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Dossier
Territorios y
construcción de paz
Doscientos Seis
• Cuarta etapa
Junio 2016 •
206
206
Doscientos Seis
Dossier •Cuartaetapa
Junio 2016 •
Territorios y
construcción de paz
Controversia 206
Dossier
“Territorios y construcción de paz”
327 Reseñas
365 Colaboradores
Presentación
Dossier: “Territorios y construcción de paz”
Víctor Barrera1
D
e acuerdo con la estructura general del proceso de negociación
entre el Gobierno nacional y las Farc-EP, luego de la firma del
nuevo acuerdo final en diciembre de 2016 se inició la etapa de
construcción de una paz estable y duradera contemplada a diez años
y orientada a trabajar en los territorios más fuertemente afectados por
el conflicto armado (Oficina del Alto Comisionado para la Paz, 2016,
p.2). Se asume, entonces, que estamos en el momento en que debería
comenzar a materializarse aquello que el alto comisionado para la paz,
Sergio Jaramillo, denominó paz territorial, entendida como una apues-
ta para superar la lógica de fragmentación, considerada por él nuestra
“enfermedad histórica”. De esta forma, imponer una lógica de inclusión
e integración a través de la participación masiva de la sociedad, el es-
tablecimiento de nuevas reglas de juego basadas en derechos y la con-
solidación de una alianza entre comunidades y Estado ha sido la hoja
de ruta planteada desde el discurso del Gobierno nacional (Jaramillo,
2013, p5).
1
Politólogo, investigador del Cinep y editor invitado para coordinar el dossier.
8 Controversia 206
deberán superar para sentar unas bases sólidas del tránsito de la guerra
a la paz.
El artículo de Fernán González, S. J., que abre este número, recoge las
reflexiones recientes del equipo de investigación que lidera en el Cinep
y los resultados previos del grupo de Odecofi. A partir de estos insu-
mos, propone una visión general de lo que él considera debería ser la
implementación de los acuerdos en clave de paz territorial y discute con
dos concepciones en tensión que han circulado en el debate público. En
este sentido, insiste en la necesidad de tener en cuenta las variaciones
de los desenlaces del conflicto armado y del proceso general de forma-
ción estatal en las regiones y localidades de acuerdo a los micromotivos
que han permitido tanto la reproducción de la violencia a nivel subna-
cional como la consolidación de otro tipo de regulaciones sociales más
allá del ámbito estatal.
Referencias
Jaramillo, Sergio (2013, marzo 23). La Paz Territorial. Conferencia dictada en
la Universidad de Harvard. Recuperado de http://www.altocomisionado-
paralapaz.gov.co/Prensa/Discursos/Documents/La_Paz_Territorial_ver-
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La oportunidad para construir paz. Recuperado de http://www.altocomi-
sionadoparalapaz.gov.co/herramientas/Documents/Nuevo_enterese_ver-
sion_6_Sep_final_web.pdf
Dossier
Territorios y
construcción de paz
G
1.
¿Gobernabilidades híbridas o
gobernanza institucionalizada
en Colombia?
Elementos para pensar la paz
territorial en un escenario de
transición
¿Gobernabilidades híbridas o gobernanza institucionalizada en Colombia?
Elementos para pensar la paz territorial en un escenario de transición 17
¿Gobernabilidades híbridas o
gobernanza institucionalizada
en Colombia?
Elementos para pensar la paz territorial en un
escenario de transición1
Por Fernán E. González2
Introducción
De los órdenes regulatorios no estatales a la paz
territorial en Colombia: elementos preliminares
para la discusión
E
n el momento actual de las negociaciones de La Habana existe
un consenso casi generalizado sobre la necesidad de construir
la paz desde las regiones, subregiones, localidades y sublocali-
dades, para así responder de manera diferenciada a ciertos problemas
y situaciones. En ese sentido, las negociaciones actuales representan
una posible ventana de oportunidades para enfrentar problemas nunca
solucionados del todo en la sociedad colombiana. Ambas ideas han
sido presentadas reiteradamente por Sergio Jaramillo, el comisionado
de paz, que ha insistido en la necesidad de “una lógica de inclusión
e integración territorial, basada en una nueva alianza entre el Estado
1
Artículo recibido en febrero de 2016.
Artículo aprobado en mayo de 2016.
2
Historiador y politólogo, investigador del Cinep/PPP.
18 Controversia 206
3
CINEP es la sigla del Centro de Investigación y Educación Popular.
¿Gobernabilidades híbridas o gobernanza institucionalizada en Colombia?
Elementos para pensar la paz territorial en un escenario de transición 21
hacia zonas más integradas hace que los comandantes vayan adoptando
medidas más depredadoras y exigentes, que sobrepasan las capacidades
de pago de las poblaciones para los niveles de contribución que las po-
blaciones acostumbraban a pagar a los grupos a cambio de sus labores
de protección y regulación social. Por su parte, también las comunidades
rurales han modificado sus condiciones originales de sociabilidad, por el
surgimiento de elites locales, que evidenciaban ya cierta jerarquización
social y alguna mayor concentración de la propiedad y los ingresos, al lado
de una mayor integración de sus territorios a la vida económica del país,
por el aumento o mejora de las comunicaciones y otras políticas del orden
nacional. Estos cambios, de mayor aumento de extorsiones y secuestros
al lado de transformaciones de las comunidades, hicieron insostenible la
inicial relación de coexistencia y adaptación de las poblaciones rurales
frente a la guerrilla y facilitaron la organización o el apoyo a los grupos
paramilitares.
varias regiones del país las Farc han sido capaces de construir un orden
contra-estatal en el cual la guerrilla hace parte de la construcción socio-
espacial del territorio. En otras regiones la guerrilla ha disputado, con
mayor o menor éxito, con el Estado y las élites locales y regionales la
regulación social y política de la vida cotidiana. Finalmente, como bien
anota Vásquez (2011), hay otras regiones en las que su accionar ha sido
totalmente ajeno a la experiencia social de los pobladores y a su confi-
guración socioespacial.
5
En esta sección se retoman los hallazgos de un estudio financiado por el Fondo
Coreano para las Transiciones a través del Banco Mundial y elaborado por un
¿Gobernabilidades híbridas o gobernanza institucionalizada en Colombia?
Elementos para pensar la paz territorial en un escenario de transición 27
asediar áreas más integradas, pero también como una de sus zonas de
aprovisionamiento y descanso cuando el Estado toma la iniciativa militar
(Barrera & Vásquez, 2016;Vásquez, 2015).
6
Aunque la presencia de la fuerza pública tuvo un papel disuasivo en la proliferación
de este cultivo, los factores determinantes que incidieron en la dramática reducción
de las áreas sembradas en este municipio estuvieron relacionadas con los enormes
¿Gobernabilidades híbridas o gobernanza institucionalizada en Colombia?
Elementos para pensar la paz territorial en un escenario de transición 29
Esa mayor integración territorial enmarcó la llegada del tercer ciclo eco-
nómico: la coca, que ofrecía una opción viable en un contexto de des-
empleo y pobreza para contingentes de colonos cocaleros provenientes
de departamentos como Putumayo, Caquetá y Guaviare, en su mayoría
alentados por las Farc. Se generaron así nuevos patrones de ocupación
del territorio que entraron en conflicto con las demandas históricas de
las comunidades negras y sus territorios colectivos y alteraban algunas
de las prácticas culturales de las comunidades negras (Aponte & Bena-
vides, 2016).
comunista hacia las zonas del Pato y Balsillas, donde expulsaron a las
guerrillas liberales y donde sufrieron el bombardeo de la ofensiva con-
tra las “Repúblicas independientes”, que sirvió como ocasión para el
surgimiento de las Farc en 1964 – (Vásquez, 2015).
Por esa situación, el territorio fue un escenario importante para los in-
tentos de paz de Betancur (1982-1986) y Pastrana (1998-2002), bajo
cuyos gobiernos se hacían evidentes los cambiantes patrones de rela-
cionamiento de las Farc con la población civil y la política local, que
oscilaban entre el diálogo y la violencia, que se incrementó cuando el
fracaso del intento de paz de Betancur en los años ochenta condujo a
una oleada de violencia contra los miembros de la Unión Patriótica y
los liberales turbayistas. Sin embargo, este ciclo se desescaló cuando los
frentes XIV y XV de las Farc, comandados por Iván Márquez, lograran
un acuerdo con los líderes del liberalismo y conservatismo (Barrera &
Vásquez, 2016; Vásquez, 2015).
Por esa tardía presencia de las Farc y la situación periférica del municipio
con respecto a la guerra, el conflicto puede caracterizarse en La Macarena
como de baja intensidad, con una creciente actividad de la fuerza pública
en combates contra las Farc e infracciones al DIH contra la seguridad de
los pobladores, que superaba ligeramente a las acciones de las Farc. Ob-
viamente, estas dinámicas se modificaban según las diferentes políticas
de seguridad, por ejemplo, con la ruptura de los diálogos del presidente
Betancur con las Farc y el fin de la zona de distensión en 2001 colonos
(Rincón & Carvajal, 2016; Rincón, 2014).
En ese sentido, los intentos de las Farc de imponer unas prácticas y nor-
mas, que funcionaban en el mundo andino, chocaban con las tradiciones
y prácticas culturales de las comunidades negras y llevaban al asesinato
o del desplazamiento de sus líderes, que oscilaban entre el pragmatismo
para sobrevivir y la resistencia parcial e integral que demandaba auto-
nomía frente al grupo armado. Esas prácticas eran el adoctrinamiento
de las cátedras bolivarianas, las restricciones a la movilidad, la presión
para salir a bloqueos y marchas sobre la carretera Pasto-Tumaco, ejercer
actividades de veeduría sobre las administraciones locales, incidir en los
procesos electorales y en los asuntos y discusiones internas de los Conse-
jos Comunitarios, el establecimiento de multas, sanciones y extorsiones
y la promoción de un modelo de desarrollo rural que hunde sus raíces en
la propiedad individual de la tierra (Aponte & Benavides, 2016).
7
Mientras que el procedimiento consiste en la realización de una primera
asamblea en el territorio, con apoyo del IGAC y otras instituciones así como de
organizaciones de comunidades negras, como primer gesto para poner en marcha
el proceso de adjudicación y estudio, donde se presenta la solicitud formal al
Instituto Colombiano de la Reforma Agraria – INCORA (ahora Incoder), que
contenga: una descripción física del territorio que se pretende titular, antecedentes
etno-históricos, descripción demográfica del territorio y finalmente las prácticas
tradicionales de producción (Articulo 5 ley 70 capitulo 3 1993) tomado de Castillo,
(2007; 308). Proceso que diferentes impulsores gestaron y que repercutieron en
un auge del movimiento negro en Tumaco como en otras regiones del Pacífico
colombiano.
46 Controversia 206
Esta relación de las organizaciones comunitarias con las Farc es muy di-
ferente de lo que ocurre en Tumaco, donde la lógica nacional de expan-
sión guerrillera no tiene nada ver con la configuración social, política
y económica de la subregión sino que se enfrenta con las tres jurisdic-
ciones claves en el terreno sub-local: consejos comunitarios, resguardos
indígenas y corregimientos especiales que reúnen y organizan distintas
veredas (Aponte &Benavides, 2016).
Pero, incluso en estas áreas, habría que distinguir entre las zonas donde la
guerrilla ha ejercido tradicionalmente formas aceptadas de regulación so-
cial y las áreas de reciente inserción, donde su control ha sido de tipo más
coercitivo. En las zonas históricas, la seguridad aportada por la guerrilla
y la participación de la comunidad pueden reforzarse mutuamente pero
habría que pensar en la transición hacia el fortalecimiento de la institu-
cionalidad estatal. En cambio, en las regiones de reciente inserción habría
que garantizar primero la seguridad y la convivencia para generar luego
los mecanismos de participación. Y, por supuesto, habría que considerar
el problema de cómo suplir la regulación que la guerrilla ha desempeña-
do, tanto como justicia de primera instancia como justicia de apelación o
de aplicación coercitiva de las determinaciones de la justicia comunitaria.
Estas situaciones apuntarían a un problema más profundo: la necesidad
de articular los diferentes órdenes regulatorios para que el reconocimien-
to de ellos no conduzca a una mayor dispersión de la autoridad en estas
regiones, cuya constitución ya tiende al traslapamiento y descoordina-
ción de las jurisdicciones que en ellos coexisten: comunidades indígenas
y afrocolombianas, resguardos y municipios, juntas de acción comunal
de campesinos mestizos con variadas relaciones con las autoridades lo-
cales y actores armados.
Farc de las armas a la Política. Sin embargo, no se parte de cero sino que
hay experiencias pasadas que pueden ser aprovechables como el Plan de
desarrollo Caguán-Sunciyas, que fue elaborado conjuntamente por los
jefes guerrilleros y los líderes sociales durante el despeje del Caguán en
los años ochenta. O los acuerdos logrados entre los campesinos cocale-
ros y el Estado, resultado de las marchas cocaleras de 1996 en Caquetá,
Putumayo y Guaviare.
Bibliografía
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Wood, E. (2008). The social process of Civil War: The wartime transformation
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62 Controversia 206
Y
2.
“Ya no vamos a poder
dejar las puertas abiertas”:
experiencias territoriales
de cara al actual proceso
de paz en Colombia. Una
mirada a la región de
El Pato
“Ya no vamos a poder dejar las puertas abiertas”:
experiencias territoriales de cara al actual proceso de paz en Colombia. 65
Una mirada a la región de El Pato
Introducción
E
l Pato es una de las zonas de colonización más importantes para
la historia del movimiento social y campesino de Colombia, una
región montañosa del municipio de San Vicente del Caguán, en
el sur del país, en la que convergen la Amazonía occidental, la región
andina y varios hitos que definieron tanto el desarrollo histórico como
la versión contemporánea de la guerra civil. Fue una de las señaladas
“repúblicas independientes” en 1961, bombardeada por la Fuerza Pú-
blica, casi un año después de que lo hubiera sido la región de Marque-
talia, en 1965. Allí se realizaron fuertes operativos militares a lo largo
1
Las zonas de reserva campesina (ZRC) son creadas a partir de una figura jurídica
de organización territorial, reconocidas legalmente mediante la Ley 160 de 1994,
que fue fruto de constantes luchas y movilizaciones ocurridas durante varios
años para que se les reconociera a las campesinas y los campesinos el acceso
a la propiedad de zonas baldías colonizadas desde mediados del siglo XX. La
creación de las ZRC tiene como antecedentes las luchas campesinas frente a la
alta concentración de la propiedad de la tierra en Colombia, el uso de la tierra
destinado prioritariamente a la ganadería y las grandes zonas de colonización, la
mayoría de ellas aún se encuentran sin formalización de la propiedad. Las ZRC se
proponen “Fomentar y estabilizar la economía campesina, superar las causas de
los conflictos sociales que las afecten y, en general, crear las condiciones para el
logro de la paz y la justicia social en las áreas respectivas” (Decreto 1777 de 1996,
artículo 1°).
2
Véase, por ejemplo, las declaraciones del expresidente Álvaro Uribe Vélez al
respecto. “Uribe dice que zonas de reserva campesina son emporios del terrorismo”
(Saldarriaga, 2013).
3
Construida en mis siete años de experiencia profesional, académica y de vida
cotidiana en la región del Caguán, así como en los seis meses de trabajo de campo
realizados específicamente en El Pato en el marco de mi investigación de maestría.
“Ya no vamos a poder dejar las puertas abiertas”:
experiencias territoriales de cara al actual proceso de paz en Colombia. 67
Una mirada a la región de El Pato
Las comunidades campesinas y rurales del país son entonces las que
han vivido con mayor rigor la guerra como experiencia, cuya enorme
complejidad y crudeza se expresa en el alto número de víctimas4, los
múltiples actores que intervienen, la aparente ausencia de acciones ar-
madas en ciertos puntos frente a la desproporción de las mismas en
otros y en los cambios en las estrategias militares a lo largo de los
años, entre otros aspectos. Sin embargo, estas no son sus únicas conse-
cuencias. Medio siglo de confrontación armada ha propiciado también
transformaciones sociales en las que ciertas dinámicas y prácticas se
han ido legitimando e institucionalizando en varios territorios, también
ha permeado y moldeado distintas esferas de la vida rural y ha posi-
bilitado una naturalización y manipulación de la violencia política por
4
El informe del Centro Nacional de Memoria Histórica Basta Ya indica que en
Colombia la guerra ha ocasionado la muerte de por lo menos 220 mil personas.
Según cifras del Instituto Colombiano de Medicina Legal y de Ciencias Forenses,
entre 1990 y 2013 se reportan más de 78 mil personas desaparecidas. Las cifras de
la Unidad de Atención Integral a Victimas no son más alentadoras, ya registran
8.040.748 víctimas del conflicto armado con corte al mes de abril de 2016, lo
equivalente al 16 % de la población total. De ese gran número de víctimas, datos de
la misma unidad señalan que el 85 % corresponden a víctimas de desplazamiento
forzado, la mayor parte de ellas provenientes de los diversos territorios rurales.
70 Controversia 206
5
Véase, por ejemplo: “Escándalo por presencia de jefes de las Farc en La Guajira”
(Revista Semana, 2016); “El conejo de las Farc” (El Espectador, 2016).
6
Resaltan dentro de esta corriente los trabajos del historiador Mario Aguilera sobre
la justicia guerrillera y la conformación de contrapoderes (2014); así como los de
María Teresa Uribe sobre soberanías superpuestas (1999); los de Ariel Ávila sobre
seguridad y posconflicto (2015), entre otros.
“Ya no vamos a poder dejar las puertas abiertas”:
experiencias territoriales de cara al actual proceso de paz en Colombia. 71
Una mirada a la región de El Pato
7
Certeau se refiere a maneras de hacer, a las prácticas; a resaltar esa historia muda
(2000). Para este caso, esas maneras de hacer y esas prácticas se traducen en una
manera de vivir en el día a día en medio de la guerra. Por su parte, Ágnes Heller
(1987) señala que la vida cotidiana debe analizarse en términos de una relativa
continuidad en la que se crean las posibilidades de la reproducción social, para
este caso se trata de una reproducción social marcada por la guerra.
