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EL GIRO HERMENÉUTICO Y LOS DESAFÍOS CONTEMPORÁNEOS DE LA

TEOLOGÍA ADVENTISTA

Cand. Mg. Gerson Bejarano Cajachagua


gersonfer7@gmail.com
Resumen

La historia de la interpretación del texto bíblico es también la historia de la iglesia


cristiana; es decir, la forma en como se abordó el texto bíblico determinó a su vez los
rumbos de la iglesia. La hermenéutica, disciplina encargada de la interpretación, se vale
de una cosmovisión, una metodología y determinadas presuposiciones para llegar a una
determinada interpretación. A lo largo de la historia estas tres variables han ido
cambiando: desde las escuelas de Antioquia y Alejandría, pasando por la dogmática y el
escolasticismo del imperio católico, llegando al posicionamiento del criticismo bíblico, se
ha estudiado el texto bíblico usando las presuposiciones de la filosofía griega, y como
metodología un abordaje literario con un marcado fondo racionalista.
Sin embargo, desde el siglo XX hasta la actualidad, la hermenéutica ha sufrido un
giro epistemológico del texto al lector. El significado ya no sería buscado en el texto sino
en el lector. Con la fenomenología y el existencialismo como teoría, hacer explícitas las
presuposiciones filosóficas se tornaron en el objetivo de la tarea interpretativa. Por lo
cual, al reflexionar en torno de las variables del giro hermenéutico, surgen algunos
cuestionamientos introductorios a la tarea hermenéutica contemporánea: ¿por qué hay
tantas teorías o visiones filosóficas, científicas, cristianas de la realidad? ¿Cuál es el
fundamento último de las diferencias entre ellas?

Palabras claves: Hermenéutica, Interpretación, teología contemporánea.

Abstract

The history of the interpretation of the biblical text is also the history of the
Christian church; it means, the way in which the biblical text was approached determined
the directions of the church. Hermeneutics, the discipline in charge of interpretation, uses
a worldview, a methodology and certain presuppositions to arrive at a certain
interpretation. Throughout history these three variables have changed: from the schools
of Antioch and Alexandria, through the dogmatics and scholasticism of the Catholic
empire, to the positioning of biblical criticism, the biblical text has been studied using the
presuppositions of Greek philosophy and as a methodology the literary approach with a
marked rationalist background.
However, from the 20th century to the present day, hermeneutics has undergone
an epistemological turn from text to reader. The meaning would no longer be searched
for in the text but in the reader. With phenomenology and existentialism as a theory,
making explicit philosophical presuppositions became the objective of the interpretative
task. Therefore, when reflecting on the variables of the hermeneutic turn, some
introductory questions arise to the contemporary hermeneutic task: why are there so
many philosophical, scientific, Christian theories or visions of reality? What is the
ultimate foundation of the differences between them?
Introducción

El giro hermenéutico

En las últimas décadas, el uso del término hermenéutica se ha incrementado al

punto de ser una palabra celebre en el medio de las disciplinas literarias y humanistas que

más sobresalen en la producción del conocimiento humano.1 Como resultado, este

término ha crecido en aplicación e implicancia; a pesar de esto, el significado tradicional

es bastante claro: “disciplina que estudia los principios de interpretación”, o “la ciencia

de la interpretación”, e incluso “el arte de interpretar un texto”.2

No obstante, una disciplina como la hermenéutica tiene un claro y marcado

devenir histórico,3 el cual – de forma inductiva – proporcionará una base para abordar el

problema hermenéutico planeado. En este sentido, los cambios con determinantes

implicancias en la hermenéutica iniciaron con el desplazamiento de la dogmática y la

escolástica, del imperio católico, por parte del iluminismo.4 El abanderado de este

1
Juan R. Coca, Impacto de la Hermenéutica analógica en las ciencias humanas y
sociales (Huelva: Hergué Editorial, 2013), 73-86; Marcos Aguilar, “Diálogos sobre la
filosofía contemporánea, modernidad, sujetos y hermenéutica”, VII congreso Nacional
(Cuernavaca: UNAM, 1995); Joseph Margolis,The Arts and the Definition of the Human.
Toward a Philosophical Anthropology (Stanford: Stanford University Press, 2009), 93-
122; Martin Heidegger, Carta sobre el humanismo (Buenos Aires: Ediciones Huascar,
1977), 74-98.
2

