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El presente documento borrador tiene por objeto presentar una propuesta de Plataforma Política
para el Movimiento Marcha Patriótica Nacional.
La Marcha Patriótica aspira a ser una expresión organizada del movimiento real de las resistencias y
luchas de los sectores sociales y populares, que cotidianamente en todos los rincones del país, en
forma heroica y pese a las adversidades, actúan por una patria grande, digna y soberana.
La Marcha Patriótica concibe su quehacer cotidiano en cooperación y solidaridad con todas las
fuerzas políticas y sociales comprometidas con las transformaciones democráticas políticas,
económicas y culturales que requiere la sociedad, y busca contribuir a la más amplia unidad del
pueblo colombiano en desarrollo de ese propósito.
La Marcha Patriótica propugna por la solución política al conflicto social y armado, entendida como
un proceso tendiente a superar -a través del diálogo y la negociación, y con las más amplia
participación social y popular y de todos los estamentos interesados de la sociedad- las causas y
factores económicos, políticos y sociales que explican la existencia de la confrontación armada, y
generan que ésta se continúe prolongando en forma indefinida.
Tal bloque será igualmente expresivo de todas las experiencias de construcción de poder desde abajo.
Asimismo, de la confluencia unitaria con todos los demás procesos políticos y organizativos, que
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compartan los propósitos de esta plataforma o que manifiesten su voluntad y disposición de
discutirlos o de formular nuevos, con miras a lograr la unidad del pueblo colombiano. La construcción
de un nuevo bloque histórico de poder deberá ser conducente a la redefinición del modo de
producción y de vida, a la transformación estructural del Estado, la economía y de la cultura.
La Marcha Patriótica propugna por una organización democrática del Estado, que supere en forma
definitiva el carácter autoritario del régimen político, sus actuales configuraciones criminales y
mafiosas, así como su agencia reiterada de intereses imperiales y transnacionales. La organización
democrática comprende todos los poderes públicos, incluidas las fuerza militares y de policía;
igualmente todas las instituciones e instancias del aparato estatal comprometidas con el diseño y la
ejecución de las políticas públicas. Éstas, además de ser expresivas de los intereses de las mayorías
sociales y populares, deben estar concebidas para resolver sus principales necesidades políticas,
económicas, culturales y sociales.
La Marcha Patriótica busca la superación estructural del modelo neoliberal, en particular, de su forma
actual de economía de explotación intensiva y depredadora de los recursos naturales, energéticos,
minerales y de biodiversidad, a favor de corporaciones transnacionales y de un puñado de grupos
económicos locales. La Marcha propiciará el desmonte del régimen de protecciones e incentivos
extremos de todo tipo concebido para favorecer a ese empresariado capitalista. La Marcha aboga por
una desfinanciarización de la economía, estos es, por la superación de la creciente dependencia de las
economías domésticas, de las actividades productivas y de la propia actividad estatal, de las
dinámicas especulativas del capital financiero transnacional y local. La Marcha propone el
fortalecimiento del aparato productivo, industrial y agrario, con miras a propiciar nuevas condiciones
para garantizar la soberanía económica, en especial la soberanía alimentaria, y la atención de las
necesidades de las mayorías sociales y populares.
La Marcha Patriótica lucha por el establecimiento de un orden material del derecho, basado en la
garantía efectiva de los derechos políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales para las
mayorías sociales y populares, desde una concepción de integralidad e indivisibilidad de los derechos,
con un enfoque de género, diferencial, intercultural y pluriétnico. De manera especial, la Marcha
declara su compromiso con los derechos de las mujeres, de los niños y los jóvenes, de las
comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas; asimismo de la comunidad LGBTI.
La Marcha centra su atención en los derechos que comprometen las condiciones materiales de vida y
existencia de la población, en especial los derechos al trabajo, la educación, la salud, la seguridad
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social, la vivienda, la cultura, la recreación y el deporte; propugna por su desmercantilización y
demanda la plena responsabilidad del Estado sobre principios de universalidad, gratuidad y debida
atención, acompañada de la correspondiente disposición de recursos públicos.
La Marcha Patriótica busca una transformación estructural de las condiciones de trabajo y de ingreso
de las mayorías sociales y populares, en campos y ciudades, con miras a su dignificación y
humanización. En ese sentido, aboga por la superación definitiva de todas las formas contractuales,
laborales, civiles y comerciales, que contribuyen a su precarización y propician la informalidad,
mediante el establecimiento de un régimen de derechos laborales individuales y colectivos que
garantice y materialice el trabajo digno y el buen vivir de la población.
