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2/7/2019 La ironía como recurso argumentativo-persuasivo en el discurso político de la prensa escrita

Cyber Humanitatis N°45 (Verano 2008)
 

La ironía como recurso argumentativo­persuasivo en
el discurso político de la prensa escrita

Carolina Andrea Goubet Torrealba 
Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación  
carolinagoubet@gmail.com 

INTRODUCCIÓN: LA IRONÍA COMO RECURSO


ARGUMENTATIVO

El objetivo de este trabajo consiste en develar y analizar el


valor argumentativo de la ironía como un recurso persuasivo
presente en el discurso político de la prensa escrita. Propone,
a su vez, un modelo de análisis e identificación de este tipo
de discursos, centrándose en el carácter argumentativo del
complejo fenómeno irónico. Los temas relacionados con la
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ironía, los discursos políticos, argumentativos y persuasivos
Universidad de Chile 2002 no son nuevos y, en una sociedad como la actual donde los
  medios de comunicación masivos desempeñan un rol
destacado, adquieren gran importancia. Estos medios
transmiten discursos que influyen en diversos ámbitos
sociales, que inciden sobre diferentes tipos de público y que
abarcan aspectos tan diversos como la política, la cultura, la
moda, el ocio, etc. De todos estos ámbitos, es particularmente
interesante el de la política. Cada vez, con más fuerza, los
medios de comunicación y los discursos emitidos en ellos
inciden en las relaciones entre agentes políticos y sociales.
Esta influencia ha dado lugar a importantes cambios en la
manera de interpretar la política, la organización
democrática, las relaciones de poder, etc. Hasta el punto en
que la mayoría de los discursos persuasivos de los políticos
se transfieren a través de los medios de comunicación.

En la Grecia Clásica, diversos autores se enfrentan a la tarea


de dilucidar las características de la argumentación y del arte
de la persuasión mediante la palabra y los discursos. La
retórica, entendida como el arte de la persuasión, centra su
atención en fundamentos capitales que, todavía hoy
alimentan los planteamientos más novedosos. Desde los
primeros momentos de la organización social, en la polis, se
plantea la enseñanza y el conocimiento de la retórica como
un instrumento persuasivo básico para la convivencia y para
la discusión de los problemas políticos en la plaza pública y
en los tribunales. Esto se debe, fundamentalmente, a que su
utilización permite la discusión pacífica entre diversas
tendencias políticas y sociales. Sin embargo, este enfoque no
logra mantenerse a lo largo de los siglos. De este modo, la
retórica sufre una radical transformación en la cual se dejan
de lado los fundamentos que hacen de esta disciplina un
instrumento básico para cualquier sociedad democrática,
sustentada sobre la libre confluencia de posturas y
pensamientos. Su revaloración se lleva a cabo en el marco
filosófico de la crisis de la modernidad. En este periodo, la
esfera política adquiere gran dinamismo, aparecen nuevos
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2/7/2019 La ironía como recurso argumentativo-persuasivo en el discurso político de la prensa escrita
medios de comunicación social y se rompe el modelo de
lenguaje nacional.

En este sentido, con la revaloración de la retórica surgen


nuevos modos y modelos argumentativo-persuasivos que
reintegran las ideas clásicas de argumentación, retórica y
ornamentación como términos inseparables. Así, la
argumentación en un marco clásico debe tener en cuenta las
figuras estilísticas como una parte fundamental de
razonamiento. No considerarlas, cercena la retórica y reduce
de manera clara sus posibilidades persuasivas. Este panorama
se completa con ciertos elementos argumentativos que el
orador puede utilizar como figuras estilísticas. Por ejemplo,
puede presentar como compatibles tesis que no lo son y
originar así, figuras como la ironía.

El fenómeno irónico consiste, en líneas generales, en dar a


entender lo contrario de lo que se está diciendo. Por ello, el
sentido que finalmente tienen los elementos queda en manos
del orador, el que debe ser capaz de desentrañar el significado
verdadero de la ironía. Sobre estos parámetros se inscribe
este trabajo. En las líneas que siguen se presenta un análisis
del fenómeno irónico como recurso argumentativo, tomando
como ejemplo algunas muestras de un controvertido
periódico nacional que se caracteriza por tratar temas
políticos complejos, divergentes y discordantes para gran
parte de la sociedad chilena.

OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN

Objetivo General

Develar y analizar la naturaleza del fenómeno irónico


como un recurso argumentativo-persuasivo en el
discurso político presente en la prensa escrita.

Objetivos Específicos

Identificar el uso de la ironía como un recurso


argumentativo-persuasivo.
Revisar y analizar la presencia de la ironía, como
recurso argumentativo, en una muestra de discursos
políticos del periódico chileno “The Clinic”.

PREGUNTAS DE LA INVESTIGACIÓN

¿Es el fenómeno irónico un recurso argumentativo-


persuasivo?
¿Está presente la ironía, como recurso argumentativo,
en el discurso político de la prensa escrita?

MARCO TEÓRICO

1. Sobre el concepto de ironía

Trazado histórico del concepto de ironía

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2/7/2019 La ironía como recurso argumentativo-persuasivo en el discurso político de la prensa escrita
La ironía es un concepto que puede ser aplicado a realidades
muy heterogéneas. Se ha visto ligado a la filosofía y a la
psicología al ser considerado como un estado de ánimo, y a la
literatura y a la lingüística por ser un fenómeno literario y
estilístico.

La palabra eíron, eironeía se halla anotada en el Griego desde


el año 400 a.C. El irónico, eíron venía a describir tanto en la
moral como en la sofística, así como también en la comedia
helénica a un carácter más bien negativo, esto es, el de una
persona que finge o disimula hasta el grado máximo,
aparentemente el simulador por excelencia. Señala el talante
de alguien, en apariencia desvalido, pero que ocultándose y
disimulando bien su juego e intención, consigue
estratégicamente aquello que se trae entre manos. En la
Retórica Clásica se distingue entre ironía como figura de
palabras (tropos) y la ironía como figura del pensamiento
(schéma). La capacidad filosófica del irónico se muestra por
primera vez, en los diálogos platónicos cuando Sócrates
acoge las expresiones características del irónico y las señales
irónicas para lectores – oyentes como hábitos de una
dialéctica crítica. La actitud del eíron socrático era la de un
completo equilibrio entre cierta confianza en el instrumento
del pensar que aprehende la realidad y, al mismo tiempo, la
conciencia de lo limitado de tal herramienta, lo limitado de la
razón. Aparecen aquí, los elementos que constituyen la
ironía: el disimulo como carácter del eíron, que persigue en
forma permanente el poner a prueba a su contrincante,
alterando el conjunto de lo discutido. Sin embargo, la ironía
no tardó en caer en el descrédito general, viéndose en ella un
simple medio de disputa retórica, siendo considerada más
tarde, entre los estoicos, como una forma velada de sofisma.

Aristóteles no trata el tema en particular. No obstante, puede


verse en alguna forma al interior de la teoría de las virtudes
como una desviación de la veracidad del justo medio que ha
de construir la virtud. La ironía, es validada como un
instrumento y, de esta forma, como un tipo más fino y
distinguido de simulación, y será permitida como expresión
posible de humildad. Por otra parte, Cicerón y Quintiliano
desarrollaron el concepto de ironía como figura literaria. Para
el primero la ironía es un ornamento y un instrumento de la
elocuencia; para el segundo, una parte de la retórica. En la
actualidad, esta concepción de la ironía como tropo está
representada por los trabajos de C. Kerbrat Orecchioni, quién
estudió este concepto como un fenómeno específicamente
verbal.

En la retórica tardía se va a sistematizar la ironía como un


caso especial de discurso alegórico, y desde ese momento
hasta nuestros días, el fenómeno irónico va a significar un
tema de gran interés tanto para filósofos como para los
estudiosos del lenguaje.

Como hemos visto, desde Sócrates la ironía tiene el alcance


de una lógica que, como recurso metódico intenta establecer
los límites de la propia razón, por lo tanto, reconoce en ella
una tendencia esencial a la desmesura grandilocuente la que
debe ser corregida antes de comenzar a filosofar. La razón
irónica, por otra parte, intenta establecer las posibilidades que
determinan la frontera del conocimiento alcanzable. De este

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modo, la constitución del discurso que encadena argumentos
pone en evidencia, si es interrogado hasta el final al modo
socrático, su misma falencia. La ironía entonces, revela el
carácter pseudo del discurso en la misma medida que
traspone el orden de lo intentado.

