opuestas. Al contrario de Seler y Boas,40 en va-
nada más que las copias pétreas de los tolicpalli o juncos atados que se usa- rias publicaciones Mena continuó la línea de Chavero, quién representó
ban comúnmente como asientos, en especial en los banquetes [...]36 un tipo de tradición (que no fue compartida por todos los trabajadores
del Museo) y quien, antes de Mena, había hecho énfasis sobre la posibi-
Mena objeta esta interpretación, basándose en José Fernando Ramí- lidad de influencias asiáticas en las culturas prehispánicas americanas.
rez y también se apoya en Sahagún, para concluir, después de una argu- Con el tiempo los puntos de vista difusionistas de Mena se hicieron más
mentación detallada, que: explícitos. En 1922 y a petición del entonces Secretario de Educación
Si Tezcatlipoca era también conocido por Ce Miquiztli y Ce Tecpatl, ninguna José Vasconcelos, Mena elaboró un estudio en coautoría con Luis Casti-
razón aduce el Doctor y quedan, por tanto, en pie las aducidas por el céle- llo Ledón,41 en el que se lee:
bre Sr. D. José Fernando Ramírez [...] Desbaratada como queda la fuente de
argumentos del Sr. Dr. Seler, sobraría repetir que los rollos de cañas (que no Desde 1912 el Sr. William Niven, viene explorando terrenos de la compren-
de juncos) no son asientos de Tezcatlipoca, sino xiuhmolpias, ataduras de sión de Azcapotzalco [...] Frecuentemente han servido sus hallazgos para
años [...]37 ilustrar y adicionar los conocimientos arqueológicos, y así aparece en las vi-
trinas del Museo, á él y al que esto escribe, debiose el fijar un tipo eviden-
Estas diferencias de interpretación indican que los trabajadores del temente mongol entre la tipología antropomórfica recojida, siempre en un
Museo reivindicaban una tradición interpretativa propia.38 Y esto, como yacimiento característico, inconfundible: el yacimiento mongoloide. Mate-
escribió Mena, aún a pesar de que se le podía acusar de “hombrearme rial de este yacimiento mostramos en abril de 1921, el Sr. Niven y yo, al
con un coloso”.39 Exmo. Sr. Secretario de la Legación de China entre nosotros, Sr. L. Tao quien
reconoció el tipo, la indumentaria y los colores de una dinastía muy antigua
en China; de esa misma dinastía en una figura íntegra de terracota, recono-
cuenta de los 52 años, en cuyo inicio se creaba el fuego nuevo. Según Seler, pues, los ro-
llos de piedra no son otra cosa que tolicpalli, asientos para el dios Tezcatlipoca (Omacatl) ció el traje y el casquete y pinjante de pecho de un Mandarín.
y su hermano menor Uitzilipochtli (dios tribal de Tlatelolco). Para ello Seler se apoya en Hay más, por aquéllos días, suscitóse el origen e interpretación de unos sig-
Sahagún, a quien traduce y en algunos códices. nos rojos pintados en la cara inferior de una de calcarea negra compacta
36
Seler, [1901] 1960:878, traducción mía. que soportaba los resaltos de un tablero del basamento del teocalli central
37
Mena, 1912:163 y 164. Debe notarse aquí que, al igual que en el asunto del pena- en la Tecalpan (Ciudadela, Teotihuacán) y pudo el Sr. Tao, leer palabras ais-
cho de Moctezuma y sus diferencias de interpretación con Zelia Nuttall, Seler erró su in-
ladas y numerales de la escritura china arcaica. Asunto que ocupó la aten-
terpretación, pues la pieza en cuestión es hoy día conocida con el nombre de “Altar de
Años”. Durante un tiempo estuvo expuesta en el Museo del Templo Mayor y también ción de toda América y ocupa todavía la de las Sociedades Orientalistas de
formó parte de la magna exposición sobre los Dioses del México Antiguo, en la sala dedi- Estados Unidos.
cada al tiempo (comunicación personal, Arqlga. Bettina Olmedo) y hoy se encuentra ex-
puesta en la sala mexica del Museo Nacional de Antropología, con la atadura de los años
colocada encima del monumento.
38
A lo que aquí llamo “tradición del Museo” está explicitado con más detalle en 40
Las visiones de Boas y Seler y el difusionismo alemán de estas épocas se encuen-
Rutsch, 2001. Ésta no fue unitaria, pero sí opuesta a la de la Dirección de Inspección y tran detalladas en Vázquez y Rutsch, 1997.
Conservación de Monumentos Arqueológicos. 41
Cabe decir aquí que Luis Castillo Ledón fue miembro del Ateneo de la Juventud y
39
Mena, 1912: 161. con Vasconcelos fundó la revista Savia Moderna.

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Y como en China hay antecedentes de emigraciones mongólicas y éstas co- ¿Qué estudio arqueológico se ha hecho, en efecto, digno de ser tomado en
rresponden a la edad del yacimiento, se dio un gran paso en firme, en el ori- consideración por su amplitud y capaz de desembrollar esa confusión, de
gen de los pueblos de América, debido todo a las exploraciones en Azca- hacernos conocer la extensión e intensidad de la cultura azteca y de deter-
potzalco.42 minar cuáles de las familias históricamente consideradas como de tipo az-
teca son de tipo arqueológico azteca? Creemos que muy pocos de interés,
Desde luego aquí se ve que Mena tuvo convicciones teóricas difusio- por lo que sólo exponemos aquí tres de los últimamente efectuados: [...]48
nistas,43 al postular contactos transpacíficos como origen de las culturas
prehispánicas. Además, Mena limitó aquí la comprobación de este asun- A continuación Gamio enumera tres casos: el de la Dirección de An-
to a excavaciones en Azcapotzalco, área en la que Gamio había trabaja- tropología, que logró una caracterización más o menos consolidada del
do en 1912 y 1913 bajo la dirección de Boas y Engerrand,44 y posterior- tipo arquitectónico azteca, la Escuela Internacional, cuyas excavaciomes
mente colaboró con Alfred M. Tozzer, quien agradeció la ayuda de –no obstante su poco alcance territorial– arrojaron luz sobre la sucesión
Gamio y su hermano Rodrigo.45 cultural del valle de México y, por último, las investigaciones del Institu-
Gamio tuvo convicciones acordes con el evolucionismo antropológi- to Geológico de México en diferentes sitios del mismo valle. Y aquí Gamio
co mexicano, contrarias a las de Mena. Además, Gamio había aprendi- no menciona al Museo; pero se puede inferir que incluye sus investiga-
do técnicas estratigráficas de excavación,46 lo que le dio un arma cientí- ciones entre aquéllas “aisladas e inconexas, y por lo tanto ineficaces para
fica superior, en comparación con la generación anterior del Museo.47 dar una determinación histórica extensiva o intensiva de esa cultura”.49
Del programa de trabajo de Boas, Gamio retomó la preocupación de que Si éstas fueron las oposiciones teóricas (es decir, interpretación evo-
la arqueología nacional debía establecer “tipos de sucesión” y extensión lucionista contra difusionista), también existían las institucionales. En
de las culturas del altiplano, empíricamente comprobados. Al respecto, 1917 Gamio fundó la Dirección de Estudios Arqueológicos y Etnográfi-
Gamio escribe en 1923: cos, dependiente de la Secretaría de Agricultura y Fomento. Gamio fue
amigo cercano del secretario Pastor Rouiax, y para esta dirección logró
un presupuesto bastante alto. Con 3.09 % del total del presupuesto de la
42
“Las exploraciones arqueológicas en México”, AHSEP, 4.11, Departamento de Antro-
pología, folder 1, 1922, fs. 22/23. El estudio fue encargo específico para su presentación Secretaría en ese año, sus recursos prácticamente igualaron a los de la Di-
en ocasión del Centenario de la Independencia de Brasil y fue renumerado con $ 400.00. rección de Estudios Biológicos y doblaron los de la Dirección de Estadís-
43
Asunto que ya fue aludido por Vázquez León, 1993. Así, aun en sus catálogos (cfr. tica, dependientes ambas de esta misma Secretaría.50 En 1918 esta Direc-
Mena, 1927: 7) hace alusión a una posible conexión entre influencias chinas sobre las cul- ción cambia su nombre al de Dirección de Antropología que desaparece
turas arcaicas mexicanas. en 1925 y Gamio sale del país. Este panorama institucional se inscribe
44
El hecho que las excavaciones de la Escuela Internacional hayan comenzado en
esta localidad, probablemente tuvo que ver con las actividades de Niven a quien Seler
también en diferencias políticas que se dirimieron entre la Secretaría de
conocía muy bien. Educación y la Dirección de Antropología respecto del asunto de la in-
45
Tozzer, 1921. corporación de la población indígena y de su educación.51 Cabe notar
46
En 1920 Gamio hace un recuento de las labores de Boas en México, en las que tam-
bién menciona los esfuerzos de Nuttall y Seler para establecer una tipología cerámica.
Pero resalta que quien determinó el primer tipo, entonces llamado “de los cerros”, fue 48
Gamio, 1923: 11.
Boas como director de la Escuela Internacional. Cfr. Gamio, 1920:128. 49
Gamio, 1923: 11.
47
En relación con la carrera arqueológica de Gamio, véase también el detallado estu- 50
Cfr. Rutsch, 2001, Anexo I-A.
dio de Gallegos Téllez Rojo, 1996 que es, además, de los pocos basados en fuentes pri- 51
Asunto aludido en varias fuentes secundarias, ya “clásicas”, como entre otros,
marias. Aguirre Beltrán, 1978 y Meneses Morales, 1986.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

Y como en China hay antecedentes de emigraciones mongólicas y éstas co- ¿Qué estudio arqueológico se ha hecho, en efecto, digno de ser tomado en
rresponden a la edad del yacimiento, se dio un gran paso en firme, en el ori- consideración por su amplitud y capaz de desembrollar esa confusión, de
gen de los pueblos de América, debido todo a las exploraciones en Azca- hacernos conocer la extensión e intensidad de la cultura azteca y de deter-
potzalco.42 minar cuáles de las familias históricamente consideradas como de tipo az-
teca son de tipo arqueológico azteca? Creemos que muy pocos de interés,
Desde luego aquí se ve que Mena tuvo convicciones teóricas difusio- por lo que sólo exponemos aquí tres de los últimamente efectuados: [...]48
nistas,43 al postular contactos transpacíficos como origen de las culturas
prehispánicas. Además, Mena limitó aquí la comprobación de este asun- A continuación Gamio enumera tres casos: el de la Dirección de An-
to a excavaciones en Azcapotzalco, área en la que Gamio había trabaja- tropología, que logró una caracterización más o menos consolidada del
do en 1912 y 1913 bajo la dirección de Boas y Engerrand,44 y posterior- tipo arquitectónico azteca, la Escuela Internacional, cuyas excavaciomes
mente colaboró con Alfred M. Tozzer, quien agradeció la ayuda de –no obstante su poco alcance territorial– arrojaron luz sobre la sucesión
Gamio y su hermano Rodrigo.45 cultural del valle de México y, por último, las investigaciones del Institu-
Gamio tuvo convicciones acordes con el evolucionismo antropológi- to Geológico de México en diferentes sitios del mismo valle. Y aquí Gamio
co mexicano, contrarias a las de Mena. Además, Gamio había aprendi- no menciona al Museo; pero se puede inferir que incluye sus investiga-
do técnicas estratigráficas de excavación,46 lo que le dio un arma cientí- ciones entre aquéllas “aisladas e inconexas, y por lo tanto ineficaces para
fica superior, en comparación con la generación anterior del Museo.47 dar una determinación histórica extensiva o intensiva de esa cultura”.49
Del programa de trabajo de Boas, Gamio retomó la preocupación de que Si éstas fueron las oposiciones teóricas (es decir, interpretación evo-
la arqueología nacional debía establecer “tipos de sucesión” y extensión lucionista contra difusionista), también existían las institucionales. En
de las culturas del altiplano, empíricamente comprobados. Al respecto, 1917 Gamio fundó la Dirección de Estudios Arqueológicos y Etnográfi-
Gamio escribe en 1923: cos, dependiente de la Secretaría de Agricultura y Fomento. Gamio fue
amigo cercano del secretario Pastor Rouiax, y para esta dirección logró
un presupuesto bastante alto. Con 3.09 % del total del presupuesto de la
42
“Las exploraciones arqueológicas en México”, AHSEP, 4.11, Departamento de Antro-
pología, folder 1, 1922, fs. 22/23. El estudio fue encargo específico para su presentación Secretaría en ese año, sus recursos prácticamente igualaron a los de la Di-
en ocasión del Centenario de la Independencia de Brasil y fue renumerado con $ 400.00. rección de Estudios Biológicos y doblaron los de la Dirección de Estadís-
43
Asunto que ya fue aludido por Vázquez León, 1993. Así, aun en sus catálogos (cfr. tica, dependientes ambas de esta misma Secretaría.50 En 1918 esta Direc-
Mena, 1927: 7) hace alusión a una posible conexión entre influencias chinas sobre las cul- ción cambia su nombre al de Dirección de Antropología que desaparece
turas arcaicas mexicanas. en 1925 y Gamio sale del país. Este panorama institucional se inscribe
44
El hecho que las excavaciones de la Escuela Internacional hayan comenzado en
esta localidad, probablemente tuvo que ver con las actividades de Niven a quien Seler
también en diferencias políticas que se dirimieron entre la Secretaría de
conocía muy bien. Educación y la Dirección de Antropología respecto del asunto de la in-
45
Tozzer, 1921. corporación de la población indígena y de su educación.51 Cabe notar
46
En 1920 Gamio hace un recuento de las labores de Boas en México, en las que tam-
bién menciona los esfuerzos de Nuttall y Seler para establecer una tipología cerámica.
Pero resalta que quien determinó el primer tipo, entonces llamado “de los cerros”, fue 48
Gamio, 1923: 11.
Boas como director de la Escuela Internacional. Cfr. Gamio, 1920:128. 49
Gamio, 1923: 11.
47
En relación con la carrera arqueológica de Gamio, véase también el detallado estu- 50
Cfr. Rutsch, 2001, Anexo I-A.
dio de Gallegos Téllez Rojo, 1996 que es, además, de los pocos basados en fuentes pri- 51
Asunto aludido en varias fuentes secundarias, ya “clásicas”, como entre otros,
marias. Aguirre Beltrán, 1978 y Meneses Morales, 1986.

