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Filosofía. Docencia.
Cámara de Verano 1986
EL MELIORISMO
El tema del meliorismo, según como se mire,
tiene ventajas o inconvenientes muy marcados.
Las referencias bibliográficas son escasas, puesto
que es un término que, durante un período muy
breve, usaron unos pocos autores cuyos nombres
se citan pero que, curiosamente, no aparecen en
las historias ni diccionarios filosóficos más cono-
cidos. Así, cabe citar a Lester F. Ward, que publi-
có tres obras sobre sociología entre 1883 y 1903;
Paul Carus, que dirigió un periódico filosófico en
Inglaterra, The Monist, y que en 1893 escribió la
obra "Monism and Meliorism", y a James Sully,
de quien se dice que popularizó la voz de melio-
rismo entre los filósofos.
Afortunadamente, dos autores bien conoci-
dos, a saber Herbert Spencer y Williarn James,
ofrecen sendas interpretaciones de meliorismo.
SITUACION EN EL SIGLO XIX.-
Previamente conviene decir algo sobre las
ideas y los acontecimientos de esa época.
El siglo_XVIII, el de la Ilustración, había in-
troducido una idea completamente revoluciona-
ria: fue también llamado el siglo sin Dios, en opo-
sición a un largo período anterior que había sido
de profunda religiosidad. En consecuencia, en el
siglo X1X la gente se debatía entre la idea de un
Dios Creador, Causa Primera, que había creado al
mundo y al hombre y, en seguida, los había deja-
do por su cuenta . De allí que se hablara del Dios
relojero: había dado cuerda al mundo pero des-
pués cesó de intervenir en él. Otros defendían la
idea de un Dios Creador, Gobernador y Reden-
tor, insatisfechos con la idea de un Dios que no
actuaba en los asuntos humanos, pues para ellos
este no era un Oíos.
En este siglo X1X se declaran en nuestra
América las guerras de independencia. En Inglate-
rra gobierna la reina Victoria, cuyo reinado lo
marcan una moral muy rígida y un período de li-
beralismo y de gran individualismo. Hay contí-
nuas guerras entre los países europeos, se produ-
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Carlos Gayán S.
Miembro y ex Gran Oficial de la
Gran Logia de Chile
cen cambios tras la caída de Napoleón, se sufren
sucesivas crisis económicas; las potencias euro-
peas luchan en lugares lejanos expandiendo sus
colonias, se consolida el Imperio Británico, etc. A
pesar de todo ello, la difusión y ampliación de las
ideas científicas y filosóficas causan gran efecto,
lo que podría resumirse diciendo que se desata
una tormenta de ideas y sentimientos: algunos
aspectos se aclaraban, otros sumían en contradic-
ciones, en dudas y en conflictos espirituales. Este
es el período en que aparecen Herbert Spencer y
William James.
HERBERT SPENCER (1820 - 1903}.-
Sociólogo inglés, agnóstico, fundador de la
filosofía evolucionista. Fue un autodidacta que,
en el curso de su vida, rehusó no sólo ser catedrá-
tico, sino también los honores académicos, el ma-
trimonio y hasta el exceso de lectura, por consi-
derar que todos esos factores podían hacer peli-
grar su libertad de espíritu. En una época en que
en Inglaterra predominaba el individualismo,
Spencer lo tenía en forma extremada: para él
sólo valía su opinión personal, fundada en la ex-
periencia.
Spencer vio que la historia presentaba un
progreso ascensional desde las sociedades guerre-
ras, caracterizadas por la competencia, a las socie-
dades pacíficas, basadas en la cooperación. De
acuerdo con esta observación, expuso la teoría o
"hipótesis del desarrollo", que es el elemento bá-
sico de la teoría de la evolución. En 1857 publi-
ca, en la Westminster Review, la ley del "paso
progresivo de la homogeneidad a la heterogenei-
dad de la estructura". Como Spencer se interesa-
ba por la geología v. en particular, por la paleon-
tología, hizo el paralelo entre la nebulosa, de la
cual se forman los soles y los planetas, con la es-
tructura de los seres vivientes, que cada vez son
más heterogéneos y, además, con los organismos
en el dominio social. Así, por ejemplo, los prime-
ros gobernantes fueron a la vez reyes, sacerdotes

y jefes guerreros, cuyos súbditos hacían de todo,
pero con el tiempo las funciones fueron diferen-
ciándose. También el lenguaje, que comenzó con
unas pocas palabras, sigue enriqueciéndose con el
paso de los años.
