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De acuerdo a lo planteado por Herrera (2017, p. 4), “la investigación cualitativa podría
entenderse como una categoría de diseños de investigación que extraen descripciones a partir
de observaciones que adoptan la forma de entrevistas, narraciones, notas de campo,
grabaciones u otros artefactos”. De este modo, los estudios de este tipo se sustentan en la
descripción oral o escrita de las conductas que el investigador observa y que plasma en
diferentes medios o recursos de recogida de información.
La elección del tipo de diseño cualitativo depende de manera directa de las preguntas
generadoras, de la situación en torno a la cual se circunscriben y del nivel de profundidad con
que el investigador decida abordarla, pudiendo ser narrativos, fenomenológicos, etnográficos,
estudios de casos, de teoría fundamentada e investigación-acción.
Conforme expresan Colmenares y Piñero (2008, p. 6) citando a Restrepo (2005), “este tipo de
investigación la emprenden personas implicadas en una actividad colectiva en procura del
bienestar común, es una práctica reflexiva en la que la teoría y la práctica interactúan a fin de
propiciar cambios apropiados en la situación estudiada”.
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Se trata de un proceso sistemático, que propugna la creatividad y criticidad de los docentes
para el análisis y la reflexión en torno a los sucesos del quehacer educativo, es decir, para
observar, analizar, reflexionar lo que ocurre en el aula de clase y diseñar e implementar
soluciones factibles a los problemas que surgen de la misma práctica, a partir de su
experiencia.
La investigación-acción acerca a los actores del quehacer educativo de este centro a la realidad
en que se desarrolla el proceso enseñanza-aprendizaje en el Nivel Secundario, estableciendo
un vínculo entre los conceptos, los procedimientos, las acciones y la reflexión, para trazar
pautas de mejora en la enseñanza y convertir a los educandos en agentes activos de su propio
aprendizaje. Por tratarse de una investigación acción participativa, también se trata de un
estudio descriptivo y longitudinal.
Martínez, Ruiz, Galindo y Galindo (2015, p. 60) citando a Kemmis y Mc Taggar (1988),
plantean que “la investigación acción beneficia en tres aspectos: la mejora de la práctica, una
mejor comprensión de la práctica y la mejora de la situación donde se lleva a cabo la práctica”.
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El modelo asumido para el estudio fue propuesto por Kemmis (1989), elaborado para aplicarlo
en la enseñanza e integrado por cuatro fases interrelacionadas: planificación, acción,
observación y reflexión. Es un proceso cíclico y repetitivo que gira en torno a la autorreflexión
y la acción, tal como se muestra en el gráfico mostrado a continuación:
Fuente: McTaggart y Cols (1982) en Martínez, Ruiz, Galindo y Galindo (2015, p. 61).
Se eligió este modelo, dado que sus fases se corresponden con lo pretendido por los
promotores del proyecto.
En este orden, se partió de un diagnóstico inicial sustentado en la observación, que sirvió para
identificar y formular el problema y definir los objetivos de la investigación. Posteriormente,
se recolectaron y analizaron los datos pertinentes, para planificar la propuesta de intervención
y ejecutarla. En su fase final, se evaluaron los resultados y se tomaron las medidas de lugar
para valorar la asertividad de su implementación.
Para Gil (2016, p. 9), “el concepto técnica de recogida de información engloba todos los
medios técnicos que se utilizan para registrar las observaciones o facilitar su tratamiento,
como: observación, entrevistas, cuestionarios, pruebas objetivas y tests, técnicas grupales y
sociométricas y análisis de documentos”.
Según se cita, las técnicas se refieren a la diversidad de instrumentos que el investigador puede
utilizar para recolectar los datos que permitan lograr los objetivos pretendidos en
correspondencia con el método implementado. Entre tanto, los instrumentos son las
herramientas o medios construidos por el investigador para lograr un propósito específico.
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observación ha de asentarse de manera reflexiva todas las incidencias del proceso. En el
momento inicial esta guía puede no estar muy estructurada, pero puede ir perfeccionándose en
la medida que avanza el proceso y el investigador identifica los elementos en los que debe
enfocarse.
