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CARLOS VEGA

Las danzas populares



argentinas

TOMO 11

CON JJ LAMINAS, 72 DIBUJOS


Y 15 ILUSTRACIONES MUSICALES

11L11L
BUENOS AIRES, 1986
REPUBLICA ARGENTINA

INS'l'll'UTO NACIONAL DE MUSICOLOGIA "CARLOS VEGA"


DIRECCION NACIONAL DE MUSICA
SECRETARIA DE CULTURA
MINISTERIO DE EDUCACION Y JUSTICIA
lSBN ¡950 - 9726-03-6

,. by Instituto Nacional de Musicolo¡fa "Carlos Veta"


Hecho el depósito que fija la ley 11.723.
Buenos Aires. 1986.

Nueva edición tomada de h1. ori¡inal (19S2>


reproducida en facsimilar,
con agregado de notas biblio¡iráfica,, elec1uado
por Ercilia Moreno Cbá
'º' CA.llLOI VEGA

L\1N(lll¡ \'ti!llllrll M,, l.rt f11v111l"':la de ll11enos Aires hasta


lldll •'ff/111111 d1t /d llf!/ldbllca. 1'uenos Ah'CS, 1885.
la definición de la cues-

•tA.!i¡1MflAHA, 1111010. Su/111 A.1111lrlca Méridionale. Milano, 1858.


\lmll~A MAlilllt.NNA, llcmjamln. De Valparalso a Santiago. Santiago de Chile, 1877.
V..IA1 (~11rlo1. l..IJI Aires, en Damas y Canciones Argentinas, Buenos Aires, 1956.
LA· CHACARERA

Es la chacarera una danza alegre y ruidosa. En la recom·


posición de una fiesta tradicional, o en la presentación de una
serie de bailes criollos, puede oponerse a los graves o semi·
graves el remolino de sus vueltas y la insistencia de sus
zapateos.

CLASIFICACIÓN. Es una danza de pareja sola, de pareja


que no se enlaza (suelta); y que es independiente en su ac-
ción con respecto a las otras parejas. Debe inscribirse entre
las danzas picarescas.

HISTORIA. La Chacarera es uno de los pocos bailes


criollos que se ejecutan hasta nuestros días. Se puede ver,
hoy, únicamente en las reuniones de las clases humildes, en
Santiago del Estero, Tucumán, Salta ,Jujuy y Catamarca;
pero hace cincuenta o sesenta años se bailó en todas las pro-
vincias argentinas y -excepto las patagónicas- en las gober-
nac10nes.
La profusión de· testimonios orales -los cuento por cen-
tenares- denotan intensidad en la adopción de este ba.ile,
popularidad generalizada y antigüedad presunta. Sin em-
bargo, faltan casí por completo las menciones documentales.
Ningt'm .escrito viejo nombra a la Chacarera. Sólo Ventura
R. Lynch, en su conocido folleto sobre costumbres bonae-
rcn8c8 1 , le dedica algunas palabras producto de muy dudosa
información. Dice Lynch en 1883: "Hay también el caramba
y la chacarera, los dos bailes son puramente locales. La Cha-
carera se parece a la F~rmeza y se baila mucho en Dolores" ...
La afirmación de que la Chacarera fué un baile pura·
mente local (de la provincia de Buenos Aires) sólo prueba
LA CHACAREilA 311
CARLOS VEGA
310 M ÚlllCA. Luis Bonfiglio Ibis publ · , 1889
'.. t'lt 1··H1 • l· ico en una Chaca-
que Lynch no conoció el interior del país; y el aserto de 1..•,., 1 " ocnc
n a, y otra, popular ' dió don A n d res
1''08 , A · Chazarreta
que se parecía a la Firmeza indica que el costumbrista porte- • fl U o , ., · Ignoro si alguna publ"icac10n ·, ais· 1ad a precede
ño no recordaba la forma de la Chacarera. Parece difícil que . 1 1ft <llltl 1uzo Leopoldo Lugones en 1 R S dA , . .
.· •l•nrl11 1{)11 H_
'I ' , ª evue u - mencame
Y en El Payador. -Buenos Aires 1916 9
esta danza haya cambiado tanto en tan pocos años; por ott'a
parte, las tradiciones bonaerenses de la época de Lynch -que · . ltll " 11 •ivcmn6n, ¡· que cedió · al polftrrafo ·o· cordo b,es e1 'susodicho . -.
tr nf (. Olla 1sta Chazarreta fué repr 0 d 'd ,