Moisés Silva, “Who needs Hermeneutics Anyway?” en Introduction to Biblical


Hermeneutics: The Searching for Meaning, eds., Walter C. Kaiser Jr. Y Moisés Silva
(Grand Rapids, MI: Zondervan, 2009), 18-9; el término “interpretación” puede ser
entendido al menos en dos sentidos: el sentido realista que ve la interpretación como una
forma de conocimiento, y el sentido no-realista que se refiere al ejercicio de ingenio
humano de dar ciertas connotaciones y significados que no necesariamente es un
conocimiento científico. Véase, Kevin J. Vanhoozer, Is There a Meaning in the Text?:
The Bible, The Reader and the Morality of Literary Knowledge (Grand Rapids, MI:
Zondervan, 1998), [prefacio] 21.
3

Martínez, 16-20.
4
movimiento – en el área de la filosofía y la epistemología científica – fue Renè Descartes,

quien propuso a la razón humana como el medio para conocer toda verdad, y la duda

racional como la metodología para alcanzar este objetivo.5

No sólo esto, sino que el desplazamiento que se inició en la edad media6 se tornó

en un giro diametral; del positivismo objetivista moderno, al existencialismo subjetivista

posmoderno.7 El concepto tradicional de la hermenéutica, ciencia y/o arte de la

interpretación ‘del texto’, tanto escrito como hablado o inclusive actuado,8 sería

modificada esencialmente.

Miguel Alejandro Herszenbaun, “Sombras ilustradas sobre la crítica de la razón


pura: La estrategia kantiana frente a la problemática del iluminismo alemán” Ideas y
valores 65 no. 1 (2016): 23-42.
5

Renè Descartes, Discours de la méthode pour bien conduire sa raison, et


chercher la vérité dans les sciences (Leiden: Maire, 1637) en donde propone un nuevo
método para llegar a un “saber seguro”. Al mismo tiempo realiza una rotunda crítica de
las ciencias y de la filosofía escolástica de su tiempo. Tras este rechazo admite que sólo
las matemáticas y el conocimiento de otras personas, mediante los viajes, ofrecen un
saber seguro, véase también Roger Scruton. Modern Philosophy: An Introduction and
Survey (London: Penguin Books, 1994), 144-67.
6

También se puede rastrear esta discusión de forma iniciática en Platón, quien le


prestó atención a la cuestión del lenguaje y el significado en uno de sus diálogos de pie
de página menos conocidos, el “Cratylus”. En esta conversación participaron Cratylus,
Hermógenes y Sócrates. La discusión giró en torno de la duda de Cratylus “¿Podemos
plasmar la realidad con palabras?” “¿Las palabras nos dan conocimiento real del
mundo?”. Hermógenes sostuvo que las palabras tienen solamente significados
convencionales; por lo tanto, son guías poco fiables sobre la naturaleza de las cosas, por
lo que no hay ninguna conexión necesaria entre una palabra y la cosa que ella nombra.
Entre tanto Platón opinó que las ideas eternas son reflejadas por las cosas temporales, y
que las palabras a su vez son reflejos de las cosas, véase “Cratylus,” The Dialogues of
Plato, ed., rad., B. Jowett (Oxford: Clarendon, 1892), 1:372 cf. Platón, Timeo, trad. R. G.
Bury (Cambridge, MS: Harvard, The Loeb Classical Library, 1981), 9: 75-83.
7

Osborne, 465-99.
8
Martínez, xx. El comienzo de la historia de la hermenéutica en su acepción
moderna en el siglo XVIII en adelante, no hubo una distinción entre la aplicación de los
mencionados principios hermenéuticos entre literatura “profana” y “sacra”.
En el siglo XVIII la hermenéutica utilizó los clásicos métodos filológicos, de esta

manera la meta del intérprete era discernir el contenido textual total plasmado en el texto;

esto a través de la asociación con la intención del autor, la que se encontraría enraizada

permanentemente en su contexto histórico original.9 En este sentido, el intérprete se

acercaba al significado del texto, pues este era considerado como una entidad objetiva y

autónoma, cuyo contenido o verdad podía ser desentrañada totalmente.10

Para este cometido, ha sido el criticismo histórico el método predominante.11 Sin

embargo, en 1967 el crítico literario Paul De Man advirtió que la crisis metodológica

había llegado al criticismo: “La reglas y convenciones que rigen la disciplina de la crítica

que las convertimos en la piedra angular del edificio intelectual han sido tan maltratadas

que todo el edificio amenaza con derrumbarse.”12 Observó que dicha crisis se debió a la
9