La entrevista: según expresa Herrera (2017, p. 15), “es una técnica en la que una persona
(entrevistador) solicita información de otra o de un grupo, para obtener datos sobre un
problema determinado. Presupone, pues, la existencia al menos de dos personas y la
posibilidad de interacción verbal”.
Para el estudio se diseñaron entrevistas semiestructuradas que fueron aplicadas a los maestros
y a los estudiantes en diferentes momentos. Antes de iniciar el proyecto para recabar sus ideas
y percepciones en torno a la problemática y al finalizar el plan de acción para validar su
efectividad, puesto que como protagonistas del proceso son los más aptos para pronunciarse al
respecto.
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panorama general de la problemática. En este estudio, se aplicaron para corroborar la situación
manifestada en la observación.
Registros y materiales curriculares: para Gonzalvo, Molina y Devís (2018, p 305) “son
herramientas que sirven al profesorado en el proceso de enseñanza como mediadores entre el
currículum y la práctica educativa y que representan un vínculo con las teorías curriculares”.
De tal forma, permiten conocer los antecedentes y situaciones que se han suscitado en el
ambiente áulico, posibilitando que el investigador planifique su línea de acción sobre la base
de precedentes claros y pueda tomar medidas preventivas para garantizar la continuidad del
plan.
En este estudio, estos materiales permitieron asociar los contenidos curriculares con las
aplicaciones móviles que faciliten en mayor medida su aprendizaje, evitando distracciones en
el proceso. También, se pudo dar seguimiento a los resultados del proyecto a lo largo de su
desarrollo, puesto que se reflejaron en la calidad de los aprendizajes de los estudiantes. Por
tanto, dentro de los materiales curriculares empleados se citan los libros de texto, unidades
didácticas, fichas de sesiones, entre otros.
Fotografías y audiovisuales: a juicio de Chaves (2010, p. 182), “las fotografías expresan una
idea, un acontecimiento para mantener una comunicación, incluso para compartir una
experiencia. Es un recurso comunicacional que prevalece ante cualquier otro tipo de
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manifestación narrativa”. Entre tanto, Barros y Barros (2015), conciben los audiovisuales
como aquellos medios de comunicación social que tienen que ver directamente con la imagen,
como la fotografía y el audio. Se refieren a medios didácticos que con imágenes y
grabaciones sirven para comunicar mensajes específicos. (p. 27)
Constituyen la forma de registro de información del trabajo de campo más idónea en los
momentos actuales, al capturar los hechos tal y como suceden, pudiendo analizarse de manera
repetitiva para profundizar en sus causas y consecuencias. En este estudio se utilizaron las
fotografías y los videos para registrar las incidencias en los diferentes encuentros realizados
para concretar el plan de acción.
Listas de cotejo: Tobón (2017, p. 65) las describe como “instrumentos para evaluar productos
de desempeño determinando el cumplimiento o no de determinados indicadores. Son sencillas
de aplicar y solamente debe hacerse un chequeo para determinar si se presentan o no los
indicadores en una determinada evidencia”.
Se diseñó una lista de cotejo para valorar la efectividad de la propuesta una vez fue presentada
e implementada, la cual fue completada por los docentes del área de Lengua Española.
Rúbrica: Vilchez y Perales (2018, p. 27) conciben la rúbrica como “el instrumento de
evaluación que permite determinar el nivel de logro o desempeño en la resolución de
problemas de contexto, relacionando una serie de indicadores con descriptores y niveles de
dominio”.
En esta investigación acción se diseñaron rúbricas para medir el nivel de dominio logrado por
los participantes en las intervenciones respecto a las aplicaciones y el diseño de actividades
integrándolas.
En cuanto al análisis de los datos recolectados, se trata de un proceso permanente, puesto que
la naturaleza de la investigación acción implica que la recolección y análisis ocurren en
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paralelo. De manera que, en esta fase se le proporciona una estructura que facilite su
comprensión.
Hernández, Fernández y Baptista (2014, p. 202) expresan que “la validez se refiere al grado en
que un instrumento mide o valora realmente la variable o elemento que analiza”. De este
modo, los autores indican que la información presentada en la investigación ha de ser
verosímil, es decir, las observaciones y datos obtenidos en el proceso investigativo han de
ajustarse a la realidad como la perciben los informantes claves u otros investigadores.