Posiblemente las ideas evolucionistas de
Spencer hubieran necesitado un largo tiempo
para ser ampliamente conocidas y aceptadas pe-
ro, siete años después, apareció la obra de Char-
les Robert Darwin "Del or ígen de las especies
por medio de la selección natural" (1859), que
contenía las observaciones de tipo biológico que
su autor había hecho durante su viaje en el Bea-
gle. Lo fundamental de ellas es que el hombre,
igual que los otros organismos, compite por la
comida, el albergue y la oportunidad de repro-
ducirse. Ganan los mejor adaptados a su medio
ambiente, es decir, se proouce la supervivencia
de los más aptos.
De paso deberíamos decir que esta frase, ia
supervivencia de los más aptos, no es de Darwin
sino de Spencer. Debido a esta lucha impuesta
por la naturaleza, diversos autores llegaron a
considerar que el altruismo o cualquiera ayuda
a los demás significaría un retroceso para la espe-
cie humana. El mismo Spencer decía que la legis-
lación social para proteger a los débiles y los fra-
casados sería "llenar el mundo de tontos", pues-
to que ellos legarían sus defectos a los descen-
dientes. Y lo decía a pesar de que él mismo tenía
una renta muy baja, situación que cambió al final
de su vida por el éxito de sus publicaciones.
Consideró que la clasificacióíl de los gobier-
nos en aristocráticos, democráticos o monárqui-
cos era inadecuada. El gobierno, decía, es un de-
sarrollo de la etapa de las luchas, por lo que co-
menzó siendo militarista. Su función era defen-
der el orden, la disciplina y la protección contra
los enemigos externos. Todo esto debía reducirse
a un mínimo y reemplazarse por la cooperación
voluntaria en la industria. En esta forma el go-
bierno tehdería a decrecer, ya que la vida econó-
mica industrial es demasiado compleja para ser
sometida a la regulación por una autoridad poli-
ti ca central izada.
El hombre debía ser completamente libre,
debiera poder hacer lo que quiere, siempre que
no vulnere la libertad de los demás.
Era tan partidario del "laissez-faire" que opi-
nó que no era un asunto del estado la salubridad
pública; tampoco la educación, porque era un
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error considerar que el estado pudiera reemplazar
a los padres, y hasta rechazaba los correos fisca-
les, porque éstos debían ser empresas particula-
res. (Cualquiera semejanza con lo que hoy está
sucediendo es pura coincidencia). Defendió la
propiedad privada y condenó la agresión entre
naciones. Su política del laissez-faire no sólo la
aplicó al gobierno y a la industria sino a toda la
vida social. Por lo tanto, no era partidario de reli-
gión organizada ni iglesia establecida alguna.
Spencer afirmaba que la evolución universal
era la manifestación de un Ser inconcebible por
la razón humana, un Absoluto último, que deno-
minó Lo Incognoscible, y por serlo, no se preocu-
pó más del asunto . Así se marginó de la lucha
teológica y concilió la religión con la ciencia, ya
que la evolución no es sólo una ley de la natura-
leza sino también una ley del espíritu.
Otra explicación que daba sobre el desarro-
llo social era que hubo dos clases de temores que
dominaron al hombre primitivo: el temor a los
muertos, que es la raíz de la religión, y el temor a
los vivos, que es la raíz del gobierno y de las leyes.
Como siempre sucede, tanto las ideas de
Spencer como las de Darwin tuvieron defensores
y opositores, aunque Spencer coincidía más con
Lamarck que con Darwin, por cuanto apoyaba el
concepto de la herencia de las adaptaciones úti-
les. Por su parte, Darwin fue combatido por quie-
nes no se sentían muy conformes con aquello de
que el hombre no era sino algo más avanzado o
evolucionado que los animales y, además, porque
su teoría evolucionista, sin que su autor lo desea-
ra, era un ataque formidable a la idea religiosa del
fijismo de las especies que Dios había establecido
en la creación.
Quedaba todavía a Spencer el problema de
conciliar la idea de la cooperación voluntaria,
como lo había expresado para la industria, con
cierta ayuda a los débiles. Por eso propició actos
de caridad espontáneos entre amigos y conoci-
dos; como también algo de ayuda a determinadas
personas para que lucharan con posibilidades de
éxito contra las demás especies vivientes, o la
ayuda a grupos, clanes o países, para que lucha-
ran contra·otros grupos, clanes o países. Había
que ayudarlos, pero sólo hasta cierto punto; no
demasiado . De ahí que expresara que "llenando
toda la naturaleza, podemos ver una disciplina
severa, que es un poco cruel, pero que puede lle-
gar a ser muy bondadosa". Esto indica que la
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concepción meliorista de Spencer era que median-
te la evolución se obtendrían mentes sanas en
cuerpos sanos y que el progreso humano produ-
ciría un aumento de la felicidad, pensamiento
que, según una cita, después desarrolló Lester F.