72 Controversia 206
Villavieja
Aipe Baraya Colombia
830000,000000
830000,000000
Tello
Neiva
810000,000000
810000,000000
Palermo
PARQUE NACIONAL NATURAL Uribe CONVENCIONES
Sustraccion
Rivera NACIONAL
SUPERFICIE_DE_AREA
790000,000000
790000,000000
MUNICIPIOS
770000,000000
750000,000000
La Macarena
Puerto Rico ESCALA NÚMERICA
1:500.000
El Doncello
El Paujil
870000,000000 890000,000000 910000,000000 930000,000000 950000,000000
8
Al respecto, señala Eduardo Pizarro Leóngomez (2004) que: “Uno de los debates
más agudos en la historiografía colombiana ha girado en torno a la denominación
exacta de este plan militar. ¿Se llamó Plan Laso o Lazo? Aun cuando el debate
gira en apariencia en torno a una letra (s o z), las implicaciones son obviamente
más profundas. Para las Fuerzas Armadas, el proyecto fue elaborado por la propia
institución castrense y se denominó Plan Lazo, dado que se trataba de ‘enlazar’, de
llevar a cabo un cerco militar para desactivar las regiones de influencia comunista.
Esta postura ha sido defendida con pasión por el general Álvaro Valencia Tovar,
uno de los protagonistas de la toma de Marquetalia. Para sus críticos, en especial
de izquierda, el proyecto se llamó, por el contrario, Plan Laso (en razón de su
denominación en inglés, Latin American Security Operation) debido a que el
ataque a Marquetalia se habría inscrito en un proyecto contrarrevolucionario
global para toda América Latina agenciado desde Washington […] hubo en efecto
un plan Laso para América Latina diseñado en Washington en el marco de la
política de contrainsurgencia posrevolución cubana que impulsó el gobierno
de John F. Kennedy con la Alianza para el Progreso. Este proyecto global se
‘españolizó’ bajo el nombre de Lazo en la también llamada Operación Soberanía
74 Controversia 206
Los hechos de 1965 son conocidos por la gente de El Pato como La mar-
cha de la muerte, pues tras los bombardeos y la incursión del ejército, un
número indeterminado de personas murieron en la selva mientras huían
y dejaban la región prácticamente desolada. En las memorias de varios
de los colonos están presentes quienes murieron “por comer pepas de
monte”, ahogados en el río o por falta de alimentos. Don Armando, un
campesino nacido en El Pato, hijo de la primera colonización que se dio
en la región, vivió los hechos de 1965 cuando era aún muy joven. Al res-
pecto recuerda:
Ese tiempo fue el más terrible: 60, 64, 65, que fue cuando la primera repre-
sión. Siempre pintando esta zona como una republiqueta, como una repú-
blica independiente llena de bandoleros, en ese tiempo le llamaban, con
una represión muy fuerte, muy macabra […] llegaban los chulavitas a una
casa, si había animales todo lo mataban, si había una casa la quemaban,
plataneras, cafeteras, todo lo destrozaban […] Yo esa época sí no quisiera
recordarla, nosotros salimos todos por la arremetida de la violencia […]
La marcha de la muerte fue lo más horripilante en esta zona, algunos se
envenenaron por comer fruta, otros muriéndose de hambre salieron a otra
parte y los cogió el Ejército los humilló hizo lo que quiso con ellos10.
10
Entrevista con don Armando. Región de El Pato (2015).
76 Controversia 206
Retomando la historia del 65, cuando los cogieron por sorpresa los des-
embarcos y la penetración de la Fuerza Pública, pues la gente no tuvo esa
precaución de la unidad, es decir, el temor de la guerra los hizo coger cada
quien… en el sitio que estaba por ahí agarró para esconderse; en esa época
fue mucha la gente que murió de hambre, envenenados con pepas, gente
que se venía a las sementeras a conseguir comida para llevarle a sus hijos
y su esposa donde la tenían guardada en el monte, y el Ejército los estaba
esperando y los mataban, como matar cualquier animal. Pues esa historia
hizo que tan pronto descubrieran eso [el nuevo ingreso de la Fuerza Públi-
ca en 1980] la gente se organizara11.
Fue terrible, para mí fue terrible […] cuando llegó la salida del ochenta yo
ya tenía hartas gallinas, me tocó dejarlas. El comentario de los soldados
era que iban a volver a entrar y que no iban a tener preferencia con nadie
porque aquí todos eran guerrilleros, que aquí no se distinguía entre la po-
blación civil y los guerrilleros, entonces que iban a disparar […] Eso fue un
11
Entrevista con don Manuel. Región de El Pato (2015).
“Ya no vamos a poder dejar las puertas abiertas”:
experiencias territoriales de cara al actual proceso de paz en Colombia. 77
Una mirada a la región de El Pato
El ejército, sin embargo, sostuvo que dicha marcha fue organizada por
la guerrilla, y al igual que en 1965, la movilización campesina fue expli-
cada en términos de la presión hecha por la insurgencia:
12
Entrevista con doña Aleida. Región de El Pato (2015).
78 Controversia 206
13
Dado el carácter irregular que la guerra en Colombia ha tomado, es importante
señalar aquí que una de las principales dificultades para los ejércitos de ambas
partes consiste en identificar al que es amigo o enemigo; señala al respecto Stathis
Kalyvas (2010) que: “Más que inexistentes, los límites que separan a dos (o más)
partes en una guerra irregular son difusos y fluidos […] la fragmentación del
espacio refleja el hecho de que la guerra irregular altera la soberanía de un modo
fundamental. En su núcleo se encuentra el colapso del monopolio de la violencia
por medio de un desafío armado de base territorial […] los combatientes irregulares
y los espías y los agentes de cualquiera de las dos partes se esconden entre la
población civil. Este rasgo de la guerra irregular, al que puede denominarse como
<el problema de la identificación> […] daña, ante todo, a los que detentan el
poder: son sus oponentes, los que, al ser más débiles, se esconden” (pp.133-135).
80 Controversia 206
14
La idea es tomada de Darío Fajardo Montaña, en su conferencia sobre desarrollo
agrario y zonas de reserva campesina en la asamblea de la Asociación Nacional de
Zonas de Reserva Campesina, en San Isidro, Valle, el 26 de febrero de 2016.
15
Este caso hace parte de la documentación que he venido realizando en la región
durante mis estancias de trabajo de campo en 2015 y 2016.
“Ya no vamos a poder dejar las puertas abiertas”:
experiencias territoriales de cara al actual proceso de paz en Colombia. 81
Una mirada a la región de El Pato
A veces el mando desconoce lo que pasa en la región. Por allá una gente
fue a decirle que los dejara tumbar para sembrar comida, pero eso es men-
tira. Aquí en una hectárea de ladera es difícil lo que usted puede sembrar,
eso era para dejar potrero, uno ya se conoce a su gente. Le explicamos eso
al comandante y además le recordamos que en las normas eso está prohibi-
do. Nos dio la razón y tuvo que mandar el mensaje a la gente aclarándoles
que las normas prohibían hacer esas tumbas17.
16
Entrevista a doña Amanda. Región de El Pato (2016).
17
Conversación con Andrés. Región de El Pato (2015).
82 Controversia 206
Estas fronteras, más simbólicas que reales, cumplieron una función fun-
damental: definir un adentro y un afuera, construyendo, de esta manera,
una territorialidad bélica en el interior de la cual operaron otros mandatos
y autoridades, nuevas normas y prohibiciones que fueron perfilando los
órdenes alternativos con pretensiones soberanas (p.27).
Aunque son muchos los análisis realizados respecto a las disputas te-
rritoriales y a las soberanías superpuestas, resulta curioso que pocos
de ellos se aborden incluyendo a las campesinas y los campesinos que
habitan en estos márgenes como copartícipes de esos ordenes alterna-
tivos. Los territorios bélicos, los territorios en disputa (para algunos
académicos), las repúblicas independientes (para algunos sectores del
estado y de la opinión pública) o los emporios del terrorismo (para
sectores radicales de tendencia de derecha) han sido identificados en
función de la guerra. De ellos se tiene la idea de que son sometidos a las
armas y a las decisiones que miembros de la guerrilla toman, y que son
ellos quienes “definen” el orden alternativo que allí funciona. Resalta
dentro de dichos análisis los que realiza Mario Aguilera (2001, 2014) en
los que se refiere al ejercicio de justicia que se hace en dichos territorios
desde las insurgencias como uno de justicia guerrillera.
18
Los casos aquí mencionados fueron documentados a partir de la revisión de
archivos de las Juntas y los Comités de Conciliación de la región de El Pato durante
el trabajo de campo realizado en marzo de 2016.
19
Conversación con doña Vilma. Región de El Pato (2016).
86 Controversia 206
20
Entrevista al comandante “Daneiro”, Comisión Organizativa Columna Teófilo
Forero Castro. Región de El Pato (2015).
“Ya no vamos a poder dejar las puertas abiertas”:
experiencias territoriales de cara al actual proceso de paz en Colombia. 87
Una mirada a la región de El Pato
21
Conversación colectiva con don Manuel, Miguel y Juan. Región de El Pato (2016).
22
Conversación con el profesor Uriel. Florencia, Caquetá (2016).
“Ya no vamos a poder dejar las puertas abiertas”:
experiencias territoriales de cara al actual proceso de paz en Colombia. 89
Una mirada a la región de El Pato
Varias veces preguntaba por qué esas normas se cumplían, qué era lo
que hacía que se respetaran. Diferentes personas me decían que era
porque se habían construido entre todos y todos las conocían y se ha-
bían comprometido a respetarlas:
—Hay un acta. Si usted llega por primera vez se las leen [las normas] y si
no le gusta puede irse. Así de sencillo.
—¿Así haya comprado finca? [pregunté]
—Es que (si) usted es forastera, lo primero que tiene que preguntar es
23
Entrevista con don Carlos. Región de El Pato (2015).
90 Controversia 206
cuándo hay reunión de junta, ahí se para y dice “lo que pasa es que vengo
a comprarle la finca a fulano, yo quiero saber cómo es”.
—¿Y si uno no sabe que hay que hacer eso?
—No, es que por aquí usted no puede no saber24.
Ese “por aquí usted no puede no saber” implica que en dicha región
hay otras prácticas y otras regulaciones, propias de una región rural,
pero aún más de una región rural en guerra. Transacciones “simples”
como la compra de una finca, implican una serie de mecanismos que
se han ido regularizando con el paso de los años, que funcionan y que
los que son de allí “conocen”, mecanismos que dejan ver las precau-
ciones que se toman para “no dejar entrar a cualquiera” a la región y
que responden a los miedos y las desconfianzas que la dinámica de la
guerra ha implantado.
Algunas conclusiones
En la construcción de estas normas se expresan algunos aspectos de las
relaciones guerrilla/población, y considero que esas normas son parte
de un orden local construido en medio de la guerra, pues además de
las normas de convivencia, están las normas ambientales y los meca-
nismos de seguridad. Para un periodo de eventual transición a partir de
la firma de los Acuerdos de La Habana, ese orden tendrá también que
transitar y transformarse. Varias de las personas de la región de El Pato
están especialmente preocupadas porque ya no saben “quién” les podrá
garantizar su “seguridad”. En la región son escasos los robos, no existen
homicidios desde hace cuatro años y las lesiones personales tienen que
ver usualmente con peleas de borrachos. “Ya no vamos a poder dejar
las puertas abiertas”, se lamentan algunos habitantes al hacer referen-
cia a que si la guerrilla no está puede que los robos y la llegada de gente
“extraña” aumente; el temor de los habitantes tiene que ver entonces
con que la forma en la que han regulado su cotidianidad va a cambiar,
24
Entrevista con doña Amanda. Región de El Pato (2015).
“Ya no vamos a poder dejar las puertas abiertas”:
experiencias territoriales de cara al actual proceso de paz en Colombia. 91
Una mirada a la región de El Pato
25
Es necesario aclarar aquí que con ello no desconozco que miembros de las Farc
sean responsables también de violaciones a los derechos humanos al interior de la
comunidad y que existan personas que piensen lo contrario, sin embargo, aunque
pueda haber disenso, el temor a lo que va a pasar ante una posible ausencia de
la insurgencia en la región es mayoritario. Ahora bien, la afirmación “la mayor
fuente de amenaza” está soportada en que la columna Teófilo Forero Castro de las
Farc, que, según la división interna de esa guerrilla en frentes de guerra, columnas
y bloques, tiene su área de operaciones a lo largo de la cordillera oriental, donde
se sitúa la región de El Pato, es considerada un cuerpo élite de la guerrilla, una de
las estructuras más fuertes en el campo militar y una de las más “sanguinarias”
(Verdad Abierta, 2016).
26
Respecto a las formas de la posible implementación de los acuerdos, a finales de
noviembre de 2015 la delegación de paz de la guerrilla emitió un comunicado público
sobre los Territorios Especiales para la Construcción de la Paz (Terrepaz), en los
que según estos: “La normalización territorial en relación con la transformación de
las Farc y su tránsito hacia organización abierta, se fundamentará en la definición
de zonas geográficas organizadas de manera excepcional y extraordinaria como
“Territorios especiales para la construcción de la paz (Terrepaz)”, que tendrán
un régimen especial y extraordinario, protegido constitucionalmente y en cuyo
desarrollo legal se contemplarán regulaciones específicas sobre la organización
política, económica, social, ambiental y de seguridad integral, participativa,
autogestionaria y comunitaria, así como las concernientes a las medidas y acciones
reparativas en desarrollo de la justicia restaurativa. La normalización territorial
hará parte integral del “Plan Nacional para el fin del conflicto, la reconciliación
nacional y la construcción de la paz estable y duradera (Planpaz)” (2015). La
propuesta causó todo tipo de reacciones y reavivó, una vez más, los señalamientos
sobre las repúblicas independientes.
92 Controversia 206
Referencias
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“Ya no vamos a poder dejar las puertas abiertas”:
experiencias territoriales de cara al actual proceso de paz en Colombia. 93
Una mirada a la región de El Pato
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ferida-a-la-definicion-de-territorios-especiales-para-la-construccion-de-la-
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entrevistador).
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lez, entrevistador).
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entrevistador).
Don Manuel (28 de julio de 2015). Todo es por la unidad. (L. Carrillo González,
entrevistador).
94 Controversia 206
Don Miguel, Juan y don Manuel (2016, febrero 22). Conversación colectiva. (L.
Carrillo González, entrevistador).
Doña Aleida (2015, agosto 13). Yo ya tenía mis gallinas. (L. Carrillo González,
entrevistador).
Doña Amanda (2015, julio29-30). Usted no puede no saber. (L. Carrillo González,
entrevistador).
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“Ya no vamos a poder dejar las puertas abiertas”:
experiencias territoriales de cara al actual proceso de paz en Colombia. 95
Una mirada a la región de El Pato
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ro-de-las-farc
96 Controversia 206
L
3.
Las Farc y las organizaciones
comunitarias en San
Andrés de Tumaco: desafíos
territoriales ante una eventual
implementación de los
Acuerdos de La Habana
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 99
Acuerdos de La Habana
Introducción
E
n la última década la costa Pacífica nariñense, y con gran acento
Tumaco, ha tomado protagonismo en los medios nacionales a
cuenta de los procesos violentos que ha experimentado: voladu-
ras de oleoductos, grandes extensiones de cultivos de uso ilícito y su
tráfico ilegal, amenazas y asesinatos a líderes sociales, combates entre
los distintos actores armados (Farc-EP, ELN, Fuerza Pública, paramili-
tares y los ahora denominados Grupos Armados Posdesmovilización
-GAPD-); entre otros sucesos que, además de convertirse en las imá-
genes más recientes de la región, ilustran un fenómeno particular: la
inserción tardía y cruenta del conflicto armado en un lugar que “había
estado tan olvidado por el resto del país que ni la violencia le había
llegado”, según cuenta un poblador entrevistado por Agudelo (2005,
p.11).
Por otro lado, nos distanciamos de aquellas perspectivas que ven a los
pobladores locales y las formas organizativas de la denominada socie-
dad civil como simples actores pasivos del conflicto que únicamente se
someten al influjo y vaivén de las armas. Por el contrario, con la expe-
riencia de San Andrés de Tumaco queda en evidencia que la gente no
solo resiste, también se adapta, negocia y aprende. Es decir que la que
la historia pesa, y mucho.
5
Según la página web del municipio, en Tumaco se produce el 100 % de la palma
africana, el 92 % del cacao y el 51 % del coco del departamento de Nariño.
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 105
Acuerdos de La Habana
[Al Beto] la clase política de la sierra lo escuchaba, no tanto por que quisie-
ra, sino simplemente porque necesitaban sus votos o le temían. En Bogotá
lo protegían porque era el representante del Partido Liberal en una región
en donde el Estado no hacía presencia. Era el señor de la costa, él era el
Estado en la Costa. (Oviedo, 2009, como se citó en Preciado, 2014, p.13).
Con el fin del boom de la tagua y el caucho, entre los años cuarenta y
setenta se fue transitando a una nueva actividad: la extracción madere-
ra. Su importancia radica en que produjo un impulso “modernizador”,
así como cambios importantes en la estructura socioeconómica y en
los hábitos de consumo de la región; también dinamizó un crecimiento
demográfico sustancial (Gráfica 1) y abonó al surgimiento de tensiones
y expresiones sociales que se mantienen hoy en día (Restrepo, 1999).
El principal antecedente para este auge maderero es la Ley 2 de 1959,
que declaró baldío a un gran conglomerado de tierras del Pacífico co-
lombiano que anteriormente estaban catalogadas como Zona de Reser-
va Forestal −ZRF−, lo cual desconoció y ocultó la presencia histórica
de comunidades rurales afro e indígenas en la zona (Hoffman, 2007;
Restrepo 1999).
6
A ello hay que sumar el impacto ambiental y social de la extracción maderera, que
la llevó al fracaso. El primero inició a fines de los años setenta, en zonas del norte
de la región del Pacífico nariñense, a raíz del grave impacto por la construcción del
Canal Naranjo, que unía los ríos Patía y Saquiangua, y produjo una fuerte reacción
por parte de las diferentes comunidades rurales afectadas por esta medida. El
segundo, producido por las precarias condiciones laborales y la debacle de la
industria maderera, que junto a otros fenómenos como el terremoto del 79 produce
una crisis social sin precedentes (Oviedo, 2009).
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 107
Acuerdos de La Habana
160.000
140.000
120.000
100.000
80.000
60.000
40.000
20.000
0
1905
1912
1938
1951
1964
1973
1985
1993
2005
7
Se le denomina así a una revuelta popular en la ciudad de Tumaco por cuenta del
incumplimiento del gobierno por la prestación de energía eléctrica.
108 Controversia 206
8
Por gamonales históricos entendemos a aquellos asentados por décadas en
la política tumaqueña, primordialmente herederos o parte de la maquinaria
construida por el clan Escrucería. Por el contrario, cuando se hace referencia a los
“emergentes” nos referimos a aquellos políticos, medianos jefes locales, líderes
sociales y comunitarios, entre otros actores, que emergen en la competencia
política con la debacle de los Escrucería.