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que, al suceder el conflicto público con Mena, Gamio ya tenía prestigio bles se encuentran documentadas.55 No obstante, su actividad arqueoló-
de escritor e investigador. Y mientras Gamio pudo ascender en la escala gica termina en 1936 con su cese deshonroso del Museo. Para entonces,
social, entre otras cosas debido a su matrimonio con Margarita León Or- Mena ya era un hombre de edad avanzada. Según el Diccionario Porrúa
tiz,52 al parecer, Mena nunca se casó. murió en 1957 en su ciudad natal, esto es que habría cumplido 83 años
Mientras tanto, en el Museo, en 1916 y de nueva cuenta confirmado de edad. Cuando llegó a su fin, la carrera antropológica y arqueológica
en abril de 1918, Mena desempeñó el cargo de profesor-conservador del de Ramón Mena había abarcado más de tres décadas de su vida. Efraín
Departamento de Arqueología. Pocos años más tarde, en 1922, tuvo Cárdenas García destaca que parte de sus trabajos tempranos trataban
serias y públicas dificultadas con Gamio a quién acusó de falsificación. de la explotación indígena en el Porfiriato y que Mena debe ser conside-
En 1936, ya a los 62 años de edad, Mena fue blanco de un ataque sañu- rado como “uno de los precursores del fechamiento relativo”.56
do de parte de Alfonso Caso. En este momento Mena encabezó las ex-
cavaciones en Monte Albán, Oaxaca, donde se habían encontrado joyas
arqueológicas de oro. Como escribe Beatriz Barba, el descubrimiento de EL ESCÁNDALO GAMIO-MENA
la tumba 7 era “lo que todo arqueólogo sueña encontrar: un sitio exage-
radamente rico, con un personaje importante”.53 Por lo mismo y en el La disputa pública entre Manuel Gamio y Ramón Mena fue precedida
marco de sustitución generacional y teórica, resultó una crucial manza- por varios acontecimientos. Poco antes Mena había hecho un estudio,
na de discordia. presentado al director del Museo, Luis Castillo Ledón, sobre dos objetos
Durante la década de los veinte, Mena también tuvo que enfrentar enviados por Gamio en su calidad de encargado de los trabajos de la Es-
un cargo de sedición delahuertista durante el gobierno de Elías Calles cuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas. Esta escue-
(noviembre 1925).54 Estas dificultades se presentaron en un periodo de la había sido ideada y establecida en México en 1911 debido a los es-
su vida profesional durante el que también desplegó una mayor activi- fuerzos de Franz Boas; con la invasión norteamericana de 1914 tuvo que
dad en cuanto a colecciones, excavaciones y clasificaciones en el Museo. cerrar sus puertas.57 No obstante, al menos en teoría la escuela subsistía
Y fue también durante esta época en la que el apoyo inicial que le había como lo prueban diferentes oficios y correspondencia.
brindado Genaro García, le fue reiterado tanto por Hermann Beyer como En febrero de 1916 Castillo Ledón había regresado del Congreso de
por Castillo Ledón y Andrés Molina Enríquez, cuyas opiniones favora- Americanistas que sesionó en Nueva York y al que asistió como repre-
sentante del gobierno mexicano. En su informe al Secretario del Ramo,
transcribe una comunicación de Franz Boas en la que éste le notificó de
52
Hija de un acaudalado notario que solía estar al servicio de Porfirio Díaz, cfr. Gon- los acuerdos de la última:
zález Gamio, 1987: 43.
53
Barba, 1988: 426.
54
El cargo, empero, no dio lugar a detención ni otra consecuencia, ya que Mena fue
absuelto, como lo prueba su carta al periódico Excelsior: “En el asunto de referencia me
resultaba una cita, según se puede ocurrir a quienquiera, cita que desahogué ayer mis-
mo, satisfactoriamente, en la citada Inspección de Policía. Fortuna y grande tuve en en- 55
Cfr. SDBNAH, c.7, e.79
contrarme con un Inspector cumplido y profundamente respetuoso de la ley, razones por 56
Cárdenas García en Odena Güemes y García Mora (eds.), 1988: 571. Al contrario de
las cuales no existiendo prueba alguna en mi contra, quedé absolvido sin ser consigna- otros, este trabajo menciona que durante el Porfiriato la antropología “alcanzó un alto
do. Sírvase usted, señor Director, expresar a la Redacción mis agradecimientos y para grado académico”, si bien no aporta mayores datos para sostener esta afirmación. En
usted un efusivo apretón de manos. R. Mena”. Excelsior, jueves 5 de noviembre de 1925. cuanto a los fechamientos relativos, cfr. también Mena y Hyde, 1922.
p. 10. 57
Para el lector interesado en la historia de esta escuela, cfr. Rutsch 2000.

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que, al suceder el conflicto público con Mena, Gamio ya tenía prestigio bles se encuentran documentadas.55 No obstante, su actividad arqueoló-
de escritor e investigador. Y mientras Gamio pudo ascender en la escala gica termina en 1936 con su cese deshonroso del Museo. Para entonces,
social, entre otras cosas debido a su matrimonio con Margarita León Or- Mena ya era un hombre de edad avanzada. Según el Diccionario Porrúa
tiz,52 al parecer, Mena nunca se casó. murió en 1957 en su ciudad natal, esto es que habría cumplido 83 años
Mientras tanto, en el Museo, en 1916 y de nueva cuenta confirmado de edad. Cuando llegó a su fin, la carrera antropológica y arqueológica
en abril de 1918, Mena desempeñó el cargo de profesor-conservador del de Ramón Mena había abarcado más de tres décadas de su vida. Efraín
Departamento de Arqueología. Pocos años más tarde, en 1922, tuvo Cárdenas García destaca que parte de sus trabajos tempranos trataban
serias y públicas dificultadas con Gamio a quién acusó de falsificación. de la explotación indígena en el Porfiriato y que Mena debe ser conside-
En 1936, ya a los 62 años de edad, Mena fue blanco de un ataque sañu- rado como “uno de los precursores del fechamiento relativo”.56
do de parte de Alfonso Caso. En este momento Mena encabezó las ex-
cavaciones en Monte Albán, Oaxaca, donde se habían encontrado joyas
arqueológicas de oro. Como escribe Beatriz Barba, el descubrimiento de EL ESCÁNDALO GAMIO-MENA
la tumba 7 era “lo que todo arqueólogo sueña encontrar: un sitio exage-
radamente rico, con un personaje importante”.53 Por lo mismo y en el La disputa pública entre Manuel Gamio y Ramón Mena fue precedida
marco de sustitución generacional y teórica, resultó una crucial manza- por varios acontecimientos. Poco antes Mena había hecho un estudio,
na de discordia. presentado al director del Museo, Luis Castillo Ledón, sobre dos objetos
Durante la década de los veinte, Mena también tuvo que enfrentar enviados por Gamio en su calidad de encargado de los trabajos de la Es-
un cargo de sedición delahuertista durante el gobierno de Elías Calles cuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas. Esta escue-
(noviembre 1925).54 Estas dificultades se presentaron en un periodo de la había sido ideada y establecida en México en 1911 debido a los es-
su vida profesional durante el que también desplegó una mayor activi- fuerzos de Franz Boas; con la invasión norteamericana de 1914 tuvo que
dad en cuanto a colecciones, excavaciones y clasificaciones en el Museo. cerrar sus puertas.57 No obstante, al menos en teoría la escuela subsistía
Y fue también durante esta época en la que el apoyo inicial que le había como lo prueban diferentes oficios y correspondencia.
brindado Genaro García, le fue reiterado tanto por Hermann Beyer como En febrero de 1916 Castillo Ledón había regresado del Congreso de
por Castillo Ledón y Andrés Molina Enríquez, cuyas opiniones favora- Americanistas que sesionó en Nueva York y al que asistió como repre-
sentante del gobierno mexicano. En su informe al Secretario del Ramo,
transcribe una comunicación de Franz Boas en la que éste le notificó de
52
Hija de un acaudalado notario que solía estar al servicio de Porfirio Díaz, cfr. Gon- los acuerdos de la última:
zález Gamio, 1987: 43.
53
Barba, 1988: 426.
54
El cargo, empero, no dio lugar a detención ni otra consecuencia, ya que Mena fue
absuelto, como lo prueba su carta al periódico Excelsior: “En el asunto de referencia me
resultaba una cita, según se puede ocurrir a quienquiera, cita que desahogué ayer mis-
mo, satisfactoriamente, en la citada Inspección de Policía. Fortuna y grande tuve en en- 55
Cfr. SDBNAH, c.7, e.79
contrarme con un Inspector cumplido y profundamente respetuoso de la ley, razones por 56
Cárdenas García en Odena Güemes y García Mora (eds.), 1988: 571. Al contrario de
las cuales no existiendo prueba alguna en mi contra, quedé absolvido sin ser consigna- otros, este trabajo menciona que durante el Porfiriato la antropología “alcanzó un alto
do. Sírvase usted, señor Director, expresar a la Redacción mis agradecimientos y para grado académico”, si bien no aporta mayores datos para sostener esta afirmación. En
usted un efusivo apretón de manos. R. Mena”. Excelsior, jueves 5 de noviembre de 1925. cuanto a los fechamientos relativos, cfr. también Mena y Hyde, 1922.
p. 10. 57
Para el lector interesado en la historia de esta escuela, cfr. Rutsch 2000.

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sesión de la Junta Directiva de la Escuela Internacional de Arqueología y Et- dios Arqueológicos y Etnográficos en la Secretaría de Fomento. Es decir,
nología Americanas, que se efectuó el 18 de enero del corriente, en la Uni- esta nueva institución dejó de pertenecer al ámbito, la comunidad y el
versidad de Columbia [en la que] fue discutido y resuelto lo siguiente: control del Museo, dispuso de un presupuesto elevado y sus trabajado-
1ro.- El señor don Luis Castillo Ledón, representante del Gobierno Mexica- res percibían un salario más alto que aquellos del Museo. Todos estos
no, fue Presidente de la Junta Directiva fueron factores poderosos en los conflictos entre ambas instituciones.
2do.- El actual Director, Profesor A. M. Tozzer, presentó un informe conciso Y, en efecto, al poco tiempo comenzaron los problemas entre las dos
sobre la situación de la Escuela instituciones, o, más bien, éstos continuaron. Pues con excepción de los
3ro.- Se acordó nombrar “Encargado de los trabajos de la Escuela” al señor años en que la Inspección fue parte del Museo, el combate entre la Ins-
don Manuel Gamio, para que se continúen las investigaciones correspon- pección de Batres creada en 1885 y la comunidad del Museo tuvo ya una
dientes al año escolar 1915-1916.58 larga tradición histórica.62 Así, el primer conflicto entre la Dirección de
Gamio y el Museo surgió justo en 1917, cuando Gamio pide a Nicolás
Con esta notificación, Franz Boas actuó en su calidad de Secretario León, entonces jefe del departamento de antropología física, se devuel-
de la Junta Directiva. En esta sesión también se le había autorizado a van cráneos y restos óseos encontrados en Teotihuacan. Éstos formaban
Boas para tratar “de recaudar fondos de los Patronos a fin de continuar parte del acervo del Museo de este sitio inaugurado en 1910 y se habían
los trabajos hasta septiembre de 1916.”59 enviado al departamento de antropología del Museo para su medición
Hasta entonces la comunidad antropológica de México parecía tole- y estudio.
rar los proyectos y trabajos de la Escuela Internacional.60 El entendi- La primera petición de devolución había sido formulada desde abril
miento entre el jefe de la Inspección, Manuel Gamio y el director del de 1916 cuando Gamio aún era inspector en jefe del Museo. Ante la opo-
Museo Nacional, Luis Castillo Ledón, tampoco parecía estar en riesgo. sición de León, quien bajo las órdenes del entonces director, Elías Ama-
Más aún, a finales de diciembre de este mismo año, Luis Castillo Ledón, dor,63 los había incorporado a la colección y exhibición del Museo, el De-
en su calidad de presidente de la Junta Directiva de la Escuela Interna- partamento de Bellas Artes (al que el Museo estuvo entonces adscrito)
cional, propone al gobierno el nombramiento de Manuel Gamio como había resuelto que los restos óseos se quedaran en el Museo Nacional.64
director de la misma para el año escolar siguiente y esta propuesta fue
aceptada por el encargado del Despacho de la Secretaría de Instrucción 62
He escrito sobre esta tradición de disputa o combate entre ambas instituciones que
el día 30 de diciembre de 1916.61 ya llevaba 26 años al irse al exilio Batres en 1911 y su sustitución por el Ing. Francisco M.
Gamio, quien hasta entonces fue inspector en jefe del Departamento Rodríguez. Durante el periodo huertista la Inspección fue subordinada al Museo como
de Inspección y Conservación de Monumentos Arqueológicos del mis- uno de sus departamentos. En realidad, la tradición de pugna y boicoteo de trabajos de
campo arqueológicos del Museo por parte de la Inspección obedece no sólo a montos
mo Museo, cuatro meses después consigue crear la Dirección de Estu- presupuestales ejercidos por ambas instituciones, sino también a puntos de vista dife-
rentes de tipo epistemológico y político, cfr. Rutsch, 2001. Por otra parte es muy clara que
58
AGN/IPBA, c.107, e.8, f.3. Ezequiel A. Chávez, quien había desempeñado el puesto la Dirección de Gamio continúa esta tradición, no sólo en tanto concepciones científicas
de representante mexicano en la Junta Directiva de la Escuela Internacional, fue destitui- sino también presupuestales. Entrar en detalle en este contexto rebasa, sin embargo, el
do por el Jefe del Ejército Constitucionalista en septiembre de 1914, cfr. AHSRE, e, 6-10-134. tema que aquí se trata de manera somera.
59
AGN/IPBA, c.107, e.8, f.3 63
Elías Amador fue director del Museo desde agosto de1915 hasta el 15 de enero de
60
Esto al menos era cierto en la apariencia pública, no obstante que existieron dife- 1916. Amador había sido auxiliar de publicaciones del Museo en 1908 y ayudante de Ge-
rencias, teóricas y prácticas, entre Boas y sus colegas mexicanos, a tal punto que Boas ha- naro García en la búsqueda de documentos históricos, junto con Luis Castillo Ledón.
bla –en 1912– de una “amarga guerra” desatada contra él. Cfr. Rutsch, 2001, cap. IV. Después fue el primer director del Museo de sitio de Teotihuacan.
61
AGN/IPBA, c.116, e.9, fs. 2-4 y AHSRE, sección 17, c.9, e.260. 64
AGN/IPBA, c.107, e.19, f.2; resolución del diez de mayo 1916.