~
és posible recoger hoy mismo- nada dicen que autorice tal . ri 1, ·\11 s ' uci a por este en su
semejanza. En 1952 tomamos en esta provincia Chacareras lllth ' mm en el mismo año 1916
octur Ricardo Ro' as da un ,. c.on otras cuatro; el
y. Firmezas parecidas a las que conocemos, es decir, nada tn 1O17 en H~ . a ma~ del mismo tradicionalista
M • ., su zstona de la literatura argentina 10. ~fon
parecidas entre sí. 6:
Es cur~oso que la Chacarera carezca de historia. Allá . uuucl .Gómez Carrillo, cuatro en sus dos álbumes el
por el año 1840 los circos porteños tocaban en sus funcio- 1111111110 don . . Andrés Chazarreta · , cua tro mas , en ·sus publ' •Y
nes música de muchos bailes criollos, y entre tantos como C. UllCll11' s1gmentes.
. 4
Mientras.
. . '
el compositor . d on Vicente
. ica-
Forv•
pu) aca unad , norteña que oyó al d,uo L om b ard'i-Beltrame . -

~
anuncian los programas no aparece ni una solª vez la Cha- ' 1 'Jº4)
·carera. Esto no prueba nada en definitiva. El baile que nos 1 "' · ~• Y os la. señora . . Ana s · de Cabrer·· a en su nmer .
ocupa pudo existir en antigua fecha y no es extraño que .d bum . Se ha mtensihcado . el movimiento
. . .. P .
tradic10nahsta
ninguno de los que pasaron observando y anotando acer- Y mue1tas nuevas versiones sueltas o en álb .
tara a registrar su nombre. Puede ser también que haya esca-
t!l
\ 1'.t!pcrtorio disponible. Yo he to d 1 umes ennquecen
l ll . ma o a gunas decenas Doy
lllll < e e as, sencillamente armonizada (L f, 1.
CQ~Chea-negra COm~ase:Simor:~ a~eIlt
pado a mis búsquedas algún documento que lo mencione.
(Aclaro que no tengo en cuenta sino los escritos anteriores grn·COrchea y de los
a 1900) . El caso es que estamos a oscuras. Sólo en las memo- nwl.oclía deben ejecutarse . casi corno d os1'llos. Parapevitar . difi-ª
rias de Florencio Sal 11 , recientemente comentadas por Isabel cu 1 ta
c.:umental.)d es 1as reescribo aquí sin
· los d ·n d l
osi os e a versión do- .
Aretz, consta que la Chacarera se bailaba en los salones de
la ciudad de Tucumán, como fin de fiesta, hacia 1850.
de 1 Ch Las pnmeras
COREOGRAFÍA
luciones · · d'icaciones
m . sobre las evo-
Ü.RIGEN. De una manera general, sin entrar en deta- . a acarera se deben también a don Andre's
lles, la Chacarera pertenece al grupo de las danzas picarescas,
y éstas provienen de una antigua generación de bailes euro-
peos que, a fines de la Colonia, fueron irradiados desde el
ch
los azarreta
19lr E r
. enta ay aparece .
. n muy. sumariamente apuntadas entre
~as de las versiones musicales que publicó en
. n a misma forma señala don Manuel Gómez Ca. ·u .
Perú a todas partes, excepto el Brasil. Las coplas son espa- d J Y. zapateos .en su primer ª'lb um. M,as tarde, en rr1
vueltas 1927o
ñolas en su mayoría, y el nombre -como ocurre en muchos ~n orge. M. Furt da una versión harto res 'd 5 •
anos después en 1932 don Andr, B 1 . udm1. a ' y pocos
casos- es una palabra desprendida de los versos. El bautismo carera 1 ' . es e trame ed1ca a la Cha-
de una vieja danza con nombre nuevo extraído de un texto . e cuaderno qumto de su serie i y explica el baile c
que se le fija posteriormente es hecho que puede darse en <l 1agramas y fotografías. on
cua1lqu.ier parte y en cualquier momento. Pienso que el de el n~;r~v~~u~~~~~;a:~~' C~adcarera son ~~y sencillas, pero
Chacarera es nuevo rótulo aplicado a cualquiera de las danzas s o 1 eas coreograhcas y su ordena-
<¡m: KC le asemejan. Así se explicaría la ausencia de su nombre
en lrn1 antiguos documentos.
LA CHACARERA