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 109
Acuerdos de La Habana
Como corolario, en este periodo la región pasó de ser una zona de refu-
gio y descanso para las guerrillas a convertirse en un territorio central
en la escala nacional de la guerra, rompiendo con una relativa “vida
pacífica”. Esta integración conflictiva y traumática complejizó y trans-
formó los procesos de organización social y de apropiación territorial,
pues la oferta institucional y su manera de ser aprehendida en lo local
generó tensiones por cuenta de formas yuxtapuestas de territorializa-
ción y organización comunitaria (Aponte y Benavides, 2016). Así se
constituyó una “geometría del poder variable” (Hoffman 2002, 2007;
Rivas, 1999); es decir que en un mismo territorio se traslapan el marco
institucional con formas endógenas de regulación y organización cam-
biantes en el tiempo y en el espacio9.
9
En el trabajo de Hoffman serán catalogados como dispositivos espaciales. Para
afectos de este trabajo las denominaremos como jurisdicciones o estatutos
informales, dado el énfasis en entender no solamente su ubicación y presentación
espacial, sino su dimensión política y de regulación social y comunitaria.
10
No obstante esto no quiere decir que se han presentado rupturas entre uno y otro.
Todo lo contrario, estos se han transformado y trastocado en el tiempo, y son
precisamente los que permiten entender la riqueza y complejidad que hay en al
área de estudio.
11
En el cúmulo de sus trabajos Hoffman habla de dispositivos socio-espaciales. En
el presente texto preferimos asumir la definición de mecanismos que se encuentra
acorde al trabajo.
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 111
Acuerdos de La Habana
12
Son ejemplo de ello las obras de caminos, anteriormente desarrolladas en mingas
(Hoffman, 2007), que pasaron a estar bajo la tutela de las JAC y la negociación
con el municipio, que ya no se hacía a partir de la representación o figura de las
autoridades de los viejos, en los ríos, sino que fue reglamentada y desarrollada por
los corregidores.
13
Esta nueva oferta institucional asimilada y reglamentada por el Estado reconoce
los derechos colectivos a diferentes territorios de los ríos, con autoridades
reglamentadas por la ley: juntas de gobierno y asambleas de pobladores.
112 Controversia 206
14
En su mayoría compuesta por contingentes poblacionales de Putumayo, Caquetá
y Huila, entre otros.
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 113
Acuerdos de La Habana
Gráfica 2.
Evolución de la movilización social en San Andrés de Tumaco
1975-2014
12
Número mov. sociales
0
1975 1985 1995 2005 2015
Año donde ocurrió el hecho
15
De igual forma, también es importante resaltar en este periodo una participación
intermitente de sectores campesinos, sindicales y estudiantiles. No obstante, si
observamos los motivos principales así como las coyunturas que activan ciclos
más activos de movilización, son los actores arriba nombrados los que en su
mayoría capitalizan la movilización social.
16
Un dirigente del Alto Mira nos expresaba: “A veces nos han obligado a salir a
marchar a tomar carreteras, pero nosotros no sabemos hacer eso, nunca lo hemos
hecho. Es más, en qué carreteras íbamos si nuestras carreteras son los ríos”
(Entrevista 12).
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 115
Acuerdos de La Habana
Por último, en este panorama variopinto hay que resaltar los Conse-
jos Comunitarios, que están agrupados en Recompas, organización de
segundo nivel que al día de hoy suma dieciséis Consejos, los cuales
están repartidos a lo largo y ancho del municipio. Cada uno de estos
Consejos, según sean su proceso de configuración y sus miembros,
tiene sus particularidades y un tipo de relación propio con el centro
municipal. La tabla a continuación pone de relieve que el asunto de
los Consejos Comunitarios está rodeado de experiencias muy disimi-
les en cuanto a potencial de familias que agremian, territorio y rela-
ción con la vida urbana.
17
Se encuentra pendiente un ejercicio para ubicar y definir cuáles de esas 450 JAC
registradas realmente existen en la actualidad.
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 117
Acuerdos de La Habana
18
Comparte área con el municipio de Francisco Pizarro y Mosquera.
118 Controversia 206
19
En medio de confusiones y debates en torno a la reglamentación y la titulación
colectiva afro, tal y como lo evidencian Castillo (2007) y Agudelo (2005), tras
arduos debates se reproduce el modelo de los Resguardos; algo clave para entender
el proceso mismo de conformación, pero también para alejarse de las posturas
que idealizan los Consejos Comunitarios sin entenderlos como construcciones
históricamente dadas.
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 119
Acuerdos de La Habana
20
Recordemos pues que en este periodo se da el asesinato de varios líderes de los
consejos comunitarios del Alto y Bajo Mira, amenazas a otros dirigentes y el
asesinato de la hermana Yolanda Cerón en 2001.
21
En entrevista con una exparticipante del proceso de Palenque y hoy miembro
del PCN en Tumaco, nos expresaba que esta situación en la que los diferentes
dirigentes que enarbolaron todo el proceso de titulación en sus territorios empiezan
a ser amenazados y asesinados, algunos aprovecharon este “vacío de poder” para
denigrar de ellos y así hacerse con la conducción del proceso.
120 Controversia 206
Por otro lado, si bien las Farc-EP se enfrentaron con otros actores que le
cuestionaron su control territorial, dígase Estado, paramilitares o GAPD
(Anexos: Gráficas 5, 6 y 7), lo cual generó importantes oleadas de vio-
lencia, resulta de vital importancia preguntarse el porqué de su éxito en
la zona y por su capacidad adaptación y acomodamiento a las diversas
dinámicas y procesos que han tenido lugar en el tiempo y espacio en el
área de estudio. Una pista que rastrea este artículo es que esta posibili-
dad se ha visto en gran parte habilitada por su capacidad de incidencia
en espacios de la vida comunitaria –casi siempre por medio de las ar-
mas–, regulando la vida cotidiana de los pobladores, la forma de hacer
política y su articulación con el nivel municipal, regional y nacional. En
esta medida, este apartado se centra en la relación e influencia de esta
guerrilla sobre dichos ámbitos22.
Así, los aspectos que nos interesa explorar para mostrar de qué ma-
nera las apuestas militares y políticas de esta guerrilla han afectado
22
En cuanto a la relación entre guerrilla y población civil nos distanciamos de las dos
explicaciones clásicas por considerarlas insuficientes: tanto aquellas que aluden
a que esta relación atravesada por la coacción y la represión armada, deja a las
comunidades en un papel de sometimiento extremo, minimizando su agencia;
como también de aquellas que ven en esta relación la construcción de un “poder
dual” –o un contrapoder– que disputa la jurisdicción del Estado (Aguilera, 2014).
Dichas posicione obvian, como se ha dicho, el carácter dinámico de esta relación
en el tiempo y, sobre todo, se desprenden de las particularidades regionales de
cada experiencia de inserción guerrillera.
122 Controversia 206
23
Se parte de la idea de que la relación entre Farc-EP y población civil no es en
ningún momento plana y lineal, sino de encuentros y desencuentros en los que
estos se topan, cooperan o se enfrentan; algo que a todas luces contribuye a
entender las posibilidades y limitaciones que tienen los pobladores tumaqueños
y sus organizaciones sociales para incidir en la política local frente a un eventual
contexto de posconflicto.
24
Este frente hace parte del Comando Conjunto Central de Occidente o el Bloque
Occidental, el cual está compuesto por los Frentes VI, VIII, XXIX, XXX y LX.
25
Principalmente en los municipios de Leiva, La Llanada, Sotomayor, Policarpa,
Cumbitara y Barbacoas.
26
Acá están presentes los municipios de El Rosario, Mallama, Olaya Herera, Ricaurte,
Samananiego, Sandoná, Mercaderes y Tumaco.
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 123
Acuerdos de La Habana
27
Por ejemplo, el Frente XXIX logró tener influencia política en diversas localidades
en las que hizo presencia de la mano de actores del movimiento cívico, tuvo una
participación representativa en el poder local por medio de la Unión Patriótica −
UP−.
28
Por ejemplo la lucha de clases, la necesidad de una revolución para cambiar la
idea de Estado y sociedad o la necesidad de una reforma agraria, etc.
29
Para el caso de las comunidades negras: la discriminación racial, la recuperación
de la memoria esclavista, valoración de la cultura propia, el derecho a la tierra, etc.
124 Controversia 206
En efecto, esta es la génesis de las tensiones entre las Farc-EP y los Con-
sejos Comunitarios. No obstante, durante este periodo no se produjo
ningún punto de inflexión, pues ni las Farc habían iniciado una extrac-
ción de recursos sistemática ni sus comandantes habían sido relevados,
por lo cual el lado militarista no se mostraba tan marcado (Anexos:
Gráficas 5, 6 y 7).
30
En este hecho veintidós soldados resultaron muertos y dieciocho tomados como
prisioneros de guerra.
31
Uno de los corredores era el que buscaba conectar el departamento del Caquetá
con la costa del Pacífico nariñense, atravesando los departamentos de Huila,
Tolima y Cauca. Y otro, que no se materializó, iría a lo largo de toda la región del
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 125
Acuerdos de La Habana
Pacífico, desde el Urabá hasta Tumaco, pasando por los puertos de Buenaventura
y Guapi en el Cauca y el Valle del Cauca.
32
Guaviare, Meta, Caquetá y, especialmente, Putumayo.
33
Las Farc pretendieron que los diversos políticos aspirantes y electos “representaran”
sus intereses y visiones de sociedad. No en vano, una representante por la
126 Controversia 206
34
Adscrito al Bloque Central Bolívar.
35
Es decir, con cultivos, laboratorios, rutas y puertos de embarque para el mercado
internacional. Esto tuvo que ver, según Castaño, con una estrategia nacional que
buscó acabar con la insurgencia en Colombia, sobre todo la de las Farc-EP, por lo
que era necesario quitarles el control sobre su principal fuente de recursos: la coca
(González et. al., 2011; Aponte, 2015).
128 Controversia 206
36
Las ventajas geográficas del territorio y la introducción de laboratorios y
cristalizadores que permitían el rápido embarque del cargamento hacia el mercado
internacional por la gran cantidad de afluentes que desembocan en el mar pacífico
explican su configuración.
37
La llegada de estos contingentes poblacionales se vio impulsado por dos elementos
que se reforzaron mutuamente. Por un lado, tuvo lugar el retorno de nativos
migrantes que se habían vinculado con anterioridad a ciertos eslabones de la
economía de la coca (en Guaviare, Putumayo, entre otras zonas), bien sea como
cultivadores o como raspachines, recolectores de hoja, etc. Y por otro, se produjo
la llegada de comerciantes que incentivaron los cultivos al repartir semillas,
financiarlos y garantizar la compra del producto (Vicepresidencia, 2009).
130 Controversia 206
De ahí que no deba extrañar que las Farc-EP lograran un mayor juego
en la vida comunitaria y política: en las zonas rurales establecieron
un régimen contributivo, el cual manejaban a su parecer38 (Vicepresi-
dencia, 2009); influyeron y obstaculizaron ciertos procesos organizati-
vos al interceder en la dinámica de los Consejos; e impusieron ciertas
normas y parámetros de regulación39. Pero esto no es todo, pues como
estrategia paralela de erosión y desconocimiento de los Consejos Co-
munitarios impulsaron procesos organizativos paralelos no integrados
por nativos, como las asociaciones de los ríos Mira, Nulpe y Mataje
(Vicepresidencia, 2009; Aponte y Benavides, 2016).
38
Por ejemplo, con los fondos recaudados una comunidad les propuso que destinaran
el 50 % del recaudo para vías, escuelas y otras necesidades, pero la agrupación
se negó argumentando necesidades militares. También intentaron poner en la
dirección de estos procesos a personas afines o simplemente desconocieron la
potestad de las Juntas de los Consejos Comunitarios (Aponte y Benavides, 2015).
39
Tal es el caso de las Farc-EP en las zonas del Alto Mira, el Nulpe, el Mataje, la Balsa
y Palamí. Su presión sobre las autoridades llevó a que estas dejaran de reunirse
e incluso alguno se vieron en el a necesidad de desplazarse. Pero las Farc-EP no
fue la única organización, también los paramilitares desplazaron varios líderes
comunitarios y dirigentes que decidieron abandonar la región por la difusión de
listas negras (Agudelo, 2001).
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 131
Acuerdos de La Habana
40
Si se estudian y analizan otros casos del territorio nacional, se hace evidente la
imperiosa presencia de una sociedad sedimentada y jerarquizada de forma clara
para que los paramilitares puedan no solo insertarse exitosamente sino también
imponer un orden y control territorial (CNMH, 2016; Gutiérrez y Barón, 2006).
132 Controversia 206
41
Este entrevistado dijo que esta fue una de las órdenes del grupo armado para el
reciente Paro Agrario Nacional.
42
Si bien consideramos que esta expresión puede ser exagerada, sí da cuenta de las
formas y capacidades de regulación de las Farc en este zona del país.
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 133
Acuerdos de La Habana
los miembros [del Consejo]) no siguen al pie de la letra las órdenes, hay
una reticencia, se les enfrentan porque ellos no son mandaderos. Una vez
134 Controversia 206
montaron dos presidentes. Uno está muerto y el otro preso, la gente le toca
acomodarse por la intimidación de las armas. Lo que quiero mostrar es que
el dominio del territorio de las Farc no quiere decir que dominan la política
y los procesos organizativos o los Consejos. (Entrevistado 3)
Para uno de los entrevistados, las Farc-EP han utilizado esta estrategia
por su imposibilidad de incidir en los Consejos Comunitarios (Entre-
vistado 4), pues se ha respaldado en las armas y ha creado fuertes
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 135
Acuerdos de La Habana
43
En el primero, se promueve e impulsa un modelo de desarrollo rural intensivo y
extensivo de la agricultura; mientras que en el segundo se promociona un modelo
agrario basado en la pequeña propiedad y la economía campesina.
44
Que tiene toda una serie de complejidades internas: el mundo de la titulación
colectiva de los Consejos Comunitarios no se ha encontrado exento de discusiones
en torno al lugar que tiene la propiedad individual en estos territorios, así
como el lugar y la reglamentación de los cultivos de palma o las camaroneras
allí asentadas. Esto se profundiza con la indecisión institucional, es decir, la
ausencia de mecanismos reglamentados por la ley para solucionar este tipo de
conflictividades sobre la propiedad y el uso de la tierra en estos territorios.
45
Por ejemplo Consejos Comunitarios, Resguardos Indígenas y Juntas de Acción
Comunal y Local.
136 Controversia 206
Así, a las causas objetivas hay que sumar la posición estratégica del
lugar y el interés de los narcos por el municipio: “Esta zona es una
Las Farc y las organizaciones comunitarias en San Andrés de Tumaco:
desafíos territoriales ante una eventual implementación de los 137
Acuerdos de La Habana
Anexos
Gráfica 4. Titulación de Baldíos en San André deTumaco, 1900-2012.
2004 - 2012
1995 - 2003
1989 - 1994
1983 - 1988
1974 - 1982
1960 - 1973
1901 - 1959
0 10.000 20.000 30.000 40.000 50.000
PREDIOS HECTÁREAS
70
60
50
40
30
20
10
0
1991
1992
1993
1994
1995
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2014
Gráfica 6.
Acciones bélicas por actor - Tumaco 1991-2014
30
25
20
15
10
5
0
1991
1992
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2011
2012
2013
2014
FARC
FUERZA
PÚBLICA
PARAMILITARES
Gráfica 7.
Infracciones al DIH por actor - Tumaco 1991-2014
45
40
35
30
25
20
15
10
5
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1995
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1994
1997
2001
2002
2003
2004
2007
2011
2012
Municipio 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
San Andrés de Tumaco 360 680 3168 6149 8281 10176 ### 16843 22849 33875 48715 61503 76866 89629 104070 119907 IE+05
El Charco 84 195 1209 4356 4695 5595 8430 9396 34864 36428 38265 39517 41102 41925 42714 43417 43603
Barbacoas 222 330 1531 2757 3892 4522 6703 10453 12255 17407 19740 21414 22890 24289 25327 26657 26982
Policarpa 158 200 296 662 1476 2289 3267 7816 10570 14666 15757 16774 18241 20260 21200 22287 22405
Pasto 423 820 1467 7187 7727 8162 8594 9209 9900 10249 10501 10643 11008 11464 11818 12082 12128
Olaya Herrera 45 110 978 1649 1836 1970 2250 3098 3979 6420 8408 10491 11803 13216 14459 15311 15418
Santa Bárbara 25 79 3377 3654 3757 3818 4057 4657 6916 7269 7672 8283 8823 9671 10162 10467 10499
Roberto Payán 46 55 143 302 702 834 1526 1888 3179 5808 6592 8314 9077 11148 11869 12216 12301
Cumbitara 33 68 101 220 336 697 1043 2735 5681 7139 7680 8148 8983 9548 9988 10473 10685
Samaniego 83 118 257 504 637 827 1044 1287 2034 5287 6552 7357 8428 9661 10831 12219 12714
Entrevistas
• Entrevistado 1. Taxista de la ciudad de Tumaco. Realizada en julio 27
de 2015.
• Entrevistado 2. Miembro de Pastoral Social. Realizada en julio 27 de
2015.
• Entrevistado 3. Antiguo miembro de Recompas y experto en temas de
Justicia tradicional. Realizada en julio 28 de 2015.
• Entrevistado 4. Abogado local. Realizada en julio 29 de 2015.
• Entrevistado 5. Funcionario de la Unidad para la Atención y Repara-
ción Integral a las Víctimas. Realizada en julio 29 de 2015.
• Entrevistado 6. Secretario de Gobierno del municipio de Tumaco. Rea-
lizada en julio 30 de 2015.
• Entrevistado 7. Líder afro. Realizada en octubre 29 de 2015.
• Entrevistado 8. Miembro del Consejo Comunitario del Alto Mira y
Frontera. Realizada en octubre 30 de 2015.
• Conversación con líderes de Tumaco, Francisco Pizarro y Barbacoas.
Realizada en abril 18 de 2016.
144 Controversia 206
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contexto. Conflicto y territorio en el sur de Colombia. Bogotá: Cinep/PPP
y Odecofi.