Retórica, Teoría de la Argumentación y Discurso Político

Avatares históricos de la retórica y la teoría de la


argumentación

La historia de la retórica abarca un periodo temporal de más


de dos mil años y recorrerlo por completo escapa a las
pretensiones de esta investigación. La intención de ésta no es
dar una mirada exhaustiva a todas las etapas de esta
modalidad discursiva sino, simplemente, ofrecer una mirada
general en la que se revisen sus logros más importantes.

A mediados del siglo V a.C. en el marco de la polis griega


(Atenas) se consolida el desarrollo de la retórica. En este
ámbito de libertad surgen los sofistas, con los que se inicia la
tendencia a adaptar el discurso a las predisposiciones del
auditorio. Sin embargo, estas concepciones no están exentas
de críticas. Platón es muy duro con los sofistas. De hecho, es
enemigo acérrimo suyo y les recrimina el dar preeminencia a
la opinión por sobre la verdad. De este modo, Platón
diferencia dos retóricas: la de los sofistas, con connotaciones
negativas porque intenta persuadir a cualquier precio sobre la
honestidad intelectual, y una retórica positiva interesada por
la dialéctica y la búsqueda de la verdad que ayuda a la
formación de los espíritus. Sin embargo, la figura clave para
la consolidación de la retórica es Aristóteles que afirma, que
la retórica es la facultad de considerar en cada caso lo que
cabe para persuadir sobre cualquier cosa dada, por así
decirlo, parece que es capaz de considerar los medios
persuasivos, y por eso decimos que no tiene su artificio
acerca de ningún género específico. Esta definición es
sustancial para entender el modo en que la retórica se
recupera en el siglo XX. Se puede decir que mantiene íntegra
su validez en la actualidad y muchos autores parten de ella
para construir sus edificios metodológicos.

A través de la civilización griega la retórica llega al mundo


romano, donde su subsistencia se vincula a las diferentes
formas de gobierno que se suceden. Aflora con la República
y se cierra en sí misma cuando ésta cae. Cuando no hay
formas democráticas de organización política, la retórica deja
de defender posturas reales de oposición y carece sobre sí
misma con ornamentos vacíos de sentido. La desintegración
del modelo político romano marca el inicio de la decadencia
progresiva de la retórica, la que llegará hasta mediados del
siglo XX. Pero es el siglo XIX el que marca la muerte de la
retórica muchas veces certificada con base en su inutilidad
para resolver cuestiones que se entendían clave dentro del
pensamiento de la época. El siglo XX es también el que
marca la revitalización de la retórica, con múltiples
aportaciones de diferentes disciplinas. El cambio profundo
que experimenta la sociedad de esta época, favorece la
recuperación de la argumentación como forma de diálogo
entre posturas relativas ante diferentes aspectos
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2/7/2019 La ironía como recurso argumentativo-persuasivo en el discurso político de la prensa escrita
fundamentales. Desde este momento, surgen múltiples
intereses sobre la retórica y la teoría de la argumentación.
Esta multiplicidad de aproximaciones desde las que se aborda
la retórica en el siglo XX conduce al desarrollo de tendencias
argumentativas que abarquen las principales líneas teóricas
de estudio. En este sentido, cabe mencionar el nombre de dos
de los autores más destacados en el estudio de la
argumentación como nueva retórica: Chaim Perelman y
Stephen Toulmin.

Discurso Político y Argumentación

Los discursos políticos casi siempre se basan en la división


maniquea entre buenos y malos. Por consiguiente, las
exposiciones se elaboran minuciosamente teniendo en cuenta
los intensos estados mentales y emocionales de la audiencia,
muy sensible a la dualidad argumental: lo lógico y lo utópico,
lo vigorizante y lo deprimente. Las reglas tradicionales de la
retórica y las aportaciones de la lingüística, la semántica y la
pragmática son valiosos recursos para conocer los secretos de
la comunicación y sacar partido de todo ello.

La especificidad de los discursos políticos deja suponer,


parcialmente resuelto o al menos estabilizado, un cierto
número de restricciones y variables que tornan problemático
todo análisis de otros textos o de otros discursos. En este
sentido, los problemas desiguales acerca del contexto o de la
situación de enunciación, vuelven seductor e interesante el
hecho de que, analizar un discurso político sea
particularmente “fácil” puesto que, se conocen de antemano
algunos elementos contextuales que pueden disminuir las
dificultades de análisis. En consecuencia, es lícito inferir que
al estar a disposición estas regularidades será posible extraer
el ejemplo de un cierto número de estrategias discursivas.

