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La Verdadera Historia de la Llorona

En muchas partes de Latinoamérica, se conoce la historia de la leyenda de la


llorona. Sin embargo, la tradición nos indica que la nación que recogió
la verdadera crónica de lo que ocurrió con esa famosa mujer, fue nada más y nada
menos que México.

En dicha narración se señala que se trataba de una dama que recorría las calles
de los pueblos a altísimas horas de la noche, persiguiendo un solo objetivo; el
localizar a sus hijos extraviados.

Algunos rasgos inherentes a este personaje son, por ejemplo: el largo vestido de
color blanco o su espesa cabellera de tono azabache.

Por otra parte, hay versiones de la llorona en las que algunos historiadores


prehispánicos señalan que esta serie de mitos sobre fantasmas que se dedican a
espantar a los «vivos», se originaron mucho antes de la llegada del
ejército español.

¿Cual Es la Verdadera Historia de la Llorona?

Retomando lo señalado en el párrafo anterior, mencionábamos que los aztecas ya


hablaban de la Llorona como una representación metafórica de sus principales
deidades. De ese modo, en algunos pasajes se le denomina como Cihuacóatl o
Coatlicue.

La gente que vivía en Texcoco a inicios del siglo XVI, dijo en varias ocasiones
que el alma de Cihuacóatl se aparecía por las veredas. Pronto, los chamanes de
aquella época, quienes, dicho sea de paso, poseían conocimientos acerca de la
astronomía aseguraban que esta clase de fantasmas, debían ser tomados en
cuenta como parte de los sucesos funestos que estarían a punto de padecer los
aztecas.

Todas esas interpretaciones no dejaban al gran Moctezuma conciliar el sueño,


pues dentro de él sabía que pronto la grandeza del pueblo mexica caería ante los
invasores ibéricos.
Sin embargo, otros de los sacerdotes tenían una visión opuesta acerca del
surgimiento de aquella misteriosa mujer vestida de blanco, pues aseguraban que
Cihuacóatl había salido de entre las aguas, no para avisarles a los aztecas que
estaban perdidos, sino que se prepararan para la batalla.

Posteriormente, en el instante en el que la conquista se consumó, los clérigos


españoles continuaron escuchando esas leyendas en las que se señalaba que
una mujer vagaba por las noches sin rumbo fijo.

Entre los principales promotores de este tipo de historias de terror no debe dejar
de señalarse a Fray Bernardino de Sahagún, pues fue él quien se encargó de
acomodar los elementos de la mitología azteca en esa historia, para que todo
estuviera a favor de España.

Por ejemplo, se cuenta que este hombre les dijo a los indígenas que pronto
llegarían hombres de tierras lejanas que paulatinamente acabarían con la ciudad
de Tenochtitlan, así como con sus gobernantes.

Lógicamente, los evangelizadores sabían que el ejército comandado por Hernán


Cortés sería la pieza fundamental que consumaría la conquista de ese territorio.

Y es que no solamente fueron varias batallas las que se libraron, sino que los
europeos también trajeron al nuevo continente una serie de epidemias y
enfermedades que eran completamente desconocidas en este territorio y que
ocasionaron que miles de personas murieran sin remedio.

Por último, la verdadera historia de la llorona, inició como un relato de espantos,


cuyo propósito primordial era el de asegurar que la gente que era politeísta, se
convirtiera de inmediato al catolicismo.

En la actualidad, la gente de los pueblos cree que cuando el reloj marca las 12:00
de la noche, aparece una mujer vestida totalmente de blanco, con la cara tapada
por un velo sumamente delgado.

Algunos de los testigos se atreven a aseverar que ella sale invariablemente del


oeste y se dirige hacia el norte, serpenteando por todas las calles de la ciudad.
Unos dicen que camina, mientras otro sector asegura que flota.
No obstante, algo en lo que todos coinciden es en la serie de lamentos terroríficos
que emanan de su boca. La frase más conocida de todas es aquella que dice así:
¡Ay, mis hijos!

Historia de la Llorona

Ya en la primera parte dijimos cómo fue que surgió la historia real de la llorona. A
pesar de eso, existen otros cuentos relacionados con este mito, que deben ser
mencionados para que se puedan comprender fielmente cada una de las capas
que conforman a este enigmático personaje.

Se dice que aproximadamente a inicios del siglo XVII, una hermosa mujer de


rasgos indígenas, se enamoró de un guapo y gallardo caballero español. El
hombre también quedó prendado de la belleza de la dama y rápidamente le pidió
que se convirtiera en su esposa.

Luego del matrimonio, la muchacha se quedaba en casa por largas temporadas,


casi completamente sola, ya que su esposo era diplomático y debía acudir a sus
reuniones sólo.

Sin embargo, en el tiempo en donde no debía asistir a ninguna celebración, el


sujeto disfrutaba pasando las tardes al lado de su mujer.

Los años pasaron y luego de una década, la pareja ya contaba con tres


hermosísimos hijos. Pese a que la familia era muy feliz, había una cosa que
perturbaba a aquella mujer y era el hecho de que sus suegros jamás la aceptaron
por no pertenecer a la misma clase social de su marido.

Recordemos que en la sociedad Novo española de aquella época, existía un


sistema de castas en el que era mal visto que dos personas pertenecientes a
diferentes razas formaran una unión familiar.