148 Controversia 206
E
n el presente artículo se analiza una modalidad particular del fenó-
meno paramilitar en Colombia, las alianzas o redes paramilitares,
comprendidas como empresas criminales de carácter funcional,
cambiante y coyuntural para la planeación, coordinación y ejecución de
modalidades extremas y recurrentes de violencia contra la población ci-
vil. Estas redes o alianzas paramilitares fueron articuladas y promovidas
por integrantes de la Fuerza Pública, políticos regionales, integrantes de
grupos armados ilegales y determinadores de graves infracciones al DIH
y los DD. HH., especialmente en las décadas de 1980 y 1990 en varias
regiones del país. Como se desarrollará a lo largo del texto, las alianzas
o redes paramilitares se diferencian de los modelos de “autodefensa”,
“comando o ejército privado” y “estructura paramilitar” en la medida
en que no perduraron con posterioridad a la ejecución de la acción cri-
minal, no presentaron una estructura político-militar implantada territo-
rialmente, no contaron con una legitimación política, social y económica
para proyectarse a largo plazo. En este sentido, el análisis de dichas
redes o alianzas paramilitares permitirá ampliar la comprensión acerca
del proceso de conformación, expansión y consolidación de las estruc-
turas paramilitares que se agruparon desde 1998 en la confederación
104 fatales,
2 18 10 1998 Corregimiento Fraguas (Machuca), Segovia 45 lesionadas, Guerrilla (ELN)
desplazamiento forzado
Fuentes: Cinep. Banco de Datos de Violencia Política; CERAC. Base de Datos sobre Conflicto
Armado Colombiano; CNMH. Observatorio Nacional de Memoria y Conflicto.
De este modo, las redes o alianzas paramilitares pasan por una serie de
etapas distintas, en tanto los principales hitos de victimización —masa-
cres de 1983, 1988, 1996 y 1997— ilustran los cambios y continuidades
que se presentaron en la transformación de las empresas criminales
entre los determinadores, los financiadores y los perpetradores. Estos
evidencian un proceso complejo en la conformación del actor armado,
así como la concreción de modalidades y repertorios de violencia que
no siguen precisamente los modelos descritos para otras regiones del
país (Cinep, 2004; Medina, 1990). En este sentido, la trayectoria de las
alianzas o redes paramilitares en el Alto Nordeste fue distinto al de las
estructuras paramilitares del Magdalena Medio o de Córdoba y Urabá;
tampoco se trató de una extensión de estas últimas, por constituirse la
zona como corredor territorial entre ambas regiones, o por involucrar
en ciertos momentos a Fidel Castaño y Henry Pérez.
Es así como la trayectoria del Alto Nordeste permite observar una evo-
lución particular del fenómeno paramilitar en Colombia, la cual debe
distinguirse del paramilitarismo de la autodefensa o de la conformación
de un ejército privado, antecedentes de las estructuras confederadas
Las alianzas o redes paramilitares del Alto Nordeste antioqueño 169
Sin embargo, como ya se anotó, esto no quiere decir que hayan existido
diez diferentes grupos paramilitares o de autodefensa (estructuras polí-
tico-militares), sucesivos o simultáneos, como responsables de la acti-
vidad contrainsurgente y la violencia política; tampoco se trató de diez
nombres para una misma estructura paramilitar estable asentada en la
región durante las décadas de los ochenta y noventa. Por el contrario, la
forma como se presentó el mecanismo de terror (recurrencia a las gran-
des masacres) reafirma una trayectoria particular del paramilitarismo
en la región. Esta fue caracterizada a finales de la década de los ochenta
170 Controversia 206
1988). Por otra parte, el capitán Rodrigo Cañas Forero fue procesado y
condenado como coautor de la “masacre de los Billares” de 1996 (Fisca-
lía General de la Nación, 1996), y el mayor Alejandro Álvarez, segundo
comandante del batallón Bomboná de Puerto Berrio, fue identificado
como miembro del MAS en la investigación de la Procuraduría Gene-
ral de la Nación en 1983 (Procuraduría General de la Nación, 1983-a).
Los hechos son relevantes porque relacionan a altos mandos de la XIV
Brigada del Ejército Nacional con las alianzas o redes paramilitares de
la región.
Por otra parte, durante las décadas de los ochenta y noventa se imple-
mentaron diversas prácticas de violencia dentro del repertorio de la
guerra contrainsurgente. Gran parte de estas violaban los DD. HH. y el
DIH, por ello se les denominó en su conjunto guerra sucia. Entre las
modalidades de victimización recurrentes sobresalieron la amenaza, la
tortura, la desaparición forzada, los asesinatos selectivos o ejecuciones
extrajudiciales, las masacres y el desplazamiento forzado. Simultánea-
mente, surgieron y se consolidaron nuevas formas de organización de
los actores armados: grupos, comandos, ejércitos o estructuras parami-
litares, grupos de autodefensa, ejércitos privados, bandas sicariales y
grupos de limpieza social (Dávila, 1998; Leal, 2006). Estos agenciaron
un modelo de represión que tuvo como objetivo la victimización de la
población civil sobre la confrontación con los grupos guerrilleros.
Es por esto que ninguna de las diez etiquetas paramilitares que hicieron
presencia en la región se encuadra en el modelo de paramilitarismo-au-
todefensa previamente descrito. Por el contrario, la experiencia del Alto
Nordeste es emblemática de la recurrencia a la masacre como mecanis-
mo de terror; en cada ataque se presentaron diferencias en la confor-
mación de la alianza o red paramilitar (determinadores, financiadores,
perpetradores), el objetivo específico de cada acción, su significación
política y la selección de las víctimas. De ahí que el MAS (del Alto Nor-
deste), el MRN o Dignidad Antioqueña, e incluso el GAN, no encajen
en el modelo de autodefensa. En contraposición, los diversos nombres
de las alianzas o redes paramilitares del período 1982-1997 funcionaron
como categoría de significación de la violencia política, o si se prefiere,
como etiqueta de identificación pública del victimario. Respondieron a
la necesidad de comprender la acción violenta de una forma particular,
significándola políticamente para que no fuera confundida con otro tipo
de violencia. Igualmente, hicieron las veces de distractores para gene-
rar una imagen pública de actor singular que enmascara la naturaleza
de las alianzas y, particularmente, difumina la participación directa y
recurrente, por acción u omisión, de la Fuerza Pública en el proceso de
victimización.
Por otra parte, la emergencia de las actuaciones del MAS tiene carac-
terísticas regionales diferenciadas. Mientras en el Magdalena Medio a
la tropa se le señaló como “los mismos ganaderos o terratenientes”,
en el caso del ciclo de victimización 1982-1983 en Remedios y Segovia
se trató de una red o alianza paramilitar compuesta por efectivos del
Ejército Nacional más guías y colaboradores civiles, parte de los cuales
eran trabajadores de Fidel Castaño Gil:
Así como los acontecimientos en 1983, cuando se hizo una masacre de gran-
des proporciones y con características semejantes a la presente [la de 1988
en Segovia], la investigación culminó con la orden de captura para Fidel Cas-
taño y el capitán del ejército Jorge Eliecer Valbuena Barriga, las cuales nunca
se llevaron a efecto […]. Por la historia de su presencia en este municipio
desde hace alrededor de diez años, Fidel Castaño primero como cantinero
en el bar “El Minero”, luego sorpresivamente como mafioso, terrateniente y
182 Controversia 206
Así, el MRN, Los Realistas o Los Borradores, más que grupo arma-
do permanente, se constituyó como una forma compleja de operación
conjunta entre la Fuerza Pública y los paramilitares de Henry Pérez del
Magdalena Medio —con la intermediación de Fidel Castaño y César
Pérez García como determinadores— por lo menos para la planeación
y ejecución de la “masacre de Segovia” de 1988. Como la política era
el objetivo, la competencia por el espacio público a través de la propa-
ganda era fundamental. Por lo tanto, integrantes del Ejército y la Policía
(base del batallón Bomboná y Distrito de Policía de Segovia) se encar-
garon de pintar grafitis y de elaborar y repartir panfletos y boletines, así
como de ambientar la masacre a través de hostigamientos y amenazas
a la población, la realización de falsas tomas guerrilleras (simulaciones
de combates), el envío por correo certificado de amenazas (pasquines y
sufragios) a los funcionarios públicos de la UP y la concreción de parte
de la inteligencia para la operación. Sumado a esto, la XIV Brigada brin-
dó el apoyo logístico necesario para la realización de la masacre inclu-
yendo la omisión de su deber constitucional de proteger a la población
durante los ataques, la manipulación de sus propios puestos de control
ubicados en las vías de comunicación para la eficaz entrada y salida del
territorio del comando perpetrador, y el préstamo de armamento de alto
poder como fusiles, granadas y ametralladoras M-60 para la ejecución
de los crímenes (Juzgado 4º de Ejecución de Penas de Bogotá, 1988;
Procuraduría General de la Nación, 1988a,b,c,d).
Fotografías 13, 14, 15 y 16. Sufragio con amenazas del MRN dirigidas a funcionarios
de las alcaldías locales de Remedios y Segovia.
Fuente: Archivo de la Fiscalía de Segovia, octubre de 1988.
Las alianzas o redes paramilitares del Alto Nordeste antioqueño 193
Fotografía 18. Boletín suscrito por Fotografía 19. Boletín suscrito por Dignidad
Macogue. Fuente: Expediente Penal Antioqueña. Fuente: Expediente Penal
085-3674 de 1996, octubre de 1995. 085-3674 de 1996, abril de 1996.
Las alianzas o redes paramilitares del Alto Nordeste antioqueño 197
Conclusión
En el Alto Nordeste antioqueño (Segovia y Remedios), durante el perio-
do 1982-1997 fue recurrente la violencia contra la población civil, es-
pecialmente dirigida contra la oposición política y los movimientos so-
ciales. Esta fue agenciada por alianzas o redes paramilitares articuladas
por integrantes activos de la Fuerza Pública que operaban en la región
(Ejército y Policía), en asociación con civiles (determinadores, financia-
dores y perpetradores) y grupos armados ilegales. Como resultado, en
esta zona se restringió el ejercicio pleno de la ciudadanía, los procesos
200 Controversia 206
Referencias y bibliografía
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tencia Condenatoria proferida por el Tribunal Nacional, Sala de Decisión,
contra el procesado Alejandro Londoño Tamayo y otros, por los delitos de
terrorismo, concierto para delinquir y homicidios agravados. Decisión: no
impugnar el fallo casado. Bogotá: Sala de Casación Penal, proceso 18499.
Corte Suprema de Justicia (2003, mayo 2). Recurso de Casación ante Sentencia
Condenatoria proferida por el Tribunal Nacional, Sala de Decisión, contra
el procesado Rodrigo Cañas Forero, por los delitos de homicidio agravado
con fines terroristas y tentativas de homicidios agravados. Decisión: no
impugnar el fallo casado. Bogotá: Sala de Casación Penal, proceso 16818.
202 Controversia 206
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S
5.
State Expansion, Insurgent
Resistance, and Territorial
Control in Arauca 2002-2010
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 209
I
n recent years, international security experts have warned against
the threat posed by ‘ungoverned spaces’ insofar as these swaths
of territory existing beyond the control of any central government
provide a natural sanctuary to insurgents, criminals, and international
terrorists alike2. However, when the state expands into these ‘lawless
zones’ in order to pacify them, the results are hardly the same across
space and time. This state expansion will often witness a reduction in
violence mirrored by an improvement in stability and order. Quite fre-
quently however, violence will increase as stability and order worsen.
The fact that state expansion into ungoverned spaces produces such
different results across areas of extremely close proximity begs the fo-
llowing research questions: how is the state able to establish control,
and, by extension, order in some contested spaces more easily than
others? What enables insurgents to withstand and survive this massive
onslaught in some cases while failing in others? And at last, how and
why does this variation in violence and order occur?
Since 2002, the Colombian state has embarked upon a massive state ex-
pansion project in many volatile areas of the country which were pre-
viously controlled and governed by other armed non-state actors. This
projection of military, bureaucratic, and economic power into these con-
tested spaces has not necessarily brought peace and stability with it,
casting into doubt the efficacy of the central government’s larger attempt
at state expansion. Perhaps nowhere is this more evident than in the de-
partment of Arauca. Having served as a laboratory for the Colombian go-
vernment since 2002, while also being home to various armed non-state
actors, this department testifies to the mixed results which accompany
state expansion projects at a micro-level across disparate municipalities
such as Arauca, Arauquita, and Tame. For example, the incursion by the
Colombian military in Arauca municipality witnessed a permanent decli-
ne in violent deaths, forced displacement, and armed actions from 2002
until 2010 and beyond, an accomplishment which was also mirrored by
the virtual expulsion of armed insurgents from the municipality. Mean-
while, Arauquita and Tame experienced initial increases in the same in-
dicators of violence, while ultimately witnessing no real improvement
over the same period of time. Interestingly enough, whereas armed non-
state actors retained a virtual hegemony in Arauquita, the municipality
of Tame remained split between a core area controlled by the state and
their paramilitary allies, while the periphery remained under insurgent
control3.
It appears that the Colombian state’s ability to reclaim and reduce the
violence in certain key physical spaces in Arauca was the result of
external-local elite alliances which succeeded in disrupting the linka-
ges between civil society, local politics, and armed insurgents, thereby,
enabling them to attain territorial and administrative control of Arauca
3
The region of Tame where the state re-established control is geographically and
historically linked to the plains region of Arauca, whereas insurgents maintained
a consolidated presence in the piedmont region of the municipality.
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 211
4
See Kalyvas (2006), Vargas (2009), and Bhavnani, Miodownik, & Choi (2011).
212 Controversia 206
Second, the study of social networks between armed actors and civilian
populations has advanced quite recently. However the most significant
research can only explain insurgent capacity to operate militarily at the
national level, and as the Colombian case demonstrates, there is dramatic
variation at the sub-national level between disparate units of the same
insurgent organizations5. Of equal importance, the assumption underpin-
ning much of this scholarship interprets relations between the state and
armed non-state actors – of whatever ideological stripe - as inherently
confrontational and prone to lethal interactions. Non the less, recent li-
terature focusing on civil wars where there are multiple actors operating
and interacting in a myriad forms highlights an important, yet, perhaps,
inconvenient truth: seemingly implacable enemies at the national level
do not always seek to kill one another at the local level. Furthermore,
relations between disparate armed actors in a civil war are dynamic and
will often differ among members of the same groups in different spaces
depending on immediate local goals and objectives6. Recent conflicts all
over the globe have demonstrated a tendency to be “frequently charac-
terized by bargains, deals, and norms that structure patterns of violen-
ce” between oft-shifting constellations of alliances (Staniland 2012: 255).
This naturally presents a massive challenge to the central premise of
most work on state expansion and modern counterinsurgency.
5
See Staniland (2014), and Sarbahi (2014).
6
See Idler (2012), and Bakke, Gallagher, and Seymour (2012).
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 213
7
See Humphreys and Weinstein (2006), and Weinstein (2006).
8
See Gutiérrez Sanín (2008).
214 Controversia 206
The plains region is the traditional Arauca, settled before the 17th cen-
tury and largely administered by Jesuit missions in both Arauca and
Tame. Historically, the plains have been devoted to the raising of cattle
and little else. The piedmont, on the other hand, is the ‘new’ Arauca,
whose process of settlement more recently occurred following the end
of la Violencia in the early 1960s, and whose migrants arriving from
neighboring departments such as Boyacá, Santander, and Norte de San-
tander, were encouraged by the state to engage in subsistence farming
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 215
on small, family held plots of land.In the early years of this period, local
governance in the region was practically non-existent, as the entire inten-
dency of Arauca was officially administered from the city of Sogamoso
in eastern Boyacá. While intendencies were officially administered by
executively appointed intendants, the Araucan political elite was tho-
roughly dominated by the Liberal party, which was principally composed
of a group of wealthy cattle ranchers from the plains region. These eli-
tes exercised power through clientelist linkages with core constituencies
primarily found in Arauca municipality and Tame. In reality, however,
the department during this juncture was more heavily incorporated into
neighboring Venezuela than it was with the rest of Colombia. Furthermo-
re, despite the intended efforts of INCORA and other official entities to
assist and help develop the colonization zone in the piedmont and the
plains region, these measures fell drastically short due to the negligence
of the Colombian government9.
9
See Carroll (2011: 180).
10
See Gutiérrez (2010).
216 Controversia 206
Over the course of the 1970s, piedmont society orbited around two
pillars of social organization: local civil society-primarily in the form
of the Juntas de Acción Comunal and peasant associations such as the
Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) and the Federa-
ción Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria (Fensuagro)- and nascent
guerrilla units. It is crucial to underscore that these two pillars were
not mutually exclusive; rather; dense linkages existed between them1112.
However, despite being a guerrilla zone, the ELN only registered its
first attack against the Colombian state in Betoyes, Tame, in 1981, some
fifteen years after arriving in Arauca. A year prior, a small group of in-
surgents from the Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc)
migrated from the interior and organized the Guadalupe Salcedo front
in the piedmont, establishing their presence in the larger region by ini-
tiating a military attack upon its arrival in Fortul13. While the early 1980s
11
A former mayor of Arauquita (Interview 13, Arauquita, 2016) describes this era:
“Antes ¡había 5 policías para todo el municipio!, la guerrilla era la que arreglaba
los problemas de las infidelidades, las ventas de las fincas, todo. Aquí el Estado no
llegaba.”
12
All interview participants will appear anonymously in order to protect their
identities. These interviews were conducted separately in the municipalities of
Arauca, Arauquita, Saravena, Fortul, Tame, and in the Colombian capital, Bogotá
D.C., between January and July 2016.
13
The Guadalupe Salcedo front eventually came to be known as the 10th front, while
the Farc also established the 45th front in the western part of Tame and Fortul
later on. It is important to note that both the ELN and the Farc maintained clearly
distinct zones of influence in the piedmont - and later the entire department –
with the former guerrilla group exercising hegemony in the border region with
Venezuela and the western parts of Fortul and Tame, while the latter insurgency
occupied the rural interior of Arauquita, Fortul, and Tame. However, these zones
of influence were not the exclusive domain of either group, as one interviewee
(Interview 4, Arauca, 2016) referred to the town of Puerto Jordan in Tame as an
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 217
example of this bifurcation of space: “Ese era un caserío de una sola calle, y cada
uno de los límites de la calle pertenecían a cada guerrilla, una fila de casas de las
Farc y un fila de casas del ELN.”
14
This sentiment is widely shared in the department. A leading trade unionist at
the Unión Sindical Obrera de la Industria de Petróleo (USO), the main oil workers
union in Colombia, elucidates: “Siempre, siempre con las petroleras llega la
violencia. Cuando comenzó la explotación aquí hubo plata de las petroleras para
la insurgencia.” (Interview 8, Arauca, 2016).
15
Carroll (2011).