El discurso argumentativo suele ser definido como el que, a


partir de una ubicación determinada del hablante en el seno
de una formación social, señala una posición de ese hablante
acerca de un tema o de un conjunto de temas, posición que
refleja de manera directa, indirecta o, incluso, disfrazada, la
ubicación del hablante en la formación social considerada.

Así, el discurso político-argumentativo reúne una serie de


características que lo hacen merecedor de muchos análisis
sociológicos, filosóficos y lingüísticos como el que aquí nos
congrega. Este tipo de discurso dice algo y quiere decir algo;
esto no es indiferente a la convicción del hablante acerca de
lo bien fundado de su exposición. Apunta, finalmente, si no
siempre a persuadir, al menos a establecer el equilibrio de
una actitud, de un razonamiento o de una conclusión.

FUNDAMENTACIÓN METODOLÓGICA

Para conseguir los objetivos propuestos en este trabajo, en


primer lugar se evalúa la teoría de la argumentación para
analizar la ironía como un recurso persuasivo presente en la
prensa escrita. Para ello, se contextualiza esta teoría mediante
la revisión de sus raíces clásicas y parte de sus desarrollos
actuales. Tras esta revisión se entra en el plano de la ironía.
Se define el concepto y se sientan las bases que permitirán
unir esta definición con los recursos argumentativos-
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2/7/2019 La ironía como recurso argumentativo-persuasivo en el discurso político de la prensa escrita
persuasivos que están disponibles para argumentar y
persuadir en los discursos políticos de la prensa escrita. De
este modo, se obtiene una visión panorámica de los
conceptos y las teorías que permiten llevar a cabo los
objetivos de esta investigación.

En segundo lugar, se presenta el material con el que se va a


trabajar, seleccionando los enunciados irónicos más
relevantes. Posteriormente, se aplica de modo práctico, sobre
la muestra seleccionada (perteneciente al controvertido
periódico chileno “The Clinic”), el modelo teórico propuesto
en un principio. Finalmente, se presentan y examinan los
resultados del análisis. Éstos, permiten llegar al
establecimiento de conclusiones que recogen y valoran los
resultados de la investigación.

PRESENTACIÓN DEL CORPUS

En este trabajo se ha elaborado un modelo teórico


argumentativo-persuasivo para analizar la presencia de
enunciados irónicos en el discurso político de la prensa
escrita. El discurso seleccionado corresponde a un reportaje
extraído del periódico “The Clinic”, titulado “Oro no es,
plátano no es” escrito por Mauricio Electorat.

Esta elección no es azarosa. Responde, básicamente a dos


razones. La primera tiene que ver con la tipología del
discurso político. La especificidad de los discursos políticos
permite un análisis parcialmente resuelto, o al menos, estable.
Esto se debe, en gran medida, a que el análisis de los
discursos políticos está resuelto de antemano. Estos discursos
han sido producidos en una situación en que sociólogos,
economistas y publicistas han descrito someramente dejando
resueltos algunos problemas de contexto y escenario
enunciativo. Por lo tanto, es lícito inferir que será posible
extraer el ejemplo de un determinado número de estrategias
discursivas-argumentativas, de este tipo de textos. La
segunda razón, está relacionada con las características del
periódico, las que responden a los propósitos metodológicos
de esta investigación. “The Clinic” se ha caracterizado y
popularizado como un medio de comunicación selecto para
un grupo de personas de la sociedad chilena que comparte
una ideología política, que por ahora, conviene decir de
izquierda. La irreverencia y elocuencia de sus enunciados
han convertido a este periódico, en uno de los más
controvertidos medios de propagación masiva de
comunicación y, específicamente, de temas políticos.

RESULTADOS DEL ANÁLISIS

El texto “Oro no es, plátano no es” escrito por Mauricio


Electorat y publicado en el periódico “The Clinic” encierra,
ya desde el título, una serie de elementos retórico-estilísticos,
persuasivos y apelativos.

