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EDUCACIÓN PROBLEMATIZADORA Y PENSAMIENTO CRÍTICO DE LA REALIDAD

¿De qué manera el enfoque pedagógico problémico y la metodología problematizadora en el


marco del realismo pedagógico, contribuyen a la formación integral de las personas para que
estén en condiciones de aportar soluciones a las problemáticas y a las necesidades de la
sociedad y el país?

JOAQUÍN DARIO HUERTAS RUIZ


La realidad humana es esencialmente problemática, pues requiere que para conocer cada uno de
los aspectos que la componen, se realice un proceso que inicia cuando nos fijamos en aquellos
fenómenos desconocidos o que alteran la percepción habitual que tenemos sobre ellos, por lo cual
se convierten en algo que requiere ser resuelto de la mejor forma posible para que nuestro
entorno responda a nuestras necesidades. En el mismo sentido, las personas, tanto en lo particular
como en el conjunto de la sociedad, encuentran situaciones de diversa índole que reclaman una
atención especial para favorecer la vida en las condiciones mínimas que los derechos humanos y la
espiritualidad indican como dignas para cualquier ser humano. La problematización de la realidad
es entonces un aspecto esencial en nuestro proceso de conocimiento y debería estar presente en
todo proceso educativo, a la vez de ser una habilidad aprendida por todas las personas para
enfrentar la realidad.

¿Cómo podemos definir lo que es un problema? Sabemos que, en el lenguaje común, el término
tiene una acepción moral negativa, como si fuese algo que produce incomodidad y debe ser
resuelto por sus características negativas para las personas. Sin embargo, los diversos sentidos que
podemos atribuir al término nos muestran que la acción de convertir en problema una situación
determinada, no se limita a ser algo con valor moral, sino también implica la necesidad de un
proceso de indagación y conocimiento, en el cual se perfecciona el saber acerca de algo y se
ofrecen alternativas que permiten una relación más adecuada con lo que hemos problematizado.

El quehacer científico es en esencia un proceso de reconocimiento y formulación de problemas o


de dinámicas que implican la problematización de los fenómenos de la realidad. La aplicación del
método científico en una situación determinada, en la que se describe el fenómeno y su contexto,
las diversas variables que lo afectan y se resalta que existen cuestiones que aun no se pueden
explicar o no se comprenden de tales fenómenos, es en esencia un ejercicio de evidencia de un
problema. Para las ciencias humanas, la comprensión de las dinámicas de interacción en los
distintos ámbitos de la convivencia social, se presentan como problemáticas a ser abordadas para
ser conocidas. En el caso de la interacción social, muchos problemas y problemáticas (esto es, el
conjunto de factores que afecta a un grupo social de un modo determinado) requiere acciones
que comprometen a los individuos que hacen parte del grupo social, para poder realizar la
transformación que resuelva la problemática en beneficio de la comunidad.

Es en este sentido, en el de una participación activa de las personas en la transformación de su


entorno, que la educación debe poder proveer de las habilidades necesarias para la observación y
el análisis de la realidad donde sea posible encontrar y enunciar los problemas y problemáticas
que afectan a la sociedad y no le permiten progresar o proporcionar las mejores condiciones para
todos sus componentes. Cabe decir que una problematización de la realidad no solo se queda en
la mera observación o en la enunciación de las cuestiones, exige además la necesidad de plantear
acciones para transformar la realidad efectivamente y actuando en consecuencia.

Son varias las perspectivas pedagógicas que apuestan por una educación donde se aborda una
actitud racional de la realidad: enseñanza para la comprensión, aprendizaje cooperativo, y el
aprendizaje basado en problemas, entre otros. En estas propuestas, el objetivo del aprendizaje y la
enseñanza está en la formación de una actitud critica ante la realidad que aparece como compleja,
cambiante, retadora y que exige compromiso por parte de quien la aborda, la cual se estudia
entendiéndola como un cambio de investigación donde el conocimiento científico está en directa
relación con la realidad misma, a diferencia de perspectivas pedagógicas que consideran el
aprendizaje y la enseñanza como acciones no relacionadas directamente con la realidad, en las
que es prioritaria la apropiación de los fundamentos teóricos para después poder acceder a la
realidad, al cual debería corresponder con los saberes enseñados.

Estos enfoques parten de la realidad, la cual se aborda a partir de preguntas e interrogantes que
problematizan y la convierten en situaciones que requieren un abordaje investigativo en el cual los
problemas no solo ofrecen la oportunidad de ser resueltas, sino que se convierten en
oportunidades de aprendizaje óptimas para que los estudiantes pongan en juego los saberes
adquiridos, sino que son capaces de establecer las relaciones existentes entre la teoría y la
realidad. De este modo, esta perspectiva formativa no solo concierne a la instrucción disciplinar,
pues la realidad no se limita a un conjunto de saberes con los cuales se resuelven algunas
particularidades, que no siempre responden al conjunto de los problemas de la realidad, también
involucra la relación del estudiante y futuro profesional con su realidad, tanto disciplinar como
ciudadana, convirtiéndolo en parte activa y transformadora de su situación vital.