1 0 0 1 0 1
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sesión de la Junta Directiva de la Escuela Internacional de Arqueología y Et- dios Arqueológicos y Etnográficos en la Secretaría de Fomento. Es decir,
nología Americanas, que se efectuó el 18 de enero del corriente, en la Uni- esta nueva institución dejó de pertenecer al ámbito, la comunidad y el
versidad de Columbia [en la que] fue discutido y resuelto lo siguiente: control del Museo, dispuso de un presupuesto elevado y sus trabajado-
1ro.- El señor don Luis Castillo Ledón, representante del Gobierno Mexica- res percibían un salario más alto que aquellos del Museo. Todos estos
no, fue Presidente de la Junta Directiva fueron factores poderosos en los conflictos entre ambas instituciones.
2do.- El actual Director, Profesor A. M. Tozzer, presentó un informe conciso Y, en efecto, al poco tiempo comenzaron los problemas entre las dos
sobre la situación de la Escuela instituciones, o, más bien, éstos continuaron. Pues con excepción de los
3ro.- Se acordó nombrar “Encargado de los trabajos de la Escuela” al señor años en que la Inspección fue parte del Museo, el combate entre la Ins-
don Manuel Gamio, para que se continúen las investigaciones correspon- pección de Batres creada en 1885 y la comunidad del Museo tuvo ya una
dientes al año escolar 1915-1916.58 larga tradición histórica.62 Así, el primer conflicto entre la Dirección de
Gamio y el Museo surgió justo en 1917, cuando Gamio pide a Nicolás
Con esta notificación, Franz Boas actuó en su calidad de Secretario León, entonces jefe del departamento de antropología física, se devuel-
de la Junta Directiva. En esta sesión también se le había autorizado a van cráneos y restos óseos encontrados en Teotihuacan. Éstos formaban
Boas para tratar “de recaudar fondos de los Patronos a fin de continuar parte del acervo del Museo de este sitio inaugurado en 1910 y se habían
los trabajos hasta septiembre de 1916.”59 enviado al departamento de antropología del Museo para su medición
Hasta entonces la comunidad antropológica de México parecía tole- y estudio.
rar los proyectos y trabajos de la Escuela Internacional.60 El entendi- La primera petición de devolución había sido formulada desde abril
miento entre el jefe de la Inspección, Manuel Gamio y el director del de 1916 cuando Gamio aún era inspector en jefe del Museo. Ante la opo-
Museo Nacional, Luis Castillo Ledón, tampoco parecía estar en riesgo. sición de León, quien bajo las órdenes del entonces director, Elías Ama-
Más aún, a finales de diciembre de este mismo año, Luis Castillo Ledón, dor,63 los había incorporado a la colección y exhibición del Museo, el De-
en su calidad de presidente de la Junta Directiva de la Escuela Interna- partamento de Bellas Artes (al que el Museo estuvo entonces adscrito)
cional, propone al gobierno el nombramiento de Manuel Gamio como había resuelto que los restos óseos se quedaran en el Museo Nacional.64
director de la misma para el año escolar siguiente y esta propuesta fue
aceptada por el encargado del Despacho de la Secretaría de Instrucción 62
He escrito sobre esta tradición de disputa o combate entre ambas instituciones que
el día 30 de diciembre de 1916.61 ya llevaba 26 años al irse al exilio Batres en 1911 y su sustitución por el Ing. Francisco M.
Gamio, quien hasta entonces fue inspector en jefe del Departamento Rodríguez. Durante el periodo huertista la Inspección fue subordinada al Museo como
de Inspección y Conservación de Monumentos Arqueológicos del mis- uno de sus departamentos. En realidad, la tradición de pugna y boicoteo de trabajos de
campo arqueológicos del Museo por parte de la Inspección obedece no sólo a montos
mo Museo, cuatro meses después consigue crear la Dirección de Estu- presupuestales ejercidos por ambas instituciones, sino también a puntos de vista dife-
rentes de tipo epistemológico y político, cfr. Rutsch, 2001. Por otra parte es muy clara que
58
AGN/IPBA, c.107, e.8, f.3. Ezequiel A. Chávez, quien había desempeñado el puesto la Dirección de Gamio continúa esta tradición, no sólo en tanto concepciones científicas
de representante mexicano en la Junta Directiva de la Escuela Internacional, fue destitui- sino también presupuestales. Entrar en detalle en este contexto rebasa, sin embargo, el
do por el Jefe del Ejército Constitucionalista en septiembre de 1914, cfr. AHSRE, e, 6-10-134. tema que aquí se trata de manera somera.
59
AGN/IPBA, c.107, e.8, f.3 63
Elías Amador fue director del Museo desde agosto de1915 hasta el 15 de enero de
60
Esto al menos era cierto en la apariencia pública, no obstante que existieron dife- 1916. Amador había sido auxiliar de publicaciones del Museo en 1908 y ayudante de Ge-
rencias, teóricas y prácticas, entre Boas y sus colegas mexicanos, a tal punto que Boas ha- naro García en la búsqueda de documentos históricos, junto con Luis Castillo Ledón.
bla –en 1912– de una “amarga guerra” desatada contra él. Cfr. Rutsch, 2001, cap. IV. Después fue el primer director del Museo de sitio de Teotihuacan.
61
AGN/IPBA, c.116, e.9, fs. 2-4 y AHSRE, sección 17, c.9, e.260. 64
AGN/IPBA, c.107, e.19, f.2; resolución del diez de mayo 1916.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

El 1 de diciembre de 1917, ya como nuevo director de Estudios Ar- món Mena, presentado a la Dirección del Museo, fueron removidos de
queológicos de la Secretaría de Agricultura y Fomento, Gamio dirige un la vitrina 25, Salón IV de exhibición de la Sección de Cerámica del De-
oficio al director general de las Bellas Artes en el que expone que para partamento de Arqueología, ya que estaban “falsificado el primero y
su proyecto de La Población del Valle de Teotihuacan anexado a su peti- restaurado el segundo, estando presente el Profesor Conservador, el Fo-
ción, necesitaría fotografías y medidas, mismas que León habría hecho tógrafo del Museo y Reporteros y Fotógrafos de los diarios El Demócra-
desde hacía tiempo. Gamio agregaba que, de enviarse éstas, se darían ta, El Heraldo de México, El Universal y El Mundo”.
los cré-ditos correspondientes al Museo.65 La noticia citada fue publicada en El Universal del 2 de junio de 1922,
Al poco tiempo Nicolás León responde que tales cráneos mostraban en su segunda sección,68 por lo que el asunto llegó a mayores. Al tiem-
deformaciones póstumas; por ello, su medición resultaba científicamen- po, este diario publicó una carta de Ramón Mena en la que declaraba
te inútil. Pero además, las medidas no se habían tomado todavía, pues que con su publicación se retiraba de “una polémica honrada y de ca-
los cráneos llegaron al Museo “de los últimos” y las mediciones debían rácter científico” por resultar ya ociosa, toda vez que estaba comproba-
llevar un “riguroso orden”. Así las cosas, Nicolás León agregó: da “la violación de la Ley de Conservación de Monumentos Arqueoló-
gicos”. En opinión de Mena: “Para conservar, no es preciso restaurar. Ya
Sería de desearse y quizá más provechoso, que el interesado en estos estu-
poco antes, lo advertí al ingeniero Reygadas, Jefe de las obras que no es
dios cuyo plan científico y fines no conozco, viniese a este Departamento y
Arqueólogo ni Arquitecto, y que pormenorizó los atentados en la Ciu-
aprovechando los elementos propios que en él tenemos practicara él mismo
dadela”.69
esas mediciones, para que al presentar los resultados de ellas y hacer las
Debe notarse que, al retirar el incensario falsificado Mena “colocó al
apreciaciones y aplicaciones que él estimara conveniente, asumiera las res-
lado, otro incensario de igual origen y que dijo es auténtico”.70 Al pare-
ponsabilidades que esto le trajera ante el público científico [...]66
cer, el objeto retirado fue recubierto por Gamio con material espurio,
Gamio responde a la Dirección de Bellas Artes que el criterio de además de añadirle adornos que no correspondían. A la vez, y según la
León en relación con la escasa utilidad científica de mediciones en crá- noticia de El Universal, Mena precisó que estos mismos objetos habían
neos con deformaciones póstumas, no era correcto. Más bien, escribe
Gamio, León “persiste en su hostilidad hacia esta Dirección”.67 68
Ps. 1 y 8.
No obstante, todo parece indicar que ésta fue una actitud u oposi- 69
Ibid. El ingeniero José Reygadas Vértiz fue viejo amigo de Gamio desde la Escuela
ción no exclusivamente de Nicolás León y que Gamio tampoco contri- de Minas y fue quien estuvo al frente de los trabajos estratigráficos del proyecto del Valle
buyó mucho a que las “discordias” se suavizaran. de Teotihuacan, así como a la postre (1925) se quedó encargado del Departamento de An-
Si éstos eran preludios e indicadores de la mala relación entre las tropología de la SEP. Cfr. López Hernández, 2001. El desprecio que Mena deja entrever
aquí con su afirmación sobre Reygadas de que éste “no es Arqueólogo ni Arquitecto” tie-
dos instituciones antropológicas, el conflicto de 1922 entre Museo y Di- ne que ver con qué –a la vuelta del siglo XIX al XX– los planes de estudio para ingeniería
rección de Antropología giró en torno de un incensario arqueológico y arquitectura no estaban separados todavía, siendo que la carrera de ingeniería fue más
amacalli-popochcomitl y un brasero, objetos que habían sido enviados al corta que la de arquitecto. Por otro lado, la polémica acerca de la validez científica de una
Museo por Gamio en 1917 y que habían sido excavados durante sus tra- restauración se inició antes de esta época (y sigue hoy día). Galindo y Villa (1911) por
bajos en Azcapotzalco en 1911. A raíz de un estudio y petición de Ra- ejemplo insiste en que de ésta deben ocuparse los especialistas, es decir, los arquitectos.
Y Mena aquí usa el mismo argumento del grupo de trabajadores del Museo, descalifican-
do al adversario, quien es ingeniero. Debe advertirse que durante la primera década del
65
AGN/IPBA,
c.107, e.19, f.10-18. siglo XIX la división entre las profesiones de arquitectos e ingenieros se encontraba en
66
AGN/IPBA,
c.107, e. 15, f.25. proceso de establecimiento.
67
AGN/IPBA, c.107, e. 15, f.29. 70
Idem.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

