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PRECIS RETÓRICA

Fecha: 04 de noviembre de 2017

Tema: Un mundo desbocado, los efectos de la


Globalización en nuestras vidas. México

Conceptos aportados: Globalización, riesgos.

Debate: Los riesgos que acarrea la modernización,


cambios en la familia, entrada de la mujer al mercado laboral,
características de la sociedad industrial moderna.

¿Argumentos a favor o en contra? A favor

Giddnes, A. (2000). Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en


nuestras vidas. México. Taurus, grupo Santillana de Ediciones, S.A.

Aporte del autor

Precisa Giddnes: “La globalización influye en la vida diaria tanto como los
acontecimientos que se suceden a escala mundial”. (Giddnes, p, 5). Esta frase expresa,
tanto la forma como el autor concibe la globalización, tema del estudio, como la línea
orientadora del mismo, expresada, según sus palabras, “este libro incluye una extensa
reflexión sobre la sexualidad, el matrimonio y la familia. En muchas zonas del mundo
las mujeres están reclamando una autonomía mayor que la que han gozado hasta
ahora y están entrando en el mercado laboral masivamente. Estos aspectos de la
globalización son al menos tan importantes como los que se producen en el mercado
global”. Cada uno de estos aspectos, a criterio del autor han recibido un especial
impacto de la globalización, una de las principales características de la sociedad
posmoderna.

La globalización, como realidad social y como elemento de la cultura


posmoderna, representa lo que muchos consideran como pequeñez del mundo ante los
avances y alcances de la tecnología, especialmente la de la comunicación. “En un
mundo globalizado, donde se transmiten rutinariamente información e imágenes a lo
largo del planeta, todos estamos en contacto regular con otros que piensan diferente y
viven de forma distinta que nosotros. Los cosmopolitas aceptan y abrazan esta
complejidad cultural. Los fundamentalistas la encuentran perturbadora y peligrosa. Y ya
sea en los ámbitos de la religión, la identidad étnica o el nacionalismo, se refugian en
una tradición renovada y purificada, con bastante frecuencia, en la violencia”. (Giddnes,
p, 5). Como escribió el sociólogo canadiense Marshall McLuhan: “el mundo es una
aldea”. (McLuhan, 965). Su impacto es notorio en todos los aspectos de nuestra vida y
quehacer; lo es tanto como para llegar a reestructurarla, a tenor de Giddnes: “La
globalización está reestructurando nuestro modo de vivir, y de forma muy profunda. La
globalización influye en la vida diaria tanto como en los acontecimientos que se
suceden a escala mundial”. (Giddnes, p, 5).

Otro de los aspectos señalados por el autor en su tratado es el tema del lugar del
ser humano en todo este proceso de desarrollo científico y tecnológico característico de
la globalización, especialmente la actitud que éste debe asumir ante una realidad, a la
vez tan inevitable como influyente. “Nunca seremos capaces de ser los amos de
nuestra historia, pero podemos y debemos encontrar maneras de controlar las riendas
de nuestro mundo desbocado”. (Giddnes, pág. 5). En este mismo sentido se pronuncia
Heidegger, hablando de la antropología de Kant y citando a Scheler, al escribir:
“Ninguna época ha sabido conquistar tantos y tan variados conocimientos sobre el
hombre como la nuestra, sin embargo, ninguna época ha conocido al hombre tan poco
como la nuestra”. (Gevaert, 1984, pág.13, citando a M. Scheler). Es un reto del hombre
posmoderno que, si no puede intervenir su historia, encuentre la manera de controlar su
mundo y los efectos de éste en su vida.

“Tenemos que seguir democratizando las instituciones existentes y hacerlo de


forma que respondan a las demandas de la era global”, escribe Giddnes, con lo que se
indica el papel del ser humano en todo este proceso de crecimiento y desarrollo de la
tecnología actual. Los cambios, los avances y las conquistas del mundo no pueden ser
ajenas al hombre, del mismo modo, no lo pueden ser su interés por garantizar su
bienestar, promoviendo todo lo que sirva para enaltecer su condición y dignidad
personal. La globalización no dejará de ser un fenómeno social, tan peligroso como
avanzado, si no promueve las condiciones que favorezcan la vida y condición del ser
humano, tanto a nivel individual como colectivo y, al contrario, es empleado por las
minorías para seguir aumentando su poder y dominio: manipulación y control sobre las
mayorías, y los países poderosos imponer sus condiciones sobre los menos
favorecidos.

Para Giddnes, la globalización, como fenómeno social, político, cultural y


económico de la época actual, comporta una serie de efectos favorables y perniciosos a
los cuales debemos hacer frente. Por ejemplo, la globalización contribuye a las
presiones y tensiones que afectan los modos tradicionales de vida en la mayoría de las
regiones mundiales. La familia tradicional está amenazada, está cambiando y lo seguirá
haciendo; también las tradiciones vinculadas a la religión, a la vida social, la vida
cotidiana; las costumbres experimentan grandes transformaciones.