En una aproximación acabada y detenida del texto, se pueden


observar marcas discursivas que sitúan al hablante, a las
personas y al auditorio del discurso. Este texto, de carácter
dialógico se comunica con un controvertido personaje de la
historia chilena, Augusto Pinochet y, al mismo tiempo,
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dialoga con un lector u oyente ideal. Se trata aquí, un tema
que hace algún tiempo adquirió gran relevancia nacional, el
supuesto hecho de que este difunto gobernante habría tenido,
en vida, una gran cantidad de lingotes de oro. A este hecho
hay que sumarle la cantidad de demandas por violación a los
derechos humanos y una serie de delitos económicos con los
que se le involucra, entre los más destacados.

La construcción argumentativa de este discurso, aparece


primero como una serie de preguntas que confunden al
oyente y lo obligan a tener una determinada respuesta o
acción hacia el objetivo que se persigue en él. En este
sentido, es muy importante la puntuación y los elementos
verbales que construyen el discurso. Es decir, el enunciador
elabora un tipo de texto que obliga a leerlo de una
determinada manera.

La ironía en este discurso es una forma de acto comunicativo


escenificado en el que se incluye, no sólo la ironía, sino
también el sarcasmo, la hipérbole, la expresión moderada, la
broma y las preguntas retóricas. Revisemos, a modo de
ejemplo, un fragmento del texto en cuestión:

“no nos va a hacer creer así como así que no


tiene nada, mi general. ¿No ve que era hombre
previsor, preocupado por el Destino de la Patria
y del de su Familia? Por el de la Familia ante
todo. ¿Y? La caridad empieza por casa, ¿o no,
dice usted? Yo creo que es una lástima, oiga…
pobre Capitán General, pobre Tata, Padrecito de
Chile Y De Los Chilenos, que nos legó esta
Joyita, como le llama don Hermógenes a Visite
Piloto… Pero si no me estoy riendo, yo
encuentro…”

Este fragmento está plagado de construcciones irónicas. En


primer lugar, vale la pena destacar que el uso de las
mayúsculas en algunas palabras no es casual. Responde a un
recurso que utiliza el enunciador para llamar la atención del
lector en un determinado momento, para que logre captar la
construcción irónica que se encierra en él. En segundo lugar,
se ha destacado la palabra Joyita cuyo empleo se destaca en
un sentido irrisorio e irónico. Es decir, el enunciador no se
refiere en este caso a una Joya de valor único e incalculable,
como podría pensarse, el uso del diminutivo esconde un
sentido peyorativo que indica que se está dando a entender lo
contrario de lo que se dice. Estamos frente a una ironía. En
estos actos irónicos escenificados se presentan varias
propiedades, entre ellas el contraste evidente entre lo
demostrado o pretendido y la situación real. Por otro lado, lo
negable cuestiona al hablante quien puede negar la
interpretación no dicha de tal enunciado.

La ironía vista de este modo, puede estar formulada de cuatro


modos distintos. El primero, a través de aserciones
verdaderas. El segundo, mediante preguntas. El tercero, con
ofrecimientos y, finalmente el cuarto, mediante ofrecimientos
o solicitudes exageradamente amables. Por otra parte, en este
discurso se pueden encontrar construcciones irónicas de
forma de negación indirecta. Ésta, incorpora un enunciado
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menos vago y probable, ya sea demasiado informativo o
menos informativo que lo que requiere el contexto dado.
Veamos el siguiente fragmento:

“Y ahora quieren seguir jodiendo al general por


unos cuantos lingotes de oro, que los tiene, que
no los tiene… El pago de Chile, oiga…
Vergüenza debería darles.”

Existe, en estas líneas, una habilidad que permite a las


personas predecir y explicar la conducta a través de la
confirmación y el entendimiento de que ella misma y otras
personas poseen estados mentales, tales como creencias e
intenciones. Los oyentes comprenden los enunciados irónicos
apelando a pensamientos, conductas, normas sociales o
enunciados implícitos y explícitos indicados por el
interlocutor. Dicha comprensión implica un proceso de una
sola frase, no de dos: los oyentes no tienen que considerar el
significado literal del enunciado irónico con el fin de entender
su esencia. Revisemos otro ejemplo:

“Y a mi general lo vienen a molestar por unos


lingotes… Si él es el único que se fue para su
casa, oiga…”

La ironía y el humor suponen un buen ejemplo para poder


demostrar cómo la situación, la intención comunicativa, el
contexto verbal y el conocimiento del mundo, entre otros
factores son fundamentales como elementos
extralingüísticos, determinando el uso del lenguaje. En cada
uno de los casos hasta aquí revisados, el destinatario del
discurso irónico procede, mediante inferencias al
descubrimiento del verdadero significado.