El 1 de diciembre de 1917, ya como nuevo director de Estudios Ar- món Mena, presentado a la Dirección del Museo, fueron removidos de
queológicos de la Secretaría de Agricultura y Fomento, Gamio dirige un la vitrina 25, Salón IV de exhibición de la Sección de Cerámica del De-
oficio al director general de las Bellas Artes en el que expone que para partamento de Arqueología, ya que estaban “falsificado el primero y
su proyecto de La Población del Valle de Teotihuacan anexado a su peti- restaurado el segundo, estando presente el Profesor Conservador, el Fo-
ción, necesitaría fotografías y medidas, mismas que León habría hecho tógrafo del Museo y Reporteros y Fotógrafos de los diarios El Demócra-
desde hacía tiempo. Gamio agregaba que, de enviarse éstas, se darían ta, El Heraldo de México, El Universal y El Mundo”.
los cré-ditos correspondientes al Museo.65 La noticia citada fue publicada en El Universal del 2 de junio de 1922,
Al poco tiempo Nicolás León responde que tales cráneos mostraban en su segunda sección,68 por lo que el asunto llegó a mayores. Al tiem-
deformaciones póstumas; por ello, su medición resultaba científicamen- po, este diario publicó una carta de Ramón Mena en la que declaraba
te inútil. Pero además, las medidas no se habían tomado todavía, pues que con su publicación se retiraba de “una polémica honrada y de ca-
los cráneos llegaron al Museo “de los últimos” y las mediciones debían rácter científico” por resultar ya ociosa, toda vez que estaba comproba-
llevar un “riguroso orden”. Así las cosas, Nicolás León agregó: da “la violación de la Ley de Conservación de Monumentos Arqueoló-
gicos”. En opinión de Mena: “Para conservar, no es preciso restaurar. Ya
Sería de desearse y quizá más provechoso, que el interesado en estos estu-
poco antes, lo advertí al ingeniero Reygadas, Jefe de las obras que no es
dios cuyo plan científico y fines no conozco, viniese a este Departamento y
Arqueólogo ni Arquitecto, y que pormenorizó los atentados en la Ciu-
aprovechando los elementos propios que en él tenemos practicara él mismo
dadela”.69
esas mediciones, para que al presentar los resultados de ellas y hacer las
Debe notarse que, al retirar el incensario falsificado Mena “colocó al
apreciaciones y aplicaciones que él estimara conveniente, asumiera las res-
lado, otro incensario de igual origen y que dijo es auténtico”.70 Al pare-
ponsabilidades que esto le trajera ante el público científico [...]66
cer, el objeto retirado fue recubierto por Gamio con material espurio,
Gamio responde a la Dirección de Bellas Artes que el criterio de además de añadirle adornos que no correspondían. A la vez, y según la
León en relación con la escasa utilidad científica de mediciones en crá- noticia de El Universal, Mena precisó que estos mismos objetos habían
neos con deformaciones póstumas, no era correcto. Más bien, escribe
Gamio, León “persiste en su hostilidad hacia esta Dirección”.67 68
Ps. 1 y 8.
No obstante, todo parece indicar que ésta fue una actitud u oposi- 69
Ibid. El ingeniero José Reygadas Vértiz fue viejo amigo de Gamio desde la Escuela
ción no exclusivamente de Nicolás León y que Gamio tampoco contri- de Minas y fue quien estuvo al frente de los trabajos estratigráficos del proyecto del Valle
buyó mucho a que las “discordias” se suavizaran. de Teotihuacan, así como a la postre (1925) se quedó encargado del Departamento de An-
Si éstos eran preludios e indicadores de la mala relación entre las tropología de la SEP. Cfr. López Hernández, 2001. El desprecio que Mena deja entrever
aquí con su afirmación sobre Reygadas de que éste “no es Arqueólogo ni Arquitecto” tie-
dos instituciones antropológicas, el conflicto de 1922 entre Museo y Di- ne que ver con qué –a la vuelta del siglo XIX al XX– los planes de estudio para ingeniería
rección de Antropología giró en torno de un incensario arqueológico y arquitectura no estaban separados todavía, siendo que la carrera de ingeniería fue más
amacalli-popochcomitl y un brasero, objetos que habían sido enviados al corta que la de arquitecto. Por otro lado, la polémica acerca de la validez científica de una
Museo por Gamio en 1917 y que habían sido excavados durante sus tra- restauración se inició antes de esta época (y sigue hoy día). Galindo y Villa (1911) por
bajos en Azcapotzalco en 1911. A raíz de un estudio y petición de Ra- ejemplo insiste en que de ésta deben ocuparse los especialistas, es decir, los arquitectos.
Y Mena aquí usa el mismo argumento del grupo de trabajadores del Museo, descalifican-
do al adversario, quien es ingeniero. Debe advertirse que durante la primera década del
65
AGN/IPBA,
c.107, e.19, f.10-18. siglo XIX la división entre las profesiones de arquitectos e ingenieros se encontraba en
66
AGN/IPBA,
c.107, e. 15, f.25. proceso de establecimiento.
67
AGN/IPBA, c.107, e. 15, f.29. 70
Idem.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

sido estudiados por él en 1913 para la Sociedad Alzate, pero que hoy,
con información novedosa a su alcance, pudo reconocer “la falsifica-
ción”. De todo ello se levantó acta en el mismo Museo.
Desde luego, Gamio contraatacó levantando denuncia penal contra
Castillo Ledón y Ramón Mena ante el Procurador General de la Repú-
blica por “destrucción de objetos arqueológicos de propiedad nacional”.
El cargo fue de “daños a la nación”, y Gamio continuó así una ya cono-
cida tradición de la comunidad arqueológica, de la que él mismo había
sido víctima años atrás cuando Batres mandó clausurar su excavación
en Chalchihuites.71
En esta ocasión el escándalo llegó a un nivel tal que la Secretaría
tuvo que recurrir a dictámenes periciales y el mismo presidente de la
República tomó cartas en el asunto. El primer perito fue el Ing. Ignacio
López Bancalari, cuyo dictamen recomendó que Gamio restaurara nue-
vamente el objeto en disputa y que éste se devolviera a su anterior lugar FIGURA 3: Bracero de la excavación de Azcapotzalco, encontrado
de exhibición. Este dictamen fue agriamente impugnado por Castillo por Manuel Gamio en 1913. Fuente: Archivo Casasola del INAH.
Ledón, ya que argumentó: “el dictamen [...] es a todas luces parcial, toda
vez que dicho señor fue propuesto por el mismo señor Gamio de quien
es compañero de labores en el Ministerio de Fomento, pues desempeña
la Jefatura de uno de los Departamentos”.72
En este mismo oficio, Castillo Ledón arremetió contra Gamio, pues
escribió en su punto 3º:

no fue la Escuela Internacional de Arqueología la que remitió los braceros


al Museo, sino el señor Gamio llamándose indebidamente Director de ella,
cosa que no es ni ha sido nunca como lo he comprobado plenamente con
documentos. La remisión debió haberse hecho en todo caso por el señor
Doctor Franz Boas que es el Secretario General, o por mí que tengo doble
autoridad en la Institución, pues soy Presidente de la Junta Directiva y ade-
más Representante del Gobierno Mexicano en la mencionada Escuela.73

71
Cfr. también Gallegos, 1996.
72
Oficio de Luis Castillo Ledón a Manuel Toussaint, jefe del Departamento de Bellas
Artes de la Secretaría de Educación Pública, aparentemente transcrito por Gamio en
papel membretado de la Dirección de Antropología y enviado a Boas. BPP, 24/07/22 FIGURA 4: Probablemente sea ésta el bracero restaurado por Manuel Gamio
73
BPP, 25/07/22. y que fue tildado como falsificación. Fuente: Archivo Casasola del INAH.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

sido estudiados por él en 1913 para la Sociedad Alzate, pero que hoy,
con información novedosa a su alcance, pudo reconocer “la falsifica-
ción”. De todo ello se levantó acta en el mismo Museo.
Desde luego, Gamio contraatacó levantando denuncia penal contra
Castillo Ledón y Ramón Mena ante el Procurador General de la Repú-
blica por “destrucción de objetos arqueológicos de propiedad nacional”.
El cargo fue de “daños a la nación”, y Gamio continuó así una ya cono-
cida tradición de la comunidad arqueológica, de la que él mismo había
sido víctima años atrás cuando Batres mandó clausurar su excavación
en Chalchihuites.71
En esta ocasión el escándalo llegó a un nivel tal que la Secretaría
tuvo que recurrir a dictámenes periciales y el mismo presidente de la
República tomó cartas en el asunto. El primer perito fue el Ing. Ignacio
López Bancalari, cuyo dictamen recomendó que Gamio restaurara nue-
vamente el objeto en disputa y que éste se devolviera a su anterior lugar FIGURA 3: Bracero de la excavación de Azcapotzalco, encontrado
de exhibición. Este dictamen fue agriamente impugnado por Castillo por Manuel Gamio en 1913. Fuente: Archivo Casasola del INAH.
Ledón, ya que argumentó: “el dictamen [...] es a todas luces parcial, toda
vez que dicho señor fue propuesto por el mismo señor Gamio de quien
es compañero de labores en el Ministerio de Fomento, pues desempeña
la Jefatura de uno de los Departamentos”.72
En este mismo oficio, Castillo Ledón arremetió contra Gamio, pues
escribió en su punto 3º:

no fue la Escuela Internacional de Arqueología la que remitió los braceros


al Museo, sino el señor Gamio llamándose indebidamente Director de ella,
cosa que no es ni ha sido nunca como lo he comprobado plenamente con
documentos. La remisión debió haberse hecho en todo caso por el señor
Doctor Franz Boas que es el Secretario General, o por mí que tengo doble
autoridad en la Institución, pues soy Presidente de la Junta Directiva y ade-
más Representante del Gobierno Mexicano en la mencionada Escuela.73

71
Cfr. también Gallegos, 1996.
72
Oficio de Luis Castillo Ledón a Manuel Toussaint, jefe del Departamento de Bellas
Artes de la Secretaría de Educación Pública, aparentemente transcrito por Gamio en
papel membretado de la Dirección de Antropología y enviado a Boas. BPP, 24/07/22 FIGURA 4: Probablemente sea ésta el bracero restaurado por Manuel Gamio
73
BPP, 25/07/22. y que fue tildado como falsificación. Fuente: Archivo Casasola del INAH.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

En resumen, la posición de Castillo Ledón en julio de 1922 fue de no prehistoria, historia antigua y lingüística mexicanas, que debió su nacimien-
conciliación. Como escribe en este oficio, él prefiere el fallo del procura- to a fondos que Beyer recaudó de la colonia alemana76 En este tomo de-
dor en tanto “no reivindiquen al Director y al Profesor de Arqueología dicó algunas páginas al escándalo Mena-Gamio. Sus conclusiones son
de este Museo del grave cargo de destructores de objetos pertenecientes favorables a Mena. Según Beyer, Gamio había tirado la primera piedra
a la Nación”. acusando a Mena de producir falsificaciones, a lo que a su vez Mena res-
Como segundo perito, y a petición del entonces secretario de educa- ponde acusando a Gamio de falsificador del brasero arriba reseñado.
ción José Vasconcelos, fue nombrado Hermann Beyer (1880-1942),74 En realidad, la opinión profesional de Beyer sobre Gamio fue pobre,
entonces profesor de varias clases en la Escuela de Altos Estudios. Du- ya que escribió:
rante el año lectivo de 1922, Beyer impartió Introducción a la Arqueolo-
Todos los defectos expuestos hasta aquí son, por cierto, torpezas, pero de
gía Mexicana, Los grandes monumentos del Museo Nacional y una ter-
una importancia netamente académica y que pueden disculparse hasta
cera materia, Los Códices pictóricos de los antiguos mexicanos.75 Parece
cierto grado, con la falta de preparación científica del C. Gamio que (aún en
que Hermann Beyer se hizo arqueólogo en México, pues se inscribió
la opinión de sus amigos) sólo posee muy escasos conocimientos en arqueo-
como “periodista” en el XVII Congreso Americanista de 1910; sabemos
logía mexicana.77
que se casó en México y estuvo trabajando para la Inspección de Monu-
mentos y, en noviembre de 1922 sale a la luz el primer tomo de su revis- Por su parte, tanto en El Universal como en la correspondencia con
ta El México antiguo revista internacional de arqueología, etnología, folklore, Boas, Gamio ofrece su propia versión de los ataques dirigidos contra él
de parte de la comunidad del Museo.78 Declaró a El Universal que un ar-
74
Los datos biográficos de Hermann Beyer son todavía poco seguros. Según el Ar- tículo suyo publicado en la revista Ethnos describió objetos inauténticos
chivo de Antropólogos de Berthold Riese (Universidad de Bonn, Alemania) y Peter K. vendidos en la tienda de antigüedades del Sr. William Niven, objetos
Lehnert (Mesoamerican Heritage Institute, EU, comunicación personal) es posible, pero que el Sr. Mena había avalado como auténticos en respectivas publica-
no seguro, que Beyer estudiara con Seler en el año de 1902-1903 en Berlín. Sin embargo, ciones suyas.79 Con esto Gamio dejó entrever contubernio y corrupción
Seler no hace referencia a él y en todo caso, de haber existido, su aprendizaje con Seler
de Ramón Mena y William Niven. En su correspondencia con Boas, Ga-
no fue largo. Según Peter K. Lehnert, Beyer llegó en 1909 a México por primera vez y en
1914 casó en la ciudad de México con María Kennedy de la ciudad de Puebla, de la cual mio además ofreció otras razones de los ataques contra él, ya que escri-
se divorció en 1927. En este año, Frans Blom con ayuda de Zelia Nuttall, quien vivió en
Coyoacán desde 1903, lo reclutó para el Middle American Research Institute de la Uni- 76
Tomo I (1919-1922), prefacio.
versidad de Tulane, New Orleans. En 1939 fue despedido por sus opiniones progerma- 77
Tomo I (1919-1922), p. 288. Es de añadir aquí que, unos años antes, tanto Enge-
nas y en 1941 el FBI lo trató como criminal de guerra y lo internó en un campo de concen- rrand, el tercer director de la EIAEA como el mismo Boas se habían quejado de la calidad
tración. Sin embargo, a causa de una enfermedad fue trasladado al Station Hospital, profesional de Gamio.
Stringtown, Oklahoma, donde muere en 1942. Fuente: “Biografía sobre Hermann Beyer”, 78
En un artículo publicado en Ethnos, 1920a, Gamio cita a sus aliados por nombre,
BAzA y Peter K. Lehnert (comunicación personal). todos norteamericanos: Nuttall, Spinden, Saville “y varios investigadores mexicanos”
75
Universidad Nacional de México, Facultad de Altos Estudios, Horario de la Facul- cuyos nombres, sin embargo, omite.
tad del Año Académico 1922, Sección de Ciencias Sociales, p. 47. El año siguiente, en 79
En efecto, Gamio, quien dispuso de recursos para editar una revista propia, o sea
1923, Beyer ofreció en la misma Facultad los siguientes cursos: Las antiguas civilizacio- ETHNOS. Revista dedicada al estudio y mejoría de la población indígena de México, publicó en su
nes de México (curso sintético); El llamado “Calendario Azteca”; Algunos códices pictó- volumen 1, número 1, un artículo, también traducido al inglés, titulado “Escandaloso
ricos de los antiguos mexicanos. Físicamente estos cursos fueron impartidos en el Museo, Fraude Arqueológico. El pretendido tipo cultural tepaneca de Azcapotzalco” en el que
donde también enseñaban Nicolás León y Jesús Galindo y Villa. De la nómina de la Uni- ataca directamente a Mena, quien pretendió haber encontrado este tipo cultural en Azca-
versidad de aquellos tiempos sabemos que el ayudante de Beyer durante esos tiempos potzalco, implicándolo en la fabricación de ejemplares falsificados aparecidos en el mer-
fue Porfirio Aguirre. Cfr. AHUNAM/FENAE, c.5, e.95, f.2533 y 2539. cado. Cfr. también El Universal, 2 de junio de 1922, 2ª sección, p. 8.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