En el campo bíblico y literario conservador, un ejemplo de este objetivo


ampliamente reconocido y criticado es el de E. D. Hirsch, Validity In Interpretation (New
Haven: Yale University Press, 1967); entre otras cosas, aquí él identifica la intención del
autor Divino con la del autor humano; sin embargo, en sus escritos posteriores, él habría
de modificar o, de algún modo, cambiar su propuesta; véase este cambio en W. E.
Glenny, “The Divine Meaning of Scripture: Explanations and Limitations” Journal
Evangelical Theological Society, 38 no. 4 (1995): 486-488.
10

Ibíd.
11

El método histórico-crítico (o criticismo histórico) es en realidad en conjunto de


técnicas, métodos y procedimientos usados por los historiadores para manejar las fuentes
primarias y otras evidencias como la arqueología, sociología, lingüística, etc. Para ello se
valen de tres premisas: crítica, correlación y analogía. Véase, Gilbert J. Garraghan, A
Guide to Historical Method, (New York: Fordham University Press, 1946); Kevin
Vanhoozer, “Historical Criticism” en Dictionary for Theological Interpretation of the
Bible, ed., Kevin Vanhoozer (Grand Rapids, MI: Baker, 2005), 290; Rudolf Karl
Bultmann, Die Geschichte der Synoptischen Tradition (Göttingen, KG: Vandenhoeck &
Ruprecht GmbH & Co., 1921); Baruch Spinoza, Tractatus de Intellectus Emendatione
(Paris: Librairie Garnie Frères,1662).
12
Paul de Man, “Crisis and Criticism” en Blindness and Insight: Essays in the
Rhetoric of Comtemporary Criticism (New York: Oxford University Press, 1971), 3;
véase también Hugo Staudinger, Gotteswort und Menschen Wort. Kritische
Überlegungen angesichts der Wege und Irrwege Moderner Exegese (Paderborn:
rapidez con la que las humanidades (ciencias sociales) desplazaron a la filosofía de la

dirección de la crítica literaria.13

Esas “reglas y convenciones” de las que habla De Man se refieren más

específicamente a las presuposiciones epistemológicas. En este sentido, Kerbs ha

analizado que históricamente el criticismo histórico básicamente a justificado su

metodología y conclusiones en una concepción epistemológica y ontológica de la

realidad; las que, por su propia naturaleza, siempre estarían sujetas a sensibles varianzas,

dado que la realidad sería un ente variante. Sin esta premisa impuesta en el texto, toda la

construcción estructural del criticismo es fácilmente cuestionada.14

Bonifatius, 1993), 36-7.


13

De Man, 3-4. En la actualidad los estudios a través del criticismo histórico se han
enfocado en dos niveles: el “significado” y la “relevancia”. Con significado se refieren a
la búsqueda del contenido (sensus literalis) comunicado a través de signos lingüísticos
usados por el autor, no con el aspecto mental o sicológico (intención inconsciente a la que
difícilmente tiene acceso el lector), envuelto en el proceso de escritura. Además de
invariable, este contenido es la meta de la interpretación, puede ser determinado sólo en
contexto y suele ir más allá de los límites de la intención del autor humano, es decir, de
aquello que quiso comunicar. La relevancia, en cambio, es la relación que se hace de ese
“significado” con el contexto contemporáneo; esta “relevancia” puede variar según las
características de cada contexto. De modo que por “significado” aquí se refiere no a la
contextualización del contenido del texto, sino a su “sentido verbal”, aunque ambos
aspectos pueden ser inseparables.
14
Véase Raúl Kerbs, “El método histórico-crítico en teología: En busca de su
estructura básica y de las interpretaciones filosóficas subyacentes (parte I)” en
DavarLogos 1 no. 2 (2002): 105-123.
Al mismo tiempo, Schleiermacher,15 al analizar las premisas16 del criticismo,

advirtió que bajo esta filosofía hermenéutica – concebir a la hermenéutica como una tarea

metódica científica, racional, objetiva, neutral y práctica que garantice una interpretación

correcta – se corre un alto riesgo de un “rebasamiento del autor”; es decir, entender al

autor incluso mucho mejor de lo que él se habría entendido así mismo.17

Estos criterios considerados objetivos, que son tomados de la ciencia moderna

(precisión, inducción y verificación), son usados en todo este proceso crítico. Por lo

tanto, los acercamientos literarios acríticos, ahistóricos y sobrenaturales son

insatisfactorios de cara a este enfoque. Este antisobrenaturalismo indujo a despojar los

relatos bíblicos de todo elemento sobrenatural, a fin de acceder ‘objetivamente’ a su