El fenómeno irónico forma parte de la cultura de una


sociedad, al igual que sucede con el humor. En este sentido,
la ruptura de las expectativas que produce el enunciador del
texto al usar expresiones como “mi general”, “Joyita”,
“Tata” o “Padrecito de Chile” funciona como medida para
captar la atención de un público objetivo y determinado por
el contexto verbal y la situación de enunciación. Por esto, es
posible aseverar que el oyente o lector descubre el verdadero
significado de cada enunciado principalmente porque el
discurso no se encuentra en cualquier medio de
comunicación, sino en un medio claramente definido y
especificado con una línea política, la que en este caso, va en
contra de cualquier favoritismo hacia el difunto dictador y
hacia cualquier tendencia política que le apoye.

“Pero ahora, por unos lingotes más, unos


lingotes menos… Si la raza es la mala, oiga.”

Finalmente, la interpretación de la ironía como tropo desde


un significado 1 a un significado 2, construido a partir de ese
significado 1 está claramente definida en la utilización de
enunciados como “¿No ve que era hombre previsor,
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preocupado por el Destino de la Patria y del de su Familia?
Por el de la Familia ante todo” en donde existe una notable
contradicción entre lo que se dice y lo que se supone que se
quiere dar a entender. Lo que está claro es que la ironía se
produce en un “extraño” proceso de inferencia que suele
denominarse antífrasis. El ironista actúa estratégicamente al
prever que el interlocutor-destinatario comprenderá que no
quiere decir lo que dice. El éxito comunicativo-
argumentativo de la ironía consiste en la captación por parte
del oyente del sentido que va asociado a la expresión emitida
por el hablante.

CONCLUSIONES

La ironía como tal es un concepto polisémico, de amplias


fronteras y de un comportamiento discursivo muy diverso. Es
en principio una figura de pensamiento indirecta que consiste
en decir, en tono de burla, todo lo contrario de lo que expresa
la letra, dejando siempre comprender a quien lee o escucha el
verdadero sentido de las palabras. De sus distintas
definiciones, en ocasiones contrapuestas, se le define como
una figura, tropo y actitud que enriquece la colindancia con
figuras parecidas o similares. La naturaleza del fenómeno
irónico como recurso argumentativo-persuasivo en el
discurso político presente en la prensa escrita radica en la
relación dialéctica entre la finitud del hablante y la infinitud
que se desea expresar.

En cuanto a la ironía verbal:

a. La ironía no tiene un fin externo sino un objetivo en sí


misma.
b. La ironía conlleva un acto de reconstrucción de
significado desde la intención del enunciador, sobre la
base de los contenidos implícitos y explícitos que se
expresan.

En cuanto al humor verbal:

a. Un enunciado irónico que conduce al humor, bien


construido, funciona como un recurso argumentativo-
persuasivo inteligente y liberador.
b. La risa es esencialmente liberadora. Transgrede y
desmitifica todo montaje escénico que se desmesura en
su intento fabulador.

La ironía intenta romper desde dentro la red que tejen las


palabras, de modo de volverlas transparentes, para ello no
sólo dice, sino que actúa al contrastar el mero decir con un
decir implícito.

En resumen, la ironía es un recurso estilístico que sirve al


enunciador de un mensaje o discurso, especialmente político,
para argumentar y persuadir sobre determinadas cuestiones
que en algunos casos es preferible exponerlas de un modo
lingüísticamente diferente, de modo que pueda provocar risa
en el auditorio desvirtuando el verdadero significado de los
enunciados y de los argumentos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

https://web.uchile.cl/vignette/cyberhumanitatis/CDA/creacion_simple2/0,1241,SCID%253D21719%2526ISID%253D738,00.html 9/10
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Covarrubias, Andrés “Introducción a la retórica
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Lo. Cascio, Vicenzo “Gramática de la Argumentación:
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Sopeña, A. Emma “El concepto de ironía: de tropo a
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http://www.ucm.es/BUCM/revistas/fll/11399368/
articulos/THEL9797220451A.PDF

Revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile ISSN 0717­2869

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