En resumen, la posición de Castillo Ledón en julio de 1922 fue de no prehistoria, historia antigua y lingüística mexicanas, que debió su nacimien-
conciliación. Como escribe en este oficio, él prefiere el fallo del procura- to a fondos que Beyer recaudó de la colonia alemana76 En este tomo de-
dor en tanto “no reivindiquen al Director y al Profesor de Arqueología dicó algunas páginas al escándalo Mena-Gamio. Sus conclusiones son
de este Museo del grave cargo de destructores de objetos pertenecientes favorables a Mena. Según Beyer, Gamio había tirado la primera piedra
a la Nación”. acusando a Mena de producir falsificaciones, a lo que a su vez Mena res-
Como segundo perito, y a petición del entonces secretario de educa- ponde acusando a Gamio de falsificador del brasero arriba reseñado.
ción José Vasconcelos, fue nombrado Hermann Beyer (1880-1942),74 En realidad, la opinión profesional de Beyer sobre Gamio fue pobre,
entonces profesor de varias clases en la Escuela de Altos Estudios. Du- ya que escribió:
rante el año lectivo de 1922, Beyer impartió Introducción a la Arqueolo-
Todos los defectos expuestos hasta aquí son, por cierto, torpezas, pero de
gía Mexicana, Los grandes monumentos del Museo Nacional y una ter-
una importancia netamente académica y que pueden disculparse hasta
cera materia, Los Códices pictóricos de los antiguos mexicanos.75 Parece
cierto grado, con la falta de preparación científica del C. Gamio que (aún en
que Hermann Beyer se hizo arqueólogo en México, pues se inscribió
la opinión de sus amigos) sólo posee muy escasos conocimientos en arqueo-
como “periodista” en el XVII Congreso Americanista de 1910; sabemos
logía mexicana.77
que se casó en México y estuvo trabajando para la Inspección de Monu-
mentos y, en noviembre de 1922 sale a la luz el primer tomo de su revis- Por su parte, tanto en El Universal como en la correspondencia con
ta El México antiguo revista internacional de arqueología, etnología, folklore, Boas, Gamio ofrece su propia versión de los ataques dirigidos contra él
de parte de la comunidad del Museo.78 Declaró a El Universal que un ar-
74
Los datos biográficos de Hermann Beyer son todavía poco seguros. Según el Ar- tículo suyo publicado en la revista Ethnos describió objetos inauténticos
chivo de Antropólogos de Berthold Riese (Universidad de Bonn, Alemania) y Peter K. vendidos en la tienda de antigüedades del Sr. William Niven, objetos
Lehnert (Mesoamerican Heritage Institute, EU, comunicación personal) es posible, pero que el Sr. Mena había avalado como auténticos en respectivas publica-
no seguro, que Beyer estudiara con Seler en el año de 1902-1903 en Berlín. Sin embargo, ciones suyas.79 Con esto Gamio dejó entrever contubernio y corrupción
Seler no hace referencia a él y en todo caso, de haber existido, su aprendizaje con Seler
de Ramón Mena y William Niven. En su correspondencia con Boas, Ga-
no fue largo. Según Peter K. Lehnert, Beyer llegó en 1909 a México por primera vez y en
1914 casó en la ciudad de México con María Kennedy de la ciudad de Puebla, de la cual mio además ofreció otras razones de los ataques contra él, ya que escri-
se divorció en 1927. En este año, Frans Blom con ayuda de Zelia Nuttall, quien vivió en
Coyoacán desde 1903, lo reclutó para el Middle American Research Institute de la Uni- 76
Tomo I (1919-1922), prefacio.
versidad de Tulane, New Orleans. En 1939 fue despedido por sus opiniones progerma- 77
Tomo I (1919-1922), p. 288. Es de añadir aquí que, unos años antes, tanto Enge-
nas y en 1941 el FBI lo trató como criminal de guerra y lo internó en un campo de concen- rrand, el tercer director de la EIAEA como el mismo Boas se habían quejado de la calidad
tración. Sin embargo, a causa de una enfermedad fue trasladado al Station Hospital, profesional de Gamio.
Stringtown, Oklahoma, donde muere en 1942. Fuente: “Biografía sobre Hermann Beyer”, 78
En un artículo publicado en Ethnos, 1920a, Gamio cita a sus aliados por nombre,
BAzA y Peter K. Lehnert (comunicación personal). todos norteamericanos: Nuttall, Spinden, Saville “y varios investigadores mexicanos”
75
Universidad Nacional de México, Facultad de Altos Estudios, Horario de la Facul- cuyos nombres, sin embargo, omite.
tad del Año Académico 1922, Sección de Ciencias Sociales, p. 47. El año siguiente, en 79
En efecto, Gamio, quien dispuso de recursos para editar una revista propia, o sea
1923, Beyer ofreció en la misma Facultad los siguientes cursos: Las antiguas civilizacio- ETHNOS. Revista dedicada al estudio y mejoría de la población indígena de México, publicó en su
nes de México (curso sintético); El llamado “Calendario Azteca”; Algunos códices pictó- volumen 1, número 1, un artículo, también traducido al inglés, titulado “Escandaloso
ricos de los antiguos mexicanos. Físicamente estos cursos fueron impartidos en el Museo, Fraude Arqueológico. El pretendido tipo cultural tepaneca de Azcapotzalco” en el que
donde también enseñaban Nicolás León y Jesús Galindo y Villa. De la nómina de la Uni- ataca directamente a Mena, quien pretendió haber encontrado este tipo cultural en Azca-
versidad de aquellos tiempos sabemos que el ayudante de Beyer durante esos tiempos potzalco, implicándolo en la fabricación de ejemplares falsificados aparecidos en el mer-
fue Porfirio Aguirre. Cfr. AHUNAM/FENAE, c.5, e.95, f.2533 y 2539. cado. Cfr. también El Universal, 2 de junio de 1922, 2ª sección, p. 8.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

bió: “Mena, Niven, Beyer, Castillo Ledón etc. etc. nunca han podido ver do prueba de corrupción. A la vez tampoco puede descartarse que Her-
el éxito de la Dirección de Antropología con buenos ojos, por lo que por mann Beyer –cuyo empleo dependía de la Secretaría de Educación– se
mil medios han procurado combatirme, indisponiendo a la Secretaría haya dejado influir por convenencias personales.
de Educación en contra mía. Felizmente he podido triunfar de todas sus Al mismo tiempo, Franz Boas –quien entonces fue el líder intelectual
maquinaciones [...]80 y organizacional de la antropología norteamericana–83 estuvo interesa-
Lo que Gamio omite aquí fue el asunto de sus diferencias respecto do en mantener sus trabajos lingüísticos con Gamio por una parte y lo-
de la política educativa indígena con la Secretaría de Educación y con grar finalmente la publicación del Album arqueológico como fruto de los
Vasconcelos, de las que Boas seguramente no tuvo una noción clara.81 trabajos de la Escuela Internacional.84 Pero sobre todo, Boas quiso volver
Un mes antes, en otra carta a Boas, Gamio ya había acusado a Beyer a reabrir y poner a flote los trabajos de la Escuela Internacional. A la dis-
de corrupción y escribió que la actitud de éste se explicaba: tancia, ajeno a los conflictos de la clase política posrevolucionaria en
México, y principalmente para sus fines arriba aludidos, necesitaba tan-
por cuestión de interés, es decir, de dinero. En efecto, aprovechando Beyer
to la buena voluntad de su exalumno Gamio y la del Museo Nacional
el antagonismo que existía hace tiempo sobre todo entre la Secretaría de
para los fines del reestablecimiento de la escuela. Después de brindarle
Educación Pública y la Dirección de Antropología ingresó a dicha Secretaría
su apoyo mediante una carta a Ledón,85 exigió no obstante, que Gamio
comenzando a escribir desde su ingreso a ella artículos en contra mía y de
pusiera fin al conflicto con el director del Museo Nacional. De sus tiem-
la Dirección. Entre esos artículos está aquel en que me criticaba desfavora-
pos en México, Boas sabía perfectamente que lo que podía lograrse de-
blemente por haber dicho en un número de ETHNOS que Ud. había realmente
pendía también de la aceptación de los gentlemen of the Museum, una
establecido en México la cronología de los tres tipos del valle por medio de
parte de los que –años antes– habían desatado lo que describió como
las excavaciones que me encargó Ud. en Azcapotzalco. En el archivo de la
una “amarga guerra” en su contra.86
Secretaría de Educación Pública y en la Procuraduría General de Justicia exis-
te el recibo por valor $ 50.00 suma que recibió el Sr. Beyer por hacer el fallo.82
I beg to ask you most earnestly if it is at all possible to use this opportuni-
Cabe aclarar aquí que el pago de dictámenes y trabajos especiales ty to reach an understanding with Mr. Ledon. I judge from his previous let-
fue práctica común de la época y por lo mismo no podría ser considera- ter, in reply to my communication of which you have a copy, that he is

80
BPP, Gamio a Boas, 9 de febrero 1923.
81
Así, Vasconcelos se opuso a una educación especial indígena, además de que el sis- 83
Cfr. Murray, 1995
tema de Dewey le pareció enseñar una sumisión pragmática a la realidad que la enseñan- 84
El Álbum de colecciones arqueológicas salió publicado con fecha de 1921, aunque su
za escolar debía justamente ayudar a superar y trascender. Urías Horcasitas (2001: 241- portada refiere esta obra como “Publicaciones de la Escuela Internacional de Arqueolo-
42) señala que: “A partir de 1917, el grupo de intelectuales y funcionarios culturales cer- gía y Etnología Americanas de los años 1921-1922”, ya que la obra se terminó de impri-
canos al poder político comenzó a impulsar un proyecto educativo en los que trataron de mir a fines de 1922 como se deduce de una carta enviada por Ledón a Boas, quien a su
involucrar a Boas. En ese mismo año, Alberto J. Pani lo invitó a colaborar en un nuevo vez escribe a Gamio el primero de febrero de 1923 que Ledón le mandó copia de una car-
proyecto de educación rural en el que participarían Chávez, Vázquez Gómez, Cabrera, ta dirigida al Ministro de Instrucción en la que se le notifica “of the completion of the al-
Bonilla y Díaz Lombardo”. Sólo que este proyecto no fue tan nuevo, ya que el pragmatis- bum containing your texts”, BP, Boas a Gamio, 01/02/23; cfr. también Boas y Gamio, 1921.
mo de Dewey y la noción de escuela activa fue abrazado por Chávez –quien fue el pro- 85
La comunicación de Franz Boas a Luis Castillo Ledón data del 3 de noviembre de
motor en la relación con Boas– desde antes de su exilio a EU., cfr. Rutsch, 1997. Sin embar- 1922. En una carta a Gamio de esta misma fecha en la que envia copia de su carta a Cas-
go, el conflicto con relación a la educación indígena subyacía a las rivalidades entre tillo Ledón, Boas escribe: BP, Boas a Gamio, 03/11/22.
ambas secretarías 86
El curso de esta “amarga guerra” (como la denominó el mismo Boas) es narrado
82
BPP, Gamio a Boas, 16 de enero 1923. en Rutsch, 2001.

