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I.
Si bien este dualismo mutó con el tiempo y la tensión de fuerzas históricas en cuanto a su
contenido, nunca lo hizo en cuanto a su forma: el mundo inteligible de las ideas/ mundo
sensible de la apariencia devino mundo divino/mundo terrenal (en el Medioevo), para luego
reconvertirse en la Modernidad en razón/fé.
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Como por ej. la pregunta por el conocimiento (Descartes) o la conformación de la sociedad
civil y política (Contractualismo) Es decir que el sujeto o la razón son el punto de apoyo, último
fundamento, última verdad que sostiene a la Modernidad.
que encubren o (De hecho en el
tergiversan esa Verdad2. Medioevo el cuerpo
era considerado la
cárcel del alma. Había
que someterlo para
purificar el alma)
A esta tradición llamada metafísica occidental se le opuso otra línea de pensamiento muy
tardíamente reconocida que se inicia con los Sofistas, a los que podríamos llamar antecesores
de l@s abogados/abogadas. Los sofistas nacieron al calor de la democracia ateniense (siglo V
AC) como maestros en el arte de la retórica, la persuasión y la argumentación. Muy
“atacados” por Platón ya que entendían que “el hombre3 era la medida de las cosas”. Por ende
cuestionaban la noción de una verdad más allá del mundo humano. Discutían la idea de una
verdad absoluta.
Esta tradición de los sofistas fue retomada por un autor muy polémico y a la vez fundamental
para la filosofía que fue F. Nietzsche. Investido por Ricouer como uno de los filósofos de la
sospecha junto a Freud y Marx. En “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral “Nietzsche
escribe: “¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias,
antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido
realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un
prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son
ilusiones de las que se ha olvidado que lo son…”
Sofistas--------Nietzsche-------Foucault
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Noten que la verdad está aquí en la esencia. Es como cuando decimos “Parece una cosa pero
en realidad es otra”. Este tipo de expresiones coloquiales muestran cómo esta tradición
llamada metafísica occidental que entiende que existe una Verdad y que se trata de
descubrirla ha forjado el pensamiento en Occidente.
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En el sentido de lo humano.
En “Verdad y poder” Foucault señala: la verdad es de este mundo. Cada sociedad tiene su
régimen de la verdad, su política general de la verdad. ¿Qué es esto? No el conjunto de
cosas verdaderas sino:
a) Los tipos de discurso que una sociedad acoge y hace funcionar como verdaderos.
b) Los mecanismos y las instancias para distinguir lo verdadero de lo falso.
c) Las técnicas y los procedimientos valorizados para obtener la verdad.
d) El estatuto de aquellos/as que están autorizados a decir qué es lo que funciona
como verdadero.
No hay entonces verdad sin poder. Es más hay un combate por establecer el régimen de
verdad o política general de la verdad.
II.
En “La verdad de la verdad judicial” un jurista español muy cercano a nuestro grupo de
investigación, José Calvo Gonzalez (juez de Málaga) aborda la pregunta por la verdad judicial
utilizando una corriente de gran impacto en el movimiento crítico llamado Derecho y
Narración.
Allí la autora señala que tanto la realidad social como la verdad están socialmente construidas,
es decir, son el resultado dialógico (más de una lógica/ más de una lengua) de la interacción
humana. No fenómenos o cualidades metahistóricas y metahumanas sino una establilización
siempre precaria, de acuerdos (yo diría también disputas) acerca del sentido de ciertas
conductas, del valor de determinadas prácticas de la virtud de algunas instituciones.
Quiero que entiendan la enorme fuerza discursiva y performativa que posee el derecho. El
derecho, conforma representaciones, dota de legitimidad a la palabra y sobre todo construye
realidad social a través de ciertas ficciones jurídicas como por ej la cosa juzgada. A la vez que
se trata obviamente de un discurso intervenido por esa realidad. Ficción jurídica no implica
algo que es “falso” sino que se trata de una herramienta jurídica de larga data que forma parte
de la llamada “ars iuris” (arte jurídico) conjuntamente con las presunciones. Las ficciones
posibilitan sortear jurídicamente obstáculos que la naturaleza impone, como por ej: la muerte
civil. La persona está biológicamente viva pero el derecho hace como si estuviese muerta.
(Autores que trabajaron las ficciones jurídicas: Vahinger, Marí, Yan Thomas, para aquel/aquella
que le interese en un futuro investigar el tema comunicarse conmigo).
Desde esta perspectiva ni la realidad está dada, ni la verdad se descubre. Sino por el contrario
son el resultado de complejas operaciones que se materializan en diferentes prácticas de las
que el derecho forma parte, junto con otros discursos sociales en un proceso permanente de
asignación de sentido a un mundo que no es homogéneo ni admite una lectura única.
Esto quiere decir que hay asignación de sentidos a normas y hechos. Recuerden Gadamer. En
la articulación, en el cruce de este proceso hermenéutico, que puede darse de diversas
maneras, está la verdad que el derecho produce.
Es importante subrayar que las decisiones judiciales que versan sobre derechos fundamentales
tienen implicaciones simbólicas que trascienden a los involucrados ya que a través de esa
decisión se está construyendo una cierta visión del pasado.
Los dispositivos genocidas, para hacer mención a un tema que aún sigue lastimando los
cuerpos y a la sociedad toda, no se agotan en su realización material sino que se perpetúan en
su reconstrucción y representación simbólica y narrativa. De allí lo importante de la palabra
jurídica frente a los negacionismos. De hecho, hay Estados en donde el negacionismo
constituye un delito penal. Algo para continuar pensando….