Sólo basta observar la segunda mitad del siglo XX y podemos ver con claridad que las juventudes se han manifestado, encontrado y desarrollado diversas modalidades expresivas que han intervenido con mensajes y propuestas el mundo medial y social. El trayecto propuesto por Eisner (1998), dice relación también, con la habitabilidad estructural y espacial (arquitectura y espacio público). Allí es donde el Arte muestra cómo las sociedades han solucionado problemas y necesidades, evidenciando las diferencias (pobreza y riqueza), ocupación territorial y como el constructo hogar-casa, es luego un reflejo de la percepción de la existencia. El Arte y, en especifico, la arquitectura, muestran opciones que las sociedades se han dado en todos los tiempos, generando obras que involucran el espacio habitado, asumiendo con estas estructuras una visión de la sociedad, aún sin que estos constructos sean de importancia y sólo reflejen grupos fácticos de interés reducido. La experiencia que brinda el reconocer este fenómeno posibilitará la construcción de espacios que contengan una mirada diversa y trascendente basada en la percepción colectiva, generando a la vez una colectiva la solución arquitectónica. “no se puede participar en el intercambio con los demás sin aprender, sin obtener un punto de vista más amplio y sin percibir cosas que, de otro modo, se ignorarían. Y no hay, quizá, mejor definición de la cultura que la de considerarla como la capacidad para ampliar constantemente el radio de acción y la precisión de la propia percepción de significados” (pág. 111).