Viuce M.M.J s108


lNTROD. ti ovelta1(f11 ~}

E:nJrenlamienfo11 zapateot(l•I y6)

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ch& • ca • re • ra
la ca· ji."ta

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re. ra, cha • ca • re-ra, - - Cha~ re- ra del

~Ea el lugar ele la aegunda repeiici6n, 8" alta, Dº 3, es preferible ejecutar la :Variante final n• 6.

Melodía folklórica N9 296 de la colección del Instituto


de Musicología, recogida y armonizada por el autor,
814 CARLOS VEGA
315
ción, no tll l't\cil, debido a la discordancia de las versiones En los puntos laterales del cuadro se colocan dama y
tradklonnlc::11. Creo que es éste el lugar menos indicado para caballero.
ermaynr minuciosa comparación de variantes. Como en otros
casos, daré una de las versiones más difundidas, según los
apuntes que he hecho yo mismo en provincias. Atento a los
fines ele esta publicación, escojo, deliberadamente, una de las
variantes más cortas, pues las más largas, con sus implacables
repeticiones, engendran monotonía.

Los "tramos" coreográficos de la Chacarera son seis.
Ofrecemos la forma popular adoptada y apuntamos al mar- Público
gen el número de cada tramo.
Durante la introducción los bailarines permanecen inmóvilo.
- Introducción. frente a frente, esperando la iniciación del canto, o de la partet
musical cantable.
1 . Cuando canto chacarer.a
me dan ganas de llorar,
se me viene a la memoria
l. Enfrentamiento. El caballero y la dama avanzan el
la algarroba y el chañar. uno hacia el otro en línea recta y .se aproximan de frente casi
hasta tocarst;; en seguida retroceden hasta el punto de partida.
2 .................... .

3. Chacarera me han pedido,


chacarera y soy cantor;
que no falte chacarera
en ninguna diversión.
4. ·................... .

5. Me mandó decir mamita


que me fuera para allá,
que prepare la cajita Cuando canto chacarera
porque viene el carnaval. me dan ganas de llorar,
se me viene a la memoria
6 . Chacarera,. chacarera, la algarroba y el cháfiar.
chacarera del lugar,
se me fueron los caballos
y no tengo qué ensillar. Es una especie de saludo. Las manos hacen castafietas a la altura
de les hombros, semiabiertos los brazos, diestro el paso de vals. Este
paso es así: avanza un paso el pie izquierdo, avanza medio paso el
316 CARLOS VEGA LA CHACARERA 317
tlcn·ec:ho hnKla quedar casi a la altura del izquierdo, avanza medio
el b<ttderdo: se reproduce la serie empezando aquí con el derecho. 3. Zapateo-~ontorneo. Cada cual en su lugar, el hombre
Sicmtprc conservando el .balanceo del Vals, uno o los dos medios. zapatea y la mu¡er hace el zarandeo, sin castañetas.
pusos se hacen enteros, con la práctica.
Hay que realizar estos movimientos con pasos muy cortos, para
el enfrentamiento; que cada pie avance más ·bien en diagonal hacia
su costado -el derecho hacia la derecha, el izquierdo hacia la iz-
(1uierda- porque de lo contrario terminaría la figura antes que la
música. Cuídese de que al concluir el segundo verso la pareja esté
en el centro, ya finalizado su avance,. y que al empezar el tercer
verso se inicie el retroceso.