verdad histórica.18 Es decir, aunque por mucho años el criticismo bíblico fue la
15
Friederich Schleiermacher (1768-1834), pionero intelectual de la nueva tarea y
enfoque de la hermenéutica. Considerado el padre de la hermenéutica moderna, fue quien
habría no sólo de ampliar el uso de la hermenéutica a otras clases de textos, sino también
precursar su teorización filosófica. Enfatizó inquietudes propias de la hermenéutica
filosófica contemporánea con dos siglos de antecesión: ¿cómo se entiende un texto?
¿Cómo ocurre la comprensión en sí? Propuso que la tarea de la comprensión debe ir más
allá de la mera exégesis gramático-filológica; postulados básicos de lo que se conocería
después como “la nueva hermenéutica”, fundamentada en el sentimiento religioso y
anclada mayormente en la subjetividad del autor y del lector; Paul Ricoeur, “La tarea de
la hermenéutica”, en Exégesis: Problemas de método y ejercicios de lectura, eds.,
François Bovon y Grégoire Rouillir, trad. J. S. Croatto (Buenos Aires: Aurora, 1978),
221-25.
16

Entre las premisas fundamentales también están dos que cabe mencionar: a)
considerar la intención del autor como la única base de la identidad textual y meta de la
interpretación, y b) considerar el lenguaje como un medio de comunicación objetivo,
idóneo y, por lo tanto, capaz de comunicar ideas claras y distintas; es decir, una verdad
verbal, literal, invariable o unívoca. Martínez, 84.

17
Esta es la síntesis del pensamiento del llamado “segundo Schleiermacher”, véase
Mauricio Beuchot, “Perfiles esenciales de la hermenéutica: hermenéutica analógica”,
http://www.ensayistas.org/critica/teoria/beuchot/ (consultado: 22 de Julio 2017).
18
Esta fue la tendencia de hermeneutas protestantes tales como Rudolf Bultmann,
Neues Testament und Mythologie: Das Problem der Entmythologisierung der
neutestamentlichen Verkundigung (Berlín: Chr. Kaiser,1941) en su proyecto de
metodología interpretativa definitiva, habría de ser cuestionada en torno de sus

presuposiciones (filosofía hermenéutica) y su metodología.

En este sentido, a partir de finales del siglo XIX hasta la actualidad, se comenzó a

criticar y dudar del “exceso de racionalismo” del criticismo histórico. Personajes célebres

de la teología contemporánea como Paul Ricoeur,19 Robert C. Holub,20 entre otros21

postularon nuevas presuposiciones y metodologías para entender el significado del texto

bíblico.

De esta forma, con el posicionamiento de la posfilosofía del lenguaje y la

hermenéutica filosófica, el concepto tradicional de hermenéutica y su meta: la intención

del autor; sus presupuestos teóricos: análisis del lenguaje y de la verdad; así como sus

planteamientos metodológicos tradicionales han experimentado un giro.

Los principales gestores intelectuales de este nuevo énfasis hermenéutico

filosófico posmoderno son: Martín Heidegger (1889-1976), quien fue sucedido por su

discípulo predilecto Hans-Georg Gadamer (1900-2002), quien aportó en el campo de la

desmitologización e interpretación existencial.


19

Paul Ricoeur, The Conflict of Interpretations: Essays in Hermeneutics, ed. Don


Ihde, trad. Willis Domingo et al. (Evanston: Northwestern University Press, 1974); ibíd.,
Interpretation Theory: Discourse and the Surplus of Meaning (Fort Worth, TX: Christian
Press, 1976).
20

Robert C. Holub, Hermeneutics 2: Twentieth Century (Baltimore: Johns Hopkins


UP, 1994), 379-82.

21
Georges Reyes Archila, “La interpretación poética y los métodos históricos
críticos”, Kairós (1999): 53-78; Kerbs, “El método histórico-crítico en teología: En busca
de su estructura básica y de las interpretaciones filosóficas subyacentes (parte II)”
DavarLogos 2 no.1 (2003): 1-27. Aunque hubieron quienes se resistieron a este cambio,
un destacado ejemplo es Eric D. Hirsch Jr., Validity in Interpretation (Chicago:
University of Chicago Press, 1976).
gnoseología y de la filosofía del lenguaje, transformándose así en el eje del pensamiento

filosófico contemporáneo.22

En su libro “Verdad y método” Gadamer23 explica porque los textos antiguos

deben ser analizados por ciencias humanas en lugar de las disciplinas literarias, a su vez

de proponer también el uso de presuposiciones ontológicas en lugar de epistemológicas.

Esto es lo que posteriormente denominará como: “giro hermenéutico”.24 En palabras de

Holub: “la comprensión ya no será concebida transitivamente; nuestro interés ya no

estará en comprender algo, pues la comprensión está implícita en nuestra manera de ser-

en-el-mundo, como el modo fundamental de nuestra existencia que antecede a cualquier

conocimiento o actividad intelectual.”25

Por ello, el común denominador de los críticos posmodernos han procurado

evidenciar la imposibilidad de conocer objetivamente la intención original del autor.