La globalización comporta una serie de riesgos que se constituyen en una


amenaza tanto para el hombre como para sus instituciones. Fundamentalismos versus
tolerancia; donde se transmiten rutinariamente información e imágenes a lo largo del
planeta, todos estamos en contacto regular con otros que piensan diferente y viven de
forma distinta a nosotros; mientras los cosmopolitas aceptan y abrazan la complejidad
cultural de la globalización y la posmodernidad, los fundamentalistas la conciben como
perturbadora y peligrosa; la globalización promueve la expansión de la democracia,
paradójicamente, al mismo tiempo expone sus límites.
Ante toda esta situación, referida por el autor como derrumbe del mundo o
“mundo desbocado”, hay una gravísima responsabilidad que no podemos obviar.
Ciertamente el hombre ha provocado toda esta situación, evidentemente en beneficio
del mismo hombre y de la sociedad: promoción del desarrollo; pero se le ha “salido de
las manos” a causa de la ambición y de las ansias de poder y de dominio que
caracteriza al ser humano. Si el mundo se “desboca”, ahí está el hombre para repeler,
para frenar su estampida. Para ello cuenta con su inteligencia y voluntad, la educación,
se capacidad resiliente, su sentido de la responsabilidad y su necesidad de preservar la
vida y todo lo que la rodeé: bienestar, armonía, paz. Como reseña Giddnes, podemos
confiar en que triunfe una actitud cosmopolita. La tolerancia de la diversidad cultural y la
democracia están estrechamente ligadas, y la democracia se está extendiendo por el
mundo.

El apoyo al planteamiento se realiza

Argumentando que la globalización está ligada a una serie de aspectos


favorables y desfavorables; posibilidades y riesgos que la convierten en un reto para la
sociedad del siglo XXI.

Arguye también que la globalización “no es sólo cuestión de que la gente añada
parafernalia moderna a sus vidas: vídeos, aparatos de televisión, ordenadores
personales; vivimos en un mundo de transformaciones que afectan casi a cualquier
aspecto de lo que hacemos. Para bien o para mal nos vemos propulsados a un orden
global que nadie comprende del todo, pero que hace que todos sintamos sus efectos.
Puede que globalización no sea una palabra particularmente atractiva o elegante, pero
absolutamente nadie que quiera entender nuestras perspectivas puede ignorarla. No
hay un solo país en el que la globalización no esté siendo exhaustivamente discutida”.
(Giddnes, p, 6).

El propósito del autor es:

Mostrar, mediante su discurso sobre la globalización que ésta forma parte de un


período crucial de transición histórica, cuyos cambios no hacen acepción de culturas.

Precisar que la era de la globalización es un tiempo de cambios que no se limitan


a una zona concreta del plante, sino que se extienden prácticamente a todos los
lugares a través de su proceso e impacto de la ciencia, la tecnología y el pensamiento
racional.

Hace un llamado de atención para que, así como todos nos servimos de los
beneficios y aporte de la globalización, también aprendamos que hay una serie de
efectos perniciosos que afectan la estabilidad de diversas instituciones humanas que
necesitan ser sometidas a un proceso de reingeniería. “La impotencia que
experimentemos no es señal de deficiencias de nuestras instituciones. Necesitamos
reconstruir las que tenemos o crear otras nuevas. Pues la globalización hoy no es
accesoria en nuestras vidas”. (Giddnes, p, 11).
El mensaje está dirigido a:

Giddnes emplea un lenguaje universal para que lo entienda todo lector


interesado en conocer qué es la globalización, cuáles son sus implicaciones, límites y
alcances.

Por otro lado, es una invitación a posar nuestra mira en la globalización con
optimismo y compromiso, porque, así como hay muchos factores favorables, hay otros
que necesitan ser replanteados y recompuestos. La globalización es un giro en las
propias circunstancias de nuestra vida. Es la manera en que vivimos ahora (Giddnes, p,
1).

Preguntas que surgen respecto a la investigación

1. ¿Cómo entiende Giddnes la globalización?

Rta/ Como una serie completa de procesos, y no uno sólo. Sostiene el autor que
la globalización está reestructurando, de forma profunda, nuestros modos de vivir. Ésta
lleva la impronta del poder político y económico estadounidense y es altamente
desigual en sus consecuencias, afectando, inclusive a la sociedad estadounidense, su
principal mentor.

2. ¿Cuáles son los riesgos de la globalización?

Rta/ Así como ofrece importantes aportes a la sociedad posmoderna, trae


consigo una serie de riesgos e incertidumbre, especialmente las relativas a la economía
electrónica globalizada. En el caso de la ciencia, aquí el riesgo tiene doble filo. Está
estrechamente ligado a la innovación. La adopción activa de riesgos económicos y
empresariales es la fuerza motriz de la economía globalizada. (Giddnes, p, 10).

3. ¿Cuál es la relación existente entre Globalización, ciencia y tecnología?

Rta/ Globalización, ciencia y tecnología son los elementos de un triángulo que


representa avance, desarrollo, progreso y destrucción para la sociedad posmoderna.
Algunas de las tendencias que se suponía harían la vida más segura y predecible para
el ser humano, incluido el progreso de la ciencia y la tecnología, tienen a menudo el
efecto contrario. Ejemplo de ello es el cambio climático global y sus riesgos inherentes,
que resultan probablemente de nuestra intervención sobre el medio ambiente. Sus
reacciones no son fenómenos naturales. Ciencia y tecnología están inevitablemente
implicadas en nuestros intentos por contrarrestar tales riesgos, pero han contribuido
también y, en primer lugar, a crearlos. (Giddnes, p.14).
Referencias

Giddens, Anthony. (2007). Un mundo desbocado, los efectos de la globalización en


nuestras vidas. México. Taurus.

Gevaert, J. (1984). El problema del hombre. España: Salamanca, Sígueme.

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