218 Controversia 206
While linkages already existed between both the armed insurgency and
the piedmont civil society through both rebel groups sponsorship of diffe-
rent national-level peasant organizations in Arauca (ELN - ANUC; Farc -
Fensuagro), this electoral reform gave both groups the ability to intervene
directly in the management at the municipal and departmental level by
fielding and supporting political candidates and parties in local elections
beginning in the mid 1980s and early 1990s. Faced with the voting po-
tential of the demographically larger piedmont electorate, the traditional
political elites from the plains – specifically, from Arauca municipality
– began to sponsor nascent paramilitary groups as early as 1988, while
simultaneously encouraging military repression of the political left in or-
der to prevent a dramatic departmental reconfiguration16. Despite the rise
16
Interview 21, Saravena (2016).
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 219
For this reason, both the top military brass in Bogotá and paramilitary
chiefs in northwestern Colombia specifically targeted Arauca as fertile
ground for expansion in the late 1990s and early 2000s. Perceived as a
guerrilla haven, rich in oil and strategically located near an important
transit corridor with Venezuela for drugs, arms, and other contraband, it
provided an obvious target for the implementation of the revamped offi-
cial military strategy under Plan Colombia19. Similarly, the paramilitary
17
The first fiscal year that oil royalties became available to the intendency’s
government in 1986-1987, Arauca’s budget increased twenty fold, initiating a
period of lavish public spending and endemic corruption that has lasted until the
present (Carroll, 2011).
18
Arauca is a unique case insofar as the insurgent groups, who historically were
prone to preventing local communities under their control from participating
electorally, competed with one another in municipal and departmental elections
(Farc supported the Patriotic Union party, whereas the ELN attached itself to a
faction of the Liberal party) with relatively low levels of violence between them.
Termed ‘armed clientelism’, the guerrillas (primarily the ELN) attempted to export
this model of social and political integration to other regions in order to consolidate
territorial control, albeit with varied success outside of Arauca (Peñate, 1998).
19
Occidental Petroleum lobbied the passage of Plan Colombia in U.S. Congress,
receiving an annual $98 million earmark for American military assistance in
guarding the Caño Limón-Coveñas oil pipeline and other infrastructure in the
region. U.S. contractors were directly involved in the infamous 1998 Santo
220 Controversia 206
Upon taking office in 2002, President Álvaro Uribe took full advantage of
the military aid and assistance provided by the United States under Plan
Colombia and unleashed an unprecedented military offensive against
armed non-state actors - primarily leftist guerrillas - operating beyond
the purview of the central government in Bogotá21. During this time, “the
patterns of the past began to be broken and, finally, the national gover-
nment began to have effective control of the entire nation” (Kline, 2009:
5). At the onset of his first term, Uribe launched numerous military ini-
tiatives by Decree 1837 to reclaim the most violent areas of the country
which were contested by guerrillas and paramilitaries alike. Two zones
of rehabilitation and consolidation were established: one constituting
22
While the three northern municipalities of Arauca, Arauquita, and Saravena
were specifically targeted under this Decree, according to numerous interview
participants, the militarization of Arauca included every municipality in the
department without exception. The former Colombian president “used {Arauca},
rich in oil and sharing a border with Venezuela, as a testing ground for many of
his key policies on security” (Amnestía Internacional 2004: 1).
23
See Leal Buitrago (2003); Defensoría del Pueblo (2003).
24
Gutiérrez (2010).
25
Interview 14, Arauquita (2016); Interview 47, Bogotá D.C. (2016).
hundreds of whom were arrested arbitrarily in massive sweeps and
illegally detained without due process based on the testimony of anon-
ymous informants. The Colombian government had succeeded in brea-
king the vital linkages between electoral politics, civil society, and the
insurgency in the department26. While Uribe and the military’s strategy
was to ‘take the water from the fish’, Araucan civil society had already
begun to publicly distance itself from the insurgency at this juncture,
most notably the Farc, who was increasingly engaging violently with
both the Colombian armed forces and the civilian population after the
breakdown of their failed peace negotiations with the government in
2002. The fumigation campaign initiated by the armed forces in Tame,
Fortul, Saravena, and Arauquita in 2003 added even more pressure to
the already strained relations between the Farc and local populations
in these areas, the latter of whom bore the brunt of the state’s response
to the coca boom fuelled by the former27. Finally, while the expansion
of state presence succeeded in reducing attacks to oil infrastructure in
the department – the widely perceived priority of the massive interven-
tion in the region – and in temporarily weakening the linkages between
Araucan civil society, armed insurgents, and local politics, it did not
ultimately succeed in disrupting guerrilla hegemony in the piedmont28.
26
Uribe also stripped the departmental government of its ability to control its own
budget and resources. Effectively speaking, the national government had complete
control of (a record amount) of oil rents (Interview 8, Arauca, 2016).
27
Only the Farc encouraged Araucan peasants to cultivate coca and the effects of
the fumigation on these rural communities was profound. A local woman in
Fortul remembers: “A la gente no le avisaron que la iban a fumigar y era muy
difícil que las aspersiones no arrasaran con todo. Esa fumigación acabó con todo,
con el plátano, con la yuca, con todo” (Interview 22, Fortul, 2016). The ELN has
historically distanced itself from the drug trade and as a result this was one factor
of many which led to both groups engaging in all-out conflict between 2005 and
2009 in the department.
28
This can be seen most evidently in the massive decline in guerrilla attacks on the
Caño Limón-Coveñas pipeline (a key guerrilla tactic to extort the oil multinationals)
which dropped precipitously from an all time high of 170 attacks in 2001 to a mere
17 by 2004 (United States Government Accountability Office 2005).
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 223
29
Of an estimated 1000 paramilitary fighters in its ranks, only 207 combatants
formally participated in the demobilization process in late 2005. Many of the
remaining members formed neo-paramilitary organized criminal groups known as
‘Bacrims’ and solely focused on illicit economic activities in the larger sub-region
(Carroll 2011).
30
See the following article for more on this surprising temporary alliance between
the ELN and the Colombian military in Arauca: Revista Semana, “Cómo el Ejército
se alió con el ELN en Arauca” (01/19/2009) http://www.semana.com/nacion/
articulo/como-ejercito-alio-eln-arauca/99226-3
31
Interview 14, Arauquita (2016).
224 Controversia 206
Today, the Araucan piedmont remains one of, if not the most, guerrilla
consolidated sub-regions of Colombia, as well as being the most milita-
rized by the Colombian armed forces, whose presence throughout the
department is ubiquitous. In sum, after the fall from grace of Uribe’s
political allies in Arauca, as well as the resolution of the inter-guerrilla
conflict, the linkages between the insurgent groups, formal electoral
politics, and civil society have slowly been rebuilt, although not quite
to what they were prior to the election of Uribe in 2002. However, the
department remains heavily occupied by the Colombian armed forces,
thereby leading to an uneasy co-existence between all the armed actors
present.
32
Julio Acosta Bernal was eventually captured, tried, and sentenced to 40 years in
prison for his role in the paramilitary murder of a local government official in
Arauca.
33
Interview 1, Bogotá D.C. (2016).
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 225
between the insurgent groups, local politics, and Araucan civil society
was largely successful throughout the department34. Yet, as local military
officials and political elites would soon discover, defeating the guerrillas
completely was a different task altogether, one which would remain in-
complete by the time Álvaro Uribe left office in 2010. In Arauquita, any
illusion of progress was exactly that: a temporary illusion which was
quickly belied by the harsh reality of the conflict in Arauca. However, in
municipalities such as Arauca and Tame, this counterinsurgency project
appeared to have succeeded, albeit with notable variation in the level
of success achieved between the two35. Upon closer inspection of the
violence statistics of these plains municipalities over the course of this
time period, it may seem that although the state was able to reclaim a
majority of territorial control in Arauca municipality and a modicum in
Tame, the subsequent levels of violence varied dramatically between
them, thereby throwing into the question the overall efficacy of the in-
tervention into these ‘pacified’ spaces.
34
A lawyer at the Defensoría del Pueblo in Arauca (Interview 2, Arauca, 2016) says
that “con la declaración de la Zona de Rehabilitación y Consolidación la intención
del Estado era exterminar a los grupos armados organizados ilegales que hacían y
hacen presencia en la region”, while a longtime Saravena activist claims that Uribe
wanted to “eliminar el teijdo social de la guerrilla.”(Interview 16, Saravena, 2016).
Uribe himself stated publicly at the beginning of the Zone of Rehabilitation and
Consolidation that the guerrillas would be expelled from Arauca in three months
time (Interview 21, Saravena, 2016).
35
The continued violence in Tame has been attributed to geopolitical considerations:
“Arauca tiene límites con Casanare, Boyacá y Santander. Tame es el centro de
gravedad donde se irradia el poder para la comunicación tanto hacia Boyacá y el
interior del país, como hacia Casanare y Santander.” (Interview 47, Bogotá, 2016)
226 Controversia 206
250
200
150
100
50
0
1990
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Año
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State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 227
250
200
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2013
Año
ARAUCA ARAUQUITA TAME
50
40
Acciones
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2008
2009
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2011
2012
2013
Año
ARAUCA ARAUQUITA TAME
A rough yet accurate idea of the level of control exercised between ac-
tors can be attained by comparing triangulating qualitative interviews
with local residents with data sets on both violent actions initiated (i.e.
armed combats, ambushes, bombings against military objectives, etc.),
and infractions of international humanitarian law (i.e. assassinations,
disappearances, threats against non-combatants) committed at the mu-
nicipal level by the military, the insurgents, and the paramilitaries. Vio-
lent actions demand a higher level of logistical coordination from armed
groups; hence, when an actor consistently registers these actions in a
given municipality over a sustained period of time, it is demonstrative
of a relatively consolidated presence.
5
#
de
hechos
de
acciones
bélicas
4
3
2
1
0
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1993
1995
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1993
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1998
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2003
2005
2006
2007
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2009
2011
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1990
1992
1994
2000
2002
2004
2010
2012
2014
Año
14
12
10
8
6
4
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0
1990
1991
1992
1993
1994
1995
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2002
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2013
2014
Año
10
#
de
Infracciones
8
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2010
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ELN
FARC
FUERZA
PÚBLICA
ORGANISMOS
DEL
ESTADO
PARAMILITARES
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8
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4
2
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1994
2000
2002
2004
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2014
Año
ELN
FARC
FUERZA
PÚBLICA
ORGANISMOS
DEL
ESTADO
PARAMILITARES
30
25
#
de
Infracciones
20
15
10
5
0
1991
1993
1995
1996
1997
1998
1999
2001
2003
2005
2006
2007
2008
2009
2011
2013
1990
1992
1994
2000
2002
2004
2010
2012
2014
Año
ELN
FARC
FUERZA
PÚBLICA
OTRAS
GUERRILLAS
PARAMILITARES
36
“Cabe advertir que la presencia paramilitar en Arauca fue limitada y su
afianzamiento fue rápidamente contrarrestado por la guerrilla en zonas
neurálgicas del territorio, y que su desmovilización contribuyó a cerrar, de alguna
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 231
forma, un ciclo de violencia” (Gutiérrez 2010: 21). The pattern of behavior of the
paramilitaries in Arauca municipality and Tame are remarkably similar as per the
available violence statistics and participants interviews. Their incursions occurred
with the complicity of the armed forces, as often members from both groups
did not wear uniforms as to disguise their true identities. Massacres, selective
assassinations of perceived ‘leftist sympathizers’, forced displacement, and
violent threats increased substantially with the arrival of the Araucan paramilitary
block in these the plains region between 2001 and 2003 (Interview 25, Tame,
2016; Interview 4, Arauca, 2016;). And in both cases when they attempted to
enter the piedmont municipalities - Fortul from Tame, and Arauquita from Arauca
municipality and Puerto Rondón – they were violently repelled by the insurgents
and local civilian populations due to the successful security cordon established
by the former group. Thus, paramilitaries were only every able to infiltrate the
piedmont individually or in small numbers, either in disguise or protected by
the army or the police, and upon arrival their activities were limited to issuing
threats and the occasional selective assassination (Interview 13, Arauquita, 2016;
Interview 16, Saravena, 2016). A local human rights activist in Saravena clarifies
this territorial distinction of paramilitary behavior: “En las zonas de la sabana
hicieron presencia como ejército, en las zonas del piedemonte las modalidades de
operación fueron diferentes, había sicariato.” (Interview 21, Saravena, 2016)
37
However, this does not mean that the guerrillas were entirely absent from Arauca
municipality and Tame, as both of these graphs demonstrate that the Farc registered
a high number attacks in these two municipalities after 2010, thus suggesting
that they are still present and active in these locations. In the case of Arauca
municipality, the guerrillas lacked any active camps within the municipality
after 2005, however they still supposedly have militants active in urban centers.
Both the ELN and the Farc are still capable of making incursions and attacking
key targets in and around the capital from neighboring Arauquita (Interview 47,
Bogotá D.C., 2016). Tame on the other hand still possesses active combatants from
both insurgent groups, although they have been largely confined to the periphery
of the municipality, near the mountains to the west, and close to the border with
Fortul and Arauquita in the north and east (Interview 12, Arauquita, 2016).
232 Controversia 206
Finally, the level of violent actions by all groups appear to have declined
from 2004-2005 until 2009-2010, a temporary reduction which can be
interpreted in several ways in this particular context. Whereas the first
few years of the state expansion in the department witnessed a predic-
table spike in armed confrontation between the armed forces and the
insurgents, by the middle of this decade both guerrilla groups reduced
their attacks against the state considerably for three primary reasons: the
superior technological capacity of the Colombian military, the tentative
discussions over peace negotiations between the ELN and the Uribe ad-
ministration, and the all-encompassing conflict which erupted between
the ELN and the Farc between 2005 and 2009. The first factor, coupled
with the relentless pressure of the military’s counterinsurgency campaign
in Arauca, forced a strategic and tactical reevaluation by guerrilla com-
manders in the department and, hence, a reduction in violent actions on
their part40. Meanwhile, the second and the third factors directly relate
to the historically alternating pattern of negotiations between successive
Colombian presidents and various insurgent groups, and the longstan-
ding tensions between the ELN and Farc which finally boiled over into di-
rect confrontation in 200541. An interesting pattern to note is the far more
bellicose nature of the Farc during this period than the ELN, a tendency
which was a dramatic reversal from the previous twenty years. This fact
is also reflected in the level of violations of international law committed
by the Farc throughout these Arauca municipality, Arauquita, and Tame
between 2002 and 2010, as while they are much lower relative to those
41
See Alderid Gutiérrez Loaiza (2012).
42
Interview 15, Arauquita (2016); Interview 14, Arauquita (2016).
234 Controversia 206
authored by both the armed forced and the paramilitaries, they stand
out in comparison to the ELN. The fact that the Farc was the primary
objective of the counterinsurgency campaign throughout the larger cou-
ntry, coupled with the insurgent group’s notable rupture with its histo-
ric social bases at this juncture can explain this empirical trend.42
43
“Vertical ties are created by relations of information, trust, and belief that link
organizers to local communities. These ties can be used by organizers as they try
to build or sustain political, economic, or social projects in these communities.”
Whereas “horizontal ties link people across space and connect different geographic
and social sites. They are formed between mobile individuals drawn from beyond
a single social and geographic locale.” (Staniland 2014: 21-22)
44
Prior to 2002, the Colombian military’s only real allies in Arauca were certain
plains elites, the oil multinationals, and the Venezuelan government. However, the
official position of Venezuela towards the Colombian conflict changed dramatically
in 1998 with the election of Hugo Chávez, as Venezuelan authorities ceased to
cooperate with their Colombian counterparts and insurgents were able to operate
with minimal interference in border refuges such as Apure, Táchira, and Zulia.
45
“Entre el 2002 y el 2004 en Arauca gobernaban más las Fuerzas Militares que las
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 235
the massive overhaul of the Colombian armed forces beginning with the
implementation of Plan Colombia in 1999, coupled with the dramatic
new strategic direction of the Colombian counterinsurgency unleashed
by Álvaro Uribe in 2002 upon taking power, the vertical linkages which
the guerrillas exercised over local civil society and politics were seve-
red dramatically45. The electoral arena became the domain of the plains
elites, who had defected from their previous alliances by transforming
themselves into uribista allies, forging strong horizontal linkages with
the military, paramilitaries, and the oil multinationals46.
50
A Saravena union leader describes this high level of embeddedness: “Hay que
resaltar de la región que hay un buen potencial organizativo de la gente. Aquí
la gente se asocia y se organiza y hay un gran capital humano.” (Interview 17,
Saravena, 2016) This fact is reflected in the incredible number of formal local
associations and organizations found in Arauca during this time. A cursory
account suggests that Araucan civil society in 2002 consisted of 57 cooperatives
and peasant organizations, 14 labor organizations, 7 civic organizations, 1 student
organization with seven local chapters, 2 indigenous associations, 1 regional
peasant association and branches of 2 national peasant organizations, 570
civic action committees, 7 municipal associations of civic action committees, 1
departmental association of civic action committees, 2 human rights committees,
and local representation of many national level NGOs (Carroll 2011).
51
“Así, en 2002, el mapa de actores y organizaciones sociales era bastante complejo
y muy variado en la expresión de los distintos intereses. Además, en los diez
años anteriores, se forjaron o acentuaron procesos organizativos ligados a formas
de autogestión a través de organizaciones comunales, asociaciones de trabajos
agrícolas, cooperativas de productores y, posteriormente, a formas de organización
sindical, que dieron origen a un entramado social con apreciables niveles de
cohesión.” (Gutiérrez 2010: 25)
52
Interview 24, Saravena (2016).
238 Controversia 206
While Araucan civil society never directly engaged the Colombian sta-
te militarily at any juncture in time, the dynamic which emerged bet-
ween local habitants in the piedmont and official authorities during
this period is remarkably similar to ruling party cadres in revolutionary
states, with strikes and mass protests employed instead of armed con-
frontation. The polarization which already existed between the region’s
inhabitants and the state was heightened in 2002 with the introduc-
tion of controversial military programs designed to draw civilians into
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 239
53
See Portes and Sensenbrenner (1993).
54
A frequent complaint heard in the piedmont municipalities complained is this
stigmatization of being guerrillas, as many residents were not able to leave their
hometowns between 2001 and 2005 due to the paramilitary practice of setting
up illegal roadblocks where many piedmont habitants were detained and then
summarily executed merely for possessing an ID card which stated they were
from Arauquita, Saravena, or Fortul (Interview 20, Saravena, 2016; Interview 15,
Arauquita, 2016).