En nuestro contexto particular, las problemáticas que nos afectan requieren que todos estemos en
capacidad de tener una actitud crítica y constructiva frente a la realidad. Muchas situaciones
actuales, ya sean de carácter económico, político y social que generan incertidumbre y parecen no
poder ser resueltas y que reclaman el concurso de los ciudadanos para proveer verdaderos
cambios, no se pueden llevar a cabo sencillamente porque no se ha provisto la formación
necesaria para hacer tal transformación. La educación en el pensamiento crítico, la capacidad para
detectar y evidenciar problemáticas y la posibilidad de generar alternativas de solución es un
deber de la educación en nuestra nación.

En este sentido, el optar por una pedagogía problémica, donde la realidad es el centro del
aprendizaje para obtener una formación integral, con la cual se pueda responder a las necesidades
del contexto y a las oportunidades de aprendizaje posibles para los estudiantes, es una alternativa
viable para alcanzar los mejores resultados del aprendizaje. La educación superior debe estar
propuesta desde una educación problémica para que pueda ser integral y formativa. La USTA se ha
planteado el modelo pedagógico problemático, en una perspectiva de realismo pedagógico, con lo
cual ofrece una posibilidad de formación adecuada a las necesidades de la actualidad.
La propuesta educativa de la USTA se propone como una alternativa de formación para responder
a las necesidades anteriormente enunciadas: si la sociedad requiere de una formación en la que se
busque la trasformación de la sociedad, entonces se hace necesario que la realidad se
problematice y se aborde en términos investigativos, no solo desde un proceder disciplinar, sino
integral, teniendo en cuenta que la realidad se presenta, como una complejidad donde el
conocimiento debe abarcar todas las dimensiones intervinientes pues la realidad es una e
integrada, donde no se distingue la teoría como un discurso evidente que manifieste las cosas
como son, sino como un complejo en el que distintos factores influyen para dar cabida a la vida de
las personas como situación patente que debe ser mejorada en profundidad. El doctor angélico, al
interrogarse sobre la formación, reconoce la necesidad de imponer un principio de prudencia y
análisis de la realidad en el que las acciones se rigen por el beneficio de las personas, implica un
acercamiento a la realidad donde se busca comprender la realidad de forma integral para poder
acceder a la verdad y a la posibilidad de transformación:
El método aplicado por el propio Tomás de Aquino, descrito en la Summa Theologiae, en la
quasteio 47, II-II, art. 8, en el marco de la prudencia, se constituye en un modo de
acceso al conocimiento de la realidad: “Respondo: como ya hemos expuesto (a.2
sed contra), la prudencia es la recta razón en el obrar. Por lo tanto, el acto
principal de la prudencia debe ser el acto principal de la razón en la dirección de
obrar. En ella hay que señalar tres actos: el primero, pedir consejo, que, según
hemos dicho (1-2 q.14 a.1), implica indagar. El segundo acto es juzgar el resultado
de la indagación. Ahí termina la razón especulativa. Pero la razón práctica, que
está orientada a la acción, va más allá, y entra en juego el tercer acto, es decir,
imperar. Este acto consiste en aplicar a la operación el resultado de la búsqueda y
del juicio. Y dado que este acto entra más de lleno en la finalidad de la razón
práctica, se sigue de ello que es el acto principal de la misma, y, por consiguiente,
lo es también de la prudencia.

La formación tomasina entonces propone una educación superior que busca responder a las
necesidades del país, identificando problemáticas que son de interés investigativo y humano,
buscando la promoción de la dignidad de las personas a través de las funciones misionales de la
universidad: una enseñanza que permita reconocer las problemáticas de la realidad, una
investigación que se ocupe de plantear alternativas de solución a tales cuestiones y una
proyección social donde la comunidad educativa tomasina actúa en beneficio de toda la
comunidad.

En este sentido, la educación superior se propone como una formación comprometida con la
realidad, desprovista de las presunciones de objetividad y desinterés planteados por una
perspectiva positivista de la ciencia y de un estado de progreso y bienestar social presupuesto por
un sistema que desconoce la realidad o justifica su injusticia. Paulo Freire, en su obra “La
importancia de leer y el proceso de liberación”, citado por Ortiz (2018, pp. 158 y ss.), indica que la
educación superior no puede ser neutral ni apartada de la realidad en la que se presenta, pues su
misma razón de ser es ser problematizadora y cuestionadora de la realidad, siendo, la más de las
veces, la única voz critica ante el estado de las cosas y con la capacidad de proporcionar visiones
de la realidad y alternativas para la acción transformadora de la realidad:
La neutralidad de la educación, de la cual resulta el entenderla como quehacer puro, al
servicio de la formación de un tipo ideal de ser humano, desencarnado de lo real, virtuoso
y bueno, es una de las connotaciones fundamentales de la visión ingenua de la educación
(Freire, 2011, p. 115).