Por lo antes expuesto, todas las informaciones contenidas en una investigación deben ser
objetivas, válidas y confiables, para lo cual los instrumentos, herramientas y técnicas
utilizadas para su recolección han de ser evaluados a fin de determinar y garantizar su
objetividad evitando que los investigadores interpreten de manera subjetiva los datos
proporcionados por los informantes claves y/o manipulen los hallazgos obtenidos.
Para satisfacer estas condiciones, los investigadores deben mostrar un manejo ético de los
datos y comprobar la validez y confiabilidad de todos los instrumentos de recolección de datos
empleados previa a su aplicación.
Para que los instrumentos utilizados en el estudio poseyeran la validez requerida, fueron
validados a través de la técnica Juicio de Expertos, es decir, revisados por especialistas en
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Metodología de la Investigación y Gestión de la Tecnología, para que hicieran las
observaciones y sugerencias de lugar que posibilitaron el logro de los objetivos pretendidos en
la investigación acción. Dichas observaciones se hicieron efectivas antes de su utilización
definitiva.
Como lo indican Hernández, Fernández y Baptista (2014, p 198), “el proceso de recolección
implica elaborar un plan detallado de procedimientos que conduzcan a reunir datos con un
propósito específico”. De este modo, los datos recolectados han de satisfacer los objetivos
generales y específicos propuestos en la investigación.
A partir de lo expuesto, el proceso de obtención de la información se organizó de la siguiente
forma:
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1º. Los sustentantes identificaron, elaboraron fichas y organizaron las fuentes bibliográficas y
webgráficas que tratan el tema.
2º. Solicitaron los permisos pertinentes para la realización del trabajo de campo requerido,
para lo cual se visitó al Director del Politécnico Salesiano Arquides Calderón, al Coordinador
del Técnico Profesional y a los docentes del área de Lengua Española del centro.
3º. Se revisó el plan del centro que contiene los datos institucionales para definir el marco
contextual de la investigación.
4º. Se realizaron las observaciones e inició el estudio de campo, para lo cual se realizaron
visitas programadas a la institución, en procura de recolectar los datos primarios que dieran
respuesta a los objetivos de la investigación.
5º. Una vez recolectados todos los datos necesarios se procedió a su análisis objetivo y diseño
y ejecutó el plan de acción, con miras a instruir, motivar e inducir al uso de aplicaciones
móviles como parte integral del proceso enseñanza aprendizaje del área de Lengua Española.
Hernández, Fernández y Baptista (2014) consideran que los propósitos centrales del análisis
cualitativo, son:
1) Explorar los datos;
2) Imponerles una estructura (organizándolos en unidades y categorías);
3) Describir las experiencias de los participantes según su óptica, lenguaje y
expresiones;
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4) Descubrir los conceptos, categorías, temas y patrones presentes en los datos, así
como sus vínculos, a fin de otorgarles sentido, interpretarlos y explicarlos en función
del planteamiento del problema;
5) Comprender a profundidad el contexto que rodea a los datos;
6) Reconstruir hechos e historias;
7) Vincular los resultados con el conocimiento disponible y,
8) Generar una teoría fundamentada en los datos. (p. 418)
Los propósitos antes citados se lograron de forma paulatina, dado que el proceso de
investigación acción responde a varias fases que se desarrollan de manera secuencial y
repetitiva, las cuales responden a las necesidades del equipo investigador.
Concluidas las fases de acción y observación, se realizó un análisis descriptivo de todos los
datos obtenidos, el cual sirvió de base para proceder a la triangulación de los objetivos que ha
de materializarse en la fase de reflexión del estudio. Concretada esta fase se presentaron los
resultados de mejora para todos los implicados en la investigación.
Para Hernández (2016, p. 45), “el cronograma o diagrama de Gantt es una herramienta
utilizada en la planificación de procesos. Su función es desglosar las tareas que hay que
realizar, las fechas, las personas responsables y otra información relevante”.
De acuerdo con lo planteado por este autor, el cronograma es un instrumento que permite
organizar las acciones a realizar en proyecto de manera secuencial a partir de una fecha inicial
hasta su fase final, asignando límites temporales y niveles de responsabilidad. Puede
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Actividades realizadas