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bió: “Mena, Niven, Beyer, Castillo Ledón etc. etc. nunca han podido ver do prueba de corrupción. A la vez tampoco puede descartarse que Her-
el éxito de la Dirección de Antropología con buenos ojos, por lo que por mann Beyer –cuyo empleo dependía de la Secretaría de Educación– se
mil medios han procurado combatirme, indisponiendo a la Secretaría haya dejado influir por convenencias personales.
de Educación en contra mía. Felizmente he podido triunfar de todas sus Al mismo tiempo, Franz Boas –quien entonces fue el líder intelectual
maquinaciones [...]80 y organizacional de la antropología norteamericana–83 estuvo interesa-
Lo que Gamio omite aquí fue el asunto de sus diferencias respecto do en mantener sus trabajos lingüísticos con Gamio por una parte y lo-
de la política educativa indígena con la Secretaría de Educación y con grar finalmente la publicación del Album arqueológico como fruto de los
Vasconcelos, de las que Boas seguramente no tuvo una noción clara.81 trabajos de la Escuela Internacional.84 Pero sobre todo, Boas quiso volver
Un mes antes, en otra carta a Boas, Gamio ya había acusado a Beyer a reabrir y poner a flote los trabajos de la Escuela Internacional. A la dis-
de corrupción y escribió que la actitud de éste se explicaba: tancia, ajeno a los conflictos de la clase política posrevolucionaria en
México, y principalmente para sus fines arriba aludidos, necesitaba tan-
por cuestión de interés, es decir, de dinero. En efecto, aprovechando Beyer
to la buena voluntad de su exalumno Gamio y la del Museo Nacional
el antagonismo que existía hace tiempo sobre todo entre la Secretaría de
para los fines del reestablecimiento de la escuela. Después de brindarle
Educación Pública y la Dirección de Antropología ingresó a dicha Secretaría
su apoyo mediante una carta a Ledón,85 exigió no obstante, que Gamio
comenzando a escribir desde su ingreso a ella artículos en contra mía y de
pusiera fin al conflicto con el director del Museo Nacional. De sus tiem-
la Dirección. Entre esos artículos está aquel en que me criticaba desfavora-
pos en México, Boas sabía perfectamente que lo que podía lograrse de-
blemente por haber dicho en un número de ETHNOS que Ud. había realmente
pendía también de la aceptación de los gentlemen of the Museum, una
establecido en México la cronología de los tres tipos del valle por medio de
parte de los que –años antes– habían desatado lo que describió como
las excavaciones que me encargó Ud. en Azcapotzalco. En el archivo de la
una “amarga guerra” en su contra.86
Secretaría de Educación Pública y en la Procuraduría General de Justicia exis-
te el recibo por valor $ 50.00 suma que recibió el Sr. Beyer por hacer el fallo.82
I beg to ask you most earnestly if it is at all possible to use this opportuni-
Cabe aclarar aquí que el pago de dictámenes y trabajos especiales ty to reach an understanding with Mr. Ledon. I judge from his previous let-
fue práctica común de la época y por lo mismo no podría ser considera- ter, in reply to my communication of which you have a copy, that he is

80
BPP, Gamio a Boas, 9 de febrero 1923.
81
Así, Vasconcelos se opuso a una educación especial indígena, además de que el sis- 83
Cfr. Murray, 1995
tema de Dewey le pareció enseñar una sumisión pragmática a la realidad que la enseñan- 84
El Álbum de colecciones arqueológicas salió publicado con fecha de 1921, aunque su
za escolar debía justamente ayudar a superar y trascender. Urías Horcasitas (2001: 241- portada refiere esta obra como “Publicaciones de la Escuela Internacional de Arqueolo-
42) señala que: “A partir de 1917, el grupo de intelectuales y funcionarios culturales cer- gía y Etnología Americanas de los años 1921-1922”, ya que la obra se terminó de impri-
canos al poder político comenzó a impulsar un proyecto educativo en los que trataron de mir a fines de 1922 como se deduce de una carta enviada por Ledón a Boas, quien a su
involucrar a Boas. En ese mismo año, Alberto J. Pani lo invitó a colaborar en un nuevo vez escribe a Gamio el primero de febrero de 1923 que Ledón le mandó copia de una car-
proyecto de educación rural en el que participarían Chávez, Vázquez Gómez, Cabrera, ta dirigida al Ministro de Instrucción en la que se le notifica “of the completion of the al-
Bonilla y Díaz Lombardo”. Sólo que este proyecto no fue tan nuevo, ya que el pragmatis- bum containing your texts”, BP, Boas a Gamio, 01/02/23; cfr. también Boas y Gamio, 1921.
mo de Dewey y la noción de escuela activa fue abrazado por Chávez –quien fue el pro- 85
La comunicación de Franz Boas a Luis Castillo Ledón data del 3 de noviembre de
motor en la relación con Boas– desde antes de su exilio a EU., cfr. Rutsch, 1997. Sin embar- 1922. En una carta a Gamio de esta misma fecha en la que envia copia de su carta a Cas-
go, el conflicto con relación a la educación indígena subyacía a las rivalidades entre tillo Ledón, Boas escribe: BP, Boas a Gamio, 03/11/22.
ambas secretarías 86
El curso de esta “amarga guerra” (como la denominó el mismo Boas) es narrado
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BPP, Gamio a Boas, 16 de enero 1923. en Rutsch, 2001.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

anxious to have such an understanding, and I presume the only difficulty 1923 Boas le comunica a Gamio haber recibido una carta de Mena y de-
will be to find a formula by which the charges against you are withdrawn. clara: “the essential point is perfectly clear: that even if they choose to
I wish you would think this matter over, but not do anything until you hear criticise your restoration and consider it wrong, nevertheless a restora-
from me again. I believe you understand that my only interest in this matter tion which in their opinion is faulty does not in any sense or in any way
is to strengthen your position because I am convinced that you are working constitute a falsification”.89
seriously and conscientiously for the advancemente of scientific work.87 No obstante, por mucha “obra de desprestigio y escándalo para este
Museo” que Gamio pudo levantar “tanto en el extranjero como en la
Franz Boas sostuvo que la acusación de falsificación lanzada contra prensa del país”,90 Castillo Ledón permaneció en el cargo de director del
Gamio a causa de una mala restauración era excesiva y, al mismo tiem- Museo desde 1916 hasta diciembre de 1924. De enero de 1925 a septiem-
po, había urgido a Gamio hacer su parte para lograr las paces con Cas- bre de ese año fue Director del Museo el Lic. Alfonso Toro (1873-1952).91
tillo Ledón: “I am enclosing a copy of a letter which I wrote to Señor Le- De septiembre 1925 hasta diciembre de 1929 Castillo Ledón de nuevo
don upon receipt of his printed circular relating to the brasero. If there estuvo dirigiendo los destinos del Museo, mientras Gamio tuvo que
is any chance of making peace in regard to this matter which obviously presentar su renuncia a la subsecretaría de Educación, escasos seis me-
is due to personal misunderstandings, I trust you will do your share”.88 ses después de haberla asumido y tuvo que salir del país. En cambio, en
Si Castillo Ledón no estuvo inclinado hacia una conciliación, Gamio 1930 Castillo Ledón pidió licencia sin goce de sueldo para desempeñar
ciertamente tampoco. Así, en noviembre de 1922 le envía una carta a el cargo de Gobernador Constitucional de Nayarit.92
Boas con relación a envíos y fondos de la Escuela Internacional, y sigue:

Si se pudiera disponer de los $ 17.000.00 papel moneda que están deposita- CONCLUSIONES
dos en la Tesorería General o bien de los $ 6.000.00 que están a disposición
de la Escuela Internacional en la Secretaría de Hacienda, sería muy fácil ob- De esos hechos pueden extraerse diferentes conclusiones. La primera
tener a un precio muy reducido ambas colecciones. Desgraciadamente, salta a la vista: los conflictos –entonces ya históricos– entre Museo e Ins-
como he indicado a Ud. varias ocasiones yo no he querido tocar el dinero pección se prolongaron en los conflictos entre Museo y Dirección de An-
de la Escuela pues habría que acceder a que el Sr. Castillo Ledón recibiera tropología, hasta que desapareció esta última.93 A lo que he llamado en
parte de ese dinero en calidad de sueldo y yo no podría permitir eso en mi
calidad de Director actual de la misma.
89
BP,
Boas a Gamio, 17/05/23.
90
Expresión de Castillo Ledón en su carta a Manuel Toussaint, BP 24/07/22.
Ciertamente, aquí quedó clara la posición de Gamio: mientras Cas- 91
Toro había colaborado con Gamio en la obra de La población del valle de Teotihuacan,
tillo Ledón tuviese que ver algo con la Escuela Internacional, él declina- en su volumen segundo escribió sobre “Participación de la población del Valle en la gue-
ba intervenir en favor de la continuidad de la misma. Y parece que ni rra de Independencia.” Su nombramiento a la Dirección del Museo, coincide con el de
uno ni otro de los protagonistas, y en los hechos, hayan reaccionado fa- Gamio quien de diciembre 1924 a junio de 1925 fue subsecretario de Educación.
vorablemente ante las comunicaciones de Boas. Todavía en mayo de
92
AHSEP, col. Personal Sobresaliente, serie: Expediente Personal, e. 4, c.C3, f.18.
93
En 1925, la Secretaría de Educación Pública y la de Fomento fueron reestructura-
dos. La Dirección de Antropología, ahora adscrita a la SEP y en la que durante breve tiem-
po Manuel Gamio fue subsecretario, se transformó en Departamento de Antropología “
87
BP, Boas a Gamio, 01/02/23. reuniendo en él todas las actividades antropológicas y arqueológicas del territorio”.
88
BP, Boas a Gamio,03/11/22. López Hernández, 2001.

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anxious to have such an understanding, and I presume the only difficulty 1923 Boas le comunica a Gamio haber recibido una carta de Mena y de-
will be to find a formula by which the charges against you are withdrawn. clara: “the essential point is perfectly clear: that even if they choose to
I wish you would think this matter over, but not do anything until you hear criticise your restoration and consider it wrong, nevertheless a restora-
from me again. I believe you understand that my only interest in this matter tion which in their opinion is faulty does not in any sense or in any way
is to strengthen your position because I am convinced that you are working constitute a falsification”.89
seriously and conscientiously for the advancemente of scientific work.87 No obstante, por mucha “obra de desprestigio y escándalo para este
Museo” que Gamio pudo levantar “tanto en el extranjero como en la
Franz Boas sostuvo que la acusación de falsificación lanzada contra prensa del país”,90 Castillo Ledón permaneció en el cargo de director del
Gamio a causa de una mala restauración era excesiva y, al mismo tiem- Museo desde 1916 hasta diciembre de 1924. De enero de 1925 a septiem-
po, había urgido a Gamio hacer su parte para lograr las paces con Cas- bre de ese año fue Director del Museo el Lic. Alfonso Toro (1873-1952).91
tillo Ledón: “I am enclosing a copy of a letter which I wrote to Señor Le- De septiembre 1925 hasta diciembre de 1929 Castillo Ledón de nuevo
don upon receipt of his printed circular relating to the brasero. If there estuvo dirigiendo los destinos del Museo, mientras Gamio tuvo que
is any chance of making peace in regard to this matter which obviously presentar su renuncia a la subsecretaría de Educación, escasos seis me-
is due to personal misunderstandings, I trust you will do your share”.88 ses después de haberla asumido y tuvo que salir del país. En cambio, en
Si Castillo Ledón no estuvo inclinado hacia una conciliación, Gamio 1930 Castillo Ledón pidió licencia sin goce de sueldo para desempeñar
ciertamente tampoco. Así, en noviembre de 1922 le envía una carta a el cargo de Gobernador Constitucional de Nayarit.92
Boas con relación a envíos y fondos de la Escuela Internacional, y sigue:

Si se pudiera disponer de los $ 17.000.00 papel moneda que están deposita- CONCLUSIONES
dos en la Tesorería General o bien de los $ 6.000.00 que están a disposición
de la Escuela Internacional en la Secretaría de Hacienda, sería muy fácil ob- De esos hechos pueden extraerse diferentes conclusiones. La primera
tener a un precio muy reducido ambas colecciones. Desgraciadamente, salta a la vista: los conflictos –entonces ya históricos– entre Museo e Ins-
como he indicado a Ud. varias ocasiones yo no he querido tocar el dinero pección se prolongaron en los conflictos entre Museo y Dirección de An-
de la Escuela pues habría que acceder a que el Sr. Castillo Ledón recibiera tropología, hasta que desapareció esta última.93 A lo que he llamado en
parte de ese dinero en calidad de sueldo y yo no podría permitir eso en mi
calidad de Director actual de la misma.
89
BP,
Boas a Gamio, 17/05/23.
90
Expresión de Castillo Ledón en su carta a Manuel Toussaint, BP 24/07/22.
Ciertamente, aquí quedó clara la posición de Gamio: mientras Cas- 91
Toro había colaborado con Gamio en la obra de La población del valle de Teotihuacan,
tillo Ledón tuviese que ver algo con la Escuela Internacional, él declina- en su volumen segundo escribió sobre “Participación de la población del Valle en la gue-
ba intervenir en favor de la continuidad de la misma. Y parece que ni rra de Independencia.” Su nombramiento a la Dirección del Museo, coincide con el de
uno ni otro de los protagonistas, y en los hechos, hayan reaccionado fa- Gamio quien de diciembre 1924 a junio de 1925 fue subsecretario de Educación.
vorablemente ante las comunicaciones de Boas. Todavía en mayo de
92
AHSEP, col. Personal Sobresaliente, serie: Expediente Personal, e. 4, c.C3, f.18.
93
En 1925, la Secretaría de Educación Pública y la de Fomento fueron reestructura-
dos. La Dirección de Antropología, ahora adscrita a la SEP y en la que durante breve tiem-
po Manuel Gamio fue subsecretario, se transformó en Departamento de Antropología “
87
BP, Boas a Gamio, 01/02/23. reuniendo en él todas las actividades antropológicas y arqueológicas del territorio”.
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BP, Boas a Gamio,03/11/22. López Hernández, 2001.

