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Educación Popular y Derechos Humanos

La educación es pilar fundamental en la construcción de sociedad, resulta determinante


pues pretende ser albor de conocimiento, pensamiento, relaciones interpersonales,
transformación y “formación” que permita establecer comportamientos y relacionamientos
expresos dentro de la sociedad. La educación tradicional se convirtió en un instrumento y
columna del establecimiento, servil a intereses convenientes a una sociedad desigual,
inequitativa, a un tipo de sistema económico imperante, respondiendo a las demandas de
este, más allá que a las necesidades reales de quienes asisten a educarse. Contrario a
ello, la educación Popular es indispensable en la concepción de nuevas maneras de
aprender y enseñar, una construcción distinta que parte de la realidad para volver a ella y
transformala, donde es importante hablar de comunidad, pensamiento crítico, de vida
digna, de sentipensar. Y en esa lógica resulta aliada de los derechos humanos.

Referirse sobre educación popular, implica hablar de una nueva, o nuevas pedagogías
sustentadas desde definiciones colectivas, que implican amplio conocimiento del contexto
social, económico, político por parte de los participantes. En esa medida es también un
proceso que cuestiona, lo dado, que reinventa, que propone y que se desprende de
definiciones anteriores.

Freire (1968) afirma:

Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras sino a decir su palabra, creadora


de cultura. La cultura de las letras tiñe de conciencia la cultura; la conciencia
historiadora auto manifiesta a la conciencia su condición esencial de conciencia
histórica. Enseñar a leer las palabras dichas y dictarlas es una forma de mistificar
las conciencias despersonalizándolas en la repetición-es la técnica de la
propaganda masificadora. Aprender a decir su palabra es toda la pedagogía, y
también la antropología. (pág. 14).

Freire hace cuestionamiento directo a la educación tradicional, que se limita a que todo
sea aprendido de memoria y plantea “aprender a decir su palabra” como toda la
pedagogía. En esa medida el pensamiento, la posibilidad de decir por sí mismos, de
manifestar con autonomía desde la palabra. Por eso se plantea pedagogía de la
autonomía, que gesta unos saberes que permiten hacer realidad la educación popular,
seguir construyéndola, vivenciándola y en esa medida hacer una reflexión crítica, y
propuestas educativas con relevancia comunitaria. Estos saberes necesarios para la
práctica educativa que menciona Freire en su libro pedagogía de la autonomía, son
instrumentos que permiten generar procesos de educación popular, que son vitales para
la reflexión y posterior práctica.

Dentro de los saberes necesarios en la práctica educativa mencionados por Freire,


mencionare específicamente algunos que permiten de mejor manera, (como ejemplo)
establecer como desde la educación popular hay una defensa de los derechos humanos
de manera más incisiva que en otros procesos educativos.

Conciencia del inacabamiento, que reconoce al ser humano dentro de sus posibilidades,
el valor de su vida, de lo que puede transformar, de su paso por el mundo, sin imposición
de destino. Así, Freire (2004) dice:

Ya no fue posible existir salvo estando disponible a la tensión radical y profunda


entre el bien y el mal, entre la dignidad y la indignidad, entre la decencia y el
impudor, entre la belleza y la fealdad del mundo. Es decir ya no fue posible existir
sin asumir, el derecho o el deber de optar, de decidir, de luchar, de hacer
política( p. 25)

Construir saber desde el reconocimiento del ser humano y su capacidad de decidir, de


existir desde sus perspectivas, “entre dignidad e indignidad “, dice, ya no fue posible
existir sin asumir. Los derechos humanos contemplan, el derecho a la vida, la libertad y a
la seguridad de su persona, Existir: ser-hacer, optar luchar, participación en la vida civil y
política en condiciones de igualdad y que no si no están esas condiciones son buscadas,
deben ser buscadas. Generar consciencia, hay una conciencia individual que va gestando
conciencia colectiva. Otro saber, es el que enseñar exige respeto a la autonomía del ser
educado, esto rompe el paradigma de que el maestro es el único que sabe, que es quien
manda, que la obediencia no se centre en relaciones de poder, respetar la autonomía es
reconocer su libertad de opinión y expresión, es que no sea discriminado de ninguna
manera. Enseñar exige humildad. Tolerancia y lucha en defensa de los derechos de los
educadores, este saber es preciso, habla de tolerar y eso tiene que ver con la otredad, la
capacidad de poder reconocer al otro en sus diferencias, lucha de los derechos como algo
vital que tiene incidencia colectiva.

Construir educación popular es partir del conocimiento de la gente, de los y las


participantes, conocer su entorno, no entender la pedagogía popular como un manual sino
que se nutre a partir de la constante interacción entre el educador y quienes participan en
ese proceso de educación comunitaria. “El diálogo de saberes como una manera de
reconocer y potencializar las formas de hacer propias de las comunidades: sus
expresiones culturales, sus prácticas ancestrales, su música, sus modos de narrar, de
vestir, de cultivar la tierra e incluso de amar”. (P. 22) la educación popular incentiva y
potencia el empoderamiento de quienes participan en ese proceso, permite el
fortalecimiento de las comunidades, la defensa de sus derechos a partir del
empoderamiento y el reconocimiento de sus necesidades. Esto fundamental en la defensa
de los derechos humanos, del buen vivir, de la dignidad de las comunidades.

En mi experiencia como trabajadora social he podido evidenciar como es fundamental


conocer el entorno por ejemplo de los niños y niñas que han llegado a vivir en el bienestar
familiar, comprender y entender cuál será el objetivo del proceso educativo con ellos,
cuáles son sus necesidades, desde un diagnostico real, reconocer lo que ellos y ellas
saben, explorar desde sus emociones, sentires, deseos y construir una apuesta colectiva
que permita transformar la vida de esos niños y niñas.

Así mismo en el trabajo en las comunidades, conocer cuáles son sus necesidades
prioritarias, cual es la apuesta colectiva y política de esa comunidad, que la puedan
construir, empoderarse, dialogar, evidenciar, conocer, hacer, sentipensar sus territorios y
lo que en ellos desean.

“al final no nos preguntaran que hemos dicho sino que hemos hecho”.

La práctica llevara a la reflexión más completa que la inicial que es solamente desde una
teoría. La educación popular, permite la defensa de los derechos humanos, permite
entender la realidad social, económica, política y no quedarse de brazos cruzados sino
poder transformarla, desde pequeñas acciones que siguen fortaleciendo las comunidades
y sus sueños, permite desaprender y seguir explorando.
Bibliografía

Freire, P., (2004). Pedagogía de la Autonomía. Sao Paulo, Brasil. Paz e Terra SA.

Freire,P.,(1968). Pedaogía del oprimido. Recuperado de


http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/general/Freirepedagogiadeloprimido.pdf

Cendales, L., (2016). Pedagogías y metodologías de la educación popular. Bogotá D. C.,


Colombia. Ediciones desde abajo.

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