Ward.
WILLIAM JAMES (1842- 1910).- ·
Filósofo estadounidense, autor de numerosas
obras y ensayos. Se dedicó sucesivamente a la
pintura, la química, la medicina, la fisiología, la
psicofisiología, la filosofía y la metafísica. Debi-
do a esta variedad de intereses y, por haber estu-
diado ciencias y arte tanto en Estados Unidos
como en Europa (dos disciplinas diferentes en
dos mundos distintos). se relacionó con muchas
personas, todo lo cual hizo de él un hombre ori-
ginal, franco y tolerante de la diversidad de ideas.
A pesar de su interés por la filosofía, no qui-
so ser profesor por cuanto decía que "un filósofo
de profesión se compromete públicamente a no
deponer jamás la duda sobre los problemas fun-
damentales, sino a hallarse dispuesto cada día a
criticar y problematizar las bases de su fe del día
anterior".
Su obra más conocida y que hasta hoy se
vende profusamente en Estados Unidos de Amé-
rica es "El Pragmatismo", publicada en 1907, o
sea, tres años antes de su muerte. Pragmatismo
viene del griego "pragma", que significa acción.
De ahí también deriva la palabra 'práctica'. Este
vocablo lo introdujo en filosofía Charles Sanders
Peirce, al afirmar que nuestras creencias son re-
glas o normas de acción. James coincide con esta
opinión diciendo que la inteligencia no tiene co-
mo misión conocer por conocer, sino que el co-
nocimiento debe estar orientado a la acción, lo
que constituye el tema de su pragmatismo. Tiene
otra obra, "La voluntad rle creer", de la cual des-
pués dijo que debió titularla "el derecho a creer".
Allí sostiene que pensar bien es pensar de modo
que ello de a uno lo que necesita; pero esto no
significa que todo lo que se desea sea bueno. Era
bueno lo que consideraba como tal una persona
sensible, tolerante y amable y, sobre todo, respe-
table. Recuérdese que vivió en pleno período vic-
toriano. También expresó que nadie debe prohi-
bir a otros su peculiar creencia ni burlarse de ella;
por el contrario, la libertad mental debe ser pro-
funda y cortesmente respetada.
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Como James era hijo de un hombre muy reli-
gioso, él también lo fue por temperamento, pero
nunca se pronunció por una doctrina en particu-
lar y, además, era profundamente anticlerical.
(Esto es importante tenerlo en claro porque hay
muchos que confunden religiosidad con clerica-
lismo o con la pertenencia a determinado credo).
Fue de una constitución angustiada, que buscaba
una razón para vivir. De allí su optimismo volun-
tario, orientado por la ciencia pero inspirado en
la fe. Quiso establecer un puente entre las ideas
empíricas y materialistas, y las del racionalismo y
el idealismo, para resolver de este modo la tor-
menta espiritual de su época y también la suya
propia. Por su temperamento religioso, estaba
convencido de que hay un poder supElrior que ac-
túa de acuerdo con los ideales humanos para sal-
var el mundo. Decía : tenemos derecho a consi-
derar el orden físico como incompleto en sí mis-
mo y admitir confiadamente la existencia de un
orden espiritual invisible que lo completa, con
lo cual el valor de la vida aparece aumentado a
los ojos del ser humano. Así, hay un orden que
se halla en el mundo, pero hay otro orden que el
hombre hace de su mundo, que cada cual escul-
pe como el escultor lo hace con el mármol, y
como todas las generaciones lo han ido haciendo
con el mármol de la eternidad. (1) . De allí que en
"La voluntad de creer" afirmara que, si no hay
pruebas objetivas de la veracidad de una creencia,
se tiene el derecho a optar por una que nos satis-
faga.