Dada la evidente lejanía cultural entre el autor y el lector, este último procede al texto con

22
Otros autores que contribuyeron, desde sus campos de estudio, en este cambio
fueron Jürgen Habermas, The Philosophical Discourse of Modernity (Cambridge: The
MIT Pres, 1985) y Jaques Derrida, The Post Card: From Socrates to Freud and Beyond
(Chicago: University of Chicago Press, 1987).
23

Hans-Georg Gadamer, Verdad y Método I: Fundamentos de una hermenéutica


filosófica, trads., Ana Agud Aparicio y Rafael de Agapito (Salamanca: Sígueme, 1977).
24

Ibíd., Hermeneutik im Rückblick (Tübingen: J. C. B. Mohr, 1995), 58-76.


25

“Ser-en-el-mundo” (lit. Dasein) se refiere al condicionamiento histórico del


individuo, al estar instalado en un punto concreto del acontecer histórico, el cual se
construye y reconstruye constantemente. Es este condicionamiento que induce al
individuo a comprender la realidad desde una situación hermenéuticamente determinada
por estar frente a ella y formando parte de la misma; de ahí que, entre otras cosas, sus
precomprensiones sean siempre “leídas dentro” del proceso de comprensión. Es así como
la hermenéutica filosófica deconstruye el objetivismo de la hermenéutica positivista.
Holub, 379; véase también Ricoeur, Essais d’herméneutique (París: Seuil, 1969), 231-
243.
una perspectiva contemporánea antes que incidir en la intensión original del autor. Por

ello, la esencia de la tesis de la nueva hermenéutica se resume a la imposibilidad de

conocer el significado inherente del autor, pues el “significado provisto por el autor se ha

perdido para siempre”.26 Se sintetizará esta cosmovisión con el siguiente cuadro:

Tabla 2

Síntesis de la hermenéutica posmoderna

Hans-Georg Gadamer Paul Ricoeur


No es posible independizar el texto de Un texto es semánticamente
nuestras presuposiciones independiente de la intención de su autor.
El texto significa lo que ahora dice, no lo
que su autor quiso decir.
El significado del texto va más allá del Los géneros literarios codifican la forma
provisto por su autor. El texto no es una de interpretación de un texto.
producción sino una reproducción.
El significado de un texto es la “fusión de La audiencia es la que da el significado al
horizontes”(Horizontverschmellzung); texto, no sola la audiencia original, sino
entre la perspectiva del intérprete y la cada audiencia a la que el texto es
situación histórica original del texto. presentada.
Los significados originales (pasados) no El significado de un texto se encuentra en
pueden ser reproducidos en el presente, el tema que aborda y no en sus referentes
porque el ser del pasado no puede ‘estar’ históricos o lingüísticos.
en el presente.
Esta tensión ha derivado en cuestionamientos epistemológicos por parte de la

hermenéutica actual: ¿Es la hermenéutica es estudio de los principios de interpretación

del texto o el acto de traer un significado al texto de acuerdo a la situación del lector? Si

el lector provee el paradigma para entender el texto ¿cuál es el lugar del texto en sí

mismo en el proceso de interpretación? El autor produjo el texto y el lector estudia el

texto; ¿en cuál de estos dos elementos está la prioridad para entender el significado del

texto? Por ello, para conocer el proceso de construcción del significado es necesario antes

evaluar la hermenéutica que se enfoca en el autor, texto y lector.

26
Osborne, 24.
Como se puede notar, esta dificultad hermenéutica engloba un fuerte matiz

filosófico, lo que no sugiere que la solución para este dilema engloba una propuesta

teórica y otra metodológica. En la opinión de Bartholomew, la búsqueda del significado

del texto ha producido una “crisis de interpretación bíblica”.27 Y, a la hora de establecer

el significado de algo tan relativo como puede ser el simbolismo, se ve la necesidad de

El texto es el objetivo final del autor y el objeto de estudio del lector, entonces si

tendría que haber una teoría hermenéutica, debería estar basada en el texto.

Desafíos contemporáneos

https://urielarevalo.wordpress.com/2013/07/28/teologia-contemporanea-los-principales-
desafios-hoy/

27
Craig Bartholomew, “Uncharted Waters: Philosophy, Theology and the Crisis in
Biblical Interpretation” en Renewing Biblical Interpretation, eds., C. Bartholomew, C.
Greene, K. Möller (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2000), 5.

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