La relación entre el pensamiento tomista y el propuesto por Freire se evidencia en el compromiso


adquirido por los estudiantes tomasinos para transformar su realidad, manteniendo la larga
tradición iniciada por la orden dominicana en la defensa de la dignidad de las personas a lo largo
de la historia latinoamericana.

Para tal cometido, los estudiantes deben poder leer la realidad y las situaciones que constituyen
una problemática social, sea que esta afecte a los individuos directamente, o que se presente
alguna cuestión que afecte el entorno, como por ejemplo las necesidades de infraestructura o de
tratamiento de algunos aspectos de la salud, entre otras muchas situaciones.

La enseñanza entonces debe incluir una relación entre el conocimiento teórico y la realidad, de
manera que los estudiantes puedan reconocer las necesidades del contexto desde una perspectiva
científica y critica. La apuesta de este tipo de educación, enmarcados en el realismo pedagógico,
plantea que el saber académico no está desligado de los problemas que aquejan a la sociedad,
generando una posición ética y política. Desde la perspectiva de Freire, tanto los estudiantes como
los maestros se convierten en actores del cambio, resignificando el papel de la educación superior
como una forma de ascenso social, para ser una alternativa ética de cambio y mejoramiento de las
condiciones sociales, como propone Freire en su Pedagogía de la autonomía: “Mujeres y
hombres, seres históricamente sociales, nos volvemos capaces de comparar, de valorar, de
intervenir, de escoger, de decidir, de romper, por todo eso, nos hicimos seres éticos. Solo somos
porque estamos siendo.” (Freire 2006, p. 34).

El proyecto educativo de la USTA coindice plenamente con los criterios del pensamiento de Paulo
Freire. Su compromiso de ofrecer profesionales idóneos y críticos de una realidad reconocida
como problemática y necesitada de transformación, donde los egresados se conviertan en líderes
del cambio y en protagonistas del progreso:
Para ello urge la necesidad de crear un nuevo tipo de lideres sociales que, asumiendo la
filosofía social y política de Tomas de Aquino, orienten su praxis hacia la búsqueda del bien
común, tal como se encuentra en las orientaciones de la iglesia, promoviendo a su vez un
laicado debidamente preparado y firmemente comprometido, que analice críticamente y
cuestione el orden social desde las exigencias últimas de la dignidad humana, el respeto
incondicional a los derechos humanos, el compromiso con los valores democráticos y el
cuidado del medio ambiente. (USTA (2010) pág. 22).

Como puede verse, una educación problematizadora, donde la realidad es el eje del proceso de
aprendizaje y enseñanza, no compromete solamente a los contenidos de orden humanístico, sino
también a todas las disciplinas del saber, debería ser el motor de la enseñanza para los estudiantes
y maestros de la USTA.
Finalmente, cabe mencionar que las condiciones cambiantes de la realidad actual, donde no
solamente nos vemos comprometidos con nuestro entorno inmediato, sino también con la
coyuntura mundial, requiere que tanto la institución como los maestros y los estudiantes,
exploremos posibilidades formativas en las que la realidad se convierta en un problema de
investigación y un desafío para el mejoramiento de la sociedad. Si bien se considera el
pensamiento tomista como anclado a su origen medieval, los razonamientos alcanzados por el
Maestro Angélico permean nuestra época, de manera que no nos dejar indiferentes ante los
requerimientos de la realidad sociedad actual, ya sea desde el salón de clases, como en las redes y
en la realidad de los barrios y el campo, donde se necesita el concurso de profesionales idóneos y
críticos para la transformación de situaciones que amenazan la dignidad de las personas.

BIBLIOGRAFIA
Freire, P. (2006). Pedagogía de la autonomía. México: Siglo XXI Editores.

Freire, P. (2011). La importancia de leer y el proceso de liberación. México: Siglo XXI Editores.

Ortiz, F. (2018). Pensamiento crítico y formación docente: retos de la educación superior. En: Lucio
Gil ... [et al.]. Formación docente y pensamiento crítico en Paulo Freire 1a ed. Ciudad Autónoma de
Buenos Aires: CLACSO; México: CRESUR,

USTA (2003) Proyecto Educativo Institucional PEI. 3ª edición. Bogotá.

USTA (2010) Modelo Educativo Pedagógico. Bogotá.

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