La Marcha Patriótica acoge las exigencias y reivindicaciones de las víctimas de la violencia estatal y
paramilitar, y del conflicto armado interno, por la verdad, la justicia, la reparación integral, las
garantías de no repetición, y la reconstrucción de la memoria. Igualmente, asume como suyas las
demandas de la población expropiada y desplazada por la restitución de sus tierras y demás
propiedades, la indemnización por el no usufructo, y el establecimiento, producido el retorno, de
condiciones dignas de vida, trabajo y existencia. En ese sentido, la Marcha señala la plena
responsabilidad del Estado en la materialización de esas demandas, así como la correspondiente
disposición de recursos públicos para hacerlas efectivas.
La Marcha Patriótica plantea la necesidad de una reforma urbana integral, que garantice el acceso y
la preservación de una vivienda digna para las mayorías sociales y populares, y supere en forma
definitiva el sometimiento de las poblaciones urbanas a la dinámica especulativa del capital
financiero, en especial del comprometido con el negocio de la vivienda.
La Marcha defiende una organización democrática de la ciudad, del gobierno y del espacio urbanos;
se opone, por tanto, a toda producción del territorio que se fundamente en la segregación y la
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discriminación socioeconómicas, y conciba la ciudad en términos de mero alistamiento para los flujos
del capital y de la producción. En ese sentido, defiende un ordenamiento urbano que garantice el
acceso y el disfrute de servicios públicos domiciliarios y de transporte, así como de los derechos
necesarios para proveer las condiciones del buen vivir de las mayorías sociales y populares.
La Marcha Patriótica declara la defensa de la tierra y del territorio como una prioridad y reafirma su
decisión de luchar por una producción social del territorio que dé cuenta de los intereses de la
mayoría de la población rural y, en especial, de las comunidades campesinas, indígenas y
afrodescendientes. La Marcha se afirma en la necesidad de una reforma agraria integral, que además
de democratizar la propiedad, evitando su concentración y centralización, genere las condiciones para
garantizar la soberanía y la seguridad alimentarias, así como el buen vivir de la población rural.
La Marcha se opone a usos del suelo que tengan como propósito la explotación intensiva y
depredadora de los recursos naturales y de biodiversidad, y su entrega a las transnacionales;
acompaña todos los movimientos socioterritoriales que se oponen a esos propósitos, asume como
suya la defensa de los territorios de las comunidades y los pueblos indígenas y afrodescendientes,
apoya irrestrictamente los procesos de zonas de reserva campesina, y respalda toda iniciativa hacia
una producción autónoma y autogestionaria del territorio.
La Marcha Patriótica tiene el firme propósito de luchar por la reapropiación social de la riqueza
expresada en bienes públicos y comunes, con miras a transformar estructuralmente las condiciones
de producción y de distribución de la riqueza, a garantizar su usufructo para un mejoramiento de las
condiciones de trabajo y del buen vivir de las mayorías sociales y populares.
Tal redefinición se encuentra en la promoción del valor de uso sobre el valor de cambio; en la crítica a
la cultura consumista y a la producción del desperdicio; por tanto, en la superación de las condiciones
de mercantilización extrema imperantes en la sociedad.
La Marcha apoya las formas de organización de la política y del poder producidas por los sectores
sociales y populares a través de cabildos, procesos constituyentes locales, o juntas y asambleas
populares; también aquellas de las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes. En todas
ellas aprecia la potencia popular para el ejercicio de la política y del poder. La Marcha apoya y
promueve procesos de construcción de economías de alternativas y de resistencia, y de todas
aquellas formas creadas por sectores populares, que poseen referentes distintos al de economías de
lucro y de explotación del trabajo humano.
La Marcha Patriótica propugna por una transformación cultural del modo de vida impuesto por el
neoliberalismo. En contraposición a la exaltación del individualismo y la competencia a todo precio, la
Marcha tiene como referente los valores de la solidaridad, la cooperación y la fraternidad. Su
propuesta es esencialmente humanizadora, humanista y descolonizadora. De manera particular, la
Marcha considera necesaria una redefinición del proceso educativo, en todos sus niveles y
modalidades sobre la base de la promoción de pedagogías para la emancipación.
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