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otra parte el origen dispar y escindido de la antropología mexicana si- teamericanos,94 como a los conflictos entre las instituciones mexicanas.
guió su curso desde el siglo XIX hasta mínimamente la mitad de los años Además, a ello se añadían diferencias teóricas que más bien derivaron
20. en que la labor de Gamio fuese legitimada por el prestigio de Boas, pero
Al parecer, Gamio intentó establecer un liderazgo organizacional e sin que estas diferencias se hayan asumido y sometido a una discusión
intelectual análogo al realizado por su maestro Boas en Estados Unidos. académica, sino que su colaboración sólo alcanzó “proyectos coyuntu-
Sin embargo, su retórica discursiva y la institucionalización alternativa rales”.
que intentó mediante la Dirección de Antropología (y en 1925 Departa- Estos mismos conflictos no permitieron una continuidad y colabora-
mento de Antropología) no tomó en cuenta los méritos de los que le an- ción más sistemática entre generaciones de estudiosos, como se ejempli-
tecedieron. Con su (dis-)curso de confrontación abierta no logró el con- fica en el caso de Nicolás León y Manuel Gamio. En 1907 ellos habían
senso necesario, y con ello la oportunidad (al menos, en teoría) de un sido respectivamente profesor y alumno del Museo y habían sometido
liderazgo intelectual que pudiera promover una profesionalización más una propuesta conjunta para elaborar una Guía arqueológica de la Re-
acelerada de la antropología mexicana. En el proceso de emergencia de pública, cuya ejecución no fue autorizada por los tiempos políticos de la
grupos revolucionarios y posteriormente hegemónicos en teoría y prác- celebración del Centenario y la escasez de recursos. Tres años antes, Ni-
tica científica, como lo muestra para el caso de la antropología nor- colás León había propuesto un plan de trabajo que prefigura, punto por
teamericana Stephen O. Murray, no basta tener buenas ideas, ni aun punto, al de Manuel Gamio sobre Teotihuacan y el valle de Oaxaca. Diez
disponer de una institucionalización alterna, sino debe lograrse cierto años más tarde, León y Gamio estuvieron enfrentados de manera irre-
consenso de la generación antecedente. conciliable, atrincherados ambos en la persecución de su respectivo en-
La tradición de combate entre la comunidad del Museo y la Direc- tendimiento de ciencia, posición y poder. El alumno había crecido y, para
ción de Inspección y Conservación de Monumentos Arqueológicos tuvo entonces, seguía siendo el único arqueólogo titulado del país, pero mal-
como consecuencia 40 años de falta de consenso en torno de asuntos querido por el resto de la comunidad, que lo rechazaba, a juzgar por las
como líneas de investigación y prácticas docentes. El hecho de que la ar- comunicaciones de León y otras, no sólo a causa de su éxito académico
queología mexicana con el tiempo pudo disponer de recursos cuantio- y político, como afirma Gamio ante Boas, sino por su curso de abierta
sos que rivalizaban con los del Museo, fomentó la escisión y obstaculizó confrontación. Así Gamio, quien había salido de las aulas del mismo
una aceleración en el proceso de profesionalización de la antropología Museo, prolongó las experiencias de éste con Batres y buscó alianzas en
en su conjunto. Esto fue notorio también en la arqueología, cuyas técni- el extranjero para legitimar sus pretensiones, al tiempo que, en sus pu-
cas, y después de las sucesiones culturales establecidas por la Escuela blicaciones, parecía profundamente nacionalista. Esta incongruencia es
Internacional, parecen haberse estancado durante muchos años y más la que Hermann Beyer le reprochó cuando escribe que Gamio descono-
bien prestaron atención a la reconstrucción arquitectónica de los monu- cía las fuentes mexicanas, pero al mismo tiempo, “estaba forjando pa-
mentos. tria”.95 Gamio desecha esta crítica y declara que Beyer fue corrupto.
El combate entre ambas instituciones y la personalización y exacer-
bación de los conflictos fomentaron también la discontinuidad de inicia- 94
Tanto Alden J. Mason como William Mechling –exalumnos de Boas en la Escuela
tivas, como la de la Escuela Internacional que había iniciado un progra- Internacional– llegaron en 1917 under false colours a pedir permiso de trabajos arqueo-
lógicos con Gamio, quien informó a Boas. Éste averiguó que, en efecto, ellos estaban en
ma más sistemático de determinación de estratos y secuencias culturales,
México in a secret mission. La protesta enérgica y pública de Boas contra esas actividades,
por una parte, y de determinación de grupos lingüísticos indígenas y de entre otras cosas, le costó la presidencia de varias asociaciones y una censura de parte de
estudios de folklore, por el otro. Por lo mismo, su desaparición no se de- sus colegas norteamericanos, mal dispuestos contra él.
bió tanto a los procesos revolucionarios y a la invasión y espionaje nor- 95
Beyer, 1922: 239-241.

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otra parte el origen dispar y escindido de la antropología mexicana si- teamericanos,94 como a los conflictos entre las instituciones mexicanas.
guió su curso desde el siglo XIX hasta mínimamente la mitad de los años Además, a ello se añadían diferencias teóricas que más bien derivaron
20. en que la labor de Gamio fuese legitimada por el prestigio de Boas, pero
Al parecer, Gamio intentó establecer un liderazgo organizacional e sin que estas diferencias se hayan asumido y sometido a una discusión
intelectual análogo al realizado por su maestro Boas en Estados Unidos. académica, sino que su colaboración sólo alcanzó “proyectos coyuntu-
Sin embargo, su retórica discursiva y la institucionalización alternativa rales”.
que intentó mediante la Dirección de Antropología (y en 1925 Departa- Estos mismos conflictos no permitieron una continuidad y colabora-
mento de Antropología) no tomó en cuenta los méritos de los que le an- ción más sistemática entre generaciones de estudiosos, como se ejempli-
tecedieron. Con su (dis-)curso de confrontación abierta no logró el con- fica en el caso de Nicolás León y Manuel Gamio. En 1907 ellos habían
senso necesario, y con ello la oportunidad (al menos, en teoría) de un sido respectivamente profesor y alumno del Museo y habían sometido
liderazgo intelectual que pudiera promover una profesionalización más una propuesta conjunta para elaborar una Guía arqueológica de la Re-
acelerada de la antropología mexicana. En el proceso de emergencia de pública, cuya ejecución no fue autorizada por los tiempos políticos de la
grupos revolucionarios y posteriormente hegemónicos en teoría y prác- celebración del Centenario y la escasez de recursos. Tres años antes, Ni-
tica científica, como lo muestra para el caso de la antropología nor- colás León había propuesto un plan de trabajo que prefigura, punto por
teamericana Stephen O. Murray, no basta tener buenas ideas, ni aun punto, al de Manuel Gamio sobre Teotihuacan y el valle de Oaxaca. Diez
disponer de una institucionalización alterna, sino debe lograrse cierto años más tarde, León y Gamio estuvieron enfrentados de manera irre-
consenso de la generación antecedente. conciliable, atrincherados ambos en la persecución de su respectivo en-
La tradición de combate entre la comunidad del Museo y la Direc- tendimiento de ciencia, posición y poder. El alumno había crecido y, para
ción de Inspección y Conservación de Monumentos Arqueológicos tuvo entonces, seguía siendo el único arqueólogo titulado del país, pero mal-
como consecuencia 40 años de falta de consenso en torno de asuntos querido por el resto de la comunidad, que lo rechazaba, a juzgar por las
como líneas de investigación y prácticas docentes. El hecho de que la ar- comunicaciones de León y otras, no sólo a causa de su éxito académico
queología mexicana con el tiempo pudo disponer de recursos cuantio- y político, como afirma Gamio ante Boas, sino por su curso de abierta
sos que rivalizaban con los del Museo, fomentó la escisión y obstaculizó confrontación. Así Gamio, quien había salido de las aulas del mismo
una aceleración en el proceso de profesionalización de la antropología Museo, prolongó las experiencias de éste con Batres y buscó alianzas en
en su conjunto. Esto fue notorio también en la arqueología, cuyas técni- el extranjero para legitimar sus pretensiones, al tiempo que, en sus pu-
cas, y después de las sucesiones culturales establecidas por la Escuela blicaciones, parecía profundamente nacionalista. Esta incongruencia es
Internacional, parecen haberse estancado durante muchos años y más la que Hermann Beyer le reprochó cuando escribe que Gamio descono-
bien prestaron atención a la reconstrucción arquitectónica de los monu- cía las fuentes mexicanas, pero al mismo tiempo, “estaba forjando pa-
mentos. tria”.95 Gamio desecha esta crítica y declara que Beyer fue corrupto.
El combate entre ambas instituciones y la personalización y exacer-
bación de los conflictos fomentaron también la discontinuidad de inicia- 94
Tanto Alden J. Mason como William Mechling –exalumnos de Boas en la Escuela
tivas, como la de la Escuela Internacional que había iniciado un progra- Internacional– llegaron en 1917 under false colours a pedir permiso de trabajos arqueo-
lógicos con Gamio, quien informó a Boas. Éste averiguó que, en efecto, ellos estaban en
ma más sistemático de determinación de estratos y secuencias culturales,
México in a secret mission. La protesta enérgica y pública de Boas contra esas actividades,
por una parte, y de determinación de grupos lingüísticos indígenas y de entre otras cosas, le costó la presidencia de varias asociaciones y una censura de parte de
estudios de folklore, por el otro. Por lo mismo, su desaparición no se de- sus colegas norteamericanos, mal dispuestos contra él.
bió tanto a los procesos revolucionarios y a la invasión y espionaje nor- 95
Beyer, 1922: 239-241.

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Cabe agregar aquí que, en medio de todo, la enseñanza de la antro- na de Historia de la Ciencia y la Tecnología A.C., Universidad Tecnológica
pología y la formación académica de especialistas sucumbieron a estos de Nezahualcóyotl, Instituto de Geografía UNAM, 1994.
conflictos y ni el mismo Gamio –al contrario de su maestro Boas– puso AZUELA, Luz Fernanda y Rafael GUEVARA FEFER, “La ciencia en México en el si-
atención sistemática en la docencia. glo XIX: una aproximación historiográfica”, Asclepio, v. L-2, 1998, pp. 77-105.
Todo ello se resume en un estancamiento de la profesionalización en BARBA DE PIÑA CHAN, Beatriz, “Alfonso Caso y Andrade”, en Güemes/García
antropología a la que no sólo contribuyó el Museo, sino también la Di- Mora (eds.), La antropología en México. Panorama histórico, v. 9. Los protago-
rección de Antropología. A pesar de sus aseveraciones contrarias a Boas, nistas, Colección Biblioteca del INAH, Instituto Nacional de Antropología e
en los hechos Gamio no estuvo dispuesto a buscar las paces con Castillo Historia, México, 1988, pp. 424-435.
Ledón y con Mena y en el conflicto sucumbió definitivamente la espe- BASAVE BENÍTEZ, Agustín, Andrés Molina Enríquez: con la Revolución a cuestas, es-
ranza por reabrir la Escuela Internacional que Boas había mantenido. tudio introductorio y selección de Agustín Basave Benítez, Fondo de Cultu-
Por otra parte, el episodio entre Gamio y Mena muestra sin lugar a ra Económica, México, 2001.
dudas diferencias teóricas irreconciliables. No obstante, la preocupa- BEYER, Hermann, El México antiguo. Revista Internacional de Arqueología, etnología,
ción por los orígenes de las culturas americanas y la teoría difusionista folklore, prehistoria, historia antigua y lingüística mexicanas, tomo 1, México,
no se murió con el final de la carrera de Ramón Mena en el Museo. Por 1923.
el contrario, a los pocos meses de la despedida de Mena, esto es en 1937, BOAS, Franz, 1921, Álbum de colecciones arqueológicas, seleccionadas y arregladas
un joven etnólogo alemán –educado en la escuela difusionista alemana– por Franz Boas, ilustraciones por Adolfo Best, texto por Manuel Gamio,
comenzó impartir cursos en el Museo Nacional. Al correr el tiempo, México, Imprenta del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnogra-
Paul Kirchhoff (1900-1972) no sólo fundó el paradigma mesoamericano fía, facsímil de la primera edición, INAH, México, 1990.
en la antropología nacional, sino que siguió siendo un “longevo instiga- CÁRDENAS GARCÍA, Efraín, Ramón MENA ISAÍAS en Lina Odena Güemes y Carlos
dor”, (expresión de Carlos García Mora). Este instigador, cuyo Mesoamé- García Mora (eds.) La antropología en México. Panorama histórico. v. 10: Los
rica ...(1943) –para bien o para mal– fue ampliamente aceptado, dedicó protagonistas (Díaz-Murillo), México, Colección Biblioteca del INAH, INAH,
una gran parte de su vida científica a la comprobación de influencias 1988, pps. 571-586.
asiáticas sobre las culturas arcaícas de Mesoamérica. Además, inspirado CRANE, Diane, Invisible Colleges. Diffusion of Knowledge in Scientific Communities,
por sus pláticas con Franz Boas y los planes de éste para la formación Chicago y Londres, University of Chicago Press, 1972.
antropológica en México, Kirchhoff –junto con otros antropólogos mexi- DICCIONARIO PORRÚA de historia, biografìa y geografìa de México, 4ª ed., México, 1976.
canos de la época– logró dar un nuevo impulso a la profesionalización FISCHER, Hans, Völkerkunde im Nationalsozialismus. Aspekte de Anpassung, Affini-
de la antropología mexicana, fundando una docencia sistemática en el tät und Behauptung einer wissenschaftlichen Disziplin, Hamburger Beiträge
Departamento de Biología del Instituto Politécnico Nacional. zur Wissenschaftsgeschichte Band 7. Berlin-Hamburg, Dietrich Reimer Ver-
lag, 1990.
FOX KELLER, Evelyn, “Gender and Science: Origin, History, and Politics”, en
BIBLIOGRAFÍA Y ARCHIVOS Osiris, 1995, 10: 27-38.
GALLEGOS, José Roberto, “Manuel Gamio y la formación de la nacionalidad: el
AGUIRRE BELTRÁN, Gonzalo, “Teoría y práctica de la educación indígena”, Obra problema de los indios y de los derechos de los pueblos”, tesis de licencia-
Antropológica, tomo X, FCE/INI/México, Universidad de Veracruz, 1978. do en historia, México, FFyL/UNAM, 1996.
AZUELA BERNAL, Luz Fernanda, Tres Sociedades Científicas en el Porfiriato. Las dis- GAMIO, Manuel, “Las excavaciones del pedregal de San Ángel y la cultura arcai-
ciplinas, las instituciones y las relaciones entre ciencia y poder, Sociedad Mexica- ca del valle de México”, en American Anthropologist, N.S., 1920, 22:137-143.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