2. Vuelta. El varón y su compañera describen un círcu-


lo por la derecha sobre los lados del cuadro y se detienen en
su punto inicial. Chacarera me han pedido,
chacarera y soy cantor,
que no falte chacarera
en ninguna diversión.

. . Todo el tiempo q~e dura la estrc.fa, el hombre zapatea y la


~u1er pasea delante de el. La teoría de un zapateo simple y del con-
torneo se da en la monografía del Gato. Para más zapateos véase
el Malambo.

4. Vuelta. Ambos hacen otro círculo .


• • • • • 1 ••••••••••••• ·•

• • • • • • • • 1 ••••••••••••

. . . . . . . . . . . .. . . . . .. .
Con este segundo interludio los bailarines hacen la misma
vuelta del tramo número dos.

!S. Zapateo-contorneo. En sus lugares.


Esta vuelta se emprende mientras los músicos puntean o ras-
guean un interludio, que tiene generalmente tres frases; a veces Me mandó decir mamita
cuatro. Ambos se lanzan con dedsión, siempre haciendo castañetas, que me fuera para allá,
con el mismo paso de vals, ahora más largo y ágil, para que la vuelta que prepare la cajita
termine cuando finaliza el breve interludio. En estos bailes criollos. porque viene el carnaval.
la vuelta suele ir con la copla; en la Chacarera se produce general-
mente esta curiosa inversión: se zapatea con la copla, como veremos En la tercera copla hacen un nuevo zapateo-contorneo igual al
en 11delante. del n~mcl'o tres.
CARLOS VEGA LA CHACARERA 319
918

6. Meclia vuelta. Caballero y dama emprenden la media Santiagueño soy, s~ñores,


yo no niego mi nación;
tJueltti final. y les traigo en el sombrero
chañarcito con miste.!.
Chacarera me has pedido,
chacarera he de cantar;
a qué piden chácarera
si no saben zapatear.

Durante todo el baile los ejecutantes deben .mirarse y


sonreírse por instantes, pues las danzas picarescas son bailes
de cortesía.

EL ESPECTÁcuLó. Si los organizadores de espectáculos


desean incorporar la Chacarera, han de tener en cuenta los
Chacarera, chacarera,
pocos antecedentes históricos de que disponemos.
chacarera del luga,r, CRONOLOGÍA. En los salones de las ciudades del nor-
se me fueron los caballos oeste argentino pueqe figurar la Chacarera desde mediados
y no tengo qué ensillar. hasta fines del siglo pasado. En la campaña, desde la misma
fecha hasta hoy. En la zona llana, desde Mendoza hasta la
provincia de Buenos Aires y en la región de los.. grandes
Se inicia un círculo como el d~l tramo número dos, pero se ríos, también desde mediados hasta fines del siglo. En el
termina en la mitad del recorrido. Quedan, pues, en lugares opuestoi>
estado actual de las investigaciones sería arriesgado presentar
a los del comienzo.. Cuando llegan a esta lateral contraria se mueven
hacia el centro del cuadro y, tendiendo ligeramente los brazos, casi la Cha.carera mucho antes de 1850. Nunca, en ninguna fecha,
se tocan los hombros con las manos. Breve cuadro vivo así, y en ha de colocarse en los salones de la ciudad de Buenos Aires.
seguida retroceden hasta sus puestos para esperar la introducción CARÁCTER. Pantomima galante, moderada en las ciu-
y hacer después la segunda, en que se repiten íntegramente los seis dades, suelta en la campaña. Para los trajes han de reprodu-
trames. Terminan, al fin, cada uno en el lugar que ocupaba al
cirse los modelos urbanos y rurales que damos en esta serie.
empezar la danza.
Para la segunda pueden servir los siguientes versos: Los zapateos siempre discretos.