Henri "Bergson, en su prólogo a la versión
francesa de "Le Pragmatisme" de James dice que
para este filósofo "la verdad que más importa co-
nocer son las verdades que han sido sentidas y
vividas antes de ser p(:)nsadas". Como se ve, Berg-
son hace notar el apriorismo y el empirismo de
James, que después el racionalismo someterá a
prueba. Pero el comentario de Bergson, expresa-
do con mucha elegancia, sobre la gran diferencia
entre la concepción de la verdad de James y la
concepción tradicional, es la siguiente: "nosotros
definimos de ordinario lo verdadero por su con-
formidad con lo que ya existía ; James la define
por su relación con lo que todavía no existe. Lo
verdadero para James, no copia algo que ha sido
o que es: anuncia lo que será, o más bien, prepara
nuestra acción a lo que va a ser. La filoso fía tiene
una tendencia natural a desear que la verdad mire
hacia atrás; para James, ella mira hacia adelante".

Podrían citarse in extenso los párrafos donde
James emplea la palabra meliorismo, pero basta-
rán algunas indicaciones para no extendernos de-
masiado. De antemano cabe mencionar que hay
dos actitudes ante el mundo : el pesimismo y el
optimismo y que ambas fueron muy fuertes en
esa época. Las dos, llevadas al extremo, anulan
definitivamente la acción del hombre, porque su
esfuerzo sería incapaz de alterar los acontecimien-
tos, sean éstos buenos o malos. Pues bien, James
opone ·al pesimismo el libre arbitrio como una
doctrina meliorista . En otro párrafo se refiere a la
"salud" del universo y afirma que el meliorismo
posibilita esa salud, que cada vez es más probable
t a medida que se cumplen ciertas condiciones para
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su realización.
El meliorismo, pues, afirma que el mundo no
es radicalmente malo ni absolutamente bueno,
pero que puede ser mejorado por la acción del
hombre, que es la posición adoptada por James;
o bien, que la vida está organizada en forma tal
que, aunque sea dura, está en proceso de dar más
placer que dolor, que es la concepción de Spen-
cer. También podría decirse que la misión del
hombre, desde el punto de vista meliorista, es
mejorar un mundo susceptible de perfección in-
definida.
El término "meliorismo" fue usado por muy
corto tiempo y por pocos autores. Hov no apare-
ce en publicaciones profanas ni en las masónicas
de otras jurisdicciones, pero sí, a veces, en algu-
nos artículos de nuestras revistas. Ello, gracias a
un distinguido hermano que la ha rescatado del
olvido. Wué razones habrá tenido para hacerlo?
No se lo he preguntado, pero me atrevo a formu-
lar una hipótesis.
RACIONALISMO E INSTITUCION INICIATICA.
Parece que la palabra meliorismo se ha utili-
zado porque en el ritual hay muchas de las ideas
de los autores citados, o sea, ideas racionalistas
con influencias del positivismo de Comte y que,
a primera vista, no tendrían cabida e, incluso,
que serían contradictorias dentro de una insti-
tución iniciática.
Como se sabe, la iniciación en los antiguos
misterios tenía por objetivo liberar el alma de los
avatares, ya se tratara de reencarnación, transmi-
gración u otro proceso purificador. Era una cere-
monia para unos pocos elegidos, los que debían
llevar una vida virtuosa. Por eso el ritual masóni-
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co nos habla del cultivo de la virtud, la lucha en
favor de la virtud, como también menciona la ad-
quisición de la verdad. La iniciación es un proce-
so totalmente individualista, con miras a formar
al filósofo o sabio antiguo, que unía en su com-
portamiento la ética y el conocimiento. (2)
En el siglo XIX el ritual rebasa el individua-
lismo, amplía su radio de acción e introduce los
conceptos de justicia y filantropía, nos habla de
la evolución sucesiva de la civilización en cada
tiempo y en cada país, del amor al prójimo y de
la beneficencia. Esta última es la actividad más
notoria de la masonería anglosajona, que dispone
de grandes recursos económicos. Nosotros, en
cambio, mediante la docencia, deseamos elevar el
nivel cultural de nuestros hermanos y prepararlos
para una vida más activa, más plena y más satis-
factoria.
Llega el siglo XX y, concordando con las
ideas predominantes, se incorporan la filosofía
poi ítica y social, que divulgara Spencer en la In-
glaterra de su tiempo, y también los conceptos li-
berales. Recuérdese que en la ceremonia de la ini-
ciación se habla de estar dispuestos a trabajar por
el bien de la humanidad y, también, se alude a las
instituciones poi íticas y sociales, entidades a las
que, con nuestro esfuerzo, debemos contribuir a
mejorar. En cuanto a los conceptos liberales, no
se piense en ellos solamente desde el punto de
vista económico, sino en la más amplia libertad
del hombre, en la libertad de conciencia, etc.