55
From the discovery of oil until the present, all royalties in Arauca have been divided
amongst the municipal and departmental governments in the following manner:
Arauca department (77.9%), Arauca municipality (15.5%), Arauquita (6.1%),
Saravena (0.4%), and Tame (0.1%) (Sarmiento 2015). This massive disparity in
royalties is most keenly felt by Arauquita’s residents: “Cuando eso pasó había
que definir los límites entre Arauca y Arauquita, supuestamente Caño Limón
debía dividirse 50-50 y eso no pasó, De las regalías a Arauquita le correspondió
240 Controversia 206
solamente el 10%. Mientras tanto, la OXY tapó ríos, tumbó monte y provocó un
terrible daño ambiental.” (Interview 12, Arauquita, 2016)
56
The most notorious example of this occurred on November 12th, 2002, when
some 2000 civilians from all walks of life were arrested and summarily detained
in a local soccer stadium in Saravena, while anonymous informants gradually
identified supposed collaborators of the insurgents for the authorities. The net
result of this dragnet operation was four permanent convictions for collaboration
with the insurgency (Interview 21, Saravena, 2016).
57
The high level of collective action is frequently credited for the local quality of life,
a sentiment reflected in the comments of an educator and community organizer
in Fortul: “Todo lo que tenemos en la región en temas de salud y educación se
ha logrado aquí gracias a los paros y las movilizaciones.” (Interview 23, Fortul,
2016) In the twenty year period between 1982 and 2002, there were upwards of a
dozen major mobilizations throughout the department which drew thousands of
Araucans which met with varying degrees of success in terms of their demands.
For more on the history of social mobilizations in Arauca, see Leah Carroll (2011).
58
“By late 2008 Araucan social movements were strong, extremely well networked,
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 241
the insurgents were credited with having prevented the entrance of the
Bloque Vencedores de Arauca into the piedmont region, thereby spa-
ring the civilian population of the atrocities committed by paramilitaries
against non-combatants elsewhere in the department and country, whe-
reas the military was seen as a complicit partner of said actors. Finally,
the relative lack of local economic elites in the piedmont prevented the
state from locating ready-made allies to help facilitate the success of
the state expansion project; this makes a notable difference from the
plains region where local elite defection was key to the recuperation of
territory previously held by the guerrillas.
In the plains regions, on the other hand, these mobilizations were less fre-
quent, and intra-civilian relations were largely dictated by cattle ranching,
the historic basis of the local economy. Hence, social linkages between
inhabitants in Arauca municipality and the plains region of Tame were
characteristic of patron-client relations between the large landholders/
cattle ranchers and their employees, who were entirely dependent on
their bosses for their livelihoods59.
comparing Tame and Saravena, a former army general and commander of the
18th Brigade in Arauca explains non-elite/elite defection in the following terms:
“Tame es un municipio con una tradición histórica desde la independencia, de
gente buena, sana. Es un municipio muy antiguo, entonces ellos tienen un sentido
de pertenencia muy superior a los de Saravena. Saravena fue una colonización
de gente que llegó, colonos de toda parte del país, especialmente huyendo de
la violencia, mucho delincuente llegó allá a buscar… entonces el origen de la
población es muy diferente. Su idiosincrasia es muy diferente. El Comandante
que no analice esos fenómenos, de pronto se equivoca a la hora de combatir un
problema. Entonces el caso de Saravena, es un municipio creado por el gobierno
con colonos de diferentes partes del país y de ahí nacieron los problemas muy
profundos. Porque allá llegó gente que estaba huyendo de la justicia. Tame no…
entonces fue mucho más fácil porque la gente colaboró más, la gente sentía más
su sentido de pertenencia de su municipio, por ser raizales de allá, colaboraron
más con el Ejército.” (Interview 47, Bogotá D.C., 2016).
60
Omar Gutiérrez reiterates this relationship: “En el plano social, tanto el ELN
como las Farc, establecieron una fuerte relación con sectores subordinados de
la población civil que creían ver en ellos intermediaries fundamentalers frente
al Estado central y a las empresas petroleras…” (2011: 13). A local human rights
activist from Fortul adds: “Los combatientes de las Farc y del ELN son hijos del
pueblo, y son víctimas del Estado y del petróleo. El pueblo odia al ejército y a odia
a la policía, aquí ellos compran a los niños, abusan sexualmente de las mujeres; y
ellos, los policías y los militares, le tienen miedo al pueblo: salen más bien poco.”
(Interview 19, Saravena, 2016).
61
Interview 12, Arauquita (2016); Interview 47, Bogotá D.C. (2016).
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 243
in Arauca until the discovery of oil, a turning point which was rapidly
followed by the militarization of the department by the Colombian ar-
med forces61. During this period, the state’s key priority was the pro-
tection of oil infrastructure and little else, a prerogative which retained
primacy for successive Colombian presidents until the present day62.
As previously mentioned, the majority of residents in the piedmont
did not directly benefit from the massive influx of oil royalties in the
department relative to their plains neighbors, even though the strong
linkages between the insurgents, civil society, and departmental politics
enabled large increases of investment in local development (e.g. infras-
tructure, services, utilities, etc.). Despite the growth of Arauca’s per
capita income above the national average, this economic improvement
was also accompanied by a dramatic increase in violence, corruption,
and environmental degradation, phenomena which dramatically ero-
ded the quality of life for almost citizen in the department in immeasu-
rable ways63.
Thus, there was greater support (or less opposition) to the paramili-
tary/state incursion in the plains area of Tame and Arauca municipa-
lity largely because guerrilla rule was seen by many to be excessively
predatory in economic terms, not to mention too restrictive in a social
fashion. Whereas the insurgents did not employ extortion or kidnap-
ping for ransom in the piedmont, these activities were regularly em-
ployed against recalcitrant cattle ranchers and large landholders in the
plains region. These constituencies also stood to benefit greater from
62
The discovery of oil in the region forced what little military personnel there was
to protect the pipeline at the expense of combating insurgents elsewhere in the
department. Two decades later, this priority appears to have changed slightly but
not much (Interview 26, Bogotá D.C., 2016). In response to the lack of a military
reaction to a wave of violence against the civilian population in late 2002, then-
governor Carlos Eduardo Bernal said quite resignedly, “The army’s priority is
guarding the pipeline” (El Tiempo, 08/02/2002).
63
Interview 8, Arauca (2016); Interview 20, Saravena (2016).
64
A widely held belief throughout the department is that the main, overriding
244 Controversia 206
objective of the massive state intervention in Arauca was to ensure the continued,
and increased production of oil by various domestic and foreign firms at a time
when international prices were higher than ever before. In 2002 Occidental
Petroleum was on the verge of ending its operations in Colombia due to the
massive level of attacks and economic risk its operations were facing in Arauca
(Interview 47, Bogotá D.C., 2016). This corresponds with the oft-heard assertion
that Uribe’s security policies raised investor confidence in the region, and was
one key reason why they were implemented in the first place (Interview 25, Tame,
2016).
65
Generally speaking, there are no large landholders in the Araucan piedmont,
whereas there are cattle ranchers and other rural elites in the plains region of
the department who have tracts of land measuring in the tens of thousands of
hectares. These disparate dynamics are reflected by the Gini coefficients for land
concentration in Arauca municipality, Arauquita, and Tame in 2000 and 2009.
They are as follows: Arauca 0.82 (2000), 0.77 (2009); Arauquita 0.45 (2000), 0.54
(2009); Tame 0.90 (2000), 0.88 (2009). During this period of time, the national
averages were 0.81 (2000) and 0.85 (2009). (Sarmiento 2015)
66
“Sectores de las elites locales se vincularían a la alianza como una forma de
State Expansion, Insurgent Resistance,
and Territorial Control in Arauca 2002-2010 245
elite who was not particularly enamored with the redistributive ideo-
logy of the ELN or the Farc; hence, they looked for local and external
allies such as the armed forces and paramilitaries to help protect their
interests. Local elites in the Colombian context tend to be quite oppor-
tunistic and they will always defect to the best or most viable option
when it presents Itself.66
In other words, armed columns from the same guerrilla fronts, whether
Domingo Laín of the ELN or the 10th and 45th fronts of the Farc, faced
different challenges in embedding themselves in varying communities
depending entirely on the social and historical composition of the local
context68. For example the 10th front and Domingo Laín established far
deeper vertical linkages, and by extension, a much more totalitarian
presence in Gaitán, Arauquita, than in Caracol, Arauca municipality.
Whereas the former vereda is characterized by a horizontal class struc-
ture with no local elites, the latter possesses a vertical class structure
with large landholders and cattle ranchers at one end of the spectrum,
with peasants at the other. Unsurprisingly, insurgents from both armed
groups established what Anoop Sarbahi terms ‘anchored’ relations in
Gaitán, maintaining a high level of daily interaction and control over
almost every aspect of local activity and social interaction, including a
high degree of influence over local civil society and politics. In Caracol,
on the other hand, these same insurgents forged a ‘floating’ presence,
one characterized by intermittent appearances and interactions with
local habitants, albeit with a far less constructive (and intrusive) role
in their daily lives. Local involvement in civic life and politics was con-
siderably lower than in Gaitán69. Hence, both the state, and more so
the paramilitaries, found it exponentially more difficult to penetrate,
let alone control territory in the department that was under the sway
of anchored insurgent columns, while floating rebel units were quickly
dispersed elsewhere, or outright defeated militarily.
Conclusion
From 2002 until 2010, the Colombian department of Arauca was turned
into a laboratory of war by Álvaro Uribe Velez, arguably the most be-
llicose president in the South American country’s history. During this
time, the Colombian military - and by extension the state - was able
to reclaim certain key territorial and administrative control in Arauca
municipality and Tame due to the ability of external-local elite alliances
to disrupt the linkages between civil society, local politics, and armed
insurgents. However, the high level of embeddedness found in the pied-
mont civilian population, a product of converging historical processes,
ultimately prevented peasants and civil society leaders alike from de-
fecting en masse to the state, a prerequisite which is required to conso-
lidate territorial and bureaucratic control in such contested space. Simi-
larly, the vertical linkages established by both the ELN and the Farc’s
differing fronts in the piedmont were sufficiently anchored in local
social networks to withstand the massive state-paramilitary offensive
throughout Arauca until a more flexible commander-in-chief assumed
the presidency in mid-2010. The lack of such ties in the plains region of
Arauca municipality and Tame saw the expulsion of the insurgents and
a social reconfiguration of said space. However, despite shedding light
on some original causal explanations for state and insurgent capacity to
maintain control of territory in contested spaces, these avenues require
further exploration to fully be incorporated to a working theory or mo-
del in the study of micro-level violence and internal conflict.
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Introducción
E
n la antigüedad, cuando los conflictos no contaban con suficiente
personal para los grupos armados se recurría a la población infan-
til y juvenil. Incluso para la conformación de estos grupos se in-
centivaron los nacimientos de niños como a una capacitación en defen-
sa y en armas para menores. En el siglo XIX se empezó a reglamentar
la guerra en el uso de la fuerza, de métodos y medios y el impacto en
las personas que no participan en los conflictos armados, entre muchas
otras prácticas de legitimación.
1
El presente artículo de investigación es presentado como opción de grado para
obtener el título de Magister en Derechos Humanos y Derecho Internacional de
los Conflictos Armados de la Escuela Superior de Guerra, siendo producto del
proyecto de investigación “Estrategias para enfrentar los retos de la sociedad y
de las Fuerzas Militares de Colombia para la construcción y consolidación de
la paz: Derechos Humanos y DICA como instrumento” vinculado al grupo de
investigación “DDHH, DICA y Justicia” inscrito en Colciencias. Para el desarrollo
de este artículo se contó con la tutoría del Profesor Ricardo Esquivel, PhD en
Historia.
Artículo recibido en enero de 2016.
Artículo aprobado en marzo de 2016.
2
Candidata a Magister en Derechos Humanos y Derecho Internacional de los
Conflictos Armados, Escuela Superior de Guerra. Pregrado en Filosofía, Universidad
de La Salle.
258 Controversia 206
3
Protocolo Adicional I, artículo 77; Protocolo Adicional II, artículo 4 (CICR, 1977).
4
Perspectiva psicosocial: ICBF (2014); Lara & Delgado (2010) y Wainryb (2011).
Perspectiva jurídica: Coalico & CCJ (2013); Ila (2009); Mariño (2012); Mejía
(2012); Montalvo (2010); Ramírez (2010) y Tirado (2013). Perspectiva sociopolítica:
Arjona y Kalyvas (2008); Gutiérrez (2010); Mago (2011); ODDR (2014); Pachón
(2009); Reyes (2013) y Springer (2012).
Enfoques sobre el reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes 259
5
Situaciones como la sociabilidad compartida, que hace referencia a las relaciones
interpersonales, los significados asociados y las redes sociales autogeneradas
en las prácticas asociativas (Aguirre & Pinto, 2006). Pero para este artículo solo
interesa algunos impactos de la relación entre el grupo armado y la población civil,
la cual se desarrolla en el segundo apartado.
260 Controversia 206
Por otra parte, para cumplir el propósito, este artículo, el presente texto
está dividido en cuatro enfoques relacionado al reclutamiento forzado
de los NNA por grupos armados ilegales
Para los NNA, “es necesario tener en cuenta que cada etapa en la que
ellos y ellas se encuentran, responden a circunstancias particulares da-
das por su entorno, y que se manifiestan de distintas formas durante el
curso de sus vidas” (Unidad de Víctimas, 2014, p.12). Esta apreciación
es importante señalarla en la medida que los grupos armados ilegales
no diferencian niños y adolescentes respecto a jóvenes. El concepto de
joven “se va ajustando a las condiciones estructurales que tienen que
ver con transformaciones” en lo económico, social y cultural (Ferro y
Uribe, 1999, p.147).
6
En la Ley 12 de 1991, artículo 38, Colombia hizo una reserva elevando la edad
mínima para reclutamiento militar de 15 a 18 años. Dicha reserva fue levantada
en 1996 (Coalico, s.f.), con fines de permitir la incorporación de menores a las
Fuerzas Militares, bajo la figura de servicio militar.
Enfoques sobre el reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes 263
7
Ley 1424: Por la cual se dicta disposiciones de justicia transicional que garanticen
verdad, justicia y reparación a las víctimas de desmovilizados de grupos
organizados al margen de la ley. Ley1448: Artículo 3, parágrafo 2: “Los miembros
de los grupos armados organizados al margen de la ley no serán considerados
víctimas, salvo en los casos en los que los niños, niñas o adolescentes hubieren
sido desvinculados del grupo armado organizado al margen de la ley siendo
menores de edad” (Ley 1448 de 2011). Sobre desvinculación: Según la ACR, se
entiende por desvinculados a los niños, niñas y adolescentes menores de 18 años
que en cualquier condición dejan de ser parte de grupos armados organizados al
margen de la ley.
264 Controversia 206
8
En el CONPES 3554: “Hay tres tipos de vinculación: 1) reclutamiento activo, que
es aquel que se da por la seducción que hacen los Grupos Armados Ilegales- GAI a
través de ofertas económicas y adoctrinamiento político o engaño; 2) reclutamiento
forzado, se da por el caso de secuestro o captura [..]; y 3) vinculación, en
donde no existe una estrategia de reclutamiento y el menor decide hacer parte,
autónomamente” (DNP, 2008, p.33).
9
Según el Código Penal, artículo 33,”Es inimputable quien en el momento de
ejecutar la conducta típica y antijurídica no tuviere la capacidad de comprender
su ilicitud o de determinarse de acuerdo con esa comprensión, por inmadurez
sicológica, trastorno mental, diversidad sociocultural o estados similares. Los
menores de dieciocho años estarán sometidos al Sistema de Responsabilidad
Penal Juvenil” (Ley 599, 2000).
Enfoques sobre el reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes 265
En los procesos por delitos en los cuales los niños, las niñas o los adoles-
centes sean víctimas el funcionario judicial tendrá en cuenta los principios
del interés superior del niño, prevalencia de sus derechos, protección inte-
gral y los derechos consagrados en los Convenios Internacionales ratifica-
dos por Colombia, en la Constitución Política y en esta ley (Congreso de la
República, 2006).
10
Factores a tener en cuenta para determinar responsabilidad penal: “(a) las
circunstancias específicas de la comisión del hecho y (b) las circunstancias
personales y sociales del niño o adolescente implicado […] (c) el grado de
responsabilidad que cabe atribuir a los culpables del reclutamiento del menor que
impartieron las órdenes, (d) la responsabilidad de quienes[…], han obrado como
determinadores de su conducta […], y (e) la incidencia de estas circunstancias
sobre la configuración de los elementos de tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad
necesarios para la existencia de un delito. También habrá de determinarse en
cada caso individual (f) si es posible, […], que su comportamiento configure un
determinado delito político a pesar de haber sido reclutado, si fuere el caso, en
forma contraria a su voluntad, así como (g) la relación entre la configuración
de estos delitos políticos y la posible responsabilidad penal que proceda por los
delitos conexos, al igual que (h) las conductas que quedarían excluidas de su
órbita.” (Corte Suprema de Justicia, 2012, p. 2).
266 Controversia 206
11
Rebelocracia hace referencia a un orden cuando “el grupo armado opera como
el gobernante de hecho, regulando conductas que van más allá del pago de
contribuciones y del orden público, interviniendo en los ámbitos económico,
político y social” (Arjona, 2011).
268 Controversia 206
a. Reclutamiento forzado
El reclutamiento forzado hace referencia a la vinculación de menores a
los grupos armados ilegales. Debido a la complejidad de este crimen de
guerra, la Sentencia C-240 de 2009 aclara que el reclutamiento forzado
debe entenderse como:
b. Reclutamiento voluntario
El otro tipo del reclutamiento de NNA, relacionado con los objetivos
de los grupos armados ilegales y a su vez el más polémico, es el vo-
luntario. Este supuesto reclutamiento voluntario supone una decisión
consciente por parte de los niños, niñas y adolescentes de vincularse
a un grupo armado ilegal. Esta decisión, como bien analiza Hinestroza
(2008), es resultado de la vulnerabilidad de los NNA en situaciones de
pobreza, abuso, discriminación y exclusión (48).
13
El Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo
a la participación de niños en los conflictos armados (2000), en su artículo 4,
establece que el reclutamiento voluntario debe tener el consentimiento informado
de los padres o de sus representantes. En dicho consentimiento reconocen estar
completamente informados de los deberes involucrados en tal servicio militar y
entregan prueba confiable de su edad antes de aceptársele dentro del servicio
militar nacional.
