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PRÁCTICA PSICOLOGÍA: CONCEPTUALIZACIÓN E INTEGRACIÓN DE LA COMUNICACIÓN DE MASAS

La comunicación es una ciencia que se ha estudiado desde múltiples perspectivas y paradigmas; entre ellos
destacan, por un lado, el punto de vista sociológico o psicológico – principal perspectiva abordada en este
artículo – y, por otro, el paradigma mecanicista, cognitivo, del interaccionismo simbólico y el sistémico.

Sin embargo, antes de empezar a abordarlos, debemos establecer las características principales de la
comunicación. Cabe destacar que todos los profesionales del estudio de la comunicación, a pesar de tener
opiniones muy distintas acerca de los diferentes elementos comunicativos (emisor, receptor, etc.) o de su
función persuasiva, todos coinciden en que la comunicación es una puesta en común.

A raíz de esta afirmación, se asentarán otras características como son su bidireccionalidad, dinamismo y
necesidad de actividad; por lo tanto, la comunicación no sería una acción unilateral ni pasiva, sino que
necesita de la participación de, al menos, dos sujetos – emisor y perceptor – para completarse. Estos
mismos rasgos los defiende Martín Serrano con su siguiente afirmación: “El trabajo expresivo que Ego
realiza para ponerse en comunicación con Alter, se corresponde con el trabajo perceptivo que debe llevar a
cabo Alter para captar las señales”.

Para continuar abordando la cuestión, es inevitable explicar la diferencia entre comunicación e


información. La diferencia fundamental entre ambos términos reside en la intención del emisor y en la
intersubjetividad (el emisor emite con la intención de que el receptor represente mentalmente el estímulo)
propia de la información. Además cabe destacar que la comunicación se basa en un código compartido
entre el emisor y el receptor – ya que si este no existiera, la comunicación sería imposible –, código del que
la información carece.

En relación a todo ello, profesionales de la comunicación, como por ejemplo Edward Sapir, han coincidido
en que es necesario puntualizar la diferencia entre conducta social y comunicación, demostrando que el
entorno físico no comunica a pesar de que proporciona información y que toda comunicación es conducta
social, pero no al revés. Esta afirmación puede ser utilizada como crítica a la postura de Palo Alto o
pancomunicacionista, que se fundamenta en la hecho de que es “imposible no comunicar”, y que toda
información es utilizada en la comunicación; sin embargo, como hemos visto anteriormente, existen otras
vías para obtener información como son la observación, la reflexión, la experimentación o el entorno,
entre otros.

Otro de los puntos importantes que debemos tratar es el papel que ejercen los símbolos en el perceptor.
Estos signos, a veces más importantes que el propio mensaje, cuentan con un trasfondo de significación
convencional, consolidado implícita o explícitamente en el código psicosocial compartido y asentado en el
inconsciente de la audiencia. Por lo tanto, cada manifestación es un signo que interviene en el proceso
comunicativo.

Los símbolos – tantos verbales como no verbales – tienen una especial importancia en la comunicación de
masas, ya que, normalmente, detrás de ellos hay una intención persuasiva o de manipulación. Estos signos
pueden utilizarse en contextos muy diferentes, desde retransmisiones políticas a otras más relacionadas
con el entretenimiento. En el segundo caso, los símbolos estarán vigentes en los presentadores, que tienen
como objetivo inducir un efecto sugestivo en el receptor a través de modulación de la presentación. Con
todo ello consiguen una emisión hipnótica que les permite enganchar a un mayor índice de audiencia y,
por lo tanto, obtener más beneficios de la publicidad.
El papel de los presentadores es muy importante ya que es el que permite una intersubjetividad que
atraviesa la pantalla; creando un diálogo entre el espectador y el locutor, una estandarización y adecuación
– a través de la vía emocional – del mensaje y la homogeneidad del público. Finalmente, estas figuras
llegan a convertirse en modelos de referencia social e incluso podrán ejercer una influencia sin estar
presentes a través de la interacción por representación.

Ahora sí, una vez explicadas las diferencias entre comunicación e información, la importancia de los
símbolos y la persuasión presente en los medios, procedemos a exponer las diferentes definiciones que la
sociología o la psicología dan de la comunicación.

Por un lado, el famoso sociólogo, Peter L. Gerbner, define la comunicación como “la interacción social
mediante mensajes, concibiendo estos como eventos o aconteceres formalmente codificados, simbólicos o
representacionales, que poseen una significación dependiendo de la cultura en la que se enmarca”; sin
embargo, desde una perspectiva psicológica, Charles E. Osgood afirma que existe comunicación siempre
que un sistema influye los estados o acciones de otro sistema. Ambas definiciones y perspectivas han
tenido una gran influencia en el mundo de la comunicación, pero, sin duda, las más importantes han sido
las ciencias de la información.

Las ciencias de la información han tenido un gran impacto en el desarrollo de las mass media con la
creación artificial de los pseudomitos, especialmente a través de concursos televisivos como Pop stars,
Operación triunfo o Gran Hermano; así como la sacralización de la audiencia – en un sentido cuantitativo –
y en la desbordamiento del progreso ilimitado desde el ámbito mercantil o económico al social.

En definitiva, el artículo en su conjunto tiene como objetivo último hacer entender al lector los diferentes
elementos que intervienen en el proceso comunicativo – más complejo de lo que generalmente se cree -,
la importancia que tiene el subconsciente dentro de él y las diferentes herramientas que las ciencias de la
información poseen para manipularlo, dentro de unos límites establecidos, con frecuencia violados.

Mairena Sáenz Serrano 2ºA.

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