Un viejito santiagueño
que se estaba por morir
le pedía al cielo santo
que madure el piquillin.
BIBLIOGRAFIA

Chacarera me has pedido,


chacarera te he de dar, 1 BELTRAME, Andrés [8erie de cuadernos]. Cuaderno quinto, La Chacarera. Bue-
chacarera al medio di? nos Aires, s/f.
chacarera al merendar. 1 bis BoNFIGLIO, Luis. Recuerdos Patrios ... Feliz a1io nuevo de 1889. Buenos.
Aires, s/f.
320 CARLOS VEGA

2 CADRllRA, Ana S. d1?. Cantos nativos y danzas del norte argentino Album para
cnnto y plano. Buenos Aires, [1925]. '
3 CllAZARRKTA, Andrés A. [Primer] Album musical santiagueño de piezas criollas
coleccionadas para piano por ... Buenos Aires, 1916.
1
4 1 0RTE, yicentc. Chacarera, Bi.blioteca de la Sdad. Argentin ade Arte Nativo,
canc1opero popular argentmo, N9 6. Buenos Aires, s/f.
n FURT, Jorge M. Coreografía gauchesca. Buenos Aires, 1927.
O GóM~ CARRILLO, Ma~uel.. Danzas y cantos regionales del norte argentino, EL ESCONDIDO
Primer Album, Um~ers1?ad:1lide Tucumán. Buenos Aires, (1920) ; Id., id.,
. Segundo Album, UmverSJdacr de Tucumán. Buenos Aires, (1923) .
7 LYNcH, yentura. R. La provine!ª ~e Buenos Aires hasta la definición de la
cues.tión cap1ta_l de la República. Buenos Aires, 1883. Reimpresión del En t~das las provincias argentinas se bailó el Escondido
Instituto de Literatura Argentina, Cancionero bonaerense Buenos Ai'res durante el siglo pasado. Baile de las clases cultas '"Y de las
1927. . '
8 LuG~N:.:S, Leopoldo. La musique populaire en Argentine, en Revue Sud-amé- clases populares, añade a su brío picaresco el episodio panto-
ncame, vol. 11. París, 1914. mímico del compañero perdido, y es bello en el moderno
11 LUGONFS, Leopoldo. El payador, t. 1, Hijo de la Pam"-. Buenos Aires, 1916
10 R
OJAS,
R'1ca~do. Historia de la literatura Argentina,
l""
t. I, Los gauchescos;•
espectáculo tradicionalista y auténtica su filiación nacional.
Buenos Aires, 1917.
:11 SAL, Florencio. Tucumán a mediados del siglo pasado. Recuerdos del Sr.... , CLASIFICACIÓN. Tiene el Escondido su lugar entre. las
en El Orden. Tucumá'n, abril 1913.
danzas de pareja;.de pareja suelta, que no coordina su acción
con··otras parejas, independiente, por lo tanto, y de carácter
desenfadado, es decir, apicarado, con muy acentqado tono
pantomf mico en la incidencia del compañero perdido y
hallado.

H1sTOllIA. La tradición oral recuerda hasta hoy el nom-


bre ~el Escondido en todas las provincias argentinas. En
algunas queda algo más que el simple recuerdo: todavía, en,
remota pulpería o . ramada, alguien suele pedido a la or-
qu~ta de violín y bombo. En general, ha desaparecido del
repertorio criollo. que subsiste por tradición en lejanas aldeas
aun incontaminadas por la "folklorería" porteña.
Los documentos que jalonan el pasado de este baile son
muy es<_;asos. Arturo Beruttiª, en sus artículos de 1882, dedica
al Escondido extensos párrafos que examinaremos al hablar
de la forma coreogtáfica. Thomas J. Hutchinson 9 , el cónsul
británico que hemos recordado en otros ensayos, vió el Es-
condido en Córdoba en el año 1863. Apunta el nombre, nada
más: "Las danzas aquí son "El Gato" ... "El Escondid~" ...
-dice ~l cónsul y nombra otras-. Y en las memorias de Flo-
rencio Sal, Tucumán a mediados del siglo pasado 1, consta
expresamente que en las tertulias aristocráticas de dicha ci\l-

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