Enfoques sobre el reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes 275
La culpa de los NNA podría ser tal que no se sientan dignos de parti-
cipar en una comunidad y terminen aislándose o perteneciendo a otro
grupo armado ilegal o a bandas criminales. Esa culpa proviene de la
responsabilidad que también “reconoce los límites humanos que había
278 Controversia 206
14
No gubernamentales: Aldeas Infantiles SOS, Visión Mundial y la Coalico (reúne
otras ocho organizaciones). A nivel estatal: Alta Consejería de la Presidencia
para la Reintegración, ICBF y Comisión Intersectorial para la Prevención del
Reclutamiento, la utilización y la violencia sexual contra NNA, entre otros. En
programas y otras iniciativas existen: la Comisión Intersectorial para la Prevención
del Reclutamiento, la utilización y la violencia sexual contra NNA, el Programa
Enfoques sobre el reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes 279
Consideraciones finales
Este artículo tuvo como propósito identificar algunos de los enfoques
conceptuales y normativos en torno al reclutamiento forzado de NNA
por los grupos armados al margen de la ley, y para tal efecto se identi-
fican cuatro focos de discusión. En primer lugar se hizo una aproxima-
ción el avance normativo internacional sobre dicho reclutamiento y en
la normatividad nacional la condición de víctima responsable. Le siguió
un análisis la dinámica socio-política que fomentó el reclutamiento de
NNA. En tercer lugar se presentó la diferencia de enfoques entre el re-
clutamiento forzado y el ingreso voluntario; y, por último, se expuso y
analizó el reconocimiento de una responsabilidad social para los NNA
que fueron víctimas del reclutamiento forzado.
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Introducción
E
sta investigación tuvo lugar en el municipio de Tumaco, en el
caserío rural de Imbilí Carretera —perteneciente al territorio co-
lectivo del Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera3—. También
se llevó a cabo en Candelillas y La Espriella, veredas que no hacen parte
del consejo comunitario en cuestión, con lo cual se busca establecer un
análisis antropológico multisituado o comparativo.
1
El presente artículo es extraído de mi investigación de pregrado en Antropología
realizada entre 2011 y 2012, la cual es una aproximación a los impactos que
sobre la soberanía alimentaria y los territorios colectivos de las comunidades
afrodescendientes ubicadas en la parte alta del río Mira, en el municipio de
Tumaco, Nariño, produjeron sucesivos procesos económicos de tipo extractivo
desde el siglo XIX, y la explotación agroindustrial del monocultivo de palma
aceitera, hoy devastada por una plaga, y que desde sus inicios estuvo muy ligada
a hechos violentos en la zona.
Artículo recibido en abril de 2016.
Artículo aprobado en mayo de 2016.
2
Investigadora independiente. Antropóloga de la Universidad del Cauca de Popayán.
3
Las comunidades afrodescendientes en Colombia se encuentran organizadas en
territorios de carácter colectivo reconocidos jurídica y legalmente por la ley 70 de
1993 como consejos comunitarios.
296 Controversia 206
que devastó casi la totalidad de las miles de hectáreas sembradas con este
monocultivo. Señalo lo anterior porque la PC establece una transición en
el proceso productivo de la economía de palma y, especialmente, sobre la
producción alimentaria local. Para señalar y analizar dicha transición se
debe tener en cuenta el apogeo económico y productivo desde los años
ochenta del siglo XX, y su rotundo deceso en el nuevo siglo: un antes y
un después de la Pudrición de Cogollo.
Cabe aclarar que para preservar la seguridad de las personas que me co-
laboraron con sus testimonios, relatos e historias de vida he modificado
sus nombres en las entrevistas citadas en este escrito.
El Tumaco no Pacífico
En el Camino hacia Tumaco uno puede observar con curiosidad varias
cosas: casi toda la vía panamericana está militarizada y hay kilómetros
Pensar la paz… solo cuando se tenga la tierra 297
4
Hoy: Centro de Coordinación de la Política de Consolidación Territorial (PCT).
298 Controversia 206
objetivo militar de algún grupo armado ilegal de todos los que hacen
presencia en la región. El lugar está lleno de manglar, es un territorio
de nadie, y cuentan que los concheros y piangüeras que van a los man-
glares se han encontrado varias veces con restos humanos. Al parecer
nunca el CTI de la Fiscalía ha abierto una investigación en esa zona.
Todos le temen a ese lugar por lo desolado y por las leyendas a su alre-
dedor. Según se dice, a algunos conductores les ha pasado que cuando
transitan por la zona sienten que alguien se sube en sus carros o en sus
motos, un pasajero más. Por estas razones cuando desaparece alguien
de Tumaco lo van a buscar allí (Diario de campo, junio de 2011).
[…] aquí hubo ganaderos también de Cartago-Valle, del Valle de todas esas
partes, primero fueron ellos y después comenzaron las empresas palmicu-
toras. Lo único que hacían ellos era decirle, “dígale a la gente que venda,
que venda eso y le damos tanto y que venga a la empresa”; y los que no
vendían entonces lo sacaban también, buscaban su matraca y los mataban
y usted ¿qué hacía? Pues irse. (Entrevista con líder comunitario 1, Consejo
Comunitario Alto Mira y Frontera. Tumaco, 14 de junio 2011).
5
El plan de renovación de palma de aceite híbrido OxG denominado “alto oleico”
se obtiene a través del cruce de palmas de distinto origen la Elaeis oleifera
(nativa de centro y sur América) con la Elaeis guineensis jacq (nativa de Guinea,
occidente de África), el cual se viene sembrando en Tumaco desde hace 4 años
(Cordeagropaz 2011). Se dice y se reitera que este híbrido OxG es tolerante a la PC
mas no resistente, sin embargo, ya ha empezado a afectar incluso los viveros de la
palma híbrida (Cenipalma 2007).
302 Controversia 206
(De) esos grandes megaproyectos productivos uno piensa que están pen-
sando en muchos más, uno escucha la propaganda […], que allí hay que
sembrar otros productos, que son supuestamente de alto valor comercial,
y entonces eso nos va a molestar de manera muy importante, muy signifi-
cativa la producción de alimentos porque a la gente le han metido la lógica
del consumo y la lógica del dinero y esa lógica no ha sido de la cultura de
las comunidades negras en el Pacífico; entonces va a cambiar la lógica de
la solidaridad para la producción de alimentos propios por la lógica del
enriquecimiento y el consumo. Y ese consumo no es únicamente comi-
da, es todo lo que ofrece el mercado en el mundo, todo lo que ofrece el
consumismo, todo lo que ofrece la televisión, todo lo que ofrece la radio,
todo lo que ofrece la propaganda que finalmente es para el crecimiento del
capitalismo mas no de las comunidades. Porque una cosa sí sabemos, que
el capitalismo necesita cada día más pobres porque la pobreza es la razón
de ser del capitalismo, entonces cuando el capitalismo empieza a poner
sus pies, sus manos y sus sentidos en el Pacífico colombiano, lo único que
viene a generar acá es mayor pobreza so pretexto del desarrollo (Entrevista
con líder comunitario Recompás. Tumaco, 18 de junio de 2011).
Desde el año 97, 98, grupos alzados al margen de la ley comenzaron a in-
cursionar, después los otros grupos que enfrentaban a esos grupos anteriores
o sea, supuestamente lo que se llamaba el remedio, resultó peor el remedio
que la enfermedad. Entonces eso después se complicó, después ahora ya se
generalizó y lo que todo el país tiene, los problemas que tiene todo el país
están concentrados acá. Esto no puede ser ajeno a todos esos grupos para
conseguir un dinero rápido, fácil y lo que ha traído problemas, muertes,
desolación, miseria, desconfianza […] (Entrevista con Juan Escrucería6, 30
de junio de 2011)
6
Exsuperintendente de la empresa de palma Palmas de Tumaco.
304 Controversia 206
Para esta investigación, cuando por fin pude adentrarme a la zona ru-
ral de Tumaco, específicamente en Imbilí y Candelillas a lo largo de la
vía panamericana, tuve ciertas precauciones. En mi última semana en
Tumaco, y a bordo de una moto con Mario8, emprendimos viajes muy
pedagógicos hacia las veredas durante cuatro y cinco horas aproximada-
mente, bajo el sol incandescente de junio. A medida que avanzábamos
yo grababa un video y Mario me contaba muchas cosas que conocía
sobre la agroindustria de la palma, me explicaba cómo era el proceso de
cosecha y recolección del fruto. Me indicó a qué empresas y empresarios
pertenecían las plantaciones de palma por cantidad de hectáreas, a la vez
que narraba algunas experiencias de proyectos productivos de cacao de
bastantes personas de la zona. También recordaba hechos históricos muy
importantes con respecto a la industria camaronera de los años ochenta.
Cuando pasábamos por Chilví y Tangareal me contó que, por ser zonas
muy peligrosas en donde no podíamos exponernos yendo dos días de
seguido en una misma semana, había que dejar un día de por medio
para evitar ser advertidos por las suspicacias de los informantes de los
grupos armados irregulares. Estos informantes solían ser jóvenes de la
7
Según el Centro de Coordinación de Acción Integral (2011) la reactivación de los
proyectos de palma se han llevado a cabo en el Bajo Mira.
8
Mario es un líder comunitario que fue sacerdote y que conoce muy bien el territorio
del Alto Mira, y por lo tanto fue un gran colaborador y guía para mi trabajo de
campo, además de ser un entendido en el tema del monocultivo de palma en la
zona.
Pensar la paz… solo cuando se tenga la tierra 305
zona que colaboran con los ilegales a cambio de dinero. Incluso hubo
un momento en que, mientras yo trataba de sortear la interferencia del
viento para grabar, Mario inmediatamente me dijo: “Baja la cámara.
Esta es zona de paramilitares, por acá los muchachos informan, por los
pueblos más que todo. Lo mismo Imbilí, allá es tremendo, por eso uno
no debe mostrar que va a tomar una foto, que va a grabar algo… es
mejor pasar desapercibido” (Diario de campo, junio 2011).
9.178
8.000
6.000 4.800
4.000 3.215
2.372
2.000 1.742
1.611 1.265
0
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Año
Fuente: Acción Social 2011 (citado en CCAI-Colombia 2011).
Pensar la paz… solo cuando se tenga la tierra 307
Hacia los años noventa la industria palmera crecía tanto como sus
grandes concentraciones de tierra; “la expansión de las plantaciones
de palma sobre el bosque nativo junto con el cultivo de coca se hizo,
en muchos casos, a fuerza de violencia y expropiaciones” (Escobar,
2010, p.91). La compra de las tierras por sumas ínfimas atropellando la
presencia ancestral de las comunidades asentadas en esa región, los fue
convirtiendo en jornaleros de sus propias parcelas.
Hoy en día creemos que casi la mayor parte de las empresas aportan a la
violencia; y no podemos decir que la financian directamente, pero aportan
a la violencia porque si ellos están en un territorio donde ahí está un actor
(armado), ese actor así sea a través de la vacuna pero le tienen que dar y si
le dan pues también tiene que ofrecerles respaldo (seguridad privada) (En-
trevista con líder comunitario 2, Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera.
Tumaco, 16 de junio 2011).
9
El caso de Francisco Hurtado es relatado muy de cerca por Ramírez (2000) en
su tesis de pregrado, cuyo trabajo de campo tuvo lugar en la vereda Vuelta de
Candelilla de donde era oriundo Francisco, quien se convirtió en amigo de Ramírez
ejerciendo un papel guía y orientador muy influyente en su investigación.
308 Controversia 206
en el papel, sino que fuera el instrumento que les permitiera llevar ade-
lante su plan de vida, es decir, “conquistar y mantener la autonomía, la
autogestión y la promoción de su cultura” (Diócesis de Tumaco, 2009,
p.61):
Él era uno de los defensores de esas tierras; y con los mismos sacadores de
material de arrastre ya era la pelea, porque el Consejo Comunitario comenzó
con los pleitos con las empresas, con los sacadores de materiales ilegales,
todo eso. Francisco enfrentó esa situación (Entrevista con líder comunitario
1, Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera. Tumaco, 13 de junio 2011).
A la hermana Yolanda, finada, a ella […] la mataron por defender los dere-
chos humanos, ella denunció muchos crímenes, claro, la mayor parte de los
negros eran las víctimas no hay lugar a dudas. Defender los derechos huma-
nos, ese era el tema fuerte de la Pastoral (Entrevista con líder comunitario,
Recompás. Tumaco, 18 de junio de 2011).
10
El excomandante del Bloque Libertadores del Sur, Guillermo Pérez Alzate alias
“Pablo Sevillano” se atribuyó la autoría intelectual del crimen. Disponible en
VerdadAbierta.com: “Yolanda Cerón, religiosa de Nariño”. Sábado, 17 de octubre
de 2009. En: http://www.verdadabierta.com/nunca-mas/1769-yolanda-ceron-
religiosa-de-narino [Consultado mayo 2012].
Pensar la paz… solo cuando se tenga la tierra 309
la zona del Alto Mira, a pesar de las dudas sobre la pertinencia de una
pregunta que deseaba hacerles, sin más vacilación me arriesgué: ¿qué
tanto han afectado los grupos armados del conflicto a la comunidad?
Inmediatamente se hizo un silencio contundente, nadie parecía siquiera
respirar, fue un bloqueo total de la productiva conversación que venía-
mos manteniendo (Diario de campo, junio 2011). Este silencio se rompió
solo cuando Ramiro, el mayor de todos, que parecía no entender la mu-
dez de los demás, dijo:
Mire, yo le comento sobre esa materia, aquí tuvimos un caso muy público,
eso que, aquí habían muchas muertes hermano… huy hermanito, el río Mira
haga de cuenta que el río Mira es un panteón, es un panteón el río Mira…
que usted venía subiendo o iba bajando y se encontraba con el muerto, si no
se encontraba con el muerto entero se encontraba con (los restos) (Entrevis-
ta colectiva en Candelillas, 28 de junio de 2011)11.
11
Intervención de Ramiro, antiguo trabajador de Palmas del Mira y pequeño
productor de palma.
Pensar la paz… solo cuando se tenga la tierra 311
A lo largo de los recorridos que hacíamos con Mario por las plantaciones
nos pudimos dar cuenta de que las palmas estaban sembradas al borde de
las casas de la gente, vivían prácticamente en medio de una y otra palma.
De hecho, deben tender sus ropas en las cuerdas que han puesto entre las
palmas (Diario de campo, junio 2011). Así lo corrobora el líder comunitario
de Recompas:
12
“Teodosio Pabón Contreras alias ‘El Profe’, asesor de los Castaño, hoy preso en
La Picota, dijo en una entrevista a VerdadAbierta.com que mientras el gobierno
negociaba la desmovilización con el Bloque Centauros de las Autodefensas que se
consolidó en Mapiripán después de 2002, por debajo de la mesa sus jefes habían
diseñado un plan para convertirse en grandes productores de palma de la región.
Según Pabón, tenían ya montado un vivero con suficiente plántulas de palma para
cubrir cinco mil hectáreas.” En VerdadAbierta.com: “El secreto de Mapiripán”, 27
de julio de 2012.
13
Ver: Auto 005/2009; Mondragón (2007b); Seeboldt y Salinas (2010) y WRM (2008).
14
Audiencia Pública sobre “Extranjerización de la tierra” de la Comisión V del
Senado de la República. 1 de noviembre de 2012.
312 Controversia 206
la gente no tenía tierra ni pa’ donde hacer el inodoro, y está la tierra ahí
al borde de la casa, de allí en adelante es de los palmeros […] porque la
palma se murió pero ellos son los dueños, la gente ahí no puede sembrar
su comida, en su propio territorito, no pueden presentar un proyecto para
agricultura porque las tierras que están ellos viviendo no es tierra de ellos,
[…] no les queda otra. Pero los palmeros los sacaron de manera sistemática
y eso es un problema que tiene que ver con la comida de la gente, la gente
no tiene dónde sembrar su comida, ahora como todos son… obreros de la
palma, jornaleros de la palma (Entrevista con líder comunitario, Recom-
pas. Tumaco, 18 de junio de 2011).
Como la gente tumbó todo entonces como en ese momento estaba la palma
en su producción y estaban empleados tenían que comprarlo todo, todo lo
compraban; y algunos que de pronto tenían porque no lo tumbaron todo.
Entonces eran fieles esclavos porque trabajaban de lunes a sábado en la
empresa y tenían que emplearse ellos el día domingo para poder, ya, apun-
talar una mata de plátano (en su propia finca). Pero la relación en cuanto
al cultivo de pan coger prácticamente fue una vaina más de, vista más por
la parte del inmediatismo, si?, de tener plata para el día sábado o de tener
plata para que la mujer esté bien o que mis hijos anden bien o que estudien
en un buen lugar, si?, pero que si nos damos cuenta hubieron [sic.] muchos
que no pudieron alcanzar, si?, sólo lo conseguían a medias y entonces esa
relación se fue perdiendo porque a la gente la fueron culturizando con la
vaina del inmediatismo (Entrevista con líder comunitario 2, Consejo Co-
munitario Alto Mira y Frontera. Tumaco 16 de junio 2011).
Reflexiones finales
Sin duda el carácter colectivo del territorio del Consejo Comunitario
Alto Mira y Frontera se vio fuertemente afectado, sobre todo por los
conflictos de intereses entre el marco normativo y tributario que pro-
mociona la producción del monocultivo de palma y agrocombustibles.
Es importante señalar esto ya que dichos marcos los exime de impues-
tos y les procura prerrogativas financieras frente a la Ley 70 de 1993,
el Decreto 1745 de 1995 y el artículo transitorio 55 de la Constitución,
que le confiere a las tierras colectivas de afrocolombianos la calidad de
inalienables, inembargables e imprescriptibles.
316 Controversia 206
Para terminar, solo tengo que decir que lo que me dejan estas reflexio-
nes son más preguntas, sobre todo en estos momentos en el marco de
la vigencia de catorce TLC firmados, el Plan Nacional de Desarrollo del
presidente Santos y el proceso de paz entre la guerrilla las Farc-Ep y el
Gobierno, muy a propósito de los temas álgidos que se tocaron en la
mesa como el actual sistema económico, la concentración de tierras y la
situación agraria, temas que no se pueden dejar de lado a la hora hablar
de paz y de posconflicto.
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Recuperado de http://www.wrm.org.uy/boletin/47.html#colombia.
E
ste libro tiene un título de largo alcance del que no sé si los auto-
res fueron conscientes. ”Hasta cuando soñemos” no es solamente
el plazo que los wayúu le dan al Cerrejón para hacer la consulta
previa, sino que también es el que nosotros le podemos dar a la dura-
ción de la especie de los mamíferos racionales: seremos humanos hasta
cuando soñemos. Cuando esto finalice, nos convertiremos en robots de
carne y hueso, y el tremendo vaticinio de Aldous Huxley en su Mundo
Mejor se habrá cumplido: habremos escogido la locura de vivir en uto-
pía sobre la insania de vivir en un poblado indio. El libro que tenemos
entre manos nos deja ver que el dilema de Huxley no es mera ciencia
ficción.