Esto ocasionó que poco a poco su alma se fuera llenando de celos. No obstante,
lo que terminó con dañar la relación fue que una de sus vecinas le comentó que su
marido estaba planeando dejarla a ella y a sus hijos para desposar a una mujer de
la alta sociedad.
Ella cegada por el odio y la venganza, sin pensarlo dos veces, sacó a sus tres
niños de la cama y dejando su casa, se fue corriendo a la orilla del río. Cuando
llegó ahí, tomó al más pequeño de los infantes en sus brazos y lo sumergió en el
agua hasta que el pequeño cuerpecito dejó de moverse.

Posteriormente hizo lo mismo con sus otros dos hijos. Inmediatamente después de
haberlos ahogado, su mente recobró la lucidez perdida y comprendió impotente
las consecuencias de los actos que había llevado a cabo.

Literalmente se puso a gritar como una loca y el llanto no paró de salir de sus ojos.
Se puso de pie y acto seguido se puso a buscar a sus hijos como si éstos se
hubieran extraviado y no acabado muertos como en realidad pasó.

Otra de las versiones de esta leyenda de la llorona, señala que esta dama se


suicidó luego de ahogar a sus pequeños tirándose al río. Días después, el cuerpo
fue descubierto por un pescador, quien rápidamente se puso a buscar a los
familiares de la occisa.

Al no encontrar a nadie, el hombre decidió darle cristiana sepultura. A pesar de


esto, el alma de la Llorona abandonó la rústica tumba al tercer día y de ahí en
adelante toda la gente del pueblo empezó a escuchar los fuertes gritos de la mujer
que jamás encontrará el descanso eterno.

También hay una historia de la llorona para niños, sólo que en esta se omiten
varias situaciones que ocurren en la leyenda original y únicamente la historia se
centra en el hecho de un fantasma con silueta de mujer que se dedica a espantar
a los pequeños que no cumplen con sus deberes o que simplemente desobedecen
a sus padres. Algo así como el mito del «hombre del costal».

Continuando con las historias de la llorona, he escuchado una que dice que ese
famosísimo espectro se les aparece a los hombres que trasnochan o que engañan
a sus esposas.

En un principio se muestra como una bella mujer que está mojando su linda
cabellera con agua de río. Sin embargo, en el instante en el que detecta que su
víctima está cerca, se gira rápidamente revelando un rostro aterrador en el que
prácticamente ya no hay carne, sino simplemente huesos y algo de piel colgando.
Por si eso fuera poco, la criatura no deja de llorar amargamente hasta que el
sujeto sale despavorido en dirección a su domicilio.

Leyenda de la Llorona Corta (Historia Verdadera)

La historia de la llorona corta nos señala claramente que se trata de lo que los


especialistas en materia paranormal definen como una «alma en pena»
que vaga por las calles oscuras de los pueblos, lamentándose por una serie de
circunstancias que le ocurrieron en su pasado.

Desde luego, otro de los factores que hacen que la historia de la llorona no haya
perdido ni un ápice de credibilidad es que las personas se siguen asustando con
este personaje, tal y como ocurría en los primeros días en los que surgió
la leyenda.

En algún momento de la historia, los habitantes de la Nueva España en lo que en


la actualidad se conoce como la Ciudad de México, vivían atemorizados pues
había un toque de queda.

Eso significaba que, a determinada hora de la noche, las campanas de la catedral


sonaban anunciando que ninguna persona podía salir de sus casas, ya que
cualquiera que fuera sorprendido rondando por las calles, sería llevado de
inmediato al cuartel en donde se le impondría la pena de muerte.

Sin embargo, invariablemente las velas que había dentro de las casas, se
encendían casi al mismo tiempo, es decir, a la media noche en los días en los que
había luna llena.

La gente saltaba de sus camas gritando, pues aseguraban haber escuchado los
sollozos y gemidos de una mujer. Lo primero que hacían los hombres de la casa,
era salir de sus habitaciones y revisar que las puertas y ventanas estuvieran
correctamente a trancadas, pues podía ser que una pordiosera hubiera entrado a
la morada en busca de alimento.

No obstante, al no encontrar nada volvían a su cuarto, para intentar dormir,


aunque a veces era prácticamente imposible volver a conciliar el sueño. A medida
que pasaban los días, el llanto se hacía más y más fuerte.
Por ese motivo, los más valientes del lugar decidieron salir a ver de donde
provenían esos sonidos. Cabe mencionar que la única luz para alumbrarse con la
que contaban estos individuos, era la proporcionada por la luna.

Uno de los individuos que salieron a explorar, pudo observar lo que a lo lejos
parecía ser una mujer vestida completamente de blanco. Ojo, no de la manera en
la que se atavían las novias el día de su boda, sino que traía una especie de
batón.

Además, un velo largo y grueso le cubría completamente el rostro. Su caminar era


constante pero muy lento. Algo que le llamó la atención a la gente que la pudo ver
de cerca, es que esa mujer seguía una ruta distinta cada noche.

Es decir, siempre partía del mismo (lo que hoy es el Zócalo capitalino), pero luego
de unos pocos minutos elegía diferentes calles de la ciudad para continuar su
peregrinar.

Posteriormente continuaba transitando por las callejuelas hasta que llegaba a


alguna que desembocaba a un río o lago. Posteriormente, se arrodillaba frente a él
y empezaba a gritar de manera desesperada: ¡Ay, mis hijos!

Luego de muchos años se supo que quizás el espíritu de aquella dama en algún
momento perteneció a una mujer de la clase alta, quien por descuido ahogó a sus
hijos mientras los estaba bañando en el lago.

Esta desgarradora leyenda basada aparentemente en hechos reales, nos deja ver


el dolor sufrido por una madre al perder a sus hijos. A continuación, te
presentamos la verdadera historia de la llorona en video.

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