Cabe agregar aquí que, en medio de todo, la enseñanza de la antro- na de Historia de la Ciencia y la Tecnología A.C., Universidad Tecnológica
pología y la formación académica de especialistas sucumbieron a estos de Nezahualcóyotl, Instituto de Geografía UNAM, 1994.
conflictos y ni el mismo Gamio –al contrario de su maestro Boas– puso AZUELA, Luz Fernanda y Rafael GUEVARA FEFER, “La ciencia en México en el si-
atención sistemática en la docencia. glo XIX: una aproximación historiográfica”, Asclepio, v. L-2, 1998, pp. 77-105.
Todo ello se resume en un estancamiento de la profesionalización en BARBA DE PIÑA CHAN, Beatriz, “Alfonso Caso y Andrade”, en Güemes/García
antropología a la que no sólo contribuyó el Museo, sino también la Di- Mora (eds.), La antropología en México. Panorama histórico, v. 9. Los protago-
rección de Antropología. A pesar de sus aseveraciones contrarias a Boas, nistas, Colección Biblioteca del INAH, Instituto Nacional de Antropología e
en los hechos Gamio no estuvo dispuesto a buscar las paces con Castillo Historia, México, 1988, pp. 424-435.
Ledón y con Mena y en el conflicto sucumbió definitivamente la espe- BASAVE BENÍTEZ, Agustín, Andrés Molina Enríquez: con la Revolución a cuestas, es-
ranza por reabrir la Escuela Internacional que Boas había mantenido. tudio introductorio y selección de Agustín Basave Benítez, Fondo de Cultu-
Por otra parte, el episodio entre Gamio y Mena muestra sin lugar a ra Económica, México, 2001.
dudas diferencias teóricas irreconciliables. No obstante, la preocupa- BEYER, Hermann, El México antiguo. Revista Internacional de Arqueología, etnología,
ción por los orígenes de las culturas americanas y la teoría difusionista folklore, prehistoria, historia antigua y lingüística mexicanas, tomo 1, México,
no se murió con el final de la carrera de Ramón Mena en el Museo. Por 1923.
el contrario, a los pocos meses de la despedida de Mena, esto es en 1937, BOAS, Franz, 1921, Álbum de colecciones arqueológicas, seleccionadas y arregladas
un joven etnólogo alemán –educado en la escuela difusionista alemana– por Franz Boas, ilustraciones por Adolfo Best, texto por Manuel Gamio,
comenzó impartir cursos en el Museo Nacional. Al correr el tiempo, México, Imprenta del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnogra-
Paul Kirchhoff (1900-1972) no sólo fundó el paradigma mesoamericano fía, facsímil de la primera edición, INAH, México, 1990.
en la antropología nacional, sino que siguió siendo un “longevo instiga- CÁRDENAS GARCÍA, Efraín, Ramón MENA ISAÍAS en Lina Odena Güemes y Carlos
dor”, (expresión de Carlos García Mora). Este instigador, cuyo Mesoamé- García Mora (eds.) La antropología en México. Panorama histórico. v. 10: Los
rica ...(1943) –para bien o para mal– fue ampliamente aceptado, dedicó protagonistas (Díaz-Murillo), México, Colección Biblioteca del INAH, INAH,
una gran parte de su vida científica a la comprobación de influencias 1988, pps. 571-586.
asiáticas sobre las culturas arcaícas de Mesoamérica. Además, inspirado CRANE, Diane, Invisible Colleges. Diffusion of Knowledge in Scientific Communities,
por sus pláticas con Franz Boas y los planes de éste para la formación Chicago y Londres, University of Chicago Press, 1972.
antropológica en México, Kirchhoff –junto con otros antropólogos mexi- DICCIONARIO PORRÚA de historia, biografìa y geografìa de México, 4ª ed., México, 1976.
canos de la época– logró dar un nuevo impulso a la profesionalización FISCHER, Hans, Völkerkunde im Nationalsozialismus. Aspekte de Anpassung, Affini-
de la antropología mexicana, fundando una docencia sistemática en el tät und Behauptung einer wissenschaftlichen Disziplin, Hamburger Beiträge
Departamento de Biología del Instituto Politécnico Nacional. zur Wissenschaftsgeschichte Band 7. Berlin-Hamburg, Dietrich Reimer Ver-
lag, 1990.
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GALLEGOS, José Roberto, “Manuel Gamio y la formación de la nacionalidad: el
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Antropológica, tomo X, FCE/INI/México, Universidad de Veracruz, 1978. do en historia, México, FFyL/UNAM, 1996.
AZUELA BERNAL, Luz Fernanda, Tres Sociedades Científicas en el Porfiriato. Las dis- GAMIO, Manuel, “Las excavaciones del pedregal de San Ángel y la cultura arcai-
ciplinas, las instituciones y las relaciones entre ciencia y poder, Sociedad Mexica- ca del valle de México”, en American Anthropologist, N.S., 1920, 22:137-143.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

––––, “Escandaloso Fraude Arqueológico. El pretendido tipo cultural tepaneca MENA, Ramón y George E. HYDE, Antiguedad del hombre en el Valle de Méxi-
de Azcaptzalco” en Ethnos, v. 1, núm. 1, 1920a, pp. 253-256. co, Nueva Orientación Arqueológica e histórica, Conferencias dadas en el
––––, “El útlimo periodo cultural de tipo azteca”, en Ethnos. Revista dedicada al Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, la noche del 27 de
estudio y análisis de la población indígena de México, 2ª época, t. I, núm. 2, fe- diciembre de 1921, México, 1922.
brero-abril, 1923, pp. 4-21, MENESES MORALES, Ernesto, Tendencias educativas oficiales en México, 1911-1934,
GONZÁLEZ GAMIO, Ángeles, Manuel Gamio. Una lucha sin final, México, Universi- México, Centro de Estudios Educativos, A. C., 1986.
dad Nacional Autónoma de México, 1987. MURRAY, Stephen O., Theory Groups and the Study of Language in North America,
GONZÁLEZ DÁVILA, Fernando, El Dr. Nicolás León. Ensayo biobibliográfico, tesis de Studies in the History of the Language Sciences, 69, Amsterdam/ Philadelphia,
licenciatura en historia, UNAM, FFyL, 1996. John Benjamis Publishing Company, 1995.
GRIMSHAW, Anne y Keith HART, “Anthropology and the Crisis of the Intellec- NEURATH, Johannes, “La expedición de Konrad Theodor Preuss al Nayarit
tuals”, Prickly Pear Pamphlet no. 1, Cambridge, 1996 [1993] (1905-1907) y su contribución a la mexicanística”, en Jesús Jaúregui y Johan-
HELLER, Ágnes, Historia y futuro ¿sobrevivirá la modernidad?, Barcelona, Ediciones nes Neurath comps., Fiesta, literatura y magia en el Nayarit. Ensayos sobre
Península, 1991. coras, huicholes y mexicaneros de Konrad Theodor Preuss, Instituto Nacional In-
KUKLICK, Henrika, The Savage within. The social History of British Anthropology, digenista y Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos,
1885-1945, Cambridge University Press, 1993. México, 1998.
LÓPEZ AGUILAR, Fernando, Antropología autorreflexiva. Apuntes sobre la historia y HAGSTROM, Warren O., The Scientific Community, Londres, Southern Illinois Uni-
el devenir de la antropología mexicana, 2000, 45 pp. (En prensa en la revista versity Press, 1975.
Cuicuilco, ENAH, México). NOVICK, Peter, That Noble Dream, The ´Objectivity Question´ and the American
LÓPEZ HERNÁNDEZ, Haydeé, “El proyecto de Tenayuca y la comunidad arqueo- Historical Profession, Cambridge University Press, 1988.
lógica en México: 1925-1935”, ponencia presentada en el Coloquio Alarifes, OLIVÉ NEGRETE, Julio César, La antropología mexicana, Colegio Mexicano de An-
amanuenses y evangelistas: redes, narrativas y sujetos en las comunidades tropólogos A. C., Serie Científica. México, 1981.
científicas, IIA-UNAM, 23-25 de octubre, 2001. PARMENTER, Ross. “Glimpses of a Friendship. Zelia Nuttall and Franz Boas” en
MATOS MOCTEZUMA, Eduardo, Las Piedras negadas. De la Coatlicue al Templo Ma- June Helm (ed.), Pioneers of American Anthropology, The uses of Biography,
yor, Lecturas Mexicanas, México, Conaculta, 1998. Seattle and London, University of Washington Press, 1966, pp 83-148.
MENA, Ramón, El problema indígena de Chiapas, Ed. La Española. 1902. RUTSCH, Mechthild, “En torno del Museo Nacional y la profesionalización de la
––––, Etnografías del estado de Puebla, Puebla, Ed. Guadalupana, 1903. antropología mexicana”, en Eyra Cárdenas (coord.), Memoria. 60 años de la
––––, “La China Poblana (apunte histórico)”, en Anales del Museo Nacional de ENAH, México, ENAH, 1999, pp. 319-330.
México, México, Imprenta del Museo Nacional, 2ªep. vol. IV. núm. 1 y 2, ––––, El patrimonio arqueológico mexicano y la International School of Ameri-
1907, pp. 577-580. can Archaeology and Ethnology, Ludus Vitalis. Revista de filosofía de las cien-
––––, “Cabecitas de Teotihuacan” Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía e cias de la vida, vol. VIII, no. 14, p. 131-164, México, Centro de Estudios Filosó-
Historia, v. 3, 1908, pp. 513-517. ficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”, 2000.
––––, ¿Asiento Grande de Tezcatlipoca? Refutación al Sr. Dr. Seler, Sobretiro de Me- ––––, “Isabel Ramírez Castañeda (1881-1943) entre ciencias, géneros y poderes:
morias de la Sociedad Científica Antonio Alzate, v. 33, 1912-14, 1912, pp. 157-164. una anti-historia de los inicios de la antropología mexicana”, ponencia pre-
––––, Catálogo de la Colección de Jada. Museo Nacional, Departamento de Ar- sentada al Coloquio de Mitografías (Mitografías feministas), FFyL/UNAM,
queología, México, Talleres Gráficos del Museo Nacional de Arqueología, julio, 2000a.
Historia y Etnología, Edición facsimilar del INAH, [1927] 1990.

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MECHTHILD RUTSCH RAMÓN MENA Y MANUEL GAMIO

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––––, “El útlimo periodo cultural de tipo azteca”, en Ethnos. Revista dedicada al Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, la noche del 27 de
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licenciatura en historia, UNAM, FFyL, 1996. John Benjamis Publishing Company, 1995.
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Península, 1991. coras, huicholes y mexicaneros de Konrad Theodor Preuss, Instituto Nacional In-
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––––, “Cabecitas de Teotihuacan” Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía e cias de la vida, vol. VIII, no. 14, p. 131-164, México, Centro de Estudios Filosó-
Historia, v. 3, 1908, pp. 513-517. ficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”, 2000.
––––, ¿Asiento Grande de Tezcatlipoca? Refutación al Sr. Dr. Seler, Sobretiro de Me- ––––, “Isabel Ramírez Castañeda (1881-1943) entre ciencias, géneros y poderes:
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MECHTHILD RUTSCH

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TOZZER, Alfred M., Excavation of a site at Santiago Ahuitzotla, D.F., Mexico,
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AHDINAH Archivo Histórico de la Dirección del INAH, México


AHSRE Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, México
AHSEP Archivo Histórico de la Secretaría de Educación Pública, México.
AHUNAM Archivo Histórico de la UNAM, Ramo Universidad, Centro de Estu-
dios sobre la Universidad, Fondo Ezequiel A. Chávez (FEACH) Fon-
do Escuela Nacional de Altos Estudios (FENAE)
BAzA Biographisches Archiv zur Anthropologie, Prof. Dr. Berthold Riese,
Universidad de Bonn, Alemania.
BPP Boas Professional Papers, Boas-Chávez, Boas-Seler, Boas-Ramírez
Castañeda correspondence, American Philosophical Society Libra-
ry, Philadelphia, Estados Unidos.
SDBNAH Subdirección de Documentación de la Biblioteca Nacional de An-
tropología e Historia del INAH, Archivo Histórico, Serie Personal.

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