Archila et al. insisten, con sobrada razón, en que para conocer algo hay
que haber tenido un contacto inmediato y activo con ese objeto. El que
1
Investigador del CINEP
330 Controversia 205
Una de las buenas contribuciones del libro es que trae ejemplos cla-
ros de los distintos lenguajes que las personas usan para expresar sus
ideas y ponderar sus dificultades. Cotejando las diversas narrativas, se
concluye cómo en asuntos de importancia trascendental para el país, y
también para la humanidad, se sustituye el diálogo de sordos al diálogo
de saberes, y se deja en evidencia que no hay peor sordo que el que
no quiere oír. Como es obvio, detrás esa sordera culposa se agazapa
una pugna de intereses y se manifiestan fallas éticas vergonzosas que
provienen en general de ignorancia supina o de mala fe. Ponerlas en
evidencia es un primer paso que dan los autores en su obra. Intercomu-
nicar esos lenguajes es harina de otro costal.
Con todo, en el libro sí se insinúan los prejuicios a los que cada grupo
se aferra para defender su opinión. Esta me parece la contribución más
interesante, porque se clasifica a los multiculturales como liberales y a
los interculturales como equitativos, subrayando así la raíz ideológica
de la discusión. En la misma línea de develar ideologías se afirma que
los multiculturales son los del norte, los hegemónicos son del occi-
dente, y los interculturales son los contrahegemónicos o los del sur.
Esto creo que habría que precisarlo. Queda, pues, bien patente que las
traducciones son imposibles cuando todas las palabras van siempre car-
gadas y que lo que habría que buscar es crear las condiciones para una
negociación cultural que comience por colocar los propios prejuicios
sobre la mesa y ponerles un rótulo con su precio verdadero. Los autores
dan el ejemplo en esta primera parte.
E
n este libro de más de trescientas páginas, que consta de una In-
troducción, Seis capítulos organizados en dos partes, un Epílogo
y Conclusiones, la autora hace una disección cuidadosa, minucio-
sa, del poder político regional en Córdoba. Esto que acabo de afirmar
tiene varios significados que me permito desarrollar a continuación.
Inicialmente, reconstruyendo con rigor la ruta explicativa seguida por
la autora. Posteriormente, resaltando los hitos que, a mi manera de ver,
constituyen aportes centrales del trabajo para una mejor comprensión y
discusión de la política colombiana hoy y hacia el futuro.
1
Politólogo, doctor en Investigación con énfasis en Ciencia Política de FLACSO,
México.
336 Controversia 206
Hasta aquí, una somera referencia a un texto que requiere ser leído para
entender cómo se desenvuelve la política en las regiones y cómo se
explica lo que a hoy son escandolas cotidianas de periodistas, medios y
analistas. Quiero ahora señalar, puntualizando, algunos grandes asun-
tos que el texto pone en remojo.
Gloria Isabel Ocampo, Poderes regionales, clientelismo y Estado: etnografías del
poder y la política en Córdoba, Colombia, Bogotá, Colección Territorio, 339
Poder y Conflicto, CINEP-PROGRAMA POR LA PAZ – ODECOFI – COLCIENCIAS,
primera reimpresión 2015
E
l Centro de Investigación y Educación Popular, Cinep/PPP, y el
Observatorio Colombiano para el Desarrollo Integral, la Convi-
vencia Ciudadana y el Fortalecimiento Institucional, Odecofi, han
liderado una agenda de investigación prolífica en el estudio de la vio-
lencia política, la formación del Estado y el conflicto. Dicha agenda
plantea que el conflicto armado en Colombia no ha sido homogéneo ni
en el tiempo ni en el espacio, y en la misma medida propone que los
actores armados no se desenvuelven en territorios vacíos. Con sus tra-
bajos, tanto el Cinep/PPP como Odecofi, han contribuido a una profun-
da reflexión sobre el Estado y su proceso de construcción al confrontar
las formas tradicionales de estudiarlo como un fin teleológico, un ente
homogéneo, monolítico y universal2.
1
Doctora del Programa de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional
Autónoma de México.
2
Un libro que recoge el trabajo individual y las reflexiones nutridas a partir de este
equipo de trabajo es Poder y violencia en Colombia (2014), de Fernán González.
344 Controversia 206
El libro señala que una subregión que se constituye en torno San Vicen-
te es un territorio en disputa, pues allí se ha consolidado una economía
ganadera basada en la producción tanto de la leche como de la carne.
Esto redundó en la formación de una élite regional que sirvió como me-
diadora ante el Huila y el resto del país. Más que un espacio de control
Vásquez Delgado, T. (2015). Territorios, Conflicto Armado
y Política en el Caquetá: 1900-2010. Bogotá: Uniandes. 345
de las Farc-Ep, lo que sucede en esta zona es una disputa constante por
territorio entre este grupo armado y el Estado.
3
Un conjunto de trabajos son un ejemplo de este interés como los de Nicolás
Espinosa, Alejandra Ciro y Diana Guerra. Sobre la relación de los campesinos con
la guerrilla en la vida cotidiana de la guerra Nicolás Espinosa (2006). “Violencia y
vida campesina”. Revista Colombiana de Sociología. 27, 151-168 (2006). Alejandra
Ciro. Unos grises muy verracos. Poder político local y configuración del Estado en
el Caquetá 1980-2006. Tesis de Maestría. (Bogotá: Instituto de Estudios Políticos y
Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia, 2009). Diana
Moreno, “El Estado somos nosotros”: Prácticas organizativas comunitarias de
la zona rural de San Vicente del Caguán- Caquetá, como materialización de la
construcción del Estado local en Colombia. Tesis Maestría. (Bogotá: Departamento
de Antropología. Universidad de los Andes, 2015).
346 Controversia 206
Entre las fuentes que apoyan este libro de Teófilo Vásquez se encuentran,
por un lado, estadísticas demográficas, electorales y del conflicto en la
región; y, por otro, un valioso trabajo cualitativo que consistió en entre-
vistas y talleres en el Caquetá que iniciaron durante la negociaciones de
El Caguán hasta este reciente periodo pos Plan Colombia. Leer el libro
es efectivamente constatar que esta zona no es un territorio vacío pues
las voces de sus pobladores, basadas en memorias de los colonos o en
entrevistas a líderes sociales y políticos, están presentes a lo largo de los
capítulos.
De otro lado, este libro estableció una dialéctica entre la teoría y las
apuestas académicas, lo cual le otorga un valor particular; en ese sentido
es muy valiosa la apuesta interdisciplinar que pone en dialogo estudios
de la Geografía, la Ciencia Política y la Historia. Esto le permite al autor
resaltar la complejidad de los procesos de construcción territorial dentro
4
Sobre territorialidades belicosas: María Teresa Uribe (2001). Sobre identidades
territoriales y conflicto: Clara Inés García (2009). Sobre los análisis subnacionales
de la guerra y el examen de las lógicas de la violencia a nivel local: Stathis Kalyvas
(2010). Sobre estudios de los regímenes, la violencia y la intermediación política:
Charles Tilly (1992).
5
González, F., Bolívar, I. y Vásquez, T. (2003). Violencia política en Colombia: de
la nación fragmentada a la construcción del Estado. Bogotá: Cinep. / Vásquez, T.,
Vargas, A. y Restrepo, J. (2011). Una vieja guerra en un nuevo contexto: Conflicto y
territorio en el sur de Colombia. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.
Vásquez Delgado, T. (2015). Territorios, Conflicto Armado
y Política en el Caquetá: 1900-2010. Bogotá: Uniandes. 347
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nes para el diseño de las políticas”. En El Malpensante, n°30.
Libros y tesis
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del Estado en el Caquetá 1980-2006. (Tesis de Maestría en Estudios Políticos
y Relaciones Internacionales). Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
Vásquez, T., Vargas, A., & Restrepo, J. (2011) Una vieja guerra en un nuevo
contexto: Conflicto y territorio en el sur de Colombia. Bogotá: Pontificia
Universidad Javeriana.
R
Resúmenes de artículos
Resumen de artículos 353
Resúmenes de artículos
Resumen:
Palabras clave: San Vicente del Caguán, La Macarena y Tumaco, paz terri-
torial, gobernabilidades híbridas, conflicto armado, organizaciones sociales.
Abstract:
Key Words: San Vicente del Caguán, La Macarena y Tumaco, territorial peace,
hybrid governabilities, armed conflict, social organizations.
Resumen:
Tomo esta construcción conjunta para mostrar que en los territorios co-
lombianos, la guerra ha significado más que violencia.
“We will no longer be able to leave the doors open”: Territorial Experiences in
the Face of the Current Peace Process in Colombia A look at the El Pato Region
Abstract:
Key Words: Farc-EP, peace accords, peasant communities, everyday life, te-
rritory, El Pato region.
Resumen
adoptan posiciones para enfrentar esta situación que van más allá de la re-
sistencia y la pasividad . Con este fin se describe el caso de las comunidades
rurales de Tumaco, las cuales ilustran que la guerra también tiene legados
“positivos” sobre las organizaciones sociales tales como una gran capacidad
de negociación y adaptación a las normas que ejercen los grupos armados.
Esta experiencia deja en evidencia dos cuestiones de suma importancia
para la actual coyuntura nacional: por una parte, que la guerra, fuera de
todos los llamados legados negativos remarcados por los estudios espe-
cializados (tales como la anomia, desarticulación, desconfianza, etc.),
contribuye en la construcción de una mayor capacidad de negociación e
independencia de los pobladores y sus organizaciones frente a los actores
armados luego de ciclos violentos; y, por otra, que las relaciones entre los
actores armados y los pobladores locales dependen no solo de sus políti-
cas internas, sino también de la población presente y sus formas de apro-
piación territorial. En este sentido, este artículo es una hoja de ruta para
remarcar la necesidad de que la llamada paz territorial debe incluir en ella
la idea de transiciones diferenciadas de acuerdo con el carácter el grupo
armado, así como la población inserta en el territorio.
Abstract:
This paper sets out to show that communities and social organizations
greatly affected by the armed conflict cope with it by adopting stances
other than resistance and passivity. To do this, a case study of Tumaco
rural communities is described. It will exemplify how war times can also
bequeath ‘positive’ aspects on social organizations such as great negotia-
tion skills y and adaptation to rules imposed by armed groups.
358 Controversia 205
Resumen
Abstract:
The article deals with the analysis of a particular modality of the parami-
litary phenomenon in Colombia: The creation of functional, changeable
and situational criminal networks or alliances which foster planning, coor-
dination and committing of serious human rights and IHL violations. This
case study is the paradigmatic political violence process between 1982
and 1997 in the Alto Nordeste Antioquioqueño, which includes the muni-
cipalities of Remedios and Segovia. The characterization and analysis of
paramilitary practices broadens the understanding of the process of con-
formation, expansion and consolidation of the paramilitary structures that
were grouped in the confederation of the United Self-Defense Forces of
Colombia (AUC).
Resumen
Abstract:
When the state expands into territories contested by armed non-state ac-
tors with the goal of pacifying and integrating them into the broader natio-
nal framework, the results are hardly the same across space and time. This
state expansion will often witness a reduction in violence mirrored by an
improvement in order. Quite frequently, however, violence will increase
as order worsens, thus begging the following question: how is the state
able to reclaim control of certain disputed spaces more easily than others?
Resumen
Este artículo tiene como propósito identificar algunos de los enfoques con-
ceptuales y normativos en torno al reclutamiento forzado por los grupos
armados ilegales en Colombia de niños, niñas y adolescentes (NNA), y
para tal efecto se identifican cuatro focos de discusión. El primero abor-
dará el avance normativo internacional sobre este tipo reclutamiento y la
condición de víctima responsable en la normatividad nacional. El segundo
mostrará un enfoque sobre las dinámicas sociopolíticas que fomentaron el
reclutamiento de NNA en Colombia. El tercero presentará la diferencia de
enfoques entre el reclutamiento forzado y el voluntario. En cuarto lugar se
abordará la responsabilidad social sobre los NNA que fueron víctimas del
reclutamiento forzado.
362 Controversia 205
Abstract:
Resumen
Abstract:
In this paper presents some of the most relevant historical facts in the
process of introducing the monoculture of oil palm in the municipality of
Tumaco. From its inception, this process was related to violent acts of for-
ced displacement, threats and persecution of peasants who refused to sell
their lands. As a result, these people sold their land and became farm wor-
kers until the plague that wiped the palm left them out of their jobs. The
monoculture of oil palm in Tumaco motivates the analysis which asserts
that it is not possible to think about the post-conflict within the framework
of the ongoing peace negotiations between the guerrillas and the national
government in Havana while the land of peasants, Afro-descendants and
indigenous people continues being used in the name of development.
Key Words: oil palm, monoculture, agribusiness, African descent, food sove-
reignty, forced displacement, land, collective territory.
Colaboradores 365
Colaboradores
Andrés Aponte
Politólogo e historiador de la Universidad de los Andes, realizó una maes-
tría en sociología en la Esscuela de Altos Estudios (EHESS) en París. Ha
trabajado en temas de conflicto armado, sus dinámicas y lógicas territo-
riales en Colombia. Ha sido investigador del Centro de Memoria Histórica
en los informes de Basta Ya y Campesinos y patronos. También se intere-
sa por temas de reclutamiento y sociología institucional de los grupos ar-
mados, abordando el tema de las políticas internas de reclutamiento. Su
principal interés se centra en la relación entre élites locales y regionales
con las experiencias locales paramilitares de la costa Caribe, para enten-
der sus variaciones internas, problemas de acción colectiva y variaciones
en la llamada parapolítica.
Javier Benavides
Politólogo e historiador de la Pontificia Universidad Javeriana, maestran-
te en Ciencia Política en la Universidad de los Andes. Hizo parte del Equi-
po Conflicto y Estado del Centro de Investigación y Educación Popular
– CINEP y actualmente es investigador del Centro Nacional de Memoria
Histórica- CNMH. Sus temas de trabajo e intereses giran en torno a la
dinámica contemporánea del conflicto armado colombiano y sus diferen-
tes explicaciones en las ciencias sociales, las vicisitudes territoriales del
proceso de paz con las Farc y el papel de las organizaciones sociales en la
política local y nacional. Email: benavidest.javier@gmail.com
Colaboradores 367
Kelly Jiménez A.
Candidata a Magister en Derechos Humanos y Derecho Internacional
de los Conflictos Armados de la Escuela Superior de Guerra. Pregrado
en Filosofía de la Universidad de La Salle. Se ha desempeñado como
coordinadora y como asistente en proyectos con población en situación
de vulnerabilidad, en la Comisión Colombiana de Juristas, la Fundación
Nueva Vida para Todos entre otras. Ha sido docente de Ciencias Socia-
les en educación básica secundaria, en el Colegio Calasanz Femenino y,
actualmente, en el Liceo de la Universidad Católica. E-mail: kellyljime-
nez@yahoo.com.mx
Charles Larratt-Smith
Candidato a doctor en ciencia política de la Universidad de Toronto. Fue
profesor visitante de la universidad de los Andes en Mérida Venezuela
y actualmente es investigador visitante del Centro de Investigación y
Educación Popular (CINEP) en Bogotá, Colombia.
Pensar la paz… solo cuando se tenga la tierra 369
Revista Controversia
Instrucciones para los autores
Instructivo 373
Revista Controversia
Sobre la revista
Proceso de evaluación
Los artículos deben tener entre 5.000 y 10.000 palabras. Se debe añadir un
resumen del artículo, en español y en inglés, de seis a diez líneas, y otro se-
mejante sobre los datos personales (perfil) del autor, que señale sus títulos
académicos, los cargos más destacados que ha desempeñado, su filiación ins-
titucional actual, sus publicaciones recientes más importantes y su dirección
de correo electrónico.
Las reseñas de libros, por su parte, no pueden exceder las 1.200 palabras.
Los textos deben ser presentados en el procesador de textos Word u otro com-
patible. La fuente que se debe usar es Times New Roman, puntaje (tamaño)
12 e interlineado 1,5. El documento debe ser enviado al correo electrónico
controversia@cinep.org.co. Los artículos pueden ser elaborados y firmados
por uno o más autores.
Instructivo 375
Asimismo, el material gráfico debe ser de muy buena calidad. En caso de que
sea material digital, se recomienda entregar archivos con extensiones TIF o
JPG, y una resolución mínima de 300 dpi.
2. Numeración de elementos
Las figuras, tablas, gráficas, ilustraciones, etc., deben estar numeradas de for-
ma independiente según el tipo de elemento, es decir, las tablas deben llevar
su numeración propia (Tabla 1, Tabla 2, etc.), al igual que las figuras (Figura 1,
Figura 2, etc.) y demás elementos, y no debe continuarse la numeración entre
unos y otros. El siguiente ejemplo ilustra mejor cómo debe ser la numeración:
• Correcto: Tabla 1, Tabla 2, Figura 1, Tabla 3, Figura 2, Gráfico 1.
• Incorrecto: Tabla 1, Tabla 2, Figura 3, Tabla 4, Figura 5, Gráfico 6.
3. Citas textuales
Las citas son frases, párrafos o ideas obtenidas de otras obras para respaldar,
argumentar o en determinado caso contrastar lo que está diciendo el autor. Por
regla general, las citas deben ser idénticas al original.
Según la norma APA, las citas textuales de menos de 40 palabras son cortas
y se incluyen en el cuerpo del párrafo entre comillas; por su parte, si superan
esta extensión, deben desplegarse en un bloque independiente del texto, en
376 Controversia 205
5. Notas al pie
Recomendaciones tipográficas
1. Uso de cursivas
Es preferible utilizar las cursivas cuando:
• Se usen extranjerismos o palabras en otro idioma.
• Se haga énfasis en algún término o concepto
• Se nombren títulos de obras completas
2. Uso de la negrita
Se debe restringir a títulos o datos de importancia en tablas o figuras. No es
recomendable usarla para resaltar términos o elementos dentro del texto,
en cambio se puede utilizar la cursiva.
3. Las comillas
En español se utilizan tres tipos de comillas:
• « » latinas o angulares
• “ ” inglesas o altas
• ‘ ’ simples
Se recomienda utilizarlas en los siguientes escenarios:
• En citas textuales de menos de cuarenta palabras
• En términos usados de forma irónica
• Para dar un matiz especial a una expresión
Entonces, Perla refirió: «Yo oí que José dijo “voy a ‘machacar’ las piedras a
puño limpio”. Después de eso me fui».
378 Controversia 205
1. Autoría
2. Confidencialidad
Durante el tiempo que dure el proceso editorial, Controversia tratará los artícu-
los de los diferentes autores como documentos confidenciales, así que no serán
citados o utilizados por ninguna de las personas implicadas en dicho proceso.
Instructivo 379
206
Doscientos Seis
Con el apoyo de