Con estos pocos ejemplos puede comprobar-
se la efectividad de la afirmación de que la maso-
nería ha ido recopilando lo más importante de la
sabiduría antigua, copelando las metas e .ideales
más valiosos del ser humano, y lo ha hecho en
una forma armoniosa combinando el espiritualis-
mo y el racionalismo. (3).
EL UNIVERSALISMO MASONICO.-
Oicho universalismo está conformado por el
ideal iniciático y la fraternidad de los masones,
aunque el esfuerzo básico o la tarea principal que
asume la O'rdéri 'Sea diferente en los diversos pa í-
ses, ssgún sean las necesidades o condiciones pro-
pias de ellos. Además, en todas partes la institu-
ción incita a trabajar por el bien de los demás, ya
que no es contemplación pasiva del bien sino ac-
tivo combate contra el mal y el error.
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Ahora, para confirmar la acertada decisión
de la Gran Maestría para incluir los temas de es-
tas Cámaras bajo el título general de 'Universalis-
mo Masónico', debemos recordar a Schiller, no el
literato y poeta sino al filósofo Ferdinand S.C.
Schiller (1864-1937), discípulo predilecto de
James y representante típico del pragmatismo en
Europa. Este fue otro autor que contribuyó a
que la preocupación del hombre cambiara del
más allá al más acá, de lo ulterior a lo citerior, de
lo divino a lo humano. En otras palabras, su prag-
matismo tiene el aspecto laico, tema tratado en
nuestra segunda Cámara . Pero como la posición
filosófica de Schiller difiere en parte del pragma-
tismo de su maestro, Schiller llamó al suyo "hu-
manismo", o sea, el tema de nuestra primera
Cámara . Por último, en cuanto a la filantropía,
tema de la Cámara próxima, ya nos referimos a
él en un párrafo precedente.
Hemos visto como la Francmasonería, con
gran sabiduría ha logrado unificar lo espiritual y
lo racionalista en una forma armónica, tal como
las diferencias individuales no impiden el conjun-
to homogéneo que constituye cada logia, o como
logran obtenerse las más excelsas melodías con
los instrumentos tan diversos que forman una or-
questa.
De este modo la Francmasonería entrega a
sus adeptos una filosofía de vida, pragmática y
meliorista, es decir, basada en la acción y teñida
de un mesurado pero decidido optimismo, por-
que con el esfuerzo común de sus miembros
construirá un futuro cada vez mejor. Este propó-
sito comienza cuando el profano llega al cuarto
de reflexiones y se le pregunta Lq ué memoria
desearíais dejar después de vuestros días?
Queridos hermanos: he aprovechado esta
oportunidad para mostrar a quienes estamos con-
gregados en este recinto que ante nosotros hay
un enorme y dilatado panorama que cada uno
debe explorar y relacionarlo con las enseñanzas
dispersas en nuestros rituales, para lo cual simbó-
licamente me he permitido abrir, de par en par,
una di si mulada puerta, que había pasado prácti-
camente inadvertida, sobre cuyo dintel estaba
escrita con grandes letras, una sola palabra, que
decía "Meliorismo".
Venerable Maestro y Queridos Hermanos: a
todos les agradezco la atención que me han dis-
pensado, Muchas gracias.

NOTAS

(1) El primer paso de esta figura de retórica está en la carátula del programa de estas Cámaras: el
hombre que se esculpe a sí mismo, que surge de la piedra bruta por su propio esfuerzo (autodocencia).

(2) Esto es muy distinto hoy. Se conocen, por desgracia, diversos casos de científicos de alto nivel
intelectual, cuyas normas éticas dejan mucho que desear, ya que incluso traicionan a sus países, pro-
porcionando secretos estratégicos a los enemigos. Esto era inconcebible en el sabio antiguo: ética y ·1
conocimiento era un todo indivisible.

(3) "Copelar" es fundir minerales de oro y plata en un crisol que contiene cenizas de huesos calcina-
dos. Se aplica calor fuerte. Los otros metales se oxidan, la escoria se funde y se sume en el polvo de
cenizas y queda en la superficie una bolita rutilante, resplandeciente de oro y plata pura. Es una ver·
dadera purificación por el fuego.
Podría decirse que la rr.asonería permanentemente "copela" las ideas que surgen en lo profano. Y
esto lo hace no sólo con las ideas. En el ritual fúnebre propicia que el recuerdo de las debilidades del
hermano fallecido se pierda y que nos quede solamente el ejemplo de sus virtudes y de sus benéficas
acciones.

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